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Mientras permaneció aislado entre los hallazgos de la paleontología, el<br />
pitecántropo de Java fue objeto de duras controversias entre partidarios y<br />
adversarios de la teoría evolucionista. Durante treinta años, varias expediciones se<br />
esforzaron en vano por descubrir nuevos restos de pitecántropo. Por fin, en 1921,<br />
el sueco Gunnar Anderson descubrió dos molares de aspecto humano entre los<br />
restos petrificados de diferentes mamíferos que llenaban las grietas y cavernas de<br />
Chukutien, en los alrededores de Pekín. En 1927, Davidson Black encontró allí<br />
mismo un nuevo molar, y en 1929 la primera bóveda craneana. Desde entonces,<br />
las excavaciones de estos yacimientos se sistematizaron y en 1939 fueron<br />
exhumados los restos de unos cuarenta individuos de todas las edades, que se les<br />
conoce con el nombre de sinántropos.<br />
Durante mucho tiempo se creyó que el grupo de los pitecántropos podía ser<br />
localizado en los países del Extremo Oriente, pero en 1954 las excavaciones de los yacimientos de<br />
Ternifin, en Argelia, permitieron exhumar tres mandíbulas y un parietal que ofrecían las mismas<br />
características del pitecántropo. El Atlanthropus mauritanicus era contemporáneo del sinántropo y sus<br />
restos aparecen siempre con abundantes objetos de sílex tallados por ambos lados.<br />
Homo erectus<br />
cazaba<br />
(ampliar imagen)<br />
Este último hallazgo ha movido a los investigadores a emparentar con el grupo de<br />
los pitecántropos al hombre de Heidelberg, cuya mandíbula superior fue encontrada<br />
en 1907 en Mauer, cerca de Heidelberg, y al hombre del Montmaurin, hallado en el<br />
sudoeste de Francia, cuya mandíbula manifiesta caracteres muy semejantes a los<br />
del Atlanthropus. La difusión de los pitecántropos ha correspondido, pues, a todo el<br />
Antiguo Continente durante casi trescientos mil años (todo el pleistoceno medio).<br />
La mandíbula de Mauer (Heidelberg) se halló en un estrato prechelense, y el<br />
individuo que la poseyó tenía muy fuertes elementos pitecoides aunque su<br />
dentadura es perfectamente humana. En las exploraciones de 1928 se<br />
encontraron algunos restos más de este homo; carece de barbilla, tiene pómulos<br />
salientes, frente aplastada y huidiza, y seguramente las circunvoluciones craneales<br />
serían de gran sencillez.<br />
Hace unos 600.000 años, la tierra entró en una serie de eras glaciales. Enormes<br />
capas de hielo llegaron a cubrir el norte de Europa, América y Asia. El nivel del mar<br />
llegó a descender hasta 90 metros por la acumulación de agua en los grandes<br />
glaciares que se formaron. El Homo erectus aprendió a dominar el fuego ya hace unos 500 mil años,<br />
descubrimiento muy importante para la supervivencia, como abrigo para el rudo clima imperante para la<br />
cocción de los alimentos (más digestivos que crudos).<br />
El pitecántropo era pequeño, apenas llegaba a 1,60 metro, tenía la frente hundida,<br />
los arcos superciliares muy salientes y las mandíbulas prominentes. Vivía de la<br />
caza, mejor dicho, de la caza con trampa, pues utilizaba en realidad la zanja.<br />
La mayor parte de su industria lítica —sílex de dos caras—, más que para el<br />
combate era utilizada para trabajar la madera y descuartizar animales. Sus armas<br />
eran, sobre todo, hachas, mazas, arpones y jabalinas. Por otra parte, han sido<br />
halladas pruebas de una artesanía ósea y de astas de cérvido.<br />
En las cavernas de Chukutien se ha encontrado carbón de madera, cenizas y<br />
vestigios de fuego. El sinántropo conocía, pues, el arte característicamente<br />
humano de “domesticar” el fuego. Ello nos lleva a la memoria el mito griego que<br />
cuenta cómo los hombres se prosternaban ante el fuego robado a los dioses por<br />
Prometeo.<br />
Homo habilis<br />
(ampliar imagen)<br />
Homo sapiens<br />
neardentalensis.<br />
Hace unos 200 mil años, los primeros homínidos con cerebro tan grande como el<br />
nuestro evolucionaron a partir del Homo erectus. Era el hombre de Neanderthal (Homo sapiens<br />
neanderthalensis), que habitó en Europa y Medio Oriente. Sus características faciales y corporales estaban<br />
especialmente adaptadas al frío. Tenían los labios más gruesos y eran más bajos que nosotros, y su<br />
cerebro era mayor (1.600cc) al nuestro (1.400-1.500cc).