26.11.2012 Views

043-050

043-050

043-050

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

48<br />

entre estos centros, conseguir que sean accesibles, dotarlos de calidad<br />

y de diversidad en sus ofertas, es, en la actualidad, una condición del<br />

civismo, como también lo es aceptar la diversidad de culturas (por<br />

ejemplo, las mezquitas), puesto que no hay civismo sin tolerancia y sin<br />

respetar al otro, al que es diferente. El reto del urbanismo es doble:<br />

renovar y ampliar los centros ya existentes en el territorio de la ciudadregión<br />

y generar nuevas centralidades aprovechando las oportunidades<br />

de los grandes proyectos urbanos o de las actuaciones integrales de<br />

renovación o reconversión. Por último, la calidad integradora de los<br />

centros definirá en gran parte la calidad del civismo colectivo.<br />

No es difícil deducir de este panorama, expuesto desde un punto de<br />

vista optimista, que de lo que se trata es de responder al urbanismo del<br />

mercado, del miedo y de la ostentación con otro tipo de urbanismo, el<br />

de la iniciativa pública democrática, el de la integración social y de la<br />

participación ciudadana.<br />

RETORNO A LA ARQUITECTURA<br />

El director de urbanismo de la City de Londres decía que el equipamiento<br />

más importante de una ciudad era el café o el bar, el lugar en<br />

el que la gente se encuentra y charla, intercambia informaciones y<br />

comenta cotilleos, el lugar en el que pueden convivir personas de<br />

todo tipo.<br />

LOS MONOGRÁFICOS DE B.MM NÚMERO 6<br />

Carlos Bosch<br />

En otras palabras, necesitamos muchos lugares de encuentro y de relación,<br />

ya que la relación con la ciudad y entre los ciudadanos es una relación<br />

de contacto, oral y sensorial, de hablarse y de verse, de escucharse<br />

y de tocarse, de olerse y de observarse; y, como ya hemos comentado,<br />

las arquitecturas urbanas pueden ser ciudadanas o urbanicidas.<br />

Los grandes equipamientos, las infraestructuras de comunicaciones,<br />

los nuevos proyectos urbanos, que todavía en la actualidad están regidos<br />

por el mercantilismo, el miedo, la ostentación y las modas o se<br />

realizan en nombre de la rentabilidad y los prejuicios sobre la demanda,<br />

fracturan el tejido urbano y segregan poblaciones y actividades,<br />

imponen comportamientos de usuarios o clientes y favorecen el anonimato<br />

y la anomia sociales.<br />

Se promueven operaciones de vivienda que, en algunos casos en<br />

nombre del mercado y de la maximización de los beneficios, y en<br />

otros, en nombre del interés social por maximizar la producción a<br />

bajo coste, generan espacios fragmentados, barrios cerrados y bloques<br />

discontinuos, por lo que no existe un espacio público real, espacios de<br />

socialización, de intercambio o de significación.<br />

Un ejemplo de esto lo constituye el falso debate sobre los rascacielos.<br />

La cuestión no es la altura, sino la calidad del espacio que generan a<br />

su alrededor. Puede ser que una avenida o un barrio con muchos rascacielos<br />

generen un ambiente urbano rico y variado (como el área<br />

central de Manhattan). Todo depende de la disposición de los edificios,<br />

de la relación con el espacio vacío, de la contención de la circulación,<br />

de la diversidad de usos y de la animación de los locales de sus<br />

plantas bajas. Éste no es el caso de los bloques aislados que a menudo<br />

nos proponen los promotores, que no crean espacio colectivos sino<br />

vacíos para aparcamientos o zonas privadas, que no construyen tejido<br />

ciudadano, sino rupturas o discontinuidades, que no facilitan la<br />

vida social, sino el anonimato, que no hacen que la ciudad sea más<br />

amable, sino que esté más congestionada.<br />

Una prueba decisiva de la buena relación entre el espacio construido<br />

y el espacio público es lo que podemos llamar “espacios de transición”.<br />

Nuestra cultura urbanística aún es heredera de viejas dicotomías:<br />

construido-no construido, privado-público, equipamiento-vivienda,<br />

circulación-verde, etc. Pero la calidad de la vida urbana a menudo se<br />

decide, al menos en parte, en los espacios de transición. Podemos dar<br />

algunos ejemplos, tanto positivos como negativos. Un buen ejemplo<br />

sería el Centro Pompidou o el Parc de la Villette en París. Apenas hay<br />

solución de continuidad entre el entorno, la explanada delante del<br />

Pompidou, las zonas verdes y la avenida y el canal alrededor de la<br />

Villette y los equipamientos culturales de alta calidad. Cualquier persona<br />

puede transitar fácilmente por estos espacios de transición y<br />

acceder sin problemas a los bajos de los edificios. En la misma ciudad,<br />

sin embargo, encontramos el caso opuesto: la Grande Bibliothèque,<br />

que crea un espacio a su alrededor totalmente inhóspito. En Barcelona<br />

“Una prueba decisiva de la buena relación entre el espacio construido y el<br />

espacio público es lo que podemos llamar ‘espacios de transición’. Un<br />

ejemplo positivo lo encontramos en el Macba y el CCCB. Todo parece<br />

indicar que, por ahora, el ejemplo negativo lo constituirá la zona Fórum”.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!