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Regresa la magia del legendario circo Sarrasani - Winisisonline ...

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A los 86 años, Trude no se olvida <strong>del</strong> 13 de febrero de 1945, cuando el bombardeo a<br />

Dresden convirtió al <strong>Sarrasani</strong> en escombros. “Se me pone <strong>la</strong> piel de gallina cuando me<br />

acuerdo. Fue en plena función. Nos metimos todos en el refugio construido abajo <strong>del</strong><br />

edificio -cuenta-. Cuando terminó, hicimos apagar el fuego y vino el segundo ataque.<br />

Doce personas habían salido para llevar los caballos al río, creyéndolo un lugar más<br />

seguro: murieron todas”.<br />

Trude recomenzó de cero, primero como artista ecuestre y luego con antiguos<br />

compañeros de pista. En 1948, Perón y Evita asistían al reestreno mundial <strong>del</strong> <strong>circo</strong><br />

<strong>Sarrasani</strong>. Dos años después, por iniciativa de <strong>la</strong> primera dama, se le confería el título de<br />

Circo Nacional Argentino.<br />

Desde entonces, el <strong>Sarrasani</strong> funcionó con intermitencias en Europa y en Sudamérica.<br />

Hasta que en 1973, Trude y Nemedi decidieron desarmarlo. “Había muchas dificultades,<br />

no había gente suficiente, y uno solo no podía armar <strong>la</strong> carpa, cargar y descargar<br />

camiones”.<br />

Pero en aquellos últimos años en Buenos Aires, <strong>la</strong> pareja entabló amistad con el<br />

arquitecto y urbanista Jorge Bernstein, que tienen -entre sus antecedentes- más de 200<br />

obras civiles y comerciales en nuestro país, Estados Unidos e Ing<strong>la</strong>terra. Su estudio y<br />

empresa inmobiliaria compró los derechos mundiales de <strong>Sarrasani</strong> Circus y <strong>Sarrasani</strong><br />

Entertainment.<br />

Para Bernstein, es hacer realidad el sueño <strong>del</strong> pibe. El <strong>Sarrasani</strong> hará temporadas de<br />

invierno y de verano en una carpa climatizada junto al Tattersall de Palermo, que<br />

también albergará a otros <strong>circo</strong>s, como el Roncalli. Tendrá además otra carpa fija en<br />

Luján. El <strong>circo</strong> será re<strong>la</strong>nzado al mismo tiempo en Dresden, donde una calle lleva su<br />

nombre y Trude acaba de ser recibida como una heroína.<br />

El nuevo <strong>Sarrasani</strong> conservará, en una esca<strong>la</strong> menor, <strong>la</strong>s señas distintivas de su<br />

predecesor: música en vivo con orquesta, espectáculos ecuestres y artistas rusos,<br />

po<strong>la</strong>cos, chinos, alemanes, mexicanos y españoles. Como era su tradición, contará con<br />

tecnología de última generación.<br />

“Haremos figurar leones y elefantes, pero con hologramas, figuras tridimensionales -<br />

promete Bernstein-. Vamos a jugar con realidad virtual, para que todo sea ilusión, pero<br />

también para que el artista se luzca como individuo”.<br />

Los sueños de un hacedor<br />

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Para el arquitecto y urbanista Jorge Bernstein (54), tener un <strong>circo</strong> significa cumplir el<br />

sueño <strong>del</strong> pibe, y más aún el <strong>Sarrasani</strong>. Un proyecto que nada tiene que ver con los<br />

anteriores: los shoppings Patio Bullrich, Spinetto y Abasto, los cines multiplex de<br />

Recoleta, y más de 200 obras en EE.UU., Ing<strong>la</strong>terra y Argentina.<br />

“Siempre me gustaron <strong>la</strong>s historias de los <strong>circo</strong>s -afirma-. Cuando yo era chico, mi<br />

padre tenía muchos terrenos, donde solían montar los <strong>circo</strong>s. Siempre me ponía en el<br />

palco con mis amiguitos, y me decía que ese pony de <strong>la</strong> pista era mío. También iba<br />

detrás de <strong>la</strong> escena, para ver los carromatos y los caballos”.<br />

“En 1968, el <strong>Sarrasani</strong> se instaló en Retiro -recuerda-. Yo tenía el berretín de llevar a mi<br />

hijo Gustavo, que era chiquito. El día en que fui a comprar los boletos, se produjo un

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