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VILA-REAL JUNTA CENTRAL SEMANA SANTA 2015
Pregón 2014
solo voy a detenerme en una idea que me parece
importante en este contexto. Quizás cuando
uno está dentro no es plenamente consciente de
cómo van calando las fiestas populares y las manifestaciones
de piedad de la propia ciudad. Se
trata de expresiones religiosas y culturales que,
aun cuando tienen una dimensión exterior, van
formando interiormente la identidad de las personas
y de los pueblos mucho más de lo que uno
se imagina.
En este sentido, el Papa Francisco nos invita
a asumir la responsabilidad histórica que tenemos
en la evangelización de la cultura y en la transmisión
de los valores del Reino. Hacernos conscientes
de eso es, por un lado, reavivar los genes
del patrimonio cultural y religioso que como vilarealenses
hemos recibido. Se trata, pues, de la
memoria agradecida propia de los “hijos”. Ahora
bien, como él mismo sugiere somos hijos y “padres”
y con esto último se nos anima a ser protagonistas
en la transmisión de dicho patrimonio y
de la fe, pues dice también
que el participar
“llevando a los hijos o
invitando a otros, es en
sí mismo un gesto evangelizador”
(EG124). Por
ello pienso que, con las
procesiones, entre todos
formamos una gran
catequesis, que a la vez
nos puede permitir a los
creyentes dar razón de
nuestra fe y nuestra esperanza,
precisamente
en este tiempo en que
las generaciones de jóvenes,
y no tan jóvenes,
fácilmente carecen hasta
de contenidos mínimos
de cultura religiosa.
Es más, el Papa nos
anima a afrontar con
creatividad estos desafíos,
de modo que sepamos dar una respuesta
actual a los nuevos retos de nuestra sociedad:
“Jesucristo también puede romper los esquemas
aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y
nos sorprende con su constante creatividad divina.
Cada vez que intentamos volver a la fuente y
recuperar la frescura original del Evangelio, brotan
nuevos caminos, métodos creativos, otras formas
de expresión, signos más elocuentes, palabras
cargadas de renovado significado para el mundo
actual” (EG 11).
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Por tanto, aunque todo calendario de celebraciones
es en cierto modo un programa prefijado
que suele repetirse cada año no es, sin embargo,
un esquema aburrido y rutinario. En él podemos
vivir la sorpresa de encontrarnos con Alguien que
no se deja encerrar y hace siempre nuevo cada
encuentro.
Pregón y compromiso
Los actos de la Semana Santa tienen necesariamente
una visibilidad pública, como ya he
dicho, sin embargo no se reducen solamente a
un acontecimiento cultural sino que aspiran a dar
vigor a la vida de los creyentes. Ya que lo que celebramos
en estos días es el Amor más grande, un
amor hasta el extremo, sin límites, una amor hasta
dar la vida por nosotros. Son días, por tanto, de
fortalecer y de expresar nuestra fe. Pero, aunque
especiales, no son los únicos. Deben de corresponder
y ser expresión de la entrega personal que
el cristiano vive cada día.
A través de las
imágenes y de los pasos,
Cristo sale a buscarnos
y a la búsqueda
de todos los seres
humanos. Más que de
una procesión, se trata
de un encuentro que
toca nuestra vida y le
da una orientación decisiva.
Afirma también
el Papa: “Solo gracias
a ese encuentro con
el amor de Dios –o reencuentro
podríamos
decir– (…) somos rescatados
de nuestra conciencia
aislada y de la autorreferencialidad”
(EG
8). Ya que como indica
en otro momento de la
exhortación: “Se trata
de aprender a descubrir
a Jesús en el rostro de los demás, en su voz, en
sus reclamos. También es aprender a sufrir en un
abrazo con Jesús crucificado cuando recibimos
agresiones injustas o ingratitudes, sin cansarnos
jamás de optar por la fraternidad” (EG 91).
Contemplar a Cristo que sufre y se entrega
por salvarnos nos saca de nosotros mismos.
Ojalá estas imágenes de nuestros artistas de nuevo
tengan fuerza para movernos interiormente a
agradecer lo que Dios ha hecho por nosotros para
reconciliarnos con Él, entregando a su Hijo hasta