Arturo Uslar Pietri: entrego la vida a la palabra. En: Varios Autores ...
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9Cuando <strong>Us<strong>la</strong>r</strong> dio a <strong>la</strong> imprenta este libro había llegado a los ochenta años de<strong>vida</strong>. Éste era quizás el momento coyuntural para hacer ba<strong>la</strong>nce de su tiempo, perono del tiempo fáctico donde iba a procurar <strong>la</strong> reminiscencia de los hechos, <strong>la</strong>spersonas, los lugares, sino una indagación profunda, intimista, en el regocijo deencontrarse así mismo, en <strong>la</strong> lúcida compañía de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra: “No se es viejo nijoven, se está vivo/ y soy yo, el de hoy, quien hace el mundo/ con mi mano segura otemblorosa,/ con <strong>la</strong> errada visión que siempre tuve,/ jugando el juego/ deausencias y presencias/ que sólo para mí tiene sentido” (“Hace tanto”, p. 16).Ese ba<strong>la</strong>nce de lo vivido se vincu<strong>la</strong> con el juego de <strong>la</strong> memoria que subyaceen su poema “Presente secreto” –ya mencionado- en el cual el enunciador juega asumergirse en <strong>la</strong>s aguas del río de Heráclito que muda su forma y hace enigmáticosu fluir; todo en él es movimiento: “me alejo a cada instante del que he sido,/ si esque he sido otra cosa/ que el cambiante reflejo de una imagen/ en el mundocambiante” (“Presente secreto”, p. 17).La idea de que todo cuanto ha acontecido se queda fija como una atadurapara que el hombre se reconozca a sí mismo. O para que se despoje del todo de sushaberes existenciales. Algo nos deja palpitando en <strong>la</strong> certeza de lo que fue, en elpasado de sí y de los otros hombres. Porque si no fuera esto cierto, algo más nosataría histórica y culturalmente a esa huel<strong>la</strong> de los otros hombres que antes quenosotros también navegaron en el río de Heráclito. Éstos se quedaron para siempreen el reino de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, de eso que l<strong>la</strong>mamos tradición. <strong>En</strong> este caso, es <strong>la</strong> filiacióncon <strong>la</strong> cultura occidental, <strong>la</strong> que fija los íconos inmutables de <strong>la</strong> cultura del hombre.<strong>En</strong> su poema “El otro reino”, son Ulises y <strong>En</strong>eas quienes exploran los caminos delinframundo. Van de <strong>la</strong> mano de Dante a ese otro reino de <strong>la</strong>s sombras: “Son másque todo lo que aquí nos queda/ y es su presencia leve y silenciosa/ como una brisaque vo<strong>la</strong>ra tenue/ del reino de los muertos, <strong>la</strong> memoria” (p. 23).