El Gran Sueño
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
etengamos que el capitalismo es un sistema mundial,<br />
global (¿recuerdan la “globalización”?). Bien, pero<br />
hoy más que nunca.<br />
Alguno de los otros atributos del capitalismo, bastantes<br />
más conocidos, es su terrible desigualdad social,<br />
y también en lo regional: del total de la población mundial,<br />
el 84% que vive en países pobres (y que tiene<br />
el 93% de las enfermedades), sólo accede al 11% del<br />
gasto mundial en salud.<br />
Y en EE. UU. que son menos del 5% de los habitantes<br />
del mundo, se quedan con el 60% del gasto... ¿que<br />
tal? Pero aquí el problema también tiene un carácter de<br />
clase, ya que más de 50 millones de norteamericanos<br />
pobres (una población superior a la de Argentina) no<br />
tienen acceso a la salud en el país que más gasta en<br />
este rubro: esa masa tiene más dificultad para acceder a<br />
servicios de salud que si viviera en Latinoamérica.<br />
La definición de salud<br />
“Salud para todos en el año 2000” se propusieron<br />
los ideólogos de la Atención Primaria de la Salud hace<br />
casi 40 años. Más allá de su rotundo fracaso, ya que<br />
la brecha entre los pobres aumentó considerablemente<br />
con los ricos, como las enfermedades prevenibles,<br />
hay un problema de fondo: ¿se puede hacer mejor al<br />
sistema capitalista? ¿Se puede lograr una “salud para<br />
todos” en este sistema? Por lo que desarrollaremos<br />
creemos que no es un problema de voluntades sino que<br />
este sistema es inherentemente desigual.<br />
Desde la cátedra de Atención Primaria de la Salud<br />
de la Escuela de Medicina se define a la salud como<br />
“el bienestar psico-bio-social”. Ante esta definición de<br />
la APS hay dos cuestiones a remarcar. La primera está<br />
ligada al hecho de que hay una salud de primera, de segunda,<br />
de tercera y demás. Las franjas de la población<br />
con más poder adquisitivo, como la clase media y la<br />
burguesía, tienen un gran mercado de “salud”, con las<br />
últimas tecnologías dedicadas a solucionar la mayoría<br />
de los problemas que tienen estas clases sociales. Por<br />
el otro lado los desposeídos, los trabajadores, que están<br />
relegados de todo sistema de salud, en muchos casos<br />
sin acceso a medicamentos ni atención medica.<br />
Esta producción desigual de tecnología, de servicios<br />
y medicamentos tiene un claro problema de clase, ya<br />
que los trabajadores y el pueblo ven negado su acceso,<br />
mientras se producen una cantidad inconmensurable<br />
de mercancías para las necesidades del mercado, sin<br />
una planificación, sin ver las verdaderas necesidades<br />
del pueblo.<br />
La segunda cuestión que surge de la definición de<br />
la APS es la visión del proceso salud-enfermedad. En<br />
este sentido desde el marxismo queremos remarcar que<br />
desde este sistema no se puede dar ningún tipo de solución,<br />
ya que se beneficia con ganancias millonarias de<br />
24<br />
la generación constante de enfermedades.<br />
Pero en esta relación perversa, surge un problema<br />
más, que el marxismo llama alienación. ¿Se puede lograr<br />
un bienestar psico-bio-social en un sistema que se<br />
basa en la explotación de una persona por otra persona?,<br />
en ultima instancia ¿que es el bienestar psico-biosocial?<br />
Para Marx el trabajo creativo es lo que diferencia<br />
a los hombres de los animales, ya que a través de<br />
él los hombres y mujeres determinan su personalidad,<br />
se van apropiando de la naturaleza para desarrollarse<br />
tanto física como psicológicamente, es la base para<br />
cualquier tipo de bienestar.<br />
En un sistema donde se vive para trabajar y subsistir,<br />
no puede haber un bienestar bio-psico-social. Marx<br />
escribía: “La alienación consiste ante todo en que el<br />
trabajo es externo al obrero, es decir, no pertenece a<br />
su ser, y por tanto en su trabajo el obrero no se afirma,<br />
sino que se niega, se siente insatisfecho, infeliz, no desarrolla<br />
una libre energía física y espiritual, sino que<br />
agota su cuerpo y destruye su espíritu. Por eso sólo<br />
fuera del trabajo el obrero se siente dueño de sí, y en<br />
cambio se siente fuera de sí en el trabajo. Está en su<br />
casa si no trabaja, y si trabaja no está en su casa. Por<br />
lo tanto su trabajo no es voluntario, sino obligado. Es<br />
un trabajo forzado. No es la satisfacción de una necesidad,<br />
sino tan sólo un medio para satisfacer necesidades<br />
extrañas. Tan extraño es el trabajo, tan poco pertenece<br />
al obrero, que apenas desaparece la coacción<br />
física o de otro orden, el trabajador escapa del trabajo<br />
como de la peste. <strong>El</strong> trabajo alienado es un trabajo de<br />
sacrificio de sí mismo, de mortificación... Ciertamente<br />
el trabajo produce para los ricos cosas maravillosas,<br />
pero para el obrero, deformaciones.” <br />
En un sistema donde los trabajadores producen sólo<br />
para subsistir, sólo para satisfacer las necesidades de<br />
condición animal, sólo para procrear o comer, etc., en<br />
este sistema la salud, como concepto que engloba a todas<br />
las actividades de los hombres y mujeres, queda<br />
reducido a nada.<br />
Los cuerpos devenidos en medicamentos<br />
<strong>El</strong> discurso de la medicina hegemónica se encarga<br />
de clasificar, ordenar y juzgar la sintomatología del<br />
paciente. Una vez encasillado el malestar el médico<br />
prescribe la “cura”, mercancía encargada de apaciguar<br />
y transformar las quejas de los cuerpos.<br />
Como dicen los profesionales de la salud del grupo<br />
Crítica Medicina: “La curación es el mito discursivo<br />
del poder médico basado en su supuesta sabiduría tecnológica,<br />
acto eficiente de metamorfosis de las quejas<br />
corporales en prescripciones aplicables. Curar es<br />
adaptar los cuerpos y las mentes a sus sociedades que<br />
1 Marx, K; Marx, K; <strong>El</strong> trabajo alienado, en Manuscritos Económico-Filosóficos<br />
de 1844. Ed Colihue Clásica. Pág 104.