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SIQUEM Nº VI<br />
Marzo 2015<br />
más expresivo y real que nunca. Estos amantes de la belleza<br />
creían en una libertad colectiva, en una poesía de la transformación<br />
social.<br />
Siento aprecio por la poesía de cambio que proponen los críticos<br />
porque es una poesía de movimiento que genera un impulso<br />
de lucha al instante. Eso forma parte de mi concepto de arte:<br />
todo arte debe tener cierta trascendencia. Y la transcendencia<br />
de algunos versos está en que e conviertan en herramienta de<br />
transformación social. Como en esta estrofas en las que Riechman<br />
cantaba:<br />
Un rostro libre, ya bruñido de éxodo,<br />
yo no lamento haberle sostenido la mirada<br />
diecisiete años antes de mi nacimiento.<br />
Sin embargo, echo de menos que parte de la poesía crítica,<br />
que algunos han llamado “realismo sucio” vaya más allá de<br />
la mera ironía. Porque los románticos individualistas eran capaces<br />
de sacrificar su existencia por las ideas que defendían.<br />
Pero, además, de esa poesía que habla con libertad o sobre<br />
las libertades me asombra otra que trata de la libertad misma.<br />
Muchos de fueron presos o han sufrido la prisión llamada censura<br />
(esto ocurre ya en el anónimo Romance del prisionero).<br />
Proclamaba Dámaso Alonso desde su exilio interior antes de<br />
definir la libertad como “solitaria estrella” y “llama de Dios”:<br />
¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada?<br />
Venid: amordazad mi pensamiento.<br />
Grito no es vibración de ondas al viento:<br />
grito es conciencia de hombre sublevada.<br />
Poesía escrita por poetas que fueron presos como los conmovedores<br />
versos de José Hierro:<br />
Desde esta cárcel podría verse el mar<br />
seguir el giro de las gaviotas<br />
pulsar el latir del tiempo vivo.<br />
En otras creaciones encontramos la denuncia de la falta de<br />
libertad. Blas de Otero veía en el ser humano una horrible desgracia<br />
“Ángel con grandes alas de cadenas”. En uno de sus<br />
poemas, aseguraba que prefería la libertad de los patos a la que<br />
él mismo tenía:<br />
Permitidme, Dios mío, que sea pato<br />
¿Para qué tanto lío,<br />
tanto papel<br />
ni tanta pamplina?<br />
Pato. Mira, como aquél<br />
que va por el río,<br />
tocando la bocina...<br />
Coge el testigo de los Derechos Humanos una poesía actual<br />
que poetiza sobre nuevas realidades y que critica las lacras de<br />
la sociedad del bienestar. Una poesía que nos toca a los presentes.<br />
¿Será la mejor poesía la que se escribió ayer mismo?<br />
Para mí, sí: toma el impulso de todos los que han renovado el<br />
lenguaje poético y, sin ánimo de lucro, inventa una lírica de<br />
compromiso con la misma claridad pero con mayor vuelo estético.<br />
Fernando Beltrán se sube al autobús durante la semana<br />
fantástica y se sorprende de las identidades que se desplazan<br />
al trabajo:<br />
Encorbatados tutsis<br />
con el gesto grapado a sus disfraces<br />
y a su lado la trama milenaria<br />
de los sufridos hutus de la calle.<br />
Pero me dan más miedo el resto de los rostros.<br />
Los ojos sin indicios.<br />
Las frentes sin señales.<br />
¿Serán hutus o tutsis?<br />
¿Serán serbios o croatas?<br />
¿Serán rojos o azules?<br />
¿Serán pan o bocados?<br />
¿Serán el blanco y negro de esta foto<br />
o el festivo color de aquella valla publicitaria?<br />
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