12.07.2015 Views

Clase N° 5: El género narrativo. El viaje del homo narrator

Clase N° 5: El género narrativo. El viaje del homo narrator

Clase N° 5: El género narrativo. El viaje del homo narrator

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ya es muy significativo que en la Poética de Aristóteles mito y argumento coincidan.Inicialmente, pues, hay una incesante referencia a un imaginario mítico y a un origencosmogónico. Es muy importante tener en cuenta la estructura mítica de los cuentosinfantiles clásicos, en cierto modo como expresión de ciertos arquetipos, de ahí que sereclame la repetición invariable de su argumento por parte <strong>del</strong> receptor o lector. Un ejemplode <strong>viaje</strong> o relato infantil sería, por ejemplo, Hansel y Gretel. En los orígenes, esaconservación <strong>del</strong> argumento (o mito) original era la garantía de la preservación de unacultura, y hasta de su estabilidad social. En la estructura misma <strong>del</strong> mito están presentes losllamados mitemas: estructuras sintagmáticas que se reiteran y que constituyen el principioestructurador de un relato mítico.La Ilíada es, en cierto sentido, el relato <strong>del</strong> <strong>viaje</strong> de los aqueos a la ciudad de Troya,pero, sobre todo, la Odisea encarna como ninguna otra obra la noción misma <strong>del</strong> <strong>viaje</strong>como relato. No son casuales las coincidencias entre Odiseo y Simbad el marino, porejemplo. En última instancia, el Héroe antiguo reproduce el relato de un <strong>viaje</strong> simbólico:Orfeo (imagen también <strong>del</strong> poeta), con su descenso al Infierno (Hades), para tratar de salvarinfructuosamente a Eurídice. Hércules o Heracles, a través de sus legendarios “trabajos”,configura un relato que es también un <strong>viaje</strong> desde su condición mortal hacia su finalnaturaleza inmortal. Heracles (acaso el Héroe antiguo por excelencia) tiene, en uno de sus“trabajos”, que descender al Hades. Se ha visto en este <strong>viaje</strong> de descenso y ascenso unaanticipación de la muerte y resurrección de Jesucristo. <strong>El</strong> propio Odiseo desciende tambiéna los infiernos y allí conversa con la sombra de Aquiles, con su propia madre, y con uncompañero de <strong>viaje</strong> muerto durante su accidentada travesía, <strong>El</strong>penor. Ya se anticipó que elAntiguo Testamento es la narración de un <strong>viaje</strong>. Pero el Nuevo Testamento también seestructura como el <strong>viaje</strong> de Jesús (el Dios que desciende, que se hace carne, hombre, ymuere para luego resucitar, y “salvarnos”, esto es, para devolver al hombre la posibilidadde regresar al Paraíso <strong>del</strong> que fuera expulsado a través <strong>del</strong> mito <strong>del</strong> pecado original (que estambién el mito que nos arroja a la historia, al <strong>viaje</strong>, al exilio o diáspora, a la vida temporalque implica la muerte). La noción misma de la vida como tránsito, presente en tantasreligiones y cosmogonías, implica la noción misma <strong>del</strong> <strong>viaje</strong> o relato. Por último, en laComedia dantesca, el héroe, Dante Alighieri, realiza un <strong>viaje</strong> simbólico a través <strong>del</strong> Infiernoy el Purgatorio para finalmente acceder al Paraíso. En el mundo griego antiguo estaba muyarraigada la noción purificadora <strong>del</strong> <strong>viaje</strong> al inframundo como un medio de conocimiento.En muchas culturas, el hombre, al arribar a la edad adulta, debe purificarse (como el héroeantiguo) mediante una suerte de <strong>viaje</strong> simbólico de purificación (o transformación interior)para formar parte esencial de la comunidad. Viajes son también los que conforman losefectos alucinatorios de drogas diversas. Viaje o relato que tiene en el chamán a unmediador entre éste y el otro mundo. Contemporáneamente, por ejemplo, la pensadoraespañola María Zambrano, recrea en Claros <strong>del</strong> bosque la noción de los llamados ínferos (oinfiernos), para indicar que todo hombre debe realizar de algún modo ese <strong>viaje</strong>, ese relatoprimordial, de descenso y ascenso. <strong>El</strong> <strong>viaje</strong>, aquí, además de su contenido transformador, esun <strong>viaje</strong> de conocimiento hacia un sentido siempre inalcanzable, que acaso ilustra el propio<strong>viaje</strong> <strong>del</strong> hombre siempre en busca de un sentido para su vida y para el Universo.Existe el <strong>viaje</strong> físico (que implica un desplazamiento en el espacio y a través <strong>del</strong>tiempo) pero también el <strong>viaje</strong> interior, como un remedo de un <strong>viaje</strong> de autoconocimiento.No otro, por ejemplo, es el <strong>viaje</strong> interior de Edipo Rey hacia su propia identidad. <strong>El</strong> poeta2


cubano José Lezama Lima decía que hay <strong>viaje</strong>s más espléndidos que aquellos que implicanuna traslación física, geográfica: los de la imaginación.Cuando llegamos a los inicios de la novela moderna, con Don Quijote de la Mancha,volvemos a toparnos con la estructura misma <strong>del</strong> <strong>viaje</strong> como relato <strong>del</strong> héroe (en las sagasépico narrativas europeas se reiteran los <strong>viaje</strong>s <strong>del</strong> héroe, llámese Cid o Roland; sagas que,por cierto, aluden directamente a la formación de los estados nacionales). Hay un remotoantecedente romano: el Satiricón, de Petronio, donde un personaje se desplaza porsucesivos (y a veces inconexos) escenarios. Luego, esta estructura se consolida en lallamada novela picaresca (en <strong>El</strong> Lazarillo de Tormes, de autor anónimo, y en <strong>El</strong> Buscón, deQuevedo, por ejemplo), donde ya se consolida un héroe menos ilustre, más democrático. Enel Quijote están presentes los dos tipos de <strong>viaje</strong>s o relatos: el desplazamiento físico comoprincipio estructurador espacial y temporal de su aventura, pero, simultáneamente, el otro<strong>viaje</strong>: el de la ficción (locura o literatura o imaginación) a la realidad (o cordura). Essignificativo que la pérdida de su locura (debido a su locura literaria o imaginal o ficcional)se cumpla con su muerte cuando recobra la razón. En el Quijote está, pues, implícita lanoción de <strong>viaje</strong> o relato desde el otro mundo a este mundo. Hay, además, un relato detransformación interna: la llamada quijotización de Sancho y la sanchificación de DonQuijote. Como un complemento más poético y sintético, podrían citarse los <strong>viaje</strong>s dealgunos sonetos de Quevedo, donde se describe el proceso de tránsito de la vida (elnacimiento) a la muerte. En el tiempo de Cervantes ocurre un <strong>viaje</strong> primordial, el deCristóbal Colón, con su Diario de navegación. Se inaugura ya el típico relato de <strong>viaje</strong>. Los<strong>viaje</strong>s de Marco Polo, por ejemplo. Robinsón Crusoe sería posteriormente un ejemploparadigmático, hasta llegar a Relato de un náufrago, de García Márquez. Pero relatos de<strong>viaje</strong> son también, de cierto modo, la literatura de los llamados cronistas de Indias, donde secontraponen dos mundos culturalmente diferentes. Toda biografía, o autobiografía, sobretodo, es un relato de <strong>viaje</strong> también.En la novela Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier, se describe el <strong>viaje</strong> de suprotagonista hacia el interior de la selva amazónica venezolana, en busca de un instrumentomusical aborigen. Según va adentrándose en la selva va realizando un <strong>viaje</strong> hacia atrás en eltiempo, porque va transitando por distintos estadios culturales –que, en América Latinacoexisten dentro de un mismo ámbito histórico. Ese <strong>viaje</strong> de conocimiento termina portransformar al personaje. Otro cuento clásico suyo, “Viaje a la semilla”, recrea la vida de unpersonaje pero al revés de la flecha cosmológica y psicológica <strong>del</strong> tiempo, desde su vejezhasta su nacimiento, hasta que regresa al útero materno, al misterioso origen que es, a lamisma vez, el Todo o la Nada. Por cierto, en su ensayo “<strong>El</strong> universo amniótico”, de su libro<strong>El</strong> cerebro de Brocca, el ya fallecido astrofísico Carl Sagan, ensaya (a la manera de unrelato) sobre las teorías <strong>del</strong> psicoanalista ruso Stanislav Groff: la llamada memoriaembrional y, sobre todo, en torno a los distintos estadios por donde transita el feto humanoen su <strong>viaje</strong> desde el llamado universo amniótico (que Freud describiera como el éxtasisoceánico, con una imagen simbólica <strong>del</strong> origen o paraíso primordial) hacia el afuera, haciael nacimiento (es decir, también a la larga hacia la muerte o, en cierto modo, retorno haciael seno de la materia). Pongo este ejemplo tan significativo para llamar la atención sobreeste importante <strong>viaje</strong> o relato de nuestro traumático nacimiento, a partir <strong>del</strong> cual es todavíamás pertinente reflexionar sobre la naturaleza temporal y narrativa de nuestra percepción <strong>del</strong>a realidad.3


La noción de <strong>viaje</strong> como relato estará muy presente en la constitución misma de lanovela moderna: la llamada novela de formación o aprendizaje, donde se describe el relatode un personaje desde su nacimiento hasta su muerte o hasta el fin de su aventuraexistencial. Los ejemplos serían innumerables. Uno muy reciente, sería la novela Paradiso,de José Lezama Lima, donde se asiste al proceso de adquisición de una concepción opercepción poética <strong>del</strong> universo a través de la vida de un personaje, José Cemí… Al final,la novela sugiere con su última frase que, cuando se cumple ese <strong>viaje</strong> de conocimiento,comienza entonces otro <strong>viaje</strong>. Por eso termina así: “Ritmo hesicástico, podemos empezar”,con típico final abierto a lo desconocido.Después <strong>del</strong> Quijote (que ya es una sátira a la llamada novela de caballería), la novelase convertirá en el género canónico de la modernidad. <strong>El</strong> formalista ruso, Mijail Bajtín,definirá algunas de sus más esenciales características: lo dialógico o polifónico(coexistencia de varias voces narrativas); la proyección abierta o inacabable (la novelacomo ilustración de un fragmento de vida) que se despeña hacia un futuro desconocido; loproteico de la forma narrativa, que es capaz de asumir innumerables formas genéricas(romántica [Wherter, de Goethe], realista [la llamada Comedia humana, de Balzac o deBenito Pérez Galdós, hasta llegar a Rojo y negro, de Stendhal, o a Madame Bovary, deFlaubert, o a la novelística de Thomas Mann], naturalista [Naná o Germinal, de EmileZolá], histórica [La guerra y la paz, de Tolstoi], gótica [<strong>El</strong> castillo de Otranto, de HoraceWalpole, o Los misterios de Udolfo, de Ann Radcliffe], o de horror [Lovecraft, StephenKing], fantástica [Otra vuelta de tuerca, de Henry James, o una importante faceta de FranzKafka], de ciencia ficción [Julio Verne], alegórica [Moby Dick, de Melville, o Lord Jim, deConrad], psicológica [Dostoievsky], existencialista [Sartre, Camus], e inclusoestructuralista -como es el caso <strong>del</strong> Noveau Roman [Michel Butor, Robert Musil, NatalieSarraute]- etcétera); y, por último, según Bajtin también, su carácter cosmovisivo, dondealude a la capacidad cognitiva de la novela moderna para proyectar y/o recrear determinadavisión <strong>del</strong> mundo.En este abanico de formas genéricas habrá <strong>viaje</strong>s hacia adentro, <strong>viaje</strong>s hacia el otromundo interior <strong>del</strong> sujeto (romántica, psicológica, fantástica, existencialista) o hacia afuera(realista, naturalista, histórica). A veces se mezclan ambos mundos. Habrá novelas deaventuras, novelas policiales [acaso la primera, La piedra lunar, de Wilkie Collins, aunqueadquiere su forma moderna con el relato de Poe, “La carta robada”, o la saga de SherlockHolmes, de Conan Doyle,] o negras [los clásicos norteamericanos], novelas de amor a loCorín Tellado, como suerte de subgéneros <strong>narrativo</strong>s.La paulatina complejidad que va adquiriendo la novela se manifiesta en toda suplenitud y complejidad en el siglo XX. Proteica, polifónica, dialógica, abierta,cosmovisiva… Veamos tres ejemplos arquetípicos. En las siete novelas que conforman Enbusca <strong>del</strong> tiempo perdido, de Marcel Proust, se conjuga la llamada novela de formación oaprendizaje, con un realismo complejísimo, donde el afuera (contexto) y el adentro (lopsicológico) se mezclan. Su principio rector será la poética de la memoria, o el <strong>viaje</strong> orelato de la llamada memoria afectiva, o suerte de rememoración imaginal, como apreciaPatrick Harpur en <strong>El</strong> fuego secreto de los filósofos. Una historia de la imaginación. Adiferencia de la dilata extensión temporal y espacial de Proust, en Ulises, de Joyce -recuperación simbólica <strong>del</strong> <strong>viaje</strong> <strong>del</strong> Ulises u Odiseo homérico- el tiempo <strong>narrativo</strong> seconcentra en un solo día: se condensa, se adensa hacia adentro: adentro que se revela4

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!