REVISTA HETERODOXIA V. 1, Nº 2
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P Á G I N A 12<br />
En este proceso investigativo,<br />
la primera debilidad fue detectada<br />
en el proceso de selección de discentes,<br />
quienes primeramente se<br />
censan en la página y luego se apersonan<br />
al Centro de Formación a fin<br />
de someterse a un proceso de pruebas<br />
(psicotécnica, psicológica, médica<br />
y física) que permiten obtener<br />
unas valoraciones proyectivas que<br />
determinan a través de escalas de<br />
percentil, de laboratorio,<br />
entre otros, el tipo de personalidad,<br />
capacidad individual, coeficiente<br />
intelectual, vocación de servicio,<br />
condiciones físicas y de salud<br />
de cada uno de los aspirantes. La<br />
valoración de estas evaluaciones<br />
determina el ingreso o no de futuros<br />
aspirantes, sin embargo, según opinión<br />
de docentes, se aprecia el ingreso<br />
de discentes cuyo comportamiento<br />
y record académico dan<br />
muestras de un nivel percentil bajo,<br />
aunque no se tiene acceso a los resultados<br />
Dentro de este marco, se admite<br />
que no es tarea fácil para el personal<br />
de la universidad, desmontar,<br />
desvirtuar o transformar 18, 20 o 25<br />
años de formación personal, de influencia<br />
cultural, de información<br />
social, que de una u otra forma se<br />
refleja en el accionar de cada discente<br />
Se requiere de mucho más<br />
tiempo y de un trabajo en equipo,<br />
no solo por parte de los docentes<br />
académicos, sino también de todos<br />
aquellos que se encuentren interrelacionados<br />
con los estudiantes,<br />
llámese docentes, monitores, UNA-<br />
CIES, entre otros, y más cuando<br />
ninguna coordinación a excepción<br />
de control de estudios, conoce los<br />
resultados del proceso de selección,<br />
especialmente aquellas relacionadas<br />
con las valoraciones muy bajas, a<br />
fin de promover un trabajo pedagógico<br />
personalizado con cada discente.<br />
Por otro lado, se observa una<br />
separación entre los docentes académicos<br />
y los monitores, aun cuando<br />
la normativa prevé la presencia<br />
del monitor en el ambiente de clases,<br />
estos no asisten a estas actividades<br />
debido a que deben cumplir<br />
con otras labores pautadas por la<br />
misma universidad. Esta situación<br />
interfiere en la dinámica educativa,<br />
por cuanto los docentes académicos<br />
en su mayoría no son funcionarios<br />
policiales y no tienen la experiencia<br />
en esta materia, razón por la cual en<br />
la actualidad están preparándose en<br />
materia policial a fin de relacionar<br />
los contenidos; sin embargo, es necesario<br />
transversalizar el trabajo<br />
educativo donde ninguna unidad<br />
curricular es más importante que<br />
otra, sino que todas en conjunto<br />
lograran la consecución de la formación<br />
integral del individuo como<br />
funcionario.<br />
A partir de este contexto, cada<br />
docente (académico) planifica, trabaja<br />
y evalúa con las pocas herramientas<br />
a su disposición, pero cada<br />
uno lo hace desde su praxis, lo que<br />
a su vez ha evidenciado, una falta<br />
de integración de criterios para asumir<br />
el proceso de formación y evaluación<br />
de los contenidos de las<br />
unidades curriculares; No obstante,<br />
los facilitadores adscritos a la<br />
UNES asumieron una responsabilidad<br />
que busca dar una respuesta a<br />
la sociedad en materia de seguridad<br />
ciudadana, sin embargo, pareciera<br />
que no todo el personal unesista<br />
está comprometido con este proceso<br />
de cambio que se requiere y aun<br />
cuando hacen su mejor esfuerzo, lo<br />
realizan desde la óptica magistral<br />
que hereda los vicios del pasado y<br />
solo evocan los fundamentos epistemológicos<br />
de la universidad en el<br />
discurso y no en la práctica. Esto se<br />
demuestra con el hecho de que ante<br />
la interrogante de ¿Cuál es la misión<br />
o visión de la universidad? O<br />
¿Cuáles son sus postulados? La mayoría<br />
de los entrevistados no recordaron<br />
los planteamientos que muy<br />
bien pudieron ser explicados relacionándolo<br />
con la experiencia hasta<br />
la presente ejecutada.<br />
En consecuencia, nos preguntamos<br />
¿DE QUIEN ES LA CULPA?<br />
Será que la mala praxis que algunos<br />
funcionarios han ejercido, es consecuencia<br />
de un proceso de selección<br />
que amerita cambios urgentes o será<br />
que la universidad no ha incidido<br />
en la transformación ética del discente;<br />
o por el contrario tendrá correspondencia<br />
con las relaciones de<br />
poder e intereses emanadas en el<br />
contexto institucional, que motivan<br />
al funcionario a actuar dentro o al<br />
margen de la ley.<br />
La intención del presente artículo,<br />
más que responder las preguntas<br />
anteriores o reflejar un culpable<br />
ante la realidad visualizada,<br />
busca promover una reflexión a<br />
partir de la corresponsabilidad que<br />
cada uno de nosotros tiene en la<br />
conformación de un sujeto ético,<br />
responsable, consciente de la realidad<br />
que debe abordar en la construcción<br />
del Nuevo Modelo Policial.<br />
No podemos seguir haciendo<br />
señalamientos que solo se convierten<br />
en juicios de valor; es necesario<br />
promover la efectiva selección y<br />
formación que requiere el discente<br />
a fin de que cuando este sea funcionario,<br />
tenga las herramientas y fortalezas<br />
necesarias que le permitan<br />
asumir el compromiso con la sociedad<br />
de aplicar el modelo de seguridad<br />
ciudadana que requiere el país.<br />
R E V I S T A H E T E R O D O X I A