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Informe 2012 - Amnesty International

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Derechos de las mujeresLas mujeres siguieron sufriendo grave discriminaciónen la ley y en la práctica. Para viajar, aceptar trabajoremunerado, matricularse en centros de educaciónsuperior y casarse, necesitaban la autorización de untutor varón, y su testimonio tenía menos peso en untribunal que el de los hombres. Se estimaba que laviolencia intrafamiliar seguía siendo muy común.Las mujeres se unieron a las reivindicaciones enfavor de las reformas y se organizaron para defendersus derechos. Un grupo lanzó en Internet la campaña"Women 2 Drive" (Mujeres al volante), que instaba a lassaudíes con permiso internacional de conducción aempezar a conducir por las carreteras del país a partirdel 17 de junio. Según informes, decenas de mujeressiguieron la consigna, y algunas fueron detenidas yobligadas a comprometerse por escrito a dejar deconducir. Al menos dos se enfrentaban a juicio. Estacampaña se integró posteriormente en un movimientonuevo y más amplio en favor de los derechos de lasmujeres y con el lema de “Mi derecho, mi dignidad”.En septiembre, el rey anunció que a partir de 2015las mujeres podrían votar y presentarse comocandidatas en las elecciones municipales, únicoscomicios públicos del país, así como ser designadasmiembros del Consejo Consultivo. Manal al Sharif, asesora de seguridad informática,fue detenida el 22 de mayo, un día después de que lapolicía le diera el alto cuando conducía, acompañadade su hermano, en la ciudad de Al Jobar. Además,el 19 de mayo había publicado en el sitio web de“Mujeres al volante” un vídeo en el que se la veíaconduciendo. Quedó en libertad 10 días después. El 27 de septiembre, Shaimaa Jastaniyah fuecondenada en Yidda a recibir 10 latigazos por haberconducido un automóvil. La sentencia fue confirmadapor el mismo tribunal que la había dictado y, al finalizarel año, se estaba recurriendo.Derechos de las personas migrantesLos trabajadores y trabajadoras migrantes seguíansiendo víctimas de explotación y abuso a manos deempleadores privados y públicos, y sus posibilidadesde obtener reparaciones eran escasas o nulas. Entrelos abusos más extendidos figuraban la imposición delargas jornadas laborales, el impago de salarios y laviolencia, sobre todo contra trabajadoras domésticas.Las mujeres empleadas en el servicio doméstico quehuían de su patrocinador debido a los abusos deque eran objeto acababan con frecuencia en peorescondiciones en el mercado de trabajo ilegal.Excepcionalmente, en el caso de Sumiati bintiSalan Mustapa, empleada doméstica indonesia quehabía necesitado tratamiento hospitalario en 2010tras haber sufrido cortes, quemaduras y golpes,presuntamente a manos de su empleadora, ésta fuecondenada a cuatro meses de prisión en octubre,pero posteriormente quedó en libertad, habida cuentadel tiempo que llevaba ya recluida.Tortura y otros malos tratosSe recibieron nuevamente informes de tortura y otrosmalos tratos, reiterada forma de abuso que parecíaseguir utilizándose de manera habitual en losinterrogatorios para obtener “confesiones” de lossospechosos. Un chií detenido, cuya identidad no se reveló parapreservar su seguridad, explicó a AmnistíaInternacional que lo habían torturado durante 10 días,hasta acceder a firmar una “confesión”, con métodoscomo obligarlo a permanecer durante largos periodosde pie y con los brazos levantados, azotarlo con uncable eléctrico, golpearlo en la cara, la espalda y elestómago y amenazarlo con permitir que fuera violadopor otros presos.Penas crueles, inhumanas o degradantesLos tribunales imponían de manera habitual penas deflagelación, ya fuera como condena principal osuplementaria. Más de un centenar de hombres ymujeres fueron condenados a flagelación. En diciembre, el Tribunal Supremo confirmó lascondenas de seis hombres beduinos a “amputacióncruzada” de la mano derecha y el pie izquierdo por“asalto”. Los seis habían sido juzgados ante un tribunalde Riad en marzo de 2011 sin asistencia nirepresentación letradas. Según la informaciónrecibida, la condena había sido confirmada en octubrepor un tribunal de apelación. El 23 de diciembre, a Abdul Samad Ismail AbdullahHusawy, ciudadano nigeriano, le amputaron la manoderecha por robo en Riad.Pena de muerteEl número de ejecuciones registradas creciódrásticamente, hasta situarse al menos en 82, másdel triple de las registradas en 2010. Entre laspersonas ejecutadas figuraban al menos 5 mujeresA<strong>Informe</strong> <strong>2012</strong> Amnistía Internacional93

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