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Las ficciones de las historias verdaderas: la representación ...

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1. El periodista y <strong>la</strong> escrituraDes<strong>de</strong> sus orígenes el periodismo ha sido vincu<strong>la</strong>do con <strong>la</strong> literatura. De hecho, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>lperiodismo estrictamente informativo po<strong>de</strong>mos encontrar un periodismo literario, es <strong>de</strong>cir, unperiodismo que privilegia lo narrativo. Éste encuentra entre sus referentes <strong>la</strong> literatura <strong>de</strong> GabrielGarcía Márquez y Truman Capote. En cualquier caso, el <strong>de</strong>bate entre <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción y <strong><strong>la</strong>s</strong> influenciasentre periodismo y literatura, está fundamentado en <strong>la</strong> disyunción clásica entre ficción y noficción. Ésta, a su vez, se basa en <strong>la</strong> distinción <strong>de</strong>notación y connotación, propia <strong>de</strong>lpensamiento lingüístico y literario ortodoxo. Sin embargo, salvando <strong><strong>la</strong>s</strong> espeficida<strong>de</strong>s 2 entre elperiodismo y <strong>la</strong> literatura, consi<strong>de</strong>ramos c<strong>la</strong>ve que ambos se ponen en juego en su acto <strong>de</strong>escritura. De este modo, si bien podría resultar abrupto afirmar que el periodismo es literatura, sínos atrevemos a afirmar que el periodismo no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> ficción.Chillón, consi<strong>de</strong>ra que:el reduccionismo implícito en esta asignación <strong>de</strong> competencias (<strong>la</strong> <strong>de</strong>notación y <strong>la</strong>connotación) es no sólo burdo, sino funesto. Y ello porque, por un <strong>la</strong>do, se <strong>de</strong>fine <strong>la</strong>l<strong>la</strong>mada lengua estándar como monosémica, p<strong>la</strong>na, acromática, inexorablementereferencial y ajustada a un hipotético grado cero <strong>de</strong>notativo; y por otro, <strong>la</strong> <strong>de</strong>nominadalengua literaria, como presunto reducto <strong>de</strong> <strong>la</strong> connotación, ciuda<strong>de</strong><strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> riqueza y <strong>la</strong>diversidad semánticas, confín poliédrico, polisémico, repleto <strong>de</strong> matices <strong>de</strong> sentido.<strong>Las</strong> cosas son muy diferentes en realidad. La connotación no pue<strong>de</strong> ser entendidacomo un atributo específico <strong>de</strong>l texto literario, sino como una dimensión común a todas<strong><strong>la</strong>s</strong> formas <strong>de</strong> existencia efectiva <strong>de</strong>l lenguaje (1999, p. 52).2 Fernando Lázaro Carreter realiza una c<strong><strong>la</strong>s</strong>ificación <strong>de</strong> rasgos diferenciales, entre el escritor y el periodista:Al escritor no le urgen, generalmente, unas necesida<strong>de</strong>s prácticas inmediatas, mientras que al periodista le acucian.El escritor se dirige a un receptor universal, mientras que el periodista sabe a quién escribe, conoce y <strong>de</strong>be conocerel sector <strong>de</strong>l público al que se dirige, que es el que tiene una forma <strong>de</strong> pensar acor<strong>de</strong> con <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l periódico.El mensaje literario actúa sin limitaciones <strong>de</strong> espacio y <strong>de</strong> tiempo, mientras que el periodista, por el contrario,disfruta <strong>de</strong> un espacio limitadísimo: el propio marco <strong>de</strong>l periódico.A<strong>de</strong>más, el lector <strong>de</strong> un libro no suele tener urgencias utilitarias inmediatas como el lector <strong>de</strong>l periódico.El propio libro actúa en situación distinta para cada lector, es susceptible <strong>de</strong> múltiples interpretaciones. El periodista,por el contrario, es responsable <strong>de</strong> <strong>la</strong> interpretación diáfana e inmediata <strong>de</strong> sus obras, que no pue<strong>de</strong>n ser críticas,herméticas y oscurantistas.La soledad, a veces dramática, es primordial para el escritor, mientras que el periodista ha <strong>de</strong> ser consciente <strong>de</strong> queforma parte <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> redacción, al que compromete cuando escribe, y que comparte con sus compañeros ycoordinadores <strong>la</strong> responsabilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> unidad que es el periódico" (Citado en Santamaría, 1990, p.22).Sin embargo, estas espeficida<strong>de</strong>s son a nivel contextual y <strong>de</strong> condiciones pragmáticas que si bien afectan al nivel<strong>de</strong> escritura, no exigen que <strong>de</strong>je <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse el periodismo como un acto <strong>de</strong> escritura fundamental.

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