De todos modos no me <strong>de</strong>sanimé, ni mecansé <strong>de</strong> pedir a <strong>los</strong> pies <strong>de</strong>l Sagrario lagracia <strong>de</strong> llegar al sacerdocio. Escribí ala Monasterio <strong>de</strong> las Agustinas <strong>de</strong> Casciapidiéndoles que rezaran para que S.Rita intercediera por mi y se me dierala gracia <strong>de</strong>l tan <strong>de</strong>seado sacerdocio. LaMadre Giuseppina Rosato, Aba<strong>de</strong>sa <strong>de</strong>lmonasterio, me mandó una carta porcorreo rápido, en la cual me comunicabaque una joven monja <strong>de</strong>l monasterio sehabía ofrecido como víctima al Señor pormis ojos. Algunos días <strong>de</strong>spués ya tenía lamaleta lista para regresar a Sicilia, pero Diosme salvó, porque hizo que me encontraracon mi hermano <strong>de</strong> religión, el P. HéctorSalimbeni que había llegado <strong>de</strong> Roma yahí había conocido a un famoso oculista: elProfesor Mazzantini, el cual había ayudadoa llegar al sacerdocio con su tratamiento aotros jóvenes a quienes también se les habíapronosticado ceguera prematura.El Profesor Mazzantini se ocupó <strong>de</strong>mi caso y me recetó un tratamientolargo (que no estaba autorizado por laOrganización Mundial <strong>de</strong> la Salud), que(23 diciembre <strong>de</strong> 1961); P. Giovanni Salerno msp,el día <strong>de</strong> su Or<strong>de</strong>nación Sacerdotal, en compañía<strong>de</strong> Mons. Corrado Mingo, Obispo <strong>de</strong> Monreale(Sicilia), y <strong>de</strong> su madre.había <strong>de</strong> durar hasta que cumpliera 40años. Desafortunadamente <strong>los</strong> profesores<strong>de</strong> Viterbo no se convencieron con eldiagnóstico <strong>de</strong> este buen médico y habíanresuelto que interrumpiera <strong>los</strong> estudios.Como yo había intuido que tomarían estatemida <strong>de</strong>cisión y antes <strong>de</strong> <strong>los</strong> exámenes,supliqué al P. Agustín La Valle, provincialagustino <strong>de</strong> Sicilia, que asistiera a <strong>los</strong>exámenes como parte <strong>de</strong>l tribunal.Todavía resuena en mis oídos la voz <strong>de</strong>lPadre La Valle: yo la escuchaba en elcorredor mientras trataba <strong>de</strong> salvar misituación. Logró que me pusieran notassatisfactorias y así po<strong>de</strong>r continuar <strong>los</strong>estudios <strong>de</strong> teología en el Seminario <strong>de</strong>Monreale (Palermo).¡Qué gran alegría po<strong>de</strong>r subir a pie,cada mañana, yendo hacia el Seminario<strong>de</strong> Monreale, don<strong>de</strong> no solo encontréprofesores bien preparados para enseñarla doctrina eclesiástica, sino también eran<strong>de</strong>votos y con gran espíritu <strong>de</strong> caridad.Su ejemplo quedó impreso en mi corazónhasta el día <strong>de</strong> hoy. Casi todos el<strong>los</strong>fueron nominados Obispos <strong>de</strong> las diócesissicilianas. Fui or<strong>de</strong>nado sacerdote unaño antes <strong>de</strong> <strong>los</strong> compañeros que <strong>de</strong>jé enViterbo.Finalmente el 23 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1961recibí el don <strong>de</strong> la tan <strong>de</strong>seada or<strong>de</strong>naciónsacerdotal. Tengo muchos recuerdos <strong>de</strong> esedía glorioso, <strong>de</strong> entre el<strong>los</strong> no puedo olvidardos anuncios proféticos:El primero fue <strong>de</strong> mi mamá, que en elpresbiterio <strong>de</strong> la basílica <strong>de</strong> Monreale,mientras <strong>de</strong>sataba el paño con el queel Obispo había atado mis manos yaconsagradas, y las besaba, me dijo: “Queestas manos consuelen a muchos niñoshuérfanos”. Me sorprendieron mucho estaspalabras, porque <strong>los</strong> agustinos no teníanningún orfanato en Sicilia.El segundo mensaje profético fue el <strong>de</strong>lP. Agustín La Valle, provincial <strong>de</strong> <strong>los</strong>agustinos, se me acercó y me dijo: “Queestas manos sirvan para llevar el Evangelioa <strong>los</strong> pobres más lejanos <strong>de</strong> la tierra”. Estas4