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EDUARDO GALEANOco impacto del alza de la demanda de alimentos y mercancías que erala inevitable consecuencia de la expansión colonial. El gran aumento delos gastos públicos y la asfixiante presión de las necesidades de consumoen las posesiones de ultramar agudizaban el déficit comercial ydesataban, al galope, la inflación. Colbert escribía: «Cuanto más comerciocon los españoles tiene un estado, más plata tiene». Había unaaguda lucha europea por la conquista del mercado español que implicabael mercado y la plata de América. Un memorial francés de finesdel siglo XVII nos permite saber que España sólo dominaba, por entonces,el cinco por ciento del comercio con «sus» posesiones colonialesde más allá del océano, pese al espejismo jurídico del monopolio: cercade una tercera parte del total estaba en manos de holandeses y flamencos,una cuarta parte pertenecía a los franceses, los genoveses controlabanmás del veinte por ciento, los ingleses el diez y los alemanes algomenos 24 . América era un negocio europeo.Carlos V, heredero de los Césares en el Sacro Imperio por eleccióncomprada, sólo había pasado en España dieciséis de los cuarentaaños de su reinado. Aquel monarca de mentón prominente y miradade idiota, que había ascendido al trono sin conocer una sola palabradel idioma castellano, gobernaba rodeado por un séquito de flamencosrapaces a los que extendía salvoconductos para sacar de Españamulas y caballos cargados de oro y joyas y a los que también recompensabaotorgándoles obispados y arzobispados, títulos burocráticosy hasta la primera licencia para conducir esclavos negros a lascolonias americanas. Lanzado a la persecución del demonio por todaEuropa, Carlos V extenuaba el tesoro de América en sus guerras religiosas.La dinastía de los Habsburgo no se agotó con su muerte;España habría de padecer el reinado de los Austria durante casi dossiglos. El gran adalid de la Contrarreforma fue su hijo Felipe II. Desdesu gigantesco palacio-monasterio de El Escorial, en las faldas delGuadarrama, Felipe II puso en funcionamiento, a escala universal, laterrible maquinaria de la Inquisición, y abatió sus ejércitos sobre loscentros de la herejía. El calvinismo había hecho presa de Holanda,Inglaterra y Francia, y los turcos encarnaban el peligro del retorno dela religión de Alá. El salvacionismo costaba caro: los pocos objetos de24Roland Mousnier, Los siglos XVI y XVII, volumen IV de la Historia general de lascivilizaciones, de Maurice Crouzet, Barcelona, 1967.42

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