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Jesús de Nazaret, Rinaldo Fabris

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272 La victoria sobre la muertevisitas que hizo a la comunidad <strong>de</strong> Jerusalén en don<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>n los jefeshistóricos. Cefas, Santiago (y Juan) (Gal 1, 18-19; 2, 1.9).El evangelio para el que Pablo se siente llamado e investido conautoridad por la iniciativa <strong>de</strong> Dios se resume en el título que se da aJesucristo. «Hijo <strong>de</strong> Dios». Al comienzo <strong>de</strong> la carta a los Romanos,escrita a finales <strong>de</strong> los años 50, Pablo recoge un fragmento <strong>de</strong> laprofesión <strong>de</strong> fe cristiana, en don<strong>de</strong> el contenido esencial <strong>de</strong>l evangelio<strong>de</strong> Dios está vinculado a la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo, nuestro Señor,<strong>de</strong> entre los muertos, en virtud <strong>de</strong> la cual él «ha sido constituido Hijo<strong>de</strong> Dios con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> santificación» (Rom 1, 4, cf. Rom8, 32 34). Es el mismo título que aparecía ya en la primera cartapaulina en una fórmula <strong>de</strong> evangelización (1 Tes 1, 10). En otrostextos <strong>de</strong> carácter tradicional Pablo con<strong>de</strong>nsa la profesión <strong>de</strong> fecristiana en <strong>Jesús</strong> resucitado mediante el título <strong>de</strong> «Señor» (griego,Kynos) lo mismo que en la fórmula lucana anteriormente citada.Cuando quiere caracterizar la experiencia <strong>de</strong> fe cristiana en contraposicióncon las observancias legales <strong>de</strong> los judíos, Pablo dice: «Cerca <strong>de</strong>ti está la palabra: en tu boca y en tu corazón, es <strong>de</strong>cir, la palabra <strong>de</strong> lafe que nosotros proclamamos. Porque, si confiesas con tu boca que<strong>Jesús</strong> es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó <strong>de</strong> entre losmuertos, serás salvo» (Rom 10, 8-9). Algún tiempo antes, en supequeño escrito enviado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cárcel a la comunidad <strong>de</strong> Filipos,Pablo había citado un breve himno para suscitar la comunidad viva eintensa <strong>de</strong> amor entre los creyentes. La trayectoria <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>Jesucristo, que culminó en su fi<strong>de</strong>lidad y en su aceptación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stinohumano común vividas hasta la humillación suprema <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>cruz, quedó transformada por la iniciativa po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> Dios que loconstituyó «Señor» (griego, Kynos) (Flp 2, 6-11)Así pues, los testimonios <strong>de</strong> Pablo sobre la resurrección <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>son el eco <strong>de</strong> la primera confesión <strong>de</strong> fe y <strong>de</strong> la proclamaciónmisionera <strong>de</strong>l evangelio. Todos ellos giran en torno a tres títulos enlos que se con<strong>de</strong>nsa el significado y el valor religioso <strong>de</strong> la resurrección:<strong>Jesús</strong> es Cristo, Hijo <strong>de</strong> Dios y Señor (cf. 1 Cor 12, 3). Elesquema dialéctico muerte-resurrección (manifestación), que estápresente en el texto ejemplar <strong>de</strong> 1 Cor 15, 3-5, se encuentra en otrosfragmentos citados por Pablo en apoyo <strong>de</strong> sus reflexiones y exhortacionesdirigidas a los cristianos <strong>de</strong> Roma y <strong>de</strong> Tesalonica (cf Rom 4,24-25, 1 Tes 4, 14). En una mirada panorámica se saca la impresión <strong>de</strong>que los testimonios paulinos sobre la resurrección <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, queremiten a la tradición primitiva, están dirigidos a fundamentar ylegitimar su actividad <strong>de</strong> misionero y <strong>de</strong> evangehzador: «¿No soy yoapóstol? ¿Acaso no he visto yo a <strong>Jesús</strong>, Señor nuestro?» (1 Cor 9, 1).Esta constatación ha llevado a algunos autores a hablar <strong>de</strong> «fórmula<strong>de</strong> legitimación» a propósito <strong>de</strong> los testimonios <strong>de</strong> Pablo sobre elLos relatos pascuales <strong>de</strong> los evangelios 273Cristo resucitado. En otras palabras, las afirmaciones contenidas enlas cartas <strong>de</strong> Pablo sobre la resurrección <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> no remitirían a larealidad o a un acontecimiento en sí, sino que estarían puramente enfunción <strong>de</strong> la actividad evangelizadora o apostólica en cuanto queservirían <strong>de</strong> base para la legitimidad <strong>de</strong> la misma y garantizarían sucontenido. Esta interpretación <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> Pablo es sin embargoreductiva o por lo menos unilateral, ya que pasa por alto lo que es unacaracterística <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> Pablo. El no escribe nunca a loscristianos para informarles <strong>de</strong> una manera neutral, como lo haría unaagencia <strong>de</strong> prensa —todavía habría que probar que existe en este casouna verda<strong>de</strong>ra neutralidad—, <strong>de</strong> lo que les había sucedido a Pedro-Cefas, a los doce, a Santiago y a los <strong>de</strong>más misioneros. Inclusocuando habla <strong>de</strong> su visita a Pedro-Cefas en Jerusalén en la carta a losGalatas y <strong>de</strong> su posterior visita a «las columnas <strong>de</strong> la iglesia», no daunos informes con vistas a un dossier autobiográfico, sino que remitea unos hechos históricos en función apologética e i<strong>de</strong>ológica. Lomismo vale para todas las <strong>de</strong>más apelaciones a la muerte y resurrección<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> mediante fórmulas arcaicas a fin <strong>de</strong> motivar las exposicionescatequeticas y las exhortaciones dirigidas a los <strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong>las diversas cartas. En resumen, los testimonios primeros y másarcaicos sobre la resurrección <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, insertos en el epistolariopaulino, se refieren a la realidad <strong>de</strong> esta experiencia, pero releída<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un contexto <strong>de</strong> fe para captar su significado religioso ysacar sus consecuencias en el plano <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> los individuos y<strong>de</strong> la comunidad.2. Los relatos pascuales <strong>de</strong> los evangeliosSi los primeros testimonios incluidos en las cartas paulinas sonbreves fórmulas kengmáticas y catequísticas o profesiones <strong>de</strong> fe queafirman la resurrección <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> y su «aparición» a algunas personas<strong>de</strong>l círculo <strong>de</strong> los jefes históricos y <strong>de</strong> los primeros evangehzadores, lostextos evangélicos amplían estos datos en forma <strong>de</strong> relatos que se<strong>de</strong>sarrollan en torno a dos centros <strong>de</strong> interés: el sepulcro abierto yvacío <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> y sus manifestaciones-encuentros con sus discípulos.La documentación evangélica sobre la resurrección <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> no sereduce a los breves capítulos con que terminan los evangelios actuales.La conclusión auténtica <strong>de</strong> Marcos está constituida incluso porocho versículos solamente (Me 16, 1-8). La luz <strong>de</strong> la pascua se reflejasobre toda la narración evangélica, iluminando incluso los humil<strong>de</strong>sorígenes <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Algunos episodios, insertos en la trayectoria histórica<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, no solamente reflejan la perspectiva <strong>de</strong> su resurrección,sino que podrían representar una prefiguración <strong>de</strong> la experiencia

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