Bajo el Signo del Escorpion

Lina : Bajo el Signo del Escorpión 36
Después de la guerra civil, Pike fue llevado a juicio y sentenciado a prisión por sus crímenes.
Los francmasones se dirigieron inmediatamente al Presidente Andrew Johnson, que era un
francmasón (Logia Greenville No.19). El 22 de abril de 1866, el Presidente Johnson lo perdonó. Al
día siguiente, Pike visitó al presidente en la Casa Blanca. Johnson era subordinado de Pike dentro
de la francmasonería. La prensa no informó de este evento hasta nueve meses después. (William T.
Still, "El Nuevo Orden Mundial: El Antiguo Plan de las Sociedades Secretas, Lafayette, Louisiana,
1990, pág. 123.)
Albert Pike fue uno de los fundadores de la infame organización racista, el Ku Klux Klan. Él
fue el primer Gran Dragón del Klan y escribió el himno y las reglas de la organización. Los
francmasones han erigido un monumento en honor a Albert Pike en Judiciary Square en Central
Washington D.C. La placa en la estatua presenta a Pike como "soldado" y "poeta."
Foto Albert Pike
Albert Pike estaba muy enamorado de la idea del dominio mundial. Con el tiempo, él se
transformó en un Illuminatus del más alto grado (33) y en su mansión en Little Rock, ideó los
planes para ganar el control sobre el mundo con ayuda de tres guerras mundiales y varias
revoluciones.
En una carta a Mazzini, datada el 15 de agosto de 1871, Pike bosqueja ampliamente los
contornos de su plan a largo plazo para la toma del poder en el mundo entero.
Uno podría esperar que el Illuminati tuviera más cuidado con sus papeles, para que sus
planes no fueran hechos públicos - pero cualquiera que también conoce la historia, sabe que la
humanidad nunca tomará a tiempo la advertencia.
El Profesor Carroll Quigley (también un Illuminatus) comprendió esto. La opinión pública, la
mayoría de políticos y los científicos sociales son incapaces de aceptar los hechos de cualquier
evento que contradigan sus creencias, profundamente arraigadas, de que ellos comprenden y
controlan todo lo que pasan en la sociedad.
Lenín e Hitler revelaron abiertamente sus reales objetivos años antes de que llegaran al
poder. ¿Consideraron las naciones la advertencia? No, ellos prefirieron seguir durmiendo. No es
diferente de lo que pasa hoy. Los Illuminati saben esto.
El plan de Pike era ingeniosamente simple. El antagonismo inherente entre las diferentes
ideologías sería azuzado y hecho explotar en tres guerras mundiales y tres revoluciones.
La Primera Guerra Mundial era para destruir los tres imperios europeos, que en ese momento
eran los últimos baluartes que restaban contra Illuminismo. Uno de éstos (Rusia) sería transformado
en un centro de totalitarismo ateo (Comunismo).
La Segunda Guerra Mundial erupcionaría de las elevadas tensiones entre la raza judía (y su
rencoroso Sionismo) y el nacionalismo europeo extremo (Nazismo y Fascismo). Esta guerra
debilitaría a Europa económica y políticamente y el Comunismo se expandiría y llegaría a ser tan
fuerte como toda la Cristiandad, pero no más fuerte, hasta que el tiempo estuviera maduro para la
última destrucción de la sociedad.
Una tercera razón para la Segunda Guerra Mundial era crear un estado judío en Palestina.
Gradualmente, sería posible elevar las tensiones entre el Judaísmo y el Islam hasta que
estallara en una guerra que involucraría a todos los poderes mundiales. Las tres revoluciones que
ayudarían esta disolución cuidadosamente planeada de toda la civilización humana eran, la rusa, la
china y la Indo-china. El historiador Domenico Margiotta publicó la carta en su libro ("El
Palladisme: Culto de Satanás-Lucifer", Grenoble, 1895, pág. 186).
El lector comprenderá que la mayor parte de este malvado plan, ya se ha vuelto realidad.
Acerca de la última fase, el General Pike escribió lo siguiente: "Liberaremos a los Nihilistas y Ateos
y provocaremos un cataclismo social formidable que en todo su horror mostrará claramente a las
naciones, el efecto del ateísmo absoluto, origen del salvajismo y de las turbulencias más
sangrientas. Entonces por todas partes, los ciudadanos, obligados a defenderse contra la minoría
mundial de revolucionarios, exterminarán a esos destructores de civilización, y la multitud,
desilusionada con la Cristiandad, cuyos espíritus deístas estarán desde ese momento sin compás
(dirección), ansiosos por un ideal, pero sin saber hacia dónde dirigir su adoración, recibirán la