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libro_memoria_rural_ok_tcm7-211549

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El bosque mediterráneo<br />

—Hemos pasado muchas calamidades, porque es que no había<br />

para comer, y apurábamos tanto que no había fruto que quedara<br />

en el suelo. Me acuerdo que mi madre calzaba a mis hermanos<br />

con unos calcetines de tela de saco y unas albarcas de<br />

goma de alguna rueda vieja, y los mandaba al rebusco de la<br />

bellota, una vez que habían pasado los marranos por el encinar<br />

en la montanera, rebañando lo que ellos dejaban, y lo<br />

mismo con las aceitunas que quedaban en el suelo después de<br />

la recogida, o con las uvas de las viñas. Y si al dueño de una<br />

finca se le malograba un burro y lo despeñaba, íbamos de noche<br />

los del pueblo al pie de la barranca y nos lo disputábamos para<br />

hacerlo cachos y añadir a la olla un poco de magro. Esa noche<br />

corría un poco de alegría en el pueblo con el olor a carne en las<br />

ollas, y a nosotros nos ocurrió que estando cociendo las tajadas<br />

de burro en el patio se coló dentro un forastero y en un<br />

descuido se llegó donde la olla y apuñó una tajada, figúrese el<br />

hambre que traía el pobre, que hasta se atragantó con la carne<br />

del ansia que tenía y a poco se ahoga. Y es que gastaba el personal<br />

unas hambres que no son para contarlas. Cómo sería que<br />

a algunos en el pueblo les salían unos pelos aquí, por la parte<br />

del cuello, y eran lo que llamábamos “pelos de hambre”. Y si<br />

nosotros estábamos hambríos, ni le cuento los perros, teníamos<br />

uno que cada vez que se echaba en el suelo de la casa le crujían<br />

los huesos, porque le estaban bailando dentro del cuerpo, de la<br />

poca carne que tenía el chucho.<br />

Por eso éramos tan cuidadosos con las cosas y sobre todo con<br />

los alimentos, y no se desperdiciaba nada. Los huevos se guardaban<br />

metidos en cal viva, y se conservaban como los de hoy<br />

en una nevera. El tocino lo salábamos y los chorizos y los<br />

jamones los colgábamos, y para que no andaran ratas encima<br />

de ellos, que las había, en mitad de la soga poníamos una tapa<br />

de latón, y cuando la rata se descolgaba por la soga bascula-<br />

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