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Xunta
de Galicia
Alberto Núñez Feijóo
Presidente de la Xunta de Galicia
Para una tierra como Galicia, acostumbrada a ser la meta de miles de peregrinos, es un honor ser este 2014 el último destino de la
Vuelta Ciclista a España. La etapa final de este acontecimiento deportivo no se trasladaba fuera de la capital de España desde 1993,
una fecha especial para los gallegos que vivimos entonces nuestro primer Xacobeo.
Es evidente que en estos 21 años han ocurrido muchas cosas y, efectivamente, el Camino de Santiago ha crecido y se ha consolidado
como un trayecto cada vez más transitado y valorado como referente espiritual, cultural y turístico que atrae visitantes de todo el
mundo. Al mismo tiempo, la Vuelta a España también ha crecido y ha reforzado su posición como uno de los eventos deportivos más
importantes de cuantos se celebran en nuestro país y como una de las más grandes competiciones ciclistas del mundo.
Tiene toda la lógica, por tanto, que nuevamente el Camino y la Vuelta se unan para, de algún modo, reconocerse y proyectarse
mutuamente como dos realidades capaces de atraer cada año la atención de tantos miles de personas. De hecho, viendo el recorrido
de la Vuelta de esta edición da la sensación de que una vez llega a Pamplona, toma un itinerario que transcurre casi de manera paralela
al Camino Francés y el Camino del Norte, uniendo, al igual que ellos, las Comunidades de Navarra, La Rioja, Castila y León, Cantabria,
Asturias y Galicia hasta llegar a la meta compostelana.
Pero, destacando el papel esencial de la capital gallega como meta de la última etapa de la Vuelta, no quiero dejar de mencionar el
protagonismo que Galicia en su conjunto, y no sólo Santiago, tiene en esta edición y ha tenido en otras ediciones más recientes de
la Vuelta. En los últimos años, y gracias a la Vuelta, todo el mundo ha podido descubrir rincones de nuestra Comunidad que pueden
ser considerados ya como lugares emblemáticos del ciclismo mundial.
Desde las duras rampas de Ézaro, hasta el exigente puerto de Ancares e incluso las bateas de las Rías de Arousa o de la de Vigo,
están ya ligadas de manera inequívoca a la historia de la Vuelta a España y estoy convencido de que, este año, se incorporarán nuevos
lugares a esa colección y volveremos a presenciar imágenes que se nos quedarán grabadas para siempre en la memoria. Decenas
de rinconces repartidos por las cuatro provincias gallegas serán testigos de esa suerte de peregrinaje que realizará el pelotón de la
Vuelta antes de llegar, como corresponde, a las puertas de la Catedral en la Plaza del Obradoiro.
Creo sinceramente que Galicia y la Vuelta tienen mucho que ofrecerse una a la otra y, por ello, estoy seguro de que el próximo 14 de
septiembre, cuando los ciclistas vayan llegando a la plaza compostelana, tras el último esfuerzo después de 21 etapas, mirarán hacia
arriba, verán las torres de la Catedral, y se sentirán vencedores, independientemente del puesto en el que finalicen en la clasificación
general de la Vuelta. Porque, como cualquier peregrino, habrán llegado a Compostela y eso será, sin duda, una victoria que no podrán
olvidar.
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Vuelta a España 2014 211