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1<br />

JORGE MASSUCCO<br />

DE LA RISA<br />

A LOS<br />

REFERENTES COMPARTIDOS<br />

TEORIA DE LA COMUNICACIÓN S0CIAL<br />

Y EL PERIODISMO<br />

GUAYAQUIL<br />

2014


2<br />

Agradecimientos:


3<br />

ÍNDICE<br />

Prefacio/5<br />

Introducción /7<br />

1. Algunas reflexiones sobre el proceso de la risa desde la<br />

comunicación social/21<br />

2. El chiste, lo cómico y el humorismo/37<br />

3. Por qué reímos/47<br />

4. El humorismo como manifestación de una identidad compartida/59<br />

5. La triangulación de sentidos/71<br />

6. La construcción de un concepto/77<br />

7. Significado, sentificado e hipersentido/87<br />

8. Los referentes compartidos/97<br />

9. Los vacíos en la comunicación/103<br />

10. La búsqueda del otro/113<br />

11. La función social de los medios de información/129<br />

12. Cuatro apologías para periodistas que se sienten inconformes y<br />

no saben por qué/145<br />

Primera apología: De la gente/153<br />

Segunda apología: De las artes/158<br />

Tercera apología: De la historia/165<br />

Cuarta apología: De la metáfora/174<br />

13. Conclusiones/185<br />

Post Scriptum/189<br />

Bibliografía/191


5<br />

PREFACIO<br />

Cuando uno escribe, lo hace tratando de hacerse entender por<br />

quienes considera sus pares.<br />

Así lo hice yo, buscando cómo enfrentarme a la acuciosidad de Carlos<br />

Tutivén, a la ortodoxia de Héctor Chiriboga, a la diligencia de Clara<br />

Medina. A ellos debo agradecer por su ausente presencia en mi<br />

búsqueda de argumentos para tratar de convencer.<br />

No los conozco mucho; con ellos he dialogado menos que con Peirce,<br />

Seussure, Wittgenstein, Barthes, Chomsky y cuantos se me cruzaron<br />

en los laberintos del lenguaje, que ahora deben estar anidando en los<br />

hipersentidos de mis palabras aunque yo no lo sepa.<br />

Este libro está hecho desde Guayaquil. Su escritura me dio una idea<br />

de mis propias limitaciones y desde ellas, la oportunidad de<br />

descubrirlas en los demás. Pero por sobre eso, confirmar lo que ya<br />

sabía: nuestro pequeño mundo es mucho más interesante de lo que<br />

generalmente suponemos; sólo nuestra ignorancia le pone límites.<br />

Se ha pensado y escrito mucho entre nosotros, pero poco se lo<br />

conoce.<br />

Por otra parte, no escapará al criterio de cualquier lector avisado que<br />

Guayaquil, como Macondo, somos toda Iberoamérica, este extraño<br />

mestizaje inacabado que tiene mucho que decir.<br />

Desde ahí está escrito.


7<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Para que no haya confusiones al respecto, quiero dejar sentado desde<br />

el comienzo que la intención de este libro es ser un llamado de<br />

atención a los periodistas y escritores sobre el manejo que los medios<br />

hacen de la información y su relación con la identidad social.<br />

Dicho esto, para que nadie pierda tiempo leyendo algo que no está en<br />

sus expectativas, pasamos a hacer un ligero repaso al fondo de la<br />

cuestión.<br />

DE LA CULTURA Y OTROS MENESTERES<br />

Entre nosotros ―teorizar‖ es hablar y comentar lo que otros han dicho<br />

o escrito. Lo cual no está mal, si no fuese porque lo que otros dicen o<br />

escriben generalmente responde a realidades que no son las<br />

nuestras.<br />

Por ejemplo, que a los países al sur del Río Bravo se los llame<br />

latinoamericanos es un eufemismo que oculta a la Indoamérica e<br />

invisibiliza el componente autóctono omnipresente desde el sur de<br />

Estados Unidos hasta Tierra del Fuego.<br />

En Guayaquil, Ecuador, se lo ve a cada paso. Aún entre quienes se<br />

segregan pretendiendo negarlo.<br />

Las fuentes nuestras deberían ser en primer lugar las tradiciones, las<br />

experiencias cotidianas y las anécdotas que vivimos a diario. Luego<br />

los libros. Todo esto para sacudir parte de las ataduras que nos<br />

someten a la cultura hegemónica, de los países dominantes y del<br />

modelo racionalista que el poder avieso y las universidades<br />

puntillosas nos hacen reproducir.


8<br />

Entre nosotros, la erudición se construye a partir de los libros que nos<br />

llegan de afuera.<br />

Las teorías de la comunicación tienen una corta trayectoria desde que<br />

Shannon y Weaver hacia 1948 establecieron el modelo lineal de la<br />

teoría a partir del cual se construyeron diversas variantes que<br />

culminaron con la semiótica, el estructuralismo, el postmodernismo y<br />

otros ismos que no vienen al caso.<br />

Sin embargo estos estudios han limitado su orientación desde la<br />

experimentación y metodologías hasta hacer base en la actualidad en<br />

el campo de las tecnologías. Cada vez más alejados de los aspectos<br />

ontológicos, no se han replanteado una pregunta que debe estar en la<br />

base de toda reflexión teórica que apunte a buscar respuestas útiles a<br />

nuestra realidad: ¿Para qué sirve la comunicación social?<br />

Desde nuestras necesidades no es memorizando y repitiendo las<br />

inteligentes opiniones ajenas donde vamos a encontrar respuestas.<br />

Nuestros textos están, en buena medida, en el entorno, en los<br />

hogares, las calles y los pueblos, donde las palabras de la gente<br />

común pueden provocar reflexiones que se abran a nuestra<br />

racionalidad si se las tiene en cuenta.<br />

La lectura de un libro no es más que una conversación con el autor,<br />

con quien se puede o no estar de acuerdo. Después de todo, quien lo<br />

haya escrito no es más que un pobre ser humano debatiéndose en las<br />

dudas y contradicciones que el lenguaje le propone.<br />

Creo que hay que desmitificar al superhombre (siempre blanco) y<br />

mostrarlo como lo que realmente es: un simple mortal que busca<br />

respuestas.<br />

Reflexionar sobre estos hechos es también parte del presente libro.<br />

Decía Abdón Ubidia:<br />

―acaso sea hora de volver a lo que creemos y queremos<br />

verdadero; hora de recordar el simple referente de la escala<br />

humana y sus demandas básicas; hora ya de escuchar el<br />

clamor de las cosas, la rebelión de las formas concretas del<br />

mundo; contundentes cosas, datos, hechos, definiciones,<br />

realidades‖. 1<br />

1 Abdón Ubidia. Referentes. Ed. Abya-Yala. Ecuador. 2000


9<br />

Por esta razón el lector encontrará que se acude a la primera persona<br />

del singular en repetidas ocasiones. No es una omisión de los<br />

correctores, es simplemente que la forma impersonal o la primera<br />

persona del plural a la que nos han acostumbrado los escritores<br />

―universales‖ no cabe aquí, porque aquí no se expone ―el saber‖ sino<br />

―un saber‖, vivido en la cotidianidad y observable en la experiencia<br />

del día a día.<br />

La cultura europea no necesita plantearse como una necesidad la<br />

realización de obras que tengan que ver con su formación cultural.<br />

Eso está implícito: todo comenzó en la antigua Grecia y desde ahí, su<br />

superestructura cultural se apropia de todo, lo masajea (por aquello<br />

de que el medio es el ―masaje‖ 2 ) y lo devuelve para que los eruditos<br />

lo comenten y lo reproduzcan corregido y aumentado.<br />

Cualquier cosa que haga Europa está inscrita dentro de su cultura.<br />

Pero vayamos por partes.<br />

Nuestra tradición cultural no tiene la homogeneidad de la europea:<br />

hay contradicciones de fondo entre la cultura popular y la cultura de<br />

élite que no son fáciles de salvar. Si la cultura europea se puede<br />

rastrear hasta Grecia y antes, ¿dónde está la fuente de la cultura de<br />

nuestra América?<br />

Entonces surge la pregunta siempre marginada: ―¿Y a mí, qué?‖<br />

Esta pregunta, que raramente nos formulamos y a la que mucho<br />

menos buscamos respuesta, debería encabezar todo aprendizaje. La<br />

cultura de la dependencia la elude. Y si la enfrenta, busca los<br />

subterfugios necesarios para descalificarla.<br />

Por ejemplo: ¿Por qué no se estudia algo de quichua en algún nivel<br />

de nuestra educación escolarizada?<br />

Esta es una pregunta que Adorno, Althuser, Bachelard, Bajtin,<br />

Barthes, Baudrillard, Benveniste, Bourdieu, Chomsky, Derrida, Eco,<br />

Foucault, Freud, Habermas, Hjelmslev, Jakobson, Kristeva, Lacan,<br />

Lévy- Strauss, Lyotard, Nietzsche, Merleau-Ponty, Peirce, Saussure,<br />

Teodorov, no se plantean. No se la pueden plantear. Ni uno ni todos<br />

juntos. Pero nosotros seguimos teniéndolos como referentes.<br />

Ayudan, sí; sería necio negarlo. Pero lo cuestionable es el<br />

seguimiento y la veneración que a cada vuelta de tuerca conferimos a<br />

lo más nuevo que nos llega del más allá.<br />

2 Marshall McLuhan. La comprensión de los medios como extensiones del hombre. Ed. Diana. México.<br />

1975


10<br />

Ellos podrán decirnos porqué estudiar griego o latín, pero quichua ni<br />

por asomo.<br />

Todo lo que se pueda decir sobre la importancia del conocimiento de<br />

griego y latín en los estudios filosóficos le cabe al quichua y más,<br />

porque a diferencia de las llamadas lenguas clásicas, esta es una<br />

lengua viva.<br />

Y nosotros seguimos sus pasos pero en la dirección equivocada. No<br />

aprendemos de ellos, los repetimos.<br />

No se trata de ser como ellos en cuanto colonizadores, sino en cuanto<br />

a ser capaces de desarrollar un pensamiento propio: querer ser como<br />

ellos en cuanto ellos tienen de autoestima y autorrespeto.<br />

Ellos abrevan en sus fuentes y nosotros en las de ellos. Sabemos<br />

repetir pero no sabemos copiar: copiar sería que nosotros nos<br />

alimentásemos de nuestras fuentes, con toda su variedad y polifonía,<br />

como ellos lo hicieron en las propias.<br />

Si nosotros decimos que hay que estudiar quichua, nadie podrá<br />

decirnos ¿Y a mí, qué?<br />

Podrán estar o no de acuerdo, pero nadie podrá ser indiferente a la<br />

propuesta. Nadie de nosotros.<br />

¿Y a mí, qué? podrían decir Adorno, Althuser, Bachelard, Bajtin,<br />

Barthes, Baudrillard, Benveniste, Bourdieu, Chomsky, Derrida, Eco,<br />

Foucault, Freud, Habermas, Hjelmslev, Jakobson, Kristeva, Lacan,<br />

Lévy- Strauss, Lyotard, Nietzsche, Merleau-Ponty, Peirce, Saussure,<br />

Teodorov y muchos más. Pero nosotros no.


11<br />

Las especulaciones teóricas y filosóficas les sirven allá para<br />

observarse y para observarnos a nosotros y en ese tránsito<br />

desarrollar referentes que les permiten entenderse y construir su<br />

cultura. ¿Por qué no intentarlo nosotros? Algunos lo han hecho pero<br />

no han logrado constituirse en referentes. La sistemática<br />

invisibilización los está matando.<br />

Dice Pablo Dávalos:<br />

―Ningún científico, ni filósofo, ni investigador, ni académico<br />

crea, piensa, reflexiona, propone o discute proposiciones,<br />

conceptos, hipótesis, categorías en función de su mayor o<br />

menor calidad democrática, es decir de su aceptación y<br />

validación social. Esa idea simplemente no pasa por su mente y<br />

no consta de ninguna manera en ningún programa de<br />

investigación público o privado. Cuando escribe, piensa, crea o<br />

recrea no está pensando en su sociedad sino en sus pares. El<br />

reconocimiento al que apela es al de sus pares. En ellos se<br />

reconoce como una sombra en el espejo.‖ 3<br />

La colonia estableció una forma de dependencia cultural de la que<br />

nuestros países ni siquiera se han planteado la necesidad de evadir o,<br />

en cierta forma, controlar. Las razones son obvias: quienes estarían<br />

en condiciones de hacer un análisis y una crítica que impulsase una<br />

revisión, pertenecen al mismo círculo cultural de la dependencia.<br />

Dicho en otras palabras: Los críticos pertenecen a la cultura de élite y<br />

visualizan el problema desde esa perspectiva, permaneciendo en las<br />

especulaciones racionalistas tratando de convencer a los demás<br />

miembros de la élite, pero nunca generando un plan de integración<br />

que contamine la cultura dependiente con la de los sectores<br />

populares, campesinos e indígenas.<br />

Por ejemplo, cuando el ciudadano va a la guerra, defiende la patria.<br />

Pero ¿qué es la patria sino un orden, jerarquías y normas<br />

establecidas por el diario vivir? Aunque el enemigo ofrezca mejores<br />

oportunidades de vida, la patria es lo que uno construyó activa o<br />

pasivamente; es lo que uno construyó o que otros construyeron con<br />

mi permisividad. Y por eso doy la vida.<br />

DE LA GESTIÓN CULTURAL<br />

Hablemos de gestión cultural. Se quiere profesionalizar la profesión.<br />

El problema es que profesionalizada en los términos de nuestra<br />

sociedad, quiere decir rentada. Rentada y rentable. Y esto incorpora<br />

3 Pablo Dávalos. Apuntes sobre la colonialidad y decolonialidad del saber: A propósito de las reformas<br />

universitarias en el Ecuador. www.rebelion.org. 25-04-2013.


12<br />

la gestión cultural al sistema (social, político y económico) vigente<br />

que se pretende cuestionar, dejando afuera automáticamente los<br />

rituales de culturas que giran en torno al priostazgo, por ejemplo. Es<br />

como si le dijésemos al prioste que él debe percibir un salario por su<br />

tarea. (No vamos a encontrar una buena definición de prioste en el<br />

diccionario).<br />

Conocí esta práctica en Perú, en un pueblo cerca de Huancayo,<br />

donde cada año el prioste financia toda la fiesta de la aldea,<br />

que culmina con la designación del prioste para el siguiente<br />

año. El honor de ser elegido obliga a ahorrar recursos durante<br />

todo el año para poder atender los gastos del próximo. El honor<br />

no está en las ganancias sino en la capacidad de responder al<br />

encargo con el consiguiente reconocimiento de la gente.<br />

Cuando hablamos de una gestión rentada, hablamos de un sistema<br />

social.<br />

Cuando hablamos de gestión cultural, ¿de qué estamos hablando? La<br />

gestión cultural ¿cómo? ¿para qué?<br />

Las universidades, que son las instituciones llamadas a formar<br />

gestores culturales, se han transformado en organizaciones<br />

destinadas a proveer de títulos habilitantes. Y los jóvenes se<br />

quedaron en eso porque no se plantearon el cambio de los modelos<br />

que la dependencia nos impone. No han sido capaces de<br />

desprenderse de ese lastre y encontrar otras fórmulas coherentes con<br />

nuestra propia realidad.<br />

La Reforma Universitaria 4 fue una instancia que se quedó en la<br />

democratización del sistema de la dependencia cultural.<br />

¿Para qué sirve la gestión cultural, aparte de generar una profesión<br />

especializada integrada al sistema de bienes y consumo? Hay que<br />

establecer una diferencia entre ―para qué sirve‖ y ―para qué debería<br />

servir‖.<br />

El ―para qué sirve‖ lo responde la cultura de la globalización y el<br />

liberalismo. El ―para qué debería servir‖, sólo lo podemos responder<br />

desde los cortos alcances de nuestra realidad y nuestras necesidades<br />

sociales.<br />

Hay una pertinaz insistencia en confundir términos, al punto que se<br />

llega a creer que la gestión cultural debe contribuir a mejorar el nivel<br />

de vida de la población, ―de los más desposeídos‖, de los marginados,<br />

4 Movimiento estudiantil gestado en Córdoba, Argentina, en 1918, que se extendió a otros países.


13<br />

ayudar a que la gente encuentre otros horizontes para resolver los<br />

problemas socioeconómicos en los que está inmersa.<br />

Quienes quieran hacer obra social de la manera que lo estimen<br />

conveniente, desde el asistencialismo a la revolución, está bien. Pero<br />

no debe confundirse la intervención social con la gestión cultural. El<br />

resultado de la gestión cultural es lo que queda después que terminó<br />

la parranda 5 .<br />

Es notable la preocupación de los chilenos por el quehacer cultural,<br />

para mostrarse como ―distintos‖, ―particularizados‖, con una<br />

identidad propia que se construye con la participación de todos.<br />

―Si entendemos cultura como el modo de vida de un pueblo,<br />

veremos que hacer trabajo cultural es mucho más que<br />

organizar festivales de teatro o encuentros de danza‖ 6<br />

Entender ―la cultura como ‗manera de vivir juntos‘ y el desarrollo<br />

como ―la ampliación de posibilidades y opciones‖ de acción.<br />

―Fortalecer la cultura es crear las bases para que las personas<br />

participen en la sociedad y para que nuestro país pueda tener<br />

una identidad en el mundo globalizado‖ 7<br />

No dudo que la gestión cultural para los ingleses debe responder a<br />

otros intereses que los nuestros en Guayaquil, Ecuador, 2013. Si no<br />

contextualizamos la gestión en virtud de propósitos y objetivos<br />

locales, caemos nuevamente en los devaneos de la cultura de élite,<br />

en la cual, nosotros, los académicos, estamos atrapados y desde la<br />

cual analizamos el panorama y hacemos nuestras propuestas<br />

culturales.<br />

Me gusta cuando Freud cuestiona a Bergson, porque cada cosa que<br />

dice reafirma la idea que estoy desarrollando en el presente trabajo:<br />

―Habiendo nosotros perseguido el chiste hasta hallarlo como un<br />

juego infantil con palabras e ideas, tiene necesariamente que<br />

atraernos la labor de investigar estas raíces de la comicidad,<br />

cuya existencia sospecha Bergson‖.<br />

Hablar de las raíces de la comicidad cuya existencia sospecha<br />

Bergson es hablar de las raíces que hacen posible la comunicación.<br />

5 Silvia G. Álvarez. Etnicidades en la costa ecuatoriana. Abya Yala, Quito.2002. Tiene un capítulo<br />

titulado “No estaban muertos, andaban de parranda” en el que se definen aspectos de la identidad chola.<br />

6 Gestión Cultural. Conceptos. Convenio Andrés Bello. 2000. Citado en la Guía para la gestión de<br />

proyectos culturales, Consejo nacional de la cultura y las artes, Gobierno de Chile.<br />

7 ibidem


14<br />

Desde la dualidad original madre/infante, comienzan a incorporarse<br />

nuevas experiencias que se remiten al mismo referente hasta que se<br />

afirman en la imagen portadora de nuevas conexiones y con ella se<br />

multiplican los referentes en progresión geométrica.<br />

Hay en la vida conexiones que hacemos y otras que no. Esto podría<br />

tener consecuencias en las estructuras psicológicas y, por lo tanto, en<br />

los desequilibrios que pudieren manifestarse por relaciones de<br />

palabras (o conceptos) no cerradas (o cerrados) satisfactoriamente.<br />

Dejamos el problema a los especialistas y volvemos a lo nuestro.<br />

….El esfuerzo del intelectual (que tal podría ser yo) es dar orden a<br />

palabras que el idioma ofrece o inventadas, que engloben un<br />

concepto para estructurar coherentemente un discurso… porque es<br />

definitiva estoy escribiendo y reescribiendo lo mismo sin lograr la tan<br />

ansiada coherencia… O reorientar el sentido de palabras que en<br />

términos generales pueden ser tenidas por sinónimos pero que en la<br />

profundización del tema surge la necesidad de establecer<br />

diferenciaciones que llevan a redefinirlas.<br />

Reconocemos la comicidad en las situaciones en que el<br />

desplazamiento de sentido constituye una alternativa válida a los<br />

referentes sociales que orientan nuestra conducta.<br />

En una síntesis del pensamiento de Bergson, Foix dice ―la inteligencia<br />

se caracteriza por su falta de comprensión de la vida‖ y ―el instinto,<br />

en cambio, está orientado hacia ella‖.<br />

Cuando propuse el tema de esta publicación para ser sustentado<br />

como trabajo del año sabático que me ha otorgado la Universidad<br />

Católica de Santiago de Guayaquil, pensé que sería tarea fácil:<br />

analizar el tema de la risa desde la comunicación y su relación con los<br />

referentes compartidos, para luego trasponer esta situación a la<br />

función de los medios de información en nuestra sociedad y en la<br />

construcción de ciudadanía.<br />

Craso error.<br />

Para empezar: Lo que tengo claro es que no quiero hacer un trabajo<br />

enciclopédico comentando lo que otros han escrito sobre el tema,<br />

sino decir lo que se me ocurra a partir de lo que mis experiencias y<br />

anárquicas lecturas han decantado en mi memoria, para luego<br />

establecer relaciones, extraer conclusiones y en la medida que me<br />

sea posible, hacer propuestas que puedan ser de utilidad para todos<br />

nosotros.


15<br />

No está demás señalar que los años también contribuyen para poder<br />

valorar muchas de las cosas que, en su momento, nos fueron<br />

indiferentes.<br />

DEL CANON, LOS EDITORES Y OTRAS TROPELÍAS<br />

Vamos a tratar de argumentar, a partir del análisis del chiste y sus<br />

efectos, sobre los mecanismos que dan forma a la identidad social y<br />

el rol que cumplen los medios de información en este sentido.<br />

Es importante tener en cuenta que este escrito tiene su origen en<br />

Guayaquil, Ecuador, Indoamérica, porque el problema del que trata<br />

no puede sino observarse desde una sociedad maltratada y<br />

contradictoria como la nuestra.<br />

Lo que aquí se dice no tiene sentido en la perspectiva del ―primer<br />

mundo‖. O tal vez sí. Vaya uno a saber…<br />

Por lo de pronto, en nuestro medio social es muy difícil escribir algo<br />

que se aparte del canon, es decir, de los lineamientos aceptados y<br />

consagrados ―universalmente‖ en torno a un determinado tema. El<br />

canon se puede discutir y hasta negar, pero no está permitido salirse<br />

de él y menos ignorarlo. Hacerlo, convierte al autor en un ensayista<br />

contestatario de menor cuantía.<br />

Con la acotación precedente quiero dejar señalado que desarrollar un<br />

pensamiento original desde nuestra perspectiva no tiene destino ni<br />

destinatario: todos podrán aplaudirlo pero nadie lo tomará en serio.<br />

Una obra comprometida como la de Álex Grijelmo 8 , apenas roza<br />

nuestra problemática. Países conflictivos, pluriculturales y polarizados<br />

como los de nuestra América tienen problemas que no pueden ser<br />

analizados con la visión externa.<br />

En este afán de no dejar que los otros piensen por uno, es necesario<br />

remitirse a las experiencias personales y cotidianas que nos alejan de<br />

los libros (de los otros) y nos acercan a la realidad (de nosotros).<br />

Tenemos que aprender a vernos con nuestra propia mirada.<br />

Y nos sorprenderemos.<br />

8 Álex Grijelmo, periodista y escritor español, fue Presidente de la agencia de noticias EFE entre 2004 y<br />

2012. Recientemente ha publicado La información del silencio. Cómo se miente contando hechos<br />

verdaderos. Dedicada a “los periodistas que no se conforman” es un amplio estudio en el que sostiene que<br />

la principal manipulación de la información está en lo que no se publica, está en el silencio más que en<br />

las mentiras o en los datos falsos. Ed. Taurus. 2012.


16<br />

No hicieron otra cosa en su momento los autores de los libros que<br />

nos acosan: observar su propia realidad. Así escribieron Freud y<br />

Marx… (y es precisamente por ello que son susceptibles de ser<br />

cuestionados: su realidad no es la nuestra y no es tan universal como<br />

ellos creían en su momento).<br />

La cultura impresa crea el canon, las lecturas canonizadas, y se<br />

cierran en el círculo de las editoriales: el canon es lo que las grandes<br />

empresas editoriales hacen posible.<br />

Interpretamos (hablo desde la cultura de élite en la que estoy<br />

inmerso, me guste o no) el mundo según el canon. De ahí la<br />

importancia que se otorga a las citas y a la bibliografía para<br />

considerar ―seria‖ la publicación de un trabajo intelectual.<br />

En un encuentro casual, le di un ejemplar de mi libro ―El<br />

nosotros‖ a Carlos Calderón Chico; lo primero que hizo al<br />

recibirlo fue dirigirse a las últimas páginas donde aparece la<br />

bibliografía: era el primer parámetro para considerar la<br />

seriedad de la obra de cuyo autor (yo), él no tenía otras<br />

referencias que las de un oscuro profesor universitario<br />

relacionado con la fotografía.<br />

Parecería que lo que se escribe solamente tiene valor si se remite a lo<br />

que las grandes editoriales han divulgado con anterioridad.<br />

Está bien no ignorarlas, sin embargo el problema radica en que el<br />

excesivo uso del pensamiento libresco empuja a ver la realidad a<br />

través de ojos ajenos. Y lo que es peor, quienes somos profesores<br />

reproducimos esta actitud y hacemos que nuestros estudiantes vean<br />

la realidad a través de las mismas fuentes.<br />

Estamos condenados a pensar a partir de las condiciones que nos<br />

imponen ―los otros‖. Hasta tal punto esto es cierto que quienes<br />

escribimos, si no nos apoyamos en lo que otros han publicado nos<br />

sentimos vacíos, desorientados, huérfanos de ideas.<br />

Pero, como observa Edgar Morin: ―He comprendido que sólo refutar<br />

no tiene ninguna esperanza: solamente un nuevo fundamento puede<br />

arruinar al antiguo‖.<br />

El problema no es desechar todo lo escrito, sino ponerlo en su lugar,<br />

darle la dimensión que le corresponde para que deje espacio para lo<br />

propio. Porque lo propio todavía no tiene un canon al que podamos<br />

recurrir en cualquier librería, en cualquier biblioteca, en cualquier<br />

página web.


17<br />

Tampoco se trata de rodearse de pequeños para parecer más grande,<br />

sino de no sobredimensionar lo ajeno porque nos empequeñece.<br />

Cuando se trata de romper el círculo que nos aprisiona, todo queda<br />

reducido a opiniones personales; sólo puede uno citarse a sí mismo y<br />

a sus propias experiencias. No está mal. Pero no está bien que no<br />

contemos con nuestro cuerpo canonizado editorialmente en el que<br />

poder sustentarnos.<br />

Entonces suceden cosas como que en la bibliografía de mi libro El<br />

nosotros no aparece Paulo Freire y su Pedagogía del oprimido, porque<br />

sólo lo menciono entre otros autores en el prólogo, aunque su<br />

pensamiento subyace en el desarrollo de toda la obra.<br />

El hecho sería irrelevante si no fuese que trasciende a miles de<br />

hombres y mujeres marginados que durante más de quinientos años<br />

no han logrado un lugar claro en los procesos sociales de nuestros<br />

países.<br />

Si la paciencia del lector le permite llegar al final del libro, encontrará<br />

sentido a este largo introito.<br />

DE LA RAZÓN Y LOS SENTIMIENTOS<br />

Escribir un ensayo de cualquier orden es poner en términos de la<br />

racionalidad y la lógica que hemos heredado de Europa, las<br />

emociones, sensaciones e imaginarios que vivimos a diario.<br />

Explicarnos razonadamente el por qué de las cosas.


18<br />

Ahora, cuando nos ―obligan‖ a citar bibliografía, lo que hacemos es<br />

afirmar nuestra erudición y evidenciar nuestra dependencia. Las citas<br />

bibliográficas no son más que eso, sencillamente porque los libros<br />

que llegan a nosotros son aquellos que reproducen las grandes<br />

editoriales que forman parte del sistema socioeconómico imperante, a<br />

los que tenemos relativa e irremediable acceso, y con ello fácil<br />

devoción.<br />

Para escribir un ensayo, la manera habitual (y más fácil) de hacerlo<br />

consiste en leer algo ya publicado y comentarlo o criticarlo. Así puedo<br />

alimentar muchas páginas con el texto y el pensamiento ajeno. No<br />

está mal como recurso (la pólvora fue inventada por los chinos hace<br />

más de mil años), pero para nosotros, tercermundistas, constituye un<br />

problema: terminamos jugando un juego del cual el primer mundo<br />

señala las reglas, marca la cancha y designa los árbitros. Podemos<br />

alimentar ideas antagónicas pero, ganemos o perdamos, no es<br />

nuestro juego.<br />

La cultura elitista y dependiente de nosotros escribientes, hace de las<br />

citas bibliográficas un requisito que, como la culebra que se muerde<br />

la cola, nos cierra en el mismo círculo del elitismo y la dependencia.<br />

Salir de allí no es fácil, casi imposible, diría yo, porque la sola idea de<br />

pensar en un libro y plantease una reflexión exhaustiva y racional nos<br />

ubica en el espacio cultural que tratamos de cuestionar.<br />

Hay en mi familia una anécdota de esas que, vaya uno a saber<br />

por qué, permanecen grabadas en la memoria a través de los<br />

años.<br />

La historia me la contó una prima cuando era estudiante de<br />

sociología. Nacida y criada en Buenos Aires, tuvo que hacer una<br />

pasantía académica en una escuela primaria de un pueblo del<br />

noroeste argentino, zona fuertemente influida por las etnias<br />

aimara y quechua del altiplano andino. Además de recopilación<br />

de datos, pruebas y evaluaciones, se pidió a los niños de la<br />

escuela que, entre varios dibujos de la figura humana,<br />

seleccionen el que más les gustaba. Uno de ellos eligió una<br />

figura femenina que, a criterio de mi prima, no se destacaba<br />

por su belleza. Intrigada, pregunta al niño el por qué de esa<br />

elección:<br />

- Porque se parece a mi mamá – fue la tímida y simple<br />

respuesta.<br />

Aún cuando la respuesta pudiese ser considerada la excepción a la<br />

regla, quedaría pendiente de dilucidar quién estableció la regla.


19<br />

Así, quienes estamos fuertemente influidos por los modelos y modas<br />

que nos presentan ―las revistas de actualidad‖, nos alejamos de otros<br />

parámetros más lógicos y coherentes con nuestra realidad.<br />

¿Por qué tenemos que mirar nuestra realidad con ojos afuereños?<br />

Con la mirada de aquellos en cuya tradición se inscriben los más<br />

racionales genocidios y que ahora llevan a la humanidad de la mano<br />

hacia el suicidio.<br />

Cabe preguntarse cómo funcionan en la mente indígena estas figuras<br />

esqueléticas que se presentan como modelo de belleza de ―nuestra‖<br />

sociedad. Y aún más: si el sentido de belleza como lo entendemos<br />

―nosotros‖ tiene sentido entre ellos. (El ―nuestra‖ y el ―nosotros‖<br />

están entre comillas porque, bien pensado, no sabemos muy bien<br />

quiénes somos ―nosotros‖).<br />

Y esto nos lleva al sentido del humor ¿cómo funciona entre quienes<br />

están más ligados a la cultura indígena?<br />

No podemos ignorar al resto del mundo, pero sí podemos ponerlo en<br />

su lugar para que nosotros podamos ser nosotros y nuestras<br />

circunstancias, como dijo uno de ellos… 9<br />

No deja de llamar la atención a quienes observamos con ojos ajenos,<br />

la seriedad con que desfilan los niños y adolescentes en pueblos y<br />

ciudades durante las fiestas patronales y aniversarios patrios: nos<br />

encontramos con rostros serios, comprometidos con el rol que<br />

cumplen en la marcha, pero que no exteriorizan la alegría personal<br />

que los embarga. El desfile se acerca más a un ritual de sacrificio que<br />

a una fiesta de transgresiones.<br />

En una oportunidad, Polo Baquerizo, director del programa<br />

concurso de televisión Haga negocio conmigo, me comentaba<br />

que él, como animador, tiene que extremar su histrionismo<br />

porque los participantes, gente del público, es apática, poco<br />

expresiva y no se incorpora divertida a los juegos que propone<br />

el programa. (Las palabras no son exactamente las de él, sino<br />

sólo el sentido).<br />

Es que las diversas culturas proponen diversas visiones de la realidad<br />

y con ello distintas respuestas. El proceso de la ―globalización‖ (que<br />

comenzó hace más de un siglo) nos impone una visión unívoca a la<br />

que se nos quiere incorporar y frente a la cual no atinamos a<br />

reaccionar. Alfonso Sastre dice esto mismo con otras palabras:<br />

―porque no sabemos nada de otras risas, o yo al menos, como la risa<br />

9 “Yo soy yo y mi circunstancia”, Ortega y Gasset.


20<br />

china o la risa iraquí, o la risa egipcia, por poner algunos ejemplos de<br />

mi enciclopédica ignorancia‖ 10 .<br />

Quienes han tenido la oportunidad de ver el documental ―Los<br />

hieleros del Chimborazo‖ de Gustavo Guayasamín, encontrarán<br />

en la protesta del indígena el reclamo ancestral del<br />

reconocimiento de lo propio, de la tradición, de los mayores, del<br />

esfuerzo, de la vida (no encuentro palabras para expresar todo<br />

lo que esa protesta implica). No es el reclamo por el precio del<br />

hielo, es la ausencia de valoración, de gratificación, de<br />

reconocimiento, de homenaje. El indígena se encuentra con una<br />

sociedad que confunde ―valor‖ con ―precio‖ y eso lo sume en el<br />

desconcierto. El valor de sus valores no es compatible con la<br />

cotización del precio.<br />

A pesar de toda la complejidad con que se pretende abordar el tema<br />

de lo cómico y la risa, este libro intentará tener en cuenta lo ya dicho<br />

para desarrollar una aproximación desde la Comunicación Social, y<br />

luego trasladar las conclusiones al espacio de la identidad social y la<br />

ciudadanía.<br />

Dicho todo lo cual, damos paso… al siguiente paso.<br />

10 Alfonso Sastre. Ensayo general sobre lo cómico. Editorial Hiru, Hondarribia. 2002


21<br />

1<br />

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL<br />

PROCESO DE LA RISA DESDE LA<br />

COMUNICACIÓN SOCIAL<br />

Puestas ya las cartas en la mesa, vamos a tratar diversas<br />

aproximaciones al tema no sin antes aclarar que no se trata aquí de<br />

hacer un compendio y alarde de erudición citando y repitiendo a<br />

quienes me han precedido en el uso de la palabra (valga la<br />

expresión), sino de intentar algo nuevo y distinto (hasta donde sea<br />

posible) que nos ayude a comprendernos mejor.<br />

Recién en la primera mitad del siglo XX la Comunicación Social<br />

comienza a ocupar un lugar independiente entre las ciencias sociales.<br />

Aparece como un desprendimiento de la Psicología y la Sociología,<br />

ciencias relativamente nuevas que se comienzan a definir hacia el<br />

siglo XIX. Por su parte, la Comunicación Social todavía hoy se debate<br />

en espacios de estudio y actuación no suficientemente definidos.<br />

Precisamente, por ser nueva, la especulación en su entorno no ha<br />

alcanzado los niveles de sofisticación que la sociología y<br />

especialmente la psicología tienen en la actualidad. Es, por otra<br />

parte, una ciencia que tiene mucho de pragmatismo e<br />

instrumentalismo que todavía la mantiene subordinada a sus dos<br />

hermanas mayores y que se confunde aún más con la irrupción las<br />

TICs (Tecnologías de la información y la Comunicación) a las que<br />

adhiere con excesivo entusiasmo en detrimento de su contenido<br />

humanista.<br />

Existe un vacío profesional en lo que a comunicación social se refiere,<br />

al punto en que podemos identificar la función específica de un


22<br />

sicólogo o un sociólogo, como lo hacemos con un médico, un abogado<br />

o un arquitecto, pero nos resulta difícil delimitar el campo de trabajo<br />

de un comunicador social a quien, en el mejor de los casos, se lo<br />

piensa como un periodista erudito en las polémicas sociales y<br />

políticas de actualidad.<br />

El eufemístico y ―aggiornado‖ cientificismo con que se pretende poner<br />

al día a los estudios sociales, apenas roza a la Comunicación Social.<br />

Esto explica, en cierta forma, que sea escaso el abordaje que se hace<br />

de los grandes temas sociales desde las teorías de la comunicación.<br />

Lo cómico, el humor y la risa históricamente han sido tratados desde<br />

la literatura y el arte en sus múltiples manifestaciones, desde la<br />

sociología, la sicología, la fisiología y una serie de variables en las que<br />

se mezclan diversas disciplinas con lo anecdótico. Nuestros viejos<br />

amigos Bergson, Freud, Pirandello y más recientemente Foix y Sastre<br />

entre otros, se han ocupado del tema, pero lo que no se ha intentado<br />

hasta hoy es analizar su funcionamiento e implicancias desde las<br />

teorías de la Comunicación Social.<br />

Desde este punto de vista, podemos remitirnos a uno de los primeros<br />

esquemas funcionalistas que se hicieron sobre el tema: emisor,<br />

mensaje/medio, receptor, suficientemente difundido como para no<br />

tener necesidad de detenernos mucho en él.<br />

A partir de dicho esquema, podríamos suponer que la causa de lo<br />

cómico radica en el emisor que cuenta un chiste a lo que el receptor<br />

responde con una carcajada.<br />

Aquí podríamos adelantar que una particularidad del proceso de lo<br />

cómico, radica en la respuesta inmediata que da el receptor al<br />

estímulo del mensaje.<br />

Dicho todo lo cual, ponemos manos a la obra para comenzar a partir<br />

de ese esquemita que habla del proceso de comunicación como la<br />

transferencia de información desde un emisor hacia un receptor y por<br />

lo tanto el punto de partida por donde comenzaremos a hacer el<br />

análisis desde nuestra perspectiva. 11<br />

11 Este es el esquema básico que por su sencillez a servido como punto de partida a todas las<br />

investigaciones posteriores. Fue propuesto por Shannon y Weaver en “Una teoría matemática de la<br />

comunicación”. El diagrama se presenta generalmente en forma horizontal, pero por las razones<br />

apuntadas más adelante, prefiero este diseño vertical.


23<br />

EMISOR<br />

MENSAJE/MEDIO<br />

RECEPTOR<br />

Harold Laswell dio a conocer en 1944 su paradigma en la fórmula<br />

que define lo que es la comunicación de la siguiente manera:<br />

"¿Quién dice qué, a quien, por qué canal y con qué efecto?",<br />

fórmula que no ha perdido actualidad.<br />

Sin embargo ésta y la mayoría de las teorías que le han seguido<br />

tienen en común lo que yo llamaría teorías sociales de la<br />

comunicación: la comunicación hacia afuera en contraposición con la<br />

comunicación por dentro. Algo que trataremos de ver en el curso de<br />

este trabajo.<br />

Pero antes vamos a revisar rápidamente el asunto de las instancias<br />

señaladas, dejando expresa constancia de que no será posible<br />

analizar cada una sin invadir los espacios de las otras por cuanto<br />

forman parte de una cadena de interacciones.<br />

NOTAS SOBRE EL EMISOR<br />

Puesto que estamos enfocando el tema desde la perspectiva<br />

comunicacional, no está mal que lo primero que nos detengamos a<br />

analizar sean las características del emisor. Y, puesto que esta etapa<br />

del trabajo la vamos a orientar hacia ―lo cómico‖, es lógico deducir<br />

que este produce un mensaje que habrá de resultar risible.<br />

Sin embargo hay un detalle que merece especial atención: lo que<br />

produce el emisor no es necesariamente cómico, sino que resulta<br />

cómico. Es decir, quien provoca la risa puede hacerlo intencional o<br />

aleatoriamente: puede organizar su mensaje con el propósito de<br />

provocar risa o puede ésta surgir como consecuencia de un evento<br />

preterintencional. De donde se deduce que la comicidad no es,<br />

necesariamente, la respuesta lógica a un estímulo, sino que depende


24<br />

de la percepción que el receptor tiene del mensaje. Es decir, si es o<br />

no es cómico, se determina en el receptor.<br />

LA HISTORIA DEL ALBAÑIL<br />

La lectura en solitario de la historia que paso a relatar me hizo reír a<br />

carcajadas. Me pregunto ¿por qué? Vale como ejemplo de situaciones<br />

a las que nos referiremos más adelante: la risa en solitario.<br />

Alfonso Sastre la presenta como un hecho real: transcribe un<br />

documento en el que se relata objetivamente lo sucedido en un<br />

múltiple accidente de trabajo 12 .<br />

―Explicación de un albañil gallego a la compañía aseguradora que no<br />

comprendía, debido a la naturaleza de sus lesiones, cómo podía haber<br />

ocurrido el accidente. Este es un caso verídico cuya transcripción fue<br />

obtenida de una copia de archivo de la aseguradora. El caso fue juzgado por<br />

el Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra.<br />

Excelentísimos señores:<br />

En respuesta a su pedido de informaciones adicionales, declaro: en el<br />

ítem N° 1 sobre mi participación en los acontecimientos, mencioné:<br />

―tratando de ejecutar la tarea y sin ayuda‖, como la causa de mi accidente.<br />

Me piden en su carta que dé una declaración más detallada, por lo que<br />

espero que lo que sigue aclare de una vez por todas sus dudas.<br />

Soy albañil desde hace diez años. El día del accidente estaba<br />

trabajando sin ayuda, colocando los ladrillos en una pared del sexto piso del<br />

edificio en construcción en esta ciudad. Finalizadas mis tareas, verifiqué que<br />

habían sobrado aproximadamente 250 kilos de ladrillo. En vez de cargarlos<br />

hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril, y bajarlos con<br />

ayuda de una roldana, que felizmente se hallaba fijada en una viga en el<br />

techo del sexto piso.<br />

Bajé hasta la planta baja, até el barril con una soga y, con la ayuda<br />

de la roldana, lo levanté hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en<br />

una columna de la planta baja. Luego, subí y cargué los ladrillos en el barril.<br />

Volví a la planta baja, desaté la soga, y la agarré con fuerza de modo que<br />

los 250 kilos de ladrillos bajasen suavemente (debo indicar que en el ítem 1<br />

de mi declaración a la policía he indicado que mi peso corporal es de 80<br />

kilos). Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo y comencé a<br />

ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Debido al susto, perdí mi<br />

presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré más aún a la soga,<br />

mientras ascendía a gran velocidad.<br />

En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que<br />

bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida, y me fue<br />

imposible evitar el choque. Creo que allí se produjo la (mi) fractura de<br />

cráneo.<br />

Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la<br />

roldana, lo que provocó la retención de mi subida y también las quebraduras<br />

múltiples de los dedos y de la muñeca. A esta altura (de los<br />

acontecimientos), ya había recuperado mi presencia de espíritu, y pese a los<br />

dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante cuando el barril<br />

12 Alfonso Sastre. Ensayo general sobre lo cómico. Ed. Hiru. Hondarribia. 2002.


25<br />

chocó contra el piso, su fondo se partió, y todos los ladrillos se<br />

desparramaron.<br />

Sin ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kilos. Debido a un<br />

principio simplísimo, comencé a descender rápidamente hacia la planta baja.<br />

Aproximadamente al pasar por el tercer piso, me encontré con el barril vacío<br />

que subía. En el choque que sobrevino, estoy casi seguro de que se<br />

produjeron las (mis) fracturas de tobillos y de la nariz. Este choque<br />

felizmente disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando<br />

aterricé sobre la montaña de ladrillos, sólo me quebré tres vértebras.<br />

Lamento sin embargo informar de que, cuando me encontraba caído<br />

encima de los ladrillos, con dolores insoportables, sin poder moverme y<br />

viendo encima de mí el barril, perdí nuevamente mi presencia de espíritu y<br />

solté la soga. Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió<br />

rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándoseme entonces las dos<br />

tibias.<br />

Esperando haber aclarado definitivamente las causas y el desarrollo<br />

de los acontecimientos, me despido atentamente. Será justicia.‖<br />

Mi pregunta apunta a cuáles son las razones que comparto con<br />

Alfonso Sastre para que la historia relatada nos haga reír (más o<br />

menos) a ambos.<br />

Vayamos por el principio: a lo largo del proceso hay una cadena<br />

sucesiva de relatores (emisores) que producen informes (mensajes)<br />

similares mediante distintos recursos (medios) dirigidos a distintos<br />

sujetos (receptores) con intenciones diversas.<br />

1- Al albañil le ocurre el múltiple accidente que conocemos al final<br />

de la lectura;<br />

2- Relata lo ocurrido a la policía;<br />

3- Posteriormente informa a la compañía aseguradora;<br />

4- Luego un letrado redacta objetivamente el informe solicitado;<br />

5- Esta declaración es publicada por un periódico;<br />

6- Alfonso Sastre la transcribe en su libro;<br />

7- Yo se lo cuento a un amigo…<br />

Todo lo anterior apunta a señalar que existen diversas versiones del<br />

hecho según su finalidad, de las cuales nos remitimos únicamente a<br />

la transcripción que hace Alfonso Sastre en su libro, lo cual permite<br />

reducir la versión que vamos a analizar a un autor/emisor (Alfonso<br />

Sastre) y un lector/receptor (yo). Con lo cual llegamos a la pregunta<br />

original: ¿Qué compartimos Alfonso Sastre y yo para que a ambos<br />

nos cause gracia la historia?<br />

¿Hay coincidencias en nuestras historias personales, nuestros<br />

antecedentes, nuestras experiencias? ¿Qué tenemos en común para<br />

que a ambos nos haga reír?<br />

Podemos intentar una somera aproximación:


26<br />

1- La alusión a que se trata de un albañil ―gallego‖ connota desde<br />

el primer momento que la torpeza formará parte de la historia y<br />

predispone a la burla. Es evidentemente un punto cuyas<br />

implicancias compartimos. (No vale aquí aclarar ni cuestionar el<br />

infundio que conlleva este prejuicio, sino asumir el sentido que<br />

ordinariamente se le da).<br />

2- Un texto formal, un prolijo informe judicial, carente de<br />

emoción; un informe frío sobre una serie de acontecimientos<br />

dolorosos, para no decir trágicos (ya que no hay dioses ni<br />

muertos de por medio);<br />

3- Una serie de hechos que por la velocidad en que se suceden<br />

recuerdan los dibujos animados del Correcaminos o de Tom y<br />

Jerry, en los que los personajes sufren daños de los que se<br />

recuperan como por arte de magia, para caer luego en otros y<br />

así sucesivamente.<br />

4- Saber que la reiterada torpeza habrá de permanecer a nivel de<br />

anécdota, ya que sobreentendemos que el padecimiento no ha<br />

tenido desenlace fatal.<br />

5- En un plano más amplio, la actitud que en muchas ocasiones<br />

nos hace aferrarnos a cosas de la vida que debieron ser<br />

soltadas y soltar aquellas que debieron ser sostenidas.<br />

6- Haber experimentado algún tropiezo que, sin dolor físico, duele<br />

en el orgullo.<br />

7- El relato tiene las características de un guión escrito por un<br />

experto, tanto o más experto que Chaplin, capaz de encadenar<br />

un hecho con otro en relación de causa/efecto repetitivo, lo que<br />

genera admiración por el relato en sí, apartándolo de la<br />

realidad a la que nos remite.<br />

8- Terminado el relato, pueden trazarse nuevas relaciones que<br />

pueden reconducir la historia al plano de la familia, las<br />

condiciones laborales, el período de recuperación hospitalaria…,<br />

todas implícitas en diversas referencias que hacen del<br />

protagonista un obrero de la construcción. Inclusive en el<br />

proceso de la lectura del informe, el lector puede dar prioridad<br />

a estas connotaciones, destruyendo el sentido jocoso de la<br />

primera lectura propuesta.<br />

―El éxito de un chiste está en el oído de quien lo oye, nunca en la<br />

lengua de quien lo hace‖. Lo dijo Shakespeare en su obra de juventud<br />

Trabajos de amor perdidos.<br />

El emisor es el motivador del proceso, es quien pone en juego el<br />

motivo generador, es quien mediante el chiste premeditado,<br />

intencionado, o el acto imprevisto, inintencionado, puede mover a<br />

risa, resultar cómico, si así lo certifica la audiencia por su reacción.


27<br />

También podemos analizarlo desde el punto de vista de los recursos<br />

histriónicos a los que puede apelar el animador de un show por<br />

ejemplo, tales como gestos, pantomimas, tonos de voz, silencios…<br />

Pero antes de llegar a la risa del receptor habrá que considerar los<br />

aspectos que se refieren al medio por el cual el mensaje relaciona al<br />

emisor y al receptor.<br />

NOTAS SOBRE EL MEDIO<br />

Es el recurso mediante el cual se hace posible el contacto del emisor<br />

con la audiencia, con el receptor.<br />

El concepto, como se verá, invade otras áreas: no se puede pensar el<br />

medio sin tener en cuenta su relación con el receptor.<br />

La relación comunicacional en general, que incluye lo cómico, puede<br />

presentarse por distintos medios: icónicos, textuales, auditivos,<br />

situacionales, impresos, orales, escénicos, cinematográficos; hay<br />

experiencias de ―bromas‖ volumétricas, táctiles, gustativas y olfativas<br />

que, por su carácter excepcional, no nos detendremos a analizar (no<br />

porque no lo merezcan) o cualquiera de las combinaciones de ellos.<br />

Un aspecto que escapa a la experiencia de quienes abordaron el tema<br />

de la risa hace algunos años, es la programación televisiva que se<br />

realiza en vivo y en directo o en tiempo diferido… y las risas<br />

pregrabadas que inducen al contagio.<br />

De cualquier manera vamos a intentar una posible clasificación del<br />

medio:<br />

TEXTUAL (lectura individual)<br />

- Puede ser un relato escrito más o menos breve, en el que se<br />

describe a uno o varios personajes, la situación en que se encuentran<br />

y el desenlace de la historia. Puede encontrarse en libros, revistas,<br />

periódicos e inclusive en hojas volantes, afiches, grafitos, como<br />

material impreso o manuscrito.<br />

GRÁFICO (impresos, manuscritos)<br />

- Imagen fotográfica con o sin título.<br />

- Fotonovela o secuencia fotográfica que constituye un relato.<br />

- Caricatura (con o sin textos) Solamente el dibujo y la situación<br />

descrita en un solo cuadro. O con un título significativo, como pie del<br />

dibujo, o parte del diálogo u onomatopeya de la situación.


28<br />

- Secuencia de dibujos (con o sin textos), varios cuadros sucesivos<br />

construyen un relato hasta su desenlace.<br />

AUDITIVO (radiofónicos)<br />

- Oral. Tiene mucho del relato de texto, pero hay que agregar el<br />

énfasis, los efectos sonoros y eventualmente, las risas de un auditorio<br />

presente o grabado. Puede ser un monólogo, un diálogo o<br />

dramatizado, en vivo y en directo o pregrabado.<br />

- Musical. Si pensamos en la emisión radial nos ubicaríamos en el<br />

cruce de las propuestas escénicas y de pantalla (con excepción de la<br />

pantomima, obviamente)<br />

La música tiene notable importancia. Para muestra basta la<br />

magistral partitura de ―La Pantera Rosa‖ de Henry Mancini, que<br />

con solo oírla nos predispone al humor.<br />

Un leit motiv musical insertado en un momento y contexto<br />

adecuado puede ser suficiente para inducir la risa.<br />

ESCÉNICO (con audiencia en vivo)<br />

- Monólogo. Casi siempre sostenido en la gesticulación y recursos<br />

para la dramatización verbal. Puede improvisar en todo o en parte.<br />

- Sketch. Juego dramático corto con textos que pueden dejar un<br />

margen a la improvisación. Su traducción literal sería bosquejo,<br />

esbozo, boceto.<br />

- Obra dramática. Toda propuesta de texto teatral, desde Aristófanes,<br />

pasando por Molière y Alejandro Casona hasta nuestro Martínez<br />

Queirolo.<br />

- Improvisación. A partir de una idea y una estructura dramática,<br />

es decir: un principio, desarrollo y desenlace, se juegan las<br />

situaciones en función de la respuesta del público manejando el<br />

lenguaje y la gestualidad según las circunstancias. ―El Juglar‖ fue<br />

entre nosotros un exponente de este tipo de teatro.<br />

- Pantomima. Puede ser individual o grupal. En el juego escénico,<br />

muchas veces un simple gesto del comediante nos remite a un<br />

referente que, en tanto lo compartimos, puede movernos a risa. Es la<br />

presentación en vivo frente a un auditorio.<br />

En el juego escénico, muchas veces un simple gesto del<br />

comediante nos remite a un referente que, en tanto lo<br />

compartimos, puede movernos a risa. Es la presentación en<br />

vivo frente a un auditorio.<br />

A la clasificación precedente hay que agregar la gestualidad, las<br />

acciones, los efectos visuales y las situaciones en que pueden<br />

ponerse los personajes. No caben es este caso las risas<br />

pregrabadas, salvo que formen parte de la historia. Podemos<br />

incluir aquí las transmisiones televisivas en vivo y en directo,


29<br />

porque llevan implícito el margen de improvisación e<br />

imprevistos.<br />

CINEMATOGRÁFICO (en sala)<br />

Es el espectáculo que responde a un ritual de asistencia de público.<br />

Puede ser clasificado en documental, ficción y animación según su<br />

género, lo cual admite otras subdivisiones de estilos y corrientes<br />

estéticas. Por otra parte la historia permite clasificarlo en cine silente,<br />

sonoro, blanco y negro, color, cortometraje y largometraje a lo que<br />

se podrían agregar sus fines utilitarios.<br />

SITUACIONAL (del diario vivir)<br />

- en la vida cotidiana, generalmente visual (un tropezón),<br />

eventualmente sonoro (un micrófono imprevistamente abierto) y<br />

raramente escrito (un error de imprenta).<br />

Lo cómico en la vida cotidiana tiene la forma de lo inusitado, lo<br />

imprevisto, y se estructura en cualquiera de las formas<br />

señaladas. Participa cualquiera de los sentidos aunque, como es<br />

de suponer, la vista es el preponderante.<br />

TELEVISIVO (en pantalla)<br />

Estrictamente considerado como recurso para difusión, comprende<br />

todos los medios precedentes<br />

- Con audiencia de pantalla individual o compartida.<br />

- Hay emisión directa o diferida (pregrabada).<br />

- El relato que en cualquiera de sus formas incorpora el proceso de<br />

edición y efectos digitales.<br />

- Hay tres niveles de público:<br />

Virtual, con material editado y/o risas pregrabadas.<br />

In situ, durante el desarrollo del acto y<br />

Frente a la pantalla, que es el que no puede faltar.<br />

- Con público en vivo y/o virtual:<br />

En directo.<br />

En diferido.<br />

- Con risas pregrabadas<br />

Obsérvese que las risas pregrabadas, lejos de ser la respuesta<br />

del público, se convierten en parte del espectáculo, lo cual<br />

adquiere particular relevancia en la construcción de lo cómico,<br />

según veremos más adelante.<br />

Como se podrá observar, es muy difícil exponer al medio sin referirse<br />

a la situación del receptor.


30<br />

Por otra parte, podemos considerar las siguientes declinaciones más<br />

relevantes, sin analizar en profundidad los posibles cruces entre ellas.<br />

Vayamos a un ejemplo para tratar de ser más claro: un animador<br />

cuenta una historia en un escenario en presencia de una audiencia: el<br />

sujeto es el emisor, lo que cuenta es el mensaje y a viva voz es el<br />

medio del que se vale para emitir su mensaje. Pero si esa<br />

presentación la trasmitimos en vivo y en directo por televisión el<br />

esquema se nos viene abajo porque en ambos casos la reacción de la<br />

audiencia no será la misma. Y ni qué decir si se lo trasmite<br />

pregrabado en tiempo diferido o, como si fuese poco, digamos que se<br />

trate de una reproducción en DVD, una versión en disco cinco años<br />

después de haber sido grabada la versión original…<br />

INTERNET (medios sociales)<br />

Un medio que por su ubicuidad y diversidad merece un estudio que<br />

excedería en mucho las intenciones de este trabajo.<br />

En todo caso se trata de abrir las puertas a la complejidad del tema<br />

que estamos abordando.<br />

NOTAS SOBRE EL MENSAJE<br />

La definición de comunicación en sus términos más elementales es:<br />

quién dice qué a quién, por qué medio y con qué efecto 13 .<br />

La teoría se justifica repetirla cuando tiene sentido y sirve a la<br />

sociedad en la que estamos insertos.<br />

Cuando por la edad la memoria se oscurece, como contraparte se<br />

aclaran aspectos sobre los cuales normalmente no nos detenemos a<br />

reflexionar: el mensaje no es lo que se dice o hace, sino aquello a lo<br />

que nos remite lo que se dice o hace: la memoria.<br />

Vamos a hacer una rápida aproximación al mensaje desde lo cómico<br />

y dejaremos para los capítulos siguientes el análisis de mayor<br />

profundidad.<br />

Puesto que nos mantenemos dentro del esquema de la comunicación,<br />

corresponde señalar al contenido del mensaje como el motivo que<br />

provoca (o puede provocar) risa.<br />

Se trata en estos casos de mensajes que tienen dualidad o<br />

ambigüedad en términos o situaciones que chocan con los valores y<br />

13 Harold H. Lasswell. Estructura y función de la comunicación de masas.


31<br />

la lógica generalmente aceptados. Son situaciones cotidianas,<br />

situaciones a las que estamos acostumbrados socialmente, que en el<br />

mensaje chistoso caen en cuestionamiento mediante la proposición<br />

de una doble lectura.<br />

Salvo que pretendiese un estudio minucioso de, por ejemplo, el<br />

sentido de la risa en el Antiguo Testamento -para lo cual habría que<br />

ser filólogo, lingüista y además dominar el hebreo, el griego y el<br />

latín-, podemos conformarnos con una muestra que da mucho que<br />

pensar acerca de las palabras y sus sentidos.<br />

En hebreo hay dos palabras cuando se habla de risas: ‗sakhaq‘ (risa<br />

feliz, desenfrenada) e ‗iaag‘, (risa burlona, denigrante). Dicho de otra<br />

manera: reír (alegremente) con el otro, o reírse (burlonamente) del<br />

otro. Según los expertos, los griegos también tenían dos tipos de risa<br />

coherentes con la tradición hebrea: ‗gelao‘, la risa buena, y<br />

‗katagelao‘, la risa mala 14 .<br />

Aunque así y con estos antecedentes, no nos queda del todo claro<br />

cómo ríe Sara cuando un Ángel le dice a Abraham:<br />

- ―Yo volveré a ti sin falta dentro de un año por este mismo<br />

tiempo si Dios quiere, y Sara tu mujer tendrá un hijo. Al oír<br />

esto Sara, se rió detrás de la puerta de la tienda‖ (Genesis,<br />

XVIII, 10).<br />

Debemos tener en cuenta que Sara y su esposo Abraham, rondaban<br />

casi los cien años de edad…<br />

- ―Pues qué ¿Hay para Dios cosa difícil?‖ (XVIII, 14). ―Negó Sara<br />

y dijo llena de temor: No me he reído. Mas el Señor replicó: No<br />

es así, sino que te has reído‖ (XVIII. 15).<br />

No deja de ser interesante este episodio en cuanto a que la risa<br />

aparece cargada de significado. La palabra no tiene la exclusividad de<br />

la comunicación; es más, la risa provoca el enojo de Dios porque<br />

evidencia un sentido cuestionador y subversivo.<br />

Por otra parte, la reacción de Sara puede ser de alegría o de<br />

incredulidad, gelao o katagelao; personalmente me inclino por lo<br />

segundo. Pero debemos reflexionar sobre las dos lecturas posibles de<br />

esa situación por cuanto nos remite a sentidos distintos. 15<br />

Estas maneras de entender la risa se extenderá en épocas<br />

posteriores, cuando los hábitos culturales de occidente llaman a la<br />

14 Javier Martín Camacho. “La risa y el humor en la antigüedad”. Internet. 2003.<br />

15 Que, por otra parte, abren la duda sobre la fidelidad de las traducciones.


32<br />

moderación en la exteriorización de la risa, cuando no a su supresión<br />

absoluta: la risa debe ser evitada porque prevalece en ella la ironía,<br />

la burla y el descrédito.<br />

Podríamos hacer otra aproximación de la risa a las palabras y<br />

establecer que hay sustantivos y adjetivos que nos remiten a<br />

situaciones que pueden provocar risa. Las hay que por definición<br />

implican comicidad: farsa, comedia, chiste, divertimento, broma, que<br />

se expresan en sustantivos, pero hay muchas otras que lo hacen<br />

adjetivando lo que podríamos definir como ―situación‖: aberrante,<br />

desconcertante, festiva, graciosa, incongruente, jocosa, divertida,<br />

etc.<br />

Otras han pasado del adjetivo a la sustantivación y viceversa.<br />

Dejamos para los filólogos la mayor precisión sobre el tema…<br />

Pensado desde esta perspectiva, hay una larga lista de palabras que<br />

funcionan como instrumento verbal en la construcción de lo risible y<br />

que invitan a la elaboración de una taxonomía al respecto:<br />

Aberrante Escandaloso Malicia<br />

Absurdo Escarnio Mareado<br />

Acertijo Expectativa Máscara<br />

Alusión Extemporáneo Mordacidad<br />

Ambiguo Farsa Motejar<br />

Anfibología Festivo Necedad<br />

Befa Fingir Ocurrente<br />

Bobo Gag Ofensa<br />

Borracho Galimatías Paradoja<br />

Broma Garabato Parodia<br />

Bufonesco Gracejo Payasada<br />

Burdo Gracioso Perogrullada<br />

Burlesco Grosería Picante<br />

Cantinflada Grotesco Picardía<br />

Caricatura Hilarante Pícaro<br />

Carnaval Histrionismo Redundante<br />

Chabacano Humorada Remedo<br />

Chanza Humorístico Remoquete<br />

Chascarrillo Ilógico Retruécano<br />

Chisme Imitación Ridículo<br />

Chistoso Impertinencia Risible<br />

Chocarrería Incoherente Sainete<br />

Churrigueresco Incomprensible Salero<br />

Coincidente Incongruente Salida<br />

Colmo Ingenuidad Sandez<br />

Cómico Insulto Sarcasmo<br />

Confusión Intríngulis Sátira<br />

Contradicción Inverosímil Simpleza<br />

Cuento Irónico Simulación<br />

Desatino Irracional Sinvergüenza<br />

Desconcierto Irreverente Socarrón


33<br />

Desorden Irrisorio Sofisma<br />

Despiste Jocoso Tontera<br />

Despropósito Jocundo Torpeza<br />

Disfraz Juego de palabras Trabalenguas<br />

Disparate Juglaresco Tragicómico<br />

Divertido Lapsus Travesti<br />

Embrollo Lío Vodevil<br />

Error Locura Vulgaridad<br />

A la lista, que seguramente puede ser más larga, habría que agregar<br />

las metáforas que en su multiplicidad hacen posible jugar con el<br />

lenguaje, creando en muchos casos figuras que mueven a risa.<br />

Pensemos en la antífrasis. Hay en Guayaquil un lugar típico de comida<br />

rioplatense que se llama ―La parrilla del Ñato‖. En una oportunidad pregunté<br />

a un grupo de estudiantes universitarios sobre qué significaba ―Ñato‖. Todos<br />

coincidían en que significaba ―narigón‖. El dueño del restaurante, de origen<br />

uruguayo, llegó a Guayaquil en 1968 contratado por el Club Deportivo<br />

Emelec para jugar en la primera división de fútbol y su prominente nariz<br />

popularizó el apelativo de ―Ñato‖, apodo con el que era reconocido en todos<br />

los medios. Sin embargo, lo que no todos sabían es que ―ñato‖, en las<br />

tierras del sur, se refiere a lo contrario: nariz pequeña o aplastada o<br />

respingada. Se trata, entonces de una antífrasis, como quien llama gordo a<br />

un flaco o pelucón a un calvo. Para el caso nuestro tiene particular interés,<br />

porque el origen de la palabra ñato es el quichua, entre quienes ―ñatu‖<br />

significa lo que en el sur: nariz chata o aplastada.<br />

El texto por un lado, y el tono, el gesto, la pantomima, la pausa, el<br />

silencio… todos los recursos apuntan a provocar una doble lectura<br />

subyacente bajo la superficie.<br />

Si bien el mensaje que provoca risa tiene características formales,<br />

también puede tener, y de hecho siempre tiene, connotaciones<br />

sociales, políticas, religiosas, morales, éticas que, en mayor o menor<br />

grado, pueden resumirse en una palabra: culturales. Porque para que<br />

cause gracia, la estructura lleva implícita una doble lectura de los<br />

significados socialmente vigentes.<br />

―Veda de locos‖ era el titular en un diario en mi primera visita a Chile.<br />

Después de la sorpresa inicial supe que no se trataba de los pacientes<br />

del hospital psiquiátrico, sino de una variedad de mariscos cuya<br />

recolección en el mar está regulada. Establecido el referente, la<br />

dualidad de la palabra ―locos‖ provocó el efecto cómico.<br />

NOTAS SOBRE EL RECEPTOR<br />

Lo cómico no está en el emisor, puesto que algo puede resultar<br />

cómico sin que exista la intencionalidad en el emisor. En otras<br />

palabras, la comicidad de una situación radica en el receptor, que es<br />

quien testifica que el hecho del que se trata le resultó cómico por la


34<br />

respuesta que le otorga. La comicidad no es inherente al emisor,<br />

aunque en un proceso de retorno puede incluirlo, sino en la recepción<br />

del suceso.<br />

Si bien la audiencia en cualquier medio puede sumar miles de<br />

receptores, la recepción se hace en fragmentos de toda esa totalidad<br />

y las respuestas varían notablemente según las circunstancias que los<br />

rodean. Lo que en solitario puede reducirse a una sonrisa<br />

internalizada, en un grupo colectivo puede mover a risas o carcajadas<br />

compartidas; se produce aquí una especie de contagio solidario en la<br />

percepción (el descubrimiento) de lo cómico.<br />

Lo cómico está íntimamente ligado con la risa. Son dos fases de la<br />

misma moneda. Pero la risa tiene diversas maneras de manifestarse.<br />

La situación pretendidamente cómica de un mensaje, cualquiera sea<br />

el medio, puede generar diversas respuestas:<br />

Ataque de risa convulsiva (hasta el llanto)<br />

Carcajada<br />

Risa nerviosa<br />

Risa recelosa<br />

Risa<br />

Sonrisa<br />

Placer emocional<br />

La risa tiene formas de manifestarse, pero también responde a<br />

diversas formas de recepción del mensaje.<br />

La audiencia puede estar predispuesta o no a la comicidad. Es decir,<br />

la emisión puede ser intencionadamente cómica, pero el efecto en la<br />

audiencia puede o no resultar cómico dependiendo de si está animada<br />

de espíritu festivo o no está con ánimo para divertirse.<br />

Porque lo pretendidamente cómico desde el emisor también puede<br />

trasladarnos al otro extremo de las reacciones:<br />

Indiferencia<br />

Desagrado<br />

Disgusto<br />

Fastidio<br />

Enojo<br />

Rechazo<br />

Repulsa<br />

Otra variable que debe ser considerada es si la recepción se la hace<br />

individualmente o en grupo, porque la experiencia nos dice que la<br />

respuesta individual es distinta de la que se produce cuando la<br />

audiencia es colectiva.


35<br />

El efecto de contagio de la risa se lo experimenta a diario: cuando<br />

alguien ríe es fácil que otros procedan de la misma manera. Puede<br />

que sea una respuesta eminentemente fisiológica, y de hecho se trata<br />

de un recurso utilizado por algunos animadores que al reír inducen a<br />

la audiencia a exteriorizar la expresión que puede estar latente o<br />

reprimida. Algo similar es lo que ocurre con la simpática sonrisa del<br />

vendedor, que nos ofrece la moderna aspiradora que va a solucionar<br />

todos los problemas del hogar.<br />

Pero donde más claramente vemos el uso de este contagio es en las<br />

risas pregrabadas de los programas de televisión que, por si no nos<br />

hemos dado cuenta, a cada momento nos indican amablemente<br />

cuáles son las situaciones cómicas ante las cuales debemos reír.<br />

Hay otro tipo de risa: la que se emite frente a la desgracia ajena<br />

(ocasionalmente podría ser la propia): el resbalón, el tropiezo, la<br />

confusión, la construcción del engaño o el desconcierto (recursos<br />

utilizados en los populares programas televisivos de cámara<br />

escondida) con la finalidad de provocar risa en el espectador a partir<br />

de la ridiculización de la buena fe y la credulidad de la gente.


37<br />

2<br />

EL CHISTE, LO CÓMICO Y EL HUMORISMO<br />

ACERCA DEL CHISTE<br />

El chiste, junto con el gag y la broma, es la forma más tradicional de<br />

lo que entendemos por cómico. Es un relato, un diálogo breve o un<br />

dibujo o una serie corta de imágenes con o sin texto, que mueve a<br />

risa. Dentro de su brevedad, tiene una estructura y un desenlace.<br />

La broma va dirigida a una persona. Se somete al ―otro‖ a una doble<br />

lectura para hacer reír a los demás. En muchos casos tiene el<br />

carácter de una propuesta teatral. En otros casos el sujeto de la<br />

broma es actor y espectador, lo cual lo puede llevar a reír de sí<br />

mismo. El gag, por su parte, es el chiste en una acción, en un<br />

movimiento.<br />

Sobre el chiste nos detendremos en especial en el siguiente capítulo<br />

porque será la base a partir de la cual desarrollaremos nuestra teoría.<br />

ACERCA DE LO CÓMICO<br />

La risa, en sus diversas versiones, es provocada en el receptor. El<br />

chiste tiene diversas técnicas en su estructura y diversas estrategias<br />

en su ejecución, pero en todos los casos apunta a la sorpresa de


38<br />

encontrarse con ―el otro‖ en el descubrimiento de cosas cuyo sentido<br />

va más allá que su significado.<br />

La risa es la consecuencia de lo cómico. La risa ―certifica‖ lo cómico.<br />

Si no hay risa, no hay comicidad.<br />

Es decir, la función de quien ejerce de cómico, en tanto profesional<br />

de la comicidad, es manipular la información de tal manera que<br />

obligue al perceptor a dar la risa como respuesta.<br />

Pero, ¿en qué consiste esta manipulación?<br />

Diversos autores, aunque desde distintas perspectivas, coinciden en<br />

la existencia de una dualidad, una ambivalencia, en la información<br />

que se suministra en todo chiste, en la exposición de lo cómico o lo<br />

humorístico.<br />

El chiste es intencional, busca el efecto cómico. Lo cómico es mucho<br />

más amplio e incluye al chiste, pero no necesariamente lo cómico<br />

―es‖, sino que ―resulta‖ cómico. El efecto cómico, en tanto acto,<br />

puede no ser intencional. En la iniciativa del emisor está el chiste,<br />

mientras que lo cómico está en el receptor, el perceptor, la audiencia;<br />

en la predisposición de éste para descargar en risas las tensiones<br />

contradictorias de las que es testigo.<br />

Nosotros vamos a tratar de movernos dentro de los límites de la risa<br />

como respuesta a un suceso que, por su efecto, consideramos<br />

cómico. Es decir: aquellos mensajes que son cómicos porque hacen<br />

reír. (No entra aquí la cosquilla, que es exclusivamente fisiológica,<br />

sobre lo que cabe una reflexión de porqué uno no puede hacerse<br />

cosquillas a sí mismo, lo cual es harina de otro costal).<br />

Lo cómico, es decir, lo que resulta cómico, es el término genérico<br />

que utilizaremos para referirnos a lo que nos hace reír.<br />

Lo cómico no es ajeno a la manera en que se presenta. No es nueva<br />

esta observación. Quintiliano ya lo decía al comienzo de nuestra era:<br />

―Pero sea como quiera, así como no me atrevo a decir que carece de<br />

habilidad el excitar a risa, ya porque para esto se requiere observación, ya<br />

porque los griegos y latinos dieron sus reglas para ello, así digo<br />

resueltamente que depende de la naturaleza y de la ocasión.<br />

No solamente la naturaleza hace que éste sea de mayor agudeza e invención<br />

que aquél para hacer reír (aunque esto puede aumentarse con el arte), sino<br />

que el carácter de algunos y su mismo semblante parece más acomodado<br />

para un chiste que dicho por otro no tendría tanta gracia.<br />

La ocasión puede tanto aun en los mismos chistes, que ayudados de ella, no<br />

digo los ignorantes pero aun la gente del campo, corresponden con nueva


39<br />

gracia y chiste a los chistes de otros, porque las gracias mejor caen en el<br />

que responde que en el que provoca.‖ 16<br />

El retruécano, propio de los sectores populares, institucionalizado en<br />

la payada o el amorfino, es donde la gente de campo hace alarde del<br />

juego de ingenio para cuestionar y encontrar salidas ocurrentes en el<br />

contrapunto verbal que mueve a risa.<br />

Hay otros aspectos que no podemos dejar de considerar: hay chistes<br />

que hacen reír a unos y a otros no, y a veces a nadie.<br />

Por lo de pronto, la falta de respuesta cuando se cuenta un chiste ya<br />

conocido por la audiencia, hace que el desplazamiento del sentido<br />

carezca del factor sorpresa, un requisito indispensable para el efecto<br />

risa.<br />

Será cómico aquello que produce risa, pero también puede no dejar<br />

de serlo aunque no la produzca en la audiencia de un contexto<br />

determinado.<br />

ACERCA DEL HUMORISMO<br />

¿El humor es lo mismo que lo cómico? Si bien puede plantearse como<br />

una simple cuestión semántica, no debemos descartar sutiles<br />

diferencias conceptuales en lo que va de uno al otro, se llamen como<br />

se llamen.<br />

Pero antes ¿cuál es la diferencia entre humor y humorismo? El<br />

humorismo está en el emisor mientras que el humor está en el<br />

receptor. El humorismo es activo mientras que el humor está en la<br />

percepción; es saber afrontar situaciones críticas con liviandad,<br />

dándoles un giro hacia lo gracioso al desplazar el sentido del relato de<br />

lo serio a lo banal.<br />

¿Lo humorístico apela a referentes más sutiles, más exclusivos,<br />

mientras que lo cómico a referentes más vulgares, más compartidos,<br />

más populares?<br />

Hay críticos que se remiten a dos formas de hacer reír. Hablan de lo<br />

cómico que aborda temas burdos y a otra forma más sutil e ingeniosa<br />

a la que algunos diferencian rotulándola de humor.<br />

16 Marco Fabio Quintiliano (c. 35/c. 95 de nuestra era) Instituciones oratorias. Biblioteca Virtual Miguel<br />

de Cervantes. Libro sexto, cap. III, “De la risa”


40<br />

Pirandello, según un comentarista de su obra, ―está preocupado por<br />

distinguir lo humorístico como sublime y valedero, de lo cómico como<br />

vulgar y macarrónico‖ 17 , lo cual nos ofrece una pauta de reflexión.<br />

El humorismo apela a la dualidad y contradicciones del individuo para<br />

consigo mismo. Mientras que lo cómico lo hace entre el individuo y la<br />

sociedad.<br />

El humor involucra al emisor como persona real. Siempre tiene un<br />

dejo de autocrítica, de autobiografía. El humor es más sutil, más<br />

exclusivo, porque el autor se reconoce en el otro: él, tú y yo<br />

funcionamos de la misma forma. Compromete una opinión personal,<br />

sobre uno mismo.<br />

La clave del humor está en la capacidad de reírse de uno mismo.<br />

Reconocer lo diverso en uno mismo.<br />

Pedro Muñoz Seca, autor teatral de comedias, dio pruebas de lo<br />

que se llama humor cuando, poco antes de ser fusilado por las<br />

milicias españolas en 1936, dijo a sus carceleros según registra<br />

la historia: «Podéis quitarme todo lo que tengo, pero hay una<br />

cosa que no me podéis quitar… y es el miedo que tengo».<br />

Quienes actúan por poder delegado de otro principal no pueden<br />

permitirse el lujo del ―humor‖. Lo más que alcanzan es la burla, la<br />

ironía o el sarcasmo, porque son formas de comicidad en ―contra‖ del<br />

otro. Pero no tienen espacio para el humor, porque este se construye<br />

a partir de lo propio, de reconocerse en las ambigüedades y las<br />

contradicciones propias.<br />

El humorismo está en la intención de las palabras, en el juego de<br />

palabras de un autor, que mueven a risa como quien se enmascara<br />

frente a un espejo; mientras que lo cómico está en las situaciones del<br />

―otro‖, en los actos que, vistos desde afuera, resultan risibles. El<br />

humorista es el profesional que hace de los relatos conflictivos de su<br />

propia vida, versiones ligeras, entretenidas y divertidas.<br />

―No tiene sentido del humor, se ríe por cualquier cosa‖, creo que es<br />

una frase citada por Freud que da que pensar: el humor no es la<br />

disposición para reír por cualquier cosa sino la sutileza de reír de uno<br />

mismo. El humor es de uno para con uno mismo.<br />

El humorismo tiene un autor, un protagonista, que sabe organizar el<br />

discurso de la cotidianidad y lo trasmite intencionadamente con el<br />

propósito de lograr un efecto: provocar el sentido del humor de la<br />

audiencia. Podríamos decir que es una profesión: ―humor con humor<br />

17 Juan Carlos Foix. Qué es lo cómico. Ed. Columba. Argentina. 1966


41<br />

se paga‖, ―ríanse de mí y también de ustedes‖, tiene la sutileza del<br />

ingenio, el arte y la técnica para hacer aflorar la empatía en el otro.<br />

En el proceso de comunicación, lo cómico es vertical pero lo<br />

humorístico es horizontal. Lo cómico tiene un receptor dispuesto a la<br />

risa frente a una actuación irreverente.<br />

Puedo ver, con Pirandello, ―una anciana señora, con los cabellos<br />

teñidos, untados de no se sabe bien qué horrible grasa, y luego<br />

burdamente pintada y vestida con ropas juveniles. Me echo a reír.‖<br />

Eso es lo cómico, pero los comentarios que hacemos en voz baja y<br />

que alienta la risa entre nosotros, es el humorismo.<br />

El humorismo apela a la racionalidad crítica que comenta y destaca lo<br />

ridículo de la imagen. Pero la misma imagen, siguiendo a Pirandello,<br />

puede llevarme a reflexionar piadosamente sobre la vida de esa<br />

mujer. Y ya no habría humor y menos risas.<br />

Hay siempre en el humor un doble sentido, una dualidad posible en la<br />

lectura del mensaje que apela a la condición humana.<br />

Lo cómico se hace como espectáculo, el humor como confesión.<br />

Un humor como el de ―Les Luthiers‖ sólo puede ser disfrutado<br />

por un grupo social ―ilustrado‖. Es decir, por gente que acumula<br />

experiencias y amplia información sobre la vida actual. (Este<br />

tipo de público se lo encuentra entre lo que podríamos llamar<br />

―clase media ilustrada‖, pero esta perspectiva social sería<br />

motivo de un análisis que no está contemplado en esta obra).<br />

En este caso es un público ―que puede entender el humor‖ que<br />

lo involucra. Si no se comparten experiencias e información con<br />

el autor, ―no se entiende‖ ni se comparte la risa con quienes ―sí<br />

entendieron‖.<br />

El humorismo es en cierta forma moralista.<br />

El humor nos permite una mirada crítica sobre nosotros mismos. Por<br />

ejemplo los chistes que se cuentan sobre los argentinos, o los<br />

gallegos o los pastusos. Es la posibilidad de reírnos de nosotros<br />

mismos. Tomar conciencia de que hay otra manera de vernos. Lo cual<br />

significa que hay otra manera de que veamos, o de ver en general.<br />

Que todo es según el color del cristal con que se mira. Y ese cristal es<br />

el referente al que nos remitimos cuando nos reímos de nosotros<br />

mismos.


42<br />

Pero esto no siempre es aceptado de buen grado porque exige dos<br />

cosas contradictorias: ser autocrítico y no tomarse muy en serio. Es<br />

necesario tener ―sentido del humor‖.<br />

Asumir una mirada ajena sobre sí mismo sin que, necesariamente,<br />

compartamos la opinión que la mirada implica. Porque el humor<br />

siempre nos deja el margen necesario para entender que también<br />

puede ser cuestionable la manera de ver de los demás.<br />

ACERCA DE LO TRAGICÓMICO<br />

Veamos otro aspecto del tema: el punto de encuentro entre la risa y<br />

las lágrimas: el grotesco y el reconocimiento son momentos en los<br />

que la risa y el llanto, la alegría y la emotividad se mezclan.<br />

REÍR LLORANDO 18<br />

Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—<br />

el pueblo al aplaudirle le decía:<br />

«Eres el mas gracioso de la tierra<br />

y el más feliz...» Y el cómico reía.<br />

….<br />

Una vez, ante un médico famoso,<br />

llegóse un hombre de mirar sombrío:<br />

«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso<br />

como esta palidez del rostro mío.<br />

»Nada me causa encanto ni atractivo;<br />

no me importan mi nombre ni mi suerte;<br />

en un eterno spleen muriendo vivo,<br />

y es mi única ilusión, la de la muerte».<br />

—Viajad y os distraeréis. —¡Tanto he viajado!<br />

—Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído!<br />

—Que os ame una mujer. —¡Si soy amado!<br />

—¡Un título adquirid! —¡Noble he nacido!<br />

….<br />

— Me deja —agrega el médico— perplejo<br />

vuestro mal y no debo acobardaros;<br />

Tomad hoy por receta este consejo:<br />

sólo viendo a Garrik, podréis curaros.<br />

—¿A Garrik? —Sí, a Garrik... La más remisa<br />

y austera sociedad le busca ansiosa;<br />

todo aquél que lo ve, muere de risa:<br />

tiene una gracia artística asombrosa.<br />

18 Juan de Dios Peza. México (1852-1910)


43<br />

—¿Y a mí, me hará reír? —¡Ah!, sí, os lo juro,<br />

él sí y nadie más que él. Mas... ¿qué os inquieta?<br />

—Así —dijo el enfermo— no me curo;<br />

¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.<br />

Pero si realmente quiere uno reír y llorar simultáneamente, tiene que<br />

trasladarse a versiones más actuales: ―Construcción‖ de Chico<br />

Buarque de Hollanda (quien, como todos sabemos es brasileño), tal<br />

vez sea junto a ―Gracias a la vida‖ de la chilena Violeta Parra dos<br />

poemas que constituyen, en mi modesto entender, las dos obras<br />

cumbres del humanismo social en la canción latinoamericana.<br />

(El dominicano Juan Luis Guerra con ―Ojala que llueva café en el<br />

campo‖ y ―Los ejes de mi carreta‖ del argentino Atahualpa Yupanqui<br />

pueden ser agregados sin pudor a la lista). 19<br />

Pero esto, debo reconocerlo, es otra historia que hace a mis gustos<br />

personales.<br />

El mismo mecanismo opera para lo trágico: hay historias que giran en<br />

torno a la muerte (en torno a temas que en principio son dolorosos)<br />

construidas en una doble lectura que mueven a risa o a llanto según<br />

las circunstancias y el contexto. La respuesta ―es siempre<br />

situacional‖, advierte Alfonso Sastre. Es decir, la audiencia y las<br />

circunstancias pueden provocar lecturas y respuestas distintas.<br />

Hay estudios que establecen que el niño ríe más que el adulto y que<br />

con los años disminuye la facultad de reír. Inclusive hay gente que no<br />

conoce la risa.<br />

¿El campesino perdido en el páramo, conoce la risa? No es una<br />

respuesta que yo pueda dar. Alguien debería buscarla desde adentro.<br />

En todo caso si yo la busco, tengo que tener claro que la respuesta<br />

estará condicionada por la presencia del intruso que soy yo en un<br />

medio al que no pertenezco.<br />

Algunos estudios confunden la risa con la alegría.<br />

La risa tiene de alegría solamente el asumir la locura que nos permite<br />

el descubrimiento de la otra lectura. Es el ver distinto.<br />

No hay alegría en la broma, el sarcasmo o la burla que mueven a<br />

risa.<br />

19 Ninguno de ellos escribió sobre Comunicación ni sobre lo cómico, por eso no están en la Bibliografía.<br />

Hicieron cosas más importantes.


44<br />

ACERCA DE LO SERIO<br />

El humorismo como contraparte del dolor. El dolor es más universal,<br />

se relaciona con la condición humana y está dado por la pérdida. O la<br />

carencia, vista desde afuera. La pérdida de lo que da sentido a la<br />

vida: la pérdida de lo adquirido, lo construido, lo cual incluye los<br />

afectos, la salud… no solo los bienes materiales. La pérdida del<br />

tiempo, los proyectos, el futuro. La pérdida de la fe, la confianza, la<br />

dignidad, el respeto.<br />

Si el dolor es un ―sacar del juego‖ por pérdida, el humor es una<br />

adquisición. Un enriquecimiento del mundo simbólico, del lenguaje…<br />

es un ―sacar del juego‖ por sustitución. El dolor es la muerte, la<br />

pérdida, la carencia, el vacío; el humor es la resurrección, la recreación,<br />

el re-descubrimiento.<br />

El funcionario sometido a una nueva jefatura, burocrática e<br />

incompetente, se ve obligado a hacer trámites y gestionar<br />

permisos para resolver lo que durante mucho tiempo había estado<br />

haciendo diligentemente bajo su propia responsabilidad.<br />

- Sí, yo me río, pero en el fondo me da una tremenda rabia… O<br />

te pones a llorar, o te ríes… Todo es tan absurdo…‖<br />

Los extremos se tocan: un mismo hecho puede ser leído de diversas<br />

maneras.<br />

No creo que se pueda hablar de lo cómico sin detenerse por lo menos<br />

un momento a analizar su opuesto, tal como sería ―lo serio‖.<br />

Aunque puede suponerse que lo contrario de lo cómico es lo triste, no<br />

es exacto: lo triste es lo contrario de lo alegre. Lo triste y lo alegre<br />

son estados de ánimo que, en un proceso comunicacional, pueden o<br />

no exteriorizarse de manera visible.<br />

De manera diferente sucede con lo cómico y lo serio, que apuntan a<br />

provocar una respuesta que se evidencie en la actitud física del<br />

receptor. En estos casos se trata de divisiones subyacentes en la<br />

realidad:<br />

Lo serio busca hacer la síntesis de las partes, busca la<br />

recomposición, construye una realidad a partir de los elementos<br />

dispersos de un todo, mientras que lo cómico lo hace hacia el<br />

análisis, la ruptura que evidencia las partes, las relaciones y<br />

contradicciones que componen algo que se presentaba como<br />

unívoco.


45<br />

Si lo cómico provoca risa, lo serio no necesariamente provoca<br />

lágrimas. Las lágrimas son la exteriorización extrema de los más<br />

diversos estados de ánimo.<br />

Así como lo cómico tiene distintos niveles de respuesta, lo serio<br />

también los tiene: lo amargo, lo doloroso, la frustración, la<br />

impotencia, la angustia, lo irreparable, lo lamentable, lo razonable, lo<br />

lógico, el reconocimiento, la reparación, lo coherente, la explicación,<br />

son parte de las múltiples formas que pude adoptar lo serio en<br />

nuestro caso y sobre los cuales, por razones obvias, no nos vamos a<br />

detener.<br />

En el proceso de comunicación de lo serio, de la misma manera que<br />

en lo cómico, también se producen desplazamientos de sentido según<br />

veremos más adelante. La diferencia radica en que lo cómico se<br />

sostiene en las ambivalencias y contradicciones sociales, mientras<br />

que lo serio -en cuanto contraparte de lo cómico- lo hace en las<br />

individuales, personales, íntimas.<br />

Hay situaciones serias que conmueven hasta las lágrimas sin ser<br />

necesariamente tristes. Lo hemos visto en el cine o leído en una<br />

novela; el reconocimiento del otro, por ejemplo, en cualquiera de sus<br />

manifestaciones (encontrar un pariente, aceptar una culpa, descubrir<br />

lo negado…) implica siempre encontrarse en el otro.<br />

Cualquier relato serio se puede hacer cómico, de la misma manera<br />

que cualquier historia cómica se la puede hacer seria. Pongamos un<br />

ejemplo trivial:<br />

Un joven quiere ser artista, su padre se opone por considerar<br />

que se trata de una actividad inútil, finalmente el<br />

reconocimiento social que el joven logra, hace que el padre<br />

revea el problema y reconozca una nueva perspectiva sobre el<br />

criterio de utilidad.<br />

Si en el relato nos apoyamos en el desbaratamiento de los prejuicios<br />

sociales que giran en torno al tema podemos hacer una comedia;<br />

pero si lo que planteamos es el reencuentro de las diversas visiones<br />

que los protagonistas tienen sobre el sentido de la vida, hacemos un<br />

drama (en el sentido de cosa seria, según lo venimos exponiendo).<br />

A partir de los mismos contenidos, cualquier tema puede llevarnos a<br />

un mismo desenlace aunque el tratamiento que se le dé sea diverso.<br />

Los caricaturistas conocen muy bien sobre estas cosas.<br />

―La risa debe tener una significación social‖, dice Bergson, a lo que<br />

podríamos agregar que la reflexión que acompaña a lo serio debe<br />

sostenerse en la psicología.


46<br />

La construcción de lo serio no tiene el carácter sorpresivo con que se<br />

produce el desplazamiento en lo cómico, es algo que se incuba en la<br />

diégesis de la historia, que sabemos que está ahí pero que se<br />

manifiesta tardíamente, morosamente.<br />

Como es evidente, no estamos hablando aquí de la seriedad de una<br />

tesis o la de un estudio sociológico, sino de un relato que provoca en<br />

nosotros una respuesta emotiva opuesta a la risa.


47<br />

3<br />

POR QUÉ REÍMOS<br />

LA COMUNICACIÓN<br />

Rabelais 20 nos define:‖Porque lo propio del hombre es reír‖. Es decir:<br />

la condición para que seamos humanos es saber reír.<br />

Para ser honesto, el tema de la risa, en este trabajo, no pretende ser<br />

más que una excusa para entrar al tema principal que expongo en el<br />

Capítulo 8. Por lo tanto quiero recordar que no es mi intención ni<br />

compendiar todo lo dicho sobre el tema ni especular sobre todos los<br />

aspectos relacionados. Sin embargo sí me interesa dejar sentada la<br />

complejidad y la vastedad del tema, aunque en cuanto a información,<br />

no creo que pueda superar la disponible en la red electrónica. El<br />

lector advertido comprenderá que para mí ya es un poco tarde<br />

introducirme en los vericuetos del hebreo, el griego y el latín para<br />

investigar las fuentes más antiguas 21 , ni auscultar las lenguas<br />

orientales, ni releer o leer las obras que han escrito nuestros autores<br />

para buscar ejemplos de construcciones y metáforas que vengan al<br />

caso.<br />

Ciertamente el tema resultó ser mucho más interesante y rico en<br />

posibilidades especulativas de lo que yo esperaba, a tal punto que en<br />

muchas ocasiones me he desviado de mis propósitos originales y me<br />

20 Francois Rabelais, Francia, 1494 – 1553. Autor de Gargantúa y Pantagruel.<br />

21 Para los más curiosos, Ralph Piddington en el Apéndice de su obra Psicología de la risa (1933)<br />

incluye un resumen histórico de autores y teorías occidentales vinculadas con la risa hasta la fecha de su<br />

publicación: “Platón, Aristóteles, Cicerón, Quintiliano, teorías del Renacimiento, teorías inglesas sobre la<br />

comedia de los siglos XVI y XVII, Descartes, Hobbes, Locke, Addison, Hartley, Warton, Rousseau,<br />

Beattie, Kant, Hegel, Hazlitt, Dugald, Stewart, Schopenhauer, Bain, Dumont, Léveque, Herbert Spencer,<br />

Darwin, Meredith, Höffding, Penjon, Mélinand, Dewey, Hall y Allin, Renouvier y Prat, Bergson, Palmer,<br />

Sully, Freud, Kallen, Sidis, M'Dougall, Bliss, Baillie, Eastman, Wallis, Creig, Cregory, Dumas, Wilson,<br />

Dupréel, Hayworth, Kimmins”.


48<br />

entregué a la lectura y el análisis de los textos que muchos autores<br />

me proponían.<br />

OTRAS RISAS<br />

Para no dejar muchos cabos sueltos, vamos a comentar ligeramente<br />

tres aspectos relacionados con la risa que caen fuera del análisis que<br />

el presente trabajo exige.<br />

EL CONTAGIO<br />

Un tema que no se puede soslayar es el contagio de la risa.<br />

Si estamos solos y alguien me cuenta un chiste por segunda vez, lo<br />

más probable es que lo interrumpa y avise que ya lo he oído. Pero la<br />

situación no es la misma si se trata de una audiencia grupal.<br />

Esperaríamos a que termine el relato para verificar si en los demás<br />

produce el mismo efecto que originalmente produjo en uno y en este<br />

caso compartir y volver a reír.<br />

Hay casos en los que la experiencia personal nos interroga sobre<br />

porqué reímos cuando no entendemos un chiste. Los que sí lo<br />

entendieron, ríen; pero quienes no lo entendieron, terminan riendo<br />

porque los otros ríen. Generalmente, quienes se han detenido en este<br />

aspecto de la risa, hablan de contagio. La risa se contagia y<br />

terminamos riendo todos juntos aunque no existe una clara ni<br />

satisfactoria explicación.<br />

―Memoria emotiva‖, podría decir Stanislavsky en su celebrado método<br />

de actuación. 22<br />

Muchas veces reímos porque el otro ríe, simplemente por empatía,<br />

porque somos capaces de sentir como el otro siente.<br />

Sin embargo, desde la propuesta de los referentes compartidos<br />

podemos aventurar una respuesta más objetiva: Si reímos, ya no lo<br />

hacemos por los referentes que compartimos en el chiste, sino por los<br />

que compartimos en la risa… Si el otro ríe por algo, hay algo (allí<br />

afuera) que me debe hacer reír.<br />

Podemos establecer un paralelo con la cosquilla: reímos no por el<br />

mensaje que no entendimos, sino por la sorpresa y el descubrimiento<br />

del otro que revive en nosotros la experiencia similar.<br />

22 Konstantin Stanislavski. Un actor se prepara.


49<br />

LAS COSQUILLAS<br />

Las cosquillas producen risa. Pero, extrañamente, siempre tiene que<br />

ser con la intervención de otro. Uno no puede hacerse cosquillas a sí<br />

mismo.<br />

Una explicación es que la sensación de cosquilleo nos remite a una<br />

reacción atávica: la posible invasión de un insecto (o una araña, por<br />

ejemplo). La primera respuesta es instintiva, de sorpresa o susto, e<br />

inmediatamente, al descubrir el juego de que se trata, estalla la risa<br />

como descarga emocional.<br />

En la experiencia cotidiana, hasta el sólo gesto de anticipación a la<br />

cosquilla con que se puede ―amenazar‖ a un niño, adelanta la risa<br />

como respuesta.<br />

La posibilidad de hacerse cosquillas recíprocamente es un juego que<br />

roza el erotismo.<br />

Hacerse cosquillas uno mismo no es posible porque los controles<br />

motores del cerebro adelantan lo que uno va a hacer y al eliminar el<br />

factor sorpresa, se neutraliza la respuesta. Este proceso sucede tan<br />

rápidamente que roza la simultaneidad.<br />

LA TORTURA<br />

El tema de las cosquillas llevado al extremo, es un recurso que ha<br />

sido aplicado como tortura, un refinado método de tortura.<br />

Lo que en principio puede ser placentero, cuando lo es en exceso<br />

hace estallar la risa en angustia y desesperación.<br />

Aunque las explicaciones abren nuevos interrogantes, lo dejaremos<br />

aquí para no desviarnos demasiado de nuestra ruta.<br />

EL ARTE DE DI-VERTIR<br />

No quiero detenerme a analizar a los clásicos que han abordado el<br />

tema de la risa, pero puedo adelantar que no he encontrado en ellos<br />

un enfoque que lo analice desde la Comunicación. Sastre, que era mi<br />

última esperanza por lo actual (2002), como buen español (aunque<br />

como vasco lo niegue) hace alarde de una poderosa retórica,<br />

memoria e ingenio para la observación. Pero se detiene más en la<br />

construcción de los efectos que en la investigación de sus causas.<br />

Mi propuesta es más algebraica (decir científica me parece una<br />

exageración), porque tratará de resolver en ecuaciones retóricas las


50<br />

relaciones que van desde la propuesta del emisor a la risa en el<br />

perceptor. En este transcurso trataremos de señalar los mecanismos<br />

que hacen posible la risa, para que, con suerte, nos puedan llevar a<br />

entender mejor los procesos de la comunicación social.<br />

Lo que viene a continuación tiene como propósito establecer un<br />

marco de referencia dentro del cual trataremos de ubicar la risa y los<br />

mecanismos que son comunes a las distintas formas de exponer un<br />

relato para provocarla.<br />

Lo cómico como estímulo y la risa como respuesta, es una propuesta<br />

sumamente elemental porque, para empezar, no todo lo que<br />

consideramos cómico produce risa ni reímos solamente frente a lo<br />

cómico.<br />

La siguiente lista corresponde a algunos de quienes teorizaron en<br />

torno a la relación de lo cómico y la risa, y que señalan con diverso<br />

criterio la dualidad de sentido que tiene toda formulación que hace<br />

reír. Entre todos ellos se destaca en el origen el ejemplo atribuido a<br />

Sócrates, cuando considera que la risa es una sensación mixta como<br />

la que opera cuando sentimos el malestar de la picazón y el placer de<br />

rascarnos.<br />

Es interesante señalar que la complejidad de sus respectivos<br />

pensamientos en torno a lo cómico (sea filosófica, sicológica,<br />

sociológica, literaria, existencial, semiótica, histórica o etimológica),<br />

observada desde la comunicación social, se resume en la existencia<br />

de un mensaje que se divide en dos vertientes que provocan la risa<br />

como resultado de su convergencia.<br />

Sócrates: ―malestar y placer‖<br />

Kierkegaard: ―choque de contrarios‖<br />

Koestler: ―bisociación‖<br />

Bergson: ―inversión‖<br />

Freud: ―desconcierto y esclarecimiento‖<br />

Pirandello: ―sentimiento de los contrarios‖<br />

Bajtin: ―bivalencia‖<br />

Sastre: ―biserialidad‖<br />

Alastair Clarke: ―desinformación y reconocimiento‖ 23<br />

23 La teoría que Alastair Clarke propone en 'The Eight Patterns Of Humour' (2009), consiste en ocho<br />

patrones de cuya combinación se puede llegar a más de cien fórmulas para hacer humor. ¿Cuáles son?<br />

Como no hay versión en español, me limitaré a su enunciado original: “Positive repetition, division,<br />

completion, translation, applicative and qualitative recontextualization, opposition and scale”.<br />

El humor sería un mecanismo que de algún modo nos recompensa al hacer posible que reconozcamos<br />

„desinformaciones‟ que, con anterioridad, han estado a punto de hacernos cometer algún error. Teniendo<br />

ello en cuenta, propone la fórmula H=MxS: el placer que obtenemos (H) es igual al grado de<br />

desinformación (M) multiplicado por la posibilidad de que el individuo tome en serio esa información<br />

(S). Queda en manos del lector reír o permanecer serio.


51<br />

No hace falta decir que una sola palabra no puede sintetizar todo lo<br />

pensado y escrito por cada uno de ellos, sin embargo se hace<br />

evidente que todos aluden a una dualidad presente en el mensaje<br />

que, en definitiva, se resuelve en el absurdo con la risa.<br />

Por otra parte, no está demás señalar que todos ellos analizan los<br />

chistes en distintas épocas (cuando los medios de comunicación no<br />

eran tantos ni tan variados como en la actualidad) y desde la posición<br />

de un intelectual perteneciente a un sector social y una cultura<br />

determinada. Esto tiene particular relevancia porque, en nuestro<br />

caso, inmersos en una sociedad pluricultural, tendríamos que pensar<br />

si en las culturas que no responden al modelo europeo la risa se<br />

produce a partir de di-versiones similares.<br />

Así que, quienes me han precedido en el uso de la palabra (para<br />

seguir con una cierta formalidad académica) en general coinciden en<br />

dos aspectos cuya presencia es constante en todas las situaciones<br />

que mueven a risa: primero la dualidad y luego casi simultáneamente<br />

la sorpresa. Es decir que el desarrollo de lo cómico tiene dos<br />

vertientes de sentido, la primera y la segunda, la segunda de las<br />

cuales aparece imprevistamente cuando se produce la primera.<br />

Dicho así para dejar en claro que nada es muy claro, paso a traducir:<br />

todo relato que provoca risa tiene dos lecturas, una que avanza en<br />

los términos de la lógica cotidiana hasta que sorpresivamente se<br />

desvía hacia otra lógica, no tan evidente, cuyo descubrimiento<br />

provoca la descarga emocional en la risa, con lo cual superamos el<br />

desconcierto.<br />

―El borracho amargado le dice a su mujer:<br />

- María, estoy cansado de todo. Me voy a tirar del quinto piso.<br />

- ¿Cómo te vas a tirar del quinto si la casa es de un solo piso?<br />

- No importa, me tiro cuatro o cinco veces.‖<br />

El desplazamiento de una argumentación lógica a otra disparatada.<br />

Porque, como se podrá ver seguidamente, nihil sub sole novum.<br />

La palabra divertir propone desde su definición esta doble vertiente<br />

de sentidos que hace a la finalidad de lo cómico:<br />

divertir: del latín divertere "apartarse", formando con vertere,<br />

"girar" y día-, "en otra dirección"; a su vez de versus, "surco<br />

del arado", porque la distracción surge de apartarse de la<br />

rutina. La misma idea está presente en diverso (de diversus,<br />

"apartado, distinto") y divorcio (de divortium, "separación").


52<br />

O, si queremos ponernos más exquisitos, podemos ver la definición<br />

que los herederos directos del latín nos proponen:<br />

Algo similar podría plantearse con relación a las palabras recrear<br />

(re-crear) y distraer (dis-traer), esta última, traducción casi literal de<br />

divertere: hacer tomar otra dirección, desviar.<br />

Son definiciones rescatadas de Internet que, vistas con nuevos ojos,<br />

constituyen un paso importante hacia los referentes compartidos,<br />

tema fundamental de la presente publicación.<br />

Si bien hay alguien o algo que emite el mensaje, es el receptor quien<br />

le da la forma orgánica que le otorga comicidad, porque introduce en<br />

su relación con el mensaje un referente que triangula el proceso:<br />

recibe el mensaje directamente del emisor y también por una vía<br />

secundaria filtrado por un referente.<br />

Pero el emisor piensa como el receptor. Es decir, se pone en la<br />

cabeza del otro para verificar que la triangulación existe. Caso<br />

contrario sabe que irá al fracaso: nadie reirá.<br />

En todo caso, no quiero convertirme en comentarista de lo que otros<br />

nos dicen, sino inventar mis propias mentiras. Por lo de pronto,<br />

habría que señalar que estos procesos se dan en un momento y una<br />

determinada sociedad, detalle que nos ayudará a comprender la<br />

intención de este libro.<br />

Decíamos que la comicidad de aquello que mueve a risa proviene de<br />

dos vertientes en el significado o sentido que otorgamos a los actores<br />

del relato: la primera un tanto obvia, que responde a la lógica de la<br />

cotidianidad, y la otra no menos lógica pero que desajusta la previa<br />

interpretación.


53<br />

―- Maestra, ¿usted me castigaría por algo que yo no hice?<br />

- Claro que no, Jaimito.<br />

- ¡Ah, qué bueno! porque yo no hice mi tarea.‖<br />

En lo cómico siempre hay un presente socialmente aceptado y un<br />

―quitarse‖ la máscara mostrándonos otra alternativa que muestra su<br />

propia lógica con el desenmascaramiento.<br />

No de otra manera se explica que alguien que da un tropezón en la<br />

calle nos mueve a risa: lo formal, la imagen social del protagonista,<br />

de repente se viene al suelo desnudando al personaje en su más<br />

elemental humanidad. Las dos vertientes colisionan y mueven a risa:<br />

el caballero (o la dama) no es más que un pobre ser humano<br />

sometido a los avatares de la vida.<br />

Algo similar ocurre cuando uno se siente ridículo. En las clases<br />

de televisión que dicto en la Facultad de Comunicación Social de<br />

la Universidad de Guayaquil, se repite la historia del estudiante<br />

que lee por primera vez una noticia frente a cámara y ríe<br />

cuando se equivoca. Ese encontrarse con la propia imagen<br />

desvelada y desvalida por sus limitaciones, provoca la risa<br />

como descarga de las tensiones entre las dos vertientes del<br />

querer ser y del ser.<br />

Para Baudelaire 24 la risa es ―satánica‖; la facultad de reír da la idea<br />

de la propia superioridad; en la risa hay una venganza a lo<br />

establecido, a lo aceptado como obvio. La risa es la venganza ad<br />

absurdum.<br />

Puede ser ―satánica‖ en cuanto a la exclusividad. Digámoslo así:<br />

cuando río, es porque ―yo puedo ver lo que la mayoría no ve‖.<br />

Baudelaire, por su parte, considera que lo cómico apunta al rescate<br />

de lo irrisorio, de lo ridículo, que son situaciones que se generan en<br />

las convenciones sociales, solamente cuestionables desde la ―locura‖.<br />

Esa locura que permite ver lo que otros no ven, es posible por la<br />

cantidad y calidad de la información que se guarda en la memoria,<br />

entendiendo por calidad la variedad de relaciones que se tienen<br />

establecidas sobre cada palabra que comprende el tema.<br />

La risa (y la carcajada, en su expresión más extrema) es la ―locura‖<br />

controlada que hace posible romper la convención social<br />

generalmente aceptada. La risa es la ruptura, o para ser más<br />

precisos: es la conciencia de la ruptura. Es cuando uno adquiere<br />

24 Charles Baudelaire. Ensayo sobre la risa.


54<br />

conciencia de que el discurso está rompiendo lo ―normalmente‖<br />

aceptado.<br />

Esta dualidad presente y subyacente en el relato cómico, estas dos<br />

verdades que conviven y se diluyen en la risa ¿tendrá algo que ver<br />

con la esquizofrenia?<br />

La Escuela de Palo Alto (California, EUA, hacia 1960) cuyo más<br />

conspicuo vocero ha sido Gregory Bateson, tiene su origen en un<br />

Instituto de Investigación Mental cuyos estudios sobre la<br />

esquizofrenia derivaron hacia un nuevo enfoque de la teoría de la<br />

comunicación interpersonal con particular acento en los referentes<br />

compartidos. 25<br />

Para avanzar en el tema, vamos a limitarnos al análisis de los chistes,<br />

por más que lo que aquí se diga tiene validez para todas las formas<br />

de la comunicación.<br />

Una imagen fotográfica con un título que ironiza la situación. El<br />

desplazamiento del sentido se encuentra en la palabra PARADA:<br />

primero como desfile militar para luego trasladarse a detención de un<br />

movimiento. La ostentación del poder militar se detiene por una<br />

simple falla mecánica.<br />

PARADA MILITAR<br />

25 Alex Mucchielli. Psicología de la Comunicación. Ed. Paidos. Barcelona. 1998.


55<br />

Se trata de un chiste típico de homónimos: una palabra con dos<br />

significados. La originalidad de este caso radica en que uno de los<br />

significados de la palabra es explícito, mientras que el otro está<br />

implícito en la imagen fotográfica.<br />

La comunicación es posible cuando ambas partes, emisor y receptor,<br />

coinciden en el sentido que tienen las palabras, en algo que fuera del<br />

estricto significado de la palabra.<br />

―Una monja visita una cárcel. En el patio ve a un preso sentado<br />

y cabizbajo, se acerca y le dice:<br />

- Hijo mío, ¿por qué estás aquí?<br />

- Ay, madre, porque no me dejan salir…‖<br />

El ―estar aquí‖ no es el mismo para el preso que para la monja, por<br />

eso no se entienden entre ellos; lo cual no ocurre entre el autor del<br />

chiste y nosotros, lectores, porque sí comprendemos los dos sentidos<br />

presentes en las mismas palabras.<br />

Toda risa está cargada de significado. ―Dime de qué ríes y te diré<br />

quién eres‖.<br />

―Todo hecho risible comienza despertando grande interés y<br />

cómo su índole cómica se denuncia en el momento en que este<br />

interés queda burlado. Tal es la ley que rige todo lo cómico<br />

pues ha de saber si es verdadero, cautivar la atención y luego<br />

desmentirla, como diciendo: ‗Te he engañado, pues mira en lo<br />

que ha venido a parar tan ansiosa espera. En nada.‘‖ 26<br />

Se trata del desplazamiento a otra lógica incompatible con el primer<br />

enunciado.<br />

―Si Beethoven hubiese sido ciego, habría sido pintor‖ o ―Si Cervantes<br />

hubiese sido rengo habría sido futbolista‖.<br />

No se trata aquí de explicar los chistes, se trata de reconocer la<br />

presencia de sentidos que van más allá del significado de las palabras<br />

y desentrañar su funcionamiento.<br />

―- ¿Cuál es el país menos productivo del mundo?<br />

- El Vaticano, porque tiene cuarenta hectáreas de extensión, mil<br />

habitantes y en los últimos cien años sólo ha dado diez papas.‖<br />

Hay que tener en cuenta la brevedad (lo compacto) del chiste. No<br />

puede haber desperdicio.<br />

26 Juan Carlos Foix, comentando a Kant. Qué es lo cómico.


56<br />

La doble lectura que hacen los personajes se asienta en el doble<br />

sentido que puede tener la relación conyugal.<br />

Pero, en el caso de quienes ejercemos la docencia en la Academia,<br />

nos encontramos con que nos remite a un referente más sutil: la idea<br />

de que la tecnocracia es el soporte para el conocimiento. Y entonces<br />

reímos. 27<br />

Alguna vez hemos asistido a espectáculos de humoristas que no<br />

consiguen sacar una sonrisa condescendiente del auditorio y en otras,<br />

de situaciones desagradables y aún dolorosas, que mueven a risa a<br />

los testigos. El sentimiento de ―vergüenza ajena‖ es una risa ausente<br />

que cae en el vacío de la incomunicación, sea por el contenido o por<br />

la construcción que aparece con perfiles de ridiculez que mueven a la<br />

condolencia… El emisor no ha encontrado adecuadamente los<br />

referentes que compartir con su audiencia.<br />

El humor como recurso para encontrarse con el otro en tanto se<br />

comparten referentes.<br />

La comunicación es imposible cuando una de las partes niega o<br />

desvirtúa el sentido del referente. Puede operar sobre el mismo<br />

referente pero consciente o inconscientemente, al hacer una lectura<br />

en distinto sentido es provocar la incomunicación.<br />

27 Este chiste merece una portada en un tratado sobre “La universidad frente a la ciencia y la tecnología”,<br />

tema que espero llegar a profundizar en un trabajo que tengo en marcha.


57<br />

Finalmente, lo interesante es reconocer que solamente podemos<br />

comunicarnos (entendernos) cuando tenemos referentes<br />

compartidos:<br />

<br />

<br />

<br />

si el autor y yo no tenemos referentes compartidos no podemos<br />

comunicarnos: lo que es cómico para el autor no me hará reír.<br />

si el autor y nosotros no tenemos referentes compartidos no<br />

podemos comunicarnos: lo pretendidamente cómico no nos<br />

hará reír.<br />

si el emisor y los receptores no tienen referentes compartidos<br />

no pueden comunicarse: lo pretendidamente cómico para el<br />

emisor no hará reír a los receptores.


59<br />

4<br />

EL HUMORISMO COMO MANIFESTACIÓN DE<br />

UNA IDENTIDAD COMPARTIDA.<br />

La comunicación no es con lo escrito o dibujado, sino con quien<br />

escribió o dibujó.<br />

Sin embargo, en el emisor puede haber o no intención de producir el<br />

efecto risa y en el perceptor puede haber disposición o no para<br />

responder con risa, pero cuando esta se produce, estamos frente a<br />

―lo cómico‖.<br />

Lo cómico no existe. Lo que existe es la risa, la respuesta en todas<br />

sus variantes.<br />

El chiste es el traslado del mecanismo de reconocimiento del infante<br />

en el referente compartido, con el agregado de la problemática,<br />

coerción social adquirida en la experiencia. (¡Se diría que en el<br />

infante es el ello, luego el yo, y en la edad adulta el superyó lo que se<br />

pone en juego?)<br />

Se diría que lo cómico radica en el descubrimiento. Y desde mi<br />

perspectiva en el descubrimiento de ―otro‖ referente compartido.<br />

Tal vez todo se reduzca a un juego de descubrimientos que culminan<br />

en la risa compartida cuando descubrimos que el otro (el vecino)<br />

comparte el mismo descubrimiento que uno.<br />

¡Tremendo lío de palabras…!


60<br />

Cuando no se encuentra el referente (o no existe en el historial del<br />

sujeto) la risa se frustra.<br />

De lo sublime a lo ridículo hay un solo paso: el paso que marca la<br />

distancia entre la risa y la rabia. Entre la capacidad de maniobrar la<br />

realidad y la impotencia para hacerlo.<br />

El chiste no es lo que vemos, o leemos, u oímos. El chiste adquiere<br />

sentido por las asociaciones que nos remiten a los referentes<br />

archivados en nuestra memoria. Y ese archivo memorístico tiene que<br />

ser suficientemente compartido por el emisor (quien formula o<br />

propone el chiste) y el receptor, para que lo expuesto tenga en<br />

ambos el mismo efecto. Es decir, permita al emisor prever la<br />

construcción que hará la audiencia…<br />

El descubrimiento de gente con referentes que me pueden hacer<br />

sentir superior en la medida en que no llegan a ser compartidos con<br />

los demás es la raíz de la paracultura de élite de nuestros países. Es<br />

la esquizofrenia cultural. Algo que sólo la ―aristocracia‖ de la cultura<br />

puede percibir. 28<br />

El descubrimiento del referente común que hace posible compartir el<br />

chiste. Descubrir que el otro ha manejado un referente que yo<br />

descubro que compartimos. La risa es la alegría del encuentro con el<br />

otro en lo extraño, improbable, imprevisto, inusitado.<br />

El referente no existía como tal sino hasta que lo descubre el chiste.<br />

―Fulgencio es un hombre bueno‖.<br />

Si este enunciado es necesario, se debe seguramente a que hay<br />

características en él que pueden inducir a otra apreciación.<br />

Pero luego podemos pasar a hacer dos lecturas distintas:<br />

1. Es amable y todos lo aprecian y valoran.<br />

2. Es inocentón y todos se burlan y abusan de él.<br />

¿Cuál es el verdadero sentido del enunciado?<br />

Solamente nos entendemos cuando quien habla (el emisor) y quien<br />

escucha (el receptor) comparten el mismo sentido de las palabras. Es<br />

decir, ese ―hombre bueno‖ del enunciado, nos remite a ambos a un<br />

mismo sentido. De no ser así, las partes no se habrán comunicado.<br />

28 No está de más echar una ojeada a Miguel Donoso que fue el primero en enunciar el problema social en<br />

términos similares: “Ecuador: identidad o esquizofrenia”, Eskeletra Editorial, Quito, 2000.


61<br />

En otras palabras: la comunicación sólo es posible cuando el<br />

enunciado nos remite a referentes que compartimos.<br />

En la vida cotidiana, estas situaciones de diversa lectura a las que<br />

nos enfrentamos diariamente, se salvan agregando más información<br />

que agregan precisiones al sentido del enunciado hasta poder<br />

compartirlo.<br />

LA MORDACIDAD<br />

Tal vez el siguiente chiste sea el más esclarecedor en cuanto al<br />

desplazamiento de un sentido a otro. En las dos partes en que se<br />

divide el chiste, el doctor pronuncia las mismas palabras y hasta<br />

podemos imaginar que en el mismo tono, sin embargo, significando lo<br />

mismo, su sentido sufre un desplazamiento que va del primer<br />

enunciado al segundo:<br />

―Sale el médico del quirófano:<br />

- Tengo una buena noticia y una mala. La buena es que su<br />

suegra está fuera de peligro.<br />

- ¿Y la mala?<br />

- Que su suegra está fuera de peligro.‖ 29<br />

El chiste está en el desplazamiento que asume el receptor con<br />

respecto al juego de palabras cuyo sentido cambia según la vertiente<br />

que asumimos sobre qué son las suegras en el historial de vivencias<br />

que la palabra nos ofrece.<br />

Hay en los enunciados de los chistes un desplazamiento de sentido<br />

que tiene que ser compartido por el emisor y el receptor. No bastan<br />

las dos vertientes y la sorpresa. Para que esto funcione, el emisor<br />

tiene que estar seguro que el receptor conoce, piensa y siente de la<br />

misma manera que él. No basta que conozca el significado de las<br />

palabras, sino que alcance el hipersentido posible de las mismas.<br />

LOS PARÓNIMOS<br />

El juego de palabras, generalmente parónimos y homónimos, es<br />

también un recurso que nos remite a diferentes referentes:<br />

―Una manzana está en un paradero de buses. Se acerca otra<br />

manzana y le pregunta:<br />

- ¿Hace mucho que espera?<br />

- No soy pera, ¡soy manzana!‖<br />

29 En Javier Bizarro y Rody Polonyi. Anatomía del chiste. T&B Editores. Madrid. 2012.


62<br />

En este caso parece que el chiste no está en la incomunicación. Tal<br />

vez en la sorpresa de ese referente compartido que por obvio ha sido<br />

desestimado.<br />

En este chiste opera un elemento que debe ser motivo de otro tipo de<br />

análisis: dos manzanas que hablan. El tema cae dentro de lo que es<br />

realidad y ficción, lo cual merece un estudio que excede en mucho los<br />

límites del presente trabajo.<br />

Que las manzanas hablen nos dice de la intención del narrador, del<br />

hipersentido del chiste.<br />

En muchos casos se juega con parónimos u homónimos que en su<br />

dualidad de significación sorprenden cuando el sentido del relato se<br />

desvía hacia el significado menos probable.<br />

EL DESCUBRIMIENTO<br />

Hay chistes que no pueden formularse sino por escrito y nos<br />

encontramos allí con que las palabras se nos aparecen con un doble<br />

sentido de texto y figura. Son construcciones de sentido que se<br />

establecen al interior del chiste, en su propia diégesis. Adquieren<br />

relevancia en su forma de presentación, y el chiste surge de la doble<br />

lectura que hacemos de las palabras como significantes y las palabras<br />

como figura: un chiste que no se puede contar:<br />

―Vndo tclado al qu l falta una ltra‖<br />

El desplazamiento es rápido y va de la extrañeza al comienzo de la<br />

lectura a la lógica sorpresiva de la retroalimentación del sentido. No<br />

hace falta preguntar qué letra falta.<br />

Lo cómico opera sobre el descubrimiento, del desconcierto de algo<br />

mal escrito a la autoexplicación del por qué. Se comienza la lectura<br />

con normalidad, observando que falta una letra y oh sorpresa, al<br />

término de la lectura el mensaje me dice lo que yo ―sagazmente‖<br />

había presumido.<br />

Con el autor compartimos que el ―teclado‖ es de computadora, la<br />

manera correcta de escribir, la falta de la letra ―e‖ y lo obvio de decir<br />

que le falta una letra al teclado y finalmente que el aviso fue escrito<br />

con el teclado al que se hace referencia y es indicativo de lo que se<br />

dice. Un complejo panorama resumido en una línea.<br />

Hay veces en que esa otra lógica con la que nos encontramos es tan<br />

evidentemente lógica, que nos hace reír. Algo que estaba ahí<br />

expuesto pero cuyo descubrimiento nos sorprende.


63<br />

EL ABSURDO<br />

Hay otros chistes que se construyen en la repetición, en el doble<br />

sentido que puede tener una palabra o una circunstancia y que en su<br />

reiteración provocan risa.<br />

La risa es siempre un acto inteligente en cuanto implica la<br />

introducción de otro sentido en el proceso de percepción. No tiene<br />

solamente la linealidad de mensaje y perceptor (como causa y efecto)<br />

sino que incorpora en la triangulación un tercer elemento al que<br />

necesariamente debe remitirse el receptor para que el mensaje<br />

adquiera el efecto de comicidad.<br />

- ¿Qué vas a hacer hoy?<br />

- Nada<br />

- ¿Y no hiciste eso ayer?<br />

- Sí, pero no terminé…<br />

Aquí son dos chistes al precio de uno.<br />

Lo cómico opera sobre la sorpresa. Pero ¿qué es aquí la sorpresa? La<br />

sorpresa es proponer una lógica posible pero distinta a la habitual:<br />

que la nada puede tener una primera y una segunda parte. La<br />

sorpresa de una segunda lógica posible o absurda.<br />

LA PARADOJA<br />

―El principio del discurso es su parte más difícil y desconfío de<br />

aquellos que comienzan por él.‖<br />

―Estaba preparado como nunca para una improvisación‖<br />

―Fueron tantos los que faltaron que si falta uno más no cabe‖ 30<br />

Estas frases acuñadas por Macedonio Fernández son ―palabras sin<br />

sentido‖ que dejaron huella en la literatura argentina. Hay un<br />

desplazamiento del sentido hacia el vacío.<br />

Evidencian las limitaciones que tienen palabras. Como quien dice<br />

―María está un poquito embarazada‖. Las construcciones son lógicas<br />

pero el sentido imposible.<br />

En el fondo lo que produce la sorpresa es romper el ―pre-juicio‖, es<br />

decir una idea preexistente que se desmorona cuando nos sorprenden<br />

con algo imprevisto que responde con una lógica inviable.<br />

30 Macedonio Fernández. Papeles de Recienvenido. Cuadernos del Plata. Buenos Aires. 1929


64<br />

La risa responde a la lógica de la ambigüedad, de la contradicción, de<br />

la incertidumbre, de la dualidad, de las asociaciones y disociaciones,<br />

de la otra cara de la moneda, la cara que no vemos a simple vista.<br />

La sorpresa es la ruptura de la lógica convencional por la lógica de lo<br />

no convencional.<br />

LA PEROGRULLADA<br />

- Oye, ¿qué es peor, la ignorancia o el desinterés?<br />

- Pues, no lo sé ni me importa.<br />

El lector se autocuestiona con la lectura de la pregunta y busca su<br />

propia respuesta al dilema, hasta que se sorprende con la llana<br />

respuesta del interlocutor que corta el nudo por lo sano: invalida el<br />

dilema al incluirse en el mismo. La respuesta desplaza la pregunta<br />

objetiva a la respuesta inclusiva.<br />

EL PARALELISMO<br />

Hay chistes que se construyen a partir de estereotipos o prejuicios<br />

que explican diferentes actitudes frente a un mismo hecho.<br />

―La cápsula espacial tripulada por un inglés y un español ha<br />

quedado fuera de órbita. El cosmonauta inglés se comunica con la<br />

base de operaciones:<br />

- Aquí, nave fuera de control. Esperamos instrucciones.<br />

El español, por su parte, también lo hace:<br />

- ¡Coño! Yo le dije a ese cabrón que ajustara bien el tornillo…‖<br />

Aquí partimos de dos estereotipos generalmente aceptados: la flema<br />

inglesa y su contraparte, la impetuosidad española. El inglés espera<br />

encontrar una solución, el español un culpable en quien descargar la<br />

ira que lo desborda. Frente al mismo problema dos alternativas de<br />

salida que harían reír a más de un español que tenga sentido del<br />

humor… El juego de las dos vertientes con las que se construye el<br />

chiste, lleva implícito el desplazamiento que va de la objetividad<br />

inglesa al arrebato español.<br />

El desplazamiento está en la misma diégesis, pero no funciona si no<br />

tenemos los estereotipos en nuestra memoria.<br />

LA REVERSIÓN<br />

También un chiste puede condensarse en la articulación de palabras y<br />

dibujos como en el caso de caricaturas o historietas.


65<br />

A veces el engaño está dentro del chiste. Hay dos sorpresas: la de los<br />

personajes que quedan desconcertados por la noticia telefónica y la<br />

del lector que ríe por el desconcierto de los protagonistas. Aquí hay<br />

un ir y venir de sentidos. Primero es la imagen de los placeres de la<br />

cama del pecado, luego el texto revela el engaño de la esposa y<br />

simultáneamente se revela la propia situación de pretendidos<br />

engañadores.<br />

El cazador cazado… el engañador engañado.<br />

La esposa engañada no sería motivo de hilaridad. Pero que el mismo<br />

subterfugio lo ponga a él en situación de esposo engañado nos<br />

traslada a aquello de que ―quien a hierro mata a hierro muere‖. Es en<br />

la simetría del chiste donde reside lo gracioso.<br />

El desplazamiento se produce hacia el futuro encuentro del<br />

matrimonio y sus imprevisibles consecuencias. Ella le está mintiendo,<br />

pero no le quedará más que aceptar la mentira de ella si no se quiere<br />

descubrirse él mismo, o denunciarla si está dispuesto a asumir las<br />

consecuencias de ponerse en evidencia. Pero podríamos suponer que<br />

la esposa engañada está al tanto de los encuentros extramaritales del<br />

marido y decide vengarse diciéndole una mentira por teléfono para<br />

crear en él la consiguiente duda. Porque la sospecha de la infidelidad<br />

de ella es la propia infidelidad. Por aquello que ―el ladrón juzga por su<br />

condición‖.


66<br />

En las situaciones controladas, lo cómico opera sobre la expectativa y<br />

sobre la anticipación: ¿hacia dónde nos lleva este relato? ¿Con qué<br />

nos sorprenderá? Se planifica el discurso Hasta la resolución que<br />

puede asombrarnos o confirmar nuestra presunción.<br />

Los detalles significativos que tanto emisor como receptor conocen: él<br />

está en ropa interior, ella se cubre púdicamente con la sábana en la<br />

cama. Ambos detalles, más allá de su significado, dan sentido a lo<br />

que habrá de constituir el chiste. Sólo si compartimos estos<br />

significados con el autor, podremos captarlo.<br />

Tiene el suspenso detectivesco condensado en pocas líneas.<br />

EL ESCARNIO<br />

- Y tú, ¿cómo te llamas?<br />

- ¿Yo? Bienvenido.<br />

- ¡Anda! ¡Como mi felpudo!<br />

El chiste radica en la asociación de ideas que hace el interlocutor en<br />

torno a la palabra ―bienvenido‖ y la primera que se le ocurre es la<br />

leyenda que tiene su felpudo de acceso a la casa. Hay dos vertientes<br />

para ―Bienvenido‖.<br />

Pero aquí no termina el cuento, porque no queda claro el sentido de<br />

la relación que establece el personaje: ¿es la inocente asociación de<br />

palabras o es la agresión de insinuar ―yo contigo me limpio los<br />

zapatos‖?<br />

El sentido estará dado por las circunstancias existentes en torno al<br />

hecho, lo cual no invalida el chiste por la inesperada asociación de<br />

ideas que establece el interlocutor.<br />

LO ABERRANTE<br />

Parecería que no es posible separar lo uno de lo otro: la risa como<br />

respuesta a lo cómico. Sin embargo hay comicidad que más que a la<br />

risa mueve a la reflexión y aún al repudio. Así como hay risas que son<br />

respuesta a situaciones no necesariamente cómicas.<br />

-¿Y cómo hiciste para que tu hijito no se comiera las uñas?<br />

-Muy fácil, le arranqué los dientes.<br />

Y no es este el chiste más cruel (por emplear una palabra) que he<br />

encontrado. Los hay tales que el calificativo de aberrantes les queda<br />

chico. De las repuestas lógicas que se nos ocurren a tan cotidiana<br />

pregunta nos sorprende la irracionalidad y el impudor de la solución


67<br />

dada. El desplazamiento del cariño maternal a la crueldad de la<br />

solución.<br />

LO IRREVERENTE<br />

―El próspero mercader le dice a su esposa que el siguiente<br />

domingo él va a oficiar la misa en la iglesia del pueblo. La mujer<br />

sorprendida le pregunta si no ha perdido la razón. A lo que él le<br />

responde:<br />

- Si el cura hace mi trabajo acostándose con mi mujer, no veo<br />

porqué no puedo yo hacer el de él, oficiando misa‖.<br />

Hay casos en los que al relato lo admiramos por su ocurrencia, por el<br />

descubrimiento de una lógica que podemos construir con palabras<br />

pero de la que no éramos conscientes hasta la lectura del chiste.<br />

LA ANTICIPACIÓN<br />

Los chistes sexistas se sostienen en prejuicios:<br />

―Si Cristóbal Colón hubiese sido casado, habría tenido que soportar<br />

reclamos como éstos:<br />

- Pero no seas ridículo. Mira que justamente tú, tú vas a<br />

descubrir América ¿Por qué no mandan a otro?<br />

- Cristóbal, si sigues con esas tonteras de que el mundo es<br />

redondo van a decir que estoy casada con un loco.<br />

- ¿Y por qué no sabes cuánto tiempo durará el viaje?<br />

- Tú inventas cualquier cosa para no estar en casa.<br />

- ¿Y por qué no puedo ir yo?<br />

- ¿Me vas a decir a mí, a mí, que van a ir sólo hombres?<br />

- A ver, dime, dime: ¿Quién es esa tal María que se dice niña y<br />

pinta de santa? ¿Eh? ¡Dime!‖<br />

No hace falta decir que la veracidad histórica sobre la que se asienta<br />

el chiste no importa -Colón era casado y padre-, sino las dos<br />

vertientes que construyen el chiste: por un lado la visión<br />

estereotipada de una esposa desconfiada y por el otro, el<br />

desplazamiento del glorioso descubridor de América al hombre de<br />

familia sometido a la vida hogareña.<br />

LO GROTESCO<br />

- ―¡Papá, papá, ya no quiero ir a Europa…!<br />

- Cállate y sigue nadando.‖<br />

LO EXTEMPORÁNEO<br />

- ―Nena, me han dicho que tienes novio…


68<br />

- Ay, mamá… Ahora uno se acuesta con cualquiera y empiezan<br />

con los chismes de que tienes novio…‖<br />

Los tiempos cambian. El lector se prepara para una excusa pero la<br />

salida se desplaza a una valoración de los hechos para la que no<br />

estaba preparado. El desplazamiento y la sorpresa.<br />

EL DESPISTE<br />

Dos amigos en el Bar:<br />

- Hoy al salir del trabajo he atropellado un unicornio…<br />

- ¡¡No jodas!! ¿¡Tienes trabajo!??<br />

La explicación necesaria es que si no estamos en una sociedad donde<br />

el trabajo escasea dramáticamente, no podemos entender que tener<br />

un empleo sea más relevante que encontrarse con un unicornio. Las<br />

dos vertientes: trabajo y unicornio, tienen valoración diferente.<br />

A veces los personajes en la misma diégesis actúan con la misma<br />

lógica con que lo hacen el autor y el lector. Es decir, los personajes se<br />

entienden o no se entienden según compartan o no la misma manera<br />

de ver el asunto del que se trata.<br />

LA IRONÍA<br />

Estoy leyendo a Freud y, como él mismo lo reconoce, hay chistes que<br />

tienen su época, su momento, porque si la distancia en el tiempo no<br />

permite compartir referentes, no se logra ningún efecto.<br />

Hay chistes que tienen como referente cosas de actualidad.<br />

Diario HOY, abril 25 2013


69<br />

Todos los chistes se dan en un contexto histórico determinado. Lo<br />

que sucede es que hay contextos que tienen una larga permanencia<br />

en la historia y otros son coyunturales. Dicho en otras palabras: hay<br />

referentes, como es el caso de las relaciones de pareja, que perduran<br />

de manera más o menos estable a lo largo de los siglos. Otros, como<br />

el de los radares chinos que nunca llegaron a funcionar, o que<br />

funcionaron como un engaño a la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), se<br />

dan en un momento y pronto se pierden en la memoria. La expresión<br />

―hacer chino‖ es en Ecuador el equivalente de engañar.<br />

Si el autor y el lector no tienen los mismos referentes, la ironía no<br />

funciona.<br />

LA ELIPSIS<br />

- Hola, Andrea. Vengo del futuro.<br />

- Pero si me llamo Andrés.<br />

- De eso te quiero hablar.<br />

EL EQUÍVOCO<br />

tiene que ver con la locura y el momento en que podemos<br />

compartirla sin riesgo de quedar atrapados. Podemos entrar y salir de<br />

la locura asumiendo conceptos subyacentes. (―conceptos‖ digo,<br />

porque no solamente palabras).<br />

Simplemente un diálogo:<br />

- Mi hija tuvo mucha suerte y se casó con un piloto italiano. ¿Y la<br />

suya?<br />

- La mía con un vestido blanco de seda.<br />

No compartir un referente nos convierte en extraños, en extranjeros.<br />

Si el emisor y el receptor no comparten la doble lectura de la palabra<br />

―piloto‖ como el tripulante de un avión y como prenda de vestir<br />

impermeable para días de lluvia, y que la palabra ―italiano‖ además<br />

del gentilicio es un adjetivo que alude a un diseño elegante, no<br />

podemos entender el chiste.<br />

La doble lectura no es compartida por los protagonistas del chiste<br />

porque hablan a partir de referentes distintos, pero debe serlo por el<br />

autor y el lector para que el chiste tenga efecto.<br />

LA ANFIBOLOGÍA<br />

El que sigue es uno de los chistes más repetidos en las antologías<br />

sobre el tema, pero ejemplifica muy bien esa doble vertiente de<br />

sentidos que crean la comicidad.


70<br />

Va un hombre paseando con su gato y una señora le pregunta:<br />

-¿Araña?<br />

Y el hombre responde:<br />

-No, gato.<br />

La doble lectura de la palabra araña crea el efecto de sorpresa y con<br />

ello se cumplen los dos requisitos fundamentales para que aquello<br />

que se cuenta mueva a risa: primero la dualidad y luego casi<br />

simultáneamente la sorpresa.<br />

LO ESCANDALOSO<br />

Todos los personajes<br />

tienen significados que<br />

adquieren la dimensión<br />

de metáforas: el<br />

guardián de la ley divina,<br />

el transporte de recién<br />

nacidos, los<br />

transgresores; la<br />

preocupación, la<br />

denuncia, la culpa; el qué<br />

dirán, las habladurías, el<br />

pecado… 31<br />

El gesto puede<br />

contradecir la palabra, el<br />

gesto puede ser un<br />

comentario: sorpresa,<br />

duda, afirmación,<br />

negación, sospecha. La<br />

gente de teatro conoce<br />

bien estas posibilidades:<br />

cuando las palabras dicen<br />

una cosa y la acción o los gestos dicen otra.<br />

Si lo gestual lo limitamos a las expresiones del rostro, nos quedan las<br />

actitudes o acciones que se puede desplegar por cualquier parte del<br />

cuerpo operando sobre el texto o dándole un nuevo sentido a las<br />

palabras.<br />

31 Como veremos más adelante, aquí estamos muy claramente en un ejemplo de palabras que trascienden<br />

los significados: estamos en el terreno de los sentificados y de los hipersentidos.


71<br />

5<br />

LA TRIANGULACION DE SENTIDOS<br />

Hay muchas formas de construir un chiste, pero todas tienen en<br />

común el juego con el sentido de las palabras, con lo que está más<br />

allá de la definición que la enciclopedia establece. En lo que está<br />

fuera de la palabra está lo que confiere valor a lo que se dice.<br />

Hay muchas formas de construir un chiste, pero todas tienen en<br />

común el desplazamiento de sentidos que podemos graficar mediante<br />

una triangulación.<br />

En la base del triángulo están el emisor y el receptor unidos por la<br />

palabra (el mensaje). Del emisor y el receptor parten los otros dos<br />

lados del triángulo que se encuentran en el sentido compartido<br />

―- Estoy preocupado porque mi mujer me juró que no me volvería<br />

a hablar durante treinta días.<br />

- Bueno eso no es tan grave, hombre. El tiempo pasa…<br />

- Claro que sí, hoy termina el plazo…‖<br />

El chiste funciona para el lector cuando la primera triangulación que<br />

evidencia la preocupación del protagonista, se desplaza desde la<br />

privación del diálogo con su mujer hacia la segunda que corresponde<br />

a la reanudación del mismo.<br />

Cuando parece que los personajes se entienden porque comparten el<br />

referente de una relación conyugal armónica, se produce<br />

sorpresivamente el desplazamiento de sentido hacia el del fastidio<br />

conyugal. Lo que el interlocutor interpretaba como un castigo, para el<br />

protagonista era una gratificación.


72<br />

Hay en este chiste básicamente dos triangulaciones: una diegética<br />

entre los dos personajes de la historia y otra extradiegética entre<br />

quien cuenta el cuento y el lector, que funcionan de igual manera.<br />

La comunicación no es con lo escrito o dibujado, sino con quien<br />

escribió o dibujó.<br />

Sin embargo en el primer caso parece no existir ese desplazamiento<br />

porque los personajes no ríen. No hay un chiste entre ellos. En los<br />

desplazamientos diegéticos los personajes son inmunes al efecto risa,<br />

lo cual refuerza el chiste en cuanto son los lectores quienes sí<br />

desplazan el sentido y ríen por sobre la incapacidad de los personajes<br />

para sorprenderse.<br />

Armonía<br />

Fastidio<br />

Personaje uno (Mensaje) Personaje dos<br />

El chiste surge cuando el referente se desplaza de armonía a fastidio.<br />

Cuando tanto el autor como el lector comparten ambos referentes.<br />

Armonía (Desplazamiento) Fastidio<br />

Autor (Mensaje) Lector


73<br />

Si no hay desplazamiento en el referente, entonces no hay chiste. Y<br />

ese desplazamiento sólo es posible cuando ambos sentidos están<br />

presentes entre los referentes del autor y el lector.<br />

La triangulación entre dos interlocutores y su referente nunca es una.<br />

Hay un referente principal, pero como todo significante no es unívoco,<br />

cada uno a su vez está construido a partir de diversos referentes. El<br />

desplazamiento de uno a otro puede ser múltiple.<br />

Hay siempre ―un algo‖ afuera del chiste que hace posible su efecto.<br />

Saber encontrarlo, exponerlo, sugerirlo, insinuarlo, subrayarlo, es lo<br />

que permite empujar a la audiencia hacia la risa.<br />

ENTENDER Y COMPRENDER<br />

Cuando ―entendemos‖ el chiste, es porque estamos en sintonía con<br />

quien lo formula. Estar en sintonía significa que compartimos muchos<br />

referentes. Y porque los tenemos en común, la comunicación es<br />

posible.<br />

El sentido (significado de uso) de cada referente que hace posible la<br />

comunicación es a su vez resultado de otros referentes enmarañados<br />

en nuestra memoria. (En nuestro disco duro, diría metafóricamente,<br />

para remitirme a un referente acorde con la época).<br />

Cuando emisor y receptor llenan los vacíos del mensaje con los<br />

mismos referentes. Son precisamente esos referentes los que dan<br />

sentido al discurso y provocan el entendimiento.<br />

Entender y comprender son sinónimos, pero una sutil diferencia los<br />

separa. Entender apunta a la lógica al significado; comprender a la<br />

subjetividad, la emoción, el sentido. Cuando comprendo puedo actuar<br />

en consecuencia. Entiendo, ¿y ahora qué? Comprendo, luego hago.<br />

Comprender es una invitación al hacer. Tal vez la segunda acepción<br />

de comprender en el sentido de abarcar, sea la que influye en el<br />

sentido de comprender. Entiendo pero no comprendo todo lo que<br />

abarca. Una diferencia que en inglés la palabra understand, única en<br />

la traducción, no contempla.<br />

<br />

<br />

―Entiendo lo que dices pero no comprendo lo que quieres decir.‖<br />

―Entiendo el significado de cada una de las palabras del<br />

enunciado, pero no alcanzo a comprender cómo relacionarlas<br />

entre sí para que todo adquiera el sentido en una palabra, se<br />

unifique en un concepto.‖


74<br />

<br />

―Entiendo cómo, pero no comprendo por qué o para qué; no<br />

comprendo las implicaciones, las consecuencias, la idea que<br />

engloba el enunciado.‖<br />

¿Cómo puede uno leer algo y no entenderlo? Hay que hacer un<br />

esfuerzo, leer dos o tres veces para que el sentido de lo escrito pase<br />

la muralla y penetre el entendimiento hasta la comprensión de lo<br />

dicho.<br />

Leo a Chomsky y no comprendo nada 32 . Hago un esfuerzo y lo releo<br />

una y otra vez: estoy escarbando en los referentes que podemos<br />

tener en común Chomsky y yo para que las palabras que leo tenga un<br />

sentido coherente. No es la organización de las palabras la que<br />

permite la comprensión del mensaje. Es un instrumento, pero la<br />

verdadera comprensión se encuentra en los referentes a los que las<br />

palabras nos remiten.<br />

Consciente o inconscientemente escudriño diversos sentidos en mis<br />

referentes. Si ninguno encaja para organizar un concepto compatible<br />

con el pensamiento (los referentes) de Chomsky, seguiré sin<br />

entender. Me faltan referentes. No tendremos comunicación, no nos<br />

podemos comunicar. Tendré que recorrer otros caminos e incorporar<br />

nuevos referentes para encontrar los puntos de contacto.<br />

Toda palabra adquiere sentido según el historial que tenemos de su<br />

significado, pero más según sus sentidos.<br />

No nos comunicamos con las palabras sino con alguno de los sentidos<br />

que ellas han adquirido a lo largo de su historial.<br />

No es necesario compartir todo el historial de la palabra para poder<br />

comunicarse. Basta con algunos de los sentidos que ella contenga y<br />

que sean útiles al enunciado en el que está inserta.<br />

¿Cómo hacer que todo eso que leo, esas palabras ordenadas, se<br />

trasformen en un concepto, en algo comprensible, si no la reducimos<br />

a una acción?<br />

¿Son los referentes los que construyen el sentido de lo que se dice en<br />

tanto son portadores implícitos de una acción?<br />

Cuando se comparten sentidos se comparten referentes, y cuando se<br />

comparten referentes se comprende. Y cuando yo y el otro<br />

comprendemos lo mismo, nos identificamos, tenemos empatía.<br />

32 Noam Chomsky. El lenguaje y el entendimiento. Ed. Seix Barral. Barcelona. 1980.


75<br />

Más allá de las diferencias coyunturales, barcelonistas y emelecistas,<br />

por mucho que se agredan, ―comparten la pasión por el fútbol‖. Se<br />

identifican en el historial y los emblemas y personajes amados y<br />

odiados del juego.<br />

Si uno se pregunta qué fue antes, la palabra o los sentidos, tal vez<br />

habría que considerar si la palabra Bolívar provoca el agrupamiento<br />

del historial y sus sentidos, o éstos son los que tienen como<br />

consecuencia la palabra Bolívar. Es la pregunta del huevo o la gallina<br />

que falla por la base: la formulamos desde el hoy y no tenemos en<br />

cuenta el proceso de su génesis, de su origen y evolución.<br />

Pueden no estarlo en el emisor, quien puede construir un chiste sin<br />

proponérselo. Esto ocurre con relativa frecuencia cuando saltamos de<br />

un país a otro que, aunque hablan el mismo idioma, tienen palabras a<br />

las que la jerga local otorga otros significados, generalmente<br />

relacionados con la sexualidad.<br />

Ese ―algo de afuera‖ puede estar solamente en el perceptor quien, en<br />

ocasiones, estalla en risa sin que sea la intención del emisor<br />

provocarla. Aunque, por cierto, es normal que ambos compartan ―ese<br />

algo‖ cuando se maneja con intencionalidad y previsión por parte del<br />

emisor.<br />

Chistesychistecitos.blogspot.com


76<br />

La calidad del dibujo no es muy buena pero la calidad del chiste es<br />

excepcional. El texto carece de sentido si no va acompañado del<br />

dibujo.<br />

Sin embargo todo carece de sentido cómico si no identificamos al<br />

personaje como médico y el lugar como un consultorio, si no<br />

entendemos el tacto con que se expresa frente al paciente, si no<br />

sabemos qué caracteriza a un paciente, si no sabemos qué es una<br />

radiografía, si no tenemos noticias sobre quien (o qué) es René y si<br />

no sabemos cómo se opera un títere.<br />

(No porque se trate de un consultorio médico, la palabra ―opera‖ del<br />

párrafo anterior hace alusión a una intervención quirúrgica, sino a lo<br />

que concierne al manejo del títere. Esta digresión tiene sentido por lo<br />

que vamos a ver en el siguiente capítulo acerca de cómo se forma el<br />

sentido de las palabras).<br />

―El sentido de lo que un emisor profiere es el significado de los<br />

significantes más el silencio que los acompaña‖ 33<br />

La habilidad del cómico profesional radica en conocer suficientemente<br />

a su audiencia como para intuir cuáles son los recursos a los que<br />

debe apelar para que esta configure una idea con determinado<br />

sentido, útil a los fines de la sorpresa y al desplazamiento que<br />

conduce a la risa.<br />

Cuando el receptor está advertido del desplazamiento de sentido<br />

presente en el chiste, no le causa gracia porque pierde la capacidad<br />

de sorprender.<br />

Si con lo expuesto dejamos suficientemente claro que el proceso de<br />

comunicación sólo es posible cuando compartimos los referentes a los<br />

que nos remiten las palabras, será fácil aceptar lo que viene en los<br />

próximos capítulos.<br />

Y en toda esa larga lista de situaciones encontraremos que el placer,<br />

la alegría, la satisfacción, el goce del chiste proviene del encuentro<br />

con el otro en los referentes compartidos.<br />

Hecha la presentación del espacio en que vamos a incursionar,<br />

entramos en tema.<br />

33 Álex Grijelmo, La información del silencio.


77<br />

6<br />

LA CONSTRUCCIÓN DE UN CONCEPTO<br />

¿Por qué una palabra nos remite a su historial? Simplemente porque<br />

el historial es el que se ha sintetizado en una palabra.<br />

TODA PALABRA ES UNA RED DE RELACIONES<br />

El significado no está en la palabra sino en el sistema de relaciones<br />

que la palabra provoca. Este sistema de relaciones varía de un<br />

individuo a otro pero contiene denominadores compartidos por los<br />

miembros de una misma comunidad.<br />

―Veda de locos‖ decían los titulares de la prensa la primera vez<br />

que viajé a Chile. Por supuesto quedé desconcertado hasta que<br />

me enteré que los locos son mariscos cuyo consumo está<br />

controlado para proteger su reproducción.<br />

Cuando emisor y receptor llenan los vacíos del mensaje con los<br />

mismos referentes. Son precisamente esos referentes los que dan<br />

sentido al discurso y provocan el entendimiento.<br />

Sólo cuando conecto con el sentido compatible de la palabra, recién<br />

comprendo.<br />

Más allá de las diferencias coyunturales, barcelonistas y emelecistas,<br />

por mucho que se agredan, comparten ―la pasión por el fútbol‖. Se


78<br />

identifican en el historial y los emblemas y personajes amados y<br />

odiados del juego.<br />

Si reímos juntos es porque compartimos los mismos referentes,<br />

porque nos remitimos a los mismos sobreentendidos, porque tanto<br />

emisor como receptores damos a las palabras, más allá de los<br />

significados, el mismo sentido.<br />

PLENIPOTENCIARIO<br />

Ponernos a jugar con las palabras de repente nos aleja del propósito<br />

primero. Aunque lo justificamos como una necesidad de agotar (si<br />

fuese posible) todas las combinaciones de palabras.<br />

Porque toda idea nueva es una nueva combinación de palabras que<br />

configura un nuevo concepto. Una nueva idea equivale a una nueva<br />

palabra que convoca a otras palabras de la red.<br />

Si yo digo: plenipotenciario (cabría preguntarse por qué se me<br />

ocurre esta palabra...) estoy diciendo: agente diplomático<br />

investido por el jefe del Estado de plenos poderes para<br />

resolver los asuntos de que trate. (Nuevo Espasa Ilustrado 2002)<br />

Pero a su vez estoy diciendo<br />

agente. 1 Que obra o tiene virtud de obrar. 2 Gram. Persona, animal<br />

o cosa que realiza la acción del verbo. 3 Persona o cosa que produce un<br />

efecto. 4 Persona que obra en poder de otro. 5 Persona que lleva<br />

determinados asuntos de otra.<br />

diplomático. 1 Perteneciente al diploma. 2 Perteneciente a la<br />

diplomacia. 3 Se aplica a los negocios de Estado y a las personas que<br />

intervienen en ellos.<br />

investido (investir). 1 Conferir una dignidad o cargo importante<br />

jefe. 1 Superior o responsable de un cuerpo u oficio. 2 Cabeza o<br />

presidente de un partido o corporación. 3 En el ejército y en la marina, clase<br />

superior a la de oficiales e inferior a la de generales. 4 Blas. Cabeza o parte<br />

alta del escudo de armas.<br />

estado.1 Situación en que está una persona o cosa, en relación<br />

con los cambios que influyen en su condición. 2 Orden, clase, jerarquía y<br />

calidad de las personas que componen un pueblo. 3 Clase o condición a la<br />

cual está sujeta la vida de cada uno. 4 Polit. Cuerpo político de una nación.<br />

5 País o dominio de un príncipe o señor de vasallos. 6 Polit. en el régimen<br />

federativo, porción de territorio cuyos habitantes se rigen por leyes propias ,<br />

aunque sometidos en ciertos asuntos a las decisiones del gobierno general.<br />

7 Polit. Conjunto de instituciones políticas, jurídicas y administrativas que<br />

tienen jurisdicción sobre la población de un territorio limitado por fronteras.<br />

En esta acepción se suele escribir con mayúscula. 8 Fis. Cada una de las<br />

formas en que se presenta la materia. Los fundamentales son tres: sólido,<br />

líquido y gaseoso.<br />

plenos (pleno). 1 Completo, lleno. 2 Reunión o junta general de una<br />

corporación.


79<br />

poderes (poder). 1 Dominio, facultad o jurisdicción que uno tiene<br />

para mandar o ejecutar una cosa. 2 Gobierno de un país. 3 Fuerza de un<br />

estado, en especial las militares. 4 Facultad que uno da a otro para que en<br />

lugar suyo y representándole pueda ejecutar una cosa; documento en que<br />

consta. Se usa frecuentemente en plural. 5 Posesión actual o tenencia<br />

de una cosa. 6 Fuerza, vigor, capacidad, posibilidad, poderío. 7 Suprema<br />

potestad rectora y coactiva del Estado. // 1 Tener posibilidad, capacidad o<br />

facultad para hacer una cosa. 2 Tener facilidad, tiempo o lugar de hacer una<br />

cosa. Más con negación. 3 Ser más fuerte que otro, ser capaz de vencerle. 4<br />

Ser contingente o posible que suceda una cosa.<br />

resolver.1 Solucionar una duda. 2 Hallar la solución a un problema.<br />

3 Tomar una determinación fija y decisiva. 4 Hacer, gestionar, tramitar. 5<br />

Atreverse a decir o hacer una cosa.<br />

asuntos. 1 Materia de que se trata. 2 Tema o argumento de una<br />

obra. 3 Negocio.<br />

trate (tratar). 1 Manejar una cosa o usar de ella. 2 Gestionar un<br />

negocio. 3 Tener relación con alguien. 4 Cuidar bien o mal a uno. 5 Discutir<br />

un asunto. 6 Dar un tratamiento. 7 Procesar datos. 8 Someter una sustancia<br />

a la acción de otra. 9 Procurar el logro de algún fin. 10 Referirse a cierto<br />

tema u ocuparse de él un escrito, un discurso, etc.11 Comerciar con un<br />

determinado género.<br />

De las varias acepciones que encontramos para cada palabra de la<br />

definición, nosotros seleccionamos algunas que podemos integrar en<br />

un conjunto que adquiere sentido:<br />

Persona que lleva determinados negocios de Estado, como una dignidad<br />

conferida por el responsable del conjunto de instituciones políticas,<br />

jurídicas y administrativas que tiene jurisdicción sobre la población de un<br />

territorio limitado por fronteras, con completa facultad para que, en lugar<br />

suyo y representándole, pueda hacer, gestionar o tramitar materia<br />

referida a cierto tema.<br />

Esto nos llevaría a una nueva definición que, a su vez, nos propone<br />

nuevas alternativas significantes para cada palabra enunciada:<br />

persona. Individuo de la especie humana.<br />

lleva. Conduce de una parte a otra.<br />

determinados. Que presente límites definidos.<br />

negocios. Cualquier ocupación, quehacer o trabajo.<br />

estado. Cuerpo político de una nación.<br />

como. Del modo o la manera.<br />

dignidad. Cargo o empleo honorífico y de autoridad.<br />

conferida. Concedido o asignado.<br />

responsable. Obligado a responder por algo o alguna persona.<br />

conjunto. Totalidad de algo en que no se consideran los detalles.<br />

instituciones. Cada una de las organizaciones fundamentales de un<br />

estado.<br />

políticas. Arte con que se conduce un asunto.<br />

jurídicas. Que atañe al derecho o se ajusta a él.<br />

administrativas. Relativo al conjunto de personas que forman parte<br />

de un servicio público.<br />

tiene. Posee o disfruta de algo.<br />

jurisdicción. Autoridad para gobernar y poner en ejecución las leyes<br />

o para aplicarlas en juicio.


80<br />

sobre. Con dominio y superioridad.<br />

población. Conjunto de personas que habitan la tierra o cualquier<br />

división geográfica de ella.<br />

territorio. Parte de la superficie terrestre perteneciente a una<br />

nación, región, provincia, etc.<br />

limitado. Estar contiguos dos terrenos, lindar.<br />

fronteras. Línea divisoria entre dos estados.<br />

completa. Lleno, cabal, acabado, perfecto.<br />

facultad. Poder, derecho para hacer alguna cosa.<br />

lugar. Espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo<br />

cualquiera.<br />

suyo. Pronombre posesivo de tercera persona (que denota posesión<br />

o pertenencia).<br />

representándole. Sustituir a una persona, entidad, etc.<br />

pueda. Tener la posibilidad, capacidad o facultad para hacer una<br />

cosa.<br />

hacer. Producir algo, darle el primer ser.<br />

gestionar. Hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de<br />

un deseo cualquiera.<br />

tramitar. Hacer pasar un negocio por cada uno de los estados o<br />

diligencias necesarios para resolver un asunto.<br />

materia. Sustancia de las cosas.<br />

referida. Encaminar una cosa a un determinado fin.<br />

cierto. Conocido como verdadero, seguro, indudable. Algo o alguien<br />

indeterminado.<br />

tema. Proposición o texto que se toma como asunto o materia de un<br />

discurso.<br />

Las nuevas redacciones nos llevarían a su vez a otras, que voy a<br />

obviar para no aburrir al lector, y así sucesivamente a textos de<br />

mayor extensión.<br />

Entonces, cuando digo ―plenipotenciario‖, estoy diciendo todo lo<br />

precedente. Y aún muchísimo más.<br />

Todo es parte del historial de una palabra construido a partir de sus<br />

definiciones, pero debemos tener en cuenta dos aspectos:<br />

- Que todas las definiciones expuestas forman también, parcial y<br />

simultáneamente, parte del historial de muchas otras palabras;<br />

- Y que a todo esto hay que agregar las experiencias personales<br />

que no tienen definición ni lugar en el diccionario pero que son<br />

las que confieren significación por la interacción y cruces de<br />

otras palabras y otros sentidos.<br />

A toda palabra le conferimos connotaciones personales que<br />

responden al historial y a las particulares vivencias de cada individuo.<br />

Cuando decimos ―Bolívar‖ estamos condensando páginas de historia,<br />

artículos periodísticos, información mediática, monumentos, sellos


81<br />

postales, cursos escolares, profesores, calles, anécdotas, parques,<br />

escuelas, etc.<br />

El sentido del significado se seleccionará entre todas las posibilidades<br />

que mi experiencia, la información que poseo, trae a la organización<br />

de mi idea.<br />

Siempre se ha dado por sentado que la comunicación es posible<br />

cuando conocemos el significado de las palabras y los auxiliares para<br />

la construcción sintáctica de las oraciones.<br />

La palabra ―perro‖, aún cuando sea unívoca, puede tener distinto<br />

sentido según las circunstancias y el contexto. Depende de los<br />

diversos sentidos que recojamos del historial de la palabra y la<br />

experiencia personal. No tenemos necesidad de ir muy lejos para<br />

demostrarlo.<br />

En principio todos coincidimos en qué es un perro, pero ni bien nos<br />

detenemos a analizarlo, nos encontramos con que puede ser grande<br />

o pequeño, blanco o negro, de pelo largo o corto, amigable o<br />

agresivo, gruñón o zalamero, o inclusive por su especialidad:<br />

guardián, policial, rastreador, militar, lazarillo, mascota, etc., etc.<br />

Asumimos como sobreentendido que en algún momento de nuestro<br />

aprendizaje se fue formando por otros conceptos (pelos, ladrido,<br />

dientes, compañía, agresión, juego, etc.) que, a su vez, se fueron<br />

formando a través de otras experiencias y que van dando nuevos<br />

vocablos para el perceptor (suavidad, advertencia, susto, fidelidad,<br />

temor, compañía, alegría, etc.). Todos sentidos que a su vez<br />

asociamos con otros animales, reales o imaginarios, así como con<br />

juegos, personas, objetos y por extensión, con situaciones y<br />

abstracciones.<br />

Expresiones como ―vida de perro‖ o ―me trató como a un perro‖ nos<br />

remiten a visiones que no son precisamente las del caniche mimado<br />

en la residencia señorial.<br />

―- Pero señora ¿por qué se quiere divorciar?<br />

- Mi marido me trata como a un perro.<br />

- ¿Le pega, la maltrata?<br />

- No, quiere que le sea fiel…‖<br />

En alguna otra parte he comentado la historia del perrito que tenía el<br />

jefe de guardias de una Universidad al que le había puesto por<br />

nombre Licenciado. Fue un problema, porque cada vez que se lo<br />

llamaba había un montón de licenciados circulando por las galerías<br />

que se sentían aludidos. De todo lo cual resultaba un chiste porque el<br />

referente oscilaba entre el nombre de un perro y la dignidad<br />

profesional.


82<br />

Si en la Cancillería hubiese un cusquito llamado Plenipotenciario…<br />

LA GENERACIÓN DE SENTIDO EN LAS PALABRAS<br />

Pero esta manera que permite la comunicación mediante el sentido<br />

que se le da a las palabras, que implica el proceso de di-versión,<br />

tiene un origen, comienza en algún momento.<br />

Esta triangulación de sentidos y significados que hace posible la<br />

comunicación, no puede ser explicada con el contexto en que se da<br />

un mensaje en cualquier oportunidad.<br />

Esta triangulación que hace posible que nos comuniquemos, tiene su<br />

origen en algún momento que no es precisamente la actualidad<br />

informativa.<br />

Si rastreásemos el origen de estos procesos, no me extrañaría que<br />

todo nos lleve al comienzo: el nacimiento. Tal vez sea el pecho de la<br />

madre el punto a partir del cual se van estableciendo nuevas<br />

asociaciones y con ellas creando nuevos conceptos.<br />

Porque la pregunta que queda en el aire es cuál es la génesis de toda<br />

esta maraña de sentidos que hacen posible que nos comuniquemos.<br />

Quienes se han acercado al tema, generalmente lo enfrentan desde la<br />

asociación de ideas, pero no se detienen en reflexionar sobre el<br />

origen de este mecanismo que hace posible la construcción del<br />

pensamiento.<br />

Porque una explicación de cómo entendemos una palabra en función<br />

de sentidos que le son, en principio, ajenos, ―exigiría que uno se<br />

dirigiera hacia la cuestión de nuestra comprensión de ciertas áreas de<br />

la experiencia que no están bien definidas en sus propios términos, y<br />

deben ser entendidas en términos de otras áreas de la experiencia.<br />

En general, los filósofos y lingüistas no se han interesado por tales<br />

cuestiones‖. 34<br />

Si no lo considerase una osadía – con perdón de Freud, de quienes lo<br />

precedieron y quienes lo sucedieron - me atrevería a creer que desde<br />

que nace, el infante construye su relación con mamá a partir de<br />

compartir el referente de alimento, lo cual ya se ha dicho, pero no se<br />

lo ha considerado el punto de partida para la construcción de<br />

conceptos y luego de las palabras. La primera sonrisa se construye<br />

34 George Lakoff y Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Ediciones Cátedra, Madrid. 2001.


83<br />

cuando leche se traslada a ese rostro de mamá que nos sonríe y<br />

emite sonidos que nos regocijan.<br />

El recién nacido y su madre tienen como referente compartido la<br />

leche, el alimento. Con ellos construyen la primera triangulación que<br />

hace posible que se comuniquen. Una triangulación que<br />

paulatinamente se trasladará a la seguridad, al calor, al olor. Cuando<br />

llegue el biberón o el chupón (el sucedáneo) el panorama irá<br />

adquiriendo la complejidad que nos irá conduciendo a papá, a la nana<br />

y paulatinamente a un mundo más complicado en el que se irán<br />

incorporando nuevos referentes.<br />

Mamá y el infante se comunican a través de la triangulación con la<br />

lactancia. Ese es el primer referente compartido que permite la<br />

comunicación entre ambos, a partir de lo cual se va construyendo el<br />

complejo mundo de triangulaciones con la incorporación de palabras<br />

que evocan referentes.<br />

Cada palabra tiene sentido en la red de sentidos dados por los<br />

referentes.<br />

En el caso que ilustramos nos remitimos exclusivamente a los<br />

significados reseñados en un diccionario. Habría que agregar a esto<br />

los sentidos de todo cuanto constituyen las experiencias personales<br />

relacionadas con el tema.<br />

La primera palabra/concepto es mamá, y esta se irá multiplicando en<br />

la medida en que se incorporan nuevas experiencias en procesos de<br />

dispersión y confluencia que se abren a nuevos significados y<br />

convergen en nuevas palabras.<br />

A partir de ahí, como con el plenipotenciario, se van incorporando<br />

otros conceptos que un día se transformarán en palabras que<br />

sintetizarán significados y sentidos. 35<br />

Todo esto, que aparece aquí como traído de los pelos, tiene su razón<br />

de ser fundamental cuando lo trasladamos al campo de lo social,<br />

como veremos en el capítulo 9 de este trabajo.<br />

Sin embargo lo que hay que considerar desde nuestra propuesta es<br />

que cuando traemos a la conciencia una palabra, ésa, en algún<br />

momento, fue la conjunción de muchas otras hasta que quedó<br />

grabada en nuestra percepción como un concepto unívoco.<br />

35 No es tan sencilla la ecuación. De serlo, ya otros más sabios que yo la habrían resuelto. En todo caso<br />

creo necesario dejarlo planteado como un desafío a las teorías de la comunicación que otros deberán<br />

enfrentar.


84<br />

Cada palabra es una larga lista de palabras previas. Mejor dicho:<br />

cada palabra es el encuentro de muchas cadenas de palabras previas.<br />

Plenipotenciario<br />

Pero las mismas palabras pueden participar en otras cadenas que<br />

culminarán en nuevas palabras.<br />

Otra palabra plenipotenciario otra más<br />

Este esquema se podría plantear también en sentido inverso. Es decir<br />

que las palabras seleccionadas finalmente nos remiten a la multitud<br />

de sentidos que le han dado origen.<br />

Los neologismos son una prueba de este proceso: creada una<br />

situación o un elemento nuevo hay que encontrar una palabra para<br />

identificarlo. A partir de ese momento, la palabra nos remite a todo lo<br />

concerniente con su origen.<br />

La dinámica de generación de sentidos es permanente y de ello se<br />

desprende la identidad de una sociedad.<br />

Es decir, desde nuestras primeras percepciones, vamos agregando y<br />

haciendo más compleja esta trama definiendo e incorporando<br />

conceptos construidos a partir de otros anteriores. Los sentidos que<br />

otorgamos a las palabras caracterizan a una sociedad.


85<br />

¿Dónde se generan los sentidos? Desde la familia, la escuela y la<br />

sociedad, lo cual podríamos reducir a: los padres, los maestros y los<br />

medios de información.<br />

Tal vez todo parta de un programa genético ya establecido en la<br />

mente humana.


87<br />

7<br />

SIGNIFICADO, SENTIFICADO E HIPERSENTIDO<br />

El tema de significado y sentido se lo analiza más como presente:<br />

desde lo que se dice según el diccionario hasta lo que quiere decir<br />

según las circunstancias. Pero lo que no se ha planteado la teoría es<br />

el rastreo histórico de la palabra, como si la palabra siempre hubiese<br />

estado allí, tanto en su significado como en sus sentidos. Los rastreos<br />

se han limitado al campo gramatical, semántico y filológico.<br />

Para comenzar, creo que la variedad de ―sentidos‖ que tiene la<br />

palabra ―sentido‖ debe ser revisada por la su ambigüedad e<br />

imprecisión, hace necesaria una nomenclatura que ayude a una<br />

conceptualización más clara una nueva denominación<br />

En Europa cada palabra, más allá de las fronteras idiomáticas, tiene<br />

sentidos compartidos por aquello de la ―cultura universal‖ de la que<br />

son dueños: todos los países tienen las mismas raíces, lo cual hace<br />

posible que se entiendan. Las diferencias son de otro orden: social,<br />

económico, político, religioso. Inclusive cuando se insultan, los<br />

insultos son los mismos con idénticos resultados.<br />

Cierto o no, entre nosotros es necesario establecer diversas<br />

categorías de ―sentido‖, porque algunas expresiones adquieren<br />

―sentido‖ por sus referentes dentro de un círculo pequeño de<br />

relaciones, mientras que otras lo adquieren por su sentido más<br />

amplio.<br />

Finalmente hay otra categorización que nos remite a las metáforas<br />

emblemáticas que se sostienen en imaginarios de diverso alcance<br />

territorial o cultural.<br />

La siguiente figura es una flecha, ese es su significado. Pero también<br />

tiene un sentido: hacia la izquierda.


88<br />

Porque podría tener otro sentido: hacia la derecha,<br />

O hacia arriba.<br />

El sentido de toda palabra –cada una de las que estoy escribiendo y<br />

cada una de las que tú estás leyendo- es el resultado de una<br />

compleja red de preconceptos acumulados a lo largo de la<br />

experiencia.<br />

La comunicación es posible por la coincidencia (el encuentro) no en la<br />

palabra, sino en los referentes cuyos sentidos han dado forma a esta<br />

palabra final y que reposan en las vivencias de la memoria.<br />

Es decir, la palabra significa porque evoca sentidos. Toda palabra<br />

tiene un significado y en su uso un sentido.<br />

Si la flecha fuese presentada así, acompañada de cuatro letras,<br />

SSHH<br />

adquiere connotaciones que trascienden al significado y al simple<br />

sentido: las características de un espacio utilitario, el equipamiento<br />

para su función, los apremios fisiológicos que están involucrados en<br />

su uso, el estado de las instalaciones, la exclusividad de su uso, etc.,<br />

y también por omisión las diferencias con todos los lugares que no<br />

son servicios higiénicos.<br />

Entender las palabras más allá de su origen lingüístico, de la<br />

denotación y la connotación, la construcción del sintagma, etc., no es<br />

suficiente para decirnos cómo y cuánto comunica.


89<br />

Los servicios higiénicos se dividen para hombres y para mujeres. Y si<br />

estuviésemos en una sociedad racista, también se dividirían para<br />

blancos y para negros.<br />

Ese sentido que trasciende a la palabra y cuyo uso puede ser más o<br />

menos exclusivo de una sociedad, implica la posibilidad de poder<br />

metaforizar conceptos que la gente incorpora a su cotidianidad.<br />

Hay un algo en la comunicación que va más allá del significado y que<br />

la palabra sentido no alcanza a precisar suficientemente porque es<br />

amplia en su sentido (¡), y por lo tanto resulta ambigua.<br />

Por ejemplo, todo lo dicho sobre los servicios higiénicos son sentidos<br />

directamente relacionados con lo que significa servicios higiénicos.<br />

Pero si el sentido que quiero dar a la expresión alude a que se trata<br />

de un espacio proclive a ser usado por pervertidos sexuales, el<br />

sentido escapa a la relación lógica de lo que son los servicios<br />

higiénicos. Todo se transforma en un galimatías.<br />

Es que el sentido de las palabras a su vez está dividido en dos niveles<br />

que debemos diferenciar: al primero lo llamaremos el sentificado de<br />

la palabra, porque se trata del sentido directamente relacionado con<br />

su significado, mientras que al segundo lo llamamos hipersentido,<br />

porque su sentido rebasa los límites de su significado.<br />

Veamos, para ir directamente a lo que quiero expresar:<br />

La palabra<br />

1. tiene un significante dado por el idioma. (TCLADO) (Pág. 72);<br />

2. tiene un significado que le otorga el diccionario. (ARAÑA, SUEGRA)<br />

(Pág. 61);<br />

3. tiene un sentificado que le da su función de uso, atributos,<br />

circunstancias. (ITALIANO) (Pág. 70);<br />

4. Tiene un hipersentido que le da la proyección de usos, redes,<br />

connotaciones. (LA PAREJA EN EL MOTEL, POR LAS CONSECUENCIAS<br />

QUE SE VIENEN) (Pág. 65).<br />

Intentemos el proceso al revés. Inventar palabras no es difícil:<br />

primero hay que descubrir la necesidad (el concepto aún no definido),<br />

pasar a comprenderlo en la complejidad de sus sentidos, explicarlo y<br />

luego darle nombre. Es lo que sucede con los neologismos y el<br />

lenguaje que generan las nuevas tecnologías.


90<br />

En el presente trabajo surge la necesidad de nuevas palabras porque<br />

la palabra sentido, según se la utiliza en la lingüística, abarca<br />

subsentidos que la teoría tradicional no contempla. Estos recién<br />

aparecen cuando analizamos el tema desde los referentes<br />

compartidos.<br />

Si el concepto está suficientemente definido, la nueva palabra se<br />

afianzará en su uso con el tiempo. Si no, no pasará de ser un<br />

papelón, en todos los sentificados de la palabra.<br />

De los sentidos (sentificados e hipersentidos) se derivan los<br />

referentes, es decir, aquellos conceptos que, en la medida en que una<br />

sociedad los interpreta más o menos unívocamente, hace que la<br />

comunicación fluya entre sus miembros.<br />

Estamos hablando entonces de un sentificado que aporta una<br />

dimensión que se remite a toda la experiencia personal en torno al<br />

significado original. Se trata de un algo que está asociado a la palabra<br />

que le da origen pero que trasciende su estricto significado.<br />

Pero cuando la trascendencia supera al significado y al sentido, nos<br />

encontramos frente al hipersentido:<br />

―- ¿Por qué no hay perros en la luna?<br />

- Porque no hay árboles.‖<br />

Hay un hipersentido en la respuesta que está mediado entre el perro<br />

y el hábito de orinar en los árboles.<br />

No se trata entonces del sentido como complemento del significado,<br />

sino de una ampliación y extensión del mismo.<br />

HACIA LOS REFERENTES COMPARTIDOS<br />

El tema de los referentes compartidos es complicado precisamente<br />

porque disponemos de pocos referentes compartidos a los que<br />

remitirnos o tomar como modelos.<br />

Además, en cada palabra hay un historial de significados que la<br />

significan y sentidos que le confieren el uso y la práctica compartida.<br />

Cada aspecto a tratar requiere de un circunloquio en el que se<br />

rastrean significados, sentificados e hipersentidos que participan en la<br />

construcción del discurso.<br />

En una entrevista realizada a un analista político luego de un período<br />

electoral, le preguntaron cómo se iban a recomponer las fuerzas


91<br />

partidistas en la etapa postelectoral. La respuesta salió<br />

espontáneamente:<br />

- Yo no soy la Guga Ayala para predecir lo que va a suceder,<br />

pero… 36<br />

No hace falta más: quien habla, es de los nuestros. Se trata de un<br />

referente compartido que todos entendemos y que con la metáfora<br />

contingente pone la complejidad del tema político en el terreno de lo<br />

fortuito.<br />

Entonces cuando algún chistoso nos pregunta ―por qué no hay perros<br />

en la Luna‖, recorremos la larga lista de alternativas (sentificados)<br />

que nos ofrece el historial de la palabra y no se nos ocurre ninguna<br />

combinación que pueda calzar como respuesta a tan insólita<br />

pregunta.<br />

―- Porque no hay árboles.‖<br />

¿Cómo se puede ser tan lógicamente absurdo? (O absurdamente<br />

lógico). Entonces reímos porque encontramos una salida ―ingeniosa‖<br />

al enigma que en un primer momento consideramos desatinado: todo<br />

perro que se precie de tal, necesita un árbol donde orinar. Se trata de<br />

un referente que no está en la definición ni en el sentificado de<br />

―perro‖, pero que está en su hipersentido.<br />

La di-versión que encontramos en la respuesta, de las características<br />

de ―perro‖ a sus necesidades fisiológicas, me está diciendo que en las<br />

palabras hay un algo presente que va más allá del historial, el<br />

significado y el sentificado.<br />

El significado es parte de la palabra, pero la selección y la<br />

combinación de los muchos significados y sentidos acumulados a lo<br />

largo de la historia personal del hablante, es lo que la constituye en<br />

referente.<br />

En nuestros días, la electrónica hace comprensible la velocidad de<br />

estos procesos cuando demuestra la capacidad de una máquina para<br />

revisar millones de conceptos en fracciones de segundos, hasta<br />

producir un resultado satisfactorio. Algo impensado no hace muchos<br />

años.<br />

EN BUSCA DE LA INTENCIÓN<br />

En el empleo que hace el emisor de la palabra hay una intención que<br />

es exponer o direccionar conceptos; en ambos casos el emisor busca<br />

36 Guga Ayala fue una reconocida cartomántica de Guayaquil, fallecida en 2013.


92<br />

seleccionar palabras cuyos sentidos estén presentes en el receptor<br />

para alcanzar los fines que se propone.<br />

La palabra ―sentido‖ puede leerse de dos maneras según la intención<br />

del discurso:<br />

a. En el sentido de que ―tiene sentido‖, lo cual hace posible que<br />

las palabras (sus significados y sentificados) se pueden<br />

―hilvanar‖ hasta construir una trama explicable con otras<br />

palabras; o en su versión negativa, el sinsentido: que no tiene<br />

explicación, no se puede expresar en otros términos.<br />

b. Pero también el sentido puede estar dado cuando lo que se<br />

expresa apunta a un fin o propósito determinado, está<br />

direccionado, responde a una intención, se encuentra en medio<br />

de un proceso que trata de llegar a alguna parte.<br />

En principio se podría decir que es lo mismo: las cosas tienen sentido<br />

cuando se pueden explicar en función de la intención que las anima<br />

dada por su orientación.<br />

Sin embargo un monumento puede tener sentido, no porque señale<br />

hacia algo, sino por lo que es en sí. El sentido está en el sentificado.<br />

Cuando el sentido se proyecta hacia afuera y constituye una opción<br />

entre otras, entonces estamos en el hipersentido de la palabra.<br />

Ambos son lo mismo y distintos. El primero apunta a un concepto<br />

pero el segundo a una consecuencia. El primero termina en sí mismo,<br />

el segundo se proyecta hacia un siguiente paso, tiene carácter de<br />

traslación. Podríamos decir que el primero es sustantivo en tanto<br />

status, el segundo es verbo en tanto devenir.<br />

Por eso, cuando decimos que alguien perdió el sentido hacemos<br />

referencia a que perdió la conciencia, la capacidad de actuar: se ha<br />

desmayado. Pero hay otra manera de perder el sentido, cuando por<br />

alguna causa fortuita uno está desorientado, no saber hacia dónde<br />

dirigirse, hacia donde orientar sus pasos.<br />

Dos maneras diferentes de leer sentido, según la intención del<br />

emisor.<br />

Esto que aparece como una cuestión eminentemente semántica, tiene<br />

implicancias en nuestro trabajo porque se hace necesario comprender<br />

que la palabra sentido no es suficiente para entender la intención<br />

subyacente en el mensaje.


93<br />

Cuando el emisor produce su mensaje puede perseguir una intención<br />

aviesa para despistar al receptor. Es un salto que nos remite a otra<br />

esfera del pensamiento, que trasciende el historial de la palabra, el<br />

significado y el sentido. La intención es lo que maneja el autor para<br />

establecer las convenciones desde donde se debe entender el<br />

discurso.<br />

En el cine, los primeros minutos de un largometraje definen el tono<br />

(o el género) al que pertenece la película que se va a ver. Y esto se<br />

construye con referentes ya conocidos y aceptados, referentes<br />

insertos en la memoria de la gente: Superman vuela, los personajes<br />

cantan o bailan, los golpes no duelen, los animales hablan…<br />

Estas convenciones del relato se construyen desde la diégesis,<br />

recurriendo a referentes preexistentes en la memoria colectiva.<br />

Cuando este proceso se produce podemos hablar de identidad<br />

compartida, porque toda<br />

la audiencia acepta y<br />

participa de las<br />

convenciones planteadas<br />

en el relato.<br />

No es casual que la<br />

identidad de los<br />

auditorios se dé en torno<br />

a chistes que se basan<br />

en experiencias<br />

compartidas en la<br />

cotidianidad: temas<br />

relacionados con el<br />

sexo, la pareja, el<br />

dinero, la política, lo<br />

prohibido en general,<br />

algún tema coyuntural o<br />

una ―mala palabra‖ en el escenario encuentran fácil eco en una<br />

audiencia que no comparte otros referentes.<br />

La imagen precedente, graciosa para mis parientes y amigos, hace<br />

alusión a la historieta ―Inodoro Pereyra‖ de Roberto Fontanarrosa,<br />

muy popular en Argentina.


94<br />

Si causa gracia a quien no está en antecedentes, será por razones<br />

ajenas a la intención del autor. 37<br />

Cuando somos más de uno quienes reímos con un mismo chiste, es<br />

porque compartimos los referentes que particularizan, caracterizan, a<br />

una identidad: ―me identifico con el otro al compartir los referentes<br />

que nos hacen reír a ambos‖.<br />

Cuando se dice algo con la intención de ―hacer gracia‖. Por ejemplo<br />

imitar la tartamudez: según la intención puede ser el remedo de una<br />

situación seria o el tono jocoso de una exagerada imitación, lo cual no<br />

quita que la audiencia pueda reaccionar al contrario de lo previsto.<br />

Los chistes abarcan tantas variantes que nadie se ha propuesto<br />

analizar todas las formas de hacerlos. La búsqueda de un<br />

denominador común nos ha llevado a encontrar en el sentido de las<br />

palabras y su desplazamiento, la posibilidad de sorpresa que produce<br />

la risa como respuesta.<br />

Si no se comparten otros referentes no se pueden construir otros<br />

chistes porque la audiencia no reiría.<br />

Se podría decir que la gente se comunica mediante las metáforas<br />

subyacentes en los enunciados.<br />

Esta búsqueda que nos lleva ahora a la metáfora, a hacer que la<br />

palabra vaya más allá de sus hipersentidos. Metáfora o metonimia, no<br />

vienen al caso las diferencias semánticas sobre las que la erudición<br />

ha especulado suficientemente, bástenos decir que de lo que se trata<br />

es de dar a la palabra un significado que, lejos de la definición,<br />

adquiere un sentido desde la diegética del discurso, en ocasiones<br />

como expresión de la subjetividad del autor compartida por la<br />

audiencia.<br />

Son los poetas quienes mejor se expresan en estos términos, por eso<br />

son poco comprendidos.<br />

Resumiendo: toda palabra en uso se emplea con determinados<br />

sentificados e hipersentidos que responden a la historia cultural, a las<br />

vivencias acumuladas, a los intereses del hablante.<br />

Y esto, que suena a perogrullada, tiene mucho que ver con el<br />

ejercicio del periodismo, como veremos más adelante.<br />

37 Pereyra es un personaje que encarna la figura mitológica del gaucho argentino que en la soledad de la<br />

pampa acostumbra dialogar con su perro Mendieta.


95<br />

―Centrarse en un conjunto de propiedades aparta nuestra<br />

atención de otras. Cuando, por ejemplo, hacemos descripciones<br />

cotidianas utilizamos categorizaciones para centrarnos en<br />

ciertas propiedades que se ajustan a nuestros propósitos. Cada<br />

descripción destaca, deslocaliza y oculta algo. Por ejemplo:<br />

- He invitado a una rubia sexi a nuestra cena.<br />

- He invitado a una conocida violoncelista a nuestra cena.<br />

- He invitado a una marxista a nuestra cena.<br />

- He invitado a una lesbiana a nuestra cena.‖<br />

También podría ser ―a la hija de un viejo amigo‖ o ―a una amiga que<br />

acaba de llegar de Egipto‖.<br />

―Aunque una misma persona puede responder a todas estas<br />

descripciones, cada una destaca aspectos diferentes de la<br />

persona. Describir a alguien de quien uno sabe que posee todas<br />

estas propiedades como ―una rubia sexy‖ es deslocalizar el<br />

hecho de que es una renombrada violoncelista y una marxista y<br />

ocultar su lesbianismo (…) Al hacer una aserción, hacemos una<br />

elección de categorías.‖ 38<br />

Tenemos alguna razón para destacar unas características y ocultar (o<br />

desenfocar) otras:<br />

―Las propiedades que dan estas dimensiones no son<br />

propiedades de los objetos en sí mismos, sino más bien,<br />

propiedades interaccionales‖ 39 …<br />

… que sólo tienen sentido en relación con el funcionamiento del grupo<br />

humano dentro del cual se produce el hecho comunicacional.<br />

Dicho en otras palabras: al interior del grupo hay intereses que<br />

validan algunos aspectos de la información y apartan otros para<br />

orientar la intencionalidad del mensaje.<br />

En la formulación de la información, el periodista 40 destaca el aspecto<br />

sobre el cual ―sugiere‖ que debe centrarse la atención, porque<br />

presupone que tiene el interés que merece ser compartido con la<br />

audiencia.<br />

38 George Lakoff y Mark Johnson . Metáforas de la vida cotidiana. Ed. Cátedra. Madrid.2001.<br />

39 Ib. Idem.<br />

40 Aquí podría decir “el periodismo”, sin embargo he optado por una alusión más directa a la<br />

responsabilidad personal e individual que corresponde al ejercicio de la profesión.


96<br />

De esa manera los comunicadores nos dan una visión parcial,<br />

sesgada por sus propias limitaciones, de lo que es la gente (nuestra<br />

gente), una ciudad (nuestra ciudad), o un país (nuestro país).


97<br />

8<br />

LOS REFERENTES COMPARTIDOS<br />

En el análisis de los chistes que venimos desarrollando hemos visto:<br />

1. que toda palabra tiene una definición en el diccionario;<br />

2. que toda palabra tiene un historial que construye su<br />

significado;<br />

3. que toda palabra comunica cuando trasciende su significado;<br />

4. que los significados tienen sentidos que están relacionados<br />

con la intencionalidad;<br />

5. que parte de los sentidos son los sentificados directamente<br />

vinculados al significado de las palabras;<br />

6. que los sentidos incluyen los hipersentidos que nos remite al<br />

mundo de relaciones que la palabra evoca indirectamente;<br />

7. que la comunicación puede establecerse en cualquiera de los<br />

niveles de significación: significado, sentificado e<br />

hipersentido;<br />

8. que la comunicación se modifica, altera o anula si no hay<br />

niveles de referencia compartidos por el emisor y la<br />

audiencia;<br />

9. que el proceso de comunicación se cumple cuando los<br />

receptores comparten el referente e interactúan entre sí.<br />

Ahora vamos a ver<br />

10. que el hipersentido llena los vacíos del discurso;<br />

11. que el hipersentido se construye con la experiencia y la<br />

información que disponen las partes (emisor-receptor);<br />

12. que el hipersentido adquiere la dimensión de referente<br />

compartido;<br />

13. que es función de quienes escriben, difundir y posicionar<br />

referentes socialmente compartidos;


98<br />

14. que el hipersentido es susceptible de metaforizarse<br />

socialmente;<br />

15. que es función de los periodistas y de cuantos escriben,<br />

hacer metáforas de los referentes compartidos;<br />

16. que nuestra realidad no da espacio para que las<br />

metáforas fluyan con facilidad, sino que exigen un esfuerzo<br />

por parte de quienes escriben para ponerlas en evidencia.<br />

INTRODUCCIÓN A LOS REFERENTES<br />

Podemos entender el término referentes como la expresión genérica<br />

que alude a que las palabras dicen cosas que van más allá de su<br />

definición.<br />

Las asociaciones de ideas, así como los sentidos, códigos, alusiones,<br />

indicaciones, remisiones, memorias, evocaciones, símbolos,<br />

recordaciones, rememoraciones, imaginarios, reiteraciones,<br />

remembranzas, contextos, son todos recursos viables para la<br />

producción de referentes compartidos.<br />

Generalmente se opina sobre esta particularidad aludiendo al sentido<br />

que se pretende dar a la palabra. Así lo venimos haciendo en el<br />

presente texto; sin embargo hablar del sentido que puede tener una<br />

palabra en una u otra circunstancia resulta un tanto ambiguo, porque<br />

estos sentidos tienen diferente alcance, conceptualización y ámbito<br />

sobre lo que se expresa.<br />

Confundir el referente con la asociación de ideas es también un lugar<br />

común. Sin embargo hay que tener en cuenta que las asociaciones de<br />

ideas se limitan a procesos personales, individuales, sin conexión con<br />

las asociaciones que puede hacer ―el otro‖.<br />

No es lo mismo una asociación de ideas que un referente, porque<br />

éste da sentido plural al enunciado. El referente tiene la capacidad de<br />

metaforizarse en el uso cotidiano y ser entendido por una comunidad.<br />

―Una película, como una novela, como una obra de teatro, informan<br />

acerca de sí mismas‖ 41 . Es decir, a lo largo del relato va generando<br />

referentes que surgen de la propia diégesis del discurso.<br />

De otra manera no se explica el impacto emocional que produce<br />

Chaplin en la escena final de ―El circo‖ cuando, tras despedirse de su<br />

amor imposible se aleja apesadumbrado y cabizbajo, hasta que<br />

imprevistamente se detiene, recompone su actitud corporal, asume<br />

41 Grijelmo. Ibid.


99<br />

un talante optimista, revolea su bastón y reanuda con paso campante<br />

su camino hacia el futuro.<br />

Todo el proceso de este final, cuyo sentido se expresa en las<br />

adjetivaciones, es consecuencia de los hipersentidos y referentes<br />

acumulados a lo largo del desarrollo de la obra.<br />

TIPOS DE REFERENTES<br />

La asociación de ideas es libre en el sentido en que responde a las<br />

relaciones de memoria y experiencia personales del individuo,<br />

mientras que los referentes no lo son porque se remiten a un<br />

contexto necesariamente compartido en alguna medida con ―el otro‖.<br />

El referente siempre incluye a un alguien más, necesariamente<br />

vinculado a un proceso de comunicación.<br />

Al establecer un denominador común al grupo humano, a la sociedad<br />

donde se lo emplea, el referente es (por definición) compartido, en<br />

tanto hace posible la comunicación entre sus miembros.<br />

Hay tres tipos de referentes:<br />

1. El que se construye en el mismo relato, en cuya diégesis los<br />

personajes generan sentidos, sentificados e hipersentidos.<br />

2. El compartido coyunturalmente entre el emisor y el perceptor<br />

condicionado por circunstancias o elementos del momento, la<br />

actualidad o la moda.<br />

3. El compartido socialmente entre el emisor y el receptor,<br />

resultado de una historia social común.<br />

En los tres casos el sentido surge del desvelamiento de la polivalencia<br />

del referente que, leído generalmente desde uno de sus valores nos<br />

sorprende con sus otras lecturas en tanto guarda una lógica posible<br />

pero usualmente negada.<br />

Si bien este esquema responde a la creación de lo cómico, también<br />

nos conduce a la construcción de la metáfora que fabricamos con los<br />

datos objetivos de una realidad gestada en el imaginario de la gente.<br />

Porque, en definitiva, se trata de mitos que convocan los sentidos<br />

presentes en las palabras capaces de sintetizar un pensamiento<br />

complejo.<br />

Hay una lógica posible en lo personal o en lo social que nos negamos<br />

a reconocer, que rechazamos u ocultamos, en función de un sistema<br />

de comunicación estable y compartido.


100<br />

El desvelamiento de otro sentido posible para el discurso se comparte<br />

en la identidad sectorial. Es decir: el discurso en su primera lectura<br />

es compartido por ―todos‖, pero su segunda lectura solamente por<br />

una parte del ―todos‖.<br />

Comprender la situación secundaria es reconocerse en un grupo de<br />

segundo orden cuyo descubrimiento nos llena de gozo. Nos identifica<br />

como los ―elegidos de los dioses‖ que tenemos el entendimiento para<br />

ver ―más allá de lo evidente‖. Este identificarnos en referentes de<br />

segundo orden, es lo que mueve a descubrirse presentes en los otros<br />

privilegiados a través de una situación y una lógica negadas por la<br />

mayoría de la gente.<br />

Pongamos otro ejemplo: José, que es embajador<br />

plenipotenciario ante una organización internacional, se ve<br />

envuelto en un notorio escándalo de faldas que alimenta las<br />

primeras planas de la prensa del país. El apelativo<br />

plenipotenciario será, desde ahí, sinónimo de escándalo y<br />

cualquiera que incurra en problemas similares, se hará acreedor<br />

al mote de plenipotenciario.<br />

La idea es que la risa surge frente al chiste cuando autor y lector<br />

(emisor y receptor) coinciden en la lectura del desplazamiento del<br />

hipersentido.<br />

Exactamente lo mismo ocurre cuando el público, que es múltiple, ríe<br />

a coro frente a un chiste. Significa que cada uno de los integrantes de<br />

la audiencia ha realizado el mismo desplazamiento de sentido.<br />

Pero en este caso cabe detenerse a reflexionar que una audiencia<br />

múltiple que hace el mismo desplazamiento en lo que es el sentido de<br />

lo que se dice, responde a una formación cultural similar, es decir,<br />

comparte una misma manera de ―ver las cosas‖, de interpretarlas. Y<br />

esta misma manera de interpretar ―las cosas‖ implica que quienes<br />

han reído juntos comparten los referentes que hacen posible reír de<br />

las mismas cosas. Porque las lecturas de quienes han reído cohabitan<br />

en una época, una ética, una escala de valores, una circunstancia,<br />

una información, una educación, en definitiva una cultura vigente en<br />

la sociedad en que vive.<br />

Así como el chiste hace evidente la comunicación entre autor y lector,<br />

también la hace posible entre los diversos receptores del mensaje en<br />

tanto comparten los mismos referentes.<br />

En este sentido, la producción teatral nacional ha evidenciado un<br />

permanente interés por lo nuestro. La farsa, la comedia, el drama<br />

han sido instrumentos para hablar de nosotros.


101<br />

Por otra parte, llama la atención la escasa atención que los actores y<br />

el público en general muestran por el teatro ―universal‖ cuyos autores<br />

han marcado el trabajo escénico desde la antigüedad, síntoma<br />

evidente del desencuentro de culturas al que nos hemos referido con<br />

anterioridad.<br />

Grupos como El Juglar y escritores como José Martínez Queirolo y<br />

actualmente Cristian Cortez, vienen buscando en la expresión teatral<br />

la manera de exponernos, con mayor o menor suerte, mediante el<br />

uso del lenguaje y la problemática propios de nuestra realidad. Sin<br />

embargo, la falta de un teatro de repertorio, la escasa difusión de la<br />

producción teatral y la falta de crítica especializada no permiten un<br />

análisis atinado sobre la existencia de referentes diegéticos o<br />

extradiegéticos que puedan establecerse como metáforas en nuestra<br />

cotidianidad. 42<br />

DIVERSIDAD DE REFERENTES COMPARTIDOS<br />

La asociación de ideas está en la base de todo proceso relacionado<br />

con los referentes, pero por ser un proceso estrictamente individual,<br />

no se plantea el nivel de compartición requerido para establecer un<br />

vínculo comunicacional.<br />

1. Cuando la asociación de ideas se comparte en un grupo<br />

pequeño, familiar o de amigos, que participa de problemas o<br />

actividades comunes; cuando los sentidos que adquieren las<br />

palabras están adoptados y consensuados por el grupo, ya<br />

hablamos de referentes compartidos.<br />

2. El referente institucional, organizacional. Cuando se trata de<br />

una imagen corporativa, estamos hablando de aquellos<br />

referentes que comparten quienes son parte de la empresa que<br />

crea, señala y destaca las particularidades que la identifican.<br />

Los conceptos actuales que se exponen como visión y misión,<br />

no alcanzan más allá del enunciado si no van acompañados de<br />

una objetivación concreta.<br />

3. El referente compartido socialmente. Hay referentes que de una<br />

u otra forma, por una u otra razón se extienden en sectores,<br />

zonas o regiones. En este nivel participa la familia, las etapas<br />

de escolarización y finalmente los medios de comunicación que<br />

hacen posible la construcción y divulgación de metáforas en la<br />

vida cotidiana.<br />

42 Cristian Cortez reúne en dos tomos (“Teatro I”, b@ez.editor.es, 2008 y “Teatro II”, ManglarEditores,<br />

2012) diecisiete trabajos para la escena intencionadamente comprometidos con la gente de su entorno.


102<br />

Así como el pabellón nacional nos identifica más allá de las<br />

diferencias personales: los referentes compartidos socialmente, nos<br />

confieren también una identidad compartida.<br />

Lo que voy a intentar ahora es una clasificación de referentes según<br />

su origen y el ámbito en el que operan:<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

Hay referentes que se han integrado a través de los<br />

medios de comunicación. Los que lo han hecho desde la<br />

televisión han penetrado todas las capas sociales con<br />

expresiones y actitudes de personajes de moda.<br />

Desde la prensa escrita nos llegan personajes de<br />

historietas y datos que, por no tener la redundancia de<br />

los programas de televisión, acceden al limitado grupo de<br />

lectores consecuentes.<br />

Desde las empresas editoriales que, integradas al sistema<br />

cultural de Occidente, homogenizan los círculos adscriptos<br />

a la cultura de élite.<br />

Los referentes que tienen amplia difusión al interior de<br />

grupos étnicos o socioculturales en los que la tradición o<br />

la lengua les otorga cierta exclusividad.<br />

Los que desde organizaciones civiles, políticas o<br />

empresariales, constituyen consignas que orientan, por<br />

sobreentendidos, conductas, actitudes o normas que las<br />

caracterizan.<br />

Los que se comparten en grupos informales, tales como<br />

la gallada, la pandilla, amigos y familiares.<br />

Los que se comparten en grupos muy pequeños, a veces<br />

no más de un dúo, que surgen a raíz de situaciones<br />

aleatorias que no trascienden a otros ámbitos.<br />

Es notable que en esta lista no tenga un lugar preponderante la<br />

historia, que desde la escuela, el colegio y la universidad, tiene el<br />

instrumento idóneo para la difusión de personajes y sucesos que<br />

constituyan referentes para la gente.<br />

De manera distinta es lo que sucede con las artes y la literatura, que<br />

por circular en ámbitos especializados, raramente logran trascender<br />

su restringido espacio referencial.<br />

Son pocos los referentes específicamente nuestros, que por su amplia<br />

y constante difusión se insertan y permanecen en la vida cotidiana de<br />

la ciudadanía.


103<br />

9<br />

LOS VACÍOS EN LA COMUNICACIÓN<br />

Este transitar demuestra que siempre hay algo más en todo proceso<br />

de comunicación; siempre hay algo que está más allá de las palabras<br />

y que hacen la comunicación posible. Sin estos referentes externos,<br />

las palabras quedan vacías de sentido.<br />

La Teoría de la Gestalt 43 aporta ejemplos que permiten reflexionar<br />

sobre ―llenar los vacíos‖. Está claro que en el caso de ciertas figuras<br />

incompletas, basta con que se ajusten medianamente a modelos<br />

internalizados para que las completemos y les demos un significado.<br />

Es en los espacios en blanco donde el receptor pone sus referentes<br />

que hacen posible la comunicación en tanto sean los mismos que los<br />

del emisor.<br />

El citado libro de Grijelmo y antes una frase de otro español, Ortega y<br />

Gasset, que dijo que ―el discurso consiste sobre todo en el silencio‖,<br />

dan cuenta de ello.<br />

43 Menciono la Teoría de la Gestalt como si fuese un referente compartido con todos los lectores, lo cual,<br />

en la medida en que no sea cierto, puede dificultar la comunicación.


104<br />

La mirada de ojos<br />

entornados, los<br />

hombros desnudos, la<br />

silueta… Nada de eso<br />

está en el dibujo.<br />

Está en nuestros<br />

referentes.<br />

Hay casos más complejos,<br />

como el siguiente, donde<br />

conseguir ver a una cabalgadura y su jinete no siempre resulta fácil.<br />

Pero más difícil es la siguiente<br />

figura, porque es muy poca la<br />

gente que tiene en su memoria<br />

lo que es una locomotora a<br />

vapor.


105<br />

Quiero traer aquí una anécdota personal: La<br />

ciudad de Milagro tiene instaladas las vías del<br />

ferrocarril trasandino a lo largo de su calle<br />

principal. En oportunidad de una charla que di<br />

a estudiantes universitarios de esa localidad,<br />

no tuvieron dificultad en identificar la imagen<br />

de la locomotora porque para ellos era una<br />

experiencia visual cotidiana.<br />

Esto constituye una clara muestra de<br />

referente compartido: un grupo<br />

humano que es capaz de llenar los<br />

vacíos con una manera propia de ver y<br />

se identifica en torno a ella.<br />

Y cuando la audiencia descubre que comparte los mismos referentes,<br />

se propaga un sentimiento de gozo y satisfacción.<br />

De no ser así no podemos entender el mensaje y mucho menos<br />

compartirlo.<br />

¿Qué sucedería si con la misma línea de representación dibujásemos<br />

un telar industrial?<br />

Hay mensajes<br />

ambiguos que<br />

pueden ser<br />

entendidos de<br />

diversa manera y<br />

según la propia<br />

experiencia: para<br />

quien nunca ha visto<br />

un pato, aquí sólo<br />

hay una liebre. Y<br />

viceversa.<br />

La siguiente figura nos lleva a dos perfiles unidos en un beso. Para<br />

ello hay que tener el referente de todo cuanto implica un beso, un


106<br />

contacto labial profundo, los ojos entrecerrados… porque la figura no<br />

es más que una línea zigzagueante y dos pequeñas líneas quebradas<br />

que nosotros leemos de manera<br />

arbitraria y según los referentes a<br />

los que nos remitimos.<br />

En este caso la imagen es tan<br />

frágil que si cubrimos uno de los<br />

pequeños ángulos que<br />

interpretamos como ojo,<br />

encontraríamos que con él<br />

desaparece completamente uno<br />

de los perfiles.<br />

No otra cosa sucede con la información periodística donde el discurso<br />

siempre está hecho de parcelas que el lector une según sus propios<br />

referentes y donde una pequeña omisión puede cambiar el sentido de<br />

todo lo dicho.<br />

La idea sostenida hasta aquí ha sido insistir en varios ejemplos para<br />

dejar más o menos en claro que la comunicación no está en el<br />

discurso explícito, ni en ese juego de significante y significado que<br />

todos reverenciamos, ni en lo denotado y lo connotado que llega a<br />

nosotros como la respuesta a muchas preguntas que nosotros<br />

repetimos tan bien como seamos capaces.<br />

- Hola. ¿Cómo te fue?<br />

- Bien.<br />

- ¿Y?<br />

- Tengo que llevarlos…<br />

- Pero vas a tener que ir a buscarlos…<br />

- ¿Yo?<br />

- ¡Por supuesto!<br />

- Yo no voy ni loco…<br />

- Pero si no va a pasar nada…<br />

- Ve tú, si eres capaz.<br />

Los interlocutores saben de qué hablan porque ambos tienen<br />

referentes que comparten. Hay enormes vacíos que para un extraño<br />

hace imposible otorgar sentido al diálogo.<br />

Si se tratase de una obra de teatro, los referentes se habrían<br />

expuesto con anterioridad, salvo que quisiésemos jugar al teatro del<br />

absurdo o mantener un suspenso en torno a referentes que se van a<br />

exponer hacia el final de la obra.<br />

Pero tratándose de un diálogo cotidiano está claro que solamente<br />

compartiendo referentes se puede entender.


107<br />

―Oigo la voz fastidiada de mi mujer que pregunta si vi la cajita<br />

de crema.<br />

- No. ¿Dónde estaba?<br />

- Aquí…<br />

Reviso mi escritorio y echo una ojeada al dormitorio.<br />

- ¿No estará en el baño?<br />

Silencio. Voy hasta la cocina y la veo revolviendo el<br />

refrigerador.<br />

- ¿Qué crema?<br />

Silencio<br />

- ¿Para qué?<br />

- ¡Crema… La crema que siempre uso…!<br />

- ¿?<br />

- ¡La que viene en cajita… La que tú le pones a tu café… (con<br />

ligero tono de reclamo)<br />

- ¿Crema de leche?<br />

- Y sí… ¿Y qué otra si no?<br />

- Ah… yo estaba buscando la crema para el sol…‖ 44<br />

La típica ―incomunicación‖ familiar. Especialmente cuando se<br />

comienza el día de malhumor, lo cual agrega ―ruido‖ 45 al diálogo.<br />

Evidentemente no compartíamos referentes: ella pensaba en el<br />

almuerzo y yo en bajar a la playa.<br />

Por ej.: crema: puede ser definido como un producto de consistencia<br />

pastosa. Crema, en el chiste, tiene dos sentidos: la crema de uso<br />

medicinal y la de uso culinario. La misma palabra que tiene un<br />

significado, tiene a su vez dos sentidos, que al ser recurridos como<br />

referentes distintos crean la situación de incompatibilidad, de no<br />

entendimiento, de incomunicación, que hace al chiste posible.<br />

La situación es cómica pero no hace reír a los protagonistas. Tal vez<br />

más tarde, fuera de los apremios y tensiones de la realidad, puede<br />

ser motivo de risa.<br />

Hay en esta historia dos niveles de referentes: uno dado entre los<br />

protagonistas: ambos actúan en función de distintos referentes en<br />

torno a la palabra ―crema‖, lo cual provoca la incomunicación y el<br />

malhumor; y el segundo entre el narrador y el lector que deben tener<br />

referentes análogos para reír (o sonreír) por la situación descrita.<br />

Aún la lectura de la aclaración precedente plantea una serie de<br />

sobreentendidos en los que el lector y el autor deben coincidir para<br />

que la comunicación funcione. Deben entender el fastidio de tener<br />

44 Creo que la vida cotidiana, cuando la observamos con atención, obvia la necesidad de recurrir a los<br />

autores “consagrados” para explicar cómo funcionamos.<br />

45 ¿Todos compartimos el referente de qué se entiende por “ruido” en comunicación?


108<br />

que ―encremarse‖ para mantener bien la piel y la ―criminalización‖ a<br />

la que son proclives muchas esposas cuando se sienten irrespetadas<br />

por sus maridos en el uso de espacios sobre los cuales tienen<br />

potestad…<br />

…la información trasmite datos, la comunicación sentidos que<br />

necesariamente están dados por los referentes. La comunicación no<br />

es posible si no participamos de los mismos referentes.<br />

Pero esto, que puede ser visto como una simple anécdota cotidiana<br />

en cualquier familia, tiene implicancias mucho más trascendentes<br />

cuando lo trasladamos al espacio social: la comunicación sólo es<br />

posible cuando ambas partes coinciden en los mismos referentes.<br />

EL DIAGRAMA DE LA COMUNICACIÓN<br />

Y aquí volvemos al principio.<br />

En la página 9 mostramos el diagrama básico y tradicional sobre el<br />

cual se han construido varias de la teorías de la comunicación.<br />

Sin embargo, dicha propuesta merece ser reconsiderada porque, en<br />

cuanto hace al receptor, no es unipersonal sino que adquiere sentido<br />

cuando lo consideramos en la justa medida de su pluralidad. 46<br />

Emisor<br />

Medio<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Esta pequeña modificación en el diagrama del proceso de<br />

comunicación nos lleva a plantearnos una lectura radicalmente<br />

distinta de lo que se viene haciendo habitualmente.<br />

46 El tema está planteado en Jorge Massucco, El nosotros, UCSG, Guayaquil , 2003.


109<br />

El proceso<br />

Emisor/Medio/Receptor,<br />

cambia por el de<br />

Emisor/Medio/Receptores (plural).<br />

Es decir: el Emisor a través del medio envía su mensaje que es<br />

recibido por múltiples receptores. Hasta ahí el proceso es el de la<br />

Información, porque el de la comunicación recién se produce cuando<br />

hay intercambio horizontal entre los receptores del mensaje recibido.<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Como profesor universitario tengo muy claro el proceso: cuando<br />

formulo mi discurso en el desarrollo de una clase, yo (emisor), mi voz<br />

(el medio) y los alumnos (receptores) no terminamos el proceso<br />

comunicacional hasta que ellos socialicen lo dicho en clase. Porque si<br />

salen del curso y hablan del partido de fútbol del domingo o de la<br />

discoteca del sábado, el proceso no habrá superado la etapa de la<br />

simple información. 47<br />

En esta instancia, el receptor de la información suministrada por la<br />

fuente, pasa a ser un perceptor si llega a intercambiar su propia<br />

lectura del mensaje recibido con otro perceptor que procede de igual<br />

manera y ambos revén, comentan, intercambian, revisan, reflexionan<br />

sobre lo hablado en la clase hasta encontrar que ―el otro‖ tiene ―mis‖<br />

mismas preocupaciones aún en el caso en que no comparta las<br />

conclusiones.<br />

El fin último de la comunicación es encontrarse en el otro, en el<br />

vecino, en el prójimo.<br />

Porque si el mensaje queda relegado sin ser puesto en común hasta<br />

la siguiente clase, no se habrá integrado socialmente sino que se<br />

habrá limitado a ser otro discurso aprendido de un libro y repetido de<br />

clase a clase, de año a año, dentro de las cuatro paredes<br />

universitarias.<br />

47 Daniel Prieto Castillo. Elementos para el análisis de mensajes. 1980. Prieto propone remplazar<br />

“receptor/emisor” por la palabra “perceptor”, porque humaniza el proceso de la comunicación horizontal,<br />

aspecto sobre el cual no quiero detenerme.


110<br />

Hagamos un esquema que resuma el proceso.<br />

Todo comienza cuando el Autor (Emisor) produce un mensaje dirigido<br />

a una Audiencia (Receptor).<br />

Emisor<br />

Mensaje<br />

Receptor<br />

Sin embargo, y según lo hemos visto, para que se produzca la<br />

comunicación entre las partes, es necesario que ambas compartan<br />

determinados referentes implícitos en las palabras del mensaje.<br />

Los referentes están en el mensaje antes de llegar al receptor. Y para<br />

que haya comunicación, el receptor tiene que remitirse a los mismos<br />

referentes.<br />

El mensaje deja de ser tal para limitarse a ser las palabras<br />

trasportadoras del mensaje que resultará de su integración con los<br />

referentes.<br />

Emisor<br />

Palabra<br />

Referente<br />

Receptor


111<br />

Pero ahora debemos considerar que el receptor no es uno aislado sino<br />

varios.<br />

Emisor<br />

Palabra<br />

Referente<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

Receptor<br />

eptor<br />

Y, finalmente, que los diversos receptores se comunican entre sí,<br />

perfeccionando de esta manera el proceso de comunicación.<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

Receptor<br />

/<br />

Emisor<br />

La comunicación horizontal entre los receptores es posible porque se<br />

triangula con el referente implícito en el mensaje del emisor.<br />

El tema de los referentes compartidos va más allá del ejercicio del<br />

periodismo, que es hacia donde apunta este trabajo. Por supuesto<br />

tiene que ver con la pedagogía en todos sus niveles, desde el jardín<br />

de infantes, la escuela primaria, el colegio y la universidad en<br />

cualquier disciplina.<br />

Porque la gente que comparte referentes, comparte un mundo<br />

simbólico que le otorga identidad.


112


113<br />

10<br />

LA BÚSQUEDA DEL OTRO<br />

El referente está relacionado con ―el otro‖ en cuanto los mensajes son<br />

según el contexto en el que se producen.<br />

Estoy sentado frente al televisor viendo el ballet ―Paquita‖<br />

interpretado por el Teatro Bolshoi; el bailarín solista, enfundado<br />

en su malla ajustada al cuerpo, salta, agita sus pies y extiende<br />

sus manos en un gesto característico hacia la protagonista. No<br />

puedo dejar de sonreír pensando en lo que estarán especulando<br />

los cinco estudiantes de ingeniería sentados a mi lado, siempre<br />

dispuestos a la chacota. Evidentemente yo no sonreiría en el<br />

mismo sentido si quienes me rodeasen fuesen estudiantes de<br />

ballet.<br />

El referente está relacionado con ―el otro‖.<br />

No estoy solo. Estoy rodeado de ―otros‖ con quienes comparto o no<br />

los referentes que dan sentido al mensaje.<br />

Si estuviese solo, puedo sentirme rodeado por ―otros‖ que la<br />

imaginación quiera traer a mi compañía.<br />

La comunicación es presentir que alguien pueda ―ver‖ bajo la<br />

superficie del discurso, una segunda lectura como yo la veo, a partir<br />

de la cual podamos compartir y establecer, o no, un acuerdo.<br />

El sentimiento de gozo surge de ese compartir. Compartir, con el<br />

autor en la soledad de la lectura o con el prójimo en la recepción<br />

acompañada, la emoción de comunicarnos.<br />

También está el goce del descubrimiento de la emoción construida<br />

con palabras: toda obra dramática, y en esto incluyo los chistes,<br />

construye una emoción inédita con la articulación de los diversos<br />

referentes que convocan las palabras y las acciones.


114<br />

Sin embargo hay algo más: en lo cómico la doble lectura apunta a la<br />

ruptura de sentidos o valores aceptados en la vida cotidiana para<br />

descubrir otros, tanto o más lógicos. Por eso las piruetas del bailarían<br />

clásico pueden mover a risa en cuanto constituyen una ruptura con el<br />

mundo cotidiano del receptor.<br />

Hay temas estereotipados (tal el caso de las suegras), tan<br />

manoseados que por repetidos van perdiendo gracia. En estos casos,<br />

aunque el chiste se asienta en el prejuicio previsible, inalterado en<br />

una y otra historia, el éxito depende de su formulación, de la<br />

originalidad del planteo y desarrollo.<br />

Para la risa siempre hay ―un otro‖ (presente o ausente) con quien<br />

compartirla. Un cómplice capaz de sentir la nueva lectura que<br />

propone el hecho cómico, alguien que hace el mismo desplazamiento,<br />

que descubre el mismo sentido y comparte el mismo referente…<br />

Frente al accidente del otro (accidente menor, por supuesto)<br />

podemos soltar la risa, sin embargo nunca habrá de faltar quien nos<br />

observe con ánimo de reproche: dos reacciones que responden a<br />

distintos referentes convocados por la lectura del mismo hecho.<br />

La mirada interrogante del niño de pie frente al lustrabotas, la<br />

somatización de su ver hacia la acción de sus manos y las


115<br />

obvias diferencias socioculturales provocan un interrogante<br />

¿Dónde se cruzarán sus referentes para que sean compartidos,<br />

para que ambos puedan hacer la misma lectura de la imagen,<br />

para que entiendan de la misma manera la realidad, para que<br />

haya comunicación entre ellos y hasta dónde esa comunicación<br />

alcanza?<br />

Uno de ellos se lo plantea con relación al otro, quien a su vez<br />

ignora al primero porque está inmerso en otra relación. Para<br />

nosotros, los receptores, las vertientes que confieren sentido a<br />

la anécdota están fuera de la fotografía.<br />

Aquí hay dos temas relacionados con la comunicación. Uno es el que<br />

se establece entre los dos niños y el otro el que se establece entre el<br />

emisor (quien propone esta fotografía) y el receptor (quien la<br />

observa). ¿Ambos hacen la misma lectura? ¿Ambos tienen los<br />

mismos referentes? ¿Emisor y receptor logran comunicarse?<br />

El autor propone esta fotografía como un discurso sobre las culturas:<br />

el mundo de la racionalidad europea que se interroga desde lo alto y<br />

el mundo del trabajo sometido a la supervivencia.<br />

La fotografía es la palabra cuyo mensaje nos remite a nuestros<br />

referentes.<br />

No se puede construir un mensaje si no es dando por sentado que los<br />

referentes del autor serán compartidos por la audiencia.<br />

La comunicación es la posibilidad de reconocerse en los otros.<br />

¿HACIA DÓNDE VAMOS?<br />

Supongamos el caso de encontrarnos en un país exótico cuyo idioma<br />

desconocemos. Intentar comunicarnos con alguien nos llevará a<br />

gesticular y decir repetidamente la palabra que intentamos hacer<br />

común: agua, por ejemplo. Después de varios intentos fonomímicos<br />

habremos llegado a entendernos y podremos disfrutar de un vaso, un<br />

odre, un jarro, un cántaro o un arroyo de agua cristalina. Todo el<br />

proceso ha sido un tanteo entre referentes diversos que por<br />

eliminación nos ha llevado a la respuesta deseada. Establecido el<br />

referente, en lo sucesivo podremos comunicarnos al respecto con<br />

facilidad.<br />

Si la gente del lugar bebe agua de la fuente comunal, mal podría yo<br />

manejar el referente de una llave de agua (una canilla) haciendo la<br />

mímica de abrirla haciendo girar la válvula por donde luego sale un


116<br />

chorro abundante que puedo utilizar para beber o lavarme la cara.<br />

Ese no sería un referente para las circunstancias.<br />

Si alguien nos dice ritepluntún en idioma gjentl, nosotros, que<br />

hablamos castellano, no lo entendemos porque no hay ningún<br />

referente que lo haga posible. Pero si luego de decir ritepluntún<br />

señala los ojos, al introducir un referente que comparto con mi<br />

interlocutor, entiendo que ritepluntún significa ojos, ver, observar o<br />

algo por el estilo.<br />

En el mundo actual, los sordomudos tienen ventajas específicas sobre<br />

las que raramente nos detenemos a reflexionar: como muchas de<br />

sus palabras están codificadas en señas, en un par de días un español<br />

y un japonés consiguen comunicarse en la medida en que pueden<br />

coincidir en referentes similares. Dado el primer paso, la experiencia<br />

se expande fácilmente.<br />

La comunicación, más que compartir significados consiste en<br />

compartir sentidos.<br />

Este enunciado frecuentemente se lo hace recurriendo a expresiones<br />

más cotidianas. Por ejemplo, que dos personas pueden comunicarse<br />

cuando entienden el significado de las palabras. O, en términos de la<br />

teoría de la comunicación, cuando ambas partes (emisor y receptor)<br />

participan de un mismo código.<br />

Sin embargo, esta declaración resulta insuficiente. Si bien la teoría de<br />

la comunicación se planteó diversas variantes, tales como el código,<br />

el ruido o interferencia, el entorno o la retroalimentación, éstas han<br />

ido haciendo cada vez más compleja la teoría y menos entendible su<br />

finalidad.<br />

Del intercambio de gestos y sonidos que constituyen la génesis de los<br />

procesos de la comunicación social, para pasar luego a los rituales, a<br />

las señales a distancia, a la escritura, la imprenta, la fotografía, el<br />

gramófono, la radio, el cine, para llegar a la televisión y los sistemas<br />

digitales de comunicación, se ha recorrido un largo camino cuya<br />

cualidad distintiva radica en alcanzar máxima amplitud, velocidad y<br />

distancia en su cobertura.<br />

Nuestra sociedad deja a un lado la función social de comunicarse,<br />

para supeditarla a la tecnología. Primero es la tecnología y luego se<br />

verá qué y cómo nos aprovechamos de ella.<br />

La superabundancia de información, no necesariamente nos comunica<br />

más y mejor.


117<br />

VOLVIENDO A LOS VIEJOS CHISTES…<br />

Está el acuerdo o desacuerdo sobre el sentido de lo dicho entre los<br />

personajes del chiste. Y a su vez está el acuerdo entre el autor y el<br />

lector sobre el sentido y su desplazamiento. Hay dos triangulaciones:<br />

una diegética, al interior del cuento, que generalmente no tiene<br />

desplazamiento, motivo por el cual los personajes de las historietas y<br />

los chistes nunca ríen, y otra extradiegética que implica al autor y al<br />

lector, que debe tener desplazamiento si queremos que el chiste haga<br />

reír. Dicho en otras palabras: entre el autor y la audiencia no puede<br />

faltar el desplazamiento de sentido para que el chiste funcione.<br />

El acuerdo diegético es ficción: para los personajes la cigüeña habla<br />

(ver pág. 70), pero el acuerdo entre autor y lector es realidad,<br />

porque desde la realidad se asume el supuesto de que si fuese cierto<br />

que la cigüeña hablase…<br />

En el chiste hay cuatro visiones: la del personaje que pregunta o<br />

cuestiona, la del que responde, la del autor y la del lector. El chiste<br />

está en la visión del lector que puede desentrañar las otras tres… El<br />

chiste funciona en la capacidad de compartir los referentes de unos y<br />

otros: entender la dualidad y comprender a dónde nos lleva.<br />

Los referentes no se imponen, a lo sumo se los estimula, se los ayuda<br />

a establecerse, porque los referentes responden a la necesidad de<br />

comunicarse que tiene una sociedad. Más allá del ámbito que<br />

abarcan, hay referentes que se imponen verticalmente, de arriba<br />

hacia abajo, y otros que se construyen con la vida, la experiencia y<br />

las vivencias acumuladas por sus protagonistas. Los primeros se<br />

borran en el corto plazo mientras que los otros permanecen. Unos<br />

pueden funcionar como una moda de actualidad, pero hay otros<br />

arraigados que llegan para permanecer.<br />

Henri Bergson dice en el apéndice de la vigésimo tercera edición de<br />

―La Risa. Ensayo sobre el significado de lo cómico‖:<br />

―Agrego que no solo quise determinar los procedimientos de<br />

fabricación de lo cómico, sino indagar el fin que la sociedad<br />

persigue con la risa.‖ 48<br />

No creo que lo haya logrado ni aproximadamente, pero la propuesta<br />

es válida: la risa no es gratuita; detrás de ella hay una función que<br />

apunta a la integración social.<br />

48 Henri Bergson. La risa. Ensayo sobre el significado de lo cómico. Editorial Losada. Buenos Aires.<br />

1991.


118<br />

Cuando la burla presente en el juego de palabras que organiza un<br />

chiste hace reír a una sociedad - burla a las palabras, al lenguaje, al<br />

idioma, a la gente, a la conducta, a las relaciones sociales - donde se<br />

puede decir lo que no se dice y no decir lo que se dice, es porque la<br />

gente comparte los sentidos de lo que se dice y se calla.<br />

LA FICCIÓN<br />

Estamos invadidos por los referentes de la ficción a tal punto que<br />

construimos nuestra realidad a partir de ellos. Entonces no debe<br />

sorprendernos que haya quienes se creen Rambos y disparen armas<br />

al azar sin tener en cuenta la humanidad de quienes pierden la vida,<br />

o se crean Superhombres y pretendan volar saltando por una ventana<br />

ignorantes de la ley de la gravedad.<br />

Algo parecido sucede con la información del acontecer ciudadano: se<br />

confunde ―la noticia como hecho sucedido y la noticia como hecho<br />

narrado.‖ 49<br />

Muchas veces se habla de la influencia de la televisión cuando que lo<br />

que influye son los referentes que la televisión pone en nuestro<br />

archivo personal. Las chicas y los chicos quieren ser Madona,<br />

aclamada en el mundo y multimillonaria o Michael Jackson, aclamado<br />

en el mundo y multimillonario. Creen que basta con exhibirse y hacer<br />

contorciones y así se ofrecen con harta generosidad, hasta que se<br />

diluyen en el anonimato de los cuerpos maduros y las sonrisas<br />

botoxiadas.<br />

Los coleccionistas de historietas (tebeos, magazines) reconstruyen la<br />

vida de los personajes, sus relaciones y su historia familiar. ¿Batman<br />

se casará o no se casará? ¿Dónde vive Robin? ¿Ciudad Gótica<br />

reconocerá al héroe que la protege de los supervillanos?<br />

En una rápida encuesta realizada entre 149 estudiantes universitarios<br />

para conocer cuáles eran sus referentes en torno a diversas palabras,<br />

encontramos que a la palabra FUERTE la asocian con Hulk, Superman,<br />

La Roca, Hércules, Sansón, con una sola mención a un personaje<br />

nacional: Atahualpa. Y como nota interesante sobre la que<br />

reflexionar, hay reiteradas menciones a ―mi papi‖, así en diminutivo.<br />

De la misma manera, para la palabra SALVAJE una amplia mayoría<br />

optó por ―león‖ y otros por ―tigre‖ o ―Tarzán‖, en ese orden, y unos<br />

pocos por ―selva‖. No quedan claras las razones por las que no<br />

aparecen los pueblos aislados de la Amazonía: si es porque no se los<br />

considera salvajes o por simple invisibilización.<br />

49 Grijelmo. ibid.


119<br />

En DEPORTISTA hay una notable coincidencia en torno a Jefferson<br />

Pérez, seguido a distancia por Leonel Messi y más atrás por Antonio<br />

Valencia.<br />

A la palabra ARTISTA se respondió mayoritariamente con Guayasamín,<br />

seguido de lejos por Picasso y Leonardo Da Vinci.<br />

Y a la palabra POETA, con Pablo Neruda y muy lejos Rubén Darío.<br />

Tanto ARTISTA como POETA convocaron -en una lista muy dispersa<br />

pero mayoritaria si se la considera como grupo- a actores, actrices y<br />

cantantes de moda en el cine y la televisión.<br />

En todo caso es evidente la influencia de los medios y la falta de<br />

mitos nacionales que puedan responder a estas interrogantes.<br />

En un conversatorio sobre el teatro humorístico en la ciudad, Damián<br />

Matailo, refiriéndose a la calidad de los chistes, dijo lo siguiente:<br />

―Hay chistes que hacen reír: son como goles. Pero si además<br />

hacen pensar, son como el gol de Kaviedes frente a Uruguay<br />

cuando clasificamos para el mundial 2001‖ 50<br />

La ficción crea referentes pero la realidad lo hace mejor.<br />

LAS CITAS<br />

Si un crítico francés se remite en sus comentarios a Moliére, Julio<br />

Verne o Sartre, nuestro crítico, para no ser menos y dejar sentada su<br />

erudición, citará a George Sand, Victor Hugo y Camus, todos juntos y<br />

otros más. Es lamentable, por decir lo menos, que conozca tan poco<br />

de lo nuestro que en su erudición no es capaz de establecer una<br />

conexión con la producción nacional. Parece que no sabe que en arte<br />

se permite el robo siempre que vaya acompañado de asesinato. Se<br />

puede robar la idea, pero lo original, lo que está en el origen de lo<br />

nuestro, tiene que prevalecer sobre lo ajeno. Y no se trata de simple<br />

nacionalismo a ultranza, sino de estímulo a los que aquí, con un<br />

mundo que los ignora, hacen (hacemos) esfuerzos para que se nos<br />

tenga en cuenta.<br />

Saber valorar lo propio, darle la justa medida, sin vanos<br />

paternalismos, es el respeto que todos merecemos.<br />

50 Guayaquil de mis humores. Mesa redonda en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.<br />

Febrero 2014.


120<br />

Si yo fuese un hombre de empresa y pusiese un restaurante, muchos<br />

de los platos llevarían el nombre de nuestros artistas. Pero trataría de<br />

indagar y basaría la elección en sus gustos, su época o su origen.<br />

No sería lo mismo un ceviche de camarón a lo Oswaldo (Guayasamín)<br />

que a lo Enrique (Tábara) o, para evitar conflictos legales sobre<br />

derechos de autor, diría a lo José (de la Cuadra) o a lo Dolores<br />

(Veintemilla) ¿Alguien imagina un ceviche como el que comería Ulises<br />

(Estrella)?<br />

Porque ―los otros‖ tienen que estar aquí, entre nosotros, para respirar<br />

con ellos.<br />

Pero para eso hace falta gente que, más allá de lo declamado en las<br />

exequias del poeta o recitado en su aniversario, lo lleve en la sangre,<br />

lo viva a diario.<br />

―Por ejemplo: increíblemente ignoramos quién es Simón<br />

Rodríguez y desconocemos sus propuestas: “los hombres<br />

estamos para entreayudarnos, no para entre destruirnos”, o “ir<br />

al encuentro del otro”, al igual que se desconoce a José Martí, o<br />

apenas se saben generalidades de Simón Bolívar, José de San<br />

Martín, José Artigas, sólo por citar algunos de los grandes<br />

referentes que marcaron un perfil de raíces latinoamericanas<br />

basados en valores regionales. Por el contrario tenemos una<br />

tendencia a aceptar acríticamente y aplicar en nuestro medio<br />

toda propuesta comunicacional que provenga del exterior sin<br />

siguiera tomarnos el trabajo de mirarla a la luz de nuestra<br />

cultura. Por eso es difícil reconstruir la matriz cultural<br />

latinoamericana aunque se presenta como una tarea<br />

apasionante e imprescindible.‖ 51<br />

Entonces no nos debe llamar la atención que la instructora de un<br />

curso de post grado recomiende que los trabajos que elaboren los<br />

maestrantes tienen que estar sustentados en citas de trabajos<br />

anteriores, para testimonio de lo cual deberán remitirse<br />

principalmente a la bibliografía conocida más importante. Otra<br />

manera de perfeccionar la dependencia: la observación y la<br />

experiencia personal tienen poco peso frente a las citas de los<br />

mayores.<br />

51 Miguel Ángel Tréspidi. Presidente de la Red de Editoriales de Universidades Nacionales de la<br />

República Argentina. “Hacia la construcción de matrices comunicacionales de raíz latinoamericana”.<br />

Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina). comunica@rec.unrc.edu.ar


121<br />

Dichosos los clásicos que no tenían necesidad de reconocer que<br />

alguien antes ―ya lo había dicho‖. Y más dichosos porque no tenían<br />

que reconocer los derechos de autor a los demás.<br />

Los fundadores del pensamiento original, tienen muy pocas citas al<br />

pie de página.<br />

Lo absurdo es que la Academia lo exige. Se nos obliga a señalar que<br />

―alguien de afuera lo pensó antes‖, y se nos ata a ello con<br />

resignación. 52<br />

ELITISTAS Y POPULARES<br />

Se hace de los referentes compartidos tema de eruditos. Y de hecho<br />

se los mantiene dentro del espacio de los que conocen y son aludidos<br />

quienes escriben en el ámbito de la cultura de élite. Sin embargo, los<br />

referentes deberían estar presentes en cualquier crónica, reportaje o<br />

entrevista de cualquier índole.<br />

No hay que temer a este tipo de contaminación.<br />

Lo interesante de las citas al pie de página, es que abren el diálogo al<br />

integrar un nuevo referente al tema del que se trata.<br />

Patricio Guerrero anota al pie de una publicación lo siguiente:<br />

―Uni-versal hace referencia al sentido monocultural, a una sola<br />

forma (uni) de mirar, entender y explicar el mundo, y la vida<br />

impuesta por Occidente en el ámbito planetario (universal). El<br />

universalismo es una construcción del poder que busca<br />

legitimar la superioridad de los dominadores e imponer sus<br />

visiones de la realidad como discursos de verdad. Una de las<br />

instituciones creada sobre la base del uni-versalismo, es la<br />

―universidad‖, que se encarga de la reproducción y<br />

legitimación de esos discursos.‖ 53<br />

―Fulano es más famoso que Alex Quiñones‖, o ―la belleza de la nueva<br />

reina de Ecuador nos recuerda a Cumandá, la protagonista de la<br />

novela de Jorge Icaza‖, o ―Jefferson Pérez es el mejor embajador que<br />

tenemos‖. Nuestros periodistas no son capaces de hacer esos enlaces<br />

con referentes que en definitiva refuerzan nuestra identidad…<br />

52 Por supuesto, todo es relativo. Pero es justamente esa relatividad la que debemos tener en cuenta.<br />

53 Patricio Guerrero Arias. Corazonar el sentido de las epistemologías dominantes desde las sabidurías<br />

insurgentes, para construir sentidos otros de la existencia. Revista Calle 14, Quito, 2010.


122<br />

Los medios de información, nuestros periodistas y nuestras escuelas<br />

de periodismo descuidan la responsabilidad en la formación<br />

identitaria de la gente. Creen que con disponer de las habilidades<br />

técnicas que requiere el oficio ya es suficiente. No se alienta un<br />

pensamiento crítico.<br />

Así sucede en la práctica. La preocupación gira en torno a la<br />

necesidad de trabajar y el profesional se fija como meta ser un<br />

operario eficiente. Sin embargo en el periodismo no puede ser<br />

suficiente, porque el trabajo periodístico trasciende lo meramente<br />

informativo para tener responsabilidades en lo formativo.<br />

Abdón Ubidia cuestiona esta división bipartita de ―cultura popular‖ y<br />

―cultura culta‖ como él las llama, no obstante lo cual en el ensayo<br />

dedicado a la poesía popular, se refiere a su contrapartida, la poesía<br />

culta, en los siguientes términos:<br />

‖En el poeta hay un ―yo‖ que afirma verdades particulares, muy<br />

suyas, como si fuesen verdades universales. Y las afirma de un<br />

modo exhaustivo. No existen explicaciones en sus textos. Su<br />

mensaje –no podemos hablar de un discurso- es esencialmente<br />

connotativo. Se comunica con su audiencia a base de<br />

sobreentendidos, signos que pueden estar fuera de sus textos,<br />

no mencionados expresamente en ellos, analogías que exigen<br />

una lectura especial, una disposición muy especial para<br />

captarlas‖. 54<br />

Más adelante agrega que el poeta habla ―de una experiencia muy<br />

suya. Y sus palabras despiertan en nosotros ecos y resonancias de<br />

experiencias muy nuestras.‖<br />

Luego se refiere a la poesía popular en los siguientes términos:<br />

―Los puntos imprecisos que los oídos forasteros encuentran en<br />

la poesía popular de un lugar, se deberán sin duda a la<br />

presencia de elementos míticos de antigua procedencia o a la<br />

inclusión de sobreentendidos ya colectivizados entre los<br />

habitantes de ese lugar‖.<br />

Si la poesía culta es ―una soledad que busca comunicarse con otra<br />

soledad‖, la poesía popular ―en su lenguaje, completamente<br />

socializado, habla un yo colectivo a su comunidad‖.<br />

Se diría que la poesía ―culta‖ habla de un ―yo‖ mientras que la<br />

popular habla de un ―nosotros‖. Magister dixit.<br />

54 Abdón Ubidia. Referentes. Editorial El Conejo, Quito, 2000


123<br />

Ahora falta que el Maestro formule la pregunta para la que no tiene<br />

respuesta: ¿Qué hacer?<br />

A PROPÓSITO DE “EL CIRCO”, FOTOGRAFÍAS<br />

DE AMAURY MARTÍNEZ 55<br />

El 12 de octubre de 2012, en ocasión de la Feria Internacional del<br />

Libro en el Museo de Antropología y Arte Contemporáneo (MAAC) de<br />

Guayaquil, tuvo lugar el lanzamiento del libro fotográfico El Circo de<br />

Amaury Martínez.<br />

En esa oportunidad me tocó en suerte hacer la presentación y los<br />

comentarios de práctica. A continuación transcribo una versión no<br />

textual de lo que tuvo que escuchar la audiencia en esa ocasión.<br />

“Quiero aprovechar esta oportunidad de dirigirme a ustedes, para<br />

inquietarlos y proponer algunas reflexiones sobre la dependencia<br />

cultural.<br />

Lo primero que se me ocurre es una pregunta: ¿Por qué tenemos que<br />

remitirnos siempre a los referentes culturales que no son nuestros y<br />

medir nuestros aciertos y desaciertos desde la perspectiva de ellos?<br />

Hay una respuesta que, aunque parezca demasiado pragmática,<br />

responde a una realidad que nos mantiene sumergidos: A nosotros nos<br />

llegan los libros producidos por las grandes editoriales. En contraparte,<br />

nuestra producción bibliográfica tiene poca o ninguna difusión.<br />

Conozco a algunos intelectuales de nuestro medio que periódicamente<br />

visitan a las grandes librerías para ver qué ha llegado de nuevo. Por<br />

supuesto, todo lo “nuevo” viene de afuera. Y así nos estamos nutriendo,<br />

querámoslo o no, de espaldas a lo nuestro.<br />

En estos días, una galería de la ciudad propone cursos sobre Modigliani,<br />

Malevich, Dalí, Mondrián y Pollock.<br />

Y lo vemos bien, natural y lógico. Después de todo son nombres con los<br />

que se nos bombardea frecuentemente desde diversos medios de<br />

comunicación. Igual que la farándula internacional.<br />

Habría que inaugurar una nueva manera de aproximación a la obra de<br />

arte de afuera, analizándola a partir de su relación con nuestro medio.<br />

¿Hay entre nosotros quien siguiendo los pasos trazados afuera haya<br />

55 Amaury Martínez. El Circo. Ed. Consejo Nacional de Cultura. Quito. 2012.


124<br />

hecho un aporte significativo al respecto? ¿Y cómo entre nosotros a<br />

partir de nuestra realidad ha marcado un paso inteligente y original?<br />

¿No sería más lógico y sensato plantearse si la obra sometida a análisis<br />

se puede relacionar con nuestra realidad? Y de ser así abrir un espacio<br />

para la discusión sobre los autores nuestros, sobre cómo funcionan y las<br />

influencias que evidencian.<br />

Nada de esto está suficientemente investigado.<br />

¿Será porque estamos tan insensiblemente sometidos que no<br />

encontramos que lo nuestro da los réditos ni el prestigio que nos da ser<br />

comentaristas de los artistas del primer mundo? O es que somos tan<br />

temerosos de pasar por pequeños e ignorantes?<br />

O, simplemente, porque es más fácil repetir, resumir, comentar, la<br />

palabra de los eruditos (de afuera) que investigar y arriesgar opiniones<br />

propias que por propias no tienen cartel?<br />

¿Por qué no analizar a Quinquela Martín, Antonio Berni, Xul Solar,<br />

Prilidiano Pueyrredón, Emilio Pettoruti, o Raquel Forner, que también<br />

hubo mujeres entre los pintores destacados de mi adolescencia<br />

argentina?<br />

Y así como hablo de mi adolescencia podría remitirme a los<br />

adolescentes que, justamente, adolecen de información sobre tantos<br />

ecuatorianos que luchan como hormigas buscando el camino para que el<br />

arte, tal como ellos lo entienden, sea la expresión de nuestra manera de<br />

mirar el mundo.<br />

En la búsqueda de integrarse a los procesos sociales son tratados como<br />

mendicantes e ignorados por el sistema.<br />

¿Por qué no hablar de los nuestros, de cómo sintetizan y sintetizaron<br />

sus experiencias europeas y cómo se puede relacionar su producción<br />

con nuestras realidades? No me sorprendería que la historia de nuestra<br />

cultura, rescate a los artistas que han sido despreciados como los más<br />

triviales y los reconozca como auténticos y representativos de nuestro<br />

proceso social.<br />

Y entonces descubrir los derroteros por donde han transitado y cuáles<br />

no se atrevieron a abordar y señalar caminos por donde continuar<br />

andando.<br />

En nuestra sociedad hay una élite cultural que, en muchos casos y aún<br />

con las mejores intenciones, no hace otra cosa que perfeccionar nuestra<br />

dependencia. Como para no quedar descolgados del aggionamento,<br />

proponen lo más nuevo, y para ello se nutren afuera.


125<br />

Así sucede con la publicación que hoy nos reúne en este salón: “EL<br />

CIRCO” de nuestro amigo Amaury Martínez.<br />

En un esfuerzo por vincular la obra de Amaury a un tronco común de<br />

grandes fotógrafos “universalmente” reconocidos, los comentaristas citan<br />

a Diane Arbus (el mismo autor lo hace), pero también a Weston, Cartier<br />

Bresson, Nachtwey, etc. etc.<br />

¿Cómo decirlo? Se trata de buenos fotógrafos, sí, muy buenos.<br />

Pero son distintos.<br />

Tal vez podríamos señalar una cierta semejanza con las producciones<br />

de los fotógrafos de la Farm Security Administration como Dorothea<br />

Lange y Walker Evans que hacia 1940 documentaron las consecuencias<br />

de la gran depresión en las zonas rurales de los Estados Unidos. Pero<br />

tampoco es lo mismo.<br />

Frente a un repertorio de nombres europeos y norteamericanos nuestra<br />

autoestima palidece ante su grandeza o se agiganta en la medida que<br />

nos sentimos bendecidos por parecernos a ellos.<br />

Es decir, tenemos que hacer alarde de nuestra sabiduría y conocimiento<br />

mencionándolos para que no se nos tilde de ignorantes, pero en realidad<br />

lo que hacemos es repetir nombres y datos reiteradamente publicados<br />

por las grandes editoriales y reiteradamente publicitados por la crítica<br />

especializada.<br />

Esto, para reflexionar contra qué luchan los artistas y autores<br />

nacionales.<br />

Tal vez estoy resultando un poco exagerado, pero como dije al principio<br />

de mi exposición, estoy aprovechando esta oportunidad para<br />

inquietarlos, es decir, hacerlos sentir molestos por todas aquellas cosas<br />

que aceptamos sin cuestionar, pero que es necesario discutir, poner en<br />

la mesa de juego.<br />

Pensémoslo en estos términos: este discurso que nos ofrece Amaury<br />

sobre “EL CIRCO” no se lo puede hacer ni en Europa ni en Estados<br />

Unidos.<br />

Es nuestro, lo cual no le quita nada de universalidad.<br />

Alguien ha dicho que la originalidad está en el origen. Y este es un<br />

axioma que todos los días deberíamos rumiar para asumirnos con la<br />

satisfacción de ser lo que somos y lo que podemos ser.<br />

No hacerlo es simplemente reafirmar nuestra dependencia cultural.


126<br />

No es un capricho ni una nota de sofisticación el que Oswaldo<br />

Guayasamín rechazara como un oprobio el calificativo de expresionista<br />

dado a su producción pictórica. No podía tolerar que se utilizase una<br />

clasificación europea para una obra que pretendía ser original, es decir<br />

construida desde sus propios orígenes.<br />

Es hora de que nuestra crítica, nuestros artistas, nuestros escritores<br />

valoricen lo que hacemos y se nos tenga como referentes en sus<br />

producciones.<br />

A partir de hoy “EL CIRCO” de Amaury Martínez tiene que pasar a ser<br />

un referente sobre una manera particular de pensar y hacer un trabajo<br />

fotográfico.<br />

(No se si hace falta aclarar que un referente no quiere decir un modelo a<br />

imitar, espero que quede claro.)<br />

El trabajo de Amaury tiene una especial manera de aproximación a la<br />

realidad: tiene cautela, un cierto pudor en cómo se vincula con las<br />

personas, la relación con su identidad… el nombre que sus padres le<br />

han dado, el lugar que los vio nacer, el quehacer del día a día, su<br />

sentido de pertenencia…<br />

Nos habla de imágenes comprometidas con la realidad. No solamente<br />

de fotos (lindas, buenas, originales o malas) sino de una actitud frente al<br />

otro, al otro ser humano. No como sujeto anónimo de “mi” discurso, sino<br />

como protagonista del mismo, como persona que habla por las<br />

fotografías en las que aparece su imagen.<br />

Porque un fotógrafo con mayúsculas no solo hace fotografías sino que<br />

con ellas enuncia una actitud frente a la vida, frente a los demás, frente a<br />

la gente.<br />

Siempre con el ánimo de polemizar, yo no habría aceptado que la<br />

filiación de los personajes aparezca en las páginas finales del libro,<br />

como un anexo. Debería acompañar a cada fotografía en la misma<br />

página, porque forma parte de ella, porque cada imagen está<br />

íntimamente vinculada con la mayor dimensión humana que le confiere<br />

la identidad puesta en palabras.<br />

Para terminar, creo que debemos agradecer efusivamente al Concejo<br />

Nacional de Cultura que ha tenido la feliz idea de dar forma de libro a<br />

“EL CIRCO” de Amaury Martínez.<br />

Ahora sólo nos resta esperar que su distribución sea amplia y que quien<br />

quiera pueda encontrarlo en cualquier librería y en todas las bibliotecas,<br />

pero además, que los ejemplares lleguen a los protagonistas de la<br />

publicación, en cada pueblo, en cada circo que levante su carpa en el<br />

litoral del país, para que todos ellos sepan que nosotros, los malditos


127<br />

intelectuales urbanos, aunque más no sea desde los libros, los tenemos<br />

en cuenta y los apreciamos y los respetamos.<br />

Muchas gracias.” 56<br />

La propuesta cultural de la burocracia, vertical, ni abarcadora ni<br />

integradora, queda en la publicación de unos libros que se pierden<br />

luego en el papeleo de los propósitos inacabados.<br />

56 No hace falta decir que estas propuestas finales cayeron en saco roto. No hace falta decir que estas<br />

propuestas finales cayeron en saco roto. No hace falta decir que estas propuestas finales cayeron en saco<br />

roto. No hace falta decir que estas propuestas finales cayeron en saco roto…


128


129<br />

11<br />

LA FUNCIÓN SOCIAL DE LOS MEDIOS DE<br />

INFORMACIÓN<br />

Para comenzar, habría que ponerse de acuerdo sobre si los medios<br />

son de comunicación o de información social.<br />

Hay tal ambigüedad en el uso de estos términos que es necesario que<br />

las escuelas de periodismo y comunicación se definan al respecto. Su<br />

uso queda al arbitrio de quienes según las circunstancias, adhieren a<br />

una u otra corriente.<br />

Personalmente creo, y me remito para ello a otros autores que lo han<br />

expresado antes que yo, que los medios son de información, porque<br />

se inscriben en un proceso vertical de trasmisión de datos.<br />

Si bien no podemos ignorar que indirectamente contribuyen a la<br />

comunicación social en tanto divulgan información que la gente<br />

socializa, mucho de ella sólo está sentida como lo ajeno insertado<br />

entre nosotros.


130<br />

LAS DECISIONES<br />

Veracidad, objetividad, contrastación, pluralidad, imparcialidad, son<br />

los aspectos sobre los que se detiene la ética periodística, aspectos<br />

que están regulados por la formación cultural de quienes hacen al<br />

medio de información.<br />

Hay dos niveles de análisis sobre el control de la información que<br />

propagan los medios (los mass media, la mediación masiva):<br />

<br />

<br />

por un lado la propiedad del medio y su administración<br />

central,<br />

y por el otro, los periodistas, redactores y guionistas.<br />

Los primeros no necesitan tener ninguna formación cultural que vaya<br />

más allá de ser emprendedores y saber manejar adecuadamente el<br />

negocio periodístico, lo cual no es tema de este trabajo.<br />

Los segundos, aunque no manejen bien su negocio, tienen que<br />

manejar bien la palabra y para ello tienen que saber cómo establecer<br />

conexiones entre la noticia y los modelos que la propia historia<br />

(lejana o próxima) les ha dejado como legado, es decir su propia<br />

cultura.<br />

Del criterio con que selecciona y utiliza esa herencia, se deduce la<br />

calidad con que el periodista cumple su función social.<br />

Porque hay otros criterios a los que hay que temer ya que se<br />

sostienen en una erudición erudita que nos aleja de nosotros mismos.<br />

Ese es el riesgo de nuestros profesionales perfeccionados afuera del<br />

país: se asume una actitud paternalista y se piensa, se siente y se<br />

actúa como los otros.<br />

Poder establecer asociaciones de ideas entre la noticia actual y lo<br />

acontecido, lo pensado, lo sentido entre nosotros antes -en otro<br />

momento, en otro lugar, en otras circunstancias, en otros medios- es<br />

remitirse a referentes que deberían estar en la memoria de todos los<br />

ciudadanos. Pero que si no están, es tarea del periodista hacer que<br />

estén.<br />

El periodista no puede escribir al margen de esa memoria.<br />

Porque la pertinencia de esos referentes compartidos y no las noticias<br />

coyunturales del día a día, son las que confieren sentido de<br />

pertenencia a una población. Las líneas históricas subyacentes que


131<br />

emergen en los trazos de quienes se dedican a escribir, son las que<br />

otorgan valor social a sus textos.<br />

Es decir, esos referentes que están fuera del mensaje y que el<br />

periodista agudo es capaz de integrar en sus escritos, cohesionan a la<br />

población y perfilan la identidad ciudadana.<br />

Los medios de información constituyen las vías por las que se<br />

manifiesta el reconocimiento a quienes significan algo, bueno o malo,<br />

para la sociedad porque los ponen presentes. Los periodistas los<br />

traen, les dan notoriedad y hacen de ellos referentes, exponen los<br />

sentidos que van más allá de los datos de su significado.<br />

Este reconocimiento no se limita a personas que marcan un momento<br />

por algo que han dicho o hecho, sino que se hace extensivo a<br />

lugares, acontecimientos o cosas que son particulares de nuestro<br />

medio social, que han adquirido un poder simbólico que permiten<br />

expresar valores abstractos mediante recursos físicos, tangibles, que<br />

hace posible que quienes constituyen una ciudadanía se entiendan.<br />

Dentro de estos referentes están los artistas: quien canta, pinta,<br />

escribe o prepara un ceviche. Es decir, quienquiera que hace una<br />

actividad que significa un aporte en el campo de la cultura<br />

-entendiendo cultura en su más amplio sentido antropológico- puede<br />

llegar a constituirse en un referente para compartir.<br />

LA CARTELERA CINEMATOGRÁFICA<br />

En la sección cultural de los medios aparecen las carteleras<br />

cinematográficas como los medios para estar al día con la<br />

información de todo aquello sobre lo que vale la pena hablar si<br />

queremos ser gente de mundo. La presentación es metódica: lugar,<br />

película, horario, precio de la entrada.<br />

Los eventos culturales del día se informan de manera dispersa como<br />

algo aparte del entretenimiento cotidiano: la presentación de una<br />

obra teatral, una exposición, una conferencia, una feria, un circo,<br />

etc., se mezcla con el comentario sobre un libro, la llegada de un<br />

cantante, el premio Michelin a un chef francés o la muestra de un<br />

pintor en el Museo del Prado.<br />

Sin embargo esto pone en desventaja a quienes desarrollan<br />

actividades culturales en la ciudad.<br />

De la misma manera que se presenta la programación de los cines,<br />

deberían también presentarse estas otras actividades que son<br />

opciones para el entretenimiento, incluyendo museos, parques y<br />

paseos.


132<br />

Claro que cuesta más, pero si de informar se trata habría que hacerlo<br />

de la mejor manera posible.<br />

Es decir, una cartelera amplia que nos abre a un abanico de<br />

posibilidades en el que la gente puede elegir para ocuparse durante el<br />

día.<br />

Pero la reflexión sobre lo que se hace no es la norma que atraviesa la<br />

información.<br />

Porque si alguien o algo es un referente compartido por la ciudadanía,<br />

es, por definición, alguien o algo que aporta a la cultura.<br />

Así, la formación cultural se ha desplazado hasta quedar en manos de<br />

la televisión: en todos los niveles de la enseñanza formal se reducen<br />

las horas de estudios de literatura, arte y creatividad. Lo cultural se<br />

considera marginal al proceso de ciencia y tecnología hacia el que se<br />

orienta la globalización.<br />

Las cosas serían distintas si los medios entendiesen a la página o el<br />

espacio cultural como el espacio identitario.<br />

Por eso, no remitirse a Jorge Martillo porque escribe en el periódico<br />

de la competencia o no hablar de Mariela García porque el otro<br />

periódico ―ya le sacó media página‖, es un crimen de lesa patria.<br />

Porque compartir referentes consolida a una sociedad, lo cual es en<br />

buena medida responsabilidad de los medios.<br />

Al respecto me permito insertar aquí una hoja que hice circular en el<br />

Tercer Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación,<br />

porque da una idea de la soledad en que se encuentran quienes<br />

tratan de ―hacer algo‖ entre nosotros.<br />

EL FIN ÚLTIMO DE LA COMUNICACIÓN ES<br />

ENCONTRARSE EN EL VECINO 57<br />

“Si hay algo que indigna con respecto a la enseñanza y práctica del<br />

periodismo, es la recurrente pontificación sobre la veracidad y la ética de<br />

la información: ya se ha distraído suficientemente a nuestros estudiantes<br />

llenándoles la cabeza con la importancia de la objetividad, las diversas<br />

fuentes y los principios éticos y morales del “buen periodista”.<br />

57 Jorge Massucco. Tercer congreso latinoamericano y caribeño de comunicación. Loja, Ecuador. 2007.


133<br />

Evidentemente estos son los requisitos que reclama todo empresario de<br />

prensa para que sus muchachos hagan bien los mandados.<br />

Sin embargo, mientras nosotros discutimos, se publican los cables de las<br />

agencias internacionales aceptándolos como éticos y veraces: se asume<br />

que los filtros en la fuente la esterilizan. Sobre la moral ya se ha hablado<br />

bastante: puede funcionar y funciona inmisericorde cuando la<br />

información responde a los intereses de la empresa, pero calla<br />

discretamente cuando ésta puede ser afectada. Y está bien, porque<br />

negocios son negocios.<br />

Sin embargo, y sin dejar de ser lo que son, podrían cumplir una función<br />

social a la que se deben pero de la que parecen no ser muy conscientes:<br />

me refiero a la responsabilidad que tienen en la construcción de la<br />

ciudadanía.<br />

Ni los directivos ni los últimos periodistas se plantean la profesión desde<br />

esta perspectiva. Sueñan con cubrir la guerra de Irak o lograr la nota<br />

sensacional y exclusiva, sueñan con grandes desastres o historias<br />

ambiguas y escandalosas. No habría nada mejor que encontrarse<br />

envuelto en un acontecimiento sensacional para “informar desde el lugar<br />

del hecho”. Aunque el “leitmotiv” de los hechos sea la incertidumbre y la<br />

baja estima.<br />

Después de todo, para nosotros la información no se reduce a progreso<br />

y catástrofe, placer y dolor, victoria y derrota, altruismo y maldad,<br />

aciertos y errores, sino al orgullo de los que arbitran con la voz<br />

mesurada de la urbanidad y la vergüenza de quienes lloran a gritos el<br />

sometimiento de no tener voz. Nuestra vida está hecha de todo eso,<br />

pero la información se reduce al progreso, el placer, la victoria, el<br />

altruismo, los aciertos y el orgullo de los otros, y la catástrofe, el dolor, la<br />

derrota, la maldad, los errores y la vergüenza de nosotros.<br />

Difícil manera de construir ciudadanía.<br />

Se ha acuñado la frase de que “un pueblo bien informado es un pueblo<br />

que progresa”, pero no se ha hecho el debido análisis de qué es estar<br />

bien informado y la idea se queda en hacer sinónimos y no saber<br />

diferenciar entre “bien” y “muy” informados. Pero hacer de la información<br />

una razón de ser en sí misma, en el fondo es no saber para qué se<br />

informa.<br />

En un mundo donde la información sobra, es excesiva, indiferenciada y<br />

abrumadora, todavía los medios no saben en qué consiste la buena<br />

información.<br />

Si no, no se explica que los medios dediquen titulares y hagan un<br />

seguimiento informativo a una señora con nombre de ciudad y apellido<br />

de hotel (que supongo fácilmente identificable) cuya más importante<br />

contribución a la sociedad es estar en permanente rehabilitación a causa


134<br />

de sus adicciones. Evidentemente se trata de una información veraz<br />

(hasta donde el cable lo permite), éticamente válida (hasta donde la<br />

irresponsabilidad lo hace posible) y necesariamente recurrente (hasta<br />

donde alcanzan los honorarios de los promotores).<br />

Me permitiría someter al escrutinio de los lectores un nombre local para<br />

confrontar con el caso anterior: un hombre joven que se ha propuesto<br />

crear un repertorio de instrumentos musicales realizados con caña<br />

guadúa, con los que ha dado algunos conciertos y grabado un disco<br />

(además de otros). Si dijese que tiene por nombre el apellido de un<br />

clásico vienés (con una variante ortográfica propia de nuestro<br />

folclorismo) y por apellido una declinación de un objeto útil para atrapar<br />

incautos, no creo que aportase mucho para su identificación.<br />

Tal vez por falta de recursos (económicos, personales o técnicos), los<br />

medios no están en condiciones de informar y hacer el necesario<br />

seguimiento de lo que sucede en la ciudad. Les resulta mucho más<br />

cómodo repetir lo que les trae el cable porque, aparte de ser más<br />

barato, les resuelve el problema de dirimir sobre la veracidad y la ética<br />

de lo que informan.<br />

Los jóvenes del Guasmo son noticia cuando le disparan a alguien, pero<br />

no lo son cuando construyen algo. Y si con el propósito de ser equitativo<br />

se publican ambas noticias, no sería de extrañar que, a la larga, la<br />

primera lleve más espacio que la segunda. Lo que habría que hacer es<br />

redundar en lo que hacen la misma cantidad de veces que se publica lo<br />

que deshacen.<br />

Los medios no manejan la necesaria redundancia y seguimiento sobre la<br />

vida y obra de nuestros artistas, de nuestros deportistas (no sólo de<br />

fútbol vive el hombre), de nuestros artesanos, de nuestros maestros. No<br />

se promociona adecuadamente la imagen de quienes deben ser modelo<br />

para la construcción de nuestra ciudadanía.<br />

Las figuras no son, se hacen; eso el periodismo lo sabe. Lo que sí tienen<br />

que tener las figuras es algo que socialmente justifique su promoción.<br />

Tienen que ser los referentes idóneos. Para eso está la responsabilidad<br />

social de los medios y su madurez: para saber discriminar.<br />

La reiterada, redundante e hipócrita información sobre los políticos y la<br />

política no contribuye precisamente a la formación social del ciudadano.<br />

No contribuye porque pone al ciudadano común en manos de los<br />

especuladores que ahondan la incertidumbre, la confusión, el<br />

sentimiento de impotencia, y destruyen los vestigios de autoestima que<br />

sobreviven a la manipulación.<br />

Los medios tienen una responsabilidad que va más allá de informar.<br />

Tienen la responsabilidad de saber elegir la información idónea y de<br />

darle el espacio que la sociedad requiere. Esa es su efectiva<br />

responsabilidad.


135<br />

Porque después de todo, el fin último de la comunicación es encontrarse<br />

en el vecino. Es decir, saber que no estamos solos; que hay quienes<br />

tienen nuestras mismas inquietudes y necesidades; y descubrir que,<br />

desde posiciones modestas, hay gente que trabaja, que hace cosas,<br />

para que nos encontremos.”<br />

Han transcurrido varios años desde la difusión de esta hoja, y si hoy<br />

tuviese que hacer alguna corrección, sería más de forma que de<br />

fondo.<br />

En todo caso lo que sí hacen los medios es poner en común lo que<br />

acontece, aunque como ya se ha dicho, no todo lo que acontece, sino<br />

lo que los medios consideran relevante de acuerdo con su agenda<br />

setting.<br />

¿INFLUYEN O NO INFLUYEN?<br />

A quienes sostienen que los medios no influyen en la gente,<br />

agradecería que me expliquen las siguientes experiencias recogidas<br />

en los talleres de Televisión que dicto en la Facultad de Comunicación<br />

Social de la Universidad de Guayaquil:<br />

1 - Cuando solicito a los estudiantes que redacten una noticia<br />

de interés, los temas que exponen se remiten a las alcantarillas<br />

malolientes, los semáforos que hacen falta y el homicidio más<br />

reciente;<br />

2 - Cuando les pido que propongan un tema (idea generadora)<br />

para desarrollar en un cortometraje, las propuestas giran en<br />

torno a las drogas, el Sida, las traiciones amorosas y la<br />

delincuencia.<br />

Por supuesto hay muchas explicaciones para que esto suceda así, sin<br />

embargo nadie puede negar la omnipresencia televisiva reforzada por<br />

los demás medios de información.<br />

Lo que no se encuentra es el reconocimiento que lleva implícito el<br />

aliento al trabajo, al esfuerzo, a la perseverancia, a la creatividad…<br />

Estos son aspectos que parecen no merecer el interés de ser<br />

considerados como temas para ser dramatizados.<br />

3 – Cuando solicité que elaboren una cápsula televisiva de un<br />

minuto sobre algún tema de interés que tenga lugar en sus<br />

barrios, una estudiante se mostró desconcertada comentando<br />

que en su barrio no pasaba nada. Mi teoría es que donde vive


136<br />

un ser humano siempre algo sucede, sin embargo ella se<br />

esforzaba en pensar algo y se mantenía en su opinión. Ante mi<br />

insistencia dijo sin mucha convicción:<br />

- …Bueno, hay una chica que es estudiante de medicina… que<br />

tiene un grupo de música que se reúne en su casa a ensayar…<br />

- ¿Y te parece poco? - le pregunté.<br />

Los medios construyen referentes degradados que nos hacen<br />

cómplices de una sociedad sin valores y sin destino. No se detienen<br />

en los procesos, en el trabajo, sino, cuando mucho, en la obra<br />

terminada. Y lo que es más grave, son muy pocos quienes en la<br />

academia logran escapar a esa misma red que los atrapa.<br />

Los procesos están devaluados, sólo se reconoce el triunfo, es decir,<br />

la culminación de algo que nos lleve a las pantallas de televisión o<br />

nos haga ganar dinero.<br />

La notoriedad no se le otorga a nadie por el trabajo que desarrolla,<br />

por los sacrificios a que se somete en la búsqueda de la superación,<br />

sino por el éxito que los mecanismos de promoción se encargan de<br />

hacer visibles.<br />

No se promocionan modelos, referentes, que orienten el gusto por<br />

hacer cosas.<br />

(Imagen<br />

tomada de<br />

Internet)


137<br />

Quienes somos parte de la élite cultural, atados al canon que nos<br />

impone la dependencia, asumimos a sus modelos y sólo nos<br />

atrevemos a comentarlos o, en el mejor de los casos, a reflexionar<br />

sobre sus propuestas.<br />

Y entonces formulamos ―nuestra‖ teoría sobre cuanto se ha hecho y<br />

dicho con anterioridad, pero no avanzamos en la interpretación más o<br />

menos lúcida de lo que se está haciendo y diciendo entre nosotros y<br />

con nosotros en el momento actual.<br />

La voz disidente propone algo que se debería hacer o decir, pero no<br />

va más allá de lo formal y de su limitada eficacia. La originalidad que<br />

no se apoya en los modelos impuestos por el sistema es ignorada,<br />

invisibilizada.<br />

Nos sometemos a la sabiduría de los otros y queremos deslumbrar a<br />

los nuestros con lo mismo que los otros nos deslumbraron. Y nos<br />

cerramos en el círculo vicioso de ―entre pares nos entendemos‖.<br />

La importancia de los textos radica en que sólo deben servir para ser<br />

cuestionados. Pero deben ser cuestionados desde el nosotros.<br />

El pensamiento occidental se construye como una entelequia que da<br />

vueltas sobre sí mismo mediante combinaciones de palabras que<br />

configuran nuevos sentidos para entender la realidad. Pensamos con<br />

un repertorio limitado de palabras que en su organización más o<br />

menos novedosa puede llevarnos a nuevos razonamientos. Esto es<br />

propio de la cultura de élite de la civilización occidental: un mundo<br />

que debe ser releído racionalmente y permanentemente.<br />

Sólo los poetas, tan poco aceptados entre nosotros, hacen propuestas<br />

distintas a partir de las palabras conocidas para crear la realidad de la<br />

irracionalidad.<br />

Los medios no son laboratorios científicos donde se fabrican<br />

referentes para ser compartidos, pero sí son las forjas donde se los<br />

debería acuñar.<br />

LAS HERRAMIENTAS<br />

Una de las herramientas más recurridas por las escuelas de<br />

periodismo es que toda comunicación, para que sea completa, debe<br />

dar respuesta a seis interrogantes: ¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿por<br />

qué?, ¿cuándo?, ¿cómo?...<br />

Los profesores que quieren hacer alarde de su vasta formación<br />

académica, se remiten a la versión que tiene su origen en el


138<br />

periodismo anglosajón: ―Las cinco W‖ o ―Las cinco W y una H‖ o, para<br />

simplificar más: ―Las seis W‖: who, what, where, why, when y how,<br />

lo cual, según parece, adquirió notoriedad gracias a un poema de<br />

Rudyard Kipling publicado en 1902:<br />

Tengo seis honestos sirvientes<br />

(me enseñaron todo lo que sé);<br />

sus nombres son Qué y Dónde y Cuándo<br />

y Cómo y Por qué y Quién. 58<br />

Ahora, si el profesor quiere impresionar más a la audiencia puede<br />

remitirse al señor Marco Fabio Quintiliano quien, en la Roma del<br />

primer siglo de nuestra era, recurría a siete proposiciones que debían<br />

tenerse en cuenta en la oratoria: quis (quién), quid (qué), ubi<br />

(dónde), cur (por qué), quando (cuándo), quo modo (cómo) y quibus<br />

auxiliis (con qué). 59<br />

Álex Grijelmo 60 , muy cerca de Quintiliano a pesar de los dos mil años<br />

que los separan, estima insuficientes las cinco W que primero<br />

incursionaron en nuestros medios, porque considera que hace falta<br />

agregar ―cómo, cuánto, para qué y según quién‖ todo lo cual, a decir<br />

de Grijelmo, también debe tener respuesta en el corpus o en el lead<br />

de la noticia.<br />

Sin embargo la pregunta que se me ocurre más importante es una<br />

cuya respuesta muy raramente aparece en las noticias: ―¿Y a mí,<br />

qué?‖<br />

Planteada en estos términos y sin firma por un articulista de<br />

ojoalahoja.com, cuestiona el contenido de la noticia que, aunque<br />

responde a todas las preguntas del canon, no me dice qué tiene que<br />

ver conmigo, cómo me afecta: ¿Y a mí, qué?<br />

¿Y a mí qué me importa todo eso tan cuidadosamente y<br />

perfectamente expuesto? ¿Cómo me afecta, cómo me sirve?<br />

Ese para qué de la información no puede cerrarse sobre sí mismo.<br />

58 Rudyard Kipling (1865/1936, Premio Nobel de Literatura 1907)El poema que acompaña a la historia<br />

The Elephant's Child (1902) abre con la siguiente estrofa: “I Keep six honest serving-men/(They taught<br />

me all I knew)/Their names are What and Where and When/And How and Why and Who”.<br />

59 Marco Fabio Quintiliano. Ibidem.<br />

60 Álex Grijelmo, periodista y escritor español, fue Presidente de la agencia de noticias EFE entre 2004 y<br />

2012. Recientemente ha publicado La información del silencio. Cómo se miente contando hechos<br />

verdaderos. Dedicada a “los periodistas que no se conforman” es un amplio estudio en el que sostiene que<br />

la principal manipulación de la información está en lo que no se publica, está en el silencio más que en<br />

las mentiras o en los datos falsos. Ed. Taurus. 2012.


139<br />

El ―para qué‖ de la información, es para qué sirve estar informado.<br />

¿Cuál es la función social de estar informado?<br />

Si damos por sentado que comunicar es poner en común una<br />

información -un dato, un conocimiento- es lícito preguntarse para<br />

qué.<br />

―Podemos decir entonces que los medios de comunicación<br />

masivos son constructores y reconstructores permanentes de<br />

significaciones que dan forma a las identidades de los<br />

pueblos.‖ 61<br />

El periodismo es hermoso, pero no por los escándalos y el<br />

aturdimiento que puede exponer, sino por los encuentros que puede<br />

provocar.<br />

Los cuatro modelos de información que manejan los medios: política,<br />

fútbol, farándula y violencia nos dan una imagen del mundo en el que<br />

no parece tener lugar la creación, la reflexión, la contemplación y la<br />

solidaridad (muchas veces confundida con caridad).<br />

Nos han acostumbrado a ver la vida en el poder, la competencia, el<br />

éxito, y la velocidad. Todo sostenido en el pedestal del dinero y el<br />

desasosiego al que muchos se apegan.<br />

LAS INTERACCIONES<br />

Hemos visto diversos aspectos referidos a la risa, hemos visto porqué<br />

los chistes nos hacen reír, y vimos también por qué no nos hacen<br />

reír. Hemos visto el desplazamiento de sentidos presente en las<br />

enunciaciones. Hemos visto el historial de las palabras, cómo se<br />

construyen los referentes y la necesaria triangulación con ellos para<br />

poder comunicarnos.<br />

Ahora nos toca trasladar este discurso teórico al terreno de la<br />

práctica social, porque si la teoría no nos lleva hacia una práctica<br />

posible, queda reducida a un juego de erudición al que son tan<br />

afectos nuestros intelectuales pero que en definitiva resultan<br />

inconducentes. 62<br />

61 En un poligrafiado sobre Imaginarios Urbanos suministrado por Carlos Tutiven (Guayaquil. 2002)<br />

62 En “El,nosotros” pude hablar de teoría y práctica de la Comunicación Social porque, efectivamente,<br />

hay una práctica que avala lo teorizado. En el presente caso no me atrevo a tanto, porque si hubo una<br />

experiencia, esta se limitó a tres ediciones internas de la revista “Luz Lateral” (Facultad de Filosofía de la<br />

UCSG, 2009/2010), que condujo con lucidez la profesora Carolina Andrade junto con un grupo de<br />

estudiantes encabezados por Ramón Murillo y Elsa Cortés.


140<br />

Entonces, lo que sigue son reflexiones sobre distintos aspectos<br />

relacionados con la comunicación social y el enunciado (no me atrevo<br />

a decir propuesta ni sugerencia) de algunos caminos que se pueden<br />

transitar sin temor (para los temerosos) hacia la consolidación de<br />

referentes que refuercen la identidad.<br />

La razón que divide la crítica en buena o mala son los referentes a los<br />

que apela. Las buenas, a los propios; las malas, a todos los demás.<br />

Es cierto que hay otras razones, pero esta es la más importante y la<br />

que menos se tiene en cuenta. Las hay en extensión, en erudición, en<br />

estilo, pero sólo las que buscan entre nosotros lo hacen en<br />

profundidad y merecen nuestro respeto.<br />

En este libro debo lamentar las carencias motivadas por no haber<br />

dedicado mayor atención a la lectura de obras como ―Pensamiento y<br />

Literatura del Ecuador‖ 63 , ―El hombre ecuatoriano y su cultura‖ 64 ,<br />

―Pensamiento universitario ecuatoriano‖ 65 que entre otras están en mi<br />

biblioteca. Sólo puedo decir para justificarme, que nada es perfecto.<br />

Seguramente de su atenta lectura habría sacado referentes<br />

significativos para el presente trabajo, porque más allá de las<br />

coincidencias y desavenencias, siempre estarán más cerca de<br />

nosotros que ―los otros‖. Cuando aprendamos a sacar provecho de lo<br />

nuestro, recién entonces comenzaremos a ser nosotros.<br />

Son parte de las raíces que con el transcurso del tiempo se van<br />

extendiendo y generando nuevos retoños.<br />

¿Por qué nos distanciamos cada vez más del prójimo?<br />

Hay una supermaquinaria que nos da los referentes a los cuales<br />

remitirnos y que en definitiva consolidan nuestra dependencia<br />

cultural. ¿Y esto qué importancia tiene? Simplemente que desalienta<br />

el quehacer y estimula la compra de ideas y cosas hechas; nos relega<br />

a ser permanentes consumidores porque cualquier cosa más o menos<br />

original que hagamos está condenada a la marginación.<br />

Se podría decir que el pensamiento dominante es que ―si hay otros<br />

tontos que se queman las pestañas pensando por mí, no hace falta<br />

otra cosa que disponer de los medios económicos para comprar todo<br />

ready made y dedicarme a citarlo, exhibirlo o comentarlo‖.<br />

63 Galo René Pérez. Pensamiento y literatura del ecuador. Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito.<br />

1972<br />

64 Fernando Chaves. El hombre ecuatoriano y su cultura. Ed. Del Banco Central del Ecuador. Quito. 1990<br />

65 Hernán Malo González.(Comentario y selección de textos) Pensamiento universitario ecuatoriano. Ed.<br />

Banco Central del Ecuador. S/F


141<br />

Y lo que se compra, viene de afuera. El esfuerzo del vecino (de lo<br />

propio) no tiene espacio en nuestra vidriera.<br />

Sin embargo sabemos que no es tan sencillo. Detrás de este juego de<br />

las culturas está el poder. Y detrás del poder está la naturaleza<br />

humana…<br />

La idea de que el pensamiento moderno se construye a partir de los<br />

pensadores ―de última generación‖ nos aleja de nuestras fuentes. No<br />

nos permite ver nuestra actualidad en perspectiva. Son como la<br />

cartelera cinematográfica: siempre hay algo más nuevo con lo que<br />

distraerse.<br />

Parecería que la erudición nos distancia del hacer, reduciéndolo a la<br />

combinación de palabras para la construcción de una entelequia<br />

siempre renovada en las nuevas publicaciones que nos llegan del más<br />

allá.<br />

Basta echar una mirada a la bibliografía que alimenta el discurso de<br />

un libro como ―Definición de la cultura‖ 66 para saber lo poco que<br />

tiene que ver con nosotros; aunque uno sea de acá, si uno se forma<br />

allá, no se puede evitar ser la mirada del otro sobre nosotros.<br />

O la compilación ―La americanización de la modernidad‖, un título que<br />

puede ser leído de diversas maneras, pero que de cualquier forma<br />

que se lo haga nos dice donde se ubica el autor para analizar nuestra<br />

realidad: la modernidad como un valor universal que se particulariza<br />

en América, pero que no se sabe bien a qué alude el autor en cuanto<br />

a qué América se refiere. 67<br />

De lo mucho que el erudito escribe, sólo deducimos lo mucho que ha<br />

leído sobre la realidad, y lo poco y mal que la ha vivido.<br />

Aquí cabe la frase de Marx en cuanto a que ―los filósofos explican<br />

cómo es el mundo pero no dicen cómo cambiarlo‖. No deberíamos<br />

concebir un pensamiento que no nos diga para qué sirve, que no<br />

contemple nuestra particular realidad desde nosotros y que no<br />

conduzca o proponga una acción orientada al encuentro.<br />

Cuando lo dicho no ofrece una respuesta a ¿Y a mí, qué?, estamos en<br />

el terreno de la mera especulación introductoria al tema.<br />

66 Bolívar Echeverría. Definición de la cultura. Fondo de cultura económica, Editorial Itaca, México.<br />

2010<br />

67 Bolívar Echeverría (comp.). Unam. México. 2008. No me refiero aquí al contenido de los artículos de<br />

los distintos autores que integran la compilación, sino al distinto sentido que puede tener una palabra<br />

según la idea que la anima.


142<br />

Toda reflexión teórica o filosófica debería hacerse a partir de los<br />

hechos y no de las palabras. Un panorama tan complejo sólo puede<br />

resolverse en la acción (en la producción del acto) a partir del cual<br />

reinstalar el discurso.<br />

Habría que considerar el alcance de la comunicación y aquello de la<br />

extensión de McLuhan: ―Comprender los medios de comunicación<br />

como las extensiones del ser humano.‖<br />

¿INFORMARSE PARA SABER O PARA HACER?<br />

Basta leer las advertencias impresas en la cajetilla de cigarrillos que<br />

tenemos en el bolsillo, para reconocer que saber no basta.<br />

Los coleccionistas de comics hablan de los personajes de historieta<br />

como seres reales. Comentan sus historias personales, sus pasiones,<br />

buscan pistar para reconstruir sus vidas.<br />

El tema, ahora, ya no es la pasividad a la que se somete al<br />

televidente. Nuevos programas de ficción televisiva lo remiten a<br />

páginas web y a blogs donde se puede tener más información sobre<br />

los personajes y analizar y discutir el futuro de sus vidas, en muchos<br />

casos mediante entrevistas en las que participan los actores que los<br />

interpretaron en la pantalla.<br />

El cine, en cuanto creador de dramas e historias y la televisión en<br />

cuanto medio de difusión, se han asociado para crear los mitos<br />

modernos.<br />

Pensemos en el cine y esta indiscriminada capacidad de enajenarnos<br />

en los héroes de la pantalla. Estos diversos héroes encarnados por un<br />

mismo actor que podía ser el doctor Atkinson en un Londres de<br />

galería, o el sheik Abdullah en un desierto de pacotilla, o Jim el<br />

vengador en un far west hollywoodense, o Piero della Francesca en<br />

una Venecia renacentista. Todo hablado en inglés.<br />

A nadie le importa de dónde vienen, sino donde están. Y dejan<br />

huellas que se producen en cadena, continuamente: Godzilla, ET, la<br />

Guerra de las Galaxias, Jurassic Park, Harry Potter… huellas<br />

gigantescas que llegan y se van disolviendo paulatinamente bajo las<br />

pisadas de nuevos dinosaurios.<br />

Si hasta el joven cineasta ecuatoriano fue seducido para dar un paso<br />

en Hollywood y hacer una película de ciencia ficción. Ahora figura<br />

entre los ―íconos‖ que deslumbran a nuestra farándula.


143<br />

Todo adquiere tales visos de realidad que conocer a los personajes de<br />

ficción es tan real como obtener datos sobre Saramago, Sucre o la<br />

ciudad donde vivo.<br />

Las situaciones se dramatizan, se estructuran emocionalmente, al<br />

punto que un documental sobre la vida salvaje se estructura como la<br />

historia de una familia cuya madre cuida los cachorros y se enfrenta a<br />

peligros hasta el sacrificio.<br />

No deja de ser interesante y mover a reflexión el hecho de encontrar<br />

historias organizadas con la fría mentalidad del científico, pero<br />

entrelazadas con la calidez de los sentimientos básicos del ser<br />

humano.<br />

Lo que uno no encuentra son programas o publicaciones que<br />

induzcan a hacer… a desear hacer algo. No estoy hablando de la<br />

aburrida clase didáctica con encargo de tareas, sino de informaciones<br />

que puedan quedar dando vueltas en la cabeza de la gente y que<br />

despierten la idea, el interés por hacer. Como cuanto se dice en<br />

torno al fútbol.<br />

No es la información per se sino el uso de esa información lo que le<br />

confiere relevancia. La información debería tener implícita una<br />

invitación a la acción.<br />

El siglo XX hizo la apertura hacia un futuro tecnológico y todo se<br />

inscribió bajo las ciencias: ciencias de la comunicación, ciencias<br />

psicológicas, ciencias humanas, sólo falta la ciencia de la filosofía.<br />

Parecería que no se permiten las disidencias, la diversidad de<br />

opiniones, y que todo quiere reducirse a términos matemáticos.<br />

Hasta los afectos, regulados por corrientes eléctricas, podrán ser<br />

controlados científicamente. Y en este alarde de cientificismos, si en<br />

una época hubo ingenieros civiles e ingenieros mecánicos, hoy,<br />

científicos al fin, hay ingenieros en administración, en economía y<br />

pronto tendremos ingenieros en pedagogía, literatura, psicología y<br />

filosofía.<br />

Se ha puesto el futuro en manos de la tecnología, y en ella el poder<br />

del conocimiento. Se insiste en que todo radica en disponer de la<br />

información adecuada para tomar las decisiones correctas.<br />

Hay quienes han hecho del manejo de la información el camino<br />

abierto hacia una porción del poder, entendiendo que las decisiones<br />

correctas son las que los conducen a él.<br />

La ciencia y el intelecto, que pretenden alejarnos de la irracionalidad<br />

y las supersticiones, nos están imponiendo un mundo de imaginarios


144<br />

y fantasías que nos plantean si no hay nuevas irracionalidades y<br />

supersticiones en la racionalidad y el cientificismo que orientan a la<br />

sociedad actual.<br />

¿Dónde está la realidad?<br />

Nuestra sociedad tiene una repuesta pragmática a esa pregunta:<br />

donde está el dinero. La acumulación, los cambios, el progreso, el<br />

éxito.<br />

El dinero, como unidad de medida, nos aleja de la incertidumbre. Es<br />

la única certeza que nos indica el camino.<br />

Esta espiral de ―progreso permanente‖, como la cadena de<br />

correspondencia cuya piramidación 68 en algún momento habrá de<br />

saturarse, también se derrumbará. Sólo permanecerá el prójimo en<br />

quien encontraremos la misma mirada extrañada con que lo miramos<br />

a él.<br />

O el ser humano es algo que nuestros sabios no imaginaron, o está<br />

cambiando tan vertiginosamente que de una generación a otra cunde<br />

el desconcierto.<br />

Los tiempos cambian.<br />

- Nena, me han dicho que tienes novio…<br />

- Ay, mamá!... Ahora uno se acuesta con cualquiera y ya dicen<br />

que tienes novio.<br />

Los cambios culturales también plantean cambios en la comunicación.<br />

Comunicación para los nuevos ethos culturales: Comunicación para la<br />

racionalidad del pensamiento, Comunicación para la convivencia,<br />

Comunicación para la ciudadanización.<br />

Y esto ¿lo refleja el uso del lenguaje? ¿Aparecen estas apreciaciones<br />

enmascaradas en el leguaje cotidiano, en nuestro lenguaje?<br />

La capacitación universitaria pone a los jóvenes en suspensión para<br />

su práctica ciudadana. Se los sacrifica impidiéndoles hacer en aras del<br />

conocer.<br />

68 Básicamente son cadenas de mensajes acompañados de pequeñas sumas de dinero que uno debe<br />

reenviar a otros, y estos a su vez a otros, y así sucesivamente. Teóricamente la lista de participantes crece<br />

geométricamente junto con el envío de aportes. Sin embargo este proceso de piramidación de reenvíos se<br />

agota y extingue en poco tiempo.


145<br />

12<br />

CUATRO APOLOGÍAS PARA PERIODISTAS<br />

QUE SE SIENTEN INCONFORMES<br />

Y NO SABEN POR QUÉ<br />

APOLOGÉTICA PARA LA ELABORACIÓN DE REFERENTES QUE,<br />

SEGUIDOS CON INTELIGENCIA, PUEDEN CONTRIBUIR A LA<br />

CONSTRUCCIÓN DE UNA IDENTIDAD COMPARTIDA.<br />

Entiéndase bien: me refiero a cuando quien escribe se siente<br />

incómodo con su trabajo -más allá del sueldo, el prestigio y la<br />

ideología del medio en el que actúa- porque sabe que ―algo falla‖ y no<br />

lo puede precisar; cuando de lo que se trata va más allá de hacer<br />

méritos para ganar un sueldo y se siente como un vacío profundo en<br />

la relación con los colegas y con la gente, reducido todo a encuentros<br />

de gestos, risas y besos superficiales.<br />

Cuando un periodista siente que no hace periodismo. O que el<br />

periodismo que hace no pasa de ser una manera de supervivencia.


146<br />

Quienes escriben para los medios participan de un proyecto cultural<br />

tácito y compartido que gira en torno al inmediatismo, la<br />

superficialidad y el espectáculo. Son parte de una ―filosofía de vida‖<br />

que no se preocupa por cuanto hace a la construcción de un proyecto<br />

de ciudadanía.<br />

Esto necesita ser aclarado porque no todos entienden el ejercicio de<br />

la ciudadanía como espacios de relación, participación, integración y<br />

construcción.<br />

Solamente la página editorial y algunos programas de entrevistas que<br />

se aproximan a la reflexión y el análisis, intentan otras alternativas<br />

que ―revuelven el avispero de las palabras‖ pero no abren el espacio<br />

necesario que signifique el incentivo que requiere el hacer.<br />

La confrontación ideológica con la empresa y las diferencias de<br />

criterio en el manejo de la información quedan al margen del<br />

presente ensayo. Lo que se pretende destacar es que se puede<br />

trabajar en el sentido de ciudadanía operando el estilo y el manejo de<br />

la información, sin con ello afectar los intereses empresariales. Los<br />

periodistas tienen un espacio de maniobra que está comprometido<br />

con la esencia de la profesión y que, puesto que la empresa no lo<br />

exige, raramente se tiene en cuenta.<br />

En otras palabras, se trabaja dentro de una rutina que no se propone<br />

otra responsabilidad que la de satisfacer las mínimas demandas<br />

patronales.<br />

Si el fin de la comunicación es encontrarse en el otro, entonces la<br />

información que suministran los periodistas debe entenderse<br />

solamente como un medio que hace posible el encuentro de la gente,<br />

un encuentro viable cuando la información se orienta hacia lo que se<br />

hace más que a lo que se dice.<br />

Para avanzar en la propuesta que anima esta publicación, lo primero<br />

es tener ganas de encontrar referentes propios para compartir, lo<br />

segundo es estar dispuesto a un esfuerzo creativo para lograrlo, y lo<br />

tercero es no preocuparse si las cosas no salen como uno las había<br />

pensado. E intentarlo de nuevo porque es tarea del periodista y el<br />

comunicador social ser consecuente.<br />

Reducir la responsabilidad profesional a redactar bien o a hacer la<br />

mejor payasada es sólo una parte del trabajo. Entrar en las<br />

frivolidades de la política, el fútbol, la farándula, la delincuencia y<br />

abordar con superficialidad los problemas sociales es otra. Todo es<br />

parte del trabajo periodístico, pero no de la profesión.


147<br />

El periodista, como comunicador social tiene (debería tener) una<br />

formación suficientemente integrada a la propia historia como para<br />

saber recoger experiencias y anécdotas que tengan vigencia en la<br />

actualidad y entretejerlas con las noticias.<br />

Esto no podemos buscarlo en los textos de las editoriales<br />

internacionales, simplemente porque ellos no tienen los problemas<br />

nuestros y si alguna vez tuvieron algo parecido, ya lo han superado.<br />

Lamentablemente nosotros disponemos de más memoria para lo<br />

ajeno que para lo propio.<br />

En el año 1980 la UNESCO hizo público el Informe MacBride (Nuevo<br />

Orden Mundial de la Información y la Comunicación) que ponía en<br />

evidencia la falta de equidad en el flujo de la información entre los<br />

países del Norte y los del Sur. 69<br />

No quiero detenerme en este tema que de alguna manera está<br />

implícito en El fin último de la comunicación es encontrarse en el<br />

vecino 70 , baste señalar que debería estar presente en la memoria de<br />

todo periodista que se precie de tal. Si así fuese, resultaría un<br />

importante avance para entender el nudo del problema de los<br />

referentes compartidos, tema en el que se sostiene la argumentación<br />

de este libro.<br />

La desigualdad en el flujo informativo nos lleva a tener como<br />

referentes los que esta desigualdad nos impone, lo cual está fuera del<br />

control del simple periodista. La colonialidad anidada en nuestra<br />

personalidad hace más fácil remitirse a lo acontecido afuera que a lo<br />

nuestro.<br />

Sin embargo no debemos descartar la posibilidad de encontrar<br />

caminos que permitan atinar con nuestros propios referentes.<br />

Se diría que aterrizar en nuestra cotidianidad le resta ―dimensión‖ al<br />

tema de que se trate, porque cualquier trabajo que pretenda ser<br />

trascendente no puede sustentarse en la simple observación local,<br />

sino que tiene necesariamente que remitirse a las publicaciones que<br />

otros, mucho más sabios, tienen circulando por todas las librerías y<br />

bibliotecas de la ciudad. No hacerlo alienta el temor de ser<br />

apostrofado, porque se dirá que se piensa desde y en un mundo<br />

pequeño que no ve más allá de su propia nariz…<br />

No es de extrañar entonces que la instructora del curso de post grado<br />

recomiende a sus maestrantes sustentar las opiniones personales en<br />

69 El proyecto sufrió diversos avatares que culminaron con el retiro de los aportes de EEUU a la<br />

UNESCO y su posterior confinamiento en el cajón de las cosas olvidadas.<br />

70 Ver en la página 128.


148<br />

autores ―cuanto más conocidos mejor‖, para que así se sientan<br />

seguros por donde transitan y de paso, rindan el merecido tributo a<br />

quienes nos dicen cómo y qué pensar.<br />

En nuestro pequeño mundo creo que es mucho el espacio que falta<br />

explorar con ojos propios. Ver e interpretar lo propio, sin ignorar lo<br />

que pasa y se dice afuera, es un desafío que todavía no alcanza a<br />

despegar.<br />

Creo que los periodistas deportivos nos ofrecen un ejemplo para ser<br />

tenido en cuenta. Me refiero a quienes cubren todo lo relacionado con<br />

el fútbol: manejan vasta información que les permite traer a colación<br />

nombres, datos y fechas de la historia del futbol para analizar el<br />

presente.<br />

Aunque no es raro que para dar ejemplo de erudición encuentren más<br />

referencias de la historia del Bayer Leverkusen que del club que está<br />

a la vuelta de sus casas, lo cual se explica fácilmente: del equipo<br />

alemán tienen toda la información en Internet, en libros y revistas,<br />

mientras que del otro no hay nada ni habrá, mientras no emerja un<br />

periodista que sepa valorar y sepa cómo dar relevancia al esfuerzo de<br />

vivir el día a día la ilusión de hacer un gran equipo.<br />

Es el resultado del desequilibrio del flujo informativo norte-sur, del<br />

que habla el Informe MacBride.<br />

Nuestros periodistas deberían conocer nuestra realidad y nuestra<br />

historia suficientemente como para poder trazar relaciones a través<br />

de los años y de nuestros espacios. No debería haber un comentario<br />

o un artículo (político, deportivo, artístico, internacional…) que no se<br />

remita a un paralelo histórico de nosotros o a una mención<br />

circunstancial o indirecta. En todas las ramas. Porque los diversos<br />

encuentros con nuestra historia deberían estar internalizados y a flor<br />

de labios.<br />

Lamentablemente sucede que nuestros periodistas, aún los buenos,<br />

también están profundamente contaminados.<br />

La puesta en vigencia de esos conocimientos es lo que se debería<br />

compartir en un sobreentendido entre periodistas, redactores y<br />

comunicadores sociales. No es fácil. Sería el resultado de años de<br />

caminar juntos. Pero hay que tener el problema claro y decidirse a<br />

dar el primer paso consciente: descartar la competencia entre medios<br />

de información (eso se puede dejar relegado a los titulares) y dar<br />

prioridad a la calidad de redacción que surja con espontaneidad desde<br />

el subconsciente del periodista, poniendo en evidencia la presencia de<br />

referentes compartidos con la gente.


149<br />

No está en la intención de este libro analizar la coyuntura<br />

sociopolítica y su relación con los medios, mucho más cuando<br />

aceptamos que la situación del periodista es la de un empleado del<br />

medio con un margen de decisión muy estrecho. Sin embargo hay un<br />

espacio de autonomía en la elaboración de la noticia dentro del cual<br />

puede hacer presente una visión que por su amplitud podemos<br />

considerar como autónoma y comprometida con la gente.<br />

Es una manera de manejar la información que no sólo no entra en<br />

conflicto con los intereses de la empresa, sino que hasta puede<br />

favorecerla.<br />

¿Para qué informan los medios? Para construir ciudadanía. Hasta ahí<br />

podemos encontrar un consenso en el que convergen los diversos<br />

intereses que se mueven en torno a la comunicación. Pero a partir de<br />

ahí surgen otras preguntas donde aparecen las divergencias.<br />

La información se ha transformado en una mercancía, tan es así, que<br />

los medios se cotizan por la cantidad y calidad de los consumidores<br />

que contabilizan.<br />

Las cosas, las ideas, conceptos arraigados se consideran obvios, no<br />

requieren ―citas‖ ni aclaraciones. Porque el nivel de compartición es<br />

obvio. La cita se hace necesaria cuando lo que se dice no tiene<br />

referentes compartidos (o no son ampliamente compartidos).<br />

La pureza de los referentes radica en la extensión de su subjetividad.<br />

Las tentaciones son muy grandes. Intentar crear referentes a partir<br />

de intereses particulares no funciona. Se transforman en palabras<br />

huecas sin sentido que alcanzan a un sector social afín pero que no<br />

trascienden a la gente.<br />

Los referentes compartidos operan a partir del subconsciente y<br />

culminan con los imaginarios sociales, pero no se generan en el<br />

cálculo interesado al que nos remiten las definiciones del diccionario.<br />

Por eso en más fácil encontrar referentes en la producción cultural<br />

que en otros ámbitos del quehacer social.<br />

Los referentes compartidos son aquellos que se construyen con los<br />

datos particulares que cada quien atesora, con las memorias<br />

individuales que se cruzan y se encuentran en un determinado<br />

momento con las de los demás. Están subyacentes en el imaginario<br />

colectivo.


150<br />

El compromiso del escribidor con el medio para el cual trabaja es<br />

inevitable. Sin embargo sus palabras no pueden limitarse a<br />

construcciones sometidas a la racionalidad arbitraria de los mercados.<br />

Que esto pueda tener argumentos que se sostengan en el rating y en<br />

la venta de espacios publicitarios, es cierto. Pero no debemos<br />

confundir porque se tratar de una situación particular en la que la<br />

gente no se siente involucrada.<br />

Las historias se escriben con mitos y fantasías. ¿Cómo se los vive?<br />

Son precisamente los imaginarios compartidos los que dan identidad<br />

a la población ciudadana.<br />

―La agenda/setting no conduce tanto a sugerir qué es lo que<br />

hay que pensar, sino preferentemente sobre qué asuntos y<br />

cuestiones hay que pensar. Y por tanto sobre cuáles no.‖ 71<br />

La agenda setting es un convenio entre la realidad y el medio<br />

informativo. Por ella se construye otra realidad de retazos.<br />

Todos los días la rutina es la misma: se envía un periodista a las<br />

dependencias de la Policía Judicial, otro a la federación de fútbol, otro<br />

a algún barrio, y finalmente uno queda libre para cubrir algún<br />

incendio, accidente o la visita de algún personaje de la farándula. Con<br />

esos elementos arman el mundo de la información, nos dan una idea<br />

de lo que es la ciudad en que vivimos. Esa es la agenda setting.<br />

No hace falta decir que es materialmente imposible cubrir toda la<br />

información. Lo que está en cuestión es el criterio de cobertura.<br />

Lo que no hacen los medios es activar referentes que al ser<br />

compartidos por la ciudadanía hagan posible la construcción de la<br />

identidad social. Y eso lo pueden hacer los periodistas sin necesidad<br />

de entrar en conflicto con la Administración de la empresa.<br />

No es lo que la gente quiere, sino lo que la gente tiene subyacente en<br />

su memoria en sus recuerdos, en sus historias.<br />

En una reciente entrevista al ex gobernador del Guayas Roberto<br />

Cuero (junio 2014), este manifiesta que la prensa ―no busca la<br />

verdad ni la justicia, sino la noticia‖. Valga esto como ejemplo del<br />

polémico terreno en el que no queremos entrar.<br />

71 Alex Grijelmo. Ibid.. La agenda-setting (Enunciada por Mc.Combs y Shaw en 1972) es el instrumento<br />

por el que las empresas mediáticas limitan la información a determinados aspectos de la realidad<br />

obviando otros, relegándolos al silencio.


151<br />

Compartir una identidad significa considerarse parte integrante de un<br />

solo cuerpo. Sentir que más allá de las diferencias sociales,<br />

económicas, raciales, religiosas, desde distintas posiciones jugamos<br />

en el mismo equipo. Dije ―sentir‖ porque los referentes compartidos<br />

trascienden los significados y se ubican en los hipersentidos.<br />

El referente es la oportunidad para ampliar el hipersentido de las<br />

palabras. Y viceversa: el hipersentido puede generar un referente<br />

para ser compartido.<br />

Pero los referentes no se fabrican por encargo. Son el producto de<br />

años de maduración. Lo que sucede es que ya es hora de lanzar las<br />

semillas. Alguna germinará si hay quienes las rieguen. (Es decir: si<br />

quienes escriben son capaces de descubrirlas y mantenerlas<br />

vigentes).<br />

Los referentes son aquellos datos que permanecen… se introducen<br />

bajo la piel. En la coyuntura de cualquier trabajo el comunicador<br />

social debería ser capaz de hacer presentes los referentes históricos y<br />

urbanos.<br />

Se podría decir que toda esta especulación carece de sentido en el<br />

ejercicio periodístico porque negocios son negocios, poder es poder y<br />

lo demás no importa. Sin embargo el esfuerzo para tratar de<br />

construir vínculos entre diferentes instancias de la vida social<br />

mediante el uso del lenguaje, aunque no cambie las relaciones de<br />

poder, puede ayudar a elevar la calidad del pensamiento, la<br />

autoestima y el encuentro identitario de la ciudadanía.<br />

Un momento llegará en que esas relaciones dejen de requerir un<br />

esfuerzo y surjan con la espontaneidad que todo referente<br />

compartido exige.<br />

A pesar de las dificultades, no querría cerrar este libro sin permitirme<br />

algunas recomendaciones que aterricen su contenido en una práctica<br />

concreta, que sirva para orientar el trabajo de escribir hacia la<br />

construcción o afianzamiento o encuentro de referentes que puedan<br />

ser compartidos por todos nosotros.<br />

Lo que se propone a continuación va dirigido a quienes ―se queman<br />

las pestañas‖ forzados a llenar los encargos del día a día, y deberá<br />

ser leído con el escepticismo propio de los letrados, civilizados y por<br />

lo tanto inconformes.<br />

De ninguna manera se trata de una receta que va a cambiar el<br />

mundo. Simplemente puede ayudarnos a sentir que compartimos un<br />

mismo destino con nuestros vecinos.


152<br />

No es una propuesta fácil de poner en práctica, pero queda expuesto<br />

para quienes, en la búsqueda de nuevas alternativas, consideran que<br />

en el campo de la comunicación social no todo está dicho.<br />

Si las palabras están hechas de su significado, su sentificado, su<br />

hipersentido y la posibilidad de metaforizaciones, es precisamente en<br />

esta última, donde el lenguaje adquiere su mayor expansión, la que<br />

merece la mayor dedicación para el encuentro ciudadano.<br />

Después de todo no es casual que las ―tribus juveniles‖ urbanas<br />

desarrollan una jerga con la que se comunican y se identifican como<br />

grupo.<br />

En el ámbito ciudadano, compartir metáforas nos une más allá de las<br />

diferencias circunstanciales.<br />

Porque creo que los periodistas reflexivos no están satisfechos con la<br />

fórmula escolar que han aprendido para definir cuál es la función<br />

social del periodismo. Se preguntan si no hay algo que va más allá de<br />

educar, informar, persuadir y entretener, y no terminan de encontrar<br />

una respuesta que los contente.


153<br />

PRIMERA APOLOGIA<br />

DE LA GENTE DE CARNE Y HUESO<br />

EL PERIODISTA Y LA GENTE<br />

Lo primero es tener ganas de querer entenderse con la gente más<br />

allá del idioma y las circunstancias.<br />

En este enunciado lo primero que se me ocurre aclarar es qué<br />

entendemos por ―la gente‖. Porque mi gente, tu gente, su gente,<br />

puede ser interpretado como un grupo más o menos amplio de gente<br />

afín, que siente, piensa y vive más o menos como uno.<br />

No es ese el sentido que en este primer mandamiento se propone. La<br />

gente somos todos cuantos habitamos la patria ideal, ―do la justicia<br />

impera soberana y el derecho a la vida no se implora‖ 72 . Ese territorio<br />

con los límites que hemos heredado de la historia, de ideales y<br />

aspiraciones que construimos todos en el día a día y del cual los<br />

periodistas deberían tener profunda conciencia.<br />

En un ensayo sobre la comunicación social latinoamericana, Miguel<br />

Ángel Tréspidi, habla de respetar e integrar las diferencias, para lo<br />

cual:<br />

―Una matriz comunicacional debería constituirse a partir de la<br />

matriz cultural que nos distingue regionalmente, entrañada en<br />

la formación social en la que se desarrollan y se gestionan<br />

diversos procesos de comunicación. Para ello es necesario<br />

adquirir la capacidad de identificarlas, distinguirlas y<br />

configurarlas en sus propias particularidades y en los valores<br />

sostenidos.<br />

72 Según lo definía mi padre en el poema Patria.


154<br />

La perspectiva que se propone intenta ayudar a pensar,<br />

explorar, encontrar y diseñar nuevos caminos que nos<br />

conduzcan a reconstruir y fortalecer nuestras sociedades y<br />

alcanzar formas de desarrollo autónomos y propios,<br />

preservando los valores, la identidad y la autonomía de cada<br />

cultura.‖ 73<br />

El periodista escribe para godos y criollos, gordos y flacos, verdes y<br />

amarillos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres… que tienen que<br />

sentirse parte de un todo compartido. Cuando nosotros mismos no<br />

nos entendemos y terminamos subordinados a un orden cultural<br />

establecido desde afuera, hay algo que está fallando.<br />

Nuestras escuelas de periodismo, haciéndose eco de las teorías<br />

vigentes a nivel internacional, repiten lo que para todos los medios de<br />

comunicación son axiomas irrenunciables: su función es informar,<br />

educar, entretener y persuadir.<br />

No problematizan los temas. Se conforman con retransmitir lo que los<br />

pensadores de afuera han escrito.<br />

Aquí lo repetimos y hacemos con ellos cualquier cosa: informamos<br />

cómo matar a la gente, educamos sobre cómo mover ―la colita‖,<br />

entretenemos con los políticos de turno y persuadimos sobre las<br />

ventajas que dice tener tal producto comercial.<br />

Pero no construimos identidad.<br />

Porque lo que las escuelas no saben es cómo cuestionar la práctica de<br />

la función social de informar, educar, entretener y persuadir a través<br />

de los medios.<br />

Saber buscar, saber encontrar, saber proponer referentes, saber<br />

hacer una metáfora de la palabra significativa que alguien pronunció,<br />

son problemas que están fuera de consideración en la formación del<br />

periodista.<br />

Porque muchos de nuestros textos no están en las bibliotecas sino en<br />

las calles, a la vuelta de la esquina. Hay que descubrirlos y citarlos.<br />

No podemos permanecer esperando que alguien de afuera lo ponga<br />

en un libro.<br />

Es una manera nueva y distinta de ver la información como el medio<br />

que nos permite reconocernos y saber que estamos juntos.<br />

Si no, ¿para qué informamos?<br />

73 Miguel Ángel Tréspidi. Ibid.


155<br />

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS<br />

Sumergidos en la avalancha de nuevas tecnologías, nos sumamos a<br />

los corifeos de la globalización, sin considerar las particularidades de<br />

nuestro mundo, como no sean las limitaciones de equipamiento y<br />

presupuesto y nuestra resignación a tratar de ―ser como ellos‖.<br />

Con la información sucede algo parecido: ―…porque el mundo exige<br />

que estemos informados‖ o ―la globalización nos obliga a estar muy<br />

informados‖. Y hay quienes son más atrevidos y disimulan la<br />

cuantificación hablando de ―bien‖ informados…<br />

El sistema social de la globalización parece decirnos: ―Usted<br />

dedíquese a acumular información, nosotros nos ocuparemos de su<br />

destino‖. O no.<br />

Las escuelas han dedicado sus mejores esfuerzos hacia la<br />

capacitación instrumental de sus estudiantes. Dicho de otra manera,<br />

a la formación de empleados eficientes que satisfagan los<br />

requerimientos de las empresas dedicadas a la información pública 74 .<br />

De la misma manera se procede cuando se estudian los<br />

requerimientos que deben satisfacer las diversas técnicas de abordaje<br />

para las noticias y la información en general. Se lo reduce a un<br />

problema de técnicas y modernidad. No de referencialidad.<br />

Es así como, a partir de una teoría sin cuestionamiento, los<br />

responsables de cada medio hacen su propia interpretación y<br />

establecen el equilibrio temático que estiman conveniente según su<br />

propia agenda<br />

Carece de sentido informar que Juan amaneció con dolor de cabeza,<br />

porque ¿y a mí, qué? Claro que si soy un periodista sagaz, agudo,<br />

creativo e inteligentemente manipulador, puedo publicar todos los<br />

días algo sobre Juan y crear cierta expectativa para que los lectores<br />

quieran saber si a Juan le sigue doliendo la cabeza o encontró la<br />

fórmula mágica que lo devuelva a la normalidad.<br />

Ejercer el periodismo es tener la oportunidad de contactar la realidad<br />

en sus más diversas manifestaciones. Este aspecto de la profesión<br />

implica la necesidad de capacitarse e instrumentarse adecuadamente<br />

74 No puedo dejar pasar por alto, algo que he citado con anterioridad: En una conferencia dictada por<br />

Monseñor Luna, (La sociedad frente a la universidad, Guaranda, 1999) se preguntaba: “¿Nuestra<br />

educación forma personas o empleados?”, y reflexionaba más adelante que “...el joven llega a la<br />

universidad para adquirir mayor personalidad, ser más persona...” No hace falta decir que la capacitación<br />

de nuestros estudiantes apunta a hacer empleados que puedan ser útiles al sistema vigente, dentro del cual<br />

serán promovidos quienes mejor se identifiquen con el mismo.


156<br />

para relacionarse con los otros, con la gente. No se trata aquí de<br />

operar equipos ni sofisticada tecnología, sino de la aptitud para<br />

manejar recursos que hagan posible que nos encontremos.<br />

Porque hay que tener en cuenta que quienes por cualquier medio<br />

hacen público lo que saben, directa o indirectamente lo hacen para<br />

compartir, para saber que no están solos.<br />

Pero ¿qué es encontrarse con el otro? La televisión ha popularizado<br />

un modelo emotivo para informar sobre la realidad que vemos<br />

diariamente en los informativos: exhiben el dolor de la madre que<br />

llora frente a la casa incendiada o del padre frente al cuerpo inerte de<br />

su hijo o de la multitud vociferante que reclama justicia. Son maneras<br />

de encontrarse que tienen en común la emotividad, cuando no la<br />

irracionalidad, en la exposición de los problemas.<br />

La saturación de este tipo de información nos lleva a la banalización<br />

de los conflictos humanos, que quedan reducidos al dolor, a los gritos<br />

y a la impotencia. 75 Eso es lo obvio, que tiene que dar pie para la<br />

elaboración de la noticia en la que debe asomar un mínimo de<br />

racionalidad que se construye en torno al suceso, los antecedentes<br />

que lo producen, la experiencia que se recoge, las acciones que le<br />

suceden, los procedimientos que le siguen, el aprendizaje que se<br />

hace.<br />

El argumento recurrente para justificar ese modelo de información es<br />

que ―así le gusta a la gente‖. Creo que este enfoque en pobre y<br />

además un alarde de la poca inteligencia que se exige a nuestros<br />

periodistas. 76 El encuentro que allí se expone es lo que le gusta al<br />

periodista por fácil, obvio y superficial. Si bien esto constituiría una<br />

oportunidad de encuentro según se propone, todo encuentro debe ser<br />

una oportunidad para crecer, no para revolcarse en lo mismo.<br />

―—Decidme, ¿no os acordáis que ha pocos años que se<br />

representaron en España tres tragedias que compuso un<br />

famoso poeta destos reinos, las cuales fueron tales que<br />

admiraron, alegraron y suspendieron a todos cuantos las<br />

oyeron, así simples como prudentes, así del vulgo como de los<br />

escogidos, y dieron más dineros a los representantes ellas tres<br />

solas que treinta de las mejores que después acá se han hecho?<br />

—Sin duda —respondió el autor que digo— que debe de decir<br />

vuestra merced por La Isabela, La Filis y La Alejandra.<br />

75 No quiero detenerme en la información sesgada que relega estas escenas a los sectores populares y<br />

marginales de la población, creando el sentimiento de que la vida es así irremisiblemente.<br />

76 Esta argumentación, de la que he sido testigo en múltiples oportunidades, nunca me impactó tanto<br />

como cuando la oí en boca de un distinguido ex alumno que ejercía un alto cargo en el servicio<br />

informativo de un canal local.


157<br />

—Por esas digo —le repliqué yo—, y mirad si guardaban bien<br />

los preceptos del arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo<br />

que eran y de agradar a todo el mundo. Así que no está la falta<br />

en el vulgo, que pide disparates, sino en aquellos que no saben<br />

representar otra cosa.‖ 77<br />

Si seguimos a Cervantes se diría entonces que desde comienzos del<br />

siglo XVII a la fecha, todo el orgullo que pueden exhibir nuestros<br />

periodistas es que hemos tenido notables adelantos tecnológicos.<br />

En el mundo actual, la información tiene un fin utilitario que está<br />

relacionado con el éxito y el progreso. Lo cual se entiende, porque<br />

ambos, éxito y progreso, son las líneas orientadoras de una sociedad<br />

que ha establecido la unidad monetaria como sistema de medición de<br />

los niveles alcanzados.<br />

Las escuelas de periodismo deben enseñar cómo buscar los<br />

referentes que merecen ser compartidos pero que la superficialidad<br />

de la información oculta. Encontrar las vías para crecer con los otros,<br />

con la gente, es lo que da sentido al discurso. Si no sirve para eso,<br />

entonces sirve solamente como medio de vida a un empleado que no<br />

merece ser llamado periodista.<br />

Lo demás es hacer un espectáculo de entretenimiento con el dolor<br />

ajeno.<br />

Eduardo Galeano dice que ―el desarrollo desarrolla la desigualdad‖. 78<br />

De la misma manera podríamos decir que la superabundancia de<br />

información desarrolla la desinformación. Simplemente porque no nos<br />

ayuda a encontrarnos. Nos dispersa, nos lleva de uno al otro confín<br />

impidiendo pensarnos nosotros mismos.<br />

El desarrollo de referentes compartidos tiene sentido porque son los<br />

que hacen posible abrir la comunicación hacia horizontes que<br />

consolidan la identidad.<br />

Bastaría introducir un toque referencial en la información, algo que<br />

exige un esfuerzo de racionalidad al que los periodistas no están<br />

acostumbrados.<br />

Esto los lleva a pensar y discutir todo lo que publican, pero no nos<br />

descubren todo lo que se calla.<br />

―Es frágil una ciudad -como conglomerado humano con<br />

similares intereses, necesidades y proyectos colectivos- que no<br />

77 Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, cap. XLVIII<br />

78 Eduardo Galeano. “Las venas abiertas de América Latina”.


158<br />

conoce cuáles son los referentes y los signos de identidad<br />

cultural que la aglutinan.<br />

Carece de orgullo cívico una ciudad que no tiene claro cuáles<br />

son las expresiones antropológicas, sociológicas y urbanas que<br />

reflejan su historia.‖ 79<br />

SEGUNDA APOLOGÍA<br />

DE LAS ARTES DEL VECINO<br />

LAS MANIFESTACIONES CULTURALES<br />

Toda manifestación cultural es un ritual que congrega a la gente.<br />

Como en las fiestas, no existe la idea de éxito y fracaso. Aún los<br />

juegos son instancias de diversión compartida; de práctica y<br />

aprendizaje, de proyección social, de encuentro.<br />

Las artes, en todas sus manifestaciones, son la síntesis de los<br />

procesos sociales que ha vivido una sociedad. Está en los críticos<br />

incursionar en los vericuetos que llevan al artista a expresarse en<br />

tales o cuales términos.<br />

Podemos recoger de la historia europea la ceguera de la crítica frente<br />

al impresionismo, el expresionismo o el cubismo en su momento. El<br />

arte ingenuo fue una categoría que tuvieron que inventar para dar un<br />

lugar, precisamente, a los ingenuos que pretendían ser artistas.<br />

No hay forma del arte que no tenga sus detractores.<br />

Falta entre nosotros quienes hablen reiteradamente, en uno u otro<br />

sentido, de los nuestros. Reiteradamente. Que ayuden a entenderlos<br />

y a entendernos, por más que se haga difícil. Es la manera de honrar<br />

las fiestas.<br />

No es poniendo precio a lo que se hace la manera de valorar las<br />

obras.<br />

79 Rubén Darío Buitrón y Fernando Astudillo. Periodismo por dentro. Ciespal, Quito, 2005.


159<br />

El proceso nos ha ido llevando a subvertir el orden de los factores de<br />

―tanto vales, tanto cuestas‖. Ahora es al revés: ―tanto cuestas, tanto<br />

vales‖. El valor de las cosas radica en su precio.<br />

Una prueba de ello ha sido la obra de Endara Crow. Todavía hay<br />

quienes lo niegan como artista, pero más allá de panegiristas y<br />

detractores, su obra tiene un precio que es la envidia de muchos y<br />

que sus detractores no se explican.<br />

Una película es buena por los millones que costó hacerla o por los que<br />

recaudó en taquilla. Un pintor es bueno porque un millonario compró<br />

sus obras. Una actriz es buena por el valor de su residencia en<br />

Beverly Hills. “Conozca toda la información en nuestra edición que<br />

sale a la venta el próximo jueves”.<br />

La realidad nos supera y no podemos ignorarla por mucho que la<br />

cuestionemos. Se construyen paradigmas que valen según el poder<br />

mediático que los promueve. Y nuestras propias referencias quedan<br />

olvidadas.<br />

Pensar y proponer dentro del canon establecido es relativamente fácil<br />

y gratificante. Pero salirse de él, implica encontrar nuevos referentes<br />

que todavía no logramos compartir porque no están ―posicionados‖.<br />

Saber ver, rescatar lo que está invisibilizado y ponerlo en valor (no<br />

confundir con precio). Esa es la tarea del periodista.<br />

No hacerlo así, carecería de importancia si no fuese que esta actitud<br />

conlleva el desaliento, la desmoralización y finalmente el<br />

desistimiento: entrar en el círculo vicioso del que ya somos víctimas.<br />

Shakespeare es grande porque los ingleses lo hicieron grande.<br />

América se llama América porque Vespucio hizo mejor mercadeo que<br />

Colón. No le robemos Shakespeare a los ingleses; seamos generosos:<br />

regalémosles Martínez Queirolo recordándolo, citándolo y hablando de<br />

él en cuanta ocasión sea posible.<br />

No debemos asombrarnos si en las letras y en las artes encontramos<br />

muchos de los referentes que estamos buscando. También en los<br />

deportes, que son un arte. Y en la gastronomía y en las artesanías y<br />

en el diseño…<br />

Somos pequeños y se nos relega (nos relegamos) a la indiferencia.<br />

―Pensadas desde el desarrollo, la transformación de nuestras<br />

tradicionales sociedades en modernas entrañó dejar por fuera<br />

sus más propias expresiones y diferencias culturales tachadas<br />

de supersticiones. El modelo desarrollista de modernización de


160<br />

los años sesentas y setentas no supo ni pudo percibir, y aun<br />

menos valorar, la diversidad de culturas desde las que estos<br />

países buscaban hacerse modernos‖ 80 .<br />

Entonces no sería descabellado encontrarse con alguien que sostenga<br />

algo así como que lo que aprendimos de nuestros mayores es<br />

despreciable frente a la lúcida reflexión de los sabios que nos legaron<br />

Europa y EEUU durante los cortos períodos en que no estaban<br />

ocupados en la ardua tarea de matar gente. Un enunciado como este<br />

encajaría en el pensamiento de la Academia.<br />

Me acerco a un estante de mi biblioteca y tomo un libro al azar: ―El<br />

nuevo periodismo‖. Echo una ojeada al primer capítulo. En diez<br />

páginas hay sesenta y un menciones de escritores y periodistas<br />

norteamericanos, sin contar lugares ni circunstancias que vinculan el<br />

tema tratado con el universo de información que maneja el autor, con<br />

sus referentes. 81<br />

No me asombra. Está bien. No hay objeción: el autor,<br />

norteamericano, cita a autores norteamericanos. El problema<br />

comienza cuando los referentes del otro pasan a ser nuestros<br />

referentes.<br />

Porque luego, cuando nosotros escribimos, lo hacemos remitiéndonos<br />

a sus referentes, a los escritores y periodistas que el autor cita. Los<br />

nuestros se habrán disuelto en la bruma. No aparecen. Ni sabemos si<br />

existen o existieron.<br />

Por eso lo nuestro debe ser reiterado, repetido, redundado,<br />

recordado, resonado, perpetuado, machacado cuanto sea necesario y<br />

lógico.<br />

La producción cultural, en su sentido más amplio, es la imagen del<br />

país. Y esa producción adquiere forma gracias a hombres y mujeres<br />

que le dan vida.<br />

Esto hay que aprenderlo en las escuelas de periodismo<br />

Recientemente me llegó una invitación para asistir a una charla,<br />

redactada en los siguientes términos:<br />

"La mejor comunidad artística podría estar en Guayaquil" 82<br />

"Estoy segura de que muchos leeréis esta afirmación con un cierto<br />

escepticismo o, en el peor de los casos, asumiréis, que se trata de un<br />

80 Jesús Martín-Barbero, Agenda intercultural. Revista Chasqui, Quito, 2008<br />

81 Tom Wolfe. El nuevo periodismo. Editorial Anagrama, Barcelona, 1976.<br />

82 Chus Martínez, Galería No mínimo, Guayaquil, agosto 2013.


161<br />

comentario irónico. Nada más lejos. La intención que anima mi charla es la<br />

de analizar, colectivamente, lo que determina el grado de excelencia de una<br />

comunidad artística y cultural. Para muchos la capacidad de una comunidad<br />

de establecer puentes y enlaces con otras comunidades transnacionalmente<br />

es casi el único parámetro para determinar la salud artística de un lugar, de<br />

un grupo. Sin descartar la importancia de tener el deseo de establecer una<br />

relación de intercambio con otros artistas y otras estructuras más allá del<br />

núcleo propio y la capacidad real de poder hacerlo, uno debe reflexionar<br />

sobre las formas en las que una comunidad se refiere a sí misma. En mi<br />

charla me gustaría abordar la necesidad de ver la producción artística de un<br />

lugar primero en relación directa a ese lugar y explorar el enorme potencial<br />

y repercusión que esa conversación puede llegar a tener."<br />

Veni, vidi y me sentí decepcionado, porque el concepto original que<br />

yo estaba buscando y que ahora esperaba encontrar, no estuvo<br />

presente en la disertación. Por el contrario, el discurso estaba lejos<br />

de explicar y reconocer las oportunidades, las particularidades y los<br />

valores que -teniendo sentido para nosotros- no sabemos ver, y se<br />

redujo a reforzar el concepto de que valdremos cuando ―allá‖ nos<br />

reconozcan.<br />

No valemos porque valemos, valemos porque allá lo sancionan.<br />

Ese es el problema. No trabajamos desde y para nosotros;<br />

trabajamos aquí con la mirada puesta allí. Y cuando no, viene alguien<br />

de afuera y nos lo recuerda.<br />

LA CRÍTICA<br />

Porque vividos desde afuera, desde el más allá, la visión de los<br />

problemas es distinta. Heidegger, ha dicho en una frase memorable<br />

que “Nuestro origen no está detrás, sino delante de nosotros”. Bella<br />

frase, romántica, idealista. Digna de ser repetida. 83<br />

Así lo entienden nuestros académicos. Pero ¿cómo interpretarla?<br />

Heidegger fue un buen muchacho alemán cuyo problema era olvidar<br />

el nazismo de su pasado, lo cual no es nuestro caso, porque nosotros<br />

necesitamos todo lo contrario: rescatar las raíces de nuestro<br />

presente. Retomar el camino perdido en el pasado.<br />

Así es la dependencia cultural. Así citamos a los de allá porque a los<br />

de acá no los conocemos. Y a los de acá no los conocemos porque no<br />

se los cita, ni acá ni allá.<br />

La pregunta es: ¿Por qué nuestros informadores, comentaristas y<br />

críticos, no son capaces de remitirse a nuestros referentes? ¿O es que<br />

83 Martin Heidegger (Alemania, 1889-1976), para muchos el padre del pensamiento filosófico moderno,<br />

europeo por supuesto.


162<br />

somos incapaces de desarrollar nuestro propio canon? O,<br />

simplemente, es que no los conocemos.<br />

Se diría que prefieren (preferimos) el camino fácil de lo ya impuesto<br />

en el medio por la dependencia cultural, no importa qué, ni cómo, ni<br />

quién, ni a mí qué.<br />

Porque la crítica que dice que nuestro arte es una mala imitación de<br />

los de afuera, caen en la misma trampa y hacen una crítica que es<br />

una mala imitación de la que puede hacerse desde afuera.<br />

Los buenos periodistas tienen que saber citar a los de acá y<br />

establecer siempre las ricas relaciones que, ellos sabrán cómo,<br />

pueden hacer con otros de aquí y de allá.<br />

Recién ahora entiendo a Joaquín Bohórquez, amigo y arquitecto,<br />

cuando se lamenta porque algunos edificios patrimoniales de la<br />

ciudad fueron desmontados y luego reconstruidos y reinstalados en lo<br />

que se conoce como el Parque Histórico. Él siempre sostuvo que la<br />

historia debía mantenérsela en sus emplazamientos originales,<br />

porque así creció la ciudad, su ciudad, nuestra ciudad.<br />

Lamentablemente la especulación sobre el valor de la tierra urbana<br />

demostró ser más fuerte que el afecto. Que también así se hace<br />

historia. 84<br />

Lo ―cholo‖ debería estar presente con frecuencia en las referencias de<br />

nuestros críticos para que, lejos de ruborizarse, se sientan<br />

representados. Nuestra realidad es mucho más compleja, interesante<br />

e importante de lo que muchos imaginan.<br />

Y si no se tiene la capacidad para establecer una buena o mala<br />

relación entre la obra o el hecho comentado y la propia historia<br />

(aunque fuese para decir que no existe relación), no vale la pena<br />

dedicarle tiempo ni espacio.<br />

Una enciclopedia ambulante como Rodolfo Pérez Pimentel 85 tiene<br />

datos y anécdotas de cuanto personaje cruzó la historia del país. No<br />

estaría de más consultarlo.<br />

¿Por qué Francisca Miranda, El Muerto, Matavilela, Moncada Vera,<br />

(Sólo de la letra ―M‖) y cien nombres más que tengo que buscar<br />

porque no afloran espontáneamente, no son parte de un canon al que<br />

deberíamos remitirnos frecuentemente?<br />

84 Bohórquez quiso hacer de su revista Domus una publicación abierta a la polémica sobre los temas<br />

urbanos. Muchos le dieron la espalda. Actualmente vive en España.<br />

85 www.diccionariobiograficoecuador.com


163<br />

Porque también deberíamos sentir que son referentes de los que<br />

deberíamos encontrar la forma de compartir con nuestra gente?<br />

(Todo con un redundante ―deberíamos‖, modo potencial de lo que no<br />

se ha hecho, pero que deberíamos encontrar la forma de hacer para<br />

que desaparezca de nuestros comentarios…)<br />

Los personajes de José de la Cuadra, de Gallegos Lara, de Miguel<br />

Donoso, de Alicia Yánez, de Jorge Velasco, de Abdón Ubidia, de<br />

Carolina Andrade, de Martínez Queirolo, de Enrique Adoum,<br />

paradigmas referenciales en nuestra literatura, ¿no son los<br />

personajes que protagonizan el drama diario que las noticias<br />

reproducen?<br />

El comentarista, el crítico, el editorialista tiene tan poca información<br />

sobre lo nuestro que son incapaces de establecer relaciones con<br />

nuestra producción cultural. Es más fácil un link internacional en<br />

Internet que un link local en nuestros cerebros.<br />

¿Por qué no somos capaces de asociar la figura de una vedette de<br />

moda con la voluptuosidad de las curvas de una escultura de Cauja?<br />

¿Por qué el allanamiento policial a un depósito de chatarra no nos<br />

lleva a decir que todo lo que hay allí sería el paraíso para Velasteguí?<br />

¿O que el drama tras el suicidio sería tema para un cuento de José de<br />

la Cuadra?<br />

Conocemos tan poco de nosotros que no somos capaces de asociar la<br />

producción intelectual con la vida cotidiana. Indigna pensar que no<br />

comprendemos la importancia social de esos cruces.<br />

Los nombres nuestros no surgen con la facilidad con que<br />

recordamos los de afuera. Los nuestros son más difíciles porque<br />

se los menciona el día de un evento en el que son protagonistas<br />

y luego el día de su fallecimiento cuando se habla de lo<br />

importante que ha sido para nosotros. QEPD. Nunca más. ―Ha<br />

fallecido en nuestra ciudad Fulano de Tal, quien en vida fuera<br />

destacado tal cosa. Sus restos son velados en tal lado. Paz en<br />

su tumba‖. And never more. No permanecen presentes en<br />

nuestras vidas. Finish. Kaput. Adieu. En el mejor de los casos<br />

dentro de un año, dos o tres amigos le harán un homenaje.<br />

Pero en el intertanto ningún escritor ni periodista habrá<br />

encontrado motivos para mencionarlo ni para hacer una<br />

referencia a lo que ha hecho en su vida.<br />

HABLAR Y DECIR<br />

Habrá que diferenciar al que habla del que dice. No detenerse en<br />

quienes nos llenan de palabras y no nos dicen nada que ayude a que


164<br />

nos encontremos. Las palabras unen a los habladores, los sentificados<br />

a los que dicen. Remitirnos a los sentidos del decir es una manera de<br />

hacer.<br />

Después de todo, de eso se trata este libro. De ver qué se puede<br />

hacer desde el ejercicio del periodismo para poner en juego a lo<br />

nuestro y mantenerlo vivo, para usarlo luego en cualquier momento<br />

que lo amerite: pasar de la construcción de los conceptos a los<br />

referentes compartidos, y con éstos a la función social de los medios<br />

de comunicación.<br />

Esta es también tarea de la docencia en todos los niveles.<br />

Quienes gozan de popularidad por su presencia transitoria en los<br />

medios están destinados al olvido, porque no se asientan sobre el<br />

soporte de una obra, de un hacer o un decir que trasciende al tiempo.<br />

No hay una crítica que los sostenga.<br />

De ahí la función de las artes en la sociedad.<br />

La obra artística permanece en el tiempo y constituye la evidencia de<br />

un momento histórico. Saber ver en ella el pensamiento, los<br />

intereses, los procesos y aún las contradicciones de la sociedad es<br />

mérito del crítico y el historiador.<br />

Por ejemplo, nadie se ha detenido a escribir cómo procesaron los<br />

diferentes países americanos la influencia de las artes o de la cultura<br />

europea. Pensar lo nuestro no como subordinado o simple imitación,<br />

sino como engendrado y concebido como expresión del nosotros<br />

contradictorio.<br />

Saber vernos y si es del caso, reír.<br />

―Y veo a un Miguel Donoso que todavía jode a la vida como<br />

cuando dice que la mejor entrevista que ha dado se la hizo<br />

Roberto Bonafont: él habló todo el tiempo, yo no dije ni pío.<br />

¡Una maravilla!‖ 86<br />

Sin embargo es rescatable que un periodista deportivo haya<br />

considerado oportuno hacer una entrevista a un escritor de la talla de<br />

Donoso.<br />

Nuestras escuelas de periodismo deben reforzar los conocimientos<br />

sobre arte y literatura nacionales y su entretejido con las<br />

manifestaciones de la vida cotidiana, porque cuando todo haya<br />

86 Freddy Solórzano, en la presentación del libro "En encanto del adiós" de David Sosa Delgado.


165<br />

desaparecido, sólo las obras que nos hablan de nosotros hoy, serán el<br />

testimonio de lo que fuimos.<br />

TERCERA APOLOGIA<br />

DE LA HISTORIA DEL PRÓJIMO<br />

Después de todo, hablamos y escribimos en castellano.<br />

Pero no debemos sorprendernos porque esta es la confrontación de la<br />

cultura de élite y la cultura popular, un problema que se trae desde la<br />

colonia y que se mantiene latente en el período independentista.<br />

San Martín y Bolívar, ―libertadores de América‖ fueron la expresión de<br />

esa dicotomía. Un contemporáneo de ellos, Vicuña Mackenna,<br />

observa agudamente:<br />

(Para Bolívar) ―la América fue un tapete de una partida jugada<br />

a muerte y con locas paradas de suerte y de azar, en que<br />

arrojaba su vida, su fortuna y su gloria en cada vuelta de los<br />

dados. San Martín fue un paciente jugador de ajedrez,<br />

tranquilo, pensador, consciente de que, en la partida en que se<br />

había empeñado, se jugaba la suerte de cuatro naciones,<br />

confiadas a su cabeza‖. 87<br />

No deja de ser interesante la confrontación entre el criollismo de<br />

Bolívar y el europeísmo de San Martín según la interpretación de<br />

Encina:<br />

―Hay en la personalidad de San Martín un rasgo que, en cierto<br />

sentido, preformaba su actuación: su ultraeuropeísmo‖.<br />

Y agrega más adelante:<br />

… ―por una ironía del destino, este general, que debía<br />

capitanear criollos hispanoamericanos contra España, por<br />

temperamento, carácter y educación, simboliza la antítesis del<br />

criollo. Entre su genio realista, observador, reflexivo, tenaz,<br />

metódico, esclavo de la regularidad y del orden, y del genio<br />

87 Bemjamín Vicuña Mackenna (1831-1886), citado por Francisco A. Encina, Historia de Chile, Ed.<br />

Nascimento, Santiago, 1953


166<br />

criollo, ligero, iluso, imprevisor, voluble, rebelde a toda<br />

disciplina, mediaban abismos‖. 88<br />

Y termina refiriéndose a San Martín en los siguientes términos: ―un<br />

europeo que no ama a los criollos ni es amado por ellos‖.<br />

Es la diferencia de culturas lo que los separa; pero por sobre ello, el<br />

deseo de independizar a América los une.<br />

Más allá de si la interpretación se ajusta a la realidad histórica, lo<br />

interesante es observar que quien escribe prefigura la presencia de<br />

estas dos corrientes culturales.<br />

A la luz de la historia, podríamos agregar una reflexión bíblica y decir<br />

que los caminos del Señor son inescrutables.<br />

Entonces no debemos asustarnos porque las cosas no estén muy<br />

claras.<br />

(El gusto elitista) ―tiene su correlato en una geopolítica de<br />

conocimiento que privilegia y valora el conocimiento occidental<br />

metropolitano eurocéntrico, ese «universal universalizante»<br />

(Wallerstein) legitimado por una colonialidad del poder, a la par<br />

que rechaza o subvalora a aquel conocimiento que no<br />

corresponde a sus parámetros epistemológicos y que tiene<br />

formas de saber y conocer con distintas lógicas y dinámicas<br />

culturales estructuradas por el cruce de lo tradicional y lo<br />

moderno, lo histórico y lo nuevo, lo masivo y lo popular; a<br />

aquel conocimiento muy imbricado con la cotidianidad y los<br />

usos concretos e inmediatos que de él pueden darse.‖ 89<br />

Así se expresa Fernando Checa en una publicación que desde su título<br />

parecía llevarnos a la estigmatización de ―lo popular‖, pero que deriva<br />

en una reflexión crítica en busca de explicaciones que conduzcan al<br />

encuentro del difícil equilibrio entre lo popular y lo elitista.<br />

Desde este punto de vista, las escuelas de periodismo deben ser<br />

conscientes de la importancia de la historia en la formación de<br />

quienes tienen que informar y comentar el presente.<br />

Puede pensarse el país dividido en dos castas: los que detentan el<br />

poder y los que viven sometidos al amparo de sus dictámenes. Tal<br />

88 Francisco A. Encina. op. cit.<br />

89 Fernando Checa Montúfar. El Extra: las marcas de la infamia; aproximaciones de la prensa<br />

sensacionalista.Universidad Andina Simón Bolívar; Corporación Editora Nacional;<br />

Abya-Yala: Ecuador.2003


167<br />

vez todos los sistemas, precisamente por ser sistemas, funcionen de<br />

la misma manera. Sin embargo, desde el momento que se crea el<br />

Estado, se establece un proyecto de participación democrática, se<br />

fijan límites geográficos y se enarbola una bandera, todos, más allá<br />

de las diferencias particulares, estamos embarcados en un destino<br />

compartido.<br />

No de otra forma procedieron los ―padres de la patria‖ cuando para<br />

lograr la necesaria unidad de las fuerzas independentistas crean los<br />

símbolos patrios: la bandera es el referente compartido por quienes<br />

aspiran a la independencia; trasciende lo interpersonal y adquiere la<br />

dimensión de lo social.<br />

Desde el Estado democrático sólo cabe pensar un pueblo integrado y<br />

convergente. Por el contrario, los constructores del poder autoritario<br />

fueron quienes han dividido a sus pueblos hasta llevarlos a<br />

confrontaciones que la historia aún no ha terminado de juzgar.<br />

TAMBIEN EN EL DEPORTE<br />

Hablemos de fútbol, por ejemplo. Se ha hecho de fútbol sinónimo de<br />

deporte, lo cual es una falacia. Todos los días, mañana, tarde y<br />

noche, hay jóvenes que hacen esfuerzos y se ejercitan con disciplina<br />

para tratar de realizar el mejor deporte posible.<br />

Es un crimen de lesa patria limitar la información deportiva a lo que<br />

es el fútbol, porque invisibiliza y desalienta a los jóvenes que día a<br />

día entrenan en busca de la perfección en atletismo, natación,<br />

halterismo, paracaidismo, tiro con arco, básquetbol, box, artes<br />

marciales, ajedrez, vóleibol, patinaje y automovilismo y karate y<br />

equitación y ciclismo y salto y tenis…<br />

Sería increíble escuchar a un comentarista deportivo decir algo así:<br />

- Mi hijo nació en el 2003, el año que le dieron el Premio Espejo a<br />

Jorge Marcos.<br />

¿No sería maravilloso? Estaríamos en otro mundo: el mundo de los<br />

referentes compartidos en el que la gente se encuentra con la gente.<br />

Porque significa que al periodista no le son ajenas otras<br />

manifestaciones de la vida ciudadana.<br />

Eso es lo que falta: periodistas que aprendan a unir los datos de la<br />

historia.<br />

- La muestra de arte auspiciada por la embajada de España se<br />

inauguró en 1994, el mismo día que Ecuador le ganó por


168<br />

primera vez un partido a Argentina. La gente no hablaba más<br />

que de fútbol…<br />

No son palabras huecas; serían palabras que acercan a la gente.<br />

El periodista no debería detenerse en quienes dicen palabras huecas,<br />

sino buscar a quienes hacen, con esfuerzo y perseverancia, mal o<br />

bien.<br />

No se respeta el trabajo. Tan es así que todo cuanto se hace nos<br />

remite al discurso final, pero no al proceso de construcción. Si no se<br />

aprende a ver la realidad a través de la óptica del tiempo, se<br />

convierte en referente al hablador que ―pone el broche de oro‖, pero<br />

no al hacedor de la historia que construye la actualidad. Que no sean<br />

los habladores de cosas quienes queden en la memoria de la gente,<br />

sino quienes las hacen con sus manos.<br />

Con perdón de Descartes, yo me atrevería a decir: ―hago, luego soy‖.<br />

Y eso es lo que se nos está robando. No se nos deja ser. O no se<br />

alienta que podamos ser.<br />

―El seguimiento es parte de nuestra responsabilidad social como<br />

periodistas, porque si el trabajo informativo está bien realizado<br />

generará más noticias, se unirán más periodistas y medios<br />

(incluso de la competencia), producirá debates, foros y espacios<br />

de opinión. Finalmente, la sociedad se apropiará del tema.‖ 90<br />

La gente necesita referentes a los que remitirse en los encuentros con<br />

el otro. Si no ¿de qué se habla?<br />

Esos referentes se los da la prensa, los medios de información. Y<br />

cuando estos medios se alimentan en la historia, en el rico<br />

anecdotario que la vida nos legó, lo que nos cuentan adquiere más<br />

profundidad porque toca referentes latentes en la audiencia y los<br />

lectores, a la espera de que alguien los rescate.<br />

En su lugar los medios nos presentan a la aristocracia del poder,<br />

reyes, reinas, princesitas y príncipes recién paridos, con sus<br />

disfraces, junto con los promovidos personajes de la farándula,<br />

héroes del cine, los deportes y las estafas, personajes que han<br />

saltado a la primera plana de la información, todos juntos y<br />

revueltos, como una manera de justificarse ante los poderosos, que<br />

no son ellos. Aceptan ese paralelismo como pantalla de protección.<br />

90 Buitrón y Astudillo. Periodismo por dentro. Ciespal, Quito, 2005.


169<br />

Eso de que ―saltan a la primera plana de la información‖ es un<br />

eufemismo, porque se podría creer que ―saltan‖ espontáneamente<br />

como chispas en una fogata. Sin embargo no es así. Hay alguien<br />

-propietario, director, editor- que elige y dispone lo que salta y se<br />

exalta en las primeras planas.<br />

EL LUNFARDO<br />

―¡Siglo veinte, cambalache<br />

problemático y febril!...<br />

El que no llora no mama<br />

y el que no afana es un gil!‖ 91<br />

En el año 1944 el gobierno argentino prohibió la propagación radial<br />

de tangos que no respetasen la calidad del idioma o las buenas<br />

costumbres. En esta campaña de censura caían todas las expresiones<br />

del lunfardo, la jerga popular que había alcanzado gran difusión en<br />

esa época. Las protestas pronto se hicieron sentir hasta que se<br />

concluyó que el castellano y el lunfardo "van a tener que convivir".<br />

Esta jerga, que comienza a desarrollarse a finales del siglo XIX,<br />

cuenta en la actualidad con cerca de seis mil palabras. A través de la<br />

literatura, la poesía y el tango, está profundamente identificada con<br />

la gente de Buenos Aires y otras ciudades, lo cual le confiere carta de<br />

ciudadanía.<br />

No se trata de ser chauvinista, (obsérvese que, a falta de un<br />

referente nacional, fluye el término de origen francés) 92 , sino de<br />

otorgar un espacio relativo a lo propio, un espacio que se ha ganado<br />

con el trabajo y la obra de muchos a quienes mantenemos<br />

invisibilizados.<br />

Pensemos que el extremado patriotismo de Chauvin, popularizado en<br />

Francia por un vodevil de 1830, dio origen a la palabra chauvinismo<br />

con el sentido que hoy acoge el diccionario. Corrijo: el Diccionario de<br />

la Real Academia de la Lengua Española, edición 2001 ha<br />

españolizado el término y lo registra como chovinismo.<br />

Pero si por un lado da lugar al galicismo, por otro niega espacio a<br />

―amorfino‖, tan significativo para Ecuador.<br />

¿No hay entre nosotros ningún chovinista que pueda remplazar a<br />

Chauvin en nuestro medio y en nuestro léxico?<br />

91 Fragmento de Cambalache, tango de Enrique Santos Discépolo (1901-1951).<br />

92 Nicolas Chauvin fue soldado de Napoleón y epónimo de actitudes ultranacionalistas.


170<br />

No cabe duda que engendrar términos propios es uno de los caminos<br />

que hay que recorrer para que nos reconozcamos.<br />

LA NOVELA<br />

En la contraportada de ―El nuevo periodismo‖ 93 , el comentarista<br />

resume la idea central de los primeros capítulos del libro cuando dice<br />

que el autor:<br />

―realiza un provocativo análisis de un fenómeno surgido hacia la<br />

mitad de la década de los sesenta que convulsionó el panorama<br />

literario norteamericano: la aparición del llamado Nuevo<br />

Periodismo que según Wolfe arrebata el cetro a la esterilizada y<br />

agonizante Novela y se convierte en el género literario más rico<br />

de la época.‖<br />

Ton Wolfe dice que, desde los años setenta, la novela ha ido<br />

perdiendo terreno avasallada por un nuevo periodismo, que satisface<br />

las necesidades de un público ávido de relatos y tramas que lo<br />

distraigan.<br />

La historia del rey que hace alarde de su potencia matando a un<br />

elefante frente a su favorita, o la princesa que muere en una carrera<br />

de telenovela, o el actor se suicida en el éxtasis del<br />

estrangulamiento, o la otra muere por una sobredosis, o el otro que<br />

explica cómo entró y salió de las drogas y la otra que se reserva los<br />

derechos de televisión para su quinta boda… Todo consumido con<br />

avidez por los lectores y las audiencias a quienes la amplia difusión<br />

que gira en torno a esta información se les impone como los<br />

referentes a compartir.<br />

No basta decir que el poder está en manos de un sistema espurio,<br />

que quiere mantener a las masas sometidas y embrutecidas para que<br />

no piensen. Esa no es toda la explicación.<br />

La gente necesita y promueve esos modelos en los que sentirse<br />

alienada. Necesita de la ficción que emana de todas esas historias<br />

para hacer la catarsis de sus personales frustraciones.<br />

De la misma manera que el lector ―culto‖ lee una novela, un cuento o<br />

una poesía y se traslada a un mundo que no es el propio, la<br />

información periodística lleva implícita una información que conduce a<br />

la catarsis.<br />

93 Tom Wolfe, Op. cit.


171<br />

Desde la antigua Grecia la catarsis ha sido tenida como un rito de<br />

purificación, esto es poner en orden los pensamientos o sentimientos<br />

cuando la complejidad del proceso no nos permite ver la situación con<br />

claridad. Es una condición de ser humano tener esa necesidad y es la<br />

palabra lo que hace posible la respuesta.<br />

Los hechos son holísticos, multidireccionales; al remplazarlos con la<br />

linealidad de la palabra se transforman en un camino que podemos<br />

corregir a medida que lo transitamos. La audiencia se apropia del<br />

relato confundiéndolo con el hecho.<br />

¿De qué hablaba la gente antes del advenimiento de los medios de<br />

comunicación?<br />

Esta, que es una pregunta muy lógica, solamente por el tiempo<br />

verbal (pasado imperfecto) en que se conjuga el verbo hablar nos<br />

ubica en un mundo que no es enteramente el nuestro, porque entre<br />

nosotros la pregunta debería ser ¿De qué habla la gente cuando los<br />

medios de comunicación todavía no los subyugan?<br />

Porque entre nosotros hay un presente que otras sociedades ya no<br />

tienen. Me refiero a grupos humanos que viven al margen de la<br />

sociedad, de la economía y de la educación formal.<br />

¿O no será que el mismo poder es aquello que endilga a sus<br />

subordinados?<br />

―Dadme un balcón en cada pueblo y yo seré presidente‖, decía José<br />

M. Velasco Ibarra. 94 Mito o verdad, es un referente a partir del cual se<br />

puede hacer una larga especulación sobre el funcionamiento de la<br />

democracia.<br />

Desde la coronación de los reyes, pasando por el mundial de fútbol y<br />

el concierto…<br />

―…ninguno de nosotros es capaz de percibir la realidad en toda<br />

su complejidad. Nuestros filtros se encargan de filtrarla y<br />

hacerla manejable, de acuerdo con ciertas claves, cuyo<br />

significado reside en nosotros mismos generalmente. No vemos<br />

a las personas como realmente son, sino a través de su<br />

significado hacia nosotros. Expresado de otro modo, vemos lo<br />

que queremos o necesitamos ver para defendernos o conseguir<br />

nuestros propósitos. La actuación de nuestros filtros es, por<br />

tanto, indudable. Se hace necesaria, sin embargo, una ulterior<br />

94 José María Velasco Ibarra (1893-1979). Por cinco veces presidente electo de Ecuador.


172<br />

concreción, que clarifique su modo ordinario de<br />

funcionamiento.‖ 95<br />

El problema se produce cuando nuestros filtros son demasiado densos<br />

y no dejan pasar la luz.<br />

Hay que saber encontrar la verdad que está en quienes hacen en<br />

silencio y poco a poco.<br />

Buscar el contacto con nosotros más que con los otros es difícil pero<br />

no imposible.<br />

―La verdad por sí sola no hace un material digerible para los<br />

medios y el público. Y el espectáculo, con indiferencia por cuál<br />

sea la verdad, hace un periodismo deshonesto. Es obvio que<br />

hay muchos periodistas que se contentan con el espectáculo y,<br />

en el altar del espectáculo, hacen pactos con el diablo.‖ 96<br />

No se dirá que es grande quien en realidad es chico, ni chico quien<br />

merece ser reconocido como grande. Proceder así empequeñece al<br />

periodista profesional, porque entonces necesitará de otro tan<br />

pequeño como él que también mienta diciendo que él es grande.<br />

Nunca falta alguien así.<br />

Son grandes los que hacen, perseveran y se exponen a la opinión<br />

pública con su obra. Aunque los medios no los mencionen y se los<br />

oculte a la gente.<br />

Sin embargo, aunque se hable, aún falta la redundancia. Los medios<br />

asumen la obra como una moda transitoria que por alguna razón<br />

aleatoria merece el favor de hablar de ella. Pero pronto la abandonan.<br />

Los periodistas no se articulan ni establecen un acuerdo tácito de<br />

apoyo al que hace.<br />

Así nos encontramos con un Paul McCartney rodeado de<br />

superabundancia mediática hasta la extenuación, publicitado a nivel<br />

mundial hasta con el rumor de su falsa muerte.<br />

Deslumbrados por la parafernalia, nuestros periodistas se entregan a<br />

su carnaval con bombos y platillos, mientras que con los nuestros<br />

juegan al sordo, ciego y mudo.<br />

No se debería hablar de Stradivarius sin haber mencionado a<br />

Schuberth Ganchozo, ni hablar de Cervantes sin recordar a Jorge<br />

95<br />

Manuel Marroquín Pérez y Aurelio Villa Sánchez. La comunicación interpersonal. Ed. Mensajero.<br />

Bilbao. 1995.<br />

96 Jorge Halperín. La entrevista periodística, Aguilar, Buenos Aires. 2008


173<br />

Velasco, ni de Picasso olvidando a Tábara. Nuestro mundo es<br />

relativamente pequeño, pero es nuestro. Hay que saber darle su<br />

lugar.<br />

Mal, bien, poco, mucho, siempre tiene que existir un enlace entre<br />

aquello y esto. Porque si ellos han tenido la oportunidad de culminar<br />

etapas significativas en la producción de lo que son, nosotros<br />

estamos gestando la síntesis de lo que somos, de la mezcla, de la<br />

hibridación diría García Canclini.<br />

Bendito sea el crítico capaz de escribir hoy sobre nosotros, lo<br />

que muchos sabrán ver solamente dentro de cien años.<br />

Quien ejerce la crítica en cualquier ámbito debe saber ver desde<br />

el futuro.<br />

Un lenguado frito por Doña Juanita en la playa de Ayangue, no tiene<br />

qué envidiar al más sofisticado plato de Manfred Kraut en el Hilton<br />

Colon de Guayaquil. Todo depende de las circunstancias. Y la<br />

memoria.<br />

Podríamos señalar muchas diferencias, pero la principal es que<br />

Manfred Kraut es uno, prepara distintos platos gourmet y se lo cita en<br />

los medios con relativa frecuencia, mientras que Doñas Juanitas hay<br />

muchas, siempre preparan los mismos platos y solamente están<br />

presentes en los recuerdos de quienes tuvieron la suerte de<br />

conocerlas.<br />

Los referentes no deben ser necesariamente positivos. Esto me<br />

recuerda la célebre anécdota de Randolph Hearst, el magnate de la<br />

prensa norteamericana, que se ha constituido en un referente de lo<br />

que es mala información y buen negocio periodístico:<br />

En 1897, durante la guerra de independencia de Cuba contra<br />

España, el dibujante del Journal, Frederic Remington, tras<br />

varios días de estancia en La Habana telegrafió a su jefe<br />

diciéndole: "Todo está en calma. No hay problemas. No habrá<br />

guerra". A lo que Hearst respondió: "Usted suminístreme las<br />

ilustraciones, que yo le suministraré la guerra".<br />

Meses después explotó en el puerto de La Habana el acorazado<br />

norteamericano Maine. Los medios del imperio Hearst señalaron a España<br />

cómo culpable de sabotaje e impulsaron a Estados Unidos a participar en la<br />

guerra contra los españoles.<br />

―Si no pasa nada, tendremos que hacer algo para remediarlo:<br />

inventar la realidad", es una frase adjudicada a Hearst.<br />

A Hearst le gustaban las guerras porque vendía más periódicos.


174<br />

Y esto me recuerda a Eduardo Galeano cuando dice algo así como<br />

que ―quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos<br />

no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros<br />

no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen...‖<br />

De lo que hay que ocuparse es de lo que la prensa calla o minimiza o<br />

publica como marginal… o como caridad. Se debería entender que no<br />

son favores.<br />

A veces por desidia, otras por comodidad y la mayoría de las veces<br />

por negligencia institucional, no se informa sobre lo mucho que se<br />

hace en la ciudad.<br />

Álex Grijelmo asegura que la principal manipulación informativa está<br />

en el silencio, en lo que no se dice.<br />

―Los hechos relevantes no se pueden hurtar al receptor, porque<br />

convierten una información verdadera en una información inveraz.<br />

Y los irrelevantes no se deben relatar, porque de ese modo se<br />

convierten en relevantes sin serlo‖ 97 .<br />

Robarle información a la gente es como mentir. La idea dominante<br />

sobre lo que somos es que aquí la gente se dedica únicamente a la<br />

política, farándula, delincuencia y fútbol.<br />

CUARTA APOLOGIA<br />

DE LA METÁFORA NUESTRA<br />

El argumento (si se lo puede llamar así) reiteradamente expuesto de<br />

que la prensa informa sobre lo que la gente quiere, es una falacia que<br />

puede llevar a vender cocaína en las escuelas. Basta con acostumbrar<br />

a la gente a que disfrute lo que se le ofrece evitando que reflexionen<br />

sobre el tema.<br />

Los periodistas y quienes escriben en general para cualquier medio y<br />

en cualquier género, son jueces porque eligen el tratamiento que<br />

darán al tema. El asunto podrá establecerlo el editor o el director,<br />

pero la manera de hacerlo público, es privativa de quien lo presenta.<br />

Porque es él (o ella) quien, en última instancia, elegirá las relaciones<br />

que habrán de manejar entre lo actual y los referentes que atesora<br />

97 Álex Grijelmo. Ib. Id.


175<br />

en su memoria. Entre el hoy y lo poco o mucho que conoce y ha<br />

vivido.<br />

Tampoco hace falta ser una enciclopedia, aunque esto ayude. Muchas<br />

veces una historia personal provoca reflexiones que el enciclopedismo<br />

no alcanza. Tener la capacidad de ver y valorar un hecho pequeño y<br />

descubrir en él las virtudes que lo hacen grande, es lo que hace a un<br />

periodista de verdad.<br />

No basta tener la debida ética profesional y ser un buen empleado.<br />

No se concibe un periodista sin vivencias, sin opiniones, sin sentidos<br />

y por lo tanto sin una ética de vida.<br />

Sin embargo siempre se corre el riesgo de que en la búsqueda de<br />

protagonismo se aleje de la objetividad. Buscar el estilo por el simple<br />

impacto sobre la audiencia es impuro. No es fácil porque si el<br />

periodista trabaja en la búsqueda de referentes que sean<br />

compartidos, deberá encontrar aquellos que sean emblemáticos de<br />

alguna causa.<br />

Sin embargo, desde nuestro punto de vista, no se trata de inventar<br />

algo nuevo que no sirva para el encuentro. En este juego del decir y<br />

el hacer, los periodistas deportivos en cuanto a fútbol se refiere, han<br />

dado pruebas de envidiable capacidad para manejar las noticias con<br />

empatía hacia la audiencia.<br />

El principal bien del periodista es la palabra, y su riqueza es saber<br />

usarla con reiterada lucidez en los procesos y los trabajos.<br />

En el terreno interpersonal la comunicación es una necesidad que<br />

apunta a la asociación y convivencia de los individuos: encontrar en<br />

―el otro‖ referentes que compartimos, implica encontrarse uno mismo<br />

en el otro. En cierta forma: ―el otro‖ también es yo.<br />

La tarea del periodista es tender puentes: entre el pasado y el<br />

presente, entre la cultura popular y la de élite, entre el decir y el<br />

hacer, entre lo propio y lo ajeno. Tender puentes a través del manejo<br />

inteligente de la información, de la palabra.<br />

Esos puentes no se los construye explícitamente sino que están en los<br />

subtextos, en los entrelineados, en los sobreentendidos. Y muchas<br />

veces en el hipersentido de las palabras que se consolidan como<br />

referentes.<br />

Contribuir a la popularidad de los referentes que el periodista propone<br />

es importante porque impulsa el hacer, estimula el hacer, por la<br />

posibilidad del reconocimiento social que implica saberse presente en<br />

los medios informativos.


176<br />

La popularidad de muchos personajes de actualidad constituye un<br />

referente para muchas personas, sin embargo como está construida<br />

en lo perentorio, tiene pocas posibilidades de permanecer.<br />

Cuando le pregunté a mi hijo, con quien estábamos revisando<br />

algunos discos de música popular, si tenía algo de Frankie Laine, me<br />

respondió<br />

- ¿Y eso, qué es?<br />

Frankie Laine fue un cantante de recia voz tan popular en su<br />

momento como Shakira o Michael Jackson hoy. ¿Qué será de éstos<br />

dentro de medio siglo?<br />

Un referente compartido debe construirse en lo que permanecerá más<br />

allá del tiempo. Porque si pensamos en el aporte que un referente<br />

debe hacer a la sociedad para consolidar la comunicación entre la<br />

gente, éste no puede ser coyuntural ni responder a una moda que en<br />

poco tiempo será desplazada por otra.<br />

Nuestra sociedad, a través de los medios, crea referentes que son<br />

renovados permanentemente. Sin embargo, son tan volátiles que<br />

cuando desaparecen de los medios desaparecen de la referencialidad.<br />

Si logran dejar su huella a través de años y avatares, entonces<br />

constituirán un referente compartido.<br />

La comunicación horizontal los hace trascendentes y les da<br />

permanencia. Por eso no debe extrañarnos que los referentes<br />

compartidos tengan su origen en los espacios de la cultura popular.<br />

La función del periodista es suministrar referentes, afirmarlos y<br />

fortalecerlos. Popularizarlos. Por eso la función del periodista radica<br />

en ser intermediario en estos procesos de integración social, porque<br />

un referente compartido debe servir de nexo a la gente de todos los<br />

niveles sociales.<br />

Quienes tienen la palabra deben hacerlo.<br />

De los referentes no se habla, sólo se los debe mencionar. Los<br />

referentes son la metáfora que nos permite entender aquello de lo<br />

que hablamos sin necesidad de explicación.<br />

La palabra abierta, la de los periodistas (no la de los eruditos), será la<br />

que puede impulsar un cambio. La palabra de los periódicos, no la de<br />

los libros. La palabra de los hechos cotidianos, no la del monopolio de<br />

la cultura de la élite.


177<br />

Todo parece orientado a aumentar la información pero no a la<br />

aplicación de la información en haceres concretos. (La palabra<br />

―hechos‖ parece que no va aquí, porque alude a un proceso<br />

terminado; ―haceres‖ implica la participación de un actor necesario<br />

para su culminación). Un hecho es un objeto terminado, un hacer es<br />

un objeto construido. Un hecho es el juguete made in Hong Kong que<br />

compramos en la tienda, un hacido es el barquito de papel que<br />

hemos plegado. Un hecho es el programa de computación que<br />

introducimos en nuestro procesador, un hacido es todo lo que<br />

producimos mediante su uso.<br />

Los haceres ponen el acento en el proceso.<br />

Lo que para unos es hecho para otros es ―hacido‖.<br />

LAS FIGURAS RETÓRICAS<br />

Tradicionalmente a los tropos y a las figuras retóricas se los tiene<br />

―como una formas de enriquecer el lenguaje‖.<br />

La Academia ha dedicado a lo largo de la historia cuidadosos estudios<br />

y ha llegado a establecer al respecto extensas clasificaciones sobre<br />

las distintas maneras y recursos posibles para su aplicación en la<br />

oratoria.<br />

Sin ser exhaustiva, la siguiente lista da una idea de la diversidad de<br />

formulaciones que tienen: alegoría, aliteración, anáfora, antítesis,<br />

comparación, elipsis, epíteto, eufemismo, hipérbaton, hipérbole,<br />

ironía, metáfora, metonimia, onomatopeya, paradoja, paralelismo,<br />

personificación, polisíndeton, prosopografía, prosopopeya, retrato,<br />

símil, sinécdoque, sinestesia…<br />

Siempre se los ha asumido como un constituyente principal en el<br />

ornatus retórico, el cual es a su vez cualidad de la elocutio.<br />

Dicho en otras palabras, se ha tenido a las figuras retóricas como un<br />

recurso para adornar los discursos.<br />

Sin embargo, esto de adornar no se refiere exclusivamente al uso de<br />

un lenguaje florido, sino a la posibilidad de reforzar o destacar<br />

conceptos e ideas. Algo así sucede cuando decimos que ―le cayó la<br />

DGI‖; se sobreentiende que llegó sorpresivamente algún inspector de<br />

la Dirección General Impositiva.<br />

La sinécdoque es un tropo que consiste en designar un todo con el<br />

nombre de una de sus partes, o viceversa. Por ejemplo decir que


178<br />

―tiene tres bocas que alimentar‖, se sobreentiende que hace<br />

referencia a tres personas.<br />

El uso de la sinécdoque en la imagen cinematográfica es hoy tan<br />

común que no tenemos conciencia de ella. No sucedió así a quienes<br />

asistían al cine a comienzos del siglo XX porque, acostumbrados a los<br />

espectáculos teatrales en los que los personajes se muestran de<br />

cuerpo entero en el escenario, se desconcertaban frente a los<br />

primeros planos que les ofrecía el cine: ver en la pantalla un primer<br />

plano del rostro de un personaje era inaudito, porque mostrarlo sin el<br />

cuerpo era como si le hubiesen cortado la cabeza. El espectador se<br />

sentía desorientado.<br />

Mucha agua corrió bajo los puentes (para utilizar una metáfora) y hoy<br />

vemos los primeros planos sin el menor destello de asombro.<br />

Solamente con la evolución del lenguaje cinematográfico y el<br />

aprendizaje que fue haciendo el público, se hizo aceptable esta forma<br />

de sinécdoque en la que mostrando una parte se alude a un todo.<br />

Entender la metáfora en la vida de una sociedad es parte importante<br />

en la construcción de una identidad. 98<br />

1- Puede haber un juego de referentes compartidos y su<br />

desplazamiento entre los personajes que actúan en el chiste.<br />

2- De la misma manera puede haber un juego similar entre la<br />

situación de la historia y el lector (perceptor)<br />

3- Y de hecho la hay entre el escritor, autor o relator (emisor) y el<br />

lector (perceptor).<br />

4- Pero en todo este proceso la metáfora adquiere singular valor.<br />

Esta última es la que en nuestra propuesta se debería alcanzar.<br />

Me voy a permitir refrescar la memoria porque creo significativo<br />

entender la metáfora y su relación con los referentes compartidos. 99<br />

La metáfora es una figura retórica que consiste en denominar, describir o<br />

calificar algo a través de su semejanza o analogía con otra cosa.<br />

La metáfora se diferencia de la comparación (que también asocia dos términos<br />

en función de su semejanza) porque en vez de relacionar dichos términos<br />

mediante verbos que indican semejanza («Tus ojos se parecen al mar») u<br />

oraciones comparativas («Tus ojos son como el mar»), los une mediante el<br />

verbo ser («Tus ojos son el mar») o convirtiendo uno de los términos en<br />

complemento del nombre («El mar de tus ojos») o aposición («Tus ojos, el<br />

98 Las diferencias entre metáfora y metonimia son irrelevantes para nuestro caso.<br />

99 Los ejemplos que siguen, que corresponden a la rutina didáctica, han sido transcriptos de internet sin<br />

mayores cambios.


179<br />

mar») del otro. Cuando el término real no aparece, se la denomina metáfora<br />

implícita («Los lagos de tu rostro»).<br />

A lo largo de la historia de la literatura, se observa una progresión en la<br />

semejanza, que en un primer momento se refiere a aspectos sensibles como la<br />

forma y el color, pero va volviéndose más abstracta, hasta alcanzar un caso<br />

límite (la imagen visionaria) en que lo único que resulta semejante entre el<br />

término real y el imaginario es la emoción que ambos suscitan en el poeta<br />

(«Lagos de alegría»).<br />

Los referentes no están dados por el significado de la palabra, sino<br />

por el sentido que se le otorga, lo cual da espacio a la metaforización.<br />

La vida cotidiana está plagada de metáforas que nos pasan<br />

desapercibidas.<br />

Si están hablando de los fideos del día, decir que Fulano se comió dos<br />

platos de ninguna manera será interpretado como que ha estado<br />

masticando loza.<br />

Otro ejemplo significativo es el que proponen Lakoff y Johnson<br />

cuando se refieren al tiempo. Se diría que cuando se abordan temas<br />

abstractos se impone como necesario objetivarlo mediante recursos<br />

metafóricos. 100<br />

EL TIEMPO ES DINERO<br />

- Me estás haciendo perder el tiempo.<br />

- Este artilugio te ahorrará horas.<br />

- No tengo tiempo para dedicártelo.<br />

- ¿En qué gastas el tiempo estos días?<br />

- Esa rueda deshinchada me ha costado una hora.<br />

- He invertido mucho tiempo en ella.<br />

- No dispongo de tiempo suficiente para eso.<br />

- Estás terminando con tu tiempo.<br />

- Tienes que calcular el tiempo.<br />

- Reserva algo de tiempo para el ping pong.<br />

- ¿Vale la pena gastar ese tiempo?<br />

- ¿Te sobra mucho tiempo?<br />

- Vive de tiempo prestado.<br />

- No utilizas tu tiempo con provecho.<br />

- Perdí mucho tiempo cuando caí enfermo.<br />

- Gracias por tu tiempo.<br />

Cada sociedad desarrolla sus propias metáforas en función de su<br />

tradición, su lengua y su cultura. No debe extrañarnos entonces que<br />

entre nosotros se hable del tiempo como se habla del dinero.<br />

Por todo eso uno no puede dejar de preguntarse cómo funcionará el<br />

tiempo y el dinero en quichua. ¿Habrá metáforas para el tiempo que<br />

100 George Lakoff y Mark Johnson . Metáforas de la vida cotidiana. Ed. Cátedra. Madrid.2001.


180<br />

estén, por ejemplo, más cerca del amor, o de la tierra, o del sol que<br />

del dinero?<br />

Lo que sigue son ejemplos usuales en los textos sobre la metáfora<br />

que muestran diversas formar de construcción y cómo las usa la<br />

gente en el lenguaje cotidiano. 101<br />

Causa por efecto:<br />

Carecer de pan (carecer de trabajo).<br />

Efecto por causa:<br />

Los niños son la alegría de la casa (causan felicidad).<br />

Continente por contenido:<br />

Tomar una copa (tomarse el contenido de una copa)<br />

Se comió dos platos (comerse el contenido de dos platos)<br />

Fumarse una pipa (fumarse el contenido de una pipa)<br />

Símbolo por cosa simbolizada:<br />

Juró lealtad a la bandera (jurar lealtad al país).<br />

Lugar por lo que en él se produce:<br />

Un Rioja (un vino de Rioja).<br />

Un Jerez (un vino de Jerez de la Frontera).<br />

Autor por obra:<br />

Un picasso (un cuadro de Picasso).<br />

Objeto poseído por poseedor:<br />

El primer violín de la orquesta (quien toca el principal violín).<br />

La parte por el todo:<br />

Una ciudad de diez mil almas (hace referencia a los habitantes de la ciudad,<br />

no implica una ciudad merodeada por espectros).<br />

No había ni un alma (ni una persona).<br />

El balón se introduce en la red (la portería).<br />

El todo por la parte:<br />

Lavar el coche (la carrocería).<br />

La materia por el objeto:<br />

Un lienzo (un cuadro).<br />

El nombre del objeto por el de otro contiguo a él:<br />

El cuello de la camisa.<br />

El instrumento por el artista:<br />

La mejor pluma de la literatura universal es Cervantes.<br />

Las metáforas no son tema exclusivo de intelectuales y poetas.<br />

―Carondelet se vistió de fiesta para celebrar la Navidad‖. 102<br />

Están en el diario vivir de la gente y generalmente se generan en los<br />

sectores populares, donde hay menos rigidez para el uso ortodoxo de<br />

la lengua.<br />

Por la misma razón, los cronistas deportivos encuentran formas de<br />

expresión que recrean el lenguaje referencial, estableciendo<br />

convenciones que la gente entiende.<br />

101 En este caso los ejemplos están entresacados de una página española de internet.<br />

102 En el diario El Comercio de Quito y otras publicaciones. Diciembre 2013.


181<br />

―Se encendió el bombillo‖. Las crónicas del fútbol tienen sus<br />

metáforas consagradas. Entre nosotros las entendemos: Triunfo<br />

de EMELEC. 103<br />

―Los chullas se impusieron a los toreros‖: Sociedad Deportivo<br />

Quito venció a Barcelona Sporting Club. Los titulares hablan<br />

para un público que comparte los mismos referentes. Que se<br />

entiende.<br />

Como el tango, el vals o el jazz, también las metáforas vienen de la<br />

marginalidad y se apoderan de la identidad de una sociedad si<br />

encuentran quien las acoja.<br />

"Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches<br />

se ha mezclao la vida,<br />

y herida por un sable sin remaches,<br />

ves llorar la Biblia junto a un calefón...". 104<br />

―La Biblia junto al calefón‖, la mezcla irreverente de lo espiritual y lo<br />

prosaico en una imagen surrealista que ha sido recogida en obras<br />

posteriores.<br />

Aunque la colonialidad ha impuesto referentes de dimensión<br />

―universal‖, los países por su parte van desarrollando los propios<br />

siempre que la creatividad y las circunstancias lo hacen posible.<br />

―Gringa loca‖ y ―Todos los cholos‖ que cantan Héctor Napolitano o<br />

Hugo Idrovo, marcaron momentos de auge en el sentido de lo propio<br />

que estimularon el encuentro de públicos diversos. Cuando dice, por<br />

ejemplo, ―me tiraste encima los de inmigración‖, se trata de una<br />

expresión que toda Latinoamérica entiende, porque evidencia el<br />

poder y la subordinación de sentirse sometido como ciudadano de<br />

segunda.<br />

Las palabras tienen vida más allá de sus definiciones.<br />

Por ejemplo: ―borracho‖. Su significado está dado por el diccionario:<br />

embriagado por la bebida. Pero la falta de equilibrio, la confusión, la<br />

agresividad, la estupidez, la torpeza propias de un borracho están<br />

dadas en su hipersentido, que está instaurado por los atributos que<br />

son parte constitutiva de la borrachera.<br />

El hipersentido abre las puertas a la metáfora. Por eso podemos decir<br />

―borracho de amor‖ o ―borracho de ira‖, por ejemplo.<br />

103 El Club Sport EMELEC, fundado en 1929 por gente vinculada a la Empresa Eléctrica del Ecuador,<br />

que le dio su nombre.<br />

104 Fragmento de Cambalache, tango de Enrique Santos Discépolo (1901-1951).


182<br />

La metáfora es el más alto grado de operatividad de los referentes<br />

compartidos.<br />

- Me voy a la panadería. Regreso a eso de las nueve.<br />

Entre nosotros, pana es la forma popular de partner (socio, socia, en<br />

inglés). El DRAE lo define como amigo, camarada, compinche, en<br />

ambos géneros. De ahí que la panadería pasa a ser la reunión de<br />

panas.<br />

De hecho, un grupo de mujeres de Guayaquil unidas en el compartido<br />

interés por la literatura, realiza reuniones periódicas convocando a la<br />

panadería.<br />

Esto da paso a otra reflexión que nos remite a la palabra ―gallada‖ y<br />

la relación de las palabras con la ciudad donde adquieren vida. Usada<br />

entre nosotros para referirse al grupo de amigos que se reúne en<br />

alguna esquina de barrio para contar sus andanzas, la palabra<br />

―gallada‖ casi ha caído en desuso como consecuencia del cambio de<br />

hábitos generado por las transformaciones urbanas.<br />

Recientemente me he encontrado con una expresión que,<br />

seguramente, es de larga data:<br />

- Chau, me voy a la caleta.<br />

No es al bulín argentino, no es a mi casa, no es a dormir; es a la<br />

caleta, el lugar seguro, de reposo, tranquilo, protegido, expresado<br />

coherentemente con la ciudad-puerto próxima al mar.<br />

La expresión no ha sido recogida aún por el diccionario. Susana<br />

Cordero, en su Diccionario del uso correcto del español en el<br />

Ecuador 105 , dio lugar a amorfino cuando todavía el DRAE lo ignoraba.<br />

Pero para caleta todavía no ha llegado su turno.<br />

El referente compartido nos remite a la actitud de la gente sobre el<br />

destino del grupo social al que pertenecemos. La tarea del periodismo<br />

es alentar la imposición de referentes propios. La falta de ellos atenta<br />

contra la instalación de una identidad compartida.<br />

Se dirá que es ―misión imposible‖ 106 pero precisamente de eso se<br />

trata. Para eso se va a las universidades, para aprender a valorar lo<br />

propio sin que eso signifique ignorar lo ajeno.<br />

105 Susana Cordero de Espinosa. Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador. Ed. Planeta.<br />

Quito. 2004.<br />

106 Obsérvese que se utiliza una metáfora proveniente de la televisión.


183<br />

¿O no?<br />

―Los conceptos mediante los que vivimos:<br />

(La metáfora) ―impregna la vida cotidiana, no solamente el<br />

lenguaje, sino también el pensamiento y la acción. Nuestro<br />

sistema conceptual ordinario, en términos del cual pensamos y<br />

actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metafórica‖. 107<br />

La triangulación que nos remite al referente para comunicarnos, abre<br />

las puertas a la metáfora, que es parte de nuestra vida cotidiana. La<br />

metáfora está presente en todo lo que decimos. Hablamos en<br />

metáfora porque nuestras palabras no se limitan a las definiciones del<br />

diccionario, sino que su verdadero significado está fuera de ellas, en<br />

los referentes.<br />

El referente es la metáfora. Y la metáfora es el referente.<br />

107 George Lakoff y Mark Johnson . ib. id.


184


185<br />

13<br />

CONCLUSIÓN<br />

De las múltiples y variadas lecturas que he consultado sobre el<br />

trabajo periodístico, ninguna se plantea el tema de los referentes<br />

compartidos.<br />

Es fácilmente explicable: ―los demás‖ no tienen los mismos<br />

problemas que Guayaquil y otras muchas ciudades latinoamericanas.<br />

La tarea consiste en llevar el tema que nos interesa al plano de la<br />

racionalidad, estableciendo un enunciado que desarrolle una cadena<br />

lógica de relaciones causa/efecto para explicar el resultado.<br />

―Esa cesura expresa la separación radical del demos (pueblo o<br />

sociedad) con respecto al logos (razón). El conocimiento<br />

moderno es por definición antidemocrático. Es elitista. Es<br />

aristocrático. Ningún científico, ni filósofo, ni investigador, ni<br />

académico crea, piensa, reflexiona, propone o discute<br />

proposiciones, conceptos, hipótesis, categorías en función de su<br />

mayor o menor calidad democrática, es decir de su aceptación y<br />

validación social. Esa idea simplemente no pasa por su mente y<br />

no consta de ninguna manera en ningún programa de<br />

investigación público o privado. Cuando escribe, piensa, crea o<br />

recrea no está pensando en su sociedad sino en sus pares. El<br />

reconocimiento al que apela es al de sus pares. En ellos se<br />

reconoce como una sombra en el espejo. Cuando la sociedad no<br />

forma parte del horizonte de posibilidades del conocimiento<br />

moderno, éste es autárquico en referencia a su propia sociedad<br />

y autista en referencia a otras formas de saberes.‖ 108<br />

108 Pablo Dávalos. Apuntes sobre la colonialidad y decolonialidad del saber: A propósito de las reformas<br />

universitarias en el Ecuador. www.rebelion.org Abril 2013.


186<br />

Es muy simple. No es necesario pertenecer al grupo de los<br />

canonizados para hacerlo. No digo ignorarlos sino, simplemente,<br />

usarlos. Lo que requiere es voluntad, paciencia y perseverancia, lo<br />

que es lo mismo que decir curiosidad y vocación detectivesca para<br />

encontrar el cuerpo del delito y luego preguntarse cuáles son las<br />

piezas que explican las razones… O al revés: rastreando las piezas<br />

diversas podemos llegar cuerpo.<br />

Creo que Borges lo dijo (y si no fue él fue algún otro) que el género<br />

literario de nuestra época es el detectivesco. No el policial, tipo<br />

historias de acción norteamericanas, sino el detectivesco, de<br />

indagación y reflexión al estilo inglés, aunque mejor debería decir al<br />

estilo de ―Un hombre muerto a puntapiés‖ 109 .<br />

El planteamiento es coherente con el mundo de la racionalidad que se<br />

quiere imponer a las formas más emotivas de vida.<br />

Es un planteamiento que nos puede resultar un tanto extraño, porque<br />

las tramas detectivescas son más del ámbito europeo, cuna de la<br />

racionalidad, mientras que las nuestras son eminentemente<br />

emotivas, cuna de las telenovelas, como ―La Tigra‖ 110 .<br />

Esto podría explicar la adhesión irracional de nuestros teóricos a las<br />

propuestas del canon, que se repiten como ―palabra santa‖ o sobre<br />

las que se polemiza dentro del marco teórico que el mismo canon<br />

propone. Es decir, asumimos la racionalidad europea desde la<br />

afectividad latinoamericana. Pero raramente somos capaces de<br />

construir una racionalidad desde ―el nosotros‖, y cuando alguien lo<br />

hace se lo ignora.<br />

Dos maneras de ver las vida cuyo enfrentamiento nuestra sociedad<br />

vive cotidianamente.<br />

Ahora que hemos dicho todo lo dicho, tenemos (yo emisor y usted<br />

perceptor, paciente lector) una larga lista de nuevos conceptos,<br />

nuevas ideas, nuevos significados, nuevos sentidos en nuestra<br />

historia común, que no son más que nuevos referentes compartidos<br />

que pueden hacer que lo que voy a enunciar seguidamente llegue a<br />

ser comunicado.<br />

La risa ya no es tan sencilla como la pensamos en un primer<br />

momento, de la misma manera que la responsabilidad de los medios<br />

de comunicación para con la ciudadanía tampoco radica solamente en<br />

informar la verdad.<br />

109 Cuento de Pablo Palacio (1906/1947)<br />

110 Cuento de José de la Cuadra (1903/1941)


187<br />

Orientar sobre los referentes, fortalecerlos, afirmarlos y reafirmarlos<br />

es un problema de honestidad, sentido común y ciudadanía.<br />

Cuando nuestros países se independizaron del poder europeo, lo<br />

primero que hicieron fue establecer un referente integrador: la<br />

bandera nacional. Jóvenes, viejos, hombres, mujeres, ricos, pobres,<br />

gordos, flacos, blancos, negros, campesinos, citadinos, colorados y<br />

verdes y violetas, todos coincidían en torno a la enseña patria. Era y<br />

sigue siendo el referente que nos cohesiona.<br />

Pero suponiendo que hasta allí estemos de acuerdo, aquí se abre la<br />

pregunta que los medios no responden con responsabilidad: ¿Qué,<br />

quién, cómo elegir y establecer los referentes?<br />

El charro mexicano, el tequila, el mariachi, son símbolos de la<br />

identidad mexicana que se difundieron por el mundo en las películas<br />

y presentaciones de Jorge Negrete 111 .<br />

La práctica del periodismo cotidiano ha hecho de los políticos de<br />

turno, los personajes de la farándula y las estrellas del fútbol los<br />

referentes del momento. Pero, extrañamente, no permanecen en la<br />

memoria de la gente a través de los años.<br />

En este momento que nos toca vivir, los referentes deberían ser<br />

encontrados entre aquellos que hacen, que fabrican o entre aquellas<br />

cosas que son el resultado del quehacer de la gente.<br />

Hay entre nosotros gente dedicada a las artes, a las ciencias, a la<br />

investigación, al deporte, al baile, a la artesanía, a la gastronomía, al<br />

diseño y dentro de cada una de estas disciplinas hay una gran<br />

variedad de matices.<br />

Ni qué decir del deporte: en Guayaquil se practican no menos de<br />

sesenta deportes distintos que, salvo el fútbol, no encuentran el<br />

espacio de reconocimiento social que precisamente son los medios de<br />

comunicación social quienes deben otorgar.<br />

No hace falta ser muy agudo para entender que para cualquier joven<br />

es desmoralizante consagrar tiempo y esfuerzo a la búsqueda del<br />

perfeccionamiento, sin encontrar la mínima gratificación del<br />

reconocimiento de una sociedad que se dé por enterada.<br />

Llegar a la pantalla del televisor o a la plana de un diario debe ser el<br />

mínimo reconocimiento público del esfuerzo por ser mejores.<br />

111 Jorge Negrete (1911-1953) Cantor, actor y militante gremial mexicano.


188<br />

No deja de ser indignante la mediocridad de propietarios y editores<br />

de medios. Quiero creer que no saben lo que hacen.<br />

―…Pero Jorge, eso no vende…‖, me dijo en una oportunidad el editor<br />

de noticias de un canal local. Mi respuesta fue: ―… Ustedes no lo<br />

saben vender…‖ (por ignorancia, por incompetencia o por malicia)<br />

Y aquí se plantea la responsabilidad compartida de las Universidades<br />

que ―capacitan‖ comunicadores sociales.<br />

En otra oportunidad, quien dirigía una carrera de comunicación<br />

social me comentó que había tenido una reunión con<br />

representantes de los medios para que le digan cuáles son las<br />

bases de formación que esperan de nuestros egresados. Es<br />

decir, para que le digan cómo seguir reproduciendo lo mismo<br />

de lo mismo con gente más idónea, sin saber ver, o sin querer<br />

ver, la mediocridad de las agendas y las programaciones de los<br />

medios.<br />

Los medios siguen reclamando personal formado para la sociedad del<br />

conocimiento, de la tecnología, de la ciencia: buenos empleados, en<br />

definitiva…<br />

Si el proyecto cultural de los medios es el desarrollo de una sociedad<br />

más integrada, deberían entender que eso sólo es posible si se<br />

amplía el espacio de comunicación ciudadana, y que esto se logra<br />

solamente con el fortalecimiento de referentes compartidos.<br />

No quiero detenerme en ejemplos actuales para no pecar de<br />

politizado, que no es la razón de este trabajo. Pero sí merece un<br />

momento y una reflexión el tema que enfrentó a los medios de<br />

comunicación con el gobierno (Ecuador, 2012). Tuvo amplia<br />

repercusión en prensa, radio, televisión e internet y además a nivel<br />

internacional. Sin embargo no marcó una huella en la que todos nos<br />

sintiésemos comprometidos: ―Pelea de blancos‖, me dijo alguien. 112<br />

El periodismo es el primero que debería comprender que el populismo<br />

no es la ―democracia de los ignorantes‖.<br />

―Es mejor saber después de haber pensado y discutido que<br />

aceptar los saberes que nadie discute para no tener que<br />

pensar‖. 113<br />

112 La expresión popular que alude a “blancos”, si bien tiene connotaciones raciales, se hace extensiva a<br />

quienes por su posición social fungen de jefes, capataces, propietarios o de autoridad.; por extensión, de<br />

quines en cualquier nivel ejercen el poder.<br />

113 Fernando Savater en diario El Universo. Guayaquil. Abril 2013.


189<br />

Pero fue Américo Ghioldi, un dirigente socialista encarcelado varias<br />

veces durante el gobierno populista de Perón en Argentina, quien,<br />

cuando se dio vuelta la tortilla y Perón fue defenestrado, manifestó<br />

sin ningún pudor que ―la letra con sangre entra‖, para justificar la<br />

nueva represión que implantó la dictadura militar que culminó con<br />

fusilamientos en 1956.<br />

Los referentes compartidos y en su máxima expresión las metáforas,<br />

son los hijos de la identidad de un pueblo.<br />

POST SCRIPTUM<br />

SOBRE EL ARDUO TRABAJO DE ESCRIBIR<br />

Este libro fue escrito sin prisa y sin pausa, con la esperanza de que, si<br />

no en lo inmediato, en algún otro momento se lo reconozca como<br />

referente.<br />

Mucho de lo dicho merecería ser revisado, corregido o desarrollado.<br />

Sirva así de estímulo para que no dejen de escribir quienes tienen<br />

algo que decir.<br />

Y si no ¿qué importa? Me voy a mi caleta y listo.


190


191<br />

BIBLIOGRAFIA<br />

Las normas de convivencia ―uni-versales‖ obligan a mencionar las<br />

citas bibliográficas. Este libro, en cierta forma pretende cuestionar<br />

tantas lecturas y relecturas. Porque, de lo contrario, todo lo que han<br />

aportado algunos amigos, parientes, conocidos, colegas y<br />

desconocidos que no han escrito libros, no existe. Ni sus aportes, ni<br />

ellos.<br />

El problema, es el mismo que el de las medicinas que se han<br />

elaborado a partir de prácticas ancestrales: hasta los indígenas deben<br />

pagar derechos de autor a quienes registran la marca.<br />

Felizmente algunos aparecen por aquí y por allá, de manera que en lo<br />

sucesivo se los podrá rescatar del anonimato, aunque sea de segunda<br />

mano.<br />

Es otra manera para que podamos compartir nuestros referentes.<br />

Álvarez Silvia G. Etnicidades en la costa ecuatoriana. Abya Yala, Quito.2002. Tiene un capítulo titulado<br />

“No estaban muertos, andaban de parranda” en el que se definen aspectos de la identidad chola.<br />

Baudelaire Charles. Ensayo sobre la risa. Alex Mucchielli. Psicología de la Comunicación. Ed. Paidos.<br />

Barcelona. 1998.<br />

Bergson Henri. La risa. Ensayo sobre el significado de lo cómico. Editorial Losada. Buenos Aires. 1991.<br />

Bizarro Javier y Rody Polonyi. Anatomía del chiste. T&B Editores. Madrid. 2012.<br />

Bohórquez quiso hacer de su revista Domus una publicación abierta a la polémica sobre los temas<br />

urbanos. Muchos le dieron la espalda. Actualmente vive en España.<br />

Buitrón Rubén Darío y Fernando Astudillo. Periodismo por dentro. Ciespal, Quito, 2005<br />

Camacho Javier Martín. “La risa y el humor en la antigüedad”. Internet. 2003<br />

Cervantes Miguel de. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, cap. XLVIII<br />

Chomsky Noam. El lenguaje y el entendimiento. Ed. Seix Barral. Barcelona. 1980.<br />

Clarke Alastair, The Eight Patterns Of Humour (2009)<br />

Convenio Andrés Bello. Gestión Cultural. Conceptos. 2000. Citado en la Guía para la gestión de<br />

proyectos culturales, Consejo nacional de la cultura y las artes, Gobierno de Chile.<br />

Cordero de Espinosa Susana. Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador. Ed. Planeta.<br />

Quito. 2004.


192<br />

Dávalos Pablo. Apuntes sobre la colonialidad y decolonialidad del saber: A propósito de las reformas<br />

universitarias en el Ecuador. www.rebelion.org. Abril 2013.<br />

Donoso Miguel. No está de más echar una ojeada a que fue el primero en enunciar el problema social en<br />

términos similares: “Ecuador: identidad o esquizofrenia”, Eskeletra Editorial, Quito, 2000.<br />

Fernández Macedonio. Papeles de Recienvenido (?) Cuadernos del Plata. Buenos Aires. 1929<br />

Foix Juan Carlos. Qué es lo cómico. Ed. Columba. Argentina. 1966<br />

Galeano Eduardo. “Las venas abiertas de América Latina”.<br />

Grijelmo Álex, La información del silencio. Cómo se miente contando hechos verdaderos. Ed. Taurus.<br />

2012.<br />

Halperín Jorge. La entrevista periodística, Aguilar, Buenos Aires. 2008 Tom Wolfe, El nuevo<br />

periodismo. (7a ed.) Ed. Anagrama, Barcelona, 1998<br />

Heidegger Martin (Alemania, 1889-1976) para muchos el padre del pensamiento filosófico moderno,<br />

europeo por supuesto,<br />

Kipling Rudyard . The Elephant's Child (1902)<br />

Lakoff George y Mark Johnson . Metáforas de la vida cotidiana. Ed. Cátedra. Madrid.2001.<br />

Lasswell Harold H. Estructura y función de la comunicación de masas.<br />

Luna Monseñor, (La sociedad frente a la universidad, Guaranda, 1999)<br />

MacBride. En el año 1980 la UNESCO hizo público el Informe (Nuevo Orden Mundial de la<br />

Información y la Comunicación)<br />

Marroquín Pérez Manuel y Aurelio Villa Sánchez. La comunicación interpersonal. Ed. Mensajero.<br />

Bilbao. 1995.<br />

Martín-Barbero Jesús, Agenda intercultural. Revista Chasqui, Quito, 2008<br />

Martínez Amaury. El Circo. Ed. Consejo Nacional de Cultura. Quito. 2012.<br />

Martínez Chus, Galería No mínimo, Guayaquil, agosto 2013.<br />

Massucco Jorge, El nosotros, UCSG, Guayaquil , 2003<br />

McLuhan Marshall. La comprensión de los medios como extensiones del hombre. Ed. Diana. México.<br />

1975<br />

Negrete Jorge (1911-1953) Cantor, actor y militante gremial mexicano.<br />

Pérez Pimentel Rodolfo. www.diccionariobiograficoecuador.com<br />

Peza Juan de Dios. México (1852-1910)<br />

Piddington Ralph. Psicología de la risa (1933)<br />

Quintiliano Marco Fabio. Instituciones oratorias. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Libro sexto,<br />

cap. III, “De la risa”<br />

Rabelais Francois, Autor de Pantagruel y Gargantúa.


193<br />

Sastre Alfonso. Ensayo general sobre lo cómico. Editorial Hiru, Hondarribia. 2002<br />

Savater Fernando, en diario El Universo. Guayaquil. Abril 2013.<br />

Shannon y Weaver . Una teoría matemática de la comunicación.<br />

Solórzano Freddy, en la presentación del libro "En encanto del adiós" de David Sosa Delgado.<br />

Stanislavski Konstantin. Un actor se prepara<br />

Tréspidi Miguel Ángel. “Hacia la construcción de matrices comunicacionales de raíz latinoamericana”.<br />

Tutiven Carlos. Poligrafiado sobre Imaginarios Urbanos (Guayaquil. 2002)<br />

Ubidia Abdón. Referentes. Ed. Abya-Yala. Ecuador. 2000<br />

Varios. La Biblia<br />

Wolfe Tom. El nuevo periodismo. Editorial Anagrama, Barcelona, 1976.<br />

Diario El Comercio de Quito y otras publicaciones periódicas. Diciembre 2013.<br />

Revista Luz Lateral, Facultad de Filosofía de la UCSG, 2009/2010

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