Hay más testimonios, entre ellos una misiva de Doroteo González al gobernador deCórdoba, en la que da cuenta de un malon que tuvo lugar el 30 de mayo de 1863 en RíoCuarto. El “encargado de la comandancia general accidentalmente”, explica que “en elmomento de mi llegada impartí a todos los comandantes generales de esta comandanciageneral que se me había encargado, las órdenes convenientes para evitar el progreso de larebelión que ya había asomado al oeste de la provincia, así como prestar protección a lafrontera que debían invadir los bárbaros del desierto de acuerdo con los rebeldes 18 ”. En elpárrafo siguiente se quejaba González porque encontraba que “deplorable es hasta el extremo,señor gobernador, que aun más allá de la mitad del siglo XIX, cuando la civilización hacerápidos progresos en todo el universo, sólo entre nosotros existan hombres quedesconociendo lo que valen los que pueden, la misión que están destinados a llenar en latierra, y hasta sus mismos intereses, hagan causa común con los salvajes del desierto 19 , a finde satisfacer pasiones tan perniciosas, cuanto innobles”. Resulta hasta conmovedor observarque para el “comandante accidental”, no cabía otra posibilidad que someterse al Estado, jamáspasaría por su cabeza que aquellos “rebeldes” y “bárbaros del desierto”, podían no encontraratractivos los “rápidos progresos” que hacía la civilización de los triunfadores en Pavón.Mencionaremos una última misiva que también es muy ilustrativa, datada en julio delmismo año por el sargento mayor Thomas O´Gorman con destino al gobernador de Córdoba.El oficial cuenta de una “invasión ejecutada por un número de 100 indios sobre el Fuerte deAchiras, en el cual han entrado y han saqueado completamente todas sus casas,absteniéndose de matar y cautivar. Dichos indios, entre los cuales vienen muchos cristianos yuno de ellos (...) Fernando Sosa que es conocido por haber pertenecido al Chacho, están encombinación con las montoneras y según avisos se dirigían sobre el Río Cuarto”.En realidad, la concreción de estas combinaciones no debería llamar la atención. Laarticulación entre montoneras federales y diversas parcialidades mapuche se explica tambiénporque la noción de frontera como línea infranqueable es errónea. Las relaciones entreexpresiones de la sociedad “argentina” y las diferentes tolderías fueron múltiples desde 1810.Inclusive en tiempos virreinales se habían llevado a cabo “negocios” con las comunidadeslibres y la celebración de parlamentos fue una práctica continua. Se sabe también que las rukade los mapuche funcionaron como ámbito de refugio político cuando unitarios o federalesnecesitaron exiliarse alternativamente. Y también constituyeron reparo para los perseguidospor la Justicia. Las alianzas entre los lonko y las sucesivas autoridades de la Confederaciónfueron moneda corriente y también las disidencias entre distintas parcialidades mapuche.Hacia 1860 y cuando comenzaba a edificarse el Estado al gusto de Buenos Aires, TierraAdentro funcionó como un imán para todos aquellos que no cuajaban en el nuevo orden de lascosas. En consecuencia, los winka que buscaron refugio en las tolderías, en más de unaocasión guerrearon contra los fuerzas de línea que los perseguían, en el marco de losinnumerables malon. Entre ellos, Hilarión Nicolai, Juan Gregorio Puebla, Fernando Sosa yotros. Unos años después, cuando Varela retomó la senda de la rebelión, volvieron aintensificarse las arremetidas rankülche en la frontera cordobesa.Una obra le añade ficción a la novelesca vida de aquel huarpe federal. Se denomina Eltiempo diablo del Santo Guayama 20 . Su autor se vale de la trama para opinar que lasinterminables revueltas que encabezó Varela, podían explicarse con la incomprensión queexperimentaba el viejo caudillo ante el nuevo orden de las cosas. Aunque se considera a símismo crítico de las narraciones más difundidas, el escritor termina participando del dogmaliberal, según el cual el único progreso posible era el que encarnaba ese proyecto político. Nosparece que más bien fue al contrario, los líderes federales del 60 y 70 entendían perfectamente18 El subrayado es del autor.19 Subrayado propio.20 Concatti, Rolando. El tiempo diablo del Santo Guayama. Corregidor (2003).10
qué significaba la construcción de ese Estado para el interior del país. Además, no hacían faltademasiadas reflexiones o especulaciones intelectuales: la increíble mortandad, el racismo y laprofundización de la pobreza ofendían la vista.Por eso, no sería extraño que hubieran aflorado entendimientos con Tierra Adentro.Para la tradición mapuche sobre todo guluche, el alzamiento general de 1881 es un hitoprincipal de la resistencia de su pueblo. En otro trabajo, ya nos asomamos a la participaciónpuelche en ese futra malon 21 . En la memoria colectiva de los mapuche, quedó impreso susesgo trágico: los weichafe de a caballo y con sus waiki frente a un ejército que había llegadoa la contienda en ferrocarril. De aquella ofensiva desesperada participaron prácticamentetodas las parcialidades mapuche, inclusive aquellas que se habían caracterizado por susbuenos tratos con los winka. Hubo pu lonko que intentaron permanecer neutrales pero suskona de todas maneras marcharon al combate. En una jornada determinada, cada parcialidaddebía atacar un fuerte intruso en la Araucanía. El anhelo era expulsar a los winka al norte delBío Bío. Difícilmente, algún mapuche creyera en la factibilidad de ese objetivo a esa altura delos acontecimientos pero la determinación ponía de relieve un elemento central de la culturamapuche: su vocación por la independencia y la libertad. Esa opción por la resistencia,inclusive ante la derrota inevitable, dejó impreso un sello en las generaciones de los futurosmapuche y ese rasgo, define al conjunto del pueblo mapuche inclusive en la actualidad.La actitud racional que de Varela reclamaba el novelista, no siempre se tradujo ennegociación, en sumisión ante los vencedores o en la búsqueda de limitar los despojos que sevenían. La racionalidad no tiene por qué ser sinónimo de defección y entreguismo. Más bien,se relaciona con la comprensión del tiempo que toca vivir y del desafío que hay que asumir.Ante los avances chilenos y argentinos, las diversas parcialidades mapuche actuaron comopueblo en base a fundamentos culturales muy sólidos y característicos. Su opción colectivafue la resistencia y así, condicionaron el futuro después de la derrota: perder la libertad conlos waiki en la mano no tiene el mismo significado que resignarla a través de la rendición o laasimilación. La aseveración también es válida para las interminables insurrecciones federalesque evidentemente, dialogaron con los malon entre 1860 y 1870. Una historia de la resistenciano puede soslayar la existencia de decenas o hasta centenas de gauchos como Puebla, Nicolaio Guayama, aunque por ahora las preguntas sean más que las respuestas. El avance esconsiderable si se tiene en cuenta que durante mucho tiempo, se pensó que sobre el supuestoDesierto que se extendía Tierra Adentro, campeaba el más absoluto de los silencios.BibliografíaBaigorria, Manuel. Memorias, Ediciones Solar. Buenos Aires, 1975.Concatti, Rolando. El tiempo diablo del Santo Guayama. Corregidor, 2003.De la Fuente, Ariel. Los hijos de Facundo. Caudillos y montoneras en la provincia de LaRioja durante el proceso de formación del Estado nacional argentino (1853-1870). PrometeoLibros. Buenos Aires, 2007Fernández Latour de Botas, Olga, Cantares históricos argentinos. Biblioteca de CulturaPopular. Ediciones del Sol. Buenos Aires. 2004.21 <strong>Moyano</strong>, Crónicas de la resistencia mapuche.11