Ramirez-Olivares

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cia (ingenio), quien hace patente (ostenta) a través de un vidrio claro o con una
presencia masculina –recuérdese aquí que en la época colonial el sujeto colonial
sólo logra ser inteligente al ser hombre varón (viril)– rayos de luz cielo (la autora
como diosa nuevamente es el origen de la luz, es la que los crea también, ella
misma es esa luz celestial).
Posteriormente, a partir de la línea 10 y hasta la 16 la autora nuevamente se
reconoce a sí misma como en nuevo oráculo que se le ofrece al rey y la forma en
la que lo hace, que se puede interpretar como: el sabio lugar donde se reúnen los
profesionales (plantel) –se refiere al concurso y a la Universidad por la que fue
convocado– ofrece una nueva persona a quien todos escuchan por su sabiduría
(oráculo) –que es la autora, la misma que se proclamó Minerva– al rey (al César
patrono real). Ahora, de la línea 13 a la 16 viene el cómo lo hace: deseando que
el trono (dosel) del rey ocupe el enorme (vasto) territorio que ya tiene con gran
variedad (vergel) dentro del mundo (el universal pénsil – jardín delicioso–) en
un mes de abril.
Más adelante y como ya Navarro ha usado la metáfora de jardín y el mundo,
las últimas tres líneas (de la 17-20) hacen alusión a un girasol, que podría ser la
misma forma del poema y en donde entonces la autora, ya como creadora, diosa
de la inteligencia, logra someter al lector, jueces y público en general, a su juego.
Antes de estas líneas da a conocer el cómo logra ser sabia y ahora en las últimas
líneas describe qué obtiene al ser el oráculo: logrando que el girasol –el lector, el
destinatario, que incluso puede ser el mismo rey o también se refiere a la forma
gráfica– siga el círculo (orbe) esta luz artificial (farol) o su febeo (perteneciente
al sol) candil (que alumbra o el pico que sobresale de la falda de la mujer, símbolo
femenino, con lo cual queda entonces que todos- o el girasol, lector- siguen
a la mujer que es perteneciente al sol) (febeo). Finalmente, hasta el rey es el girasol
que sigue a la autora y en ese sentido existe una intertextualidad con unos
versos de Góngora que dicen: “Los más carirredondos girasoles imitará siguiéndoos
a mi albedrío”, donde los girasoles a primera vista son los súbditos, pero en
otro nivel de significación, siguiendo el contexto de lo interpretado, los girasoles
son los lectores que ahora tienen el albedrío siguiendo a Mariana Navarro.