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“LA PERFECTA ALEGRÍA”:SER INSTRUMENTOS DE PAZ Y JUSTICIAPor Williams I. Rodríguez TorresA lo largo de la vida uno conoce personas buenas y otras notanto, gente por la que vale la pena vivir y por las que damoslas gracias de haberles conocido. Gente brillante, otras no tanluminosas. Personas admirables, algunas repudiables, pero todashechas del mismo barro. ¿Qué es lo que hace entonces que dela mano de un mismo Creador y con una misma materia primasalgan vasijas buenas y malas?Sin dudas creo que es la opción personal, la capacidad quetiene el hombre de decidir, esa divina libertad que nos regalóDios y que es incomparable, el darle la oportunidad a los hijos deescoger qué camino tomar.A los seres humanos nos cuesta mucho trabajo aceptar yrespetar las decisiones de nuestros semejantes, incluso lesacusamos muchas veces de estar equivocados, de tomar uncamino que a nada conduce, que es una pérdida de tiempo.Cada 4 de octubre, desde el año 1226, la Iglesia Universalcelebra el día de uno de los hombres de fe más grandes denuestra historia; el día de aquel que siendo hijo de padres de unaclase acomodada fue capaz de renunciar a todo para cumplir lavoluntad divina, para ir tras su vocación.Este hombrecito de Asís, un pequeño pueblo de Italia, hamovido a lo largo de siglos a millones de personas católicas ono, creyentes o ateas, a vivir una vida apegada al Evangelio, alas bienaventuranzas, al amor a toda la creación. Movimientospacifistas, ecologistas, y hombres y mujeres de bien, hanencontrado la inspiración en aquel que se despojó hasta de susvestiduras en plena plaza pública ante un juez, para declararselibre de toda atadura material con este mundo.El camino de todo el que se apega al Evangelio, de quiendecide seguir a Cristo resucitado, no es otro que el de la cruz,el de la incomprensión e incluso, en ocasiones, es camino deaparente soledad; aún los seres más queridos pueden ser los quemenos comprendan nuestra opción de vida, llegando a ser pormomentos los peores jueces, o los primeros en salir corriendocuando “la cosa se pone mala”; o como el mismo Pedro, losprimeros en negar.Francisco de Asís decidió abandonar la tranquilidad de unhogar estable, el calor de una hoguera siempre encendida, elrefugio de una madre complaciente para lanzarse a cumplircon el llamado del Señor. Sirvió a la Iglesia y a los más pobrespero no de cualquier manera. No gozando de los privilegiosque en aquella época tenían los miembros del clero, tampocoalejándose y reformando por dolor ante la triste realidad que vivíaSan Francisco de Asís.la Iglesia, sino sumergiéndose hasta lo másprofundo de la misma y transformandopor amor y con humildad todo lo queestaba perjudicándola. Siempre desdeadentro y comprometiéndose cada vezmás, aunque fuera víctima de constantesincomprensiones. Muchos de sus antiguosamigos le darían la espalda, lo comenzaríana ver como un bicho raro, como un loco,tal como fue visto Jesús, y como Jesús,probablemente, serán vistos todos aquelloshombres que decidan servir a la verdad. Nopocos tratarán de desacreditar la actuaciónde los más coherentes; de Jesús se decía:este solo come y bebe con prostitutas ypublicanos…San Francisco, quien no dudó enrenunciar a todo bien material, nos dejóun modelo práctico de cómo vivir el36 Un umbral para la ciudadanía y la sociedad civil

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