Sigmund Freud Más allá <strong>del</strong> <strong>principio</strong> <strong>del</strong> <strong>placer</strong> y <strong>otras</strong> <strong>obras</strong> 1943 Igual título. EA, 2, págs. 275-346. El mismo traductor. 1948 Igual título. BN (2 vols.), 1, págs. 1111-40. El mismo traductor. 1952 Igual título. SR, 2, págs. 217-75. El mismo traductor. 1967 Igual título. BN (3 vols.), 1, págs. 1097-126. El mismo traductor. 1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2507-41. El mismo traductor.
Sigmund Freud Más allá <strong>del</strong> <strong>principio</strong> <strong>del</strong> <strong>placer</strong> y <strong>otras</strong> <strong>obras</strong> En la segunda edición, Freud introdujo una cierta cantidad de agregados; las modificaciones posteriores <strong>del</strong> texto fueron mínimas. Como revela su correspondencia, Freud ya había comenzado a trabajar en el primer borrador de Más allá <strong>del</strong> <strong>principio</strong> de <strong>placer</strong> en marzo de 1919, y en el siguiente mes de mayo comunicó que lo había concluido. En esa misma fecha terminaba su artículo sobre «Lo ominoso» (1919h), en uno de cuyos párrafos se asienta en unas pocas frases gran parte <strong>del</strong> núcleo de la presente obra. Alude Freud en ese párrafo a la «compulsión de repetición» como fenómeno manifiesto en la conducta de los niños y en el tratamiento psicoanalítico, sugiere que deriva de la naturaleza más íntima de las pulsiones y declara que es lo suficientemente poderosa como para hacer caso omiso <strong>del</strong> <strong>principio</strong> de <strong>placer</strong>. No hay empero allí ninguna referencia a las «pulsiones de muerte». Añade Freud que ya ha completado una exposición detallada <strong>del</strong> tema. El artículo sobre «Lo ominoso», que incluía este resumen, fue publicado en el otoño de 1919. Como más tarde le informó Freud a Wittels, en setiembre de ese año dejó el manuscrito de Más allá <strong>del</strong> <strong>principio</strong> de <strong>placer</strong> a algunos amigos suyos en Berlín (Abraham y Eitingon) para que lo leyeran; a la sazón ya estaba completo (o sea, incluía el concepto de las pulsiones de muerte), con excepción <strong>del</strong> fragmento sobre la mortalidad o inmortalidad de los protozoos (ver nota). Pero Freud retuvo la obra todavía un año; a comienzos de 1920 estaba nuevamente trabajando en ella, y en una carta a Eitingon <strong>del</strong> 20 de febrero hay una referencia a las «pulsiones de muerte». En junio, seguía revisándola; el 16 de ese mes presentó un resumen <strong>del</strong> casi concluido libro en la Sociedad Psicoanalítica de Viena (ver nota), y por fin lo terminó a mediados de julio. El 9 de setiembre pronunció una conferencia en el Congreso Psicoanalítico Internacional celebrado en La Haya, con el título «Complementos a la doctrina de los sueños», y en ella anunciaba la próxima aparición <strong>del</strong> libro, que tuvo lugar a comienzos de diciembre. La conferencia se publicó, «resumida por el autor», en Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse, 6 (1920), págs. 397-8. Aunque no se tiene la certeza de que este resumen haya sido preparado por el propio Freud, tal vez interese reproducirlo aquí. «Complementos a la doctrina de los sueños» (ver nota) «El orador se ocupó, en sus breves comentarios, de tres puntos relativos a la doctrina de los sueños. Los dos primeros concernían a la tesis según la cual los sueños son cumplimientos de deseo, exponiéndose algunas modificaciones indispensables de dicha tesis. El tercero se refería a un material que confirmó plenamente su rechazo de la presunta "tendencia prospectíva" de los sueños (ver nota). »Explicó el orador que junto a los bien conocidos sueños de deseo y sueños de angustia, fácilmente asimilables dentro de la teoría, había motivos para admitir la existencia de una tercera categoría, a la que dio el nombre de "sueños de punición". Si se tiene en cuenta el justificado supuesto de la existencia en el yo de una instancia especial de crítica y observación de sí (el ideal <strong>del</strong> yo, el censor, la conciencia moral), también a estos sueños de punición debería subsumírselos en la teoría <strong>del</strong> cumplimiento de deseo, pues figurarían el cumplimiento de un deseo proveniente de esa instancia crítica. Tales sueños -sostuvo- son a los sueños de deseo ordinarios aproximadamente lo que los síntomas de la neurosis obsesiva, surgidos por formación reactiva, son a los de la histeria. »Sin embargo, hay otra clase de sueños que plantean, a juicio <strong>del</strong> orador, una excepción más sería a la regla de que los sueños son cumplimientos de deseo; son ellos los denominados "sueños traumáticos", como los que tienen lugar en personas que han sufrido un accidente, pero también los que en el curso <strong>del</strong> psicoanálisis de neuróticos les vuelven a hacer presentes unos traumas olvidados de su infancia. En conexión con el problema de acomodar estos sueños dentro de la