BOLETÍN-EMBAJADA-del-27-Abril-al-3-de-Mayo-2015

¿Cuál es la carretera más larga del mundo?
La de mayor longitud que transcurre dentro de un solo país
es la Highway-1 de Australia. Se trata de un conjunto de
carreteras y autopistas enlazadas, de 14.523 km, que
circunvala el territorio nacional más o menos junto a la costa, y
pasa por las ciudades principales: Sídney, Melbourne, Brisbane,
Adelaida, Perth, Canberra y Darwin.
El primer tramo, Brisbane-Adelaida, se construyó en 1955, y
luego se fue prolongando hasta completar la vuelta al territorio.
Más de un millón de personas circulan por ella a diario, y en
algunos tramos deben aguzar la atención: entre Adelaida y
Perth hay una recta de ¡154 kilómetros!
Le sigue la carretera Transiberiana, que a lo largo de más de
11.000 km enlaza San Petersburgo, en el Báltico, con Vladivostok, a orillas del océano Pacífico. Discurre
íntegramente por territorio ruso, salvo un tramo de 190 km a través de Kazajistán.
La siguiente ruta nacional es la Transcanadiense (Trans-Canada Highway), que vertebra el país
norteamericano entre el Pacífico y el Atlántico pasando por las grandes ciudades. Desde el oeste, en
Victoria, hasta Saint John recorre 8.030 km por las provincias de Columbia Británica, Alberta, Saskatchewan,
Manitoba, Ontario, Quebec, New Brunswick, Nueva Escocia y Terranova-Labrador.
Si se consideran las carreteras que cruzan varios países, la Panamericana se lleva la palma: 25.800 km desde
Alaska hasta la Patagonia, pero se interrumpe durante un tramo sin construir de 90 km en Panamá.
El efecto de la anestesia en el clima
Un curioso estudio que acaba de ser publicado en
Geophysical Research Letters advierte sobre unos
“malhechores” que no se consideran cuando hablamos
de cambio climático: los gases que se utilizan para
anestesiar a los pacientes durante las operaciones.
Aunque su presencia en la atmósfera no se puede
comparar con la del principal responsable del
calentamiento global, el CO2, se han encontrado
restos de sustancias narcotizantes incluso en la
Antártida. Además, su capacidad de almacenar energía
procedente del sol–la causa del aumento de las
temperaturas– es mucho mayor que la del CO2. Por
ejemplo, un kilo de desflurano equivale, si tenemos en
cuenta su potencial efecto invernadero, a 2.500 kilos de
dióxido de carbono.
Los investigadores, dirigidos por Martin Vollmer, químico atmosférico de los Laboratorios Federales Suizos de
Ciencia y Tecnología de los Materiales, han medido los niveles de desflurano, isoflurano, sevoflurano y halotano,
que son de 0,30 partes por billon (ppb); 0,097 ppb; 0,13 ppb y 0,0092 ppb, respectivamente. Como término de
comparación, el CO2 presenta una concentración de 400 partes por millón, mil millones de veces superior
a la del desflurano. El óxido nitroso, un anestésico muy usado, no se midió en el estudio debido a que existen
otras fuentes de emisión aparte de los quirófanos.
Pese a su modesta contribución al calentamiento global, los expertos creen que no hay que desestimar la acción
contaminante de esos gases.
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