Quijote o la falta que se hace saber (2ª parte)
Quijote o la falta que se hace saber (2ª parte)
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e<strong>la</strong>ción del sujeto al Otro (imposible) <strong>la</strong> <strong>que</strong> engendra al ‘re<strong>la</strong>to’ y no al revés 64 . También<br />
para <strong>la</strong>s ciencias de <strong>la</strong> formalización el objeto no existe de antemano. La descripción de un<br />
objeto es a su vez su creación. Por simi<strong>la</strong>res razones, un cognitivista principio de asimetría<br />
estipuló <strong>que</strong> <strong>la</strong> obra re-pre<strong>se</strong>nta, entre otros, a su autor (biológico), pero éste ya no<br />
repre<strong>se</strong>nta a aquél<strong>la</strong>.<br />
En buena medida, el topónimo elidido por Cervantes 65 diluye, nada más emprezar el<br />
re<strong>la</strong>to, su ubicación explícita 66 dentro de <strong>la</strong> geografía manchega. Su no-mención exhibe<br />
únicamente <strong>la</strong> huel<strong>la</strong> silenciada y metonímica de esa gran metáfora manchega <strong>que</strong> es todo<br />
el <strong>Quijote</strong>. Derrida (Psyché. Inventions de l'autre (1987) considera <strong>que</strong> <strong>la</strong> elisión o<br />
«tachadura» en forma de anonimato o de no-aparecer articu<strong>la</strong> en el discurso de su autor<br />
pre<strong>se</strong>ncias «negadas» de (su) realidad. Su ya proverbial «différance» tiene <strong>que</strong> ver con lo<br />
diferente como algo no idéntico. Y e<strong>se</strong> espaciamiento (distanciación o distanciamiento) es<br />
el <strong>que</strong> produce diferencias <strong>que</strong> nunca están pre<strong>se</strong>ntes. Así <strong>se</strong> pone en te<strong>la</strong> de juicio toda<br />
idea de origen y de adjudicación de autorías 67 .<br />
Se trata, como escribe Marthe Robert a propósito de Cervantes y de Kafka, de «e<strong>se</strong><br />
rol sorprendente del lenguaje, siempre excesivo y siempre insuficiente» 68 , máxime cuando<br />
estemos frente al «hermoso mentir» de una obra maestra de <strong>la</strong> narratio fictilis. No hay más<br />
<strong>que</strong> recordar a<strong>que</strong>l<strong>la</strong> otra proverbial elipsis del <strong>Quijote</strong> mediante el adverbio-conjunción<br />
«luego», sancionando así el asíndeton 69<br />
Ladran, luego cabalgamos<br />
Tratamos, pues, con un discurso cuya(s) elipsis permanecerá(n) siempre por<br />
enunciar dentro de su inaugural y luego ya ingente re<strong>se</strong>rva textual. Re<strong>se</strong>rva textual<br />
extremadamente discreta, siempre <strong>la</strong>tente, ya sostenida, como en filigrana, mediante <strong>la</strong><br />
64 La coherencia narrativa del <strong>Quijote</strong> ha sido siempre puesta en entredicho. F. Umbral lo <strong>la</strong>menta<br />
ingenuamente. Los tiempos muertos prevalecen sobre los núcleos de <strong>la</strong> acción, y éstos a menudo no respetan<br />
ningún tipo de orden causal. Es difícil identificar los es<strong>que</strong>mas actanciales <strong>que</strong> estructuran el re<strong>la</strong>to: no <strong>se</strong><br />
sabe quién actúa de sujeto y quién de oponente, quién es protagonista y quién <strong>se</strong>cundario, y el punto de vista<br />
en este <strong>se</strong>ntido fluctúa constantemente.<br />
65 Topónimo <strong>que</strong> al igual <strong>que</strong> sucede con un antropónimo o nombre propio com<strong>parte</strong> y en cierta medida<br />
responde a un complejo de identidades (como pueden <strong>se</strong>r <strong>la</strong> ubicación, antecedentes, edad, <strong>se</strong>xo, ocupación,<br />
estado civil, etc.). Muñoz Molina cuenta como tiene personajes a los <strong>que</strong> (le) cuesta nombrar. «Repasando<br />
mis nove<strong>la</strong>s, encuentro <strong>que</strong> <strong>la</strong> mayor <strong>parte</strong>, sobre todo los masculinos, sólo tienen apellido: Minaya, Utrera,<br />
Medina, Maraña…, y hay algunos <strong>que</strong> incluso carecen por completo de nombre». Entresacado de a.b.c.<br />
cultural. ¿Sería <strong>la</strong>bor del crítico bautizarlos?<br />
66 René Char ha escrito cuatro siglos después de Cervantes lo siguiente «un poète doit <strong>la</strong>is<strong>se</strong>r des traces de son<br />
passage, non des preuves: <strong>se</strong>ules les traces font rêver».<br />
67 Pero nunca <strong>falta</strong>rán los <strong>que</strong>, como Rosa Navarro Durán, encuentren un autor individual a lo <strong>que</strong> es un re<strong>la</strong>to<br />
participativo: «Siempre hemos leído [el Lazarillo] como una obra anónima, pero no es hija de <strong>la</strong> piedra, sino<br />
del mejor prosista de <strong>la</strong> primera mitad del siglo XVI, el mejor valedor de Erasmo en España: Alfonso de<br />
Valdés, <strong>se</strong>cretario de cartas <strong>la</strong>tinas del Emperador» . Ni un Adolfo Sotelo Váz<strong>que</strong>z para felicitar<strong>la</strong>: « La<br />
profesora Rosa Navarro, partiendo de una sagacísima lectura del texto (…) ha revolucionado los estudios<br />
sobre <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de 1554 y del campo cultural <strong>que</strong> <strong>la</strong> rodea ».<br />
68 M. Robert, L’ancien et le nouveau, de Don Quichotte à Kafka, Paris, Petite Bibliothè<strong>que</strong> Payot, 1967, p. 20.<br />
69 A este respecto, nos parece oportuno recordar aquí <strong>que</strong> el asíndeton, figura <strong>que</strong> afecta a <strong>la</strong> construcción<br />
lógico-sintáctica del enunciado, ya <strong>que</strong> académicamente <strong>se</strong> <strong>la</strong> define como <strong>la</strong> omisión de nexos o<br />
conjunciones entre pa<strong>la</strong>bras, proposiciones u oraciones, deja in-deciso cualquier causalismo.<br />
Ladran, luego cabalgamos