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SABADO 24 DE MARZO DEL 2012
FARANDULA
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Ritmo Peligroso abre y conquista el Vive
Latino
La banda de rock
ejerció su derecho de
piso y antigüedad al
jalar a unos 10 mil
espectadores en torno
al escenario principal
El UniversaL
MÉXICO
El grupo de rock Ritmo Peligroso
conquista a unas 10 mil personas
que ya se encuentran en el Foro Sol
de esta capital, para la apertura del
13º Festival Iberoamericano de
Cultura Popular Vive Latino.
En contraste, las bandas Tungas,
en el escenario Indio Blanco; Zaide,
en la Carpa Danup y Capo, en la
Intolerante, iniciaron su presentación
con una pobre afluencia,
que no rebasaba las 100 personas.
De esta manera, Ritmo Peligroso
ejerció su derecho de piso y
antigüedad al jalar a todos los
espectadores en torno al escenario
principal.
Piro, vocalista del grupo, agradeció
al público que no se hayan olvidado
de su música y recordó que la
primera vez que tocó en Vive Latino
fue en 1998. "Catorce años después
regresamos a esta fiesta y no vamos
a defraudarlos".
La banda abrió con los temas
"Pánico", "Hay amor en América",
"Déjala" y "Algo va a suceder", esta
última a dueto con su invitado especial,
Dr. Shenka, vocalista de
Panteón Rococó, que extrañamente
no estará en este año.
Un día de Vive Latino tiene un
costo aproximado para cada visitante
de unos 600 pesos, entre comida
y bebida, sin tomar en cuenta el
costo del boleto.
En un sondeo realizado por
Notimex, un joven de nombre César
Muñoz, quien no se ha perdido las
13 ediciones del festival, señaló que
tan sólo en la ingesta de comidas y
bebidas de la tarde es de 450 pesos,
esperando gastar 150 más para
cenar dentro del Foro Sol.
El joven amante del rock, destacó
que el año pasado por haber invitado
a su novia su costo se elevó arriba
de los mil 500 pesos, por lo que
ahora tuvo que medirse. Los alimentos
cuestan alrededor de 45 y 60
pesos, desde hamburguesas, tortas
o hot dog; mientras el agua tiene un
costo de 25, las paletas de hielo 15 y
los refrescos entre 25 y 30.
El dispositivo de seguridad con
más de 400 elementos de la policía y
el grupo Lobo, de seguridad privada,
hasta el momento reportaban un
saldo blanco, pese al intenso calor
que comenzó a sentirse a parir de la
12:00 horas del día.
DORAR LA PÍLDORA
Las iguanas de David Martín del Campo
Mónica Lavín
¿Será porque las iguanas estuvieron en
el planeta mucho antes que nosotros,
como lo atestigua su fisonomía sáurica?
¿Será porque son especies
comunes en entornos tropicales, desde
México hasta el sur del continente americano?
¿Será porqué miran y se mimetizan con
el entorno y uno no las nota? ¿Será por su
silencio antiguo?, ¿por el tercer ojo que
cubren con una escama?, ¿por qué siendo herbívoras
dan miedo?, ¿por qué tienen algo de
mustio, misterioso y sagrado? “No desearás”,
la novela más reciente de David Martín del
Campo, publicada en Alfaguara, está poblada
de ellas.
Después de un año fecundo entre periodismo
cultural reunido en “El azul de Van Gogh”
y la novela ganadora del Premio Mazatlán
2011, “Las siete heridas del mar”, Martín del
Campo retoma esa nostálgica obsesión suya
por los años cincuenta y sesenta, por sus
mitos y sus asideros, para surfear las olas del
tiempo. Si había sido Kim Novak en “Los
amantes de Kim”, o “Los Flamingos en el
Acapulco” de Johnny Weissmuller en •Las
siete heridas del mar•, ahora es Puerto
Vallarta y la mítica pareja de actores de
Hollywood: Elizabeth Taylor y Richard Burton.
El escenario es el Puerto Vallarta de la
“Noche de la iguana”, dirigida por John
Huston en 1963. La película que colocó a
Puerto Vallarta en el imaginario del mundo.
Pueblo costero, entonces mal comunicado con
el resto del país, encaramado en el monte, vertido
hacia la Playa de los Muertos, con
Mismaloya a lo lejos. Con un tono delirante,
David Martín del Campo nos introduce en la
primera parte de esta novela vertiginosa, formada
por dos novelas (Iguanas de la noche y
La escalera de Jacob), en las trasbambalinas de
la filmación donde la pareja Taylor-Burton
estrenó idilio y divorcios, donde Ava Gardner,
“el animal más hermoso del mundo”, gozaba
a sus dos lancheros amantes, cerca de un John
Houston patriarca y rey no solo del rodaje sino
del grupo que lo acompaña. La diva y el actor
inglés con copa en mano, que recita a
Shakespeare, viven en la Casa Kimberly. Liz se
asolea desnuda como si necesitara que sus
ojos violeta contrastaran más. La chica de la
casa no tiene más remedio que darle a Burton
las botellas que Liz ha escondido. Beben,
gozan, aman, y hay un muerto. David Martín
del Campo hace de ese discurrir tras la filmación
el material de escritura de Peter Cobb,
autor de la primera novela y personaje de la
segunda.
“La iguana de la Noche de la iguana” resulta
Cobb mirando con los ojos y oídos de otros lo
que sucedió en aquel 1963 en Puerto Vallarta
para escribir “Iguanas de noche”, éxito, según
fábula David Martín del Campo de 1979,
aunque este autor, desertor de la leva de la
Guerra de Vietnam, había publicado antes
otras novelas. Esta le da notoriedad y un prólogo
de John Fante. Pero Peter Cobb es el gran
ausente. Aquel que la escritora Fara Berruecos
irá a buscar en 1985, con el interés de escribir
un reportaje sobre él (lo había conocido
antes), dada su desaparición tres meses atrás.
David Martín de Campo coloca en Fara
Berruecos, periodista cultural del “Uno más
Uno”, su propia experiencia de periodista de a
pie. Y toma un riesgo atrevido. Decide que
Fara Berruecos cuyo jefe es Fernando Bonfil
(guiños con Fernando Benítez) sea una mujer
de su tiempo, con un marido que acepta pero
no comprende del todo la vida errante de su
mujer, ni que se opere los senos cuyo enorme
peso ha sido un problema y un arma a lo largo
de la vida, con una hija hacia la cual Fara se
siente culpable (como buena madre de esa -
esta- generación), con algunos secretos como
el que la lleva a querer averiguar el paradero
de Cobb.
“No desearás”, más que una novela seguida
de otra, es una suerte de novela dentro de una
novela, donde esta segunda parte, a tono con
el “thriller”, llevará a Fara Berruecos a prolongar
su estancia entrevistando a una serie de
personajes, incluso al viejo John Huston en su
casa de Mismaloya en un episodio memorable.
En esta novela, David Martín del Campo
funde oficio y obsesiones, veneraciones cinematográficas
y literarias. Merecen el asombro
del lector los tonos distintos de dos historias
que se engarzan conquistándolo. Casi un compás
de 20 años –que al lector le es necesario
contemplar- donde la escritura es la que está
en el centro mismo: la escritura de Peter Cobb,
la de Fara Berruecos y la de David Martín del
Campo. Cada uno, en trabajo de campo sea la
Remington o la computadora, para llegar al
encanto de “No desearás”: tres iguanas que
parecen una.