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Las enfermedades laríngeas en los gatos
Coralie Bertolani
Las enfermedades laríngeas son patologías poco descritas en la especie felina. Sin embargo
es muy importante reconocer sus signos clínicos ya que pueden tener consecuencias clínicas
graves.
La laringe en los gatos: particularidades anatómicas y función
La laringe está formada por cinco cartílagos: la epiglotis, el cartílago tiroides, el cricoides y dos
aritenoides. La entrada de la laringe, la glotis, está formada por la epiglotis y los procesos
cuneiformes y corniculados de los aritenoides. La anatomía de la laringe de los gatos es similar
a la de los perros, pero existen algunas diferencias anatómicas: en la especie felina, el
cartílago interaritenoideo y el ligamento vestibular no existen.
La laringe funciona básicamente como una válvula que protege las vías aéreas de la inhalación
de partículas durante la deglución y además permite la vocalización. En reposo, la glotis es
mantenida parcialmente abierta, durante la inspiración, la abducción de los cartílagos
aritenoides aumenta el paso del aire. Durante la deglución, la glotis se cierra para proteger las
vías respiratorias.
Anamnesis y signos clínicos
El diagnóstico de las patologías laríngeas, tanto en el perro como en el gato, es ante todo un
diagnóstico clínico.
Una buena anamnesis permite frecuentemente la localización del problema dentro del tracto
respiratorio. Los signos clínicos de las patologías laríngeas están en su mayoría relacionados
con su función: disnea inspiratoria, estridor o estertores inspiratorios, tos, modificaciones de la
voz o del ronroneo. También se observan signos clínicos menos específicos como pérdida de
peso, anorexia o abatimiento.
La realización de un examen general completo, incluyendo un examen neurológico, es sin duda
la herramienta diagnóstica más importante, siempre que el animal esté clínicamente estable.
El examen clínico nos va a permitir no solamente localizar el problema, sinó también detectar
enfermedades sistémicas asociadas o complicaciones (por ejemplo neumonía por aspiración).
La palpación y la auscultación cuidadosa de la laringe permite detectar determinadas
patologías (masas en concreto).
Diagnóstico
La realización de exámenes sanguíneos aporta generalmente poca información en el caso de
las enfermedades laríngeas.
En algunos casos, especialmente en el caso de enfermedades laríngeas inflamatorias, es útil la
búsqueda de agentes infecciosos como Calicivirus, Herpesvirus, Chlamydia y Mycoplasma.
La realización de radiografías cervicales puede ser útil en algunos casos para detectar cuerpos
extraños o masas laríngeas. La ecografía laríngea permite visualizar la laringe y su función en
un animal despierto o ligeramente sedado. Sin embargo, la presencia de aire dificulta la

visualización de esta zona ecográficamente, y además esta técnica depende mucho de la
experiencia del ecografista.
La laringoscopia es la herramienta principal en el diagnóstico de las patologías laríngeas,
permitiendo la visualización tanto de anomalías estructurales como de anomalías funcionales.
El animal es anestesiado y colocado en decúbito esternal. El protocolo anestésico ideal no
existe, tanto el empleo de propofol como de tiobarbital han sido descritos. Un plano anestésico
adecuado es a veces difícil de obtener y los agentes anestésicos pueden disminuir la motilidad
laríngea. La administración intravenosa de doxapram (5-10 mg/kg) permite la estimulación de la
función laríngea en un animal anestesiado.
La laringe se puede evaluar con la ayuda de un laringoscopio rígido o flexible o con un simple
laringoscopio de intubación. En primer lugar, se aprecia la forma, el color y la regularidad de la
mucosa laríngea, así como la simetría de los cartílagos y de las cuerdas vocales. La
realización de una retroflexión permite visualizar la nasofaringe. Se observa el movimiento de
los cartílagos aritenoides durante el ciclo respiratorio, en un plano de anestesia ligero y con
doxapram si es necesario. Un colaborador nos indicará las fases del ciclo respiratorio en la que
nos encontramos.
Las enfermedades laríngeas
Enfermedades inflamatorias
Las laringitis son bastante frecuentes en el gato. Diferentes tipos de infiltrados han sido
descritos: neutrofílicos, granulomatosos y linfocíticos. El aspecto morfológico de las laringitis es
muy variable, pudiendo presentar un aspecto difuso o un aspecto más proliferativo por lo que la
única manera de determinar con seguridad su etiología es mediante la toma de muestras para
su análisis histológico o citológico.
Existen diferentes presentaciones clínicas de las laringitis, lo que sugiere la existencia de
diferentes etiologías. Las causas infecciosas y en concreto virales como el Herpesvirus o el
Calicivirus son probablemente las causas más frecuentes y mejor descritas en la práctica
clínica. Algunas laringitis traumáticas también han sido descritas. Los pólipos laríngeos son
masas inflamatorias benignas cuya etiología exacta no se conoce todavía. El tratamiento ideal
de las laringitis es etiológico, aunque desgraciadamente esto no es posible en la mayoría de los
casos. Se pueden emplear antiinflamatorios no esteroideos y un tratamiento de soporte cuya
intensidad dependerá de cada caso: fluidoterapia, antibióticos, sondas de alimentación y
oxigenoterapia en los casos más severos.
Anomalías de motilidad (parálisis y paresia)
Las parálisis y las paresias laríngeas son anomalías de la abducción de los cartílagos
aritenoideos, provocando una estenosis de la luz de la glotis. Las anomalías de motilidad
pueden ser de origen congénito o adquirido. Varios casos de parálisis laríngea supuestamente
adquiridas han sido descritas en gatos jóvenes. Ninguna predisposición racial ha sido descrita.
Las causas adquiridas pueden ser traumáticas, inflamatorias, neoplásicas, metabólicas, tóxicas
o idiopáticas. Se sabe poco acerca de la etiología de las anomalías de motilidad laríngea en los
gatos: se han descrito algunos casos secundarios a una tiroidectomía, a enfermedades
neuromusculares generalizadas o a intoxicaciones por plomo. En el perro la causa más
frecuente es la idiopática, mientras que en el hombre los traumatismos son más habituales.
Las anomalías de motilidad pueden ser uni o bilaterales. Los signos clínicos son idénticos a las
otras etiologías, pero con frecuencia tienen una evolución más crónica.
Cuando se ha podido determinar la causa, un tratamiento etiológico es sin duda, el más
adecuado. Desgraciadamente la etiología es frecuentemente desconocida. Existen
básicamente dos opciones terapéuticas: en animales poco sintomáticos, se puede proponer un

tratamiento médico conservador. En los casos en que los signos clínicos son muy severos, un
tratamiento quirúrgico está indicado. La técnica quirúrgica más recomendada es, al igual que
en el perro, la lateralización unilateral del aritenoides. El pronóstico quirúrgico es bueno en el
gato, y las neumonías por aspiración han sido descritas menos frecuentemente que en el perro.
Tumores laríngeos
Los tumores laríngeos más frecuentes en el gato son los linfomas y los carcinomas, pero
también existen tumores benignos. Pueden ser infiltrativos o proliferativos. El diagnóstico se
basa en la visualización de la laringe y la toma de muestras para análisis histológico o
citológico. Las opciones terapéuticas dependen del tipo del tumor en cuestión, non obstante,
como los signos clínicos son frecuentemente graves, puede ser necesario realizar una
traqueostomía o poner una sonda nasotraqueal. Han sido descritos varios protocolos de
quimioterapia que son diferentes en función del tipo de tumor. También han sido descritas
resecciones quirúrgicas, sobretodo en el caso de tumores benignos.
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