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Ulf Hannerz, "¿El declive final de la nación?" - Cholonautas

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diferencias <strong>de</strong> grado según los lugares (1991, p. 202). Es una ten<strong>de</strong>ncia que nole gusta. Cree que los analistas simbólicos no es probable que cambien suantiguo sometimiento a <strong>la</strong> nación por una nueva ciudadanía global con unsentido aún más amplio <strong>de</strong> <strong>la</strong> responsabilidad social. No hay fi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>s nilealta<strong>de</strong>s fuertes, sino más bien un sentido <strong>de</strong> renuncia. “Incluso cuando e<strong>la</strong>nalista simbólico es sensible a los problemas que infestan el mundo, estosdilemas pue<strong>de</strong>n parecer tan incurables y abrumadores por su dimensión globalque cualquier intento para remediarlos parece vano” (1991, p. 310).Lo que Reich <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> es <strong>la</strong> revitalización <strong>de</strong>l compromiso con <strong>la</strong>nación, y, más concretamente, una inversión compartida en <strong>la</strong> productividad ycompetitividad <strong>de</strong> todos los ciudadanos, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> <strong>la</strong> economíaglobalizada.Reich estaba en Harvard como economista político cuando se publicóel libro. A partir <strong>de</strong> entonces ha ocupado el cargo <strong>de</strong> Secretario <strong>de</strong> Trabajo enel gobierno <strong>de</strong> Clinton, <strong>de</strong> modo que quizá ahora esté en condiciones <strong>de</strong> haceralgo al respecto. De todas formas, no está nada c<strong>la</strong>ro que pueda darse unavoluntad política renovadora semejante, en <strong>la</strong> que a<strong>de</strong>más estén incluidos losanalistas simbólicos. En cualquier caso, si tenemos en cuenta <strong>la</strong> etnografía <strong>de</strong><strong>la</strong>s últimas ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> Reich más que su l<strong>la</strong>mamiento nacionalista eilustrado a <strong>la</strong> acción, vemos que los analistas simbólicos, con toda sudiversidad interna, parecen haberse distanciado <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas quepara Smith son características <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación. Esta última a duras penas“proporciona una comunidad lo más inclusiva posible, el espacio aceptado portodos en general <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual tienen lugar normalmente <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>cionessociales”, y es discutible que sea “<strong>la</strong> unidad básica <strong>de</strong> <strong>la</strong> economía moral”.Tampoco parece que abarque <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> fraternidad. Pero no hay dudaque queda espacio para una cierta ambigüedad simbólica hasta entre losanalistas simbólicos uno pue<strong>de</strong> proc<strong>la</strong>mar su fi<strong>de</strong>lidad a <strong>la</strong> nación aunquerealmente no <strong>la</strong> ponga en <strong>la</strong> práctica, y en cuanto a que <strong>la</strong>s personas que<strong>de</strong>nrelegadas al olvido, por ejemplo, pue<strong>de</strong> que todavía no se haya encontrado unarespuesta mejor.


Los productos <strong>de</strong> los que eres responsable y <strong>la</strong> empresa a <strong>la</strong> que sirvesse han <strong>de</strong>snacionalizado.(Ohmae, 1990, p. 94.)Tienes que estar realmente convencido, en tu fuero interno, que<strong>la</strong>s personas pue<strong>de</strong>n trabajar “en" en tomos nacionales diferentes peroque no son “<strong>de</strong>” allí. “De" don<strong>de</strong> son es <strong>de</strong> <strong>la</strong> empresa global.(Ohmae, 1990, p. 96.)Ohmae admite que hay muy pocas empresas, si es que hay alguna,que hayan llegado a este punto, aunque “hay indicios numerosos einconfundibles <strong>de</strong> que el movimiento sigue esta dirección” (1990, p. 91). Encualquier caso, lo que es interesante es que esta visión parece ir más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong><strong>de</strong> Robert Reich, pues lo que Reich ve en los analistas simbólicos esmayormente una atenuación <strong>de</strong> los vínculos nacionales. Aparentemente, <strong>la</strong>empresa se convierte en una alternativa, una fuente transnacional <strong>de</strong>solidaridad y <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad colectiva, una unidad básica <strong>de</strong> economía moral parautilizar los términos <strong>de</strong> Smith, mientras que al mismo tiempo <strong>la</strong> nación seconvierte en poca cosa más que un entorno, un mercado local (y a<strong>de</strong>más, no elúnico) 3 . Lo que se da a enten<strong>de</strong>r es que <strong>la</strong> resonancia cultural pue<strong>de</strong>encontrarse <strong>de</strong> nuevo en <strong>la</strong> vida compartida y en los <strong>la</strong>zos personales queocurren <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> empresa. Hasta pue<strong>de</strong> que ésta tenga una historia propia,una mitología <strong>de</strong>l pasado, y que le rinda honores. Lo más seguro es quep<strong>la</strong>ntee una visión <strong>de</strong> futuro.El hombre transnacional que pertenece a una organización, el <strong>de</strong>Ohmae, y el analista simbólico <strong>de</strong> Reich son dos tipos sociales hoy díareconocibles y bastante afines. Pero escuchemos ahora lo que dice Jo-Jo, unaficionado al reggae , que vive en Balsall Heath, un barrio multiétnico <strong>de</strong>Birmingham, tal como lo ha recorrido Simon Jones (en cita <strong>de</strong> Dick Hebdige):3 Cfr. Ohmae (1990, p. 89): “Una compañía global tiene que estar dispuesta amarcharse <strong>de</strong> una región si en el<strong>la</strong> pue<strong>de</strong> llevar a <strong>la</strong> práctica sus valores esenciales”.


Eso <strong>de</strong> “Ing<strong>la</strong>terra” ya no existe.. ¡bienvenidos a <strong>la</strong> India,hermanos! ¡Esto es el Caribe!... iNigeria!... Amigo, Ing<strong>la</strong>terra no existe.Esto es lo que se avecil<strong>la</strong>. Balsall Heath es el corazón <strong>de</strong>l mundo,porque cuando salgo a <strong>la</strong> calle <strong>la</strong> gente que veo son medio árabes,medio paquistaníes, medio jamaiquinos, medio escoceses, medioir<strong>la</strong>n<strong>de</strong>ses. Lo sé porque yo también lo soy (medio escocés, medioir<strong>la</strong>ndés)... ¿Quién soy yo? ¿Podéis <strong>de</strong>cirme <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> soy? Esosinfelices ingleses me critican. Vale, pero ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> soy? Crecí entrenegros, pakistaníes, africanos, asiáticos, cualquier país que se teocurra... ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> soy? Una persona <strong>de</strong>l ancho mundo, nada más.(Hebdige, 1987, págs. 158 y 159.)Deduzco que Jo-Jo es un hombre joven <strong>de</strong> <strong>la</strong> calle, no un intelectualconsciente e instruido. Con todo, su punto <strong>de</strong> vista me recuerdaextraordinariamente algunas expresiones <strong>de</strong> Salman Rushdie (1991, p. 394)que ya he citado en el capítulo 6 –“lo híbrido, lo impuro, entremezc<strong>la</strong>rse [...] unacanción <strong>de</strong> amor a nuestro ser mestizo”. Me parece que Jo-Jo y Rushdie estánhab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> lo mismo. Pero Rushdie, evi<strong>de</strong>ntemente, es más reflexivo ye<strong>la</strong>borado, <strong>de</strong> modo que vamos a proseguir con sus comentarios.Rushdie consi<strong>de</strong>ra que sus escritos se nutren <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación <strong>de</strong> losemigrantes. Cuando preparaba su nove<strong>la</strong> anterior, Hijos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Medianoche,<strong>de</strong>dicó meses a recopi<strong>la</strong>r todo lo que recordaba <strong>de</strong>l Bombay <strong>de</strong> su infancia.Estaba emocionado por <strong>la</strong>s muchas cosas que <strong>de</strong> hecho había almacenado en<strong>la</strong> memoria, y, sin embargo, esos recuerdos eran tan evocadores precisamenteporque eran incompletos:Los jirones <strong>de</strong> <strong>la</strong> memoria adquirían mayor categoría, mayorresonancia, porque eran restos; <strong>la</strong> fragmentación hacía que <strong>la</strong>s cosas trivialesparecieran símbolos y lo terrenal adquiría cualida<strong>de</strong>s misteriosas.. Se podríaafirmar que el pasado es un país <strong>de</strong>l que todos hemos emigrado, que per<strong>de</strong>rloes un factor común <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad. Algo que: a mí me parece cierto yevi<strong>de</strong>nte en sí mismo; pero indica que el escritor que está fuera <strong>de</strong> su país eincluso fuera <strong>de</strong> su lengua; pue<strong>de</strong> vivir esa pérdida <strong>de</strong> manera intensa. Y estapérdida se vuelve más concreta para él por el hecho físico <strong>de</strong> <strong>la</strong> discontinuidad,


pregunta (un poco provocadora) es ¿qué pue<strong>de</strong> hacer <strong>la</strong> nación por ti?, ¿quépue<strong>de</strong> hacer <strong>la</strong> nación que no puedan hacer otros?Si <strong>la</strong> nación como i<strong>de</strong>a está culturalmente empobrecida en este sentido,tampoco po<strong>de</strong>mos estar muy seguros <strong>de</strong> que haya otra cosa que <strong>la</strong> sustituya.Ante esta incógnita, Reich tiene muy poco que <strong>de</strong>cir. Ohmae, en cambio,sugiere que <strong>la</strong> empresa global <strong>de</strong>bería convertirse en algo parecido a <strong>la</strong> nación.Po<strong>de</strong>mos no estar <strong>de</strong> acuerdo y consi<strong>de</strong>rarlo como <strong>la</strong> utopía <strong>de</strong> un consultor,corno un producto manipu<strong>la</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s directivos (peroentonces tendremos que admitir que también se ha introducido un cierto tipo <strong>de</strong>manipu<strong>la</strong>ción en <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong> otras naciones).Pero si nos remitimos a Jo-Jo ya Rushdie, parece innegable que cadagran parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s vivencias personales más hondas y <strong>de</strong> mayor resonanciachocan con <strong>la</strong>s opiniones corrientes acerca <strong>de</strong> lo nacional. Quizá esta vivenciay <strong>la</strong> comprensión que <strong>de</strong> el<strong>la</strong> se <strong>de</strong>riva sean “eclécticas”, tal como lo expresaSmith cuando <strong>de</strong>scribe <strong>la</strong> cultura transnacional; pero tampoco parece que sea“fundamentalmente artificial”, “indiferente al tiempo y al lugar”, o“cuidadosamente calcu<strong>la</strong>das; <strong>de</strong>cir que “carece <strong>de</strong> cualquier compromisoemocional" es a duras penas correcto. Hay que admitir que lo que aquíconsi<strong>de</strong>ramos no tiene que ver con lo que piensa Smith, es <strong>de</strong>cir, con eltransnacionalismo <strong>de</strong> <strong>la</strong>rgo alcance, comercial, burocrático o técnico, con <strong>la</strong>scaracterísticas <strong>de</strong> una organización impersonal. El punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate es que <strong>la</strong>globalización y <strong>la</strong> transnacionalidad tienen hoy día unas características másvariadas, y que, a veces y para algunas personas (cada vez más), incluyenprecisamente el tipo <strong>de</strong> lugares don<strong>de</strong> se genera <strong>la</strong> resonancia cultural.Las comunida<strong>de</strong>s que para <strong>la</strong>s personas son más reales y verda<strong>de</strong>ras -aquel<strong>la</strong>s don<strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas se conocen unas a otras, principalmente pormedio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones habituales cara a cara- eran <strong>la</strong>s que con másfrecuencia se encontraban <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fronteras <strong>de</strong> unas entida<strong>de</strong>s quepodían convertirse en naciones y en comunida<strong>de</strong>s imaginadas. La experienciaconcreta <strong>de</strong> <strong>la</strong>s primeras no topaba con gran<strong>de</strong>s obstáculos para transformarseen <strong>la</strong>s fantasías <strong>de</strong> <strong>la</strong>s últimas; <strong>de</strong> ahí que, por ejemplo, “los campesinos [seconvirtieran] en franceses" (Weber, 1976).


Ahora bien, hay muchísimas re<strong>la</strong>ciones entre personas y lugares quepue<strong>de</strong>n cruzar <strong>la</strong>s fronteras. Aquí entran en juego los círculos íntimos y lospequeños sistemas <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s; lo transnacional no siempre se mueve a granesca<strong>la</strong>. La percepción que tenemos <strong>de</strong> estas re<strong>la</strong>ciones es que no se ajustanexactamente a <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as establecidas <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación, y en este sentido <strong>la</strong> naciónpasa a ser probablemente menos penetrante, como i<strong>de</strong>a, e incluso menoscomprometida. El sentimiento <strong>de</strong> unas profundas raíces históricas pue<strong>de</strong>sustituirse por una vivencia igualmente intensa <strong>de</strong> <strong>la</strong> discontinuidad y <strong>de</strong> <strong>la</strong>ruptura, como ocurre en el caso <strong>de</strong>l emigrante transnacional; <strong>la</strong> fraternidad <strong>de</strong>lmomento -como en Balsall Heath y tantos otros lugares- se opone a <strong>la</strong>sdiferencias fruto <strong>de</strong>l sedimento <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia.Tampoco hay que dar por supuesto que <strong>la</strong> variedad <strong>de</strong> vivenciaspersonales se reduzca a unos pocos casos. Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s características <strong>de</strong> <strong>la</strong>fase actual <strong>de</strong> <strong>la</strong> globalización parece ser más bien <strong>la</strong> proliferación <strong>de</strong> distintostipos <strong>de</strong> vínculos, que a su vez pue<strong>de</strong>n ser transnacionales vínculos <strong>de</strong>parentesco, <strong>de</strong> amistad, con colegas, con socios profesionales, y otros 4 . Dentro<strong>de</strong> esta variedad, los vínculos anteriores pue<strong>de</strong>n comportar un cierto grado y uncierto tipo <strong>de</strong> reajuste -sentirse menos personalmente implicado en <strong>la</strong> nación yen <strong>la</strong> cultura nacional, un cambio <strong>de</strong> actitud, en el sentido que uno ya no pue<strong>de</strong>dar todo esto por supuesto-; y posiblemente se establezca una distanciafundamentada en <strong>la</strong> crítica. A partir <strong>de</strong> estos criterios, <strong>la</strong> nación pue<strong>de</strong>convertirse en algo más vacío <strong>de</strong> lo que era.Por otra parte, estos vínculos exteriores, con toda su diversidad, notien<strong>de</strong>n a fundirse en una propuesta única y <strong>de</strong>stacada que sirva comoalternativa a <strong>la</strong> <strong>de</strong> nación. Las personas que están involucradas, no todas son“cosmopolitas,) en el mismo sentido; es probable que muchas ni siquiera seancosmopolitas, se mire por don<strong>de</strong> se mire. Tal como son <strong>la</strong>s cosas, no po<strong>de</strong>mosestar seguros <strong>de</strong> qué vínculos afectan ni a quién. Para algunos pue<strong>de</strong> ser unacuestión dramática y evi<strong>de</strong>nte; para otros, en un ambiente aparentementemundano, nadie podrá <strong>de</strong>tectar cómo les afecta, salvo los que conozcan <strong>la</strong>historia personal <strong>de</strong>l individuo y su red <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones personales. Esta4 He tratado este punto en otra publicación (<strong>Hannerz</strong>, 1992 a).


globalización que penetra en <strong>la</strong> vida social, es una globalización opaca. Lashondas vivencias personales y su distribución a 'lo ancho <strong>de</strong>l mundo son engran parte cuestiones personales.CONCLUSIÓN: TAL VEZ NO HAYA UN DECLIVE, PERO SÍ UN CAMBIOLas causas concretas <strong>de</strong> este re<strong>la</strong>tivo <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s nacionesque acabo <strong>de</strong> apuntar son bien notorias en <strong>la</strong>s zonas <strong>de</strong> Europa Occi<strong>de</strong>ntal y<strong>de</strong> Norteamérica que han participado más directamente en lo que Hobsbawm<strong>de</strong>scribe como “<strong>la</strong> nueva estructura supranacional”. Es allí don<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>n losacadémicos que últimamente han tratado cuestiones re<strong>la</strong>tivas a lo nacional ydon<strong>de</strong> es más probable que <strong>la</strong> lechuza <strong>de</strong> Minerva <strong>de</strong>spliegue sus a<strong>la</strong>s. Porotra parte, no es en esas zonas don<strong>de</strong> los nacionalistas andan con granadas,ejecutan “operaciones <strong>de</strong> limpieza” y asaltan pa<strong>la</strong>cios. Al mismo tiempo que <strong>la</strong>globalización pue<strong>de</strong> llevamos a rep<strong>la</strong>ntear el concepto <strong>de</strong> nación a partir <strong>de</strong> unaserie <strong>de</strong> casos, y quizá a buscar indicios <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s organizaciones ylos símbolos, en otros casos vemos que <strong>la</strong>s naciones y los nacionalismos estánen auge. Habría que tener en cuenta <strong>la</strong>s circunstancias que se dan en cadacaso 5 .Incluso en Occi<strong>de</strong>nte, en <strong>la</strong>s zonas <strong>de</strong> importancia <strong>de</strong>cisiva y para unagran mayoría <strong>de</strong> personas, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> nación continúa vigente y ocupa el mismolugar que quizás ha tenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace algunos siglos. Todavía envuelveprácticamente toda <strong>la</strong> actividad <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad y ofrece una estructura <strong>de</strong>pensamiento para pensar sobre el pasado y el futuro.Sin embargo, en medio <strong>de</strong> estas personas más comprometidas con sunación y con unos patrones que no siempre son tan c<strong>la</strong>ros, hay otras personas-cada vez son más- que tienen unas vivencias y unas conexiones másvariadas. Pue<strong>de</strong> que algunas quieran re<strong>de</strong>finir <strong>la</strong> nación y dar más importancia,5 Véase, por ejemplo, lo que sostiene Ver<strong>de</strong>ry (1991, p. 433): <strong>la</strong>s “economíasrestringidas” <strong>de</strong>l socialismo han revitalizado <strong>la</strong> etnicidad y el nacionalismo en <strong>la</strong> Europa<strong>de</strong>l Este postcomunista, favoreciendo cualquier programa social que establezca unac<strong>la</strong>ra <strong>de</strong>limitación entre los <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro y los <strong>de</strong> fuera, con los que se reducen <strong>la</strong>srivalida<strong>de</strong>s por los escasos recursos disponibles.


por ejemplo, al futuro que al pasado, un pasado en el no han tenido arte niparte. El <strong>de</strong>bate cultural pue<strong>de</strong> surgir como resultado <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>seos y <strong>de</strong>lchoque que se produce entre éstos y <strong>la</strong>s <strong>de</strong>finiciones establecidas.Hay otras personas que están en <strong>la</strong> nación, pero no pertenecen a el<strong>la</strong>.Pue<strong>de</strong> que sean los verda<strong>de</strong>ros cosmopolitas, o pue<strong>de</strong> que su país <strong>de</strong> origensea otro -el <strong>de</strong>bate se centraría entonces en el exilio o en <strong>la</strong> nostalgia <strong>de</strong> <strong>la</strong>diáspora, o tal vez en otros temas. Otras personas rin<strong>de</strong>n tributo a un tipodiferente <strong>de</strong> comunidad transnacional imaginada; sería el caso <strong>de</strong> los okupas,los a<strong>de</strong>ptos a nuevas sectas, los seguidores <strong>de</strong> un estilo juvenil <strong>de</strong>terminado. yprobablemente surgirá <strong>la</strong> división <strong>de</strong> compromisos, ambigüeda<strong>de</strong>s yresonancias en conflicto.Con todo, ningún tipo <strong>de</strong> “cultura transnacional” sustituye a <strong>la</strong> nación yasu cultura. “No basta con imaginar <strong>la</strong> comunidad global; primero tendrán quesurgir asociaciones políticas nuevas y más amplias, y diferentes tipos <strong>de</strong>comunida<strong>de</strong>s culturales”, dice Smith (1991, p. 160); y con ello se enfrenta a losque, según él, son propensos a utilizar términos re<strong>la</strong>cionados con invención,construcción e imaginación; “es probable que sea un movimiento por etapas,inconexo y, en gran parte, no p<strong>la</strong>nificado”. Estoy <strong>de</strong> acuerdo con lo último. Perocreo que es un proceso el proceso por etapas, inconexo, a menudo nop<strong>la</strong>nificado (pero a veces p<strong>la</strong>nificado), a pequeña ya gran esca<strong>la</strong>, ambas endiversos grados que ya po<strong>de</strong>mos ver y observar.

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