Septiembre 2011 - Llamada de Medianoche

6 Mensaje Bíblico
destruido. Tan sólo algunas torres
y la muralla exterior oeste
debían conservarse. Con alarmante
exactitud, sucedió lo
que Jesús profetizó, en Su discurso
sobre el fin del tiempo,
con respecto al Templo: “¿Veis
todo esto? De cierto os digo, que
no quedará aquí piedra sobre
piedra, que no sea derribada”
(Mt. 24:2). Tito, el general romano,
contra su voluntad, se
convirtió en una herramienta
de Dios para que la profecía
bíblica, acerca de la destrucción
del Templo y de Jerusalén,
se cumpliera literalmente.
b) La revolución Bar Kojba
(132-135 d.C.)
Unos sesenta años después
de la destrucción del Templo,
se levantó en Israel un hombre
llamado Simón Bar Kojba. Él
tenía una apariencia heroica,
irradiaba valentía, y tenía una
gran destreza estratégica. Los
judíos fueron cautivados por
él, lo que llevó a un levantamiento
contra Roma. Y Roma,
bajo el gobierno de Quinto Tineio
Rufo, fue vencida una y
otra vez. En un verdadero éxtasis
de victoria, los revolucionarios,
incluso, lograron liberar a
Jerusalén. 2 Los sacrificios también
fueron instituidos nuevamente,
a pesar de que no había
templo. 2 Después de otras
grandes derrotas para Roma, a
pesar de muchos esfuerzos, recién
el general Julio Severo logró
cambiar la situación.
Simón Bar Koseba era un
descendiente de la casa de David.
3 El líder popular Rabí Akiba
lo proclamó “rey mesiánico”,
por lo cual su nombre fue
cambiado a “Bar Kojba”, lo que
significa “hijo de las estrellas”. 4
Con esto, se cumplía, por primera
vez, lo que Jesús dijo en
Juan 5:43: “Yo he venido en
nombre de mi Padre, y no me
recibís; si otro viniere en su propio
nombre, a ése recibiréis.”
Después de que la situación
cambió, el César romano
Adrián procedió resueltamente.
Werner Keller describe la situación
de esta manera: “Eretz
Israel ofrecía una vista fantasmagórica.
Estaba totalmente
devastado y casi sin gente. El
olor de la descomposición de
la muerte contaminaba el aire.
No había permiso de enterrar
los cadáveres. Su aspecto debía
servir de advertencia y como
disuasión. Todas las aldeas
y lugares que habían ofrecido
resistencia se encontraban en
cenizas. En Galilea, que antes
había estado cubierta de montes
de olivos y de viñas, ahora
no había casi ningún olivo, y
apenas una que otra cepa. Una
vez más, después de las enormes
pérdidas de las guerras judías,
los restos de la antigua
población, que habían quedado
en la tierra, estaban terriblemente
diezmados. Los rebeldes
prisioneros, con sus esposas
e hijos, habían sido
vendidos por los romanos en
el mercado, bajo el ‘Terebinto
de Abraham’ en Mamre, y en el
mercado de esclavos en Gaza.
Muchos de ellos habían sido
arriados a Egipto. Durante meses,
los comandos romanos siguieron
persiguiendo a los que
habían huido y se escondían
en valles y cuevas.” 5
El levantamiento, costó la
vida de aproximadamente
530.000 judíos. Por las consecuencias
de la guerra, murieron
probablemente otros
500.000. Adrián hizo arar el
Monte del Templo, para que
todo recuerdo del santuario
fuera quitado. Sin saberlo, él
cumplió así la profecía de Miqueas:
“Por tanto, a causa de
Probablemente no exista
otra ciudad comparable en
la historia mundial que haya
experimentado tanto sufrimiento
y guerras como
Jerusalén. Foto: Restos de
ruinas alrededor del Monte
del Templo.