11.07.2015 Views

Victoriano Garza Almanza Publica o Perece

Victoriano Garza Almanza Publica o Perece

Victoriano Garza Almanza Publica o Perece

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CULCyT//<strong>Victoriano</strong> <strong>Garza</strong> <strong>Almanza</strong><strong>Publica</strong> o pereceEl Papel de los Científicos y Escritores en la Selección de las Obras deLectura de la Educación Básica de MéxicoLa polémica que hace alrededor de tresaños suscitó la selección de libros para lasbibliotecas-aula de las escuelas deeducación básica de México entre lacomunidad de escritores, quienes sequejaron amargamente de que las obrasno fueron escogidas –por la Secretaría deEducación Pública (SEP)– con “criteriosliterarios y nacionalistas”, y que esa faltade visión vendría en detrimento de laeducación de los estudiantes, permitióadvertir, al propio tiempo, lo nadaparticipativa que se mostró la comunidadcientífica mexicana en asunto tanimportante para la nación; pues mientrasque los escritores reclamaban un supuestoderecho a elegir las obras de lectura de lasnuevas generaciones, los científicos, ajuzgar por su silencio, consideraron esocomo problema ajeno.Y es que en México, la mayoría delas personas que se dedican a lainvestigación científica escriben ypublican los resultados de sus estudiospara que los lean sus colegas y no paraque el público se entere de lo que hacen,lo cual se entiende por el aparente altogrado de complejidad de muchos de sustrabajos; mientras que los escritores creansu obra pensando en el público.El científico y el escritor separecen en que ambos tienen sociedadesgremiales donde se agrupan para discutiry decidir sobre aquellas cosas que lessuceden, ya sea entre ellos mismos ofrente a la sociedad, y que los beneficiano los perjudican; y también, en que tienensistemas de compensación que lospremian económicamente —es decir, quese reconocen a sí mismos— por lacantidad y calidad de la obra producida.El científico y el escritor sedistinguen por la forma de trabajar y lasustancia que emplean para sudesempeño. El primero se planteapreguntas sobre la naturaleza de ciertascosas del mundo que le interesan y, condeterminados procedimientos exactos,trata de responderlas. La materia primaque utiliza para esto son los propioshechos. El segundo no necesita nada mássofisticado que su propia imaginación, yde equipo le basta con el lápiz y el papel.La materia que utiliza son sus sueños,ocurrencias, su interpretación personal delas cosas que le rodean y muchacreatividad. Sin embargo, al final de lajornada los dos difunden sus ideas, unasbasadas en la recreación de la forma yfuncionamiento de las cosas, otrasinventadas y posiblemente no existentesmás allá de la imaginación del autor.Entonces, si tanto unos como otrosescriben sus ideas y las publican, ¿a quese debe que el gremio de los escritores sehaya sentido tan agraviado por la SEP, yel de los científicos no? La respuesta es, atodas luces, a que los intereses de losescritores fueron afectados y los de loscientíficos no.Es decir, la sociedad de escritoresno solo fue ignorada por la SEP, comoseguramente también pasó con laAcademia de Mexicana de Ciencias, sinoque la obra colectiva de sus agremiadosfue dejada de lado favoreciendo la de losCULCyT//Noviembre–Diciembre, 2005 27Año 2, No 11


autores extranjeros –aquí es dondedefendían eso de la “mexicanidad” o lapérdida de una identidad nacional porinducir a leer españoles o franceses-; yesto, a su decir, se hizo a partir decriterios económicos.A los científicos ni les fue ni lesvino ese asunto porque, en su mayoría,salvo muy contadas excepciones (comoRuy Pérez Tamayo y MarcelinoCereijido), raramente preparan obras dedivulgación científica; por lo común, suaudiencia es de su propio nivel académicoy científico. Cuando escriben libros,generalmente los destinan a estudiantes ymaestros universitarios –libros de texto–,o a quienes ejercen la práctica profesional–obras de consulta–. De tal forma, laselección de libros no les afectó porqueellos se mueven en una sintonía editorialdiferente a la de los escritores deliteratura.Pero esto también nos muestraotro serio problema, que el esmero de loscientíficos mexicanos es hacia el interiorde su gremio, principalmente elinternacional, motivo por el cualdesatienden a la gente que está fuera deórbita. Por su actitud, pareció nointeresarles si los niños de primaria ysecundaria tendrían en sus bibliotecasaulalibros de ciencia, ni que tipo delibros habría, ya que sí se contemplótenerlos.Esto es importante porque elinterés y la vocación por la cienciamuchas veces nacen de la lectura o sonfomentados por ella. Por esto, no es raroencontrar grandes obras de divulgación enpaíses que realizan ciencia avanzada, nicientíficos famosos que —a la vez quehacen investigación y publican susresultados en las revistas especializadas—escriben obras para jóvenes, materialescuyas lecturas pronto se convierten entextos obligatorios en la escuela, y que alpoco se transforman en clásicos.No es de extrañar entonces, quelos novelistas, cuentistas, ensayistas,poetas y dramaturgos mexicanos sesientan como los únicos con derecho aopinar sobre el contenido de lasbibliotecas-aula, pues los científicosdifícilmente llenarían con obras propiasde divulgación, que prácticamente no hanproducido –como casi tampoco hanescrito libros de texto–, los estantes de loslibreros escolares.Es decir, en la educación básicadel país, el científico mexicano ha dejadovoluntariamente y de doble manera elnicho vacío: una, de forma material,permitiendo que lo ocupen obras dedivulgación científica de autoresextranjeros —lo cual tampoco está mal,pues hay excelentes libros que al menosdeben conocer los niños—; y otra, deforma moral, que tiene que ver con suresponsabilidad ante la sociedadmexicana, que, en este asunto, ha sidoocupada por entero por la sociedad deescritores.Por eso, no es de extrañar que losescritores se sientan los dueños delterreno y los únicos capaces de señalarle ala SEP, con plena autoridad moral, que sela han ganado a pulso, qué libros deliteratura son los que mejor convienen alas clases de lectura de los niñosmexicanos. De paso, ganan espacio yreafirman su posición ante la sociedad ala que pertenecen.publicaoperece@yahoo.comCULCyT//Noviembre–Diciembre, 2005 28Año 2, No 11

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!