Viver y Jérica desde el paraje de San Miguel

Y un botánico ensimismado observará lashojas lanceoladas de los tallos de las siemprevivas,intentando averiguar que nueva aplicación sanadorapodría sacar de ellas. Hora es ya; de que sepamosconvivir en armonía, progreso y naturaleza economíay cultura, tradición y modernidad. Hora es ya; de queconviva el apacible pastor de ovejas que apacienta suganado en un fino prado de hierba y el cabrero quetrajina con sus cabras por un paisaje disperso en unaladera pedregosa, con el ciudadano que viene dela capital en su 4 x 4, a buscar setas en un densobosque.Acaso no haya más remedio que permitiresas canteras, que están devorando las esbeltasmontañas, cual si de carroña se tratase; pero, sipodremos paliar algo de ese daño, volviendo atapar la dentellada, con los propios desechosde esa explotación, y fertilizarlos con tierra virgenprocedente de los bancales que se convierten enurbanizaciones, e incluso, con los desechos de lasdepuradoras.19