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0116 - Viento Sur

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Hubo una época en que el centro de las ciudades era activo y productivo, ypor tanto popular. La ciudad existía sobre todo por su centro. La dislocación deesta forma urbana comenzó a finales del siglo XIX, abocando a la deportaciónde todo lo que la población tenía de activo y de productivo hacia barrios cadavez más lejanos. Podemos echar la culpa a la clase dominante; aunque habríaque decir que ésta sólo ha utilizado con habilidad una tendencia de lo urbano yuna exigencia de las relaciones de producción. ¿Era posible mantener fábricase industrias contaminantes en el interior de las ciudades?No obstante, la ganancia política para los dominadores es clara: el aburguesamientode los centros urbanos, la sustitución de aquella centralidad productivapor un centro de decisión y de servicios. El centro urbano se convierte no sóloen lugar de consumo, sino también en valor de consumo.Exportados, o más bien deportados, hacia los barrios, los productores retornancomo turistas hacia el centro del que han sido desposeídos, expropiados. Sepuede ver hoy día cómo las poblaciones periféricas se apoderan de los centrosurbanos como lugares de ocio, de tiempo vacío y desocupado. El fenómenourbano se ha modificado profundamente. El centro histórico ha desaparecidocomo tal. Sólo quedan, por una parte, centros de decisión y de poder, y por otra,espacios fácticos y artificiales. Es verdad que la ciudad persiste, pero en unaspecto museificado y espectacular. Lo urbano, concebido y vivido como prácticasocial, está en vía de deterioro, y tal vez de desaparición.Se produce una dialéctica específica de las relaciones sociales, y ésta es lasegunda paradoja: centros y periferia se suponen y se oponen. Este fenómeno,que tiene raíces lejanas y precedentes históricos célebres, se acentúa en nuestrosdías hasta el punto de extenderse al planeta entero, por ejemplo en las relacionesNorte-<strong>Sur</strong>. De ahí surge una cuestión crucial que desborda lo urbano.¿Se trata de formas nuevas que surgen en todo el mundo y que se imponen a laciudad? ¿O se trata, por el contrario, de un modelo urbano que se extiende pocoa poco a escala mundial? Según una tercera hipótesis, asistimos a mutaciones,a lo largo de un período transitorio, durante el cual lo urbano y lo mundial seremodelan uno al otro y se perturban entre sí.Continuemos con el balance crítico. A finales del siglo XIX, el conocimientocientífico comenzó a ocuparse de la ciudad. La sociología urbana, como disciplinacientífica, se inauguró en Alemania, con Max Weber entre otros. Pero estaciencia de la ciudad no ha cumplido sus promesas. Ha suscitado lo que hoy sellama el “urbanismo”, que se resume en consignas muy imperiosas para la creaciónarquitectónica y en informaciones muy vagas para las autoridades y losgestores. A pesar de algunos meritorios esfuerzos, el urbanismo no ha alcanza-36 VIENTO SUR Número 116/Mayo 2011

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