Breve - Ayuntamiento de Azuqueca de Henares

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Diciembre 2012 /21
Diez años después del Prestige
motivación para implicarse en
cambiar las cosas”. Entre
estas personas, Susana
recuerda, emocionada, la
figura de Natalio, un joven
azudense que falleció hace
unos años. “Natalio se involucró
como nadie. Tiró de
todos. Fue capaz de juntar a
gente que apenas se conocía
y que se unió con el propósito
de colaborar en la limpieza
de las costas gallegas”.
Recuerda que fue Natalio
quien le contó que querían ir
a Galicia a limpiar: “En cuanto
me lo dijo empezamos a trabajar
conjuntamente, porque
era muy gratificante ver a
gente tan implicada. Aquello
marcó un antes y un después
en en la Concejalía de
Juventud en Azuqueca, porque
los jóvenes no la veían
como un espacio institucional,
sino como un lugar a través
del que canalizar sus
inquietudes. Fueron los jóvenes,
a los que muchos criticaban,
quienes nos ilusionaron
a los demás”. Susana,
además de colaborar en la
organización de los viajes
desde Azuqueca, participó en
uno de ellos. “No podía no ir.
No era una opción. Yo sentía,
como muchas personas
entonces, que tenía que ir a
Galicia y que tenía que acompañar
a la gente de
Azuqueca. Iba un poco temerosa
y consciente de mis limitaciones
físicas, pero allí
había trabajo para todos”,
dice y, sonriendo recuerda:
“yo fui manos limpias”.
La figura de la que habla
Susana era muy valorada por
los voluntarios y voluntarias
que limpiaban. Una vez que
se ponían los monos, las
mascarillas y los guantes y
empezaban a quitar chapapote,
sus manos quedaban
inutilizadas para todo lo que
no fuera llenar capazos de
petróleo. Si se les metía algo
en el ojo, no podían quitárselo;
si les picaba la cara, no
podían rascarse; si tenían que
limpiarse la nariz, no podían
hacerlo. Cuando esto pasaba,
los voluntarios buscaban a un
‘manos limpias’, que hiciera
lo que ellos no podían hacer.
Los manos limpias eran
también los únicos que podían
hacer fotografías.
‘Limpia tu Vida’ fue la Plataforma ciudadana que en
Azuqueca canalizó la solidaridad con Galicia. La
Plataforma y el Ayuntamiento organizaron tres viajes
a Corme, localidad gallega ubicada en la Costa Da
Morte, para colaborar en la limpieza de las costas.
“Recuerdo que cuando ví la
playa y las rocas cubiertas de
chapapote me quedé impactado”,
cuenta Benja, otro de
los voluntarios azudenses.
“Empecé a hacer fotografías
desde distintos ángulos,
pensando que tenía que llevarme
esas imágenes en mi
cámara. Y entonces vi que
alguien me llamaba. Era
Natalio. Cuando me acerqué
me dijo: “aquí hemos venido
a trabajar, no a hacer fotos,
así que, vamos”. Así era
Natalio. Él tenía muy claro
que había que darlo todo”.
Las fotografías que acompañan
este reportaje han sido
cedidas por voluntarios que
participaron en aquellos viajes.
Por ejemplo, por Julio.
“Cuando me pidieron fotografías
las busqué en un
montón de carpetas del ordenador,
hasta que me dí cuenta
de que la cámara que llevé
entonces no era digital.
Parece que fue ayer, ¡pero ya
han pasado diez años!”. Entre
los recuerdos de Julio destaca
“la sensación de impotencia
que sentías de manera inevitable.
Veías todo lo que había
por hacer y todo lo que quedaba
cuando tenías que marcharte
y sentías que era una
misión imposible, que lo que
hacíamos no servía. Pero sirvió.
Claro que sirvió”.
Pablo, que hoy es alcalde
de Azuqueca, también viajó
como voluntario hace diez
años a Corme. También
experimentó a ratos aquella
sensación de que nada de lo
que se hacía era suficiente:
“en el primer viaje el chapapote
era más líquido y el mar
estaba cubierto. Desde que
llegabas no parabas de llenar
capazos de fuel y tenías la
sensación de que cundía
mucho. Sin embargo, el
segundo viaje fue muy distinto.
Trabajamos en zona de
roca y podías pasar horas
rascando sobre ellas e intentando
despegar aquella masa
negra y viscosa de los guantes.
Era inevitable pensar que
aquello jamás volvería a estar
limpio. Pero fueron muchas
manos las que pasaron por
Galicia, y pudieron más que el
chapapote”.
Testimonios como los que
se recogen en este reportaje
hay cientos. Cada azudense
que viajó a Corme atesora
vivencias y recuerdos imborrables.
Muchos de ellos afloraron
el pasado 19 de
noviembre en la Casa de la
Cultura, tras la proyección del
documental “Marea Blanca”,
rodado por Isabel Coixet en
homenaje a los voluntarios
del Prestige. Entre esos
recuerdos, todos destacan la
acogida brindada por las
gentes de Corme. “Te hacían
sentir importante. Se volcaban
en atendernos, se esforzaban
porque no nos faltara
de nada. Lo habían perdido
todo, pero no se rendían”,
dice Rafa, que años después
volvió a Corme y confirma
que “se siguen acordando de
Azuqueca”.
Diez años después, los
voluntarios azudenses volvieron
a encontrarse con sus
recuerdos. “En Galicia ya no,
pero aún queda mucho chapapote
por limpiar en la
sociedad”, dice Pedro. “Las
gentes de Azuqueca siempre
han sido solidarias. Hace
diez años lo fueron con
Galicia y ahora con otras
causas sociales que también
merecen nuestra implicación”,
afirma Pablo. “Si se
quiere, se puede. Cuando
todos nos unimos somos
capaces de cambiar las
cosas”, cuenta Susana. Y
finaliza: “Hace diez años quisimos
y yo creo que ahora
también”.