desarrollo del conocimiento está por detrás de esta vitalidad.Pec~e~x explica la relación entre racionalidad biologistay capItalista en términos de que la biología es particularmentevulnerable a ser explotada por las diferentes formacinesid~~lógicas.Así, la biología cartesiana atribuyó unongen maglco a la fuerza vital en tanto fue coherente conel absolutismo real; en cambio, Claude Bemard, dentro delcontexto de la democracia liberal, restableció la causalidadespecífica de la fuerza vital.Si la historia de la relación entre biología y necesidadesdel sistema capitalista muestra extremos trágicos como losalcanzados durante el nazismo, o niveles menores comolas manifestaciones presentes y ya mencionadas de un biologismoredivivo y cambiante, podemos preguntarnos si elpasaje de una biología que clasifica, define y rotula a otraque programa no establece la forma de articulación propiadel capitalismo monopólico.El desarrollo de esta articulación se refleja en lo politic.oideológicoy también en lo económico. En forma simplifIcadaesto se expresaría en que cada estructura de podergenera o utiliza un biologismo a su medida. Al servir comofuente y posterior apoyatura para las diversas teorías socialesy políticas de Spencer, Comte, Parsons y sus seguidores,se cumple con el nivel político, mientras que las necesidadesde racionalización de la producción económica capitalistase expresan en la biología a través de su aplicación en lamedicina y, más recientemente, en la educación.En este sentido, este libro significa una llamada de alertaell cuan to a la utilización ideológica de la biología, de maneraalguna el establecimiento de un prejuicio en su contra.El detallado análisis que se efectúa acerca de los supuestosteóricos presentes en la etología de Lorenz, en las teoríasdel aprendizaje de Skinner o en la ecología de Ehrlich sirvenpara colocar en un plano crítico teorías que tienen vastaaceptación en América Latina, planteando así una reflexiónacerca del papel que juegan como instrumento de la colonizacióncientífica.¿Por quéla biología?Pregunta general y ambigua: del lector, al lector, a nosotrosmismos. La expresaremos de esta manera: ¿en qué la bio·logía es una referencia ideológica 1 y por qué? Esta inter·pretación no aclara mucho las cosas, pero, al menos, tieneel mérito de obligamos a explicadas.rNo aspiramos a juzgar progresos y elecciones metddológicasen la investigación actual en biología. Ya no es razonablelibrarse a una lucubración prospectiva sobre las consecuenci~epistemológicas de tal o cual nueva perspectiva enlos estudios sobre lo viviente. A decir verdad, a falta de auténtica.fa~iliaridad con el campo, no habríamos elegidoabordado SIno se hubiese impuesto progresivamente a cadauno de nosotros como referencia frecuente a la manipulaciónideológica en otras disciplinas, en otros campos de trabajo.Sociólogos, psicólogos y lingüistas, todos fuimos alcanzadospor la biologización acelerada de los problemaspolíticos y sociales y esto tanto en los discursos científicoscomo oficiales, en los de los mass media y en las prácticassociales mismas. Es, pues, a fin de verificar esta observación1 Lo ideológico puede ser tomado aquí en el sentido que le da M. Augé (Laconstrucción del mundo, París, Maspero, 1974): "La coherencia virtual de lasrepresentaciones que propongo llamar ideo-lógica (... ) Quizás sea posible, poruna parte, comprender cómo lo ideológico (producción local reconstituible)funciona directamente como ideología (privilegiando líneas de fuelZa y confundiendosistemáticamente problemas individuales y problemática social) y, porotra parte, poner en evidencia el juego de las representaciones confrontadasen el discurso de los 'profetas' actuales (... )"
que hemos concebido el proyecto de esta obra exploratoria:¿se trataba de una impresión o encontraríamos, justamente,los signos de un proceso ideológico que se constituía enforma progresiva en el pensamiento y la práctica socialescontemporáneos?Es necesario, pues, recordar aquí, a título de esclarecimiento,algunas evidencias iniciales. Ante todo, distinguiruna biología que, en tanto disciplina, tenga por finalidadexplicitar fenómenos que competen a lo que se llama vida.Reconocer, en consecuencia, a los que "hacen" la biología,es decir a aquellos cuyo esfuerzo consiste en determinarmetodologías para responder al proyecto precedente. Perohay que tener cuidado, ya que el rótulo de "biólogo" puederecubrir un conjunto heterogéneo de personajes, los que loson y los que no lo son, por más que quieran presentarsecomo tales a la prensa, en las obras de divulgación o en camposde práctica tales como la ecología y la medicina; es decir,publicando (los primeros). en revistas científicas especializadaso ejercitándose (los segundos) en un criterio reflexivosobre su trabajo, sobre su ciencia, y sobre una definiciónde lo viviente. Esta segunda actitud es la que nos interesa.Esta opción impone preguntarse acerca de las razones y circunstanciasde ese diálogo querido por el científico con elpúblico: divulgación, profecía, imperialismo, mesianismo.,,Desde luego, la exist~ncia de ese diálogo, de esta explica-CIOnde su saber en su tlempo, nunca es inocente ni voluntaria.~sistimos a un florecimiento de obras que consagranun CIerto triunfo de la biología. La mayoría -y ni Jacob niMonod escapan a ello- hace una epopeya del desarrollo dela instrumentación y de la experimentación. De esta manerase impone el gusto por una historia de la biología asimilabl~a la cronología de una serie de hazañas "deportivas" de laboratorio.Indudablemente, nuestra sociedad, amante delo espectacular, exige esta representación. Pero digamos, citandoa G. Canguilhem: 22 Etudes d'histoire et de philosophie des sciences, París, J. Vrin. 1970, p. 19.16La historia de los instrumentos o de las academias sólo es lahistoria de las ciencias si se la relaciona con las teorías en sususos y empleos.No es, pues, nU'estra intención examinar en detalle losconsiderandos conceptuales de una teoría dominante delo viviente. Tampoco lo es unir directamente conceptos yrepresentaciones (esquemas explicativos de los fenómenos)con intereses económicos y sociales y con ideologías religiosaso políticas. Desde luego, corresponde que hagamosalusión a ello en uno u otro lugar. Pero no es suficiente. Alo sumo se trataría, pues, de ejercitarse en un marxismo divulgado,lo que rechazamos por varias razones.En primer lugar, la historia general es, ante todo, políticay social y no exige, necesariamente, la historia de los métodosy de las teorías científicas. Además, los científicos nonecesitan .s~rtambién historiadores de su ciencia para ejercersu actIVIdad. El desarrollo de la biología, si bien dependede los progresos pasados, no está exclusivamente determinadopor éstos. Es muy distinto, desde luego, cuando setrata de .explicar "su" descubrimiento. Es éste el aspectoque nos mteresa ya que en ese caso se manifiestan las relacionesentre una filosofía y una ciencia. El examen de estasrelaciones es, justamente, lo más indicado para esclarecereste lugar en el que se elaboran concepciones que se quierenhacer aparecer como comunes, representaciones que, aldarse como explicaciones, son en realidad, intervencionessobre lo social. Fenómenos de producción del sentido, esquematizacionesactivas que se explicitan en campos flagrantementeactuales, tales como la medicina (gestión delos cuerpos) y la planificación tecnocrática de la vida (nacimiento,salud, vejez).Efectivamente, puede decirse que en todo momento dela historia semejante filosofía pidió a una ciencia triunfanteque le, diera modelos de conocimiento y, por ende, representaCIOnesdel mundo. Es el caso actual de la biología,"'1 mI agrosa" para algunos. 1nversamente, en cada momentode la historia esta ciencia investigó en otros campos la ex-
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