MATEO11LAS EPÍSTOLAS UNIVERSALESINTRODUCCIÓNLAS EPÍSTOLAS CATÓLICAS, NO UN TÍTULO FELIZHay varias explicaciones del término católicas (katholikai epistolai) que se aplica al grupo de siete breves cartas de cuatroescritores (una de Santiago, o Jacobo, dos de Pedro, una de Judas, y tres de Juan). El término latín para katholicos es generalis,aunque la Vulgata designa estas cartas como Catholicæ. El significado no es de ortodoxo en oposición a herético, ni de canónico,aunque a veces se designan como Epistolæ canonicæ. De hecho, cinco de las siete (Todas menos Primera de Pedro y Primera deJuan) son puestas por Eusebio entre los libros disputados (antilegomena) del Nuevo Testamento. «Un libro canónico es primariamenteuno que ha sido medido y probado, y en segundo lugar aquello que es él mismo una medida o pauta» (Alfred Plummer).Canon proviene de kanön (caña) y es como una medida patrón cortada a la medida correcta, y empleada entonces como unidadde medida. Algunos ven en el término katholikos la idea de que estas Epístolas estaban dirigidas tanto a judíos como a gentiles,pero la Epístola de Santiago parece dirigida a judíos cristianos. Había otros dos grupos principales de escritos novotestamentariosen los antiguos manuscritos griegos (los Evangelios y los Hechos, y luego las Epístolas de Pablo). Este grupo de siete Epístolasy el Apocalipsis constituyen el resto del Nuevo Testamento. La interpretación usual del término katholikos, aquí, es que estassiete Epístolas no fueron dirigidas a ninguna iglesia en particular, sino que son generales en su distribución. Éste es claramenteel caso en 1 Pedro, como se ve por el lenguaje en 1 Pedro 1:1, donde se mencionan siete provincias romanas. El lenguaje de2 Pedro 3:1 comunica la misma idea. Aparentemente la Epístola de Judas es general también, como así sucede con 1 Juan. Pero2 Juan se dirige a una «señora elegida» (v. 1) y la 3 Juan a Gayo (v. 1), ambos individuos, y por ello estas dos breves cartasno son en ningún sentido universales o católicas. El ejemplo más antiguo que tenemos de la palabra katholikos es una inscripción(del 6 a.C.) con el sentido de general (tëi katholikëi mou prothesei, mi propósito general). Después de esto fue cosa común. El ejemplomás temprano de ello en la literatura cristiana está en la Epístola de Ignacio a la Iglesia de Esmirna (VIII) donde tiene «la iglesiacatólica» (hë katholikë ekklësia), «la iglesia universal», no un cuerpo local. Clemente de Alejandría (Strom. IV. xv) aplica este adjetivoa la carta enviada a los cristianos gentiles «en Antioquía, Siria y Cilicia» por la Conferencia de Jerusalén (Hch. 15:32).ORDEN Y FECHASLos más antiguos manuscritos griegos tienen estas Epístolas Universales inmediatamente después de Hechos, y Westcott yHort así los imprimen en su Nuevo Testamento Griego. Pero las traducciones tanto en inglés como en castellano y muchas otraslenguas siguen el Textus Receptus y las sitúan justo antes del Apocalipsis. El orden de las siete cartas varía grandemente enlos diferentes manuscritos, aunque generalmente Santiago viene en primer lugar y Judas en último (como el último aceptadoy menos conocido de los cuatro autores). Es posible que el orden de Santiago, Pedro y Juan (omitiendo a Judas) representarauna especie de precedencia cronológica al pensar de algunos. También es posible que no se deba atribuir importancia a esteorden. Desde luego, Juan escribió el último, tras la destrucción de Jerusalén, mientras que las otros vienen antes de aquelacontecimiento si son genuinas, como creo yo, aunque hay dificultades de una seria naturaleza acerca de 2 Pedro. 1 Santiago puedeser muy temprana. Si es así, estas siete Epístolas están distribuidas por todo el período comprendiendo desde el 45 hasta el 90d.C. No tienen relación alguna entre sí excepto en el caso de las Epístolas de Pedro y de Judas.IMPORTANCIA DE LAS EPÍSTOLAS UNIVERSALESSin ellas nos veríamos privados de mucho acerca de tres personas destacadas de la cristiandad primitiva. Sabríamos muchomenos acerca de «Jacobo, y Cefas y Juan, que eran considerados como columnas» (Gá. 2:9). También sabríamos menos acercade la forma judaica (que no judaizante) del cristianismo que se hace patente en las Epístolas de Santiago y Judas en contraste,1. El hallazgo de un fragmento de la Segunda Epístola de Pedro, en compañía de otros de Marcos, Hechos, Romanos, 1 Timoteo y Santiago, en 1955, en la Cueva 7 deQumrán, es de enorme importancia con respecto a la cuestión de la genuinidad de 2 Pedro, porque ello le da una fecha evidentemente anterior a la destrucción delTemplo, y formando una colección, ya, con otros escritos apostólicos. Véase Vila-Escuain, Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, art. «Qumrán», págs. 980, 988 –CLIE,Terrassa 1985– (N. del T.).