Invasión, Reconquista y Defensa de Buenos Aires (1806-1807)
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Invasión, Reconquista y Defensa de Buenos Aires (1806-1807)
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colaterales como la piratería, el contrabando, el <strong>de</strong>sempleo y la <strong>de</strong>presión económica,<br />
más la creciente impopularidad <strong>de</strong>l régimen dominante francés en el continente, las<br />
inequida<strong>de</strong>s y privilegios para muy pocos, la irritación creciente <strong>de</strong> los neutrales y, en<br />
fin, el resquebrajamiento <strong>de</strong> la disciplina en su aplicación, en realidad, nunca <strong>de</strong>masiado<br />
eficaz.<br />
La siguiente etapa, que concluye este período, nos acerca a los sudamericanos<br />
mucho más a la historia "mayor". Portugal, pequeño reino en el extremo occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong><br />
Europa, pero con colonias extendidas en tres continentes - es <strong>de</strong>cir, un buen mercado<br />
- rehúsa aceptar ser parte <strong>de</strong>l Sistema Continental. Se resiste. Así <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>na la ira<br />
<strong>de</strong>l Emperador que luego <strong>de</strong>l Tratado <strong>de</strong> Fontainebleau en octubre <strong>1807</strong> - un diktat<br />
- con la ya muy <strong>de</strong>bilitada y corrupta monarquía borbónica en España, obligándola a<br />
permitir el establecimiento <strong>de</strong> guarniciones francesas en su territorio y <strong>de</strong>jar paso a sus<br />
ejércitos, en marcha hacia Lisboa, envía al Mariscal Junot hacia la capital portuguesa.<br />
El comandante francés llega apenas un solo día luego <strong>de</strong> que partiera la flota británica<br />
llevando al rey portugués, Juan VI y a toda su familia al Brasil. No cabe duda que este<br />
fue uno <strong>de</strong> los momentos históricos más importantes para nuestro continente, la <strong>de</strong> los<br />
sudamericanos, pues ingresamos en el juego estratégico mayor <strong>de</strong> dos <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s<br />
potencias en pugna: Francia e Inglaterra. Una vez en Portugal, el año siguiente, 1808,<br />
verá el inicio <strong>de</strong> la gran guerra peninsular, involucrando <strong>de</strong> lleno al Reino <strong>de</strong> España,<br />
y sobre todo, a su población civil, y en consecuencia, también a sus colonias. Es <strong>de</strong>cir,<br />
nosotros.<br />
Así llega el nudo al ojo <strong>de</strong> la aguja. Y no pasa. El Gran Corso comienza a intervenir<br />
en "nuestra" historia, en forma ahora más directa, al hacerlo en la <strong>de</strong> España,<br />
<strong>de</strong> la que formábamos parte. El truco, o la maniobra política casi inconcebible, en<br />
cualquier otro momento histórico, <strong>de</strong> Biarritz, en la que Napoleón aprovecha hasta<br />
el abuso mas cruel la <strong>de</strong>sgracia borbónica, con esos patéticos personajes portentosa,<br />
se diría, gloriosamente retratados por Goya (es muy difícil encontrar retratos tan<br />
impresionantes que narran por si solos toda una historia, como el <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong><br />
Carlos IV, en El Prado), producirá luego el otro portento plástico también goyesco:<br />
"Los <strong>de</strong>sastres <strong>de</strong> la Guerra".<br />
La larga, prolongada, cruel, <strong>de</strong>sesperada y brutal contienda peninsular - que no<br />
forma parte <strong>de</strong> este relato - será una <strong>de</strong> las mayores, quizá la máxima con<strong>de</strong>na para<br />
el Emperador. Ejércitos enteros; centenares <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> hombres; ingentes recursos;<br />
campañas <strong>de</strong>vastadoras; cruelda<strong>de</strong>s sin límite, todo será consumido durante casi siete<br />
años en la trágica, horrenda guerra ibérica, la peor que pa<strong>de</strong>ció la península en su propio<br />
territorio, al fin <strong>de</strong> la cual terminará <strong>de</strong>spojada <strong>de</strong> los restos <strong>de</strong> su ya <strong>de</strong>masiado durable<br />
imperio <strong>de</strong> ultramar, y arrastrada a un retroceso <strong>de</strong>l que le costará <strong>de</strong>cenios, quizá un<br />
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