La sostenibilidad como generadora de empleo - Fundación Banco ...

Cuadernos de
Sostenibilidad y
Patrimonio Natural
21 / 2012
La sostenibilidad
como generadora
de empleo

Este libro está impreso con papeles reciclados y ecológicos, altamente
sostenibles; cubierta en papel estucado mate Ikonorex Silk;
páginas interiores en papel Cyclus Offset reciclado
La Fundación Banco Santander no se hace
responsable de las opiniones vertidas por los autores
de este Cuaderno.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta
publicación sin autorización de la empresa editora.
© 2012. Fundación Banco Santander.
Todos los derechos reservados.
ISBN: 978-84-92543-34-2
Depósito Legal: M-26356-2012
Impreso en España / Printed in Spain
Diseño editorial: Investigación Gráfica, S.A. / Alberto Corazón
Imprime: Brizzolis, arte en gráficas

Con la finalidad de reflexionar sobre las aportaciones que la sostenibilidad puede ofrecer para paliar el problema del desempleo, Fundación
Banco Santander dedicó su séptimo Foro de Economía y Sostenibilidad a la búsqueda de soluciones factibles y duraderas –tanto
en el ámbito nacional como internacional– que, asimismo, permitan avanzar hacia el establecimiento de un modelo de desarrollo
sostenible.
En este nuevo Cuaderno de Sostenibilidad y Patrimonio Natural, se recogen las ponencias de los expertos que intervinieron en el
Foro, las cuales abarcaron desde el estudio de los procesos que unen la sostenibilidad y el empleo, hasta la exposición de ejemplos
de cómo se puede poner en práctica aquello que el marco conceptual propone.
El deseo permanente de la Fundación es propiciar que sus actividades sean de utilidad para el conjunto de la sociedad. En esta ocasión,
con más afán si cabe, nuestra aspiración es que con esta publicación podamos contribuir a que el desempleo deje de ser un impedimento
en el camino hacia un futuro mejor, más justo y más seguro para todos.
Queremos agradecer al profesor Jiménez Herrero su excelente trabajo como coordinador del Foro que, con el título La sostenibilidad
como generadora de empleo, contó con la participación de destacados profesionales, los cuales dejaron sobradamente acreditados
sus conocimientos y buen hacer. A todos ellos, deseamos expresar nuestro más sincero reconocimiento.
Fundación Banco Santander

Sostenibilidad y empleo
Luis M. Jiménez Herrero
Director ejecutivo del Observatorio de la Sostenibilidad en España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Paradigma tecno-económico de la ecoeficacia y onda larga de crecimiento y generación
de empleo
Juan Antonio Tomás Carpi
Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Valencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Economía sostenible y empleos verdes en tiempos de crisis
Joaquín Nieto Sainz
Director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo para España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
El programa global de Empleos Verdes de la OIT
Peter Poschen-Eiche
Director del Departamento de Creación de Empleo y Desarrollo de la Empresa, OIT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
La sostenibilidad como generadora de empleo: una visión aplicada en el Principado de Asturias
María Belén Fernández González
Viceconsejera de Medio Ambiente, Principado de Asturias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Una visión aplicada: eficiencia energética y energías renovables como generadoras de empleo
Margarita Ortega Izquierdo
Departamento de Planificación y Estudios, IDAE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
La gestión ambiental en Banco Santander
Begoña Beneytez Durán
Responsable de Medio Ambiente, Banco Santander . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Empleo sostenible
José Manuel Farto López
Coordinador de Alcaldía, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
El Bosque. Proyecto de recuperación y regeneración forestal llevado a cabo por Banco Santander
Manuel Sánchez Fernández
Responsable de Paisajismo, Banco Santander . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100

Sostenibilidad y empleo
Luis M. Jiménez Herrero
Director ejecutivo del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE)
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Sostenibilidad y desarrollo
sostenible: entre nuevos
paradigmas
El concepto de sostenibilidad se ha convertido en un nuevo paradigma
universal que, más allá de las consideraciones teóricas,
conceptuales o incluso políticas, cada vez se aplica con mayor
intensidad al sector productivo y al mundo empresarial con
una finalidad clara: abordar un proceso de cambio y transición
hacia nuevas formas de producir y nuevas formas de consumir
más ecoeficientes, más competitivas y también más racionales.
Es un modelo alternativo al vigente claramente insostenible. El
planteamiento del desarrollo sostenible, concebido desde la
nueva lógica de la sostenibilidad, incide en una nueva producción
limpia, así como una nueva demanda de bienes y servicios
que generan a su vez nuevos puestos de trabajo, derivados de
actividades socioeconómicas vinculadas al medio ambiente
para prevenir, medir, controlar, limitar, minimizar y corregir el
daño ambiental y el agotamiento de los recursos naturales,
pero también para fomentar procesos ecológicos y unas actitudes
saludables y duraderas. La sostenibilidad es la respuesta
estratégica contra la crisis ecológica y la nueva crisis sistémica,
que realmente viene a reforzar el ineludible cambio de modelo
hacia una economía y una sociedad sostenibles.
Sostenibilidad y desarrollo sostenible, aunque se suelen utilizar
como conceptos similares, no son sinónimos. La sostenibilidad
es un conjunto de principios básicos que hacen a un sistema que
sea más o menos perdurable en el tiempo, a través de determinados
equilibrios dinámicos, mientras que el desarrollo sostenible
es una opción social, que asume un conjunto de valores y enfoques
éticos distintos a los predominantes del sistema
económico convencional, que nos permite tener otro modelo
de desarrollo económico y social alternativo. Pero, en cualquier
caso, son nuevos paradigmas que se plantean como una respuesta
conceptual, pero también como una respuesta estratégica a la
insostenibilidad del modelo vigente frente a lo que se conoce
como el fenómeno del cambio global a nivel planetario.
Y el gran reto es pasar, de la teoría a la práctica, de las musas
al teatro, pasar de la conciencia de la insostenibilidad, que está
muy clara, al concepto real de procesos de sostenibilidad y
desarrollo sostenible, y sobre todo a su aplicación práctica.Y
aquí está la gran pregunta: ¿qué es lo que hay que hacer sostenible
en un contexto espacio-temporal, ¿cómo hay que hacerlo
sostenible a lo largo del tiempo y aplicado a distintas escalas
Hemos aprendido mucho sobre «insostenibilidades» (de la
opulencia, del despilfarro, de la pobreza…), pero sabemos
poco de cómo hay que hacer realidad la sostenibilidad del
desarrollo de forma sana, equitativa y perdurable. Asistimos a

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un proceso convergente entre medio ambiente y desarrollo
hasta llegar a su plena integración bajo el paradigma sostenibilista.Ya
no son conceptos antagónicos como se planteaban hace
treinta años, y ahora hemos entendido que el desarrollo o es
sostenible o no es verdadero desarrollo.
Sostenibilidad y desarrollo sostenible son conceptos aparentemente
sencillos, no son simples, en ningún caso, porque responden
a realidades complejas de interacciones entre sistemas
complejos, como son los sistemas ambientales, los económicos,
los sociales y los institucionales. ¿Qué no es, entonces, sostenibilidad
y desarrollo sostenible No es un estado de armonía
fijo, no es un estado ideal, no es un objetivo definido. ¿Qué
es entonces, si es que es algo Es un proceso de cambio dinámico,
un proceso de transición y un proceso de permanente
aprendizaje y transformación estructural. Con eso, se trata de
cambiar las formas de producir, de consumir pero también las
formas de ser y las formas de estar, y las formas de tener, y
también las formas de conocer y educar.
Hay que enfrentarse a la insostenibilidad del sistema global
porque hemos vivido un pasado y seguimos viviendo un presente
sin conciencia de los límites y sin ética para el futuro.
Ahora hay que crear esas condiciones para la sostenibilidad
con conciencia de los límites, con ética frente a las necesidades
futuras y enfrentarnos, en definitiva, a nuestro futuro común.
La respuesta al cambio global y la
dimensión global de la sostenibilidad
El gran desafío, entonces, es gestionar de forma sostenible un
planeta en permanente cambio y evolución con un aumento
exponencial de la población y de las necesidades humanas.
Hace poco más de medio siglo éramos 2.500 millones de habitantes
en el planeta. Hoy día somos casi 7.000 millones, hemos
visto multiplicar la población en este tiempo por dos veces y
media. Asimismo, observamos desequilibrios ambientales bien
Figura 1.
Cambio global: procesos e interacciones entre los sistemas humanos y los sistemas ambientales
FACTORES INTERNOS
SISTEMAS
AMBIENTALES
CAUSAS
ACCIONES
FUERZAS
MOTRICES
NIVEL DE DESARROLLO
ESTRUCTURAS SOCIALES
DESEOS, INTERESES
PROCESO
DE DECISIÓN
EFECTOS
PERCEPCIÓN
Y VALORACIÓN
REACCIONES
CAMBIO
AMBIENTAL GLOBAL
CAMBIO
GLOBAL
CAMBIO
SOCIAL GLOBAL
SISTEMAS
HUMANOS
FACTORES INTERNOS
Fuente: elaboración propia, L. Jiménez Herrero (1994, 1999)
REVOLUCIÓN
GLOBAL DE LA
SOSTENIBILIDAD
ESTRATEGIAS DE
ADAPACIÓN Y
GESTIÓN
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
evidentes con la ruptura de ciclos biogeoquímicos, la desaparición
de especies alarmante (se habla de la sexta gran extinción),
el cambio climático, la destrucción de la capa de ozono,
los cambios de uso del suelo y, en definitiva, todo el conjunto
de fenómenos que configuran el cambio global. Y todo ello
como consecuencia del impacto de la gran familia humana que
ahora define una nueva era: la era del Antropoceno, porque es
precisamente la especie humana la que rige el destino y evolución
de la biosfera.
Y se trata de dar una respuesta conceptual y estratégica: sostenibilidad
y desarrollo sostenible. Sobre esta base hay que
plantear otra cuestión básica: el desarrollo sostenible, o es global,
o tampoco es verdadero desarrollo sostenible. Porque no
se puede construir la sostenibilidad de unos pocos y favorecidos
a costa de la insostenibilidad de otros muchos y de otras
partes del planeta secularmente desfavorecidos. La dimensión
global de la sostenibilidad no se puede perder de vista. Y eso
es un planteamiento que va dirigido hacia el establecimiento de
un nuevo «Eco-Orden Mundial», económico y ecológico, ante
el gran desafío del cambio global. Dentro de este ámbito planetario
el cambio climático es el fenómeno más importante
para la economía mundial, para la salud humana, los ecosistemas
mundiales, pero que perjudica más a las clases más desfavorecidas
y a las generaciones futuras.
Visión integral de la sostenibilidad
Ante este planteamiento podemos hacernos una pregunta muy
clara: ¿cuál es la mejor solución para enfrentarse al cambio climático
y al cambio global, estos grandes problemas planetarios
Sin duda ninguna esto tiene una respuesta muy concisa:
sostenibilidad y desarrollo sostenible como procesos de cambio,
con un enfoque integrador y una visión global: la sostenibilidad,
considerando su multidimensionalidad, o es integral o
tampoco es verdadera sostenibilidad.
Figura 2.
Sostenibilidad integral
LAS MÚLTIPLES DIMENSIONES DE LA SOSTENIBILIDAD EN UN NUEVO MARCO ÉTICO
La sostenibilidad o es integral o no es sostenibilidad
Sostenibilidad
ambiental
S amb
Sostenibilidad ambiental
Usar los recursos naturales según la capacidad
e integridad de los ecosistemas. Gestión eficaz
del medio ambiente para minimizar la contaminación
y los residuos.
ENVOLVENTE ÉTICA
SISTEMAS DE VALORES
Dimensión axiológica
Ssoc
Sostenibilidad
social
Sostenibilidad
institucional
Sostenibilidad
institucional
Sostenibilidad
institucional
Sii
SOSTENIBILIDAD INTEGRAL
S i = a o
S amb + S econ + S soc + S inst
Secon
Sostenibilidad
económica
Sostenibilidad económica
Mejorar los niveles de desarrollo económico,
la calidad de vida, el capital económico
y las oportunidades de empleo.
Sostenibilidad social
Favorecer el bienestar y la cohesión social
y mejorar la integridad cultural y la participación
de los trabajadores y ciudadanos.
Sostenibilidad institucional
Fomentar las estructuras y procesos que permiten
garantizar la gobernanza y la coherencia de objetivos
y acciones de las otras dimensiones de forma integral.
Fuente: elaboración propia, adaptado de L. Jiménez Herrero (2000, 2002, 2005)

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Así que hablamos de sostenibilidad ambiental, económica, social
e institucional, que es la que da coherencia a las otras dimensiones
porque ejerce esa capacidad de gobernanza y de
cohesión interna.Y todo, además, con una envolvente ética, en
una nueva escala de valores y racionalidad ética, porque tenemos
que comprender que hace falta reconocer también derechos
a las generaciones futuras y derechos para la naturaleza y
las otras especies vivas con las que compartimos el planeta.
Por todo ello, debemos asentar el concepto de que la sostenibilidad
no está ligada a una idea de estado fijo, sino a una idea
de cambio, y ese es el concepto que se usa profusamente ahora
también en muchas disciplinas como es la resiliencia, la capacidad
que tienen los sistemas para adaptarse al cambio y vencer
las fluctuaciones, potenciando sus capacidades para
auto-organizarse y permanecer en el tiempo en una dinámica
equilibrada.
Eso de las tres dimensiones básicas (ambiental, económica y
social) es un tanto equívoco.Además hay que considerar la dimensión
institucional, que aglutina a las otras, y otra global, y
otra más de tipo cultural. Las tres dimensiones, no pesan igual,
no son todas iguales. Se trata de entender la economía y la sociedad
en el medio ambiente, dentro del medio ambiente. A
partir de ahí sí estamos tomando los conceptos adecuados del
significado de sostenibilidad. Las tres dimensiones básicas no
son equivalentes. La base natural es el sustento del bienestar
humano y del bienestar ecológico. En consecuencia, hay que
entender el sistema económico y el sistema social como subsistema
dentro del ecosistema global.
El valor superior del capital natural
Tampoco la sostenibilidad es un concepto único y prefijado,
hay distintos grados de sostenibilidad. «Sostenibilidad fuerte»
desde una perspectiva ecológica, que nos dice que hay que
conservar el capital natural porque no es sustituible por capital
artificial. Por otro lado la «sostenibilidad débil», con una
visión más tecnocéntrica responde a una perspectiva fundamentalmente
económica que plantea que sí se puede sustituir
parcialmente capital natural por capital artificial en determinadas
condiciones. Si la sostenibilidad se centra en el capital
natural, la pregunta es: ¿vale más el capital natural La respuesta
se nos antoja afirmativa. El medio ambiente vale tanto
si se usa como si no se usa. Hay un valor de uso directo e indirecto,
y también un valor de no uso, el medio ambiente vale
aunque no se use por el ser humano, y eso se tiene que entender
porque es un valor de opción para el futuro, además
de tener un valor de existencia, un valor intrínseco por el mero
hecho de existir, independientemente de que el sistema humano
haga una utilización instrumental para sus propias necesidades,
incluso hay que considerar un valor para el futuro,
un valor de legado de nuestras futuras generaciones.Y es que
los bienes y los servicios de los ecosistemas son fundamentales,
no solamente para la economía, como materias primas,
sino para el conjunto del bienestar humano y del sistema natural.
Sostenibilidad: nuevos indicadores
y modelos para el análisis de
las interrelaciones complejas
Siendo conscientes de la insostenibilidad del sistema actual, hay
que ir a otro modelo de desarrollo, al que hemos llamado sostenible,
y que es alternativo al insostenible modelo vigente.Y
eso significa un desarrollo que sea, en primer lugar, ambientalmente
sano, sin destrucción; que sea, además, socialmente justo
con equidad y solidaridad diacrónica y sincrónica con las generaciones
presentes y las generaciones futuras; que también
sea económicamente viable, con una economía que interprete
bien los límites de la ecología y, finalmente, que sea éticamente
responsable con una perspectiva mucho más biocéntrica,mucho
menos antropocéntrica, y que reconozca los derechos de la
naturaleza y de los otros seres vivos que comparten el planeta
con los humanos.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
¿Y qué debemos entender finalmente por sostenibilidad
Pues un nuevo paradigma, donde hay que definir los problemas
y plantear soluciones, que nos lleva a tomar nuevas decisiones,
con nuevos indicadores y nuevos modelos, mediante
el análisis de las interacciones, las interrelaciones y las
interdependencias entre los sistemas económicos, sociales,
ambientales, institucionales, incluso observando las relaciones
más subyacentes, las que están por debajo de la superficie,
aquellas que no se muestran de una manera palpable, pero
que a veces son las más determinantes.Y eso requiere otro
enfoque sistémico, estructural y dialéctico.
Transiciones hacia la sostenibilidad:
reestructuración del sistema
económico
¿Y por dónde empezar Pues por abordar grandes transiciones,
pero fundamentalmente empezando por la reestructuración
del sistema económico mundial y de su motor energético.
Esto lo que nos llevaría a plantear precisamente que la
economía es un subsistema del sistema ecológico global, que la
economía es dependiente totalmente del medio ambiente, que
no es posible un crecimiento indefinido de un subsistema que
está albergado en otro que no crece, solamente evoluciona,
como es la biosfera. Esto nos lleva a considerar, en definitiva,
que por encima de las leyes del mercado, hay que respetar las
leyes de la termodinámica, de la naturaleza y del mundo viviente,
que son de orden superior a las propias leyes económicas.
Y eso es algo que hay que interpretar desde la teoría económica,
y también desde la economía productiva para integrar los
procesos productivos y de consumo en los ciclos de la naturaleza.
Así que se trata de reestructurar el sistema económico
mundial, de cambiar el metabolismo de la economía productiva,
de cambiar las pautas de producción y consumo, con nuevos
valores y una visión a largo plazo y, sobre todo, de reorientar
la lógica dominante económica con racionalidad ética, eficiencia,
suficiencia y equidad.
Figura 3.
La economía como un subsistema del ecosistema
global
SOL
ECONOMÍA
DEPENDIENTE
DEL MEDIO
AMBIENTE
Recursos
ECOSISTEMA GLOBAL
ESCASEZ
NECESIDADES
LÍMITES
SUBSISTEMA
ECONÓMICO
LÍMITES
CAMBIO GLOBAL
Residuos
Calor
SOBREPASAMIENTO DE LOS LÍMITES
IMPOSIBLE
CRECIMIENTO
INDEFINIDO
1ª LEY TERMODINÁMICA 2ª LEY TERMODINÁMICA LA LÓGICA DE LO VIVO
Fuente: elaboración propia, adaptado de L. Jiménez Herrero (2000, 2002, 2005)
¿De qué hablamos entonces con este nuevo planteamiento de
la economía Pues de la necesidad de desmaterializar, desenergizar
y descarbonizar la economía. Una economía menos intensiva
en materia, en energía y en carbono, y al tiempo también,
cerrar los ciclos de los sistemas productivos para imitar la naturaleza.
Por lo tanto, estamos hablando de una economía productiva,
(del mundo empresarial) que se enfrenta a este cambio
del metabolismo productivo en el marco del nuevo
paradigma sostenibilista.
Figura 4.
Procesos de sostenibilidad: disociación y
ecoeficiencia, desmaterialización, desenergización,
descarbonización
Progreso económico/bienestar/ «calidad de vida»
Futuro
Menor uso de recursos
naturales-Degradación ambiental
Menor intensidad de materia, energía y carbono
Tiempo

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¿Qué aporta la sostenibilidad para desarrollar nuevas actividades
económicas limpias y, en consecuencia, generación de empleo
verde Pues nuevos modelos de producción, de consumo,
de construcción, de ciudades, de territorios, de instituciones y
de gobernanza que consideran la sostenibilidad como una fuerza
motriz positiva que genera empleo verde, más estable y de
calidad.
Ecoeficiencia y desmaterialización
¿Cuáles son entonces los elementos dinamizadores de la fuerza
motriz de la sostenibilidad El primer concepto sería el de
la ecoeficiencia y la desmaterialización; hay que desvincular el
desarrollo económico del impacto ambiental. Se puede producir
más y mejor con menos uso de recursos naturales y con
menos contaminación. La ecoeficiencia es el primer paso y con
eso avanzar en la desmaterialización o la inmaterialización de
la economía.Tenemos una economía muy ineficiente en general,
así como unos sistemas de movilidad muy ineficientes. Un
par de ejemplos. Una persona que pesa 70 kilogramos, se desplaza
en un coche que pesa 1.500 kilos. Hay algo que no funciona
bien en este esquema: para mover 70 kilogramos se utilizan
1.500 kilogramos.Además, el 98% de la energía potencial
contenida en el combustible que va a mover ese coche se pierde
por radiación, por rozamiento, por escape de gases o por
refrigeración; solamente el 2% se utiliza de forma rentable en
términos de movilidad. Nuestro sistema de desplazamientos es
claramente ineficiente como también lo son las ciudades, y los
edificios y la habitabilidad porque se pierden muchas calorías
por mala refrigeración, por mal aislamiento. El 40% de la energía
en la Unión Europea se consume en los edificios, con lo que
la utilización de esos edificios supone la emisión de muchos gases
de efecto invernadero.Y las ciudades son claves para responder
al cambio climático con eficiencia y energías limpias.
Economía productiva de ciclos
cerrados
El modelo actual responde a una estructura lineal de la economía
productiva: los recursos se convierten en materias primas,
que van a la producción, y de ahí a la utilización, y finalmente
se convierten en desechos. Son procesos de ciclos abiertos, sin
interconexión entre producto y desecho. Este modelo convencional
no tiene fundamento eficiente, porque se consideran
abundantes los recursos naturales y escasos los recursos humanos,
con una idea obsesiva por el incremento de la productividad
en el trabajo (para optimizar el capital productivo),
mientras que se pueden externalizar los costes ambientales
(no hay que pagar por contaminar) a la vez que se fomenta una
economía intensiva y dirigida al producto. Con eso tenemos un
paradigma de economía productivista y consumista que es claramente
insostenible.
Figura 5.
Nueva estructura y metabolismo circular de la economía productiva
RECURSOS
Producción
Materias primas
Utilización
DESECHOS
Integración de ciclos
Biomímesis
Metabolismo circular
Recuperación/Reciclado/Revalorización
CAMBIO DE PARADIGMA
SOSTENIBILIDAD
Procesos de ciclos cerrados: interconexión materias primas/materiales/recuperados/reutilizados/reciclados/revalorizados. Enfoques de gestión de ecosistemas.
Fuente: L. Jiménez Herrero
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
Hay que cambiar de la economía lineal a la economía circular,
con procesos de ciclos cerrados, con interconexión entre materias
primas, productos, recuperación, reutilización, reciclado y
un enfoque ecosistémico (de gestión de ecosistemas). Es preciso
integrar los ciclos y cambiar el planteamiento: lo que son escasos
son los recursos naturales, lo que son abundantes son los
recursos humanos (ahí están los millones de parados). No es
tanto ahorrar fuerza laboral, que es muy abundante; se trata de
aumentar otra productividad, no la del trabajo exactamente,
sino la eficiencia en el uso del medio ambiente, es decir, la productividad
mediante el uso eficiente de los recursos naturales.
Se trata, entonces, de conservar el capital natural, de optimizar
el capital total –no solamente el capital económico–, de internalizar
los costes externos ambientales y desvincular las fuerzas
económicas de las presiones ambientales, desacoplar la actividad
económica de los impactos ambientales (menor contaminación
y reducción en el consumo de recursos naturales), y dirigir más
la economía al servicio y no al producto. Con eso tenemos un
cambio de paradigma, un nuevo modelo económico-social que
evidentemente es mucho más sostenible.
En el año 1869 el biólogo alemán Ernst Haeckel, que definió
por primera vez el término ecología, lo identificaba como la
«economía de la naturaleza», que no tiene residuos. Se trata de
imitar el cierre de ciclo de los ecosistemas, y eso da origen a
un nuevo enfoque que es el de la ecología industrial (que no es
la industria ecológica), es el nuevo sistema de producción que
realmente cierra ciclos de materia y minimiza el impacto ambiental;
en definitiva, se pretende que el sistema económico se
base en el principio rector de la «biomímesis».
Crisis sistémica y respuesta
de la sostenibilidad
Frente al paradigma convencional que provoca la ya clásica crisis
ecológica hay que buscar una respuesta en clave de sostenibilidad.
Pero, ¿y con la crisis económica y sistémica que emerge
a finales de la primera década del siglo XXI, ¿cuál sería
entonces la respuesta, ¿ha cambiado algo para que tengamos
otro planteamiento No, la respuesta sigue siendo más sostenibilidad
y más desarrollo sostenible. Ahora estamos en un
proceso de «sostenibilidad forzada» por la crisis.Todos los indicadores
señalan que la sostenibilidad ambiental está mejorando.
¿Por qué Porque hay una recesión económica, disminuye
el consumo de carburantes, la movilidad, el consumo de
materias primas, el consumo energético, los gases de efecto invernadero,
aunque empeoran los indicadores sociales, económicos
y laborales.
Incluso emerge ahora un planteamiento denominado «decrecimiento
sostenible». No solamente hay que hablar de crecimiento,
sino de desarrollo, que es distinto de crecimiento, y de
progreso y bienestar. Pero también se puede hablar de decrecimiento
para que sea sostenible. Ajustar la economía hasta
que adelgace lo suficiente para mantener la salud ecológica y la
funcionalidad de los ecosistemas de forma perdurable a lo largo
del tiempo. La cuestión está entonces en si podemos aprender
algo de esta crisis, convertir esa sostenibilidad forzada por
la recesión en una «sostenibilidad estructurada», con vocación
de permanencia para reconducir el cambio de modelo productivo
por sendas que sean mucho más lógicas, mucho más «ecológicas».
Eso sería plantear una nueva actividad económica
ecologizada, generadora de empleo verde y de calidad con un
enfoque de sostenibilidad.
Cambio de modelo productivo
y de consumo
Hay que cambiar el modelo productivo y aprovechar la crisis
para salir de ella con otros planteamientos. No podemos volver
a los antiguos modelos basados en una economía depredadora
cortoplacista e ineficiente. Hay que engranar finalmente
la economía mundial con la ecología global. Una economía sostenible,
fundamentalmente, exige un cambio de modelo productivo
con principios ecológicos, con mejores empleos, más
innovadora, más inteligente, más eficiente, más competitiva,

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pero también con mayor suficiencia. No vale solamente con la
eficiencia; también hay que apostar por la suficiencia. En ese sentido
es fundamental hacer la pregunta: ¿cuánto es suficiente A
mayores niveles de renta, mayor consumo, y a partir de un alto
nivel de renta, ¿un mayor consumismo proporciona más bienestar
o felicidad No exactamente.A partir de ciertos niveles,
la felicidad no se consigue con más crecimiento material, ni
tampoco necesariamente se transforma en mayores niveles de
desarrollo y progreso.Así que a la ecoeficiencia hay que sumarle
la suficiencia, ejercida mediante un consumo racional y responsable.
Cambio de modelo territorial
Pero no solamente hay que cambiar el modelo de producción,
también hay que cambiar el modelo territorial. Tenemos un modelo
que gasta mucho territorio, con una economía muy intensiva
en materia, en energía y en carbono, pero también muy intensiva
en territorio.
Tenemos una artificialización del suelo realmente alarmante, del
año 1987 al 2006, los últimos datos disponibles con Corine
Land Cover, nos dicen que en España el aumento de la artificialización
del suelo ha sido del orden del 52%.Y en el periodo de
expansión acelerada del 2000 al 2006 el suelo artificial ha aumentado
más o menos a un ritmo de 3,37 ha/hr, casi 3,5 campos
de fútbol que cada 60 minutos quedan cubiertos de cemento
y asfalto. El primer kilómetro de costa mediterránea ya está
saturado en un 34%. Es demasiado consumo de territorio para
los beneficios que se consiguen, considerando los impactos que
se producen, como la degradación de los paisajes y la destrucción
de los sistemas costeros.Y hay ejemplos bien evidentes de
esa saturación y de la abusiva ocupación del territorio. Las viviendas
secundarias y la ocupación residencial, por la expansión
de las segundas residencias en España, ha provocado un boom
espectacular, y hay que hacer notar que estas viviendas solamente
están habitadas del orden promedio de 49 días al año,
estando el resto del tiempo deshabitadas, cerradas. Pero consumen
agua, energía, y demandan infraestructuras y servicios. En
fin, es un gran impacto territorial silencioso.
Cambio de modelo urbano
También hay que cambiar el modelo urbano, no solamente el
modelo territorial en su conjunto, sino el modelo de hacer ciudad
y vivir en ella.Tenemos ciudades cada vez más ineficientes
porque crecen en horizontal, mediante un modelo de «ciudad
difusa», de tipo anglosajón, frente al modelo de «ciudad compacta
mediterránea», que es un modelo mucho más sostenible.
Aquí tenemos otra «verdad incómoda» para las ciudades congestionadas,
contaminadas y condicionadas por el transporte
privado y el automóvil. Hay que reivindicar la ciudad habitable,
sostenible y convivencial para el ciudadano. También hay que
cambiar el propio modelo de construcción, pasando del ladrillo al
edificio inteligente, de nueva construcción o rehabilitado.Tenemos
que hacer edificios más inteligentes, construir sin destruir
y sobre todo «reconstruir». En fin, otro tipo de edificación sostenible
para dar también salida a la crisis de la construcción,
con una rehabilitación a gran escala. Eso sí, la rehabilitación
debe ser ecoenergética para crear nuevos puestos de trabajo
verdes de mayor cualificación y más estables.
Cambio del modelo teórico
También hay que cambiar el modelo teórico y hacer frente a un
nuevo paradigma económico. Hay que internalizar costes externos,
los precios deben reflejar la verdad ecológica de los
productos, las contabilidades deben estar también integradas
para que reflejen toda la realidad ecológica. Hay que ir más allá
del PIB, ese gran «becerro de oro» (que todo el mundo adoramos)
con unos nuevos indicadores, como está planteando
ahora mismo la OCDE y la Unión Europea, abarcando dimensiones
sociales y ambientales para medir el bienestar y el progreso
de las sociedades.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
Cambio de las formas de hacer
política
Y también hay que cambiar las formas de hacer política, hay que
ir a políticas win win, políticas ganadoras y sobre todo plantear
la integración de políticas. ¿Por qué Porque la política ambiental
para proteger los bienes ambientales comunes es la forma
más inteligente de política económica, que además favorece la
innovación tecnológica. Estamos ante opciones win win (ganar
ganar) a largo plazo, y frente a dos desafíos fundamentales
como ha venido diciendo el PNUMA y la OIT insistentemente,
como son el cambio climático (el cambio global) y el trabajo, fenómenos
estrechamente vinculados, que no se pueden separar.
Y una economía más ecológica
con empleos verdes
Además hay que ir hacia un planteamiento de creación de empleo
verde tal como reza el título de un trabajo que hemos hecho
en el OSE en colaboración con la Fundación Biodiversidad.
Los cambios de la normativa, la conciencia ecológica y la mayor
demanda de bienes y servicios ambientales son las grandes
«fuerzas motrices» de la generación de empleo verde.Y es verdad,
que tenemos cierta conciencia y responsabilidad ambiental,
pero también hay mucha legislación, más de trescientas directivas
comunitarias, instrumentos económicos aplicados al
medio ambiente, acuerdos voluntarios.
Fuerzas motrices para
la acción ambiental
Figura 6.
Fuerzas motrices del empleo verde
Actividades ambientales en los
sistemas de producción y consumo
Concienciación social y responsabilidad ambiental
Marco normativo,
planificación y gestión
• Convenios internacionales
• Estrategias de desarrollo
sostenible
• Políticas ambientales
• Planificación
• Políticas ambientales
• Gasto público
• Fondos/Financiación UE
• Financación público-privada
• Instrumentos económicos
y mecanismos de mercado
para la sostenibilidad
• Acuerdos voluntarios y
partenariado público-privado
• Acciones territoriales
y locales responsables
Integración ambiental en las políticas y actividades
Transición
hacia la sostenibilidad
de los modelos
de producción
y consumo
(Acciones reactivas
preventivas
y proactivas)
Actividades ambientales
Sectores regulados
Actividades ambientales
Sectores no regulados
Actividades ambientales
Tercer sector (ONGs)
Actividades ambientales
del sector público
(Compra pública verde)
Actividades ambientales
Hogares y consumidores
(Consumo responsable)
Industria de bienes y
servicios ambientales
(ecoindustria)
Sectores emergentes
para una economía
sostenible
Generación
neta de
empleo
verde
Fuente: OSE-FB (2010)

15
En fin, todo eso nos permite hablar de la importancia de la integración
ambiental en las políticas y los sectores, y de transición
hacia formas de vida mucho más sostenibles. Y eso genera muchas
nuevas actividades, algunas ya se pueden clasificar como
tradicionales, de sectores regulados, incluso de sectores no regulados,
de actividades ambientales del tercer sector, de las
ONGs, las vinculadas al sector público y las actividades ambientales
de hogares y consumidores, así como la industria de bienes
y servicios ambientales clásica (industria ecológica), además de
los nuevos sectores emergentes de una economía sostenible.
Esto es lo que hace posible, precisamente, la generación neta
de este empleo verde, de acuerdo con un marco estratégico normativo
en una línea marcada por la sostenibilidad integral, en
todas sus dimensiones. Así se configura, sin duda, una gran
fuerza motriz de generación de actividad económica sostenible
de empleo verde, y de mayor calidad y de mayor valor añadido.
Hay marcos estratégicos muy claros para esta economía sostenible.
En la Unión Europea, tenemos una Estrategia de Desarrollo
Sostenible (revisada en 2006). Tenemos una Estrategia
Española de Desarrollo Sostenible (2007), incluso tenemos una
Ley de Economía Sostenible en España (2010), y aunque no
sean suficientes seguramente, nos marcan una orientación muy
clara. En el caso de la Ley de Economía Sostenible, aunque podría
ser ambientalmente más ambiciosa, sí se marcan objetivos
importantes para esta nueva generación de empleos: un modelo
energético sostenible, reducción de emisiones (una economía
más descarbonizada, en definitiva), transporte y movilidad
sostenible y la rehabilitación de viviendas. Hay muchas más cosas
que se deberían incluir, pero al menos esos cuatro ejes fundamentales
están contemplados.
El empleo verde en España:
sectores tradicionales y sectores
emergentes con nuevos yacimientos
El empleo verde ha aumentado mucho en estos últimos diez
años. Con los datos disponibles (de lo que se ha podido comparar)
hemos aumentado en un 235% el empleo en los sectores
relacionados con el medio ambiente. Estamos hablando de
más de medio millón de trabajadores en 2009 dedicados a actividades
relacionadas con el medio ambiente, incluso hay previsiones
para dentro de unos años, como las que se apuntan en
un informe económico del presidente del Gobierno que plantea
hasta un total de 2,7 millones de empleos vinculados con
las actividades ambientales para 2020. ¿Y en qué sectores Pues
hay sectores que son muy relevantes como el de la gestión de
residuos y de las renovables, que son sectores tradicionales,
pero que irán marcando otra pauta con una gestión más inteligente
y el uso de las nuevas tecnologías.
9,4%
10,0%
3,8%
2,1%
1,5%
5,0%
6,1%
Fuente: OSE-FB (2010)
4,1% 0,1%
11,0%
26,4%
20,6%
Figura 7.
Actividades generadoras de empleo. Distribución sectorial
Resultados del Informe OSE-FB 2010
La economía sostenible tiene en las actividades de gestión
de residuos y en las energías renovables sus principales
generadores de empleo
• 531.000 trabajadores en 2009
• 2,62% de la población ocupada
De 158.000 en 1998
a 531.000 trabajadores en 2009
Incremento del 235% en 10 años
Tratamiento y depuración de aguas residuales
Gestión y tratamiento de residuos
Energías renovables
Gestión de zonas forestales
Servicios ambientales a empresas
Educación ambiental
Agricultura y ganadería ecológicas
Gestión de espacios naturales
Empleo ambiental en la industria y en los servicios
Sector público
I+D+i ambiental
Tercer sector
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
La concentración del empleo verde se da en España en cuatro
comunidades autónomas: Cataluña, Andalucía, Madrid y Valencia.
Hay sectores tradicionales de empleo verde frente a sectores
emergentes con yacimientos nuevos de empleo verde.
Figura 8.
Actividades generadoras de empleo. Distribución
territorial
Sector de
Variación
actividad 1998 2009 porcentual
Energías renovables 3.522 109.368 3,005%
Tratamiento y depuración
de aguas residuales 15.357 58.264 279%
Gestión y tratamiento de residuos 37.357 140.343 277%
Servicios ambientales a empresas 6.100 26.354 332%
Educación e información ambiental 900 7.871 775%
Agricultura y ganadería ecológicos 23.278 49.867 114%
Gestión en zonas forestales 22.980 32.400 41%
Sector público ambiental 43.308 53.072 23%
Casi el 57% del empleo verde se concentra en cuatro CC.AA.:
• Cataluña
• Andalucía
• Comunidad de Madrid
• Comunidad Valenciana
Esto tiene que ver con muchas actividades novedosas, tales
como las energías renovables, las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC), la rehabilitación ecoenergética de viviendas,
el turismo sostenible, las actividades específicas relacionadas
con la mitigación y la adaptación al cambio climático,
la movilidad sostenible (incluyendo el potencial del coche eléctrico),
la economía de la biodiversidad, los cultivos agroenergéticos,
la agricultura ecológica, la ganadería ecológica, el sector
del automóvil, el coche eléctrico y la ecología industrial a la
que me referiré en último lugar.
Las renovables, un sector estrella
Así que tenemos nuevos yacimientos y sectores emergentes
que tienen un gran potencial. Las energías renovables son el
sector estrella. La OIT y el PNUMA insisten en que se pueden
generar para dentro de unos años hasta 20 millones de empleos,
12 millones para los empleos en biocombustibles, 6 millones
para energía solar y 2 millones para la energía eólica.
En la Unión Europea también nuevos informes nos hablan incluso
de generar para el año 2020 hasta 2,8 millones de empleos
nuevos si se cumplen las previsiones y los objetivos de la
Unión Europea marcadas entre esos «tres veintes»: 20% de reducción
de emisiones, 20% de ahorro y eficiencia energética y
20% de renovables. En el caso de España según el Informe del
OSE (Observatorio de la Sostenibilidad en España) tenemos
un empleo del orden de 110.000 puestos de trabajo en este
sector.
Fuente: OSE-FB (2010)

Tabla 1.
Yacimientos emergentes.
Incrementos del empleo estimado en algunos
sectores
Perspectivas favorables de futuro
Área Incrementos 2006-2020
Ecoindustria
260.000 empleos
Energías renovables
140.000-180.000 empleos
Edificación sostenible
Más de 265.000 empleos
Turismo sostenible
24.000 empleos
Agricultura ecológica
212.000 empleos
Transporte sostenible
210.000 empleos
Total
1.153.000 empleos
Proyección total a 2020: 2,7 millones de empleos
Fuente: elaboración propia a partir del Informe Económico del presidente del
Gobierno (2009)
Las TIC y su efecto catalizador
Las tecnologías de la información y la comunicación sí que se
pueden considerar en el ámbito de los nuevos yacimientos
porque pueden contribuir mucho a la generación de empleos
verdes, aunque la generación de residuos y la de emisiones de
las TIC no es nada desdeñable. Las TIC tienen un impacto sobre
las emisiones totales de gases de efecto invernadero del
2%, que aparentemente no es mucho. ¿Pero cuánto es el impacto
del sector aeronáutico Pues casi igual, un 3%, y sin embargo
se piensa en el sector aeronáutico como un gran contaminador
y en las TIC como si fuera un sector muy limpio, aunque
el orden de magnitud es equivalente.
Hay una gran revolución tecnológica de la mano de estas nuevas
tecnologías que pueden descentralizar la energía y otros
usos y consumo. Pero sobre todo tienen una gran capacidad
para ejercer un efecto catalizador sobre otros sectores y favorecer
los «servicios inteligentes».
La rehabilitación ecoenergética
La rehabilitación energética es una gran esperanza para dar salida
a la construcción y también para crear nuevos empleos de
mayor cualificación. Estimaciones de 350.000 a 400.000 empleos,
depende del tipo de modelo que se utilice, pueden generarse
con esquemas de rehabilitación a gran escala de barrio
o distrito.
Turismo sostenible y de naturaleza
En el caso del turismo sostenible, para un turismo convencional
de sol y playa, que es bastante insostenible, existe un gran
potencial de actividad para hacerlo más sostenible.Y luego, por
otro lado, tenemos el turismo ligado al ecoturismo, al turismo
de la naturaleza o al turismo rural. La expansión de los nuevos
alojamientos de turismo rural en los últimos años, con crecimientos
del 20% anual, es una cifra verdaderamente impresionante,
aunque también tiene sus límites.
Actividades de mitigación y
adaptación al cambio climático
17
Merece la pena una referencia a los yacimientos de empleo
verde ligados a actividades de mitigación y adaptación al cambio
climático. El cambio climático ya está aquí, se va a quedar
con nosotros durante muchos años y hay que empezar a tomar
acciones estratégicas de adaptación porque ya está produciendo
consecuencias. Aquí hay muchas actividades empresariales
para controlar los riesgos climáticos: la mayor demanda
de agua y la menor disponibilidad, el riesgo de las inundaciones,
así como las nuevas actividades de captación y secuestro de
carbono, nuevas tecnologías, que son verdaderamente importantes.
Pero sobre todo la implantación de procesos ecoeficientes
que favorezcan el ahorro de energía y de emisiones.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
Transporte y movilidad sostenible
¿Y en los temas de transporte y movilidad sostenible Pues un
yacimiento enorme, sin hablar del coche eléctrico, solamente
hablando de los grandes esquemas funcionales de lo que es la
movilidad sostenible, se habla incluso de un incremento del
40% para el año 2020 de pasar de 500.000 a 770.000 empleos
en actividades de servicios industriales y construcción de infraestructuras
ligadas a la movilidad. Luego viene la revolución
vinculada al sector del automóvil o vinculada a la energía descentralizada,
la «tercera revolución» que nos plantea Rifkin con
la diseminación de energías renovables gestionadas localmente
para hacer posible esa economía sostenible con una civilización
empática.
Economía de la biodiversidad
y sostenibilidad rural
Aparece también un nuevo marco: la economía de la biodiversidad;
hasta ahora los bienes y servicios de los ecosistemas no
han tenido precio de mercado, aunque tienen un gran valor
económico. La reconsideración de toda la economía de los
ecosistemas y de esos flujos de bienes y servicios ecosistémicos
es fundamental.
Solamente por citar un ejemplo de los valores económicos de
los ecosistemas, puede señalarse la capacidad de fijación de
carbono por las masas vegetales, un 20% del cambio climático
se debe a cambios de uso en la cubierta terrestre. En fin, la
Figura 9.
Yacimientos emergentes de empleo verde: economía de la biodiversidad
Custodia del territorio en España
CUSTODIA DEL TERRITORIO 2006
Presencia de Entidades de Custodia
del Territorio (ECT)
Existencia de red de custodia
Posible creación de redes de custodia
Proyecto Ríos
No hay presencia de elementos
de custodia del territorio
Fuente: OSE (2009)

19
economía de la biodiversidad es un yacimiento de gran potencial
que nos puede dar muchos beneficios sin «mercantilizar»
de forma perversa el capital natural. Incluso, contribuir mucho
y decididamente a la sostenibilidad del desarrollo rural. Un
30% de la población en España es rural y ocupa el 90% del territorio.Y
sin sostenibilidad del medio rural, no hay ninguna posibilidad
para la sostenibilidad nacional. Porque la sostenibilidad
rural es una prioridad estratégica a nivel nacional sin duda ninguna,
y por eso hay que hacer un cambio de enfoque para la
gestión sostenible del territorio buscando esas potencialidades
del capital natural y del patrimonio territorial.
Ecología industrial
Finalmente, para terminar, estamos hablando de otro nuevo
concepto que también es revolucionario. Es el concepto de la
ecología industrial de la mano de la eco-innovación. La ecología
industrial es una fuente de generación directa de empleos,
pero también es una manera de concebir el proceso económico,
reorganizando a medio y largo plazo el sistema productivo
con el objeto de alcanzar el residuo cero, siguiendo la lógica
Figura 10.
Progresos en la estrategia ambiental, responsabilidad
y sostenibilidad en las empresas
SISTEMAS DE
GESTIÓN
Y DIRECCIÓN
CUMPLIMIENTO NORMATIVA
ZONA DE RIESGO
RESPONSABILIDAD SOCIAL
DESARROLLO SOSTENIBLE
ZONA DE EXCELENCIA
SOSTENIBLE
ZONA COMPETITIVA
ECOEFICIENCIA
PRODUCCIÓN LIMPIA
Fuente: L. Jiménez Herrero, con adaptación de OCDE (2009)
Tiempo
del funcionamiento de los ecosistemas naturales, es decir, aplicando
el principio de la biomímesis antes citado.
Las industrias han ido desarrollando una política ambiental pasando
de una gestión reactiva de zonas de riesgo, cumpliendo
la normativa, a zonas de ecoeficiencia, incluso a zonas de excelencia
de sostenibilidad con la responsabilidad social corporativa
y las estrategias de sostenibilidad.
Ahora hay que concebir el concepto de «eco-innovación»
como la plataforma que puede ir hacia un aumento de estas capacidades
basadas en el análisis del ciclo de vida de los productos,
«eco-balances», con cierre de ciclo productivo para desembocar
finalmente en la ecología industrial.
Es un nuevo planteamiento de actividades y de empleo porque
la ecología industrial supone orientar el sistema productivo a
través de la implantación de medidas a lo largo del ciclo de vida
generando procesos industriales de ciclo cerrado. Los subproductos
de una fábrica serán la materia prima de otra fábrica, y
así el desarrollo industrial funcionará dentro de los límites de
la capacidad de carga de la biosfera y conducirá a esa promoción
del empleo sostenible. ¿Esto es solo una teoría No, ya se
está dando; es el caso de los «parques ecoindustriales», que integran
el proceso económico, el medio ambiente y el espacio
con arreglo a criterios de sostenibilidad.
Green New Deal, revolución
o metamorfosis
Así que hay que seguir insistiendo en el Green New Deal, el nuevo
planteamiento del nuevo contrato por la economía verde, e
insistir más en la tercera revolución como hace Rifkin, con la diseminación
y gestión descentralizada de las energías renovables,
con las nuevas comunicaciones, o incluso plantear la metamorfosis
como hace Edgar Morin. Quizá la metamorfosis
tiene esa capacidad trasformadora, aunque sea más improbable,
porque está más vinculada a la conservación de la vida y
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

SOSTENIBILIDAD Y EMPLEO
Figura 11.
Evolución estratégica hacia la producción sostenible
Integración de los sistemas de producción.
Partenariado ambiental y ecoparques industriales
Ecología
industrial
Sistemas de gestión
Reestructuración de los métodos de producción.
Minimizado o eliminación de materiales vírgenes
Extensión de la responsabilidad ambiental
y gestión de la cadena de suministro
Implantación de estrategias ambientales y seguimiento.
Implantación de SGMA
Modificación de productos y métodos de producción.
Optimización de procesos y sustitución de materiales
no tóxicos y renovables
Producción
limpia Ecoeficiencia
ECOINNOVACIÓN
Análisis
ciclo vida
Cierre del ciclo
productivo
Implantación de tecnologías «End-of-Pipe»
Control de la
contaminación
Fuente: elaboración propia adaptado de OCDE (2009)
TRATAMIENTO PREVENCIÓN GESTIÓN AMPLIACIÓN REVITALIZACIÓN SINERGIAS Y SIMBIOSIS
Estrategia empresarial
Figura 12.
Yacimientos emergentes de empleo verde de alto potencial: la ecología industrial
Reutilización
Valorización de residuos
Producción
Materiales
Envasado y distribución
Minimización de
materias primas
Reutilización
Recuperación
Reutilización
Uso y mantenimiento
Minimización del flujo de residuos
El desarrollo de la ecología industrial supondrá la reorientación del sistema productivo a través de la implantación de medidas a lo largo de todo el ciclo
de vida generando procesos industriales de ciclo cerrado. El desarrollo industrial dentro de los límites de la capacidad de carga conducirá hacia una
promoción sostenible del empleo
Fuente: L. Jiménez Herrero, con adaptación de OCDE (2009)
Medio ambiente natural

21
de las culturas, y no trata de anteponer, como una obsesión, el
crecimiento material como objetivo único. Combinar decrecimiento
con el crecimiento, con la lógica de la sostenibilidad
puede, sin duda ninguna, orientar la economía con solidaridad
y asegurarla con viabilidad.
Si hay que hacer una economía de la sostenibilidad generadora
de empleo, hay que aprovechar esa gran oportunidad del cambio
de ciclo, no tanto para refundar el capitalismo como decía
Sarkozy, que también, que a lo mejor ya es hora, sino para abordar
prioritariamente con valentía los cimientos para la refundación
ecológica de la economía en clave de sostenibilidad integral.
Y eso en definitiva es lo que viene a dar el verdadero significado
al paradigma sostenibilista.Así que es necesario cambiar las
formas de producir, de consumir, de distribuir, pero también las
formas de ser, de estar, de conocer, incluso las formas de educar,
y eso es concebir el desarrollo sostenible como un proceso
dinámico, porque no un estado de armonía fijo, sino un proceso
abierto de permanente cambio, de permanente
aprendizaje, de participación democrática, de potenciación del
ingenio humano que permita la coevolución, evolución positiva
conjunta, entre la humanidad y la biosfera.
No cabe duda de la gran potencialidad de la sostenibilidad
como generadora de empleo por su capacidad catalizadora y
sistémica para favorecer el cambio, ante la crisis y para después
de la crisis, con un nuevo modelo con vocación de perdurabilidad.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

Paradigma tecnoeconómico de la ecoeficacia y onda
larga de crecimiento y generación de empleo
Juan Antonio Tomás Carpi
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia
Presidente del Instituto Mediterráneo para el Desarrollo Sostenible (IMEDES)
Introducción
Llevar a cabo de forma decidida y sin dilación una estrategia de
desarrollo sostenible a nivel global constituye no solo una necesidad
para evitar un colapso de base ambiental de amplio alcance
espacial y social (PNUMA, 2007 y PNUD, 2007), sino
también una oportunidad única para generar una nueva onda
larga de crecimiento. Evidentemente, el contenido material y
energético del flujo de mercancías que den cuerpo a este crecimiento
tiene que ser muy diferente al de los procesos que le
han precedido.
La premisa de la que se parte en este documento es la siguiente:
es posible el desacoplamiento entre el flujo de bienes y servicios
de la economía humana y el flujo de materia y energía
con efecto ecológico negativo que circula entre ella y el medio
natural para poder generarlo; y dicho desacoplamiento tiende a
ser creciente con la maduración y despliegue del paradigma
tecnoeconómico de la ecoeficacia que una estrategia de desarrollo
sostenible tiende a impulsar. En tendencia, crecimiento e
innovación se refuerzan mutuamente, y las nuevas tecnologías
más limpias tienen rendimientos crecientes con el tiempo, la demanda
y el aprendizaje de las mismas, su difusión en el sistema
productivo y el desarrollo del conocimiento que su evolución
(científica y comercial) impulsa. Explorar y explotar, pues, el potencial
de las trayectorias de las tecnologías más limpias requiere
de una economía activa y expectativas económicas positivas, lo
que está relacionado con la continuidad del crecimiento.
No existe, sin embargo, certeza alguna (por problemas de información
sobre el umbral de sostenibilidad y los mecanismos autorreforzantes
de los sistemas naturales, por desconocimiento a
priori de las agendas y trayectorias eficaces para conseguirlo,por
la complejidad de las relaciones internacionales y la dificultad
para conseguir la necesaria cooperación y coordinación entre
las principales potencias, por retrasos en su puesta en práctica,
o por imposibilidad de conocer a priori el tiempo necesario
para lograr resultados satisfactorios, entre otras razones) de
que una estrategia de desarrollo sostenible permitirá superar los
problemas ecológicos que amenazan a la humanidad. Pero lo que
sí puede sostenerse con rigor es que, en el actual contexto, un
proyecto social de esta naturaleza constituye la opción más razonable
para lograr atemperar los conflictos ambientales generados
por la acción humana y al mismo tiempo impulsar un proceso
de crecimiento económicamente sostenible en el largo
plazo que genere más, mejores y más útiles puestos de trabajo.
La piedra angular del discurso que aquí se presenta es que el
cambio económico que ha experimentado la sociedad occidental
en los doscientos últimos años se ha visto jalonado por
procesos de innovación que han afectado al núcleo central del
sistema económico. Estos sistemas de innovación, que se han
desplegado a lo largo de periodos dilatados de tiempo, han ge-

23
nerado ondas largas de crecimiento, afectadas por movimientos
cíclicos de carácter más coyuntural y de corto alcance
temporal, impulsado la productividad y generado nuevas fuentes
de empleo, al tiempo que han erosionado antiguas actividades,
arrinconado técnicas y bienes de capital obsoletos y destruido
funciones, tareas y empleos.
Su concatenación a lo largo de más de doscientos años permite
explicar tanto el crecimiento del mundo occidental como
los largos periodos con tasas de crecimiento elevadas que ha
vivido Occidente. La tesis que se sostiene es que en el momento
actual existen serios conflictos económicos y ecológicos
que hacen necesario un cambio radical en el estilo de desarrollo
para seguir progresando económicamente, al tiempo que
evitar crisis de mucha mayor intensidad que las económicas.
Curiosamente, la necesidad ecológica se puede hacer virtud
económica si la sociedad mundial alcanza la necesaria inteligencia
para dar ese giro radical en un tiempo prudencial.
Lograr esta inteligencia es más factible, sin embargo, si nos percatamos
del rol que una estrategia seria de desarrollo sostenible
puede tener en la reactivación de la economía y la generación
de una nueva onda larga de crecimiento. Lo que significa
que el interés económico del desarrollo sostenible puede lograr
lo que la razón científica no es capaz de conseguir: generar
la suficiente voluntad política y el necesario soporte social
para preservar a la especie humana de la mayor crisis que pueda
conocer, la ecológica.
Cambio tecnológico, paradigma
tecnoeconómico y onda larga
de crecimiento
Para desarrollar la idea respecto al potencial económico de una
revolución tecnológica informada por los principios de ecoeficiencia,
ecoeficacia y sostenibilidad, se partirá del concepto de
paradigma tecnoeconómico, o modelo general guía del proceso
de desarrollo tecnoeconómico específico de una época (Pérez,
1985 y 2004). Un paradigma tecnoeconómico tiene como motor
principal a una revolución tecnológica de amplio alcance
que viene a cambiar tanto el sistema tecnológico como la economía
y la sociedad, transformando el contenido técnico y organizativo
de los sectores existentes. Este proceso da origen a
actividades nuevas e introduce nuevos principios de sentido común
que vienen a constituirse en guías del comportamiento racional
de individuos, empresas y actores públicos. Con el nuevo
paradigma cambian no solo la dirección que sigue la evolución
de la tecnología, sino también la frontera tecnológica, las mejores
prácticas, las oportunidades de desarrollar negocios, el potencial
de crecimiento, los motores sectoriales del mismo y la
forma de organización empresarial y del mercado más eficaz.
Un paradigma tecnoeconómico constituye un complejo y relativamente
coherente sistema en evolución que, a los efectos de
lo que aquí interesa, trae consigo (parcialmente en Pérez, 1985,
p. 444):
• Nuevo(s) concepto(s) de eficiencia, tanto en el ámbito empresarial
como social.
• Un nuevo modelo de dirección, gestión y organización de las
empresas.
• Un cambio en los factores clave del proceso productivo.
• Un cambio en la composición factorial de la producción y en
la productividad de los factores.
• Un fuerte sesgo en la orientación de la innovación, en beneficio
del (de los) nuevo(s) factor(es) clave.
• Un nuevo patrón de inversión, favoreciendo las actividades
estrechamente conectadas con el (los) factor(es) clave y las
correspondientes infraestructuras.
• Un cambio en la composición de la producción, que imprime
mayor dinamismo a los productos más relacionados con la
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
producción y preparación del factor clave, al tiempo que se
contraen los relacionados con la producción y tratamiento
de los factores desplazados.
• Un cambio en la escala óptima de producción, afectando de
forma sensible a la organización del sistema económico.
• Un cambio en la relación intersectorial, convirtiendo a las actividades
que producen o usan más intensamente el factor
clave en los nuevos motores del sistema económico.
• Un cambio en las ventajas competitivas de los territorios, en
la división espacial del trabajo y en los espacios económicos
hegemónicos.
• Un cambio en el sistema urbano, en la edificación y en el
modo de vida y consumo.
• Cambios significativos en el sistema de distribución, transporte
y logístico.
• Un cambio del proyecto educativo y una nueva configuración
del programa de I+D.
La gestación de un nuevo paradigma tecnoeconómico no solo
supone, por tanto, el surgimiento de un nuevo horizonte tecnológico
y una nueva racionalidad, sino también una nueva inspiración
y un impulsor de la dinámica económica.Todo lo cual
comporta una revitalización del proceso de acumulación de la
mano de nuevas innovaciones animadoras de la actividad empresarial,
una fuerte reactivación de la demanda de bienes de
capital, a impulsos de la dinámica productiva y las inversiones
en infraestructuras, el cambio de las locomotoras del sistema
de producción y el desarrollo de actividades y competencias
de nuevo cuño. Todo lo cual convulsiona el sistema económico,
la estructura empresarial, las capacidades humanas operativas
y las ventajas competitivas de las empresas y territorios. Se
trata, en suma, de un poderoso y amplio proceso de transformación
que afecta a todo el sistema económico, el sistema institucional
y la estructura social y la cultura, inclusión hecha de
los gustos y preferencias de los consumidores y de los hábitos
y costumbres de los ciudadanos.
Dado que la articulación, despliegue y maduración de un nuevo
sistema tecnológico y del paradigma tecnoeconómico que
impulsa lleva tiempo, es lógico que el proceso económico que
protagoniza sea de largo plazo, dando lugar a una onda larga de
crecimiento.Aunque esta onda larga no esté exenta de altibajos
en el corto y medio plazo, y fuertes tensiones derivadas del
desajuste entre la nueva corriente tecnológica y el sistema institucional
adaptado al viejo sistema tecnológico. Esto significa
la coexistencia de ciclos largos (impulsados por el cambio tecnológico)
y ciclos cortos (generados por tensiones y desajustes
económicos, financieros y comerciales), turbulencia y crisis
(inducidas por las tensiones y las expectativas irracionales que
procesos nuevos inspiran en el sistema financiero) en la fase
inicial de su despliegue y ajustes institucionales y periodos de
estabilidad y bonanza, con efectos ampliamente difundidos en
la sociedad, en la fase avanzada (Pérez, 2004).
Desde una perspectiva histórica, y a título ilustrativo, son claros
exponentes de paradigmas tecnoeconómicos:
• El que protagonizó la primera Revolución Industrial, con el
algodón y la máquina de vapor como factores clave, y la mecanización
de la industria textil y el desarrollo del trabajo
del hierro como grandes exponentes del sistema de innovación.
• El que estuvo impulsado por el ferrocarril, a mediados del siglo
XIX, con el carbón como factor clave y la locomotora y la
mejora en la conectividad como núcleo y motor del sistema
de innovación.
• El que se inició a finales del siglo XIX a impulsos de la industria
pesada, la industria química, la ingeniería eléctrica, con el
acero y la electricidad como factores clave y las trayectorias
tecnológicas de la siderurgia y la metalurgia, la química básica
y la ingeniería eléctrica como grandes articuladores de un
complejo sistema de innovación.

25
• El que se consolidaría después de la Segunda Guerra Mundial,
con la petroquímica y materiales y productos intensivos en
energía (plásticos, productos sintéticos, automoción, electrodomésticos...)
como principales motores y el petróleo como
factor clave.
• El de la electrónica y tecnologías de la información y de las
comunicaciones, que inició su consolidación en los años
ochenta, con la información como factor crítico.
Los paradigmas tecnoeconómicos no aparecen por generación
espontánea. Por el contrario, suelen hundir sus raíces en
los avances científico-técnicos (innovaciones básicas y radicales)
de las fases precedentes de evolución económica, que inicialmente
tienden a dar lugar a cambios de alcance sectorial,
como el del ordenador en los años cincuenta y sesenta del pasado
siglo. Los procesos tecnológicos generan paradigmas tecnoeconómicos
cuando los avances en ciertos sectores dan lugar
a una agrupación de innovaciones que no solo permite
avanzar en los sectores de origen de la innovación radical, sino
que se extienden al conjunto del sistema productivo, alimentando
nuevas actividades e impulsando cambios organizativos
y culturales de trascendental importancia para el sistema económico
y social.
Lo que permite la generación de una onda larga de crecimiento
es precisamente el despliegue del sistema tecnológico consustancial
con la mencionada agrupación de innovaciones, así
como el proceso de ebullición económica y organizativa que
su difusión a través del tejido empresarial origina (Freeman,
Clark y Soete, 1985, pp. 94 y ss.).
El sistema de innovación y el proceso de ebullición son los generadores
de un salto en la demanda de bienes de inversión y
de habilidades nuevas que estimulan de forma anormal a ciertas
actividades productoras de bienes, componentes, materias
primas y servicios, impulsando la creación de empleo y generando
un nuevo estado de ánimos. La combinación de progreso
material y nuevo estado de ánimos eleva las expectativas y
la confianza de los agentes económicos (empresarios y consumidores),
impulsa la demanda de bienes, servicios y capital y
refuerza el proceso de innovación y ebullición económica.
Todo lo cual conforma un proceso autorreforzante que adopta
la forma de círculo virtuoso de demanda-producción-innovación-inversión-empleo,
articulador de las fases expansivas de
largo plazo. El salto económico que este círculo virtuoso articula
e impulsa se ve reforzado por las inversiones en nuevas infraestructuras,
los nuevos desarrollos urbanos y de la vivienda
que todo paradigma tecnoeconómico trae consigo, y la mejora
de expectativas y confianza que este ambiente genera entre
empresarios y consumidores.
Este complejo proceso requiere de una gran actividad creativa
y de experimentación para forjar y articular el sistema tecnológico
e institucional, así como una intensa labor de transacción
y compromiso para sentar las bases sociopolíticas que hagan
posible el ajuste institucional que el despliegue del nuevo
paradigma hace necesario. Lo que viene a indicar que la articulación
de un nuevo paradigma tecnoeconómico es tanto una
tarea tecnológica (desarrollo del conocimiento científico y tecnológico)
y económica (decisión, innovación, inversión y aprendizaje
productivo y consuntivo) como política (coalición de
desarrollo entre diferentes actores sociales y políticos, decisiones
públicas, gestión del cambio institucional, planificación económica,
superación de resistencias y acción distributiva).
La necesidad y oportunidad
del paradigma tecnoeconómico
de la ecoeficacia
Existen razones tanto económicas como ecológicas y humanas
para impulsar de forma decidida y progresivamente acelerada
un cambio de paradigma tecnoeconómico que tenga en
la eco-innovación su guía y motor. Un paradigma en el que el
«sentido común» oriente a la búsqueda de técnicas, prácticas
y acciones sociopolíticas que no solo no sean agresivas con el
medio natural, sino que impulsen el potencial de desarrollo
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
coevolutivo, o capacidad del entorno natural de satisfacer más
y mejor las necesidades. El impulsor de este cambio de paradigma
no puede ser, sin embargo, una innovación revolucionaria,
como ha ocurrido tradicionalmente, sino un cambio institucional
radical.
La primera razón para emprender acciones decididas que impulsen
dicho cambio es de naturaleza eminentemente económica,
consistente en el creciente desajuste entre la demanda y
la oferta de carburantes fósiles, especialmente el petróleo. Este
desajuste no solo constituye la fuente de una fuerte presión inflacionaria,
sino que deviene en el estrangulador de cualquier
reactivación económica de largo alcance que no permita soslayarlo.
Con independencia de que todo recurso finito sometido a una
tasa de extracción creciente está condenado a la extinción, lo
que ya resulta incuestionable es que la actividad petrolífera ha
entrado en una fase de rendimientos decrecientes o productividad
marginal decreciente, en rápida aceleración. La razón es
doble. Por un lado el petróleo de más fácil extracción se está
agotando, y en los nuevos yacimientos o en las arenas petrolíferas
la obtención de un barril de petróleo cuesta cada vez
más, tanto en términos económicos como de energía necesaria
para su extracción, con independencia de la mejora en la
tecnología de explotación (Rubin, 2009, p. 51).
Por otro lado, la demanda ha entrado en una fase de rápido
crecimiento como consecuencia de las necesidades de los
grandes países emergentes (China, India y Brasil principalmente)
y de los propios productores de petróleo.Y si bien la demanda
de los países de la OCDE se ha estancado, e incluso reducido
con la subida de los precios de los carburantes fósiles
en la última década, no ha ocurrido lo mismo en el resto del
mundo, especialmente en los países emergentes y los de la
OPEP. Si se tiene en cuenta que el parque de automóviles está
experimentando un rápido crecimiento en estos países, se entenderá
que la previsión de que la demanda de petróleo de la
OCDE se vea superada, a la altura del año 2012, por la del resto
del mundo, resulta muy razonable.
Independientemente de que, como afirman muchos expertos
en la materia, se haya llegado o se esté cerca del pico de la producción
de petróleo, y no muy lejos en el gas, lo que sí es cierto
es que se ha entrado en una fase de carestía sin precedentes
de este tipo de combustibles (Rubin, 2009). Una fuente
energética de la que depende el transporte de larga distancia
y la movilidad urbana e interurbana actual, así como buena parte
de la producción eléctrica y del consumo doméstico de calor.
Si se tiene en cuenta la presión de la demanda, el rápido incremento
del coste marginal de la producción y la entrada en
una fase de carestía, ya asumida por las empresas petrolíferas,
se entenderá que la dinámica de precios que llevó al crudo a
los 150 dólares por barril en 2008 ha sido más el resultado de
la presión de una demanda en rápido crecimiento sobre una
oferta con cada vez menos capacidad de respuesta y una curva
de costes creciente y pronunciada, que de una especulación
autónoma.Y el que los precios se hayan mantenido por encima
de los 70 dólares en los años de recesión no es sino una
clara confirmación de lo que acaba de decirse.
Lo que sugiere la entrada en una fase de carestía del principal
combustible de la actual economía global es que cualquier proceso
expansivo de largo alcance se verá acompañado de una
fuerte presión inflacionaria generada por la escasez de recursos
básicos, en especial el petróleo y el gas. Como la lógica
económica dominante es contraria a toda escalada inflacionaria,
las políticas de contracción de la oferta monetaria que seguirán
estrangularán cualquier proceso de crecimiento de cierta
entidad y duración.
La segunda razón de la necesidad de un cambio de paradigma
es el efecto acumulativo del impacto medioambiental del sistema
económico desde la Revolución Industrial, así como los costes,
riesgos y pérdidas que esto viene generando, con importantes
consecuencias para la vida y la economía humana. Un efecto
que no solo está degradando el sistema ecológico (PNUD, 2007
y PNUMA, 2007), sino también las condiciones que garantizan
el normal funcionamiento del sistema humano y la calidad de
vida, si bien los problemas y riesgos se reparten de forma muy
desigual a nivel global (Jiménez Herrero, 2000 y PNUD, 2007).

27
Desde una perspectiva estrictamente económica las implicaciones
del conflicto ecológico y humano creado por el modelo
tradicional de desarrollo no son irrelevantes. En primer término,
porque dicho conflicto conlleva una pérdida de
capacidad de la naturaleza para cumplir satisfactoriamente funciones
vitales para la actividad humana (desde los procesos atmosféricos
y climáticos hasta la polinización, pasando por la
productividad del suelo y la reproducción piscícola). En segundo
lugar, porque al perturbar las condiciones que garantizan la
salubridad del medio (a través del suelo, agua y aire) afecta a la
salud y, por tanto, a la morbilidad y mortalidad humana y los
costes sanitarios. La tercera consecuencia es que los crecientes
desequilibrios que genera dan lugar a riesgos en ascenso de
catástrofes naturales de gran impacto económico. Por último,
pero no menos relevante, porque los intentos de contrarrestar
los efectos indeseables de estas externalidades de la actividad
humana (productiva, consuntiva y depredadora) da lugar a
acciones y actividades defensivas y correctivas (desde la gestión
de residuos y control de los mismos a final de tubo hasta
la regeneración de cauces de ríos o ecosistemas dañados, pasando
por el control de crecidas y plagas, la limpieza y regeneración
de los activos degradados por la contaminación, la restauración
de suelos degradados y de nutrientes, la conservación
de especies o el gasto sanitario generado por las enfermedades
ambientales) que utilizan cada vez más recursos. En realidad, estos
costes compensatorios tienen un alto coste de oportunidad
al detraer recursos que podrían destinarse a satisfacer necesidades
genuinas, incrementando el bienestar neto (Tomás Carpi,
2003). Pero esto solo puede ocurrir si las actividades productivas
están diseñadas no solo para producir bienes sino también
para evitar males (efectos secundarios negativos).
La continuación de esta tendencia condena a la sociedad humana
a sufrir crecientes problemas ecológicos, sanitarios y
económicos, en especial si el calentamiento global supera los
dos grados respecto a la temperatura media de la era preindustrial.
Este peligro está relativamente cerca en el tiempo
dado que la superación de 450 partes por millón de CO 2 en la
atmósfera constituye el umbral que muy probablemente lo
haga posible. Al ser el CO 2 un gas de larga duración y existir
actualmente una concentración en torno a las 400 partes por
millón, la ausencia de una acción decidida de reducción de las
emisiones absolutas llevará en pocos lustros a la superación de
dicho umbral (PNUD, 2007). Con el agravante de la existencia
de una alta probabilidad de que se activen mecanismos autorreforzantes
de la biosfera que lo amplifiquen de forma virulenta
(entre ellos la emisión de grandes cantidades de metano
a resultas de la fusión del permafrost de Siberia).
El resultado de todos los procesos en marcha de degradación
de la biosfera y sus funciones vitales para los humanos serán,
sin una acción rápida y decidida, con toda probabilidad:
• Rendimientos decrecientes de los factores creados por el
hombre –a resultas de la pérdida de capital natural, producto
de la erosión, la disminución de las reservas de recursos y
la acumulación de contaminantes–.
• Un violento «trastocamiento global».
• Una sucesión de fenómenos catastróficos y un serio retraimiento
de la actividad productiva, una vez superados ciertos
umbrales de degradación, que disparan mecanismos de autoampliación
de la misma (Meadows, Randers y Meadows,
2006, pp. 287 y ss.).
• Grandes movimientos demográficos.
• Crecientes tensiones sociales y políticas a nivel nacional e internacional.
La consecuencia lógica de tales efectos colaterales del crecimiento
económico es precisamente la disminución, progresivamente
acelerada, del potencial de crecimiento del sistema económico
y un alto riesgo de una violenta caída permanente del
PIB global, que Stern estima entre el 5 y más del 20% (Stern,
2008). En suma, también por este lado la posibilidad de una
onda larga de crecimiento generada por un paradigma tecnoeconómico
que no considere y sortee los límites naturales, resulta
más que dudosa.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
El camino al nuevo paradigma tecnoeconómico de la ecoeficacia
estaría expedito si la tecnología dominante tuviese que asumir
el coste ambiental que genera, con precios del carbono
emitido de más de 100 dólares por tonelada. Pero al ser el sistema
climático un bien libre, al igual que ocurre con otras funciones
de la biosfera y ecosistemas vitales –como las selvas
tropicales–, el mercado se ve imposibilitado para asignar un
precio a sus servicios y un coste a las actividades que generan
su degradación. De ahí que tenga dificultades para crear el ambiente
y los incentivos que propiciarían la búsqueda de innovaciones
de proceso y de producto susceptibles de producir de
forma «natural» el cambio de paradigma. En consecuencia, solo
el cambio institucional movido por la acción social y política
puede crear las condiciones que hagan posible una transición
(lo suficientemente rápida para sortear parcialmente dichos
peligros) hacia un paradigma tecnoeconómico que haga de la
ecoeficiencia y la ecoeficacia las guías del proceso de asignación
de recursos y de innovación.
Las claves del nuevo paradigma
tecnoeconómico de la ecoeficacia
El paradigma tecnoeconómico de la ecoeficacia conlleva un
cambio radical de «sentido común» respecto a los precedentes.
Este giro radical obedece a la activación de la naturaleza
como variable clave del discurso y la acción económica,
frente a la condición de dato y la función pasiva que ha
venido asumiendo hasta ahora. Desde el punto de vista tecnológico
también el giro es fundamental, al tomarse el funcionamiento
de los ecosistemas como imagen guía de la articulación
técnica del proceso productivo (imitación de la
naturaleza) (Bono, 2008). El principio de eficiencia que prevalecerá
en el nuevo paradigma es el ambiental, consistente
en la minimización del impacto ambiental por unidad de producto.Aunque
al trasladarse tal criterio al mercado, por mediación
del sistema institucional, mediante la internalización
de los costes ambientales de la actividad productiva y consuntiva,
resulta evidente que eficiencia ambiental y eficiencia
económica tienden a coincidir en esta nueva concepción del
sistema económico, en beneficio del entorno natural y de la
especie humana.
El paradigma tecnoeconómico de la ecoeficacia más que poner
el énfasis en un factor clave, lo sitúa en un principio: minimización
y desintoxicación del flujo de materia y energía que circula
entre el sistema humano y el sistema natural. Esto supone
apostar por:
• La minimización de la materia, energía y los residuos en la
producción, mediante la búsqueda y aplicación de técnicas
de máxima eficiencia en el uso de la energía, agua y materiales.
• La recuperación, reciclaje y reutilización de los residuos generados
en la producción.
• La recuperación de la materia y energía que contienen los residuos
del acto de consumir.
• El cambio hacia energía y materiales renovables y biodegradables.
En consecuencia, más que un factor clave, lo que prima es un
principio guía: minimización, desintoxicación, renovabilidad e
inocuidad de los factores de la producción. La dinámica tecnológica
y productiva no viene guiada por el uso de un factor crítico,
sino por la minimización y desintoxicación de cualquier
factor con incidencia ambiental, la generación de materiales
biodegradables y energía renovable y el diseño de procesos y
productos que faciliten la recuperación útil de componentes,
materia y energía.
Existe un giro fundamental en la dinámica productiva: más que
un factor concreto, es el impacto ambiental de los factores utilizados
lo que orienta la innovación y la producción. Esto da lugar
a varias fuerzas transformadoras del sistema productivo
(Hawken, Lovins & Lovins, 2000; Braungart & Mcdonough,
2002; Riechmann, 2006):

29
• Cambio en el sistema económico guiado por la minimización
y desintoxicación del flujo de energía y materia que discurre
por el proceso de producción, circulación y consumo.
• Para conseguir lo anterior de forma económicamente eficiente
y eficaz es imprescindible un cambio radical en la investigación
y el desarrollo tecnológico, en busca de nuevos
materiales, estructuras y procesos, imitando a la naturaleza, y
en el diseño del producto, el proceso y la circulación de factores
y productos, con el principio de prevención como guía
de la acción económica (ecodiseño) y el de precaución como
salvaguarda de peligros mayores.
• Este cambio en la actividad de I+D y en el diseño no solo prima
la minimización, desintoxicación y asimilabilidad por la naturaleza
de los residuos (con el objetivo de residuo cero o
conversión en nutriente biológico), sino también la longevidad
de los productos, o sus componentes con más impacto
material y energético, la refabricación y la actualización sin
reposición plena del producto (absorción de las innovaciones
sin retirar todo el producto), cuando no por la economía de
servicio (paso de la venta del producto a la del servicio que
este presta manteniendo la empresa la propiedad del bien físico,
lo que facilita la actualización, la durabilidad y la eficiencia
energética y material).
• Desarrollo de nuevas fuentes de energía y nuevos materiales.
• Especial dinamismo de los sectores motrices de la modernización
ambiental del sistema productivo y del consumo actual,
como son los materiales biodegradables y materias primas y
energías renovables, producción de tecnologías más limpias,
productos inocuos, bienes de bajo consumo energético, nuevos
medios de locomoción, nuevos instrumentos de iluminación,
servicios a las empresas e instituciones, actividades de
I+D, educación y comunicación ambiental, transporte público,
construcción regenerativa y conexas, los relacionados con las
funciones de refabricación, recuperación y reciclaje de los
productos, los de la economía de servicio (alquiler de bienes
duraderos con servicio adherido, mantenimiento y actualización
de productos duraderos) así como los de regeneración
ambiental y adaptación al cambio climático.
• Declive de minería tradicional, extracción y tratamiento de
combustibles fósiles, actividades intensivas en recursos naturales,
industrias altamente contaminantes y las intensivas en
energía, como la siderurgia, cementera, fabricación de aluminio,
etc. (ECORYS, 2008, pp. 21-22).
La materialización de este proceso de transformación radical
del tejido productivo no solo exige de una seria apuesta institucional
por el desarrollo sostenible, con cambios profundos
en la legislación y la política pública, sino también una fuerte
mutación de las estrategias empresariales y un cambio fundamental
en los valores, creencias y hábitos ciudadanos. Lo que
se persigue en cualquier estrategia eficaz es que estos tres vectores
del cambio se refuercen mutuamente, directa e indirectamente
por mediación de su impacto en el sistema de producción
y el mercado, vía producto, proceso y distribución, y
en el proceso de decisión pública (Figura 1).
Aunque la política pública es un importante estimulante de la
modernización ambiental, su evolución depende de la relación
de fuerzas presentes en la sociedad, generadas tanto por la acción
empresarial y de los grupos de interés económico como
Figura 1.
Desarrollo del paradigma tecno-económico de la
ecoeficacia
CAMBIO DE ESTRATEGIA
EMPRESARIAL
CAMBIO INSTITUCIONAL
TRANSFORMACIÓN
SISTEMA PRODUCTIVO
CAMBIO DE VALORES
CREENCIAS Y HÁBITOS
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
por la opinión pública y la acción ciudadana. De ahí que la dinámica
de las estrategias empresariales y de la concienciación
y organización ciudadana sea de extraordinaria importancia
para la evolución y eficacia de la política pública.
La influencia del mundo empresarial –mediante la innovación
tecnológica, el aprendizaje y el compromiso con la sostenibilidad
en la producción y la distribución– en el desarrollo de los gustos
y actitudes de los consumidores es también de la mayor importancia.
Paralelamente, la actitud de los consumidores y el
desarrollo y presencia pública de las organizaciones no gubernamentales
comprometidas con la sostenibilidad influye de forma
sustancial en el comportamiento empresarial y la asunción de
buenas prácticas ambientales en la producción y distribución.
La modernización ambiental de la política pública y de la Administración,
inclusión hecha de la Administración de Justicia, resulta
de estratégica importancia para el cambio de paradigma,
dado el peso del gasto gubernamental y la fuerte presencia del
Estado en las economías mixtas, así como el papel dinamizador
del sector ecoindustrial que viene ya desempeñando el actor
público (European Commission, 2006). Pero lo más importante
es que el nuevo «sentido común» se imponga en la definición
de la política económica, especialmente la fiscal, la política
educativa, la política de I+D, la política industrial y agraria, la
política de infraestructuras y transportes y la política urbanística
y de vivienda. La política de ordenación del territorio
orientada por el principio de sostenibilidad debe constituirse
en elemento rector de la ocupación del espacio. La reforma de
la Administración y el reciclaje de su personal, así como su política
de compras, son de extraordinaria importancia por el
sesgo que imprime la acción promotora y reguladora del Estado
al conjunto del sistema económico.
Pero si importante es el cambio de la política pública y de la Administración,
no lo es menos el de las estrategias empresariales.
Lo que está en juego en el contexto del nuevo paradigma tecnoeconómico
no es el cumplimiento de las normas medioambientales
y el revestir de un barniz de respetabilidad social a la
empresa. Lo importante es sacar rentabilidad a las buenas prácticas,
como ya vienen haciendo las empresas más comprometidas
con la sostenibilidad (Fussler, 1999; Lovins, 2008;Werbach,
2009;Tomás Carpi, 2009). El enfoque empresarial para afrontar
el reto del cambio climático, por ejemplo, no es solo el de evitar
los males que pudiera efectuar la empresa, sino generar beneficios
a la organización y a la sociedad actuando contra dicho
fenómeno. Lo que implica integrar en la visión, misión y acción
de la empresa los cambios en los recursos, la tecnología y la sociedad
que constituyen la razón de ser del nuevo paradigma de
la ecoeficacia y de la idea de sostenibilidad.
La concienciación ambiental de consumidores y ciudadanos,
sustentada en nuevos valores y creencias, constituye el tercer
vector-fuerza del nuevo paradigma. Puesto que el impacto ambiental
es en buena medida un fenómeno difuso, generado por
los hábitos, comportamientos y gustos y preferencias de consumidores
y ciudadanos, y estos influyen tanto en el comportamiento
de las instituciones públicas como de las privadas, la
evolución de la sensibilidad medioambiental de este colectivo
social, la difusión de las prácticas de sostenibilidad personalizada
y el aprendizaje de buenas prácticas ambientales por estos
actores, resulta de capital importancia. De ahí que la educación,
la información veraz y la comunicación adquieran un rol
fundamental tanto para la eficaz implantación de una estrategia
de desarrollo sostenible como para el despliegue del paradigma
tecnoeconómico de la ecoeficacia.
En el proceso de sensibilización ambiental de la población resulta
de capital importancia el compromiso de los responsables
públicos y la implicación ciudadana en el diagnóstico, diseño
de estrategias de desarrollo sostenible e implementación
de planes de acción. Es pensando y actuando sobre los problemas
cercanos y locales como se puede tomar conciencia de la
problemática ambiental global.Y mediante la articulación de las
acciones locales es posible cambiar los comportamientos globales,
a través tanto del mercado como del sistema político. En
este proceso de concienciación e implicación ciudadana en los
problemas colectivos, la voluntad de los actores públicos y la
adaptación de la Administración pública a un nuevo estilo de
gobierno y gestión, resultan decisivas (Tomás Carpi, 2008).

31
De cuanto se viene diciendo se infiere la función capital del liderazgo
público, a nivel local, regional, nacional e internacional,
y privado, tanto empresarial como de las organizaciones de la
sociedad civil.Y de la confluencia de procesos de liderazgo públicos
y privados, con la función movilizadora que les es propia
en sus respectivas esferas de influencia (política, empresarial y
comunitaria), deriva lo que resulta crítico como orientador y
motor de todo proceso de cambio social de amplio alcance: la
coalición de desarrollo. Un fenómeno socio-político consistente
en la concertación de voluntades y capacidades de actores,
de distinta naturaleza social y cometidos e intereses diferentes,
que permita forjar el cambio institucional coherente con el
nuevo paradigma tecnoeconómico, disminuyendo la incertidumbre
respecto al futuro e introduciendo incentivos que estimulen
las acciones y comportamientos capaces de desplegar
rápida y eficazmente su potencial de desarrollo.
Paradigma tecnoeconómico
de la ecoeficacia y onda larga
de crecimiento
Naturaleza y alcance de una estrategia de desarrollo
sostenible en su fase inicial
El camino que abre la estrategia de desarrollo sostenible es algo
más que un nuevo paradigma tecnoeconómico. Se trata de un
nuevo estilo de desarrollo capaz de sustentar una cadena de sucesivos
paradigmas tecnoeconómicos. Estos paradigmas tienen
como común hilo conductor la centralidad de la naturaleza en
la articulación del sistema productivo y el modo de vida y la sostenibilidad
ecológica, económica, social y cultural como guía estratégica
y principio rector de la evolución de la sociedad. Las diferencias
entre ellos las establecen los sistemas tecnológicos que
los sustentan y hacen avanzar económicamente a la sociedad.
Esta sucesión de sistemas tecnológicos, producto de agrupaciones
de innovaciones con gran capacidad de ramificación por
todo el sistema económico, no solo deben jalonar el camino
hacia una economía ecológicamente sostenible, sino que tendrían
que ser fuerzas fundamentales de su construcción. Es decir,
el cambio en la producción y el modo de vida que dé paso
a una sociedad sostenible será tanto la consecuencia de innovaciones
incrementales y puntuales como de grandes saltos
impulsados por nuevos sistemas tecnológicos. Sin olvidar que
las innovaciones incrementales y las pequeñas innovaciones radicales
sientan con frecuencia las bases de las innovaciones de
alcance sistémico.
Tanto en el proceso de gestación de innovaciones incrementales
y radicales de pequeño alcance como en la generación de
nuevos sistemas tecnológicos, las distintas trayectorias tecnológicas
en marcha pero cuya razón de ser no es la ecoeficiencia,
como las que emanan del paradigma de la información, del
de la biotecnología o del de la nanotecnología, confluirán con
las del paradigma de la ecoeficacia, con este como catalizador,
para reforzarlas y acelerar su despliegue.
Un cambio de paradigma tecnoeconómico que no genere tensiones
económicas, sociales y financieras significativas, que deriven
en serios desequilibrios (desempleo estructural, inflación,
déficit público y déficit exterior), tiene que llevarse a
cabo sin precipitación pero aprovechando al máximo el potencial
de desarrollo existente en cada momento, y con la vista
puesta en ampliarlo. Esta transformación, alimentada de innovaciones
incrementales y mejora continua, innovaciones
radicales de alcance sectorial, cambios decididos pero no
traumáticos en la oferta y demanda energética, cambios cualitativos
en la inversión en infraestructuras y construcción residencial
y un serio giro en la inversión en I+D y formación,
no puede dejarse a la improvisación del mercado, aunque este
sea el principal articulador de su despliegue en el sistema económico.
De lo que se trata es de gestar un proceso de ajuste institucional
que no solo evite las convulsiones, sino que minimice la
incertidumbre. Es decir, medidas que, al tiempo que introduzcan
cambios progresivos y previsibles en la regulación, en las
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
cargas fiscales (en ascenso) sobre procesos e inputs contaminantes
y en las subvenciones (decrecientes) sobre procesos y
productos limpios e inputs ambientalmente inocuos, genere expectativas
ciertas sobre los costes futuros y los parámetros de
la competitividad de la economía que busca construir. La finalidad
de la acción colectiva consiste, en definitiva, en clarificar
de la mejor forma posible el futuro económico y la dirección
del cambio tecnológico a productores y consumidores con el
objetivo de ayudarles a tomar sus decisiones de inversión.
Es evidente que un proceso de decisión que dé lugar a este
ajuste institucional no puede ser, por razones de eficacia y coste,
ni estrictamente político-administrativo, ni tampoco de alcance
exclusivamente nacional. La comunicación, la concertación,
la transparencia y la coordinación público-privado y entre
los principales Estados, es ineludible. Una acción estrictamente
nacional no sería capaz de lograr la sostenibilidad, de ámbito
global, toda vez que haría muy costoso en términos económicos
y sociales el ajuste institucional.
En este contexto de cambio institucional decidido pero progresivo,
el impulso económico sería moderado al principio,
aunque con tendencia a su autorreforzamiento, tanto en intensidad
como en desigualdad sectorial, conforme las nuevas trayectorias
tecnológicas más limpias se fuesen consolidando y
articulando con las de la información, la biotecnología y la nanotecnología.
La perspectiva de crecimiento que emana del
despliegue del paradigma tecnoeconómico de la ecoeficacia es,
pues, de largo plazo, sirviendo el horizonte temporal de corto
y medio plazo de cuadro de redefinición de expectativas y preparación
para avanzar a velocidad creciente en la nueva trayectoria
del desarrollo.
Eso no quita para que puedan implementarse medidas de cierta
incidencia en el medio plazo, que contribuyan a la reactivación
económica y a relajar el estrangulamiento generado por
el previsible desajuste entre oferta y demanda de petróleo y
gas y ascenso convulsivo de sus precios. Sin olvidar que este último
fenómeno cumplirá funciones de acelerador de la modernización
ambiental de la sociedad al cambiar la relación entre
el coste de los viejos modos de transporte, vivienda y equipamiento
doméstico y sus alternativas más ecológicas.
Los motores económicos del paradigma
de la ecoeficacia en la fase inicial
En el corto y medio plazo las principales acciones de rápido
impacto en el crecimiento económico y la creación de empleo,
con efectos indirectos e inducidos significativos sobre la dinámica
productiva y tecnológica, así como en las creencias y
comportamientos de los consumidores, son las relacionadas
con el fomento de la rehabilitación y domotización residencial
y la modernización del parque de electrodomésticos y demás
equipamiento del hogar, con la vista puesta en el ahorro energético
y de agua y la mejora en la seguridad y accesibilidad.
Afecta a actividades en las que la tecnología más limpia puede
beneficiarse en el medio plazo de rendimientos crecientes de
considerable importancia, la rentabilidad de la inversión es visible
y el impacto en el ahorro de recursos críticos, como la
energía y el agua, resulta notable.
Puesto que se trata de actividades con un gran impacto económico
en sí, por la dimensión de la demanda que es posible
movilizar, y que mantienen importantes relaciones interindustriales
con otras actividades, es lógico inferir que su capacidad
de estimular la economía en su conjunto es significativa. Esta
capacidad será mayor, y su impacto sobre la renta y el empleo
más significativa, cuanto más se acelere tanto la rehabilitación
residencial como la reposición del equipamiento del hogar. Lo
que significa que una política decidida de fomento del ahorro
energético por mediación de las economías domésticas constituye
un motor poderoso de la reactivación económica a corto
y medio plazo, con gran incidencia en el empleo, un importante
reductor de la dependencia energética de fuentes
inseguras, un factor de relajación del estrangulamiento de la escasez
de petróleo y un elemento de aligeramiento a medio y
largo plazo de la partida de gasto (el de la luz, calefacción-aire
acondicionado y agua) recurrente y creciente, en ausencia de
cambios, del presupuesto familiar.

33
El desarrollo de la ecoconstrucción tiene importantes consecuencias
adicionales. En primer lugar, contribuye a la aceleración
de la modernización ambiental del sector de la construcción,
cuya actividad resulta crítica, y al abaratamiento de la
producción de los materiales y bienes más ecológicos merced
a los altos rendimientos a escala que son susceptibles de producirse
(reducciones de coste del 20 al 30% con la duplicación
de la producción) (Flavin, 2008). En segundo término, la aplicación
de la nanotecnología al desarrollo de materiales de construcción
tiene visos de generar innovaciones radicales con importantes
efectos funcionales, energéticos y sobre la
sostenibilidad. Estos desarrollos se estima que traerán consigo
una significativa reducción del coste y tiempo del proceso
constructivo. Por último, pero no menos importante, impulsará
nuevos modelos, diseños y técnicas de construcción que,
con el concurso de los nuevos materiales y uso de las TIC, elevan
las posibilidades de diseño arquitectónico, eficiencia, seguridad
y prestaciones (ECORYS, 2009, pp. 69-70).
El impacto sobre las economías nacionales fuertemente dependientes
del petróleo y del gas, así como de otras materias
primas, va aún más lejos. Puesto que una significativa elevación
de los precios de los inputs básicos empobrece a las economías
importadoras en la misma medida en que enriquece a las exportadoras,
una reactivación económica que no vaya acompañada
de un sensible incremento de la eficiencia en materia y
energía no solo se verá estrangulada al poco tiempo de levantar
el vuelo, sino que el efecto precio tendrá un importante impacto
distributivo de la renta global, en detrimento de los países
importadores de dichos bienes. Es decir, afecta negativamente a
su potencial de crecimiento. En consecuencia, también por esta
vía una política seria de ahorro energético por racionalización
de las economías familiares contribuirá al crecimiento del producto
nacional a medio y largo plazo.
Una política de fomento de la modernización ambiental de las
economías domésticas no puede limitarse a los incentivos a la
inversión. Es necesario que dicha acción vaya acompañada de
una seria y amplia campaña de comunicación articulada tanto
a nivel nacional, a través de los medios de comunicación al uso,
como de acciones comunicativas más directas, integradas tanto
en la estrategia de Agendas 21 y ciudades por el clima como
en el desarrollo de la política de gestión de residuos, con la vista
puesta en el residuo cero, para lo que la implicación ciudadana
resulta decisiva. Por esta vía la política de comunicación
relacionada con la gestión de los residuos generaría externalidades
de fundamental importancia.
La acción de reactivación económica sustentada en la modernización
ambiental de las economías domésticas ayuda (efecto
inducido), por percepción directa, a la concienciación ecológica
de los ciudadanos y al cambio de valores, creencias y hábitos,
base fundamental para un cambio decisivo en la demanda
y el estilo de vida y consumo. Efecto este que a su vez influye
en la política empresarial y pública, conformando un proceso
autorreforzante.
Tanto la modernización ambiental de las economías domésticas
como la creciente concienciación ciudadana y del consumidor
tiene importantes consecuencias sobre la visión y estrategias
empresariales, activando un dispositivo, de carácter
espontáneo en las economías de mercado, de adaptación a las
nuevas corrientes culturales y de la demanda. En este proceso
de adaptación, la sostenibilidad entra por la puerta grande de
la estrategia empresarial como un nuevo motor de la idea de
negocio y de la dinámica de la organización productiva. Un motor
que no solo cambia los parámetros que definen la posición
competitiva de las empresas, sino también la orientación e intensidad
innovadora, con el consiguiente efecto activador de la
inversión y el gasto en I+D.
Este proceso inversor e innovador constituye un poderoso
impulsor del crecimiento económico al activar a los sectores
de bienes de capital, de productos intermedios, de servicios
a las empresas, de formación y de investigación y desarrollo
tecnológico. Si el proceso es suficientemente intenso
y amplio, su efecto expansivo en el conjunto del sistema
económico será de notable importancia y largo alcance temporal.
Con una alta probabilidad de que se sienten las bases
del desarrollo de nuevos procesos y productos y posibles
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
agrupaciones de innovaciones alimentadoras de nuevas fases
de crecimiento.
El reforzamiento ciudadano de la estrategia de desarrollo sostenible
es de capital importancia para acelerar el cambio en las
fuentes de energía, consolidar en tiempo récord los mercados
de los medios de movilidad más ecológicos, desarrollar las nuevas
infraestructuras y cambiar el sistema de transportes de
mercancías.También es capital para avanzar decididamente hacia
las ciudades sostenibles e impulsar una política seria de
adaptación al cambio climático que prevenga respecto a los
crecientes riesgos para la salud humana que este conlleva.
Resulta evidente que una estrategia de ahorro energético no
es suficiente para afrontar seriamente el problema del cambio
climático y la creciente escasez y riesgo sistémico de las energías
fósiles. Una acción decidida en los sectores de la energía y
el transporte es fundamental. No solo porque conjuntamente
generan en torno al 40% de las emisiones de CO 2 , sino también
porque su transformación tiene un poderoso efecto difusión
en el conjunto del sistema productivo (Worldwatch Institute,
2008, p. 38).
La sustitución de las fuentes tradicionales por energías renovables,
así como la implantación de centrales térmicas avanzadas,
con captación y secuestro de CO 2 , sin despreciar temporalmente
la contribución de la energía nuclear, constituye una necesidad
histórica, al tiempo que una gran oportunidad económica
y tecnológica. Impulsar este proceso requiere tanto de la
internalización de los costes medioambientales de las energías
tradicionales como de la subvención temporal y planificada de
las energías renovables. Dado que la ventaja en costes de las
energías tradicionales se debe a las subvenciones que reciben
(de carácter explícito, como las ayudas a la exploración y explotación,
o implícito, como el no pago de los costes ambientales
y sanitarios que generan) y a su mayor madurez, la absorción
progresiva de su coste real y la subvención temporal y
decreciente de la producción alternativa constituye no solo
una cuestión de inteligencia estratégica, sino de eficiencia económica
y justicia distributiva.
Una apuesta decidida y sin titubeos por energías renovables
seleccionadas: la producción eólica y la solar térmica son ya
competitivas y la solar fotovoltaica, la termosolar y la geotérmica
–esta en edificios– necesitan evolucionar pero son prometedoras;
las centrales térmicas altamente eficientes son
contaminantes pero pueden ser útiles de forma transitoria
(Irrek, 2006), mientras que puede ser de interés en el futuro la
tecnología de captación y almacenamiento de CO 2 para las
centrales térmicas (PNUD, 2007); los biocarburantes tienen
efectos secundarios que cuestionan su utilidad (Rubin, 2009)
contribuye tanto a la activación de un poderoso motor de la
inversión de capital en nuevas fuentes de generación energética
–mayor cuanto más alta sea la velocidad que se le quiera imprimir
al proceso de sustitución de la energía primaria– como
a impulsar las actividades de instalación y producción de bienes
de capital que proveen a dicho sector energético. Si se tiene en
cuenta que estas últimas actividades dan lugar a importantes
flujos interindustriales, que en el caso de España se proyectan
en medida considerable al interior de las fronteras (Tomás
Carpi, 2010), es lógico inferir que una apuesta decidida por el
cambio de la parrilla energética generaría un impulso de relevancia
en el sistema económico en su conjunto, con impacto
en todos los sectores, inclusión hecha del medio rural. Este
proceso contribuiría, además, a amortiguar el efecto estrangulador
de la escasez de petróleo y gas.
El cambio en la producción energética también supone un importante
estímulo al desarrollo y maduración de la trayectoria
tecnológica que sustenta a las nuevas energías y a la generación
de economías de escala en su producción. Ambos procesos
contribuyen a la reducción de los costes de producción tanto
de los bienes de capital como de la energía alternativa, acercando
su curva de costes a largo plazo a la de una energía tradicional
cuyo coste evoluciona en dirección contraria.
Este impulso expansivo se verá reforzado si el fomento del
ahorro energético se extiende al sector automovilístico y la
escasez de petróleo se agudiza. De hecho, tanto la mayor sensibilidad
del consumidor como los crecientes precios de los
carburantes fósiles están creando ya oportunidades de merca-

35
do para los coches más eficientes energéticamente y los materiales
más ligeros (fibra de carbono, chapa más ligera y resistente,
ruedas que ahorran energía...) (ECORYS, 2009, p. 113).
Considerando los avances del automóvil híbrido y la apuesta
por el coche eléctrico, con el soporte de una fiscalidad selectiva,
un apoyo político decidido a la sustitución del automóvil
tradicional, con el concurso de la presión de los precios en ascenso
del petróleo, no solo activaría significativamente una de
las industrias principales del momento, con una importante incidencia
sobre el conjunto de la economía, tanto de forma indirecta,
vía relaciones interindustriales, como inducida, por mediación
de la demanda generada por el crecimiento del
empleo, sino que aceleraría la maduración de la nueva tecnología
y la reducción de su coste.
La conjugación de los rendimientos crecientes del nuevo producto
(con economías de escala rápidamente crecientes) con
el crecimiento de los precios del petróleo tenderá a acelerar
el proceso de sustitución del viejo parque de vehículos. Proceso
que traerá consigo el rejuvenecimiento y revitalización de
una industria que en Occidente ha entrado en una clara fase
de maduración, con el consiguiente estancamiento de la demanda.
Sin olvidar la incidencia en la ecoeficiencia y sostenibilidad
de las plantas de producción que esto trae consigo
(ECORYS, 2009, p. 113) y la apuesta por la recuperabilidad de
componentes y materiales. Esto fomenta la difusión del ecodiseño
del producto y el desarrollo de nuevos materiales, componentes
y métodos de ensamblaje, con extensión de la modernización
ambiental a las múltiples actividades que
componen la rama automovilística. La incidencia que esto tiene
en el empleo no es despreciable, tanto al impulsar nuevas
actividades como al preservar de la depresión a un sector maduro
y muy sensible al precio de los carburantes.
Al impulso expansivo protagonizado por la industria automovilística
y las conexas hay que adjuntar las importantes inversiones
a realizar en la regeneración de las infraestructuras de abastecimiento
de energía y las nuevas actividades (como la producción
masiva de baterías) que el cambio de producto trae consigo.
También en este caso el sector de bienes de capital se verá sensiblemente
estimulado merced a la renovación del sistema productivo
que la innovación radical de producto trae consigo.
La lucha contra el cambio climático y la adaptación a la creciente
escasez de petróleo tiene importantes consecuencias
sobre el sistema de transporte de mercancías. Dejando de lado
el posible impacto negativo sobre el transporte de mercancías
y personas a larga distancia, con efectos notables sobre el tráfico
marítimo y aéreo y el consiguiente retraimiento de la globalización
en lo que a las mercancías y turismo respecta, una
elevación significativa de los precios del petróleo y la inclusión
del análisis del ciclo de vida del producto en el cálculo económico
impulsarán el tráfico ferroviario y el desarrollo del sistema
multimodal de transporte. La consecuencia lógica de este
proceso es ambivalente desde el punto de vista económico y
del empleo (ECORYS, 2008), pues al tiempo que se impulsarán
las inversiones ferroviarias y logísticas y el tráfico de mercancías
por ferrocarril, menguará el tráfico de mercancías por carretera
y la demanda de vehículos pesados, y muy probablemente
también la inversión en esta última infraestructura.
Aunque con un horizonte temporal más dilatado, el retorno a
la urbanización compacta y el desarrollo de ciudades sostenibles,
con especial énfasis en la calidad de vida y el cambio en la
especialización espacial actual de las áreas urbanas, así como la
regeneración del espacio industrial, promete convertirse en
otro importante generador de actividad de rehabilitación, en
este caso urbana e industrial. Este proceso tiene importantes
efectos arrastre sobre actividades tan dispares como la construcción,
el paisajismo, la reforestación, la recuperación de espacios
agrarios, la construcción y gestión de espacios verdes,
el desarrollo de actividades lúdicas y recreativas, la regeneración
de suelos o la urbanización ecológica.También la adaptación
al cambio climático constituye un importante motor de
actividades tradicionales y de nuevo cuño orientadas a la regeneración,
defensa de activos naturales y humanos en riesgo, de
captación y conservación de recursos críticos, como el agua, y
de adaptación de nuevas especies y adopción de técnicas de
cultivo y conservación más apropiadas para responder a las
crecientes irregularidades climatológicas.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
Para dar respuesta y soporte a este amplio y radical proceso de
cambio, tanto el sistema educativo como el de I+D deben adaptarse.
El primero, para contribuir a la concienciación y responder
a las nuevas exigencias de cualificación en la formación reglada.
Para la actual fuerza laboral, y aunque en muchos casos se
trata de adaptación de las antiguas profesiones (White & Walsh,
2008), se requiere una considerable tarea de generación, articulación
y ejecución de programas de reciclaje. En el sistema de
I+D es fundamental la reorientación y cambio de prioridades
de las líneas de investigación y una mayor inversión para impulsar
el desarrollo de tecnologías limpias, con el objetivo de acelerar
la adaptación del sistema productivo al nuevo paradigma.
La Figura 2 ofrece una visión de conjunto de la estrategia expuesta,
con las consecuencias económicas, tecnológicas y sobre
la demanda de petróleo y gas que son de esperar. Los efectos
de las cinco líneas estratégicas propuestas sobre procesos económicos
críticos (dependencia energética del petróleo y gas, dinámica
del capital humano y de la actividad de I+D, modernización
ambiental del sector de bienes de capital, bienes
intermedios y bienes finales) se limitan a la demanda (+ o –, según
que el impacto sea positivo o negativo) y a la innovación
limpia, que son las que más nos preocupan en este análisis. Pero
no podemos olvidar que también son importantes los efectos
sobre los costes de la producción más limpia, por mediación de
las economías de escala, la investigación y la aceleración del
aprendizaje, el efecto fiscal, los aspectos ambientales de la
producción y el consumo, y por tanto los impactos ambientales,
o el efecto sobre la cultura y práctica de la vida cotidiana,
de tanta importancia en el comportamiento del consumidor.
Criterios de selección y prioridad programática
A la hora de seleccionar y priorizar las acciones que informan la
política de promoción del paradigma tecnoeconómico de la ecoeficacia
es necesario partir de algunos criterios. Los que aquí se
proponen son:impacto sobre el ahorro energético,especialmente
de energías no renovables y críticas desde el punto de vista
económico a medio plazo (petróleo y gas), tiempo necesario para
conseguir resultados, impacto sobre el empleo y el crecimiento
a corto y medio plazo (motivo reactivación), efecto difusión en
el sistema productivo, impacto fiscal, efecto concienciaciónaprendizaje,
probabilidad de impulsar agrupaciones de innovación
y resistencias y dificultades para implementarse.
Desde esta perspectiva resulta evidente que el fomento de la
rehabilitación de centros públicos, viviendas, centros comerciales,
oficinas y fábricas, así como la sustitución de equipamientos
del hogar por otros de bajo consumo de energía y agua,
debe recibir la máxima prioridad y premura. Su impacto sobre
el ahorro energético es muy notable en términos absolutos. El
tiempo para conseguir resultados, tanto en lo económico
como en lo energético, es relativamente corto; la incidencia sobre
el empleo y la producción, muy alta y rápida.Tiene un importante
efecto difusión sobre el sistema productivo en general,
tanto en el ámbito de la producción como de la innovación.
El efecto fiscal es neutro o positivo, en función de la tasa de
subvención. Su incidencia sobre la sensibilización de la población
tiende a ser elevada. Sirve, por otro lado, para estimular la
innovación en varios sectores al mismo tiempo, con lo que la
probabilidad de estimular agrupaciones de innovación es relativamente
alta.Y las resistencias y dificultades para implementar
una política de esta naturaleza son escasas.
Un impulso decidido y convincente en actividades de tanto alcance
funcional y económico sirve para formar expectativas
generalizadas en el mundo empresarial sobre la corriente económica
y tecnológica que informa la económica del futuro, generando
un valioso efecto inducido. Sin olvidar que estas expectativas
se ven reforzadas por los cambios culturales y en la
demanda que la concienciación ciudadana tiende a forjar.
Lo anterior no elude, sin embargo, la necesidad de actuar en
varios frentes a la vez, aunque con un horizonte temporal distinto,
y pensando en el mutuo reforzamiento de los procesos.
El fomento de los cambios en los modos de transporte y los
medios de locomoción merece una especial atención y un
pronto y decidido impulso. Sus efectos, tanto económicos
como en términos de ahorro energético, son de más largo pla-

37
Figura 2.
Estrategia de crecimiento ecoeficaz
Modernización
ambiental del espacio
público, productivo y
residencial
Demanda -
Demanda +
Innovación limpia
Disminución de la
dependencia del
petróleo y del gas
Innovación limpia
Liderazgo y
coalición de
desarrollo
Campaña de
concienciación
ambiental
Modernización
ambiental del transporte
Descarbonización de la
producción energética
Ciudades sostenibles
Demanda -
Demanda -
Demanda -
Demanda +
Innovación limpia
Innovación limpia
Innovación limpia
Innovación limpia
Innovación limpia
Demanda +
Demanda +
Demanda +
Innovación limpia
Innovación limpia
Demanda -
Demanda -
Innovación limpia
Demanda +
Modernización
ambiental de la
producción de bienes
finales
Capital humano
e I+D
Demanda +
Innovación limpia
Modernización
ambiental de la
producción de bienes
intermedios y de capital
Innovación limpia
zo, aunque su incidencia sectorial y sobre la innovación sea
muy importante. Pero los tiempos de respuesta por razones
tecnológicas y de ejecución son más dilatados. Las dificultades
para llevar a cabo este cambio son también muy relevantes
(Irrek, 2006, p. 11). Hay que pensar, sin embargo, en estas actividades
como relevos a largo plazo de la rehabilitación de la vivienda
y la renovación del equipamiento doméstico. Su incidencia
en la generación de racimos de innovaciones es también
muy notable, pero con un horizonte temporal más distante.
El desarrollo de las energías renovables no puede posponerse
si se quiere impulsar tanto la lucha contra el cambio climático
como prevenir el estrangulamiento económico que la escasez
de combustibles fósiles generará, así como estimular el despliegue
y maduración del paradigma energético del futuro, aún
poco explorado y explotado. Por razones de equilibrio fiscal,
riesgo inflacionario e impacto sobre la producción alimentaria
y la reforestación, es necesario seleccionar las fuentes y establecer
prioridades.
Aunque la ordenación del territorio informada por criterios
ecológicos y ambientales reviste la máxima prioridad, el desarrollo
del urbanismo sostenible y la modernización ecológica
del espacio urbano e industrial constituye un proceso de largo
plazo. Si bien la política de sensibilización, para generar estímulo
social y legitimación política, debe desplegarse intensamente
en el corto y medio plazo.
De la máxima importancia, aunque con resultados de largo plazo,
es dar un giro a la educación y a la actividad de I+D, con redoblados
esfuerzos para desarrollar y validar las tecnologías
más limpias, prolongar la vida útil de los productos o sus partes,
facilitando además la recuperación de componentes y materiales
y acercar la producción y el consumo al residuo cero.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

PARADIGMA TECNOECONÓMICO DE LA ECOEFICACIA Y ONDA LARGA DE CRECIMIENTO Y GENERACIÓN DE EMPLEO
Todo lo cual es deseable y posible a la luz de las experiencias
ya existentes (Bono, 2008). Constituye, además, una condición
fundamental del avance en la modernización ambiental del sistema
productivo y un factor de ampliación del potencial de
crecimiento.
Conclusión
La crisis ecológica es el mayor peligro y reto que afronta la sociedad
humana en esta fase de su evolución. Es un reto sin precedentes
y de una magnitud inédita, dado su alcance global. Pero
es bien sabido que los grandes retos son portadores de oportunidades
excepcionales. Lo que aquí se ha pretendido mostrar
es que una estrategia de desarrollo que encauce la evolución
hacia una economía ecológicamente sostenible, constituye la
única vía razonable para garantizar una nueva onda larga de crecimiento
que permita superar la situación de colapso de la economía
occidental y conseguir la satisfacción de las necesidades
básicas en el resto del mundo.Tanto por razones de escasez de
un recurso básico como lo es el petróleo y el gas, como por las
implicaciones económicas de la crisis ecológica y el cambio climático
que el crecimiento tradicional ha generado, una nueva
onda larga de crecimiento no es posible sin una profunda modernización
ambiental del sistema económico.
Las dudas políticas, que con tanta frecuencia dificultan los cambios,
y la ausencia de liderazgo para impulsar un nuevo estilo de
desarrollo, así como la resistencia de intereses fuertemente enraizados
en el pasado y la desinformación y apatía social, que
pueden retrasar la puesta en marcha de una estrategia innovadora
pero necesaria y racional en la situación actual de evolución
de la economía humana, solo vendrán a prolongar un crecimiento
titubeante, cuando no a generar una nueva recesión.
Una firme voluntad política, un liderazgo de alto nivel (comprometido
con el bien común) y una sólida coalición de desarrollo,
son críticos para avanzar en la dirección propuesta (Tomás
Carpi, 2008). Con una idea clara de la estrategia económica a
seguir, valoración seria de los tiempos del cambio, agenda pública
precisa y con alto respaldo social, sustentado en una acción
comunicativa intensa y sincera, y una implantación gradual
e incremental de las medidas, sin convulsiones y con la máxima
transparencia, es posible hacer de la necesidad de resolver
los crecientes conflictos ecológicos que amenazan el bienestar
de las generaciones venideras, virtud económica y garantía de
una nueva onda larga de crecimiento y creación de empleo de
mayor calidad y utilidad social en beneficio de las generaciones
presentes.
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39
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Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

Economía sostenible y empleos verdes en tiempos
de crisis
Joaquín Nieto Sainz
Director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo para España
Los «empleos verdes» se han convertido en una especie de emblema de una economía y sociedad más sostenible, capaz de conservar
el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras, más equitativa y abierta a todas las personas y a todos los países. Los empleos
verdes permiten concebir la esperanza de que la humanidad podrá hacer frente a dos de los desafíos determinantes del siglo XXI:
evitar un cambio climático peligroso y potencialmente inmanejable y proteger el medio ambiente natural que sustenta la vida en la Tierra;
a medida que la población mundial continúa aumentando mientras que más de mil millones de personas se ven excluidas del desarrollo
económico y social, ofrecer trabajo decente y una perspectiva de bienestar y dignidad para todos.
Informe Empleos Verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono, PNUMA/OIT/CSI/OIE 2009.
Introducción
1 PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), Nuevo Acuerdo Verde
Global, Informe de Política, 2009. http://www.unep.org/greeneconomy/portals/30/docs/GGNDpolicy-brief_Spanish.pdf.
2 Organización Internacional del Trabajo (OIT). Global Employment Trends January 2009. OIT, Ginebra.
International Institute of Labour Studies, OIT, 2009.
En 2008 se desata una de las mayores crisis económicas de la
historia contemporánea. En 2009, Naciones Unidas lanza su iniciativa
Global Green New Deal o Nuevo Acuerdo Verde Global 1
para hacer frente a la crisis financiera y económica que se extiende
por todo el mundo, destruyendo decenas de millones
de empleos. 2 La propuesta, que se gesta a iniciativa del Programa
de Medio Ambiente de Naciones Unidas, cuenta con el respaldo
de las demás agencias internacionales y encuentra en el
secretario general, Ban Ki Moon, su principal propagandista.
Caracteriza la situación como «escenario de crisis múltiples»
simbolizados en las tres «efes» –financial, food and fuel– que vienen
a expresar la conexión entre las crisis financiera, económica,
alimentaria, energética, climática y ambiental.
La expresión «Nuevo Acuedo» rememora el famoso New Deal
que Franklin D. Roosvelt puso en marcha para reactivar la economía
tras la crisis de 1929. Green Economy o Economía Verde
incorpora los cambios que se corresponden con los desafíos
de nuestro tiempo, ochenta años después. Si entonces el programa
emprendido por Roosvelt tenía como objetivo reactivar
la economía, el consumo y el crecimiento económico a través
de una serie de medidas monetarias, crediticias y de gasto

41
público –que llegó a crecer un 80% en tres años–, ahora se trataría
también de emprender reformas financieras y activar el
gasto público, pero con una orientación más selectiva dirigida
a generar no solo una nueva economía sino un nuevo modelo
productivo económica, social y ambientalmente más justo y
más sostenible.
Los objetivos de la propuesta son tres: primero, contribuir significativamente
a la reactivación de la economía mundial, a la
conservación y creación de empleos, y a la protección de los
grupos vulnerables; segundo, promover el crecimiento sostenible
e incluyente y el logro de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, especialmente el de acabar con la pobreza extrema
para 2015; y tercero, reducir la dependencia del carbono y la
degradación de ecosistemas, que son riesgos clave en el camino
hacia una economía mundial sostenible.
Su mensaje principal es que, dado que el mercado no regulado
no puede resucitarse a sí mismo de un fracaso de proporciones históricas
sin intervenciones significativas y coordinadas de los gobiernos,
para hacer frente a la crisis financiera, el desempleo y el
cambio climático se necesitan inversiones públicas que favorezcan
un nuevo acuerdo, esta vez global y de carácter verde, que
reoriente la actividad económica hacia la economía verde o
sostenible, que creará millones de nuevos empleos en todo el
mundo.
Si hubiera que destacar algunos sectores significativos en las
inversiones contempladas en la propuesta, estos serían el agua
y la agricultura, el transporte, la edificación y la energía sostenibles.
Respecto al agua y la agricultura, tras recordar que, con más de
mil millones de trabajadores la agricultura sigue siendo el sector
más grande del mundo en cuanto a generación de empleo,
que es también el sector en el que se concentran la mayoría
de los pobres del mundo y que la agricultura irrigada utiliza entre
el 70% y el 80% de las reservas globales de agua dulce, recomienda
que «los gobiernos, en su gasto fiscal, creen igualdad
de condiciones para la producción agrícola sostenible, incluyendo
los productos orgánicos, mediante una aumentada inversión
en infraestructura para la producción de insumos para
la agricultura orgánica, en la creación en la fuente de valor
agregado, y en almacenamiento y transporte». 3
En lo que se refiere al transporte, recomienda «que los gobiernos
usen una mayor parte de los paquetes de incentivos para
desarrollar modalidades e infraestructuras de transporte energéticamente
más eficientes y menos contaminantes, mejorar el
transporte público e impulsar el uso de vehículos más ecológicos».
4
En cuanto a la edificación y la energía, la eficiencia energética
y el desarrollo de las energías renovables aparecen siempre
como vectores clave: «hay suficientes análisis y evidencias para
demostrar que los “sectores verdes” tales como la rehabilitación
de edificios y la energía renovable tiene posibilidades de
liderar la recuperación económica y de abordar las principales
crisis ambientales con mayores rendimientos sobre el capital
que un desarrollo “antiecológico” o un “derroche de dinero”.
Los importantes niveles de empleo generado por cada
billón de dólares invertidos también superan los beneficios de
los incentivos fiscales». Más concretamente, el informe «recomienda
que los gobiernos de los países desarrollados ayuden
a financiar proyectos continuos de energía limpia, inviertan en
“redes inteligentes” y expandan sus inversiones al campo de
la infraestructura de fuentes de energía renovable (y que) los
gobiernos de países en vías de desarrollo apoyen el escalamiento
y la difusión de tecnologías de pequeña escala fuera de
la red». 5
Llevar a cabo todas estas recomendaciones tendría como
resultado la creación de decenas de millones de nuevos empleos.
3 PNUMA, Nuevo Acuerdo Verde Global, Informe de Política, 2009.
4 Ídem.
5 Ibídem.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

ECONOMÍA SOSTENIBLE Y EMPLEOS VERDES EN TIEMPOS DE CRISIS
La economía verde en los planes
de estímulo económico
En sintonía con las mencionadas propuestas de Naciones Unidas,
diversos gobiernos de los países de la OCDE, pero también
de países emergentes, han puesto en marcha ambiciosos
Planes de Estímulo en los que las inversiones en infraestructuras
e I+D+i Verde tienen un papel fundamental, con una doble
finalidad: incentivar la actividad productiva para salir rápidamente
de la actual situación recesiva; adquirir posiciones de liderazgo
en la nueva economía derivada de la llamada «Tercera
Revolución Industrial» a la que llevará el objetivo de alcanzar
una economía baja en carbono.
Las medidas verdes contempladas en los diversos planes han
alcanzado la nada despreciable cifra de 513.000 millones de dólares
americanos. Considerando tanto los porcentajes de inversión
verde dentro de los planes como el total de las inversiones,
se observa que el impulso dado por parte de China y
Estados Unidos es muy superior al europeo.
Empleos verdes y trabajo decente
Desde la perspectiva del empleo la propuesta de Naciones
Unidas se completará con el informe Empleos Verdes: hacia el
trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de
carbono de la Organización Internacional del Trabajo, el Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Confederación
Sindical Internacional y la Organización Internacional
de Empresarios, en el que definen empleos verdes como aquellos
que «reducen el impacto ambiental de las empresas y los
sectores económicos hasta alcanzar niveles sostenibles, ayudan
a reducir el consumo de energía, materias primas y agua mediante
estrategias de gran eficiencia, a descarbonizar la economía
y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero,
Figura 1.
Crisis económica y estímulos verdes
513.000 millones de dólares en medidas verdes
Ranking de estímulos verdes como % del total de estímulos
Sudáfrica 11%
Reino Unido
15%
EE.UU. 12%
Alemania 13%
Francia
18%
Noruega
30%
China
34%
UE*
64%
Corea Sur
79%
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Fuente: HSBC, anuncios del gobierno (*Incluye el plan de
recuperación central de la UE, los estados miembros figuran por
separado)
Francia
Arabia Sur
Australia
Japón
Alemania
EU*
Corea Sur
EE.UU.
China
Ranking de estímulos verdes (USDbn)
6
9
9
12
14
25
60
118
Fuente: HSBC, anuncios del gobierno (*Incluye el plan de
recuperación central de la UE, los estados miembros figuran por
separado)
218
0 50 100 150 200 250
www.sustainlabour.org

43
a minimizar o evitar por completo todas las formas de residuos
o contaminación y a proteger y restablecer los ecosistemas
y la biodiversidad». 6
El informe no se detiene en el número de empleos, sino que
aborda también su calidad, cuando indica que empleos que aparentemente
son verdes en principio, en realidad no lo son por
el daño ambiental causado por prácticas inadecuadas, y muchos
empleos verdes no son automáticamente trabajo decente, pues
aunque puedan aliviar la presión sobre los recursos naturales el
proceso utilizado a veces es sucio y peligroso y provoca daños
en el medio ambiente o la salud humana, empleo precario y bajos
ingresos. Es el caso de determinados empleos relacionados
con la gestión de los residuos, también de algunos empleos vinculados
a la producción de biocombustibles donde se han identificado
condiciones inhumanas de trabajo.
Para que los empleos verdes puedan representar un puente
para un futuro sostenible deben ser trabajo decente. Se entiende
por trabajo decente, según la definición 7 adoptada por la
Organización Internacional del Trabajo, que representa a gobiernos,
empleadores y trabajadores, el que ofrece oportunidades
para que los hombres y mujeres puedan desempeñar un
trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad
y dignidad humana, en el que los derechos son protegidos
y que cuenta con remuneración adecuada y protección social.
El trabajo decente resume las aspiraciones de las personas en
su vida laboral, aspiraciones en relación a oportunidades e ingresos;
derechos, voz y reconocimiento; estabilidad familiar y
desarrollo personal; justicia e igualdad de género. Las diversas
dimensiones del trabajo decente son pilares de la paz en las
comunidades y en la sociedad. El trabajo decente es fundamental
en el esfuerzo por reducir la pobreza, y es un medio para
lograr un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible. Los empleos
verdes y decentes vinculan eficazmente los Objetivos de
6 PNUMA/OIT/CSI/OIE, Informe 2009 Empleos Verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible,
http://oit.org.pe/WDMS/bib/publ/documentos/empleos_verdes_brochure.pdf
7 OIT,Trabajo Decente, Memoria del director general, Conferencia Internacional del Trabajo, 1999,
http://www.ilo.org/global/About_the_ILO/Mainpillars/WhatisDecentWork/lang—es/index.htm.
Desarrollo del Milenio de reducción de la pobreza y protección
del medio ambiente.
Energías renovables como vector
del cambio de modelo productivo
En países asiáticos emergentes y en Estados Unidos, buena parte
de los gastos de estímulo económico se han dirigido hacia
las energías renovables y en Europa han continuado las medidas
de apoyo ya existentes, como las primas.
De los sectores con mayores perspectivas de rápido crecimiento
de la empleabilidad destacan las energías renovables.
En el mencionado informe Empleos Verdes, los puestos de trabajo
generados por las energías renovables en el mundo, con
los datos disponibles en 2006, totalizaban no menos de
2.336.000 empleos. Así, el sector de las energías renovables ha
sido uno de los más visibles respecto a la creación de nuevos
empleos en el mundo y aparece como uno de los principales
sectores de empleo emergentes.
Al igual que en España, donde los empleos directos en renovables
se acercan a los 100.000, otros países pioneros en
energías renovables como Alemania han visto la expansión de
puestos de trabajo en un periodo muy corto de tiempo, pasando
de 160.500 empleos en 2004 a 278.000 en 2008. Las
energías eólica y solar siguen empujando ese rápido crecimiento.
8 En todo el mundo, el empleo de la energía eólica ya
se estimó en 2008 en más de 400.000 empleos, un tercio más
que dos años antes. La energía solar térmica de concentración
ha iniciado un proceso en Europa y en Estados Unidos del que
se espera un muy rápido crecimiento.
El importantísimo volumen de empleo generado por fuentes renovables
de energía está produciendo una intensa transformación
8 Worldwatch Institute y Heinrich Böll Foundation, Toward a Transatlantic Green New Deal:Tackling
the Climate and Economic Crises, http://www.worldwatch.org/node/6174.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

ECONOMÍA SOSTENIBLE Y EMPLEOS VERDES EN TIEMPOS DE CRISIS
Tabla 1.
Evolución de las energías renovables en relación con el empleo
Mundo/Europa/España 2007-2020-2030
Estudio OIT Estudio WWF Estudio Comisión Europea Estudio ISTAS
Todo el mundo Europa Europa España
Empleo actual 2.336.000 400.000 89.000
Estimación 2020 4.760.000 empleos totales Escenario BAU*: Escenario A*:
115.000-201.000 empleos adicionales 270.788 empleos totales
Escenario ADP*:
Escenario B*:
396.000-417.000 empleos adicionales 228.435 empleos totales
Estimación 2030 20.000.000 Escenario BAU:
empleos adicionales
188.000-300.000 empleos adicionales
Escenario ADP:
59.000-545.000 empleos adicionales
* BAU: Business as Usual Policy.
* ADP: Accelerated Deployment Policy (Política de Despliegue Acelerado).
* Escenario A: corresponde a la propuesta europea de producción del 20% de renovables en 2020 y un 2% de aumento de la demanda energética cada año.
* Escenario B: corresponde a la propuesta europea de producción del 20% de renovables en 2020 y un 1% de aumento de la demanda energética cada año.
Fuente: Silvina Rabach, ISTAS
en el mundo laboral y profesional de consecuencias duraderas,
que no ha hecho más que comenzar.
La perspectiva de generación de empleos renovables para Europa
es espectacular. Según el estudio Advanced Renewable
Strategy de la UE sobre el potencial de las energías renovables,
citado por WWF, Empleo verde en Europa. Oportunidades y
perspectivas futuras de la Oficina de Política Europea de WWF 9
se podrían llegar a crear 2,5 millones de empleos netos en
toda la UE para 2020. La eólica europea tiene el potencial de
llegar a los 329.000 empleos en 2020 y a los 377.000 en 2030.
En energía solar fotovoltaica se espera que el empleo europeo
aumente considerablemente, hasta los 727.000 en 2020 y
1,4 millones en 2030. El informe EmployRES 2009, 10 por su
9 Oficina de Política Europea de WWF, Empleo verde en Europa. Oportunidades y perspectivas futuras,
2009.
10 EmployRES, The Impac of Renewable Ennergy Policy on Economic Growth and Employment in the European,
2009.
parte, proyecta para un futuro ambicioso de desarrollo de las
energías renovables en la Unión Europea un crecimiento del
empleo asociado que podría alcanzar los 2.800.000 en 2020 y
los 3.400.000 en 2030.
Comprender la evolución de la economía y el empleo en nuestra
sociedad requiere también comprender los cambios que ya
se han operado en el empleo de la mano de las energías renovables
así como las perspectivas de futuro, teniendo en cuenta
los escenarios energéticos derivados de la agenda climática internacional
y de la necesidad de responder a la profunda crisis
energética global, así como el potencial de cambio para el modelo
productivo que representa el cambio de modelo energético
y sus repercusiones sobre el empleo en los sectores productores
y consumidores de energía.
Es más, las energías renovables como parte del nuevo modelo
energético son el vector principal del cambio de modelo productivo,
que debería sustituir al modelo tradicional que ha

45
desembocado en la actual crisis económica, que ha destruido
millones de empleos, y que es ambientalmente insostenible, económicamente
inviable y generador de un empleo poco cualificado
y muy vulnerable. No habrá modelo productivo sostenible
sin un extraordinario desarrollo de las energías renovables.
Así lo expresaba, por ejemplo, el manifiesto Un sistema energético
sostenible como vector del nuevo modelo productivo 11 que, a
partir de constatar que el actual sistema energético basado en
recursos no renovables y causante del cambio climático no es
una opción, enunciaba que el cambio de sistema energético, hacia
un modelo sostenible, podría ser parte de la solución no
solo a la crisis climática, sino también a la crisis económica y
que una economía baja en carbono requiere un cambio en los
modelos de producción y consumo tan profundo que representa
una nueva revolución industrial.
Manifiesto
Por un sistema energético sostenible como vector del nuevo modelo productivo
El actual sistema energético no es una opción. Basado en recursos no renovables, emite el 80% de los gases de efecto invernadero,
causantes del calentamiento global y el cambio climático. El cambio de sistema energético, hacia un modelo sostenible,
podría ser sin embargo parte de la solución no solo a la crisis climática, sino también a la crisis económica. Una economía
baja en carbono y ambientalmente sostenible requiere un cambio tan profundo en las formas de producir y consumir,
que apunta hacia una nueva revolución industrial.
El cambio de sistema energético se convierte en el vector principal del cambio hacia un nuevo modelo productivo, en el que
cambiarán no solo los procesos de generación de energía, sino también los procesos de consumo, afectando radicalmente a
sectores como la edificación, la industria y el transporte. El ahorro y la eficiencia energética adquieren así una nueva dimensión,
ya que se trata de que el conjunto de las actividades productivas y de servicios –de transporte, administrativas, comerciales
y residenciales– reduzcan drásticamente su intensidad energética y en algunos casos –como el de los edificios– pasen
a ser de consumidores de energía a generadores, y en otros –como el de los vehículos– de fuentes directas de contaminación
por combustión de energías fósiles a almacenes de energía producida por fuentes renovables.
Estos procesos hacia la Edificación Sostenible –rehabilitando el parque existente para hacer los edificios más eficientes energéticamente
e instalar renovables– y hacia la Movilidad Sostenible –desarrollando el transporte público y la electrificación del
transporte– cambiarán profundamente el modelo productivo, a su vez los cambios de modelo productivo hacia una Economía
Sostenible, desarrollarán sistemas y procesos eficientes, redes inteligentes e implantación de renovables.
La clave del recorrido hacia un nuevo modelo energético es la transición, lo que requiere la adecuada gestión de escenarios
energéticos de futuro. Para que el futuro energético sea sostenible deberá basarse en una menor intensidad energética y en
11 L. Serrano, M. Garí, B. María-Tomé, G.Arregui, M. Coderch,A. Delgado, B. Estrada, M. Ferri, E. Gutiérrez,
D. Jíménez Beltrán, A. Marco, C. Martínez Camarero, L. Martínez, M. Marzo, J. Nieto, S. Rabach
y F. Rodrigo. Manifiesto Un sistema energético sostenible como vector del nuevo modelo productivo.
Curso Sistema energético sostenible, nueva economía y empleos verdes ante la crisis, Cursos de
Verano de El Escorial de la Universidad Complutense de Madrid, julio 2009.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

ECONOMÍA SOSTENIBLE Y EMPLEOS VERDES EN TIEMPOS DE CRISIS
una producción de energía más distribuida, procedente de fuentes renovables que sustituyan a las no renovables como los
combustibles fósiles y la energía nuclear.
Agentes con intereses muy diversos coinciden en que en 2050 toda la energía eléctrica podría proceder de fuentes renovables,
en un contexto de mayor electrificación de la sociedad.También está establecido el escenario 2020 por el llamado Paquete
Europeo de Energía y Cambio Climático –20% menos emisiones, 20% más eficiencia, 20% energías renovables– que será
revisado al alza tras la cumbre de Conpenhague si se alcanza un acuerdo multilateral. Queda pues por establecer el escenario
2030, clave para ofrecer un marco regulatorio estable para el desarrollo de las energías renovables sustitutivas de las no
renovables. Se trata de identificar el escenario deseable para 2030 y a partir de ahí emprender las medidas necesarias para
alcanzarlo.
El cambio de modelo energético, asociado a un cambio de modelo productivo, introduce también una nueva perspectiva sobre
el empleo: permitiría mantener empleos hoy muy vulnerables en sectores como la construcción o el automóvil, a través
de programas de rehabilitación de edificios o de la electrificación de los vehículos; y crear cientos de miles de nuevos empleos
verdes en el propio sector energético, a través de las energías renovables como motor de un nuevo y potente sector
industrial. El establecimiento de adecuados procesos de transición justa, atendiendo a la cuestión del empleo, la protección
social y la capacitación profesional, es una de las claves del éxito en el cambio.
La acción política comprometida con el escenario energético deseable, desde una visión amplia y de largo alcance, es condición
para alcanzarlo. Como lo es que tal compromiso constituya un fuerte consenso político y social a medio plazo para modificar
el marco regulatorio del sector eléctrico con visión de servicio público y adoptar decisiones políticas y fiscales coherentes
con el objetivo.
La anunciada Ley de Economía Sostenible podría ser una oportunidad única para reorientar las políticas hacia el cambio necesario.
España podría alcanzar un importante liderazgo en los sectores emergentes –energías renovables, construcción sostenible,
vehículos eléctricos, agricultura ecológica– si esta ley establece señales claras y las inversiones necesarias de impulso
de estos y otros sectores básicos para una economía sostenible. Las políticas de reactivación económica deben también modificarse
para ser coherentes con el cambio. Ese es no solo el mejor camino para salir de la crisis, creando empleo, sino también
para que el modelo resultante sea económica, social y ambientalmente viable en el nuevo escenario internacional.
Empleos sotenibles también
en sectores tradicionales
Las propuestas sobre economía y empleos verdes han involucrado
al movimiento sindical, en tanto que representante de
los trabajadores, desde los primeros momentos. La Confederación
Sindical Internacional estuvo desde su gestación involucrada
en el mencionado informe Empleos Verdes. En España no
solo algunos de los mejores trabajos sobre empleo verde han
sido elaborados por entidades sindicales, como son los estudios
de ISTAS (Instituto Sindical de Trabajo,Ambiente y Salud)
sobre energías renovables, sino que también se da una implicación
progresiva de los principales responsables. La apuesta

47
sindical en favor de la transformación ambiental de los empleos
tiene detrás profundas reflexiones, como oportunidad
para crear nuevos empleos pero también como forma de conservar
los existentes.
En esa dirección se orienta el informe de la Fundación 1º de
Mayo Reflexiones y propuestas para el cambio de modelo productivo
en España 12 cuando expresa que «el principal vector de
transformación del aparato productivo y del sistema de transporte
en los próximos años será pasar de una economía alta
en carbono, que utiliza combustibles fósiles (carbón, petróleo
y gas natural) como fuente de energía, a otra nueva economía
baja en carbono donde el peso relevante en la generación de
energía lo tendrán las fuentes de energía renovables y limpias».
En el informe, que concluye con la identificación de cuatro
grandes agrupaciones estratégicas de sectores –Básicos, Emergentes,
Apuestas de futuro y Trasversales– a promover y desarrollar
para alcanzar una economía y un empleo sostenibles, el fomento
de las energías renovables no solo ocupa un lugar
preferente entre los sectores emergentes, sino que influencia
notablemente las transformaciones necesarias de los sectores
básicos para garantizar su pervivencia y su empleo de manera
sostenible.
12 Fundación 1º de Mayo, Reflexiones y propuestas para el cambio de modelo productivo en España,
2009.
13 C. Hernández Pezzi, D. Jiménez Beltrán y J. Nieto, Plan de rehabilitación de edificios 2009-2012 para
mejora de accesibilidad, eficiencia energética, instalación de energías renovables y creación de empleo,
2008.
Un buen ejemplo sería la propuesta Plan de rehabilitación de edificios
2009-2012 para mejora de accesibilidad, eficiencia energética,
instalación de energías renovables y creación de empleo, 13 que
proponía rehabilitar 2.250.000 viviendas y 150.000 edificios
para hacerlos más habitables, con mejoras en el comportamiento
térmico de su envolvente e instalación de energías renovables
y mejoras en la accesibilidad.Tal plan permitiría la reducción
de la dependencia y factura energéticas, así como las
emisiones de CO 2 , y crear 390.000 empleos por año que absorban
el desempleo como consecuencia de la caída de la vivienda
de nueva construcción. Planes similares se están desarrollando
con éxito en países como Alemania. Este tipo de actividad
modernizadora del parque edificado existente se podría
prolongar durante décadas, hasta modernizarlo
completamente instalando energías renovables en todos los
edificios ya construidos, lo que combinado con la obligación de
que la nueva edificación sea energéticamente autosuficiente
cambia por completo el sector de la construcción, desarrolla
un nuevo know-how y requiere nuevos materiales y, por lo tanto,
cambios de importancia en la industria auxiliar.A su vez, ese
cambio en el sector de la construcción lleva a cambios en el
sector energético, desplegándose las redes inteligentes y otro
comportamiento oferta/demanda en el campo de la producción
energética.
En el caso del transporte, la tendencia simultánea hacia la movilidad
sostenible y la electrificación del sector y de los vehículos,
no solo cambiará sensiblemente la industria de la automoción
–nuevos vehículos tanto para la carretera como para el ferrocarril–
sino que tendrá también una gran influencia en el sector
energético con energías renovables que alimentarán los motores
eléctricos, sustituyendo la dependencia del petróleo del motor
de explosión, lo que permitirá extender de manera hasta
ahora insospechada el empleo de renovables en la dieta de la
energía final; con baterías que permitirán almacenar importantes
cantidades de energía eléctrica procedente de fuentes renovables;
y con el desarrollo de redes inteligentes que permitirán
emplear la carga y descarga de tales baterías para aplanar la curva
de demanda haciendo más eficiente todo el sistema.
Es decir, desde la perspectiva del empleo la influencia de la
energía de fuentes renovables no solo abarca los empleos directos
e indirectos generados por tales fuentes, sino también
los empleos de otros muchos sectores como los relacionados
con la edificación, el transporte y la industria de automoción,
la química o las TICs. 14 Al fin y al cabo, la estabilidad y calidad
14 El informe de SMART 2020 Enabling the Low Carbon Economy in the Information Age, 2009, plantea
que el potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación de reducir costes en sectores
estratégicos de la economía, podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
en un 15% y crear 1.500.000 empleos en diez años.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

ECONOMÍA SOSTENIBLE Y EMPLEOS VERDES EN TIEMPOS DE CRISIS
del empleo dependerá del dinamismo de la propia economía y
viceversa.
El citado informe de la Fundación 1º de Mayo aprecia que
«aquellos países que lideren esta transformación energética,
productiva y de transportes indudablemente liderarán la actividad
económica en los próximos lustros». España, concluye,
por primera vez en la historia reciente no tiene una posición
marginal en el sistema económico mundial y debería ser capaz
de aprovechar sus capacidades desarrolladas en importantes
sectores emergentes, entre ellos –y de manera destacada– las
energías renovables.
Empleos en energías renovables
España
Según la estimación del estudio de ISTAS 2008 sobre Energías
Renovables y Empleo, 15 las energías renovables ocupaban en
2007 en España un total de 188.682 empleos de los que 89.001
eran empleos directos y 99.681 indirectos.
En lo que se refiere al futuro, considerando que las renovables
cubrieron un 8,7% de la energía final consumida en España en
2005 y que el porcentaje a alcanzar por España en 2020 fuera
el 20%, el mismo que la media europea, el estudio ISTAS 2008
realizó una proyección de empleos directos situada entre los
270.000 y los 230.000, teniendo en cuenta escenarios diferentes
de evolución de la demanda energética.
15 M. Garí, G. Arregui, J. Gómez, A. B. Sánchez y J. Candela, Centro de Referencia sobre Energías Renovables
y Empleo del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud, ISTAS, de Comisiones
Obreras, Energías renovables y generación de empleo en España 2007, presente y futuro, 2008,
http://www.istas.net/web/abreenlace.aspidenlace=6754
16 Fundación IDEAS, Un nuevo modelo energético para España, recomendaciones para un futuro sostenible,
2009, http://www.fundacionideas.es/archivo/docs/9.pdf
La Fundación IDEAS, por su parte, en su informe 2009 Un nuevo
modelo energético para España, recomendaciones para un futuro
sostenible, 16 establece una interesante propuesta de cobertura
de la energía eléctrica con el 100% de fuentes renovables.
En ese contexto la creación proyectada de empleos directos
para 2050, según tres escenarios diferentes de demanda –baja,
media y alta–, oscila entre los 138.000 y los 560.000.
Agricultura ecológica
Un sector especialmente dinámico y en rápido crecimiento es
también el de la agricultura ecológica. En España, la superficie
destinada a la agricultura ecológica ha alcanzado ya 1,3 millones
de hectáreas. 17 Andalucía y Castilla-La Mancha son las comunidades
autónomas en las que existe más superficie inscrita.
Hay provincias como Cádiz, donde la agricultura ecológica
representa el 24% de la superficie cultivada. El crecimiento español,
incluso con mayor intensidad, sigue tendencias internacionales.
En el mundo, la agricultura ecológica había crecido en
2007 un 5% más que al año anterior y un 118% más que en
2000, ocupando ya 32.2 millones de hectáreas en 141 países. 18
Empleos verdes y perspectiva
de género
El informe SUSTAINLABOUR 2009 Las trabajadoras y los empleos
verdes: empleo, equidad, igualdad 19 realiza una primera
aproximación al empleo femenino en las actividades primarias,
industriales, energéticas y de servicios generadoras de empleos
verdes, concluyendo que la economía verde puede ser
una oportunidad para las mujeres pero requiere también políticas
específicas, ya que tales actividades, mejor pagadas, se caracterizan
por contar con una representación femenina de menos
del 25% de la fuerza de trabajo (OIT, 2007).
17 NP SEAE 13/05/2009. http://www.agroecologia.net/
18 A. McKeown, Organic Agriculture More Than Doubled Since 2000, WWI 2009.
19 SUSTAINLABOUR, Las trabajadoras y los empleos verdes: empleo, equidad, igualdad, http://www.sustainlabour.org/dmdocuments/esp200_2009.pdf

En teoría, las mujeres pueden desempeñar trabajos verdes
de todas las categorías en el sector primario, secundario y
terciario de la economía.A pesar de la percepción de que la
mayoría de los empleos verdes incluyen trabajo pesado y de
que la participación femenina se ve impedida por eso, con los
sistemas de automatización se ha reducido la necesidad de
la fuerza física.Además de contribuir a la creación de trabajos
de tipo manual en los sectores de la agricultura, la energía
y la construcción, la economía verde debería dar lugar a
una variedad de oportunidades de empleo en el área administrativa
y de servicios. Sin embargo, se pronostica que la
mayoría de empleos verdes van a surgir en el campo de
la construcción, la industria y la ingeniería, donde la representación
femenina es significativamente baja. Como resultado,
es posible que la economía verde involuntariamente excluya
a las mujeres.
Será necesario implementar una combinación de estrategias
tradicionales e innovadoras para que tanto las mujeres como
los hombres se puedan beneficiar de la economía verde. Eso
implica un cambio que ayude a vincular la conciencia ambiental
y social de la mujer con la amplia gama de trabajos que se
espera que emerjan de la transición hacia una economía verde,
entre ellos el trabajo manual y los puestos técnicos. El informe
propone aumentar la proporción de empleos verdes
desempeñados por mujeres, asegurando la calidad de esos empleos,
por medio de un proceso de cinco pasos:
1. Eliminación de los impedimentos para la participación femenina
en la fuerza de trabajo mediante políticas antidiscriminatorias
y respetuosas de la familia.
2. Empleando personal femenino para trabajos no tradicionales
por medio de cupos y programas especiales.
3. Con programas de formación especializada para los empleos
verdes.
4. Con remuneración equitativa: mediante la reducción de la
segmentación laboral y las diferencias remunerativas por razón
de sexo.
5. Favoreciendo la sindicalización de las mujeres en sectores
verdes potenciales.
Coste-beneficio de los empleos
verdes
49
Los ya mencionados informes Nuevo Acuerdo Verde Global y Empleos
Verdes de Naciones Unidas insisten en el interés y rentabilidad
en términos económicos y de empleo que tiene la economía
verde o sostenible. No obstante, recurrentemente, hay
sectores que cuestionan, por ejemplo, las ayudas públicas a las
energías renovables, sin considerar los beneficios que aportan
en costes ambientales evitados no internalizados en la contabilidad
económica, en reducción de emisiones de gases de invernadero
y en reducción de importaciones de energía primaria.
Ese ha sido el caso del llamado estudio Efectos sobre el Empleo
del Apoyo Público a las Energías Renovables 20 que concluía afirmando,
aunque sin demostrarlo, que por cada empleo generado
en energías renovables se destruían 2,2 empleos en el conjunto
de la economía; estudio de escaso rigor técnico que ha
sido cuestionado por trabajos como el elaborado por expertos
del Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados
Unidos (NREL, en sus siglas en inglés) 21 y por técnicos del
Centro de Referencia de Energías Renovables y Empleo de IS-
TAS. 22 Las asociaciones de empresas de energías renovables
insisten en la necesidad de contabilizar costes y beneficios.
Así, la Asociación Empresarial Eólica presentaba recientemente
los siguientes datos: «la industria eólica en España recibió el año
pasado 900 millones de euros en subvenciones pero exportó
por valor de 2.550 millones, cubrió el 11,5% de la demanda eléctrica,
evitó la importación de combustibles fósiles por 1.200 millones
y ha generado 40.000 empleos». 23 También la Asociación
de Productores de Energías Renovables (APPA), que cifraba en
20 G. Calzada, Study of the Effects on Employment of Public Aid to Renewables Energy Sources, 2009,
http://www.juandemariana.org/pdf/090327-employment-public-aid-renewable.pdf
21 NREL, Response to the Report «Study of the Effects on Employment of Public Aid to Renewables
Energy Sources», 2009, http://www.nrel.gov/docs/fy09osti/46261.pdf
22 ISTAS,Análisis crítico del documento «Study of the Effects on Employment of Public Aid to Renewables
energy sources», 2009, http://www.istas.net/web/abreenlace.aspidenlace=6771
23 Asociación Empresarial Eólica, El País, 11/09/2009.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

ECONOMÍA SOSTENIBLE Y EMPLEOS VERDES EN TIEMPOS DE CRISIS
2.605 millones de euros las primas recibidas en el ejercicio 2008
y en 3.224 millones el ahorro –2.725 en importaciones de energías
fósiles y 499 en emisiones de CO 2 –, concluía que el sector
renovable aportó al sistema un ahorro neto de 619 millones de
euros.APPA considera que las renovables lograron en 2008 un
«ahorro de mercado» de 4.919 millones de euros. 24
Transición justa y diálogo social
El recorrido hacia una economía de bajas emisiones de carbono
es un proceso irrevocable, que se producirá más pronto o
más tarde, aunque los efectos climáticos no serán los mismos
en un caso o en el otro. Igualmente, por razones de agotamiento
de los recursos disponibles, las economías se orientarán hacia
un uso más eficiente de los recursos naturales, aunque también
pueden orientarse hacia una disputa por su control. Solo
un proceso de transición justa puede generar el consenso y el
impulso necesarios para hacer el cambio a tiempo de evitar el
cambio climático y en convivencia.
Se necesita contemplar los intereses de todos los afectados
por la transición a una economía verde, empezando por quienes
más necesidades tienen de adaptación al cambio climático,
los pobres de los países en desarrollo, que históricamente son
los que menos han contribuido a las emisiones.También en los
países desarrollados hay sectores vulnerables a las pérdidas de
empleo y de renta por los cambios.Todos ellos requieren procesos
de transición justa.
La creación de decenas de millones de nuevos empleos verdes
y la transformación progresiva de cientos de millones de empleos
de los sectores tradicionales ayudarán a absorber las
eventuales pérdidas de empleo en los sectores en declive. Sin
crear nuevos empleos no es posible una transición justa, pero
la asistencia gubernamental a los trabajadores y a las empresas
que pudieran verse afectados o que tuvieran dificultades para el
cambio es un complemento necesario.Y diálogo social, pues sin
diálogo y participación social las transiciones no serán justas.
Tal como expresa el informe Empleos Verdes: «el diálogo social
significativo será imprescindible para aminorar las tensiones y
conseguir una distribución de costos y asignaciones de recursos
eficaces. Los trabajadores y las comunidades afectados necesitan
protección social adecuada, además de acceso a nuevas
oportunidades. La OIT ofrece un marco para las transiciones
justas. Ello supone, entre otras cosas, orientaciones sobre las
empresas sostenibles, sobre las empresas multinacionales y sobre
una globalización equitativa. Este marco y una experiencia
muy amplia pueden aplicarse en las siguientes esferas: políticas
activas relacionadas con el mercado de trabajo, protección de
los ingresos, reconversión profesional, sensibilización y fortalecimiento
de la capacidad para organizaciones de empleadores
y trabajadores, desarrollo del espíritu de empresa, asistencia
para la reintegración en el mercado de trabajo e inversiones
para diversificar la economía local y crear oportunidades de ingreso
alternativas (…). El diálogo social entre los más afectados
por estas transiciones –trabajadores, empleadores y gobierno–
para formular políticas equitativas que sean eficientes
y equilibradas en sus costos y beneficios es condición imprescindible,
ya que es la manera de garantizar su sostenibilidad». 25
Y cita entre otros el ejemplo de las Mesas tripartitas para el
cumplimiento del Protocolo de Kioto, en funcionamiento en
España desde 2005.
No se sabe demasiado acerca de los riesgos y oportunidades en
una transición hacia las economías verdes y sostenibles. Pero se
sabe mucho de otras transiciones que se han realizado por motivos
tecnológicos y económicos.Tal vez nuevas investigaciones
sobre este asunto, que consideren la experiencia histórica, así
como las diferentes condiciones, sistemas de protección social y
tradiciones de las distintas partes del mundo, podrían constituir
una herramienta muy valiosa para hacer posible, en bien de todos,
un proceso de transición justa hacia una economía baja en
carbono con trabajo decente en un mundo sostenible.
24 www.appa.es, 26/11/09. 25 PNUMA/OIT/CSI/OIE, Empleos Verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible, 2009.

Una reflexión final
Para finalizar, valga una reflexión final sobre el actual modelo de
desarrollo y las asimetrías en la productividad del trabajo, los
materiales y la energía que lo hacen social y ambientalmente
insostenible.
La Figura 2 revela un fenómeno al que se le ha prestado muy
poca atención, relacionado con la productividad del trabajo, de
los materiales y de la energía a lo largo del último medio siglo.
El uso de la energía apenas ha incrementado su productividad
un 20% desde 1960 a 2002; la evolución de la productividad de
los materiales ha sido mejor, 100%; sin embargo, el incremento
Base (1960 = 100)
400
350
300
250
200
150
100
50
Figura 2.
Evolución de la productividad del trabajo,
los materiales y la energía
0
1960
1970 1980 1990 2000
Productividad del trabajo
Productividad de los materiales
Productividad de la energía
Fuente: Sustainable Use and Management of Natural Resources
EEA Report 9/2005
51
de la productividad del trabajo, 270%, ha sido casi tres veces
más que el incremento de la productividad de los materiales y
catorce veces más que el de la energía.
Tal vez eso explique algo de la crisis social, ambiental y energética
que venimos padeciendo y sus interrelaciones: crece
el desempleo a la vez que la presión sobre los recursos naturales,
porque se usa poco empleo y muchos recursos.
Cada vez se necesita mucho menos empleo para producir lo
mismo, pero no sucede lo mismo con los materiales o la
energía. Así, el desempleo se convierte en un problema estructural
cada vez más agudo en todo el mundo: hay ya ahora
200 millones de desempleados, pero para absorber la nueva
población activa se necesitarán crear 300 millones de
nuevos empleos en las próximas dos décadas. Mientras, la
presión sobre los recursos naturales es superior a la capacidad
de carga del planeta, la huella ecológica es ya desde los
años ochenta superior a la biocapacidad de la Tierra y sigue
creciendo de manera alarmante: en la actualidad el consumo
anual de recursos es un 50% superior a la capacidad del planeta,
es decir, que necesitamos planeta y medio para subsistir
y solo tenemos uno.
La crisis energética es la que más claramente expresa la insostenibilidad:
el mundo está viviendo el tiempo del peak oil, es decir,
del consumo de la mitad de las existencias de petróleo extraíble,
cada año el volumen de extracciones ya es menor que
el del año anterior, sin embargo la demanda de energía primaria
sigue siendo creciente, creándose una situación insostenible,
que será insoportable si no se produce con urgencia el
cambio hacia otro modelo energético, sostenible, basado en el
ahorro, la eficiencia y las fuentes renovables de energía. Este
nuevo modelo energético, con los cambios de modelo productivo
que implica en todos los sectores de la producción, la edificación,
el transporte y los servicios puede generar cientos de
millones de nuevos empleos, los empleos verdes, y transformar
empleos hoy insostenibles para hacerlos sostenibles, a la vez
que una mayor eficiencia en el uso de los recursos naturales y
energéticos.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

ECONOMÍA SOSTENIBLE Y EMPLEOS VERDES EN TIEMPOS DE CRISIS
Tabla 2.
La huella ecológica de la humanidad y la biocapacidad a través del tiempo
Hectáreas globales per cápita
1961 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2007
Población mundial (mil millones) 3,1 3,3 3,7 4,1 4,4 4,8 5,3 5,7 6,1 6,5 6,7
Huella ecológica total 2,4 2,5 2,8 2,8 2,8 2,6 2,7 2,6 2,5 2,7 2,7
Huella tierras de cultivo 1,1 1,1 1,0 0,9 0,8 0,8 0,7 0,7 0,6 0,6 0,6
Huella tierras de pastoreo 0,4 0,4 0,3 0,3 0,3 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2
Huella bosques 0,4 0,4 0,4 0,4 0,4 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3
Huella caladeros 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1
Huella carbono 0,3 0,5 0,9 1,0 1,1 1,1 1,2 1,2 1,2 1,4 1,4
Superficie urbanizada 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1
Biocapacidad total 3,7 3,5 3,1 2,9 2,6 2,4 2,3 2,1 2,0 1,8 1,8
Proporción huella ecológica-biocapacidad 0,63 0,73 0,88 0,97 1,06 1,07 1,18 1,24 1,29 1,45 1,51
Fuente: Global Footprint Network,Advancing the Science of Sustainability

El programa global de Empleos Verdes de la OIT
53
Peter Poschen-Eiche
Director del Departamento de Creación de Empleo y Desarrollo de la Empresa
Organización Internacional del Trabajo
¿Por qué empleos verdes y qué son
Una de las razones más importantes para prestar atención al
tema de los empleos verdes es el debate político y la opinión
pública post-crisis económica. La «gran recesión» ha dejado
huellas profundas en el mercado de trabajo de muchos países.
El desempleo ha subido a niveles nunca antes alcanzados y los
salarios reales están bajando. Sobre todo en los países industrializados,
muchos temen por su empleo, por el nivel de vida
de sus familias y por la inserción de sus hijos en el mercado de
trabajo. En este contexto vuelve una tendencia de muchos
años en la opinión y en la política públicas: cuando la economía
va bien, aumenta la preocupación por el medio ambiente y se
toman medidas de protección. En cambio cuando la economía
va mal, el empleo y el crecimiento son las prioridades exclusivas.
La Tabla 1 ilustra esta dinámica con datos para Estados
Unidos. Esta dicotomía refleja el supuesto de un dilema: que
hay que escoger entre crecimiento y preservación del medio
ambiente. Esta alternancia impide avances decisivos y duraderos
en términos de sostenibilidad ambiental. Mientras estas
percepciones prevalezcan, será muy difícil para el gobierno de
Estados Unidos por ejemplo, asumir un compromiso para la
reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, lo que
a su vez constituye un obstáculo mayor para lograr un nuevo
acuerdo internacional sobre el clima. Sin dicho acuerdo, a su
vez, es muy poco probable que el mundo pueda contener el
auge de las temperaturas promedio por debajo de un nivel tolerable.
Es de fundamental importancia superar esta percepción de antagonismo
entre la creación de empleo y la preservación del
medio ambiente, porque se trata de los dos desafíos claves del
siglo XXI. El primero es enfrentar la crisis ambiental con la necesidad
de contener el cambio climático y de proteger a los sistemas
vitales del planeta como suelos, agua y biodiversidad. El segundo
es el desafío social asociado a la falta flagrante de
oportunidades de trabajo decente para todos y de inclusión social.
Los países en desarrollo deben crear 45 millones de puestos
de trabajo nuevos cada año solo para absorber a los jóvenes
que llegan al mercado de trabajo. La revolución en los países árabes
ha mostrado las consecuencias de no resolver este problema.
Pero no solo faltan más empleos, también hay que mejorar
la calidad de los existentes. El 40% de los 3 billones de trabajadores
en el mundo no alcanza a superar la línea de pobreza para
sus familias. Un billón de personas vive en condiciones insalubres
y 1,5 billones no tiene acceso a formas modernas de energía.
Ambos desafíos están relacionados entre sí. No se pueden enfrentar
por separado o de manera consecutiva. El mundo no
tiene el tiempo ni los recursos para primero atender a uno y
después al otro. Hay que enfrentar ambos desafíos al mismo
tiempo y de manera coordinada. Los empleos verdes ofrecen
esta oportunidad.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EL PROGRAMA GLOBAL DE EMPLEOS VERDES DE LA OIT
Tabla 1.
¿Vuelve el viejo dilema EE.UU. Prioridades Opinión
Pública
Empleo Medio ambiente
Enero 2008 61% 56%
Enero 2009 82% 41%
Enero 2010 81% 44%
(28% cambio climático
más bajo desde 2007)
Fuente: Pew Research Center (20 categorías respuestas, respuestas múltiples
posibles)
Los que dudan de estas conclusiones deberían reflexionar sobre
los impactos que el cambio climático ya tiene en los países
pobres y sobre las consecuencias profundas que tendrían alzas
aún mayores de las temperaturas. Por ejemplo, Haití, el país
más pobre de las Américas, perdió 15% de su PIB en octubre
de 2008 cuando cuatro huracanes consecutivos pasaron por la
isla. Si esto aconteciera cada tres a cinco años, el desarrollo
económico de Haití sería imposible.
Además de eventos climáticos cada vez más extremos, el aumento
de las temperaturas también provoca cambios profundos
en la agricultura y en los sectores conexos de la economía.
Con un aumento de temperaturas promedio de +2,0°C
un país como Uganda, cuyo principal producto de exportación
es el café, ya no tendrá zonas aptas para su producción. Un aumento
de esta magnitud podría acontecer en los próximos
veinte o treinta años de acuerdo a los modelos climáticos.
Obligaría al país y a muchos miles de pequeños agricultores a
encontrar una nueva base de sustento. Los daños provocados
por el cambio climático muestran que la mejor manera de destruir
empleos es no hacer nada.
La meta de una economía requiere de una segunda «gran
transformación» con crecimiento verde. Esta se basa en un
modelo de desarrollo limpio con control de la contaminación
y aumento drástico de la ecoeficiencia evitando toda degradación.
Esta transformación sería de la misma escala que la
revolución industrial pero tendería a acontecer más rápidamente.
Es obvio que tendrá impactos profundos en las empresas
y para los trabajadores. Una pregunta importante es si
esta economía verde también será socialmente efectiva y sostenible.
Estas consideraciones y preocupaciones han llevado a la creación
de una Iniciativa para los Empleos Verdes lanzada conjuntamente
por el programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional de
Empleadores (OIE), la Confederación Internacional de Sindicatos
(CIS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En 2008, la iniciativa publicó el primer informe sobre empleos
verdes. 1
Para los miembros de la iniciativa los empleos verdes se definen
como puestos de trabajo decente que reducen de manera
significativa los impactos ambientales de la actividad de
empresas, de sectores económicos o del conjunto de la economía,
finalmente a niveles sostenibles.
Logran bajar el impacto de distintas maneras:
• Reduciendo el consumo de energía y de materias primas
(«desmaterializar la econonomía»).
• Evitando emisiones de GEI («descarbonizar la economía»).
• Protegiendo y restaurando ecosistemas.
• Minimizando desechos y contaminación.
• Contribuyendo para adaptarnos al cambio climático.
1 El informe está disponible en http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@dgreports/@dcomm/documents/publication/wcms_098503.pdf

Empleos verdes: ¿realidad o mito
Hay escépticos que dicen que los empleos verdes no existen,
que son un mito. Están equivocados. La estrecha relación entre
trabajo y medio ambiente ya es evidente en los numerosos
desastres naturales que fueron provocados por accidentes industriales
mayores. Un ejemplo reciente es el derrame de petróleo
de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en el
Golfo de México. La mayor catástrofe ambiental en Estados
Unidos en las últimas décadas empezó como un accidente de
trabajo, una explosión matando a once trabajadores. La falta de
precauciones de seguridad fue identificada como causa principal
del derrame. Esta causalidad ya ocurrió muchas veces
como en los accidentes químicos de Seveso (Italia) y Bhopal
(India) o de la catástrofe nuclear de Chernobyl (Ucrania).
Por suerte, esta estrecha relación en la cual el medio ambiente
del trabajo y el medio ambiente natural son dos caras de la
misma moneda puede aprovecharse para reducir impactos ambientales.
Un ejemplo es el caso de la fundición de cobre Ventanas
en la costa central de Chile.A comienzos de los años noventa,
después de la vuelta a la democracia, el gobierno chileno
empezó a monitorear los impactos ambientales de instalaciones
industriales. Las mediciones en Ventanas constataron niveles
intolerables de emisiones de ácido sulfúrico y de metales
pesados, lo que llevó a las autoridades a establecer techos para
las emisiones y a amenazar a la empresa con la clausura de la
planta si estos límites no eran respetados. Frente al riesgo de
perder la planta y los 1.500 puestos de trabajo, la gerencia y el
sindicato de la empresa pactaron cooperar para alcanzar las
metas exigidas. Aplicando un mapeo de riesgos, la gerencia y
los trabajadores identificaron las opciones para bajar las emisiones.
La implementación de estas medidas dejó las emisiones
tan inferiores a los límites fijados que la planta ganó el premio
de la Comisión Nacional de Medio Ambiente.
55
Esta experiencia apunta a una oportunidad muy poco aprovechada
hasta ahora: la reducción del impacto ambiental de las
empresas en todos los sectores, incluso –y tal vez en particular–
en los más intensivos en energía y los más contaminantes.
Como subraya un estudio de McKinsey (2007), esto requiere
el compromiso y la participación activa de cientos de miles de
jefes de empresa y de millones de trabajadores. Estos «héroes
desconocidos» de una economía verde juegan un papel clave
en ocupaciones como gerentes de infraestructura, despachadores
de flete, técnicos de computación, manutención y limpieza,
servicios de compra, etc.
Estos empleos verdes serán cada vez más importantes para la
sostenibilidad de la economía. En su mayoría son puestos de
trabajo y oficios que ya existen pero que verán sus tareas y
competencias ampliadas.
Otro impacto importante en el mercado de trabajo es el crecimiento
acelerado de sectores verdes acompañado por la
creación de muchos nuevos empleos verdes. Los sectores de
mayor potencial de creación de empleos verdes son:
• Eficiencia energética en edificios, en la industria y en el transporte.
• Energía renovable.
• Movilidad: transporte público.
• Reciclaje, manejo de desechos.
• Agricultura y bosques sostenibles.
• Servicios ambientales como producción de agua limpia.
No es casual que estos sectores coincidan con aquellos identificados
por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
(IPCC), como se puede observar más abajo en la Figura
1. En particular el sector de la construcción tiene un
potencial enorme de reducción de emisiones mediante el aumento
de la eficiencia energética, tanto en la construcción nueva
como en la renovación de edificios existentes. Este potencial
tecnológico y económico existe en países industrializados
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EL PROGRAMA GLOBAL DE EMPLEOS VERDES DE LA OIT
Figura 1.
IPCC-Potencial de mitigación
7
Gt CO -eq/yr 2
6
5
4
3
2
1
0
< 20
< 50
< 100
< 20
< 50
< 100
< 20
< 50
< 100
< 20
< 50
< 100
< 20
< 50
< 100
< 20
< 50
< 100
< 20
< 50
< 100
No OCDE/Economías en transición Economías en transición OCDE Total mundial $ EE.UU./tCO 2 -eq
SUMINISTRO
ENERGÉTICO
TRANSPORTE
EDIFICIOS
INDUSTRIA
AGRICULTURA
SILVICULTURA
RESIDUOS
Potencial a

57
Figura 2.
Progresión del nivel de empleo objetivo y estimado
Hidroeléctrica
Biomasa 39.000 (2%)
moderna
6.300.000 (31%)
Biocombustibles
12.000.000 (59%)
Eólica
300.000 (13%)
Solar
fotovoltaica
170.000 (7%)
Empleos verdes en energías renovables 2006
Eólica
2.100.000 (10%)
Empleos verdes en energías renovables 2030
Fuente: PNUMA/OIT/CSI (2008)
Base (1960 =100)
400
350
1960 =100
Geotérmica
25.000 (1%)
Solar
térmica
6240.000 (27%)
Energía solar
foltovoltaica
6.300.000 (31%)
Figura 3.
Productividad del trabajo, las materias primas
y la energía, UE-15, 1960-2002
300
250
200
150
100
50
Productividad del trabajo
Productividad de las
materias primas
Productividad de la energía
0
1960 1970 1980 1990 2000
UE-15 (1960-2002)
Fuente: European Enviroment Agency
el año 2006 más de 2 millones de empleos ya habían sido creados
en la fase inicial de crecimiento de las energías renovables
aunque contribuyan aún menos del 2% de la producción total
de energía. Para el horizonte 2030, el informe proyecta un potencial
de más de 20 millones.
La generación de más empleos en una economía verde en
comparación con el modelo convencional de desarrollo es posible
en parte porque el enfoque de la búsqueda de productividad
se traslada del factor trabajo a los factores uso de recursos
naturales y energía. Como se puede observar en la
Figura 3, esto rompe con cincuenta años de concentración en
el factor trabajo que ha llevado a un aumento de la productividad
laboral en Europa por un factor 4, mientras que la
productividad del uso de materias primas sólo se duplicó. En el
uso de la energía casi no hubo mejoras.
Un estudio del McKinsey Global Institute (2006) demuestra
que el potencial de aumento de eficiencia energética y por
ende de las emisiones relativas es enorme. Un país que ha empezado
a aprovechar este potencial de manera sistemática y a
gran escala es Alemania. Entre 2001 y 2008 el gobierno invirtió
26 billones de euros en programas de fomento de la renovación
energética de edificios. Cada euro de recurso público
atrae cuatro euros del sector privado. A través del aumento
Figura 4.
Progresión del nivel de empleo objetivo y estimado
550.000
500.000
450.000
400.000
350.000
300.000
250.000
200.000
316.700
366.900
425.000
492.300
273.400
236.000
294.200
203.700
258.200
227.800
203.700
2006 2008 2010 2012
Objetivo Estimación Pronóstico
Fuente: ADEME (2009)
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EL PROGRAMA GLOBAL DE EMPLEOS VERDES DE LA OIT
de pagos de impuestos y de la reducción de contribuciones estatales
al seguro social de trabajadores desempleados, el gobierno
consigue recuperar sus inversiones. El programa ha permitido
la renovación de 200.000 a 300.000 apartamentos por
año, generando un promedio de 200.000 empleos en la construcción.
Durante la crisis económica de 2008-2009 los recursos
del programa fueron duplicados (Schneider, 2009).
Es interesante observar que el programa de renovación en
Alemania nació como respuesta a una recesión severa en el
sector de la construcción al final de boom de la reunificación
en 2000. Los empleos verdes pueden entonces ser una medida
eficaz para estimular la economía con generación sustancial
de empleos.
La experiencia de Francia apunta en la misma dirección. El país
lanzó un paquete de medidas para aumentar tanto la eficiencia
energética del parque habitacional y del transporte como para
la difusión de energías renovables. Se estableció una meta de
crear unos 500.000 empleos directos en estos sectores hasta
2012. En 2009, un año durante el cual la economía francesa se
contrajo, los sectores verdes siguieron creciendo en un 13%,
realizando un volumen de ventas de 50 billones de euros y
manteniendo el ritmo de creación de empleo, llevando el total
a más de 290.000.
Figura 5.
Cambio en el nivel neto de empleo, en millones,
para un plazo de cinco años
16
14
12
10
8
6
4
2
0
El diseño apropiado de políticas verdes
produce un incremento en el empleo
14,3
Mundo
Nota: la figura muestra el impacto estimado sobre el empleo de políticas verdes
combinadas con menores impuestos sobre el trabajo. La tasa de crecimiento
del empleo para países desarrollados fue extrapolada al empleo global.
No cabe duda entonces de que los empleos verdes no son un
mito. Existen, se pueden contar y su desarrollo puede monitorearse.
No obstante, su importancia real para el mercado de
trabajo no es el volumen de empleos verdes creados, sino el
balance en términos netos. El proceso de transformación genera
nuevos empleos verdes, pero también lleva a la destrucción
o sustitución de empleos que no son sostenibles ambientalmente.
Además de los efectos directos e indirectos en los
sectores relevantes, hay efectos inducidos afectando el consumo
de los hogares y empresas.Aumentos de los precios de la
energía, por ejemplo, reducen la capacidad de compra y reducen
la creación de empleos inducidos. Contrariamente, un aumento
de la eficiencia energética lleva a reducciones en la
cuenta de la energía. Mejor eficiencia y la producción de energía
renovable local tienen es mismo efecto para el conjunto de
la economía nacional. Esto permite el consumo de otros productos
y servicios que suelen ser más intensivos en mano de
obra, impulsando la creación de volúmenes sustanciales.
Los estudios del impacto total neto de una transformación hacia
una economía verde que existen sugieren que una economía
verde tiene por lo menos tantos empleos como una convencional.
Algunos estudios concluyen inclusive que aumentos netos
sustanciales son posibles. Un estudio para Alemania muestra que
un aumento de la meta de eficiencia energética nacional de 2 a
3% por año reduce las emisiones en un 9%, provoca un aumento
del crecimiento del PIB en 0,9% por año y resulta en la ganancia
neta de 260.000 empleos (Ifeu Institut et al., 2009).
Los resultados de la transformación en términos de empleo dependen
en buena parte de los instrumentos de política que se
11,7
Países en vías
de desarrollo
2,6
Países
desarrollados
Fuente: Instituto Internacional de Estudios Laborales de la OIT (2009)

59
emplean. Un estudio del Instituto de la OIT sugiere que la reducción
de emisiones mediante un impuesto ecológico lleva a
un aumento en el empleo si los recursos son utilizados para reducir
el costo del trabajo, principalmente de la seguridad social.
Esta medida produce un saldo positivo tanto en países industrializados
como en países en desarrollo. Con este cambio de
los precios a favor del trabajo, hasta los sectores con uso intensivo
de energía podrían aumentar el empleo (ver Figura 5).
La falta de trabajadores calificados puede ser un cuello de botella
para las ganancias económicas, ambientales y de empleo.
Casi todos los países y sectores están experimentando una penuria
de mano de obra formada. Un resultado puede ser que
los aumentos en eficiencia energética no son realizados o que
las mejores tecnologías no se pueden utilizar.
El programa global de OIT
El primer informe sobre empleos verdes despertó un enorme
interés en el tema. Esto llevó a OIT a crear el programa global
Empleos Verdes. El programa tiene por misión la promoción
de empleos verdes a través de la sensibilización, la búsqueda
de coherencia en las políticas globales, la investigación
aplicada, la generación de capacidad entre los actores del
mundo del trabajo. El componente más importante es atender
la creciente demanda de asistencia por parte de los países
miembros de la OIT.
El programa participó en la discusión sobre paquetes de estímulo
económico para salir de la crisis económica del G8, G20
y del Pacto Global para el Empleo de OIT. Acompaña activamente
las negociaciones para un nuevo acuerdo global sobre
el clima y las preparaciones para la Conferencia sobre el
Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en Río de Janeiro
en 2012.
La participación en las discusiones políticas se apoya en un
programa importante de investigación aplicada. Este incluye a
la colaboración estrecha con el PNUMA en la elaboración del
informe Economía Verde (PNUMA 2011), un informe sobre
Competencias para empleos verdes será publicado por la OIT
este año. Para la Comisión Europea, la OIT preparó un estudio
sobre Transición y empleos verdes (IILS/OIT, 2011).
El apoyo de los países miembros de OIT ha crecido rápidamente,
llevando el número de países participando en el programa
de siete en 2009 a más de veinte en 2011.Todos los países
emergentes participan: Sudáfrica, Brasil, China, India e Indonesia.
Pero hay un interés creciente también en países en desarrollo
como Bangladesh, Nepal o Kenia.
En varios de los países ya hay resultados concretos. China
adoptó eficiencia energética y crecimiento verde como prioridad
para su plan quinquenal 2011-2015 y el gobierno está elaborando
una política de empleos verdes. La India está implementando
un importante programa de seguridad social y
combate de la pobreza mediante una «garantía nacional de empleo
rural». El programa empleó el 0,4% del PIB por año generando
cientos de miles de empleos temporales para familias
rurales pobres, principalmente en obras de rehabilitación de
cuencas, irrigación y reforestación. El programa de fomento de
empresarios jóvenes de Kenia ha escogido ideas de negocios
verdes como enfoque.
Los mayores impactos se observan en el primer país que entró
en el programa: Brasil. La deforestación, sobre todo en los
bosques de la Amazonía, es la mayor fuente de emisiones de
gases de efecto invernadero del país y una enorme pérdida de
biodiversidad. La reducción de la deforestación y el uso sostenible
de bosques son prioridades de la política ambiental del
gobierno. Una de las medidas ya adoptadas es la introducción
de cláusulas sobre trabajo decente para trabajadores forestales
en las concesiones para el uso de bosques públicos, reconociendo
que un manejo sostenible no es posible sin trabajadores
calificados y motivados.
Brasil también lidera la mejora de grandes números de empleo
en el manejo de residuos sólidos y reciclaje. En 2010, el gobierno
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EL PROGRAMA GLOBAL DE EMPLEOS VERDES DE LA OIT
proclamó una nueva ley de residuos sólidos que establece la obligatoriedad
de retoma de ciertos productos al final de su vida útil
por parte de los fabricantes.Aprovechando las buenas experiencias
de varias municipalidades en Brasil, la ley provee incentivos
financieros si la logística reversa inducida se construye en base a
la organización de recicladores informales.Brasil cuenta con cientos
de miles de recicladores informales viviendo en condiciones
miserables y precarias. Las experiencias de organización y formalización
en asociaciones y cooperativas han mostrado que aumentan
sustancialmente los ingresos de los recicladores además
de brindar mayor estabilidad y mejores condiciones de trabajo. El
programa para la erradicación de la extrema pobreza en Brasil incluye
una meta de formalizar 250.000 recicladores ambulantes.
Otro ejemplo excelente de políticas coherentes que combinan
la protección del medio ambiente con inclusión social es el
programa masivo de vivienda social en Brasil. El programa Mi
Casa, Mi Vida ofrece acceso a vivienda decente a cientos de miles
de familias de bajos ingresos. El programa incorporó captores
solares para agua en su diseño cuando se constató que el
uso de agua caliente provoca un gasto importante para familias
pobres y genera demanda de electricidad cara y contaminante
durante las horas punta. Además el programa de captores solares
para agua tiene el potencial de crear 18.000 empleos directos
en una nueva industria. Para la próxima etapa del programa,
se prevé la instalación de 240.000 unidades.
Conclusiones
Los estudios y las experiencias del programa hasta la fecha llevan
a las siguientes conclusiones:
• Empleos verdes y dignos son una realidad que se puede observar,
contabilizar y proyectar.
• La transición hacia una economía verde no resulta en pérdidas
de empleos en términos netos. Por lo contrario, más y
mejores empleos que business as usual son posibles.
• Existen también muchas oportunidades de inclusión social y
el potencial de beneficiar a grupos vulnerables y excluidos,
como mujeres, jóvenes, poblaciones rurales y pobres.
• El resultado «gana-gana-gana» es posible pero no es automático,
sino que requiere diseño y políticas coherentes que articulen
los ámbitos sociales, económicos y ambientales.
• La transformación va a generar perdedores. Esto crea la necesidad
de transiciones justas para los trabajadores afectados
para bajar el costo social y evitar resistencia a cambios necesarios.
• Lejos de ser el mero resultado pasivo de una redirección de
inversiones, los empleos verdes juegan un papel clave en una
economía verde: técnicamente y sociopolíticamente. Sin trabajadores
en empleos verdes la transformación de la economía
no es posible, porque las tecnologías no rinden o no pueden
emplearse. Políticamente, las oportunidades de generación de
empleo y de inclusión social son esenciales para la voluntad
política y el apoyo social a ella.
Bibliografía
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Maîtrise de l’énergie et développement des énergies renouvelables: un
marché en croissance continue malgré la crise économique.
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Instituts für System-und Innovationsforschung, gws Gesellschaft
für Wirtschaftliche Strukturforschung mbH und Prognos AG (2009):
Klimaschutz, Energieeffizienz und Beschäftigung. Potenziale und volkswirtschaftliche
Effekte einer ambitionierten Energieeffizienzstrategie für
Deutschland [Studie gefördert durch das BMU].
Instituto Internacional de Estudios Laborales de la OIT (2009): World of
Work Report 2009.

61
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IPCC-Intergovernmental Panel on Climate Change (2007): Working
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mundo sostenible con bajas emisiones de carbono.
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Schneider,W. (2009): German Alliance for Work and the Environment, presentation
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China; China Green Jobs Experience Sharing Meeting, Beijing,
30-31 May 2010 (available at: http://www.oeko-http:// works.de/fileadmin/oekoworks/dokumente/gewerkschaften/DGB/090330_Presentation_in_English_DGBAlliance_ILO_MOHRSS_Beijing-5.pdf)
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

La sostenibilidad como generadora de empleo:
una visión aplicada en el Principado de Asturias
María Belén Fernández González
Viceconsejera de Medio Ambiente del Principado de Asturias
Asturias es una comunidad autónoma de 10.603 km 2 , con
1.084.109 habitantes, situada en el norte de la península ibérica.
Una región costera y periférica, conformada por un área
metropolitana central que aglutina un sistema de ciudades
principales, en torno a las que se concentran, aproximadamente,
las tres cuartas partes de la población. Completan el mapa
territorial asturiano unas áreas oriental y occidental, de componente
esencialmente rural, con importante riqueza natural,
lastradas por el problema estructural del despoblamiento, común
a la generalidad de los espacios rurales.
En las dos últimas décadas, Asturias viene experimentando
una notable vertebración territorial y de mejora integral en
la accesibilidad y las comunicaciones. Los modos más sostenibles
vinculados al ferrocarril se están vislumbrando con
creciente protagonismo, destacando sobremanera la alta velocidad,
que permitirá en el año 2012 llegar en AVE a Madrid,
en tres horas y media desde la mayor población de Asturias,
a la vez que supondrá un revulsivo para el movimiento de
mercancías.
Asturias cuenta también con dos puertos de interés general,
Avilés y Gijón, en proceso de ampliación –prácticamente culminada
la del segundo– claves en el desarrollo económico regional;
y un aeropuerto internacional, llamado a tener un papel
importante en desplazamientos internacionales.
Cualquier visión y análisis territorial que se precie en el momento
actual, no puede eludir el alcance de la crisis, un problema
global y local a la vez, con numerosos impactos socieconómicos,
ambientales y territoriales. Una crisis multifacética de
los mercados financieros, de la economía –agravada en España
por el ajuste del sector inmobiliario– generadora de desigualdades,
que golpea las economías, los mercados financieros, internacionales
y europeos, y que tiene probablemente su manifestación
más dramática en el empleo. En Asturias la crisis
también forma parte de nuestro presente, y para el Gobierno
Regional el empleo es la principal preocupación. 1
Desde el Principado de Asturias, defendemos abordar la crisis
con realismo, pero también con sentido de la oportunidad. Se
le atribuye a Einstein la afirmación de que la crisis es la mejor
bendición que puede sucederle a las personas y a los países
porque trae progresos. Pienso que tal vez sea exagerado ver la
crisis como bendición, pero si se gestiona con inteligencia, seguro
que reportará ventajas.Tenemos que afrontar un cambio
de modelo y hemos de hacerlo con nuevas recetas. Las recetas
de la eficacia en el uso de recursos, del nuevo modelo energético
cada vez más anclado en energías limpias, de la reducción
de emisiones que conducen a la crisis climática…,
1 Discurso del presidente del Gobierno de Asturias de inicio del Debate de Orientación Política
correspondiente al año legislativo 2010-2011, Oviedo, 14 de octubre de 2010. Junta General del
Principado de Asturias.

63
transmitiendo y aplicando el ideario de la sostenibilidad, son las
que pueden ganar el futuro, tal vez las únicas.
Nuestra convicción se asienta en la experiencia.Asturias tiene
ejemplos paradigmáticos de cómo el esfuerzo de las ciudades
y los territorios en materia ambiental, no solo incide en la calidad
de vida de la población, sino que es un factor importante
para el desarrollo y la atracción de ciertas actividades económicas
y un importante elemento de cohesión social.
Un buen ejemplo lo tenemos en Avilés, que había experimentado
en las anteriores décadas un desarrollo industrial sin precedentes
basado en la industria pesada. Este desarrollo, acaecido
en un momento donde las exigencias legales de carácter
ambiental eran más bien escasas, trajo consigo un profundísimo
deterioro de su ría, cuyo papel central en la morfología urbana
de la ciudad y su grandeza como estuario, no le sirvió
para librarse de ser la sufrida receptora de una enorme cantidad
de vertidos urbanos e industriales.
Avilés, la tercera ciudad de Asturias en entidad poblacional, capital
comarcal y una de las tres principales ciudades de área
metropolitana central, ha pasado de ser un territorio contaminado
por una intensa actividad industrial a una ciudad cada vez
más limpia; de ciudad supeditada a las exigencias de la industria
a ciudad que lidera un proyecto de innovación y apuesta tecnológica,
de diversificación productiva, de intensa modernización
de su esencia industrial. De comarca muchas veces desorientada
a comarca con grandes proyectos de futuro, entre
los que brilla de manera especial un gran hito proyectado de
transformación urbana, la Isla de la Innovación con el gran
Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, que ya es una
realidad, y que acoge eventos culturales de repercusión mundial.
En todo este proceso transformador está teniendo una influencia
decisiva el «regreso a la vida» de la ría de Avilés, que
en los últimos años ha sido el centro de un proyecto de regeneración
ambiental, con retirada de ingentes cantidades de lodos
en su cauce, y de dotación de un sistema integral para su
saneamiento. Estas intervenciones han actuado y lo continúan
haciendo como palanca de economía transformadora limpia,
induciendo un tejido industrial cada vez más modernizado y de
componente tecnológica.
Otro ejemplo de recuperación ambiental y paisajística y de reconversión
económica, esta vez a partir de la minería en Asturias,
es el de las comarcas mineras centrales.Acciones ambiciosas
de recuperación de la calidad en sus cursos fluviales, de
mejoras en la calidad del aire –en gran parte debidas a inversiones
medioambientales en su tejido industrial y energético–
y su positiva transformación paisajística, apoyada en un rico patrimonio
natural, han configurado un territorio atractivo y con
importante potencial para el desarrollo de nuevas economías,
donde la innovación y la apuesta tecnológica convive con una
actividad extractiva y energética, a través del aprovechamiento
de recursos autóctonos, muy arraigada en el territorio y su tejido
socioeconómico.
Ejemplos modélicos de aprovechamiento de las singularidades
territoriales, recuperación ambiental con valor añadido,
generación de empleo sostenible y efecto positivo sobre el
medio ambiente (paisajístico y de sumidero de carbono) es el
de la escombrera La Matona, en Langreo, que ha sido restaurada
para un proyecto de producción y envasado hortofrutícolas
(manzanas y kiwis). O, desde otra perspectiva, la aspiración
de Asturias –junto con otras comunidades autónomas–
a que su paisaje histórico minero sea Patrimonio Mundial de
la UNESCO.
Las comarcas mineras asturianas son también territorios de
implantación de señeras iniciativas relacionadas con la energía
verde. Es, entre otros, el caso de la primera empresa española
dedicada a la fabricación de espejos cilíndrico-parabólicos para
plantas termosolares, orientados en gran parte a mercados internacionales,
especialmente norteamericanos.
Un territorio degradado carece de atractivo y de oportunidades.
Por eso, además de iniciativas de recuperación y rehabilitación
de espacios degradados, el Gobierno del Principado de
Asturias mantiene una activa política de conservación de la
costa, de la biodiversidad y del paisaje tendente a consolidar a
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

LA SOSTENIBILIDAD COMO GENERADORA DE EMPLEO: UNA VISIÓN APLICADA EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS
Asturias como territorio inteligente. Inteligentes son aquellos
territorios innovadores, capaces de construir sus propias ventajas
competitivas en relación con su entorno, y que persiguen
un equilibrio entre los aspectos de competitividad económica,
cohesión social y sostenibilidad. 2 En Asturias existen esas
ventajas competitivas y hay que gestionarlas para sacarles provecho.
La costa supone una ventaja competitiva de Asturias, un elemento
clave para su conversión en territorio inteligente, que
supone un activo para el desarrollo de actividades económicas
más sostenibles que la mera explotación urbanística, que
ha alterado irreversiblemente muchos enclaves del litoral español.
Asturias tiene una costa bien conservada y menos urbanizada
que la del resto de España. Ello ha sido gracias a una planificación
territorial y ambiental rigurosa y temprana, y a un convencimiento
acerca del potencial de la conservación del litoral,
que ha llevado a evitar las amenazas a las que ha sido sometido.
Pretensiones de explotaciones mineras a cielo abierto o
iniciativas municipales de desarrollo urbanístico, desencadenantes
de consumos masivos de suelo y de recursos generadores
de emisiones de gases de efecto invernadero; la antítesis
de la ciudad compacta y de los modelos inclusivos han recibido
rechazos rotundos del Gobierno Regional.
Un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas 3
incluye recomendaciones dirigidas a los líderes mundiales de
cara a lograr una economía verde, que se caracteriza por el incremento
«sustancial» de las inversiones en sectores económicos
que aumentan el capital natural de la Tierra, o reducen las
carencias ecológicas y los riesgos ambientales.
Este planteamiento de Naciones Unidas viene guiando la acción
del Principado de Asturias, que incluso en momentos de
2 A. Vegara y J.L. de las Rivas, Territorios inteligentes: nuevos horizontes del urbanismo, Fundación Metrópoli,
2004.
3 PNUMA, Economía Verde y Objetivos del Milenio, septiembre 2010.
crisis como los actuales, está realizando en materia de calidad
de las aguas, un esfuerzo inversor sin precedentes en la historia
de la región.A la vez, la prevención de riesgos y la salvaguarda
de nuestro capital natural y paisajístico, evitando tener que
recurrir a inversiones para recuperarlo, es otra de nuestras
prioridades.
Otra ventaja competitiva que tiene Asturias es su riqueza forestal
y su privilegiada naturaleza. Con casi un 30% de su geografía
formando parte de la Red Natura 2000, una tercera parte
de su territorio protegido por figuras de ámbito regional, es
la provincia española con mayor número de Reservas de la
Biosfera incorporadas a la Red Mundial y un 80% de su superficie
como zona rural, el Principado de Asturias ve en la economía
verde vinculada al medio rural y a la biodiversidad interesantes
yacimientos de empleo.
El desarrollo del ecoturismo atraído por una rica vida silvestre
vinculada a los territorios de montaña, la atracción que suscitan
la caza y la pesca fluvial en cientos de kilómetros de ríos
salmoneros y trucheros, o el extraordinario crecimiento de la
renta disponible neta por persona en algunos de nuestros parques
naturales son indicadores relevantes de que apostar por
un alto nivel de protección medioambiental y del patrimonio
natural, trae consigo progreso económico, precisamente en
sectores llamados a adquirir una creciente presencia en el nuevo
modelo post-crisis.
Pero el Principado de Asturias tiene muy presente que la industria
y la energía son la médula de su tejido económico.
Unos sectores que tienen más peso en el VAB de la economía
asturiana que en España y en el conjunto de la zona euro.
Asturias apuesta por el mantenimiento de su tradición industrial,
a la vez que por desarrollar su alto potencial de absorción
de innovación y tecnologías limpias. La revolución tecnológica
solo será posible si es incitada por un potente sector industrial
demandante. La apuesta asturiana a lo largo de estos años ha
venido dando frutos en forma de reconversión de su industria
energética; grupos térmicos de carbón que se han dotado de

65
instalaciones de desulfuración y desnitrificación para mejorar
sus emisiones.También el sector siderúrgico, del aluminio, cementos
y transformados del cinc han experimentado profundos
cambios estimulados por la búsqueda de la eficiencia, el
ahorro energético y las mejoras medioambientales.Y tenemos
muchas esperanzas depositadas en los proyectos de I+D+i sobre
captura y almacenamiento de carbono, uno de ellos desarrollándose
en Asturias, de la mano del Instituto del Carbón
(Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
La generación eléctrica ha sido y debe seguir siendo uno de los
puntales de la economía regional. Las energías limpias, entre
ellas la eólica, son clave en nuestro modelo de futuro. En el año
2009 la energía eólica generada supuso un 37% más que en el
año anterior. Un 5,1% de la energía generada en nuestra comunidad
autónoma proviene del viento y esperamos que en 2012
llegue al 7,2%.
Asturias busca la creciente internacionalización de su economía,
aprovechando su condición de región periférica y marítima,
y promoviendo iniciativas estratégicas, como la creación de
una zona de actividades logísticas en el epicentro de Asturias,
y en la proximidad a los puertos de interés general, que supondrá
un gran referente para el intercambio nodal favorecedor
del movimiento de mercancías. En la misma línea, la reciente
puesta en marcha de una autopista del mar con la ciudad francesa
de Nantes, favorece el desarrollo de unas relaciones comerciales
y ciudadanas en el Arco Atlántico y desvela el alto
potencial de crecimiento que las autopistas del mar tienen
para Asturias, especialmente vinculadas al puerto de Gijón,
pero con un efecto dinamizador de la economía que traspasa
los límites de nuestra comunidad.
La apuesta por la internacionalización se nutre también del
desarrollo de políticas activas favorecedoras de la exportación
y el establecimiento de acuerdos comerciales con terceros
países, propiciados por viajes institucionales con empresarios
asturianos para favorecer la expansión de nuestro tejido
empresarial e incorporar los productos regionales a los mercados
globalizados.
Una de los aspectos en los que el Principado de Asturias trabaja
con especial interés en los últimos tiempos es el relacionado
con el perfil del empleo desde la perspectiva ambiental.
La formación de empresarios y empleados en temas medioambientales,
haciendo del medio ambiente un vector horizontal
cualificador de las personas, y a su vez, la generación de mayores
niveles de conciencia ambiental, son considerados ingredientes
generadores de valor y competitividad en las empresas
que hay que fomentar. En este sentido, estamos apostando por
consolidar la implantación del sistema de gestión ambiental
EMAS como vía de acceso a la excelencia empresarial medioambiental,
aprovechando para ello el impulso del nuevo reglamento
europeo, que pretende estimular su implantación y
dotar de eficacia al sistema.
El impacto de la crisis no puede ser un obstáculo para aspirar
a avanzar en el objetivo de la excelencia empresarial, sino un
acicate para ello. El camino de la globalización no tiene retorno.
Actualmente, gracias a los avances de las tecnologías y el
gran desarrollo que está adquiriendo el derecho de acceso a la
información, EMAS es una etiqueta crecientemente reconocida
a nivel europeo, e incluso internacional, que sirve para identificar
a las organizaciones ambientalmente más activas y situarlas
en la élite ambiental. Esta circunstancia va a suponer la
respuesta a claras necesidades empresariales: una mayor capacidad
para atraer inversiones, y para competir en mercados
cada vez más internacionalizados y globalizados en los que es
fundamental posicionarse y hacerlo con prontitud. Ciertamente,
la implantación de dicho sistema de gestión ambiental en el
tejido empresarial asturiano no es especialmente baja, pero si
mejorable.Tenemos treinta y cuatro empresas asturianas adheridas,
mayoritariamente en el sector servicios, y también preferentemente
en el ámbito de las pequeñas y muy pequeñas
empresas.Y aspiramos a incrementar su grado de implantación
en la industria, actualmente cifrado en torno al 25%.
En esta línea de trabajo, desde el Principado de Asturias hemos
creado en el año 2010 el Observatorio de Empleo Verde, una
herramienta on line que pretende incrementar la conciencia
ambiental en el ámbito empresarial y a la vez dar visibilidad al
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

LA SOSTENIBILIDAD COMO GENERADORA DE EMPLEO: UNA VISIÓN APLICADA EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS
medio ambiente como oportunidad de negocio. El Observatorio
integra un directorio de empresas asturianas de productos
ecológicos y servicios medioambientales en los sectores de la
agricultura y ganadería ecológica, tratamiento de aguas residuales,
gestión de residuos, energías renovables, servicios ambientales
a empresas y ecoturismo. Se identifican en el mismo
caso de éxito a raíz de la incorporación de la variable ambiental
en proyectos empresariales; y se incorpora también un directorio
de ideas sobre nuevas oportunidades derivadas de la
política de cambio climático y la sostenibilidad. La consolidación
del Observatorio es un factor importante para diagnosticar
la economía verde en Asturias y su potencialidad, singularizándola,
fomentándola y dándola a conocer, también con el
objetivo de que atraiga el interés del sector financiero con líneas
y productos financieros específicos que ayuden a su expansión.
Un valor que desde las instituciones asturianas se viene defendiendo
con vehemencia, también de positiva influencia en la actividad
económica y el empleo, es el de la cooperación. Hoy
más que nunca es necesario establecer relaciones a diferentes
niveles, optimizar resultados a través de la unión de esfuerzos
y experiencias compartidas y crear espacios de diálogo diversificados
para tomar decisiones certeras y consensuadas.
Lo venimos entendiendo así y trabajando en red con otras regiones
europeas en proyectos de cooperación para facilitar
nuestra transición a una economía baja en carbono, a través
del intercambio de buenas prácticas y el desarrollo de iniciativas
conjuntas en temas como el impulso a las energías renovables,
la planificación territorial baja en carbono, la compra pública
verde o la sensibilización en materia de mitigación y
adaptación al cambio climático.
También nos parece clave la cooperación con los ayuntamientos,
como instituciones más cercanas a los ciudadanos. En este
sentido, hemos constituido la llamada Red Asturias 21, como
red regional que agrupa a los municipios asturianos que deciden
incorporarse a la misma de forma voluntaria y tienen implantada
la Agenda 21 local. Aunque de reciente creación, ya
forman parte de la misma setenta y cinco de los setenta y ocho
ayuntamientos asturianos, con quienes estamos trabajando en
el apoyo y homogenización de las Agendas 21, impulsando la
implantación de planes de acción de energía sostenible, el intercambio
de buenas prácticas entre los territorios asturianos
y con otras redes que operan a nivel nacional e internacional.
Los ayuntamientos son actores privilegiados en los procesos
de sostenibilidad, y en la sostenibilidad incide de forma notable
el desarrollo de su amplio abanico de competencias. Por tanto,
es especialmente oportuno el estímulo al trabajo conjunto y
armonizado, al servicio del más racional aprovechamiento de
sus oportunidades, para generar nueva actividad económica
sostenible.
La concertación social –otra forma de cooperación al fin y al
cabo– representa una gran fortaleza del Principado de Asturias,
que ha sido pionero en este proceso a nivel de Estado.A
lo largo de la vigencia de los últimos acuerdos de Concertación
Regional vigentes desde el año 2000, se ha detectado en
la evolución económica y laboral de la región importantes
avances: se han reducido los diferenciales de crecimiento económico
respecto a España y Europa, han progresado los indicadores
de convergencia, aumentado la ocupación y la tasa de
actividad, se ha reducido el paro, y ha avanzado la contratación
y con ella el peso de los contratos indefinidos. Es cierto que
los logros han languidecido por los efectos de la crisis, pero
que duda cabe que esos efectos serían más perniciosos si estos
avances no hubieren tenido lugar.
Actualmente se está desarrollando el Pacto Social 2008-2011
ACEBA (Acuerdo para la Competitividad, el Empleo y el Bienestar
en Asturias). En su marco se apostó por la creación del
llamado Observatorio de la Sostenibilidad en el Principado de
Asturias, creado por el Gobierno de Asturias como órgano colegiado
de carácter consultivo para la reflexión y la participación
orientada a la toma de decisiones en las cuestiones con
incidencia en la sostenibilidad ambiental y como foro de análisis
de la situación ambiental regional. En él participan el Gobierno
autonómico, la Federación Asturiana de Empresarios,
UGT y CCOO como sindicatos mayoritarios, la Federación

67
Asturiana de Concejos, la Universidad de Oviedo y las organizaciones
ecologistas.A lo largo de sus pocos más de dos años
de trayectoria, se ha revelado como un espacio realmente eficaz
al servicio de la política ambiental regional.
En definitiva,Asturias está sentando las bases de un nuevo modelo
económico que haga un uso más eficaz de los recursos,
más verde y competitivo, crecientemente sustentado en el conocimiento
y la innovación, y capaz de fomentar un mayor nivel
de empleo con cohesión social y territorial. Nuestra comunidad
autónoma está alineada con los objetivos de la Estrategia
Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador.
Y es justo reconocer que hay indicios muy alentadores
en uno de los mayores desafíos globales que tiene la humanidad,
la lucha contra el cambio climático.
Según los últimos datos de inventario (2008),Asturias cumple
con Kioto cuando a nivel nacional el incremento de las emisiones
de gases de efecto invernadero casi triplica los umbrales
exigibles a España derivados de dicho Protocolo (incremento
de un 41,2% frente al límite del 15%).También somos la comunidad
autónoma que más ha reducido sus emisiones respecto
de 1990 (año base).Y lo más meritorio de todo es constatar
que el indicador 2008 de la intensidad de carbono en la economía
asturiana, refleja un desacoplamiento entre el PIB –que
ha crecido un 1%– y las emisiones de gases de efecto invernadero
–que descendieron un 22% respecto del año anterior–. 4
Esta desvinculación, proviene en buena medida del mejor comportamiento
de la industria y el sector energético, y también
del transporte, sectores consumidores de más del 85% de la
energía final que dan inequívocas muestras de eficiencia energética.
La transición de Asturias hacia una economía más limpia, asentada
sobre los que deben seguir siendo sus grandes pilares,
constituye no solo nuestra firme vocación, sino un proceso en
marcha ya avalado por datos ciertos y comparables. Ese es el
gran reto, crecer siendo más sostenibles.
4 Perfil Ambiental de Asturias 2009, diciembre 2010. Principado de Asturias, Consejería de Medio
Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

Una visión aplicada: eficiencia energética y energías
renovables como generadoras de empleo
Margarita Ortega Izquierdo
Ingeniera industrial
Departamento de Planificación y Estudios del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE)
Introducción
Actualmente las cuestiones energéticas son prioritarias a nivel
mundial. Las razones son múltiples: abastecimiento y seguridad
de suministro, cambio climático, cumplimiento de políticas ambientales
y competitividad de las empresas.
Cada vez se percibe con mayor claridad la trascendencia de las
cuestiones energéticas como instrumentos para profundizar
en el cambio hacia un nuevo modelo de desarrollo, que garantice
el suministro energético con beneficios ambientales y socioeconómicos.
Los datos que manejan los ya numerosos estudios realizados
por organizaciones de prestigio demuestran que, además de
los beneficios energéticos, la eficiencia energética y el aumento
del uso de las fuentes renovables contribuyen muy positivamente
al incremento de la actividad económica, a la creación
de empleo –tanto directo como indirecto– y a la apertura de
nuevos mercados, así como al desarrollo tecnológico.
Existe, pues, una doble dimensión en el discurso de la sostenibilidad
energética: el exclusivamente energético que afecta a
toda la sociedad como demandante de energía y el del desarrollo
industrial y económico del país. En estos momentos, en
que el cambio de paradigma de desarrollo está de plena actualidad,
la energía ocupa una posición prioritaria en la agenda política
de un país.
En el caso concreto de España, se puede afirmar que se está
trabajando en la dirección adecuada hacia una mayor sostenibilidad
energética, tanto por la positiva evolución en la utilización
de los recursos renovables, como por la mejora constante
en la intensidad energética. La eficiencia energética y las energías
renovables se perfilan como un importante motor socioeconómico
para superar la crisis económica que se está viviendo
en la actualidad.
Situación energética de España.
Datos de 2009
Energía primaria
Se denomina energía primaria a toda forma de energía disponible
en la naturaleza antes de ser convertida o transformada
para su uso final.
De acuerdo con La energía en España 2009, Ministerio de Industria,
Turismo y Comercio-MITyC (2010), el consumo de

69
energía primaria fue en 2009 de 130.508 ktep con una disminución
del 8,3% respecto al año anterior. Con este descenso
se consolida la tendencia a la baja iniciada a partir del año
2005. Con excepción de las energías renovables, todas las
fuentes energéticas han visto disminuir su demanda entre un
6,6%, en el caso de los productos petrolíferos, y un 26%, en el
caso del carbón.
El petróleo sigue siendo la fuente energética principal, con una
contribución del 48,8%, seguido por el gas natural con el
23,8%. Es destacable la fuerte participación de las energías renovables,
cercana al 9,5%, orden de magnitud similar a la aportación
del carbón o de la energía nuclear (véase Figura 1).
La tendencia de contribución de las energías renovables al total
de consumo de energía primaria es ascendente en España
desde el año 2005 (véase Figura 2).
Figura 1.
Consumo de energía primaria por fuentes en 2009
10%
Gas natural
23,83%
Petróleo
48,79%
Fuente: MITyC (2010)
Saldo eléctrico
–0,53%
Nuclear
10,54%
Renovables
9,44%
Carbón
7,93%
Hidráulica
1,73%
Eólica
2,45%
Biomasa y
residuos
3,90%
Biocarburantes
0,81%
Geotérmica
0,01%
Solar
0,55%
Figura 2.
Tendencia de la contribución de las energías
renovables al total de energía primaria
8%
Generación eléctrica
En cuanto a generación eléctrica, la producción bruta en España
en 2009 fue de 296.845 GWh, un 6,6% inferior que la registrada
en 2008. Las energías renovables contribuyeron en 2009
en un 25,7%, convirtiéndose en la segunda fuente de generación
por detrás del gas natural (MITyC, 2010). Por tecnologías,
son la energía eólica y la energía hidráulica las principales contribuidoras
a la generación eléctrica (véase Figura 3), confirmando
así la tendencia ascendente de participación de las
energías renovables en los últimos años (véase Figura 4).
Intensidad energética
Se conoce como intensidad energética primaria a la relación
entre el consumo energético y el Producto Interior Bruto
(PIB) de un país. El aumento de la contribución de energías renovables,
junto a la disminución de consumos, a las mejoras
tecnológicas y a las nuevas pautas de consumo, son la causa de
la mejora de la intensidad energética.
6%
4%
2%
0%
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Fuente: IDAE (2010)
La demanda de energía primaria en 2009 disminuyó a un ritmo
superior a la bajada del 3,6% registrada en el Producto Interior
Bruto, dando lugar a una reducción de la intensidad de energía
primaria del 4,8% (MITyC, 2010).
Este indicador mantiene por quinto año consecutivo el cambio
de tendencia iniciado en el año 2004, que constata un desacoplamiento
entre la actividad económica y la demanda energética.
Desde 2004, la mejora acumulada de la eficiencia energética
ha sido del 16%. España aún está lejos de converger con
Europa, a pesar de los significativos avances de los últimos años
(véase Figura 5).
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

UNA VISIÓN APLICADA: EFICIENCIA ENERGÉTICA Y ENERGÍAS RENOVABLES COMO GENERADORAS DE EMPLEO
Figura 3.
Balance de energía eléctrica por fuentes de energía
en 2009
Figura 4.
Tendencia de la contribución de las energías
renovables al total de producción eléctrica
Gas natural
37,3%
Petróleo
6,7%
Nuclear
17,8%
Carbón
12,5%
Energías
renovables
25,7%
Hidroeléctrica
9,8%
Eólica
12,5%
Solar
2,1%
Biomasa y
residuos
1,3%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Fuente: MITyC (2010)
Fuente: IDAE (2010)
Figura 5.
Evolución de la intensidad energética primaria en España y Europa
kep/
00
0,200
0,190
0,180
0,170
Intensidad primaria-UE15
Intensidad primaria España
0,160
0,150
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Fuente: EnR/IDEA (2010)

ktep
35.000
Figura 6.
Evolución del grado de autoabastecimiento y la aportación de las diferentes fuentes energéticas en España
71
38%
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
36%
34%
32%
30%
28%
26%
24%
24%
0
20%
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Nuclear
Fuente: MITyC (2010)
Carbón Renovables Petróleo Gas natural
Grado de autoabastecimiento
Se podría pensar que la disminución del consumo energético
y, consecuentemente, la mejora de la eficiencia energética, es
debida a la crisis, pero esta no es la única razón, puesto que
empezó a manifestarse antes de la crisis económica.
Dependencia energética
Las reservas de combustibles fósiles son cada vez más escasas
y se sitúan mayoritariamente en regiones geopolíticamente
inestables, lo cual se traduce en un problema para los países
que, como España, son dependientes energéticamente.
España es un país con escasos recursos fósiles, por lo que en
la actualidad tiene un grado de autoabastecimiento del 23%
(véase Figura 6), muy por debajo de la media europea, que se
sitúa en el 50% (MITyC, 2010).
La evolución experimentada por las planificaciones en materia
de energías renovables y de eficiencia energética han promovido
una mayor cobertura a la demanda interior, y con ello un
aumento en el grado de autoabastecimiento, aproximadamente
de 2 puntos porcentuales con respecto al año 2005 (MITyC,
2010).
Claves y objetivos
España debe seguir avanzando hacia un sistema energético eficiente,
seguro, competitivo y sostenible, basado en el aumento
de la eficiencia energética y de la maximización de la contribución
de las energías renovables a los suministros energéticos.
De este modo se cumplirá con los compromisos internacionales
y con las recomendaciones de las autoridades energéticas.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

UNA VISIÓN APLICADA: EFICIENCIA ENERGÉTICA Y ENERGÍAS RENOVABLES COMO GENERADORAS DE EMPLEO
Figura 7.
Claves energéticas. Relaciones entre oferta y demanda
Seguridad de suministro
Costes
Medio ambiente
DEMANDA
OFERTA
Máxima eficiencia
Optimizar consumos
Suficiencia
Redes de transporte
Interconexiones
Red ingeligente
Tecnologías bajas en carbono
Energías renovables
Convencional de alta eficiencia
Captura de carbono
Almacenamiento
Fuente: IDAE (2010)
Las claves energéticas se basan en el conjunto formado por
seguridad de suministro, costes y medio ambiente. Las medidas
a adoptar deben centrarse tanto en la oferta como en la
demanda.
En la demanda se debe conseguir la máxima eficiencia que garantice
una optimización de los recursos para llegar a la suficiencia
energética. La oferta se debe abordar con tecnologías
bajas en carbono, como las energías renovables y las energías
convencionales de alta eficiencia, la captura y el almacenamiento
de carbono.
Oferta y demanda deben estar conectadas por redes de
transporte con alta eficiencia, interconexiones internacionales
y creciente incorporación de las redes inteligentes (véase Figura
7).
En 2007, desde la Comisión Europea se sentaron las bases para
alcanzar un objetivo, 1 en principio ambicioso para los países
miembros. Se trata del Paquete Energía Clima de la Unión Europea,
un plan de medidas tomadas por los países de la zona
para mejorar su eficiencia y su independencia energética.
Su intención es llevar a Europa hacia el camino del futuro sostenible,
con una economía que genere pocas emisiones de carbono
y consuma menor cantidad de energía. Para lograrlo, a nivel
comunitario, se propone:
• Reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero
(30% si se alcanza un acuerdo internacional). Se trata de
un compromiso obligatorio.
1 Las bases para conseguir tal objetivo están contenidas en la Comunicación de la Comisión al
Consejo Europeo y al Parlamento Europeo–Una política energética para Europa [SEC(2007)12].

73
• Compromiso obligatorio de conseguir atender el 20% de las
necesidades energéticas europeas con energías renovables.
• Compromiso no obligatorio de reducir un 20% el consumo
de energía mejorando el rendimiento energético.
Programas en curso
Para alcanzar los citados objetivos en eficiencia energética y
en energías renovables, es necesaria una política energética
definida a través de acciones estructuradas y coordinadas con
todas las administraciones públicas, con un adecuado alcance
tecnológico y territorial y con la participación empresarial en
su desarrollo y aplicación.
La Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética en España (E4)
2004-2012, aprobada por el Gobierno de España en noviembre
de 2003, definió los potenciales de ahorro y las medidas a llevar
a cabo con el objetivo de mejorar la intensidad energética
de nuestra economía, e inducir un cambio de convergencia hacia
los compromisos internacionales en materia de medio ambiente.
Sobre esta Estrategia se concretó un Plan de Acción
para el periodo 2005-2007 (PAE4), con concreción en las medidas
e instrumentos a activar en dicho periodo, la financiación
del mismo y los objetivos energéticos y medioambientales a
lograr en dicho periodo. Un nuevo Plan de Acción, para el periodo
2008-2012 (PAE4+), continuación del anterior completa
el horizonte de esta Estrategia. Se trata de un plan que se está
llevando a cabo a través de un modelo de gestión compartida
con las comunidades autónomas, mediante planes de acción
específicos.Tiene un objetivo de ahorro acumulado de 88 millones
de tep, con un presupuesto anual medio de unos 500 millones
de euros de ayudas a la ejecución de proyectos e inversiones
(IDAE, 2007).
Además, es de destacar la aprobación de numerosas disposiciones
normativas, que afectan a distintos ámbitos de consumo.
Conviene señalar, entre otras, el Código Técnico de la Edificación-CTE,
el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios-
RITE, la Certificación Energética de los nuevos edificios, el Reglamento
de Eficiencia Energética en Instalaciones de Alumbrado
Exterior, una nueva estructura del impuesto de matriculación
de vehículos basada en eficiencia energética y emisiones de CO 2
por vehículo, y el Decreto de Fomento de la Cogeneración.
En cuanto a energías renovables, aunque existen estudios que
muestran que el mercado de las energías renovables no necesita
incentivos públicos para su desarrollo (Williamson, 2000),
la gran mayoría de los estudios analizados concluyen en la necesidad
de apoyos para que las energías renovables sean rentables
(Sáenz de Miera, 2007; Soliño et al., 2008). España posee
un marco de apoyo estable basado en subvenciones y primas,
que se ha ido afianzando año tras año, resultando ser uno de
los más ventajosos de Europa por su alta eficacia, eficiencia y
flexibilidad ante situaciones de cambio. Un documento de trabajo
elaborado por la Comisión Europea en 2008 estudia los
indicadores de eficacia y eficiencia de los distintos sistemas de
ayudas públicas a las energías renovables en los 27 países
miembros de la Unión Europea. 2 El informe concluye que los
mecanismos basados en tarifas y primas, como el español, tienden
a ofrecer los mejores valores en ambos indicadores.
Hasta el momento, las directrices de la política energética española
han estado marcadas por el Plan de Fomento de las
Energías Renovables 2000-2010 y el Plan de Energías Renovables
2005-2010, que marcaba como objetivos para 2010 el
12,1% de cobertura de la demanda de energía primaria con
energías renovables, el 30,3% de la producción de energía eléctrica
y un 5,83% del consumo de combustibles de automoción
sustituido por biocombustibles (MITyC e IDAE, 2005).
El citado plan preveía una inversión total de casi 23.600 millones
de euros y unos apoyos de 8.500 millones de euros aproximadamente.
2 Documento de Trabajo de la Comisión Europea [SEC(2008)/57]: El apoyo a la electricidad de las
fuentes de energía renovable. Documento que acompaña a la propuesta de Directiva del Parlamento
Europeo y del Consejo en la promoción del uso de energía procedente de fuentes renovables
[COM(2008)19 final].
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

UNA VISIÓN APLICADA: EFICIENCIA ENERGÉTICA Y ENERGÍAS RENOVABLES COMO GENERADORAS DE EMPLEO
En el periodo 2005-2009 se ha experimentado un fuerte desa -
rrollo de las energías renovables, con crecimientos muy importantes
en algunas áreas. Por sectores, destaca la contribución
de la energía eólica y la solar fotovoltaica y el espectacular crecimiento
de la energía solar termoeléctrica a partir de 2008.
Elevado ha sido también el crecimiento de la capacidad de producción
del sector de biocarburantes, aunque su industria
afronta una coyuntura problemática debido a la competencia
de las importaciones.
Resultados: ventajas ambientales
y ventajas socio-económicas
Además de las ventajas energéticas, las energías renovables y la
eficiencia energética poseen ventajas adicionales, sobre todo a
nivel medioambiental y socioeconómico.
Ventajas ambientales
Las ventajas ambientales son evidentes. Los usos energéticos
suponen aproximadamente un 65% del total de emisiones de
CO 2 a nivel mundial (Stern, 2006). De acuerdo con las recientes
estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía
(IEA), la introducción de energías renovables contribuiría en un
19% a la reducción de emisiones, mientras que la eficiencia
energética, el uso de sistemas de captación y almacenamiento
de carbono y la sustitución por combustibles más limpios, contribuiría
en un 77% (IEA, 2010).
En España se están produciendo avances significativos en la
reducción de emisiones de CO 2 . En generación eléctrica, cada
kilovatio-hora generado en 2009 producía 306 gramos de CO 2
3
(disminución del 9,5% respecto a 2008).
3 Fuente: IDAE, 2010. http://www.idae.es/index.php/mod.documentos/mem.descargafile=/documentos_Factores_de_Conversion_E_Primaria_y_CO2_BT(2009)_fa1d79f3.pdf
Como consecuencia de ello, el incremento de emisiones de
CO 2 en 2009, respecto a las emisiones de 1990, se sitúa en el
27,8%, mientras que en 2007 dicho incremento era del 51%
(véase Figura 8).
Ante este hecho se puede concluir que, no solo es perfectamente
factible cumplir con el objetivo de emisiones del Plan
Nacional de Asignaciones 2008-2012 4 cifrado en alcanzar un
37% de incremento sobre 1990, sino acercarse, e incluso cumplir,
con el primer objetivo de Kioto (incremento de emisiones
de 15% en el periodo 2008-2012, sobre el valor de 1990), que
hace tan solo unos años se calificaba como imposible.
Ventajas socioeconómicas
La introducción de las energías renovables en el sistema energético
contribuye a la creación de empleo autóctono y cualificado,
según concluyen numerosos estudios, a nivel nacional e internacional
(PNUMA, 5 2008; Ragwitz et al., 2009; APPA, 6 2009;
Garí et al., 2010). También el uso de energías renovables contribuye
al crecimiento económico de un país, aumentando su Producto
Interior Bruto (Sadorsky, 2009; APPA, 2009; IDAE, 2010).
A nivel mundial, el PNUMA –Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente– en 2006 contabilizó más de 2,3 millones
de empleos (directos e indirectos) en el sector de las
energías renovables. La mitad de los empleos registrados se localizaban
en economías emergentes y en desarrollo. Por tecnologías,
es la energía procedente de la biomasa, la que empleaba
a un mayor número de personas en el mundo en 2006, seguida
de la energía solar térmica. Las inversiones en energías renovables
se han incrementado en el mundo, pasando de 10 billones
de dólares en 1998 a 66 billones de dólares en 2007
(PNUMA, 2008).
4 Real Decreto 1370/2006 de 24 de noviembre, por el que se aprueba el Plan Nacional de Asignación
de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, 2008-2012.
5 PNUMA–Programa Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
6 APPA–Asociación de Productores de Energías Renovables.

75
Figura 8.
Evolución de las emisiones de CO 2 en España
160%
500
% sobre año base
150%
140%
130%
120%
110%
100%
90%
98%
101%
103%
99%
105%
109%
106%
113%
131%
131%
127%
117%
137%
150% 151%
140%
145% 147%
140%
128%
450
400
350
300
250
200
150
100
50
M t CO2 equivalente
0%
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
0
% respecto año base
M t CO equivalente
2
Datos referidos a los objetivos del Protocolo de Kioto
Fuente: UNFCCC (2009); www.unfccc.int
De acuerdo con el estudio Employ-RES (Ragwitz et al., 2009),
en el que se analiza el empleo y los beneficios económicos de
las renovables utilizando modelos input-output a nivel europeo,
las energías renovables empleaban en Europa en 2005 a
1.381.000 personas, contabilizando empleos directos y empleos
indirectos, que supone un 0,64% de la población europea activa.
Se considera que el 56% de esta cantidad corresponde a empleos
directos, mientras que el 44% serían empleos indirectos.
Este mismo estudio concluye que el valor añadido que las energías
renovables representaron en Europa en 2005 fue de 58 billones
de euros (0,58% del PIB).
Las energías renovables han contribuido de forma notable a la
creación de empleo y a la creación de riqueza en España en el
periodo 2005-2009, de acuerdo con los últimos estudios, llevados
a cabo por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro
Energético (Garí et al., 2010; IDAE, 2010).
En 2010, el sector de las energías renovables contaba con
70.152 empleos directos y 115.752 empleos totales (directos
más indirectos), según un estudio elaborado por ISTAS (Instituto
Sindical de Trabajo,Ambiente y Salud) e IDAE. Por sectores,
en 2010, el sector eólico y el sector solar fotovoltaico representan
en España el 71% de los empleos directos del sector.
Por actividades, la fabricación de equipos y el desarrollo de
proyectos y servicios agrupan el 56% del total de empleo directo
(Garí et al, 2010).
La contribución directa del sector de las energías renovables
al PIB en 2009 fue, aproximadamente, de 7.338,5 millones de
euros corrientes. En términos constantes, con base 2010, la
contribución directa del sector de las energías renovables al
PIB de España ha mostrado una evolución positiva, acumulando
un crecimiento en el periodo 2005-2009 de, aproximadamente,
el 56,7%. El peso del sector de las energías renovables
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

UNA VISIÓN APLICADA: EFICIENCIA ENERGÉTICA Y ENERGÍAS RENOVABLES COMO GENERADORAS DE EMPLEO
respecto al total de la economía se ha incrementado considerablemente,
pasando de representar el 0,47% en 2005 al
0,70% en 2009. Por tecnologías, la energía eólica, solar fotovoltaica
y energía hidroeléctrica son las que mayor aportación
directa generan en el Producto Interior Bruto (IDAE, 2010).
Determinar las ventajas socio-económicas de la eficiencia
energética es más complicado, puesto que se trata de un sector
más disperso que el de las energías renovables. El aumento
de actividades relacionadas con la eficiencia energética, podría
traducirse con un aumento del Producto Interior Bruto y
del empleo. Se calcula que por cada millón de toneladas equivalentes
de petróleo evitado se pueden crear hasta
2.000 puestos de trabajo (Comisión de las Comunidades Europeas,
2005), o que por cada millón de euros invertido en
ahorro y eficiencia se generan entre diez y veinte nuevos empleos
(IDAE, 2007).
Perspectivas futuras
Para 2020, el objetivo se encuentra en contar con un 20% de
energías renovables en consumo final bruto de energía, disminuyendo
considerablemente la contribución de los productos
petrolíferos y aumentando el grado de autoabastecimiento de
España hasta el 35%, frente al 23% actual.
El Plan de Energías Renovables 2011-2020 dará continuidad al
Plan de Energías Renovables 2005-2010. Las expectativas son
optimistas, pues los objetivos marcados por el PANER (Plan
de Acción Nacional de Energías Renovables) 2011-2020 son
ambiciosos: 22,7% de energías renovables en consumo primario,
40% de renovables en generación eléctrica y 13,6% de
energías renovables en automoción (MITyC e IDAE, 2010).
Se prevé que en 2015 el número total de empleos directos
sea de 82.589 empleos, 12.437 empleos más que los existentes
al comienzo de 2010. Esto supondría un incremento porcentual
del 17,7% en términos de empleo. El sector que más
empleo tiene es el sector fotovoltaico, seguido del eólico y el
solar térmico. En 2020 el sector de las energías renovables generaría
128.373 empleos directos, que representa un crecimiento
respecto al empleo en 2010 del 83% (Garí et al., 2010).
Se estima que la aportación directa del sector de las energías
renovables al Producto Interior Bruto de España en el año
2015 superará los 9.904 millones de euros, y alcanzará los
13.065 millones de euros en 2020, en términos constantes (euros
reales del año 2010). Considerando las previsiones que publica
el Fondo Monetario Internacional para el crecimiento del
Producto Interior Bruto de España en los próximos años (hasta
2015) y suponiendo un crecimiento anual del 2,5% entre
2016 y 2020, la aportación directa del sector de las energías
renovables en España, supondrá el 0,88% del PIB en 2015 y el
1,03% en 2020 (IDAE, 2010).
A nivel mundial, se prevé que en 2030 el sector de las energías
renovables emplee en el mundo a más de 20 millones de personas.
Las previsiones para 2020 superan los 343 billones de
dólares de inversión (PNUMA, 2008).
Se prevé un crecimiento del empleo asociado a las energías
renovables en Europa, dependiente de las políticas futuras
a adoptar. En un escenario sin políticas de ayuda a las renovables
el número de empleos existente en 2020 sería de
1.680.000, en un escenario tendencial sería de 2.310.000,
mientras que en un escenario con políticas de apoyo a las
energías renovables, el número de empleos sería de 2.760.000
(Ragwitz et al., 2009).
En cuanto al fomento de la eficiencia energética, continuarán
en España los planes de acción. En el sector transporte está en
marcha la estrategia del vehículo eléctrico, que pretende incorporar
al parque móvil 250.000 vehículos en 2014, con un apoyo
público de 590 millones de euros. En el sector edificación
se centrarán la mayor parte de las actuaciones, con el propósito
de que en el futuro los edificios reduzcan radicalmente su
consumo, hasta convertirse en casi nulo. Se prestará especial
atención a la promoción de empresas de servicio energéticos

77
(ESE’s)-Plan de Eficiencia Energética en edificios de la Administración
General del Estado, 7 revisión del Código Técnico de la
Edificación y la nueva directiva de eficiencia energética en edificios
y rehabilitación de edificios.
Los servicios energéticos crearán empleo cualificado en iluminación,
aislamientos e instalaciones térmicas. El Plan de Ahorro
Energético en Edificios de la Administración obliga a que
las acciones sean realizadas por este tipo de empresas, lo que
supondrá la creación de 50.000 empleos directos e indirectos.
Se calcula que la eficiencia energética podría generar directa e
indirectamente un millón de empleos en Europa en 2020 (Comisión
de las Comunidades Europeas, 2005).
El sector de la construcción urbanística es responsable del
40% del consumo final de energía de la Unión Europea. La Directiva
sobre el Uso de la Energía en los Edificios en la Unión
Europea podría generar entre 280.000 y 450.000 nuevos empleos
en 2020 a través de auditorías e inspecciones, trabajos
de construcción, y empleo en industrias que producen materiales
de aislamiento y otros materiales (Ghani-Eneland, 2009).
Conclusiones
Se impone la necesidad de un nuevo modelo energético. Aunque
hay diversas posibilidades tecnológicas, todas ellas deben
basarse en la utilización de energías renovables y eficiencia
energética. Esto exige de un esfuerzo tecnológico, inversiones
y un cambio importante en el comportamiento del consumidor,
para alcanzar los objetivos planteados para 2020, consiguiendo
además activar nuestra economía y crear empleo.
7 Resolución de 14 de enero de 2010 de la Secretaría de Estado de Energía, por la que se publica
el Acuerdo de Consejo de Ministros del 11 de diciembre de 2009, por el que se aprueba el plan
de activación de la eficiencia energética en los edificios de la Administración General del Estado.
Las energías renovables han contribuido al Producto Interior
Bruto de España, significando 7.338,5 millones de euros corrientes
en 2009 y más de 115.000 empleos (directos e indirectos).
La eficiencia energética también ha contribuido de forma
activa a la creación de empleo. Se estima que por cada millón
de euros invertido en ahorro y eficiencia se crean entre
diez y veinte nuevos empleos.
Las previsiones para 2020 en ambos casos, permiten una perspectiva
optimista, por lo que tanto eficiencia energética como
energías renovables se vislumbran como sectores clave para
reactivar la economía nacional.
Agradecimientos
Quiero expresar mi gratitud a Fundación Banco Santander, por
darme la oportunidad de formar parte de esta publicación. Mi
contribución a la misma no hubiera sido posible sin la inestimable
ayuda y la colaboración de todo el personal de IDAE, especialmente
del Departamento de Planificación y Estudios,
aportándome los datos y la experiencia necesaria para el buen
término del trabajo, así como las empresas y organismos que
han realizado para IDAE los principales estudios que se citan
en este trabajo, Deloitte y el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente
y Salud.
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Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

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La gestión ambiental en Banco Santander
79
Begoña Beneytez Durán
Farmacéutica
Responsable de Medio Ambiente de Banco Santander
La gestión ambiental en Banco Santander ha constituido y
constituye una fuente generadora de empleo. Las numerosas
actividades y actuaciones de Banco Santander en materia de
medio ambiente, y que a continuación se van a exponer, desde
el punto de vista más filantrópico de protección del medio
ambiente hasta la integración de las cuestiones ambientales
en la actividad financiera, son resultado de un gran
esfuerzo, dedicación y experiencia de los distintos equipos de
trabajo que cuentan con especialistas en medio ambiente,
constituyendo pues una fuente de generación de empleo muy
especializada.
El medio ambiente en Banco Santander constituye uno de los
ejes de su entendimiento de la sostenibilidad. Para Banco Santander
la sostenibilidad apoya el desarrollo de su actividad empresarial
contribuyendo al progreso económico de las comunidades
donde está presente, teniendo en cuenta el impacto de
su actividad en la sociedad y en el medio ambiente. Esta definición
implica un enfoque de constante cambio, aprendizaje y mejora
para ir adaptándonos a las necesidades del mercado y de
la sociedad en cada momento en la ejecución de la actividad
bancaria.
La gestión ambiental en Banco Santander es un eje clave del
Plan de Sostenibilidad del Grupo. Constituye un compromiso
muy fuerte que está integrado en toda la organización a
nivel internacional en la estrategia, estructura, organización y
actividad bancaria del Grupo en todo el mundo. El compromiso
del Banco con el medio ambiente supone desarrollar su
actividad bancaria preservando el entorno, apostando por
iniciativas que prevengan o mitiguen el impacto ambiental y
promoviendo actuaciones y proyectos que apuestan por su
protección. El desarrollo de estas actuaciones implica contar
con equipos multidisciplinares en las áreas de negocio y apoyo
del Banco y en las diferentes geografías donde está presente,
que cuentan con especialistas en medio ambiente, y
que integran las cuestiones ambientales en la actividad bancaria.
El gobierno de la gestión ambiental en Banco Santander parte
de un impulso y apoyo fuerte por parte de la alta dirección del
Banco. Esta gobernanza ambiental reside en el Comité de Sostenibilidad,
que está presidido por el consejero delegado y
compuesto por representantes de las diferentes áreas de negocio
y apoyo del Banco con mayor implicación en la gestión
de la sostenibilidad del mismo en sus diferentes aspectos a nivel
corporativo y de otros países.
El Comité de Sostenibilidad, que se reúne con periodicidad semestral,
tiene la función de definir la estrategia de Responsabilidad
Social Corporativa y las políticas generales y sectoriales
del Banco en materia de sostenibilidad, para someterlas a la
aprobación del Consejo de Administración. El secretario del
Comité es el director de Responsabilidad Social Corporativa
(RSC). El Comité de Sostenibilidad vela por la aplicación y gestión
de las diferentes políticas, así como por el establecimiento
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

LA GESTIÓN AMBIENTAL EN BANCO SANTANDER
de mecanismos de comunicación multidireccional dentro del
Banco y con sus grupos de interés.
Además, se han creado otros comités, de composición multidisciplinar,
que apoyan al Comité de Sostenibilidad en aspectos
tales como la gestión de los impactos ambientales de la
actividad del Banco, así como en la integración de los aspectos
sociales y ambientales en los procesos de concesión de
créditos.
El área de Medio Ambiente depende del área de Responsabilidad
Social Corporativa, que a su vez forma parte de la división
de Comunicación, Marketing Corporativo y Estudios del Banco.Y
es responsable de la gestión de la sostenibilidad y de impulsar
y coordinar las iniciativas que se llevan a cabo en este
ámbito, que en la mayoría de los casos, ejecutan las respectivas
áreas y divisiones del Banco, que cuentan con especialistas en
cada campo, ya que entendemos la sostenibilidad del Banco
como parte integrante de las diversas actuaciones que se desarrollan.
El área de Responsabilidad Social Corporativa impulsa
iniciativas de sostenibilidad y a su vez pone en valor, transmitiendo
y difundiendo tanto internamente como externamente,
las diferentes actuaciones de las áreas y divisiones del Banco
en materia de sostenibilidad.
El Banco ha desarrollado varias políticas en el ámbito de la sostenibilidad
entre las que cabe destacar la política social y ambiental
general del Banco a nivel corporativo de aplicación a
todo el grupo. Recientemente revisada y accesible en la web
del Banco, es el documento de referencia para el comportamiento
social y ambiental del mismo. Es de ámbito global y tiene
una doble finalidad:
• Establecer un marco de actuación que integre los principios
de la responsabilidad social y ambiental en la estrategia global
del Grupo.
• Dotar al Banco de los mecanismos necesarios para el análisis
de los riesgos sociales y ambientales y la toma de decisiones
en la financiación de proyectos.
Esta política se inspira en las mejores prácticas actualmente vigentes,
que incluyen convenciones, protocolos, códigos de conducta
y guías internacionales.
Adicionalmente, el Banco ha desarrollado políticas específicas
que fijan los criterios a los que se debe ceñir la actividad relacionada
con los sectores de defensa, energía, agua y forestal,
que identifican el impacto social y ambiental de estas actividades.
Banco Santander promueve iniciativas que apuestan por la protección,
la conservación y la recuperación del medio ambiente.
Las actuaciones del Banco en este ámbito se vertebran en
cuatro ejes:
1. Actuaciones dirigidas a minimizar
el impacto ambiental directo
Aquel derivado de las emisiones y consumos de todas las instalaciones
del Banco en todo el mundo, incluyendo centros y
oficinas corporativas pero también toda la red de banca comercial.
Denominado también Huella Ambiental del Banco. En
2009 se calculó la huella ambiental completa del Grupo, lo que
ha permitido conocer el estado de base de todos los consumos
y emisiones relevantes con el fin de poder desarrollar un
Plan de Gestión Ambiental Corporativo. Los indicadores ambientales
que configuran la huella ambiental se han publicado
en la Memoria de Sostenibilidad de 2009 y han sido auditados
y verificados por una firma independiente. Esta información
también se encuentra disponible en la web corporativa
www.santander.com.
A partir del conocimiento de la huella ambiental, el Comité de
Sostenibilidad aprobó en su reunión de julio de 2010 la puesta
en marcha de un Plan de Eficiencia Energética Trianual que
consta de objetivos de reducción del consumo eléctrico (mayor
consumo del Banco entre todos los indicadores ambientales)
y de emisiones de CO 2 de aplicación a todos los cen-

tros del Grupo. Este plan será ejecutado por el área del Banco
responsable de la gestión, control y seguimiento de las instalaciones
del Banco en todo el mundo y cuenta con especialistas
en medio ambiente que se han incorporado al equipo de
trabajo.
También a nivel de país, se desarrollan numerosas actuaciones
y campañas para la reducción de los consumos y emisiones de
las instalaciones que requieren de un equipo multidisciplinar y
muy especializado. Esta información se encuentra disponible en
la versión navegable de la Memoria de Sostenibilidad de 2009
en www.santander.com/sostenibilidad.
Además de estos planes, las actuaciones que persiguen minimizar
el impacto ambiental directo incluyen también:
• La formación específica en medio ambiente de los empleados
de todo el Grupo, fomentando la adopción de buenas prácticas
de gestión ambiental en las oficinas y también en sus domicilios.
• La implantación de sistemas de gestión ambiental.Varios centros
corporativos (España, Brasil, México y Chile) han implantado
sistemas de gestión de acuerdo a diversas normas de
medio ambiente (ISO 14001, LEED) que son liderados por
especialistas en medio ambiente.
• En el ámbito de la cadena de suministro, el Banco exige en
los procesos de negociación con los proveedores la firma del
Compromiso Social y Medioambiental, que informa de la necesidad
de cumplir los Diez Principios del Pacto Mundial de
Naciones Unidas, firmados por el Banco. Además exige formación
especial en materia de medio ambiente a los proveedores
que van a realizar actividades en las instalaciones del
Banco y cuyas actividades tienen un impacto ambiental significativo.
81
2. Actuaciones que persiguen
minimizar el impacto ambiental
indirecto: aquel derivado
de la actividad financiera
2.1. Análisis del riesgo social y ambiental
en operaciones de crédito
En este ámbito destaca el gran esfuerzo realizado por el Banco
en los últimos años en la integración de los criterios sociales
y ambientales en el análisis del riesgo previo a la concesión
de créditos. Estos procesos cuentan con equipos multidisciplinares
y especialistas en temas sociales y ambientales. Cabría
destacar los siguientes procesos:
a) La aplicación de los Principios del Ecuador a todas
las actividades de Project Finance de importe
igual o superior a 10 millones de USD
Las unidades corporativas de riesgos son las responsables de
la evaluación de los riesgos ambientales y sociales de los
proyectos presentados por las áreas de negocio, para su
aprobación de conformidad con las políticas del Grupo. La
adopción de los Principios del Ecuador para las actividades
de Project Finance, tiene por objetivo identificar y evitar los
impactos sociales y ambientales negativos del proyecto susceptible
de financiación y, en caso de ser inevitables, reducirlos,
mitigarlos o compensarlos adecuadamente. Para ello, se
ha impartido formación específica en el ámbito social y ambiental
a todos los equipos de riesgos así como a los responsables
de negocio.Asimismo, en determinadas situaciones, se
cuenta con el asesoramiento de especialistas en medio ambiente.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

LA GESTIÓN AMBIENTAL EN BANCO SANTANDER
b) El análisis del riesgo ambiental en Banca
Comercial en España
Mediante la aplicación de una herramienta (VIDA) que tiene
como principal objetivo la valoración del Riesgo Ambiental de
las empresas por medio de un sistema progresivo que atiende a
la naturaleza del negocio y a sus magnitudes más relevantes. El
sistema funciona realizando un cuestionario a cada empresa basado
en las normas legales y los estándares internacionalmente
aceptados, de manera que tenga un alto grado de objetividad.
c) Gestión del riesgo social y ambiental en toda
la actividad financiera de banca corporativa
y privada en Brasil
Santander Brasil en 2009 amplió el alcance de su práctica de
riesgo socio-ambiental, una iniciativa pionera a nivel mundial
que aplica aspectos de sostenibilidad a todos los clientes de
banca corporativa y banca privada del Banco en Brasil.
La consideración de la variable socio-ambiental es un criterio
más para la aceptación de clientes dentro del modelo de negocio
del Banco. Santander Brasil analiza los aspectos sociales y
ambientales de clientes con un límite de crédito igual o superior
a 1 millón de reales. Esta evaluación conlleva el análisis detallado
de las operaciones en catorce sectores de gran impacto ambiental,
entre los que se encuentran la industria agropecuaria, las explotaciones
mineras, la arquitectura civil o la metalurgia.Además,
el objetivo de esta iniciativa es también alentar a otras empresas
a adoptar actitudes sostenibles. Este proceso es desarrollado
por el equipo de riesgo socio-ambiental de Brasil, que cuenta
con especialistas en temas sociales y ambientales.
2.2. Desarrollo de productos financieros en el ámbito
de la sostenibilidad
Banco Santander apuesta por el desarrollo de productos de inversión
socialmente responsable (ISR). Para ello cuenta con varios
productos con perfiles distintos que se ajustan a las demandas
de inversión de sus clientes. Estos productos no solo
atienden a criterios de rendimiento financiero sino también a
criterios sociales, ambientales y de prácticas recomendadas de
gobierno corporativo y transparencia. Los productos se diseñan
rigurosamente según estos parámetros, lo que garantiza al
inversor una asignación de sus recursos a empresas comprometidas
con el rendimiento sostenible.
En este ámbito el Banco ha firmado los Principios de Inversión
Socialmente Responsable de Naciones Unidas (UNPRI) para
su gestora en Brasil y España.
El Banco ha desarrollado varios fondos ISR, entre los que cabe
destacar:
• Fundo Infra-Brasil: fondo destinado a inversores que persiguen
colaborar en el desarrollo de infraestructuras en el país a través
de inversiones en proyectos de transporte, telecomunicaciones,
distribución y transporte de gas, saneamiento y energía.
• Fundo Floresta Real: fondo que ofrece al inversor el derecho
a recibir un valor dinerario que se corresponde con los créditos
de carbono generados por el Programa Floresta Real
(proyecto de reforestación de áreas degradadas en el Vale do
Ribeira en el estado de São Paulo).
2.3. Desarrollo de oportunidades de negocio
en el sector de las energías renovables a través
de distintas líneas
a) Financiación de proyectos de energías renovables
El Banco ha firmado acuerdos de financiación por un total de
10.000 megavatios de parques eólicos, plantas fotovoltaicas,
centrales termosolares y minihidráulicas en Brasil, España,
EE.UU., Italia, México, Portugal y Reino Unido. Además, se han
analizado oportunidades de financiación en otros tipos de energías
renovables como, por ejemplo, plantas de biocombustibles.

83
Santander considera estratégica su participación en el sector
de las energías renovables. Esta participación se traduce en la
promoción y financiación de proyectos de energías renovables
a través de distintos productos financieros, que incorporan todos
los estudios ambientales correspondientes:
• Project Finance: Santander financia la construcción y operación
de proyectos de energía renovable mediante préstamos
cuya devolución depende de la producción de electricidad y
de los correspondientes incentivos públicos.
• Inversión de capital semilla y capital riesgo:proyectos en los que
el Banco actúa como promotor y vende una vez construidos.
b) Fondo de Carbono
El Fondo de Carbono para la empresa española (FC2E) está
participado por Santander junto con otras entidades públicas
y privadas. La actividad del fondo es la compra de créditos de
carbono generados por proyectos de energía renovable y eficiencia
energética en países en desarrollo, poniéndolos a disposición
de la industria española para facilitar el cumplimiento
de sus obligaciones de reducción de emisiones, de acuerdo al
Plan Nacional de Asignación (PNA).
A través de sus actividades en el Fondo de Carbono, Santander
contribuye a impulsar la transferencia de tecnología de los
países desarrollados a los emergentes, la financiación en energías
renovables y el cumplimiento de reducción de emisiones
de las industrias europeas, de acuerdo con el Plan Nacional de
Asignación de cada país.
c) Monetización de créditos de carbono
El Banco compra por adelantado los derechos que generarán
proyectos de energías renovables, de modo que el promotor
del proyecto recibe por anticipado fondos que le ayudan a financiar
la inversión.Así, por ejemplo, ha financiado el proyecto
de quema y captura de gas metano emitido en un vertedero en
Brasil, que producirá 1,5 millones de créditos de carbono durante
un periodo de siete años. En esta línea, el Banco aprobó
en 2009 el SCF50, una línea de 50 millones de euros para invertir
en CER en el mercado primario de países como Brasil,
México y Chile. El primer proyecto de esta línea corresponde
a una compañía azucarera en Brasil, que genera energía a partir
del bagazo residual de sus dos plantas.
d) Productos financieros entre los que destaca
el leasing fotovoltaico
La financiación se realiza mediante leasing y el Banco colabora,
además, en la elaboración y ejecución del proyecto, en la resolución
de trámites administrativos y en el mantenimiento de la
instalación durante la vida de la operación.
3. Desarrollo de iniciativas
y proyectos de protección
del medio ambiente
Entre este tipo de iniciativas se encuentran los proyectos singulares
desarrollados a nivel de país y que generalmente constituyen
proyectos de voluntariado corporativo. Ejemplos de estos
proyectos son:
• Limpieza de zonas deterioradas (playas, represas) en Brasil y
Puerto Rico.
• Reforestación en España, Brasil y México.
• Campañas de reciclado como Papa Pilhas en Brasil, y otros
programas en Chile, Colombia y Puerto Rico.
Además se desarrollan proyectos de recuperación o restauración
de zonas degradadas: esta constituye una línea de trabajo
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

LA GESTIÓN AMBIENTAL EN BANCO SANTANDER
específica que desarrolla Fundación Banco Santander y que
constituye, para cada proyecto, una importante fuente de generación
de empleo. Dentro de este grupo de actuaciones destaca
el proyecto de recuperación y restauración de una zona
de 69 hectáreas adyacente a la Ciudad Financiera del Grupo en
Boadilla del Monte denominada El Bosque, que el Banco lleva
ejecutando desde 2005.
4. Difusión y comunicación
de las actuaciones del Banco
en materia de sostenibilidad
y medio ambiente
El Banco considera de gran relevancia la difusión y comunicación
de las actuaciones que desarrolla en el ámbito de la sostenibilidad
y el medio ambiente. De esta forma pone en valor y conocimiento
de la sociedad en general todas estas actuaciones. Para
ello se sirve de varias herramientas:
• Edición de memorias e informes periódicos del Grupo
como la Memoria de Sostenibilidad que se publica con carácter
anual, otros informes corporativos como el Informe
Anual que incorpora un capítulo de Responsabilidad Social
Corporativa e informes financieros publicados con frecuencia
trimestral que incluyen capítulos de medio ambiente.
Además, las actuaciones que el Banco lleva a cabo en sostenibilidad
son publicadas en la web corporativa: www.santander.com/sostenibilidad.
En este espacio se encuentra publicadas,
entre otras informaciones, las Memorias de
Sostenibilidad elaboradas anualmente en su versión en pdf y
la versión navegable de la edición de 2009. Esta última contiene
información con mayor grado de detalle que la versión
publicada. Asimismo, las webs de los países del Grupo incluyen
apartados de sostenibilidad que contienen una gran
cantidad de información sobre las actuaciones en esta materia
a nivel de país.
• Difusión de ideas y conocimiento sobre desarrollo sostenible
con gran participación de Fundación Banco Santander mediante
la realización de exposiciones, encuentros, foros y edición
de Cuadernos de Sostenibilidad y Manuales de Desarrollo
Sostenible.

Empleo sostenible
85
José Manuel Farto López
Coordinador de Alcaldía
Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz
Introducción
Cuando nos invitaron a participar en el coloquio «La sostenibilidad
como generadora de empleo» pidiéndonos, además,
una visión aplicada, hubo una desbandada lógica porque en el
fondo nadie sabíamos, ni sabemos ahora, qué es el empleo sostenible,
como tampoco sabemos qué es una economía sostenible;
incluso no sabemos exactamente qué no es.
Después de una reflexión en el seno del Departamento de
Promoción Económica y Empleo, que tiene veinticinco años
de experiencia y dio a luz al área medioambiental creando a
finales de los años ochenta un organismo pionero y de referencia
local en España, el CEA (Centro de Estudios Ambientales),
nos centramos en un concepto práctico de evidencia
descriptiva: el «empleo verde», que sería aquel que se relaciona
con la contratación de personal por empresas y organismos
públicos y privados que producen bienes o servicios medioambientales,
como tales reconocidos por las autoridades
competentes en la estadística macro y microeconómica y laboral.
Nuestras dificultades empiezan en la ambigüedad y poca concreción
de lo que se considera genéricamente «industrias ambientales»,
además de la poca y tardía información oficial que
tenemos. Pero no se agota aquí. Por ejemplo, el turismo sostenible:
¿es parte de esta industria, ¿cómo lo segmentamos del
sector turismo, ¿es parte de esta industria la banca verde,
¿cómo la segmentamos, ¿cómo localizamos y contabilizamos a
los empleados dedicados a funciones medioambientales de
empresas u organismos que no producen bienes y servicios
medioambientales, etc.
Parecería que la respuesta es obvia: tenemos que enfocar a la
empresa u organización productiva como unidad básica de
análisis, y no al sector. De igual modo debemos enfocar al empleado,
a su puesto y funciones, y no a la categoría profesional
preestablecida. Puede ser una solución, pero conlleva un tipo
de estadística censal muy cara y técnicamente compleja, que
muy pocas administraciones están dispuestas a soportar sin
presión o incentivo.
Otro enfoque posible es analizar las políticas de mercado de
trabajo, mal llamadas políticas activas de empleo (por su reduccionismo),
ya que estas son una pequeña parte de la estrategia
de regulación de los mercados de trabajo. Desde esta
perspectiva la primera focalización o segmentación que tiene
en cuenta el empleo verde es el Libro Blanco sobre las Estrategias
para el Crecimiento, la Competitividad y el Empleo
para entrar en el siglo XXI, en 1993, concretándose en el programa
europeo de Nuevos Yacimientos de Empleo, además de
incorporar el concepto de «desarrollo sostenible». Este concepto
se incorpora a partir de 1997 en la EEE (Estrategia Europea
de Empleo) como concepto transversal y a la vez
como requerimiento obligatorio y evaluable.Tanto la Agenda
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EMPLEO SOSTENIBLE
de Lisboa (2000), como la Agenda Renovada de Lisboa (2005)
lo mantienen.
En nuestra opinión España asume la EEE, traslada parcial y tímidamente
la Agenda de Lisboa y no incorpora en sus Políticas
Activas de Empleo (PAE) la Agenda Renovada de Lisboa. No
es objeto de esta ponencia demostrar esta afirmación y profundizar
en sus consecuencias: basta decir que no ha habido
ninguna articulación consciente y planificada entre la política
industrial y las políticas activas de empleo destinadas a potenciar
o desarrollar la industria ambiental y el empleo verde. La
política industrial ha sido errática y basada casi exclusivamente
en incentivos fiscales (véase política energética y política de
I+D+i) y el empleo verde generado ha sido escaso, temporal y
en general de baja cualificación.
No obstante, entendemos que tampoco la U.E. ha implementado
una auténtica política, ni siquiera un criterio de prioridad
para la estrategia ambiental. Incluso podríamos afirmar que los
programas de transferencia de buenas prácticas (la joya metodológica
de la U.E.) están más cerca de la botella medio vacía
que de la medio llena.
Nuestra opinión es que, en general, la estrategia ambiental es
hoy un discurso políticamente correcto e irrenunciable en
boca de cualquier político que presuma de modernidad y progresismo,
pero la realidad nos dice tozuda que hay muy pocas
instituciones, empresas o territorios que hacen de la estrategia
ambiental una prioridad o un paradigma de su actuación y
de sus decisiones.
Por lo tanto entendemos que no es fácil discernir entre el discurso
político y empresarial «verde» y la política ambiental
concreta (relación entre objetivos y medios para la consecución
de resultados medibles). Como ejemplos podemos citar
la Ley de Economía Sostenible, auténtico cajón de sastre de regulaciones
que no estructuran ni un nuevo modo de organización
de la economía, ni siquiera una estrategia formalizada y
gestionable. Otro ejemplo es el Plan E, con el cual se han financiado
una gran cantidad de empleos y actuaciones con etiqueta
verde, que con un análisis micro y detallado serían más que
discutibles, en particular los empleos cuya enorme temporalidad
hacen que pudieran caracterizarse como «verdes» pero
no como «sostenibles».
Estas coincidencias nos conducen a la necesidad de asentar
nuestro análisis en dos sujetos básicos: la empresa y la ciudad,
considerándolos elementos constitutivos y funcionales del
mercado de trabajo. Consideramos, además, que el empleo es
una categoría analítica consecuencia de dos procesos convergentes
y dialécticos: la dinámica empresarial y la dinámica urbana.
Esto nos obligará a construir un concepto provisional y discutible
de empresa sostenible y de empleo sostenible, estableciendo
la relación entre ellos por medio de otro concepto clave:
urbanismo sostenible.
Posteriormente analizaremos el caso de Vitoria-Gasteiz en el
contexto de la Comunidad Autónoma del País Vasco a la luz de
estos conceptos y de la teoría que subyace en ellos. Entendemos
que sería engañoso y poco honesto describir una serie de
programas «verdes» con sus resultados absolutos y las fotos
correspondientes. Quizás esto sería lo políticamente correcto,
pero para nosotros el paradigma ambiental es clave de bóveda
de la estrategia de evolución del territorio.
Empleo verde versus empleo
sostenible
El concepto de empleo verde es una abstracción anclada en el
modelo neoclásico de mercado de trabajo, que entiende este
mercado como el lugar donde se confronta la oferta y la demanda
de trabajo. La oferta de trabajo se compone de trabajadores
dispuestos a vender su fuerza de trabajo a un empleador
dispuesto a comprarla. La demanda surge de las empresas
en función de sus necesidades de producción. Como cualquier
otra mercancía, el trabajo ofrecido y demandado en el merca-

87
do «construye» un precio: el salario. Es el mercado, por medio
del salario, el que determina el volumen real de la oferta y de
la demanda de trabajo.
Esta concepción del mercado de trabajo no tiene en cuenta la
dimensión espacial. Aunque los desequilibrios tienen siempre
una dimensión geográfica (social, territorial), la visión neoclásica
introduce elementos correctores como los ajustes que requieren
desplazamientos de trabajadores (costes de movilidad)
o la información imperfecta y asimétrica (costes de información
y/o transaccionales).
Esta visión tan ideologizada, reduccionista y poco coherente
con el funcionamiento real de los mercados de trabajo sigue
siendo, sin embargo, la teoría oficial (estatal) del funcionamiento
del mercado de trabajo y, por lo tanto, el concepto inspirador
de la regulación del mercado de trabajo y de las políticas
de empleo (Estado).
La visión marxista nos aporta dos conceptos clave para entender
la dinámica del mercado de trabajo: la reproducción de la
fuerza de trabajo y la descomposición de la oferta en «activos»
y «reserva». Resumiendo mucho, el capital no solo actúa como
demanda (contratante); actúa también creando las condiciones
de reproducción de la mano de obra junto al Estado o a través
de él (educación, sanidad, urbanismo, bienestar social, etc.),
propiciando la disponibilidad de un volumen adecuado de
mano de obra en cantidad y calidad. El resultado óptimo para
el capital no es un ajuste de oferta y demanda, sino una sobrepoblación
que garantice un importante volumen de mano de
obra no ocupada (reserva) para cuando se precise, presionando
en el corto plazo a la baja salarial poniendo en competencia
a los activos e inactivos.
Los costes sociales y económicos de la inactividad se socializan
y se trasladan en su casi totalidad al Estado, gestionando
los momentos críticos con movilidad geográfica, ejercicio de la
autoridad (incluida la violencia de Estado) o por causas naturales
(aumento de la morbilidad). El capital introduce una nueva
segmentación que se añade a la de «activo» y «reserva», que
es la de trabajador intelectual y trabajador manual. Esta segmentación
organiza tanto los procesos de producción, como
su jerarquización y control y posterior proceso de distribución.
Esta segmentación de mercado tiene un mercado primario
(estable, bien remunerado, etc.) y secundario (precario, bajos
salarios, etc.).
La lectura marxista del mercado de trabajo, que pudo ser acertada
en el contexto histórico del siglo XIX y principios del XX,
es excesivamente reduccionista y no puede recoger la riqueza
de matices en la actuación de los modernos estados democráticos
y el papel del Estado de derecho y del Estado de bienestar
en los mercados de trabajo.
Pero quizás el mayor defecto de percepción de la lectura marxista
del mercado de trabajo es plenamente compartido con
los neoclásicos (enfoque clásico de la economía), es el enfoque
estatista del mercado de trabajo y, en general, de la economía.
La lectura actual que hacemos de los mercados de trabajo es
que se «construyen» mediante una relación histórica y dialéctica
entre el territorio y las empresas, preferentemente en una
tipología de territorios que denominamos como ciudades, o
más exactamente como espacios urbanizados o territorios
metropolitanos con límites geográficos definidos.
Autrement dit, il nous est impossible aujourd’hui de définir
«le marché du travail» sans faire entrer dans sa définition
même la «ville» sur laquelle il s’appuie. Il nous est impossible
de séparer des éléments qui ne sont que des moments
d’un unique processus (aussi fragmenté et contradictoire
qu’on voudra) qui relie entre elles la production, la mobilisation,
l’allocation, l’utilisation et la reproduction de la force
de travail. 1 Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21
1 «Dicho de otra manera, actualmente nos es imposible definir “el mercado de trabajo” sin introducir
en la propia definición la «ciudad» en la que se apoya. Nos es imposible separar los elementos
que no son sino momentos de un proceso único (tan fragmentado y contradictorio
como queramos) que interrelaciona producción, movilización, retribución, utilización y reproducción
de la fuerza de trabajo.»
H. Coing, La ville, marché de l’emploi, Presses Universitaires de Grenoble, Grenoble, 1982, p. 10.

EMPLEO SOSTENIBLE
El mercado de trabajo y la ciudad son dos caras de la misma
moneda, son dos realidades simbióticas, pudiendo parasitarse
la una a la otra en diferentes momentos de su proceso histórico.
La evolución de la ciudad y el surgimiento de «los problemas
urbanos» nos conducen necesariamente al estudio de las
políticas de las empresas. Las estrategias de empleo, de contratación,
salariales, de formación, etc., estructuran realmente la
ciudad y definen su funcionalidad en el territorio. Inducen fenómenos
urbanos como la emigración, la inmigración, la tasa
de actividad, la proporción de extranjeros, la necesidad de una
nueva vivienda, de infraestructuras y equipamientos urbanos,
la estructura del sistema de formación, la pirámide de edad, la
distribución de la renta, el sistema comercial… en resumen: las
políticas de empresa condicionan el sistema de relaciones sociales
que estructura la ciudad.
Sin embargo, la simbiosis entre las empresas y la ciudad es
asimétrica, compleja y dialéctica. La empresa funciona con la
lógica del capital; la ciudad tiene una lógica territorial. El capital
funciona con una lógica de red, sustentada en un espacio
continuo y simultáneo que abarca el planeta creando
«proximidades» y «sincronismos» no espaciales (virtuales),
pero tan reales como los fenómenos territoriales. En concreto,
las empresas deciden e implementan sus políticas con
una gran autonomía con respecto al territorio, es decir, están
escasamente condicionadas en sus decisiones por la política
local.
Flux et reflux de population, chômage ou suremploi, excédent
de jeunes ou mise au travail massive des femmes, le
«marché de l’emploi local» n’a guère d’autonomie, les
mouvements qui le traversent trouvent leur explication
non dans «la ville», mais dans les entreprises; il faut donc
«partir de l’entreprise». Mais cela n’a de sens qu’à l’intérieur
d’une problématique macro-économique. 2
La empresa habita en un espacio multiescalar, es indudable que
está anclada en un territorio concreto y, en cierta medida, está
condicionada por él; una parte de su competitividad se deriva
directamente de las potencialidades y de la «riqueza» de la ciudad.
Pero la empresa vive para y por sus mercados (de bienes
y servicios, de capitales, de trabajo, etc.), incluso en el caso de
pymes urbanas y locales, estas deben hacer frente a su competencia
y deben proveerse de capital, bienes y servicios extraterritoriales
que condicionan sus decisiones.
Las empresas emergen (creación) en un territorio o son atraídas
por él (localización) porque en su ADN constituyente está
la capacidad de aprovechar o metabolizar (poner en valor) la
riqueza y el potencial productivo (activos) del territorio; sin
embargo, no siempre la lógica del capital que informa la empresa
coincide con la lógica territorial y no siempre las empresas
nacen o se localizan como consecuencia de una acción política
o económica territorial, ni la puesta en valor que hace la
empresa de los activos territoriales tiene siempre consecuencias
positivas para el territorio (externalidades negativas).
No queremos seguir investigando en la relación empresa-territorio,
que es profunda y compleja, pero necesitamos asentar
una clave esencial para hacer nuestra lectura del mercado de
trabajo.
Si nous voulons «partir de l’entreprise» pour comprendre
tant la ville que le marché de l’emploi, c’est que l’explication
des systèmes et des mouvements d’emploi est bien à
chercher dans le rôle structurant de la demande de travail,
et non dans les équilibres ou déséquilibres manifestes entre
une offre et une demande d’emploi. 3
Si aceptamos que las «políticas de empresa», es decir, que la
demanda de trabajo es el factor estructurante o determinante
2 «Flujo y reflujo de población, paro o sobreempleo, excedente de jóvenes o incorporación masiva
al trabajo de las mujeres, el “mercado de empleo local” apenas tiene autonomía, los movimientos
que lo atraviesan no encuentran explicación en la “ciudad”, sino en las empresas; así pues, hay
que “partir de la empresa”. Pero eso sólo tiene sentido dentro de una problemática macro-económica.»
H. Coing, La ville, marché de l’emploi, Presses Universitaires de Grenoble, Grenoble, 1982, p. 19.
3 «Si queremos “partir de la empresa” para comprender tanto la ciudad como el mercado del empleo,
es que la explicación de los sistemas y de los movimientos de empleo hay que buscarla en
el papel estructurante de la demanda de trabajo, y no en los equilibrios o desequilibrios manifiestos
entre una oferta y una demanda de empleo.»
H. Coing, La ville, marché de l’emploi, Presses Universitaires de Grenoble, Grenoble 1982, p. 41.

89
de la dinámica del mercado de trabajo, y no el equilibrio de
mercado a través del precio (salario) como sostienen los neoclásicos,
ni las condiciones de reproducción de la mano de
obra (oferta de trabajo) o la relación salarial (primacía del capital)
como sostienen los neo-marxistas, necesariamente tenemos
que cambiar la percepción o enfoque espacio-temporal
del análisis del mercado de trabajo.
Tan irreal es que existe un mercado nacional único con una demanda
y una oferta estructurada que tienden al equilibrio por
mediación de los salarios y con la ayuda de los reguladores estatales
(estructura legal, fiscal, judicial, coberturas sociales,
etc.), como que las políticas de empresa no tienen anclaje en
el territorio (competitividad sistémica o ventajas comparativas
territoriales).
La realidad es que existen muchos mercados de trabajo; casi
tantos como demandas de trabajo «estructurantes» de las empresas,
grupos de empresas (clusters) o sectores hegemónicos
en un territorio.
Ainsi, chaque entreprise se trouve, non pas face à une demande
d’emploi indépendante, mais face à une structure
de main d’œuvre et à des mécanismes de marché modelés
par les exigences passées du capital, ou par d’autres entreprises
ayant des besoins différents, ou par des politiques
publiques traduisant les intérêts des firmes dominantes, ou
les exigences politiques du moment, ou encore, face à la
résistance organisée des travailleurs. 4
Las respuestas macroeconómicas (estatales) a los estímulos de
una demanda de trabajo tan diversificada y, en muchos casos,
tan singular difícilmente pueden encontrar respuesta en una
oferta agregada como pretenden las autoridades estatales, por
muy amplio que sea el catálogo de profesiones y cualificaciones.
4 «Así, cada empresa se encuentra, no frente a una demanda de empleo independiente, sino frente
a una estructura de mano de obra y a unos mecanismos de mercado modelados por las exigencias
del capital, o por otras empresas con necesidades diferentes, o por políticas públicas que
traduzcan los intereses de las firmas dominantes, o exigencias políticas del momento, o incluso,
frente a la resistencia organizada de los trabajadores.»
H. Coing, La ville, marché de l’emploi, Presses Universitaires de Grenoble, Grenoble, 1982, p. 73.
El volumen de la oferta de trabajo en un determinado tiempo
y territorio no depende solo del salario y de la regulación del
mercado (condiciones de trabajo), sino de las políticas de las
empresas históricamente asentadas en el territorio cuya demanda
ha estructurado cuantitativa y cualitativamente el mercado
de trabajo territorial (cuenca de empleo); depende igualmente
del «atractivo» de la ciudad o del territorio para acoger
a nuevos ciudadanos y actividades; depende de la gobernanza y
el ambiente social urbano que propicia la creación de un capital
social necesario para la transmisión y generación de conocimiento
y capital humano, básico para la composición cualitativa
de la oferta; depende de las infraestructuras y servicios
urbanos (movilidad, suministros, etc.) para la movilización y
puesta en valor de la oferta; depende incluso de la calidad del
urbanismo y del paisaje territorial para inducir estados de ánimo
propicios para la creatividad y la cooperación. En definitiva,
la oferta de trabajo es «construida» en cada territorio por
mor de dos fuerzas estructurantes: las políticas de las empresas
históricamente asentadas en el territorio y las políticas urbanas
históricamente hegemónicas.
Como el propósito de este artículo no es descalificar, ni siquiera
criticar, sino entender el funcionamiento y la lógica del mercado
de trabajo con el objeto de caracterizar el «empleo sostenible»
y hacer propuestas sobre él, sería pertinente afirmar
algunos principios o claves.
En primer lugar entendemos que la función del Estado es esencialmente
articular los territorios y mercados nacionales con la
economía global y, en consecuencia, facilitar las regulaciones de
los mercados de trabajo que permitan a cualquier empresa asentada
en un territorio encontrar una respuesta a su demanda de
trabajo. Una segunda función es propiciar el marco regulatorio y
presupuestario para anticiparse a las tendencias de las demandas
emergentes de trabajo de las empresas, grupos de empresas
(clusters) o sectores estructurantes y hegemónicos de la economía
global (Nueva Economía, clases y sectores creativos, etc.).
Por coherencia con estas prioridades, entendemos que el Estado
debe delegar en los territorios (ciudades y regiones) las
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EMPLEO SOSTENIBLE
funciones de diseño y gestión de las políticas de mercado de
trabajo y las políticas activas de empleo; por coherencia con la
delegación ya prácticamente finalizada de las políticas industriales
y sectoriales a las regiones. Si estamos de acuerdo en
que la empresa (demanda de trabajo) y el territorio (oferta)
son los componentes básicos del mercado de trabajo y que las
empresas tienen un cierto anclaje territorial, debiera ser obvio
que las administraciones territoriales debieran tener un papel
protagonista en la regulación de los mercados de trabajo territoriales,
siempre reconociendo el papel estelar y hegemónico
de las empresas en el mercado de trabajo, lo cual no excluye,
sino todo lo contrario, la promoción de empresas públicas o
mixtas como parte de las políticas industriales y/o de empleo.
En tercer lugar entendemos que sería necesario profundizar
en la función de las nuevas políticas de empresa y en las nuevas
políticas urbanas, como factores clave para la emergencia
de nuevos fenómenos en el mercado de trabajo, como el empleo
sostenible.
El concepto de «empleo verde» es un concepto de «sector» o
«nicho» de mercado, perfectamente compatible con la lectura
oficial del mercado de trabajo (neoclásica). No es incompatible
con la lectura neomarxista (primacía de la oferta) pero es perfectamente
irrelevante porque no aporta nada desde la perspectiva
de la oferta (condiciones de reproducción de la mano
de obra, relación salarial, etc.), excepto la participación del Estado
en la educación-formación y en la política económica e industrial
promotora del sector ambiental.
Sin embargo, el «empleo verde» tiene una gran significación
cuando entendemos el mercado de trabajo como una dialéctica
histórica entre las políticas de empresa y las políticas territoriales.
La decisión sobre qué producir y cómo hacerlo es la
razón de ser de la empresa, y además de responder a la lógica
del capital (optimización del beneficio) está anclada profundamente
en el territorio (cultura, conocimiento, recursos, capital
social, etc.). El producto «verde», los procesos de producción
«verdes», los nichos de mercado «verdes», etc., están profundamente
anclados al territorio; su evolución, su expansión o
contracción dependen tanto de las políticas de empresa como
de las políticas territoriales.
La Agenda de Lisboa (2000) y la Agenda Renovada de Lisboa
(2005) no son ajenas a esta lectura y a esta lógica cuando animan
a integrar las Estrategias de Empleo, con las Estrategias
Sectoriales (Industria, Ciencia y Tecnología, Infraestructuras,
etc.) y con las Estrategias de Desarrollo Territorial, recomendando
explícitamente a los Estados que coordinen sus políticas
y cooperen con las Administraciones territoriales (ciudades
y regiones) y con los diferentes Estados de la Unión, lo cual
no es sino reconocer la función básica del Estado-Nación en
los tiempos de la globalización.
El problema surge cuando queremos pasar del concepto de
«empleo verde» al de «empleo sostenible». El «empleo verde»
no es ni más ni menos que una contratación o un puesto de
trabajo en una empresa u organismo que produce bienes y servicios
que caracterizamos, discrecional y estadísticamente,
como medioambientales. Una contratación temporal para trabajar
fines de semana en una empresa de recogida de basuras
es un «empleo verde». Una contratación por un año para limpiar
alcorques dentro del Plan E es un «empleo verde». Una
contratación de un biólogo para desarrollar una biotecnología
depuradora de aguas por la empresa Biotech, S.A. es un «empleo
verde», etc. Un «empleo verde» puede ser precario, «mileurista»,
etc., e incluso puede no aportar prácticamente nada
de valor añadido económico ni social; por ejemplo, la limpieza
de los alcorques. Nos enfrentamos a una potencial contradicción
entre «empleo verde» y «empleo sostenible».
El reto de definir el «empleo sostenible», a diferencia del «empleo
verde», solo podemos afrontarlo desde la lectura actual del
mercado de trabajo, que hemos definido como dialéctica histórica
entre las políticas de empresa y las políticas territoriales. Lo
cual nos conduce al concepto de empresas sostenibles (empresas
3.0) y políticas territoriales sostenibles (urbanismo 2.1).
Nuestra hipótesis de partida será que el «empleo sostenible»
es aquel que demandan las empresas sostenibles (empre-

91
sas 3.0), que solo pueden desarrollarse óptimamente en territorios
sostenibles (urbanismo 2.1).
Empleo sostenible para empresas
sostenibles
Un primer paso en nuestro camino para definir qué es el «empleo
sostenible» sería reconocer que la empresa, además de
ser un agente económico esencial, es también un agente social,
es decir:
Un lugar de convivencia y de relación de seres humanos
que alinean su actividad y vinculan su futuro con ese ente
incorpóreo que es la organización empresarial. Por ello debemos
reconocer que la empresa es un actor social de primera
magnitud en el que los seres humanos, por lo menos
los que habitan la mayor parte de países desarrollados y en
vías de desarrollo, tejen un elevado porcentaje de sus relaciones
con otras personas, desarrollan su personalidad,
practican su empatía e influyen decisivamente en el perfil
de desarrollo de la organización a la que pertenecen a la
vez que la personalidad y prácticas de la empresa influyen
en sus colaboradores. 5
5 M. Eguiguren y E. Barroso, Empresa 3.0. Políticas y valores corporativos en una cultura empresarial sostenible,
Pirámide, Madrid, 2011.
Debemos enfocar la empresa desde una perspectiva más holística,
aplicando los criterios de la segunda generación de
Agenda 21, que conocemos como Agendas 2.1 y se caracteriza
por integrar los conceptos de desarrollo económico, cohesión
social y sostenibilidad ambiental. Desde esta perspectiva la
empresa no solo tendría responsabilidad hacia los shareholders
(inversiones, accionistas, prestatarios, etc.; es decir, capitalistas),
sino que también respondería ante los stakeholders (empleados,
proveedores, clientes; es decir, «sus mercados») y de igual
modo deberá responder ante los territorios donde localiza su
actividad (medio natural, paisaje urbano, materias primas, recursos
energéticos, etc.; es decir, su «ecosistema industrial o
productivo»).
Hace ya mucho tiempo que la empresa dejó de ser una caja negra
en la que se introducían inputs de capital, trabajo y materia
prima y salían outputs en forma de bienes y servicios con un
precio que los convertía en mercancías. Hoy día la empresa es
una «pieza», un «eslabón» de una cadena o sistema productivo
que se localiza espacialmente de forma global y discontinua,
construyendo, sin embargo, espacios productivos continuos y
homogéneos en determinados territorios, especialmente en
las megalópolis globales y en las regiones metropolitanas con
vocación de articulación con la economía global.
La empresa hoy es un organismo abierto a un «ecosistema industrial»,
principalmente urbano, que garantiza que cada unidad
de ese ecosistema pueda prosperar y «durar en el tiempo»
gracias al conjunto, garantizando el conjunto propiedades
emergentes que no puede tener cada unidad por sí sola (creatividad,
incrementos no lineales de la productividad, eficiencia
óptima de los costes de producción, disminución no lineal de
los costes de transacción, etc.); a estas propiedades emergentes
de un determinado «ecosistema industrial» le podemos llamar
«competitividad sistémica» de un determinado territorio.
Por esta razón los gestores de la empresa y sus diferentes modelos
de gestión, ya hace tiempo que olvidaron los métodos de
gestión basados en la creación de una «oferta» competitiva
gestionando los recursos internos de la «caja negra» (establecimiento
empresarial). La empresa de futuro («sostenible»)
abre cauces de colaboración con sus clientes (demanda) para
diseñar su «oferta», establece cauces de colaboración con el
territorio para captar información, conocimiento y creatividad
para «construir» su «oferta», negocia con su entorno territorial
para minimizar las externalidades negativas (contaminación,
costes añadidos de suministros, infraestructuras, movilidad…)
o para compensarlas, etc.
En definitiva, la empresa con futuro («sostenible») es un organismo
abierto, conectado territorialmente, incompleto en su
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EMPLEO SOSTENIBLE
pertenencia a un ecosistema industrial que, a su vez, se estructura
y organiza en redes globales (financieras, de comunicación,
de conocimiento, de mercados, etc.). La lógica que guía su comportamiento
con el «ecosistema industrial» y con las redes globales
es la lógica de capital, pero la lógica que guía su relación
con el territorio no puede ser otra que la lógica social; por esta
razón afirmamos que las empresas con futuro («sostenibles»)
son a la vez agentes económicos y agentes sociales.
Obviamente hay muchos futuros posibles, del mismo modo hay
muchas lecturas y significados posibles para el concepto de
sostenibilidad. Nuestra intención es acotar el concepto de sostenibilidad
y tratar de operativizarlo, por ello nos situamos en
el contexto de las Agendas 21 de segunda generación: Agendas
2.1 y, en consecuencia, desarrollaremos el concepto de urbanismo
2.1 o políticas territoriales 2.1, y el concepto de empresas
2.1. Somos conscientes de que hay otras reflexiones más
afinadas que la nuestra en aspectos concretos, por ejemplo, el
concepto de empresa 3.0 de Marcos Eguiguren y Esteban Barroso,
pero creemos que el calificativo 2.1 es más extensivo que
el 3.0 y está más claramente vinculado con la génesis histórica
y social del concepto actual de sostenibilidad. No obstante, en
muchos casos el concepto de empresa 3.0 o empresa 2.1 es sinónimo
y reducible al concepto de «empresa sostenible».
Coincidimos plenamente con los autores de Empresa 3.0 en
que no estamos hablando de una determinada tipología de empresa
que exista en el presente, o que necesariamente vaya a
existir en el futuro; hablamos de un camino (un proceso de
transformación) que las empresas actuales ya han empezado a
recorrer.
De igual forma compartimos con los autores su lectura del
concepto de sostenibilidad actual, excesivamente hipotecado
por la visión occidental del mundo y de la economía.
Si queremos concretar y operativizar qué es una «empresa
sostenible» debemos comenzar por caracterizar su proceso
productivo, ya que es este el que tiene el impacto más evidente
sobre el medio ambiente. Para lograrlo utilizaremos –siguiendo
a Eguiguren y Barroso– la filosofía de las tres «erres»
para caracterizar a la empresa sostenible:
• «Reducir la emisión de CO 2 y el consumo de cualquier recurso
no renovable hasta los mínimos imprescindibles para la
actividad empresarial priorizando recursos que se consideren
renovables.»
• «Reciclar cualquier desecho que pudiera generar su actividad
productiva para que pueda ser utilizado en otras actividades
o procesos productivos.»
• «Recuperar cualquier recurso natural utilizado por su compañía
y que sea susceptible de serlo para que pueda volver a
ocupar su lugar en los correspondientes ecosistemas.» 6
Pero si nos quedamos aquí definiríamos una empresa limpia. Si a
esta filosofía de las tres «erres» le añadimos que sea una empresa
que produce bienes y servicios medioambientales (siguiendo
cualquier clasificación estadística oficial) estaríamos definiendo
una «empresa verde». Pero para definir una «empresa sostenible»
estas son condiciones necesarias pero no suficientes.
De forma provisional y como hipótesis de trabajo sujeta a debate
y crítica utilizaremos la definición de «empresa sostenible»
(empresa 3.0) que aportan Marcos Eguiguren y Esteban
Barroso:
La empresa 3.0 es un sistema o comunidad humana que
tiene como finalidad la satisfacción de necesidades racionales
de la sociedad proveyéndola de productos o servicios,
por los que obtiene como contrapartida un precio razonable
y aspira a obtener un beneficio suficiente para continuar
contribuyendo al desarrollo social y para procurar la
lícita compensación de quienes arriesgan su capital y quienes
dedican su trabajo, actuando capital, trabajo y conocimiento
(talento), como una unidad integrada de pensa-
6 M. Eguiguren y E. Barroso, Empresa 3.0. Políticas y valores corporativos en una cultura empresarial sostenible,
Pirámide, Madrid, 2011.

93
miento y de acción. La empresa 3.0 está profundamente
comprometida con un desarrollo armónico del planeta y
de la humanidad y actuando desde una plena libertad responsable
contribuye a la riqueza y al bien común y no consume,
en ningún ámbito, más recursos de los que genera.
La empresa 3.0 actúa en el libre mercado de forma absolutamente
transparente, ética y responsable, respetando
los precios fijados libremente y velando por que el funcionamiento
del mismo sea consistente con el comportamiento
de la economía real. La empresa 3.0 muestra un
comportamiento solidario y responsable para con el resto
de la sociedad y para con el medio ambiente, buscando un
progreso que equilibre el crecimiento con la distribución
de la riqueza y haciendo todo lo que esté en su mano para
facilitar que el resto de sistemas con los que se relaciona
sean sostenibles. La empresa 3.0 lleva la sostenibilidad en
su ADN y la aplica de forma transversal en toda la empresa,
desde la gestión de la marca, al modelo de gobierno (governance)
de la empresa y los resultados financieros. 7
La «empresa sostenible» puede evolucionar de múltiples formas,
pero se caracteriza por un modelo o una metodología de
gestión que tiene rasgos diferenciales importantes con respecto
a las empresas convencionales. Por ejemplo, si hay algo que
caracteriza a una «empresa sostenible», incluso a una «empresa
verde» es el proceso de diseño y construcción de su portfolio
de productos y servicios (oferta). La reflexión y el proceso
decisional que aboca en la definición de la oferta en una
«empresa sostenible» requiere de un proceso de reflexión estratégica,
coherente con una ética y una praxis coherentes con
el paradigma sostenible.
7 M. Eguiguren y E. Barroso, Empresa 3.0. Políticas y valores corporativos en una cultura empresarial sostenible,
Pirámide, Madrid, 2011.
Podríamos profundizar en otros rasgos diferenciales de la
«empresa sostenible» con respecto a la empresa convencional,
principalmente en lo que afecta a la perspectiva financiera, que
es la perspectiva crítica en la actualidad, principalmente para
los shareholders, pero de nuevo no es nuestro objetivo la «empresa
sostenible» como sujeto de estudio, sino el «empleo sostenible».
Por lo tanto, aunque no sigamos profundizando en los rasgos
diferenciales y definitorios de la «empresa sostenible», sí debemos
caracterizar aspectos diferenciales en su política de contratación
de personal y en su gestión y organización de las personas,
lo cual sí afectará a la «construcción» de la demanda de
trabajo de una empresa sostenible, que contribuirá a configurar
lo que entendemos por «empleo sostenible».
El concepto de empleo sostenible,
nudo gordiano de la nueva
economía política
Si nos mantuviéramos en el contexto de la economía neoclásica
y acotásemos nuestro análisis el «empleo verde» sería suficiente
hacer un pequeño remake a las políticas de contratación
y gestión de recursos humanos de las empresas para
lograr una suficiente diferenciación de las empresas convencionales.
Quizás lo principal es introducir el modelo ASAM (atraction,
selection, attrition, model), un modelo de gestión de personal basado
en valores, primando la aceptación de unos valores comunes
entre empresa y trabajador sobre otras cuestiones
también relevantes como el conocimiento técnico, la experiencia
profesional o la remuneración salarial. Un modelo similar
pero más afinado en términos de creación de valor es el
VASAM.
Es evidente que el sistema retributivo de la empresa es otra
característica fundamental del modelo de gestión, principalmente
en empresas intensivas en capital humano o en capital
intelectual (talento, creatividad). Las empresas más avanzadas
tienen sistemas de evaluación de desempeño, que además de
diagnosticar las competencias necesarias en un empleado y su
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EMPLEO SOSTENIBLE
evolución biográfica dentro de la empresa, proponen un sistema
de remuneración individual y colectiva en términos dinámicos.
Todo sistema retributivo tiene implícita la reflexión «dime qué
estás midiendo y te diré qué es lo que te importa». Se supone
que una «empresa sostenible» tiene que medir primero el «resultado
global», luego el de las relaciones, equipos, etc. y, por
último el performance de cada individuo.
Pero la cuestión clave sigue siendo cómo distribuimos el resultado
(beneficio, plusvalía) empresarial. Marcos Eguiguren y Esteban
Barroso avanzan un concepto abstracto: «comunidad liberal
de valores».
Cualquier sistema retributivo tiene que tener un alto componente
variable que esté pensado para compartir la generación
de riqueza entre empresario y trabajador cuando
las cosas van bien y para mantener niveles dignos de vida
de todos cuando las cosas no pintan tan favorablemente. El
sistema retributivo es uno de los pilares en los que se debe
sustentar de forma práctica el concepto de comunidad liberal
de valores. El hecho de que un porcentaje más o menos
apreciable del excedente generado por la empresa
vaya a distribuirse entre todos, desde el primero al último,
quienes los hacen posible, es un elemento de cohesión tan
importante como el modelo VASA, la política de empowerment
y la aplicación de los valores en todas las facetas
de la vida, decisiones y acciones internas y externas de la
empresa, en especial las que tienen que ver con sus equipos
humanos. 8
Como ya hemos apuntado, si no dejamos el contexto teórico
de la economía neoclásica, estas correcciones al modelo empresarial
de gestión neoliberal o «convencional» serían suficientes
para situarnos en el camino de transformación de la
empresa sostenible y del empleo sostenible.
8 M. Eguiguren y E. Barroso, Empresa 3.0. Políticas y valores corporativos en una cultura empresarial sostenible,
Pirámide, Madrid, 2011.
Pero mucho nos tememos que estos argumentos son insuficientes
para solventar más de doscientos años de debates
teóricos, políticos y sociales sobre las contradicciones del
modelo capitalista de producción y distribución entre capital
y trabajo, que explican la dialéctica histórica de lucha de clases
y la propia dinámica evolutiva del sistema capitalista (ciclos
coyunturales, crisis económicas, etc.).
Por mucho hierro que le quitemos y por mucha causalidad final
que le añadamos (sostenibilidad), el reparto del excedente
empresarial (plusvalía) sigue siendo la principal contradicción
intrínseca del sistema de producción capitalista.
Por si este problema no fuera suficientemente complejo y difícil
de elucidar, la investigación científica sistémica, compleja e
interdisciplinar aplicada tanto al estudio de la empresa como
del territorio, nos apunta dos nuevos conceptos o categorías,
que inciden de lleno en nuestro antiguo problema: el capital social
y la creatividad (innovación).
Obviamente, cualquier intento de explicación de estos conceptos
excedería ampliamente los límites de este artículo, por lo
cual nos permitiremos hacer simplificaciones brutales de carácter
instrumental para poder «construir» nuestro análisis.
No obstante, por mucho que simplifiquemos nunca llegaremos
al reduccionismo ilusorio y quimérico del actual enfoque neoclásico
oficial.
Entendemos el capital social como el conjunto de normas, relaciones
e instituciones construidas culturalmente y válidas en un
determinado periodo histórico, que facilitan o entorpecen la cooperación
entre miembros de una determinada comunidad, organización,
territorio o formación social (Estado o nación, etc.).
La literatura científica actual considera que el capital social es un
activo económico que puede ponerse en valor mediante una estrategia
de desarrollo económico territorial o mediante una estrategia
de gestión empresarial. Los territorios o las empresas
que cuentan con capital social positivo disponen de un plusvalor
o activo adicional del que se pueden apropiar contribuyendo
de manera parcial o incluso nula a su generación.

95
Estrategias empresariales como la RSC (Responsabilidad Social
Corporativa), RS (Reputación Social), etc., son adaptaciones de
la política empresarial encaminadas a gestionar y remunerar el
capital social.
No profundizaremos más, pero el concepto de capital social interviene
en las relaciones de producción capitalistas alterando
el modelo clásico y planteando la necesidad de un nuevo modo
de distribución del excedente empresarial, que no es ni remuneración
al trabajo (salario) ni remuneración al capital (beneficio
o plusvalía), sino coste de mantenimiento de un modelo de
relaciones de producción óptimo (incrementos no lineales de
la productividad, disminución de externalidades negativas, disminución
de costes de transacción, etc.).
Hace más de treinta años que se estudia este concepto con diferentes
nominaciones: excelencia empresarial, cultura empresarial,
ambiente social positivo, etc. Todos los estudios coinciden
en que este capital social tiene costes económicos y
costes sociales (competitividad sistémica), pero también coinciden
en que la puesta en valor de este capital social (activo)
tiene una rentable relación coste-beneficio (superlineal).
El concepto de creatividad, bajo su acepción de innovación
económica, no es nuevo en la teoría económica ni en la economía
política. Quizás Marshall y Schumpeter fueron los que
asentaron los fundamentos de la teoría económica que explica
su papel esencial dentro de los modelos de desarrollo capitalista.
De nuevo evitaremos desarrollar este concepto clave,
pero nos interesa relacionar la capacidad creativa con la oferta
y la demanda de trabajo.
La creatividad entendida como innovación operativa, es decir,
como la capacidad de crear nuevos productos y servicios, o la
capacidad de gestionar, utilizar, distribuir o consumir de forma
diferente productos y servicios existentes, debe diferenciarse
del capital humano o intelectual (formación, conocimiento, información,
etc.).Ya hicimos en su momento la distribución entre
trabajo manual e intelectual, y ya explicamos sus repercusiones
en el salario y en las relaciones de producción. Pero la
creatividad introduce una nueva segmentación en el mercado
de trabajo del sistema económico capitalista globalizado.
El tema en el que estamos recalando no es un tema cualquiera,
no es banal, es ni más ni menos, el núcleo duro de la teoría
económica del valor, el sancta sanctorum de la economía política:
¿qué es el valor en la sociedad capitalista, o en la sociedad
globalizada o sociedad red
Las estructuras sociales, como la sociedad global (red), se originan
a partir de los procesos de producción y apropiación del
valor. En esto no hay ningún cambio respecto a las estructuras
sociales anteriores: «valor es lo que las instituciones dominantes
de la sociedad deciden que sea» (M. Castells).
La valoración financiera determina la dinámica de la economía
a corto plazo. Pero a largo plazo, todo depende del
crecimiento de la productividad. Por eso la fuente de productividad
es la piedra angular del crecimiento económico
y, por tanto, de los beneficios, salarios, acumulación e inversión.Y
el factor clave para el crecimiento de la productividad
en esta economía en red basada en el conocimiento es
la innovación. La innovación es la capacidad para recombinar
factores de producción de una forma más eficiente y/o
obtener un valor añadido mayor en el proceso o el producto.
Los innovadores dependen de la creatividad cultural,
de la apertura institucional a los emprendedores, de la
autonomía de los trabajadores y de la financiación adecuada
de esta economía impulsada por la innovación. 9
Esta es la clave de bóveda de nuestro análisis, si la innovación es
el «motor» que mueve el sistema económico y social, si la creatividad
es el «combustible» que necesita este motor y su soporte
material (el motor mismo) son las organizaciones y estructuras
sociales (empresas, territorios, etc.) que se componen de
células o átomos (personas físicas y jurídicas) entonces debemos
concluir que el componente esencial de la fuerza de trabajo
en la actual sociedad global, tanto en su vertiente de oferta
9 M. Castells, Comunicación y poder,Alianza Editorial, Madrid, 2009, p. 61.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EMPLEO SOSTENIBLE
como de demanda, es la creatividad-innovación que incorpora
tanto el empleado como la metabolización (relaciones de producción)
que realiza la organización productiva (empresa).
Lo cual nos conduce a una nueva segmentación del mercado
de trabajo.
La división fundamental en la sociedad red, aunque no la
única, es entre trabajadores autoprogramables y trabajadores
genéricos. Los «trabajadores autoprogramables» tienen
la capacidad autónoma para centrarse en la meta que se les
ha asignado en el proceso de producción, encontrar la información
relevante, recombinarla en forma de conocimiento
utilizando el conocimiento acumulado y aplicarla en
las tareas necesarias para lograr el objetivo del proceso.
Esto requiere una educación adecuada, no en términos de
habilidades, sino de capacidad creativa y recursos para evolucionar
con los cambios organizativos y tecnológicos y con
los nuevos conocimientos. Por el contrario, las tareas que
apenas se valoran pero que siguen siendo necesarias se
asignan a los «trabajadores genéricos» que van siendo reemplazados
por máquinas o trasladados a centros de producción
de bajo coste dependiendo de un análisis dinámico
de coste-beneficio. La inmensa mayoría de los trabajadores
del planeta y la mayoría en los países avanzados siguen
constituyendo mano de obra genérica. Son desechables, excepto
si ejercen su derecho a existir como seres humanos
y ciudadanos mediante la acción colectiva. Sin embargo, en
términos de creación de valor (en el campo de las finanzas,
la fabricación, la investigación, los deportes, las acciones militares
o el capital político), lo que cuenta para cualquier organización
que controle los recursos es el trabajador autoprogramable.Así,
la organización laboral en la sociedad red
también actúa con una lógica binaria, distinguiendo entre
trabajadores autoprogramables y genéricos. Por otra parte,
la flexibilidad y adaptabilidad de ambos tipos a un entorno
en cambio permanente constituyen una condición previa
para su utilización como mano de obra. 10
10 M. Castells, Comunicación y poder,Alianza Editorial, Madrid, 2009, pp. 57 y 58.
El problema es que la creatividad nos remite a las condiciones
de reproducción de la mano de obra, es decir, al territorio; a la
oferta de trabajo tal cual la hemos definido nosotros, pero
también nos remite a la organización social de la producción,
es decir, a la empresa; a la demanda de trabajo, y esto debe ser
tan fácil de entender como que un motor necesita combustible
para funcionar (creatividad–innovación), pero el combustible
sin el motor (empresa) no sirve para nada.
Asimismo, el problema es que ni la creatividad es algo que pertenezca
exclusivamente al empleado (fuerza de trabajo) ni es
exactamente parte del capital; puede relacionarse parcialmente
con el capital social (relaciones sociales de producción) que es
una «construcción social e histórica», por lo tanto es algo que
comparten de forma indisociable las empresas y el territorio
concreto en el que se anclan, siendo un activo que cambia cuantitativa
y cualitativamente en las diferentes empresas y territorios;
el capital social y la creatividad no son activos globales, son
activos locales conectados y pertenecientes a redes globales.
La cuestión es: ¿cómo se remunera la creatividad, ¿cómo se
configuran las relaciones de producción, ¿cómo afecta esta
nueva segmentación a la división del trabajo en la empresa Y,
¿cómo afecta la división del trabajo a las relaciones sociales en
el territorio, ¿quién puede y debe tomar la última decisión en
la empresa: los propietarios del capital o los que saben tomar
las decisiones, ¿y en el territorio
Si tenemos en cuenta esta argumentación, el «empleo sostenible»
debe tener un alto contenido en creatividad (autonomía
organizativa, acceso a la información no fragmentaria, capacidad
relativa de decisión on line, estabilidad, remuneración acorde
a la aportación al resultado empresarial, etc.), la «empresa
sostenible» debe configurarse de tal forma que sea capaz de
generar y preservar el potencial creativo (innovador) de sus
empleados y de realizar su valor en el mercado (transformarlo
en mercancías y capital).
En nuestra opinión, la transformación que supone el paso de la
«empresa verde» y del «empleo verde» a la «empresa sosteni-

97
ble» y al «empleo sostenible», solo es posible en el contexto
de las transformaciones que ya se están produciendo en el
seno de la sociedad global, siendo una de sus transformaciones
más radicales la metamorfosis que la globalización está produciendo
en tres estructuras sociales fundamentales: el territorio,
la autoridad y los derechos (Saskia Sassen).
Por coherencia con este análisis entendemos que estas transformaciones
se pueden impulsar, consciente y cooperativamente, a
través de políticas territoriales y urbanas sostenibles, denominadas
urbanismo 2.1. El urbanismo 2.1 tiene como objetivo principal
la génesis, potenciación y gestión del capital social y de la
creatividad, en el contexto de la sociedad red, optimizando
la sostenibilidad ambiental y la cohesión social del territorio,
centrándose en una herramienta fundamental: el espacio público.
En consecuencia con esta argumentación entendemos que el
Urbanismo 2.1 es la principal estrategia social o colectiva para
optimizar el potencial creativo y atractivo de «empresas sostenibles»
y por lo tanto, de «empleo sostenible».
El urbanismo sostenible 2.1,
condición necesaria para generar
empleo sostenible
La clave de bóveda de nuestro discurso es la diferenciación entre
«empleo verde» y «empleo sostenible», siendo compatible
la primera categoría con cualquier enfoque teórico, especialmente
con la teoría neoclásica. La consecuencia analítica es
que el fomento del «empleo verde» es compatible con prácticamente
cualquier política económica y cualquier estrategia de
desarrollo inspirada desde cualquier teoría, incluidos los enfoques
neo-liberales (conservadores-enfoque de oferta) y neokeynesianos
(socialdemócratas-enfoque de demanda).
Existe una amplia panoplia de programas y políticas públicas de
apoyo a las empresas verdes, a los procesos de producción verdes,
al diseño de bienes y servicios verdes, al consumo de productos
verdes, etc.Todas estas actuaciones son relevantes independientemente
del impacto o significación económica que
tengan.Y lo son porque demuestran que la sociedad global está
transformando su criterio de «valor» a través de la integración
del concepto de sostenibilidad como nuevo paradigma social y
económico, entendiendo que el «valor» es una construcción
social e histórica. Lo cual, a priori y sin otros impactos, no tiene
por qué alterar ni la teoría de valor neoclásico, ni por lo tanto
la lógica de mercado, simplemente supone un incremento del
valor de las mercancías verdes y un incremento del valor añadido
de los procesos de producción verdes.
No existe ninguna dificultad teórica para entender los mecanismos
económicos a través de los cuales se puede fomentar
la economía «verde» (empresas verdes) y el empleo verde. Sabemos
perfectamente que el empleo verde está directamente
relacionado con la inversión en empresas verdes, y que la inversión
se relaciona con la Tasa de Beneficio Relativa (TBR) del
sector o industria verde. La Tasa de Beneficio Relativa depende
de las expectativas de mercado (demanda) y de los costes
de producción y la productividad relativas (oferta).
En la actualidad, al menos en los países de la OCDE, se han
puesto en marcha una serie de políticas sectoriales y de programas
públicos orientados al condicionamiento de la demanda de
productos verdes mediante estrategias mediáticas, educativas y
culturales. Otros programas se orientan a discriminar positivamente
las políticas de gasto público (demanda) de bienes y servicios
verdes. Pero quizás los determinantes más estratégicos
de la demanda de bienes y servicios verdes son los desarrollos
jurídicos (derechos), que prescriben el uso y consumo de estos
productos o limitan y restringen el uso y consumo de productos
convencionales no compatibles con las buenas prácticas
sostenibles que en cada caso sean el referente institucional.
Las políticas de oferta están centradas en promover las empresas
verdes, mediante incentivos fiscales a la inversión que aumentan
directamente la TBR (beneficio financiero-fiscal) incentivando
la atracción de capital a la industria verde. Las políticas
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EMPLEO SOSTENIBLE
de C+T (Ciencia y Tecnología) e I+D+i (Investigación, Desarrollo
e Innovación) estrellas actuales de las políticas industriales
tienen un importante nicho centrado en la concepción e implementación
de nuevos productos y nuevos procesos de producción
verdes, lo cual impacta directamente en aumentos de
la productividad relativa y en la disminución de los costes relativos
de producción, lo cual impacta de nuevo en el aumento
de la TBR esperada.
En general, se está produciendo lenta y progresivamente una
transformación de la política fiscal desincentivadora del consumo
de bienes y servicios contaminantes, no saludables y/o
incompatibles con las buenas prácticas verdes; complementada
con una estrategia fiscal penalizadora (incremento de costes
y precios relativos, disminución de la TBR, etc.) de las prácticas
productivas no compatibles con las concreciones jurídicas
del paradigma de sostenibilidad.
Sin embargo, tenemos que moderar nuestras expectativas con
respecto a las transformaciones en curso, debido a la lentitud
con que se implementan las políticas públicas y empresariales
en relación con el paradigma de sostenibilidad a la luz de la
alarma que la comunidad científica y los movimientos sociales
han desencadenado. Es igualmente desesperanzador el lastre
que supone la no articulación del conjunto de actuaciones públicas
y privadas, especialmente la no articulación de las políticas
industriales y de empleo, por parte de las diferentes administraciones
públicas que actúan en el territorio y, sobre todo,
la escasa articulación y cooperación entre el sector público y
privado, tal como recomienda la Comisión Europea.
En la perspectiva del «tiempo histórico», el paradigma de sostenibilidad
sí puede alterar los procesos de «construcción o
destrucción» de estructuras sociales determinantes para el devenir
histórico: el territorio, la autoridad, los derechos. De nuevo
debemos acotar los contenidos de este artículo, ya que este
es otro debate que abordamos en su día en el I Encuentro Internacional
de Urbanismo Sostenible en Vitoria-Gasteiz, donde
participaron ponentes de la talla de Jeremy Rifkin, Saskia
Sassen, Mohsen Monstafavi, Salvador Rueda, Joan Subirats, Daniel
Innerarity, etc. Para estos encuentros preparamos una ponencia
institucional en la cual presentamos una reflexión sobre
el urbanismo 2.1 que integra el paradigma sostenible en la estrategia
de desarrollo territorial y urbano.
Sin entrar en análisis complejos, podemos afirmar que el principal
determinante para consolidar el fomento de empleo verde
y de empresas verdes son las políticas urbanas y territoriales,
con gran diferencia de efectividad sobre la política de
incentivos económicos.
Por ejemplo, el vehículo eléctrico (VE) y el vehículo híbrido enchufable
(VHE) dependen de las políticas de movilidad sostenible
que implementan las autoridades territoriales, restringiendo
o incluso prohibiendo el uso de vehículos convencionales
en determinados espacios urbanos (centros de ciudad, centros
históricos, calles peatonales, parques periurbanos, etc.), regulando
el sistema de logística urbana (prohibición de transporte
convencional en la ciudad durante amplias franjas horarias),
electrificando el transporte público, etc.
Estos condicionantes jurídicos pueden ser aplicados de forma
estricta a otros ámbitos como, por ejemplo, el metabolismo
urbano (suministro de energía, agua, gestión de basuras, etc.),
imponiendo progresivamente el uso de tecnologías y de productos
verdes.
En esta misma dirección se puede avanzar hacia las empresas
sostenibles y el empleo sostenible a través de estrategias territoriales
impulsadas por la lógica del urbanismo 2.1. Por ejemplo,
si tenemos en cuenta que el espacio público es la prioridad
del urbanismo 2.1 y que el espacio público (virtual y real)
es el lugar donde se producen a gran escala los procesos relacionales
y de comunicación claves para la génesis del capital social
y de la creatividad (innovación), podemos entender que el
potencial evolutivo de los territorios hacia un escenario sostenible
se potencia con el urbanismo 2.1.
Otros ejemplos de referencia son la preservación y gestión
sostenibles del paisaje urbano o la gestión con criterios de sos-

99
tenibilidad del patrimonio natural del territorio, o la gestión de
la biodiversidad del sector urbano. El urbanismo 2.1 no olvida
las estrategias de diversificación de las actividades económicas
urbanas o las políticas culturales orientadas a la generación de
capital social y de potencial creativo.
Nuestra hipótesis de trabajo es que una estrategia de urbanismo
2.1, suficientemente dotada de recursos y estable en un ciclo
largo (una generación, aproximadamente veinticinco años)
tiene mucha más efectividad para alcanzar un escenario de sostenibilidad
que las políticas sectoriales (empleo, industrias, etc.)
implementadas por las instituciones regionales y estatales.
Dicho de otro modo, las políticas de fomento del empleo verde
y de empresas verdes implementadas por el Estado y las
instituciones regionales pierden una gran parte de su efectividad
si no se producen en el contexto de una estrategia territorial
basada en el urbanismo 2.1.
Sin embargo, cuando nos referimos al empleo sostenible nuestro
análisis es más cauteloso, más provisional; nos lleva a conclusiones
mucho más moderadas. Consideramos que si aplicamos
un cierto rigor científico sería muy discutible reconocer
en la actualidad la existencia de empleo sostenible y de empresas
sostenibles, extendiendo esta reflexión a la inexistencia de
territorios sostenibles stricto sensu. Quizás podamos aceptar la
existencia de procesos orientados a la sostenibilidad en empresas
y territorios que pudieran generar procesos orientados
al empleo sostenible, pero no a corto plazo.
Debemos añadir que la sostenibilidad es uno de los grandes
retos históricos que tiene la humanidad, pero no es el único.
Por lo tanto, es más que probable que el devenir histórico resitúe
el problema de sostenibilidad en el proceso de evolución
histórica del planeta y de la humanidad.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

El Bosque. Proyecto de recuperación y regeneración
forestal llevado a cabo por Banco Santander
Manuel Sánchez Fernández
Responsable de Paisajismo
Banco Santander
Dentro del compromiso de Banco Santander por la recuperación
de espacios naturales degradados, se enmarca el proyecto
de regeneración forestal que actualmente se está llevando a
cabo en una parcela situada al sur de la Ciudad Grupo Santander;
proyecto que, junto a otros ya finalizados, evidencian el
compromiso de esta entidad respecto a actuaciones con claro
impacto positivo medioambiental.
Estamos haciendo importantes apuestas por el desarrollo y
mantenimiento de zonas verdes, que además de crear entornos
agradables para uso y disfrute de los empleados del Grupo,
colaboran notablemente con el desarrollo y potenciación
de la biodiversidad (donde antes no había, ahora hay y además
habrá más si avanzamos en el mismo sentido).
Antes de entrar en profundidad presentado el proyecto, quiero
dar un breve repaso a lo que en «materia verde» significa la
Ciudad Grupo Santander en Boadilla del Monte, ubicación
donde el Banco concentra a los responsables de sus divisiones
corporativas a nivel global.
El Banco ha hecho y está haciendo grandes apuestas por el
desarrollo de los espacios destinados a zonas verdes. En la Ciudad
Grupo Santander en Boadilla del Monte, tenemos casi
62 hectáreas de zonas verdes, donde se encuentran instalados
12.500 árboles adultos y cerca de un millón de plantas arbustivas,
aromáticas y tapizantes. Destacan entre todo el arbolado
los más de 300 olivos singulares, de los que once superan los
mil años de antigüedad, que componen una colección única a
nivel mundial, según opinión de los expertos. Además, la Ciudad
cuenta con la mayor superficie de cubiertas verdes ajardinadas
a nivel europeo, que coronan los edificios de oficinas y
que ocupan una superficie cercana a los 25.000 m 2 , aislando
térmicamente y ofreciendo una imagen única de integración en
el entorno.
Detallaré a continuación el proyecto de regeneración forestal
que estamos llevando a cabo.
En 2007 el Banco vio la oportunidad de hacer un crecimiento
importante al sur de la Ciudad; crecimiento destinado como
objetivo principal a incrementar de forma notable las zonas
verdes cercanas y fomentar estos espacios para uso de ocio.
Los terrenos adquiridos –69 hectáreas– estaban seriamente
degradados como consecuencia principal de su uso por el anterior
titular de los mismos –Ministerio de Defensa– que los
tuvo dedicados años atrás a la práctica de ejercicios de artillería.
Una vez acabado este uso prácticamente se abandonaron,
lo que significó la aparición de vertederos incontrolados de
inertes, deterioro del medio y deforestación.
El aspecto del terreno más bien era un paisaje lunar. Fuertes cráteres
y erosiones conformaban mucha parte de su extensión.

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La riqueza vegetal de la zona se centraba en dos especies: encina
y retama. En el caso de las encinas existían algunos pocos
ejemplares singulares en distinto estado de conservación
y muchos ejemplares jóvenes con conformación arbustiva
multitronco y de poco desarrollo. En el caso de las retamas,
se observaba mucha afección por la bacteria Pseudomona savastanoi
lo que aconsejaba actuar de inmediato para evitar
que se siguiera transmitiendo, y lo que es más importante,
evitar su propagación al entorno interior de la Ciudad Grupo
Santander.
Precisamente las primeras actuaciones que se desarrollaron en
el año 2007 en los nuevos terrenos fueron encaminadas sobre
cuatro líneas principales:
• Limpieza de toda la parcela y eliminación de los vertederos
incontrolados de inertes que aparecían desperdigados por su
superficie, y que en algunos casos utilizaban los cráteres
como sitios de depósito.
• Remodelación del terreno, eliminando en la medida de lo posible
los cráteres existentes motivados por los impactos de
la artillería.
• Poda severa de todas las ramas de las retamas que presentaban
afección por la bacteria, aplicando de la misma forma un
tratamiento generalizado preventivo.
• Inventario detallado del arbolado existente, dejando referencia
de ubicación mediante coordenadas sobre plano de cada
ejemplar.
A la par que se realizan los trabajos anteriormente descritos
se trazan las líneas maestras de lo que iba a ser el proyecto:
• Reforestación de la parcela, mediante la incorporación principalmente
de árboles autóctonos, o adaptados que existieran
en la zona, de baja exigencia y capaces de llegar a ser autosuficientes
en cuanto a su necesidad hídrica.
• Creación de caminos preparados y adaptados para el paseo o
la práctica de actividades deportivas, tipo running o bicicleta.
• Enriquecimiento de la parcela, instalando por zonas algunas
especies arbustivas o arbóreas típicas del entorno mediterráneo,
que aportaran riqueza «verde» en el entorno, posibilitando
crear una gran apuesta cultural: desarrollo de una Senda
de la Naturaleza, en la que iba a quedar documentada toda
la riqueza botánica existente, toda la riqueza botánica que se
añade, y su impacto a nivel de la fauna existente o potencialmente
existente, como consecuencia de todos los trabajos
de reforestación o recuperación que se iban a realizar.
Con los compromisos anteriores el proyecto se inicia en 2008,
con proyección hasta 2012, que se completará con la creación
de unos lagos artificiales que aumentarán aún más el valor natural
y cultural de la zona, aportando riqueza ambiental y colaborando
en la llegada de nueva fauna que sin duda se establecerá,
o visitará, este nuevo bosque.
Actividades por años
Año 2008
Los trabajos de reforestación se inician en 2008, con la incorporación
de 2.000 árboles adultos (pinos y encinas), con un
porte de 5 a 6 metros de altura y perímetros de tronco que
alcanzaban los 40 centímetros.
La incorporación de estas primeras unidades, sumados los
ejemplares autóctonos de encina existentes, hace alcanzar un
total de 3.500 árboles, que ofrecen una visión, desde el primer
día, de bosque «adulto».
Con la plantación de las primeras 1.000 unidades de pino piñonero
se consigue ya ofrecer la visión de un bosque maduro
y estable.
Cuadernos de Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº 21

EL BOSQUE.PROYECTO DE RECUPERACIÓN Y REGENERACIÓN FORESTAL LLEVADO A CABO POR BANCO SANTANDER
Año 2009
Se continúa con los trabajos de incrementar la riqueza arbórea,
plantándose 2.400 nuevos árboles (de nuevo encinas y pinos
principalmente), para llegar a un total de 5.900 árboles instalados.
Se comienza con la ejecución de los caminos de paseo y ocio
deportivo, preparándose un trazado de cerca de 10.000 metros
camino, especialmente conformado para soportar las inclemencias
y que permite su utilización durante cualquier época
del año. Se hace especial énfasis en la construcción de
sistemas de drenaje, trabajando intensamente en la recogida y
reconducción del agua, evitando así afecciones por acumulación
que impidan la utilización de dichos caminos.
Año 2010
Este año ha sido especialmente intenso en las labores de plantación
y preparación de todo el entorno.
Se han finalizado todos los caminos con sus cerca de 10 kilómetros
de desarrollo, se han diseñado y preparado tres circuitos de
uso deportivo sobre estos caminos. También se construye un
nuevo circuito, diferenciado del peatonal en cuanto a trazado,
para uso de bicicletas, que cuenta con un firme especial y cuyo
recorrido total final será de 4 kilómetros, aproximadamente.
Durante 2010 los trabajos de plantación de arbolado se han
completado con la incorporación de otros 5.800 árboles, cifra
que eleva a un total de 11.700 árboles el número total de los
existentes en la parcela.
Se ha avanzado en los aspectos de infraestructuras necesarias
para poder utilizar esta zona, con la construcción de un
aparcamiento con capacidad para más de doscientos coches,
que integramos en el entorno de forma que no figura como
un elemento que rompe el concepto general de zona forestal,
sino que visualmente se funde y encaja en dicha zona forestal.
Resumiendo todo lo anterior, hemos pasado de disponer de
una gran parcela, totalmente erosionada y degradada, con algunas
encinas y mucha retama a disponer de un bosque consolidado
con 11.700 árboles, estable y maduro compuesto por dos
especies principales: la encina y el pino, especies capaces de ser
autosuficientes a nivel de riego en el tiempo, entremezclándose
y cooperando entre ellas, creando zonas especialmente singulares,
que aportan al entorno el hábitat idóneo para el desarrollo
y riqueza de la fauna.
Pero si importante ha sido el resultado obtenido por el esfuerzo
realizado durante estos tres últimos años, lo va a ser
más cuando finalice la segunda fase de este proyecto que se
desarrollará hasta el año 2012. La incorporación de los grandes
lagos y sus zonas de influencia, la conformación de estos
espacios verdes con otros ejemplares que en este caso aportarán
color y movimiento cromático –además de la singularidad
de algunos de ellos–, la incorporación de ejemplares
específicos para crear contenido en la Senda de la Naturaleza
y el desarrollo de actividades de ocio y culturales va a llevar
a otro nivel el resultado final. El Bosque ya es catalogado
como proyecto único que pone en valor el compromiso
de una gran entidad con el entorno y la recuperación del
medio.