You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
A las 10:10 pm retornamos al camino. Para esta hora, la luz que reflejaba la luna parecía ser más que suficiente,<br />
pero siempre estuvo presente en mi pensamiento la confianza que me daría llevar una linterna encendida. Así<br />
comenzó entonces lo que fue para mí la parte más fuerte y exigente del ascenso, la ruta por dos banderas resulto<br />
ser una especie de escalera natural que requería de un gran esfuerzo físico.<br />
No hablé con ninguno de mis compañeros durante la primera<br />
hora de progreso para procurar ahorrar lo máximo de energía<br />
posible. Sudaba como si estuviera en pleno mediodía y por<br />
primera vez en lo que llevábamos de camino comencé a respirar<br />
mucho más rápido de lo normal, mientras el morral lentamente<br />
iba haciéndose más pesado, como si lo hiciera a<br />
propósito, como si quisiera evitar que llegara a nuestra meta.<br />
Lo duro de esta parte de la ruta me hacía pensar en el sujeto<br />
que le colocó el nombre “dos banderas” al lugar, muy oportuno<br />
y creativo, me lo imaginé ascendiendo y rindiéndose a<br />
mitad de camino, regresando frustrado, sudado, cansado y<br />
contándole a sus amigos sobre un camino que descubrió:<br />
“Dos Banderas”, haciendo referencia a las banderas blancas<br />
de la rendición que suelen sacar los derrotados en señal de<br />
que la guerra estaba perdida.<br />
El cansancio cada vez era mayor, pero solo fue así hasta una de las tantas paradas que realizamos para recuperar<br />
el aliento, donde aproveché el momento para mirar a mis espaldas y observar la ciudad que teníamos a nuestros<br />
pies. Nunca había tenido la oportunidad de ver Caracas de esa manera, esa imagen me hizo preguntarme seriamente<br />
si con esa actitud que tenia esperaba lograr metas aun mayores, ¿Así es como pretendes lograr cada cosa<br />
que te propones? Esa imagen me acompañó durante el resto de la noche.<br />
Cuando por fin llegamos al mirador Rancho Grande, fue<br />
una mezcla de alivio y satisfacción, la ruta de ese viernes<br />
se había logrado…aunque ya era sábado. Eran las 00:08<br />
am del día 13 de septiembre. Cuando llegamos a este<br />
punto, pude “deshacerme” del morral por un momento y<br />
sentarme. Aun tenía una preocupación en mente, mi<br />
“bionomía” no había llegado, confiaba en que llegaría<br />
también, pero la preocupación estaba allí.<br />
Comenzamos a preparar todo para cenar y dormir. La vista<br />
que teníamos de la Ciudad era más que privilegiada y<br />
no podía hacer más que imaginarme como se vería desde<br />
nuestro objetivo, el punto más alto de toda la cordillera.<br />
Minutos después y luego de varios gritos que se escucharon a lo lejos, llegaron los que faltaban. La exigencia física<br />
al parecer estaba jugando en contra de Antonieta. Factor poco preocupante para mí tomando en cuenta que<br />
el otro binomio tenía un problema de organización que claramente no jugaba a su favor. No era una competencia<br />
claro, pero resultaba divertido para el momento. Lamentablemente la idea de llevar unas Arepas recién hechas<br />
para cenar no rindió resultado, estaban casi congeladas, así que opté por agua y chocolate, el hambre tampoco<br />
era mucha y me dispuse a dormir… Bueno, me dispuse a fingir que estaba durmiendo…<br />
PROYECTO VP012014 ASCENSO AL PICO NAIGUATA (Septiembre, 12, 13 y 14 de 2014)<br />
Página 5