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EPÍLOGO
BUDA
Los monjes convocados han recorrido un largo camino, y aunque algunos en
ciertos momentos de su experiencia tropezaron, todos pudieron desarrollar el
discernimiento.
Mi tarea fue siempre acompañarlos, guiándolos en el aprendizaje y la purificación.
Hubo quienes fueron atraídos muy rápidamente hacia la Energía del Padre, pero al
final los otros con más dificultades también llegaron.
La energía de estos monjes es partícipe de la labor del Padre, por lo cual están en
condiciones de colaborar en despertar el discernimiento en aquellas almas que
están buscando el camino.
Cuando un alma ocupa un cuerpo, inevitablemente está expuesta a confusiones y
equivocaciones, este es el caso del benedictino Monchanin, pero ahora tiene la
posibilidad de volver a la senda. Una vez terminada la purificación de su alma,
ascenderá al Padre directamente.
Mis bendiciones
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