el C.D.E. del P.R.I. Moreira, y el camino de

Raúl Durán Cárdenas yVicente Oria RazoJ. Antonio Aspiros V.Desde hace muchos años nos ha perseguidola ingrata experiencia de que, alregresar de un viaje -a veces al extranjero-,encontramos malas noticias. El destape deMiguel de la Madrid, el cruento accidente delMetro en la calzada de Tlalpan, la salida deJulio Scherer de Excélsior y otros sucesosasí, han ocurrido justo a nuestro retorno.Esta vez no fue la excepción. El 5 deenero volvimos al Distrito Federal y nostopamos con la noticia del fallecimientodel colega Raúl Durán Cárdenas el 26 o el30 de diciembre (no coinciden quienes haninformado al respecto), y ese mismo día 5partió también otro amigo y compañerode oficio: el maestro Vicente Oria Razo.A Raúl Durán lo conocimos en el ClubPrimera Plana y formamos parte del«consejo de directores» que él encabezódurante su segunda presidencia en el mismo(2005-2007). También tuvo cargosen la Federación de Asociaciones de PeriodistasMexicanos. Desempeñó la mayorparte de su carrera profesional en el diarioNovedades, donde ocupó responsabilidadesdirectivas.Supimos de su partida por la columna‘Comentario a Tiempo’ del colega TeodoroRentería, y por una esquela de otro compañero,Arturo Bárcena Bazán, enviadas anuestro buzón cibernético.De Vicente Oria fuimos por varios lustroscompañeros en Notimex, y en 2009 enla agencia Amex, y cultivamos una amistadbasada en el respeto y el interés mutuo ennuestros asuntos gremiales y profesionales.Fue dirigente estudiantil, asesor de variossecretarios de Educación, autor de librossobre temas educativos, y cuando lospanistas llegaron al poder, lo despidieronsin liquidación.Un mensaje sin firma -desde su correoelectrónico- nos dio cuenta de su partidaeste día de Reyes. Su último texto periodístico(escribía todos los días desde hacedécadas la columna ‘Banderas al viento’),está fechado precisamente el 5 de enerode 2011 y es el siguiente:Banderas al VientoPROBLEMA DE LA EDUCACIÓNPor Vicente Oria Razo*Se atribuye a Porfirio Díaz la siguienteopinión sobre los mexicanos: «Se contentancon tragar antojitos desordenadamente, levantarsetarde, ser burócratas con padrinosinfluyentes, llegar impuntuales a su trabajo,enfermarse a menudo y obtener licenciascon goce de sueldo… gastar más de lo queganan y endrogarse con los usureros parahacer posadas y fiestas onomásticas».A esa pintoresca opinión sobre nuestrosdefectos culturales le podríamos agregaralgunas apreciaciones más profundas:Desde la época colonial hasta nuestros días,todas las preferencias de las familias quebuscan ilustración, son para los abogados,los doctores, los literatos, los maestros ylos oficinistas. Entre ciertos sectores de lapoblación todavía se considera a las universidadescomo simples fábricas de títulos.Se supone que con un título se consigueacreditar un nuevo tipo de nobleza desentido aristocratizante. Muchos piensanque se requiere un título para perteneceral círculo de gobernantes. Consideranque debe existir un grupo de mandarinesnativos con título.Los prejuicios nobiliarios, las aficionesburocráticas, retóricas y literarias y la repugnanciahacia el trabajo manual, alejaronnuestros intereses culturales de los camposde la ciencia y la tecnología. Es que fuimospatria de bachilleres, licenciados, clérigos,doctores y burócratas. Por nuestro origennos convertimos en centro de retóricos,cuna de dogmáticos y semillero de pedantestitulados, muchos sin oficio ni beneficio,pero con título.Heredamos del español una inverosímilsubestimación hacia el trabajo manual. Elperuano Vicente Villarán, a fines del sigloXIX, decía que los colonos españoles veníana buscar la riqueza fácil, la que se obtienesin la doble pena del trabajo y el ahorro.Llegaron a pensar que el trabajo era malo.Por ello, agrega, nuestra América no fuecolonia de trabajo sino de explotación. Elespañol gachupín, se ha dicho, preferíamorir de hambre antes de rebajarse antesus iguales a trabajar con las manos.Entre muchos mexicanos todavía estámuy extendida la mentalidad de conquistador,de menosprecio al valor económicodel hombre. Desde la época colonial, juntoa indudables virtudes, hemos arrastradotambién evidentes defectos culturales. Ennuestra integración nacional no todo hasido positivo. Tenemos una parte negativaque, en determinadas épocas, en granmedida ha deformado nuestro proceso dedesarrollo.A lo largo de nuestra historia seregistran avances y retrocesos; pausasy desviaciones. Durante periodos muylargos nuestro crecimiento económico haincrementado la pobreza de los grandessectores de la población y ha concentradola riqueza en pocas manos. Una estrategiade falso desarrollo convirtió a la economíaen enemiga del desarrollo del hombre,de su bienestar, de su educación, de suenaltecimiento humano. Estos defectosestructurales provocaron desviaciones enla educación.No renegamos de nuestra herenciasocial ni perdemos la fe en nuestra propiatierra. Somos mexicanos, con virtudes ydefectos, pero con un amplio horizonte histórico.Apoyándonos en todo lo valioso queviene de nuestro pasado y en la experienciauniversal, podremos corregir lo negativoy transmitir a las nuevas generaciones lasexperiencias y sabiduría, las aspiraciones ylos ideales de vida que sirvan eficazmentepara crear una cultura nueva.Frente a las dificultades que nos agobianhoy es más necesario que nunca renovar,crear y recrear valores que sirvan paraamalgamar el pensamiento y la voluntad delos mexicanos en favor de las tareas parallevar adelante nuestro proyecto común dedesarrollo. La actual no es hora de fatigasni de pausas medrosas. Es hora de mantenerelevada y alerta la conciencia de lapoblación a fin de lograr la superación denuestras dificultades transitorias y marcharaceleradamente hacia la transformacióndemocrática y justiciera de la vida nacional.La acción del sistema educativo nacionalen proceso de transformación renovadora,debe servir nuevamente para promoveruna profunda reforma cultural de lanación. Otra vez, como cuando se fundóla Secretaría de Educación Pública, debepensarse en una cultura social fundada enel trabajo y que se ofrezca a todos. No sepuede dejar de enseñar a conocer; perodebe extenderse y adquirir crédito social laenseñanza para el hacer. Nuestras aficionesteóricas deben vincularse a las necesidadesprácticas y productivas. Con la educaciónse han de formar mejores mexicanos paradesarrollar al país. *PeriodistaHop’ Ki’n • 20