CUANDO LAS LAGRIMAS NO BASTAN - colegio médico
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<strong>CUANDO</strong> <strong>LAS</strong> <strong>LAGRIMAS</strong> <strong>NO</strong> <strong>BASTAN</strong><br />
Eran las 4,30 de la tarde del 26 de Enero del año 2012, en una camioneta viajaba Dora<br />
Solari Ortiz Médico, venía feliz, pensando en el niño con graves quemaduras de<br />
Machente que había evacuado al Hospital San Francisco de Ayacucho, ya estará<br />
hidratado- pensaba- recibiendo sus electrolitos y antibióticos, gozaba sus primeras<br />
satisfacciones como Serumista, recordaba a sus Padres, el orgullo de estos por estas<br />
pequeñas y grandes victorias, en sus colegas, en sus amigos de Chincha, en su alma<br />
mater la Ricardo Palma, pero de repente el coche empezó a rodar por el precipicio sin<br />
previo aviso y cada metálico golpe del coche,en medio de duras rocas, mataba sus<br />
sueños, sus esperanzas, fracturaba sus huesos, laceraba sus órganos, cuando el coche<br />
se detuvo en el fondo del abismo, Dorita agonizaba y empezó a luchar por su vida,<br />
¡Resista Doctora Resista! Gritaban las sombras, fue rescata en medio de fierros retorcidos<br />
y en medio de su dolor y de su gravedad se aferraba a las manos de las<br />
enfermeras…Papá, mamá –gemía apenas-, fue evacuada al mismo Hospital donde había<br />
dejado al niño, los colegas sorprendidos se movilizaron con premura, con desesperación,<br />
con diligencia, oxígeno, transfusión, reanimación, pero ya el coraje y las ganas no<br />
alcanzaron, su corazoncito dejó de latir, la muerte se las arrancó de sus manos, ante la<br />
impotencia y el llanto de sus colegas, del niño con quemaduras, de la familia, de los<br />
pacientes que minutos antes la habían visto señera, murió luchando por su vida, murió<br />
amado la vida, la merecía…<br />
En la web veía unas fotos estremecedoras, donde varios jóvenes <strong>médico</strong>s vestidos de<br />
luto cargaban sobre sus hombros el cuerpo sin alma de Dorita, con sus pupilas juveniles<br />
mirando el infinito mas allá de la tristeza, con sus párpados hinchados por el llanto, donde<br />
las lágrimas no bastan para llorar una muerte tan prematura, que le agrega mas<br />
profundidad al hoyo de la tristeza en cuyo precipicio reposaban las plegarias, el coche<br />
siniestrado y el silencio.<br />
Al salir del Auditorio del Hospital Regional de Ayacucho el personal de salud alzaba las<br />
manos y con aplausos fúnebres despedían el féretro, llorando la partida de la Dra. Dorita<br />
y ahí estaban algunos pacientes del pueblo generoso de Machente que unían sus voces,<br />
lloraban y gritaban expresando su pesar y su dolor, ¡No mueras Dorita te amamos<br />
tanto!... pero el ¡Cadáver Ay siguió muriendo!,<br />
Bajaron las pobladores del caserío de Siato quienes gritaban y lloraban, ¡No nos dejes<br />
Dorita, vuelve a la vida!... pero el Cadáver Ay siguió muriendo!,<br />
Se unieron miles de pobladores de Ayna, <strong>médico</strong>s y personal de salud del Hospital San<br />
Francisco, sus padres, hermanos, los miles de <strong>médico</strong>s, gritaban ¡Vuelve, no te vayas<br />
Dorita!..., pero el Cadáver Ay siguió muriendo!<br />
Dorita no se compadeció de nosotros, no se levantó, ni se echó a andar como en el<br />
poema Masa de Vallejo, todas las voces gritaron ¡Tu no morirás nunca Doctora Dorita!,<br />
sus primeros pacientes, sus primeras recetas y suturas, sus primeras guardias y
experiencias quedarán para siempre en estas tierras y pampas de la quinua… ¡su cuerpo<br />
sin alma se fue a Chincha y de ahí a la eternidad!<br />
Los Médicos Jóvenes ya no tenían palabras, ni siquiera letras agónicas, sus gargantas<br />
eran un sepulcro, un hueco sin saliva, anónima tumba de versos y de rimas, de sueños y<br />
de rabia apenas exhalaban quejidos, como elegías emergidas del infierno, lamentos que<br />
nacían y morían muertos, los Médicos jóvenes ya sin palabras y sin lágrimas, exangües y<br />
agotados vivían el responso, las campanas tañían a lo lejos y se llevaba las risas juveniles<br />
de los serumistas, sus Padres y hermanos repetían como Sancho ¡No te vayas Dorita aún<br />
hay sueños y camino por recorrer!, pero Dorita como el Quijote continuo marchándose,<br />
errante por rutas taciturnas e ignotas… ahí se encontrará con Daniel, con Manuel María,<br />
con Hugo Pesce, con Alberto Hurtado, con felix Ugaz y con tantos y tantos héroes<br />
anónimos de la Medicina y del Pueblo<br />
¡Cuando un Médico Muere…Nunca muere!<br />
Dr. Miguel Palacios Celi<br />
Vocal<br />
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL<br />
COLEGIO MÉDICO DEL PERÚ