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16 La Plata, jueves 13 de marzo de 2014
Vigorexia:
obsesión por la
apariencia física
Una adicción que provoca baja autoestima, visión
distorsionada del cuerpo y el abandono de las relaciones
sociales. Especialistas alertan sobre esta problemática
que afecta principalmente a los hombres
L
a Organización Mundial de la
Salud (OMS) afirma que la inactividad
física es uno de los cuatro
factores de mayor riesgo de muerte
en el mundo. Alrededor de 3,2 millones de
muertes al año podrían atribuirse a esta causa.
Pero poco se ha dicho frente a los riesgos que
tiene el otro extremo: el exceso de ejercicio que
puede desencadenar en la adicción al deporte;
es decir, existe una obsesión
por el culto a la belleza en la que se hace
cualquier cosa por verse bien, y sobre todo,
“musculoso”.
En tanto, el psicólogo especialista en adicciones
y deporte, José Molinari, expresó a Hoy
su preocupación sobre el aumento de personas
que tienen esta problemática. Asimismo, explicó
que “la Vigorexia es un trastorno mental
en el que la persona se obsesiona por su estado
físico hasta niveles patológicos. Las personas
que sufren de esta enfermedad tienen una
visión distorsionada de ellos mismos, se
ven débiles y delgados”.
A su vez, este trastorno incurre
directamente en la conducta alimentaria
y los hábitos de vida.
“Esta enfermedad se caracteriza
por realizar actividad física
extrema, es decir, se
pasan días tras días en los
gimnasios entrenando
duro, el que padece de vigorexia
abandona las relaciones
sociales, descuida
otros aspectos de su vida
para dedicarle única y exclusivamente
su tiempo
a entrenar”.
Los que sufren esta
enfermedad tienen una
obsesión por la ingesta
de todo tipo de sustancias
como ser: esteroides anabólicos,
proteínas, carbohidratos de una manera
exagerada, claro está con el fin de incrementar
su masa muscular y lograr un cuerpo musculoso.
Una delgada línea entre
el hábito saludable y la adicción
“La adicción a correr no está catalogada
como tal en los manuales de diagnóstico clínico”,
señaló el especialista. Al tiempo que agregó
“pero ello existe. Hay un porcentaje de corredores
con dependencia que viven obsesionados
y llegan a padecer síndrome de abstinencia
cuando no pueden realizar ejercicio, entendido
como malestar, mal humor e irritación”.
En ese sentido, indicó que poco se ha
dicho desde la ciencia sobre este tipo de adicciones,
por lo que cualquier conclusión en este
momento puede ser precipitada. Sin embargo,
las alertas ya comienzan a prenderse.
Un punto importante para darse cuenta si es
una adicción es cuando “se dejan de hacer otras
cosas con la familia o los amigos, y si un día no
es posible hacer deporte debido a una lesión o a
un compromiso importante, el sentimiento de
malestar se apodera de uno”. Con el tiempo también
suele suceder que “el círculo de amistades
comienza a estrecharse únicamente entre las
personas que comparten la misma afición por
el deporte”. El mejor indicativo para darse cuenta
cuándo se está cruzando el límite entre lo saludable
y lo patológico es que “sólo logremos
sentirnos bien si hacemos ejercicio”.
Características
Las edades oscilan entre
los 17 a 30-35 años (adolescencia
y adolescencia tardía)
Se perciben como muy pequeños
y escuálidos aunque se
observe todo lo contrario. Hay
pérdida de la realidad en la percepción
de la imagen corporal
Conducta de tipo adictiva,
compulsión al entrenamiento, el
gimnasio pasa a ser su segundo
hogar
Sienten depresión, ansiedad,
culpa y mal humor cuando
no pueden asistir a entrenar (debido
al incremento de endorfinas)
Tendencia a la automedicación
(anabólicos, testosterona,
esteroides aminoácidos). Muchas
veces estos productos suelen ser
de venta libre o se los ofertan en
los mismos gimnasios por profesionales
incompetentes
¡Atención!
Realizar actividades
físicas por la tarde-noche
altera el ritmo cardíaco
Según una investigación de los
científicos Marta Garaulet (Universidad
de Murcia, EE. UU.) y José
María Ordovás (Universidad de
Tufts, Boston) demuestra que para
conseguir una salud óptima del sistema
circadiano es importante realizar
la actividad física por la mañana,
ya que por la tarde-noche
puede alterar el ritmo cardíaco.
El ejercicio físico es uno de los
mayores sincronizadores del reloj
interno, junto a la luz y la hora de
la comida, y es capaz de poner en
hora los relojes periféricos, lo que
permite alcanzar un mejor estado
de salud.
Sin embargo, remarcan los autores,
hasta ahora no se había estudiado
si la hora a la que se realiza
la actividad física influye en la calidad
del patrón circadiano habitual y
su relación con el estado de salud.
En este sentido, los datos de esta
investigación apoyan la idea de que
el deporte durante la noche afecta
a la ritmicidad circadiana, pudiendo
contrarrestar así algunos de los beneficios
sobre la salud vinculados
con una actividad física regular.
Además se relaciona con un retraso
de dos horas en el momento
central del sueño, cuando éste es
más profundo y restaurador. Estos
cambios se acompañan de un
mayor «adormecimiento» por la mañana
y de otras alteraciones propias
del envejecimiento.