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MARIANA NAVARRO: POESÍA VISUAL FEMENINA<br />
EN EL SIGLO XVIII<br />
Alicia V. Ramírez <strong>Olivares</strong><br />
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla<br />
Hablar de los comienzos de la poesía femenina en México implica inevitablemente<br />
mencionar a Sor Juana Inés de la Cruz, quien a través de sus escritos<br />
manifiesta sus pensamientos y sentimientos como un sujeto inmerso en la sociedad<br />
colonial, donde el ser mujer implica ser excluida de los espacios públicos en<br />
el que se incluye la educación. Por lo tanto, el sujeto femenino simplemente en<br />
la época colonial es un sujeto sin inteligencia que si usa el intelecto es un sujeto<br />
varonil y es entonces, por tanto, un fenómeno o monstruo ante los ojos de los<br />
demás. Sor Juana emplea diferentes formas y géneros literarios para crear un<br />
mundo posible en el que la mujer tiene un papel importante como sujeto. Además<br />
de la monja jerónima, otras mujeres también incursionaron en la poesía<br />
durante la época colonial y son las que cimentaron la presencia femenina de<br />
México en este género. Muchas de estas mujeres pertenecen al gremio religioso<br />
por su cercanía a los libros y por tener ciertos espacios para reflexionar con su<br />
ser mismo. De igual forma, algunas de las composiciones literarias se hacen de<br />
manera anónima por el temor a ser señaladas por la sociedad, puesto que ello<br />
implica un reconocimiento de los demás y, por tanto, se considera una mujer<br />
pública, pues se da a conocer su nombre y de alguna manera el acto de escribir<br />
es un acto personal que muestra el pensamiento y sentir de quien lo hace; es<br />
decir, lo privado se vuelve público.
2<br />
Afortunadamente, otras mujeres se atreven a firmar sus escritos, pero la mayoría<br />
no tiene una constancia y si un texto se publica se pierde en la posteridad<br />
por su ausencia, la cual muchas veces se debe al matrimonio o la maternidad<br />
por falta de tiempo o por restricción familiar (represión).<br />
La poesía de la Colonia se fomenta a través de diversos concursos con motivo<br />
de algún personaje o acontecimiento especial. Incluso Sor Juana Inés de la<br />
Cruz participa en algunos de ellos, y es así cómo algunas de las mujeres se animan<br />
a participar anónimamente o bajo la firma de su nombre, porque el pretexto<br />
para escribir y dar a conocer sus pensamientos es convocado por alguna<br />
institución como encargo para resaltar algún suceso importante del que todos<br />
deben ser partícipes.<br />
Precisamente, como objetivo de este trabajo, se analiza a una de las mujeres<br />
destacadas que se menciona en uno de estos concursos convocados por la Universidad<br />
de México: Mariana Navarro, quien en 1768 presenta unas décimas<br />
acrósticas a Fernando VI y quien se lleva el primer premio por el uso del acróstico,<br />
que a su vez es un híbrido del caligrama. En este sentido es notable y, además,<br />
loable la forma en que presenta el poema, puesto que si se toma en cuenta<br />
que el caligrama y otras formas de poesía visual se retoman por las corrientes de<br />
vanguardia en el siglo XX 1 , resulta entonces pionera de las letras mexicanas en<br />
español con aspectos visuales y/o experimentales. Por ello, Samuel Gordon, en<br />
su estudio “Estéticas de la brevedad”, asevera que las décimas acrósticas de Mariana<br />
Navarro “acaso, con los años, devengan el precedente real de nuestros<br />
rastreos [los orígenes de la poesía experimental en México], cuando menos durante<br />
el período de la Colonia” (41).<br />
Para analizar este poema se emplea como base teórica lo que Julia Kristeva<br />
plantea, en Semiótica 1 (1978), acerca del discurso y el sujeto, para poder entender<br />
lo que Mariana Navarro proyecta como sujeto colonial femenino a través de<br />
un acróstico.<br />
1<br />
Digo se retoma porque se han encontrado obras de este tipo desde siglos antes de Cristo en<br />
Grecia. Samuel Gordon, Alejandro Palma, Rafael Cózar y José Vicente Anaya, entre otros, han<br />
investigado acerca de la poesía visual, sus orígenes y su estética.
3<br />
El sujeto colonial tiene diversas restricciones, las cuales tienen mucha relación<br />
con el aspecto religioso, pues es a través de la Santa Inquisición que se modernizan<br />
ciertas conductas y conocimientos, y ello repercute en las limitaciones<br />
de expresión. En este sentido, el sujeto colonial femenino es doblemente reprimido,<br />
ya que, por un lado tiene la presión del sujeto colonial en general y, por<br />
otro, la presión social y su rol como señora dominadora del espacio privado,<br />
marginando el público y con ellos aún más su expresión.<br />
Sin embargo, este aspecto cede lugar al desarrollo de diferentes códigos que<br />
permiten expresar sus pensamientos sin ser percibidos a simple vista para evitar<br />
alguna reprimenda. Julia Kristeva, en su estudio Semiótica 1, dice que “la ‘literatura’<br />
/ el texto sustrae al sujeto a su identificación con el discurso comunicado, y<br />
con ese mismo movimiento quiebra su disposición en el espejo que refleja las<br />
‘estructuras’ de un exterior” (12). Por lo que la producción literaria de Navarro<br />
muestra a simple vista una composición al nuevo rey de España, pero en un<br />
análisis más profundo demuestra que la apariencia y el adorno distraen hasta al<br />
público más docto de la esencia del mensaje, elementos que de igual forma<br />
sobresalen en la sociedad colonial antes que los verdaderos atributos.<br />
Datos más específicos acerca de Mariana Navarro no se ha encontrado hasta<br />
la fecha y entonces parece que esta escritora del siglo XVIII pasa a las filas de las<br />
mujeres que escribieron sin constancia y si lo hizo, no se le publicó nada más.<br />
José María Vigil, en 1893, realiza una antología de poemas escritos por mujeres<br />
desde la Colonia hasta el México independiente para la exposición colombina<br />
de Chicago como parte de una celebración por el cuarto centenario del descubrimiento<br />
de América y es ahí donde menciona las grandes aportaciones femeninas<br />
a las letras y a la historia mexicanas en general. Vigil dice en su prólogo<br />
que las décimas acrósticas de Mariana Navarro se encuentran en la antología<br />
“incluidas como una curiosidad” (XVII), pues afirma que mucha de la obra poética<br />
femenina del periodo del Nuevo México carece de valor literario, con<br />
excepción de Sor Juana, por no manifestar el pensamiento de la autora. Sin embargo,<br />
en este punto Vigil se equivoca, pues por un lado critica el hecho de que<br />
la mayoría de los escritores (tanto hombres como mujeres) de la época sólo
4<br />
buscan la forma sobre el contenido y es precisamente la forma la que toma en<br />
cuenta como criterio para incluir el acróstico en la antología sin revisar el trasfondo<br />
de esta presentación visual. El contenido es genial no por lo que dice para<br />
Fernando VI, sino porque expresa el triunfo del poema desde que lo está realizando.<br />
Precisamente Julia Kristeva menciona que un texto es el resultado de lo lingüístico<br />
con lo social, ya que apunta hacia el ser que lo produce, y entonces ese<br />
discurso permite una comunicación sólo en ese sentido. De tal manera que el<br />
receptor, en este caso el lector, decodifica el texto tomando en cuenta el lenguaje<br />
con sus signos, así como el contexto social e histórico con sus signos (lo interno<br />
–el lenguaje, el ser– también está en lo externo –lo social–). Una palabra no sólo<br />
es lo que remite el diccionario, sino también es el momento y la situación<br />
sociohistórica del enunciante; así, el acróstico de Navarro no sólo es una imagen<br />
visual en forma de sol para alabar a Fernando VI, es también otra forma de<br />
expresión que le permite a la autora jugar con las palabras, con el mismo rey,<br />
con los grandes jueces eruditos que le dan la victoria en un concurso masivo,<br />
con el público concurrente y hasta con el que publica. De esta forma Mariana<br />
Navarro inserta su sujeto femenino en la sociedad colonial de tal forma que al<br />
girar la rueda del círculo del sol que forma el acróstico, como una ruleta, la mujer<br />
tiene el control de ese mundo que incluye al nuevo rey.<br />
Si se analiza con detenimiento el poema de Mariana Navarro se puede penetrar<br />
en el ingenio que la autora maneja para engrandecer su ser femenino, además<br />
de halagar al rey. El título es “Á Fernando VI. Décimas Acrósticas”. Un<br />
acróstico es un poema que en forma vertical con las letras de inicio o final de los<br />
versos forman una palabra. Este poema, además de formar palabras con el principio<br />
y el final del verso, forman una figura –carmina figurata– detallada por líneas<br />
y dibujos como estrellas. Esta forma de presentar un poema quizás es parte<br />
de la influencia de la edición que José Vicens hizo en 1726 del Arte poética de<br />
Juan Díaz Rengifo (1592), donde presenta varias muestras de juegos con letras<br />
(ecos, acrósticos, laberintos).
5<br />
La forma que se percibe visualmente es un sol, aunque también puede ser la<br />
rueda de la fortuna, aspecto con el que se puede jugar y que además representa,<br />
al igual que en Sor Juana, la lectura de Navarro y quizás una influencia de Kircher<br />
y los arcanos del cosmos. El sol como figura central, en torno al cual giran<br />
los planetas. El sol como origen porque representa el día, una nueva era. La<br />
rueda como parte de un juego con una mano inicial que representa la mano creadora<br />
y es, por tanto, la mano femenina de la autora, quien tiene ese origen, ese<br />
cosmos en sus manos decidiendo la fortuna de todo. También se puede percibir<br />
como el dibujo de una corona real o una flor.<br />
El texto busca una armonía que terminará en la “L”, que es el final de la<br />
palabra sol. Representa entonces un ciclo que, a diferencia de un círculo cerrado,<br />
permite una fragmentación que no hacen al ciclo finito, pues las letras del<br />
mismo acróstico llevan al lector a marcar el radio de la circunferencia, lo que de<br />
alguna manera es un símbolo de la inmersión que lleva el rey y el lector al<br />
mundo de la autora, quien domina por completo la situación. Hecho que en lo<br />
social, político e intelectual no se le permitiría a una mujer sin ser juzgada negativamente.<br />
Siguiendo con el contenido, la autora se proclama a sí misma como la diosa<br />
de la inteligencia y las artes, pues las cuatro primeras líneas podrían interpretarse<br />
como: la citadina o cortés (urbana) diosa de la inteligencia (Minerva) y que<br />
da las cosas verdaderas (fiel), con gusto da por corona o triunfo –el del concurso<br />
(laurel) – alegres luces de sol (la imagen visual que presenta la autora) el gran<br />
Augusto –el que merece respeto– español (el rey Fernando VI).<br />
Posteriormente, siguiendo con la idea de la luz del sol que Navarro crea,<br />
comenzando con la quinta línea y finalizando con la décima, dice: “sombreando<br />
en este arrebol tanta ínfula doctoral o decoro magistral con el ingenio sutil ostenta<br />
con claro viril rayos de luz celestial”, lo cual se puede interpretar como:<br />
quitando luz (sombrando) con este colorete (arrebol) –símbolo de lo femenino<br />
en este contexto (color rojo de nubes iluminadas por el sol) – a tanta vanidad<br />
doctoral (el que dice saber mucho) o adecuación del lenguaje literario a un tema<br />
o género (decoro) suficiente con la perspicaz (sutil) facultad poética o inteligen-
6<br />
cia (ingenio), quien hace patente (ostenta) a través de un vidrio claro o con una<br />
presencia masculina –recuérdese aquí que en la época colonial el sujeto colonial<br />
sólo logra ser inteligente al ser hombre varón (viril)– rayos de luz cielo (la autora<br />
como diosa nuevamente es el origen de la luz, es la que los crea también, ella<br />
misma es esa luz celestial).<br />
Posteriormente, a partir de la línea 10 y hasta la 16 la autora nuevamente se<br />
reconoce a sí misma como en nuevo oráculo que se le ofrece al rey y la forma en<br />
la que lo hace, que se puede interpretar como: el sabio lugar donde se reúnen los<br />
profesionales (plantel) –se refiere al concurso y a la Universidad por la que fue<br />
convocado– ofrece una nueva persona a quien todos escuchan por su sabiduría<br />
(oráculo) –que es la autora, la misma que se proclamó Minerva– al rey (al César<br />
patrono real). Ahora, de la línea 13 a la 16 viene el cómo lo hace: deseando que<br />
el trono (dosel) del rey ocupe el enorme (vasto) territorio que ya tiene con gran<br />
variedad (vergel) dentro del mundo (el universal pénsil – jardín delicioso–) en<br />
un mes de abril.<br />
Más adelante y como ya Navarro ha usado la metáfora de jardín y el mundo,<br />
las últimas tres líneas (de la 17-20) hacen alusión a un girasol, que podría ser la<br />
misma forma del poema y en donde entonces la autora, ya como creadora, diosa<br />
de la inteligencia, logra someter al lector, jueces y público en general, a su juego.<br />
Antes de estas líneas da a conocer el cómo logra ser sabia y ahora en las últimas<br />
líneas describe qué obtiene al ser el oráculo: logrando que el girasol –el lector, el<br />
destinatario, que incluso puede ser el mismo rey o también se refiere a la forma<br />
gráfica– siga el círculo (orbe) esta luz artificial (farol) o su febeo (perteneciente<br />
al sol) candil (que alumbra o el pico que sobresale de la falda de la mujer, símbolo<br />
femenino, con lo cual queda entonces que todos- o el girasol, lector- siguen<br />
a la mujer que es perteneciente al sol) (febeo). Finalmente, hasta el rey es el girasol<br />
que sigue a la autora y en ese sentido existe una intertextualidad con unos<br />
versos de Góngora que dicen: “Los más carirredondos girasoles imitará siguiéndoos<br />
a mi albedrío”, donde los girasoles a primera vista son los súbditos, pero en<br />
otro nivel de significación, siguiendo el contexto de lo interpretado, los girasoles<br />
son los lectores que ahora tienen el albedrío siguiendo a Mariana Navarro.
7<br />
Es así como esta escritora del siglo XVIII nos pasea en un mundo lleno de<br />
diferentes significaciones y en donde, como parte del semanálisis que propone<br />
Kristeva, se puede entender otro nivel que inserta el lenguaje en la esencia del<br />
sujeto femenino colonial, lo cual, en palabras de la semióloga mencionada,<br />
“pone en cuestión las leyes de los discursos establecidos, y presenta un terreno<br />
propicio donde pueden hacerse escuchar nuevos discursos” (10). De tal manera<br />
que al involucrar la cuestión del lenguaje con lo social y el sujeto, se puede dar<br />
un valor de gran aportación a la creación femenina a través de este acróstico,<br />
híbrido de caligrama que a su vez presenta las décimas, no sólo por la forma,<br />
sino también por el contenido que exalta la inteligencia y la creación femenina.<br />
Queda pues tan sólo mencionar que, según Vigil, el premio que ganó Navarro<br />
fue dos mariposas de oro esmaltadas, con un diamante y tres rubíes con<br />
este juguete:<br />
Cuando la dulzura pulse<br />
Lo útil del premio, Señora,<br />
Verás que con voz sonora<br />
Mezclas lo útil con lo dulce.<br />
Mas si en versos hablas rosas,<br />
Llamas el premio, y lo clamas,<br />
Quizá por eso á esas llamas<br />
Se van estas mariposas.<br />
Es, pues, una muestra de la poesía femenina las décimas acrósticas de María<br />
Navarro, las cuales han sido estudiadas y mencionadas como parte de la poesía<br />
visual (José Vicente Anaya, Samuel Gordon y Alejandro Palma Castro). Sin embargo,<br />
no se ha valorado el contenido tan atrevido para la época en un afán de<br />
reconocimiento e inserción del sujeto femenino en el mundo colonial. El ser<br />
mujer en esa época logra, además de códigos nuevos, el uso del lenguaje con una<br />
doble significación, la cual, como Kristeva propone, hay que estudiarla en<br />
relación con el sujeto y la sociedad, lo que permite asociar a Navarro con Sor<br />
Juana en el aspecto de que ambas lograron establecer nuevas formas de expresión<br />
reutilizando los códigos existentes para crear un espacio de expresión sin
8<br />
ser reprendidas por tal atrevimiento y utilizando el ingenio y sus lecturas para<br />
ello. Aunque Sor Juana tiene una vasta producción literaria de todos los géneros,<br />
lo cual mantiene una gran brecha entre las escritoras de la colonia y ella,<br />
además de su numerosa biblioteca de gran calidad, Mariana Navarro representa<br />
parte de los cimientos para edificar una literatura femenina en México a través<br />
de la poesía visual, lo que le permite explorar y jugar con diversos niveles de significación.<br />
Distrae y manipula al lector.<br />
Obras citadas<br />
Anaya, José Vicente. “¿Dónde empieza y dónde termina la poesía visual de<br />
México” Alforja (Invierno 2002-2003): 13-19.<br />
Gordon, Samuel. “Estéticas de la brevedad”. Fractal 30.8.8 (julio-septiembre<br />
2003): 29-75. Web . 5 octubre<br />
2005.<br />
Cózar, Rafael de. Poesía e Imagen. Sevilla: El Carro de la Nieve, 1991.<br />
Díaz Rengifo, Juan. Arte poética española, con una silva fortissima de consonantes<br />
comunes. Salamanca: M. Serrano de Vargas, 1592.<br />
---. Arte poética española. Ed. José Vicens. Barcelona: María A. Martí, 1726<br />
y 1759.<br />
Kristeva, Julia. Semiótica 1-2. Madrid: Fundamentos, 1978.<br />
Navarro, Mariana. “Á Fernando VI. Décimas acrósticas”. Poetisas mexicanas:<br />
siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. Ed. José María Vigil. México D.F.: Universidad<br />
Nacional Autónoma de México, 1977.<br />
Palma Castro, Alejandro. “Poesía visual en México” en proceso de publicación.<br />
Vigil, José María. Poetisas mexicanas: siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. México<br />
D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 1977.
Anexos:<br />
9
10<br />
MARIANA NAVARRO<br />
DÉCIMAS ACRÓSTICAS<br />
Á FERNANDO VI<br />
Al gran Augusto Español 1<br />
Urbana Minerva, y fiel<br />
Gustosa da por laurel<br />
Ufanas luces de sol<br />
Sombreando este arrebol 5<br />
Tanta ínfula Doctoral<br />
O decoro Magistral<br />
Con el ingenio sutil<br />
Ostenta con claro viril<br />
Rayos de luz celestial 10<br />
Ofrece el sabio plantel<br />
Nuevo oráculo por leal<br />
Al César Patrono Real<br />
Deseando que su dosel<br />
Ocupe el vasto vergel 15<br />
Del universal pensil<br />
Logrando que girasol<br />
Siga e orbe su farol<br />
O su febeo candil 20<br />
EL PREMIO Y ESTOS VERSOS PARA NAVARRO<br />
Cuando la dulzura pulse<br />
Lo útil del premio, Señora,<br />
Verás que con voz sonora<br />
Mezclas lo útil con lo dulce.<br />
Mas si en versos hablas rosas,<br />
Llamas el premio, y lo clamas,<br />
Quizá por eso á esas llamas<br />
Se van estas mariposas.