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La polémica de los botiquines C
■ LA NORMATIVA referente
a los botiquines sanitarios
que llevan los buques se
ha ido actualizando en
los últimos años, explican
desde el Instituto Social
de la Marina, de quien es
competencia la revisión
y determinación del
contenido reglamentario.
Según explican fuentes del
sector, en los barcos son los
patrones los responsables
sanitarios y todo lo
que porta el botiquín
está perfectamente
inventariado.
Existen diferentes tipos de
botiquines. Y uno de ellos,
el botiquín C, es el que
ha sembrado la polémica
entre las gentes del mar.
Los patrones se quejan de
que les obligan a llevar
a bordo un botiquín con
más de treinta productos
sanitarios, incluso a
las embarcaciones que
faenan a pocas millas de
la costa y que, en caso de
necesitar atención médica,
se pueden acercar a tierra
de forma casi inmediata.
Además, se quejan de
que los botes pequeños
no disponen de espacio
adecuado para este tipo e
botiquines.
La Plataforma en Defensa
del Sector Marítimo
Pesquero de Galicia
(Pladesemapesga) se
queja de la instalación por
obligación del “costoso e
inservible botiquín tipo C”
y ha pedido que se anule
el decreto que obliga a
su implantación por
“ilegal”. Esta asociación
considera que se pretende
aplicar injustificadamente
en las embarcaciones
que trabajan cerca de la
costa: auxiliares de pesca,
planeadoras, naseiras
artesanales, etcétera, que
en la mayoría de casos no
se apartan de las rías más
allá de las dos o tres millas
náuticas como mucho.
Para demostrar que tras
esta implantación existe
“un negocio privado”, la
asociación ha presentado
una denuncia, remitida a
la Fiscalía de Pontevedra,
en la que asegura que,
en 2009, el ISM “contrató
con dinero público 12.806
unidades de Botiquines
C –por valor de veinte
millones de euros– y en el
año 2014 impone colocar
de forma obligatoria a las
embarcaciones este tipo de
material sanitario”.
.
ción había creado un entramado de
más de 40 empresas pantalla que le
servían de tapadera para justificar
sus envíos y cuadrar sus cuentas–
estaba en sacar los productos hacia
el mercado europeo y, lo habitual,
transportarlos por vía terrestre.
Freiremar niega cualquier vinculación
con tráfico de medicamentos
y con los responsables de
la red. “Nuestros buques solo llevan
aquellos medicamentos que marca
la normativa”, indican desde la
compañía.
Dorribo, el precursor
La intención al exportar los medicamentos
por vía marítima era
despacharlos en el mercado africano.
No era, desde luego, la primera
vez que una de estas tramas farmacéuticas
intentaba abrirse paso en
países de fuera de la Unión Europea.
Un nicho de negocio que, antes,
ya había tocado otro conocido
de Carlos Iván López, el también
gallego Jorge Dorribo –implicado
en la operación Campeón–, que fue
gerente de los laboratorios lucenses
Nupel. A través de una de sus
empresas, Medicina Cabinet Services
Naval, Dorribo se dedicaba
a surtir los botiquines de los pesqueros
de diferentes puertos, como
el lucense de Celeiro, con el que en
2007 firmó un convenio para suministrar
material sanitario a los barcos.
Además, se le investigó por una
posible exportación fraudulenta de
fármacos a África.
carlos puga
“Ese es un tema muy antiguo. Hace
ya más de quince años que se hablaba
de gente que se dedicaba al
contrabando de medicamentos. Llevo
toda la vida en el sector y recuerdo
cuando se llevaba Viagra desde
Andorra para venderla en el Canal
de Panamá. Incluso llegué a ver a
gente que portaba envases de medicinas,
pero de forma particular,
3
La BOTICA
Imagen de la
farmacia de Marín
(Pontevedra) que
surtía a los barcos
de medicinas y que,
según fuentes de
la investigación,
actuaba como
almacén
farmacéutico.
En 2012 ya fue
investigada.
9/2/2015 interviu.es 35