Vol 4. Nº 1. 2004 - Asociación Española de Neuropsiquiatría

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Guillermo Rendueles Olmedo
pegajosidad-explosividad un proceso neuronal.
Los nuevos modelos neuropsicológicos
auguran igual destino a muchas enfermedades
psiquiátricas. 13 (e)
De la misma forma que la astronomía
popular describe el giro del sol alrededor de
la tierra, los pacientes y los psiquiatras no
pueden traducir al lenguaje intencional
unos procesos cerebrales que se generan
muy lejos de esa especie de Neurona
Pontificia que parece ordenar la puesta en
marcha de una acción agresiva de la que se
burla con justicia Damassio 14 . Efectivamente
no hay ningún Teatro Cartesiano donde un
homúnculo toma conciencia de sus deseos
agresivos, los evalúa en función de la situación
y actúa según su temperamento sino un
pandemonium de sistemas neuronales automáticos
y semiconfederados, inaccesibles a
la conciencia ni siquiera a posteriori de la
acción y con escasa subordinación a los centros
del lenguaje.
Por todo ello respecto a la agresividad el
discurso psicológico opera con unos criterios
de Psicología Popular muy similares al
marino que navega afirmando para fines
prácticos en su mapa una astronomía ptolomeica
que combine la inmovilidad de la
tierra y el movimiento de las estrellas en derredor
aún a sabiendas de lo falso de su esquema
por su funcionalidad para navegar.
Las conductas agresivas son casi siempre la
expresión de unos sucesos determinados en
unos centros cerebrales absolutamente
sordos y mudos a la conciencia, que disparan
como un servomecanismo los impulsos
agresivos a los que solo a posteriori podemos
atribuir conciencia y voluntariedad.
Uno de los pacientes más famosos de la
nueva neuropsiquiatría- Elliot- estudiado por
Damassio y Tranel 15 que hubiese sido calificado
antaño como un caso de perversidad
postraumática por sus conductas antisociales
mientras conserva las funciones cerebrales
intactas es recalificado como un paciente
con anosognosia parcial El paciente es alguien
que se comporta agresivamente ,descuida
su trabajo o es incapaz de reaccionar
con miedo al peligro de conducir por carreteras
heladas, mientras responde con total
normalidad en la entrevista y en los test habituales
o que incluso aporta a posteriori
“razones” para dichas conductas. El déficit
neurológico de estos pacientes, puesto de
manifiesto por las nuevas técnicas de visualización
pero invisibles para ellos y para la
observación con psicometría estándar, consiste
en que su cuerpo carece de los marcadores
cerebrales que señalan el riesgo y
frenan los impulsos auto o hetero agresivos.
UN MODESTO LUGAR
PARA LO PSI
Si el campo descriptivo de la agresividad
está cubierto por la etología y las bases cerebrales
por la neurología y la descripción
psicopatológica de la conducta agresiva es
solo una duplicación popular de un hecho
científico ¿cómo es posible la gran influencia
practica de la psiquiatría en la gestión
social de “lo agresivo?. La respuesta que intento
argumentar en este escrito es que el
discurso psi actúa como una doble racionalización
de la agresividad humana.
En el campo de los pequeños desordenes
de la agresividad cotidiana, el psi actúa
como un Augur que da sentido a lo que no
lo tiene. De la misma forma que encontrar
sentido a una desgracia común es mas consolador
que considerarla resultado de la casualidad
que convierte la vida en un cuento
(e) Cuadros clínicos tan elaborados como los Delirios de Sosias y la vivencia del doble son reducidos muy convincentemente
por Ramachandran V. en “Fantasmas en el Cerebro” a desconexiones entre centros neuronales.