mensajes selectos tomo 3 - Loud-cry.com
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Acabamos de leer los manuscritos de los últimos tres capítulos. No puedo ver otra cosa sino<br />
que están bien y son del más intenso y emocionante interés. Me alegro de que Ud. mandó<br />
estas páginas y quiero que el libro el primer ejemplar que salga de prensa me sea enviado...<br />
El sábado pasado fue un día impresionante y solemne. Hablé sobre algunas de las escenas<br />
descritas en estos últimos capítulos y se manifestó un profundo sentimiento en la reunión<br />
(Carta 57, 1884).<br />
Pasos tomados para hacerlo lo mejor posible.-<br />
En la preparación de este libro se emplearon obreros <strong>com</strong>petentes, y se invirtió mucho dinero<br />
para hacer que este volumen apareciera delante del mundo en el mejor estilo posible...<br />
El Señor me impresionó a escribir este libro, para que sin demora se lo hiciera circular en<br />
todas partes del mundo, porque las advertencias que contiene son necesarias para preparar a<br />
un pueblo para estar en pie en el día del Señor (Manuscrito 24, 1891).<br />
Experiencia de Elena de White mientras escribía El conflicto de los siglos.-<br />
Fui movida por el Espíritu del Señor a escribir ese libro, y mientras trabajaba en él, sentía una<br />
gran carga sobre mi alma. Sabía que el tiempo era breve, que las escenas que pronto han de<br />
agolparse sobre nosotros, al final vendrían en forma muy rápida y repentina, <strong>com</strong>o se las<br />
presenta en las palabras de la 128 Escritura: "Porque vosotros sabéis perfectamente que el día<br />
del Señor vendrá así <strong>com</strong>o ladrón en la noche" (1 Tes. 5: 2).<br />
El Señor ha presentado delante de mí asuntos que son de urgente importancia para el tiempo<br />
presente, y que alcanzan al futuro. Como un mandato me han sido repetidas las palabras:<br />
"Escribe en un libro las cosas que has visto y has oído, y permite que éste vaya a toda la gente;<br />
porque el tiempo está cercano cuando la historia pasada se repetirá". He sido despertada a la<br />
una, a las dos o a las tres de la mañana, con algún punto fuertemente impreso en mi mente,<br />
<strong>com</strong>o si hubiera sido hablado por la voz de Dios. Se me mostró que muchos de nuestros<br />
propios hermanos dormían en sus pecados, y aun cuando decían ser cristianos, perecerían a<br />
menos que fueran convertidos.<br />
He tratado de traer ante los demás las solemnes impresiones hechas en mi mente mientras la<br />
verdad era presentada ante mí en forma clara, para que cada uno sintiera la necesidad de tener<br />
una experiencia religiosa por sí mismo, de tener un conocimiento del Salvador por sí mismo,<br />
de buscar arrepentimiento, fe, amor, esperanza y santidad por sí mismo.<br />
Se me aseguró que no había tiempo que perder. Los llamados y las amonestaciones deben ser<br />
dados; nuestras iglesias deben ser despertadas, deben ser instruidas, para que puedan dar la<br />
amonestación a todos los que puedan alcanzarse, para declarar que la espada del Señor, que la<br />
ira del Señor sobre el mundo libertino no se demorará más. Se me mostró que muchos<br />
prestarían oídos a las amonestaciones. Sus mentes serían preparadas para discernir<br />
precisamente las cosas que esa amonestación les señalaba.<br />
Se me mostró que gran parte de mi tiempo ha estado ocupado en hablar al pueblo, y que en<br />
cambio era más esencial que me dedicara a escribir los importantes 129 asuntos para el <strong>tomo</strong><br />
IV,* que la advertencia debe ir a donde no puede llegar el mensajero vivo, y que debe llamar<br />
la atención de muchos a los importantes acontecimientos que han de ocurrir en las escenas<br />
finales de la historia de este mundo.<br />
A medida que se abría delante de mí la condición de la iglesia y del mundo, y a medida que<br />
observaba las terribles escenas que se desarrollaban delante de nosotros, me sentí alarmada<br />
por las perspectivas. Y noche tras noche, mientras toda la casa dormía, yo redactaba las cosas<br />
que me fueron dadas por Dios. Se me mostraron las herejías que se levantarán, los engaños