Crisis de las Naciones Unidas - idepe

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2petrolero de Kuwait por parte del régimen iraquí de Saddam Hussein.Posteriormente y bajo el amparo de expresas resoluciones aprobadas porconsenso entre los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidasse autorizó tanto el uso de la fuerza como de todos los medios posibles para lograrel retiro iraquí. Dicha tarea fue llevada principalmente a cabo por los EstadosUnidos quienes organizaron y lideraron una coalición internacional de más detreinta países y que culminó con la debacle militar del ejército invasor, la liberaciónde Kuwait y la imposición de nuevas sanciones a Irak. Sin embargo, los hechosposteriores al conflicto demostrarían las diversas complejidades que tiene para laregión del Medio Oriente el tema de la ‘cuestión iraquí’ y tal como lo sostuviéramoshace ya una década en un breve artículo periodístico: “(...) la derrota iraquí y suposterior salida del emirato han significado el fin de la batalla, pero no el final delconflicto.” 1El conflicto de fondo tenía que ver con diversos factores: primero, con lapolítica expansionista y antinorteamericana del régimen de Saddam Hussein quesobrevivió a la Guerra del Golfo; segundo, con el enfrentamiento directo de Irak encontra de los intereses geopolíticos, por el tema de la seguridad regional, ygeoeconómicos, por el control de las fuentes y del precio del petróleo en el MedioOriente, por parte de los Estados Unidos; tercero, por el establecimiento de lassanciones colectivas de las Naciones Unidas que establecieron indemnizaciones yregímenes de inspecciones de armas para lograr en último término el desarmecompleto de Irak; y, cuarto, por la aplicación de las sanciones unilaterales de losEstados Unidos y la Gran Bretaña que buscaban la imposición de mayoresembargos y el control de parte del espacio aéreo iraquí para así limitar el poder deSaddam Hussein.De esta manera, durante toda la década de los noventa se produjeronperíodos de gran fricción entre el gobierno iraquí y las Naciones Unidas para elcumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad que autorizaban lasinspecciones llevadas a cabo por la Comisión Especial de las Naciones Unidas(UNSCOM) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para lograr laeliminación completa de las armas de destrucción masiva y de misiles de granalcance que pudieran poner nuevamente en riesgo la paz y la seguridad en elMedio Oriente. El punto de fricción más caliente se produjo en 1998, sin lugar adudas, cuando el régimen iraquí acusó a los inspectores de UNSCOM de realizaractos de espionaje y seguidamente procedió a expulsarlos y a cancelar todo tipode cooperación con aquellos organismos de las Naciones Unidas.Aún cuando la decisión de Irak fue soberana y podríamos decir hastatemeraria, debemos señalar también que incurría en una nueva violación de susobligaciones internacionales y que lo hacía responsable de mayores sanciones porparte de toda la comunidad internacional. Sin embargo, la respuesta del Consejode Seguridad de las Naciones Unidas fue ambigua y hasta débil porque1 “Guerra del Golfo: ¿fin del conflicto?”, artículo de Marco Velarde publicado en la sección de opinión del diario oficial “El Peruano” en suedición del miércoles 4 de noviembre de 1992.

3simplemente condenó la acción iraquí pero no adoptó mayores medidas paraobligar a Saddam Hussein a aceptar un nuevo régimen de inspecciones cosa querecién se produjo años más tarde. Inclusive y a pesar de su responsabilidad comomiembro permanente el gobierno norteamericano del presidente Clinton no quisocomprometerse totalmente con el organismo mundial para evitar que los EstadosUnidos entrasen en un nuevo conflicto y para lograr el apoyo del mundo árabe asu propuesta de paz para la región del Medio Oriente que contemplaba unasolución al problema palestino. Hasta ese momento daba la impresión que lahistoria de 1990 se repetía y nuevamente el dictador iraquí salía bien librado de lacondena internacional con la política de los hechos consumados. Personalmenteconsidero que aquí se produjo una nueva crisis del sistema de seguridad colectivade las Naciones Unidas al lograr que Irak incumpliera con las resoluciones que loobligaban a desarmarse y desafiara la autoridad de un Consejo de Seguridad queno respondió colectiva e inmediatamente.Pero la historia cambiaría definitivamente con dos hechos trascendentalesque marcarían el rumbo de los acontecimientos futuros: de una parte, con laelección en el 2001 de una nueva administración norteamericana que llevó alpoder al presidente George W. Bush y con ella a los republicanos de línea dura o‘halcones’ que tenían su propia agenda de seguridad internacional, basados enuna visión clásica del poder mundial y sustentados principalmente en el prestigiopolítico y el poderío económico y militar de la gran potencia. De otro lado, con elterrible saldo de miles de muertos y heridos causados por los ataques terroristasdel 11 de septiembre del 2001 (9/11) contra las Torres Gemelas en Nueva York, eledificio del Pentágono y el fallido ataque al edificio del Congreso de los EstadosUnidos, ambos en Washington, DC; por su gravedad estos atentados contra lossímbolos de poder económico, político y militar de la única superpotencia dentrode un mundo globalizado han sido calificados como el mayor ataque terrorista enla historia, y, entre otras consecuencias, puso en el primer plano de la políticainterna y externa de los Estados Unidos la nueva doctrina de seguridad propuestapor los ‘halcones’ que significaron grandes cambios en la actuación del gobiernofrente a las ‘nuevas amenazas a la seguridad’ tales como el terrorismo y elnarcotráfico transnacionales así como el control de las armas de destrucciónmasiva en poder de Estados peligrosos o ‘delincuentes’ a los intereses nacionalesnorteamericanos y a la seguridad internacional como era el caso evidente de Irak.A todo ello puede añadirse el impacto mundial que tuvieron los atentadosdel 11 de septiembre respecto al combate contra el terrorismo transnacional y, enesta línea, puede citarse también la declaración del presidente Bush de llevar a losEstados Unidos a una campaña internacional contra las principales redes deterrorismo global que operasen en cualquier parte del mundo aún cuando dichapolítica tuviera caracteres unilaterales y dejaba de lado tanto el DerechoInternacional, al desconocer el derecho de neutralidad, como el sistema deseguridad colectiva de las Naciones Unidas, al extender los alcances del derechode legítima defensa individual. De esta forma la actual administraciónnorteamericana tomó la decisión de llevar adelante su intervención armada enAfganistán contra el régimen fundamentalista del Talibán y la red terrorista Al-

4Qaeda liderado por Osama bin Laden que fuera acusada por los Estados Unidoscomo la autora directa de los ataques terroristas del 9/11. 2La intervención militar de los Estados Unidos en un Estado comoAfganistán, país centroasiático poseedor de una geografía montañosa y deinterminables conflictos étnicos a lo largo de su historia, pareció ser justificada yhasta convalidada por las Naciones Unidas y la comunidad internacional portratarse de un gobierno usurpador de extremismo islámico que impuso unadictadura religiosa a la mayoría de la población afgana condenándola acondiciones de vida infrahumanas. Asimismo, existían indicios razonables de queel régimen de los talibanes daban refugio, campos de entrenamiento y protecciónen su territorio a grupos terroristas como Al-Qaeda a cambio de compensacioneseconómicas muy probablemente derivadas de la fortuna personal de Osama binLaden, del tráfico ilícito del opio y de la comercialización de armas convencionales.Luego de que el presidente Bush obtuviera la aprobación del Congreso parala amplia utilización de sus fuerzas armadas en el exterior la campaña afgana delos Estados Unidos se inició el 7 de octubre del 2001 y luego de un período deenfrentamientos armados y de la utilización de las fuerzas conjuntasnorteamericanas en alianza con las facciones locales, principalmente pashtúnes ycontrarias al gobierno de los talibanes, pronto se empezaron a observar losprimeros resultados del conflicto favorables a los aliados. Así, de maneraprogresiva los talibanes comenzaron a perder el control territorial del país ydespués de tres semanas de intensa lucha llegó a colapsar finalmente;posteriormente, los Estados Unidos tomaron el control del país y establecieron unnuevo régimen en Kabul, la capital afgana, al mando de Hamid Karzai con apoyode las facciones locales, de diversos aliados europeos e incluso también de lasNaciones Unidas para que prestasen su cooperación principalmente de ayudahumanitaria. En este contexto de lucha contra el terrorismo global resultaimportante destacar algunos planteamientos que luego serían recogidos en lanueva estrategia de seguridad del presidente Bush. Uno de ellos fue la propuestade William Perry, ex secretario de defensa de la administración norteamericana,quien sostuvo en un artículo publicado en una prestigiosa revista de políticainternacional que las amenazas futuras contra los Estados Unidos podríanproceder tanto de países hostiles como de terroristas y que, en consecuencia, lasarmas nucleares o biológicas en manos de terroristas o de Estados que actúan almargen de la ley constituyen ahora la mayor amenaza individual para la seguridadestadounidense y para la seguridad mundial. Por lo tanto, según Perry, la nuevaestrategia norteamericana debería estar basada en la suma de tres elementos: ODSROtWLFDGHSUHYHQFLyQ contra las armas de destrucción masiva y la cooperacióncon las demás potencias nucleares; OD SROtWLFD GH GLVXDVLyQ sustentada en la2 En su discurso del 20 de septiembre del 2001 ante el Congreso de los Estados Unidos el presidente Bush declaró que la guerra contra las redesdel terrorismo global no acabaría con la eliminación de la organización Al-Qaeda dando entender, entre líneas, que este sería un proceso complejoy de duración indefinida; también precisó que cualquier nación que continuara dando refugio o apoyo al terrorismo sería considerado por losEstados Unidos como un régimen hostil. Para llevar adelante esta campaña Bush confiaba principalmente en el apoyo incondicional de susaliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y particularmente de la Gran Bretaña.

5superioridad de sus armas convencionales y nucleares; y, en último término, ODSROtWLFD GH GHIHQVD que pudiera hacerle frente exitosamente a las nuevasamenazas que representaban los grupos multinacionales con apoyo de paíseshostiles. 3 De acuerdo con esta visión puede deducirse que la política deprevención debía constituirse en la primera línea de defensa de los EstadosUnidos contra las nuevas amenazas a sus intereses antes de que ellas pudieranextenderse y esto implicaba, en otros términos, que el gobierno norteamericanodebía dar siempre el primer golpe./D UHVROXFLyQ\ODMXVWLILFDFLyQGHORV(VWDGRV8QLGRVHQHO'HUHFKR,QWHUQDFLRQDOSDUDOOHYDUDFDERODVHJXQGDJXHUUDGHO*ROIR3pUVLFRCon la negativa de Irak de no cooperar con las Naciones Unidas paracumplir con sus obligaciones internacionales se produjo un período deestancamiento en el proceso del desarme. Posteriormente, se buscaría revertiresta situación en 1999 cuando los miembros permanentes del Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas se pusieron de acuerdo y aprobaron laresolución 1284 donde se estableció la Comisión de las Naciones Unidas deVigilancia, Verificación e Inspección (UNMOVIC), como sucesora de la fallidaUNSCOM, para que conjuntamente con los funcionarios de la OIEA se dedicarana las labores de inspección en territorio iraquí.En este contexto político y debido a la creciente presión internacional,principalmente norteamericana y europea, la aceptación incondicional del gobiernode Saddam Hussein para la reanudación de las inspecciones recién tuvo lugar ennoviembre del 2002 con la aplicación de la resolución 1441 adoptada por elConsejo de Seguridad. A este respecto, es muy probable que la decisión delrégimen iraquí tuviera que ver más con el temor fundado a un desarme unilateralllevado a cabo por los Estados Unidos que a un responsable cumplimiento de lasresoluciones de las Naciones Unidas. En todo caso para Irak no existía un margende negociación y sólo restaba saber de que manera se haría efectivo el mandatodel Consejo de Seguridad.De acuerdo con lo anterior el Consejo de Seguridad aprobó la resolución1441 en donde se señala que actuando en virtud del Capítulo VII de la Carta delas Naciones Unidas, que trata sobre las acciones colectivas en casos deamenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión quecomprometan la paz y seguridad internacionales, toma la decisión que Irak havenido incurriendo en YLRODFLyQ JUDYH GH VXV REOLJDFLRQHV LQWHUQDFLRQDOHVsegún lo dispuesto en diversas resoluciones sobre la materia, y, en particular, alno cooperar con los inspectores de las Naciones Unidas y el OIEA a fin de lograrel desarme iraquí. Por lo tanto, el Consejo de Seguridad decidió concederle a IrakXQD ~OWLPD RSRUWXQLGDG SDUD HO FXPSOLPLHQWR GH VXV REOLJDFLRQHV y decidióen consecuencia instaurar un régimen de inspección reforzado para llegar a una3 “Preparing for the Next Attack”, artículo de William Perry en la revista norteamericana “Foreign Affairs”, volume 80, número 6, páginas 31-40de la edición noviembre-diciembre del 2001. También disponible en internet en www.foreignaffairs.org.La traducción al español es nuestra.

6conclusión verificada en el proceso de desarme establecido según la resolución687 de 1991 y otras posteriores. Para tal efecto el Consejo de Seguridad decidióigualmente que el gobierno iraquí debía proporcionar a la UNMOVIC, el OIEA y elpropio Consejo, dentro de un plazo de treinta días, una declaración completa detodos los aspectos de sus programas para el desarrollo de armas nucleares,biológicas y químicas, misiles balísticos y otros sistemas relacionados con materialpara armamentos. Complementariamente, el Consejo de Seguridad tambiéndecidió que Irak reconociera una serie de privilegios e inmunidades al personal dela UNMOVIC y del OIEA para el adecuado cumplimiento de su misión en territorioiraquí y les encomendó a dichos organismos a reanudar las inspecciones dentrode los cuarentaicinco días siguientes a la aprobación de la resolución y a quepresentaran su informe al Consejo dentro de los sesenta días posteriores a esafecha. Por último el Consejo le recordó su advertencia a Irak de que en caso deseguir infringiendo sus obligaciones se expondría aJUDYHVFRQVHFXHQFLDV 4Para el cumplimiento efectivo del proceso de desarme el Consejo deSeguridad reconoció a Hans Blix como Jefe de los Inspectores y PresidenteEjecutivo de la UNMOVIC y a Mohamed El Baradei como Director General delOIEA. Sin embargo, pronto se observó que el trabajo de los inspectores deNaciones Unidas tendría un camino muy difícil por recorrer y sería objeto demuchas presiones tanto de parte del régimen de Saddam Hussein, que buscabademostrar por diversos medios que no poseía armas de destrucción masiva y queen consecuencia solicitaría el levantamiento de las sanciones, como también departe de los Estados Unidos, cuyo gobierno declaró anticipadamente al informe delos inspectores que si las Naciones Unidas no desarmaban a Irak completamenteentonces los Estados Unidos actuarían por su cuenta y riesgo para hacerlo. Por lotanto, quedaba claro para el presidente Bush que si su gobierno ya tenía pruebasclaras del rearme iraquí y del peligro que ello representaría a sus intereses en laregión por lo tanto esto justificaría una respuesta armada contundente frente a talamenaza; el único problema que quedaba pendiente era cómo probarlo ante losojos de la opinión pública norteamericana y del mundo.De esta manera y en el marco de su propia agenda terrorista los EstadosUnidos iniciaron en los últimos meses del 2002 una ofensiva diplomáticaencabezada por el secretario de Estado Colin Powell para tratar de demostrar, almargen de la labor de los inspectores de las Naciones Unidas, la existencia de lasarmas de destrucción masiva que poseía Irak. El objetivo político tenía doscomponentes, primero, contar con un apoyo expreso o por lo menos la nooposición de las principales potencias al planteamiento norteamericano pararealizar el desarme iraquí, y, segundo, lograr que el Consejo de Seguridadaprobase una nueva resolución autorizando todos los medios posibles e incluso eluso de la fuerza armada a una nueva coalición liderada por los Estados Unidospara lograr la eliminación total de las armas de destrucción masiva ante lasevidencias presentadas por los servicios de inteligencia norteamericanos. Con ello4 Texto de la resolución 1441 aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en su 4644° sesión celebrada el 8 de noviembre del2002, páginas 3 y 5. Las letras en negrilla han sido colocadas por el autor del artículo para destacar los puntos principales de la resolución.

7el gobierno del presidente Bush buscaba justificar su actuación unilateral dentrodel sistema de seguridad colectiva de las Naciones Unidas consiguiendo mayorapoyo internacional y legitimando su intervención en Irak ante el DerechoInternacional.Sin embargo, entre fines del 2002 e inicios del 2003 en el campodiplomático multilateral las cosas no parecieron resultar de acuerdo a losargumentos estadounidenses. De una parte, Hans Blix declaró en su informe del27 de enero que no se habían presentado hasta ese momento claras evidenciasde la existencia de las armas de destrucción masiva que supuestamente poseíaSaddam Hussein, y, lo que era peor para los planes de guerra de Bush, que losinspectores solicitaban al Consejo un mayor plazo de varios meses para laculminación de sus labores; de otro lado, en el Consejo de Seguridad los EstadosUnidos se encontraron con la oposición directa tanto de algunos miembrospermanentes, como fue el caso de Francia que advirtió que vetaría la propuestade resolución norteamericana, como de otros miembros no permanentes, comofue el caso de México y de Chile, que sostuvieron una cerrada defensa delDerecho Internacional y de la labor de los inspectores. A pesar de todos susesfuerzos diplomáticos y de contar con el apoyo expreso del Reino Unido y deEspaña, los Estados Unidos tenían la gran limitación de no poder actuarunilateralmente dentro del marco de las Naciones Unidas porque si bien laresolución 1441 le señaló al régimen iraquí su advertencia de aplicar “gravesconsecuencias” en caso de su incumplimiento, lo cierto es que esto no implicabanecesariamente una autorización implícita del uso de la fuerza armada, para locual era preciso contar con una nueva resolución del Consejo que señalaraexpresamente ello. Un antecedente similar se produjo en 1990 con ocasión de lainvasión iraquí a Kuwait y en aquella oportunidad el Consejo logró por consenso laaprobación de la resolución 678 que legitimó finalmente la primera guerra delGolfo Pérsico en 1991.De acuerdo a todos estos hechos y declaraciones puede deducirse que elgobierno de Bush buscó hasta el último momento lograr obtener una nuevaresolución del Consejo de Seguridad para utilizar la fuerza contra SaddamHussein en el marco de las Naciones Unidas y así poder justificar sus planes deuna invasión que ya habría sido planificada por el Pentágono desde el añoanterior. Así al no haber obtenido Colin Powell el éxito deseado en su ofensivadiplomática del 5 de febrero pasado el presidente Bush optaría finalmente por laopción de la línea dura de los ‘halcones’, liderados por el vicepresidente DickCheney y el funcionario del Pentágono Paul Wolfowitz, para que se diera luz verdea la invasión en Irak durante el primer trimestre del 2002. Por lo tanto, creemosque la segunda guerra del Golfo Pérsico era inevitable con o sin las NacionesUnidas de por medio. Diversas razones nos llevan a sostener esta hipótesis:primero, porque el presidente Bush tenía un personal interés en enfrentarse yderrocar al régimen de Saddam Hussein complementando así la obra inicial de supadre; segundo, porque las tropas norteamericanas y aliadas ya habían sidodesplegadas en la región del Golfo a fines del 2001 y una orden de retirada, sinhaber entrado en combate contra los iraquíes, hubiera sido visto como un signo de

8debilidad o derrota del gobierno norteamericano que tendría consecuenciaspolíticas en las elecciones congresales de noviembre; y, tercero, porque la retiradanorteamericana hubiera significado un retroceso en su campaña contra elterrorismo global impidiendo su control directo en Irak como base de las futurasoperaciones en las regiones del Medio Oriente y del Asia Central y negándole laposibilidad de controlar la segunda reserva mundial más importante de producciónde petróleo.En consecuencia para que el gobierno norteamericano llevara adelante susplanes resultaba necesario justificar a toda costa la segunda guerra del Golfoinclusive amparándose en la resolución 1441 y, en ese sentido, se buscódemostrar ante la opinión pública mundial la relación que había entre un Estadoiraquí que poseía armas químicas y biológicas y era auspiciador de gruposterroristas como el liderado por Osama bin Laden. Pero esto no parece sertotalmente cierto, según un análisis sobre las causas reales del conflicto publicadopor dos investigadores de la revista Jane’s Defence Weekly se ha reconocidofinalmente que: “A pesar de todas las evidencias presentadas por los EstadosUnidos, existían pocas pruebas de que Irak fuera una amenaza global o regionalde manera clara e inmediata. La administración Bush había buscado probar unvínculo entre las armas de destrucción masiva de Irak y la red terrorista de Al-Qaeda como una amenaza inminente. (...) Mientras que Irak ha sido unauspiciador de grupos islámico palestinos en la Margen Occidental (Cisjordania) yen Gaza, su conexión con Al-Qaeda es más bien débil.” 5En opinión de otros especialistas en seguridad internacional, EnriqueObando ha señalado que el presente conflicto en el Golfo Pérsico tiene que vermás bien con la agenda antiterrorista y su modificación posterior con la agendanacional norteamericana que consta de dos elementos políticos: de una parte,garantizando la VXSUHPDFtD HVWUDWpJLFD de los Estados Unidos impidiendo queotros países tengan armas de destrucción masiva como era el caso de Irak, y, deotra parte, promoviendo la OLEHUDFLyQGHOSHWUyOHRLUDTXt como recurso vital paralos Estados Unidos mediante la liberación de Irak del régimen de SaddamHussein, dicha liberación podría hacerse con la abrumadora supremacíatecnológica norteamericana, como las ‘bombas inteligentes’, y contando conpaíses aliados o inclusive solos. De esta manera, en opinión de Obando, lo queeste conflicto habría producido finalmente sería una ruptura del orden internacionalestablecido con las Naciones Unidas y las leyes internacionales por elunilateralismo de los Estados Unidos. 65 “Powell puts the case for war”, artículo de la revista británica “Jane´s Defence Weekly”, volumen 39, número 6, página 15 de la edición del 12de febrero del 2003. La traducción al español es nuestra.6 Exposición de Enrique Obando presentada en el seminario internacional “La Intervención de los Estados Unidos de América en Irak” realizadopor el Instituto de Estudios Internacionales (IDEI) el 30 de mayo del 2003 en la Pontificia Universidad Católica del Perú. El texto completo de laexposición será publicado en la revista “Agenda Internacional” del IDEI, año IX, número 19 del 2003.

9/DQXHYDHVWUDWHJLDGHVHJXULGDGQDFLRQDOGHORV(VWDGRV8QLGRV\OD'RFWULQD%XVKGHODJXHUUDSUHYHQWLYDDesde 1989, con la caída del muro de Berlín que llegó a simbolizar la caídade los regímenes comunistas de Europa Oriental y la posterior extinción de laUnión Soviética en 1991 seguida del nacimiento de la Federación Rusa, el sistemainternacional se ha ido perfilando cada vez más hacia un mundo unipolar yglobalizado bajo la supremacía política, tecnológica y militar de los Estados Unidosen vez de un mundo basado en el multilateralismo liderado por las NacionesUnidas. Esta visión unipolar de un solo Estado y no de todas las potenciascentrales o de la mayoría de países de la comunidad internacional ha surgido conmayor fuerza en el período inmediato de la postguerra fría y se encuentrasustentada principalmente en la promoción del sistema democrático occidentalcomo ideología política y el liberalismo económico como doctrina económica.Adicionalmente a ello y ya en el campo comercial con el surgimiento yconsolidación de los bloques económicos, tales como el NAFTA en Norteaméricao la Unión Europea en el viejo continente, parecen reforzar la concepción de unregionalismo autónomo sustentado en los intereses de los países miembros decada tratado comercial.En este contexto y con la llegada al poder de la administración delpresidente Bush en el 2001 se ha producido una mayor profundización de launipolaridad norteamericana tanto en el campo político como en el campo de laseguridad. De esta forma el presidente Bush estableció oficialmente el marco deactuación de su política de seguridad nacional el pasado 20 de septiembre del2002 con la presentación ante el Congreso norteamericano del documento ³/D(VWUDWHJLD GH 6HJXULGDG 1DFLRQDO GH ORV (VWDGRV 8QLGRV GH $PpULFD´ endonde se reconoce su nueva doctrina basada en el rol de supremacía sin paralelode los Estados Unidos como la única superpotencia sin rivales en el mundo actual.Esta nueva estrategia norteamericana también es conocida por los críticos comola 'RFWULQD%XVKLa nueva doctrina de seguridad estadounidense propone como uno de susejes fundamentales no sólo la defensa del sistema democrático norteamericano ydel libre mercado sino además su expansión alrededor del mundo respaldado porsu influencia política, prosperidad económica y poderío militar; de allí que elgobierno norteamericano propone la preservación de la paz internacionalampliando las capacidades de la alianza militar atlántica (OTAN) y estableciendoXQ VLVWHPD GH EDODQFH GH SRGHU al promover las buenas relaciones con lasgrandes potencias de Rusia, la India y la China. A ello pueden sumarse, comosegundo eje esencial, los efectos derivados de los ataques terroristas del 9/11 queincorporó decisivamente a su nueva política de defensa el tema de ODV DPHQD]DVJOREDOHV D VX VHJXULGDG QDFLRQDO, tales como el terrorismo global y laproliferación de armas de destrucción masiva (nucleares, biológicas o químicas), yla forma cómo deberían ser enfrentados según el criterio de la acción preventiva.

10Por su parte, la denominada SROtWLFD GHO DWDTXH SUHYHQWLYR es unainnovación en la actual estrategia norteamericana basada en la superación delconcepto de disuasión y de defensa utilizada contra la Unión Soviética y que operóen el sistema bipolar de la Guerra Fría. Así, considerando el escenario actual deinestabilidad en el mundo los Estados Unidos se reservan de manera unilateral laposibilidad de actuar anticipadamente en contra de los denominados ‘Estadosdelincuentes’ y ‘grupos de terroristas’ para enfrentarlos exitosamente antes de querepresenten una amenaza real o que puedan utilizar armas peligrosas a suseguridad nacional o la de sus aliados, y en esta línea: “Buscamos quebrar ydestruir las organizaciones terroristas mediante: 1) acciones directas y continuasusando todos los elementos del poder nacional e internacional. Nuestros objetivosinmediatos deberían ser aquellas organizaciones terroristas de alcance global ycualquier terrorista o estado auspiciador del terrorismo que intente obtener outilizar armas de destrucción masiva (WMD) o sus precursores; 2) la defensa delos Estados Unidos, de la población norteamericana y de nuestros intereses, tantoen el territorio nacional como en el exterior, identificando y destruyendo laamenaza antes de que llegue a nuestras fronteras. Por lo tanto, si bien losEstados Unidos deberían mantener un permanente esfuerzo para ganarse elapoyo de la comunidad internacional, no dudaremos en actuar solos, si fueranecesario, para ejercer nuestro derecho de legítima defensa actuandopreventivamente contra los terroristas, previniéndoles de hacer algún daño encontra de nuestro país y de nuestra población.”. 7Conviene señalar por ello que la nueva estrategia norteamericana no sólorepresenta un cambio fundamental en su tradicional política exterior, al establecersu visión ideológica del nuevo orden internacional dentro de un mundo unipolar,sino prácticamente un desconocimiento a las reglas de juego establecidas por elDerecho Internacional y el rol que cumplen las Naciones Unidas en elmantenimiento de la paz y la seguridad internacionales desde 1945 hasta elpresente y que los propios Estados Unidos ayudaron a construir en virtud de laCarta de San Francisco.Ahora bien, más allá del discurso oficial creemos importante destacarcuáles son los tres principales puntos de la Doctrina Bush. En primer lugar, lapropuesta norteamericana busca establecer en el mundo actual un sistema debalance de poder entendiendo por ello, según el criterio realista de Morgenthau,que la paz y el orden internacional se encuentran en función del HTXLOLEULR GHSRGHU, esto es, que exista una igual distribución del poder entre varias nacionespara que se evite que cualquiera de ellas cobre ventaja sobre las demás tal comoocurrió en el escenario político europeo del siglo XVIII. 8 Sin embargo,históricamente los sistemas de balance de poder sólo han servido para introduciralgunos períodos de estabilidad pero nunca han mantenido plenamente la paz7 “The National Security Strategy of the United States of America”, página 6, documento oficial del gobierno de los Estados Unidos de Américapublicado en septiembre del 2002. También disponible en internet en www.whitehouse.gov/nsc/nss.pdf.La traducción al español es nuestra.8 “Política Entre las Naciones. La Lucha por el Poder y la Paz”, obra escrita por Hans Morgenthau, sexta edición inglesa y primera españolarevisada por Kenneth W. Thompson, página 425, 1986. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, Colección Estudios Internacionales.

11internacional tal como lo demuestra el estallido de las dos guerras mundiales delsiglo XX. Por lo tanto creemos que el verdadero trasfondo de la Doctrina Bush, alpromover la existencia de un mundo unipolar y globalizado, apunta más bien alrediseño de un sistema internacional basado en la WHRUtD GH OD HVWDELOLGDGKHJHPyQLFD, según la definición de los politólogos Kegley y Wittkopf, la cualpostula que la existencia de un Estado KHJHPyQ, único y poderoso militarmente,puede resguardar mejor la estabilidad del sistema que el equilibrio resultante de lapolítica del balance del poder. 9 En consecuencia los Estados Unidos deberíanemerger en este nuevo ordenamiento de ‘pax americana’ como el único Estadohegemónico que puede utilizar su poder de manera irrestricta frente a un mundoque se caracteriza por la presencia de amenazas asimétricas como el terrorismoglobal.El segundo punto clave de la estrategia estadounidense se encuentravinculado con la política del ataque preventivo que propone ampliar la noción deµDPHQD]DLQPLQHQWH para enfrentar las capacidades y objetivos actuales de losEstados delincuentes, principalmente de aquellos provenientes del denominado“eje del mal” como Irak, Irán y Corea del Norte, así como también de las redes deterrorismo global, principalmente de grupos como Al-Qaeda en Afganistán o AbuSayyaf en las Filipinas. Estos nuevos agentes buscarían atacar los intereseslllnorteamericanos de manera no convencional mediante actos de terrorismoindiscriminado, preferentemente contra la población civil, así como también delpotencial uso de las armas de destrucción masiva, como la contaminación defluidos y de gases tóxicos. Debido a ello y anticipándose a la amenaza terrorista,aún si resulta todavía incierto el momento y el lugar en que el ataque enemigo sellevará a cabo, los Estados Unidos buscan legitimar su actuación unilateral en elmarco del GHUHFKRGHOHJtWLPDGHIHQVDLQGLYLGXDOreconocida tanto por la Cartade las Naciones Unidas como por el derecho consuetudinario; debemos precisarademás que el ejercicio de este derecho inherente al concepto de soberaníaestatal y de protección de los nacionales tiene también sus condiciones y límitespara poder ejercerlo y por tanto no queda al libre uso del poder del Estado. Sinembargo, creemos que en los hechos más recientes desde los ataques terroristasdel 9/11 hasta hoy el gobierno norteamericano habría optado por el recurso de unavía distinta a la legítima defensa al aplicar una serie de medidas de fuerza en sucampaña llevada a cabo no en suelo estadounidense sino en Afganistán primero yluego en Irak. De esta manera y tal como ha sido reconocido por algunosespecialistas como Remiro Brotóns el concepto que mejor define la operaciónmilitar de los Estados Unidos y la de sus aliados es ODDXWRWXWHODRDXWRGHIHQVD,institución en cuya virtud cada Estado, por sí o mediante las oportunas alianzas,persigue la satisfacción de sus intereses nacionales recurriendo eventualmente ala fuerza armada; opción que los demás Estados ante la gravedad de los hechos yla conveniencia de liberarse a sí mismos de ataduras han aceptado tácitamente. 109 “World Politics. Trend and Transformation”, obra escrita por Charles Kegley y Eugene Wittkopf, séptima edición inglesa, página 470, 2000.Nueva York: Saint Martin Press/WORTH.10 “Estados Unidos no se pregunta en qué se equivoca”, artículo de Remiro Brotóns en la revista española “Política Exterior”, volumen XVI,número 85, página 119 de la edición de enero - febrero del 2002.

12Por último pero no menos importante, el tercer punto de la estrategia seencuentra más bien referido al papel que deberían cumplir las organizacionesinternacionales multilaterales en el nuevo escenario internacional. De una parte,los Estados Unidos consideran hasta donde sea posible el establecimiento y elreforzamiento de sus vínculos con algunas alianzas regionales tales como laOTAN en Europa Occidental o el ANZUS en el Asia Pacífico para llevar a cabo supolítica unilateral contra las nuevas amenazas a su seguridad nacional.De otra parte, el presidente Bush proponeDe esta manera, la estrategia de seguridad norteamericana ha sido aplicada apropósito de la campaña llevada a cabo en Afganistán e Irak parece ser lasegunda operación.Tema del fin del sistema de seguridad colectiva de las Naciones Unidas.Declaraciones de Donald Rumsfeld sobre la “vieja Europa” en oposición a la nuevaEuropa.5D]RQHVGHOIUDFDVRGHO&RQVHMRGH6HJXULGDGSDUDHQFRQWUDUXQDVROXFLyQDOWHPDGH,UDN \ODFULVLVGHOVLVWHPDGHVHJXULGDGFROHFWLYDGHODV1DFLRQHV8QLGDVEn un artículo suyo que ha sido escrito recientemente en una prestigiosarevista de política internacional, el profesor Michael Glennon nos afirmaclaramente que: “(...) El problema no fue en sí la segunda Guerra del GolfoPérsico sino el anterior cambio en la configuración del poder mundial quesimplemente era incompatible con la manera cómo funcionaban las NacionesUnidas. Fue el surgimiento de la unipolaridad norteamericana –no la crisis de Irakconjuntamentecon choques culturales y diferentes actitudes respecto del uso dela fuerza lo que gradualmente fue erosionando la credibilidad del Consejo. (...) Lacausa de este fracaso no puede serle atribuido a ningún país; en lugar de ello, hasido el resultado final e inevitable del desarrollo y la evolución del sistemainternacional”. 11Según el mismo autor prácticamente desde el mismo fin de la Guerra Fría,en 1991, tanto Francia, como China y Rusia, potencias centrales del sistemainternacional, han buscado regresar a un mundo más multipolar en vez de unipolarbajo la hegemonía de la única superpotencia como es el caso actual de losEstados Unidos. A ello podemos añadirle la alineación de la Gran Bretaña como laúnica potencia central que participa del lado norteamericano por diversas razonesculturales, económicas y de búsqueda de mayor influencia política.11 “Why the Security Council Failed”, artículo de Michael Glennon en la revista norteamericana “Foreign Affairs”, volumen 82, número 3,página 2 de la edición de mayo – junio del 2003. También disponible en internet en www.foreignaffairs.org.La traducción al español es nuestra.

13Contrariamente a esta posición podemos citar la opinión de la juristanorteamericana Anne-Marie Slaughter como Presidente de la SociedadNorteamericana de Derecho Internacional quien en un artículo en el diario“Washington Post” señala que: “La decisión de ir a la guerra en Irak sin lanecesidad de una segunda resolución del Consejo de Seguridad no provocó unacrisis como sí lo hizo con las relaciones entre los Estados Unidos y la UniónEuropea. (...) Con un creciente antiamericanismo siempre más alto en el públicoeuropeo, conjuntamente con el del Medio Oriente y alrededor del mundo, losEstados Unidos deben regresar a las Naciones Unidas para ganar la paz. Pero envez de buscar la restauración del status quo deberíamos rediseñarlo. Hoy nosotrostenemos la oportunidad de llegar a otras naciones mediante el fortalecimiento yequipamiento de las Naciones Unidas para comprometerlo a una nuevageneración de desafíos globales”. 12“A Chance to Reshape the U.N.”, artículo de Slaughter en el diario norteamericano“The Washington Post” de la edición del 13 de abril del 2003, página B07.También disponible en internet en www.washingtonpost.com.12 “A Chance to Reshape the U.N.”, artículo de Anne-Marie Slaughter en el diario norteamericano “The Washington Post”, página B07 de laedición del 13 de abril del 2003. También disponible en internet en www.washingtonpost.com.La traducción al español es nuestra.