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MONOGRAFÍA CANNABIs - Asociación Española de Patología Dual

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IndicePRESENTACIÓN.Robles, G............................................................................................................................................... 5DE LA NEUROLOBIOLOGÍA A LA PSICOSOCIOLOGÍA DEL USO-ABUSO DEL CANNABIS.From neurobiology to psychosociology of cannabis use-misuse.Bobes, J. Calafat, A. .............................................................................................................................. 7USO DE LOS CANNABINOIDES A TRAVÉS DE LA HISTORIA.Cannabinoids use through history.Ramos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J.J. (Madrid) ............................................................................... 19EPIDEMIOLOGÍA DEL USO/ABUSO CANNABIS.Epi<strong>de</strong>miology of cannabis use and misuse.Bobes, J.; Bascarán, M.T.; González, M.P.; Sáiz, P.A.............................................................................. 31CANNABINOIDES: PROPIEDADES QUÍMICAS Y ASPECTOS METABÓLICOS.Cannabinoids: chemical and metabolic characteristics.Ramos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J.J. (Madrid) ............................................................................... 41SISTEMA CANNABINOIDE ENDÓGENO: LIGANDOS Y RECEPTORES ACOPLADOS A MECA-NISMOS DE TRANSDUCCIÓN DE SEÑALES.Endogenous cannabinoid system: ligands and receptors matched to transduction signalsmechanisms.Ramos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J.J. (Madrid) ............................................................................... 59ADICCIÓN Y SISTEMA CANNABINOIDE ENDÓGENO: PAPEL DEL RECEPTOR PARA CANNABI-NOIDES CB1 EN LA FISIOLOGÍA DE LAS NEURONAS DOPAMINÉRGICAS MESOTELENCEFÁ-LICAS.Addiction and endogenous cannabinoid system: the role of cannabinoid receptor CB1 in themesotelencephalic dopaminergic neurones physiology.Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F.; Navarro, M. .................................................................................................. 83CANNABINOIDES Y CONDUCTA ADICTIVA.Cannabinoids and addictive behavior.Navarro, M.; Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F. .................................................................................................. 97EFECTOS FARMACOLÓGICOS DE LOS CANNABINOIDES.Pharmacological effects of cannabinoids.Leza, J.C.; Lorenzo, P. (Madrid).............................................................................................................. 109VOL. 12. SUPLEMENTO 2 3


gas, y el riesgo <strong>de</strong> usar varias drogas a la vezno tiene porque ser necesariamente la suma<strong>de</strong> los riesgos individuales. En <strong>de</strong>finitiva, noes posible todavía llegar a una comparación<strong>de</strong>finitiva entre los problemas <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>luso <strong>de</strong>l cannabis y los producidos por el tabacoy el alcohol, por la insuficiencia <strong>de</strong> informacióny porque el número <strong>de</strong> consumidoresregulares <strong>de</strong> cannabis es netamente inferior al<strong>de</strong> los otros productos. Dicho informe acabaindicando la necesidad <strong>de</strong> profundizar en lainvestigación en áreas como la clínica y la epi<strong>de</strong>miológica,la química y la farmacología, losefectos terapéuticos y los efectos que tienesobre la salud el cannabis.La falta <strong>de</strong> estudios y sobre todo el <strong>de</strong>sconocimiento–interesado o no- <strong>de</strong> los estudiosexistentes ha facilitado la extensión <strong>de</strong> diversasi<strong>de</strong>as erróneas sobre el cannabis entre lapoblación general. No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r lafuerza con la que se ha introducido en el imaginariosocial durante los últimos años la i<strong>de</strong>a<strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> problemas ligados al consumo<strong>de</strong> marihuana. De la misma forma que existenorganismos e instituciones que trabajan afavor <strong>de</strong> las restricciones en el uso <strong>de</strong>l cannabis,también existe un potente y organizadomovimiento pro cultura <strong>de</strong>l cannabis Calafatet al. (2000b) que ha conseguido que susmensajes calen profundamente en ampliascapas <strong>de</strong> la población, incluidos amplios sectores<strong>de</strong> profesionales, potenciándose la i<strong>de</strong>a<strong>de</strong>l cannabis cómo una droga recreativa que“no” causa problemas y con posibles utilida<strong>de</strong>sterapéuticas y que sólo el miedo y el <strong>de</strong>sconocimientopue<strong>de</strong>n explicar su situaciónlegal y social actual. En efecto los ciudadanosadultos <strong>de</strong> una sociedad <strong>de</strong>terminada en suconjunto <strong>de</strong>ben po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cidir sobre el estatutoque tiene una <strong>de</strong>terminada droga <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elpunto <strong>de</strong> vista legal o en su vida diaria. Peroes importante también que exista informaciónpertinente y <strong>de</strong> calidad y que no se produzcaninformaciones sesgadas por uno uotro lado.A pesar <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> numerososmensajes que hacen referencia a la inocuidad<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>l cannabis, los datos existentesen el momento actual ponen <strong>de</strong> manifiestoque el consumo <strong>de</strong> esta sustancia no estáexento <strong>de</strong> problemas (Quiroga 2000a y2000b). Así, aunque el consumo ocasional <strong>de</strong>cannabis no acarrea consecuencias orgánicasgraves y su empleo habitual lo hace en pocasocasiones, se han <strong>de</strong>scrito diversas complicacionesen diferentes órganos y sistemas(aparato respiratorio, sistema inmune, funcióngonadal y reproductora, efectos sobre elfeto, etc.) asociadas a su uso regular. Por otraparte, no hay que olvidar que en los servicios<strong>de</strong> urgencias hospitalarios son frecuentes lasconsultas por complicaciones psicopatológicasagudas (crisis <strong>de</strong> angustia, estados <strong>de</strong>ansiedad) <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> su utilización. De igualmodo, se han <strong>de</strong>scrito y observado en la clínicaotros cuadros <strong>de</strong> índole psiquiátrica talescomo episodios <strong>de</strong> flashback, trastornos psicóticosy cuadros confusionales asociados alconsumo <strong>de</strong> esta sustancia. La informaciónreferente a la asociación entre el consumo <strong>de</strong>cannabis y la aparición <strong>de</strong> trastornos psiquiátricoses parcialmente controvertida. En elmomento actual se da gran valor al papel queuna predisposición (vulnerabilidad) previapudiera tener en el <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong>los diferentes cuadros psicopatológicos, fundamentalmenteen las psicosis, ya que existenhallazgos que indican que la capacidad <strong>de</strong>generar cuadros psicóticos es muy superioren los que consumen <strong>de</strong>rivados opiáceos, y,por tanto, se acepta en la literatura que el uso<strong>de</strong> estimulantes dopaminérgicos, como elcannabis o las anfetaminas, facilitan la aparición<strong>de</strong> trastornos mentales y/o <strong>de</strong>l comportamiento.No obstante, se <strong>de</strong>sconoce hastaque punto el cannabis actúa como <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nante,es una consecuencia o simplementecoinci<strong>de</strong> con la psicopatología.Otro aspecto <strong>de</strong> interés relacionado conefectos a medio y largo plazo <strong>de</strong>l uso/abuso<strong>de</strong> cannabis, es el <strong>de</strong>nominado síndromeamotivacional, caracterizado por apatía, <strong>de</strong>sinterés,incapacidad para <strong>de</strong>sarrollar planes futuros,empobrecimiento afectivo, abandono <strong>de</strong>lcuidado personal, inhibición sexual, etc., todoello acompañado <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> alteracionespsicomotoras como: disminución <strong>de</strong> los reflejos,parquedad <strong>de</strong> movimientos, lentitud <strong>de</strong>10De la neurolobiología a la psicosociología <strong>de</strong>l uso-abuso <strong>de</strong>l cannabis


<strong>de</strong>splazamientos, etc. La consecuencia directa<strong>de</strong> dicho síndrome sería una falta <strong>de</strong> voluntadpropia y las indirectas un <strong>de</strong>scenso en elrendimiento académico o laboral, <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong>las habilida<strong>de</strong>s comunicativas y retraimientosocial. La atribución causal <strong>de</strong> este síndromesigue sin estar clara y se discute si es consecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis o más biense trata <strong>de</strong> una especial ten<strong>de</strong>ncia previa a lapasividad <strong>de</strong> los sujetos <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> estadroga. Resultan necesarios estudios longitudinalesbien diseñados podrán establecer <strong>de</strong>una forma <strong>de</strong>finitiva la aparición o no <strong>de</strong> estetrastorno en una población <strong>de</strong>terminada.Un daño indirecto <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis es la acci<strong>de</strong>ntabilidad en carretera.Actualmente se dispone <strong>de</strong> suficienteinformación que pone <strong>de</strong> manifiesto que elcannabis pue<strong>de</strong> interferir con la <strong>de</strong>streza yotras habilida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong> la conducción <strong>de</strong>automóviles. A<strong>de</strong>más, se ha constatado queuna importante proporción <strong>de</strong> jóvenes realizan<strong>de</strong>splazamientos en automóvil a altashoras <strong>de</strong> la madrugada, no sólo bajo los efectos<strong>de</strong> cannabis, sino también <strong>de</strong> otras drogascomo alcohol y psicoestimulantes, lo cuálpue<strong>de</strong> contribuir a las elevadas tasas <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntabilidad<strong>de</strong>tectadas en nuestros jóvenes,ya que entre los 18 y 34 años <strong>de</strong> edad seconcentra el 40% <strong>de</strong> los casi 5.000 muertosque cada año se cobra la carretera y los análisistoxicológicos revelan la presencia <strong>de</strong> drogasen una proporción nada <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable <strong>de</strong>dichos jóvenes. En esta área no es convenientepasar por alto el incremento <strong>de</strong> potencialtóxico al utilizar los <strong>de</strong>rivados cannábicosjuntamente con otras drogas, al igual que seha <strong>de</strong>mostrado con el uso <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> lacocaína y alcohol, dando lugar a otros productosmás tóxicos como la metil-ecgonina.EL DEBATE SOBRE FACILITACIÓN DELUSO DEL CANNABIS.Que duda cabe que el cannabis no <strong>de</strong>beser alineado por sus efectos con otras drogascomo la heroína o la cocaína, pero cosa muydistinta es referirse a dicha droga como exenta<strong>de</strong> cualquier problema, cuando ya existebastante información contrastada y con baseempírica sobre sus efectos sobre la salud físicay psíquica (Quiroga 2000a, b). Pero,¿Cómo no vamos a preocuparnos acerca <strong>de</strong>lcannabis cuando en una muestra <strong>de</strong> 2.617jóvenes seleccionados en zonas <strong>de</strong> diversión<strong>de</strong> fin <strong>de</strong> semana en 9 ciuda<strong>de</strong>s europeasnos encontramos con un 10% <strong>de</strong> consumidoresdiarios y en otra muestra <strong>de</strong> 1.333 jóvenes<strong>de</strong> 5 ciuda<strong>de</strong>s españolas este porcentajese eleva hasta el 15,8%, cuando por otro ladosólo encontramos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta muestra un8,3% y un 6,5% respectivamente <strong>de</strong> consumidoresdiarios <strong>de</strong> alcohol (Calafat et al.2000a).Especialmente preocupante es la repercusiónque tiene la banalización <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabispor los adolescentes, don<strong>de</strong> precisamentese está experimentando un mayorincremento <strong>de</strong>l uso y don<strong>de</strong> menos informaciónrigurosa existe sobre los efectos ydon<strong>de</strong> existe una menor percepción <strong>de</strong>l riesgoque asumen con su consumo. Conviene,enten<strong>de</strong>mos nosotros, diferenciar claramenteel uso que hace <strong>de</strong>l cannabis un adulto responsable,<strong>de</strong>l uso indiscriminado frecuentementejunto a otras drogas, que hacen losadolescentes.En un estudio <strong>de</strong> Johnston LD y O’MalleyPM (1998), aprovechando el seguimientoanual que se hace <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> diversasdrogas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1976 a 1996 en USA, encontróque diversos factores estaban relacionadoscon la evolución anual en el consumo <strong>de</strong> cannabis(y otras drogas) como podían ser elcumplimiento con los estudios, implicaciónen activida<strong>de</strong>s antisociales, etc., pero son lapercepción <strong>de</strong>l riesgo o la <strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong>una <strong>de</strong>terminada droga lo que <strong>de</strong>termina másexactamente año tras año los cambios en elconsumo. Preocupa en este sentido el <strong>de</strong>scenso<strong>de</strong> la percepción <strong>de</strong>l riesgo en generalentre la población española, los jóvenes españolesen particular y sobre todo el <strong>de</strong>scensoen la percepción <strong>de</strong> riesgo <strong>de</strong>tectada en laEncuesta escolar <strong>de</strong> 1998 (Plan Nacionalsobre drogas, 2000) entre los adolescentesBobes, J.; Calafat, A. 11


<strong>de</strong> 14 y 15 años en relación con las encuestasanteriores.Estamos ante un <strong>de</strong>bate vivo que afecta adiversos aspectos <strong>de</strong>l cannabis como son lascuestiones legales, sus efectos, sus cualida<strong>de</strong>sterapéuticas, la existencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,.... Es un <strong>de</strong>bate que va más allá <strong>de</strong> unacuestión periodística y <strong>de</strong> hecho ha entrado<strong>de</strong> lleno también en los medios profesionales,aunque en este caso las posturas sonbastante más matizadas. Son frecuentes lasposturas maniqueas y esto está llevando auna dificultad para avanzar <strong>de</strong> forma racionaly científica en dicho <strong>de</strong>bate. Un <strong>de</strong>bate similar(Calafat, 1997) se produjo a finales <strong>de</strong> los80 y principios <strong>de</strong> los 90 alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>lMDMA, conocido como éxtasis. Una posiciónmantenía la inocuidad casi absoluta <strong>de</strong>dicha sustancia, <strong>de</strong>fendiendo incluso que se<strong>de</strong>rivaban beneficios <strong>de</strong> su uso pues disminuíael uso <strong>de</strong> otras sustancias como el alcohol,mientras que la otra postura –sustentadaespecialmente por la prensa amarilla inglesa<strong>de</strong>fendíaque era una droga que mataba.Junto con estas cuestiones que giran alre<strong>de</strong>dor<strong>de</strong> la bondad o maldad <strong>de</strong> sus efectos,existía también todo un entramado cultural(que genéricamente po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>nominarhouse, rave, techno o bacalao) que <strong>de</strong>finía loscontenidos y el comportamiento <strong>de</strong> muchosadolescentes y jóvenes <strong>de</strong> los 90 y <strong>de</strong> laactualidad y don<strong>de</strong> el consumo <strong>de</strong> ‘drogas <strong>de</strong>diseño’ se convertía en una cuestión central.Fue curioso observar como un sector relativamenteimportante <strong>de</strong> profesionales <strong>de</strong> lasdrogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias (especialmente enHolanda, Inglaterra, Alemania,...) se apuntabaa <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l éxtasis y <strong>de</strong> la cultura techno(Fromberg, 1998), poniendo incluso en marchauna visión preventiva particular basada enel análisis <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> las pastillas, pues,según estos profesionales, el peligro estaríano tanto en el consumo <strong>de</strong> la sustancia en simisma –que por aquellos tiempos, a falta <strong>de</strong>estudios, se creía relativamente segura- sinoen las posibles adulteraciones. El <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> sus efectos sobre el sistema nervioso,una mejor recogida <strong>de</strong> datos clínicos yalgunos estudios epi<strong>de</strong>miológicos que <strong>de</strong>smontaronla visión i<strong>de</strong>alizada <strong>de</strong>l consumidor<strong>de</strong> éxtasis (no combinación con otras drogas,preocupado por la prevención <strong>de</strong> problemas,...) (Calafat et al. 1998, 1999) e hicieron<strong>de</strong>saparecer la polémica. Actualmente, graciasal mejor conocimiento <strong>de</strong> la situación, ha<strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicacióny <strong>de</strong> los <strong>de</strong>bates profesionales esta <strong>de</strong>fensasoterrada o abierta <strong>de</strong>l éxtasis, ha aumentadola percepción <strong>de</strong>l riesgo sobre el éxtasis y,posiblemente como consecuencia <strong>de</strong> estavisión más negativa <strong>de</strong> la sustancia se ha frenadosu expansión imparable hasta haceunos años en los países europeos, incluidoEspaña. Pero, esta reconducción <strong>de</strong> loshechos no ha impedido a tiempo que el éxtasisllegara a convertirse en su momento enuna droga <strong>de</strong> amplio consumo, lugar quetodavía sigue ocupando.¿Cuáles son los puntos calientes <strong>de</strong> este<strong>de</strong>bate actual sobre el cannabis? Básicamentela inocuidad <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la marihuana(<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, síndrome <strong>de</strong> abstinencia, psicosiscannábica, síndrome amotivacional,efectos sobre la conducción,...), su importanciaen la escalada hacia otras drogas, sususos terapéuticos (en el cáncer, glaucoma,...)y como consecuencia <strong>de</strong> todo ello la modificación<strong>de</strong>l tratamiento legal.La aparición <strong>de</strong> más información científicaestá forzando –o <strong>de</strong>bería forzar- a todas laspartes implicadas a mo<strong>de</strong>rar sus argumentosy posiciones. Hay cuestiones que <strong>de</strong>bentenerse en cuenta ineludiblemente como sonla mayor concentración en producto activo <strong>de</strong>la marihuana actual (pudiendo llegar hasta al20% <strong>de</strong> su contenido en THC), las evi<strong>de</strong>nciascrecientes sobre su influencia por ejemplosobre el aparato respiratorio, su papel en precipitacióno exacerbación <strong>de</strong> episodios psicóticos,la producción <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (aunqueesta sea con un menor componente físico),su relación con la conducción... Aunque siempresacar conclusiones no será una cuestiónfácil, pues, por poner un ejemplo, mientrasque es un hecho que en estudios controladosel cannabis afecta la conducción y no sólo enlos momentos <strong>de</strong> intoxicación (Chesher G,1995; Quiroga M, 2000a), no es una extrapo-12De la neurolobiología a la psicosociología <strong>de</strong>l uso-abuso <strong>de</strong>l cannabis


lación automática su influencia negativasobre la conducción en condiciones normales,que necesita más investigación.El papel <strong>de</strong>l cannabis en la escalada <strong>de</strong>consumos que hacen muchos jóvenes esuno <strong>de</strong> los hitos <strong>de</strong> este <strong>de</strong>bate (Vázquez FBecoña E, 2000). Es un hecho que el consumo<strong>de</strong> cannabis prece<strong>de</strong> el uso <strong>de</strong> sustanciasmás potentes y peligrosas, pero también escierto que sólo una minoría <strong>de</strong> consumidores<strong>de</strong> cannabis terminan utilizando otras drogasmás nocivas. Es el cannabis la puerta <strong>de</strong>entrada según la hipótesis secuencial establecidapor (Kan<strong>de</strong>l DB et al. 1992) o biendicho consumo <strong>de</strong> cannabis y luego <strong>de</strong> otrasdrogas es más bien la expresión <strong>de</strong> un “síndromecomún” (Jessor R et al. 1980) segúnel cual hay ciertas personalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sviantesque acaban generando una serie <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>santisociales y el que unas conductas precedana otras es una cuestión básicamente<strong>de</strong> la edad. Muy posiblemente la realidad <strong>de</strong>lconsumo sea una mezcla <strong>de</strong> los dos mo<strong>de</strong>losque interaccionan.Las cuestiones políticas también son untema central en este <strong>de</strong>bate. ¿Cuál ha sido lainfluencia <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>los tolerantes o <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>loscon una mayor carga <strong>de</strong> represión sobreel incremento o el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l uso-abuso?¿La mayor liberalización haría <strong>de</strong>saparecer elmercado negro o por el contrario haríaaumentar el número <strong>de</strong> consumidores? Nohay <strong>de</strong>masiados estudios que abor<strong>de</strong>n estascuestiones con una metodología a<strong>de</strong>cuada yajenos, en lo posible, a posicionamientos i<strong>de</strong>ológicosextremos. En líneas generales sepodría pensar que las políticas oficiales tienenmenos influencia <strong>de</strong> lo que se podría suponersobre los consumos, entre otras cosas porquea veces no es el espíritu <strong>de</strong> la ley el quese aplica (Reuband, 1995). Posiblemente lasdiferencias <strong>de</strong> consumo, como concluye unestudio que compara las variaciones regionalesentre Holanda y Alemania en el consumo<strong>de</strong> cannabis y alcohol, se <strong>de</strong>ban más a estilos<strong>de</strong> vida <strong>de</strong> los jóvenes, que varían <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>un mismo país, más que a las políticas generales<strong>de</strong> cada país o región (Plomp etal.1996). En todo caso toda esta cuestión nose aborda expresamente en esta monografía,aunque si que se abordan los aspectos legales<strong>de</strong>l cannabis en España (Herrero S, 2000)y las técnicas <strong>de</strong> laboratorio para su <strong>de</strong>tección(Balcells M, 2000)USO MÉDICO.Es este un campo todavía reciente perosobre el que existe un gran interés y sobre elque se está trabajando. El uso médico <strong>de</strong>lcannabis y <strong>de</strong> sus componentes activosforma también parte <strong>de</strong>l núcleo <strong>de</strong> la polémicaque mantienen unos y otros respecto aesta sustancia. Aunque estrictamente hablandola capacidad terapéutica <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los 60cannabinoi<strong>de</strong>s activos que contiene la marihuanaen una enfermedad o síntoma <strong>de</strong>terminadono tiene porque implicar la bondad omaldad <strong>de</strong> su consumo a efectos recreativos.De hecho existen cannabinoi<strong>de</strong>s sintéticosque emulan los efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>snaturales o que incluso su eficacia es muchomayor. Sin embargo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la estrategiapro legalizacionista si que se ve como uncamino que pue<strong>de</strong> favorecer esta meta.En los últimos años se han presentado uncierto número <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncias científicas acerca<strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s terapéuticas <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>scomo pue<strong>de</strong>n ser analgesia, disminución<strong>de</strong> la presión intraocular, efectoantiemético en vómitos inducidos por quimioterapiaantineoplásica, propieda<strong>de</strong>s relajantesmusculares en diversas enfermeda<strong>de</strong>s comoesclerosis múltiple, traumatismos medulares yalteraciones <strong>de</strong>l movimiento. A<strong>de</strong>más, algunasaportaciones recientes indican otros posiblesusos <strong>de</strong> estas sustancias como neuroprotectores(en mo<strong>de</strong>los animales <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>sneuro<strong>de</strong>generativas e isquemia cerebral),antiasmáticos y anticonvulsivantes. Más recientemente,algunos compuestos naturales yagentes sintéticos agonistas <strong>de</strong> receptores CBhan <strong>de</strong>mostrado efectos antineoplásicos invivo e in vitro. Se necesitan más estudios clínicoscon el fin <strong>de</strong> establecer qué dosis, vías <strong>de</strong>administración son las más a<strong>de</strong>cuadas en cadaBobes, J.; Calafat, A. 13


caso, así como el balance entre beneficio yriesgo comparando los cannabinoi<strong>de</strong>s conotras estrategias terapéuticas (Lorenzo P, LezaJC, 2000). En algunos países existen condicioneslegales que permiten avanzar en estasinvestigaciones y es <strong>de</strong> esperar que los próximosaños sean fecundos en este sentido. En1997 la British Medical Association publicó suinforme “Therapeutic Uses of cannabis” instandoa la puesta en marcha <strong>de</strong> “investigacionescontroladas para evaluar el potencial terapéutico<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis” al que sigue otrapublicación <strong>de</strong>l Institute of Medicine americanotitulada “Medical Use of Marijuana”. En síntesis,po<strong>de</strong>mos admitir que las relaciones <strong>de</strong>estos usos terapéuticos con su situación legalcon vistas al consumo recreativo no son enprincipio directas –algunas <strong>de</strong> las investigacionesen marcha utilizan los cannabinoi<strong>de</strong>s sintéticos-y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista estricto sondos situaciones totalmente diversas, pero queduda cabe que <strong>de</strong> consolidarse esta vertienteterapéutica <strong>de</strong>l cannabis o <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s,ello tendría una influencia sobre la visiónsocial <strong>de</strong> este producto.QUIENES SON LOS USUARIOS DELCANNABIS.Al tratarse <strong>de</strong> una droga cuyo uso es tanextendido cabe esperar una gran variedad <strong>de</strong>gente que lo consume. En principio son losmás jóvenes quienes más lo utilizan en laactualidad, aunque un porcentaje relativamentenotable <strong>de</strong> adultos lo ha fumado o losigue utilizando en la actualidad. Esta cuestión<strong>de</strong> la edad es clave a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribirestereotipos <strong>de</strong> consumidores. No hacen elmismo uso, ni consumen posiblemente porlas mismas razones un adulto <strong>de</strong> 40 o 50años, mucho más i<strong>de</strong>ntificado con la cultura<strong>de</strong>l cannabis (Calafat et al. 2000b), que unjoven o un adolescente que sale todos losfines <strong>de</strong> semana hasta altas horas <strong>de</strong> lanoche, que al mismo tiempo abusa <strong>de</strong>l alcoholy <strong>de</strong> otras drogas (especialmente éxtasisy cocaína) y cuyo punto <strong>de</strong> referencia es lacultura Techno o bacalao (Calafat, 2000). Aunquelos consumidores <strong>de</strong> cannabis presentancaracterísticas <strong>de</strong> personalidad diferencialesrespecto a los no consumidores según diversaspruebas como el Cuestionario <strong>de</strong> Personalidad<strong>de</strong> Eysenck para Adultos o la Escala<strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones <strong>de</strong> Zuckerman(González MP et al. 2000), creemos que estambién la edad <strong>de</strong>l consumidor y su estilo<strong>de</strong> vida <strong>de</strong>terminan la forma <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>cannabis, su consumo concomitante conotras drogas incluido el alcohol, o las consecuenciassobre la conducta o el físico <strong>de</strong>lconsumo.LA PREVENCIÓN.El consumo <strong>de</strong> cannabis se ha convertidoen muchos países en un fenómeno social ycultural relevante, muy asociado a diversosestilos <strong>de</strong> vida. La extensión <strong>de</strong> su uso enocci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> justamente <strong>de</strong> esta asociaciónprofunda a elementos socioculturales.Y en los años 60 fue su asociación a la culturahippie lo que ayudó a afianzar el consumomasivo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces han venidohaciendo los jóvenes. Aunque actualmente yano se pue<strong>de</strong> afirmar que el cannabis no produce<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, es cierto también que suextensión masiva <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> menos <strong>de</strong> la creación<strong>de</strong> una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia física y más <strong>de</strong>lpapel sociocultural que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace unasdécadas soporta el cannabis. En este sentidola prevención <strong>de</strong>l cannabis (Amengual M,2000, ) presenta importante retos pues imaginaruna política preventiva basada exclusivamenteen la actuación en el ámbito escolarresultaría insuficiente. Conseguir cambiossociales profundos en la percepción <strong>de</strong> riesgos<strong>de</strong>l uso y <strong>de</strong> los usuarios <strong>de</strong>l cannabis esnecesario. Es fundamental para lograr quedisminuya el consumo <strong>de</strong> cannabis recorrerel camino inverso <strong>de</strong>l que se ha recorridohasta ahora, es <strong>de</strong>cir disminuir la toleranciasocial, aumentar la información sobre losefectos negativos <strong>de</strong> esta droga, contrarrestarla presión <strong>de</strong> la cultura pro cannabis, <strong>de</strong>scubriry luchar contra los intereses económi-14De la neurolobiología a la psicosociología <strong>de</strong>l uso-abuso <strong>de</strong>l cannabis


cos importantes que sostienen el consumo,...Se trata <strong>de</strong> seguir los mismos pasosque se han seguido y se siguen en la luchacontra el tabaco. La máxima dificultad resi<strong>de</strong>en cómo conseguir la complicidad <strong>de</strong> losmedios <strong>de</strong> comunicación que están siendouna <strong>de</strong> las piezas claves en <strong>de</strong>smontar laestrategia pro tabaco.Otro aspecto importante es cómo interveniren el entramado sociocultural que sostieneel cannabis y las otras drogas recreativas.Lo recreativo se ha erigido en un valor positivo<strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n resultando difícil introducirmensajes preventivos cuando todo elmundo tien<strong>de</strong> a ver las activida<strong>de</strong>s lúdicascomo exentas <strong>de</strong> peligro. Las drogas recreativas,entre las que el cannabis es la másimportante junto con el alcohol, tien<strong>de</strong>n a servistas en positivo, como una tecnología facilitadora<strong>de</strong> los logros recreativos. Las polémicasalre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la prohibición o legalización<strong>de</strong>l cannabis <strong>de</strong>svían energías y retrasan lavisión <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis como un problema<strong>de</strong> salud pública y la puesta en marcha <strong>de</strong>medidas preventivas.TRATAMIENTO.Para muchas personas <strong>de</strong> la calle e inclusopara la mayoría <strong>de</strong> usuarios <strong>de</strong> cannabispue<strong>de</strong> parecer extraño que se hable <strong>de</strong> tratamientoen relación con el cannabis, ante lai<strong>de</strong>a extendida <strong>de</strong> que el cannabis no produceproblemas. Pero uno <strong>de</strong> los datos que nosllama la atención es la creciente frecuenciacon que los consumidores <strong>de</strong> cannabis acu<strong>de</strong>na los centros <strong>de</strong> la red pública española<strong>de</strong> tratamiento <strong>de</strong> toxicómanos. En el informenúmero 3 <strong>de</strong>l Observatorio Español sobreDrogas (Plan Nacional sobre Drogas, 2000)se recogen los datos sobre tratamiento <strong>de</strong>1998 <strong>de</strong> 478 centros que admitieron a tratamientoun total <strong>de</strong> 54.338 personas. Junto ala constatación <strong>de</strong> un <strong>de</strong>scenso en la admisión<strong>de</strong> heroinómanos - aunque todavía suponenun 80,2 % - y <strong>de</strong> una subida rápidadurante los últimos años <strong>de</strong> la atención a loscocainómanos que suponen para 1998 el11,3%, tenemos que el cannabis ocupa eltercer lugar con un 5,3%, porcentaje queestá creciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace unos años. Siconsi<strong>de</strong>ramos que los consumidores <strong>de</strong> cannabisno se i<strong>de</strong>ntifican con el estereotipo <strong>de</strong>drogadicto, no se pue<strong>de</strong> esperar <strong>de</strong> ellos queacudan fácilmente a los centros <strong>de</strong> tratamiento<strong>de</strong> tratamiento público. También no <strong>de</strong>beser menos cierto que un porcentaje in<strong>de</strong>terminado<strong>de</strong> estas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> tratamientono son atribuibles a verda<strong>de</strong>ras peticiones,sino que son personas que acu<strong>de</strong>n mandadospor la Autoridad Gubernativa que les haimpuesto una sanción administrativa porestar consumiendo dicha sustancia en unlugar público. Sea cual sea la proporción real<strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> cannabis que acu<strong>de</strong>n atratamiento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia o <strong>de</strong> alteracionesrelacionadas con su uso, es un hechoconstatable para todos los que hacemos clínicaque con una mayor o menor frecuenciaeste tipo <strong>de</strong> consumidores acu<strong>de</strong>n a nuestrasconsultas en busca <strong>de</strong> ayuda.La <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia física es débil, en comparacióna otras drogas <strong>de</strong> abuso. La interrupción<strong>de</strong>l consumo intenso y prolongado <strong>de</strong>lcannabis pue<strong>de</strong> producir síntomas intensosaunque relativamente inespecíficos como:<strong>de</strong>sasosiego, irritabilidad, agitación y a vecesinsomnio, temblores, anorexia, sudoraciónprofusa y náuseas. A<strong>de</strong>más se observa unaumento “rebote” <strong>de</strong> la duración <strong>de</strong> la faseREM <strong>de</strong>l sueño. Por tanto, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse queel cannabis induce una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia fundamentalmente<strong>de</strong> tipo psicológico. Estos síntomas<strong>de</strong>saparecen al volver a consumir cannabis.En general, los consumidoresexclusivos <strong>de</strong> dosis mo<strong>de</strong>radas pue<strong>de</strong>n abandonarel hábito <strong>de</strong> fumar cannabis con ciertafacilidad, siendo aún raros los casos <strong>de</strong><strong>de</strong>manda <strong>de</strong> ayuda en relación con el uso <strong>de</strong>cannabis, aunque como ya se ha comentadoocupan la tercera posición (por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>heroína y cocaína) en relación a este hecho.El abordaje terapéutico <strong>de</strong>l abuso <strong>de</strong> cannabis(Solé, 2.000) ha sido objeto <strong>de</strong> unaatención más bien escasa, no existiendoestudios sistemáticos acerca <strong>de</strong>l mismo. SeBobes, J.; Calafat, A. 15


ha <strong>de</strong>scrito la posible utilidad <strong>de</strong> fármacos,que incrementan la actividad noradrenérgica(cuya reducción se asocia al consumo crónico),como la <strong>de</strong>sipramina, reboxetina y la tirosinapodrían estar indicados para la interrupción<strong>de</strong>l consumo o la prevención <strong>de</strong>recaídas, si bien estos datos han sido insuficientementeconfirmados. En lo que a intervencionespsicológicas se refiere, no existenestudios acerca <strong>de</strong> cuáles pue<strong>de</strong>n resultarmás eficaces para el tratamiento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciaa esta sustancia, si bien éstas <strong>de</strong>beríanir dirigidas a concienciar al sujeto <strong>de</strong> losriesgos <strong>de</strong>l consumo y proporcionarle objetivosalcanzables que conlleven su disminucióno cese. Un aspecto que consi<strong>de</strong>ramos <strong>de</strong>gran relevancia son los cada vez más elevadosíndices <strong>de</strong> policonsumo observadosentre los consumidores, especialmente entrelas poblaciones más jóvenes. En este sentidocreemos fundamental la realización <strong>de</strong> abordajesterapéuticos que tengan presentes losdiferentes consumos concomitantes, a lahora <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r el tratamiento <strong>de</strong> pacientesque acu<strong>de</strong>n solicitando ayuda por consumo<strong>de</strong> otras drogas como heroína, cocaína uotros psicoestimulantes.BIBLIOGRAFÍAAmengual M (2000) Enfoque preventivo <strong>de</strong>l uso yabuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados.Adicciones 12, supl 2.Balcells M (2000) Toxicología <strong>de</strong>l cannabis. Adicciones12, supl 2.Bobes, J., Bascarán MT, González MP Saiz PA(2000) Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabis.Adicciones 12.Calafat A, Fernán<strong>de</strong>z C, Becoña E, Gil E, Juan MTorres MA (2000a) Consumo y consumidores<strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa. Adicciones12.Calafat A, Juan M, Becoña E, Fernán<strong>de</strong>z C, Gil ELlopis JJ (2000b) Organización y estrategias <strong>de</strong>la cultura pro cannabis. Adicciones 12.Calafat, A. (1997) La Representación Social <strong>de</strong> lasDrogas <strong>de</strong> Diseño en Europa. En: XXIV JornadasNacionales Socidrogalcohol. Libro <strong>de</strong>Actas, pp. 39-61. Valencia: Generalitat Valenciana.Calafat, A., Bohrn, K., Juan M, Kokkevi A, Maalsté,N. et al (1999) Night life in Europe and recreativedrug use. Sonar 98., Palma <strong>de</strong> Mallorca:IREFREA.Calafat, A., Stocco, P., Men<strong>de</strong>s, F., Simon, J., van<strong>de</strong> Wijngaart, G., Sureda, P. et al (1998) Characteristicsand Social Representation of Ecstasyin Europe., Palma <strong>de</strong> Mallorca: IREFREA.Chesher G (1995) Cannabis and road safety: anoutline of the research studies to examine theeffects of cannabis on driving skills and actualdriving performance. In: Anonymous Theeffects of drugs (other than alcohol) on roadsafety, pp. 67-96. Melbourne: GovernmentPrinter.EMCDDA (1998) Annual report on the state of thedrugs in the European Union, 1998 edn. Lisboa:EMCDDA.Farrel, M. (1999) Cannabis <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce and withdrawal.Addiction 94, 1277-1278.Fromberg, E. (1998) Réduction <strong>de</strong>s dommages etecstasy. Interventions 64, 26-37.González MP, Saiz PA, G-Quirós M López JL (2000)Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabis. Adicciones12.Herrero S (2000) El cannabis y sus <strong>de</strong>rivados en el<strong>de</strong>recho penal español. Adicciones 12, supl 2.Jessor R, Chase JA Donovan JE (1980) Psychosocialcorrelates of marijuana use and problemdrinking in a national sample of adolescents.Am.J.of Public Health 70, 604-613.Johnston LD O’Malley PM (1998) Explaining recentincreases in stu<strong>de</strong>nt’ marijuana use: impact ofperceived risks and disapproval, 1976 through1996. American J.of Public Health 887-892.Kan<strong>de</strong>l DB, Yamaguchi K Chen K (1992) Stages ofprogression in drug involvement from adolescenceto adulthood: further evi<strong>de</strong>nce for theGateway Theory. J.of Studies on Alcohol 53,447-457.Leza JC Lorenzo P (2000) Efectos farmacológicos<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s. Adicciones 12, supl 2.Lorenzo P Leza JC (2000) Utilidad terapéutica <strong>de</strong>lcannabis y <strong>de</strong>rivados. Adicciones 12, supl 2.Merino PP (2000) Vieja historia <strong>de</strong>l cannabis yrecientes prácticas preventivas en Europa.Adicciones 12, supl 2.16De la neurolobiología a la psicosociología <strong>de</strong>l uso-abuso <strong>de</strong>l cannabis


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Uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s a través<strong>de</strong> la historiaRAMOS ATANCE, J.A.; FERNÁNDEZ RUIZ, J.Instituto Universitario <strong>de</strong> Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias, Departamento <strong>de</strong> Bioquímica y Biología Molecular,Facultad <strong>de</strong> Medicina, Universidad ComplutenseEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: J.A. Ramos Atance. Departamento <strong>de</strong> Bioquímica, Facultad <strong>de</strong> Medicina.Universidad Complutense, 28040-Madrid. Tel.: 91-3941454 Fax: 91-3941691 e-mail: jara@eucmax.sim.ucm.esResumenLa Cannabis Sativa ha sido utilizada con fines industriales,medicinales y/o recreativos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Antigüedad.Sin embargo, la investigación sobre sus principiosactivos es relativamente reciente. Su uso fueconocido en China hace unos cinco mil años. Fue utilizadapara la obtención <strong>de</strong> fibra y <strong>de</strong> aceite. Sus propieda<strong>de</strong>scurativas aparecen reflejadas en varios tratadosmédicos <strong>de</strong> una notable antigüedad. En la India,formaba parte <strong>de</strong> algunos rituales religiosos y fue utilizadopor sus propieda<strong>de</strong>s curativas, práctica que seha conservado hasta muy recientemente.También se ha <strong>de</strong>scrito su utilización por los asirios,los escitas o los persas. Existe una controversiasobre si fue conocido por los judíos y los egipcios.Tampoco esta muy claro el que su uso, salvo confines industriales, estuviera muy extendido entre losgriegos y los romanos. Al principio <strong>de</strong> la era cristiana,Plinio “el viejo”, Discori<strong>de</strong>s y Galeno <strong>de</strong>scribieron susposibles aplicaciones médicas. Los árabes lo utilizaronen medicina y a nivel recreativo. Sin embargo, supopularidad no fue la misma en cada uno <strong>de</strong> los países<strong>de</strong> cultura islámica, llegando incluso a estar prohibidoen situaciones históricas concretas.Durante el siglo XIX, la presencia colonial inglesaen la India y la expedición <strong>de</strong> Napoleón a Egipto, sirviópara la difusión por Europa, y posteriormente porlos Estados Unidos, <strong>de</strong> las aplicaciones médicas ylúdicas <strong>de</strong>l cannabis. Su uso en la practica medica fue<strong>de</strong>clinando a lo largo <strong>de</strong>l siglo XX, ante la aparición <strong>de</strong>otros compuestos con mayor eficacia terapéutica.Palabras clave: Cannabis sativa, usos medicinales,marihuana, hachís, historia.SummaryCannabis sativa has been used for industrial, medicaland/or recreational purposes since ancient times.Nevertheless, research into its active beginnings isrelatively recent. It was known in China some fivethousand years ago when it was used to obtain fibreand oil. Its curative properties can be seen in variousmedical treatises of great age. In India, it formed partof certain religious rites, and was used for its curativeproperties, a practice which continued until veryrecently.It use by the Assyrians, the Scythians and the Persianshas also been <strong>de</strong>scribed. There is <strong>de</strong>bate onwhether or not it was known to the Jews and theAncient Egyptians. Nor is it very clear if, apart from itsuse for industrial purposes, it was very wi<strong>de</strong>spreadamong the Greeks and the Romans. At the beginningof the Christian Era, Pliny the El<strong>de</strong>r, Discori<strong>de</strong>s andGalen <strong>de</strong>scribed its possible medical applications. TheArabs used it medicinally and recreationally althoughits popularity was not the same in each of the Islamiccountries, and it was even prohibited in certain specificcircumstances throughout history.During the 19th century, the British colonial presencein India and Napoleon’s expedition to Egypt ledto the spreading of its medical and therapeuticalapplications in Europe and, subsequently, in the UnitedStates. Its use in medicine <strong>de</strong>creased over the20th century in the face of the appearance of othercompounds of greater therapeutic effectiveness.Key words: cannabis, marijuana, history, therapeuticuse.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 19


1. APROXIMACIÓN HISTÓRICA DELCANNABIS Y DERIVADOSEs difícil precisar con exactitud elmomento en que el hombre empezó autilizar alguno <strong>de</strong> los preparados proce<strong>de</strong>ntes<strong>de</strong> la Cannabis sativa. El origen <strong>de</strong>esta planta, <strong>de</strong> la que se extraen los cannabinoi<strong>de</strong>ses situado por algunos autores en elAsia Central. Los datos <strong>de</strong> los que disponemossobre cuando se inicio el consumo <strong>de</strong>estos compuestos apuntan a que fue hacevarios miles <strong>de</strong> años en las mismas regionesen las que fue <strong>de</strong>tectada inicialmente la presencia<strong>de</strong> la planta. Es previsible que el conocimientosobre los posibles usos <strong>de</strong> la plantase fueran extendiendo, inicialmente a lasregiones vecinas y posteriormente a otroslugares mas remotos. Sin embargo no hayque <strong>de</strong>scartar que este consumo tuvieralugar, <strong>de</strong> forma espontánea en alguna <strong>de</strong> lasotras zonas <strong>de</strong> la Tierra en las que crecía laplanta .La utilización <strong>de</strong> estos compuestos a lolargo <strong>de</strong> la Historia, ha presentado aspectosmuy variables. Por un lado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Antigüedadse han tratado <strong>de</strong> aprovechar las propieda<strong>de</strong>scurativas, que han sido asociadas a suconsumo, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco limitado por losconocimientos médicos existentes en cadaépoca. Por otro lado , los efectos que podíaproducir sobre el cerebro <strong>de</strong>l individuo, fuerondirigidos, en algunas ocasiones hacia lapractica religiosa, mientras que en otras lohan sido simplemente para la búsqueda <strong>de</strong>placer. A veces, es difícil po<strong>de</strong>r separar en losinicios <strong>de</strong> su consumo los aspectos medicinales<strong>de</strong> los religiosos o sociales, dado queen aquellas culturas en las que se utilizaron,ambos aspectos estaban muchas veces mezclados.A lo largo <strong>de</strong>l tiempo, los cannabinoi<strong>de</strong>s hapasado por etapas <strong>de</strong> uso generalizado o porotras <strong>de</strong> un uso mas restringido o incluso <strong>de</strong>prohibición en los países que podríamos consi<strong>de</strong>rarcomo sus consumidores tradicionales.Actualmente, su consumo, que estaampliamente extendido por todo el mundo,no parece tener ninguna relación importantecon los aspectos religiosos con los que convivióen el pasado. Su principal aplicación es larecreacional, aunque a veces se trata <strong>de</strong> relacionarsu uso con sus posibles propieda<strong>de</strong>sterapéuticas. Los datos existentes sobre laspropieda<strong>de</strong>s químicas <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s ysu mecanismo <strong>de</strong> actuación en el organismohacen todavía aventurada la discusión <strong>de</strong>dicha hipótesis. El que en los últimos añoshayan aumentado los estudios sobre las aplicacionesmédicas <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s,están mas relacionadas con el reciente <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> un sistemacannabinoi<strong>de</strong>s endógeno, que con las <strong>de</strong>scripcionesrealizadas por algunos consumidoressobre dichas propieda<strong>de</strong>s curativas.1.1. Edad Antigua.1.1.1. China e India.La Cannabis sativa fue utilizada en Chinahace unos cinco mil años. Su cultivo en estepaís estuvo generalmente relacionado con laobtención <strong>de</strong> fibra así como <strong>de</strong>l aceite <strong>de</strong> sussemillas (Camp, 1936). Existen diversoslibros, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> aquella época, en losque se indica la relación que tuvo esta plantacon la Medicina en aquel país. Así, el emperadorHuang Ti (2.600 a.C.) es consi<strong>de</strong>radocomo el autor <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong> medicina titulado“Nei Ching”, algunas <strong>de</strong> cuyas recetas se hanconservado hasta la actualidad en el que aparecela primera referencia documentadasobre las aplicaciones médicas <strong>de</strong>l cannabisOtro texto médico fue escrito poco tiempo<strong>de</strong>spués por el emperador Shen Nung. En else <strong>de</strong>scriben unas trescientas medicinasentre las que se encuentra el cannabis, queen chino se expresa con la palabra “ma”. Eltérmino “Ma” tiene una connotación negativaen este idioma, lo que podría indicar laexistía <strong>de</strong> un conocimiento acerca <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>spsicotrópicas in<strong>de</strong>seables <strong>de</strong> laplanta (Li y Lin, 1974). En este libro, el cannabisera recomendado para tratar la malaria, elberi-beri, el estreñimiento o las alteracionesmenstruales. Sin embargo, también se indicabaque la ingestión en exceso <strong>de</strong> los frutos<strong>de</strong>l cáñamo podía producir “visiones diabólicas”(Touw, 1981).20Uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s a través <strong>de</strong> la historia


Durante la dinastía Ming se escribió el Ben-Tsao kang Mu (1578 a.C.) que era una Farmacopeaque recogía todos los conocimientos<strong>de</strong> la medicina china, entre los que aparecenlos anteriormente <strong>de</strong>scritos. Los chinos conocíanla naturaleza dual <strong>de</strong>l cannabis, pero posiblementefue muy poco usado como droga ilícita.Esto pudo <strong>de</strong>berse a la incompatibilidad<strong>de</strong> la droga con el temperamento chino, consu filosofía <strong>de</strong> la vida y con sus tradiciones. Elque cuando se tomaba en exceso pudiera produciralucinaciones y un andar tambaleante,podía llevar a la realización <strong>de</strong> actos vergonzosos,que chocaría con los valores transmitidospor Confucio <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>ración y rectitud.. Todolo cual llenaría <strong>de</strong> oprobio tanto al consumidorcomo a su familia.Algunas <strong>de</strong> estas aplicaciones médicas,han encontrado una justificación en las investigacionesrealizadas en la actualidad sobrelos mecanismos <strong>de</strong> actuación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.Así ocurre con la utilización <strong>de</strong> las pepitas(Kernel) <strong>de</strong>l cáñamo, el aceite y el jugo<strong>de</strong> sus hojas: las propieda<strong>de</strong>s antibióticas atribuidasa las aplicaciones tópicas <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s(Kabelic, Krejci y Santavy, 1960)podrían justificar su uso en enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>la piel, como úlceras, heridas y erupciones.Su uso como antihelmíntico podría relacionarsecon la similitud existente entre laestructura <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s y la <strong>de</strong>lhexilresorcinol, que es uno <strong>de</strong> los fármacosactualmente utilizados como antihelmínticos.Parte <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s quimicofísicas <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s ácidos i<strong>de</strong>ntificados en elcannabis son parecidas a las <strong>de</strong> los ácidos <strong>de</strong>chaumogra presentes en el aceite <strong>de</strong>l mismonombre, que ha sido utilizado en el tratamiento<strong>de</strong> la lepra. Entre estas propieda<strong>de</strong>s seencuentran su elevada liposolubilidad <strong>de</strong>bida alas largas ca<strong>de</strong>nas alifáticas <strong>de</strong> sus moléculasy la existencia <strong>de</strong> regiones “aniónicas” enambos tipos <strong>de</strong> compuestos, y que son <strong>de</strong>bidasa los grupos carboxilos presentes en ellas.En esta similitud podría encontrarse la justificaciónal uso <strong>de</strong>l cannabis en el tratamiento <strong>de</strong>esta enfermedad (Mechoulam, 1986).En cuanto a su presencia en la India, sesabe que el cannabis formaba parte <strong>de</strong>l acervoreligioso <strong>de</strong> los arios, tribu nómada queinvadió ese país hacia el año 2000 a.C.. Sunombre es mencionado en los Vedas sagradosy aparece relacionado con el dios Siva,<strong>de</strong>l que se dice “que trajo la planta para eluso y la alegría <strong>de</strong> su pueblo”. En el Atharvaveda(cuarto libro <strong>de</strong> los vedas), escrito entreel 1500 y el 1200 a.C., la planta es <strong>de</strong>scritacomo una hierba sagrada (Chopra y Chopra,1957). El bhang, que es una bebida fabricadacon semillas <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong> otras especies,es mencionado como una hierba ansiolítica.No es <strong>de</strong> extrañar el que se extendierapor toda la India su uso en ceremonias religiosasy sociales.La planta no solo fue utilizada en la realización<strong>de</strong> rituales religiosos, sino que tambiénse apreciaron sus propieda<strong>de</strong>s medicinales,cuyo po<strong>de</strong>r curativo se extendía a muy diversostipos <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s. Campbell, queen 1893 participó en la elaboración <strong>de</strong> uninforme para la Corona Británica sobre lasdrogas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l cáñamo, <strong>de</strong>stacó unaserie <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s curativas. Estos efectosbeneficiosos <strong>de</strong> la planta eran atribuidos porlos hindúes a la bondad <strong>de</strong> los dioses, por loque la medicina aparecía estrechamente relacionadacon la religión, como se <strong>de</strong>scribe enel Ayurveda, que era un suplemento <strong>de</strong> losvedas (Campbell, 1893).Aunque el uso <strong>de</strong>l bhang retuvo sus lazoscon la religión, no todas sus aplicaciones médicashan tenido un origen mitológico. Este es elcaso <strong>de</strong>l Susruta-samhita, un tratado médicoque pudo tener su origen en el último sigloantes <strong>de</strong> Cristo y que alcanzó su forma <strong>de</strong>finitivaalre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l siglo VII d.C., en el que tambiénse <strong>de</strong>scriben algunos <strong>de</strong> los usos curativos<strong>de</strong>l cannabis. Las hojas <strong>de</strong> la Cannabissativa eran recomendadas como un antiflemático,como un remedio para el catarro crónicoacompañado <strong>de</strong> diarrea y como una cura parala fiebre biliar. El termino “antiflemático” teníapara los hindúes un sentido bastante másamplio que el actual. La “flema”, junto con elespíritu y la bilis eran las tres sustancias elementales<strong>de</strong>l cuerpo (Chopra y Chopra, 1957).Esta medicina “laica” tuvo un escaso <strong>de</strong>sarrollo,por lo que el sistema médico <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong>lRamos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J. 21


Ayurveda siguió siendo el mo<strong>de</strong>lo a seguirhasta los tiempos mo<strong>de</strong>rnos.El uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s estuvo muyextendido para calmar el dolor y como febrífugomediante una aplicación local u oral. Así,se ponían cataplasmas en las zonas relacionadascon el dolor. En algunas regiones <strong>de</strong> laIndia su uso se amplió a la mejora <strong>de</strong>l estadofísico y mental. Se pensaba que servía paraaumentar el apetito y como tónico general,para aliviar la fatiga, actuar como diurético,reducir el <strong>de</strong>lirium tremens, disminuir la hinchazón<strong>de</strong> los testículos o actuar como unafrodisiaco (Chopra y Chopra, 1957).Es <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar el grado <strong>de</strong> conocimientoque alcanzaron los hindúes sobre <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>scurativas <strong>de</strong> los componentes <strong>de</strong> laCannabis sativa .. Su énfasis en su utilizaciónen alteraciones relacionadas con el sistemanervioso está muy próximas al actual conocimiento<strong>de</strong> la actividad cannabimimética cerebral.Las drogas <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l cannabis fueronusadas en el tratamiento <strong>de</strong> los calambres,convulsiones infantiles, dolores <strong>de</strong> cabeza,entre los que se incluye la migraña, histeria,neuralgia, ciática y tétanos. Como será indicadomas a<strong>de</strong>lante, a comienzos <strong>de</strong>l siglo XIX,O`Shaugnessy <strong>de</strong>mostró experimentalmenteel fundamento fisiológico <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> estasaplicaciones (O`Shaugnessy, 1841).En relación con el uso <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>lcannabis en la disentería y en el cólera, hoyse conoce que el ∆ 9 -tetrahidrocannabinol(THC) reduce la movilidad intestinal, lo queayudaría a explicar su utilidad terapéutica. Enel caso <strong>de</strong> las enfermeda<strong>de</strong>s relacionadascon el aparato respiratorio se utilizaba el cannabisen la fiebre <strong>de</strong>l heno, bronquitis, asmay para la tos. Los datos actuales indican queal menos en relación con el asma, la tradiciónindia tenía una base real (Mechoulam, 1986).1.1.2. Persia y Asiria.El uso <strong>de</strong>l cannabis se extendió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laIndia a Persia y Asiria en la octava centuriaantes <strong>de</strong> Cristo. Aunque no hay pruebas <strong>de</strong>que Zaratrusta (siglo VII a.C.), que fue el fundador<strong>de</strong>l pensamiento religioso persa, recomendarael uso <strong>de</strong>l cannabis, si hay evi<strong>de</strong>ncias<strong>de</strong> que su utilización religiosa fue consi<strong>de</strong>rabley <strong>de</strong> la importante contribución <strong>de</strong> la intoxicacióncannábica al éxtasis chamánico. Esposible que el papel que tuvo el hachís en elmisticismo islámico fuera <strong>de</strong>bido a la influenciairaní preislámica (Elia<strong>de</strong>, 1964). No pareceque el uso terapéutico <strong>de</strong>l cannabis en la antiguaPersia fuera muy amplio, aunque esmencionado varias veces en la “Historia <strong>de</strong> laFarmacia” <strong>de</strong> Schulenz (Schulenz, 1965).En Asiria era conocido como “quanabu” o“kanabas”. En varias tablas que se han conservado<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el reinado <strong>de</strong> Asurbanipal (669a 626 a.C.) aparecen en escritura cuneiformediversos nombres para el cannabis, principalmenteasociados al término “azallu” (Campbell-Thompson,1949). Los sumerios, quefueron los pobladores más antiguos <strong>de</strong>Mesopotamia, don<strong>de</strong> se instalaron unos4.000 años a.C., usaban un nombre similar“azalla”, lo que indica un origen muy antiguopara este término. A finales <strong>de</strong>l siglo VIII a.C.,es mencionado por primera vez el término “qunnabu”, en referencia a <strong>de</strong>terminados ritos,en los que se utilizaba junto con la mirra, quees una resina aromática relacionada con elincienso.El cannabis también fue utilizado con finesmédicos formando parte <strong>de</strong> diversos tipos <strong>de</strong>ungüentos o siendo añadido al agua en aquellostratamientos en los que se utilizaba elbaño con fines terapéuticos. Sus vapores fueronusados en una enfermedad que era conocidacomo “envenenamiento <strong>de</strong> las piernas”, yque posiblemente corresponda a la artritis.Disuelto en la bebida o mezclado con los alimentosfue prescrito para la “<strong>de</strong>presión <strong>de</strong>lespíritu”, para la impotencia, para las piedrasrenales y para ciertos tipos <strong>de</strong> hechicerías.Un tipo <strong>de</strong> cerveza que contenía sus semillas,junto con menta y azafrán, era dado encierta dolencia femenina, cuyos síntomaseran parecidos a lo que actualmente se <strong>de</strong>nominaamenorrea (Mechoulam, 1986).Herodoto (485-425 a.C.), <strong>de</strong>scribió como elcáñamo crecía en Escitia en forma salvaje ycultivada y era utilizado por los escitas, tribuguerrera que vivía en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los22Uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s a través <strong>de</strong> la historia


mares Caspio y Aral. Estos pueblos “bárbaros”se intoxicaban, durante sus ritos funerarios,con los vapores obtenidos al poner lassemillas <strong>de</strong>l cáñamo (o quizás sus brotes florecidossecos) sobre piedras enrojecidas porel calor (Nahas, 1973). La misma costumbre,aunque sin estar asociada a ceremonias funerarias,era realizada por los habitantes <strong>de</strong>algunas islas situadas en el río Aras, en laArmenia turca (Brunner, 1973).1.1.3. Egipto y Ju<strong>de</strong>a.En relación con el Antiguo Egipto, pudieraser que el jeroglífico representado como“smsm.t “ corresponda al termino cannabis(von Deines y Grapow, 1959). Aunque algunosautores consi<strong>de</strong>ran que el cannabis nofue conocido por los egipcios (Peters yNahas, 1999), otros han indicado su utilizaciónen el incienso y como medicina oral para“beneficio <strong>de</strong> las madres y <strong>de</strong> sus hijos” conun propósito que podría correspon<strong>de</strong>r a laprevención <strong>de</strong> la hemorragia en el parto, tal ycomo era usado en otras culturas. También seutilizo en enemas don<strong>de</strong> aparecería mezcladocon otras hierbas y con miel (Brockbank,1954), en la medicación <strong>de</strong> los ojos, enungüentos y en vendajes. La planta habríasido usada también como fibra. La referenciapor algunos investigadores al uso religioso<strong>de</strong>l “smsm.t” como incienso, costumbresimilar a la que ocurría en Asiria, esta a favor<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> su conocimiento por parte <strong>de</strong>los egipcios y refuerza la asunción <strong>de</strong> queesta palabra significa cannabis.No hay ninguna evi<strong>de</strong>ncia directa <strong>de</strong> que elcannabis fuera conocido en la antigua Ju<strong>de</strong>a(Harrison, 1966). Benet (1975) ha indicadoque la planta bíblica <strong>de</strong>nominada en hebreo“kneh-bosem”, uno <strong>de</strong> los constituyentes <strong>de</strong>lincienso en el Templo, podría correspon<strong>de</strong>r altérmino cáñamo. Sin embargo, quizás sea lapalabra “pannagh”, la que <strong>de</strong>nominó realmenteal cannabis. Esta palabra, que fue mencionadopor el profeta Ezequiel, servia paranombrar a un producto no i<strong>de</strong>ntificado quebien era exportado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a o que eratransportado a través <strong>de</strong> esta región hastaTiro.Se ha sugerido que “pannagh” era una <strong>de</strong>las formas originales <strong>de</strong> la palabra cannabis(en sánscrito bhanga y en persa bang), quefue posteriormente modificada en semítico(qunnabu en asirio, qunnappa en sirio y kunnaben árabe) y que acabó como cannabis engriego (Mechoulam, 1986).Parece improbable que los antiguos judíosno tuvieran noticias <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s médicasy hedonísticas, así como <strong>de</strong> sus usos rituales.Una primera fuente <strong>de</strong> conocimiento podríahaber sido el contacto mantenido con losegipcios, en cuyo suelo permanecieronmuchos años hasta el 1220 a.C. En el caso<strong>de</strong> que los egipcios no hubieran utilizadoestas sustancias, los escitas podrían habersido los correos <strong>de</strong> esta información, dadoque en su marcha hasta Egipto atravesaronPalestina entre el 630 y el 610 a.C.La influencia <strong>de</strong>l imperio asirio sobre Ju<strong>de</strong>afue muy importante durante diversos periodos<strong>de</strong> tiempo, en los que la sometieron a sudominación. Por lo que el cannabis, comomedicina o como droga, <strong>de</strong>bió ser usado,cuando menos por sus clases dirigentes. Trasla muerte <strong>de</strong> Asurbanipal y la posterior <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> su Imperio, el rey judío Josías trató<strong>de</strong> erradicar todas las influencias paganasque hubieran impregnado la vida <strong>de</strong> los judíos.Si el hachís se encontraba entre los símbolos<strong>de</strong> la laxitud moral asiria, no es <strong>de</strong>extrañar que esa palabra hubiera sido borrada<strong>de</strong> la Biblia, lo que explicaría la extraña ausencia<strong>de</strong> este símbolo en el libro sagrado paralos judíos (Mechoulam, 1986).1.1.4. Grecia y Roma.Tanto los griegos como los romanos cultivaronel cáñamo por su fibra, que era utilizadapara la fabricación <strong>de</strong> cuerdas y <strong>de</strong> velas. Losmédicos griegos conocieron algunas propieda<strong>de</strong>smedicinales <strong>de</strong>l cáñamo entre las quese encontraba la producida por una mezcla<strong>de</strong> cannabis, cenizas y miel para el tratamiento<strong>de</strong> algunas ulceraciones (Brunner, 1973).Sin embargo los textos clásicos no contienenRamos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J. 23


ningún dato significativo sobre sus efectospsicotrópicos.Sus usos medicinales son indicados alprincipio <strong>de</strong> la Era Cristiana. Plinio “el viejo”(23-79 d.C.), que era un naturalista romano,<strong>de</strong>scribió su uso <strong>de</strong>talladamente en su obraNature historiarum Libri XXXVII: En este textose dice que “Sus semillas hacen a los genitalesimpotentes. Su jugo expulsa <strong>de</strong> las orejascualquier gusano que haya entrado en ellas,pero a costa <strong>de</strong> un dolor <strong>de</strong> cabeza. Tanpotente es su naturaleza que cuando se vierteen agua, se dice que pue<strong>de</strong> hacerla cuajar,y al beber <strong>de</strong> estas aguas se regulan las tripas<strong>de</strong> las bestias <strong>de</strong> carga. Su raíz, cocida enagua, alivia los calambres en las articulaciones,así como la gota y otros dolores similares”(Brunner, 1973).Dioscóri<strong>de</strong>s, que murió el año 90 d.C.,estudió las plantas <strong>de</strong> diversos países, mientrasejercía como cirujano <strong>de</strong>l ejército romano.Recopiló sus estudios en “De MateriaMédica”, obra consi<strong>de</strong>rada durante sigloscomo la más importante en botánica médica.En ella <strong>de</strong>scribió dos tipos <strong>de</strong> cannabis. Unoutilizado para hacer cuerdas <strong>de</strong> gran resistencia,cuyo jugo era bueno para el dolor <strong>de</strong>oídos. Las raíces <strong>de</strong>l otro tipo servían paraablandar las inflamaciones, disolver los e<strong>de</strong>masy disipar lo que él <strong>de</strong>nomino “materiadura” <strong>de</strong> las articulaciones.Galeno (131-200 d.C.), que fue el médicogriego más famoso <strong>de</strong> la primera época cristiana,utilizó diversos preparados vegetales comomedicamentos. Escribió dos libros “De anatomicisadministrationibus libri XV” y “De usupartium corporis humanis libri XVII”. En ellos,indicó que las semillas <strong>de</strong> la Cannabis sativaeran “<strong>de</strong> digestión pesada y nociva para elestómago y la cabeza”. Indicó que su jugo eraun analgésico para los dolores causados por laobstrucción <strong>de</strong>l oído y que aliviaba los músculos<strong>de</strong> las extremida<strong>de</strong>s, aunque también podíaproducir una conversación carente <strong>de</strong> sentido.1.2. Edad Media.Como en otras muchas áreas <strong>de</strong>l saberhumano, en la Edad Media no se produjo ningúnavance significativo en el conocimiento yuso <strong>de</strong> las drogas. Plinio, Dioscóri<strong>de</strong>s y Galenofueron durante siglos la principal fuente <strong>de</strong>conocimiento farmacológico para los médicos<strong>de</strong>l Oriente Próximo y <strong>de</strong> Europa. Hil<strong>de</strong>gard <strong>de</strong>Bingen (nacida en 1099) menciona en su “Phisica”que la semilla <strong>de</strong> cáñamo pue<strong>de</strong> aliviar eldolor (Hil<strong>de</strong>gard <strong>de</strong> Bingen, 1977). Peter Schofferen su herbario “Der Gart <strong>de</strong>r Gesundheit”publicado en Mainz en 1485 indicaba variasaplicaciones médicas <strong>de</strong> la planta (Schoffer,1485). En Inglaterra, John Parkinson, que erael herbalista real, <strong>de</strong>scribió en 1640 diversaspropieda<strong>de</strong>s terapéuticas <strong>de</strong>l cáñamo, citandoa<strong>de</strong>más <strong>de</strong> a Galeno y a Dioscóri<strong>de</strong>s, a diversosherbolistas <strong>de</strong> los siglos prece<strong>de</strong>ntes alsuyo, como Matthiolus, Tragus, Ruellius, Fuschiusy Lugdunensis (Parkinson, 1640).El cáñamo empezó a ser cultivado en Inglaterrapara la obtención <strong>de</strong> fibra hacia el año500 d.C. (Godwin, 1967). En Francia, Rabelais<strong>de</strong>scribe en una <strong>de</strong> sus obras el crecimiento<strong>de</strong> la planta y algunas <strong>de</strong> las características <strong>de</strong>su cultivo e indica que “su semilla es amadapor los pájaros y sus fibras temidas por losladrones” Sin embargo este autor , pese a sufama <strong>de</strong> cantar las excelencias <strong>de</strong> la vida, nohace ninguna mención a las propieda<strong>de</strong>s intoxicantes<strong>de</strong>l cannabis (Rabelais, 1944).En relación con el Islam, el profeta Mahoma,que había prohibido el vino, no dijo nadasobre los <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l cannabis, lo que permitióla expansión <strong>de</strong> su consumo en losterritorios conquistados hacia Persia por unlado y hasta la Península Ibérica por el otro.“Hashish”, que significa hierba en árabe, fueel nombre utilizado para <strong>de</strong>signar al extracto<strong>de</strong>l cannabis.Como aparece reflejado en la obra <strong>de</strong>lautor islámico Makhzan-el-Adwiya, la medicinaárabe pudo haber sido influida por la medicinaindia y por los dogmas médicos grecorromanos<strong>de</strong> los siglos I y II d.C.. No hay queolvidar que en la Edad Media los árabes fueron,por un lado, los “divulgadores <strong>de</strong> los clásicosgrecolatinos” y, por otro mantuvieronestrechos contactos con la India. Como ejemplo<strong>de</strong> esto último, está entre otras evi<strong>de</strong>ncias,el que el gran califa Haroun-al-Rashid24Uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s a través <strong>de</strong> la historia


hiciera traer a sus dominios médicos hindúespara que organizaran una escuela <strong>de</strong> medicinaen Bagdad (Durant, 1942).Durante el periodo <strong>de</strong>l apogeo islámico, losmédicos árabes <strong>de</strong>scribieron otros usos medicinalespara el cannabis, aparte <strong>de</strong> los indicadospor Dioscóri<strong>de</strong>s y Galeno. Al-Razi (900años d.C.) preconizaba su uso para el oído,para la flatulencia y para curar la epilepsia. Al-Badri (1251 d.C.) recomendaba el hachís paraestimular el apetito y producir el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>tomar dulces. Mucho tiempo <strong>de</strong>spués, en unafarmacopea <strong>de</strong>l siglo XVII era prescrito parauna amplia variedad <strong>de</strong> dolencias, siendo tambiénmencionadas la euforia y la letargia producidaspor la droga (Rosenthal, 1971).El hachís ha ocupado un papel importanteen la literatura árabe. Aunque su uso estuvomuy extendido, especialmente entre los máspobres, ha estado prohibido en diversosperiodos a lo largo <strong>de</strong> la historia (Nahas,1985). Según Ebn-Beitar (muerto en 1248d.C.) “la gente que la usa habitualmente haprobado sus efectos perniciosos: <strong>de</strong>bilita susmentes, lo que les lleva a la manifestación <strong>de</strong>sentimientos maníacos, y les conduce enalgunos casos a la muerte” (Watson, 1938).Otros autores han indicado que las aplicacionesmédicas no parecieron alcanzar unaimportancia relevante, dada la reputación <strong>de</strong>la droga (Rosenthal, 1971).Es posible, que dado el rechazo posterior<strong>de</strong> los legisladores islámicos por el cannabis,su práctica médica tuviera lugar fuera <strong>de</strong> loscanales oficiales y por tanto no aparezcarecogida en los tratados médicos <strong>de</strong> laépoca. Así, Maimoni<strong>de</strong>s (muerto en 1204d.C.) filósofo y médico judío, que residiómucho tiempo en El Cairo, aunque lo mencionaen su “Glosario <strong>de</strong> nombres <strong>de</strong> drogas”,no realiza ningún tipo <strong>de</strong> indicación terapéutica(Maimoni<strong>de</strong>s, 1979).1.3. Edad Mo<strong>de</strong>rna y Contemporánea.1.3.1. Europa.El consumo <strong>de</strong>l cannabis llegó hasta laPenínsula Ibérica a través <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Africa,tras ser conquistada esta por los árabes. Perosu presencia fue efímera, no alcanzando unapresencia significativa, sobre todo en los reinoscristianos (Nahas, 1982). Los datos sobreel consumo <strong>de</strong> los preparados <strong>de</strong> cannabisen Europa son escasos durante la EdadMo<strong>de</strong>rna y han sido <strong>de</strong>scritos junto a los <strong>de</strong>la Edad Media.En el siglo XIX es cuando aparecen los primerosdatos contrastados sobre el cannabis.Su uso se popularizó en Gran Bretaña en relacióncon sus propieda<strong>de</strong>s curativas. El divulgador<strong>de</strong> su aplicación terapéutica fueO`Shaughnessy, que había residido en laIndia como médico <strong>de</strong>l ejercito colonialinglés. Allí, había observado la utilización quese hacía <strong>de</strong> esta droga para el tratamiento <strong>de</strong>la rabia, el reumatismo, la epilepsia y el tétanos(O`Shaughnessy, 1842, Nahas, 1973).A su vuelta a Inglaterra este doctor administróextractos <strong>de</strong> resina <strong>de</strong> cannabis disueltaen etanol, que era conocido como “tintura<strong>de</strong> cannabis” a pacientes con tétanos, reumatismo,rabia, convulsiones infantiles, cólerao <strong>de</strong>lirium tremens. Las altas dosis utilizadasen los primeros pacientes conreumatismo que fueron tratados con estepreparado produjeron en ellos efectos lateralescomo catalepsia o un comportamientoincontrolable. Tras la disminución <strong>de</strong> la dosis,se obtuvieron resultados positivos (alivio <strong>de</strong>ldolor, aumento <strong>de</strong>l apetito, afrodisia y unagran alegría mental). Las dosis altas <strong>de</strong> tintura<strong>de</strong> cannabis fueron mas útiles en otrostipos <strong>de</strong> dolencias y fueron capaces <strong>de</strong> controlarlas convulsiones y los espasmos asociadosa la rabia y al tétanos. También seobtuvieron resultados positivos en las convulsionesinfantiles. En el tratamiento <strong>de</strong>l cólera,los resultados eran más llamativos, que losconseguidos en la India. La explicación a estaparadoja podría radicar en el consumo crónico<strong>de</strong> Bhang que se producía en este últimopaís, lo que quizás daba lugar a un fenómeno<strong>de</strong> tolerancia, que disminuía los efectos positivos<strong>de</strong>l cannabis en este caso.. los Estosestudios también permitieron comprobar suspropieda<strong>de</strong>s antivomitivas.Ramos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J. 25


Los estudios <strong>de</strong> O`Shaughnessy facilitaronla incorporación <strong>de</strong>l cáñamo hindú a la farmacopeainglesa y posteriormente, aunque enmenor extensión a la <strong>de</strong> otros países europeosy a la <strong>de</strong> los Estados Unidos. Su utilizaciónen estos países sirvió para corroborar elpo<strong>de</strong>r analgésico <strong>de</strong> la tintura <strong>de</strong> cáñamo, enparticular en la ciática y en los dolores reumáticosy <strong>de</strong>ntales. También se <strong>de</strong>scribió la mitigación<strong>de</strong> varios tipos <strong>de</strong> espasmos, el alivio<strong>de</strong> los paroxismos asmáticos, los efectos hipnóticosy la facilitación <strong>de</strong>l parto al aumentarla fuerza <strong>de</strong> las contracciones uterinas.Generalmente, los extractos <strong>de</strong> cannabisutilizados no parecían ser lo bastante fuertespara producir efectos psicoactivos. Pero enalgunos casos y sobre todo a concentracionesaltas se <strong>de</strong>scribió la aparición <strong>de</strong> psicotoxicidad.A<strong>de</strong>más, la amplia variabilidad existenteen la potencia <strong>de</strong> los diferentesextractos obtenidos <strong>de</strong> la planta, dificultaba laobtención <strong>de</strong> resultados reproducibles (Reynolds,1890).En la India, el que los médicos inglesesdispusieran <strong>de</strong> un cannabis fresco y <strong>de</strong> altacalidad, les permitió añadir a los usos recomendadosen Inglaterra el tratamiento <strong>de</strong> ladiarrea y <strong>de</strong> la adicción al opio y al cloral, disolución<strong>de</strong> cloro en etanol que era utilizadacomo anestésico.Des<strong>de</strong> 1971, el uso <strong>de</strong>l cannabis fue controladopor la <strong>de</strong>nominada “Acta <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong>abuso”, que prohibía la utilización médicatanto <strong>de</strong> la hierba como <strong>de</strong> sus constituyentesactivos, los cannabinoi<strong>de</strong>s. Su utilizaciónya había sido <strong>de</strong>sterrada <strong>de</strong> la práctica médicahacia 1932, año en el que fue eliminada <strong>de</strong>la Farmacopea Británica. Diez años <strong>de</strong>spués,lo fue <strong>de</strong> la <strong>de</strong> los Estados Unidos y 34 <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> la Farmacopea India. La controversiasobre sus acciones alucinógenas sobre elcerebro habían eclipsado sus posibles usosmédicos (Evans, 1997).También es posible que su uso disminuyeraal ir aumentando el <strong>de</strong> los opiáceos. El aislamiento<strong>de</strong> la morfina en 1803, la síntesis <strong>de</strong>la heroína en 1874 y la introducción <strong>de</strong> laaguja hipodérmica en 1853 llevó a una aplicaciónmás rápida y efectiva <strong>de</strong> los opiáceos.A<strong>de</strong>más, la llegada <strong>de</strong> otros fármacos conacción analgésica, como la aspirina y los barbitúricos,llevó a un segundo plano el consumo<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s (Notcutt, Price yChapman, 1997).En la Europa continental, el cultivo <strong>de</strong> cannabistenía como fin la producción <strong>de</strong> fibrapara fabricar cuerdas, alpargatas y tejidos,alcanzando su máximo apogeo en la segundamitad <strong>de</strong>l siglo XIX. Durante este período <strong>de</strong>tiempo fue raramente utilizado como medicamento,pese a conocerse sus propieda<strong>de</strong>scurativas. Sin embargo, en Francia si hubo unflujo importante <strong>de</strong> datos sobre el cannabis,relacionado con la expedición <strong>de</strong> Napoleón aEgipto. Sus soldados, tras el regreso a Francia,contaban historias sobre el “paraíso”fácilmente alcanzable <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlofumado o <strong>de</strong> haber comido pasteles en losque aparecía mezclado con miel. M. Rouyer,que acompañaba como farmacéutico al ejércitofrancés, redactó un informe sobre lasplantas utilizadas por la medicina popularegipcia en el que se explicaba el uso <strong>de</strong> lasflores y las hojas <strong>de</strong> la Cannabis sativa parasu consumo recreacional (Rouyer, 1810).Estas historias contribuyeron en 1846 a lafundación en París <strong>de</strong>l <strong>de</strong>nominado “Club <strong>de</strong>shachichins”, cuyos miembros más conocidosfueron Teófilo Gautier y Carlos Bau<strong>de</strong>laire. Eneste club, se practicaba el consumo <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s en su faceta psicoactiva, a labúsqueda <strong>de</strong> las “emociones <strong>de</strong>l espíritu”. Suinfluencia cultural fue consi<strong>de</strong>rable sobretodo en literatura.Las propieda<strong>de</strong>s intoxicantes <strong>de</strong>l cannabisfueron <strong>de</strong>scritas en 1840 por Jacques-JosephMoreau. Este médico, que es consi<strong>de</strong>radocomo el padre <strong>de</strong> la psicofarmacología, <strong>de</strong>scribióen su libro “ Du Hashish et <strong>de</strong> l´aliénationmentale” (Moreau, 1973) los síntomas ysentimientos que experimentó tras el consumo<strong>de</strong> unos 30 gramos <strong>de</strong> una preparación<strong>de</strong> este compuesto, obtenida por la ebulliciónen agua con mantequilla <strong>de</strong> los brotes florecidos<strong>de</strong> la planta. El producto resultante eraposteriormente endulzado con azúcar y aromatizadocon frutas.26Uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s a través <strong>de</strong> la historia


Moreau <strong>de</strong>scribió los ocho síntomas cardinalesobservados tras la intoxicación conhachís: “Inexplicables sentimientos <strong>de</strong> felicidad,disociación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, errores en laapreciación <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong>l espacio, exacerbación<strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong>l oído, i<strong>de</strong>as fijas, alteración<strong>de</strong> las emociones, impulsos irresistiblese ilusiones o alucinaciones. Este libro fue laprimera publicación sobre “Psiquiatría Experimental”,proponiendo el autor que en algunoscasos la intoxicación con hachís podía serconsi<strong>de</strong>rada como un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> enfermedadpsiquiátrica.También hay diversos datos sobre su utilizaciónmédica: Michel (1880), aunque consi<strong>de</strong>rabacomo excéntrica a la terapéutica británica,utilizo el cannabis en diversas practicasmédicas, corroborado la importancia <strong>de</strong> suuso como oxitócico y el éxito <strong>de</strong> su aplicacióna pacientes con hemorragias uterinas. Otrosmédicos franceses <strong>de</strong>scribieron la utilidad <strong>de</strong>lcannabis como diurético y en el tratamiento<strong>de</strong> los dolores <strong>de</strong> tipo reumático y ocular(Mechoulam, 1986).En Alemania hay referencias <strong>de</strong> su utilizaciónen algunos casos. Así, en los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nesgástricos, dosis bajas <strong>de</strong> un extracto, queno producía efectos <strong>de</strong>sagradables, aliviaba eldolor y aumentaba el apetito. También mitigabael vómito y los calambres <strong>de</strong>l vientre (Sée,1890). Fröhmüller (1860) propuso su usocomo anestésico, en las enfermeda<strong>de</strong>s inflamatoriasagudas y en las afecciones tifoi<strong>de</strong>as.También indico su posible utilización comoalternativa al opio en aquellos casos en queéste <strong>de</strong>jara <strong>de</strong> tener efectos positivos.1.3.2. AméricaEl cannabis fue introducido en los Virreinatos<strong>de</strong> Perú y <strong>de</strong> Méjico por los conquistadoresespañoles y en Canadá y Estados Unidospor los colonos franceses e ingleses. Entodos estos países la planta fue usada inicialmentepara la obtención <strong>de</strong> fibra. Sus propieda<strong>de</strong>sintoxicantes fueron <strong>de</strong>scubiertas posteriormente.En Brasil, los esclavos africanosempezaron a fumar marihuana en el sigloXVII. El consumo <strong>de</strong> “riamba” , que era elnombre que recibía, no fue adoptado ni porlos amos portugueses ni por los indios.Durante el siglo XIX, pasó a Centroamérica ya Méjico don<strong>de</strong> fue consumido por las poblacionesagrarias indias (Peters y Nahas, 1999).Posteriormente, los emigrantes mejicanosque se establecieron en Tejas y en Luisiana lopasaron a Estados Unidos. Alli, el uso <strong>de</strong>lcannabis se extendió a otros sectores pobres<strong>de</strong> la población. Cuando los negros popularizaronel jazz en Nueva Orleans, la marihuanapasó a ser parte integrante <strong>de</strong> esta forma <strong>de</strong>expresión cultural y su uso se extendió poraquellos sitios don<strong>de</strong> se escuchaba este tipo<strong>de</strong> música.En Estados Unidos el tipo <strong>de</strong> cannabis productor<strong>de</strong> fibra fue cultivado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1720hasta finales <strong>de</strong>l siglo XIX para la fabricación<strong>de</strong> sogas, cor<strong>de</strong>les y lona para velas. El aceite<strong>de</strong> las semillas era utilizado para hacerjabones y pinturas. Durante la segunda guerramundial la gran necesidad <strong>de</strong> fibra paracuerdas y lonas hizo reanudar su cultivo. Laposterior aparición <strong>de</strong> la fibra sintética volvióa eliminar su producción industrial.Los médicos norteamericanos imitaron asus colegas ingleses en la prescripción <strong>de</strong>cannabis en el tratamiento <strong>de</strong> diversas enfermeda<strong>de</strong>scomo epilepsia, reumatismo,calambres menstruales, cólera, convulsiones,coreas, histeria, <strong>de</strong>presión, <strong>de</strong>mencia, tétanos,gota, neuralgia y hemorragia uterina.Aul<strong>de</strong> (1890) narró los efectos antivomitivos<strong>de</strong>l cannabis, indicando que cuando se administrabaa pacientes con <strong>de</strong>lirium tremens<strong>de</strong>tenía el vómito y les hacía caer gradualmenteen el sueño.En el Indice Merck <strong>de</strong> 1896 aparecían 6tipos <strong>de</strong> preparaciones diferentes que conteníancannabis.. El <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>sintoxicantes llevo a que su uso porvía oral <strong>de</strong>rivara en algunos casos a la búsqueda<strong>de</strong> sus efectos recreativos. Este consumofue favorecido por lo fácilmente quepodían ser adquiridas estas medicinas en lasfarmacias locales, así como por la posibilidad<strong>de</strong> su adquisición por correo.Preparaciones como la tintura y el extracto<strong>de</strong> cannabis estaban reconocidas como dro-Ramos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J. 27


gas legales y aparecieron en la Farmacopea<strong>de</strong> los Estados Unidos entre 1850 y 1942.Aunque permanecieron en ella hasta 1942 yen el índice Merck hasta 1950, su uso estabaprácticamente abolido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1937. En eseaño, la “Marihuana Tax Act” puso el cannabisbajo control fe<strong>de</strong>ral, lo que condujo a la prohibición<strong>de</strong> su uso. Pese a ello, la marihuana secontinuó consumiendo <strong>de</strong> forma clan<strong>de</strong>stina,pero limitada, hasta la gran eclosión <strong>de</strong> lossesenta, coincidiendo con el movimientohippy. En ese momento, se produjo unaumento consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> su consumo, principalmenteentre los estudiantes universitarios,que lo utilizaron por sus propieda<strong>de</strong>s recreativasy no por sus valores médicos. El consumo<strong>de</strong>l cannabis ha seguido creciendo a amboslados <strong>de</strong>l Atlántico especialmente entre lapoblación juvenil (Peters y Nahas, 1999).1.4. Situación actual.Durante las primeras décadas <strong>de</strong>l presentesiglo, aunque comenzó a <strong>de</strong>clinar su usomédico, siguieron apareciendo artículos <strong>de</strong>investigación sobre las propieda<strong>de</strong>s curativas<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s. La disminución <strong>de</strong> susaplicaciones farmacológicas pudo <strong>de</strong>berse aque, al no haberse conseguido el aislamiento<strong>de</strong> los componentes <strong>de</strong>l cannabis, había queusar preparaciones <strong>de</strong> la planta cruda o <strong>de</strong>sus extractos. Una <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong>la utilización <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> preparados era elque no siempre se podían obtener resultadosclínicos reproducibles, dada la amplia variabilidad<strong>de</strong> su composición química, así como asu fácil <strong>de</strong>terioro. A<strong>de</strong>más, en muchos paísesel cannabis ha sido asociado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un puntolegal a los opiáceo, por lo que su uso ha sidocontrolado. Esto ha dificultado su obtenciónincluso para fines médicos. Todo ello llevó a la<strong>de</strong>saparición paulatina <strong>de</strong> la utilización terapéutica<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s, pese a que losopiáceos continuaron siendo ampliamenteutilizados por sus aplicaciones médicas(Mechoulam, 1986).El interés por los cannabinoi<strong>de</strong>s reaparecióentre 1940 y 1950. Aunque no se conocíael principio activo presente en la planta, sesintetizaron una serie <strong>de</strong> compuestos conactividad cannabinomimética, que fueron investigadosen animales y en la clínica. El másprobado fue el ∆6α,10α-THC hexilo (pirahexilo sinhexil). Posteriormente se ha sabido queeste compuesto solo se diferencia <strong>de</strong>l THCen un doble enlace entre 6a y 10a y en tenern-hexilo en la ca<strong>de</strong>na lateral en vez <strong>de</strong> n-pentilo.Se observó que el pirahexil era beneficiosoen el tratamiento <strong>de</strong> los síntomas <strong>de</strong> laabstinencia al alcohol y aunque con menoreficacia en el <strong>de</strong> los sintamos relacionadoscon el consumo <strong>de</strong> opiáceos (Thompson yProctor, 1953). En el campo <strong>de</strong> la Psicoterapia,su administración, tanto a sujetos normalescomo a pacientes <strong>de</strong>primidos, indico queeste compuesto era un potente euforizante,con mayor eficacia en la neurosis que en lapsicosis (Stockings, 1947). Estos resultadosno pudieron ser confirmados posteriormentecuando se utilizaron dosis más bajas (Parker yWrigley, 1950).Las acciones antiepilépticas <strong>de</strong>l ∆6α,10α-THC dimetilheptil (DMHP) fueron estudiadasen varios niños, obteniéndose resultadospositivos en algunos casos. El DMHP sediferencia <strong>de</strong>l sinhexil en que su ca<strong>de</strong>na laterales dimetilheptilo en vez <strong>de</strong> n-hexilo(Davies y Ramsey, 1949). Estos datos fueroncuestionados posteriormente por otrosinvestigadores (Feeny, Spiker y Weiss, 1976).El abandono <strong>de</strong> la investigación en humanospudo <strong>de</strong>berse a estos resultados contradictorios,así como a los significativos efectosin<strong>de</strong>seables producidos por ambos compuestos(Hollister, Richards y Gillespie, 1968,Si<strong>de</strong>ll y col 1973).El primer cannabinoi<strong>de</strong> aislado <strong>de</strong> la Cannabissativa fue el cannabinol (CBN) (Wood,Spivey y Easterfield, 1899). Pero su estructurano fue correctamente caracterizada hastavarios años <strong>de</strong>spués (Adams, Baker y Wearn,1940a). El cannabidiol (CBD) fue aislado algunosaños mas tar<strong>de</strong>(Adams, Hunt y Clar,1940b), y fue caracterizado posteriormentepor Mechoulam y Shvo (1963). Los estudiosrealizados con ambos compuestos indicaronque ninguno <strong>de</strong> ellos podía ser el responsa-28Uso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s a través <strong>de</strong> la historia


le principal <strong>de</strong> los efectos alucinógenos <strong>de</strong>lcannabis.El ∆ 9 -THC, que es el principal componentepsicoactivo <strong>de</strong>l cannabis fue caracterizado enla década <strong>de</strong> los sesenta (Gaoni y Mechoulam,1964). Este <strong>de</strong>scubrimiento abrió laspuertas a la investigación científica <strong>de</strong> laspropieda<strong>de</strong>s biológicas y médicas <strong>de</strong> la marihuanay sirvió para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivadoscon capacidad terapéutica, en los que setrato <strong>de</strong> separar las propieda<strong>de</strong>s farmacológicas<strong>de</strong> los efectos psicoactivos .En 1972, el Congreso <strong>de</strong> los Estados Unidoscreó el “National Institute on Drug Abuse”(NIDA) para la prevención y el tratamiento <strong>de</strong>las drogas <strong>de</strong> abuso. Uno <strong>de</strong> sus objetivosfue el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un programa <strong>de</strong> investigaciónsobre las propieda<strong>de</strong>s médicas y biológicas<strong>de</strong> la marihuana. Con ello, se abrió unanueva etapa en el conocimiento <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.BIBLIOGRAFIAAdams R., Baker B.R., Wearn R.B. (1940a). Structureof cannabinol III. Synthesis of cannabinol, 1-hydroxy-3-n-amyl-6,6,9-trimethyl-6-dibenzopyran.J. Am. Chem Soc. 62:2204-2207.Adams R., Hunt M., Clar J.H. (1940b). Structure ofcannabidiol, a product isolated from the marihuanaextract of Minnesota wikd hemp. J. Am.Chem Soc. 62:196-200.Aul<strong>de</strong> J. (1890) Studies in therapeutics- Cannabissativa. Ther. Gaz. 14:523-529.Benet S. (1975) Early diffusion and folk uses ofhemp, in Cannabis and Culture, Rubin V, Ed.Mouton, The Hague.Brockbank W. (1954) Ancient therapeutic Arts W.Heinemann Medical Books, London.Brunner T.F. (1973) Marijuana in ancient Greece andRome?. The literary evi<strong>de</strong>nce. Bull. Hist. Med47:344-8Camp W.H. (1936) The antiquity of hemp as an economicplant J. NY Bot. Gard 37:110-4.Campbell J.M. (1893) en Report of the IndianHemp Drugs Commision, 1893-1894. CentralGovernment Printing Office, Simia: parte <strong>de</strong>lcual aparece imprimido por Thomas JeffersonPublishing. Silver Spring, Md. (1969).Campbell J.M., Thompson R. (1949) A dictionary ofAssyrian Botany. The British Aca<strong>de</strong>my, London.Chopra I.C., Chopra R.N. (1957) The use of cannabisdrugs in India. Bull. Narc. 9:4-29.Davies J. P., Ramsey H.H. (1949) Antiepilepticaction of marihuana active substances. Fed.Proc. 8:284-5Durant W. (1942) The story of Civilization, Vol I,Simon and Schuster. New York.Eckler C.R., Miller F.A. (1912). A study of Americangrown Cannabis in comparison with samplesfrom various other sources. Am. J. Pharm.84:488-95.Elia<strong>de</strong> M. (1964) Shamanism. Archaic techniques ofecstasis. Routledge & Kegan Paul, London.Evans F.J. (1997). The medicinal chemistry of cannabis:O`Shaugnessy´s legacy. PharmaceuticalSciences 3:533-7.Feeny D.M., Spiker M., Weiss G.K. (1976). Marihuanaand epilepsy: Activation of symptoms by ∆ 9 -THC. En The therapeutic potential of marihuana.Cohen S., Stillman R.C., eds.. New York. Plenum,pgs. 343-367.Fröhmüller (1860) Cannabis indica J. Materia Medica2:474-482.Gaoni Y, Mechoulam R. (1964) Isolation, structure,elucidation and partial synthesis of an activeconstituent of hashish. J. Am. Chem. Soc.86:1646-7.Godwin H. (1967) Pollen analytic evi<strong>de</strong>nce for thecultivation of cannabis in England. Rev. Plaeobot.Palynol. 4:71-80.Harrison R.H. (1966) Healing herbs of the Bible,E.J. Brill. Lei<strong>de</strong>nHerodoto. Libro IV Herodotus. Historiae IV. The PersianWars, traducido por G. Rawlison (1942)Mo<strong>de</strong>rn Library. New York.Hil<strong>de</strong>gard <strong>de</strong> Bingen. (1533) Physica, J. Schott,Strasburg, recogido <strong>de</strong> un manuscrito escritoen 1150 y citado por An<strong>de</strong>rson F.J. (1977) Historyof the herbals, Columbia University Press,New York.Hollister L.D., Richards R.K., Gillespie H.K. (1968)Comparison of tetrahydrocannabinol andsynhexil in man. Clin. Pharmacol. Ther. 9:783-791.Kabelic J., Krejci S., Santavy F. (1960) Cannabis as amedicament. Bull. Narc. 12:5-14.Ramos Atance, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z Ruiz, J. 29


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Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabisBOBES, J.*; BASCARÁN, M.T**.; GONZÁLEZ, M.P.***; SÁIZ, P.A.***** Catedrático <strong>de</strong> Psiquiatría. Area <strong>de</strong> Psiquiatría. Universidad <strong>de</strong> Oviedo.** Colaboradora <strong>de</strong> Honor. Area <strong>de</strong> Psiquiatría. Universidad <strong>de</strong> Oviedo.*** Prof. Titular <strong>de</strong> Psicología Médica. Area <strong>de</strong> Psiquiatría. Universidad <strong>de</strong> Oviedo.**** Prof. Asociado <strong>de</strong> Psicología Médica. Area <strong>de</strong> Psiquiatría. Universidad <strong>de</strong> Oviedo.Enviar correspon<strong>de</strong>ncia a: J. Bobes García. Universidad <strong>de</strong> Oviedo. Fac. Medicina - Area <strong>de</strong> Psiquiatría. Julián Clavería, 6. 33006 Oviedo.e-mail: bobes@correo.uniovi.esResumenEn este capítulo se realiza una revisión y análisiscomparativo <strong>de</strong> los datos obtenidos en los estudiosepi<strong>de</strong>miológicos realizados por los organismos nacionalese internacionales <strong>de</strong> más prestigio (Plan Nacional<strong>de</strong> Drogas, Observatorio Europeo <strong>de</strong> las Drogas ylas Toxicomanías, y el Grupo <strong>de</strong> Trabajo Internacionalen la Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong> las Drogas <strong>de</strong> Abuso <strong>de</strong>l InstitutoNacional <strong>de</strong> la Salud Estadouni<strong>de</strong>nse).Por otra parte se aportan nuestros datos <strong>de</strong> consumoen población recluta, en estudiantes <strong>de</strong> secundariay en estudiantes universitarios <strong>de</strong> Ciencias <strong>de</strong> laSalud <strong>de</strong> Oviedo.Asimismo, se facilitan datos que señalan la magnitu<strong>de</strong> importancia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados cannábicos como<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nantes <strong>de</strong> trastornos psicóticos y agravantes<strong>de</strong> los trastornos esquizofrénicos.Finalmente, se recogen los resultados más sobresalientes<strong>de</strong>l informe sobre la percepción <strong>de</strong> riesgosrelacionados con las drogas y su problemática, realizadopor la Fundación <strong>de</strong> Ayuda contra la Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.SummaryA review and comparative analysis was ma<strong>de</strong> ofdata obtained from the most important epi<strong>de</strong>miologicalstudies carried out by the most prestigious nationaland international organizations in the last <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>(Plan Nacional sobre Drogas, European MonitoringCentre for Drugs and Drug Addiction, and the InternationalEpi<strong>de</strong>miology Work Group on Drug Abuse -NIH).We also inclu<strong>de</strong> our data obtained a from militaryrecruits, secondary school stu<strong>de</strong>nts, and universityun<strong>de</strong>rgraduate Helath Science stu<strong>de</strong>nts.Furthermore, we inclu<strong>de</strong> information of the impactof cannabis in the psychogenesis and comorbidity ofschizophrenic patients.Finally, we summarize the results of a Spanishgeneral population study obtained by the Fundación<strong>de</strong> Ayuda contra la Drogadicción about risk perceptionand the consequences of use and abuse of cannabis.Key words: epi<strong>de</strong>miology, cannabis, comorbidity,social perceptions.Palabras clave: epi<strong>de</strong>miología, cannabis, comorbilidad,percepción social.1.TENDENCIAS EN EL USO/ABUSO DECANNABIS EN LA UNIÓN EUROPEAPara <strong>de</strong>scribir y analizar la ten<strong>de</strong>nciaactual <strong>de</strong> uso/abuso <strong>de</strong>l cannabis en elcontexto europeo creemos que lo mása<strong>de</strong>cuado es seguir la información <strong>de</strong>l CentroEuropeo para la Monitorización <strong>de</strong> las Drogasy la Drogadicción (EMCDDA) (1). El EMCDDAes una agencia <strong>de</strong> la Unión Europea quetiene como objetivo proporcionar una visiónobjetiva, fiable, y comparable sobre las dro-VOL. 12. SUPLEMENTO 2 31


gas, la adicción a las mismas, y las consecuencias<strong>de</strong> su abuso a nivel <strong>de</strong> la UniónEuropea.La droga ilícita más consumida en la UniónEuropea es el cannabis, estimándose enaproximadamente más <strong>de</strong> 40 millones elnúmero <strong>de</strong> personas que lo han usado, y enal menos 12 millones el número <strong>de</strong> personasque lo han usado en el último año. Es <strong>de</strong>cir,aproximadamente el 16% <strong>de</strong> la población <strong>de</strong>la Unión Europea <strong>de</strong> eda<strong>de</strong>s comprendidasentre los 15 y los 64 años habrían consumidocannabis alguna vez en su vida, y cerca <strong>de</strong>l5% lo habrían consumido en el último año.Las tasas <strong>de</strong> prevalencia <strong>de</strong> consumo varían<strong>de</strong> forma importante en función <strong>de</strong> la edad,aumentando consi<strong>de</strong>rablemente entre losmás jóvenes. Así, los datos <strong>de</strong>l EuropeanSchool Survey on Alcohol and Others Drugs (2)realizado en el año 1995 en 25 países <strong>de</strong> Europa,indican que aproximadamente el 20% <strong>de</strong>los adolescentes entre 15 y 16 años han consumidocannabis alguna vez en su vida, y seestima que cuando alcancen los 25 años elporcentaje alcanzará al menos al 30% <strong>de</strong> ellos.En los países <strong>de</strong> Europa central y oriental, concifras algo más bajas que las <strong>de</strong> la Europa occi<strong>de</strong>ntal(entre el 7 y el 13%), se está produciendoun incremento constante en las tasas.Al igual que lo sucedido con el alcohol,estamos asistiendo a un fenómeno <strong>de</strong> homogeneización<strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> consumo entrelos distntos países, <strong>de</strong> tal modo que en lospaíses con tasas más elevadas el consumose ha estabilizado o incluso disminuido, mientrasque éste ha aumentado en los paísesque tradicionalmente poseían tasas másbajas. Sin embargo, el análisis global <strong>de</strong> lasituación en Europa indica que en estos últimos10 años estamos asistiendo a un incrementoneto en el uso <strong>de</strong> cannabis, y queeste incremento es el mayor <strong>de</strong>l planeta (3).A pesar <strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong> la homogeneización<strong>de</strong> las tasas en Europa, todavía existendiferencias sustanciales en cuanto a la magnitud<strong>de</strong>l consumo entre los distintos países. Asípor ejemplo, para los sujetos <strong>de</strong> eda<strong>de</strong>s comprendidasentre los 15 y 35 años (adolescentesy adultos jóvenes) la tasa <strong>de</strong> prevalencia vidaoscila entre el 16 y el 43%, y la tasa <strong>de</strong> prevalenciaen el último año entre el 2 y el 21%.Cuando se comparan los datos <strong>de</strong> laEncuesta <strong>de</strong> Población sobre el consumo <strong>de</strong>cannabis por los adultos <strong>de</strong> los Estadosmiembros <strong>de</strong> la Unión Europea (4) nos encontramosque España está a la cabeza <strong>de</strong>l“ranking”, únicamente superada por Dinamarcay el Reino Unido. El 22% <strong>de</strong> todos losadultos españoles y el 32% <strong>de</strong>l subgrupo <strong>de</strong>adultos jóvenes han consumido cannabisalguna vez en su vida (Figura 1).Figura 1. Prevalencia vida <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis en los Estados miembros<strong>de</strong> la Unión Europea.B. Bélgica; DK. Dinamarca; RFA. República Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Alemania; RDA. República Democrática <strong>de</strong> Alemania; G. Grecia; Es. España;F. Francia; UK. Reino Unido.32Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabis


A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estos datos sobre la extensión<strong>de</strong>l uso, el EMCDDA ha <strong>de</strong>tectado un incrementoleve en la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> tratamiento<strong>de</strong>bido al uso <strong>de</strong> cannabis en algunos países.En la actualidad, aproximadamente el 10% <strong>de</strong>las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> tratamiento tienen comodroga principal al cannabis, siendo este porcentajemayor en los nuevos pacientes que<strong>de</strong>mandan tratamiento por primera vez. Se<strong>de</strong>sconocen las razones exactas <strong>de</strong> esteincremento, argumentando el EMCDDA quepodría <strong>de</strong>berse en parte al aumento <strong>de</strong> uso,pero que también estarían implicados unaserie <strong>de</strong> factores ajenos como son cambiosen el sistema judicial (sentencias <strong>de</strong> tratamientoen vez <strong>de</strong> privación <strong>de</strong> libertad), etc.Cuando analiza los <strong>de</strong>comisos <strong>de</strong> cannabis,el EMCDDA observa que si bien el número/año está aumentando progresivamente lacantidad <strong>de</strong>comisada/año permanece estable.La disponibilidad es elevada en la mayorparte <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la Unión Europea, y elprecio permanece estable.2. TENDENCIAS EN EL USO/ABUSO DECANNABIS EN ESPAÑA.Al igual que en el apartado anterior haremosespecial referencia a los datos obtenidospor el Plan Nacional <strong>de</strong> Drogas a través <strong>de</strong> susencuestas: La Encuesta sobre Drogas a laPoblación Escolar (se realiza los años pares) yLa Encuesta Domiciliaria sobre Consumo <strong>de</strong>Drogas (se realiza los años impares). Dadaslas diferencias metodológicas entre ambas(algunas tan obvias como la edad) presentaremospor separado los resultados <strong>de</strong> ambas.2.1. Encuesta sobre Drogas a la PoblaciónEscolar (PND, 1994(5), 1996(6), 1998(7).Esta encuesta se viene realizando <strong>de</strong>forma periódica cada 2 años y en ella participanlos estudiantes <strong>de</strong> los centros públicos yprivados <strong>de</strong> enseñanza secundaria y formaciónprofesional, con eda<strong>de</strong>s comprendidasentre los 14 y los 18 años.Con respecto al porcentaje <strong>de</strong> consumidoresse ha venido experimentando un incrementotanto <strong>de</strong>l consumo experimentalcomo <strong>de</strong>l consumo más regular, aunque esnecesario señalar que el incremento <strong>de</strong> lastasas ha sido mucho mayor entre el año 94 yel 96 que entre el 96 y el 98. Así, la prevalenciavida pasó <strong>de</strong>l 20.8% en el año 94, al 26%en el año 96, y al 28.5% en el año 98. Comparadasestas cifras con las <strong>de</strong> Europa occi<strong>de</strong>ntalse <strong>de</strong>muestra claramente como nuestropaís se sitúa en los primeros puestos, porencima <strong>de</strong> la media señalada en el epígrafeanterior. El porcentaje <strong>de</strong> consumidores enlos últimos 12 meses fue <strong>de</strong>l 18.1% en elaño 94, <strong>de</strong>l 23.2% en el año 96, y <strong>de</strong>l 25.1%en el año 98. La prevalencia <strong>de</strong>l consumo enlos últimos 30 días fue <strong>de</strong>l 15.7% en el año96 y <strong>de</strong>l 17.2% en el año 98.A medida que aumenta la edad se observaun incremento en la proporción <strong>de</strong> adolescentesque consumen cannabis (Figura 2). Enesta figura también se pue<strong>de</strong> observar comoel incremento en el consumo en los últimosaños se produce con más intensidad entrelos más jóvenes. Por sexos, los hombres presentantasas superiores a las mujeres tantoen la prevalencia vida como en los últimos 12meses en las tres encuestas, sin que parezcaque se estén produciendo cambios importantesen este sentido.En cuanto a la edad media <strong>de</strong> inicio al consumo<strong>de</strong>l cannabis se observa una ten<strong>de</strong>nciaal <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la misma, pasando <strong>de</strong> 15.1años en el año 94, a 15 años en el 96, y a14.8 años en el 98.2.2. Encuesta Domiciliaria sobre Consumo <strong>de</strong>Drogas (PND, 1995(8), 1997(9).Esta encuesta al igual que la anterior seviene realizando <strong>de</strong> forma periódica cada dosaños entre los resi<strong>de</strong>ntes en el territorionacional incluyendo Ceuta y Melilla. Existenalgunas diferencias metodológicas importantesentre ambas. En primer lugar, el grupo <strong>de</strong>edad estudiado varía, no teniendo en el año95 límite superior (se incluyeron personasBobes, J.; Bascarán, M.T.; González, M.P.; Sáiz, P.A. 33


Figura 2.Ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l consumo en los últimos 12 meses en función <strong>de</strong> la edad(Datos <strong>de</strong> la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar, años 1994, 1996, y 1998).mayores <strong>de</strong> 14 años) y sí en el año 97 (seincluyeron personas <strong>de</strong> eda<strong>de</strong>s comprendidasentre los 15 y 65 años). En segundolugar, el método <strong>de</strong> recoger la informaciónsobre el consumo también cambió, utilizándoseel método <strong>de</strong> entrevista en el 95 y <strong>de</strong>autoinforme en el 97. Teniendo en cuentaestas diferencias que dificultan en ciertamedida las comparaciones directas pasamosa resumir los principales resultados hallados.Entre estos dos años se observa unaumento en las tasas <strong>de</strong> consumos experimentalesu ocasionales y un <strong>de</strong>scenso en elconsumo habitual (diario) (figura 3). Comocomentábamos anteriormente, las diferenciasmetodológicas entre las dos encuestashacen que esta comparación simple sea tenidaen cuenta con ciertas limitaciones, ya queel hecho <strong>de</strong> incluir en la encuesta <strong>de</strong>l 95 apersonas <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 65 años, entre las cualeslas tasas <strong>de</strong> consumo son prácticamenteinexistentes, haría <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r las tasas totales<strong>de</strong> prevalencia en este año respecto al 97.Sin embargo, esta influencia <strong>de</strong> la edad creemosque no explicaría todo el aumento, yaque en el caso <strong>de</strong> los consumos habituales laFigura 3.Ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> los consumos <strong>de</strong> cannabis en población española.(Datos <strong>de</strong> la Domiciliaria sobre Consumo <strong>de</strong> Drogas, años 1995 y 1997).34Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabis


variación entre los dos años se ha producidoen sentido inverso al que cabría esperar si lasdiferencias en las eda<strong>de</strong>s estudiadas fueranlas responsables al ciento por ciento <strong>de</strong> loscambios experimentados entre los dos años.En los datos <strong>de</strong>l año 97, se pue<strong>de</strong> apreciarcomo las mayores tasas <strong>de</strong> prevalencia vidase dan entre los adultos jóvenes; en concretoel grupo <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> 19 a 28 años es el quepresenta prevalencias más altas (36.1%),seguido <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> 29 a 38 años (31.3%).Con respecto a la edad <strong>de</strong> inicio tambiénha habido ligeros cambios, y, sorpren<strong>de</strong>ntemente,éstos son contrarios a la ten<strong>de</strong>nciageneral observada en la Encuesta a estudiantesy en los estudios internacionales: se haproducido un ligero aumento en la edadmedia <strong>de</strong> inicio al consumo pasando <strong>de</strong> 18.21años en la encuesta <strong>de</strong>l año 95 a 18.9 añosen la encuesta <strong>de</strong>l 97 se observa como entrelos grupos <strong>de</strong> edad más jóvenes la edad <strong>de</strong>inicio es menor; así entre los adolescentes<strong>de</strong> 15 a 18 años la edad <strong>de</strong> inicio es <strong>de</strong> 15.6años, entre los jóvenes <strong>de</strong> 19 a 28 años laedad <strong>de</strong> inicio es <strong>de</strong> 17.4 años, entre los jóvenes<strong>de</strong> 29 a 38 años <strong>de</strong>s <strong>de</strong> 18.7, entre losadultos <strong>de</strong> 39 a 48 años ese <strong>de</strong> 22 años, yfinalmente entre los mayores <strong>de</strong> 48 años laedad media <strong>de</strong> inicio es <strong>de</strong> 28.1 años. Es<strong>de</strong>cir, estos datos confirman la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>que estamos asistiendo a un <strong>de</strong>scenso progresivo<strong>de</strong> la edad en la que los adolescentesinician el consumo <strong>de</strong> drogas.2.3. Datos <strong>de</strong> consumo en nuestra comunidad(Principado <strong>de</strong> Asturias).Des<strong>de</strong> el año 1995 hemos venido realizandorepetidamente un estudio sobre la prevalencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> tabaco, alcohol, yotras drogas entre los reclutas <strong>de</strong>l RegimientoPríncipe <strong>de</strong> Asturias <strong>de</strong> Noreña. Cadareemplazo rellenaba en los primeros días <strong>de</strong>su incorporación la Encuesta sobre Drogas<strong>de</strong> la OMS. Un total <strong>de</strong> 3.634 reclutas cumplimentaronla encuesta. Con esta mismametodología hemos realizado un estudiosobre los datos <strong>de</strong> consumo en los estudiantes<strong>de</strong> secundaria <strong>de</strong> una zona industrial <strong>de</strong>Asturias (Langreo) y hemos iniciado el cursopasado encuestas sobre el consumo entre lapoblación estudiantil <strong>de</strong> secundaria <strong>de</strong> losInstitutos <strong>de</strong> Oviedo, y con anterioridad a losestudiantes universitarios <strong>de</strong> Ciencias <strong>de</strong> laSalud.2.3.1. Población recluta.Su edad media era <strong>de</strong> 20.28 años y el100% eran varones. En conjunto, la prevalenciavida <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis era <strong>de</strong>l40%, la prevalencia en los últimos 12 meses<strong>de</strong>l 25.9%, y en los últimos 30 días <strong>de</strong>l17.3%. Las tasas <strong>de</strong> prevalencia por año seexpresan en la tabla 1. De los datos <strong>de</strong> estatabla se <strong>de</strong>duce como los consumos se hanvenido mateniendo prácticamente estabilizadosa lo largo <strong>de</strong> los 5 años <strong>de</strong> estudio.La comparación <strong>de</strong> estos datos con los <strong>de</strong>lámbito nacional resulta problemática por lasdiferencias <strong>de</strong> edad y <strong>de</strong> sexo (en los reclutastan sólo hombres). Si los comparamos con los<strong>de</strong> las encuestas a población estudiantil, y <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> éstas con el grupo <strong>de</strong> edad más parecidoa la media <strong>de</strong> nuestros reclutas, es <strong>de</strong>cir,los estudiantes <strong>de</strong> 18 años, obtenemos que enlos mismos años las tasas <strong>de</strong> prevalencia enlos últimos 12 meses son menores entre losTabla 1.Tasas <strong>de</strong> prevalencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis entre los reclutas <strong>de</strong>lregimiento Príncipe <strong>de</strong> Asturias (años 1995-1999).1995 1996 1997 1998 1999 Totaln = 759 n = 1128 n = 972 n = 548 n = 238 n = 3634Prevalencia vida 42.7% 39.4% 36.3% 38.7% 44.1% 40.0%Últimos 12 meses 29.1% 25.5% 22.3% 24.6% 30.3% 25.9%Últimos 30 días 21.4% 16.8% 15.0% 16.7% 21.8% 17.3%Bobes, J.; Bascarán, M.T.; González, M.P.; Sáiz, P.A. 35


eclutas que entre los estudiantes (año 1996:reclutas 25.5%, estudiantes 40.3%; año 1998:reclutas 24.6%, estudiantes: 40.6%). Comparadoscon los datos <strong>de</strong> la encuesta sobrepoblación general <strong>de</strong>l año 97 para el grupo <strong>de</strong>edad 19-28 años, se observan como aunquelas tasas <strong>de</strong> consumo experimental son iguales,los consumos habituales son más frecuentesentre la población recluta que entre lapoblación general (prevalencia vida: reclutas:36.3%, población general 19-28 años: 36.1%;prevalencia últimos 30 días: reclutas: 15%,población general 19-28 años: 9.4%).La edad media <strong>de</strong> inicio al consumo sesitúa entre la <strong>de</strong> los escolares españoles y la<strong>de</strong> la población general, siendo para el conjunto<strong>de</strong> los reclutas <strong>de</strong> 16.04 años. Por años,prácticamente no ha variado, si acaso seexperimentó un ligero aumento entre el año95 y 96 (edad inicio en el año 95: 15.6, año96: 16.1; año 97: 16; año: 98: 16.2, y año 99:16 años).Dada la abundancia <strong>de</strong> literatura que señalaal cannabis como droga <strong>de</strong> puerta <strong>de</strong> entradaa otras drogas, nos pareció interesante calcularel riesgo (razón <strong>de</strong> ventaja u odds ratio)que poseían nuestros consumidores <strong>de</strong> cannabispara consumir otras drogas ilegales. Talcomo pue<strong>de</strong> observarse en la tabla 2, losreclutas que han consumido cannabis algunavez en su vida tienen un elevado riesgo <strong>de</strong>haber consumido otras drogas ilegales. Ladroga con más probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> haber consumidoson los alucinógenos (38 veces másprobabilida<strong>de</strong>s) seguidos <strong>de</strong> la cocaína (36veces más probabilida<strong>de</strong>s), el éxtasis (33veces más probabilida<strong>de</strong>s), y las anfetaminas(19 veces más probabilida<strong>de</strong>s). El riesgo paraestos reclutas <strong>de</strong> haber consumido cualquierotra droga ilegal es 12 veces mayor.Tabla 2. Estudiantes <strong>de</strong> secundaria: riesgo (odss ratio) <strong>de</strong> los consumidores <strong>de</strong>cannabis alguna vez en la vida <strong>de</strong> consumir cada una <strong>de</strong> las otras drogasalguna vez en la vida.Odss ratio I.C. 95%Estudiantes Militares Estudiantes MilitaresCocaína 30.729 36.736 16.593 - 56.909 24.184 - 55.800Anfetaminas 19.309 19.677 12.648 - 29.477 14.342 - 26.998Alucinógenos 24.737 38.361 16.611 - 36.840 25.836 - 56.957Inhalantes 07.167 14.453 05.213 - 09.854 09.147 - 22.838Tranquilizantes 04.240 03.914 03.293 - 05.460 03.082 - 04.970Sedantes 07.792 08.361 04.011 - 15.136 04.707 - 14.855Heroína 13.068 15.580 05.528 - 30.892 08.099 - 29.971Éxtasis 09.321 33.362 05.643 - 15.396 21.565 - 51.613Cualquier otra droga ilegal 08.522 12.677 06.918 - 10.497 10.495 - 15.3132.3.2. Estudiantes <strong>de</strong> secundaria <strong>de</strong> Langreo(10).Cumplimentaron la encuesta 816 estudiantes<strong>de</strong> secundaria <strong>de</strong> los colegios públicos yprivados <strong>de</strong> Langreo. La edad media era <strong>de</strong>15.9 (1.37) años y el 50.9% eran hombres. Laprevalencia vida <strong>de</strong> consumo fue <strong>de</strong>l 29.3%en los últimos 12 meses, <strong>de</strong>l 24.1% y en elúltimo mes <strong>de</strong>l 9.3%. La edad media <strong>de</strong> inicioal consumo <strong>de</strong> cannabis fue <strong>de</strong> 15 (1.6)años. No se hallaron diferencias estadísticamentesignificativas en cuanto a las tasas <strong>de</strong>consumo ni en función <strong>de</strong>l sexo ni <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>centro, privado o público.2.3.3. Estudiantes <strong>de</strong> secundaria <strong>de</strong> Oviedo.Un total <strong>de</strong> 2.862 estudiantes cumplimentaronla encuesta. Su edad media fue <strong>de</strong> 15.8(1.4) años, y el 50.6% eran varones. El 28.4%cursaba 1º <strong>de</strong> bachiller, el 6.1% 2º <strong>de</strong> la ESO,36Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabis


el 33.8% 3º <strong>de</strong> la ESO, el 28.9% 4º <strong>de</strong> la ESO,y el 2.8% módulos <strong>de</strong> formación profesional.La prevalencia vida fue <strong>de</strong>l 35.6%, la prevalenciaen los 12 últimos meses <strong>de</strong>l 28%, y enlos últimos 30 días <strong>de</strong>l 21.2%. La edad media<strong>de</strong> inicio al consumo era <strong>de</strong> 14.6 años. Unicamentese encontraron diferencias significativasen función <strong>de</strong>l sexo en la prevalencia enlos últimos 30 días, <strong>de</strong> tal forma que en lasmujeres ésta era significativamente más bajaque en los hombres (p.01) (Figura 4). La edadmedia <strong>de</strong> inicio al consumo fue <strong>de</strong> 14.6 años,sin diferencias en función <strong>de</strong>l sexo (14.5 paralos varones y 14.7 para las mujeres).Con respecto a la escalada <strong>de</strong> drogas, talcomo pue<strong>de</strong> observarse en la tabla 2, al igualque en el caso <strong>de</strong> los reclutas, entre los estudiantes<strong>de</strong> secundaria el hecho <strong>de</strong> haber consumidocannabis alguna vez en su vida suponeun riesgo <strong>de</strong> magnitud consi<strong>de</strong>rable para elconsumo alguna vez en la vida <strong>de</strong> todas las<strong>de</strong>más drogas evaluadas. En concreto, unestudiante que haya consumido alguna vez enla vida cannabis tiene 30 veces más probabilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> haber consumido cocaína alguna vezen la vida, casi 25 veces más probabilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> haber consumido alucinógenos alguna vezen la vida, 19 veces más probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>haber consumido heroína alguna vez en lavida, etc. En resumen, es 8 veces más probableque los estudiantes que consumieron cannabisalguna vez en su vida hayan consumidocualquier otra droga ilegal. Salvo, en el caso<strong>de</strong>l éxtasis los riesgos son muy similares entrelos reclutas y los estudiantes, y pensamos quelas diferencias son <strong>de</strong>bidas, al menos parcialmente,a las diferencias <strong>de</strong> edad. Los riesgosque calculamos son para haber consumidoalguna vez en la vida, y los reclutas al teneruna edad media mayor que los estudianteshan tenido más tiempo <strong>de</strong> acercarse a las distintasdrogas, por lo que parece lógico que losriesgos sean algo mayores.2.3.4. Estudiantes <strong>de</strong> Ciencias <strong>de</strong> la Salud<strong>de</strong>l distrito universitario <strong>de</strong> Oviedo.Durante el curso académico 1996-97 untotal <strong>de</strong> 410 alumnos <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Medicinay <strong>de</strong> las Escuelas Universitarias <strong>de</strong> Enfermeríay Fisioterapia completaron la encuestasobre consumo <strong>de</strong> tabaco, alcohol, y otrasdrogas. La edad media era <strong>de</strong> 21.5 años y el80.5% eran mujeres.La prevalencia vida fue <strong>de</strong> 29.8%, en losúltimos 12 meses <strong>de</strong>l 19%, y en el últimomes <strong>de</strong>l 8.5%. Al igual que en el caso <strong>de</strong> losestudiantes <strong>de</strong> secundaria únicamente seencontraron diferencias estadísticamente significativasen función <strong>de</strong>l sexo en el consumoen el último mes, presentando las mujeresFigura 4. Prevalencias <strong>de</strong> consumo entre los estudiantes <strong>de</strong> secundaria.Diferencias significativas entre hombres y mujeres en la tasa <strong>de</strong> consumo en el último mes (p. 01).Bobes, J.; Bascarán, M.T.; González, M.P.; Sáiz, P.A. 37


una tasa significativamente inferior a la <strong>de</strong> loshombres (p. 01) (Figura 5).La edad media <strong>de</strong> inicio para el conjunto<strong>de</strong> los estudiantes era <strong>de</strong> 17.5 años, sin diferenciasen función <strong>de</strong>l sexo (17.5 para loshombres y 17.4 para las mujeres). Tal comocabía esperar, al ser mayor la edad media <strong>de</strong>este grupo, la edad media <strong>de</strong> inicio es superiora la <strong>de</strong> los estudiantes <strong>de</strong> secundaria.2.4. Datos <strong>de</strong> consumo en pacientes contrastornos esquizofrénicos.La asociación entre los trastornos esquizofrénicosy el consumo <strong>de</strong> cannabis es untema ampliamente <strong>de</strong>batido en la literaturacientífica. Por ello, nos ha parecido convenientetraer brevemente a colación los datos<strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong> dos estudiosmulticéntricos realizados en nuestro país enlos que se estudiaron 377 y 353 pacientesesquizofrénicos (criterios CIE-10), obteniéndoseuna frecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabisentre el 7 y el 13%.3. Percepción subjetiva <strong>de</strong> riesgos.En el año 1998 la Fundación <strong>de</strong> Ayuda contrala Drogadicción (FAD) realizó una encuestapara <strong>de</strong>terminar la percepción social <strong>de</strong> losproblemas <strong>de</strong> drogas en España (11). Losdatos más <strong>de</strong>stacados con respecto a la percepciónsocial <strong>de</strong> los problemas asociados alconsumo <strong>de</strong> cannabis se refieren a continuación.La encuesta se realizó a una muestrarepresentativa <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> 15 a 65años resi<strong>de</strong>nte en el territorio español. Eltamaño muestral fue <strong>de</strong> 1700 sujetos.Con respecto al cannabis el 75% <strong>de</strong> losentrevistados conocían su nombre y lo referíancuando se les preguntaba que citasen losnombres <strong>de</strong> drogas que les sonasen o conociesen.Fue la droga citada por un mayornúmero <strong>de</strong> entrevistados tras la cocaína (ycrack) que fue citada por el 77.2% <strong>de</strong> lamuestra.El 64% <strong>de</strong> los entrevistados cree que elcannabis es la droga que más se consume ennuestro país, le sigue en importancia el alcoholque es contestado por el 61.2% <strong>de</strong> losentrevistados. El 27.3% <strong>de</strong> los encuestadosrefirió haber consumido alguna vez cannabisy el 83.2% alcohol. Es <strong>de</strong>cir, parece que existeuna sobreestimación <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>l cannabispor parte <strong>de</strong> la población.Con respecto a la percepción y valoración<strong>de</strong> la peligrosidad <strong>de</strong> las drogas, la mayoría<strong>de</strong> los encuestados opina que las drogas sonFigura 5. Prevalencias <strong>de</strong> consumo entre los estudiantes universitarios<strong>de</strong> Ciencias <strong>de</strong> la Salud.Diferencias significativas entre hombres y mujeres en la tasa <strong>de</strong> consumo en el último mes (p. 01).38Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabis


“sustancias muy peligrosas que no <strong>de</strong>ben niprobarse” (74.9%), y tan sólo el 9.9% opinaque son “algo que es preciso conocer y probar,al menos una vez”. Tras el tabaco (puntuación<strong>de</strong> 2.22) y el alcohol (puntuación <strong>de</strong>2.37),el cannabis fue consi<strong>de</strong>rada la drogamenos peligrosa (puntuación <strong>de</strong> 2.48 es unaescala <strong>de</strong> 1 = poco o nada peligrosa a 3 =bastante o muy peligrosa). El 11.6% <strong>de</strong> losentrevistados opinaron que era poco o nadapeligrosa, el 27.3% que era regular <strong>de</strong> peligrosa,y el 58.4% que era bastante o muy peligrosa.Teniendo en cuenta los resultados <strong>de</strong>un análisis factorial, los autores concluyenque la posición respecto a la peligrosidad <strong>de</strong>cannabis es ambivalente ya que tendría aproximadamenteel mismo peso en los dos factoresobtenidos; en el factor 1 <strong>de</strong> drogas máspeligrosas (cocaína y crack, heroína y otrosopiáceos, anfetaminas-alucinógenos y drogas<strong>de</strong> síntesis, y tranquilizantes e hipnóticos: supeso es <strong>de</strong> .408, y en el factor 2 <strong>de</strong> drogasmenos peligrosas (tabaco y alcohol) su pesoes <strong>de</strong> .445.La actitud <strong>de</strong> los encuestados frente alcannabis es bastante permisiva, ya que el39% opina que se <strong>de</strong>bería permitir su consumo,y el 37.6% que se <strong>de</strong>bería permitir suventa.4. CONCLUSIONES• España se sitúa en la actualidad entre lospaíses europeos con mayores tasas <strong>de</strong>consumo (uso-abuso) <strong>de</strong> cannabis.• Las tasas <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis han idoincrementándose progresivamente en lasúltimas décadas, si bien <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1995pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse que permanecen prácticamenteestables en nuestro país.• Se observa una ten<strong>de</strong>ncia a que el inicio alconsumo se realice a eda<strong>de</strong>s más tempranas.• Se confirma el calificativo <strong>de</strong> droga <strong>de</strong>“acceso” o “puerta <strong>de</strong> entrada” al consumo<strong>de</strong> otras drogas. El riesgo <strong>de</strong> consumirotras drogas ilegales si se consume cannabises muy elevado.• La sociedad española “conoce” estadroga, y la percibe como poco peligrosa, ypor tanto, con bajos riesgos.• Un importante porcentaje <strong>de</strong> la socieda<strong>de</strong>spañola consi<strong>de</strong>ra que <strong>de</strong>bería permitirsetanto el consumo como la venta <strong>de</strong> estasustancia.• Finalmente, en estos momentos en que lasinstituciones <strong>de</strong> más prestigio en medicinaconsi<strong>de</strong>ran muy necesaria la realización <strong>de</strong>estudios que permitan conocer en profundida<strong>de</strong>l valor terapéutico para uso médico(12), creemos que estamos ante un grupo<strong>de</strong> drogas capaces <strong>de</strong> generar <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,alteraciones afectivas, cognitivas, ysensoperceptivas, y agravación <strong>de</strong>l estadomental <strong>de</strong> personas vulnerables y enfermospsiquiátricos, por lo que no consi<strong>de</strong>ramospertinente “banalizar” su uso-abuso.BIBLIOGRAFÍA(1) EMCDDA: Estimating the prevalence of problemdrug use in Europe. EMCDDA ScientificMonograph Series, Nº 1.(2) Björn Hibell y cols.: The 1995 ESPAD report:alcohol and other drug use among stu<strong>de</strong>nts in26 European countries. Estocolmo: SwedishCouncil for Information on Alcohol and OtherDrugs (CAN) y el Pompidou Group. 1997.(3) National Institute on Drug Abuse: Epi<strong>de</strong>miologicaltrends in drug abuse. NIH Publication No.00-4530. Maryland: NIH. 1999.(4) OEDT: Informe anual sobre el problema <strong>de</strong> ladrogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en la Unión Europea. Bélgica:OEDT. 1999.(5) Plan Nacional sobre Drogas: Encuesta sobredrogas a la población escolar, 1994. Madrid:Delegación <strong>de</strong>l Gobierno para el Plan Nacionalsobre Drogas. 1995.(6) Plan Nacional sobre Drogas: Encuesta sobredrogas a la población escolar, 1996. Madrid:Delegación <strong>de</strong>l Gobierno para el Plan Nacionalsobre Drogas. 1997.Bobes, J.; Bascarán, M.T.; González, M.P.; Sáiz, P.A. 39


(7) Plan Nacional sobre Drogas: Encuesta sobredrogas a la población escolar, 1998.PNSD/Internet. 2000.(8) Plan Nacional sobre Drogas: Encuesta domiciliariasobre uso <strong>de</strong> drogas, 1995. Madrid: Delegación<strong>de</strong>l Gobierno para el Plan Nacional sobreDrogas. 1996.(9) Plan Nacional sobre Drogas: Encuesta domiciliariasobre uso <strong>de</strong> drogas, 1997. Madrid: Delegación<strong>de</strong>l Gobierno para el Plan Nacional sobreDrogas. 1998.(10) Sáiz P.A., González M.P.; Jiménez L.; DelgadoY.; Liboreiro M.J., Granda B., Bobes J.: Consumo<strong>de</strong> alcohol, tabaco y otras drogas y rasgos<strong>de</strong> personalidad en jóvenes <strong>de</strong> enseñanzasecundaria. Adicciones 1999; 11 (3): 209-220.(11) Megías E., Comas D., Elzo J., Navarro J.,Romaní O.: La percepción social <strong>de</strong> los problemas<strong>de</strong> drogas en España. Madrid: FAD. 2000.(12) Watson S.J., Benson J.A., Joy J.E.: Marijuanaand medicine: assessing the science base.Arch Gen Psychiatry 2000; 57: 547-552.40Epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong>l uso/abuso <strong>de</strong> cannabis


Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicasy aspectos metabólicosRAMOS ATANCE, J.A.; FERNÁNDEZ RUIZ, J.Instituto Universitario <strong>de</strong> Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias, Departamento <strong>de</strong> Bioquímica y Biología Molecular,Facultad <strong>de</strong> Medicina. Universidad ComplutenseEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: J.A. Ramos Atance. Departamento <strong>de</strong> Bioquímica, Facultad <strong>de</strong> Medicina.Universidad Complutense, 28040-Madrid Tel.: 91-3941454 Fax: 91-3941691 e-mail: jara@eucmax.sim.ucm.esResumenLas variaciones ambientales modifican la proporción <strong>de</strong>componentes psicoactivos presentes en la CannabisSativa entre los que <strong>de</strong>staca el ∆ 9 -tetrahidrocannabinol(THC). En los últimos años, la investigación genética y el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> técnicas <strong>de</strong> cultivo hidropónico en inverna<strong>de</strong>roha permitido aumentar el contenido en THC <strong>de</strong>algunas varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la planta.Se han i<strong>de</strong>ntificado en la planta mas <strong>de</strong> cuatrocientoscompuestos químicos, entre los que unos sesentaconstituyen el grupo químico <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s, alque pertenece el THC. La caracterización <strong>de</strong> su estructuraquímica ha permitido el diseño en el laboratorio <strong>de</strong>análogos que han sido <strong>de</strong> gran utilidad en el estudiofisiológico y farmacológico <strong>de</strong> estos compuestos. Lassucesivas modificaciones <strong>de</strong> su estructura han llevado ala síntesis <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivados relacionados con alguna <strong>de</strong> lasacciones farmacológicas atribuidas a los cannabinoi<strong>de</strong>s,evitando sus efectos psicotrópicos.Existen diversas vías para la entrada <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sal organismo, que influyen sobre el grado <strong>de</strong>absorción y la velocidad <strong>de</strong> difusión. Dado su marcadocarácter hidrófobo, se almacenan en el tejido adiposo ysolo una mínima proporción tiene acceso directo alcerebro. Su lenta liberación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este tejido prolongasu presencia en sangre y su actuación sobre el organismodurante varios días.La actuación <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobreel organismo pue<strong>de</strong> modificarse por los otros compuestosque lo acompañan en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> preparado<strong>de</strong> la Cannabis Sativa consumido. Las interaccionesentre estos compuestos pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong> tiposinérgico, aditivo o antagónico.Palabras clave: Cannabis, cannabinoi<strong>de</strong>s, ∆ 9 -tetrahidrocannabinol,marihuana, quinasa, metabolismo.SummaryAtmospherical variations modify the proportion ofpsychoactive components present in Cannabis sativa,most notably ∆ 9 -tetrahydrochannabinol (THC). In thelast few years, genetic research and the <strong>de</strong>velopmentof hydroponic cultivation techniques un<strong>de</strong>r glass hasled to an increase in THC in some varieties of the plant.More than four hundred chemical compounds havebeen i<strong>de</strong>ntified in the plant, some seventy of whichcomprise the cannabinoi<strong>de</strong>s chemical group to whichTHC belongs. The characterisation of their chemicalstructure has led to the <strong>de</strong>sign of analogues in thelaboratory, which have been of great use in the physiologicaland pharmacological study of these compounds.Successive modifications of their structurehave led to the synthesis of <strong>de</strong>rivatives associated withsome of the pharmacological actions attributed to thecannabinoi<strong>de</strong>s, without their psychotropic effects.Cannabinoi<strong>de</strong>s can enter the organism in severalways and this influences the <strong>de</strong>gree of absorption andthe speed of diffusion. Given their pronounced hydrophobicnature, they are stored in the adipose tissueand only a minute proportion has access to the brain.Their slow liberation from this tissue prolongs their presencein blood and their action on the organism forseveral days.Depending on the preparation of the Cannabis sativa,the action of each of the cannabinoi<strong>de</strong>s on the organismmay be modified by the other compoundsaccompanying it. The interactions between these compoundsmaybe of a synergetic, addictive or antagonisttype.Key words: cannabis, cannabinoids, marijuana, ∆ 9 -tetrahidrocannabinol ,chemistry, metabolism.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 41


1. ASPECTOS BOTÁNICOS.La Cannabis Sativa es una planta anualperteneciente al genero <strong>de</strong> las moráceas,pero que, en algunas ocasiones,junto con el lúpulo se la ha consi<strong>de</strong>rado como<strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> las cannabáceas. Está ampliamentedistribuida por las regiones templadasy tropicales <strong>de</strong>l planeta. Se han <strong>de</strong>scrito más<strong>de</strong> cien varieda<strong>de</strong>s diferentes (Baily, 1949). LaCannabis Sativa ha sido cultivada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laantigüedad preclásica por la fibra proce<strong>de</strong>nte<strong>de</strong> su tronco, que sirve para la fabricación <strong>de</strong>cuerdas, velas, sacos, e incluso <strong>de</strong> papel <strong>de</strong>fumar. Sus semillas contienen un aceite <strong>de</strong>olor <strong>de</strong>sagradable que ha sido usado para pinturasy barnices o para la fabricación <strong>de</strong>jabón. Las semillas también han servido paraalimentar al ganado. Pue<strong>de</strong>n tostarse para elconsumo humano o como comida para pájarosdomésticos (Malinovskij, 1927; Koehler,1946). El conocimiento <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>sintoxicantes <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> sus variantes confirióa la planta, en <strong>de</strong>terminadas culturas, unpapel religioso, siendo también utilizadas porsus efectos medicinales.La Cannabis Sativa es una planta dioica, es<strong>de</strong>cir con sexo separado. A veces, cuando seencuentra en condiciones <strong>de</strong>sfavorables, lamisma planta contiene flores masculinas yfemeninas y pue<strong>de</strong> revertir su sexo <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> haber sido transplantada (Laskowska,1961). La flor femenina no es polinizada porlos insectos sino por el viento. La planta masculinamuere poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber esparcidoel polen, mientras que la femenina sobrevivehasta la maduración <strong>de</strong> las semillas ohasta que sea víctima <strong>de</strong> las heladas. Estassemillas permanecen en el humus hasta quereaparecen las condiciones a<strong>de</strong>cuadas parasu <strong>de</strong>sarrollo. Se trata <strong>de</strong> una planta muyresistente que tolera bien los cambios climáticos,excepto la congelación. Sus semillaspue<strong>de</strong>n crecer en muy diferentes tipos <strong>de</strong>suelos y <strong>de</strong> climas y requiere muy poco cuidadouna vez que ha hundido su raíz en elsuelo.Los brotes florecidos y las hojas <strong>de</strong> la plantafemenina secretan una resina, llamada charasen la India. En el clima caliente y seco <strong>de</strong>lnorte <strong>de</strong> Africa se produce tanta resina que,incluso bajo el sol <strong>de</strong> mediodía, la plantaparece estar cubierta <strong>de</strong> rocío. La resina seforma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que aparecen las primeras floreshasta que las semillas alcanzan su madurez.La producción <strong>de</strong> resina podría ser unareacción adaptativa <strong>de</strong> la planta para protegerla semilla en maduración <strong>de</strong>l calor y <strong>de</strong> la bajahumedad <strong>de</strong>l aire (Paris y Nahas 1984).Algunas <strong>de</strong> sus subespecies reciben elnombre <strong>de</strong> indica o americana, como i<strong>de</strong>ntificación<strong>de</strong> la localización geográfica <strong>de</strong> su crecimiento.Sin embargo, aunque en algunostrabajos este adjetivo aparece asociado almayor o menor contenido en sustancias psicoactivas,en la realidad no <strong>de</strong>scribe ninguna<strong>de</strong> las características básicas <strong>de</strong> la planta(Houghton y Hamilton, 1908). La planta, queinicialmente se utilizó en su forma silvestre,fue posteriormente cultivada para aumentarsu producción. Actualmente se pue<strong>de</strong> encontraren ambas formas. Don<strong>de</strong> mejor crece laplanta es en suelos húmedos, fácilmente<strong>de</strong>smenuzables y con alto contenido en nitrógeno.Crece peor en suelos arcillosos (Wilsiey Reddy, 1946).La Cannabis Sativa se ha adaptado a variostipos <strong>de</strong> climas. La adaptación suele veniracompañada por variaciones morfológicas,principalmente en las hojas (Eckler y Miller,1912). Las principales modificaciones observadasen los diferentes tipos <strong>de</strong> plantas son<strong>de</strong>bidas a una cierta plasticidad genética, alas influencias <strong>de</strong>l entorno (especialmentetemperatura y exposición a la luz) y a la manipulaciónhumana, pero no son específicas <strong>de</strong>lpaís <strong>de</strong> origen (Dewey, 1928).Así, una planta importada <strong>de</strong> la India muestra<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> varias generaciones las mismaspropieda<strong>de</strong>s que las europeas, y una <strong>de</strong>estas últimas, utilizada para la producción <strong>de</strong>fibra, tras ser plantada en áreas secas ycalientes <strong>de</strong> Egipto, tien<strong>de</strong> a producir <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> varias generaciones plantas con altocontenido psicoactivo y sin apenas fibra (Bouquet,1951).Las plantas cultivadas para la obtención <strong>de</strong>cáñamo pue<strong>de</strong>n alcanzar alturas <strong>de</strong> hasta 642Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicas y aspectos metabólicos


metros. Este tipo <strong>de</strong> planta tiene un tallohueco, cosa que no ocurre en las utilizadaspara la obtención <strong>de</strong> componentes psicoactivos.En la subespecie Cannabis indica, loscompuestos psicoactivos están contenidosen la resina. La mayor concentración <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sse localiza en los brotes florecidosseguidos por las hojas. Hay pequeñas cantida<strong>de</strong>sen el tronco y en las raíces y no parecehaber nada en las semillas.Se han utilizado tres tipos <strong>de</strong> preparaciones<strong>de</strong> la planta, que correspon<strong>de</strong>n a losnombres que recibían en la India. Bhang seobtiene a partir <strong>de</strong> las hojas y los extremossuperiores secos <strong>de</strong> la planta no cultivada ytiene un bajo contenido en resina. Ganja seobtiene <strong>de</strong> las hojas y los extremos superiores<strong>de</strong> las plantas cultivadas y tiene un contenidomayor en resina. Ambas preparacionesse conocen como marihuana. Charas, tambiénconocido como hachís, se prepara a partir<strong>de</strong> la propia resina y tiene un contenidopsicoactivo entre 5 y 10 veces mayor que lamarihuana. Los productos <strong>de</strong> la planta pue<strong>de</strong>nser también masticados, fumados enuna pipa <strong>de</strong> agua o comidos en diversos productoscocinados. En los últimos años, laexperimentación genética y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>técnicas <strong>de</strong> cultivo hidropónico en inverna<strong>de</strong>rosha aumentado el contenido en THC en lasplantas <strong>de</strong> cannabis. Así, el cáñamo holandés<strong>de</strong>nominado “Netherweed” alcanza unasconcentraciones medias <strong>de</strong>l 20%, lo quepue<strong>de</strong> afectar a su patrón <strong>de</strong> consumo(Adams y Martin, 1996).2. TIPOS DE COMPUESTOS PRESENTESEN LAS DIFERENTES VARIEDADES DELA PLANTA.Los compuestos químicos i<strong>de</strong>ntificados en laCannabis Sativa son más <strong>de</strong> cuatrocientos.Todos ellos varían en número y en cantida<strong>de</strong>n <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l clima, tipo <strong>de</strong> suelo,variedad cultivada e incluso <strong>de</strong> la forma enque se haya realizado su cultivo. Estas variacionestambién <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la parte <strong>de</strong> laplanta utilizada para su extracción, <strong>de</strong>l modo<strong>de</strong> preparación <strong>de</strong> la droga para su consumo,así como <strong>de</strong> las condiciones en que se hayaproducido su almacenamiento. Unos sesenta<strong>de</strong> estos compuestos, presentan unas característicasestructurales comunes y han sidoi<strong>de</strong>ntificados como pertenecientes al grupo<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s (Waller, 1971).El término cannabinoi<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribe aquellassustancias que tienen una estructura carbocíclicacon 21 carbonos y entre los que seincluyen sus análogos y los productos proce<strong>de</strong>ntes<strong>de</strong> su transformación. Están formadosgeneralmente por tres anillos, ciclohexeno,tetrahidropirano y benceno. Algunos <strong>de</strong> ellosson los responsables <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r psicoactivo<strong>de</strong> los diversos preparados proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> laplanta (Men<strong>de</strong>lson, 1987).Los principales cannabinoi<strong>de</strong>s son el ∆ 9 -THC, el ∆ 8 -THC y el CBD. El cannabicromeno(CBC), que es un producto intermedio en lasíntesis <strong>de</strong> THC, está presente en gran<strong>de</strong>scantida<strong>de</strong>s en algunas varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la planta.El CBN es un subproducto <strong>de</strong>l THC que seforma cuando ha habido un almacenajeinapropiado <strong>de</strong> los brotes florecidos o <strong>de</strong> laresina, o durante su manipulación química.Las flores masculinas y las femeninas presentanla misma cantidad <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s(Valle, Lapa y Barros, 1968). La concentración<strong>de</strong> CBD es más alta en el cáñamo cultivadopara la producción <strong>de</strong> fibra, don<strong>de</strong> el contenido<strong>de</strong> THC es bajo. Lo contrario ocurre en lasplantas cultivadas para el consumo recreativo(Turner, Elsohly y Boeren, 1980).Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista químico se han<strong>de</strong>finido 3 tipos <strong>de</strong> plantas, en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> la concentración <strong>de</strong> los principales cannabinoi<strong>de</strong>s:1) Tipo droga pura con un alto contenido enTHC (2-6%) y que carece <strong>de</strong> CBD: correspon<strong>de</strong>a las plantas que crecen en climascálidos como Méjico o Suráfrica.2) Tipo intermedio, en el que las concentraciones<strong>de</strong> THC son más bajas y tiene yaalgo <strong>de</strong> CBD: correspon<strong>de</strong> a plantas quecrecen en climas cálidos, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>lMediterráneo como Marruecos o Líbano.Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J. 43


3) Tipo fibra, en el que el contenido en THCes muy bajo (


distribución en el organismo y con su eliminación,que le diferencian <strong>de</strong> otras drogas <strong>de</strong>abuso. Es bastante inestable, pudiendo ser<strong>de</strong>gradado por el calor, la luz, los ácidos y eloxígeno atmosférico, lo que podría explicar laperdida <strong>de</strong> potencia que se produce durantesu almacenamiento. Los otros cannabinoi<strong>de</strong>spresentes en la planta <strong>de</strong> los que más datosse dispone son:1) El ∆ 8 -THC que tiene un perfil farmacológicomuy parecido al <strong>de</strong>l ∆ 9 -THC, aunque algomás bajo, por lo que se esta investigandopara el diseño <strong>de</strong> fármacos sin efectos psicoactivos.Sólo aparece en algunas varieda<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la planta y su concentración esmuy pequeña en comparación con la <strong>de</strong>l∆ 9 -THC (Mechoulam, Devane y Glaser,1992). El ∆ 8 -THC podría estar implicado enel efecto cataléptico atribuido a los cannabinoi<strong>de</strong>s,ya que este compuesto, o alguno<strong>de</strong> sus metabolitos, presenta en ratonesuna buena correlación entre sus concentracionesy la aparición <strong>de</strong> catalepsia (Ohlssony cols., 1980a).2) El CBN también tiene propieda<strong>de</strong>s psicoactivas,entre las que se encuentran lasrelacionadas con los estímulos discriminativos<strong>de</strong>l THC (Järbe y Mathis, 1992). Estaactividad es, en animales <strong>de</strong> experimentación,aproximadamente una décima parte<strong>de</strong> la <strong>de</strong>scrita para el THC. Sin embargo,los resultados obtenidos en humanosfueron bastante contradictorios. Algunosautores han indicado que, tras su administraciónintravenosa, el CBN produce efectossimilares a los <strong>de</strong>scritos para el THC(Pérez-Reyes y cols., 1973a), mientras queotros no los han encontrado cuando laadministración fue por vía oral (Hollister,1974). En comparación con el THC, el CBNpresenta mayor afinidad por el receptorCB2 que por el CB1 (Munro y cols., 1993).Al ser el CB2 un receptor periférico, estopodría implicar a este compuesto en losefectos producidos por el cannabis fuera<strong>de</strong>l sistema nervioso central. Así, el CBNparece participar en la modulación <strong>de</strong>l sistemainmune atribuida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempoa los cannabinoi<strong>de</strong>s. Su actuación sobre elreceptor CB2 en esplenocitos y timocitos,al inhibir la a<strong>de</strong>nilato ciclasa, reduce la actividad<strong>de</strong> la proteína quinasa A y <strong>de</strong> los factores<strong>de</strong> transcripción ligados al AMPc(Herring, Koh y Kaminski, 1998). Estareducción, implica, a nivel genético, unadisminución en la transcripción <strong>de</strong>l genpara la IL-2, proteína que participa en laregulación <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong>l sistemainmune. La disminución <strong>de</strong> su liberaciónpodría contribuir a explicar la capacidad <strong>de</strong>inmunomodulación atribuida a los cannabinoi<strong>de</strong>s(Condie y cols., 1996).3) El CBD es un compuesto bicíclico, al estarel anillo <strong>de</strong> tetrahidropirano escindido. Esun cannabinoi<strong>de</strong> prácticamente <strong>de</strong>sprovisto<strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s psicoactivas. De hecho,el CBD no es capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazar <strong>de</strong>l receptorCB1 ni a un agonista como el CP-55,940 ni a un antagonista como elSR141716A (Thomas y cols., 1998). Sinembargo, a concentraciones micromolares,actúa como antagonista <strong>de</strong> los receptorescerebelares para cannabinoi<strong>de</strong>s,cuando se utiliza GTPgS como índice <strong>de</strong>activación <strong>de</strong> este receptor (Petitet y cols.,1998). Al tratarse <strong>de</strong> una sustancia no-psicoactiva,se ha profundizado en la exploración<strong>de</strong> sus posibles efectos clínicos. Seha <strong>de</strong>scrito un caso en el que el uso oral<strong>de</strong>l CBD (disuelto en aceite <strong>de</strong> maíz yempaquetado en cápsulas <strong>de</strong> gelatina) hasido efectivo en un tratamiento a largoplazo <strong>de</strong> la psicosis (Zuardi y cols., 1995).Cuando se utiliza una mezcla <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>so el producto natural, el efectoantipsicótico podría estar enmascarado porlos efectos in<strong>de</strong>seados <strong>de</strong>l THC.Investigaciones realizadas con roedores,han <strong>de</strong>mostrado que el CBD, a dosis relativamentebajas, produce efectos ansiolíticos enestos animales (Onaivi, Green y Martin,1990). Los datos obtenidos en humanos soncontradictorios. Unos investigadores hanobservado que el tratamiento con CBD atenúalas alteraciones psicológicas inducidaspor altas dosis <strong>de</strong> THC (0.5 mg/kg.), como porejemplo los sentimientos <strong>de</strong> ansiedad y <strong>de</strong>pánico (Zuardi y cols., 1982). Otros investiga-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J. 45


dores, sin embargo, no habían apreciado previamenteningún efecto modulador <strong>de</strong>l CBDsobre la actividad psicótropa <strong>de</strong>l THC (Hollistery Gillespie, 1975).La única característica farmacológica <strong>de</strong>lTHC que parece compartir el CBD es la actividadanticonvulsivante, aunque posiblementeutilizando diferentes mecanismos <strong>de</strong> actuación.Por otro lado, al administrar CBD apacientes epilépticos, disminuía el <strong>de</strong>sacoplamientocomportamental relacionado con elTHC (Izquierdo, Orsingher y Berardu, 1973).Esta propiedad <strong>de</strong>l CBD abrió la posibilidad<strong>de</strong> su utilización en el tratamiento <strong>de</strong> la distonía,el corea <strong>de</strong> Huntington o el dolor neuropático(Consroe y Sandyk, 1992). Se ha atribuidorecientemente al CBD un papelneuroprotector al comprobar su actuacióncomo antioxidante frente a los efectos oxidativosproducidos en las neuronas por la liberación<strong>de</strong> glutamato (Hampson y cols., 1998).Aunque los resultados son preliminares, altratarse <strong>de</strong> un estudio en cultivo <strong>de</strong> células<strong>de</strong> rata, apuntan a una posible actividad protectora<strong>de</strong> este compuesto en el cerebro.El CBD ha sido relacionado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacetiempo con el sistema inmune. Suprime laproducción <strong>de</strong> anticuerpos en cultivos celulares<strong>de</strong> bazo <strong>de</strong> ratón, en presencia <strong>de</strong> célulasT y <strong>de</strong> macrófagos activados (Baczynsky yZimmerman, 1983). Recientemente, se havisto que en algunas líneas celulares <strong>de</strong>l sistemainmune, el CBD inhibe la producción <strong>de</strong>diversas citoquinas (IL-8, IL-10, TNF-α, IFN-γ).Estos resultados, que indican sus posiblesefectos beneficiosos en enfermeda<strong>de</strong>s inflamatorias/autoinmunes,también advierten <strong>de</strong>su peligrosidad en relación con el SIDA,tumorogénesis e inflamación alérgica en pulmones(Srivastava, Srivastava y Brouhard,1998).3.1. Relación estructura-actividad.Las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estos cannabinoi<strong>de</strong>s<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su estructura química. Variacionesmínimas en los componentes <strong>de</strong> la molécula<strong>de</strong>l THC pue<strong>de</strong>n provocar cambiosFigura 1. Cannabinoi<strong>de</strong>s naturales más importantes.importantes en su actividad. La disposición<strong>de</strong> sus átomos en el espacio y la posible existencia<strong>de</strong> enantiómeros también pue<strong>de</strong> influiren las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la molécula. Diversosestudios realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> lossesenta han servido para caracterizar laestructura <strong>de</strong> estos compuestos. A<strong>de</strong>más, lacristalografía <strong>de</strong> rayos X y la resonancia magnéticanuclear han permitido dilucidar la geometría<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s tanto en estadosólido como en disolución. Esto ha facilitadolos estudios sobre las interacciones que seproducen entre estos compuestos y sureceptor.Estas investigaciones han permitido estableceralgunas <strong>de</strong> las “reglas” que <strong>de</strong>be cumpliruna molécula para po<strong>de</strong>r presentar actividadcannabimimética (Mechoulam, Devane46Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicas y aspectos metabólicos


y Glaser, 1992). Así, para que un cannabinoi<strong>de</strong>sea psicoactivo:a) <strong>de</strong>be contener en su molécula la estructura<strong>de</strong>l dihidrobenzopirano: un ejemplo <strong>de</strong>ello sería el CBD que carece <strong>de</strong>l anillo <strong>de</strong>hidropirano y no posee psicoactividad; hayexcepciones como el levonantradol y alguno<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rivados (que tienen un grupoceto alquilado en el hidroxilo <strong>de</strong>l fenol y elCP-47497 que es un monofenol).b) el hidroxilo fenólico <strong>de</strong>be estar libre: la sustitución<strong>de</strong> este hidroxilo por un amino, disminuyeconsi<strong>de</strong>rablemente esta actividad,mientras que la sustitución por un tiol laelimina.c) la hidroxilación en C-11 mantiene la actividad,pero su posterior oxidación a carboxilola elimina: El CBN, que al tener aromatizadosu anillo <strong>de</strong> ciclohexeno tiene menosactividad que el THC, pue<strong>de</strong> aumentarla alhidroxilarse en C-11. El gran aumento <strong>de</strong>actividad que aparece en el 11-hidroxi-∆ 8 -THC-DMH (HU-210) está relacionado conla presencia <strong>de</strong> un grupo hidroxilo en C11 ycon la sustitución <strong>de</strong>l pentilo por 1,1, dimetilheptiloen su ca<strong>de</strong>na lateral. Sorpren<strong>de</strong>ntementeel 11-hidroxi-∆ 9 -THC-DMH esmenos activo que el HU-210. La dihidroxilación<strong>de</strong>l anillo <strong>de</strong> terpeno conduce a la pérdida<strong>de</strong> la actividad.d) la posición <strong>de</strong>l doble enlace en el anillo <strong>de</strong>ciclohexeno parece variar la actividad, siendola óptima para ∆ 9 -THC y luego para ∆ 8 -THC. La saturación <strong>de</strong>l anillo produce loshexahidrocannabinoles con una actividadmás baja.e) el grupo metilo en C-9 no es un requerimientoabsoluto para el mantenimiento <strong>de</strong>la actividad.f) la ca<strong>de</strong>na lateral es <strong>de</strong> gran importanciapara la actividad cannabinomimética. Cuandoel resto alquílico n-pentilo se elonga yramifica aumenta la potencia.Entre los requerimientos estereoquímicosse encuentran:a) los anillos <strong>de</strong> ciclohexeno (A) y <strong>de</strong> dihidropireno(B) se encuentran en trans.b) la reducción <strong>de</strong>l ∆ 9 -THC a hexahidrocannabinolorigina dos epímeros activos, aunqueel ecuatorial es consi<strong>de</strong>rablemente másactivo que el axial. La misma relación seobserva con los 11-hidroxi-hexahidrocannabinoles,lo que junto con los datos obtenidoscon otros compuestos parece indicarque las sustituciones ecuatoriales confierenmayor actividad que las axiales. La eliminación<strong>de</strong> los dos metilos <strong>de</strong>l carbono 6la disminuye.c) Los isómeros (-) <strong>de</strong>l ∆ 9 -THC y <strong>de</strong>l ∆ 8 -THCpresentan unas propieda<strong>de</strong>s cannabimiméticasmucho más altas que las <strong>de</strong> las formas(+), aunque persista en ellas algo <strong>de</strong>actividad (Dewey, Martin y May, 1984). ElHU-211, que es el enantiomero (+) <strong>de</strong>l HU-210, es prácticamente inactivo, lo que conviertea esta pareja <strong>de</strong> enantiómeros en lamás idónea para la caracterización <strong>de</strong> losreceptores para cannabinoi<strong>de</strong>s. Otros dospares <strong>de</strong> enantiómeros sintetizados en ellaboratorio son el el levonantradol y elCP55244 y sus isómeros (+) <strong>de</strong>xtronantradoly CP55243.El conocimiento <strong>de</strong> las relaciones existentesentre la estructura y la actividad <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s ha permitido el diseño <strong>de</strong> análogosque han sido <strong>de</strong> gran utilidad en elestudio farmacológico y fisiológico <strong>de</strong> estoscompuestos. En unos casos, se ha tratado <strong>de</strong>modificar el marcado carácter hidrófobo <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s para aumentar su solubilida<strong>de</strong>n agua. Otras veces, se ha buscadoaumentar la capacidad <strong>de</strong> unión a su receptor,que en el caso <strong>de</strong>l THC no es muy alta.A<strong>de</strong>más, las sucesivas modificaciones <strong>de</strong> suestructura han permitido la preparación <strong>de</strong><strong>de</strong>rivados relacionados con alguna <strong>de</strong> lasacciones farmacológicas atribuidas a estoscompuestos, evitando las relativas a susefectos psicotrópicos.Así, se han estudiado los efectos analgésicos<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s mediante la utilización<strong>de</strong> análogos no clásicos como los tetracíclicosy los bicíclicos (Howlett y cols., 1988).El levonantradol es un ejemplo <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sintético tetracíclico y el (-)-CP-55,940 loes <strong>de</strong> bicíclico. Este último compuesto produ-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J. 47


ce unos efectos comportamentales muyparecidos a los <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s vegetales,por lo que ha sido utilizado para la caracterización<strong>de</strong>l receptor <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s.Otros <strong>de</strong>rivados sintéticos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sque han <strong>de</strong>mostrado poseer efectosterapéuticos son la nabilona y el naboctate. Elprimero <strong>de</strong> ellos posee, en el carbono nueve,un grupo cetónico en lugar <strong>de</strong> un metilo yésto le confiere un apreciable efecto antiemético.El segundo presenta un grupo dietiletilaminoesterificado en el hidroxilo fenólicolo que ha permitido su utilización para lareducción <strong>de</strong> la presión intraocular (Razdan,1986).El 11-hidroxi-∆ 8 -THC-DMH (HU-210) es elcannabinoi<strong>de</strong> sintético más potente <strong>de</strong> losactualmente conocidos. Esta propiedad estárelacionada con la presencia <strong>de</strong> un grupohidroxilo en C11 y <strong>de</strong> 1,1- dimetilheptilo en suca<strong>de</strong>na lateral. Su elevada potencia fue labase <strong>de</strong> su utilización en la caracterización <strong>de</strong>la anandamida, que ha sido el primer cannabinoi<strong>de</strong>endógeno aislado <strong>de</strong> cerebro.Otro tipo <strong>de</strong> compuestos sintetizados en ellaboratorio son los aminoalquilindoles (AAI).Uno <strong>de</strong> ellos, el WIN-55,212-2 se une alreceptor <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s, inhibiendo la actividad<strong>de</strong> la a<strong>de</strong>nilato ciclasa, por lo que se hautilizado en la caracterización <strong>de</strong> este receptor(Bell y cols., 1991). Estos compuestos,que presentan propieda<strong>de</strong>s analgésicas, noestán relacionados estructuralmente con loscannabinoi<strong>de</strong>s, pero muestran un perfil farmacológicocannabimimético.La anandamida y el 2-araquidonilglicerol,que son los dos cannabinoi<strong>de</strong>s endógenos,mejor caracterizados, presentan una estructuraquímica muy diferente <strong>de</strong> la <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>svegetales y sintéticos, por lo quesus efectos fisiológicos no tienen porque serexactamente los mismos que los producidospor los cannabinoi<strong>de</strong>s naturales. En la actualidad,se están diseñando compuestos a partir<strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>sque puedan tener una aplicación terapéuticay en los que no aparecerían los efectos perjudicialesatribuidos a los cannabinoi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origenvegetal.Figura 2. Ejemplos <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s sintéticos.4. ABSORCIÓN Y DISTRIBUCIÓN.Los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n ingresar en elorganismo <strong>de</strong> varias formas:1) Por inhalación <strong>de</strong>l humo proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>pipas <strong>de</strong> agua o <strong>de</strong> cigarrillos, lo que produceuna rápida absorción.2) Por ingestión oral <strong>de</strong> bebidas o alimentossólidos, con una absorción mas lenta, loque retrasa la manifestación <strong>de</strong> sus efectos.3) Por medio <strong>de</strong> aerosoles o pulverizadores,para evitar los efectos perjudiciales asociadosal humo.4) En forma <strong>de</strong> gotas para el tratamiento ocular.5) Por administración rectal, para evitar losproblemas <strong>de</strong> absorción y las primeras etapas<strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación asociadas a su ingestaoral.48Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicas y aspectos metabólicos


Otra vía <strong>de</strong> administración es la intravenosa,que requiere la disolución <strong>de</strong>l THC enalcohol y su mezcla con una infusión salina, loque la convierte en poco práctica para lamedicina general. Los preparados <strong>de</strong> la CannabisSativa (hachís, marihuana), se consumenprincipalmente en forma <strong>de</strong> cigarrillos,por lo que son absorbidos por los pulmones,acompañados por los otros componentes <strong>de</strong>lhumo. El grado <strong>de</strong> absorción <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>diversos factores:1) <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> preparación utilizada, lo queimplica la presencia en mayor o menorcantidad <strong>de</strong> diferentes tipos <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sy <strong>de</strong> otros compuestos químicos;2) <strong>de</strong> la combustión <strong>de</strong> la mezcla, como<strong>de</strong>muestra el hecho <strong>de</strong> que los cannabinoi<strong>de</strong>sácidos se <strong>de</strong>scarboxilan con bastanterapi<strong>de</strong>z cuando están expuestos al calor;3) <strong>de</strong>l tiempo empleado en fumarlo ya que laduración <strong>de</strong> la inhalación y <strong>de</strong> la retención<strong>de</strong>l aliento tras la aspiración, dan lugar adiferentes tiempos <strong>de</strong> contacto entre lassustancias presentes en el preparado y lasvías respiratorias <strong>de</strong>l individuo que las consume(Agurell y cols., 1986).Por ejemplo, en estudios realizados confumadores <strong>de</strong> marihuana, se ha visto que elvolumen contenido en una “calada” producecambios significativos en los niveles plasmáticos<strong>de</strong> THC y en los efectos subjetivos psicotrópicos,y que estos cambios están relacionadosmás con la dosis inhalada que conel tiempo que el humo permanece en los pulmones(Azorlosa, Greenwald y Stitzer, 1995).La ingestión <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s por víaoral da lugar a unos niveles plasmáticos <strong>de</strong>THC inicialmente más bajos que cuando seinhala. Por vía oral, su biodisponibilidad se vereducida por su sensibilidad a la aci<strong>de</strong>z <strong>de</strong>ljugo gástrico, por el metabolismo hepático eintestinal, así como por su acceso a la circulaciónenterohepática (Agurell y cols., 1986). Seha visto que en condiciones ácidas, por encima<strong>de</strong> un pH 4, el ∆ 9 -THC se isomeriza a ∆ 8 -THC o a 9-hidroxihexahidrocannabinol. A unpH mas ácido se produce la rotura <strong>de</strong>l anillo<strong>de</strong> pirano y se forman varios cannabinoi<strong>de</strong>ssustituidos. Estas alteraciones podrían explicarla pérdida <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong>l THC tras ingestiónoral, <strong>de</strong>bido al pH ácido <strong>de</strong>l estómago(Garret, Gouyette y Roseboom, 1978). Portanto, hay que ingerir una cantidad mayor <strong>de</strong>THC por esta vía para conseguir el mismoefecto fisiológico que por la vía aérea. A<strong>de</strong>más,se ha visto que, tras la ingestión oral <strong>de</strong>THC, se produce un aumento gradual <strong>de</strong> suconcentración en sangre durante un periodo<strong>de</strong> tiempo que pue<strong>de</strong> durar varias horas, loque retarda la aparición <strong>de</strong> sus efectos psicoactivos(Cone y Huestis, 1993).La administración <strong>de</strong>l THC en supositoriosse ha realizado en forma <strong>de</strong> la prodroga hemisuccinato<strong>de</strong> THC. Tras la hidrólisis <strong>de</strong> estecompuesto, se eleva rápidamente la presencia<strong>de</strong> THC en sangre. Estos niveles sondosis-<strong>de</strong>pendientes y permanecen establesdurante periodos prolongados <strong>de</strong> tiempo, quepue<strong>de</strong>n llegar a alcanzar las 24 horas, lo queampliaría el periodo entre tomas. Este tipo <strong>de</strong>administración parece la más idónea paraaquellos pacientes que tengan náuseas yvómitos.La administración ocular tópica <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sha presentado algunos problemas,<strong>de</strong>bido al carácter hidrófobo <strong>de</strong> estoscompuestos. Este problema ha sido solucionadocon la reciente aparición <strong>de</strong> compuestos,como las ciclo<strong>de</strong>xtrinas, que permiten lasolubilización <strong>de</strong> los lípidos en disolventespolares (Green, 1999).Los estudios sobre la biodisponibilidad <strong>de</strong>lTHC muestran consi<strong>de</strong>rables diferenciasentre la vía pulmonar y la oral. Fumar pareceser el método mas eficaz <strong>de</strong> administrar ladroga. La entrada <strong>de</strong>l THC en sangre y la posteriordistribución en tejidos son muy rápidasy presentan una cinética muy similar a laobtenida tras su administración intravenosa.La administración oral conduce a unos nivelesplasmáticos mucho mas erráticos que losobservados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> fumar.Solo un 3% <strong>de</strong>l THC presente en sangreesta en forma libre. Dadas sus propieda<strong>de</strong>shidrófobas, se une a diferentes componentesplasmáticos. Un 9% esta unido a las célulassanguíneas. Otro 60% lo está a las lipoprotei-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J. 49


nas plasmáticas y el resto a albúmina (Widmany cols., 1974). En humanos, las LDLparecen ser las lipoproteinas principalmenteimplicadas, mientras que en ratas lo son lasVLDL y HDL.En cuanto a su distribución en los tejidoscorporales, el THC es captado <strong>de</strong>l plasma enun 70% por los tejidos y el resto es metabolizado(Hunt y Jones, 1980). Este reparto estálimitado por la baja concentración <strong>de</strong> suforma libre en sangre, por lo que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>lflujo sanguíneo. Dada su alta lipofilicidadpenetra rapidamente en los tejidos, encontrándosealtas concentraciones en aquellosque están altamente vascularizados. Tras laadministración aguda <strong>de</strong> THC marcado conC 14 se observa una acumulación apreciable <strong>de</strong>radioactividad en pulmón, hígado, riñón, corazón,estómago, bazo, tejido adiposo marrón,placenta, corteza adrenal, tiroi<strong>de</strong>s, pituitaria yglándula mamaria. El marcaje es más bajo encerebro, tejido fetal y testículos (King, Teale yMarks, 1976; Harvey, 1999). Posteriormentese redistribuye al tejido adiposo, siendo estetejido junto con el bazo sus principales <strong>de</strong>pósitostres días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su ingesta(Rewich, Roher y Vandaris, 1979). La drogapue<strong>de</strong> tardar varias semanas en ser totalmenteeliminada tras el cese <strong>de</strong> su administración(Kreuz y Axelrod, 1973).Como consecuencia <strong>de</strong> su retención enestos reservorios hidrófobos se enlentece lapenetración <strong>de</strong>l THC en el cerebro, don<strong>de</strong> suconcentración y la <strong>de</strong> sus metabolitos es relativamentebaja (aproximadamente un 1% <strong>de</strong>la concentración plasmática máxima). Enexperimentos en los que se administra THCmarcado con 14 C, la radioactividad apareceasociada principalmente a núcleo caudado,putamen, puente, tálamo, amígdala, hipocampo,y corteza frontal y parietal. Esta distribuciónes similar a la obtenida usando 14 C-CBN y 14 C-CBD (McIsaac y cols., 1971;Agurell y cols., 1986).A nivel subcelular, el ∆ 9 -THC está muy concentradoen fracciones particuladas como lasmitocondrias y los sinaptosomas. No aparecendiferencias significativas entre la afinidad<strong>de</strong>l ∆ 9 -THC o <strong>de</strong> su metabolito, el 11-hidroxi-THC en estas fracciones (Magour y cols.,1976). Estos dos compuestos son los que enmayor proporción parecen acumularse en lostejidos, aunque también se ha <strong>de</strong>scrito la presenciaen el tejido adiposo <strong>de</strong>l 8,11-dihidroxi-THC. Una sustancial proporción <strong>de</strong> la drogaaparece conjugada con ácidos grasos, sobretodo en la fase final <strong>de</strong>l almacenamiento(Leighty, Fentiman y Foltz, 1976).La paulatina liberación <strong>de</strong>l THC, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>estos almacenes tisulares a la sangre, enlentecela caída <strong>de</strong> los niveles plasmáticos <strong>de</strong>este compuesto, tras el cese <strong>de</strong> su administración.Esto prolonga su presencia en sangrey la posterior entrada al cerebro. Esta podríaser la explicación <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> un síndrome<strong>de</strong> abstinencia, tras la suspensión <strong>de</strong> suingesta, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en laadicción a opiáceos (Agurell y cols., 1986).Los primeros estudios realizados para conocerel tiempo <strong>de</strong> aclaramiento medio en losconsumidores crónicos indicaban valoresentre 19 y 27 horas y era dos veces más rápidoque en las persona que no tenían experienciaen su consumo (Lemberger y cols.,1971). En otros estudios no se corroboraronestas diferencias. Los trabajos realizados posteriormente,utilizando técnicas <strong>de</strong> ensayomás sensibles sugirieron que en un fumadorcrónico la vida media <strong>de</strong>l THC está entre 3 y 5días (Johansson y cols., 1988).5. METABOLISMO Y EXCRECIÓN.Los mecanismos <strong>de</strong> eliminación <strong>de</strong>l ∆ 9 -THCson bastante conocidos tanto en animales <strong>de</strong>experimentación como en el ser humano.Solo una mínima cantidad <strong>de</strong> este compuestoes eliminada <strong>de</strong>l cuerpo en su forma original,mientras que la mayor parte aparece enforma <strong>de</strong> metabolitos en heces (un 68%) oen orina (12%). La droga está también presenteen otros tejidos y fluidos biológicoscomo el pelo, la saliva y el sudor. La mayorparte <strong>de</strong>l metabolismo ocurre en el hígado,aunque también pue<strong>de</strong> producirse en otrosórganos como el pulmón y el intestino.50Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicas y aspectos metabólicos


En los fumadores crónicos <strong>de</strong> marihuanahay un aumento significativo en la cantidadsecretada por orina (Agurell y cols., 1986). Enla orina hay una apreciable presencia <strong>de</strong> 11-OH-THC y una elevada concentración <strong>de</strong>ácido THC-11-oico, ambos en forma libre oconjugada (Willians y Moffat, 1980). La concentración<strong>de</strong> ácido THC-11-oico presente enorina humana no muestra una correlaciónapreciable con la presente en sangre, aunqueparece mejorar cuando se comparan los logaritmos<strong>de</strong> estas concentraciones (Huestis,Mitchell y Cone, 1996).Respecto a las reacciones implicadas en sucatabolismo, ∆ 9 -THC y ∆ 8 -THC siguen un camino<strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación muy parecido (Agurell ycols., 1981). La primera enzima que actúa es elcitocromo P-450 que oxida el correspondientecannabinoi<strong>de</strong> a <strong>de</strong>rivados mono-, di- o trihidroxilados(Harvey, 1990). El ∆ 9 -THC y el ∆ 8 -THCson rapidamente hidroxilados a 11-hidroxi-∆ 9 -THC y 11-hidroxi-∆ 8 -THC, respectivamente, enel hígado (Matsunaga y cols., 1995). El patrón<strong>de</strong> hidroxilación refleja la distribución <strong>de</strong> isoformas<strong>de</strong>l citocromo P-450. Así, en humanos, laisoforma P450 2C9 hidroxila el THC en 11, laP450 3A lo hidroxila en 8 y, en el mono, laP450 RM-A lo hidroxila en 11 y en 8, mientrasque la P450 JM-C lo hace en 3´.La hidroxilación pue<strong>de</strong> producirse en más<strong>de</strong> ocho sitios diferentes (1’, 2’, 3’, 4’, 5’, 8α,8β y 11) cuya proporción relativa varia segúnespecies, lo que pue<strong>de</strong> estar relacionado conla diferencias existentes entre especies <strong>de</strong>los citocromo P-450. La hidroxilación en posición11 es la reacción más importante <strong>de</strong>lmetabolismo <strong>de</strong>l ∆ 9 -THC en la mayoría <strong>de</strong> lasespecies incluido el ser humano. El 11-hidroxi-∆9 -THC tiene una actividad farmacológica yuna potencia parecidas al ∆ 9 -THC. Este compuestopue<strong>de</strong> oxidarse al ácido carboxílicocorrespondiente (ácido ∆ 9 -THC-11-oico) o volvera hidroxilarse. En el segundo caso, seconvierte en 8,11-dihidroxi-∆ 9 -THC, que pue<strong>de</strong>ser hidroxilado en la ca<strong>de</strong>na lateral. Estoscompuestos hidroxilados son transformados,posteriormente, en otros metabolitos máspolares, por rotura <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na lateral y oxidaciónal correspondiente ácido carboxílico.También se pue<strong>de</strong> producir la reducción <strong>de</strong>ldoble enlace <strong>de</strong>l THC, dando lugar al correspondientehexahidrocannabinol, que generalmentese oxidan en C-11. En algunos casoshay una epoxidación que produce 9α,10αepoxihexahidrocannabinol.El que se hayaencontrado CBN y sus <strong>de</strong>rivados en orina ybilis <strong>de</strong> animales a los que se les administró∆ 9 -THC, parece indicar que el CBN es unmetabolito <strong>de</strong>l ∆ 9 -THC (Harvey, 1984).Tras su administración por vía aérea, losniveles en sangre <strong>de</strong> THC aumentan rapidamente,alcanzando su máxima concentraciónantes <strong>de</strong> que finalice el consumo <strong>de</strong>l cigarro.La máxima concentración <strong>de</strong> 11-hidroxi-THCes más baja que la <strong>de</strong> THC y aparece cuandose <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> fumar. El ácido ∆ 9 -THC-11-oico se<strong>de</strong>tecta algunos minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l consumoy su concentración crece lentamentehasta que alcanza una meseta durante unperiodo prolongado <strong>de</strong> tiempo, pudiendo llegara superar los niveles <strong>de</strong> THC hasta 5veces. El máximo nivel se alcanza entre 30minutos y una hora <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlofumado (Wall y Pérez-Reyes, 1981; Huestis,Henningfield y Cone, 1992).Se ha <strong>de</strong>scrito en algunas ocasiones unretraso <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> los efectos psicológicosy cardiacos (taquicardia) <strong>de</strong>l THC conrespecto a la elevación <strong>de</strong> sus niveles enplasma. Esta variación pue<strong>de</strong> estar relacionadacon el retraso en la aparición en sangre <strong>de</strong>la máxima concentración <strong>de</strong> 11-hidroxi-THC.Al tratarse <strong>de</strong> un compuesto psicoactivo, supresencia en cerebro potenciaría los efectosiniciados por el THC (Pérez-Reyes y cols.,1972). Tras su administración intravenosa, elmáximo <strong>de</strong> psicoactividad se alcanza 15minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l máximo <strong>de</strong> THC en sangre.Este intervalo es más amplio tras laadministración oral. Se produce 2 horas <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> la administración <strong>de</strong> la droga y unahora <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l máximo plasmático <strong>de</strong> THC(Ohlsson y cols., 1980b). Se ha sugerido unsustancial componente metabólico en elAhigh@ producido por la administración oral,ya que se ha <strong>de</strong>scrito que la relación 11-hidroxi-THC/THCes mucho más alta tras la admi-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J. 51


nistración oral que tras la subcutánea (Wall yPérez-Reyes, 1981).El metabolismo <strong>de</strong>l CBD es bastante complejo,habiéndose catalogado unos 83 metabolitos(Harvey, 1991). Se forman <strong>de</strong>rivadosmono-, di- y trihidroxilados, y se produce laoxidación a ácidos y la pérdida <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nalateral. Las proporciones <strong>de</strong> estos compuestostambién varían entre especies. En humanos,parece haber menos ß-oxidación que enperros pero la excreción <strong>de</strong> hidroxiácidos esmás pronunciada (Harvey y Mechoulam,1990). El metabolismo <strong>de</strong>l CBN es menoscomplejo que el <strong>de</strong> los otros cannabinoi<strong>de</strong>s.Predomina en la mayoría <strong>de</strong> las especies lahidroxilación en 11, aunque también hay unaimportante hidroxilación en la ca<strong>de</strong>na lateral.Los metabolitos excretados son principalmente11-hidroxi-CBN, el ácido CBN-11-oico ysus análogos hidroxilados en la ca<strong>de</strong>na lateral(Brown y Harvey, 1990a).En relación con el metabolismo <strong>de</strong>l cannabigerol,sus dos ca<strong>de</strong>nas alifáticas son hidroxiladasen todas las especies investigadas,preferentemente en los grupos metil-alílicos(Harvey y Brown, 1990). El metabolismo <strong>de</strong>lcannabicromeno parece ser similar, habiéndose<strong>de</strong>tectado sus dihidroxi<strong>de</strong>rivados en elconejo, mientras que la ruta <strong>de</strong>l epoxi-diolparece ser la predominante en hamster, gerbily gato (Brown y Harvey, 1990b).Los metabolitos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s son eliminadosen forma <strong>de</strong> ácidos libres o conjugados conglucurónico o con ácidos grasos. Para po<strong>de</strong>rrealizar esta reacción <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nsación esnecesario que se produzca una esterificaciónentre los grupos hidroxilo <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sy los grupos carboxilo <strong>de</strong> los compuestoscon los que se conjugan. Los glucuronatosasí formados se almacenan en el cuerpodurante períodos relativamente prolongados<strong>de</strong> tiempo y pue<strong>de</strong>n llegar a ser <strong>de</strong>tectadosen la orina varias semanas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s (Williams y Moffat,1980)La conjugación también pue<strong>de</strong> producirseen el grupo fenol, aunque esta ruta no se hai<strong>de</strong>ntificado en humanos. Un segundo tipo <strong>de</strong>conjugación implica la esterificación <strong>de</strong>l 11-hidroxi-THC con ácidos grasos <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nalarga como el oleico, el palmítico y el esteárico(Leighty, Fentiman y Foltz, 1976; Yisak ycols., 1978).También se ha podido <strong>de</strong>mostrar en rataspreñadas que los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>npasar a través <strong>de</strong> la placenta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sangrematerna a la fetal. Durante el embarazo, losniveles presentes en los fetos correspon<strong>de</strong>naproximadamente al 10% <strong>de</strong> los niveles plasmáticosmaternos. La exposición repetida amúltiples dosis produce la acumulación <strong>de</strong>dichos compuestos en los fetos, ya queéstos no parecen disponer todavía <strong>de</strong> losmecanismos necesarios para su <strong>de</strong>gradación.Los cannabinoi<strong>de</strong>s también son excretadosen la leche materna durante la lactancia, loque implica la exposición <strong>de</strong> las crías a estecompuesto (Fernán<strong>de</strong>z-Ruiz y cols., 1992).6. INTERACCIONES ENTRECANNABINOIDES.La actuación <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>ssobre el organismo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>lresto <strong>de</strong> los compuestos presentes en lamarihuana o en cualquiera <strong>de</strong> los otros preparados<strong>de</strong> la Cannabis Sativa. El escaso número<strong>de</strong> datos disponibles sobre las propieda<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> estos compuestos hacemuy difícil po<strong>de</strong>r pre<strong>de</strong>cir como podrían interferiren la actuación <strong>de</strong>l THC, dando lugar a unefecto sinérgico, aditivo o incluso antagónico.La modificación <strong>de</strong> la actuación <strong>de</strong> estoscompuestos también pue<strong>de</strong> estar relacionadacon la forma <strong>de</strong> administración <strong>de</strong> lamuestra. Así, cuando la droga se fuma mezcladacon tabaco, hay que tener en cuenta,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> compuestos proce<strong>de</strong>ntes<strong>de</strong>l tabaco, el que la pirólisis originanuevos compuestos químicos a partir <strong>de</strong> losproce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la planta, que también podríaninfluir en los efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>ssobre el organismo. En relación con estepunto, se ha estudiado la acción <strong>de</strong>l calorsobre los cannabinoi<strong>de</strong>s cuando se consu-52Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicas y aspectos metabólicos


men en cigarrillos. Los cannabinoi<strong>de</strong>s ácidosse <strong>de</strong>scarboxilan rapidamente entre 1401C y2001C. La pirólisis produce varios <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s, principalmente un <strong>de</strong>rivado<strong>de</strong>l 7 pentil- dibenzofurano y la cannabielsoina,sustancias <strong>de</strong> las que no se conoce suefecto farmacológico. Cuando se compara lacombustión <strong>de</strong>l cannabis con la <strong>de</strong>l tabaco,se observa que la presencia <strong>de</strong>l carcinógenobenzopireno es superior en la primera. Tambiénson más elevadas las concentraciones<strong>de</strong> benzoantraceno y <strong>de</strong> diversos naftalenos.Las cantida<strong>de</strong>s producidas <strong>de</strong> monóxido <strong>de</strong>carbono, cianhidrico, nitrosaminas y alquitraneses similar en ambos casos (Lee, Novotnyy Bartle, 1976).Una vez producida su ingestión, las interaccionesentre los diferentes compuestospresentes en un preparado <strong>de</strong> cannabis pue<strong>de</strong>ntener lugar en alguna <strong>de</strong> las etapas <strong>de</strong> supaso por el organismo (absorción, distribución,metabolismo o eliminación). Veamos acontinuación los datos existentes acerca <strong>de</strong>la influencia que sobre la actividad <strong>de</strong>l THCpue<strong>de</strong>n tener otros cannabinoi<strong>de</strong>s. Los primerosestudios farmacocinéticos realizadosen humanos fueron incapaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarninguna interacción significativa entre THC yCBD o CBN (Agurell y cols., 1981; Hunt ycols., 1981). Este resultado era similar alobtenido previamente, cuando cada uno <strong>de</strong>estos dos últimos compuestos habían sidoestudiados en combinación con THC (Hollistery Gillespie, 1975).Estudios posteriores <strong>de</strong>mostraron unainteracción farmacocinética entre el CBD y elTHC y sus metabolitos en cerebro <strong>de</strong> ratón.El CBD es un inhibidor <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong>l citocromoP-450 hepático. Cuando se administraeste compuesto a ratones, disminuye la concentraciónen sangre <strong>de</strong> 7-hidroxi-THC y <strong>de</strong>6a-hidroxi-THC, que son los principales metabolitos<strong>de</strong> la oxidación <strong>de</strong>l THC por este sistemaenzimático. Este resultado implica unaumento <strong>de</strong> la permanencia <strong>de</strong>l THC en elorganismo. De esta forma CBD, que no tieneactividad psicotrópica por si mismo, pue<strong>de</strong>potenciar la producida por el THC (Bornheim ycols., 1995). En relación a cual es la isoenzima<strong>de</strong>l citocromo P450 afectada por el CBD,se ha visto que la preincubación <strong>de</strong> microsomas<strong>de</strong> hígado humano con este cannabinoi<strong>de</strong>disminuye en un 60% la formación <strong>de</strong> losmetabolitos <strong>de</strong>l THC catalizada por la P4503A, pero tiene menos efectos sobre los producidospor la P450 2C9 (Jaeger, Benet yBornheim, 1996). En microsomas <strong>de</strong> hígado<strong>de</strong> ratón, CBD disminuye la producción <strong>de</strong> 11-hidroxi-THC, metabolito producido porCPY2C9 (Yamamoto y cols., 1995). En cerebro<strong>de</strong> ratón, el CBD inhibe CPY3A y 2C9(Bornheim y cols., 1995). Este efecto pareceinvertirse a una activación tras una administraciónprolongada <strong>de</strong> CBD. En estas condicionesexperimentales se ha <strong>de</strong>scrito unaumento en la formación <strong>de</strong> las isoformasCPY2B, 3A y 2C (Bornheim y cols., 1994).Se ha observado que cuando se usanextractos <strong>de</strong> cannabis conteniendo entre un3% y un 5% <strong>de</strong> THC, tanto CBD como CBNaumentan la permeabilidad <strong>de</strong> la barrerahematoencefálica, lo que pue<strong>de</strong> contribuir auna mayor entrada <strong>de</strong> estos compuestos alcerebro en grupo que por separado (Agrawaly cols., 1989). Este caso y el anterior son dosejemplos <strong>de</strong> como la presencia <strong>de</strong> CBD enlos preparados obtenidos a partir <strong>de</strong> la CannabisSativa pue<strong>de</strong> potenciar los efectos producidospor el THC <strong>de</strong> dos maneras: inhibiendosu catabolismo o facilitando su entrada en elcerebro.También se ha visto en ratas macho que lainhibición producida por THC sobre la liberación<strong>de</strong> la hormona luteinizante (LH) espotenciada por una mezcla en la que tambiénestén presentes CBD y CBN (Murphy y cols.,1990). Dado que la LH activa la liberación <strong>de</strong>testosterona, otro <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong> la presenciaconjunta <strong>de</strong> los tres cannabinoi<strong>de</strong>s esuna disminución <strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong> testosteronaen plasma.En rata, el CBD potencia los efectos analgésicos<strong>de</strong>l THC y antagoniza los <strong>de</strong>presores.También parece bloquear los efectos excitatoriosproducidos por este compuesto. Estoúltimo ha sido comprobado en animales privados<strong>de</strong> sueño, que se encuentran en lafase REM, en los que se ha visto que el CBDRamos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J. 53


disminuye la agresividad causada por la administración<strong>de</strong> THC (Karniol y Carlini, 1973). ElCBD también reduce otros efectos atribuidosal THC en ratas (magnitud y duración <strong>de</strong> losefectos hipotérmicos) y en conejos (frecuenciacardiaca, respiración y temperatura).En relación con los estímulos discriminativosproducidos por los cannabinoi<strong>de</strong>s, losestudios realizados con diversas combinaciones<strong>de</strong> THC, CBN y CBD, indican que los estímulosproducidos por el THC son generalmente<strong>de</strong> mayor intensidad o duracióncuando se administran en combinación conlos otros dos compuestos (Järbe y Mathis,1992). Por ejemplo, cuando THC se usó juntocon CBD, se prolongó el tiempo <strong>de</strong> duración<strong>de</strong> estos estímulos discriminativos. Estainteracción <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l animal estudiado,dado que se produjo en ratas, pero no enpalomas.Cuando se empleó THC y CBN, se observóun aumento <strong>de</strong> la discriminación a los estímulosproducidos por el THC en ratas, aunque nose logró que se prolongara el efecto. En palomas,el CBN solo fue capaz <strong>de</strong> producir unligero aumento en el efecto discriminativo. Lavía <strong>de</strong> administración también pue<strong>de</strong> influir enlas diferencias obtenidas entre estos animales,dado que las ratas fueron inyectadasintraperitonealmente mientras que las palomaslo fueron intramuscularmente.También se han estudiado las interaccionesentre CBD y CBN. Cuando se combinanambos compuestos se observa que el primeropue<strong>de</strong> reducir los efectos estimulantes <strong>de</strong>lsegundo (Hiltunen y Härbe, 1986).Por otro lado y en relación con el sistemacannabinoi<strong>de</strong> endógeno, hay que indicar que,en microsomas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> cerebro <strong>de</strong>ratón, se ha visto que la actividad <strong>de</strong> la anandamidaamidasa es inhibida en or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>crecientepor CBD, CBN y THC (Watanabe ycols., 1996). Dado que esta enzima inactiva ala anandamida, que es un cannabinoi<strong>de</strong> endógeno,la ingesta <strong>de</strong> estos componentes <strong>de</strong> lamarihuana podría servir para prolongar la actividad<strong>de</strong> este cannabinoi<strong>de</strong> endógeno en elconsumidor <strong>de</strong> cannabis.Otro posible tipo <strong>de</strong> interacción a tener encuenta es el que pue<strong>de</strong> producirse entre elcompuesto ingerido y alguno <strong>de</strong> los productos<strong>de</strong> su metabolismo. Como ya hemos indicadopreviamente, el ácido THC-11-oico seobtiene en la <strong>de</strong>gradación en el organismo<strong>de</strong>l THC. Este compuesto que no presentapsicoactividad, atenúa, sin embargo, los efectoscatalépticos <strong>de</strong>l THC en ratón (Burstein ycols., 1987). Una posible explicación <strong>de</strong> estehecho es que el ácido sea capaz <strong>de</strong> inhibir lasíntesis inducida por THC <strong>de</strong> prostaglandinas,probablemente inhibiendo a la ciclooxigenasaCOX-2, que es una <strong>de</strong> las enzimas implicadasen dicha síntesis (Burstein y cols., 1986). Elácido THC-11-oico también parece inhibir lalipooxigenasa-5 (5-LOX). La inhibición <strong>de</strong> laactividad <strong>de</strong> ambas enzimas origina unaumento <strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong> ácido araquidónico,que podría <strong>de</strong>rivar hacia otras rutas metabólicasque lo utilizan como sustrato. Una <strong>de</strong>ellas, conduciría al aumento <strong>de</strong> la síntesis <strong>de</strong>los ácidos 12-hidroperoxi-eicosatetraenoicos(12-HPETE), lo que justificaría los efectosanalgésicos atribuidos a estos compuestos.El metabolismo <strong>de</strong>l THC habría eliminado, eneste caso, las propieda<strong>de</strong>s psicotrópicas,conservando las analgésicas y las antiinflamatorias.Estas dos últimas propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lTHC podrían ser incluso <strong>de</strong>bidas en parte asu metabolito ácido, el cual a<strong>de</strong>más parececarecer <strong>de</strong> la toxicidad gastrointestinal y renalrelacionada con las drogas antiinflamatoriasno-esteroi<strong>de</strong>s (Burstein, 1999).BIBLIOGRAFIA.Adams I.B., Martin B.R. (1996) Cannabis: pharmacologyand toxicology in animals and humans.Addiction 91:1585-1614.Agrawal A.K., Kumar P., Gulati A., Seth P.K. (1989)Cannabis induced neurotoxicity in mice: effectof cholinergic (muscarinic) receptors and bloodbarrier permeability. Res. Commun. Subst.Abuse 10:155-168.Agurell S., Carlsson S., Lindgren J.E., Ohlsson A.,Gillespie H., Hollister L. (1981) Interactions of1-tetrahydrocannabinol with cannabinol and54Cannabinoi<strong>de</strong>s: propieda<strong>de</strong>s químicas y aspectos metabólicos


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Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno:ligandos y receptores acoplados amecanismos <strong>de</strong> transducción <strong>de</strong> señalesRAMOS ATANCE, J.A.; FERNÁNDEZ RUIZ, J.Instituto Universitario <strong>de</strong> Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias, Departamento <strong>de</strong> Bioquímica y Biología Molecular,acultad <strong>de</strong> Medicina, Universidad Complutense.Enviar correspon<strong>de</strong>ncia a: J.A. Ramos Atance. Departamento <strong>de</strong> Bioquímica, Facultad <strong>de</strong> Medicina. Universidad Complutense,28040-Madrid Tel.: 91-3941454 Fax: 91-3941691 e-mail: jara@eucmax.sim.ucm.esResumenNumerosos estudios realizados en las dos últimasdécadas han <strong>de</strong>mostrado la existencia en el organismoanimal <strong>de</strong> un sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno,constituido por unos ligandos, los endocannabinoi<strong>de</strong>s.Se han <strong>de</strong>scrito dos tipos <strong>de</strong> receptores paracannabinoi<strong>de</strong>s: los <strong>de</strong>nominados CB 1 , localizados preferentementeen cerebro y los CB 2 que están localizadosen el sistema inmune. Los dos endocannabinoi<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los que más datos se dispone son laaraquidoniletanolamida o anandamida y el 2-araquidonilglicerol,habiéndose postulado su posible actuacióncomo neurotransmisores o neuromoduladores.La distribución cerebral <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>sy <strong>de</strong> los receptores CB 1 ha permitido conocer las funcionesfisiológicas en las que está involucrado estesistema. Participa, a través <strong>de</strong> modular la actividad <strong>de</strong>los neurotransmisores, en la regulación <strong>de</strong>l comportamientomotor y <strong>de</strong> la secreción <strong>de</strong> hormonas a<strong>de</strong>nohipofisarias,interacciona con la dopamina y con elGABA, mientras que, en el caso <strong>de</strong> la memoria y elaprendizaje, lo hace con el GABA y el glutamato. Ladopamina y los péptidos opioi<strong>de</strong>s podrían estar implicadosen la participación <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>sen el sistema <strong>de</strong> recompensa y en el control <strong>de</strong> lanocicepción. Por otro lado, la síntesis <strong>de</strong> anandamida,en condiciones <strong>de</strong> isquemia, podría jugar un papelprotector en las regiones cerebrales afectadas. Se havisto que este compuesto inhibe la captación mitocondrial<strong>de</strong> calcio y la liberación <strong>de</strong> glutamato, efectosámbos que contribuyen a la citotoxicidad cerebral.Palabras clave: Endocannabinoi<strong>de</strong>s, anandamida,receptores CB 1 y CB 2 , transducción <strong>de</strong> señales,neurotransmisores, cannabis.SummaryNumerous studies carried out in the last two <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>shave shown the existence in the animal organismof an endogenous cannabinoi<strong>de</strong> system comprisingcertain ligands, the endocannabinoi<strong>de</strong>s. Two types ofreceptors for cannabinoi<strong>de</strong>s have been <strong>de</strong>scribed,those known as CB1, located predominantly in thebrain, and the CB2 located in the immune system.The two endocannabinoi<strong>de</strong>s on which there is moreavailable data are the arachidonylethanolami<strong>de</strong> oranandami<strong>de</strong> and the 2-arachidonylglycerol, their possibleaction as neurotransmitters or neuromodulatorshaving been postulated.The cerebral distribution of the endocannabinoi<strong>de</strong>sand the CB1 receptors has led to knowledge of thephysiological functions that involve this system. It participatesby modulating the action of the neurotransmitters,in regulating motor behaviour and the secretionof a<strong>de</strong>nohypophysary hormones, interacts withdopamine and the GABA and, in the case of memoryand learning, it interacts with the GABA and the glutamate.The dopamine and the opioid pepti<strong>de</strong>s maybe implicated in the participation of the endocannabinoi<strong>de</strong>sin the drug reward system and in the controlof nociception. At the same time, the synthesis ofanandamine in ischemia may play a protective role inthe cerebral regions affected. It has been seen thatthis compound inhibits the mitochondrial uptake ofcalcium and the liberation of glutamate, both effectsthat contribute to cerebral cytoxicity.Key words: cannabis, endocannabinoids, anandami<strong>de</strong>,receptor, neurotransmitters, neuromodulators.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 59


1. INTRODUCCIÓN.El primer paso importante en el conocimiento<strong>de</strong> la actuación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>ssobre el cerebro se produjo en1964 cuando se <strong>de</strong>terminó la estructura <strong>de</strong>l∆ 9 - tetrahidrocannabinol (THC), principal responsable<strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s psicoactivas <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s (Gaoni y Mechoulam,1964). Este conocimiento fue completadopor la caracterización <strong>de</strong> los otros cannabinoi<strong>de</strong>sque en mayor proporción aparecían en laplanta. La búsqueda <strong>de</strong> compuestos concapacidad terapéutica condujo al <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s naturales.La síntesis <strong>de</strong> nuevas moléculas con característicasestructurales bien <strong>de</strong>finidas, contribuyoa la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong>actuación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.Una vez conocida la estructura <strong>de</strong>l THC,había que i<strong>de</strong>ntificar en que zonas <strong>de</strong>l cerebroactuaba para producir sus efectos y a través<strong>de</strong> que mecanismos se producían estosefectos. En el caso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s,esta segunda etapa comenzó con la caracterizaciónfarmacológica (Devane y cols., 1988)y mediante técnicas <strong>de</strong> biología molecular(Matsuda y cols., 1990) <strong>de</strong> un receptor cerebralpara cannabinoi<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>nominóCB 1 . A<strong>de</strong>más, su distribución cerebral podíaexplicar las propieda<strong>de</strong>s farmacológicas atribuidasa los cannabinoi<strong>de</strong>s.Posteriormente, se caracterizó un segundosubtipo <strong>de</strong>l receptor para cannabinoi<strong>de</strong>s<strong>de</strong>nominado CB 2 , que parece estar relacionadoprincipalmente con el sistema inmune(Munro y cols., 1993). El conocimiento <strong>de</strong> laestructura <strong>de</strong> ambos subtipos permitió eldiseño <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> agonistas y <strong>de</strong> antagonistasque sirvieron para conocer mejor elmecanismo <strong>de</strong> actuación <strong>de</strong> estos receptoresy las funciones en las que participaban loscannabinoi<strong>de</strong>s naturales.En 1992, se caracterizó el primer agonistaendógeno para este receptor, que recibió elnombre <strong>de</strong> anandamida (Devane y cols.,1992). Actualmente nos encontramos en laetapa <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar cuantos agonistas endógenoshay en el organismo, que propieda<strong>de</strong>stienen y como actúan sobre los receptores<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s ya caracterizados. Tambiénse está empezando a <strong>de</strong>scribir susinteracciones con sistemas <strong>de</strong> neurotransmisoresconcretos para así po<strong>de</strong>r conocer suparticipación en la funcionalidad <strong>de</strong>l cuerpohumano.2. MECANISMOS DE ACTUACIÓN DE LOSCANNABINOIDES.Dadas las propieda<strong>de</strong>s hidrófobas <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s, durante algún tiempo existióla i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que su actuación sobre el organismopodría estar relacionada con una interaccióncon los componentes lipídicos <strong>de</strong> lacélula. Los efectos podrían ser similares a losatribuidos en la década <strong>de</strong> los setenta a algunosanestésicos, como por ejemplo <strong>de</strong>sorganización<strong>de</strong> la fase lipídica con un aumento enla flui<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la membrana plasmática. Elmejor conocimiento <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> estoscompuestos <strong>de</strong>mostró posteriormente queeste tipo <strong>de</strong> actuación solo podía justificaruna pequeña parte <strong>de</strong> los efectos producidospor estos compuestos. El <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong>los receptores para cannabinoi<strong>de</strong>s permitiócomprobar que las acciones mejor conocidas<strong>de</strong>l THC sobre el organismo son mediadaspor alguno <strong>de</strong> los dos tipos <strong>de</strong> receptoresactualmente conocidos y que han sido <strong>de</strong>nominadosCB 1 y CB 2 .El receptor CB 1 fue caracterizado farmacologicamenteutilizando el cannabinoi<strong>de</strong> sintético(-)-CP-55.940. Este receptor media losefectos psicoactivos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s(Devane y cols., 1988). La clonación <strong>de</strong> sugen en corteza cerebral <strong>de</strong> rata, permitió lacaracterización <strong>de</strong> un polipéptido <strong>de</strong> 476 aminoácidos.Se trata <strong>de</strong> un miembro <strong>de</strong> lasuperfamilia <strong>de</strong> receptores acoplados a proteínasG que se inserta en la membrana plasmática,don<strong>de</strong> se une tanto al THC como alos cannabinoi<strong>de</strong>s endógenos (Matsuda ycols., 1990). Este receptor está presente a lolargo <strong>de</strong> toda la escala vertebrada, con un60Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


patrón <strong>de</strong> distribución que se ha conservadoa lo largo <strong>de</strong> la evolución. En humanos, sugen se encuentra en la región q14-q15 <strong>de</strong>lcromosoma 6, presentando una homología<strong>de</strong>l 97,3% con el <strong>de</strong> rata (Hoehe y cols.,1991).El receptor CB 1 ha sido localizado en variasregiones <strong>de</strong>l sistema nervioso central (hipocampo,corteza, ganglios basales, cerebelo,hipotálamo...), en terminales nerviosas periféricasy en los testículos (Herkenham ycols., 1991). Su abundancia en los gangliosbasales, cerebelo e hipocampo, explica losefectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre la actividadmotora y la memoria. Otros efectos,como los producidos sobre la regulación neuroendocrinay el control nociceptivo tienenque ver con receptores localizados en el hipotálamoy en el tallo cerebral y médula espinal,respectivamente.El receptor CB 2 , aislado <strong>de</strong> bazo <strong>de</strong> rata y<strong>de</strong> una línea leucémica humana (HL60), es unpolipéptido <strong>de</strong> 360 aminoácidos, que tambiénes miembro <strong>de</strong> la superfamilia <strong>de</strong> receptoresacoplados a proteínas G (Munro y cols.,1993). Ha sido localizado en células mieloi<strong>de</strong>s,macrófagos y monocitos <strong>de</strong> bazo, enzonas externas <strong>de</strong>l bazo y en otras zonas relacionadascon el sistema inmune. Algunosautores han indicado su presencia en neuronasy astrocitos (Skaper y cols., 1996a; Sagany cols., 1999). Este receptor podría participaren el mecanismo por el que los cannabinoi<strong>de</strong>sinteraccionan con el sistema inmune,produciendo el efecto inmunosupresor quelos caracteriza.No se excluye la existencia <strong>de</strong> otros subtipos<strong>de</strong> receptores para cannabinoi<strong>de</strong>s quepudieran explicar algunos <strong>de</strong> los efectos producidospor estos compuestos y para los quetodavía no se ha encontrado una explicacióna nivel molecular (Pertwee, 1999). Por otrolado, se ha aislado un ARNm para el receptorCB 1 , que parece proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l procesamientoalternativo <strong>de</strong> su transcrito primario. El receptorresultante contiene 61 aminoácidosmenos que el CB 1 y se ha <strong>de</strong>nominado CB 1 A(Shire y cols., 1995).Los receptores CB 1 y CB 2 poseen una afinidadmuy parecida por el THC y por el CP-55,940, mientras que el WIN-55,212-2 poseemayor afinidad por el CB 2 que por el CB 1 (Fel<strong>de</strong>ry Glass, 1998). El receptor CB 1 pue<strong>de</strong>modificar la actuación <strong>de</strong> los canales iónicospara calcio y para potasio, mientras que elCB 2 no parece po<strong>de</strong>r hacerlo (ver Tabla 1).Tabla 1. Características mas importantes <strong>de</strong> los receptores CB 1 y CB 2receptores CB 1 receptores CB 2Localización sistema nervioso central células <strong>de</strong>l sistema inmuneterminales nerviosos periféricostestículosLigandos endógenos araquidoniletanolamida (anandamida) 2-araquidonil-glicerolhomo-—linoleniletanolamida7,10,13,16-docosatatreniletanolamida2-araquidonil-glicerolOtros agonistas Cannabinoi<strong>de</strong>s tricíclicos y bicíclicos: similares al CB1 pero algunas diferencias∆ 9 -tetrahidrocannabinolen la relación estructura-actividadcannabinol, cannabidiolCP-55,940, <strong>de</strong>sacetil-levonantradolAminoalquilindoles:WIN-55,212Antagonistas SR141716 SR144528AM630AM251LY320135Mecanismo intracelular inhibición <strong>de</strong> a<strong>de</strong>nilato ciclasa inhibición <strong>de</strong> a<strong>de</strong>nilato ciclasainhibición <strong>de</strong> canales <strong>de</strong> Ca ++ tipo-Ninducción <strong>de</strong> genes <strong>de</strong> transcripción tempranainducción <strong>de</strong> genes <strong>de</strong> transcripción tempranaRamos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 61


Los receptores CB 1 aparecen en etapastempranas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo presentando en elcerebro <strong>de</strong> rata una distribución transitoria,que va variando durante el periodo <strong>de</strong> maduraciónhasta alcanzar el perfil clásico <strong>de</strong>l estadoadulto (Berren<strong>de</strong>ro y cols., 1998). La naturalezatransitoria <strong>de</strong> este fenómeno podríaestar relacionada con eventos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollocomo la proliferación y la migración celular, laelongación axonal y la sinaptogénesis (Fernán<strong>de</strong>z-Ruizy cols., 2000).En el cerebro adulto, diversas circunstanciasfisiológicas pue<strong>de</strong>n alterar la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong>estos receptores. Así, la exposición crónica acannabinoi<strong>de</strong>s produce un fenómeno <strong>de</strong> <strong>de</strong>sensibilización,lo que sugiere que la aparición<strong>de</strong> tolerancia para alguno <strong>de</strong> los efectos producidospor estos compuestos pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>bersea una disminución <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> receptoresCB 1 (Rodríguez y cols., 1994a; Romero ycols., 1997). El fenómeno <strong>de</strong> <strong>de</strong>sensibilizaciónno es igual en todo el cerebro, existiendoregiones particularmente sensibles al tratamientocrónico con cannabinoi<strong>de</strong>s, como elhipocampo, y regiones más resistentes,como el hipotálamo y algunas estructuras <strong>de</strong>los ganglios basales (Romero y cols., 1997).Los receptores CB 1 también son afectadospor la variación <strong>de</strong> las hormonas sexualesque se produce durante el ciclo ovárico(Rodríguez y cols., 1994b). Los glucocorticoi<strong>de</strong>stambién inhiben la expresión <strong>de</strong>l receptorCB 1 en cerebro <strong>de</strong> rata, lo que en situaciones<strong>de</strong> estrés podría conducir a una alteración <strong>de</strong>la funcionalidad cannabimimética (Mailleux yVan<strong>de</strong>rhaegen, 1993).La edad pue<strong>de</strong> influir en la expresión <strong>de</strong>los genes que codifican estos receptores asícomo sobre su funcionalidad. En el envejecimiento,se ha observado una disminucióntanto <strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong> ARNm para el receptorCB 1 como <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad y <strong>de</strong> la afinidad<strong>de</strong> este receptor por sus agonistas en elestriado <strong>de</strong> rata (Romero y cols., 1998). Es elenvejecimiento cerebral y no el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>la patología, el responsable <strong>de</strong> la disminuciónen el número <strong>de</strong> estos receptores en hipocampo,caudado, sustancia negra y globopálido, tal y como ha sido <strong>de</strong>scrito en estudiospostmortem realizados con pacientesafectados por la enfermedad <strong>de</strong> Alzheimer(Westlake y cols., 1994).La síntesis en 1994 <strong>de</strong> un antagonista parael receptor CB 1 y en 1998 para el CB 2 abrióuna nueva página en la investigación sobreestos receptores (ver Tabla 1). El SR141716Aantagoniza algunos efectos producidos porlos agonistas para el CB 1 , como la inhibición<strong>de</strong> la a<strong>de</strong>nilato ciclasa, la hipotermia, la inmovilida<strong>de</strong>n el test <strong>de</strong>l anillo o la antinocicepción(Rinaldi-Carmona y cols., 1994). ElSR144528 antagoniza diversos efectos producidospor el CP-55,940 sobre el receptorCB 2 , entre los que se encuentra la inhibición<strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> AMPc y la activación <strong>de</strong> laproteina-quinasa activada por mitógenos(MAPK) (Rinaldi-Carmona y cols., 1998).Los estudios realizados con estos antagonistashan contribuido a una mejor caracterizaciónfarmacológica <strong>de</strong>l correspondientereceptor y han servido para confirmar la participación<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s en <strong>de</strong>terminadasactivida<strong>de</strong>s cerebrales, cuando éstas sonsuprimidas tras la administración <strong>de</strong>l antagonista.El SR141716A, administrado tras un tratamientocrónico con alguno <strong>de</strong> los agonistas<strong>de</strong>l receptor CB 1 , da lugar a la aparición <strong>de</strong>ciertos síntomas <strong>de</strong> abstinencia (Tsou, Patricky Walker, 1995; Aceto y cols., 1995). Estostrabajos abrieron la puerta a estudios posterioressobre la caracterización <strong>de</strong> los mecanismos<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia física puestos <strong>de</strong>manifiesto tras su retirada y que serán tratadosen otro capitulo <strong>de</strong> este libro.Tanto el receptor CB 1 como el CB 2 estánacoplados a la a<strong>de</strong>nilato ciclasa por una proteínaGi, por lo que la actuación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>ssuele conducir a una disminución <strong>de</strong>los niveles <strong>de</strong> AMPc (Devane y cols., 1988).En algunos casos, se ha visto que los agonistasendógenos <strong>de</strong>l receptor <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sestimulan la formación <strong>de</strong> AMPc, posiblementeactivando proteínas Gs. La explicación <strong>de</strong>esta “paradoja” pue<strong>de</strong> radicar en la existencia<strong>de</strong> varios tipos diferentes <strong>de</strong> a<strong>de</strong>nilatociclasas. Se ha <strong>de</strong>scrito que los receptoresCB 1 y CB 2 inhiben la actividad <strong>de</strong> las a<strong>de</strong>nilatociclasas I, V, VI y VIII y estimulan las II, IV y VII62Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


(Rhee y cols., 1998). Las isoformas I y VIIIestán por todo el cerebro, lo que explicaría laactividad inhibidora <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s. Lasisoformas II y VII aparecen en estriado y la IIen globo pálido, lo que podría explicar algunos<strong>de</strong> los efectos activadores encontradosen ambas regiones (Maneuf y Brochie, 1997).En relación con el efecto inhibidor <strong>de</strong> laa<strong>de</strong>nilato ciclasa, dado que una <strong>de</strong> las funciones<strong>de</strong>l AMPc es activar algunas quinasas, lacaída <strong>de</strong> sus niveles disminuirá la fosforilación<strong>de</strong> los substratos <strong>de</strong> estas enzimas.Este es el caso <strong>de</strong> algunos canales <strong>de</strong> K + , enlos que la pérdida <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong> la proteínaquinasa<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> AMPc, conduce auna disminución <strong>de</strong> su fosforilación y produceun aumento <strong>de</strong> la conductancia (Deadwyler,Hampson y Chil<strong>de</strong>rs, 1995). Esto disminuyela <strong>de</strong>spolarización <strong>de</strong> la membrana y reducela liberación <strong>de</strong>l neurotransmisor presente enla terminal presináptica (Deadwyler, Hampsony Chil<strong>de</strong>rs 1995).Quinasas <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> AMPc tambiénparticipan en la modificación <strong>de</strong> la expresióngenética. En el caso <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>salgunos datos obtenidos en cerebro <strong>de</strong> rataindicaban su actuación sobre algunos factores<strong>de</strong> transcripción que regulan la expresión<strong>de</strong>l ARNm para <strong>de</strong>terminadas proteínas (c-Fos, Zip-268, c-Jun) (Mailleux y cols., 1994).Otros datos más recientes muestran en células<strong>de</strong> bazo y en timocitos que la disminución<strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong> AMPc producidos por laactuación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s inhibe launión al ADN <strong>de</strong> tres tipos <strong>de</strong> familias <strong>de</strong> factores<strong>de</strong> transcripción nucleares, CREB/ATF,AP-1 (fos-jun) y NF-kB/rel, los cuales estánimplicados en la regulación <strong>de</strong> varios genes,entre los que se encuentran los <strong>de</strong> algunascitoquinas (Kaminski, 1998).La reciente <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un efecto activador<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre las a<strong>de</strong>nilatociclasas tipo II, IV y VII sirve como justificación<strong>de</strong>l efecto activador <strong>de</strong>l CP-55,940 sobreel factor <strong>de</strong> transcripción CREB, lo que habíaentrado en colisión con la i<strong>de</strong>a previamenteaceptada <strong>de</strong> que la activación <strong>de</strong>l receptorCB 1 implicaba una inhibición <strong>de</strong> los factores<strong>de</strong> transcripción activados vía proteína quinasa-A(Calandra y cols., 1999). A<strong>de</strong>más, sepostula que la existencia <strong>de</strong> efectos activadorese inhibidores <strong>de</strong> la a<strong>de</strong>nilato ciclasa podríaser el ejemplo <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> acoplamientodual cuyo resultado final <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong>lbalance entre ambos tipos <strong>de</strong> estímulos.Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabinoi<strong>de</strong>s, la utilización por estos compuestos<strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong> transcripcióncelular pue<strong>de</strong> producir una modificación <strong>de</strong> laexpresión genética, que si persiste duranteun periodo prolongado <strong>de</strong> tiempo, pue<strong>de</strong> conducira una “cronificación” <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadasactivida<strong>de</strong>s metabólicas no existentes previamenteal consumo <strong>de</strong> estas sustancias.Los cannabinoi<strong>de</strong>s también actúan sobrelos canales <strong>de</strong> Ca ++ <strong>de</strong>l tipo N (Mackie y Hille,Figura 1. Mecanismo <strong>de</strong> actuación <strong>de</strong>l receptor CB 11992) y <strong>de</strong>l tipo P/Q (Twichell, Brown y Mackie,1997). El mecanismo <strong>de</strong> actuación pareceimplicar a los receptores CB 1 y es in<strong>de</strong>pendiente<strong>de</strong>l metabolismo <strong>de</strong>l AMPc. Elresultado es la inhibición <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong> cal-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 63


cio a la neurona, lo que origina en el terminalpresináptico una disminución <strong>de</strong> la liberación<strong>de</strong> neurotransmisores como la norepinefrina,el glutamato o la acetilcolina. El receptor CB 1pue<strong>de</strong> inactivarse por fosforilación. Se havisto que, cuando es fosforilado en su serina317 por la proteina-quinasa C, pier<strong>de</strong> su capacidad<strong>de</strong> activar los canales <strong>de</strong> K + y <strong>de</strong> inhibirlos <strong>de</strong> Ca ++ (García y cols., 1998). Este mecanismo<strong>de</strong> fosforilación podría ser utilizado porlas neuronas para revertir la inhibición producidapor los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre la liberación<strong>de</strong> neurotransmisores.Los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n activar la fosfolipasaA 2 , cuya actuación conduce a la liberación<strong>de</strong> ácido araquidónico. Este ácido grasopue<strong>de</strong> ser utilizado para la formación <strong>de</strong> diversoseicosanoi<strong>de</strong>s, como las prostaglandinas ylos leucotrienos. Los eicosanoi<strong>de</strong>s son sustanciasque producen diversos efectos sobrela función cerebral. Entre ellos se encuentra,la alteración en la percepción <strong>de</strong>l tiempo, elaumento <strong>de</strong>l ritmo cardíaco y el “high” subjetivoque aparece en humanos tras el consumo<strong>de</strong> cannabis (Pérez-Reyes y cols., 1991). Uno<strong>de</strong> los mecanismos implicados en la activación<strong>de</strong> la fosfolipasa A 2 está relacionado conun aumento <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nominadavía <strong>de</strong> las MAP quinasas (MAPKs) (Wartmanny cols., 1995). Estas proteínas son activadaspor mitógenos y producen la fosforilación <strong>de</strong>diversos substratos biológicos. Los cannabinoi<strong>de</strong>sactivan las MAPKs por un mecanismoque requiere la actuación <strong>de</strong>l receptor CB 1 ,pero que es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la a<strong>de</strong>nilatociclasa. Algunos mitógenos, como la insulinay el factor <strong>de</strong> crecimiento similar a insulina I,participan en esta vía, dado que el SR144528inhibe la activación <strong>de</strong> las MAPKs producidapor estos factores (Bouaboula y cols., 1997).No se ha aclarado todavía como se produce laconexión entre el receptor CB 1 y las MAPKs,aunque se ha indicado que la actuación <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s sobre su receptor podría implicarla hidrólisis <strong>de</strong> esfingomielinas. La ceramidaproducida en esta reacción podría activar lavía <strong>de</strong> las MAPKs mediante la estimulación <strong>de</strong>las Raf-1 (Guzmán y Sánchez, 1999).También el receptor CB 2 utiliza la vía <strong>de</strong> lasMAPKs, aunque para ello parece ser necesariatambién la activación <strong>de</strong> la proteína-quinasaC (Bouaboula y cols., 1996). Se ha <strong>de</strong>scritoque los cannabinoi<strong>de</strong>s producen, a través <strong>de</strong>esta vía, un aumento <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong>l genrelacionado con el crecimiento Krox-24. Esteefecto se produce tanto con el receptor CB 1(Bouaboula y cols., 1995) como con el CB 2(Bouaboula y cols., 1996).El que la activación <strong>de</strong> la vía <strong>de</strong> las MAPKspor el receptor CB 2 requiera <strong>de</strong> la activación<strong>de</strong> la proteína-quinasa C, pue<strong>de</strong> estar relacionadocon la participación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sen la movilización <strong>de</strong>l Ca ++ intracelular. Suactuación, vía una proteína GP, activa la fosfolipasaC. Esta enzima produce IP3, que conducea la liberación <strong>de</strong> Ca ++ <strong>de</strong>l retículo endoplásmico,y diacilglicerol, que activa laproteína-quinasa C. Los cannabinoi<strong>de</strong>s activanesta última proteína por un mecanismoque podría alterar la disposición normal <strong>de</strong> loslípidos <strong>de</strong> la membrana celular. El THC facilitaríala inserción <strong>de</strong> la enzima en el dominiohidrófobo <strong>de</strong> la membrana al disminuir la cantidad<strong>de</strong> Ca ++ necesario para promover suasociación con ésta (Hillard y Aucharmpach,1994).3. LIGANDOS ENDÓGENOS DEL RECEP-TOR DE CANNABINOIDES.La existencia <strong>de</strong> receptores para cannabinoi<strong>de</strong>sen el organismo humano hacía sospecharla existencia <strong>de</strong> algún compuesto endógenoque pudiera actuar sobre ellos. Lasinvestigaciones realizadas sobre el tema dieronsu fruto en 1992, año en que se publicó lacaracterización, a partir <strong>de</strong> cerebro <strong>de</strong> cerdo,<strong>de</strong>l primer cannabinoi<strong>de</strong> endógeno conocido,al que se dio el nombre <strong>de</strong> anandamida. Estecompuesto está formado por ácido araquidónicounido por un enlace amida a etanolamina(Devane y cols., 1992).La anandamida ha sido i<strong>de</strong>ntificada encerebro y en tejidos periféricos humanos y<strong>de</strong> rata. En ambas especies se ha <strong>de</strong>tectado64Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


en hipocampo, estriado y cerebelo, regionesricas en receptores CB 1 , así como en tálamo,don<strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong> este receptor esmucho más baja. También esta presente enbazo, don<strong>de</strong> hay altos niveles <strong>de</strong>l receptorCB 2 . Hay pequeñas cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> anandamidaen corazón humano y en piel <strong>de</strong> rata yaparece en trazas en suero, plasma y líquidocefalorraquí<strong>de</strong>o humanos (Fel<strong>de</strong>r y Glass,1998). La anandamida aumenta su concentracióna lo largo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo en el cerebro <strong>de</strong>rata (Berren<strong>de</strong>ro y cols., 1999).Figura 2. Cannabinoi<strong>de</strong>s endógenos yestructuras relacionadas.Posteriormente, se caracterizaron otroscannabinoi<strong>de</strong>s endógenos. Dos <strong>de</strong> ellos, lahomo-—linoleiletanolamida y la 7,10,13,16docosatetraeniletanolamida, también contienenetanolamina unida a los ácidos grasosinsaturados homo-—linoleico y 7,10,13,16docosatetraenoico, respectivamente (Hanus ycols., 1993). El tercero, el 2-araquidonilglicerol,está formado por ácido araquidónico unido porun enlace ester a glicerol. El 2-araquidonilglicerolfue aislado inicialmente en intestino <strong>de</strong>perro y posteriormente en bazo y páncreas, loque hizo pensar que se trataba <strong>de</strong> un ligandoperiférico (Mechoulam y cols., 1995; Martin ycols., 1999). Más tar<strong>de</strong> fue i<strong>de</strong>ntificado encerebro, don<strong>de</strong> está presente a concentracionesbastante más altas que las <strong>de</strong> anandamida(Sugiura y cols., 1995). Su distribución encerebro adulto presenta las máximas concentracionesen tronco cerebral, estriado e hipocampoy las más bajas en corteza, diencéfaloy cerebelo (Bisogno y cols., 1999).Como pue<strong>de</strong> verse en la tabla 2, los endocannabinoi<strong>de</strong>sno siempre presentan elmismo patrón <strong>de</strong> distribución en el cerebroque los receptores CB 1 (Bisogno y cols.,1999). Existen regiones como la médula espinaly el tallo cerebral, don<strong>de</strong> hay niveles relativamentealtos <strong>de</strong> endocannabinoi<strong>de</strong>s perocon una baja <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> receptores CB 1 , oel cerebelo, don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> receptoreses alta pero los niveles <strong>de</strong> endocannabinoi<strong>de</strong>sbajos. Estas diferencias podrían estarrelacionadas con la existencia <strong>de</strong> algún endocannabinoi<strong>de</strong>todavía no caracterizado o condiferencias en la eficacia <strong>de</strong> la activación <strong>de</strong>los receptores según regiones, como ha sido,por ejemplo, indicado para el hipotálamo(Breivogel y cols., 1997).Estos cuatro endocannabinoi<strong>de</strong>s producenen ratón los mismos efectos que el THC: antinocicepción,inmovilidad (e incluso catalepsia),reducción <strong>de</strong> la actividad espontánea ehipotermia. Sin embargo, la intensidad esinferior a la producida por el THC, lo que indicaque podrían actuar como agonistas parciales<strong>de</strong>l receptor.Previamente al aislamiento <strong>de</strong> la anandamidaya se disponía <strong>de</strong> información sobre la presenciaen animales superiores <strong>de</strong> otras amidascon estructuras parecidas. Este era elcaso <strong>de</strong> la palmitoiletanolamida, formada porla unión <strong>de</strong>l ácido palmítico con etanolamina,cuya presencia fue <strong>de</strong>scrita en cerebro, hígadoy músculo esquelético <strong>de</strong> ratas en ayunas(Bachur y cols., 1995). Posteriormente, se havisto su relación con la inflamación y con laactividad <strong>de</strong>l sistema inmune (Facci y cols,1995), con la analgesia (Calignano y cols.,1998) y con la neuroprotección (Skaper ycols., 1996b). Dado que esta amida saturadano parece tener una afinidad apreciable por elreceptor CB 1 ni por el CB 2 se la ha relacionadocon otro tipo <strong>de</strong> receptor aún no conocido(Calignano y cols., 1998).Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 65


Tabla 2. Localización <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> los receptores CB 1en diversas regiones cerebrales.Región cerebral Anandamida 2-araquidonil-glicerol receptores CB 1Médula espinal +++ ++++ ++Tallo cerebral ++++ +++++ ++Mesencéfalo ++ ++ ++Cerebelo + ++ +++++Diencéfalo + + +++Hipocampo +++ +++++ ++++Núcleos límbicos ++ ++++ ++Cuerpo estriado +++ ++++ ++++Corteza cerebral + ++ ++anandamida (pmoles/g tejido): + (80)2-AG (nmoles/g tejido): + (12)receptor CB1 (fmol/mg tejido): + (1000)Otras amidas presentes en animales superioresy en humanos son amidas primariasformadas por un ácido graso insaturado yamoniaco. Una <strong>de</strong> ellas es la erucamida (13-cis-docosenamida), que fue aislada <strong>de</strong> mesenteriobovino. Este compuesto, en el queel ácido graso es el 13-cisdocosenoico, parecetener propieda<strong>de</strong>s angiogénicas (Wakamatsuy cols., 1990). Otra es la oleamida, enla que el ácido graso es el ácido oleico. Estaamida aparece en líquido cefalorraquí<strong>de</strong>o <strong>de</strong>gatos, ratas y humanos. Actúa potenciando laacción <strong>de</strong> la serotonina sobre sus receptores5HT 2A y 5HT 1C , lo que produce en ratas alguna<strong>de</strong> las características <strong>de</strong>l sueño como enlentecimientomotor, cierre <strong>de</strong> los ojos,comportamiento sedado y una respuestapeculiar a diversos estímulos auditivos (Cravaty cols., 1996). La oleamida podría formarparte <strong>de</strong> un sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógenorelacionado con la regulación <strong>de</strong>l ciclo“sueño-vigilia”. Se sabe que la intoxicacióncon marihuana produce modorra y somnolencia.También se ha visto que el SR141716Aaumenta el tiempo que se permanece <strong>de</strong>spiertoa costa tanto <strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong> “ondalenta” como <strong>de</strong>l <strong>de</strong> “movimiento rápido <strong>de</strong>ojos”. La observación <strong>de</strong> que la oleamida inhibela anandamida hidrolasa sería un dato afavor <strong>de</strong> esta hipótesis, dado que se prolongaríala actuación <strong>de</strong> la anandamida.4. MECANISMOS DE ACTUACIÓN DE LOSENDOCANNABINOIDES.La unión <strong>de</strong> la anandamida a los receptoresCB 1 o CB 2 inhibe la formación <strong>de</strong> AMPc yactiva la vía <strong>de</strong> transducción <strong>de</strong> señales <strong>de</strong>las MAPKs. Unicamente su unión al receptorCB 1 inhibe los canales <strong>de</strong> Ca ++ tipo N (Pertwee,1997). También se ha indicado que launión <strong>de</strong> la anandamida al receptor <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sestá acoplada a la liberación <strong>de</strong>óxido nítrico en el sistema nervioso central<strong>de</strong> invertebrados y en las células <strong>de</strong>l sistemainmune <strong>de</strong> invertebrados y <strong>de</strong> humanos (Stefano,Liu y Goligorsky, 1996).La anandamida, al igual que ocurría con elTHC, estimula la liberación intracelular <strong>de</strong>ácido araquidónico a través <strong>de</strong> mecanismosque implican un aumento <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> lasMAPKs y <strong>de</strong> la fosforilación <strong>de</strong> una fosfolipasaA2 citoplasmática (Wartmann y cols., 1995).Se ha visto que la anandamida aumenta enhipocampo y en cerebro anterior <strong>de</strong> rata la fosforilación<strong>de</strong> la quinasa <strong>de</strong> adhesión focalpp125 (FAK+) (Derkin<strong>de</strong>ren y cols., 1996). Estaproteína está presente en los conos <strong>de</strong> crecimiento<strong>de</strong> neuronas jóvenes por lo que podríaejercer efectos neurotróficos. También estarelacionada con la interacción entre las integrinasy el citoesqueleto asociado a actina, lo quepodría implicar a la anandamida en la modifica-66Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


ción <strong>de</strong> la plasticidad sináptica. También se hapostulado un posible papel <strong>de</strong> la anandamidacomo factor <strong>de</strong> crecimiento en las célulashematopoyéticas, en las que actuaría sinérgicamentecon IL3 (interleukina 3), GM-CSF (factorestimulante <strong>de</strong> colonias granulocitosmacrófagos),G-CSF (factor estimulante <strong>de</strong>colonias <strong>de</strong> granulocitos) y Epo (eritropoyetina)(Valk y cols., 1997).La exposición crónica a anandamida produce,igual que ocurría con los cannabinoi<strong>de</strong>s, la<strong>de</strong>sensibilización <strong>de</strong>l receptor CB 1 . Se ha <strong>de</strong>scritola aparición <strong>de</strong> tolerancia para alguno <strong>de</strong>los efectos producidos por esta amida, quepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>berse a una disminución <strong>de</strong>l número<strong>de</strong> receptores CB 1 (Romero y cols., 1995).El 2-araquidonilglicerol se une a los receptoresCB 1 y CB 2 inhibiendo la actividad <strong>de</strong> laa<strong>de</strong>nilato ciclasa. Durante su caracterización,se i<strong>de</strong>ntificaron otros dos monoacilgliceroles,el 2-palmitoilglicerol y el 2-linoleilglicerol, ninguno<strong>de</strong> los cuales presenta afinidad por losreceptores CB 1 o CB 2 , ni actividad cannabimimética.Sin embargo, ambos compuestospotencian algunos efectos producidos por el2-araquidonilglicerol, como la inhibición <strong>de</strong> laa<strong>de</strong>nilato ciclasa, la inhibición <strong>de</strong>l comportamientomotor, la inmovilidad y la hipotermia(Ben-Shabat y cols., 1998). Esta activaciónpodría <strong>de</strong>berse a su capacidad <strong>de</strong> inhibir lahidrolasa que <strong>de</strong>grada el 2-araquidonilglicerol,lo que prolongaría la permanencia <strong>de</strong> estecompuesto en el organismo.En cuanto a las posibles funciones <strong>de</strong>l 2-araquidonilglicerolen el organismo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>los efectos sobre el comportamiento motor yla regulación <strong>de</strong> la temperatura corporal, inhibela potenciación a largo plazo en hipocampo <strong>de</strong>rata (Stella, Schweitzer y Piomelli, 1997). Tambiénparece participar en las respuestas proliferativas<strong>de</strong> los linfocitos T a los mitógenos B yT (Lee, Yang y Kaminski, 1995).5. SÍNTESIS Y DEGRADACIÓN DE LOS EN-DOCANNABINOIDES.Se ha <strong>de</strong>scrito recientemente como se producela síntesis <strong>de</strong>l 2-araquidonilglicerol en lasneuronas <strong>de</strong> la corteza cerebral, mediante unmecanismo activado por la entrada <strong>de</strong> Ca ++ ala neurona. Una diacilglicerol lipasa o la fosfolipasaC actúan sobre diacilglicerol, liberandouna molécula <strong>de</strong> ácido graso <strong>de</strong> la posición sn1 <strong>de</strong>l glicerol. La enzima se activa al <strong>de</strong>spolarizarsela membrana, vía canales <strong>de</strong> Ca ++<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> voltaje. Una vez cumplida sufunción, el compuesto es <strong>de</strong>gradado a ácidoaraquidónico y glicerol por una monoacilglicerollipasa cuya presencia en los tejidos cerebralesse conoce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo (Stella,Schweitzer y Piomelli, 1997).El diacilglicerol pue<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<strong>de</strong>gradación <strong>de</strong> los fosfolípidos <strong>de</strong> membrana,tras la actuación <strong>de</strong> una fosfolipasa C. Lasíntesis <strong>de</strong>l 2-araquidonilglicerol tambiénpue<strong>de</strong> estar asociada a otros procesos metabólicoscomo por ejemplo la síntesis <strong>de</strong> novo<strong>de</strong> diacilglicerol o la remo<strong>de</strong>lación <strong>de</strong> los fosfolípidos.El mecanismo más probable para la síntesis<strong>de</strong> la anandamida es el inicialmente <strong>de</strong>scritoen estriado y corteza <strong>de</strong> rata (Di Marzo ycols., 1994). La anandamida se sintetiza ylibera tras la entrada <strong>de</strong> Ca ++ al interior <strong>de</strong> laneurona. La síntesis <strong>de</strong> anandamida y <strong>de</strong>otras N-aciletanolaminas (NAEs) se producemediante la hidrólisis <strong>de</strong> un precursor fosfolipídicopresente en la membrana celular, la N-acil-fosfatidiletanolamina (NAPE), que pue<strong>de</strong>estar N-acilada por diferentes ácidos grasos:araquidónico, g-linolénico, linoleico, oleico,palmítico o esteárico. La acción <strong>de</strong> la fosfolipasaD, libera ácido fosfatídico y los correspondientestipos <strong>de</strong> NAEs. El que se formeny liberen unas u otras <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l ácidograso que forma parte <strong>de</strong> la NAPE presenteen la célula estimulada.Respecto <strong>de</strong> la síntesis <strong>de</strong> este precursor,recientemente se ha caracterizado en cortezacerebral <strong>de</strong> rata una N-aciltransferasa (NAT),<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> Ca ++ que produce NAPEmediante la transferencia <strong>de</strong> un grupo aciloproce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> una fosfatidilcolina al grupoamino <strong>de</strong> la fosfatidiletanolamina. La reacciónes estimulada por la actividad neuronal queconduce a la <strong>de</strong>spolarización <strong>de</strong> la membrana.Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 67


Figura 3. Mecanismos <strong>de</strong> síntesis y <strong>de</strong>gradación<strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>s.Una vez cumplida su función, la anandamidao las otras NAEs son captadas selectivamentetanto por neuronas como por célulasgliales, don<strong>de</strong> son <strong>de</strong>gradadas a etanolaminay el correspondiente ácido graso. Este proceso<strong>de</strong> captación es mediado por un transportadorespecífico (Beltramo y cols., 1997). Elácido araquidónico y parte <strong>de</strong> la etanolaminase suelen reincorporar a los fosfolípidos <strong>de</strong>membrana. La amidohidrolasa <strong>de</strong> ácidos grasos(FAAH) parece ser la enzima responsable<strong>de</strong> la hidrólisis <strong>de</strong> las NAEs. Su distribuciónen cerebro <strong>de</strong> rata es bastante parecida a la<strong>de</strong>l receptor CB 1 . La FAAH ha sido purificada,clonada y secuenciada (Cravatt y cols., 1996).Su activación en cerebro humano podríaestar acoplada a la <strong>de</strong>l transportador <strong>de</strong> anandamida.La unión <strong>de</strong> la anandamida al receptorCB 1 activaría la producción <strong>de</strong> óxido nítrico.Este compuesto podría activar eltransportador <strong>de</strong> anandamida, lo que aumentaríala presencia <strong>de</strong> sustrato para la FAAH(Maccarrone y cols., 1998). La anandamidatambién pue<strong>de</strong> ser metabolizada por el citocromoP-450, mediante un metabolismoFigura 4. Posible mecanismo <strong>de</strong> liberación y recaptación<strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>ssecuencial que origina productos mono- ydihidroxilados así como epóxidos (Bornheim ycols., 1995).La existencia <strong>de</strong> NAPEs en la membranacelular había sido indicada anteriormente endiversos tipos <strong>de</strong> células y en diferentes circunstanciasmetabólicas. Así, en áreas infartadas<strong>de</strong> miocardio y en cerebro <strong>de</strong> perro encondiciones isquémicas, se producen N-palmitoily N-esteariletanolamina. Se postulaque el exceso <strong>de</strong> calcio, producido en estassituaciones, activaría la síntesis <strong>de</strong> NAEs.Estos compuestos inhibirían la captaciónmitocondrial <strong>de</strong> calcio y su acción sobre eltransporte <strong>de</strong> electrones, lo que sería beneficiosopara el tejido isquémico. La biosíntesis,inducida por la lesión, serviría para la protección<strong>de</strong>l tejido en condiciones patológicas(Schmid, Schmid y Natarajan, 1990).La síntesis <strong>de</strong> NAPEs y <strong>de</strong> NAEs pue<strong>de</strong>estar relacionada con la citotoxicidad cerebralinducida por un exceso <strong>de</strong> ácido glutámico,cuya actuación sobre los receptores NMDAproduce la entrada <strong>de</strong> calcio a la neurona. Alser la N-acil transferasa y la fosfolipasa D dos68Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


enzimas <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> calcio, el aumento<strong>de</strong> su actividad elevaría la concentración <strong>de</strong>NAPEs y <strong>de</strong> NAEs (Hansen y cols., 1997). Enrelación con esta hipótesis, se ha visto que laliberación <strong>de</strong> ácido glutámico es inhibida enneuronas hipocampales <strong>de</strong> rata por la anandamida,vía receptor CB 1 , al impedir la entrada<strong>de</strong> Ca ++ en la terminal nerviosa (Shen ycols., 1996).Cuando se estudia si los endocannabinoi<strong>de</strong>sse comportan como neurotransmisoresse observa que la concentración <strong>de</strong> anandamidaen cerebro es bastante más baja que la<strong>de</strong> los neurotransmisores clásicos. En cambiola liberación es parecida, al ser estimuladaen ambos casos por la <strong>de</strong>spolarización <strong>de</strong> lamembrana y la entrada <strong>de</strong> calcio al interior <strong>de</strong>la neurona. Sin embargo, existen diferenciasen su almacenamiento, dado que los endocannabinoi<strong>de</strong>sno han sido localizados envesículas, quizás <strong>de</strong>bido a su naturalezahidrófoba. Su almacenamiento se produciríaen forma <strong>de</strong> un precursor (fosfolípidos <strong>de</strong>membrana) que se acila e hidroliza posteriormente.La síntesis <strong>de</strong>l compuesto se producirácuando sea necesaria su actuación.Las NAEs, entre las que se encuentra laanandamida, podrían ser liberadas al espaciointersináptico, por un mecanismo <strong>de</strong> difusiónfacilitada bidireccional, realizado a favor <strong>de</strong>gradiente (Hillard y cols., 1997). Es curiosoque entre los diferentes tipos <strong>de</strong> NAEs la quecontiene ácido araquidónico es una <strong>de</strong> lasque aparecen en cantida<strong>de</strong>s más bajas. Nose conoce aún el posible significado biológico<strong>de</strong> este hecho.Los endocannabinoi<strong>de</strong>s podrían ser otrotipo <strong>de</strong> intermediario metabólico lipídico, quecomo los eicosanoi<strong>de</strong>s y el factor activador <strong>de</strong>plaquetas se sintetizan por la hidrólisis <strong>de</strong> unfosfolípido, actuando cerca <strong>de</strong>l sitio <strong>de</strong> producción,don<strong>de</strong> también se <strong>de</strong>gradan rápidamente.Su solubilidad en lípidos les permitiríadifundir libremente a través <strong>de</strong> las membranasy actuar como moduladores <strong>de</strong> diversasactivida<strong>de</strong>s biológicas (Fel<strong>de</strong>r y Glass, 1998).Algunos datos apuntan a que la anandamidapodría ser un mero transportador <strong>de</strong> ácido araquidónico.Este tipo <strong>de</strong> actuación ha sido <strong>de</strong>scritoen hepatocitos, don<strong>de</strong> el ácido araquidónico,una vez <strong>de</strong>gradada la anandamida que locontiene, activa la producción <strong>de</strong> cuerposcetónicos (Guzmán y cols., 1995).6. CANNABINOIDES Y ACTIVIDAD DE DI-VERSOS NEUROTRANSMISORES.La localización cerebral <strong>de</strong> los elementos<strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno (endocannabinoi<strong>de</strong>sy sus receptores) ha permitidoconocer las funciones endógenas <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>sasí como explicar los efectosque producen los cannabinoi<strong>de</strong>s presentes enla Cannabis sativa. En la Tabla 3, aparecen algunos<strong>de</strong> los procesos cerebrales en los queestán implicados los endocannabinoi<strong>de</strong>s. Suparticipación en estas funciones tiene que vercon su capacidad <strong>de</strong> modular la actividad <strong>de</strong>ciertos neurotransmisores clásicos que sonclave en estos procesos. Lógicamente, estosneurotransmisores serían también dianas farmacológicas<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s presentesen la marihuana o el hachís. Por lo tanto, parapo<strong>de</strong>r conocer las funciones normales queeste sistema <strong>de</strong>sarrolla en el cerebro esimportante saber con que neurotransmisoresinteracciona el sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógenoy en que regiones se produce dicha interacción.Se ha propuesto que los endocannabinoi<strong>de</strong>spodrían funcionar como neuromoduladoresque servirían para reducir la liberación<strong>de</strong> ciertos neurotransmisores durante periodos<strong>de</strong> estimulación intensa. La actuación<strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>s sobre receptorespresinápticos CB 1 reduciría la actividad neuronala través <strong>de</strong> la inhibición <strong>de</strong> canales <strong>de</strong>Ca ++ sensibles a voltaje, cuya apertura esnecesaria para producir la liberación <strong>de</strong> neurotransmisor(Herkenham y cols, 1991b).Alternativamente, la activación <strong>de</strong> los receptoresCB 1 podría incrementar la entrada <strong>de</strong> K + ,lo que reducía la intensidad <strong>de</strong> eventuales<strong>de</strong>spolarizaciones, la generación <strong>de</strong> potenciales<strong>de</strong> acción y, en <strong>de</strong>finitiva, la propagación<strong>de</strong>l impulso nervioso. Entre los neurotransmi-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 69


Tabla 3. Procesos cerebrales en los que se ha propuesto una función para losendocannabinoi<strong>de</strong>s a través <strong>de</strong> sus receptores <strong>de</strong> membrana.Proceso cerebralcontrol <strong>de</strong> la actividad motoracontrol <strong>de</strong>l dolormemoria y aprendizajemotivación y emocionalidadregulación neuroendocrinaprocesos neurovegetativos<strong>de</strong>sarrollo cerebralFunción atribuida a los endocannabinoi<strong>de</strong>slos cannabinoi<strong>de</strong>s producen inhibición motora e incluso catalepsia.los cannabinoi<strong>de</strong>s tienen efectos analgésicos.los cannabinoi<strong>de</strong>s producen alteraciones <strong>de</strong> la memoria a corto plazo.los cannabinoi<strong>de</strong>s alteran los procesos cognitivos.los cannabinoi<strong>de</strong>s modifican la secreción <strong>de</strong> hormonas a<strong>de</strong>nohipofisarias.los cannabinoi<strong>de</strong>s actuan, entre otros, a nivel <strong>de</strong> los centros nerviososreguladores <strong>de</strong> la emesis, <strong>de</strong> la temperatura y <strong>de</strong>l apetito.los cannabinoi<strong>de</strong>s, actuando como factores epigenéticos, podrían tenerefectos sobre la proliferación <strong>de</strong> neuronas y/o células gliales, sobre la migracióny elongación axonal, sobre la sinaptogénesis y/o sobre la mielinogénesis.sores que interaccionan con los cannabinoi<strong>de</strong>sse encuentran:(i) dopamina (DA) y otras monoaminas (5HT,NE), que tiene que ver con el control <strong>de</strong> laactividad motora, el control <strong>de</strong> la secreción<strong>de</strong> hormonas a<strong>de</strong>nohipofisarias y con larecompensa cerebral;(ii) aminoácidos neurotransmisores, relacionadoscon el control <strong>de</strong> la actividad motora y<strong>de</strong> la secreción <strong>de</strong> hormonas a<strong>de</strong>nohipofisarias(GABA), y con la memoria y elaprendizaje (GABA y glutamato);(iii)péptidos opioi<strong>de</strong>s, implicados en el control<strong>de</strong> la nocicepción y con el refuerzo.6.1. Aminas biógenasEntre los neurotransmisores afectados porel consumo <strong>de</strong> marihuana en humanos o porla actividad <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>s seencuentran la DA y la serotonina (5HT), cuyoscuerpos celulares se localizan en la formaciónreticular <strong>de</strong>l cerebro medio y <strong>de</strong>l tallo cerebral.Estas neuronas inervan estructuras <strong>de</strong>lcerebro anterior compuestas por neuronasefectoras que se encargan <strong>de</strong> llevar a cabolos procesos <strong>de</strong> integración y ejecución <strong>de</strong>las respuestas comportamentales. Ambosneurotransmisores son afectados por los cannabinoi<strong>de</strong>shasta el punto que se piensa quealteraciones <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> estas neuronas,sobre todo dopaminérgicas, <strong>de</strong>l cerebromedio, pue<strong>de</strong>n subyacer en los efectosmotores, euforizantes y emocionales observadostras la exposición a la marihuana.6.1.1. DopaminaLos cannabinoi<strong>de</strong>s actúan sobre las neuronasdopaminérgicas mesocorticolímbicas(Gardner, 1992), que constituyen el principalcomponente <strong>de</strong>l circuito <strong>de</strong> recompensa ysobre las neuronas dopaminérgicas nigroestriatalesy tuberoinfundibulares para producirinhibición motora y cambios <strong>de</strong> la secreción<strong>de</strong> hormonas a<strong>de</strong>nohipofisarias, respectivamente.Sin embargo, los receptores CB 1 nose encuentran localizados en las neuronasdopaminérgicas, sino en neuronas vecinas(normalmente GABAérgicas) (Herkenham ycols., 1991b). La existencia <strong>de</strong> una relaciónfuncional entre ellas explicaría los cambiosque se producen en la actividad dopaminérgicatras la activación <strong>de</strong> los receptores CB 1 .Sin embargo, durante el <strong>de</strong>sarrollo cerebral,los receptores CB 1 podrían expresarse <strong>de</strong>forma transitoria en neuronas dopaminérgicas(Hernán<strong>de</strong>z y cols., 1999), con una fun-70Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


ción específica en procesos relacionados conel <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l cerebro (Berren<strong>de</strong>ro y cols.,1998).Aunque se ha <strong>de</strong>scrito la presencia <strong>de</strong>endocannabinoi<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> receptores CB 1 enlas áreas límbicas, no se conoce que papeljuegan en la funcionalidad <strong>de</strong> las neuronasdopaminérgicas mesocorticolímbicas (Herkenhamy cols., 1991a; Bisogno y cols., 1999;ver Tabla 3). Los efectos euforizantes, motivacionalesy cognitivos producidos por el ∆ 9 -THC parecen estar relacionados con una activación<strong>de</strong> estas neuronas. El ∆ 9 -THC es capaz<strong>de</strong> potenciar la recompensa por estimulacióncerebral en ratas (Gardner, 1992), incrementandola excitabilidad <strong>de</strong> las neuronas dopaminérgicasmesocorticolímbicas (French ycols., 1997), los contenidos <strong>de</strong> DA y susmetabolitos y la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> los receptoresdopaminérgicos D 1 en varias estructuras límbicas(Navarro y cols., 1993) y la liberación <strong>de</strong>DA, medida mediante microdiálisis in vivo, enel núcleo accumbens (Chen y cols., 1990).En relación con las neuronas dopaminérgicasniogroestriatales, tanto los cannabinoi<strong>de</strong>snaturales o sintéticos, como los endocannabinoi<strong>de</strong>s,inhiben la actividad motora, lo quecoinci<strong>de</strong> con la alta <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> receptoresCB 1 (Herkenham y cols., 1991a y 1991b), ylos niveles altos <strong>de</strong> anandamida y 2-araquidonilglicerol(Bisogno y cols., 1999; ver Tabla 3)en los ganglios basales y en el cerebelo. Enratones, se ha observado reducción <strong>de</strong> laactividad espontánea y estereotipada, asícomo producción <strong>de</strong> catalepsia (Wickens yPertwee, 1993). En ratas, se ha visto disminución<strong>de</strong> la actividad ambulatoria espontánea,atenuación <strong>de</strong> la actividad estereotipadaespontánea o inducida e incremento <strong>de</strong> lainactividad (Romero y cols., 1995a, 1996a).No obstante, se han observado diferenciasen la magnitud y duración <strong>de</strong> los efectosentre los cannabinoi<strong>de</strong>s clásicos, como el ∆ 9 -THC, y los endocannabinoi<strong>de</strong>s, como la anandamida(Romero y cols., 1995b), que pue<strong>de</strong>nser atribuibles a sus diferencias en potenciafarmacológica y estabilidad metabólica.Los cambios observados en la actividaddopaminérgica nigroestriatal van en paralelo aFigura 5. Efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobrela recaptación <strong>de</strong> GABA.los cambios a nivel motor (Tabla 4). Así, lainhibición motora causada por la administración<strong>de</strong> anandamida se correspon<strong>de</strong> con un<strong>de</strong>scenso en la actividad <strong>de</strong> la tirosina hidroxilasa(TH) en estriado. Sin embargo, la disminución<strong>de</strong> la actividad dopaminérgica nuncafué tan marcada como podía esperarse <strong>de</strong> lanotable <strong>de</strong>presión motora producida (Romeroy cols., 1995a y 1995b). Esto pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>bersea que las neuronas dopaminérgicas nigroestriatalesno poseen receptores CB 1 , los cualesse localizan presinápticamente en los terminales<strong>de</strong> las neuronas estriato-eferentesque contienen GABA (Herkenham y cols.,1991b). En estas neuronas, los cannabinoi<strong>de</strong>sinhiben la recaptación <strong>de</strong> GABA (Maneufy cols., 1996; Romero y cols., 1998a). Losreceptores CB 1 están localizados con losreceptores dopaminérgicos, D 1 y D 2 , (Herkenhamy cols., 1991b), por lo que se ha sugeridoque ambos tipos <strong>de</strong> receptores (CB 1 ydopaminérgicos) podrían interaccionar a nivel<strong>de</strong> sus mecanismos intracelulares <strong>de</strong> transducción<strong>de</strong> señales.Mediante microdiálisis, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectarliberación <strong>de</strong> anandamida en el estriado <strong>de</strong>ratas cuando se estimulan los receptoresdopaminérgicos D2 (Giuffrida y cols., 1999).Esta liberación pue<strong>de</strong> conducir a una inhibición<strong>de</strong>l comportamiento motor. El que elRamos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 71


SR141716A aumente la activación motoraproducida por los agonistas D 2 parece indicarque el bloqueo <strong>de</strong>l receptor CB 1 eliminaría lainhibición producida por el sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno sobre la activación dopaminérgica.El ∆ 9 -THC, y la anandamida, actúan sobrelas neuronas dopaminérgicas tuberoinfundibulares,disminuyendo la secreción <strong>de</strong> prolactina(PRL) y modificando la <strong>de</strong> otras hormonasa<strong>de</strong>nohipofisarias (para revisión, verFernán<strong>de</strong>z-Ruiz y cols., 1997). Estos efectosse producen en paralelo a un aumento, en elnúcleo arcuado, <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> la TH, enzimaque regula la velocidad <strong>de</strong> síntesis <strong>de</strong> DA(Romero y cols., 1994). Sin embargo, no pareceque los receptores CB 1 hipotalámicosestén situados sobre las neuronas tuberoinfundibularesdopaminérgicas. Los cuerposcelulares <strong>de</strong> las neuronas que contienenreceptores CB 1 se localizan en el núcleo ventromedialhipotalámico (Mailleux y Van<strong>de</strong>rhaeghen,1992) y son intrínsecas al hipotálamo(Romero y cols., 1998b).6.1.2. SerotoninaAlgunos <strong>de</strong> los efectos neurocomportamentales<strong>de</strong>l ∆ 9 -THC han sido relacionadoscon alteraciones <strong>de</strong> la neurotransmisión sero-Tabla 4. Efectos <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> laCannabis sativa sobre la actividad <strong>de</strong> diversos neurotransmisores en el cerebroNeurotransmisorEfectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre distintos indices neuroquímicosDopaminadisminución <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> los receptores D1 y D2 en el estriadodisminución <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> TH en el estriadodisminución <strong>de</strong> la liberación in vitro <strong>de</strong> DA en el estriadoincremento <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> DOPAC y HVA en regiones límbicasincremento <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> DA en el núcleo accumbensincremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> receptores D1 en regiones límbicasincremento <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> la TH en el hipotálamoSerotoninaimplicación serotoninérgica en los efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre la secreción <strong>de</strong> PRLGABAantagonistas GABA-B atenuan la inhibición motora provocada por cannabinoi<strong>de</strong>santagonistas GABA-A son ineficaceslos cannabinoi<strong>de</strong>s no alteran la liberación <strong>de</strong> GABA en la substancia nigralos cannabinoi<strong>de</strong>s inhiben la recaptación <strong>de</strong> GABA en la substancia nigraincremento <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> GABA en el hipotálamo y en la a<strong>de</strong>nohipófisiscambios en la actividad GABAérgica en el hipocampo (relación con la memoria)Implicación <strong>de</strong> receptores GABA-BGlutamatodisminución <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> glutamato en el hipocampo y en el cerebeloPéptidos opioi<strong>de</strong>slos cannabinoi<strong>de</strong>s y los opioi<strong>de</strong>s comparten diversos efectos farmacológicoslos receptores CB1 y los receptores opioi<strong>de</strong>s podrían interaccionar a nivel post-receptorlos cannabinoi<strong>de</strong>s incrementan la síntesis y liberación <strong>de</strong> péptidos opioi<strong>de</strong>s72Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


toninérgica (Mechoulam y cols., 1994; verTabla 4), aunque, el número <strong>de</strong> estudiossobre las interacciones cannabinoi<strong>de</strong>s/5HT esescaso. Algunos se refieren a los efectos <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre la secreción <strong>de</strong> PRL,que podría ser mediada por alteraciones <strong>de</strong> laactividad serotoninérgica hipotalámica (Kramery Ben-David, 1978). Se ha visto que laanandamida pue<strong>de</strong> interaccionar in vitro parcialmentecon receptores serotoninérgicosaunque a concentraciones suprafisiológicas(Kimura y cols., 1998). En estudios neurofarmacológicosrealizados en mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> exposiciónperinatal a cannabinoi<strong>de</strong>s en ratas, sehan visto alteraciones en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> laneurotransmisión serotoninérgica (Molina-Holgado y cols., 1997). Se ha <strong>de</strong>scrito unainteracción entre los cannabinoi<strong>de</strong>s y elreceptor <strong>de</strong> serotonina 5HT 3 (Fan, 1995). Aunquehay indicios <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong>l receptorCB 1 en dicha interacción, no se sabe <strong>de</strong>que forma podría producirse esta participación.6.2. Aminoácidos neurotransmisores:GABA y glutamato6.2.1. GABASe han <strong>de</strong>scrito interacciones GABA-cannabinoi<strong>de</strong>sen relación al control motor(Romero y cols., 1998a), memoria (Hampsony Deadwyler, 1999) y la regulación neuroendocrina(<strong>de</strong> Miguel y cols., 1998). Hay receptoresCB 1 en neuronas GABAérgicas <strong>de</strong>l hipocampo(Tsou y cols., 1998a), y <strong>de</strong> losganglios basales (Herkenham y cols., 1991b).En el cerebelo, los receptores CB 1 colocalizancon los receptores para GABA en neuronasglutamatérgicas (Pacheco y cols., 1993).Los endocannabinoi<strong>de</strong>s incrementan laacción GABAérgica en el circuito <strong>de</strong> retroalimentaciónestriado-substancia nigra, produciendouna disminución <strong>de</strong> la excitación <strong>de</strong>las neuronas dopaminérgicas nigroestriatales(Gueu<strong>de</strong>t y col., 1995). Su actuación se producesobre los receptores CB 1 presentes enlas neuronas GABAérgicas estriato-eferentes,vía activación <strong>de</strong> receptores GABA-B. Se produceuna inhibición <strong>de</strong> la recaptación <strong>de</strong>lGABA lo que aumenta el tono GABAérgicoen la sustancia nigra (Romero y cols., 1996b)(ver figura 4). El mismo proceso pue<strong>de</strong> ocurriren otros núcleos receptores <strong>de</strong> la inervaciónestriatal, como el globo pálido, lo que estaríarelacionados, en este caso, con un aumento<strong>de</strong> la actividad cataléptica (Maneuf y cols.,1996). Otros estudios han sugerido que loscannabinoi<strong>de</strong>s actuarían a nivel <strong>de</strong> la substancianigra incrementando la actividad <strong>de</strong> lasneuronas nigrales sin afectar la respuesta aGABA (Tersigni y Rosenberg, 1996) o vía inhibiciónpresináptica <strong>de</strong> la influencia GABAérgica(a través <strong>de</strong> la inhibición <strong>de</strong> canales paraCa ++ presinápticos) (Chan y cols., 1998).En relación con las neuronas GABAérgicashipotalámicas, la administración aguda <strong>de</strong> ∆ 9 -THC inhibe la secreción <strong>de</strong> PRL en paralelo aun incremento <strong>de</strong> las concentraciones <strong>de</strong>GABA en el hipotálamo medio-basal y en laa<strong>de</strong>nohipófisis, que es mediado por receptoresCB 1 (<strong>de</strong> Miguel y cols., 1998). Sin embargo,no hay datos suficientes para afirmar queexista una mediación <strong>de</strong> las neuronasGABAérgicas. A<strong>de</strong>más, es poco probable quelos receptores CB 1 estén localizados sobrelas neuronas GABAérgicas tuberoinfundibularesya que sus cuerpos celulares están en elnúcleo arcuado don<strong>de</strong> no existe señal <strong>de</strong>ARNm para el receptor CB 1 (Mailleux y Van<strong>de</strong>rhaeghen,1992).La presencia <strong>de</strong> receptores CB 1 en interneuronasGABAérgicas hipocampales (Tsou ycols., 1998a), pue<strong>de</strong> estar relacionado con laalteración <strong>de</strong> la memoria a corto plazo, quese pue<strong>de</strong> producir tras la administración <strong>de</strong>cannabinoi<strong>de</strong>s (presentes en la Cannabis sativao sintéticos). La estratégica distribución <strong>de</strong>estos receptores explicaría los importantesefectos producidos por los cannabinoi<strong>de</strong>ssobre la memoria y sugiere que los endocannabinoi<strong>de</strong>spodrían jugar un importante papelfisiológico en los procesos <strong>de</strong> la memoria acorto plazo. Se ha propuesto que los receptoresCB 1 podrían reducir la capacidad <strong>de</strong> codificarlos estímulos <strong>de</strong> forma que resultaría másdifícil retener la información (Hampson yDeadwyler, 1999). Para ello, los cannabinoi-Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 73


<strong>de</strong>s actuarían modificando la actividadGABAérgica que se produce vía activación <strong>de</strong>receptores GABA-B (Hampson y Deadwyler,1999), como ocurre en el caso <strong>de</strong> los efectosmotores (Romero y cols., 1996b). La administración<strong>de</strong> antagonistas <strong>de</strong>l receptor GABA-Batenuó los efectos sobre la memoria causadospor cannabinoi<strong>de</strong>s sintéticos (Hampson yDeadwyler, 1999).6.2.2. GlutamatoLos cannabinoi<strong>de</strong>s sintéticos o naturalesalteran la actividad glutamatérgica en neuronashipocampales, inhibiendo a nivel presinápticola liberación <strong>de</strong> glutamato. Este efectoes mediado por receptores CB 1 acopladosa proteínas Gi (Shen y cols., 1996) y pareceestar relacionado con la participación glutamatérgicaen la regulación en el hipocampo<strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> memoria. También se haatribuido a los cannabinoi<strong>de</strong>s la capacidad <strong>de</strong>reducir la excitotoxicidad <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> altosniveles <strong>de</strong> glutamato (Shen y Thayer, 1998), loque podría ayudar a retrasar la progresión <strong>de</strong>las enfermeda<strong>de</strong>s neuro<strong>de</strong>generativas. En elcerebelo, los receptores CB 1 están distribuidosampliamente en la capa molecular <strong>de</strong> lacorteza cerebelar (Herkenham y cols., 1991a).Se ha <strong>de</strong>scrito que, en secciones <strong>de</strong> cerebelo<strong>de</strong> ratas, los cannabinoi<strong>de</strong>s inhiben latransmisión sináptica excitatoria, disminuyendola liberación <strong>de</strong> glutamato, efecto que fueantagonizado por SR141716A (Levenes ycols., 1998).La anandamida pue<strong>de</strong> inhibir la neurotransmisiónglutamatérgica a nivel <strong>de</strong>l receptorAMPA/kainato en neuronas hipocampales,actuando a nivel presináptico (Shen y cols.,1996). Se ha sugerido que la anandamidainterferiría con la liberación <strong>de</strong> glutamato víaprocesos relacionados con la apertura <strong>de</strong>canales <strong>de</strong> calcio. También se ha propuesto al2-araquidonilglicerol como el endocannabinoi<strong>de</strong>activo en este proceso (Stella y cols.,1997).6.3. Péptidos opioi<strong>de</strong>sLos péptidos opioi<strong>de</strong>s endógenos interaccionancon los endocannabinoi<strong>de</strong>s, compartiendoefectos farmacológicos diversos: hipotermia,sedación, hipotensión, inhibición <strong>de</strong> lamotilidad intestinal y <strong>de</strong> la actividad locomotoray, sobre todo, antinocicepción (Manzanaresy cols., 1999).Los cannabinoi<strong>de</strong>s y los péptidos opioi<strong>de</strong>spodrían interaccionar a nivel <strong>de</strong> sus mecanismos<strong>de</strong> transducción <strong>de</strong> señales: inhibición<strong>de</strong> la a<strong>de</strong>nilato ciclasa/reducción <strong>de</strong> la producción<strong>de</strong> AMPc a través <strong>de</strong> la activación <strong>de</strong>proteínas Gi. Esto podría explicar la reducciónpor cannabinoi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la intensidad <strong>de</strong>l síndrome<strong>de</strong> abstinencia a morfina provocado pornaloxona en roedores (Vela y cols., 1995a),así como la potenciación o tolerancia cruzadaen relación con los efectos antinociceptivos<strong>de</strong> ambas sustancias (Thorat y Bhargava,1994). Sin embargo, esta hipótesis no ha sido<strong>de</strong>mostrada totalmente e, incluso, existendatos contradictorios (para revisión, ver Manzanaresy cols., 1999). Exigiría la existencia<strong>de</strong> una colocalización <strong>de</strong> receptores paraopioi<strong>de</strong>s (µ, κ o δ) y para cannabinoi<strong>de</strong>s (CB 1 )en las mismas neuronas, un requisito que nosiempre se cumple.Por otro lado, los cannabinoi<strong>de</strong>s incrementanla expresión <strong>de</strong> los genes para los trestipos <strong>de</strong> péptidos opioi<strong>de</strong>s, POMC, proencefalinasy prodinorfinas, en diversas regiones<strong>de</strong>l cerebro y <strong>de</strong> la médula espinal. Esto explicaríala capacidad <strong>de</strong> antagonistas opioi<strong>de</strong>s<strong>de</strong> bloquear los efectos antinociceptivos <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s (Reche y cols., 1996) einducir signos <strong>de</strong> abstinencia en ratas tolerantesa ∆ 9 -THC (Vela y cols., 1995b). Podría tratarse<strong>de</strong> un proceso mas general, dado queel incremento en la expresión <strong>de</strong> péptidosopioi<strong>de</strong>s no solo ocurre en áreas relacionadascon la antinocicepción, sino también en otrasque lo están con la recompensa cerebral, laregulación <strong>de</strong> la actividad motora y la regulaciónneuroendocrina (para revisión, ver Manzanaresy cols., 1999).74Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


Tabla 5. Efectos <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong> la Cannabis sativa sobre la actividad <strong>de</strong> diversos neurotransmisoresdurante el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l cerebroNeurotransmisorEfectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre distintos indices neuroquímicosDopaminadiversos cambios en la expresión <strong>de</strong>l gen <strong>de</strong> la THdisminución <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> la TH y <strong>de</strong>l recambio <strong>de</strong> DAdisminución <strong>de</strong> la inmunorreactividad para THaumento en la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> los receptores D1 y D2aumento en la producción <strong>de</strong> DOPACten<strong>de</strong>ncia a reducirse la actividad motoracambios en la respuesta farmacológica a diversas drogas activas sobre la DASerotoninadisminución <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> 5HT en diversas regionesaumento <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> 5HIAA en diversas regionesGABAmayor respuesta farmacológica a baclofen pero no a muscimolsin cambios en la eficacia <strong>de</strong> la activación <strong>de</strong> los receptores GABA-Balteración <strong>de</strong>l aprendizaje en algunos testsPéptidos opioi<strong>de</strong>saumento <strong>de</strong> las concentraciones <strong>de</strong> met-encefalina y b-endorfinas en el hipotálamoaumento en la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> receptores µ-opioi<strong>de</strong>s en las áreas relacionadas con el refuerzodisminución <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong> proencefalinaincremento <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> condicionamiento al sitio para morfinaincremento <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> autoadministración <strong>de</strong> morfinareducción <strong>de</strong> la sensibilidad al dolorsignos <strong>de</strong> abstinencia inducidos por naloxona7. ENDOCANNABINOIDES Y NEUROTRANS-MISORES DURANTE EL DESARROLLOCEREBRAL.Algunos neurotransmisores como la DAson especialmente sensibles a los cannabinoi<strong>de</strong>sdurante el <strong>de</strong>sarrollo cerebral. Probablemente,ésto tiene que ver, en primer lugar,con el posible papel <strong>de</strong> los endocannabinoi<strong>de</strong>sen el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l cerebro sobre el quepodrían ejercer una acción epigenética, y, ensegundo lugar, con la función neurotrófica<strong>de</strong>sarrollada por algunos neurotransmisorescomo la 5HT y, especialmente, la DA. Estosneurotransmisores aparecen tempranamenteen el cerebro en <strong>de</strong>sarrollo e, incluso, a veces<strong>de</strong> forma transitoria para <strong>de</strong>sarrollar un papelespecífico en la diferenciación neuronal. Existeuna larga lista <strong>de</strong> estudios neurofarmacológicosque <strong>de</strong>muestran que la exposición perinatala cannabinoi<strong>de</strong>s altera el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>la neurotransmisión dopaminérgica, así como<strong>de</strong> otros neurotransmisores, y <strong>de</strong> las funcionesasociadas a todos ellos (ver Tabla 5).Estos efectos parecen ser la consecuencia<strong>de</strong> la activación <strong>de</strong> receptores CB 1 , los cualesaparecen tempranamente en el cerebro en<strong>de</strong>sarrollo. Se ha <strong>de</strong>mostrado la presencia <strong>de</strong>“endocannabinoi<strong>de</strong>s” y <strong>de</strong> sus receptores(ARNm, “binding” y activación <strong>de</strong> mecanismos<strong>de</strong> transducción <strong>de</strong> señales) en el cerebrofetal y neonatal (Berren<strong>de</strong>ro y cols., 1998y 1999). A<strong>de</strong>más, utilizando cultivos <strong>de</strong> célulasneuronales o gliales obtenidas <strong>de</strong> cerebrofetal, se ha <strong>de</strong>mostrado expresión <strong>de</strong> receptoresCB 1 , activación <strong>de</strong> proteínas G y efectossobre la expresión <strong>de</strong> ciertos genes (Hernán<strong>de</strong>zy cols., 1997 y 1999), que se suman a lasobservaciones <strong>de</strong> otros autores sobre elmetabolismo <strong>de</strong> la glucosa (Sánchez y cols.,Ramos, J.A.; Fernán<strong>de</strong>z, J.J. 75


1998), movilización <strong>de</strong> ácido araquidónico(Shivachar y cols., 1996) o expresión <strong>de</strong> genestempranos (Bouaboula y cols., 1995).Todo esto permite sugerir que el sistemacannabinoi<strong>de</strong> endógeno <strong>de</strong>be jugar un papelespecífico sobre el <strong>de</strong>sarrollo cerebral (pararevisión ver Fernán<strong>de</strong>z-Ruiz y cols., 1999 y2000).BIBLIOGRAFÍA.Aceto M.D., Scates S.M., Lowe J.A., Martin B.R.(1995) Cannabinoid precipitated withdrawal bythe selective cannabinoid receptor antagonist,SR 141716A. Eur. J. Pharmacol. 282:R1-R2.Bachur NR., Masek K., Melmon KL., U<strong>de</strong>nfriend S.(1995) Fatty acid ami<strong>de</strong>s of ethanolamine inmammalian tissues J. Biol Chem 240:1019-1024.Beltramo M., Stella N., Calignano A., Lin S.Y.,Makriyannis A., Piomelli D. (1997) Functionalrole of high-affinity anandami<strong>de</strong> transport, asrevealed by selective inhibition. Science 277:1094-1097.Ben-Shabat S., Fri<strong>de</strong> E., Sheskin T., Tamiri T., RheeM.H., Vogel Z., Bisogno T., De Petrocellis L., DiMarzo V., Mechoulam R. (1998) Eur. J. Pharmacol.353:23-31.Berren<strong>de</strong>ro F., García L., Hernán<strong>de</strong>z M.L., RomeroJ., Cebeira M., <strong>de</strong>Miguel R., Ramos J.A., Fernan<strong>de</strong>z-RuizJ.J., (1998) Localization of mRNAexpression and activation of signal transductionmechanisms for cannabinoid receptor in ratbrain during fetal <strong>de</strong>velopment. Development125:3179-3188.Berren<strong>de</strong>ro F., Sepe N., Ramos J.A., Di Marzo V.,Fernan<strong>de</strong>z-Ruiz J.J. (1999) Analysis of cannabinoidreceptor binding and mRNA expressionand endogenous cannabinoid contents in the<strong>de</strong>veloping rat brain during late gestation an<strong>de</strong>arly postnatal period. Synapse 33:181-191.Bisogno T., Berren<strong>de</strong>ro F., Ambrosino G., CebeiraM., Ramos J.A., Fernan<strong>de</strong>z-Ruiz J.J., Di MarzoV. (1999) Brain regional distribution of endocannabinoids:Implications for their biosynthesisand biological function. Biochem. Biophys. Res.Commun. 256:377-380.Bornheim L.M., Kim K.Y., Chem B., Correia M.A.(1995) Microsomal cytochrome P-450-mediatedliver and brain anandami<strong>de</strong> metabolism.Biochem. Pharmacology 50:667-686 .Bouaboula M., Poinot-Chazel C., Bourrié B., CanatX., Calandra B., Rinaldi-Carmona M., Le Fur G.,Casellas P. (1995) Activation of mitogen-activatedprotein kinases by stimulation of the centralcannabinoid receptor CB1. Biochem. J.312:637-641.Bouaboula M., Bourrie B., Rinaldi-Carmona M.,Shire D., Le Fur G., Casellas P. (1995b) Stimulationof cannabinoid receptor CB1 induces Krox-24 expression in human astrocytoma cells. J.Biol. Chem. 270:13973-13980.Bouaboula M., Poinot Chazel C., Marchand J.,Canat X., Bourrie B., Rinaldi-Carmona M.,Calandra B., Le Fur G., Casellas P. (1996) Signalingpathway associated with stimulation ofCB2 peripheral cannabinoid receptor. Involvementof both mitogen-activated protein kinaseand induction of Krox-24 expression. Eur. J.Biochem 237:704-711.Bouaboula M., Perrachon S., Milligan L., Canat X.,Rinaldi-Carmona M., Portier M., Barth F., CalandraB., Pecceu F., Lupker J., Maffrand J.P., LeFur G., Casellas P. (1997) A selective inverseagonist for central cannabinoid receptor inhibitsmitogen-activated protein kinase activation stimulatedby insulin or insulin-like growth factor.1. Evi<strong>de</strong>nce for a new mo<strong>de</strong>l of receptor/ligandinteractions. J. Biol. Chem. 272:22330-22339.Breivogel C.S., Sim C.J., Chil<strong>de</strong>rs S.R. (1997)Regional differences in cannabinoid receptor/Gproteincoupling in rat brain. J. Pharmacol. Exp.Ther. 282:1632-1642.Calandra B., Portier M., Kerneis A., Delpech M.,Carillon C., Le Fur G., Ferrara P., Shire D. (1999)<strong>Dual</strong> intracellular signaling pathways mediatedby the human cannabinoid CB1 receptor. Eur.J. Pharmacol. 374:245-455.Calignano A., LaRana G., Giuffrida A., Piomelli D.(1998) Control of pain iniciation by endogenouscannabinoids. Nature 394:277-281.Chan P.K., Chan S.C., Yung W.H. (1998) Presynapticinhibition of GABAergic inputs to rat substantianigra pars reticulata neurones by a cannabinoidagonist. Neuroreport 9:671-675.Chen J., Pare<strong>de</strong>s W., Li J., Smith D., Lowinson J.,Gardner E.L. (1990) D9-Tetrahydrocannabinolproduces naloxone-blockable enhancement ofpresynaptic basal dopamine efflux in nucleusaccumbens of concious, freely-moving rats as76Sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


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Adicción y sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno:papel <strong>de</strong>l receptor para cannabinoi<strong>de</strong>s CB1 enla fisiología <strong>de</strong> las neuronas dopaminérgicasmesotelencefálicasRODRIGUEZ DE FONSECA, F.; NAVARRO, M.Departamento <strong>de</strong> Psicobiología. Facultad <strong>de</strong> Psicología. Universidad Complutense.Enviar correspon<strong>de</strong>ncia a: Prof. Fernando Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca. Departamento <strong>de</strong> Psicobiología. Facultad <strong>de</strong> Psicología. UniversidadComplutense. Campus <strong>de</strong> Somosaguas. Madrid. 28223. Pspsc10@sis.ucm.esResumenEl sistema cannabinoi<strong>de</strong> endogeno es un nuevosistema <strong>de</strong> comunicación intercelular compuesto porlos receptores para cannabinoi<strong>de</strong>s CB-1 y CB-2 yvarios transmisores lipidicos, que incluyen a la anandamiday el 2-araquidonilglicerol. Los receptores paracannabinoi<strong>de</strong>s CB1 y CB2 son la diana farmacológica<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s naturales, los compuestos psicoactivospresentes en la preparaciones <strong>de</strong> Cannabissativa. que se consumen como droga ilegal. La investigacionen mo<strong>de</strong>los animales ha constatado que loscannabinoi<strong>de</strong>s inducen cambios en los sistemas cerebrales<strong>de</strong> recompensa, en especial sobre las neuronasdopaminérgicas mesotelencefálicas, equiparablesa los que inducen otras drogas como los opiáceos y eletanol. El presente trabajo analiza las evi<strong>de</strong>ncias anatómicas,bioquímicas y farmacológicas que apoyan elpapel <strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno en lamodulación <strong>de</strong> la transmisión dopaminérgica. Elreceptor CB1 no sólo se localiza en las neuronas queexpresan receptores para dopamina, sino que seexpresa también en células dopaminéricas <strong>de</strong>lmesencéfalo y el hipotálamo. La estimulación <strong>de</strong> losreceptores para dopamina D2 es, a<strong>de</strong>más, el estímulomás potente capaz <strong>de</strong> liberar anandamida que seha <strong>de</strong>scrito hasta la fecha. La liberación <strong>de</strong> anandamidabloquearía la hiperactividad comportamental asociadaa un exceso <strong>de</strong> señal dopaminergica. Estoshallazgos permiten esperar que fármacos capaces <strong>de</strong>interferir con el sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno puedanser útiles en la terapéutica <strong>de</strong> procesos con participacióndopaminérgica como la adicción a drogas.Palabras clave: cannabis, sistema cannabinoi<strong>de</strong>,receptores cannabinoi<strong>de</strong>s, sistema dopaminérgico,adicción.SummaryThe endogenous cannabinoid transmission is anew cell signalling system constituted by the cannabinoidCB-1 and CB2 receptors, as well as by severallipid transmitters including anandami<strong>de</strong> and 2-arachidonoylglycerol.Thecannabinoid receptors are thepharmacological targets of the psychoactive constituentsof cannabis sativa preparations, commonlyused as illegal recreational drugs. Several lines ofresearch using animal mo<strong>de</strong>ls have established thatcannabinoids are drugs that modify the activity of thebrain reward system, specially the physiology ofmesotelencephalic dopaminergic neurones, in a waythat resemble the actions of ethanol or the opiates.The present work analyse the anatomical, biochemicaland pharmacological evi<strong>de</strong>nces that support therole of the endogenous cannabinoid system as amodulator of dopamine transmission in the brain.Cannabinoid CB-1 receptor are present in both, dopaminereceptor-containing neurones and mesencephalicand hypothalamic dopaminergic neurones. Moreover,the pharmacological stimulation of striataldopamine D-2 receptors is the most potent activatorof anandami<strong>de</strong> release known to date. The releasedanandami<strong>de</strong> will act as an endogenous break to thehyperactivity associated with a high dopaminergicoutput. These findings allow us to propose that drugswhich interfere with the endogenous cannabinoidsystem might be useful as a therapy in that problemswhere the dopamine system intervene as addictions.Key words: cannabis, cannabinoid system, cannabinoidreceptors, dopaminergic system, addiction.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 83


1. INTRODUCCION.El sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno cerebralestá compuesto por el receptorpara cannabinoi<strong>de</strong>s, CB-1 (Devane et al.,1988) y los ligandos endógenos anandamida(Devane et al., 1992) y 2-araquidonil glicerol(Mechoulam et al., 1995; Stella et al., 1997).Los efectos agudos y crónicos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong>l cannabis sativa se producen por laacción <strong>de</strong>l THC, su constituyente psicoactivoprincipal, sobre los receptores cerebralesespecíficos CB-1. Los efectos potencialmenteadversos <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis pue<strong>de</strong>nincluir entre otros, a los trastornos <strong>de</strong> ansiedad(Halikas et al., 1985; Rodríguez <strong>de</strong> Fonsecaet al., 1997), el incremento en el riesgo <strong>de</strong>inicio <strong>de</strong> síndromes psicóticos (Andreassonet al., 1987; Núñez-Dominguez y Gurpegui-Fernán<strong>de</strong>z, 1997) y la disminución <strong>de</strong> la eficacia<strong>de</strong> los neurolépticos (Knudsen y Vilmar,1984). Los rasgos psicopatológicos asociadosa la exposición aguda y crónica al cannabisindican una estrecha conexión entre los sistemasdopaminérgicos (neuronas liberadoras<strong>de</strong> dopamina y neuronas que expresan receptoresdopaminérgicos) y el sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno. Las neuronas dopaminérgicas,principalmente las pertenecientes a lossistemas nigroestriatal y mesolímbicocortical,se consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> especial importancia en losprocesos <strong>de</strong> recompensa y estrés, en la adiccióna drogas y en los síntomas positivos <strong>de</strong>la esquizofrenia (Grace, 1991; Le Moal ySimon, 1991).Existe un número creciente <strong>de</strong> trabajosque indican una posible implicación <strong>de</strong>l sistemacannabinoi<strong>de</strong> endógeno en enfermeda<strong>de</strong>srelacionadas con el sistema dopaminérgicotales como la adicción (Gardner yLewinson 1991; Navarro et al., 1995), elestrés (Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1994), lapsicosis (Andreasson et al 1987; Knudsen yVilmar, 1984; Núñez-Dominguez y Gurpegui-Fernán<strong>de</strong>z, 1997) o síndromes extrapiramidalestales como la enfermedad <strong>de</strong> Parkinson olas distonías (Clifford, 1983; Glasset et al.,1997; Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al 1994). Sinembargo, todavía necesitamos solventar uno<strong>de</strong> los <strong>de</strong>safíos más importantes para la a<strong>de</strong>cuadacomprensión <strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong>:la explicación <strong>de</strong>l papel fisiológico <strong>de</strong> unsistema <strong>de</strong>nsamente presente en áreas cerebrales<strong>de</strong> proyección dopaminérgica, conunas características neurobiológicas altamentepreservadas a lo largo <strong>de</strong> la evolución, perocon un bajo tono <strong>de</strong> actividad como se ha<strong>de</strong>mostrado en estudios funcionales conantagonistas (Howlett, 1995; Gueu<strong>de</strong>t et al.,1995; Navarro et al., 1997). En el presentetrabajo trataremos los aspectos bioquímicos,anatómicos y comportamentales <strong>de</strong> la interacciónentre los sistemas dopaminérgico ycannabinoi<strong>de</strong>. Propondremos un mo<strong>de</strong>lo conel cual explorar la posible relevancia <strong>de</strong> estasinteracciones para la comprensión y el tratamiento<strong>de</strong> la adicción, los trastornos neuro<strong>de</strong>generativostales como la enfermedad <strong>de</strong>Parkinson y ciertos síndromes psiquiátricostales como la esquizofrenia.2. DISTRIBUCIÓN NEUROANATOMICA DELOS RECEPTORES PARA CANNABINOI-DES CB-1 EN LOS CIRCUITOS DOPAMI-NERGICOS MESOTELENCEFÁLICOS.Los receptores CB-1 están presentes en elcerebro <strong>de</strong> los mamíferos a concentracionesmás altas que cualquier otro receptor ligado aproteínas G (Herkenham et al., 1990; Mailleauxy Van<strong>de</strong>rhaegen, 1992; Matsuda et al1993). Se expresan en áreas <strong>de</strong>l sistema nerviosocentral que contribuyen al control <strong>de</strong>lmovimiento (caudado-putamen, globus pallidum,núcleo entopeduncular, sustancia negray cerebelo), cognición y memoria (formaciónhipocampal, cortex cingulado), procesamiento<strong>de</strong> emociones y respuestas motivacionales(complejo amigdalar, núcleo accumbens,cortex olfatorio), percepción dolorosa (sustanciagris central, asta dorsal <strong>de</strong> la médula espinal),e integración neuroendocrina (núcleosparaventricular, arcuato, supraóptico y ventromedial),(Mailleaux y Van<strong>de</strong>rhaeghen, 1992;Matsuda et al 1993). Del análisis anatómicoresulta evi<strong>de</strong>nte que el perfil farmacológico<strong>de</strong> los agonistas CB-1 se correspon<strong>de</strong> con ladistribución <strong>de</strong> los sitios <strong>de</strong> unión CB-1 y <strong>de</strong>l84Adicción y sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


RNAm <strong>de</strong>l CB-1. Para confirmar este perfilneuroanatómico específico se ha utilizado elSR141716A, antagonista selectivo <strong>de</strong>l receptorCB-1, <strong>de</strong>scrito recientemente (Rinaldi-Carmonaet al., 1994) que ha revelado la existencia<strong>de</strong> un tono endocannabinoi<strong>de</strong> en elhipocampo, sustancia negra y sistema límbicoque también se correspon<strong>de</strong> con la distribuciónneuroanatómica <strong>de</strong> los receptores CB-1 (Gessa et al., 1997; Gueu<strong>de</strong>t et al., 1995;Navarro et al., 1997: Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca etal., 1997).Aunque se había <strong>de</strong>scrito la presencia <strong>de</strong>receptores CB-1 en áreas cerebrales específicasrelacionadas con los circuitos dopaminérgicos,tales como los ganglios basales, laamígdala ampliada y el cortex límbico, parecíaque no estaban presentes en las neuronasdopaminérgicas cerebrales (Herkenham etal., 1990; Matsuda et al., 1993). Sin embargoestudios más recientes (Ong y Mackie, 1999;Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., datos no publicados)han revelado diferencias específicas<strong>de</strong> especie en la distribución <strong>de</strong> los receptoresCB-1 en las neuronas dopaminérgicascerebrales. Observaciones recientes mediantemicroscopía confocal en ratas <strong>de</strong> la cepaWistar (Figura 1) utilizando un anticuerpo policlonalcontra el extremo amino-terminal <strong>de</strong>lreceptor CB1, han mostrado que las neuronasdopaminérgicas mesencefálicas expresanuna cantidad entre baja y mo<strong>de</strong>rada <strong>de</strong>receptores CB-1, a diferencia <strong>de</strong> lo que sehabía <strong>de</strong>scrito previamente en estudios utilizandoratas <strong>de</strong> la cepa Sprague-Dawley (Herkenhamet al ., 1991; Matsuda et al 1993;Tsou et al., 1998). Se han publicado hallazgossimilares en el cerebro <strong>de</strong> primates (Ong yMackie, 1999), que apoyan la posibilidad <strong>de</strong>una acción directa <strong>de</strong> los agonistas <strong>de</strong>l receptorCB-1 en neuronas dopaminérgicas, comose había sugerido en estudios electrofisiológicosprevios con antagonistas <strong>de</strong> los receptoresCB-1 (French et al., 1997; Gue<strong>de</strong>t et al.,1995). Sin embargo generalmente se aceptaque que los receptores CB-1 se colocalizancon receptores dopaminérgicos en neuronas<strong>de</strong> áreas <strong>de</strong> proyección dopaminérgica talescomo los ganglios basales y cortex límbicoFigura 1.Distribución neuroanatómica <strong>de</strong> los receptores CB-1 en el área tegmental ventral <strong>de</strong>l cerebro <strong>de</strong> larata Wistar, como se aprecia con doble marcajeinmunocitoquímico y microscopía confocal. Lafluorescencia roja correspon<strong>de</strong> a las células inmunopositivaspara tirosina hidroxilasa (TH), mientrasque la fluorescencia ver<strong>de</strong> revela la localización <strong>de</strong>los receptores cannabinoi<strong>de</strong>s CB-1. El doble marcajeaparece como una fluorescencia naranja. Los<strong>de</strong>talles metodológicos se han <strong>de</strong>scrito previamente(Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1999). Imagensuperior: imagen <strong>de</strong> células <strong>de</strong>l tegmento ventralque expresan receptor CB-1. Imagen Intermedia:imagen <strong>de</strong> células <strong>de</strong>l tegmento ventral que expresantirosina hidroxilasa. Imagen Inferior: doblemarcaje para TH y receptor CB-1. La célula marcadacon la flecha blanca co-expresa ambos marcadores.La célula marcada con la flecha blanca coexpresaambos marcadores. La célula marcadacon la flecha amarilla sólo expresa TH.Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F.; Navarro, M. 85


(Herkenham et al., 1991; Mailleux y Van<strong>de</strong>rhaeghen,1993), ya que ambos tipos <strong>de</strong>receptores están localizados sobre todo enneuronas <strong>de</strong> proyección, principalmentegabaérgicas, aunque también glutamatérgicas<strong>de</strong>l cortex y <strong>de</strong>l núcleo subtalámico(Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1998; Sañudo-Peña y Walker 1997). En el circuito <strong>de</strong> losganglios basales, las neuronas intrínsicasestriatales gabaérgicas espinosas medianas,que reciben aferentes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las neuronasdopaminérgicas <strong>de</strong> la sustancia negra parscompacta, coexpresan receptores dopaminérgicosD-1, D-2 y D-3 (Surmeier et al.,1996) y receptores CB-1. Sus terminales axónicosque inervan el globus pallidum, la sustancianegra pars reticulata y el núcleo subtalámicocontienen gran<strong>de</strong>s cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>receptores CB-1 (Herkenham et al., 1991). LaFigura 2, ilustra la posición <strong>de</strong> los receptoresCB-1 en los ganglios basales, en los que participaríaen el control <strong>de</strong> sinapsis relevantespara el procesamiento estriatal <strong>de</strong> la informacióncompleja proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l cortex cerebralmotor, somatosensorial y límbico.3. INTERACCIONES SISTEMA ENDOCAN-NABINOIDE-DOPAMINA.En las áreas cerebrales <strong>de</strong>scritas anteriormente,relevantes para la mayoría <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>sneuropsiquiátricas, la estimulación<strong>de</strong> los receptores CB-1 podría modular, biendirectamente la actividad <strong>de</strong> las neuronasdopaminégicas (Afectando a la actividad eléctrica,la síntesis, la liberación o la recaptación<strong>de</strong> dopamina) o bien interferir con la transmisión<strong>de</strong> la señal dopaminérgica en los receptoresdopaminérgicos postsinápticos colocalizadoscon los receptores CB-1. Distintasaproximaciones experimentales han <strong>de</strong>mostradoambas posibilida<strong>de</strong>s. La interacciónentre receptores <strong>de</strong> dopamina y receptoresCB-1, tiene un apoyo neurobiológico en laestructura similar <strong>de</strong> los dos tipos <strong>de</strong> receptores.Ambos tipos pertenecen a la familia <strong>de</strong>receptores ligados a la proteína G (Matsudaet al., 1991; Howlett, 1995), y ambos también,están acoplados al mismo sistema <strong>de</strong>transducción <strong>de</strong> señales, incluyendo el control<strong>de</strong> la síntesis <strong>de</strong> AMPc, y la regulación <strong>de</strong>los canales <strong>de</strong> Ca 2+ y <strong>de</strong> K + (Hampson et al.,1995; Howlett, 1995; Mackie y Hille, 1992).Interacciones dopamina-cannabinoi<strong>de</strong> enel sistema nigroestriatal.Figura 2.Esquema <strong>de</strong> los circuitos <strong>de</strong> los ganglios basales y<strong>de</strong> la ubicación <strong>de</strong>l receptor para cannabinoi<strong>de</strong>sCB-1 en neuronas específicas <strong>de</strong> estos circuitos.El papel <strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógenoparece ser diferente según el nivel <strong>de</strong> losdiferentes circuitos dopaminérgicos. Lamayoría <strong>de</strong> los efectos observados en el sistemanigroestriatal indican una regulaciónindirecta <strong>de</strong> la actividad dopaminérgica,mediante la estimulación <strong>de</strong> los receptoresCB-1 que expresan las neuronas gabaérgicas<strong>de</strong> los núcleos eferentes <strong>de</strong> los gangliosbasales (Maneuf et al., 1996; Navarro et al.,1993b; Pertwee y Greetree, 1998). No se han<strong>de</strong>scrito alteraciónes marcadas <strong>de</strong>l turnover<strong>de</strong> dopamina a nivel estriatal tras la exposiciónaguda a THC, ni en Sprague-Dawley(Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1992) ni enratas Wistar (Navarro et al., 1993). Sin embargo,se encontró que la administración aguda<strong>de</strong> agonistas <strong>de</strong>l recetor cannabinoi<strong>de</strong> produ-86Adicción y sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


cía un pequeño incremento <strong>de</strong> la activida<strong>de</strong>spontánea <strong>de</strong> las neuronas dopaminérgicasnigroestriatales medidas bien por registroextracelular (French et al., 1997), o por voltametriain vivo en estriado (Ng Cheon et al.,1988). La naturaleza directa o indirecta <strong>de</strong>estos efectos permanece sin <strong>de</strong>terminar <strong>de</strong>forma concluyente. Sin embargo, un estudioreciente ha clarificado en parte la relaciónentre el sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno y latransmisión dopaminérgica (Guiuffrida et al.,1999). En este estudio, con la técnica <strong>de</strong>microdiálisis in vivo hemos <strong>de</strong>mostrado quelos niveles extracelulares <strong>de</strong> anandamida enestriado dorsal sufren un gran incrementotras la estimulación <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> receptoresdopaminérgicos D-2 (p.e. tras la infusión<strong>de</strong> quinpirole mediante diálisis inversa), perono tras la estimulación receptores dopaminérgicosD-1 (p.e. tras la infusión con el agonistaD-1 SKF 38393). La anandamida liberadatras estimulación <strong>de</strong>l receptor D-2 pue<strong>de</strong>ser útil para limitar el aumento <strong>de</strong> conductamotora producida por la dopamina en elestriado. Como se muestra en las figuras 3 y4 el pretratamiento con el antagonista CB-1SR141716A potencia la estimulación <strong>de</strong> laconducta motora producida por la administraciónsistémica <strong>de</strong> quinpirole. Este efecto nose observó cuando el efecto facilitatoriosobre el movimiento fue inducido con unagonista D-1, el SKF 81297. Otros laboratorioshan <strong>de</strong>scrito interacciones farmacológicasentre receptores dopaminérgicos D-2 yreceptores cannabinoi<strong>de</strong>s CB-1 que apoyanesta hipótesis. El grupo <strong>de</strong> J. Michael Walkerha <strong>de</strong>scrito que la administración regional <strong>de</strong>agonistas <strong>de</strong> la familia D-2 reduce la respuestaconductual producida por la inyección <strong>de</strong>agonistas CB-1.Aunque el aumento <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong>anandamida parece ser <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> laestimulación <strong>de</strong> los receptores D-2, los receptoresdopaminérgicos D-1 juegan también unpapel importante en esta interacción cannabinoi<strong>de</strong>-dopamina.Así, un estudio previo (Mailleuxy Van<strong>de</strong>rhaeghen, 1993) <strong>de</strong>mostró que elbloqueo crónico <strong>de</strong> los receptores D-1, queproduce una hiperactividad compensatoria encélulas nigroestriatales dopaminérgicas, provocaun gran aumento en la expresión <strong>de</strong>RNAm <strong>de</strong>l receptor CB-1 en el estriado dorsal.Por otro lado, la estimulación repetida <strong>de</strong> losreceptores dopaminérgicos D-1 y D-2 y la consiguiente<strong>de</strong>sensibilización <strong>de</strong> ambos sistemasreceptoriales da lugar a una potenciación<strong>de</strong> la acinesia y <strong>de</strong> la catalepsia inducidas poral agonista cannabinoi<strong>de</strong> HU-210 (Rodríguez<strong>de</strong> Fonseca et al., 1994b). El efecto opuestose observa cuando se sensibilizan los receptoresD1 mediante la administración repetida<strong>de</strong>l neuroléptico SCH 23390, un bloqueanteselectivo <strong>de</strong>l receptor D1 (Rodrìguez <strong>de</strong> Fonsecaet al., 1998). Estos datos sugieren laexistencia <strong>de</strong> diferencias en las interaccionesentre los sistemas dopminérgico y cannabinoi<strong>de</strong>consi<strong>de</strong>rando los distintos receptoresFigura 3.Mo<strong>de</strong>lo propuesto para las interacciones entre latransmisión dopaminérgica y el sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno en el estriado dorsal. La dopaminaliberada por los axones terminales <strong>de</strong> las neuronas<strong>de</strong> la sustancia negra pars compacta facilita la conductamotora mediante la activación <strong>de</strong> ambosreceptores D-1 y D-2 localizados en las neuronasgabaérgicas espinosas medianas <strong>de</strong>l estriado dorsal.Simultáneamente, la activación <strong>de</strong> los receptoresD2 estimula la liberación <strong>de</strong> anandamida, a partir<strong>de</strong> un precursor <strong>de</strong>la membrana plasmática, queal activar los receptores CB-1 limita el efecto facilitador<strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong> la dopamina. Aunque serepresenta un mecanismo postsináptico, la anandamidase podría originar a través <strong>de</strong> la activación<strong>de</strong> los receptores D-2 presinápticos, y eventualmentepue<strong>de</strong> actuar sobre los receptores CB-1presinápticos.Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F.; Navarro, M. 87


Figura 4. Imagen superior: Efectos <strong>de</strong>l pretratamientoconel antagonista SR 141716A <strong>de</strong>l receptor cannabinoi<strong>de</strong>CB-1 (1mg/kg, i.p.) sobre el efecto agudo <strong>de</strong>l quinpirole(0, 0.025, 0.025 y 1 mgr/kgr s.c.), agonista <strong>de</strong>l receptordopaminérgico D-2, en la actividad motora en ratasWistar macho. Los datos fueron recogidos 60 minutostrás la inyección El bloqueo <strong>de</strong> los receptores conSR141716A potencia las alteraciones inducidas por elquinpirole sobre la conducta, apoyando el papel <strong>de</strong>l sistemacannabinoi<strong>de</strong> endógeno como regulador <strong>de</strong> la estimulacióndopaminérgica <strong>de</strong> la conducta motora.*P


ién <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que el agonista <strong>de</strong>l receptorCB-1, induce cambios en los receptores dopaminérgicosestriatales (Navarro et al., 1993b;Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1992). Estosefectos se pue<strong>de</strong>n poner <strong>de</strong> manifiesto comportamentalmente24 horas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> unaadministración única <strong>de</strong> THC. (Figura 5).Interacción dopamina-cannabinoi<strong>de</strong> en loscircuitos mesolímbicos.El sistema dopaminérgico mesocorticolímbicoes más sensible que la vía nigroestriatala la administración aguda <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s.Figura 5. El pretratamiento con el agonista <strong>de</strong>l receptorpara cannabinoi<strong>de</strong>s CB-1 THC (5 mg/kg) potencialos efectos activadores <strong>de</strong> la locomoción inducida porel agonista dopaminérgico D-2 quinpirole (dosis <strong>de</strong>0.25 mg/kg), medida 24 horas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la inyección<strong>de</strong>l cannabinoi<strong>de</strong>.* P < 0.05 versus animales tratados con suero salino,Newman-Keuls.Las primeras <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> las acciones<strong>de</strong>l THC en el cerebro indicaban una estimulación<strong>de</strong> la actividad dopaminérgica mesocorticolímbica(Bowers y Hoffman, 1986; Chen etal., 1990). Registros extracelulares directosmostraron que la administración sistémica <strong>de</strong>agonistas CB-1 incrementaban la actividad <strong>de</strong>neuronas dopaminérgicas <strong>de</strong>l área tegmentalventral (French et al., 1997) asociadas a unaumento <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> dopamina en lasterminales mesolímbicas (tabla 1; Gardner etal.,1988; Navarro et al., 1993a; Tanda et al.,1997). Según estudios preliminares <strong>de</strong>l grupo<strong>de</strong> Gardner (Gardner y Vorel, 1998), la liberación<strong>de</strong> dopamina inducida por cannabinoi<strong>de</strong>ses aditiva a la producida por el bloqueo <strong>de</strong>receptores dopaminérgicos D-2, lo que sugiereque el receptor CB-1 podría oponerse a laacción <strong>de</strong> los autorreceptores que controlanla liberación <strong>de</strong> esta monoamina. Sin embargo,está por <strong>de</strong>terminar <strong>de</strong> forma concluyentesi este efecto es producido por la estimulacióndirecta <strong>de</strong> los receptores CB-1presentes en células dopaminérgicas, porestimulación transináptica.o por activación<strong>de</strong>l eje hipotálamo-hipófiso-adrenal. Los trabajosrealizados hasta la fecha son contradictoriosa este respecto, y son necesariasinvestigaciones adicionales para establecerconcluyentemente el papel <strong>de</strong> los receptores<strong>de</strong> dopamina D-1 y D-2 en la respuesta <strong>de</strong> lasneuronas dopaminérgicas mesocorticolímbicasa la exposición aguda a cannabinoi<strong>de</strong>s.Por ejemplo, el bloqueo <strong>de</strong> los receptoresCB-1 con el antagonista selectivo SR141617Ano afecta la actividad <strong>de</strong>l área tegmental ventral(Gueu<strong>de</strong>t et al., 1995), mientras que losantagonistas <strong>de</strong> los receptores opioi<strong>de</strong>s-m(naloxona, naloxonazina) bloquean el aumento<strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> dopamina inducida porla administración <strong>de</strong> agonistas CB-1, actuandoambos probablemente sobre las neuronas<strong>de</strong>l área tegmental ventral (Tanda et al 1997)y en sus extremos terminales en el núcleoaccumbens (Chen et al., 1990; Gardner yLowinson , 1991). Una hipótesis adicionalinteresante es que la activación mesolímbicainducida por los agonistas CB-1 sea glucocorticoi<strong>de</strong>-<strong>de</strong>pendiente.Los cannabinoi<strong>de</strong>s sonestresores químicos que activan el eje hipofi-Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F.; Navarro, M. 89


so-adrenal mediante liberación <strong>de</strong> la ACTH(Martín Cal<strong>de</strong>rón et al., 1998). También inducenrespuestas <strong>de</strong> ansiedad (Rodriguez <strong>de</strong>Fonseca et al 1997). El estrés agudo se asociacon una activación rápida <strong>de</strong> la vía mesolímbicaque pue<strong>de</strong> estar mediada por losreceptores <strong>de</strong> glucocorticoi<strong>de</strong>s presentes enneuronas dopaminérgicas mesolímbicas(Kalivas y Stewart, 1991; Piazza et al., 1996).Está por <strong>de</strong>terminar si la activación mesolímbica<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la activación <strong>de</strong>l eje hipofiso-adrenal,pero su <strong>de</strong>mostración pue<strong>de</strong> servir<strong>de</strong> soporte a las observaciones clínicassobre el papel <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabiscomo factor <strong>de</strong> vulnerabilidad en el <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>namiento<strong>de</strong> un brote psicótico o en ladrogadicción (Andreasson et al., 1987; Navarroet al., 1995; Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al.,1997). La reciente <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la aparición<strong>de</strong> sensibilización a psicoestimulantesen animales tratados crónicamente con elagonista CB-1 THC apoya esta hipótesis, yrefuerza el papel relevante <strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno en los fenómenos queconducen al establecimiento <strong>de</strong> la conductaadictiva. En cualquier caso, la administracióncrónica <strong>de</strong> agonistas cannabinoi<strong>de</strong>s inducecambios importantes en la funcionalidad <strong>de</strong>las neuronas dopaminérgicas mesolímbicasy mesocorticales. Diana y colaboradores han<strong>de</strong>mostrado que estas neuronas sufrencambios adaptativos a resultas <strong>de</strong> la administracióncrónica <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s que seasemejan a los <strong>de</strong>scritos tras la administracióncrónica <strong>de</strong> etanol u opiáceos. Estoscambios se manifiestan como una reducciónen la actividad eléctrica espontánea <strong>de</strong> estasneuronas durante la instauración <strong>de</strong> abstinenciaa cannabinoi<strong>de</strong>s inducida farmacológicamente(mediante la inyección <strong>de</strong>l antagonistaSR 141716 A) o <strong>de</strong> maneraespontànea (cese <strong>de</strong> administración <strong>de</strong> agonistasCB-1). Este <strong>de</strong>clinar en la activida<strong>de</strong>spontànea mesocorticolímbica se asocia alestado afectivo negativo, disfórico, queacompaña al cese <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong>abuso, y que se consi<strong>de</strong>ra un factor importanteen el mantenimiento <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>la droga y en las recaídas.4. PAPEL DE LAS INTERACCIONES CAN-NABINOIDE EN LA PATOGENIA Y TRA-TAMIENTO DE ENFERMEDADES NEU-ROPSIQUIÀTRICAS.Como hemos <strong>de</strong>scrito anteriormente, loscannabinoi<strong>de</strong>s endógenos son mediadoreslocales liberados para regular el procesado <strong>de</strong>la información en las principales conexiones<strong>de</strong> los núcleos <strong>de</strong> los ganglios basales, y posiblementeen las vías <strong>de</strong>l refuerzo. La posibleactividad constitutiva <strong>de</strong> los receptores CB-1 ysu acoplamiento bidireccional a la a<strong>de</strong>nilatociclasa sugiere que esta función reguladoraafecta a procesos <strong>de</strong> naturaleza opuesta <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong>l estriado, indicando un posible papelpara este sistema como un potencial regulador<strong>de</strong> la homeostasis local (Glass y Fel<strong>de</strong>r,1997b; Maneuf y Brotchie, 1997; Rodríguez<strong>de</strong> Fonseca et al., 1998). La inducción <strong>de</strong> unbloqueo funcional <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> recaptación<strong>de</strong> neurotransmidores <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la estimulaciónCB-1 pue<strong>de</strong> afectar a neurotransmisores<strong>de</strong> naturaleza opuesta, tales como glutamatoy GABA, apoyando nuevamente el papelamortiguador <strong>de</strong> la señal cannabinoi<strong>de</strong> endógenaen el estriado. Queda pendiente el i<strong>de</strong>ntificarlas posibles variaciones regionales enestos mecanismos, así como las condicionespatológicas en las cuales una clara contribución<strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógenopue<strong>de</strong> contribuir a mejorar nuestro conocimiento<strong>de</strong> ciertos trastornos neurológicos.Los hallazgos <strong>de</strong> investigación tratados eneste manuscrito sugieren que el sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno pue<strong>de</strong> servir <strong>de</strong> objetivopara el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuevas estrategias parael tratamiento <strong>de</strong> procesos relacionados conla transmisión dopaminérgica. En el campo <strong>de</strong>la adicción a drogas, la utilización <strong>de</strong> agonistasparciales débiles <strong>de</strong>l receptor CB-1 podría,teóricamente, ayudar a reducir el consumo <strong>de</strong>psicoestimulantes, opiáceos o cannabinoi<strong>de</strong>s.Los antagonistas <strong>de</strong>l receptor CB-1 podríanayudar a reducir el <strong>de</strong>seo compulsivo <strong>de</strong> toma<strong>de</strong> drogas durante la abstinencia o tras lamisma, especialmente en individuos con altatasa <strong>de</strong> consumo. Esta aproximación ya hasido ensayada con éxito en la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia aopiáceos o a etanol (Ver Navarro et al., este90Adicción y sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno


volumen o Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1999).De entre los trastornos <strong>de</strong>l movimiento , laenfermedad <strong>de</strong> Parkinson, las discinesias tardíasy las distonías inducidas por neurolépticosson firmes candidatos a beneficiarse <strong>de</strong> laterapia basada en el sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno, junto al síndrome <strong>de</strong> Gilles <strong>de</strong> laTourette y la corea <strong>de</strong> Huntington (Rodríguez<strong>de</strong> Fonseca et al., 1998). Como una potencialutilidad práctica <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo po<strong>de</strong>mos proponerlos agonistas cannabinoi<strong>de</strong>s para reducirlos efectos in<strong>de</strong>seados <strong>de</strong> la L-dopa o agonistasdopaminérgicos en la enfermedad <strong>de</strong> Parkinsono en las discinesias tardías asociadasal uso <strong>de</strong> neurolépticos, así como antagonistascannabinoi<strong>de</strong>s para reducir la dosis efectiva<strong>de</strong> L-DOPA o agonistas dopaminérgicosnecesarios para aliviar la acinesia característica<strong>de</strong> dicha enfermedad (Maneuf et al., 1997;Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1998).A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los trastornos motores, tambiénse podrían beneficiar distintas alteracionesneuropsiquiátricas <strong>de</strong> la disponibilidad <strong>de</strong>nuevos compuestos que actuasen sobre losreceptores cannábicos, tales como los nuevosantagonistas selectivos, así como <strong>de</strong>lesclarecimiento <strong>de</strong> nuevos mecanismosmoleculares y <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> nuevasdianas farmacológicas, tales como el recientemente<strong>de</strong>scrito transportador <strong>de</strong> anandamida(Beltramo et al., 1997). Este último hallazgoha abierto múltiples posibilida<strong>de</strong>s. Unejemplo cardinal pue<strong>de</strong>n ser los síntomasagudos <strong>de</strong> la esquizofrenia, que actualmenteson atribuidos, entre otros mecanismos, a unestado hiperdopaminérgico. Si la liberación<strong>de</strong> anandamida también se dispara en áreascorticales tras la activación <strong>de</strong> los receptoresD-2, un aumento <strong>de</strong> la biodisponibilidad <strong>de</strong>anandamida por medio <strong>de</strong>l bloqueo <strong>de</strong> larecaptación <strong>de</strong> anandamida o <strong>de</strong> la hidrólisispue<strong>de</strong>n actuar como terapia antipsicótica.Estudios experimentales (Beltramo et al.,2000) en animales <strong>de</strong> laboratorio han <strong>de</strong>mostradoesta hipótesis, así como la <strong>de</strong> la normalización<strong>de</strong> la hiperactividad infantil en unmo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> ratas genéticamente hiperactivas.Del mismo modo, la administración crónica<strong>de</strong> un antagonista <strong>de</strong>l receptor CB-1 podríaservir para reducir la sintomatología negativaasociada a la esquizofrenia, si ésta se <strong>de</strong>biesea la reducción <strong>de</strong> la señal dopaminèrgicaen las áreas <strong>de</strong> proyección corticolímbicas.Por último, el hecho <strong>de</strong> que la anandamidasea un agonista parcial pue<strong>de</strong> evitar los efectoscolaterales in<strong>de</strong>seables producidos porlos agonistas completos como la catalepsia olas reacciones <strong>de</strong> estrés agudas Aunque <strong>de</strong> larata se ha <strong>de</strong>scrito que el tratamiento crónicocon THC pue<strong>de</strong> inducir pérdida neuronal en elhipocampo, <strong>de</strong> naturaleza glucocorticoi<strong>de</strong><strong>de</strong>pendiente(Landfield et al., 1988), tambiénse han <strong>de</strong>scrito acciones neuroprotectoras<strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> la estimulación <strong>de</strong>l receptor cannabinoi<strong>de</strong>CB-1 in vitro e in vivo (Nagayama etal., 1999). Estos hallazgos indican que un usoracional <strong>de</strong> estas drogas dirigidas al receptorCB-1, pue<strong>de</strong> proteger a las neuronas <strong>de</strong> diferentestipos <strong>de</strong> agresiones. Continuando coneste razonamiento, compuestos que activasenel receptor CB-1 o incrementasen la liberación<strong>de</strong> endocannabinoi<strong>de</strong>s podrían, a<strong>de</strong>más,tener propieda<strong>de</strong>s preventivas <strong>de</strong>l<strong>de</strong>terioro al actuar como neuroprotectores(Por ejemplo, al disminuir la liberación <strong>de</strong> glutámicoo disminuir la neurotoxicidad mediadapor los receptores NMDA).AGRADECIMIENTOS.Este trabajo ha sido financiado por los Proyectos<strong>de</strong> la Comunidad <strong>de</strong> Madrid(08.5/0013/98 y 05/0024/99), por el HospitalPsiquiátrico <strong>de</strong> Ciempozuelos-Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> SanJuan <strong>de</strong> Dios, LA DGICYT, proyecto PM96/0047 y La Delegación <strong>de</strong>l Gobierno para elPlan Nacional Sobre Drogas. Los autoresagra<strong>de</strong>cen especialmente la colaboración <strong>de</strong>los Doctores Luis Miguel García Segura yMiguel Angel Gorriti, así como la asistenciatécnica <strong>de</strong> Concepción Bailón <strong>de</strong>l InstitutoCajal, CSIC, Madrid.REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.An<strong>de</strong>rson LA, An<strong>de</strong>rson JJ, Chase TN and WaltersJR (1995) The cannabinoid agonist WIN 55,212-Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F.; Navarro, M. 91


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Cannabinoi<strong>de</strong>s y conducta adictivaNAVARRO, M.; RODRIGUEZ DE FONSECA, F.Departamento <strong>de</strong> Psicobiología. Instituto Universitario <strong>de</strong> Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasDirigir correspon<strong>de</strong>ncia: Miguel Navarro. Departamento <strong>de</strong> Psicobiología. Instituto Universitario <strong>de</strong> Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias.Facultad <strong>de</strong> Psicología. Universidad Complutense <strong>de</strong> Madrid. 28223 Madrid.ResumenLos cannabinoi<strong>de</strong>s son compuestos psicoactivospresentes en el cannabis y que actúan en el sistemanervioso a través <strong>de</strong> receptores específicos <strong>de</strong> membrana,los receptores CB-1. Estos receptores estánsituados en neuronas <strong>de</strong> muchos circuitos encefálicos,incluyendo el sistema <strong>de</strong> recompensa cerebral.Este sistema es clave para enten<strong>de</strong>r la conducta adictiva,y <strong>de</strong> él forman parte las neuronas dopaminérgicasmesotelencefálicas, así como algunas neuronaspeptidérgicas <strong>de</strong> entre las que <strong>de</strong>stacan las neuronasencefalinérgicas. Los cannabinoi<strong>de</strong>s, al igual que elresto <strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong> abuso, activan las neuronasmesotelencefálicas y disminuyen el umbral <strong>de</strong> recompensacerebral. Del mismo modo que la cocaína, losopiáceos o el etanol, estos compuestos inducen conductas<strong>de</strong> autoadministración en animales <strong>de</strong> experimentacióny provocan condicionamiento <strong>de</strong> lugar preferencial.La administración crónica <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sprovoca tolerancia y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, e induce neuroadaptacionesen el circuito <strong>de</strong> la recompensa que sonidénticas a las inducidas por la principales drogas <strong>de</strong>abuso y que se pue<strong>de</strong>n poner <strong>de</strong> manifiesto medianteel cese <strong>de</strong> la administración <strong>de</strong> estos compuestos(síndrome <strong>de</strong> abstinencia comportamental y bioquímicoespecífico). Los cannabinoi<strong>de</strong>s actúan sinérgicamentecon el sistema opioi<strong>de</strong> endógeno, en especialcon el sistema encefalinas-receptor-F -opioi<strong>de</strong>, lo queles permite actuar como factores <strong>de</strong> vulnerabilidad enel <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la conducta adictiva. La existencia <strong>de</strong>una interacción opioi<strong>de</strong>-cannabinoi<strong>de</strong> permitirá abrirnuevas puertas terapéuticas para la adicción a heroínay a etanol.SummaryCannabinoids are the psicoactive compoundsfound in cannabis preparations. They act through theactivation of specific membrane receptors termedcannabinoid CB-1 receptors. These receptors are locatedin neurons of multiple encephalic circuits, includingthe reward system. This reward system is essentialfor the outcome of the addictive behavior, and it iscomposed of several circuits including the mesotelencephalicdopaminergic system and telencephalicpepti<strong>de</strong>rgic neurons such as enkephalinergic cells.Cannabinoids activate mesotelencephalic dopaminergicneurons and lower intracranial self stimulationthresholds, as do major abused drugs. Like cocaine,ethanol or the opiates, cannabinoids induce conditionedplace preference and are self-administered bylaboratory ro<strong>de</strong>nts. Chronic administration of cannabinoidsresults in tolerance and <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce, as well asin neuroadaptions in brain reward circuits that resemblethose found for major drugs of abuse. A specificbiochemical and behavioural withdrawal syndromecan be observed in cannabinoid-<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nt animals.Cannbinoids act sinergically with endogenous opioidpepti<strong>de</strong>s, specially with the enkephalin-F-opioidsystem.This interaction could even help to open new therapeuticdoors to heroin and alcohol addiction.Key words: cannabis, cannabinoid system, addiction,dopamine, reward system, animal mo<strong>de</strong>ls,opiods, brain, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce.Palabras clave: cannabis, sistema cannabinoi<strong>de</strong>, adicción,dopamina, sistema <strong>de</strong> recompensa, mo<strong>de</strong>losanimales, opiaceos, cerebro, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 97


La utilización médica <strong>de</strong> las preparaciones<strong>de</strong> la planta cannabis sativa (hashish,marihuana y bhang) se ha podido constatarque data <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace 4000 años en documentos<strong>de</strong> la medicina asiática, aunque suuso recreacional y hedonista sea probablementeanterior. En este sentido, hay <strong>de</strong>s<strong>de</strong>las <strong>de</strong>scripciones realizadas por Heródoto <strong>de</strong>luso ritual <strong>de</strong>l cannabis por los escitas, puebloasiático muy guerrero <strong>de</strong>l s. VII a. <strong>de</strong> J.C., alas <strong>de</strong> aquellos caballeros medievales creadospor el viejo <strong>de</strong> la montaña (los hashashins)o las imágenes <strong>de</strong> los conciertos <strong>de</strong>rock <strong>de</strong> los años 60, en las que siempre estabapresente el consumo masivo <strong>de</strong> estadroga.Des<strong>de</strong> las mil y una noches hasta los cuentos<strong>de</strong> Cornell Woolrich, la literatura tiene presentelos efectos distorsionantes <strong>de</strong>l cannabissobre la percepción, la emoción, lamemoria y el peculiar mito <strong>de</strong>l estímulosobre la creatividad artística.A partir <strong>de</strong>l aislamiento y síntesis en 1964<strong>de</strong>l ∆ 9 -tetrahidrocannabinol (THC), constituyentepsicoactivo principal <strong>de</strong> la planta, realizadopor Gaoni y Mechoulam hasta finales <strong>de</strong>los ochenta, la base neurofarmacológica <strong>de</strong>lTHC ha constituido un misterio y un <strong>de</strong>safíopara la ciencia y todavía en la actualidad no seconoce qué dimensión neurocientífica pue<strong>de</strong>nsuponer los avances realizados en estasdos últimas décadas sobre la transmisióncannabinoi<strong>de</strong> (Tabla 1).La característica farmacológica <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s,a diferencia <strong>de</strong> otros fármacos,no viene <strong>de</strong>finida por un efecto particular sinomás bien por un perfil farmacológico queconsta <strong>de</strong> la tétrada: analgesia, catalepsia,hipotermia y alteración <strong>de</strong> la actividad locomotora.Sin embargo, todavía las propieda<strong>de</strong>sreforzadoras <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s psicoactivospermanecen sujetas a un intenso<strong>de</strong>bate social y científico, hasta conocer conmejor <strong>de</strong>talle qué propiedad reforzadora propiaposeen y qué mecanismo neurobiológicocomparten con el resto <strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong>abuso.Ese interés <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> dos aspectos principales:En primer lugar, porque las preparaciones<strong>de</strong> cannabis sativa siguen siendo las másconsumidas en el mundo con respecto alresto <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong> abuso ilegales; y ensegundo lugar, porque actúan a través <strong>de</strong> unsistema propio <strong>de</strong> señalización neuronal muyubicuo en el SNC y fuera <strong>de</strong> él, con importantesimplicaciones neurobiológicas y psicobiológicas;por lo que su mejor compresión arrojaráluz en la etiopatogenia <strong>de</strong> algunasenfermeda<strong>de</strong>s neuropsiquiátricas, entre lasque una <strong>de</strong> ellas, bien pue<strong>de</strong> ser la conductaadictiva.Tabla 1. PRINCIPALES AVANCES EN LA INVESTIGACIÓN RELACIONADACON EL SISTEMA CANNÁBICO ENCEFÁLICO(referencias bibliográficas en el monográfico Neurobiology of Disease Experimental Neurology, 5(6), diciembre 1998).EVENTOUSO MÉDICO DEL CANNABISFECHA3000 años a J.C. en la medicinatradicional asiáticaAISLAMIENTO PRINCIPIOS PSICOACTIVOS 1964CANNABINOIDES SINTÉTICOS 1980-1988IDENTIFICACIÓN DEL RECEPTOR CB 1 1988CARTOGRAFÍA CEREBRAL CB 1 1990CLONAJE DEL RECEPTOR CB 1 1990NEUROFARMACOLOGÍA DEL CB 1 1988-1995AISLAMIENTO Y BIOQUÍMICA ANANDAMIDA 1992-1995NEUROFARMACOLOGÍA ANANDAMIDA 1993-1997SÍNTESIS ANTAGONISTA SR-141716A 1994AISLAMIENTO Y FUNCIÓN DEL 2-Ara-G 1995-1997NEUROANATOMÍA FUNCIONAL DEL CB 1 1996-1997SISTEMA DE RECAPTACIÓN ANANDAMIDA 199798Cannabinoi<strong>de</strong>s y conducta adictiva


REFUERZO Y RECOMPENSATodos los mamíferos necesitan conseguiruna variedad <strong>de</strong> elementos situados en elentorno para sobrevivir, <strong>de</strong> modo que a medidaque se va conociendo el valor <strong>de</strong> cadaestímulo (alimento, información, sexo, etc…)como factor <strong>de</strong> supervivencia aumenta laaproximación a él y su consumo (reforzadores).Esa capacidad se ha ido adquirido evolutivamentey explica porqué los reforzadoresson factores motivacionales principales, queseleccionan e inician los actos voluntariosorientando y gobernando la conducta paraalcanzar aquellos objetivos establecidosvoluntariamente.La selección <strong>de</strong> un refuerzo se elabora apartir <strong>de</strong> opciones comportamentales, en virtuda tres factores: el valor motivacional <strong>de</strong>lrefuerzo, que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cualidad, magnitudy probabilidad con la que el refuerzo vuelvaa aparecer, <strong>de</strong>l estado emocional o motivacionalque posea el individuo y <strong>de</strong> lapresencia <strong>de</strong> alternativas disponibles. Eneste caso, cuando existen varias opcionesque compiten entre sí, pue<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cirse laopción elegida en función a las expectativasque genera cada una <strong>de</strong> ellas en el individuo(Schultz et al., 1997).El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> un refuerzo pue<strong>de</strong> representarun indicador <strong>de</strong> afecto o preferencia (refuerzopositivo), que en el caso <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> drogas<strong>de</strong> abuso lo representa la búsqueda <strong>de</strong>un sabor, <strong>de</strong> efectos euforizantes, o sensacionessubjetivas agradables una vez consumida.Los consumidores <strong>de</strong> cannabis reflejanun incremento <strong>de</strong> la sensación <strong>de</strong> bienestar,euforia mo<strong>de</strong>rada, relajación y alivio <strong>de</strong> laansiedad, pocas personas que fuman socialmentemarihuana buscan intensificar lasemociones, la distorsión sensorial, alucinacionesmo<strong>de</strong>radas o la ansiedad, que son propias<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> dosis elevadas (Abood yMartin, 1992).También el consumo <strong>de</strong> haschish se hacepara evitar el estado aversivo por las consecuencias<strong>de</strong>l consumo prolongado o paramitigar trastornos preexistentes <strong>de</strong> la personalidado <strong>de</strong>l temperamento, que representanel refuerzo negativo, que también aumentala probabilidad <strong>de</strong> repetir la autoadministración,incrementando la expectativa <strong>de</strong> terminaro disminuir la condición <strong>de</strong>sagradable.Los refuerzos inducen estados emocionalessubjetivos, que cuando son placenteros seles <strong>de</strong>nomina recompensa.Des<strong>de</strong> el trabajo pionero <strong>de</strong> Olds y Milneren 1954 con el <strong>de</strong>scubrimiento en primates<strong>de</strong> los circuitos cerebrales <strong>de</strong>l refuerzo y larecompensa, hay una gran cantidad <strong>de</strong> investigacionesrelacionadas con estos fenómenosy sus implicaciones neurobiológicas y psicobiológicas.La recompensa contribuye alaprendizaje y mantenimiento <strong>de</strong> las conductaspreparatoria (<strong>de</strong> acercamiento) y consumatoria,que sirven para seleccionar y conseguirlos componentes más importantes <strong>de</strong>lentorno y contribuyen a que la supervivenciay adaptación sean más eficientes.Los efectos recreacionales y la predisposiciónal consumo abusivo <strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong>rivan<strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aumentar la activación<strong>de</strong> los mecanismos reforzadores cerebrales yparece ser la propiedad común y esencial <strong>de</strong>todas ellas, produciendo efectos subjetivosque constituyen, según la jerga, el high, rush osubidón que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> las drogas<strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> inducir refuerzo positivo y esla consecuencia <strong>de</strong> actuar directa e indirectamentesobre los citados circuitos, don<strong>de</strong> ladistribución <strong>de</strong> los receptores cannabinoi<strong>de</strong>s(CB1) coinci<strong>de</strong> en aquellas áreas directamenteimplicadas en el circuito <strong>de</strong> la recompensacerebral (Henkerham, 1992).LOS CANNABINOIDES INTERACCIONANCON EL SUBSTRATO NEUROBIOLÓGICODEL REFUERZO POSITIVOMediante numerosos estudios neurofarmacológicos,se ha establecido la implicación<strong>de</strong>l sistema dopaminérgico en los efectosreforzadores <strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong> abuso. La magnitud<strong>de</strong> la recompensa muestra una relaciónestrecha con el grado <strong>de</strong> activación <strong>de</strong> la víadopaminérgica ascen<strong>de</strong>nte mesolímbicacortical,originada en el área tegmental ventral, yNavarro, M.; Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F. 99


que proyecta a estructuras corticales anterioresy subcorticales <strong>de</strong>l sistema límbico (Corbetty Wise, 1980).Existen múltiples evi<strong>de</strong>ncias que ponen <strong>de</strong>manifiesto que los mecanismos responsables<strong>de</strong> la recompensa <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la integridadfuncional <strong>de</strong>l citado sistema dopaminérgicoy <strong>de</strong> sus conexiones (Fray et al.,1983) y su activación está íntimamente asociadacon los efectos reforzadores positivos<strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong> abuso, puesto <strong>de</strong> manifiestomediante muchos paradigmas comportamentalesque evaluan las propieda<strong>de</strong>s reforzadoraspositivas <strong>de</strong> las diferentes drogas <strong>de</strong>abuso (Gardner, 1997).Éste sistema esta compuesto por dos proyeccionesprincipales: La vía nigroestriatal,que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pars compacta <strong>de</strong> la substancianigra proyecta al núcleo caudado <strong>de</strong> los gangliosbasales y la vía mesolímbicacortical que<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el área tegmental ventral proyecta alnúcleo accumbens, el tubérculo olfatorio, elcórtex frontal y amígdala. Este último circuito,es el que primariamente está implicado enlas acciones reforzadoras positivas <strong>de</strong> las drogas<strong>de</strong> abuso (Corbett y Wise, 1980).La vía mesolímbicacortical es la más sensiblea los efectos agudos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s,como <strong>de</strong>mostró el grupo <strong>de</strong> E. Gardnerpor el aumento <strong>de</strong>l flujo dopaminérgico en elnúcleo accumbens tras la administración <strong>de</strong>dosis bajas <strong>de</strong> THC, y también, medianteregistros extracelulares directos se ha podidoestablecer que tras la administración <strong>de</strong> agonistasCB1 se incrementa la actividad <strong>de</strong> lasneuronas dopaminérgicas <strong>de</strong>l área tegmentalventral (French, 1997), unido a un aumento<strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> dopamina en otras áreas<strong>de</strong> proyección mesolímbicas (Chen et al.,1990, Gardner y Vorel, 1998). Sabemos quelas drogas <strong>de</strong> abuso tienen propieda<strong>de</strong>s reforzadoraso <strong>de</strong> recompensa, aunque se prestapoca atención a los mecanismos psicobiológicossubyacentes a dichos efectos.Las propieda<strong>de</strong>s reguladoras <strong>de</strong> la transmisióndopaminérgica frente a los reforzadores,ya sean estímulos naturales (alimentos, estímulossexuales, etc…) o drogas <strong>de</strong> abuso,<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> qué porción se active <strong>de</strong>l núcleoaccumbens, cuya división consta <strong>de</strong> la porcióncentral o core y la más ventromedial o shell.El núcleo accumbens ofrece cambios precisosen la transmisión dopaminérgica en laporción <strong>de</strong>l shell y <strong>de</strong>l core en respuesta aestímulos apetitivos o aversivos. De maneraque aquellos estímulos apetitivos inusuales,imprevistos o incondicionados provocan unarespuesta importante en el shell, mientrasque la respuesta es muy pobre cuando elestímulo es aversivo o si cualquiera <strong>de</strong> elloses habitual o previsto.Sin embargo, el core respon<strong>de</strong> a estímulosmotivacionales genéricos o aversivos e inclusola respuesta pue<strong>de</strong> sensibilizarse si el estímuloaversivo se repite (Salamone et al., 1999).Estas diferencias funcionales <strong>de</strong>l núcleoaccumbens sugieren que la respuesta adaptativadopaminérgica <strong>de</strong>l shell se produceesencialmente frente a la adquisición (aprendizaje);mientras que, el core respon<strong>de</strong> a laexpresión <strong>de</strong> la motivación (respuesta).A este respecto, no existe una i<strong>de</strong>a concreta<strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s estimulanlos receptores CB1 situados en lasneuronas dopaminérgicas, ni qué papel representanlos receptores D1 y D2 en la respuestapor la estimulación <strong>de</strong> la vía mesolímbicacorticalejercidad por los cannabinoi<strong>de</strong>s;aunque se ha puesto <strong>de</strong> manifiesto que trasla administración intravenosa <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sexiste un incremento notable <strong>de</strong> dopaminaen ambas porciones <strong>de</strong>l núcleo accumbens,más intensamente en el shell al igualque suce<strong>de</strong> con otras drogas <strong>de</strong> abuso(Tanda et al., 1997).Esta respuesta no se afecta bloqueando losreceptores CB1 con el antagonista SR141716Aen el área tegmental ventral (Gueu<strong>de</strong>t et al.,1995), mientras que si lo hace con antagonistas<strong>de</strong>l receptor µ (naloxona, naloxonacina), evitándosela liberación <strong>de</strong> dopamina, muy probablementesea <strong>de</strong>bido a través <strong>de</strong> las neuronas<strong>de</strong>l área tegmental ventral (Tanda et al., 1997),aunque también pudiera ser en las terminalesque proyecta al núcleo accumbens (Gardner yVorel, 1998), o también cabe la posibilidad queactúe por estimulación transináptica.100Cannabinoi<strong>de</strong>s y conducta adictiva


Por otra parte, resulta interesante <strong>de</strong>stacarla asociación entre las acciones <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sy la respuesta al estrés. Como anteshemos indicado, los agonistas cannabinoi<strong>de</strong>sactivan la vía mesolímbicacortical, y para ello<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la respuesta adrenal liberandoglucocorticoi<strong>de</strong>. Dado que el estrés agudo seasocia con una activación mesolímbicacorticalmediada por receptores glucocorticoi<strong>de</strong>ospresentes en neuronas dopaminérgicas <strong>de</strong> lacitada vía (Piazza et al., 1996), pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rseque los canabinoi<strong>de</strong>s son equivalentesa estresores químicos puesto que activan eleje adrenal a través <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> ACTH(Martín-Cal<strong>de</strong>rón, et al., 1998), induciendouna respuesta comportamental similar alestrés (Rodríguez <strong>de</strong> Fonseca et al., 1996), yaque el núcleo central <strong>de</strong> la amígdala y elnúcleo paraventricular <strong>de</strong>l hipotálamo, queparticipan íntimamente en esta respuestaemocional, presentan ambos receptores CB1(Navarro et al., 1997).Teniendo en cuenta que la actividad dopaminérgicamesoaccubal pue<strong>de</strong> organizarse amodo <strong>de</strong> una ca<strong>de</strong>na fisiopatológica, y dabase a la vulnerabilidad a las drogas <strong>de</strong> abuso(Piazza y Le Moal, 1996), y si la activaciónmesolímbicacortical inducida por cannabinoi<strong>de</strong>s<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la activación <strong>de</strong>l eje adrenal,pue<strong>de</strong> dar pie al soporte epi<strong>de</strong>miológico <strong>de</strong>que el consumo <strong>de</strong> cannabis es un factor <strong>de</strong>vulnerabilidad a los efectos adictivos <strong>de</strong> lasdrogas <strong>de</strong> abuso o a la propensión <strong>de</strong> la formación<strong>de</strong> hábitos tóxicos (Gardner y Vorel,1997); así como el hecho <strong>de</strong> aquellas observacionesclínicas que establecen que el consumo<strong>de</strong> cannabis provoca una predisposición alinicio <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s neuropsiquiátricas,como la psicosis (Andreasson et al., 1987;Emrich et al., 1997).CANNABINOIDES Y PARADIGMAS COM-PORTAMENTALES ADICTIVOSLos mo<strong>de</strong>los animales evalúan las propieda<strong>de</strong>sreforzadoras que tienen las drogas <strong>de</strong>abuso y permiten comparar la capacidad adictiva<strong>de</strong> las mismas, estableciendo gradosentre los posibles factores que contribuyen enel refuerzo, la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, el síndrome <strong>de</strong>abstinencia y la recaída, y también facilitan lai<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> aquellos mecanismos neurobiológicosque intervienen en los citadosfenómenos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el nivel molecular al comportamental.En este sentido, los cannabinoi<strong>de</strong>s,como el resto <strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong> abuso,comparten una serie <strong>de</strong> características comunes,que analizaremos a continuación.Primero, aumentan la recompensa inducidabajo el paradigma conocido como autoestimulacióneléctrica intracraneal (AEIC), a losanimales entrenados a presionar una palancaen una caja operante, se les implanta electrodosen el haz prosencefálico medial y soncapaces <strong>de</strong> autoestimularse pequeñas <strong>de</strong>scargaseléctricas al activar la palanca, <strong>de</strong>modo que este paradigma permite conocer elumbral <strong>de</strong> recompensa cerebral que tiene unanimal en cada situación experimental.En 1988 el grupo <strong>de</strong> Elliot Gardner <strong>de</strong>mostraroncon este paradigma, que las ratas Lewiseran las más sensibles al efecto reforzador <strong>de</strong>lTHC a dosis bajas, <strong>de</strong> manera que la administraciónintravenosa <strong>de</strong> 1,5 mg/Kg <strong>de</strong> peso <strong>de</strong>THC, disminuye el citado umbral, como ocurrecon otras drogas <strong>de</strong> abuso, como el etanol,heroína, cocaína y nicotina, que también disminuyenel citado umbral tanto más cuanto másrefuerzo positivo poseen (Gardner y Lowinson,1991); asímismo, y complementariamente, laadministración <strong>de</strong> 1.0 mg/Kg <strong>de</strong> THC, disminuyela frecuencia <strong>de</strong> estimulación eléctrica intracraneal,que como el anterior, es otro índiceadictivo (Lepore et al., 1996).En segundo lugar, está ampliamente constatadopor numerosos equipos <strong>de</strong> investigaciónque la administración aguda <strong>de</strong> agonistas<strong>de</strong>l receptor CB1 aumenta la activación basal<strong>de</strong> las neuronas dopaminérgicas <strong>de</strong> aquelloscircuitos relacionados con el refuerzo y larecompensa, y también lo hace la síntesis, laliberación basal o la inhibición <strong>de</strong> la recaptacióndopaminérgicas (Poddar y Dewey, 1980;Navarro et al., 1993 y Tanda et al., 1997). Particularmenteaumenta la activación dopaminérgicaen la porción <strong>de</strong>l shell <strong>de</strong>l núcleo accumbens,don<strong>de</strong> parece probable que esta rutaneuroquímica actúe como un filtro <strong>de</strong> entradaNavarro, M.; Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F. 101


<strong>de</strong> las señales nerviosas generadas en el sistemalímbico, mediando los aspectos motivacionalesque conducirían a que los estímulosasociados a su consumo cobren un significadoemocional especial <strong>de</strong>l que antes carecían,facilitando la formación <strong>de</strong> hábitos tóxicos(Gardner y Vorel, 1998). Estos efectos sonampliamente reconocidos como lo más característico<strong>de</strong> las acciones agudas <strong>de</strong> las principalesdrogas adictivas (Koob et al., 1998).En tercer lugar, bajo el paradigma <strong>de</strong> autoadministraciónintravenosa que es un paradigmaclásico para la evaluación <strong>de</strong> la capacidadadictiva <strong>de</strong> las drogas <strong>de</strong> abuso, el grupo <strong>de</strong>Walter Fratta ha conseguido que ratones seautoadministren un potente agonista cannabinoi<strong>de</strong>,el <strong>de</strong> WIN-55,212-2 (0.1 mg/Kg),mientras que ratones transgénicos, que carecengenéticamente <strong>de</strong>l receptor CB1, bajoidénticas condiciones experimentales no soncapaces <strong>de</strong> autoadministrarse la droga y carecer<strong>de</strong> aquellos efectos farmacológicos relacionadoscon el efecto adictivo <strong>de</strong> las accionesagudas o crónicas <strong>de</strong> la misma (Le<strong>de</strong>ntet al., 1999). Esto supone una mediación <strong>de</strong>los efectos reforzadores <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sa través <strong>de</strong>l receptor CB1. El hecho <strong>de</strong> que elTHC no haya podido generar este mismoparadigma en otras especies, como lo hacenla nicotina, etanol, heroína o cocaína; pue<strong>de</strong>obe<strong>de</strong>cer probablemente a razones farmacocinéticasentre el WIN-55,212-2 y otros cannabinoi<strong>de</strong>s(Martellota, et al., 1998), más quea razones <strong>de</strong> tipo farmacodinámicas.En cuarto lugar, los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>ninducir condicionamiento <strong>de</strong> lugar preferencial(CLP), un mo<strong>de</strong>lo animal en el que el estímuloque representa el entorno don<strong>de</strong> se leadministra la droga, se asocia a los efectos<strong>de</strong> búsqueda o <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la misma. En numerososestudios se ha <strong>de</strong>mostrado que losestímulos neutros asociados a otros contingentes(autoadministración intracraneal ointravenosa) o con los no contingentes (experiencia<strong>de</strong> sensaciones subjetivas <strong>de</strong>l medioexterno o interno) adquieren propieda<strong>de</strong>sreforzadoras similares a las que tienen lasdrogas <strong>de</strong> abuso primariamente.Hasta hace poco no se había conseguidoevaluar que los cannabinoi<strong>de</strong>s tuvieran esacapacidad, sin embargo, parece que el THCtiene efecto apetitivo pero muy <strong>de</strong>pendiente<strong>de</strong> la dosis administrada, <strong>de</strong> modo que con 1mg/Kg produce un efecto CLP potente, mientrasque por el contrario, entre las dosis 2 a 4mg/Kg induce aversión (Lepore et al., 1995);<strong>de</strong> manera similar, el efecto <strong>de</strong>l THC es<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l tiempo que transcurre<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el emparejamiento con el entorno y elconsumo <strong>de</strong> THC. En humanos suce<strong>de</strong> unfenómeno paralelo, en el que el tiempo y ladosis son factores <strong>de</strong>terminantes para que elTHC tenga efecto condicionante <strong>de</strong> lugar oaversivo (Noyes et al., 1975, Raft et al., 1977y Laszlo et al, 1981).Des<strong>de</strong> una amplia variedad <strong>de</strong> datos yparadigmas, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los diferentesgrupos <strong>de</strong> investigación, parece claroque los cannabinoi<strong>de</strong>s activan los circuitosimplicados en el refuerzo/recompensa <strong>de</strong> losmamíferos bajo diferentes parámetros electrofisiológicos,neuroquímicos o comportamentales<strong>de</strong> modo no diferente al resto <strong>de</strong>drogas <strong>de</strong> abuso, aunque durante un tiempose les ha consi<strong>de</strong>rado como drogas <strong>de</strong> abusoatípicas por no haber podido <strong>de</strong>mostrar hastael momento que el THC tiene propieda<strong>de</strong>ssimilares al resto. Es probable que las dificulta<strong>de</strong>sen la <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l incumplimiento<strong>de</strong>l THC <strong>de</strong> los mismos criterios adictivos queotras drogas <strong>de</strong> abuso, sean <strong>de</strong>bidas a variosfactores, entre los que pue<strong>de</strong>n estar los efectosmotores <strong>de</strong>presores, los componentesaversivos, las características farmacocinéticas<strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> su liposolubilidad y la falta<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>los experimentales.CANNABINOIDES Y DEPENDENCIA¿Los cannabinoi<strong>de</strong>s son capaces <strong>de</strong> inducirefectos crónicos similares a los que provocanel resto <strong>de</strong> las principales drogas <strong>de</strong> abuso?La investigación pue<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r afirmativativamentesi cumplen una serie <strong>de</strong> requisitos,entre los cuales tenemos los siguientes: En102Cannabinoi<strong>de</strong>s y conducta adictiva


primer lugar, los cannabinoi<strong>de</strong>s son capaces<strong>de</strong> inducir tolerancia a los principales efectosfarmacológicos en la mayoría <strong>de</strong> especies ytambién en el humano. Aunque no se presentapor igual a todos los efectos, existeuna tolerancia cruzada entre los distintos grupos<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s, pero es mucho másprolongada que la observada frente a otrasdrogas <strong>de</strong> abuso, como la inducida por losopioi<strong>de</strong>s (Dewey, 1986).En segundo lugar, los cannabinoi<strong>de</strong>s inducen<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, evi<strong>de</strong>nciada por el grupodirigido por Michael Walker en 1995, manifestandoun conjunto <strong>de</strong> síntomas similares alos observados durante el síndrome <strong>de</strong> abstinenciaa opioi<strong>de</strong>s, como son: la sacudida corporal(wet-dog shake) el autoacicalamiento(self-grooming) tras la administración <strong>de</strong> unantagonista cannabinoi<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> administracióncrónica <strong>de</strong> 15 mg/Kg i.p. <strong>de</strong> THC. Elsíndrome <strong>de</strong> abstinencia, aparece como unconjunto <strong>de</strong> síntomas y signos, caracterizadospor breves secuencias motoras frecuentementeinterrumpidas antes <strong>de</strong> alcanzar elfinal <strong>de</strong> las mismas en las que se incluyensíntomas como frotamiento facial con laspatas <strong>de</strong>lanteras y temblor <strong>de</strong> estas, secuencias<strong>de</strong> rascado, vocalizaciones, etc…; y otrossíntomas como ptosis palpebral, piloerección,diarrea, hipertermia y postura corporal anómala,no observándose pérdida <strong>de</strong> peso(Tsou et al., 1995).Posteriormente, otros autores han podidoratificar esos resultados (Aceto et al., 1995)en otras especies (Fre<strong>de</strong>ricks & Benowitz,1980, Beardlsley et al., 1986 y Hutcheson etal., 1998).En tercer lugar, a los síntomas comportamentalesespecíficos se asocia un conjunto<strong>de</strong> fenómenos neuroquímicos y neuroendocrinossimilares a lo sucedido con otras drogas<strong>de</strong> abuso, ya que tras la exposición crónicacon otros agonistas cannábico muyselectivo <strong>de</strong>l receptor CB1 una vez administradoel antagonista SR141716A se experimentala misma manifestación comportamentalcon un curso temporal similar alincremento <strong>de</strong> los niveles extracelulares <strong>de</strong>lCRF en la amígdala cerebral, medidos in vivo,mediante microdiálisis cerebral (Rodríguez <strong>de</strong>Fonseca et al., 1997) en el que participantambién otras estructuras límbicas puesto <strong>de</strong>manifiesto por el incremento <strong>de</strong> la inmunoreactividadFos en áreas corticales (hipocampoy piriforme), tronco cerebral (ATV, locus coeruleus,núcleo <strong>de</strong>l tracto solitario, substancianigra, núcleos pericacueductales), hipotálamo(núcleo paraventricular, supraquiasmático,supraóptico), núcleo anterior paraventricular<strong>de</strong>l tálamo y los ganglios basales; todas lasestructuras implicadas en los mecanismosneurobiológicos <strong>de</strong>l estrés. Estas consecuencias,son similares a las acontecidas duranteel síndrome <strong>de</strong> abstinencia a etanol, cocaínay opiáceos y explican, en parte, el estadoemocional común <strong>de</strong> los efectos cerebrales<strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (Koob, et al, 1998).Y en cuarto lugar, se ha podido implicar elsistema dopaminérgico mesolímbicocorticalen las consecuencias aversivas <strong>de</strong>l síndrome<strong>de</strong> abstinencia a cannabinoi<strong>de</strong>s en ratas, produciéndosecambios plásticos en las neuronasdopaminérgicas situadas en el ATV queproyectan al núcleo accumbens, este fenómeno,se ha podido poner <strong>de</strong> manifiestomediante la reducción <strong>de</strong> la actividad electrofisiológicaen las citadas neuronas (Diana etal., 1998).Curiosamente, similares cambiosocurren en el síndrome <strong>de</strong> abstinencia al etanol(Diana et al., 1993) y a la morfina (Diana etal., 1999).Es probable que el fenómeno <strong>de</strong> la abstinenciano se haya observado hasta contarcon un antagonista específico <strong>de</strong>l receptorCB1 y a la redistribución que sufren los cannabinoi<strong>de</strong>s<strong>de</strong>bido a su elevada hidrofobicidadque les hace <strong>de</strong>positarse en el tejidograso y tener una semivida muy prolonga,este <strong>de</strong>talle farmacocinético impi<strong>de</strong> una caídabrusca en los niveles plasmáticos (Dewey etal., 1984), llegando a estar presente el THCen el receptor durante un tiempo mayor inclusoque al plasmático (Seth y Sinha, 1991) yevita que espontáneamente aparezca unfenómeno abrupto y severo <strong>de</strong> abstinencia, adiferencia <strong>de</strong> lo que suce<strong>de</strong> con otras drogas<strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> semivida mucho más corta.Navarro, M.; Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F. 103


En el humano, la manifestación <strong>de</strong> abstinenciatras el consumo crónico, se pone <strong>de</strong>manifiesto por insomnio, inquietud, anorexia eirritabilidad (Jones et al., 1976), estos síntomasno parecen lo suficientemente alarmantessi se comparan a otras drogas <strong>de</strong> abuso yen los últimos veinte años han recibido pocaatención en la investigación experimental. Sinembargo, estudios epi<strong>de</strong>miológicos recientesen los E.E.U.U. indican que el 5% <strong>de</strong> los estudiantes<strong>de</strong> institutos la fuman diariamente(Johnston et al., 1997), con una prevalenciaestimada <strong>de</strong> diagnóstico <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia quesupera al 4% <strong>de</strong> la población general(Anthony et al., 1994), <strong>de</strong> la cual el 7,4% sonadultos y el 14,4% adolescentes, que cumplencriterios diagnósticos <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciadurante el año anterior al evaluado; <strong>de</strong> formaque, el 93% <strong>de</strong> los consumidores indican suincapacidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> fumarla y buscan tratamientospara evitar la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, especialmentecuando se hace publicidad en losmedios <strong>de</strong> comunicación (Haney, et al., 1999).Estudios recientes, señalan que la sintomatología<strong>de</strong> la abstinencia va dirigida alaumento <strong>de</strong> la conducta agresiva inespecífica(Kouri et al., 1999). Aunque, en general quedapor estudiar la relevancia clínica <strong>de</strong>l citadofenómeno y las características temporales,los síntomas antes indicados, pue<strong>de</strong>n serparticularmente importantes <strong>de</strong>pendiendo sise asocian a signos <strong>de</strong> abstinencia a etanol,opiáceos o cocaína pudiendo representar unpapel importante en la recaída, ya que seestima que entre un 20-30% <strong>de</strong> las recaídas,pue<strong>de</strong>n provenir por el aumento <strong>de</strong> la vulnerabilidadadictiva (Hall et al., 1994), o participaren el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> trastornos neuropsiquiátricos,como: esquizofrenia, manía otrastornos relacionados (Castle y Ames,1996) o efectos neuropsicológicos residuales<strong>de</strong>tectados en pruebas atencionales, verbalesy <strong>de</strong> memoria visoespacial, que persistenuna vez abandonado su consumo durante untiempo prolongado (Pope et al., 1995).El consumo <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s a largo plazoes particularmente sensible en los adolescentesdurante la pubertad, porque su uso amenudo provoca trastornos comportamentales,como <strong>de</strong>presión, déficit atencional ohiperactividad y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (78%) y prece<strong>de</strong>al uso <strong>de</strong> otras <strong>de</strong> abuso (Crowley, et al.,1998); y aunque, su consumo no sea necesariamenteun factor predictor <strong>de</strong> la progresiónal consumo <strong>de</strong> otras drogas, los adolescentesque consumen marihuana tienen 104veces más probabilidad en consumir cocaínafrente a los que nunca la han consumido(Comité <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia Pediátrica Americana,1999), <strong>de</strong> manera que el consumo <strong>de</strong> haschishrepresenta una conducta <strong>de</strong> riesgo yhay que tenerla muy en cuenta como drogaque genera hábitos tóxicos, pudiendo representarun fenómeno <strong>de</strong> puerta <strong>de</strong> entradapara algunos adolescentes.INTERACCION FUNCIONAL ENTRE ELSISTEMA CANNABINOIDE Y OPIOIDE ENLA CONDUCTA ADICTIVACuando se compara la distribución cerebral<strong>de</strong> los receptores CB1 se pone <strong>de</strong> manifiestoun solapamiento con la distribución neuroanatómica<strong>de</strong> los receptores opioi<strong>de</strong>s µ.Ambos sistemas tienen una presencia muyabundante en los circuitos límbico y áreasmotoras, especialmente en la vía mesolímbicacorticaldon<strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> dopaminainducida por THC se realiza a través <strong>de</strong>lreceptor µ localizado en el área tegmentalventral (Tanda et al., 1997). Aunque todavíasea <strong>de</strong>sconocido el posible papel que representael receptor CB1 en la regulación <strong>de</strong> laconducta adictiva al cannabis o a otras drogas<strong>de</strong> abuso, existen muchas propieda<strong>de</strong>s farmacológicasy bioquímicas comunes entrelos efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s y opioi<strong>de</strong>s(Hine et al., 1975; Vela et al., 1995 y Manzanareset al., 1999).Es interesante notar que la participación<strong>de</strong>l receptor CB1 en los efectos farmacológicos<strong>de</strong> los opioi<strong>de</strong>s, sea sobre todo en aquellosque son a largo plazo y no tanto en losagudos, ya que en ratones transgénicos quecarecen <strong>de</strong>l citado receptor, se reduce especialmenteel síndrome <strong>de</strong> abstinencia opioi<strong>de</strong>104Cannabinoi<strong>de</strong>s y conducta adictiva


(Le<strong>de</strong>nt et al., 1999). En este mismo sentido,pudimos comprobar la existencia <strong>de</strong> mecanismosconfluyentes entre ambos sistemascannabinoi<strong>de</strong> y opioi<strong>de</strong>, puesto que al adiccionaranimales con morfina o con HU-210 ocon ambos, aparecía un síndrome <strong>de</strong> abstinenciainducido por el antagonista cannábicoSR141716A o naloxona respectivamente.Demostrándose a<strong>de</strong>más la coexpresión <strong>de</strong>ambos receptores en áreas como el septum,hipocampo, amígdala y el complejo habenular,que podrían participar en los efectos reforzadoresnegativos <strong>de</strong>l citado síndrome (Navarroet al, 1998). De este posible efectocruzado entre la acción adictiva <strong>de</strong> ambasdrogas pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse dos consecuencias,la primera está relacionada con nuevasestrategias terapéuticas para la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciaopioi<strong>de</strong> a través <strong>de</strong>l receptor CB1; y la segunda, es que el receptor CB1 pue<strong>de</strong> interveniren la vulnerabilidad adictiva <strong>de</strong> los opioi<strong>de</strong>s(Fig 1). En este sentido, sabemos que animalesexpuestos a cannabinoi<strong>de</strong>s en etapas precoces<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, <strong>de</strong>sarrollan una mayorvulnerabilidad a los efectos reforzadores <strong>de</strong>los opioi<strong>de</strong>s, tanto bajo los paradigmas quevaloran el condicionamiento pavloviano,como es el condicionamiento <strong>de</strong> lugar preferencial(Rubio et al., 1995) don<strong>de</strong> resultanmás reforzadoras las dosis bajas <strong>de</strong> THC (1 y5 mg/Kg) (Rubio et al., 1998), como tambiénbajo mo<strong>de</strong>los animales que valoran el condicionamientoinstrumental (Ambrosio, 1999).Densitometría (unida<strong>de</strong>s relativas/área)25020015010050* *A Control (no manipulados)B Morfina aguda i.p.C Pellet placeboD S. <strong>de</strong> abstinencia (Pellet <strong>de</strong> morfina,150 mg, s.c. + 1 mg/Kg naloxona i.p.)0Figura 1. Expresión <strong>de</strong> RNA mensajero <strong>de</strong>l receptor CB1 en el estriado <strong>de</strong> rata por la administraciónaguda o crónica <strong>de</strong> morfina, tras la inducción <strong>de</strong>l síndrome <strong>de</strong> abstinencia inducido por la administraciónintraperitoneal <strong>de</strong> naloxona. La diferencia significativa, para p< 0.05, se indica por un asterisco.Navarro, M.; Rodriguez <strong>de</strong> Fonseca, F. 105


Estos datos, refuerzan la importancia clínica<strong>de</strong> tener en cuenta las consecuencias alargo plazo <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> haschish y abrenuna ventana conceptual para la comprensión<strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia a las drogas<strong>de</strong> abuso, que en el futuro probablementeproporcione un abordaje terapéutico.AGRADECIMIENTOSEste trabajo está financiado por lossiguientes Organismos: Ministerio <strong>de</strong> Educacióny Cultura DGICYT (PM 96/0047), LaDelegación <strong>de</strong>l Gobierno para el Plan NacionalSobre Drogas, La Comunidad Autónoma<strong>de</strong> Madrid (05/0024/99) y el Hospital Psiquiátrico<strong>de</strong> Ciempozuelos <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> SanJuan <strong>de</strong> Dios. Los autores quieren agra<strong>de</strong>cerel apoyo concedido por los citados Organismosy también muy especialmente la colaboración<strong>de</strong> los Dres. Luis Miguel García Seguray Julie Chowen <strong>de</strong>l Instituto Cajal, CSIC,Madrid, por su valiosa asistencia técnica.REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICASAbood, M.E. y Martin, B.R. (1992) Neurobiology ofMarijuana Abuse. T.I.P.S., 13: 201.Aceto, M.D., Scates, S.M., Lowe, J.A. & Martin,B.R. (1995) Cannabinoid precipitated withdrawalby the selective cannabinoid receptor antagonist,SR 141716A. Eur. J. Pharmacol., 282:R1-R2.Ambrosio, E., Martin, S., García-Lecumberri, C &Crespo, J.A. (1999) The neurobiology of cannabinoid<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce: Sex differences and potentialinteractions between cannabinoid andopioid systems. Life Sci., 65(6-6): 687-94.American Aca<strong>de</strong>my of Pediatrics Committee onSubstance Abuse (1999) Marijuana: A continuingContinuing Concern for Pediatricians.Pediatrics, 104(4): 982-985.Andreàsson, S., Allebeck, P., Engström, A. yRydberg, V. (1987) Cannabis and Schizophrenia:A longitudinaal study of Swedish conscripts.,Lancet, ii: 1483-1486.Anthony J.C., Warner, L.A., Kessler, R.C. (1994)Comparative epi<strong>de</strong>miology of <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce ontobacco, alcohol, controlled substances, andinhalant: basic findings from the nationalcomorbidity survey. Exp. Clin. Psychopharmacol.,2: 244-268.Beardsley, P.M., Balster, R.L. & Harris, L.S. (1986)Depen<strong>de</strong>nce on thtrahydrocannabinol in rhesusmonkeys. J. Pharmacol. Exp. Ther., 239: 311-319.Castle, D.J. & Ames, F.R. (1996) Cannabis and thebrain. Austr. New Zeal.. J. Psych., 30: 179-183.Chen, J., Pare<strong>de</strong>s, W., Lowinson, J.H. y Gardner,E.L. (1990) ∆ 9 -Tetrahydrocannabinol enhancespresynaptic dopamine efflux in medial prefrontalcortex. Eur. J. Pharmacol., 190: 259-262.Corbett, D. y Wise, R.A. (1980): Intracraneal self-stimulationin relation to the ascending dopaminergicsystems of the midbrain: a moveableelectro<strong>de</strong> mapping study. Brain Res, 185:1.Crowley, T.J., Macdonald, M.J., Whitmore, E.A. &Mikulich, S.K. (1998) Cannabis <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce,withdrawal, and reinforcing effects among adolescentswith conduct symptoms and substanceuse disor<strong>de</strong>rs. Drug Alcohol Depend., 50(1):27-37.Dewey, W.L. (1986) Cannabinoid Pharmacology.Pharmacol. Rev., 38(2): 151-178.Diana, M., Melis, M., Muntoni, A.L. & Gessa, G.L.(1998) Mesolimbic dopaminergic <strong>de</strong>cline aftercannabinoid withdrawal. Proc. Natl- Acad. Sci.,95: 10269-10273.Diana, M., Muntoni, A.L., Pistis, M., Melis, Miriam& Gessa, G.L. (1999) Lasting reduction inmesolimbic dopamine neuronal activity aftermorphine withdrawal. Proc. Natl- Acad. Sci.,11:1037-1041.Diana, M., Pistis, M., Carboni, S., Gessa, G.L. &Rossetti, Z.L. (1993) Profound <strong>de</strong>crement ofmesolimbic dopaminergic neuronal activityduring ethanol withdrawal syndrome in rats:Electrophysiological and biochemical evi<strong>de</strong>nce.Proc. Natl. Acad. Sci., U.S.A., 90: 7966-7969.Emrich, H.M., Leweke, F.M. y Schnei<strong>de</strong>r, U. (1997)Towards a Cannabinoid Hypothesis of Schizophrenia:Cognitive Impairments Due toDysregulation of the Endogenous CannabinoidSystem. Pharmacol. Biochem. & Behav., 56(4):803-807.Fray, P.J.; Dunnett, S.B.; Iversen, S.D.; Björklund, A.y Stenevi, U. (1983): Nigral transplants reinner-106Cannabinoi<strong>de</strong>s y conducta adictiva


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Efectos farmacológicos <strong>de</strong> los Cannabinoi<strong>de</strong>sLEZA, J.C.; LORENZO, P.Departamento <strong>de</strong> Farmacología. Facultad <strong>de</strong> Medicina. Universidad Complutense <strong>de</strong> Madrid.Dirigir correspon<strong>de</strong>ncia: Prof. J.C. Leza. Dpto. <strong>de</strong> Farmacología. Facultad <strong>de</strong> Medicina. Universidad Complutense <strong>de</strong> Madrid.28040 Madrid. Tel./fax 91 394 14 63.ResumenSe resumen los efectos farmacológicos in vivo <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s. Aunque la mayor parte <strong>de</strong>l conocimientoactual sobre los mecanismos <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s se ha <strong>de</strong>sarrollado en mo<strong>de</strong>los animales,los efectos finales <strong>de</strong> estos compuestos en elhumano difieren <strong>de</strong> los efectos que pue<strong>de</strong>n observarseen animales, en especial los conductuales y psicológicos.Los cannabinoi<strong>de</strong>s presentes en el humo <strong>de</strong>la marihuana provocan un amplio rango <strong>de</strong> efectossomáticos en el humano, en el aparato cardiovascular(taquicardias supraventriculares y alteraciones en elECG), aparato respiratorio (efectos irritativos, a pesar<strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s broncodilatadoras <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s),y en el ojo (efectos irritativos <strong>de</strong>bidos alhumo y disminución <strong>de</strong> la presión intraocular). Laexposición crónica produce a<strong>de</strong>más, alteracionesendocrinológicas y metabólicas. Los efectos conductuales<strong>de</strong> estas drogas en el humano varían en función<strong>de</strong>l estado previo <strong>de</strong>l sujeto y <strong>de</strong> sus expectativas,y van <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la euforia y sensación <strong>de</strong> bienestarhasta el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> patologías psiquiátricas.Palabras clave: animal, humano, cannabinoi<strong>de</strong>s, efectosclínicos.SummaryIt is summarised the current knowledge about thein vivo pharmacological effects of cannabinoids.Although much of the recent progress in un<strong>de</strong>rstandingthe mechanisms of action of cannabinoids has<strong>de</strong>rived from the animal mo<strong>de</strong>ls of addiction, theeffects of these drugs in humans differs from those inanimals, specially behavioural and psychotropiceffects. Cannabinoid components of marijuana smokeare known to exert a broad range of somatic effects inhumans in cardiovascular system (supraventriculartachycardias and ECG changes), respiratory system(irritative effects, in spite of the bronchodilatatory propertiesof cannabinoids), eye (irritative effects directlydue to the smoke and <strong>de</strong>crease in intraocular pressure).Chronic exposure leads to endocrine and metabolicchanges. The behavioral effects of these drugs inhumans differ upon the previous status and expectationsof the smoker, ranging from euphoria and a feelingof well-being to psychiatric disor<strong>de</strong>rs.Key words: animal, humans, cannabinoids, clinicaleffects.INTRODUCCIÓNEs este uno <strong>de</strong> los capítulos <strong>de</strong> la Farmacologíaque mayor atención han recibidoen la última década (rev. en Gold, 1991;Adams y Martin, 1996). Tras el <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> los receptores CB y <strong>de</strong>l mecanismo <strong>de</strong>acción <strong>de</strong> los ligandos endógenos, se trataahora <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r cuáles son los los mecanismospor los que se producen los efectosfarmacológicos conocidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempoy explicar nuevos efectos, algunos <strong>de</strong>ellos con posible indicación terapéutica. Esteesfuerzo está dirigido al diseño <strong>de</strong> moléculasque puedan separar los efectos psicoactivos<strong>de</strong> los posibles efectos beneficiosos.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 109


A la hora <strong>de</strong> exponer <strong>de</strong> manera clara losefectos farmacológicos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>snos encontramos ante un problema <strong>de</strong> difícilsolución, por cuanto los experimentos en animales<strong>de</strong> experimentación no nos proporcionandatos absolutamente extrapolables a laespecie humana, no sólo en lo que se refierea los efectos en el comportamiento, sinotambién a los efectos en diferentes órganosy sistemas. A<strong>de</strong>más, las preparaciones <strong>de</strong>Cannabis utilizadas por el humano son mezclas<strong>de</strong> muchos compuestos cuyos efectos aveces se contraponen. Al final <strong>de</strong> este capítuloexpondremos los efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>spresentes en el cigarrillo <strong>de</strong> marihuana,la vía <strong>de</strong> administración más común ennuestro medio.1. EFECTOS FARMACOLÓGICOS DE LOSCANNABINOIDES:1.1. Efectos conductuales.Los efectos conductuales <strong>de</strong> la inhalación<strong>de</strong> humo <strong>de</strong>l Cannabis en humanos son realmentecomplejos y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> muchasvariables (la personalidad <strong>de</strong>l consumidor, elambiente <strong>de</strong> consumo, las expectativas,etc…). En general pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que losefectos conductuales <strong>de</strong> estos compuestos adosis bajas son <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong>presor, pero que seconvierten en excitatorios tras estímulosmínimos, y que a dosis altas, los efectos predominantesson claramente <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong>presor.Los efectos conductuales <strong>de</strong> dosis bajas <strong>de</strong>cannabinoi<strong>de</strong>s en roedores han sido <strong>de</strong>nominadoseufemísticamente “en palomitas <strong>de</strong>maíz”: los animales se encuentran <strong>de</strong>primidos,pero si alguno <strong>de</strong> ellos es estimuladocon un leve ruido o movimiento, se produceuna hiperreflexia que hace que el ratón salteen su jaula. Curiosamente, si este animal alcaer, toca algún otro, éste saltará <strong>de</strong> nuevo,provocando en la jaula <strong>de</strong> ratones algo parecidoa lo que vemos cuando los granos <strong>de</strong> maízestallan al preparar palomitas (rev. en Pertwee,1997). Evi<strong>de</strong>ntemente, sería arriesgadosi asumiéramos que esto es lo que ocurre enla especie humana, pero este dato pue<strong>de</strong>acercarnos más a la comprensión <strong>de</strong> loscomplejos efectos conductuales <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sen humanos si nos preguntamospor qué en algunos sujetos el fumarse unporro tiene efectos sedantes cuando se fumaen soledad, y efectos contrarios cuando esemismo sujeto está en un ambiente <strong>de</strong> hiperestimulaciónacústica o luminosa.Este característico estado <strong>de</strong> hiperreflexiao hiperestimulación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la fase <strong>de</strong>presora<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s es especial entretodas las sustancias psicotropas utilizadascomo drogas <strong>de</strong> abuso.1.2. Efectos sobre la agresividad.Los efectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre elcomportamiento frente a otros individuostambién muestran una dualidad agresividad/apatía.Los estudios realizados en animales<strong>de</strong>muestran que los extractos <strong>de</strong> marihuanao el propio ∆ 9 -THC inducen un estado<strong>de</strong> agresividad. El estado <strong>de</strong> excitación y losimpulsos irrefrenables que se observan en elhumano ocurren tras ingestión o inhalaciónaguda <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s. A<strong>de</strong>más, como se<strong>de</strong>scribe posteriormente, la megalomanía esun rasgo frecuente en la intoxicación leve.Todo esto pue<strong>de</strong> condicionar un “conflicto <strong>de</strong>intereses” entre individuos consumidores oentre estos y otros no consumidores.Sin embargo, aunque esto no ha podidoser comprobado en animales, se dispone <strong>de</strong>una consi<strong>de</strong>rable cantidad <strong>de</strong> informaciónacerca <strong>de</strong>l síndrome amotivacional en humanosconsumidores crónicos <strong>de</strong> Cannabis(Quiroga, 2000), y resulta lógico pensar queesto pueda ocurrir bajo los efectos <strong>de</strong> sustancias<strong>de</strong>presoras <strong>de</strong>l SNC.1.3. Efectos sobre la actividad locomotora.Los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n producir ciertasalteraciones <strong>de</strong> los movimientos tipo ataxiaen animales gran<strong>de</strong>s como el perro. Incluso110Efectos farmacológicos <strong>de</strong> los Cannabinoi<strong>de</strong>s


se ha comprobado que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarsecatalepsia, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> potenciar la hipoquinesiainducida por reserpina en ratas. Efectossimilares se han observado en humanos.Estos pue<strong>de</strong>n ser resultado <strong>de</strong> la interacción<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s con receptores CB localizadosen cerebelo y en los ganglios basales,en particular en regiones que procesan comportamientosmotores y regulan informaciónsensorio-motora.1.5. Efectos sobre la memoria.La presencia <strong>de</strong> receptores en áreas cerebralesrelacionadas con la memoria (fundamentalmentehipocampo) ha hecho que elestudio <strong>de</strong> las alteraciones en la memoriainducida por cannabinoi<strong>de</strong>s sea un área <strong>de</strong>máximo interés.El THC dificulta el aprendizaje en experimentosllevados a cabo en roedores. Enhumanos pue<strong>de</strong>n producir alteraciones cuantificablesen test psicológicos, y a la dosis aque aparecen alteraciones en los tests <strong>de</strong>conducta, se comprueba que se origina confusióny dificultad <strong>de</strong> la memorización <strong>de</strong>tareas sencillas. A<strong>de</strong>más, se produce interrupción<strong>de</strong> la continuidad <strong>de</strong>l discurso (lagunas)y lenguaje monótono.Sin embargo, <strong>de</strong> entre todos los ligandosendógenos, hay uno en particular, el 2-araquidonilglicerol,i<strong>de</strong>ntificado al principio en intestino,que se ha mostrado como un mediador<strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong> la potenciación neuronalperdurable (“long term potentiation, LTP”),un mecanismo esencial en los procesos <strong>de</strong>memoria.1.4. Efectos sobre la temperatura corporal.1.6. Efectos sobre la conducta alimenticiay la ingesta.Como la mayoría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>presores <strong>de</strong>lSNC, los THC inducen hipotermia en animalesnormotérmicos. A<strong>de</strong>más, también reducenla temperatura en animales sometidos ahipertermia inducida por inyección <strong>de</strong> toxinas<strong>de</strong> microorganismos, aunque los THC sonmás potentes en este último caso que enanimales normotérmicos. También está<strong>de</strong>mostrado que los efectos sobre la temperaturase alcanzan con dosis menores que lasque producen efectos conductuales. Parececlaro que interfieren en el centro hipotalámicoregulador <strong>de</strong> la temperatura, aunque hastael momento se <strong>de</strong>sconoce el mecanismo íntimo<strong>de</strong> este efecto.Se <strong>de</strong>sarrolla tolerancia a estos efectos.Uno <strong>de</strong> los comentarios más frecuenteses que los consumidores <strong>de</strong> Cannabis presentanun ansia por comer dulces. Aparte <strong>de</strong>ciertas explicaciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vistapsicológico (involución <strong>de</strong> la personalidad,regresión a la personalidad infantil), realmenteesto no ha podido ser comprobado científicamente;<strong>de</strong> hecho, los datos más repetidosen experimentos <strong>de</strong> laboratorio apuntan auna disminución <strong>de</strong> la ingesta <strong>de</strong> comida enroedores. Por otra parte, el efecto antieméticopudiera contribuir en cierta medida alaumento <strong>de</strong> la ingestión <strong>de</strong> comida en algunospacientes con cierto grado <strong>de</strong> anorexia.1.7. Efecto analgésico.Se trata <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los efectos mejor caracterizados<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s. Des<strong>de</strong> los primerosestudios científicos sobre los THC sesabe que poseen actividad analgésica y, engeneral, que los metabolitos 11-OH son máspotentes que los compuestos iniciales. Enparticular, 9-nor-9 β-OH-hexahidrocannabinol,levonantradol y su metabolito <strong>de</strong>s-acetil-levonantradolson los más potentes. A<strong>de</strong>más, seha comprobado que los antagonistas <strong>de</strong>receptores CB 1 producen hiperalgesia.La acción antinociceptiva <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sse establece a nivel espinal y supraespinal(la sección quirúrgica <strong>de</strong> las aferentesnociceptivas espinales -“espinalización”- sóloreduce en parte la acción analgésica), y noLeza, J.C.; Lorenzo, P. 111


parece tener relación con mecanismos µ ó δopioi<strong>de</strong>s, ya que ni naloxona (µ) ni ICI-174864(δ) antagonizan este efecto, pero los antagonistask como norbinaltorfimina sí reducen laanalgesia inducida por ∆ 9 -THC. Sin embargo,se ha comprobado que dosis subefectivas <strong>de</strong>∆ 9 -THC potencian la analgesia inducida pormorfina en algunos test <strong>de</strong> analgesia.1.8. Efecto antiemético.En humanos, la administración <strong>de</strong> ∆ 9 -THC y<strong>de</strong> otros agonistas CB (Lorenzo y Leza, 2000)previene las náuseas y vómitos en pacientesen tratamiento con anticancerosos. Hastaeste momento no se dispone <strong>de</strong> datos concluyentesque expliquen el mecanismo <strong>de</strong>acción antiemético.en tests <strong>de</strong> inyección <strong>de</strong> sustancias irritantesen pata <strong>de</strong> roedor.1.11. Efectos en el sistema inmune.Los cannabinoi<strong>de</strong>s suprimen las respuestascelulares y humorales in vivo e in vitro. Ratonestratados con THC muestran un aumento<strong>de</strong> la susceptibilidad a las bacterias gramnegativas en relación con la supresión <strong>de</strong> laformación <strong>de</strong> anticuerpos, citoquinas y <strong>de</strong>presión<strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> las células NK. El grado<strong>de</strong> este efecto inmunosupresor varía con eltejido examinado. Los animales jóvenes parecenafectarse más que los adultos. No obstante,la experiencia clínica no ha <strong>de</strong>mostradoque los consumidores <strong>de</strong> marihuana seanmás susceptibles a las infecciones.1.9. Efecto anticonvulsivante.Está bastante claro que los cannabinoi<strong>de</strong>s,en particular canabidiol (CBD) y ∆ 9 -THC, sonactivos en varios mo<strong>de</strong>los animales <strong>de</strong> actividadanticonvulsivante. El principal metabolito<strong>de</strong>l ∆ 9 -THC, 11-OH-∆ 9 -THC, y su análogo sintético,dimetilheptilpirano, son más potentesque los compuestos <strong>de</strong> origen. Este efectoparece ser <strong>de</strong>bido a que los THC <strong>de</strong>primen latransmisión neuronal cortical entre los doshemisferios. A<strong>de</strong>más, potencian la actividadanticonvulsivante <strong>de</strong> las benzodiacepinas. Enrealidad, CBD inhibe las convulsiones tónicasy clónicas inducidas por inhibidores GABA,ácido 3-mercaptopropiónico, picrotoxina,ácido isonicotínico y bicuculina, pero no bloquealas convulsiones inducidas por estricnina(un antagonista <strong>de</strong> la glicina). Estos datos<strong>de</strong>muestran que la acción anticonvulsivante<strong>de</strong> los THC está en relación más con unapotenciación o facilitación <strong>de</strong> los mecanismosGABA que con mecanismos glicinérgicos.1.10. Efecto antiinflamatorio.Los datos sobre la capacidad antiinflamatoria<strong>de</strong> los THC son escasos, aunque se ha<strong>de</strong>scrito una cierta actividad antiinflamatoria1.12. Efectos en el sistema endocrino.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los efectos sobre la regulaciónhipotalámica <strong>de</strong> prolactina y gonadotropinas,que se presentan en el siguiente punto, losTHC producen una estimulación potente <strong>de</strong>la liberación <strong>de</strong> ACTH y, secundariamente, <strong>de</strong>corticosteroi<strong>de</strong>s. A<strong>de</strong>más, reducen la TRH ylos niveles plasmáticos <strong>de</strong> T 3 y T 4 , y disminuyenlos niveles plasmáticos <strong>de</strong> GH y <strong>de</strong> PRL.Se <strong>de</strong>sarrolla tolerancia a todos estos efectos.1.13. Efectos sobre la reproducción.En general, es un hecho aceptado que el∆ 9 -THC produce una disminución <strong>de</strong> la secreción<strong>de</strong> FSH, LH y prolactina. La capacidad<strong>de</strong>l ∆ 9 -THC <strong>de</strong> disminuír la liberación <strong>de</strong>LHRH <strong>de</strong>l hipotálamo es revertida por naloxona,lo que indica que el sistema opioi<strong>de</strong> endógenoestá implicado en este efecto.En animales macho, la administración crónica<strong>de</strong> ∆ 9 -THC produce una disminución <strong>de</strong>lpeso corporal y <strong>de</strong>l volumen <strong>de</strong> los testículose involución <strong>de</strong> las células <strong>de</strong> Leydig en lamayoría <strong>de</strong> las especies, efecto que pue<strong>de</strong>ser revertido por administración <strong>de</strong> andrógenos.112Efectos farmacológicos <strong>de</strong> los Cannabinoi<strong>de</strong>s


En cuanto al comportamiento sexual, losestudios llevados a cabo en animales sugierenque el ∆ 9 -THC aumenta el tiempo <strong>de</strong>latencia hasta la cópula y hasta la eyaculación,aunque no se disminuye el número total<strong>de</strong> cópulas. En humanos no se han podido<strong>de</strong>mostrar estos efectos, más bien pareceque el aumento <strong>de</strong>l interés sexual está enrelación con los cambios psicológicos y la<strong>de</strong>sinhibición.Algunos estudios revelan que la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nciamasculina <strong>de</strong> ratas madres expuestasa THC durante la gestación tienen fertilidadreducida y anormalida<strong>de</strong>s testiculares, aunqueesto no ha podido ser comprobado enhumanos. Una posible explicación es que el∆ 9 -THC se comporta como un competidorleve <strong>de</strong> la unión <strong>de</strong> estradiol a sus receptorescitoplasmáticos. De hecho, parece que elefecto <strong>de</strong> ∆ 9 -THC es más el <strong>de</strong> un agonistaparcial: dosis bajas producen efecto estrogénico(aumenta el peso y la vascularizaciónuterina en ratas ovariectomizadas).En mujeres, se ha comprobado que concentracionesbajas <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s, comolas que se alcanzan con un cigarrillo <strong>de</strong> marihuana,pue<strong>de</strong>n disminuír el pico <strong>de</strong> LH plasmática.1.14. Efectos sobre el aparato cardiovascular.Aunque los datos no son absolutamenteconcluyentes, parece que los efectos resultantesson bradicardia y disminución <strong>de</strong> lapresión arterial en sujetos normotensos ytambién en animales con hipertensión inducidapor estímulos ambientales - esto ha dadopie al ensayo <strong>de</strong> compuestos cannabinoi<strong>de</strong>sen el tratamiento <strong>de</strong> la hipertensión inducidapor estrés-. Se <strong>de</strong>sarrolla tolerancia al efectohipotensor.Los estudios llevados a cabo en animalesno son consistentes; los datos más repetidosson bradicardia, disminución <strong>de</strong>l volumenminuto y alteraciones en los parámetrosECG. Sin embargo, en monos y en humanos,el efecto predominante sobre la frecuenciacardiaca parece ser <strong>de</strong> rebote: taquicardia pordisminución <strong>de</strong> la presión arterial. Incluso seproduce un aumento transitorio <strong>de</strong> la presiónarterial que <strong>de</strong>saparece a los pocos minutos.1.15. Efectos sobre el aparato respiratorio.Aunque no se producen cambios constantesen la frecuencia respiratoria, durantemucho tiempo se ha asociado el uso <strong>de</strong> marihuanacon bronquitis y asma, efecto quepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>berse a la irritación <strong>de</strong>l humo <strong>de</strong>lcigarrillo, ya que la respuesta aguda <strong>de</strong>l THCes broncodilatadora y relativamente dura<strong>de</strong>ra,tanto en animales <strong>de</strong> experimentación comoen humanos sanos o asmáticos (Tashlin ycols., 1980; Benson y Bentley, 1995).Por otra parte, el hecho <strong>de</strong> fumar marihuanaconlleva un aumento <strong>de</strong> la inhalación <strong>de</strong>sustancias cancerígenas (significativamentemayor que con tabaco, en el caso <strong>de</strong> benzopirenosy benzantracenos)1.16. Efecto sobre el ojo.Aparte <strong>de</strong>l efecto irritante <strong>de</strong>l humo <strong>de</strong>lsujeto que está fumando o <strong>de</strong> la exposicióncuando se está en ambientes cerrados, tantolos cannabinoi<strong>de</strong>s naturales como la anandamidadisminuyen la presión intraocular e inducenhiperemia conjuntival. Se han realizadoalgunos estudios para evaluar el posible usoclínico <strong>de</strong> estos compuestos como antiglaucomatosos.1.17. Efectos sobre el crecimiento y<strong>de</strong>generación celular.Los numerosos trabajos que tratan <strong>de</strong>estudiar este punto no presentan resultadosconcluyentes hasta el momento (rev. en Marselosy Karamanakos, 1999). La exposición<strong>de</strong> cultivos celulares a concentraciones elevadas<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n provocar roturas<strong>de</strong> cromosomas, <strong>de</strong>lecciones, translocacioneso hipoploidia, pero se trata <strong>de</strong>estudios muy heterogéneos en cuanto a pro-Leza, J.C.; Lorenzo, P. 113


tocolos <strong>de</strong> tratamiento, animales utilizados oestirpes celulares empleadas. Por lo tanto,este extremo no ha podido ser absolutamenteconfirmado.Recientemente se ha informado <strong>de</strong> que laanandamida posee características <strong>de</strong> co-estimulador<strong>de</strong> la formación <strong>de</strong> células sanguíneas,juntamente con el factor <strong>de</strong> crecimientohemopoyético.1.18. Efectos en la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia.Una <strong>de</strong> las líneas <strong>de</strong> investigación másinteresantes en los últimos tiempos sobre losefectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s son los efectossobre la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. Se han i<strong>de</strong>ntificadoáreas <strong>de</strong> localización específica <strong>de</strong> receptoresCB en cerebros en <strong>de</strong>sarrollo (cuerpo calloso,comisura anterior, estría terminal), algunas <strong>de</strong>las cuales <strong>de</strong>saparecen en el periodo adulto.En ratas se han <strong>de</strong>terminado ciertas alteraciones<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo hipofiso-pituitario (disminución<strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong> gonadotropina, LH yFSH) y <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> memoria y aprendizajeen la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia (Navarro y cols.,1995). También se ha i<strong>de</strong>ntificado que incrementanla embrioletalidad y producen retrasoen el crecimiento <strong>de</strong> las crías tras la exposiciónperinatal a marihuana.Los efectos en la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> mujeresque inhalaban humo <strong>de</strong> Cannabis duranteen el embarazo no son concluyentes (Garcíay Mur, 1991).2. ACCIONES DE LOS CANNABINOIDESEN EL HUMANO.Hasta ahora se han <strong>de</strong>scrito sistemáticamentelos efectos farmacológicos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sen los distintos órganos y sistemas.Describiremos ahora cuál es laresultante <strong>de</strong> todos estos efectos en elhumano, es <strong>de</strong>cir, cuál es la traducción clínica,aunque es necesario recordar que losefectos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong>muchos factores, el primero <strong>de</strong> ellos es laexpectativa <strong>de</strong>l sujeto, incluso su habilidadpara inhalar. Des<strong>de</strong> hace tiempo se sabe quelos efectos psicológicos varían según elambiente, siendo en general relajantes si elsujeto inhala solo y euforizantes si se fumaen grupo (Tennant y cols., 1971). Por otraparte, recor<strong>de</strong>mos que estas sustancias seingieren en general junto con otras drogas(tabaco, alcohol) que pue<strong>de</strong>n interferir consus efectos.Pue<strong>de</strong>n diferenciarse manifestaciones agudasy crónicas:2.1. Sintomatología aguda.–Sistema cardiovascular: se han observadotaquicardias sinusales (120 - 140 lpm), aunquea dosis elevadas pue<strong>de</strong>n producir bradicardia,hipotensión ortostática, alteracioneselectrocardiográficas inespecíficas <strong>de</strong>l segmentoST y la onda T y extrasístoles ventriculares.–Aparato respiratorio: los cannabinoi<strong>de</strong>sproducen broncodilatación, sobre todo enpersonas con cierto grado <strong>de</strong> broncoconstricción,aunque, por lo general, este efecto seve enmascarado por el efecto irritante <strong>de</strong>lhumo: laringitis, traqueítis y bronquitis.–Aparato digestivo: la administración <strong>de</strong>THC pue<strong>de</strong> producir diarrea, aunque se suponeque es <strong>de</strong>bido a la contaminación por Ecoli o Salmonella.–Ojo: aunque la irritación <strong>de</strong> los ojos es elefecto característico, <strong>de</strong>bido al humo, loscannabinoi<strong>de</strong>s producen dilatación <strong>de</strong> vasosconjuntivales y enrojecimiento ocular característico.En algunos casos pue<strong>de</strong> evi<strong>de</strong>nciarseptosis y disminución <strong>de</strong> la presión intraocular.–Efectos psicológicos: En cuanto a losefectos psíquicos subjetivos, estos se iniciana los pocos minutos <strong>de</strong> la inhalación y duran1- 1.5 h (si la administración es oral, se inicianmás tar<strong>de</strong> y duran más). En resumen,comienzan con un periodo excitatorio, conuna sensación <strong>de</strong> euforia y bienestar. La percepcióntemporal está alterada, lo mismo conla percepción <strong>de</strong> la música y <strong>de</strong> los colores.114Efectos farmacológicos <strong>de</strong> los Cannabinoi<strong>de</strong>s


En general no hay alteraciones importantes<strong>de</strong> la conducta, aunque pue<strong>de</strong> existir i<strong>de</strong>aciónfija e impulsos irresistibles. No es rara unahilaridad, locuacidad y megalomanía, sobretodo si el consumo se hace en grupo. Eshabitual que el episodio tóxico termine conun acceso <strong>de</strong> bulimia. También se ha <strong>de</strong>mostradouna alteración <strong>de</strong> la memoria inmediata.Tras la exposición aguda <strong>de</strong>l compuestoaparece la segunda fase <strong>de</strong> la secuencia bifásicaantes mencionada: un estado <strong>de</strong> relajación.–Las funciones motoras complejas se ventambién alteradas. Esto ha generado granintranquilidad acerca <strong>de</strong>l riesgo que implicaconducir vehículos bajo los efectos <strong>de</strong> los<strong>de</strong>rivados Cannabis, y hay estudios que<strong>de</strong>muestran que hay una alteración en la percepción<strong>de</strong> las distancias y un aumento <strong>de</strong>ltiempo <strong>de</strong> reacción. Sin embargo, otros estudiosno llegan a datos tan concluyentes, porlo que hasta la fecha no se pue<strong>de</strong> estableceresta relación.–Efectos psiquiátricos: se han <strong>de</strong>scritoreacciones anormales en forma <strong>de</strong> crisis <strong>de</strong>ansiedad o ataques <strong>de</strong> pánico, <strong>de</strong> breve duración,o <strong>de</strong> accesos <strong>de</strong>presivos. Estos casos<strong>de</strong>ben consi<strong>de</strong>rarse urgencias psiquiátricas ytratarse como tales (Giannini, 1991; Millmany cols., 1997). La intoxicación “normal” noimplica riesgos especiales en una personasana y no precisa tratamiento (ver tambiénQuiroga, 2000).–Otros efectos: sequedad <strong>de</strong> boca, sed yaumento <strong>de</strong>l apetito (con una predilecciónespecial por los dulces, sin que esto se hayapodido relacionar con alteraciones en elmetabolismo <strong>de</strong> los hidratos <strong>de</strong> carbono).–Hormonas y reproducción: aunque en unaprimera fase estos compuestos aumentan elinterés sexual, en fumadores crónicos se<strong>de</strong>muestra una disminución <strong>de</strong> la libido. Enmujeres, ciclos anovulatorios, y en varonesanomalías estructurales y/o en la movilidad<strong>de</strong> los espermatozoi<strong>de</strong>s y oligospermia.–Los efectos en el feto expuesto a cannabinoi<strong>de</strong>sse exponen con más <strong>de</strong>talle en mása<strong>de</strong>lante.–Efectos psicológicos y psiquiátricos: losfumadores crónicos <strong>de</strong> estas sustancias pue<strong>de</strong>n<strong>de</strong>sarrollar cuadros <strong>de</strong> reacciones <strong>de</strong>pánico, impresiones retrospectivas, reaccionespsicóticas, ansiedad, <strong>de</strong>presión y trastornos<strong>de</strong> la memoria inmediata. El llamado síndromeamotivacional se <strong>de</strong>scribe con más<strong>de</strong>talle en Quiroga (2.000).CONCLUSIONESLos efectos <strong>de</strong> la inhalación <strong>de</strong>l humo <strong>de</strong>lCannabis son complejos y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong>muchas variables (personalidad <strong>de</strong>l consumidor,ambiente <strong>de</strong>l consumo, expectativas <strong>de</strong>lconsumidor…). Tras la inhalación <strong>de</strong>l humo<strong>de</strong>l cigarrillo <strong>de</strong> marihuana se presenta unaconstelación <strong>de</strong> signos y síntomas que afectana los aparatos cardiovascular, respiratorio,digestivo, ocular, a las funciones motoras yen gran medida, se alteran las funciones psicológicas.El consumo crónico pue<strong>de</strong> afectara la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia y pue<strong>de</strong> producir cuadrospsiquiátricos.2.2. Sintomatología crónica.BIBLIOGRAFIA–Aparato respiratorio: los efectos máscomunes <strong>de</strong> la inhalación <strong>de</strong>l humo <strong>de</strong> marihuanason <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> bronquitis, laringitisy asma. También se ha <strong>de</strong>mostrado unaalta inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> bronconeumopatías crónicasen individuos que fuman cannabinoi<strong>de</strong>sdurante largos periodos <strong>de</strong> tiempo.Adams IB, Martin BR. Cannabis: pharmacology andtoxicology in animals and humans. Addiction1996; 91: 1585-1614.Benson MK, Bentley AM. Lung disease induced bydrug addiction. Thorax 1995; 50: 1125-1127.Brill H, Nahas, G.G. Cannabis intoxication and mentalilness. En: G.G. Nahas (ed): Marijuana inLeza, J.C.; Lorenzo, P. 115


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Cannabis: efectos nocivossobre la salud físicaQUIROGA, M.Servicio <strong>de</strong> Psiquiatría. Hospital Militar “Pagés”. Melilla. EspañaTeniente Coronel Médico Especialista en Psiquiatría, Jefe <strong>de</strong>l Servicio <strong>de</strong> PsiquiatríaEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: Manuel Quiroga Gallego. Teniente Coronel Médico Psiquiatra. Servicio <strong>de</strong> Psiquiatría. Hospital Militar “Pagés”.C/ General Polavieja s/n, 52071 Melilla (España) Tfo: 952 67 11 45, Extensión 236 Correo electrónico: mquirogag.intersep.orgResumenEl cannabis es la droga ilegal más usada y la quemás tempranamente se empieza a consumir. De losefectos que ejerce sobre la salud, la OrganizaciónMundial <strong>de</strong> la Salud emitió un informe en 1981 queactualizó en 1997. Se sabe que su uso tiene efectosperjudiciales agudos y crónicos. Entre los agudos,alterar la cognición y la respuesta psicomotora, lo queaumenta el riesgo <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> tráfico. Entre loscrónicos, afecta selectivamente el aprendizaje y lamemoria tanto en adultos como en hijos <strong>de</strong> madresconsumidoras, causa lesiones en el sistema respiratorioy altera la respuesta <strong>de</strong> algunas células inmunitarias.Palabras clave: Cannabis; cognición; psicomotor; respiratorio;embarazo; inmunidad.SummaryCannabis is the most wi<strong>de</strong>ly used illicit drug andone of those which to earlier age is begun to consume.Of the effects on the health, the World HealthOrganization issued a report in 1981, updated in 1997.Cannabis has acute and chronic harmful effects onthe health. Cannabis acutely impairs cognitive <strong>de</strong>velopmentand psychomotor performance, which increasesthe risk of motor vehicle acci<strong>de</strong>nts among whodrive intoxicated by cannabis. Chronically, there areselective impairments of cognitive functioning,effects on the respiratory system and on varioustypes of cells in the body’s immune system.Key words: cannabis; cognitive functioning; psychomotorperformance; respiratory system; immunesystem; pregnancy.INTRODUCCIÓNEl uso <strong>de</strong> cannabis, sustancia psicoactivabajo control internacional, está generalizadoen todo el mundo y sus consecuenciassobre la salud han preocupado ypreocupan a la Organización Mundial <strong>de</strong> laSalud (OMS) (1, 2).Se sabe por estudios epi<strong>de</strong>miológicos enlos países <strong>de</strong>sarrollados que la prevalencia<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> cannabis en los jóvenes haaumentado en la última década (2), y es frecuenteque se encuentre en la orina <strong>de</strong> losjóvenes que mueren violentamente (3). Enlos países en <strong>de</strong>sarrollo es difícil po<strong>de</strong>r establecerconclusiones generales a cerca <strong>de</strong> suconsumo, principalmente por la escasa fiabilida<strong>de</strong>n la recogida <strong>de</strong> los datos (2).En el año 1992, el profesor Gabriel Nahas(Nahas 1976) resumía los efectos patofisiológicos<strong>de</strong>l cannabis. El humo <strong>de</strong> la marijuanaes mutagénico en el test <strong>de</strong> Ames y en cultivoscelulares e inhibe la biosíntesis <strong>de</strong> macromoléculas.En animales, produce síntomasVOL. 12. SUPLEMENTO 2 117


<strong>de</strong> toxicidad neuroconductual, interfiere todaslas fases <strong>de</strong> la función reproductora gonadal yes fetotóxico. En las personas, fumar marijuanase asocia con síntomas <strong>de</strong> obstrucciónrespiratoria, metaplasia escamosa y cáncer<strong>de</strong> boca, lengua y pulmón entre los 19 a los30 años; altera permanentemente la memoriay el rendimiento psicomotor; sextuplica lainci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> esquizofrenia; pue<strong>de</strong> causarfetotoxicidad; e inducir leucemia no linfoblásticaen hijos <strong>de</strong> madres fumadoras (5).Se sabe que el uso <strong>de</strong> cannabis produceefectos nocivos agudos y crónicos sobre lasalud (2, 6-8), incrementando la susceptibilidada pa<strong>de</strong>cer enfermeda<strong>de</strong>s infecciosas,cáncer y SIDA (9).El que los efectos nocivos <strong>de</strong>l THC todavíano sean bien conocidos y se <strong>de</strong>bata permanentesobre sus riesgos, junto con opinionesencontradas en cuanto a su legalización,tiene como consecuencia la falta <strong>de</strong> consensosobre la información que los profesionalesmédicos <strong>de</strong>berían dar a los actuales y potencialesconsumidores <strong>de</strong> cannabis (10).¿Qué es el cannabis?El principal componente psicoactivo <strong>de</strong>lcannabis es el <strong>de</strong>lta-9-tetrahidrocannabinol(d-9-THC), i<strong>de</strong>ntificado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1964 (11). Seadmite que la concentración típica <strong>de</strong> THC enun “porro” oscila entre 5 y 150 mg, cuya biodisponibilidad(fracción <strong>de</strong> THC en el cigarrilloque pasa a sangre) está entre el 5 y el 24 porciento (entre 0,25 mg y 30 mg), consi<strong>de</strong>rándoseque para producir un breve efectoembriagante en consumidores ocasionalesson suficientes 2 a 3 mg (2).ObjetivosExponer qué sabemos actualmente <strong>de</strong> losefectos nocivos que el cannabis producesobre la salud y qué líneas <strong>de</strong> investigaciónpreconiza la OMS, ya que disponer <strong>de</strong> informaciónfiable sobre las consecuencias realesy potenciales que su consumo implica esimportante para el análisis <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>salud en la comunidad y para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>estrategias internacionales y nacionales en elcontrol <strong>de</strong> drogas (2).MetodologíaQuedan expresamente excluidos <strong>de</strong>l ámbito<strong>de</strong> esta exposición los efectos psiquiátricos,analizados en otro capítulo, y las posibilida<strong>de</strong>sterapéuticas <strong>de</strong>l cannabis.La sistemática <strong>de</strong>l presente capítulo será,siguiendo el informe <strong>de</strong> 1997 <strong>de</strong> la OMS (2)como guía, presentar separadamente los efectosnocivos agudos y crónicos <strong>de</strong>l cannabissobre los órganos, aparatos y sistemas biológicosmás directamente afectados (cerebro, pulmones,corazón, feto, inmunidad, sistemaendocrino-metabólico, reproductor, ect.).Finalmente, agrupados por sistemas biológicos,se presenta una tabla resumen con losefectos nocivos agudos y crónicos queactualmente se consi<strong>de</strong>ran suficientementeprobados.La búsqueda <strong>de</strong> las referencias bibliográficasse ha realizado mediante EvaluatedMedline® (http://www.biomednet.com/db/medline).1. SISTEMA NERVIOSO CENTRAL1.1. Efectos nocivos agudosLos efectos agudos que el THC produce enel sistema nervioso central (SNC) humano,conocidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace años son, entre otros,euforia, aumento <strong>de</strong> la percepción sensorial,antinocicepción, incremento <strong>de</strong> la sociabilidad,relajación (2), dificulta<strong>de</strong>s en la concentracióny <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> la memoria (12), conpersistencia <strong>de</strong> los efectos cognitivos <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> cesar el consumo <strong>de</strong> THC (12), <strong>de</strong>spersonalización,cuya máxima intensidad sealcanza 30 minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> fumar (13).1.1.1. En el aprendizaje, atención y memoria.Los efectos cognitivos agudos <strong>de</strong>l cannabisafectan a todas las áreas <strong>de</strong>l aprendizaje,118Cannabis: efectos nocivos sobre la salud física


incluyendo los procesos asociativos y el rendimientopsicomotor (14), con excepción <strong>de</strong>la abstracción y el vocabulario (6). Este efectoaparece si el cannabis está presente tanto enel aprendizaje, como en el recuerdo (2). Pero,generalmente, el aprendizaje realizado enausencia <strong>de</strong> cannabis pue<strong>de</strong> ser recordadoincluso con THC en sangre (2).1.1.2. En la capacidad para manejar máquinascomplejas.Los efectos perjudiciales <strong>de</strong>l cannabissobre una gran variedad <strong>de</strong> tareas neuropsicológicas(14, 15) junto a su frecuente presenciaen sangre/orina, casi siempre asociadacon alcohol y otras drogas, <strong>de</strong> víctimas <strong>de</strong>acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> tráfico (16-22) justifica el interés<strong>de</strong> los investigadores sobre los efectos<strong>de</strong>l cannabis en la conducción.Sobre los efectos <strong>de</strong> cannabis en la conducción<strong>de</strong> vehículos a motor, un recienteestudio experimental en 60 voluntarios sanos<strong>de</strong>muestra que consumir un cigarrillo conteniendo290 microgramos <strong>de</strong> THC por kilogramo<strong>de</strong> peso corporal altera, <strong>de</strong> forma inmediata,la percepción <strong>de</strong> la velocidad y laprecisión (23).Pese a la frecuente asociación <strong>de</strong>l THC conel alcohol sus efectos conjuntos no son bienconocidos (24-27). Parece ser que dosis bajasa mo<strong>de</strong>radas <strong>de</strong> alcohol (0,3 a 0,6 g/kg) noinfluyen, salvo individualida<strong>de</strong>s, en la cantidady frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> THC (28). A<strong>de</strong>más,entre quienes conducen intoxicados,tampoco ha sido posible establecer con precisióncómo influyen conjuntamente (2), yaque en algunos efectos son similares (disminución<strong>de</strong> la precisión en el alineamiento <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong>l carril, aumento <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> reaccióna estímulos) y en otros difieren (patrones <strong>de</strong>búsqueda visual durante la conducción simulada)(2).En pilotos <strong>de</strong> aviones, se ha <strong>de</strong>mostradoque <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> fumar cannabis hay una disminución<strong>de</strong>l rendimiento en la aptitud <strong>de</strong>vuelo (29-32) que ya es evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elcuarto <strong>de</strong> hora, y persiste a las cuatro, ocho yveinticuatro horas tras <strong>de</strong>l consumo (2, 33).De aquí, cabría <strong>de</strong>ducir que la influencia <strong>de</strong>una pequeña cantidad <strong>de</strong> THC (20 mg) alteraríadurante 24 horas el manejo <strong>de</strong> maquinariascomplejas, con poca o nula conciencia <strong>de</strong>tal alteración por parte <strong>de</strong>l sujeto (33), persistenciaya encontrada en otros trabajos condiferente metodología (34).1.1.3. Efectos neurofisiológicos.El consumo <strong>de</strong> THC, en fumadores experimentados,es seguido <strong>de</strong> un significativoincremento bilateral <strong>de</strong>l flujo sanguíneo cerebralque correlacionaba significativamentecon el nivel plasmático <strong>de</strong> THC, grado <strong>de</strong> intoxicacióny frecuencia cardíaca (35). En unestudio posterior, se constata <strong>de</strong> nuevo elincremento bilateral <strong>de</strong>l flujo y velocidad <strong>de</strong> lasangre en el cerebro, especialmente enregiones frontales, que no pudo ser explicadopor los cambios generales en la circulación nien la respiración, ni por los niveles plasmáticos<strong>de</strong> THC, y que correlacionaba significativamentecon cambios en el humor y la conducta(36). Flujo sanguíneo y funcionamientocerebral están íntimamente ligados, por tantoes muy probable que los cambios en el flujosanguíneo cerebral tras fumar THC correlacionensignificativamente con los efectos <strong>de</strong>lcannabis sobre el humor y la conducta (36),especialmente el incremento bilateral <strong>de</strong>lflujo en las regiones <strong>de</strong>l córtex frontal, laínsula y el giro cingular (37).El THC parece introducir breves y puntualesmodificaciones en la actividad electroencefalográfica(EEG) durante la fase <strong>de</strong> euforiaque inmediatamente sigue a la rápida elevación<strong>de</strong>l THC en sangre (38) .Los resultados <strong>de</strong> las investigaciones <strong>de</strong>lefecto <strong>de</strong>l THC sobre potenciales evocadosauditivos (P300 y P50) no son concluyentes,con la posible excepción <strong>de</strong> la elevación <strong>de</strong> laamplitud en la P50 auditiva (39).1.1.4. Relación dosis-efecto.La concentración plasmática <strong>de</strong> THC correlacionasignificativamente con el número <strong>de</strong>aspiraciones (“caladas”) que se hacen <strong>de</strong>l“porro” y la cantidad <strong>de</strong> THC que contengaQuiroga, M. 119


(40), sin que influya en los efectos el tiempoque se retiene el humo inhalado (41), aunquesobre esto último hay investigaciones posteriorescon resultados contradictorios (14, 42).Los efectos fisiológicos y conductuales semanifiestan concurrentemente o <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la rápida aparición <strong>de</strong><strong>de</strong>lta-9-tetrahidrocannabinol (THC) en la sangredurante el consumo <strong>de</strong> cannabis (43).Esto ha permitido el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>losmatemáticos, uno basado en las concentracionesplasmáticas <strong>de</strong> THC y otro en la relación<strong>de</strong>l metabolito inactivo 11-nor-9-carboxy -<strong>de</strong>lta 9 -tetrahidrocannabinol (THCCOOH) alTHC en la plasma que permiten pre<strong>de</strong>cir ellapso <strong>de</strong> tiempo entre el consumo <strong>de</strong>l cannabisy los efectos por él inducidos (44-45).Estudios posteriores han <strong>de</strong>mostrado queestos efectos no aparecen hasta que el THCalcanza un equilibrio en la concentración sangre/tejidos,<strong>de</strong> forma tal que para que se produzcaun incremento <strong>de</strong> al menos un 50% enlos efectos subjetivos, se necesita que laconcentración plasmática <strong>de</strong> THC aumenteen un rango <strong>de</strong> 7-29 ng/ml (46). También hasido <strong>de</strong>mostrado con mo<strong>de</strong>los farmacodinámicosque el intervalo dosificación-dosis es<strong>de</strong>terminante para la duración <strong>de</strong> los efectospsicotrópicos <strong>de</strong> THC (47). A<strong>de</strong>más, la actitud<strong>de</strong> expectación positiva sobre los efectosinfluiría en una mayor concentración plasmática<strong>de</strong> THC (48).1.2. Efectos nocivos crónicosEste epígrafe se aborda en la triple perspectivaneuropsicológica, neurofisiopatológicay neurotóxica.1.2.1. Neuropsicológicos.Durante los años 70 se realizaron en variospaíses (Grecia, Costa Rica, Jamaica, entreotros) estudios dirigidos a <strong>de</strong>terminar quéefectos tenía el consumo crónico <strong>de</strong> THC enlas funciones cognitivas <strong>de</strong> personas adultas,concluyendo que eran prácticamente inexistentes(2). Sin embargo, actualmente haynumerosas pruebas <strong>de</strong> que el consumo reiteradoy prolongado en el tiempo <strong>de</strong>l THC ocasionasutiles y selectivas alteraciones <strong>de</strong>l funcionamientocognitivo (2).La OMS consi<strong>de</strong>ra que el consumo crónico(reiterado y prolongado) <strong>de</strong> cannabis altera lacapacidad <strong>de</strong> organización e integración <strong>de</strong>información compleja implicando la atención,memoria, aprendizaje verbal, or<strong>de</strong>namiento<strong>de</strong> tarjetas /historietas, atención y discriminaciónauditiva y filtración <strong>de</strong> información irrelevante(2).En pruebas <strong>de</strong> respuesta a estímulos auditivoscuyo tono varía aleatoriamente en localización,intensidad y duración, los consumidorescrónicos <strong>de</strong> THC presentan rendimientos significativamenteinferiores a los no consumidoresen la atención focal y filtración <strong>de</strong> informaciónirrelevante (49). Esta disminución esprogresiva con la persistencia en el consumo,y si bien con la abstinencia <strong>de</strong> la droga semejora algo (50) pue<strong>de</strong> prolongarse duranteunas seis semanas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> interrumpir elconsumo (51).Frecuencia y tiempo <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>l cannabisinfluyen <strong>de</strong> forma diferente en la cognición.La capacidad para mantener centrada laatención y para filtrar información irrelevantese <strong>de</strong>terioran progresivamente en relacióncon el número <strong>de</strong> años <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> THCpero sin relación con la frecuencia <strong>de</strong>l mismo;en tanto que la velocidad para procesar lainformación disminuye tanto cuanto mayor esla frecuencia <strong>de</strong>l consumo sin influencia <strong>de</strong>ltiempo que se lleve consumiendo (52).De lo expuesto en los párrafos prece<strong>de</strong>ntessobre funciones cognitivas y cannbis existeuna reciente monográfica publicación <strong>de</strong>obligada consulta (53).En estudios con test neuropsicológicos,los fumadores crónicos (consumo repetido yprolongado) <strong>de</strong> THC muestran menores rendimientosen expresión verbal y habilida<strong>de</strong>smatemáticas (54), en las funciones <strong>de</strong> atención/ejecución(perseveración en el or<strong>de</strong>namiento<strong>de</strong> tarjetas/historietas, reducción <strong>de</strong>laprendizaje <strong>de</strong> palabras) y en la memoriavisuoespacial específicamente las mujeres,120Cannabis: efectos nocivos sobre la salud física


Tabla 1. CANNABIS: EFECTOS NOCIVOS AGUDOS PARA LA SALUDSISTEMA BIOLÓGICO EFECTO AGUDO BASE FUNCIONAL BASE MORFOLÓGICACEREBRO - cognición - bilateral flujo sanguíneo- psicomotor > 24 horas (frontal, ínsula, giro cingular)RESPIRATORIO -Broncodilatación Desconocida- Leve obstrucción DesconocidaCARDIOVASCULAR -Taquicardia - Vagal- Desmayo - velocidad sangre cerebral- Infarto miocardio DesconocidaENDOCRINO- LH, testosterona, progesterona,prostaglandinas- conducta sexual Desconocidas- adrenalina y noradrenalina- corticosteronaincluso 24 horas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> no consumir(55-56).Recientemente se ha <strong>de</strong>mostrado queconsumir THC repetidamente antes <strong>de</strong> los 16años, al interferir en el sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno durante la etapa prepuberal <strong>de</strong>l<strong>de</strong>sarrollo, causa déficit específicos en lasfunciones <strong>de</strong> la atención que persisten en lavida adulta (57).1.2.2. Neurofisiopatológicos.Des<strong>de</strong> hace unos 10 años se sabe que elelectroencefalograma (EEG) en pacientes psiquiátricosfumadores crónicos (consumorepetido y prolongado) <strong>de</strong> THC en relacióncon los consumidores se caracteriza porincremento absoluto y relativo <strong>de</strong> la actividadalfa (ondas cerebrales <strong>de</strong> 8-12 ciclos/segundo)en áreas frontal y frontocentral <strong>de</strong> amboshemisferios (coherencia interhemisférica)<strong>de</strong>nominado “Alpha Hiperfrontality” (58, 59).Esta peculiar actividad fue confirmada posteriormenteen nuevas muestras <strong>de</strong> sujetossiguiendo idéntica metodología, <strong>de</strong>scartando,a<strong>de</strong>más, por el análisis combinado <strong>de</strong> ambasmuestras, que el diagnóstico psiquiátrico o eltratamiento hubieran influido en los resultados(60). Esta hiperfrontalidad alfa se transformaen theta (ondas cerebrales <strong>de</strong> 4-8ciclos/segundo), con marcada coherenciainterhemisférica en regiones centrales y posteriorestambién, cuando el consumo diario<strong>de</strong> THC supera los 15 años (61).Respecto a los estudios realizados conpotenciales auditivos evocados sobre losefectos <strong>de</strong>l consumo prolongado <strong>de</strong> THC enel sistema nervioso central, el único datoconcluyente por ahora es la reducción <strong>de</strong> larespuesta <strong>de</strong> la onda P50 en consumidorescrónicos <strong>de</strong> marijuana libres <strong>de</strong> trastornomental (62).Mediante tomografía cerebral computarizadapor emisión <strong>de</strong> fotones (SPECT), que informasobre el flujo sanguíneo y la funciónmetabólica cerebrales, se estudiaron las imágenes<strong>de</strong> 30 jóvenes consumidores crónicos(uso semanal durante un mínimo <strong>de</strong> un año)<strong>de</strong> THC diagnosticados <strong>de</strong> trastorno por déficit<strong>de</strong> la atención con hiperactividad y las <strong>de</strong>10 jóvenes con igual diagnóstico no consumidores,interpretadas sin conocer los datos clínicos.Los consumidores <strong>de</strong> THC presentaronimágenes con disminución <strong>de</strong> la perfusión<strong>de</strong>l córtex prefrontal en proporción similar alos no consumidores, y, a<strong>de</strong>más, acusado<strong>de</strong>scenso en la actividad <strong>de</strong> ambos lóbulostemporales que guardaba relación con laintensidad <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> THC pero nonecesariamente con el tiempo que se llevabaconsumiendo (63).Quiroga, M. 121


1.2.3. Neurotoxicidad.La neurotoxicidad <strong>de</strong>l cannabis ha sidodurante mucho tiempo subestimada, sinembargo, estudios reciente <strong>de</strong>muestran queel THC induce la muerte celular con disminución<strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> las neuronas y fragmentación<strong>de</strong>l ADN en el hipocampo (12).2. SISTEMA RESPIRATORIODespués <strong>de</strong> tabaco, el cannabis es la sustanciamás fumada en todo el mundo (2).A<strong>de</strong>más, en los fumadores <strong>de</strong> las dos sustanciasun tercio empieza con la “marijuana”(cigarrillo sólo <strong>de</strong> cannabis muy difundido enUSA, también llamado “marihuana” o “tía”)antes que con el tabaco, y el 85 por ciento <strong>de</strong>los que <strong>de</strong>jan el tabaco continúan sólo con elcannabis (64).Con la excepción <strong>de</strong> la nicotina en el tabacoy <strong>de</strong> unos 60 cannabinoi<strong>de</strong>s en el cannabis, elhumo <strong>de</strong> estos dos <strong>de</strong> compuestos compartemuchos <strong>de</strong> los mismos carcinógenos e irritantesrespiratorios. Incluso, la fase <strong>de</strong> brea <strong>de</strong>lhumo <strong>de</strong>l cannabis tiene un 50 por ciento más<strong>de</strong> carcinógenos que una cantidad equiparable<strong>de</strong> humo <strong>de</strong> tabaco no filtrado (2).A<strong>de</strong>más, el humo <strong>de</strong>l “porro”, sin consi<strong>de</strong>rarel contenido <strong>de</strong> THC, produce una consi<strong>de</strong>rablementemayor carga respiratoria <strong>de</strong>monóxido <strong>de</strong> carbono y brea que fumandouna cantidad similar <strong>de</strong> tabaco (65).2.1. Efectos nocivos agudosParece ser que el único efecto agudo queel THC, tanto fumado como ingerido, tienesobre el sistema respiratorio es una rápidabroncodilatación (2, 66) y leve obstruccióncuando es fumado un mínimo <strong>de</strong> 4 días a lasemana durante 6-8 semanas (66).2.2. Efectos nocivos crónicosLos estudios experimentales con animalessugieren que la exposición prolongada alhumo <strong>de</strong> cannabis se asocia con bronquitisobstructiva y aumenta el riesgo <strong>de</strong> invasiónmaligna (cáncer) en forma similar al tabaco (2).En la población general, el seguimientodurante seis años <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong>l humo<strong>de</strong>l cannabis sobre 1802 sujetos entre 15 y60 años, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ajustar las variablesedad, consumo <strong>de</strong> tabaco y síntomas previos,la probabilidad estimada (odds ratio, OR)<strong>de</strong>l grupo fumador <strong>de</strong> THC para la tos crónicaera <strong>de</strong> 1,73 y para los ahogos <strong>de</strong> 2,01(p


gicas, aunque hay estudios contradictorios,sino más bien las <strong>de</strong>bidas al cannabis parecenmás importantes por cigarrillo fumadoque las causadas por uno <strong>de</strong> tabaco (2).Comparando el análisis citológico <strong>de</strong>lesputo <strong>de</strong> 25 sujetos sanos fumadores únicamente<strong>de</strong> cannabis (edad media 27.5años), con un grupo <strong>de</strong> edad similar <strong>de</strong> 25fumadores <strong>de</strong> tabaco y otro <strong>de</strong> 25 no fumadores,se encontró que los fumadores <strong>de</strong>cannabis presentaban en el esputo un contenidosignificativamente mayor <strong>de</strong> todos loscomponentes citopatológicos, con menosneutrófilos y magrófagos pigmentados quelos fumadores <strong>de</strong> tabaco (72, 73).Fumar diaria y regularmente cannabis parecedisminuir la respuesta inmunitaria pulmonara la invasión <strong>de</strong> microorganismo, sobretodo en pacientes inmuno<strong>de</strong>primidos, incluidoslos afectados <strong>de</strong> SIDA, sin que esté suficientementeesclarecida la causa <strong>de</strong> esta disminución(2).La inhalación <strong>de</strong> cannabis (también <strong>de</strong>cocaína) se asocia repetidamente con neumomediastinoespontáneo, enfermedad relativamenteinfrecuente cuya inci<strong>de</strong>ncia varíaen diferentes comunida<strong>de</strong>s (74).Respecto <strong>de</strong>l cáncer pulmonar, fumar THCes un significativo factor <strong>de</strong> riesgo adicional(75) y recientemente se ha <strong>de</strong>mostrado queproduce en el epitelio bronquial un incremento(p < .05) en, al menos, cinco <strong>de</strong> los marcadoresvinculados al riesgo <strong>de</strong> cáncer, principalmente(p ≤ .01) en los que indicananomalías moleculares (76).Los efectos carcinógenos <strong>de</strong>l THC siguensiendo investigados (77-79).3. SISTEMA CARDIOVASCULAR3.1. Efectos nocivos agudosLa taquicardia, incremento <strong>de</strong> la frecuenciacardíaca reflejado en el pulso, es el principal,y mejor estudiado, efecto agudo <strong>de</strong>l THCsobre el sistema cardiovascular (2).En este efecto, fácilmente reproducible,dosis <strong>de</strong>pendiente y correlacionado con laintensidad <strong>de</strong> la experiencia subjetiva (80)tanto al fumar como al ingerir el cannabis(81), están implicados tanto mecanismossimpáticos como parasimpáticos (2, 82).La taquicardia inducida por el THC pue<strong>de</strong>ser modificada por diferentes sustancias. Porejemplo, la cocaína la incrementa (83, 84), yla indometacina la disminuye (85).Las sensaciones <strong>de</strong> vértigo y <strong>de</strong>smayo quesuce<strong>de</strong>n al consumo <strong>de</strong> una dosis alta <strong>de</strong>THC parecen <strong>de</strong>berse a la disminución <strong>de</strong> lavelocidad sanguínea cerebral, medida en laarteria cerebral media, y <strong>de</strong> la presión arterial(86).En adolescentes y adultos jóvenes, grupo<strong>de</strong> mayor prevalencia <strong>de</strong> consumo, los efectoscardiovasculares agudos <strong>de</strong>l THC sonpoco frecuentes; sin embargo, algunascomunicaciones <strong>de</strong> infarto <strong>de</strong> miocardio enjóvenes fumadores <strong>de</strong> cannabis merecenespecial atención (2)3.2. Efectos nocivos crónicosEn un estudio sobre seis varones sanos,voluntarios retribuidos, que durante 13 díasconsecutivos fumaron un cigarrillo diario <strong>de</strong>marijuana (1.0 % <strong>de</strong> THC), seguido a los 15minutos <strong>de</strong> infusión intravenosa <strong>de</strong> 52 microgramos/minuto<strong>de</strong> THC atenuado durante 50minutos, el único efecto estadísticamentesignificativo fue el incremento <strong>de</strong> la frecuenciacardíaca (87).El consumo prolongado e intenso <strong>de</strong> cannabispue<strong>de</strong> originar daños poco aparentesen el sistema cardiovascular, muy parecidos ala cardiotoxicidad <strong>de</strong>l tabaquismo, pues THCy nicotina son similares en sus efectos cardiovasculares(2).En un estudio realizado sobre una muestra<strong>de</strong> 5115 sujetos (blancos, negros, hombres ymujeres) comprendidos entre 18 y 30 añosinvestigando la posible asociación entre hostilidady riesgo <strong>de</strong> mortalidad por enfermedadcoronaria, se <strong>de</strong>mostró que las puntuacionesmás altas en la escala <strong>de</strong> hostilidad <strong>de</strong>CooK-Medley se asociaban con fumar tabacoy marijuana, elevado consumo <strong>de</strong> alcohol yQuiroga, M. 123


Tabla 2. CANNABIS: EFECTOS NOCIVOS CRÓNICOS PARA LA SALUDSISTEMA BIOLÓGICO EFECTO CRÓNICO BASE FUNCIONAL BASE MORFOLÓGICACEREBRO - selectiva funciones - Hiperfrontalidad alfa y theta - Destrucción neuronal ycognitivas,no <strong>de</strong>saparece - Alteración P50 auditiva fragmentación ADN entras <strong>de</strong>jar el consumo - actividad ambos lóbulos hipocampotemporalesRESPIRATORIO - Cambios histológicos con - residuos cancerígenos - Hiperplasia, estratificación,riesgo <strong>de</strong> malignización que tabaco metaplasia en racimo, engro-- capacidad inmunitaria pulmón - repuesta linfocitaria samiento membrana basalCARDIOVASCULAR Angeítis obliterante Desconocida Lesiones evi<strong>de</strong>ntes en arteriografíaINMUNITARIO y- macrófagos, IL-1,REPRODUCCIÓN CELULAR - interferón, células K, En estudioADN, ARN- Altera división celularINTRAUTERINO - <strong>de</strong>sarrollo fetal - dopamina en sistemay POSTNATAL - capacidad cognitiva ejecutiva mesolímbico- atención selectiva- cáncer infantilmayor ingesta <strong>de</strong> calorías en todos los sujetos,sin distinción <strong>de</strong> sexo ni raza. Especialmenteimportante, tras el ajuste <strong>de</strong> las variablessexo y nivel educacional, se mostró laasociación hostilidad con fumar tabaco ymarijuana que llegó a tener una prevalencia 5veces mayor en el cuartil <strong>de</strong> máxima hostilidadrespecto <strong>de</strong>l cuartil menos hostil (88).Fumar “porros” pue<strong>de</strong> resultar peligrosopara quienes pa<strong>de</strong>zcan hipertensión, enfermeda<strong>de</strong>scerebrovasculares o ateroescelorosiscoronaria, por el aumento <strong>de</strong> frecuencia ygasto cardíaco producido por el THC (2).En Francia, muy recientemente, se hancomunicado dos casos en jóvenes (varones,18 y 20 años), ambos fumadores habituales,no excesivos, <strong>de</strong> tabaco y <strong>de</strong> cannabis, <strong>de</strong>isquemia distal aguda en extremida<strong>de</strong>s, querecordaban a la arteritis inducida por cannabis<strong>de</strong>scrita en los años sesenta en fumadores <strong>de</strong>Kif <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> África. Los hallazgos clínicosy arteriográficos eran sugerentes <strong>de</strong> enfermedad<strong>de</strong> Winiwarter-Buerger, un tipo <strong>de</strong> tromboangeítisobliterante <strong>de</strong> etiología <strong>de</strong>sconocidapero en la que el tabaco es un importantemecanismo etiopatogénico. En un caso, <strong>de</strong>jar<strong>de</strong> fumar cannabis coincidió con una buenarespuesta terapéutica. El otro continuófumando THC con persistencia <strong>de</strong> la enfermedad.Los autores concluyen que la presentación<strong>de</strong> endarteritis juvenil, remedando a unatromboangeítis obliterante, podría ser un efectosecundario tóxico <strong>de</strong>l THC (89).4. SISTEMA ENDOCRINOLos efectos <strong>de</strong>l cannabis sobre el sistemaendocrino se estudian <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una doble perspectiva.De un lado, sobre las hormonashipofisarias (luteinizante ó LH, folículo- estimulanteó FSH, prolactina ó PRL, somatotropinao GH) responsables <strong>de</strong> la síntesis periférica<strong>de</strong> las hormonas sexuales (estrógenosy testosterona) y reguladoras <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo yfuncionamiento <strong>de</strong>l sistema reproductorsobre las que parece tener una acción principalmenteinhibitoria (90). Y <strong>de</strong> otro, sobre eleje hipotálamo-hipófisis-adrenal.4.1. Hormonas sexuales masculinasSi en los diseños experimentales sobreanimales machos, los resultados indican124Cannabis: efectos nocivos sobre la salud física


usualmente que el THC disminuye los nivelesplasmáticos <strong>de</strong> LH y testosterona (2), en losestudios humanos, varones consumidorescrónicos <strong>de</strong> cannabis, se presentan resultadostan contradictorios como ningún efecto(91, 92) frente a alteraciones selectivas <strong>de</strong>lcontrol hipotalámico <strong>de</strong> LH (93).4.2. Hormonas sexuales femeninasEn mo<strong>de</strong>los animales, el THC antagoniza elefecto que sobre la hipófisis tiene el estradiol(94), retrasa la aparición <strong>de</strong> la pubertad, disminuyeel número <strong>de</strong> óvulos en el primer día<strong>de</strong> la ovulación (95). Tras la pubertad, losciclos menstruales son irregulares, disminuyenlos niveles séricos <strong>de</strong> LH, progesterona yprostagladinas, aumenta el tiempo <strong>de</strong> gestación,con incremento <strong>de</strong> nacidos muertos,aunque sin malformaciones (95).4.3. Gónadas y conducta sexualSiguiendo con mo<strong>de</strong>los animales, el THCtiene efectos tóxicos directos sobre los ovariosy los testículos (96), suprime la elevación plasmática<strong>de</strong> LH y prolactina que siguen a la excitaciónsexual e inhibe la conducta sexual (97).4.4. Eje hipotálamo-hipofisiario-adrenalMuchos estudios en mo<strong>de</strong>los animales<strong>de</strong>muestran que el THC altera la secreción <strong>de</strong>algunas hormonas relacionadas con el estrés(98). Se reconoce como efecto agudo <strong>de</strong>lTHC la disminución <strong>de</strong> la adrenalina y noradrenalinaen la médula adrenal, sin reducción<strong>de</strong> la actividad tiroxina-hidroxilasa, que<strong>de</strong>saparece con la administración repetida <strong>de</strong>cannabis (98). Así mismo, eleva los niveles <strong>de</strong>corticosterona en suero (99).5. SISTEMA INMUNITARIOEl TCH tiene efectos sobre el sistemainmunitario, modificando la función <strong>de</strong> diversascélulas, unas veces en el sentido <strong>de</strong> favorecerlas,otras al contrario, que parecen<strong>de</strong>berse a factores experimentales (2, 100).Pero el mayor interés actual se centra en larelación entre el uso <strong>de</strong> drogas sociales y el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> manifestaciones clínicas <strong>de</strong>SIDA, por lo que es importante que los seropositivossanos que eviten el uso <strong>de</strong> “porros”y/o alcohol, aunque todavía sea pronto paraestimar en qué medida esta advertenciaimpedirá el daño <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong>l sistema inmune.(100, 101), tanto más cuando estudiosrecientes formulan la hipótesis <strong>de</strong> que loscannabinoi<strong>de</strong>s endógenos, principalmente através <strong>de</strong> los macrófagos, pue<strong>de</strong>n participaren el fracaso general <strong>de</strong>l sistema inmune enpersonas seropositivas (102).Recientemente se ha publicado que el THCy sus metabolitos disminuyen la produccióntumoral <strong>de</strong>l factor alfa cuya consecuencia esla reducción <strong>de</strong> la apoptosis, inhibe la producción<strong>de</strong> IL-1 y <strong>de</strong> gamma interferón, merma lacompetencia inmunológica <strong>de</strong> los macrófagosalterando su esencial papel trófico en elsistema nervioso central y, asimismo, estimulala producción <strong>de</strong> productos <strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación<strong>de</strong>l ácido araquidónico por inhibición <strong>de</strong>la ciclo-oxigenesa (Masset 1999). A<strong>de</strong>más,tiene efecto sinérgico con los retrovirus provocandoanergia en los linfocitos-T citotóxicoso células K (104).6. REPRODUCCIÓN CELULAREl THC interacciona con el núcleo celularcon efectos sobre la síntesis macromolecular,induce aberraciones cromosómicas, mutagenicidady carcinogénicidad (2).El THC disminuye la síntesis <strong>de</strong> ADN, ARNy proteínas, altera la formación <strong>de</strong> microtúbulos,microfilamentos y los procesos <strong>de</strong> divisióncelular, (2).Sobre las alteraciones cromosómicas (ruptura,<strong>de</strong>lección, otros errores en la separación)existe un acuerdo general sobre quetanto el humo como ciertos constituyentes<strong>de</strong> las preparaciones <strong>de</strong> cannabis pue<strong>de</strong>nQuiroga, M. 125


tener efectos mutágenos (2). Por otro lado, elTHC puro no ha mostrado estos efectos (2).En un reciente estudio llevado a cabosobre embarazadas fumadoras <strong>de</strong> sólo cannabis(17) y no fumadoras (17), en las que semidió la tasa <strong>de</strong> linfocitos variantes (mutantes)en sangre y en 5 hijos <strong>de</strong> cada grupo enel cordón umbilical tras el parto, se obtuvouna mayor tasa <strong>de</strong> linfocitos variantes en elgrupo <strong>de</strong> fumadoras <strong>de</strong> cannabis (p


THC durante el embarazo y el <strong>de</strong>sprendimiento<strong>de</strong> placenta (121); la disminución <strong>de</strong> la tallaen el nacimiento (116, 122); el retraso en lamaduración intrauterina y las malformaciones(123); el empobrecimiento <strong>de</strong>l razonamientoabstracto/visual a los 3 años <strong>de</strong> edad (124); laalteración <strong>de</strong> los potenciales visuales evocados(P1) al mes y 18 meses <strong>de</strong>l nacimientocuando la madre consumió THC durante eltercer trimestre <strong>de</strong>l embarazo (125), así comomayor número <strong>de</strong> errores y menor número <strong>de</strong>omisiones en pruebas <strong>de</strong> rendimiento continuoa los 6 años (126).LÍNEAS DE INVESTIGACIÓNLas líneas <strong>de</strong> investigación futura propuestaspor la OMS sobre los aspectos <strong>de</strong> lasalud que han ocupado el presente capítuloson (2)1. Desarrollar test cognitivos y psicomotoresque, reflejando la específica complejidad<strong>de</strong> las tareas diarias permitan, <strong>de</strong>terminarmejor los efectos agudos y crónicos <strong>de</strong>lTHC sobre las mismas.2. Progresar en el establecimiento <strong>de</strong> la relaciónentre concentración <strong>de</strong> THC en sangrey otros fluidos corporales y la intensidad<strong>de</strong> las alteraciones en la conducta.3. Precisar clínica y epi<strong>de</strong>miológicamente losefectos <strong>de</strong>l THC sobre la función y enfermeda<strong>de</strong>spulmonares, así como el riesgo<strong>de</strong> cáncer y a qué nivel <strong>de</strong> consumo pue<strong>de</strong>ocurrir.4. Posibles efectos crónicos <strong>de</strong>l THC sobre elsistema cardiovascular.5. La inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l THC sobre la fertilidadhumana, <strong>de</strong>bido a la cada vez mayor inci<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> su consumo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> eda<strong>de</strong>s tempranas.6. Ahondar en los efectos <strong>de</strong>l THC sobre lafunción inmunológica. Tanto en la relacióncon la resistencia a infecciones, tumores,como en la regulación <strong>de</strong> síntesis <strong>de</strong> molecular,con particular atención sobre elpapel <strong>de</strong> los receptores cannabinoi<strong>de</strong>s.7. La inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la exposición intrauterinaal THC sobre metabolismo fetal, nacimientoprematuro y cáncer infantil.CONCLUSIONESEl consumo <strong>de</strong> cannabis produce efectosnocivos agudos (Tabla 1) y crónicos (Tabla 2)en la salud.Los efectos agudos sobre el CEREBRO,<strong>de</strong>bidos a la reducción bilateral <strong>de</strong>l flujo sanguíneocerebral, principalmente en polosfrontales, ínsula y giro cingular, se manifiestanpor retardo en la cognición y enlentecimientopsicomotor persistentes aún 24 horas<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber realizado el consumo,efectos que inci<strong>de</strong>n negativamente en lahabilidad para la conducción.Sobre el sistema RESPIRATORIO los efectosnocivos agudos <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis,cuyo mecanismo aún no ha sido <strong>de</strong>terminado,son la broncodilatación a la que sigueuna leve obstrucción.El consumo <strong>de</strong> cannabis altera <strong>de</strong> formaaguda el sistema cardiovascular, principalmenteel CORAZÓN, a través <strong>de</strong> un mecanismo<strong>de</strong> predominio vagal causando taquicardiadosis <strong>de</strong>pendiente, <strong>de</strong>smayos como consecuencia<strong>de</strong> la disminución <strong>de</strong>l flujo sanguíneocerebral y <strong>de</strong> la presión arterial. También hanocurrido casos <strong>de</strong> infarto <strong>de</strong> miocardio enjóvenes consumidores aparentemente sanos.En el sistema ENDOCRINO el consumo <strong>de</strong>cannabis altera tanto el eje hipotálamo-hipofisario-adrenalcomo las hormonas responsables<strong>de</strong>l sistema reproductor y <strong>de</strong> la maduraciónsexual. En el primero, se observa unareducción <strong>de</strong> secreción <strong>de</strong> adrenalina y noradrenalinalo que podría alterar la respuesta alestrés. Sobre el segundo, hay una disminución<strong>de</strong> todas las hormonas sexuales (luteinizante,folículo-estimulante, prolactina) conefectos inhibitorios sobre el <strong>de</strong>seo y la respuestasexual, disminución <strong>de</strong> la fertilidad yen mo<strong>de</strong>los animales aumento <strong>de</strong>l número<strong>de</strong> nacidos muertos.Quiroga, M. 127


Los efectos nocivos crónicos <strong>de</strong>l cannabissobre el CEREBRO reconocen una base morfológica(<strong>de</strong>strucción neuronal y fragmentación<strong>de</strong>l ADN en el hipocampo) y funcional(hiperfrontalidad alfa y theta, alteración <strong>de</strong> laP50 auditiva, disminución <strong>de</strong> la actividad bioeléctricaen ambos lóbulos temporales) quetiene como consecuencia la disminuciónselectiva <strong>de</strong> las funciones cognitivas, que no<strong>de</strong>saparece tras <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir.En el sistema CARDIOVASCULAR el consumocrónico <strong>de</strong> cannabis causa en sujetosjóvenes una angeítis obliterante <strong>de</strong> etiología<strong>de</strong>sconocida.En los fumadores crónicos <strong>de</strong> cannabis sehan observado sobre el sistema RESPIRATO-RIO modificaciones histológicas <strong>de</strong> su epitelio(hiperplasia, estratificación, metaplasia enracimo, engrosamiento <strong>de</strong> la membranabasal), que junto con la disminución <strong>de</strong> la respuestalinfocitaria local y el gran número <strong>de</strong>residuos cancerígenos (más que el tabaco)que transporta su humo, tienen un alto riesgo<strong>de</strong> malignización.Este gran riesgo <strong>de</strong> cáncer orofaríngeo ypulmonar se ve agravado porque el uso crónico<strong>de</strong> cannabis reduce la actividad <strong>de</strong>l sistemaINMUNITARIO y altera la REPRODUCCIÓNCELULAR tanto a nivel cromosómico comomitocondrial. Estas alteraciones causan enhijos <strong>de</strong> madres que siguieron fumando cannabisdurante el embarazo un gran riesgo <strong>de</strong>nacer con malformaciones y <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer cánceresinfantiles.Los hijos <strong>de</strong> mujeres fumadoras crónicas<strong>de</strong> cannabis alcanzan un menor grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrolloINTRAUTERINO y en la etapa POST-NATAL se comprueba una disminución <strong>de</strong> lasfunciones cognitivas, persistiendo alteradasla cognición ejecutiva y la atención selectivaincluso a los 12 años <strong>de</strong> edad.BIBLIOGRAFÍAAddiction Research Foundation/World Health Organization.Report of an ARF/WHO ScientificMeeting on the Adverse Health and BehaviouralConsequences of Cannabis Use.Addition Research Foundation, Toronto, 1981.Division of mental health and prevention of substanceabuse. World Health Organization. Cannabis:a health perspective and researchagenda. WHO/MSA/PSA/97.4, English OnlyDistr.: General. Geneva, 1997.Hansen AC, Kristensen IB, Dragsholt C. Prevalenceof cannabinoids in urine samples from forensicautopsies. Med Sci Law 1999 Jul;39(3):228-32.Nahas G. Haschis, cannabis et marijuana. PremièrEdition, Vendôme (France), Presses Universitaires<strong>de</strong> Fance, 1976.Nahas G, Latour C. The human toxicity of marijuana.Med J Aust 1992 Apr;156(7):495-7.Polen MR, Sidney S, Tekawa IS, Sadler M, FriedmanGD. Health care use by frequent marijuanasmokers who do not smoke tobacco. WestJ Med 1993 Jun;158(6):596-601.Thomas H. A community survey of adverse effectsof cannabis use. Drug Alcohol Depend 1996Nov;42(3):201-7.Robertson JR, Miller P, An<strong>de</strong>rson R. Cannabis usein the community. Br J Gen Pract 1996Nov;46(412):671-4.Baldwin GC, Tashkin DP, Buckley DM, Park AN,Dubinett SM, et al. Marijuana and cocaineimpair alveolar macrophage function and cytokineproduction. Am J Respir Crit Care Med1997 Nov;156(5):1606-13.Hall W, Solowij N. Adverse effects of cannabis.Lancet 1998 Nov;352(9140):1611-16.Gaoni Y, Mechoulam R. Isolation, structure and partialsyntesis of an active component of haschish.Amer Chem Soc 1964; 86:1646-1647.Ameri A. The effects of cannabinoids on the brain.Prog Neurobiol 1999 Jul; 58(4):315-48.Mathew RJ, Wilson WH, Humphreys D, Lowe JV,Weithe KE. Depersonalization after marijuanasmoking. Biol Psychiatry 1993 Mar;33(6):431-41.Block RI, Farinpour R, Braverman K. Acute effectsof marijuana on cognition: relationships to chroniceffects and smoking techniques. PharmacolBiochem Behav 1992 Nov;43(3):907-17.Wilson WH, Ellinwood EH, Mathew RJ, Johnson K.Effects of marijuana on performance of a computerizedcognitive-neuromotor test battery.Psychiatry Res 1994 Feb;51(2):115-25.128Cannabis: efectos nocivos sobre la salud física


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Cannabis: efectos nocivossobre la salud mentalQUIROGA, M.Servicio <strong>de</strong> Psiquiatría. Hospital Militar “Pagés”. Melilla. EspañaTeniente Coronel Médico Especialista en Psiquiatría, Jefe <strong>de</strong>l Servicio <strong>de</strong> PsiquiatríaEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: Manuel Quiroga Gallego. Teniente Coronel Médico Psiquiatra. Servicio <strong>de</strong> Psiquiatría. Hospital Militar “Pagés”.C/ General Polavieja s/n, 52071 Melilla (España) Tf.: 952 67 11 45, Extensión 236 Correo electrónico: mquirogag.intersep.orgResumenEl consumo prolongado <strong>de</strong> THC pue<strong>de</strong> producir un síndrome<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia don<strong>de</strong> los factores genéticos sonmás importantes que los ambientales.La interrupción <strong>de</strong>l consumo continuado pue<strong>de</strong> provocarun síndrome <strong>de</strong> abstinencia caracterizado por ansiedad,tensión, <strong>de</strong>sazón, alteraciones <strong>de</strong>l sueño y cambios <strong>de</strong>lapetito, mediado por agonistas endógenos y receptorescannabinoi<strong>de</strong>s cerebrales específicos.El THC pue<strong>de</strong> causar episodios psicóticos agudos sinalteración <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> conciencia que son diferenciables <strong>de</strong>las psicosis. No se ha podido establecer una psicosis persistentepor acción exclusiva <strong>de</strong>l cannabis, pues sigue sin<strong>de</strong>terminarse si el THC es <strong>de</strong>tonante, agravante, meroacompañante o una forma <strong>de</strong> automedicación <strong>de</strong> un trastornomental primario.El consumo prolongado <strong>de</strong> dosis altas <strong>de</strong> THC pue<strong>de</strong>conducir a un estado <strong>de</strong> pasividad e indiferencia (síndromeamotivacional), <strong>de</strong>l que empieza a haber evi<strong>de</strong>ncias neuropsicológicas,morfológicas y funcionales.El consumo precoz y repetido <strong>de</strong> cannabis en sujetosgenéticamente predispuestos, pue<strong>de</strong> estar relacionado conesquizofrenias cuyo primer episodio aparece tras un año <strong>de</strong>fumar THC, presentan más síntomas positivos y menosnegativos, respon<strong>de</strong>n peor a los antipsicóticos y tienenmás recaídas en los siguientes 15 años que los esquizofrénicosno consumidores. Ello parece ser <strong>de</strong>bido a que en losesquizofrénicos se produce una alteración <strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong>endógeno similar a la originada por la intoxicacióncannábica en sujetos sanos.En los adolescentes, iniciarse precozmente en el consumo<strong>de</strong> cannabis parece tener relación con agresividad, involucrarseen activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas, menospreciar el peligro<strong>de</strong> utilizar otras drogas y <strong>de</strong>scuidar la protección <strong>de</strong>l SIDA.Palabras clave: cannabis, trastorno mental orgánico, psicosis,síndrome amotivacional, esquizofrenia, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,síndrome <strong>de</strong> abstinenciaSummaryThe continuous THC consumption is related to a<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncy syndrome, where the genetic factors aremore important than the environmental. Some times wefind also a withdrawal syndrome characterized byanxiety, tension, sleep and food disor<strong>de</strong>rs, mediated byendogenous cannabinoids agonist and its specific cerebralreceptor. There are acute psychotic episo<strong>de</strong>s producedby cannabis, which must be differentiated from functionalpsychosis. It has not been possible to establish apersistent psychosis exclusively produced by cannabis,because its role is not still clear in relation to suchpsychosis.The exten<strong>de</strong>d consumption of high dose of THC canlead to a passiveness and nonchalance state (amotivationalsyndrome), which begins to have neuropsychologicals,morphologics and functionals evi<strong>de</strong>nces.The early and repeated consumption of cannabis insome subjects genetically predisposed, results in schizophreniawhose first episo<strong>de</strong> appears after smokingTHC one year, with more positive psychotic symptoms,responding worse to the antipsychotic medication andwith more relapses in the following 15 years than otherschizophrenics not using cannabis. This relation can bedue to the fact that the schizophrenia produces an alterationof the endogenous cannabinoid system similar tothe changes produced by cannabis intoxication in healthysubjects.The cannabis early consumption in adolescents isrelated to aggressive behavior, to antisocial activities, toun<strong>de</strong>rvalue the danger of using other drugs and toneglect the protection of AIDS.Key words: cannabis, mental disor<strong>de</strong>r, psychosis, schizophrenia,amotivational syndrome, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce,withdrawal syndrome.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 135


INTRODUCCIÓNEl responsable directo <strong>de</strong> los efectos psíquicos<strong>de</strong>l cannabis es el D9 Tetrahidrocannabinol(THC), cuya concentraciónen las diferentes preparaciones usadas(“porro”, “marihuana”, “kiffi”, “bhang”, “dagga”,“ganja”, “dawamesc”) varía según el tipo <strong>de</strong>planta y la zona geográfica <strong>de</strong> cultivo (1).La primera publicación científica en occi<strong>de</strong>ntesobre los efectos psíquicos <strong>de</strong>l THC,“Du haschich et <strong>de</strong> l’aliénation mental”(1845), se <strong>de</strong>be a Jacques-Joseph Moreau(1804-1884), médico francés <strong>de</strong>l Hospital Psiquiátrico<strong>de</strong> La Bicêtre (París), y es fruto <strong>de</strong> laminuciosa observación <strong>de</strong>l estado que élmismo y sus colaboradores alcanzaban con laingestión <strong>de</strong> diferentes dosis <strong>de</strong> un preparado<strong>de</strong> cannabis elaborado por el propio Moreau(2). En ella se refieren 8 síntomas quecompartían la intoxicación cannábica y lasenfermeda<strong>de</strong>s mentales (alienación) <strong>de</strong> laépoca: euforia, excitación intelectual condisociación <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, distorsión <strong>de</strong> la percepción<strong>de</strong>l espacio y <strong>de</strong>l tiempo, hipersensibilidadauditiva, i<strong>de</strong>as fijas y convicciones<strong>de</strong>lirantes, inestabilidad <strong>de</strong> las emociones,impulsos irresistibles, ilusiones y alucinaciones(2,3) que son dosis <strong>de</strong>pendientes, sinmenospreciar la susceptibilidad individual (3).Otro psiquiatra, Walter Bromberg, americano,basado en su experiencia personal y enmultitud <strong>de</strong> observaciones, <strong>de</strong>scribe en 1934,ochenta y nueve años <strong>de</strong>spués que Moreau,los efectos psíquicos agudos <strong>de</strong> la marihuana(cigarrillo <strong>de</strong> cannabis), cifrando la persistencia<strong>de</strong> la intoxicación en dos a cuatro horastras fumarla y en cinco a doce cuando esingerida (4). Los síntomas <strong>de</strong>scritos porBromberg, en otro lenguaje, son superponiblesa los referidos por Moreau y compartidospor la mayoría <strong>de</strong> los observadores, conla reserva <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n variar ampliamentey, generalmente, son menos intensos (5).Hace 25 años, aproximadamente, los efectosinmediatos directos <strong>de</strong>l THC sobre lasalud mental se podían resumir en que, a<strong>de</strong>más<strong>de</strong> los estados <strong>de</strong> intoxicación aguda (10a 15 mg <strong>de</strong> THC fumado; 20 a 40 mg <strong>de</strong> THCingerido), su consumo modificaba la presentación<strong>de</strong> los síntomas en algunas enfermeda<strong>de</strong>smentales (patoplastia), inducía reaccionesansioso-<strong>de</strong>presivas cuando el consumidorse encontraba en situaciones <strong>de</strong>sfavorables ypodía precipitar el inicio <strong>de</strong> una psicosis latente,en tanto que su uso intenso y prolongado(100 a 300 mg/día) producía en los adultos<strong>de</strong>terioro mental y físico y en los adolescentesimpedía la a<strong>de</strong>cuada maduración <strong>de</strong> lapersonalidad (2).En las más recientes clasificaciones internacionales<strong>de</strong> los trastornos mentales (6,7)se recogen diversos cuadros psiquiátricosinducidos por cannabis (intoxicación, <strong>de</strong>lirium,alucinatorio), poco específicos puescomparten criterios diagnósticos con otrasdrogas <strong>de</strong> naturaleza muy diferentes al THC.Des<strong>de</strong> el año 1997, la Organización Mundial<strong>de</strong> la Salud (OMS) consi<strong>de</strong>ra que el cannabisinci<strong>de</strong> negativamente en la salud mentalporque parece ser capaz <strong>de</strong> ocasionar unsíndrome <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, similar al <strong>de</strong> otrasdrogas, inducir psicosis propias, causar unsíndrome amotivacional, y precipitar el inicioy exacerbar el curso <strong>de</strong> la esquizofrenia (8).OBJETIVOSEl presente capítulo se centra en los efectosnocivos indicados por la OMS, revisandoel estado actual <strong>de</strong> conocimientos y buscandolos acuerdos y divergencias que sobreellos pueda haber.Finalmente, se reflejarán las principaleslíneas sobre las que la OMS consi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>beproseguir la investigación <strong>de</strong> los efectos nocivos<strong>de</strong>l cannabis sobre la salud mental.METODOLOGÍAPartiendo <strong>de</strong> los principales hitos históricosen el ámbito occi<strong>de</strong>ntal sobre los efectos psicopatológicos<strong>de</strong>l cannabis, se revisa la litera-136Cannabis: efectos nocivos sobre la salud mental


tura profesional en torno a los cuatro efectosnocivos principales que para la OMS tiene elcannabis sobre la salud mental.La exposición, en un intento <strong>de</strong> ser didáctica,los abordará por separado, aunque estadisección contradiga la realidad clínica.Por último, se sintetizan en sendas tablasaquellos efectos que <strong>de</strong>muestren mayor evi<strong>de</strong>nciapor consenso <strong>de</strong> los estudios realizados.La búsqueda <strong>de</strong> referencias bibliográficasse ha realizado en MEDLINE® mediante EvaluatedMedline®[(http://www.biomednet.com/db/medline) (http://www.research.bmn.com/medline)]¿ PRODUCE SÍNDROME DE DEPENDENCIAEL CANNABIS?Hasta no hace mucho tiempo, y aún hoy, lagente y muchos profesionales sanitarios, creíanque el THC no producía <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia físicacon su consecuente síndrome <strong>de</strong> abstinencia,situación todavía reflejada en elDSM-IV ® (9).Sin embargo, hace ya 20 años, estudios enanimales y humanos <strong>de</strong>mostraron efectosleves <strong>de</strong> tolerancia y que la supresión <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> THC se acompaña <strong>de</strong> un conjunto<strong>de</strong> síntomas característicos, <strong>de</strong> duraciónmedia <strong>de</strong> 8 días (3). Por tanto, si hay toleranciay abstinencia, el cannabis produce <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciafísica.Más próximos a nuestros días, uno <strong>de</strong> losestudios más representativos <strong>de</strong> la existencia<strong>de</strong> un síndrome <strong>de</strong> abstinencia <strong>de</strong>bido al THCes el realizado sobre 5611 hombres y mujeresque fueron objeto <strong>de</strong> investigación entre1991 y1995, y a los que se aplicaron los criteriosdiagnósticos estándar para el síndrome<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, comprobándose que entrequienes habían consumido THC diariamentedurante 70 meses o más, presentaban unsíndrome <strong>de</strong> abstinencia característico: ansiedad,tensión, <strong>de</strong>sazón, alteraciones <strong>de</strong>l sueñoy cambios en el apetito (10).En adolescentes, 165 chicos y 64 chicas,entre 13 a 19 años, admitidos a tratamientopor adicción al cannabis, dos tercios presentaronsíndrome <strong>de</strong> abstinencia (11).Una <strong>de</strong> las más actuales revisiones sobre lafarmacología, posibilida<strong>de</strong>s terapéuticas, efectosadversos, e implicaciones sociales <strong>de</strong>l usomédico <strong>de</strong> la marihuana (THC) confirma quetiene po<strong>de</strong>r adictivo y produce síndrome <strong>de</strong>abstinencia, en menor grado que el alcohol, lacocaína, la heroína y la nicotina (12).Las sustancias endógenas <strong>de</strong> efectos similaresal THC (anandamida) y los receptorescannabinoi<strong>de</strong>s específicos (CB1) en el sistemanervioso central, al igual que suce<strong>de</strong> parala morfina y la nicotina, son las bases biológicas<strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y la abstinencia <strong>de</strong>lcannabis (13).Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista experimental, en1999 se publican dos trabajos (14,15) que<strong>de</strong>muestran que el consumo intermitente <strong>de</strong>THC a dosis crecientes genera síntomas <strong>de</strong>abstinencia que difieren según sea fumado oingerido por vía oral. En los fumadores, lossíntomas <strong>de</strong> abstinencia que se encontraronfueron ansiedad, irritabilidad, gastralgia y disminución<strong>de</strong>l apetito en relación con el quetenían antes <strong>de</strong>l experimento (14). El síndrome<strong>de</strong> abstinencia <strong>de</strong>bido al consumo <strong>de</strong> THCingerido, presentaba ansiedad, <strong>de</strong>presión, irritabilidad,alteraciones en la calidad y cantidad<strong>de</strong>l sueño y disminución <strong>de</strong>l apetito (15).De estos últimos trabajos se <strong>de</strong>duce queuna <strong>de</strong> las causas para seguir consumiendoTHC es evitar la aparición <strong>de</strong>l síndrome <strong>de</strong>abstinencia.Estudios con parejas <strong>de</strong> gemelos <strong>de</strong> ambossexos, mono y dicigóticos, están <strong>de</strong>mostrandoque en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l cannabisson más importantes los factores genéticosque los ambientales (16-18).¿INDUCE EL CANNABIS PSICOSIS PRO-PIAS?Lo primero que hay que <strong>de</strong>terminar, ponerse<strong>de</strong> acuerdo, al afrontar este apartado esqué enten<strong>de</strong>mos por psicosis inducidas, causadas,<strong>de</strong>bidas, al cannabis.Quiroga, M. 137


Tabla 1. Cannabis: <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y abstinenciaAño Metodología Autor Ref.nºestudio1996 entrevista semiestructurada, cara a cara, aplicando criterios diagnósticos estándares Wiesbeck et al. 10en 5611 hombre y mujeres1998 escalas <strong>de</strong> diagnóstico para <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sustancias, trastornos mentales y p Crowley et al. 11atrones <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> sustancias en adolescentes (165 _ y 64 _)1998 revisión bibliográfica <strong>de</strong> la farmacología, terapéutica, efectos adversos e implicaciones Taylor 12sociales <strong>de</strong>l uso médico <strong>de</strong>l THC1999 revisión bibliográfica sobre los efectos neurotóxicos <strong>de</strong>l THC, morfina y nicotina, y <strong>de</strong> Kobayashi et al. 13sus respectivos agonistas endógenos y recep-tores específicos1999 síntomas <strong>de</strong> abstinencia tras fumar THC en 12 sujetos Haney et al. 141999 síntomas <strong>de</strong> abstinencia tras consumo oral <strong>de</strong> THC en 6 _ y 6 _ Haney et al. 15La interrupción <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis provoca un síndrome <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia característico.Bajo tal término, po<strong>de</strong>mos encontrar referenciasa trastornos agudos <strong>de</strong>bidos al consumo<strong>de</strong> altas dosis <strong>de</strong> THC o como respuestasidiosincrásicas patológicas a bajas dosis; también,trastornos mentales <strong>de</strong> varias semanas<strong>de</strong> duración que se originaron consumiendoTHC y han persistido <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>consumir; incluso, se han incluido alteraciones<strong>de</strong>l humor y cognitivas que se atribuían ahaber consumido dosis muy altas <strong>de</strong> THCdurante mucho tiempo.Des<strong>de</strong> una perspectiva práctica, y con losinconvenientes <strong>de</strong> las simplificaciones, eneste capítulo nos referiremos a: 1) trastornosmentales orgánicos, esto es, alteraciones psicopatológicasagudas <strong>de</strong>bidas a la accióninmediata <strong>de</strong>l THC; 2) aparición <strong>de</strong> episodiospsicóticos sin alteración <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> concienciacon ocasión <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>l THC; 3)estados psicóticos persistentes tras interrumpirel consumo <strong>de</strong> THC (psicosis cannábica)que tengan una clínica y evolución quepermitan diferenciarlas <strong>de</strong> otras psicosis funcionales.1) Trastornos mentales orgánicos.Existe acuerdo universal (9, 16) en que elTHC causa trastornos mentales orgánicos(intoxicación, <strong>de</strong>lirium, alucinatorio), más allá<strong>de</strong> los efectos que el consumidor buscacomo propios <strong>de</strong> la embriaguez cannábica,resultado directo <strong>de</strong> la concentración <strong>de</strong> lasustancia en el cerebro y <strong>de</strong> la sensibilidadparticular <strong>de</strong> éste hacia aquella.A<strong>de</strong>más, los síntomas asociados al consumo<strong>de</strong> cualquier sustancia psicotropa, legal oilegal, y también el cannabis, pue<strong>de</strong>n imitartodas las formas <strong>de</strong> psicopatología primaria(20).2) Aparición <strong>de</strong> episodios psicóticos sin alteración<strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> conciencia.Los trastornos psicóticos que aparecendirectamente relacionados con el consumo<strong>de</strong> cannabis, sin disminución <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> conciencia,presentan angustia, humor inestable<strong>de</strong> aspecto hipomaníaco, autolesiones, conducta<strong>de</strong>sorganizada y hostilidad, suspicacia,i<strong>de</strong>ación paranoi<strong>de</strong>, aceleración <strong>de</strong>l pensamientoy fuga <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, sentimientos <strong>de</strong>grandiosidad, alucinaciones no verbales (21-29).Metodológicamente, algunos <strong>de</strong> los estudiosanteriores pue<strong>de</strong>n ser discutidos puesno se basan en el estudio controlado <strong>de</strong>138Cannabis: efectos nocivos sobre la salud mental


Tabla 2. Episodios psicóticos con conciencia lúcidaAño Metodología 1 Autor Ref.nºestudio1976 25 psicosis por cannabis vs 25 esquizofrénicos paranoi<strong>de</strong>s Thacore et al. 221982 20 psicóticos THC positivo en orina vs 20 psicóticos libres <strong>de</strong> cannabis Rottanburg et al. 231991 síntomas ingestión bhang en no psicóticos vs síntomas ingestión bhang en psicóticos Cahudry et al. 261992 psicóticos THC positivos en orina vs psicóticos sin THC, comparando síntomas a la Mathers et al. 27semana, mes y seis meses1999 20 casos <strong>de</strong> psicosis por cannabis vs 20 casos ‘episodio esquizofrénico agudo’ Basu et al. 301Sólo estudios con control <strong>de</strong> casoscasos, esto es, comparar la psicopatología yel curso <strong>de</strong>l episodio entre sujetos con orinaspositivas a cannabinoi<strong>de</strong>s frente a negativas(8).En estudios realizados mediante control <strong>de</strong>casos, los episodios psicóticos <strong>de</strong>bidos alcannabis en comparación con los controleslibres <strong>de</strong> THC en orina, presentaban más conductas<strong>de</strong>sorganizadas y violentas con pánicoy menos alteraciones formales <strong>de</strong>l pensamiento(22); la evolución era más breve y conmanifiestos aspectos hipomaníacos (23);revisten el aspecto <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n maniformecon elementos paranoi<strong>de</strong>s y disfuncióncognitiva (26); las diferencias en síntomas alingreso <strong>de</strong>saparecían al cabo <strong>de</strong> una semana(27); tenían menos alteraciones formales <strong>de</strong>lpensamiento, al afectividad era reactiva ycongruente, predomina el polimorfismo enlos síntomas clínicos, con corta duración y alas recaídas les precedía siempre el consumo<strong>de</strong> cannabis (30).3) Estados psicóticos persistentes (psicosiscannábica).La controversia (31), <strong>de</strong> si el consumo prolongado<strong>de</strong> dosis elevadas THC (tasa en sangremayor <strong>de</strong> 15 mg) origina psicosis típicas(cannabis-induced psychosis) o se trata <strong>de</strong>lprimer episodio <strong>de</strong> una psicosis funcional(esquizofrénica o afectiva) coinci<strong>de</strong>nte con laintoxicación cannábica, está aún vigente (8,32-34).Estudios realizados en diferentes zonasgeoeconómicas y culturales, tales como Tailandia(35), Jamaica (36), Inglaterra (37, 40),Sudáfrica (38), Nigeria (39), Dinamarca (41)concluyen que los estados psicóticos repetidosen consumidores crónicos <strong>de</strong> cannabisse presentan principalmente como esquizofrénicoso maníacos y correspon<strong>de</strong>n a unaexacerbación y/o modificación patoplástica<strong>de</strong> la psicosis primaria, con ten<strong>de</strong>ncia a larecidiva si se persiste en el consumo <strong>de</strong> THC.En un estudio, realizado en Inglaterra ypublicado en 1994, comparando 23 psicóticoscon THC positivo en orina frente a 46 psicóticoslibres <strong>de</strong> droga, concluía que las psicosisque se <strong>de</strong>sarrollan o recurren en el contexto<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis no tienen característicaspsicopatológicas o forma <strong>de</strong> inicio, ni estánrestringidas a grupos étnicos, ni socio<strong>de</strong>mográficosque las distingan <strong>de</strong> los controles(42).Recientemente, en Alemania, se han <strong>de</strong>scritodos casos <strong>de</strong> psicosis con intensas alteracionesformales <strong>de</strong>l pensamiento y <strong>de</strong> lapercepción, <strong>de</strong>lirio y afectividad restringidaque se presentaron en ausencia <strong>de</strong> antece<strong>de</strong>ntespsicóticos, tras consumir continuamenteTHC durante 8 y 18 meses, respectivamente(43).Quiroga, M. 139


Tabla 3. Psicosis persistentes <strong>de</strong>bidas al cannabis 2Año Metodología Autor Ref.nºpublicac.1994 23 psicóticos THC positivos orina vs 46 psicóticos libres THC, no existen diferencias McGuire et al. 421999 dos casos <strong>de</strong> psicosis graves tras consumir 8 y 18 meses THC, sin antece<strong>de</strong>ntes Leweke et al 43psicóticos2No existen evi<strong>de</strong>ncias concluyentes¿OCASIONA SÍNDROME AMOTIVACIO-NAL?Por ‘síndrome amotivacional’ se entien<strong>de</strong>un estado <strong>de</strong> pasividad e indiferencia, caracterizadopor disfunción generalizada <strong>de</strong> lascapacida<strong>de</strong>s cognitivas, interpersonales ysociales (3) <strong>de</strong>bido al consumo <strong>de</strong> cannabisdurante años y que persistiría una vez interrumpidodicho consumo.Para la OMS, sigue sin estar suficientementediferenciado este “síndrome amotivacional”<strong>de</strong> los efectos directos <strong>de</strong> la intoxicacióncrónica por THC (8).Comparando consumidores diarios duranteaños (6 años <strong>de</strong> media) con otros que lo hacíavarias veces al mes durante menos tiempo(4.5 años <strong>de</strong> media), parece ser que los síntomas<strong>de</strong>l síndrome amotivacional encontradosen el primer grupo correspon<strong>de</strong>n a una<strong>de</strong>presión (44).Hay autores que consi<strong>de</strong>ran que el síndromeamotivacional no sólo lo causa el consumoprolongado <strong>de</strong> altas dosis <strong>de</strong> THC, sinotambién, las anfetaminas, la cocaína y los solventesvolátiles orgánicos (45).Y es precisamente en usuarios crónicos <strong>de</strong>solventes orgánicos volátiles, que se han<strong>de</strong>scrito alteraciones <strong>de</strong>l flujo cerebral, medidocon tomografía computarizada por emisiónúnica <strong>de</strong> fotones (SPECT), en el córtexfrontal <strong>de</strong> ambos hemisferios cerebralescorrelacionando la intensidad <strong>de</strong> la disminución<strong>de</strong>l flujo con el incremento <strong>de</strong> la puntuaciónen la escala “abolición-apatía” <strong>de</strong>l SANS(Scale for the Assessment of NegativeSymptoms) (46). También se ha encontradoesta correlación entre la disfunción frontali<strong>de</strong>ntificada mediante examen neuropsicológicoy la hipoperfusión <strong>de</strong>l córtex <strong>de</strong> los lóbulosfrontales especialmente en su zonamedial (47).Respecto al cannabis, su consumo repetidoha <strong>de</strong>mostrado que reduce el flujo cerebral(SPECT) en ambos lóbulos temporales(48) y que altera el trazado <strong>de</strong>l electroencefalograma(EEG) <strong>de</strong> forma tal que en consumidoresdiarios <strong>de</strong> THC entre 15 a 24 años encomparación con no consumidores y consumidoresdurante menos tiempo, se encontróque, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la hiperfrontalidad alfa, laactividad theta se alteraba bilateralmente enla región fronto-central, al tiempo que incrementabasu coherencia interhemisférica enzonas centrales y posteriores (49), con marcadareducción <strong>de</strong> la actividad alfa en aquellosque habían estado consumiendo diariamentedurante más años (50).Quizás, continuar investigando correspon<strong>de</strong>nciasentre síntomas negativos y variacionesregionales <strong>de</strong>l flujo sanguíneo cerebral yen la actividad bioeléctrica cerebral, sea elcamino para dilucidar si realmente existe unsíndrome amotivacional inducido por cannabis.CANNABIS Y ESQUIZOFRENIALa OMS admite que el consumo persistente<strong>de</strong> THC en relación con la esquizofrenia (8) precipitasu inicio, sobre todo en quienes empe-140Cannabis: efectos nocivos sobre la salud mental


Tabla 4. Síndrome amotivacional 1Año Metodología Autor Ref.nºpublicac.1995 THC diario 6 años vs 4,5 años: síntomas primer grupo es una <strong>de</strong>presión Musty et al 441999 THC reduce flujo sanguíneo cerebral en ambos lóbulos temporales Okada et al. 481999 THC consumo crónico altera EEG: hiperfontalidad alfa, hipersincronía theta bilateral, Struve et al 50reducción frecuencia alfa1Comienzan a establecerse las bases morfofuncionales <strong>de</strong>l síndromezaron con el cannabis antes <strong>de</strong> los 18 años,aumenta el número <strong>de</strong> recaídas en los siguientes15 años y la gravedad <strong>de</strong> las mismas (51-53) reconociendo que ello es más factiblecuando el THC se consume sobre una predisposición,vulnerabilidad, esquizofrénica (35,54-57) y, quizás también, por la falta <strong>de</strong> tratamientoa<strong>de</strong>cuado para sus dos patología, la <strong>de</strong>su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y la <strong>de</strong> su esquizofrenia (53).Actualmente, la predisposición o vulnerabilidadse está consi<strong>de</strong>rando, como el resultado<strong>de</strong> la interacción <strong>de</strong> la organización genéticapersonal con factores <strong>de</strong> riesgo ambiental,entre los que se incluye el cannabis (58, 59).El mecanismo por el que se produce enconsumidores <strong>de</strong> THC el inicio precoz ymayor número <strong>de</strong> recaídas en las psicosisesquizofrénicas comienza a ser explicadosobre la base <strong>de</strong> que el sistema <strong>de</strong> receptorescannabinoi<strong>de</strong>s cerebrales y sus activadoresendógenos se encuentran alterados enesquizofrénicos no consumidores <strong>de</strong> THC.En este sentido, se ha <strong>de</strong>mostrado que laintoxicación cannábica en voluntarios sanosproduce alteraciones similares a las observadasen pacientes esquizofrénicos no consumidores<strong>de</strong> THC en pruebas <strong>de</strong> visión estereoscópica(60, 61).Más recientemente, comparando la concentración<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s endógenos(anandamida y plamitiletanolamida) en líquidocefalorraquí<strong>de</strong>o <strong>de</strong> 10 pacientes con esquizofreniacon 11 no esquizofrénicos (controles),se encontraron niveles significativamentemayores en el grupo <strong>de</strong> esquizofrénicos queen los controles, sin que estos resultadosestuvieran condicionados ni por el sexo, ni porla edad ni por la medicación antipsicótica (62).Tabla 5. Cannabis y esquizofreniaAño Metodología Autor Ref.nºpublicac.1999 27/39 esquizofrénicos con historia <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> THC actual vs 26/39 grupo control no Caspari et al. 52usuario THC, fueron seguidos 68.7+28.3 meses1998 en pruebas visión estereoscópica, intoxicación THC en voluntarios sanos causa altera- Schnei<strong>de</strong>r et al 61ciones similares a las observadas en esquizofrénicos no consumidores THC1999 Cannabinoi<strong>de</strong>s endógenos en LCR en 10 esquizofrénicos libres drogas concentración Leweke et al. 62mayor que 11 no esquizofrénicos controlesEl consumo <strong>de</strong> THC precipita el inicio a edad temprana <strong>de</strong> la esquizofrenia y agrava su curso.La acción <strong>de</strong>l cannabis parece mediada por el sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógeno.Quiroga, M. 141


OTROS TRASTORNOSPara la OMS, el trastorno amnésico estásuficientemente <strong>de</strong>mostrado, en tanto que la<strong>de</strong>spersonalización y los flash-back (reviviruna intoxicación sin haber consumido THC)se sustentan en algunas <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>casos, sin po<strong>de</strong>r afirmar que el cannabis, y nootras drogas, sea el único responsable <strong>de</strong>estos dos cuadros(8).Se han <strong>de</strong>scrito casos <strong>de</strong> intoxicación consíntomas gastrointestinales y psicológicostras comer ensalada aliñada con aceite <strong>de</strong>semillas <strong>de</strong> cáñamo (63).El seguimiento <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> THC<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio <strong>de</strong> la adolescencia <strong>de</strong>mostróque 5 años <strong>de</strong>spués abandonaban los estudios,no percibían peligro en otras drogas,menospreciaban el uso <strong>de</strong> preservativos enlas relaciones sexuales, con el consiguienteincremento <strong>de</strong>l riesgo para el SIDA y se involucrabanen activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas (64).Un problema particular lo plantea la relaciónentre cannabis y la agresividad, estrechamentevinculados antiguamente (años1090 al 1260) hasta el punto <strong>de</strong> que <strong>de</strong> esacreencia se hace proce<strong>de</strong>r la palabra asesino(65).En un experimento en el que los sujetosfumaban placebo o cigarrillos <strong>de</strong> THC con tresdiferentes concentraciones, se evi<strong>de</strong>nció quelas respuestas agresivas incrementaban en laprimera hora <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> fumar THC y no<strong>de</strong>scendían al nivel <strong>de</strong>l placebo hasta un día<strong>de</strong>spués (66).Inversamente, la agresividad preadolescentees un factor <strong>de</strong> riesgo para el consumo<strong>de</strong> cannabis, alcohol, otras drogas y conductas<strong>de</strong>lictivas en la adolescencia (67), quehace que los chicos se <strong>de</strong>canten por el THC ylas drogas mucho más que las chicas, diferenciaque no se observa para el alcohol (68).En el año 1999 se publica un estudio sobrela conducta agresiva durante el síndrome <strong>de</strong>abstinencia en sujetos que habían fumadocannabis en al menos 5.000 ocasiones (elequivalente a un “porro” diario durante casi14 años), encontrándose que, en comparacióncon los niveles pre-abstinencia, la agresividadaumentaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día 3 al 28 tras lasupresión <strong>de</strong>l THC (69).En la práctica forense, tres aspectos sonimportantes: 1) <strong>de</strong>terminar la concentración<strong>de</strong> THC en sangre capaz <strong>de</strong> producir efectospsicofísicos subjetivos; 2) dilucidar hasta quépunto el THC es el factor más importante enla aparición <strong>de</strong> una conducta; y, 3) las repercusionesmédicolegales <strong>de</strong> la inhalación pasiva<strong>de</strong>l humo <strong>de</strong>l cannabis.Hoy en día existen mo<strong>de</strong>los farmacodinámicos(70) y <strong>de</strong> predicción <strong>de</strong> exposición alTHC (71) que han permitido concluir que paraexperimentar un 50% <strong>de</strong> los efectos subjetivosmás intensos se precisan concentracionesplasmáticas <strong>de</strong> THC entre 7 y 29 ng/ml(72). A título <strong>de</strong> ejemplo, el Departamento <strong>de</strong>Defensa americano ha fijado el límite <strong>de</strong> 15ng/ml <strong>de</strong> 11-nor-<strong>de</strong>lta-tetrahidrocannabinol-9-carboxílico (THCA) en orina como la concentraciónque se consi<strong>de</strong>ra no punible militarmente(73).Sigue siendo un tema controvertido el dilucidarhasta qué punto es el cannabis el responsable,principal o exclusivo, <strong>de</strong> una conductailícita durante un episodio psicótico (74,75), así como su importancia en las muertesviolentas en jóvenes (76-78).La inhalación pasiva <strong>de</strong> humo <strong>de</strong> cannabis,que supondría la involuntaria intoxicación <strong>de</strong>lsujeto y, por tanto, su falta <strong>de</strong> responsabilidadpenal, ha planteado la necesidad <strong>de</strong>investigar mo<strong>de</strong>los que permitan relacionarsu presencia en el aire en el interior <strong>de</strong> localescon la concentración urinaria <strong>de</strong>l THCA(73).LINEAS PARA PROSEGUIR LA INVESTIGA-CIONDelimitar mediante técnicas neurorradiológicasy electroencefalográficas el daño cerebralque pueda causar el consumo crónico, y,con ello, las características morfofuncionalesy clínicas <strong>de</strong>l síndrome amotivacional.142Cannabis: efectos nocivos sobre la salud mental


Delimitar con estudios controlados <strong>de</strong>casos los síntomas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> laabstinencia, incluyendo medidas <strong>de</strong> tratamientoy reinserción.Diseños experimentales bien controlados yestudios <strong>de</strong> casos-control para i<strong>de</strong>ntificar clínicay evolutivamente las psicosis agudas y/ocrónicas <strong>de</strong>bidas al cannabis.Estudios <strong>de</strong> seguimiento prolongado <strong>de</strong>casos <strong>de</strong> esquizofrenia que se iniciaron consumiendocannabis para ver cómo la supresión<strong>de</strong>l THC condiciona la evolución.Profundizar en las alteraciones <strong>de</strong>l sistemacannabinoi<strong>de</strong> endógeno tanto en estados <strong>de</strong>intoxicación en voluntarios sanos, como enesquizofrénicos consumidores y no consumidores<strong>de</strong> cannabis.CONCLUSIONESEl cannabis, la droga ilegal más utilizadapor la población joven y la que más precozmentese empieza a consumir, causa efectosnocivos agudos y crónicos sobre la saludmental.El consumo prolongado <strong>de</strong> THC produceun síndrome <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (tolerancia, connecesidad <strong>de</strong> proseguir el consumo para evitarla abstinencia), en el que los factoresgenéticos son más importantes que losambientales.La interrupción <strong>de</strong>l consumo continuado<strong>de</strong> cannabis provoca un síndrome <strong>de</strong> abstinenciacaracterizado por ansiedad, tensión,<strong>de</strong>sazón, alteraciones <strong>de</strong>l sueño y cambios<strong>de</strong>l apetito, con discretas diferencias en laintensidad y duración <strong>de</strong> los síntomas segúnque el THC se haya fumado o ingerido,mediado por agonistas endógenos (anandamida)y receptores cannabinoi<strong>de</strong>s cerebralesespecíficos (CB1).El THC produce trastornos mentales orgánicos,esto es, estados <strong>de</strong> inicio brusco yduración <strong>de</strong> horas, no necesariamente dosis<strong>de</strong>pendientes, que exce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los efectosbuscados por el consumidor.Se presentan episodios psicóticos agudossin alteración <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> conciencia que sedistinguen <strong>de</strong> las psicosis funcionales porquetienen menos alteraciones formales <strong>de</strong>l pensamiento,la afectividad suele reactiva, congruentey tomar un aspecto maniforme, laconducta es a menudo hostil, la duración esbreve y su reaparición siempre va precedida<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> THC.Sin embargo, no se ha podido establecertodavía una psicosis persistente por acciónexclusiva <strong>de</strong>l cannabis, pues sigue sin <strong>de</strong>terminarsesi el cannabis es el <strong>de</strong>tonante, unagravante, mero acompañante o una forma<strong>de</strong> automedicación <strong>de</strong> un trastorno mentalprimario. (53, 79).El consumo <strong>de</strong> dosis altas <strong>de</strong> THC durantemucho tiempo conduce a un estado <strong>de</strong> pasivida<strong>de</strong> indiferencia caracterizado por disfuncióngeneralizada <strong>de</strong> las capacida<strong>de</strong>s cognitivas,interpersonales y sociales (llamadosíndrome amotivacional) <strong>de</strong>l que empieza ahaber evi<strong>de</strong>ncias neuropsicológicas, morfológicasy funcionales.El consumo repetido y precoz <strong>de</strong> cannabisen sujetos genéticamente predispuestos,sobre todo cuando coinci<strong>de</strong>n la predisposiciónpara <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la droga y para laesquizofrenia, resulta en esquizofrenias cuyoprimer episodio aparece tras un año <strong>de</strong> consumo<strong>de</strong> THC, generalmente antes <strong>de</strong> los 18años, que presentan más síntomas positivosy menos negativos, con peor respuesta a losantipsicóticos, y más recaídas en los siguientes15 años que los esquizofrénicos no consumidores.La razón <strong>de</strong> esta particular influencia <strong>de</strong>lTHC en la esquizofrenia parece ser <strong>de</strong>bida aque en los esquizofrénicos se produce unaalteración <strong>de</strong>l sistema cannabinoi<strong>de</strong> endógenosimilar a la originada por la intoxicacióncannábica en sujetos sanos.En los adolescentes, iniciar precozmenteel consumo <strong>de</strong> cannabis tiene como efectosnocivos peculiares a corto plazo menospreciarel peligro <strong>de</strong> utilizar otras drogas, <strong>de</strong>scuidarla protección <strong>de</strong>l SIDA, la agresividad einvolucrarse en activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas.Quiroga, M. 143


En los jóvenes, el consumo <strong>de</strong> cannabiscomplica mucho la valoración psiquiátricoforense en aquellas conductas psicóticas quesuce<strong>de</strong>n en el marco <strong>de</strong> un uso reiterado, y,a<strong>de</strong>más es un factor <strong>de</strong> riesgo <strong>de</strong> muerte violenta.Un aspecto novedoso es la crecienteimportancia medicolegal <strong>de</strong> la inhalación pasiva<strong>de</strong>l humo <strong>de</strong>l THC.BIBLIOGRAFÍABeneit Montesinos JV, Portoles Pérez A, LizasoainHernán<strong>de</strong>z I. Características químicas y farmacocinéticas<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s. En BeneitMontesinos JV, López Corral JC, editores <strong>de</strong>Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias. Aspectos famacológicosy clínicos, Escuela Universitaria <strong>de</strong> Enfermería,Fisioterapia y Podología, Universidad Complutense<strong>de</strong> Madrid, 1990:167-81.Nahas G. Haschis, cannabis et marijuana. PremièrEdition, Vendôme (France), Presses Universitaires<strong>de</strong> Fance, 1976:243-95.Gold MS. Marihuana Ediciones en neurociencias,Primera Edición, Barcelona, 1991:91-101.Grinspoon L. Depen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las drogas: agentesno narcóticos. En Freedman AM, Kaplan HI,Sadock BJ, editores <strong>de</strong> Tratado <strong>de</strong> psiquiatría,Salvat Editores S.A., Barcelona 1982;II (23.2):1467—81.Grinspoon L, Bakalar JB. Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia: agentesno narcóticos. En Kaplan HI, Sadock BJ,Cancro R, directores <strong>de</strong> Tratado <strong>de</strong> Psiquiatría,Segunda Edición. Salvat Editores S.A., Barcelona1989:II(22.2):995-1007.Organización Mundial <strong>de</strong> la Salud. F10-F19 “Trastornosmentales y <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong>bidosal consumo <strong>de</strong> sustancias psicotropas”. EnDécima revisión <strong>de</strong> la Clasificación Internacional<strong>de</strong> Enfermeda<strong>de</strong>s. Trastornos mentales y<strong>de</strong>l comportamiento. Descripciones clínicas ypautas para el diagnóstico. Meditor y JJ LópezIbor, Madrid 1992:97-112.American Psychiatric Association. Trastornos relacionadoscon Cannabis. En DSM-V. Manualdiagnóstico y estadístico <strong>de</strong> los trastornosmentales. Cuarta Revisión. Edición españolaSalvat Editores S.A. Barcelona 1995:227-33.Division of mental health and prevention of substanceabuse. World Health Organization. Cannabis:a health perspective and research agenda.WHO/MSA/PSA/97.4 Distr.: General. Geneva1997.Frances RJ, Franklin JE. Trastornos por uso <strong>de</strong>l alcoholy otras sustancias psicoactivas. En HalesRE, Yudofsky SC, Talbot JA, Directores <strong>de</strong> Tratado<strong>de</strong> Psiquiatría, Segunda Edición, AncoraS.A., Barcelona, 1996;11:373-434.Wiesbeck GA, Schuckit MA, Kalmijn JA, Tipp JE,Bucholz KK, Smith TL. An Evaluation of the Historyof a Marijuana Withdrawal Syndrome in aLarge Population. Addiction 1996;91(10):1469-1478.Crowley TJ, Macdonald MJ, Whitmore EA, Mikulich,SK. Cannabis <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce, withdrawal,and reinforcing effects among adolescentswith conduct symptoms and substance usedisor<strong>de</strong>rs. Drug Alcohol Depend 1998;50(1):27-37.Taylor HG. Analysis of the medical use of marijuanaand its societal implications. J Am PharmAssoc (Wash) 1998;38(2):220-7.Kobayashi H, Suzuki T, Kamata R, Saito S, Sato I,Tsuda S, Matsusaka N. Recent progress in theneurotoxicology of natural drugs associatedwith <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce or addiction, their endogenousagonists and receptors. J Toxicol Sci1999;24(1):1-16.Haney M, Ward AS, Comer SD, Foltin RW, FischmanMW. Abstinence symptoms followingsmoked marijuana in humans. Psychopharmacology(Berl) 1999;141(4):395-404.Haney M, Ward AS, Comer SD, Foltin RW, FischmanMW. Abstinence symptoms followingoral THC administration to humans. Psychopharmacology(Berl) 1999;141(4):385-94.Organización Mundial <strong>de</strong> la Salud. Libro <strong>de</strong> casos<strong>de</strong> la CIE-10: Las diversas caras <strong>de</strong> los trastornosmentales: Historias clínicas <strong>de</strong> casos <strong>de</strong>trastornos mentales y <strong>de</strong>l comportamiento enpersonas adultas, comentadas según las <strong>de</strong>scripciones<strong>de</strong> la CIE-10. Editorial Médica PanamericanaS.A., Madrid 1999:62-3.van <strong>de</strong>n Bree MB, Johnson EO, Neale MC, PickensRW. Genetic and environmental influences ondrug use and abuse/<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce in male andfemale twins. Drug Alcohol Depend 1998;52(3):231-41.Kendler KS, Prescott CA. Cannabis use, abuse, and<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce in a population-based sample of144Cannabis: efectos nocivos sobre la salud mental


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Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l Cannabis y <strong>de</strong>rivadosLORENZO, P.; LEZA, J.C.Departamento <strong>de</strong> Farmacología. Facultad <strong>de</strong> Medicina. Universidad Complutense <strong>de</strong> Madrid.Dirigir correspon<strong>de</strong>ncia: P. Lorenzo. Dpto. <strong>de</strong> Farmacología -Fac. <strong>de</strong> Medicina-. Univ. Complutense.28040 Madrid. Tel./fax 91 394 1463. e-mail: Pedrolor@eucmos.sim.ucm.esResumenEn este capítulo se expone el estado actual <strong>de</strong>lconocimiento sobre las propieda<strong>de</strong>s terapéuticas <strong>de</strong>lCannabis (marihuana y <strong>de</strong>rivados sintéticos). En losúltimos años se han presentado un gran número <strong>de</strong>evi<strong>de</strong>ncias científicas sobre las propieda<strong>de</strong>s terapéuticas<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s, en especial analgesia, disminución<strong>de</strong> la presión intraocular, efecto antieméticoen vómitos inducidos por quimioterapia antineoplásica,propieda<strong>de</strong>s relajantes musculares en esclerosismúltiple, traumatismos medulares y alteraciones <strong>de</strong>lmovimiento. A<strong>de</strong>más, algunas aportaciones recientesindican otros posibles usos <strong>de</strong> estas sustancias comoneuroprotectores (en mo<strong>de</strong>los animales <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>sneuro<strong>de</strong>generativas e isquemia cerebral),antiasmáticos y anticonvulsivantes. Más recientemente,algunos compuestos naturales y agentes sintéticosagonistas <strong>de</strong> receptores CB han <strong>de</strong>mostradoefectos antineoplásicos in vivo e in vitro. En la actualidadse está llevando a cabo un amplio <strong>de</strong>bate internacionalsobre las evi<strong>de</strong>ncias científicas versus las restricciones<strong>de</strong> tipo legal sobre el posible uso <strong>de</strong> estoscompuestos. Se necesitan más estudios clínicos cpnel fin <strong>de</strong> establecer qué dosis, vías <strong>de</strong> administraciónson las más a<strong>de</strong>cuadas en cada caso, así como elbalance entre beneficio y riesgo comparando los cannabinoi<strong>de</strong>scon otras estrategias terapéuticas.SummaryThis chapter aims to present the current knowledgeof the therapeutic properties of cannabinoids(marijuana and its synthetic <strong>de</strong>rivatives). A growingbody of evi<strong>de</strong>nce has been presented over the lastyears about the therapeutic properties of cannabinoidsincluding analgesia, ocular hypotension, antiemesisin cancer chemotherapy, muscle-relaxing propertiesin multiple sclerosis, medullar traumatismsand movement disor<strong>de</strong>rs. Furthermore, recentreports indicates other potential therapeutic roles forcannabinoids as neuroprotectants (in animal mo<strong>de</strong>lsof neuro<strong>de</strong>generative diseases and brain ischaemia),antiathsmatic or anticonvulsivants. More recentlysome naturally occurring compounds as well as severalothers CB agonists receptor have <strong>de</strong>monstratedantineoplastic effects both in vitro and in vivo. A largeinternational <strong>de</strong>bate is currently carry on scientific evi<strong>de</strong>ncesversus legal restrictions about the possibleuse of these compounds. More clinical studies arenee<strong>de</strong>d to establish a rationale for dosage regimen,routes of administration, and a complete risk - benefitbalance comparing cannabinoids and other therapeuticapproaches.Key words: cannabinoids, cannabis, marihuana,medical uses, therapeutic uses, legal problems.Palabras clave: cannabinoi<strong>de</strong>s, marihuana, usosmédicos, usos terapéuticos, problemas legales.INTRODUCCIÓNLa planta Cannabis sativa ha sido utilizada<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la antigüedad, no sólo como fuente<strong>de</strong> fibra para la confección <strong>de</strong> tejidos,sino también como aditivo alimentario. Muypronto sus preparaciones fueron incorporadascomo remedio para el alivio <strong>de</strong> ciertasenfermeda<strong>de</strong>s. En este Capítulo se <strong>de</strong>talla laevolución histórica y los conocimientos actua-VOL. 12. SUPLEMENTO 2 149


les sobre las propieda<strong>de</strong>s terapéuticas <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s.1. HISTORIA DEL USO DEL CANNABISCON FINES MEDICINALESLas propieda<strong>de</strong>s medicinales <strong>de</strong>l Cannabisya fueron reconocidas en China hace más <strong>de</strong>4.000 años. Des<strong>de</strong> allí, el cultivo <strong>de</strong> la plantase extendió por India y el su<strong>de</strong>ste asiático,don<strong>de</strong> fue ampliamente utilizado como medicinadurante varios siglos. El Cannabis llegó<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Oriente hasta la civilización romana,quienes introdujeron la planta en toda Europacomo un remedio efectivo. El uso <strong>de</strong>l cannabiscomo medicina y como droga <strong>de</strong> abusopersistió en el lejano y medio oriente durantetoda la Edad Media, pero su uso fue <strong>de</strong>svaneciéndoseen el Norte <strong>de</strong> Europa al final <strong>de</strong>esta era. La planta <strong>de</strong> cannabis fue reintroducidacomo remedio medicinal en el ReinoUnido en 1842 por un cirujano irlandés, O’Shaughnessy,que la había utilizado durante suestancia en la India. Este cirujano recomendabael cannabis para el tratamiento <strong>de</strong>l reumatismo,asma, espasmos y convulsionesmusculares y dolor (Goodwin, 1985). Sinembargo, su uso medicinal no fue muy dura<strong>de</strong>ro,ya que a comienzos <strong>de</strong>l siglo XX fueretirado <strong>de</strong> la práctica médica y consi<strong>de</strong>radauna sustancia ilegal <strong>de</strong>bido a sus efectosnocivos sobre el sistema nervioso central(Evans, 1997).2. SITUACIÓN ACTUAL EN DISTINTOS PAÍ-SESEn los últimos años se ha acrecentado lapolémica acerca <strong>de</strong> la posible utilidad terapéutica<strong>de</strong>l cannabis y sus <strong>de</strong>rivados y la conveniencia<strong>de</strong> su prescripción médica en<strong>de</strong>terminados procesos patológicos. La legislaciónreferida al control <strong>de</strong> sustancias psicotropas,en cuanto a la clasificación <strong>de</strong> éstas,incluido el cannabis y <strong>de</strong>rivados, en las distintaslistas <strong>de</strong> los Convenios Internacionalesque regulan el control <strong>de</strong> estas sustancias,también ha sido polémica y cambiante en losdistintos países.2.a.- En el Reino Unido, el Cannabis y algunoscannabinoi<strong>de</strong>s psicoactivos y <strong>de</strong>rivados(cannabinol y sus <strong>de</strong>rivados tetrahidrocanabinoly los homólogos 3-alquil <strong>de</strong> cannabinol asícomo el <strong>de</strong>rivado tetrahidro) clasificados en laLista I <strong>de</strong>l Acta <strong>de</strong> 1971 <strong>de</strong> “Drogas <strong>de</strong>Abuso” <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las sustancias que no tienenefecto terapéutico, no pue<strong>de</strong>n ser prescritaspor el médico ni dispensadas por losfarmacéuticos, según un informe <strong>de</strong> la BritishMedical Association <strong>de</strong> 1997. Sólo pue<strong>de</strong>nser utilizadas con fines <strong>de</strong> investigación conun permiso oficial <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s sanitarias.Si la investigación incluye ensayos clínicos,se requiere un permiso adicional <strong>de</strong> laAgencia <strong>de</strong> Control <strong>de</strong> Medicamentos.Otros dos cannabinoi<strong>de</strong>s no psicoactivos,cannabidiol y cannabicromeno, a pesar <strong>de</strong> suanalogía estructural con el cannabinol, noestán e las listas <strong>de</strong> drogas controladas, y sibien no están autorizados como medicinas,tampoco están prohibidos y nada impi<strong>de</strong> almédico po<strong>de</strong>r recetarlos. Sin embargo, síestá autorizada la prescripción médica <strong>de</strong> doscannabinoi<strong>de</strong>s: nabilona y dronabinol (∆ 9 -tetrahidrocannabinol, ∆ 9 –THC, en aceite <strong>de</strong>sésamo).La nabilona, un análogo sintético <strong>de</strong>l∆ 9 –THC, está autorizada para su prescripcióna pacientes con náuseas o vómitos provocadospor quimioterapia anticancerosa y que norespondan a otros fármacos antieméticos.Por otra parte, un cambio en la legislacióninternacional permitió la prescripción <strong>de</strong>l dronabinolen la misma indicación terapéutica,siguiendo el informe <strong>de</strong> la OMS a la Comisión<strong>de</strong> Narcóticos <strong>de</strong> las Naciones Unidas, segúnel cual el dronabinol ha <strong>de</strong>mostrado utilidadmédica en el tratamiento <strong>de</strong> las náuseas yvómitos producidos por la quimioterapia anticancerosa.Según este cambio legislativo, laComisión <strong>de</strong> Narcóticos <strong>de</strong> las Naciones Unidasreclasificó el dronabinol en las Listas <strong>de</strong>lConvenio sobre sustancias psicotropas <strong>de</strong>1971, pasándole <strong>de</strong> la Lista I a la Lista II (utili-150Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


dad terapéutica limitada) lo que llevó algobierno <strong>de</strong>l Reino Unido a pasarlo también<strong>de</strong> la Lista I a la Lista II <strong>de</strong>l Acta <strong>de</strong> Drogas <strong>de</strong>Abuso.Sin embargo, el dronabinol no está autorizadoen el Reino Unido y <strong>de</strong>be ser especialmenteimportado para su prescripción, conun control personal <strong>de</strong>l paciente en la citadaindicación.La Marihuana (Cannabis) sin embargo, estáconsi<strong>de</strong>rada potencialmente adictiva y sin utilidadmédica, a pesar <strong>de</strong> que inhalada es másfácil <strong>de</strong> dosificar que el dronabinol, ya queeste se absorbe muy lentamente, incrementándoselos niveles plasmáticos muy lentamentedurante 4-6 horas, causando un retrasoen la aparición <strong>de</strong> los efectos beneficiosos.El informe <strong>de</strong> la <strong>Asociación</strong> Médica Británica(British Medical Association, 1997) concluyeque el cannabis no es a<strong>de</strong>cuado para eluso médico por riesgo <strong>de</strong> carcinogénesis ypor la complejidad <strong>de</strong> su composición química,lo que hace difícil controlar la dosis; peroque algunos cannabinoi<strong>de</strong>s individuales tienenun potencial terapéutico en <strong>de</strong>terminadascondiciones, que pue<strong>de</strong> ser superior aotros tratamientos conocidos.Esta <strong>Asociación</strong> recomienda al gobiernomodificar la ley para permitir que los médicospuedan prescribir los cannabinoi<strong>de</strong>s, insta larealización <strong>de</strong> ensayos clínicos controlados ysugiere la investigación <strong>de</strong> nuevos análogos<strong>de</strong>l cannabis para ampliar las posibilida<strong>de</strong>sterapéuticas.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la situación en el Reino Unido,otros países no están exentos <strong>de</strong> polémicaen cuanto a la posible utilización terapéutica<strong>de</strong>l cannabis y sus <strong>de</strong>rivados (Pertwee, 1997).2.b.- En USA en 1966 el estado <strong>de</strong> Arizonaaprobó una ley que permitía a los médicosprescribir algunas drogas <strong>de</strong> las que figuranen la Lista I, <strong>de</strong>l Convenio <strong>de</strong> Sustancias Psicotropas<strong>de</strong> 1971, incluyendo el Cannabis,pero esta ley fue revocada por la FDA al añosiguiente.En el mismo año, el estado <strong>de</strong> Californiavotó en un referéndum la aprobación <strong>de</strong> unaley que suprimía las penas legales a aquellaspersonas que cultivasen o utilizasen pequeñascantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Cannabis con fines médicossi podían <strong>de</strong>mostrar que lo hacían porrecomendación médica. La asociación <strong>de</strong>estas personas dio lugar al <strong>de</strong>nominado Club<strong>de</strong> Cannabis. Sin embargo, según la legislaciónfe<strong>de</strong>ral en USA, el Cannabis sigue siendoconsi<strong>de</strong>rado una sustancia narcótica ilegaly los médicos que recomiendan su uso a lospacientes pue<strong>de</strong>n ser procesados y per<strong>de</strong>rsus prerrogativas para prescribir medicamentossegún las normas <strong>de</strong> la DEA.2.c.- En Italia, los pacientes que necesitenCannabis con fines terapéuticos están autorizadosa cultivar la planta según sus necesida<strong>de</strong>suna vez que hayan conseguido una certificación<strong>de</strong> la correspondiente autoridad local.2.d.- En Alemania, la nabilona no tienelicencia autorizada, pero pue<strong>de</strong> ser importadapara su prescripción.2.e.- En Holanda, hasta agosto <strong>de</strong> 1997 losmédicos podían, aunque <strong>de</strong> manera no oficial,prescribir Cannabis que era dispensadopor los farmacéuticos. Sin embargo, y <strong>de</strong>acuerdo con un informe posterior <strong>de</strong>l ConsejoHolandés <strong>de</strong> la Salud que consi<strong>de</strong>raba queno había pruebas suficientes <strong>de</strong> sus beneficiosmédicos, las Autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Servicios<strong>de</strong> Inspección Sanitaria prohibieron la prescripción<strong>de</strong>l Cannabis. El cáñamo aún estádisponible en los “brown coffee shops”, perosin que haya pasado ningún control <strong>de</strong> calidad.2.f.- En la mayoría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más países <strong>de</strong>Europa (incluyendo España) el Cannabis y loscannabinoi<strong>de</strong>s no están legalizados para suuso terapéutico.3. INDICACIONES TERAPÉUTICASLos principales procesos patológicos enlos que bien el Cannabis o los cannabinoi<strong>de</strong>sparecen haber <strong>de</strong>mostrado en grado variablealguna eficacia terapéutica son:–Náuseas y vómitos asociados a la quimioterapiaanticancerosa.Lorenzo, P.; Leza, J.C. 151


–Espasticidad muscular.• Esclerosis múltiple.• Lesiones <strong>de</strong> médula espinal.• Trastornos <strong>de</strong>l movimiento.–Dolor.–Anorexia.–Epilepsia.–Glaucoma.–Asma bronquial.–Otras posibles indicaciones.3.1. Náuseas y vómitos por quimioterapiaanticancerosa.Uno <strong>de</strong> los procesos más angustiosos enmedicina son las náuseas y vómitos prolongadosque regularmente acompañan al tratamientocon muchos quimioterápicos anticancerosos.Este cuadro pue<strong>de</strong> ser tan intensoque los pacientes llegan a temer el tratamientoy algunos consi<strong>de</strong>ran estos efectos colateralespeores que la propia enfermedad. Otrosconsi<strong>de</strong>ran estos síntomas tan intolerablesque rechazan seguir el tratamiento a pesar <strong>de</strong>ser conscientes <strong>de</strong> que tienen una enfermedadmaligna.Con algunos agentes anticancerosos(dacarbacina, cisplatino, ciclofosfamida, doxorubicinay metrotexato (dosis altas)) las náuseasy los vómitos son tan frecuentes que esobligado administrar fármacos antieméticosantes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l tratamiento.Los principales fármacos antieméticos útilesen el tratamiento <strong>de</strong> las náuseas y vómitospor la quimioterapia anticancerosa son:Fenotiacinas (haloperidol, procloperacina,etc.). Son antagonistas <strong>de</strong> receptores dopaminérgios,bloqueando estos receptores enla zona <strong>de</strong> disparo quimioreceptora en el centroemético. A pesar <strong>de</strong> su eficacia, ocasionannumerosos efectos colaterales: parkinsonismoy otras distonías especialmente enniños, ancianos y pacientes <strong>de</strong>bilitados, somnolenciay síntomas anticolinérgicos: visiónborrosa, sequedad <strong>de</strong> boca, retención urinaria,hipotensión y reacciones alérgicas.Metoclopramida: es también un antagonista<strong>de</strong> receptores dopaminérgicos. Su mecanismo<strong>de</strong> acción y reacciones adversas sonanálogas a las <strong>de</strong> fenotiacinas, pudiendo ocasionartambién diarrea y cuadros <strong>de</strong>presivos.Domperidona: actúa igual que los anteriores,bloqueando receptores dopaminérgicosen el centro emético, pero al no atravesar labarrera hematoencefálica, apenas originaefectos en sistema nervioso central, aunqueocasionalmente pue<strong>de</strong> dar lugar a reaccionesdistónicas agudas.Antagonistas selectivos <strong>de</strong> los receptoresserotoninérgicos 5HT 3 (ondansetrón, granisetrón,tropisetrón). Son los más mo<strong>de</strong>rnos yeficaces y están especialmente indicados enpacientes en los que fracasaron o no fuerontolerados los antieméticos anteriores. Losprincipales efectos adversos producidos porestos fármacos son: estreñimiento, cefaleasy alteraciones hepáticas en grado variable. Seadministran por vía oral, pero pue<strong>de</strong> sernecesaria la vía endovenosa en caso <strong>de</strong> vómitosintensos.Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s. De toda lainformación disponible sobre el posible usoterapéutico <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s, la más contrastadaes la relativa a su eficacia en las náuseasy vómitos por la quimioterapia anticancerosa.Existen numerosos ensayos clínicos randomizadosy por método doble ciego con dronabinoly con nabilona. El dronabinol (∆ 9 THC enaceite <strong>de</strong> sésamo) está autorizado en USA,prescrito con control personal <strong>de</strong>l paciente yla nabilona es el único cannabinoi<strong>de</strong> autorizadopara uso terapéutico en el Reino Unido.La conclusión <strong>de</strong> todos estos ensayos clínicoses que tanto el dronabinol como lanabilona pue<strong>de</strong>n ser eficaces antieméticosen pacientes tratados con quimioterapia anticancerosa(Nagy et al. 1978; Formukon et al.1989).Algunos estudios sugieren que los cannabinoi<strong>de</strong>sson más efectivos que los antieméticosconvencionales, mientras que otros losequiparan en eficacia terapéutica.152Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


También existe algún ensayo clínico que<strong>de</strong>muestra que el dronabinol es menos eficazque los fármacos antieméticos estándar o elplacebo, mientras que la asociación <strong>de</strong>l dronabinolcon fenotiacinas (proclorperacina) esmás eficaz que ambos fármacos administradospor separado; asimismo la nabilona asociadaa proclorperacina es más eficaz que laasociación metoclopramida-<strong>de</strong>xametasona.Parece que las fenotiacinas asociadas a cannabinoi<strong>de</strong>spue<strong>de</strong>n contrarrestar los efectosdisfóricos producidos por éstos (Vincent et al.1983; Plasse et al. 1991).La mayoría <strong>de</strong> los ensayos clínicos han<strong>de</strong>mostrado también que los efectos colateralesproducidos por el dronabinol y la nabilonason más importantes que los ocasionadospor los fármacos antieméticos, siendo losmás frecuentes: somnolencia, sequedad <strong>de</strong>boca, ataxia, alteraciones visuales y reaccionesdisfóricas. Los efectos adversos <strong>de</strong>l dronabinolhan sido <strong>de</strong>scritos por algunospacientes como intolerables, mientras queotros, incluidos algunos niños, prefieren loscannabinoi<strong>de</strong>s a otros antieméticos, a pesar<strong>de</strong> sus efectos colaterales más intensos (BritishMed.Ass. 1997).También existen datos sobre ensayos clínicoscon el cannabinoi<strong>de</strong> sintético levonantradol;los resultados son equívocos y aunqueen algunos casos ha <strong>de</strong>mostrado eficaciaantiemética, los efectos colaterales adversosson importantes, especialmente intensasomnolencia y reacciones disfóricas (Lewit,1986; Johnson y Melvin, 1986). Parece esperanzadoun ensayo clínico que <strong>de</strong>muestra queel ∆ 8 THC produce intensos efectos antieméticos,<strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> efectos psicotropos, enniños sometidos a quimioterapia anticancerosa(Abrahamov et al. 1995).Algunas investigaciones han <strong>de</strong>mostradoque fumar Marihuana es más eficaz que dronabinoladministrado por vía oral, quizá <strong>de</strong>bidopor una parte a que la absorción por víainhalatoria es más rápida que por vía oral y,por otra, a que la Marihuana contiene otrassustancias que pue<strong>de</strong>n reforzar el efecto <strong>de</strong>ldronabinol. La absorción <strong>de</strong> dronabinol pue<strong>de</strong>mejorarse administrándolo en aerosol nasal(Schwartz y Voth, 1995).Los cannabinoi<strong>de</strong>s son, sin duda, eficacescomo agentes antieméticos en pacientescancerosos tratados con quimioterápicosinductores <strong>de</strong> vómitos y su eficacia es comparablea la <strong>de</strong> algunos agentes antieméticosconvencionales. Sin embargo, se planteanvarias interrogantes que sólo la investigaciónfutura podrá contestar:–Así, no existen resultados <strong>de</strong> ensayos clínicoscomparativos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s conlos antagonistas <strong>de</strong> los receptores serotonérgicos5HT 3 (ondansetrón, granisetron, tropisetrón,etc.), que puedan <strong>de</strong>mostrar la eficaciarelativa <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s o la posiblepotenciación <strong>de</strong> efectos al asociar los cannabinoi<strong>de</strong>scon otros agentes antieméticos.–Tampoco se ha establecido un régimenóptimo <strong>de</strong> administración <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>srespecto a posología, frecuencia <strong>de</strong> administracióne interacciones con otros fármacos.Las conocidas reacciones adversas: somnolenciay disforia que limitan su uso clínico,quizá se redujesen al combinar los cannabinoi<strong>de</strong>sen dosis bajas con otros antieméticos,manteniéndose o incluso incrementándosesu eficacia terapéutica.–Asimismo, tampoco existen resultadoscontrastados sobre qué cannabinoi<strong>de</strong>s sonlos más a<strong>de</strong>cuados para cada tipo <strong>de</strong> pacientey para cada tipo <strong>de</strong> quimioterapia anticancerosa.Parece, según algunos datos, que loscannabinoi<strong>de</strong>s no son eficaces sobre losvómitos causados por la administración <strong>de</strong>adriamicina y ciclofosfamida, mientras que sílo son sobre los vómitos causados por laadministración <strong>de</strong> cisplatino y doxorubicina.–Por otra parte, tampoco ha sido establecidala eficacia terapéutica relativa, ni se haevaluado la gravedad <strong>de</strong> las reacciones adversas,incluida una posible acción inmunosupresora,en pacientes por otra parte ya inmuno<strong>de</strong>primidos,<strong>de</strong> los diferentes cannabinoi<strong>de</strong>s.También sería interesante investigar la posibleeficacia <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s sobre lasnáuseas y vómitos producidos por otras causasdistintas a la quimioterapia anticancerosa.Lorenzo, P.; Leza, J.C. 153


Po<strong>de</strong>mos concluir, que si bien está <strong>de</strong>mostradala eficacia antiemética <strong>de</strong> algunos cannabinoi<strong>de</strong>sen las náuseas y vómitos <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nadospor el tratamiento con fármacosanticancerosos, es necesaria una investigaciónmás completa que permita establecerun claro perfil farmacológico-clínico y toxicológico<strong>de</strong> estos compuestos, en or<strong>de</strong>n a suutilidad terapéutica (British Med.Ass. 1997).3.2. Espasticidad muscular.La espasticidad muscular con dolor ycalambres musculares así como otras alteracionesneuromusculares tales como <strong>de</strong>bilidadmuscular, temblor, distonía, movimientosanormales, ataxia o alteraciones neurovegetativascomo pérdida <strong>de</strong>l control <strong>de</strong> la vejigaurinaria o <strong>de</strong>l intestino, tienen lugar enmuchas enfermeda<strong>de</strong>s neurológicas, talescomo esclerosis múltipe, parálisis cerebral,lesiones <strong>de</strong> la médula espinal, etc. y, si bienexisten terapéuticas farmacológicas paliativas,no hay resultados satisfactorios en lamayoría <strong>de</strong> los casos.Los principales fármacos eficaces sobrelos procesos <strong>de</strong> espasticidad muscular son:Diacepam y otras benzodiacepinas (clonacepam,etc.) que por su mecanismo <strong>de</strong> accióngabamimético, al aumentar la acción <strong>de</strong>lGABA, neurotransmisor inhibidor, sobrediversas estructuras <strong>de</strong>l sistema nerviosocentral, producen relajación muscular a nivelsupraespinal. Las reacciones adversas porbenzodiacepinas son frecuentes, pudiendoaparecer somnolencia, confusión, ataxia,amnesia y, en ocasiones y especialmente enancianos, reacciones paradójicas <strong>de</strong> excitaciónnerviosa. Asimismo y en tratamientoslargos (más <strong>de</strong> 4 meses) pue<strong>de</strong> manifestarseuna <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con síndrome <strong>de</strong> abstinenciaal suspen<strong>de</strong>r el tratamiento, especialmentesi se trata <strong>de</strong> benzodiacepinas <strong>de</strong> accióncorta. El Baclofén, <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong>l GABA, a<strong>de</strong>más<strong>de</strong> acciones gabamiméticas por estímulo<strong>de</strong> receptores GABA-B, disminuye la liberación<strong>de</strong> neurotransmisores excitadores(glutamato, aspartato), en las terminacionespresinápticas, <strong>de</strong>primiendo la excitaciónmono y polisináptica <strong>de</strong> las motoneuronas einterneuronas, reduciendo la espasticidadmuscular, principalmente la <strong>de</strong> origen espinal,pudiendo <strong>de</strong>sarrollar tolerancia al efecto relajantemuscular y al suspen<strong>de</strong>r su administración,producirse un efecto rebote, conaumento <strong>de</strong> la espasticidad muscular. Susprincipales reacciones adversas incluyen:sedación, somnolencia y náuseas como másfrecuentes; también pue<strong>de</strong> ocasionar hipotoníamuscular, <strong>de</strong>bilidad, vértigo, confusión,cefaleas e insomnio.El Dantroleno es un inhibidor <strong>de</strong> la liberación<strong>de</strong> calcio <strong>de</strong>l retículo sarcoplásmico en elmúsculo por lo que reduce la espasticidadmuscular. Sus reacciones adversas másimportantes son diarrea, náuseas, somnolenciay <strong>de</strong>bilidad muscular que pue<strong>de</strong> llegar aincapacitar al paciente para caminar. Se han<strong>de</strong>scrito reacciones idiosincráticas <strong>de</strong> toxicidadhepática en mujeres mayores <strong>de</strong> 35 añosque toman estrógenos, que aparecen unos45 días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> iniciado el tratamiento.Es necesario monitorizar la función hepáticadurante el tratamiento y <strong>de</strong>be administrarsecon precaución en pacientes que tienen alteradala función cardíaca o pulmonar.En cuanto a las alteraciones neurovegetativasque acompañan a estos procesos, comola disfunción <strong>de</strong> la vejiga urinaria, son útileslos fármacos anticolinérgicos (propantelina,flavoxato, etc.) para reducir la frecuencia <strong>de</strong>la micción, aumentando la capacidad <strong>de</strong> lavejiga y disminuyendo las contracciones <strong>de</strong>lmúsculo <strong>de</strong>trusor; sus reacciones adversasson las típicas <strong>de</strong>l bloqueo <strong>de</strong> los receptoresmuscarínicos: sequedad <strong>de</strong> boca, visiónborrosa, estreñimiento y dificultad para lamicción.Cuando existe hipotonía vesical y se trata<strong>de</strong> mejorar el vaciamiento <strong>de</strong> la vejiga aumentandolas contracciones <strong>de</strong>l músculo <strong>de</strong>trusorestán indicados los fármacos colinérgicos(carbacol, betanecol, prostigmina, etc.) siendosus reacciones adversas las típicas <strong>de</strong> unestímulo colinérgico generalizado: salivación,náuseas, vómitos, visión borrosa, cólicosintestinales y bradicardia.154Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


La disfunción <strong>de</strong> la vejiga existe casi siempreen la esclerosis múltiple <strong>de</strong> larga evolucióny en las lesiones <strong>de</strong> la médula espinal.La terapéutica farmacológica actuall no esmuy eficaz, por lo que resulta <strong>de</strong> gran interésel estudio <strong>de</strong> nuevos fármacos.Para el alivio <strong>de</strong> los síndromes dolorososque acompañan frecuentemente a los procesosespásticos se han utilizado carbamacepina,fenitoína, clonacepan, anti<strong>de</strong>presivos tricíclicos,AINEs y también analgésicosopiáceos, aunque los resultados no siempreson satisfactorios, especialmente en el dolorcrónico y nocturno <strong>de</strong> las lesiones medularesy <strong>de</strong> la esclerosis múltiple (Consroe ySandyk, 1992).Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s.2a) Esclerosis múltiple.Existen muchos informes, algunos <strong>de</strong>divulgación científica y otros basados enensayos clínicos controlados, que sugierenque el Cannabis bien por inhalación (fumado)o con la administración oral <strong>de</strong> dronabinolpue<strong>de</strong> aliviar los síntomas en pacientes conesclerosis múltiple, en los que otros fármacoshabían fracasado, si bien los resultados<strong>de</strong> los ensayos clínicos no siempre son concluyentes,siendo a<strong>de</strong>más reducido el número<strong>de</strong> pacientes utilizado. En la mayoría <strong>de</strong> loscasos se manifestó una mejoría subjetiva,aunque los signos objetivos <strong>de</strong> la enfermedad:<strong>de</strong>bilidad muscular, espasticidad, coordinación,temblor, ataxia, reflejos, etc. no siempreexperimentan una mejoría. En algunosensayos con Cannabis fumado se obtuvomejoría objetiva <strong>de</strong>l control postural y el equilibrio(Grinspoon y Bakalar, 1993; James,1993; Ferriman, 1993).En un ensayo clínico con nabilona (1 mgcada dos días) en dos periodos <strong>de</strong> cuatrosemanas, ésta produjo en un caso una significativamejoría <strong>de</strong>l estado general, <strong>de</strong> losespasmos musculares y <strong>de</strong> la frecuencia <strong>de</strong>la nicturia, respecto al grupo placebo (Martynet al. 1995).Una encuesta llevada a cabo por Gonsroeen 1996 en pacientes <strong>de</strong> esclerosis múltiple<strong>de</strong>l Reino Unido y <strong>de</strong> USA, el 50% <strong>de</strong> losencuestados (112) manifestaron que consumíancannabis para mejorar el dolor y losespasmos musculares especialmente nocturnos,el temblor, la <strong>de</strong>presión, la ansiedad, lasparestesias, la <strong>de</strong>bilidad muscular, el equilibrio,la constipación y la pérdida <strong>de</strong> memoria(Consroe et al. 1996).2b) Lesiones <strong>de</strong> la médula espinal.En las lesiones <strong>de</strong> la médula espinal lossíntomas son con frecuencia análogos a losobservados en la esclerosis múltiple: doloresmusculares espásticos, espasticidad musculary alteraciones <strong>de</strong>l control <strong>de</strong> la vejiga urinaria.Existen datos que sugieren una mejoría <strong>de</strong>los síntomas en estos pacientes, tales comoespasticidad y dolor muscular, cefaleas, dolor<strong>de</strong> miembro fantasma, etc., cuando son tratadoscon Cannabis o el cannabinoi<strong>de</strong> dronabinol.En algún ensayo clínico controlado el dronabinolse mostró igual <strong>de</strong> eficaz que la co<strong>de</strong>ínacomo analgésico y ambos fármacos máseficaces que el placebo (Maurer et al. 1990).2c) Trastornos <strong>de</strong>l movimiento.Existen, resultados <strong>de</strong> algunos ensayos clínicoscon el cannabinoi<strong>de</strong> no psicoactivo cannabidiolen enfermos <strong>de</strong> Parkinson que<strong>de</strong>muestran una mejoría (20-50% <strong>de</strong> loscasos) <strong>de</strong> la distonía, pero no <strong>de</strong>l temblor o laacinesia, que incluso se agravan en algunoscasos. Según otras investigaciones el cannabidioltampoco se muestra eficaz en los trastornos<strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong>Huntington (Consroe y Sni<strong>de</strong>r, 1986; Consroeet al. 1991).En pacientes con Síndrome <strong>de</strong> la Tourette,se observó mejoría <strong>de</strong> los tics, al fumar Cannabis,aunque quizá <strong>de</strong>bido a un efecto ansiolíticomás que a un efecto antidiscinético(Sandyk y Awerbuch, 1988).Tampoco fumar Marihuana <strong>de</strong>mostró efectosbeneficiosos en pacientes con síndromesextrapiramidales (Parkinson y discinesia tardía)ocasionados por neurolépticos en enfermosesquizofrénicos; asimismo, se ha<strong>de</strong>mostrado en enfermos esquizofrénicosLorenzo, P.; Leza, J.C. 155


fumadores <strong>de</strong> marihuana un agravamiento <strong>de</strong>los síntomas psicóticos con recaídas másprecoces y frecuentes (Biezanek, 1994; Cantwelly Harrison, 1996).Por otra parte, hay que señalar que el Cannabisy los cannabinoi<strong>de</strong>s son capaces <strong>de</strong><strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar por sí mismos los trastornosneurológicos que se preten<strong>de</strong>n aliviar con suadministración. Así, la administración <strong>de</strong> Cannabis,dronabinol, nabilona y otros cannabinoi<strong>de</strong>sen sujetos normales producen frecuentementeataxia, incoordinación motora,temblor y <strong>de</strong>bilidad muscular y, a dosis elevadas,espasmos mioclónicos. Igualmente ocasionanretardo en el tiempo <strong>de</strong> reacción, alteraciones<strong>de</strong> la función psicomotora y <strong>de</strong> losreflejos extensores (Consroe y Sni<strong>de</strong>r, 1986;Consroe y Sandyk, 1992).En resumen, los pretendidos efectosbeneficiosos <strong>de</strong>l Cannabis o los cannabinoi<strong>de</strong>ssobre los trastornos neurológicos <strong>de</strong> laesclerosis múltiple, las lesiones medulares olos trastornos <strong>de</strong>l movimiento se basan enlos resultados obtenidos en un reducidonúmero <strong>de</strong> pacientes, cuando no en unosólo.La investigación correcta requiere ensayosclínicos controlados con gran número <strong>de</strong>pacientes con una evaluación precisa <strong>de</strong> losresultados, teniendo en cuenta que si bienalgunos cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n producir efectosbeneficiosos en algunos pacientes, tambiénpue<strong>de</strong>n agravarlos en otros.Otro problema a consi<strong>de</strong>rar en los tratamientoscrónicos con cannabinoi<strong>de</strong>s es el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> tolerancia farmacológica. Es porello necesario investigar los efectos a largoplazo, en distintos regímenes <strong>de</strong> dosis, asícomo los efectos adversos por el uso crónico.Los ensayos clínicos controlados llevadosa cabo hasta ahora son en su mayoría estudiosa corto plazo, <strong>de</strong> poco valor cuando setrata <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s crónicas progresivas,como la esclerosis múltiple, que requieren untratamiento <strong>de</strong> por vida.Es <strong>de</strong> gran importancia tener en cuenta lavía <strong>de</strong> administración <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.En principio, la vía inhalatoria (fumar Cannabis)es rechazable <strong>de</strong>bido a los numerososcompuestos tóxicos <strong>de</strong>l humo, mientras quela administración oral da lugar en muchospreparados a una absorción lenta e irregular,por lo que se hace necesaria la investigación<strong>de</strong> nuevas formulaciones galénicas <strong>de</strong> los distintoscannabinoi<strong>de</strong>s en or<strong>de</strong>n a conseguiruna biodisponibilidad a<strong>de</strong>cuada, bien consi<strong>de</strong>radaglobalmente o <strong>de</strong> manera individualizada.Con estas condiciones se podría afrontarel estudio <strong>de</strong> la posible utilidad terapéutica <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s en aquellas enfermeda<strong>de</strong>sneurológicas, no satisfactoriamente controladascon la terapéutica farmacológica convencional.3.3. Dolor.El dolor es quizás el más frecuente <strong>de</strong>todos los síntomas en numerosos procesospatológicos que requiere tratamiento farmacológico.Los muchos analgésicos disponibles, unosantiguos y otros <strong>de</strong> más reciente introducciónen terapéutica, son eficaces en la mayoría<strong>de</strong> los casos; sin embargo, aún existenmuchos pacientes en los que el control <strong>de</strong>ldolor no es todavía satisfactorio, bien sea eldolor nociceptivo <strong>de</strong> tipo inflamatorio, bien eldolor <strong>de</strong> tipo neuropático o el dolor conambos componentes como el dolor canceroso.El arsenal <strong>de</strong> fármacos analgésicos es muynumeroso y pue<strong>de</strong> resumirse en los siguientesgrupos:Fármacos antiinflamatorios no esteroi<strong>de</strong>os(AINEs): aspirina, paracetamol, metamizol,<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> fenilpirazolona, fenamatos, ibuprofeno,naproxeno, ketoprofeno, piroxicam,etc. Están indicados en dolores <strong>de</strong> leve amo<strong>de</strong>rada intensidad; son fármacos segurospero no están exentos <strong>de</strong> posibles reaccionesadversas: irritación gástrica y hemorragia(aspirina), alteraciones hepáticas en dosis elevadas(paracetamol) y reacciones adversasvariadas (hematológicas, renales, neurológicas,etc.) con otros grupos farmacológicos.156Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


Analgésicos opiáceos: co<strong>de</strong>ína, <strong>de</strong>xtropropoxifeno,morfina, petidina, metadona, fentanilo,etc.. La mayoría son potentes analgésicos(excepto co<strong>de</strong>ína y <strong>de</strong>xtropropoxifeno),estando indicados en el dolor intenso especialmenteel dolor visceral y el dolor canceroso.Sus principales efectos adversos son:náuseas, vómitos, estreñimiento, estados <strong>de</strong>euforia y disforia; dosis elevadas producen<strong>de</strong>presión respiratoria e hipotensión y presentantolerancia farmacológica a los efectosanalgésicos, siendo necesario ajustar lasdosis. Sin un a<strong>de</strong>cuado control médico pue<strong>de</strong>nocasionar <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia por su elevadopotencial <strong>de</strong> abuso.En los dolores <strong>de</strong> tipo neurálgico (neuralgia<strong>de</strong>l trigémino, dolores postherpéticos) y otrossíndromes dolorosos <strong>de</strong> origen central pue<strong>de</strong>nser útiles la carbamacepina y los anti<strong>de</strong>presivostricíclicos, bien solos o en combinacióncon otros analgésicos.En el dolor <strong>de</strong> la migraña están indicados,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los AINEs (aspirina, ibuprofeno,etc.) la ergotamina y el sumatriptán (nuncaasociados). Los principales efectos colaterales<strong>de</strong> la ergotamina son: náuseas, vómitos,dolor abdominal y calambres musculares.Como efectos adversos <strong>de</strong>l sumatriptán sehan <strong>de</strong>scrito: efecto rebote con aumento <strong>de</strong>la frecuencia <strong>de</strong> ataques migrañosos y doloren distintas zonas <strong>de</strong>l cuerpo, incluido elpecho, que simula un dolor <strong>de</strong> cardiopatíaisquémica, hipertensión, taquicardia y arritmiascardíacas y otros trastornos gastrointestinalesy neurológicos (convulsiones).El dolor en enfermos terminales requiereanalgésicos opiáceos solos o asociados aotros fármacos (AINEs, neurolépticos, anti<strong>de</strong>presivos,anticonvulsivantes) a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>otras técnicas analgésicas no farmacológicas.Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s.Muchos cannabinoi<strong>de</strong>s tienen propieda<strong>de</strong>sanalgésicas y antiinflamatorias <strong>de</strong>mostradasen mo<strong>de</strong>los animales y en la observación clínica.El efecto analgésico se ha consi<strong>de</strong>radoinseparable <strong>de</strong>l efecto psicomimético; sinembargo, existen datos <strong>de</strong> algunos cannabinoi<strong>de</strong>s,no psicoactivos, que tienen propieda<strong>de</strong>sanalgésicas. Así, el cannabidiol, cannabinoi<strong>de</strong>no psicoactivo, tiene un potente efectoanalgésico, aunque limitado por un efectotecho (Evans, 1991). Dos cannabinoi<strong>de</strong>s sintéticosen fase <strong>de</strong> investigación animal, el ∆ 8THC-11oico y el (-)-HU-210 parecen tenerdisociados el efecto analgésico y el psicomimético(Consroe y Sandyk, 1992; BritishMed.Assoc. 1997).Existen pocos datos <strong>de</strong> ensayos clínicoscontrolados con cannabinoi<strong>de</strong>s como analgésicos,siendo <strong>de</strong> interés los llevados a cabocon ∆ 9 THC (THC) en pacientes con dolor canceroso,en los que el alivio <strong>de</strong>l dolor fue significativo(Noyes et al. 1975a,b). Las reaccionesadversas más frecuentes fueron somnolenciay obnubilación mental y en algunos casoseuforia como efecto psicoactivo. En otrosensayos el THC mostró un efecto analgésicoen el dolor canceroso y en el dolor por lesión<strong>de</strong> la médula espinal semejante al producidopor co<strong>de</strong>ína y otros analgésicos menores,pero <strong>de</strong> mayor duración (Maurer et al. 1990).Asimismo, ensayos clínicos en pacientes condolor postoperatorio, con el levonantrodol,<strong>de</strong>mostraron un alivio significativo <strong>de</strong>l dolorcon este cannabinoi<strong>de</strong> sintético frente a placebo(Jain et al. 1981).Sin embargo, en otros ensayos con THC enpacientes con dolor por cirugía <strong>de</strong>ntal o concannabidiol en pacientes con dolor neuropáticocrónico (causalgia, neuralgia postherpética)no se observaron efectos analgésicos significativos(Raft et al. 1977; Lindstron et al. 1992).Ensayos clínicos llevados a cabo con Nabilona,han <strong>de</strong>mostrado cierta eficacia analgésicaen distintos tipos <strong>de</strong> dolor crónico, neuropático,espástico, canceroso, etc.; potenciándoseasimismo el alivio <strong>de</strong>l dolor, cuando se asocióa otros analgésicos convencionales (Notcutt etal. 1997).En general, la respuesta analgésica <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s es irregular, existiendo variacionesimportantes según el tipo <strong>de</strong> dolor ysegún la receptividad <strong>de</strong>l paciente. Por otraparte, en los escasos ensayos clínicos controladoscon distinto régimen <strong>de</strong> dosis, no existeuna clara relación dosis-respuesta.Lorenzo, P.; Leza, J.C. 157


Es necesaria una investigación más profundasobre el efecto analgésico <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sen el dolor crónico y en el postoperatorio,llevando a cabo ensayos clínicoscontrolados con un elevado número <strong>de</strong>pacientes, así como la búsqueda <strong>de</strong> nuevoscompuestos <strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong> efectos psicomiméticos,si bien este extremo carece <strong>de</strong>importancia cuando se trata <strong>de</strong> dolor enenfermos terminales.Los cannabinoi<strong>de</strong>s podrían ser útiles asociadosa otros fármacos analgésicos en distintostipos <strong>de</strong> dolor (dolor crónico, dolor enenfermos terminales, etc.). En este sentido,también son necesarios ensayos clínicos encentros hospitalarios o clínicas <strong>de</strong>l dolor quecomparen la eficacia analgésica <strong>de</strong> estas asociacionesfarmacológicas frente a los fármacosindividualmente consi<strong>de</strong>rados (BritishMed.Ass. 1997; Holdcroft et al. 1997).Ultimamente se están evaluando algunoscannabinoi<strong>de</strong>s sintéticos como agentesantiinflamatorios (Burstein, 1999), en concretoel ácido DMH-THC-11-oico, que poseeacción inhibidora <strong>de</strong> la enzima ciclooxigenasa-2 (Zurier et al. 1998).3.4. Anorexia.La disponibilidad <strong>de</strong> fármacos convencionalesútiles en el tratamiento <strong>de</strong> la anorexiaes muy limitada. Tiene cierta utilidad terapéuticala ciproheptadina con acciones antihistamínicay antiserotonínica, su acción antiserotonínicaes la responsable <strong>de</strong> su acciónestimulante <strong>de</strong>l apetito al activar neuronas<strong>de</strong>l hipotálamo lateral e inhibir neuronas glucosensibles<strong>de</strong>l hipotálamo ventromedial.Sus principales reacciones adversas son:somnolencia, efectos anticolinérgicos (sequedad<strong>de</strong> boca, retención urinaria, alteraciones<strong>de</strong> la acomodación visual, etc.). Dosis elevadaspue<strong>de</strong>n llegar a producir alucinaciones.Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s.El Cannabis aumenta el apetito por unmecanismo no bien conocido; se ha podido<strong>de</strong>mostrar que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tres horas <strong>de</strong> laadministración <strong>de</strong> Cannabis en sujetos normalesse produce aumento <strong>de</strong>l apetito, retardo<strong>de</strong> la saciedad e incremento <strong>de</strong>l gusto porlos alimentos, especialmente por los alimentosdulces; sin embargo, la administracióncrónica o dosis elevadas suprimen el apetito(Mattes et al. 1994).Los ensayos clínicos llevados a cabo enpacientes con anorexia <strong>de</strong> distinta etiologíaofrecen resultados contradictorios.El THC no se mostró eficaz en pacientescon anorexia nerviosa, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> causar gravesreacciones disfóricas en algunos casos(Gross, 1983); no obstante, hay que tener encuenta que la anorexia nerviosa no es unbuen mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> anorexia por falta <strong>de</strong> apetito,ya que el problema <strong>de</strong> estos enfermos no esla falta <strong>de</strong> apetito sino un rechazo compulsivoa la ingestión <strong>de</strong> alimentos, aunque tengansensación <strong>de</strong> hambre. Se ha sugerido que lasreacciones disfóricas pudieran <strong>de</strong>berse a queel THC aumentase el apetito, colocando alpaciente en una situación <strong>de</strong> conflicto mentalal tener que elegir entre saciar el hambre yrechazar el alimento. Se piensa que aunquelos cannabinoi<strong>de</strong>s, THC u otros, no sean eficacescomo antianoréxicos, pue<strong>de</strong>n evitar lapérdida <strong>de</strong> peso por su efecto antiemético enpacientes con vómitos asociados a quimioterapiaanticancerosa, o en pacientes con SIDAque reciben tratamiento con fármacos antivirales(Zidovudina), que ocasionen como reacciónadversa náuseas y vómitos (Bruera yNeumann, 1998).Existen algunos ensayos clínicos controladoscon dronabinol en pacientes con SIDA oenfermeda<strong>de</strong>s relacionadas, tratados conterapia antiviral. En uno <strong>de</strong> estos ensayos(Plasse et al. 1991), con escaso número <strong>de</strong>pacientes (10), éstos recibieron dronabinol(2,5 mg) 3 veces al día durante 5 meses.Estos pacientes, antes <strong>de</strong>l tratamiento perdíanuna media <strong>de</strong> casi 1 kg cada mes, mientrasque durante el tratamiento recuperabancada mes más <strong>de</strong> 0,5 kg.En otro ensayo clínico con 72 pacientescon enfermeda<strong>de</strong>s relacionadas con el SIDAen fase avanzada, el dronabinol (2,5 mg 2veces/día) redujo <strong>de</strong> manera significativa las158Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


náuseas y vómitos, incrementó el apetito y<strong>de</strong>tuvo la pérdida <strong>de</strong> peso y el <strong>de</strong>terioro mental,no observándose mejoría en el grupo placebo(Beal et al. 1995). Debido a los resultados<strong>de</strong> este estudio, la FDA aprobó eldronabinol para su uso en la anorexia asociadaa SIDA y enfermeda<strong>de</strong>s relacionadas.La nabilona, a pesar <strong>de</strong> su eficacia comoantiemético no resultó útil como estimulate<strong>de</strong>l apetito.Existen algunos otros datos <strong>de</strong>l efectobeneficioso <strong>de</strong> fumar Cannabis en pacientescon SIDA que no toleraban la Zidovudina(Grinspoon y Bakalar, 1993).A pesar <strong>de</strong> los resultados favorables <strong>de</strong>algunos estudios sobre el efecto estimulante<strong>de</strong>l apetito <strong>de</strong>l Cannabis y algunos cannabinoi<strong>de</strong>s,son necesarios más ensayos clínicospara confirmar este efecto y, por otra parte,ensayos selectivos que discriminen el efectoantianoréxico con ganancia <strong>de</strong> peso y el efectoantiemético.Por otra parte, parece <strong>de</strong>mostrado que eluso crónico <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s en pacientescon SIDA o que reciben quimioterapiaanticancerosa ocasiona efectos inmunosupresores,lo que supone un efecto adversoañadido en individuos que ya tienen el sistemainmune comprometido (Hall et al., 1994).3.5. Epilepsia.Esta enfermedad afecta aproximadamenteal 1% <strong>de</strong> la población mundial. Los fármacosantiepilépticos disponibles protegen contralas convulsiones sólo en dos tercios <strong>de</strong> lospaciente; a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>ben ser tomados durantelargos periodos <strong>de</strong> tiempo, a veces durantetoda la vida, pudiendo producir reaccionesadversas <strong>de</strong> gravedad variable.Los principales fármacos antiepilépticos <strong>de</strong>utilidad clínica son: Valproato sódico, carbamacepina,fenitoína, primidiona, fenobarbital, útilesen el tratamiento <strong>de</strong> cuadros convulsivosparciales o generalizados. Otros fármacosantiepilépticos <strong>de</strong> introducción en terapéuticamás reciente: vigabatrina, lamotrigina, gabapentina,topiramato, etc., son útiles comocoadyuvantes en el tratamiento <strong>de</strong> los mismosprocesos convulsivos. El clobazan y elclonacepan, <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> las benzodiazepinas,tienen utilidad terapéutica administrados <strong>de</strong>manera intermitente para evitar el <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> tolerancia. La etosuximida, indicada en eltratamiento <strong>de</strong> la ausencia y las convulsionesatípicas <strong>de</strong> la infancia, no es útil en el tratamiento<strong>de</strong> las convulsiones tónico-clónicasgeneralizadas.Todos estos fármacos son capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>narnumerosas reacciones adversas:aumento <strong>de</strong> peso, temblores, alopecia, trastornosgastrointestinales (dispepsia, náuseas,vómitos, anorexia, hepatotoxicidad y trombocitopenia(raras)) (valproato sódico); vértigo,cefaleas, mareos, vómitos, somnolencia,exantemas cutáneos ocasionales (carbamacepina);insomnio, confusión mental, cefaleas,ataxia, acné, hirsutismo, incoordinaciónmotora, hiperplasia gingival, (fenitoína);<strong>de</strong>presión <strong>de</strong>l SNC (fenobarbital); somnolencia,fatiga, irritabilidad, aumento <strong>de</strong> peso, psicosis(vigabatrina); diplopia, mareos, ataxia,cefalea, somnolencia, <strong>de</strong>rmatitis exfoliativa,síndrome <strong>de</strong> Stevens Johnson (lamotrigina);somnolencia, fatiga, temblor, displopia, vértigo,dispesia (gabapentina); astenia, vértigo,diarrea, parestesias (topiramato); sedación yconvulsiones por retirada <strong>de</strong>l fármaco (clobazan,clonazepan); dispesia, anorexia, náuseas,vómitos, somnolencia, <strong>de</strong>presión <strong>de</strong> la médulaósea (etoxusimida).Si bien el tratamiento <strong>de</strong> la epilepsia haconseguido mejores resultados en los últimosaños con la introducción <strong>de</strong> nuevos fármacos,las reacciones adversas y las interaccionesfarmacológicas con otros antiepilépticos pue<strong>de</strong>nlimitar su utilidad clínica.Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s.Los cannabinoi<strong>de</strong>s tienen acciones complejassobre la actividad convulsiva pudiendoejercer efectos anticonvulsivantes y proconvulsivantes(Consroe y Sandyk, 1992).Según datos <strong>de</strong> investigación animal enepilepsias experimentales, el cannabidiolparece ser el más prometedor como antiepi-Lorenzo, P.; Leza, J.C. 159


léptico pues tiene un espectro <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>santiconvulsivantes más amplio que eldronabinol y el <strong>de</strong> otros antiepilépticos convencionales,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser un cannabinoi<strong>de</strong>sin efectos psicoactivos.En epilepsia humana apenas existen datossobre efectos terapéuticos <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.Sólo existen algunos informes, la mayoríaobservaciones breves no contrastadas oestudios e uno o unos pocos pacientes conresultados contradictorios. En algunos casosfumar cáñamo <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó cuadros convulsivos,mientras que en otros mitigó las convulsionesen pacientes epilépticos (Grispoony Bakalar, 1993).Existen ensayos clínicos controlados concannabidiol que <strong>de</strong>muestran que este cannabinoi<strong>de</strong>asociado a la terapéutica antiepilépticaconvencional durante varios meses, mejorael cuadro convulsivo <strong>de</strong> algunos pacientes,mientras que en otros ensayos clínicos elcannabidiol no <strong>de</strong>mostró eficacia alguna(Cunha et al. 1986; Ames y Gridland, 1986;Tsembly et al. 1990).El cannabidiol parece el compuesto <strong>de</strong>mayor utilidad clínica potencial asociado aotras medicaciones que por sí solas no soncapaces <strong>de</strong> controlar satisfactoriamente lasituación clínica <strong>de</strong>l paciente. A<strong>de</strong>más, poseemínimos efectos secundarios, incluso a dosiselevadas.3.6. Glaucoma.Es la causa más común <strong>de</strong> ceguera en elmundo occi<strong>de</strong>ntal. Su mecanismo <strong>de</strong> producciónno es bien conocido, aunque se suponeninvolucrados factores vasculares y <strong>de</strong>generativos,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> la presiónintraocular. La forma más común <strong>de</strong> glaucomaes el <strong>de</strong> ángulo abierto, caracterizado porun incremento gradual <strong>de</strong> la presión intraocularpor obstrucción al flujo <strong>de</strong>l humor acuoso.La terapéutica farmacológica convencional<strong>de</strong>l glaucoma incluye en forma <strong>de</strong> colirios:mióticos (parasimpaticomiméticos) pilocarpina,carbacol, etc., reducen la presión intraocularfacilitando el flujo <strong>de</strong>l humor acuoso;sus principales reacciones adversas porabsorción sistémica, son: visión borrosa,cefaleas, salivación excesiva, bradicardia,dolores cólicos intestinales y broncoespasmo.–Simpaticomiméticos (adrenalina, guanetidina,etc.), reducen la presión introcular, tambiénpor aumento <strong>de</strong>l flujo <strong>de</strong>l humor acuoso;producen irritación conjuntival.–Beta-bloqueantes (timolol), reducen lapresión intraocular por disminución <strong>de</strong> la formación<strong>de</strong>l humor acuoso; no <strong>de</strong>ben administrarseen pacientes con asma, bradicardia obloqueo cardíaco.En administración oral son útiles los inhibidores<strong>de</strong> la anhidrasa carbónica (azetazolamida)ya que disminuyen la formación <strong>de</strong> humoracuoso; pue<strong>de</strong>n ocasionar hipokalemia, parestesias,anorexia, somnolencia y <strong>de</strong>presión.La mayoría <strong>de</strong> estos fármacos son eficacescomo antiglaucomatosos y con baja inci<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> reacciones adversas, aunque suelen<strong>de</strong>sarrollar tolerancia farmacológica. El tratamientofarmacológico racional <strong>de</strong>l glaucomasolo será posible cuando se conozca <strong>de</strong>manera más precisa su mecanismo <strong>de</strong> producción.Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s.La observación <strong>de</strong> Hepler y Frank (1971) <strong>de</strong>que en los fumadores <strong>de</strong> Cannabis se producíaun <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la presión intraocular, diólugar a numerosos estudios sobre este efecto<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s, administrados por distintasvías tanto en experimentación animalcomo en ensayos humanos. Sólo los cannabinoi<strong>de</strong>scon efectos psicoactivos (∆ 8 THC, ∆ 9THC (dronabinol) y 11OH THC) resultaron eficaces,mientras que el cannabinol, cannabidioly beta-OH-THC, sólo producían mínimasreducciones <strong>de</strong> la presión intraocular (PérezReyes et al. 1976; Adler y Geller, 1986).Por otra parte, la información disponiblesobre si los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n ser útilespara reducir la presión intraocular en pacientescon glaucoma es muy escasa. No se hanllevado a cabo estudios a largo plazo, aunqueexisten varios informes con escaso número160Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


<strong>de</strong> pacientes con glaucoma en los que serefieren mejorías <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> fumar o ingerircannabis y <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la presión intraocular,<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que la terapéutica farmacológicaconvencional hubiese fracasado (Grispoon yBakalar, 1993).Merece citarse un ensayo piloto abierto <strong>de</strong>Hepler et al. (1976), con 11 pacientes conglaucoma a los que se administró THC fumadoo por vía oral; en 7 pacientes hubo un significativo<strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la presión intraocular,mientras que en los otros 4 no se produjoningún efecto. Asimismo, existen dos ensayosclínicos controlados doble ciego enpacientes con glaucoma (Merritt et al. 1980).En uno <strong>de</strong> ellos se administró dronabinol al2% fumado a 18 pacientes, observándose unsignificativo <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la presión intraocular,acompañado <strong>de</strong> hipotensión arterial, palpitacionesy efectos psicotropos. En el otroestudio con 8 pacientes con glaucoma, seadministró THC en un ojo en gotas (0,01%)en 2 pacientes y en los otros 6 con concentraciones<strong>de</strong> 0,05% (en 3) y 0,1% (en otros3). En los pacientes a los que se aplicaron lassoluciones <strong>de</strong> THC más concentradas, <strong>de</strong>scendiósignificativamente la presión arterial,habiéndose observado este efecto en los dosojos, lo que sugiere un mecanismo <strong>de</strong> acciónsistémico, a pesar <strong>de</strong> la aplicación tópica.Aunque estos estudios sugieren una eficaciaclínica <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s en el tratamiento<strong>de</strong>l glaucoma, sin embargo no estánexentos <strong>de</strong> inconvenientes que limitan su utilidadclínica, tales como:1º) Tolerancia farmacológica que se manifiestaen los 10 primeros días <strong>de</strong> tratamientocon la administración oral <strong>de</strong> dronabinol y conaparición <strong>de</strong> efecto rebote al suspen<strong>de</strong>r suadministración (Jones et al. 1976).2º) La aplicación tópica, la más útil para evitarefectos sistémicos, presenta la dificultad<strong>de</strong> que los cannabinoi<strong>de</strong>s son muy liposolublese insolubles en agua y su aplicación ensoluciones oleosas les resta eficacia. Se hanensayado compuestos hidrosolubles extraídos<strong>de</strong> la planta bruta <strong>de</strong>l cañamo, que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>nla presión intraocular y pudieransuponer una alternativa a los cannabinoi<strong>de</strong>s,pero en investigación animal sólo fueron eficacesadministrados por vía venosa (Green,1982).3º) De los estudios llevados a cabo en laespecie humana con los cannabinoi<strong>de</strong>s, parece<strong>de</strong>ducirse que el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la presiónintraocular producido por los más eficaces se<strong>de</strong>be a efectos sistémicos con el inconveniente<strong>de</strong> que, también ocasionan efectospsicoactivos y cardiovasculares.4º) A<strong>de</strong>más, los cannabinoi<strong>de</strong>s ocasionanreacciones adversas oculares: fotofobia, conjuntivitis,disminución <strong>de</strong> la secreción lacrimal,queratitis y úlceras corneales y alteraciones<strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> la pupila.Por otra parte, dada la breve duración <strong>de</strong>sus efectos como reductores <strong>de</strong> la presiónintraocular, sería necesario administrarlosvarias veces al día, controlando sus efectosadversos oculares, cardiovasculares y centrales(Adler y Geller, 1986).En resumen, si bien los cannabinoi<strong>de</strong>sreducen la presión intraocular en sujetos normales,no hay evi<strong>de</strong>ncia clara <strong>de</strong> su utilidadclínica en pacientes con glaucoma. Sonpocos los ensayos clínicos realizados y conescaso número <strong>de</strong> pacientes; no existenensayos a largo plazo y a<strong>de</strong>más no se hanhecho estudios comparativos entre los cannabinoi<strong>de</strong>sy los fármacos antiglaucomatososconvencionales, ni se ha ensayado la posibleutilidad <strong>de</strong> la asociación <strong>de</strong> ambos.La teórica utilidad clínica <strong>de</strong> algunos cannabinoi<strong>de</strong>sen la terapéutica <strong>de</strong>l glaucoma <strong>de</strong>beser contrastada con más investigacionesbásicas y clínicas, siendo necesario, a su vez,el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuevos fármacos que reduzcanla presión intraocular, preferiblementecon aplicación local, evitando los efectoscolaterales sistémicos (Green, 1998).3.7. Asma bronquial.La prevención y el tratamiento <strong>de</strong>l asmabronquial está bien establecido y consensuadopor socieda<strong>de</strong>s médicas <strong>de</strong> distintos países.El tratamiento farmacológico incluye losfármacos broncodilatadores: estimulantes β-Lorenzo, P.; Leza, J.C. 161


adrenérgicos: salbutamol, terbutalina; anticolinérgicos:ipatropio; xantinas: teofilina yotros; siendo eficaces como preventivos loscorticoi<strong>de</strong>s y el cromoglicato <strong>de</strong> sodio. Estosfármacos, aunque no están <strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong>efectos secundarios, ejercen un buen control<strong>de</strong> la enfermedad, si bien en algunos casos eltratamiento profiláctico <strong>de</strong> los ataques agudos<strong>de</strong> asma, pue<strong>de</strong> crear graves problemasen pacientes resistentes a los corticoesteroi<strong>de</strong>s(British National Formulary 1996).Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>s.Es conocido que dosis elevadas <strong>de</strong> Cannabisy dronabinol ejercen un efecto broncodilatadorsobre los bronquiolos pulmonares, sibien su mecanismo <strong>de</strong> acción no conocido,parece ser distinto al <strong>de</strong> los β-estimulantes y<strong>de</strong>más fármacos antiasmáticos convencionales.El peligro que pue<strong>de</strong> suponer el uso crónico<strong>de</strong> β-estimulantes, ha planteado la posibleutilidad terapéutica <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>sen el asma bronquial (Hollister, 1986; Graham,1986).Existen varios estudios sobre el efectobroncodilatador <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s enpacientes asmáticos.Según uno <strong>de</strong> estos estudios en 14 voluntariosasmáticos el Cannabis fumado o administradopor vía oral produjo una significativabroncodilatación <strong>de</strong> unas 2 horas <strong>de</strong> duraciónsiendo este efecto equivalente al producidopor una dosis clínica <strong>de</strong> isoprenalina (Tashkinet al. 1976).Fumar Cannabis también consiguió revertirbroncoespasmos inducidos experimentalmente,aunque esta no sea una opción terapéuticacorrecta por los componentes tóxicos<strong>de</strong>l humo. El THC por vía oral presenta elinconveniente <strong>de</strong> una absorción muy irregularlo que le resta utilidad terapéutica comobroncodilatador; dosis elevadas, que aseguraríanuna mejor biodisponibilidad, causaríanalteraciones psicológicas y cardiovasculares.En otro estudio en el que se comparó elefecto <strong>de</strong>l dronabinol y el salbutamol, ambosadministrados en aerosol en 10 sujetosasmáticos, éstos mejoraron significativamentela función respiratoria (Williams et al.1976).En algunos casos el THC, en aerosol, tambiénproduce broncoconstricción, tos ymalestar torácico, lo que limita su utilidadterapéutica (Graham, 1986).El cannabinol, cannabidiol y nabilona semostraron ineficaces como broncodilatadores.Si bien parece <strong>de</strong>mostrada la eficacia farmacológica<strong>de</strong>l Cannabis y algunos cannabinoi<strong>de</strong>scomo broncodilatadores, es necesariopara establecer su posible utilidad clínica, llevara cabo ensayos con resultados a largoplazo, evaluar la posible aparición <strong>de</strong> tolerancia,así como su eficacia asociados a otrosbroncodilatadores, y orientar la investigaciónal <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuevos compuestos conefectos broncodilatadores selectivos y <strong>de</strong>sprovistos<strong>de</strong> efectos psicoactivos y cardiovasculares.3.8. Otras posibles indicaciones.Alteraciones mentales.Se han atribuido al Cannabis y cannabinoi<strong>de</strong>sefectos anti<strong>de</strong>presivos, ansiolíticos,sedantes, hipnóticos y eficacia en el tratamiento<strong>de</strong>l Síndrome <strong>de</strong> abstinencia al alcoholy a los opiáceos. Existe algún ensayo clínicocontrolado que parece <strong>de</strong>mostrar unefecto ansiolítico con nabilona (Fabe yMcLendon, 1981), efectos hipnóticos concannabidiol (Carlini y Cunha, 1981), efectosanti<strong>de</strong>presivos en pacientes cancerosos condronabinol (Regelson et al. 1976) y efectosbeneficiosos en pacientes con enfermedadbipolar (Grinspoon y Bakalar, 1998).No obstante, no hay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> queestos efectos sean <strong>de</strong> utilidad clínica igual osuperior a la <strong>de</strong> los fármacos convencionalesdisponibles para el tratamiento <strong>de</strong> estos procesos.En todo caso, existe algún informeque sugiere la utilidad <strong>de</strong>l THC y el cannabinol,en el tratamiento <strong>de</strong> los síntomas <strong>de</strong>lSíndrome <strong>de</strong> abstinencia a opiáceos, pero serequieren más estudios que apoyen estasugerencia (Chesher y Jackson, 1985).162Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


Neuroprotección.El ∆ 9 –THC y algunos análogos psicoactivos,así como otros análogos sintéticos <strong>de</strong>xcanabinol(HU-211) han <strong>de</strong>mostrado poseerefectos neuroprotectores en estudios realizadosin vitro. Concretamente, resultan eficacesen la prevención <strong>de</strong> la neurotoxicidadinducida por glutamato (Skaper et al. 1996).Los mecanismos implicados en este efectoson: antagonismo <strong>de</strong> receptores NMDA, inhibición<strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong> Ca 2+ a la célula, y efectoantioxidante (Hampson et al. 1998).En la actualidad hay varias investigacionesen curso para evaluar la capacidad neuroprotectora<strong>de</strong>l cannabidiol y otros agonistas CBen mo<strong>de</strong>los animales <strong>de</strong> enfermedad cerebrovascular.A<strong>de</strong>más los efectos neuroprotectores<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s, junto con su accióninmunomoduladora podrían ser <strong>de</strong> utilidad enel control <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s neurológicas asociadascon un exceso <strong>de</strong> actividad inflamatoria.Sin embargo, no se dispone <strong>de</strong> resultadosen humanos que confirmen este efecto.4. ¿QUÉ DECISIÓN TOMAR? CRITERIOSPARA EL DEBATEEl <strong>de</strong>bate científico acerca <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> laMarihuana (Cannabis) como agente terapéuticogira fundamentalmente alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> trescriterios (Ortíz Lobo, 1998):–Mantener la prohibición <strong>de</strong> la marihuanacomo sustancia terapéutica.–Permitir su uso como sustancia terapéuticasólo como tratamiento paliativo.–Permitir su uso médico en todas lasenfermeda<strong>de</strong>s que respondan a sus efectosterapéuticos.4.1. Mantener la prohibición <strong>de</strong> Marihuanacomo sustancia terapéutica.Esta postura se basa en argumentos históricos,antropológicos, culturales y médicos,que se pue<strong>de</strong>n resumir en los siguientes:La Marihuana es conocida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> haceunos 5.000 años y no fue consi<strong>de</strong>rada comomedicina según los criterios <strong>de</strong> la medicinacientífica. Dentro <strong>de</strong> un contexto sanitario <strong>de</strong>lucha contra el consumo <strong>de</strong> alcohol y <strong>de</strong> tabaco,sería un contrasentido incitar al consumo<strong>de</strong> marihuana, aunque fuese con pretendidosfines terapéuticos (Bennetts, 1995).La investigación farmacológica <strong>de</strong>be estarorientada a conseguir compuestos químicoscon efectos específicos en situaciones patológicasespecíficas, y con una posología controladay estable, condiciones que no se dancon la inhalación <strong>de</strong> marihuana.La imagen <strong>de</strong> fumar marihuana, aunquesea con fines medicinales, está inevitablementeligada en nuestra cultura a la imagen<strong>de</strong> uso <strong>de</strong> drogas ilícitas y podría interpretarsecomo un mensaje <strong>de</strong> que el uso <strong>de</strong> lamarihuana es bueno, con el peligro <strong>de</strong> que elconsumo <strong>de</strong> esta droga constituyese unapuerta <strong>de</strong> entrada a formas más graves <strong>de</strong>adicción (Kanof, 1997).Sería temerario permitir que los médicospudieran prescribir marihuana, <strong>de</strong>bido, poruna parte a la presión a que se verían sometidospor parte <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados ambientesrelacionados con el tráfico ilegal <strong>de</strong> drogas y,por otra parte, por el peligro <strong>de</strong> que el propiomédico se viese inmerso en situacionesincompatibles con la ética y la <strong>de</strong>ontologíamédica (Taub, 1997).Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> las reaccionesadversas, la marihuana tiene sustancias cancerígenas,como el tabaco; su consumo<strong>de</strong>prime el sistema inmune y no parece aconsejablesu utilización por pacientes inmuno<strong>de</strong>primidos(SIDA) o portadores <strong>de</strong> otrasenfermeda<strong>de</strong>s (Tashkin et al. 1997; OrtízLobo, 1998).4.2. Permitir su uso como sustanciaterapéutica sólo como tratamientopaliativo.Teniendo en cuenta que una parte importante<strong>de</strong> la praxis médica es <strong>de</strong> tipo paliativoen situaciones irreversibles para el paciente,Lorenzo, P.; Leza, J.C. 163


la administración <strong>de</strong> marihuana en estoscasos pue<strong>de</strong> contribuir a sedar al enfermo y aatenuar su sufrimiento. Si a<strong>de</strong>más les produceun cierto grado <strong>de</strong> euforia, estamos contribuyendoa mitigar una situación <strong>de</strong>sesperada,siendo perfectamente legítima esta conductamédica (Kassirer, 1997). Muchos oncólogospermiten a sus pacientes fumar marihuanapara aliviar las náuseas inducidas por la quimioterapiay contribuir indirectamente amejorar su estado emocional y a paliar elsufrimiento <strong>de</strong> su enfermedad terminal e irreversible.4.3. Permitir su uso médico en todas lasenfermeda<strong>de</strong>s que respondan a susefectos terapéuticos.Es la conducta más permisiva para el usomédico <strong>de</strong> la Marihuana y sus <strong>de</strong>fensores sebasan en los siguientes argumentos:La Marihuana pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse unamedicina segura ya que produce pocos efectosadversos sobre las principales funcionesfisiológicas y no se han registrado casos <strong>de</strong>muerte por sobredosis.Es mucho menos creadora <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciaque muchos medicamentos <strong>de</strong> uso médicoy <strong>de</strong> prescripción legal (hipnóticos, analgésicos,opiáceos, etc.).Aunque fumar Cannabis ocasione efectosnocivos sobre el aparato respiratorio iguales opeores que el tabaco por su contenido enalquitranes y otros agentes tóxicos, la cantidadque se necesita fumar con fines terapéuticoses muy pequeña, estando prácticamenteexenta <strong>de</strong> peligrosidad.Los datos que ponen <strong>de</strong> manifiesto la evi<strong>de</strong>nciacientífica <strong>de</strong> los efectos terapéuticos<strong>de</strong> Cannabis han sido ocultados muchasveces por legislaciones y normas burocráticasinteresadas, restringiendo el uso <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s a una sola indicación clínica,como antieméticos en la quimioterapia anticancerosa(War<strong>de</strong>n, 1998).Si bien no hay estudios clínicos controladoscon la Marihuana según los estándares<strong>de</strong> la FDA, sí existen muchos datos sobre susefectos, dada la investigación exhaustiva quese ha llevado a cabo tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarsus efectos nocivos y <strong>de</strong>pendígenos; estosdatos aportan conocimientos sobre la marihuanamayores que los obtenidos en losensayos clínicos para fármacos <strong>de</strong> prescripciónmédica.La prescripción médica controlada <strong>de</strong> lamarihuana no tiene por qué caer en el abuso.El abuso <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> su disponibilidadincontrolada en la calle, y no cuandoéstas se utilizan por prescripción médica.Por otra parte, la marihuana ofrece ventajassobre los cannabinoi<strong>de</strong>s aislados. Porejemplo, el dronabinol utilizado como antieméticoes difícil <strong>de</strong> dosificar y sus efectosson tardíos por sus características farmacocinéticas(absorción lenta y gran latencia en larespuesta) siendo a<strong>de</strong>más ina<strong>de</strong>cuada la víaoral ante un cuadro <strong>de</strong> vómitos intensos y reiterados.La Marihuana, sin embargo resultamás útil en cuanto a la vía <strong>de</strong> administración(inhalación), dosificación y eficacia, siendoincluso su precio más barato al <strong>de</strong> otrosantieméticos.En cuanto a los efectos secundarios, si sehace una valoración beneficio/riesgo, comparándolacon otros fármacos, el beneficio <strong>de</strong> lamarihuana es mayor que el <strong>de</strong> otros muchosfármacos que tienen un margen terapéuticomuy estrecho con grave peligro <strong>de</strong> sobredosificación(morfina, meperidina, etc.) (Grinspony Bakalar, 1995).A veces el <strong>de</strong>bate sobre la prohibición/legalización <strong>de</strong>l cannabis se ha simplificadoen exceso dividiéndose la opinión entre losque consi<strong>de</strong>ran que se trata <strong>de</strong> una sustanciasegura, hasta los que creen que se trata <strong>de</strong>una droga peligrosa, negando a<strong>de</strong>más suvalor terapéutico e impidiendo las investigacionespara <strong>de</strong>mostrarlo (Hall, 1997).Por otro lado, resulta difícil acumular mayorevi<strong>de</strong>ncia científica <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s terapéuticasya que la legislación actual en lamayoría <strong>de</strong> los países pone muchos obstáculosa la investigación en este campo.De esta manera se hace prácticamenteimposible un planteamiento racional <strong>de</strong>l uso164Utilidad terapéutica <strong>de</strong>l cannabis y <strong>de</strong>rivados


médico <strong>de</strong>l Cannabis, ya que el <strong>de</strong>bate se<strong>de</strong>riva, casi siempre, hacia el consumo recreativocomo droga <strong>de</strong> abuso.No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que el Cannabis sea ouna medicina o una droga <strong>de</strong> abuso. Es lasdos cosas, siendo lo importante y fundamentaldiferenciar el <strong>de</strong>bate <strong>de</strong> la prescripciónmédica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate <strong>de</strong>l uso recreativo. Si estose consigue, quizás el Cannabis podría ocuparun lugar en la farmacopea como lo ocupanotros muchos fármacos <strong>de</strong> prescripciónmédica legal (Ortíz Lobo, 1998).5. CONCLUSIONESA pesar <strong>de</strong> los efectos favorables <strong>de</strong>l Cannabisy los Cannabinoi<strong>de</strong>s, sobre algunos procesospatológicos, <strong>de</strong>mostrados en algúncaso con ensayos clínicos controlados, aunqueen la mayoría <strong>de</strong> los casos basados eninformes anecdóticos, no po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rarestas sustancias como integradas <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong>l arsenal terapéutico con utilidad clínica.Por una parte es necesario establecer elbalance beneficio/riesgo en cada caso y conlos distintos cannabinoi<strong>de</strong>s, pues si bien latoxicidad aguda <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> ellos esextremadamente baja, son muy frecuenteslos efectos adversos sobre distintos órganosy sistemas con el uso crónico, tales comoalteraciones psíquicas y neurológicas, endocrinológicas,ginecológicas y obstétricas conafectación fetal, efectos inmunosupresores,alteraciones cardiovasculares, pulmonares(bronquitis, enfisema), carcinoma (fumar cannabis),enfermeda<strong>de</strong>s infecciosas, etc.Asimismo, sería necesario establecer lasdosis y vías <strong>de</strong> administración más a<strong>de</strong>cuadas,resolver problemas galénicos con importanterepercusión sobre la farmacocinética <strong>de</strong>los distintos compuestos así como <strong>de</strong>terminarlas posibles interacciones medicamentosasy contraindicaciones aún no bien establecidas.Finalmente, es necesaria una investigaciónbásica más profunda. El <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong>los receptores cannabinoi<strong>de</strong>s hará posible el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> agonistas y antagonistas selectivoscon vistas a un racional uso terapéuticoy a su utilización como herramientas experimentalesque ayu<strong>de</strong>n a establecer el papelfisiológico <strong>de</strong> estos receptores y <strong>de</strong> sus ligandosendógenos, las anandamidas. Esta investigaciónpue<strong>de</strong> llevar a la síntesis <strong>de</strong> nuevosfármacos más selectivos que el Cannabis ylos cannabinoi<strong>de</strong>s actuales y que estén <strong>de</strong>sprovistos<strong>de</strong> las acciones adversas que éstosposeen. Las Anandamidas aún no se hanensayado en humanos, por su rápida <strong>de</strong>gradaciónmetabólica, pero es posible la utilidad<strong>de</strong> algunos <strong>de</strong>rivados que tengan accionesespecíficas sobre algunos receptores cannabinoi<strong>de</strong>s,y no solo en SNC, sino también entejidos periféricos, sobre los que tambiénpodrían actuar cannabinoi<strong>de</strong>s que no atravesasenla barrera hematoencefálica y estuviesen<strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong> efectos centrales.No obstante, la información disponible conevi<strong>de</strong>ncia científica sobre la utilidad terapéutica<strong>de</strong>l Cannabis y los distintos cannabinoi<strong>de</strong>snaturales o sintéticos, es aún muy escasa,siendo necesarias investigaciones básicas yclínicas más amplias.BIBLIOGRAFIAABRAHAMOV A, ABRAHAMOV A, MECHOULAMR. “An efficient new cannabinoid antiemetic inpediatric oncology”. Life Sci (1995) 56: 2097-2102.ADAMS IB, MARTIN BR. “Cannabis: pharmacologyand toxicology in animals and humans”. Addiction(1996) 91: 1585-1614.ADLER MW, GELLER EB. “Ocular effects of cannabinoids”.In: Cannabinoids as therapeuticagents (ed R Mechoulam) pp 51-70. BocaRaton: CRC Pess (1986).AMES FR, CRIDLAND S. “Anticonvulsant effect ofcannabidiol”. South Afr Med J (1986) 69: 14.BEAL JA, OLSON R, LAUBENSTEIN L, MORALESJO, BELLMAN P, YANGCO B, LEFKOWITZ L,PLASSE TF, SHEPARD KV. “Dronabinol as a treatmentfor anorexia associated with weightLorenzo, P.; Leza, J.C. 165


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Toxicología <strong>de</strong>l cannabisBALCELLS OLIVERÓ, M.Doctor en Medicina. Unidad <strong>de</strong> Alcohología <strong>de</strong> la Generalitat <strong>de</strong> Cataluña. Hospital Clínico <strong>de</strong> BarcelonaEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: Mercè Balcells Oliveró. Unitat d’Alcohologia esc. 6b soterrani. Hospital Clínic <strong>de</strong> Barcelonac/ Villarroel 170 Barcelona 08036. Tel: 93 227 5548 Fax: 93 227 5454. Email. Olivero@clinic.ub.esResumenSe resume <strong>de</strong> forma estructurada y comprensiblelas múltiples informaciones existentes sobre <strong>de</strong> la<strong>de</strong>tección <strong>de</strong>l cannabis y sus metabolitos en el organismo.Para ello se repasan <strong>de</strong> forma concisa variosaspectos farmacocinéticos <strong>de</strong> la marihuana que permitencompren<strong>de</strong>r e interpretar los resultados analíticos.En la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong>l THC <strong>de</strong>l organismo se pue<strong>de</strong>nutilizar principalmente tres técnicas <strong>de</strong> laboratorioque son la cromatografía , el inmunoensayo y la cromatrogafía<strong>de</strong> gases con o sin espectrometría <strong>de</strong>masas. Los diversos métodos <strong>de</strong> laboratorio se diferencianen su sensibilidad, especificidad, complejidady coste. La elección <strong>de</strong> un método <strong>de</strong> laboratorio<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> los objetivos <strong>de</strong> la prueba. Aunque nohayan aparecido en los últimos años nuevas informacionessobre el perfil metabólico <strong>de</strong>l ∆ 9 -Tetrahydrocannabinolen humanos, sí po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que el interéspor <strong>de</strong>tectar y medir metabolitos <strong>de</strong>l THC en orinau otros fluidos biológicos para <strong>de</strong>terminaciones forenseso médicas ha ido incrementando.SummaryThere are different existing ways to monitor cannabisand the major cannabinoid metabolites in humanbody. These subject inclu<strong>de</strong>d information about phamacokineticsand metabolism of tetrahydrodannabinoland other cannabionoids to allow comprehensionand interpretation of analytical results. Detection ofmarijuana can be done in the laboratory with severalmethodology like chromatography, immunoassay andGas chromatography with mass spectrometer in differentbody fluids. The different methodology for drugtest used will differed on sensitivity, specificity, difficultyand cost. The choice for one or another will<strong>de</strong>pend on the different aim of the test.Although no new data have emerged regarding themetabolic profile of ∆ 9 -Tetrahydrocannabinol inhumans in the past few years, interest in the measurementof urinary metabolites for forensic andmedical purpose has increased.Key words: cannabis, <strong>de</strong>tection, urine, blood, control.Palabras clave: cannabis, <strong>de</strong>tección, orina, sangre,control.INTRODUCCIÓNEste capítulo aborda las características<strong>de</strong> la investigación y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong>lcannabis y sus metabolitos en el organismo.Para ello empezaremos <strong>de</strong>scribiendolas características farmacocinéticas <strong>de</strong>l cannabis.Estas características permiten compren<strong>de</strong>rel significado <strong>de</strong> los resultados obtenidoscon los distintos métodos analíticosexistentes. Hay que tener en cuenta que lafarmacocinética <strong>de</strong> este producto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá<strong>de</strong> la vía <strong>de</strong> administración y <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong>consumo. A<strong>de</strong>más, se revisan las distintasopciones existentes para <strong>de</strong>tectar el cannabisen los fluidos corporales y se apuntan algunasconsi<strong>de</strong>raciones médico-legales.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 169


FARMACOCINÉTICALos preparados <strong>de</strong>l cannabis proce<strong>de</strong>n engran medida <strong>de</strong> la planta Cannabis sativa. Elprincipal componente psicoactivo <strong>de</strong>l cannabises el ∆ 9 -Tetrahydrocannabinol (∆ 9 -THC) y, enmenor cantidad y ligeramente menos potente,el ∆ 8 -THC, aunque la planta <strong>de</strong>l cannabis contieneal menos 60 cannabinoi<strong>de</strong>s distintosentre los 400 compuestos químicos i<strong>de</strong>ntificados(Dewey, 1986). Hay diversas varieda<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Cannabis sativa, su contenido en THC variay pue<strong>de</strong> llegar a ser superior al 20%. La parte<strong>de</strong> la planta que contiene mayor cantidad <strong>de</strong>THC son los brotes florecientes <strong>de</strong> la partesuperior y en menor cantidad las hojas, tallos ysemillas. La marihuana, con un contenido <strong>de</strong>THC <strong>de</strong>l 0,5 al 5%, se prepara a partir <strong>de</strong> lasflores, hojas y tallos <strong>de</strong> pequeño tamaño <strong>de</strong>secadosy triturados. El hachís consiste en unpreparado <strong>de</strong> resina exudada y flores prensadas.El hachís pue<strong>de</strong> contener <strong>de</strong>l 2 al 20% <strong>de</strong>THC. La resina o aceite <strong>de</strong> cannabis, quepue<strong>de</strong> llegar a contener <strong>de</strong>l 15% al 50% <strong>de</strong>THC, se recoge <strong>de</strong> la secreción <strong>de</strong> las brácteasy <strong>de</strong> las terminaciones <strong>de</strong> los tallos, estasecreción también cubre las flores.Las concentraciones <strong>de</strong> THC en plasma oen otros fluidos biológicos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rán engran medida <strong>de</strong> la proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la planta,<strong>de</strong> la forma <strong>de</strong> preparar la droga y <strong>de</strong> la vía <strong>de</strong>administración. La forma más frecuente <strong>de</strong>consumir el cannabis es fumado en cigarrillos(“porros”) o pipas, mezclándolo con tabaco.Habitualmente los consumidores realizaninhalaciones profundas para incrementar laabsorción <strong>de</strong> THC a través <strong>de</strong> los pulmones.La marihuana y el hachís también se pue<strong>de</strong>nconsumir a través <strong>de</strong> la vía oral, pero esta esuna vía <strong>de</strong> administración menos usada porqueretrasa y disminuye los efectos psicoactivos<strong>de</strong> la droga.Un cigarrillo suele contener entre 0,5 y 1gramo <strong>de</strong> cannabis, cuyo contenido en THC<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l preparado. En función <strong>de</strong>lnúmero <strong>de</strong> inhalaciones y <strong>de</strong> su intensidad lacantidad <strong>de</strong> THC que suministra el “porro”varía entre el 20% y el 70% <strong>de</strong> su contenido.Del THC inhalado, sólo <strong>de</strong>l 10% al 25 % pasaal torrente circulatorio. De estas consi<strong>de</strong>racionesse <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la dosis <strong>de</strong> THC que seabsorbe con un cigarrillo está entre 0,2 mg y4,4 mg. Cuando se fuma, la dosis mínima <strong>de</strong>THC necesaria para producir efectos farmacológicosestá entre 2 mg y 22 mg. La dosis queinduce la aparición <strong>de</strong> efectos psicoactivos<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la frecuencia <strong>de</strong>l consumo (Martin,1986). Los fumadores ocasionales pue<strong>de</strong>nobtener efectos psicoactivos con una dosis <strong>de</strong>2-3 mg (aproximadamente un cigarrillo). Losfumadores habituales pue<strong>de</strong>n necesitar 5 omás cigarrillos para <strong>de</strong>sarrollar manifestacionespsicoactivas. Precisamente, <strong>de</strong>bido a laincertidumbre sobre el contenido <strong>de</strong> THC ypor tanto la cantidad real que se absorbe, elconsumo excesivo <strong>de</strong> cannabis se <strong>de</strong>fine enfunción <strong>de</strong>l patrón <strong>de</strong> consumo (diario o casidiario) y no <strong>de</strong> la dosis que teóricamente seconsume (Adams and Martin, 1996).Tras inhalar el humo <strong>de</strong> un cigarrillo, lasconcentraciones plasmáticas <strong>de</strong> THC alcanzansu máximo (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 100 ng/ml) enpoco minutos y <strong>de</strong>saparecen rápidamente,gracias a un importante proceso <strong>de</strong> redistribución.Los efectos psicotrópicos <strong>de</strong>l THCson tempranos. Las concentraciones plasmáticasmáximas se alcanzan en 20-30 minutosy pue<strong>de</strong>n durar <strong>de</strong> 2 a 3 horas. La dosis oraltiene menos efectos que la dosis inhalada yen general <strong>de</strong>be ser 3 a 5 veces mayor paraque aparezcan las mismas manifestaciones.(Hall, W. And Solowij N., 1998).Una vez el THC entra en el torrente circulatorioes redistribuido por el organismo. Lamayor parte <strong>de</strong>l THC circula unido a proteinas,preferentemente a lipoproteinas (LDL).Una parte <strong>de</strong>l THC que se une a proteinas seencuentra acoplado a las células sanguíneas.Sólo el 3% <strong>de</strong>l THC circula libre en el plasma,lo que explica que sólo una pequeña proporciónpenetre en el sistema nervioso central(alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 1%). Una vez entra en el sistemanervioso central, el THC se concentrasobretodo en tálamo, núcleo estriado, amígdala,hipocampo, septum y cortex. (HarrisS.L. and Martin W. D. ,1991).Los cannabinoi<strong>de</strong>s actúan en un receptorcerebral específico, que esta ampliamente170Toxicología <strong>de</strong>l cannabis


distribuido en regiones cerebrales implicadasen la cognición, memoria, percepción <strong>de</strong>ldolor y en la coordinación motora. Estosreceptores se activan mediante un ligandoendógeno, la anandamida, que tiene menorpotencia y menor duración que el THC. Lai<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> antagonistas específicospara los cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong> mejorar en unfuturo próximo nuestra comprensión sobre lasacciones <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s en el funcionamientocerebral. En estudios experimentalesen animales, se ha observado que los nivelescerebrales <strong>de</strong> THC son muy bajos, llegando alcerebro únicamente un 1 % <strong>de</strong> la dosis disponibleen el pico plasmático (Agurell et al.,1986). Si inferimos una distribución similar enhumanos, solo <strong>de</strong> 2 a 44 µg <strong>de</strong> THC traspasaríanla barrera hemato-encefálica.El THC experimenta una primera metabolizacióna nivel pulmonar y hepático, transformándoseen 11-hidroxi-THC (11-OH-THC). Estemetabolito es activo y posee una potencialigeramente superior al ∆ 9 -THC. A<strong>de</strong>más, el11-OH-THC atraviesa más fácilmente la barrerahemato-encefálica. Después <strong>de</strong> una segundametabolización hepática el 11-OH-THC seconvierte en varios metabolitos inactivoscomo el 11-nor-carboxi-∆ 9 -THC (THC-COOH),que es el metabolito más abundante en plasmay en orina. Exiten otras rutas metabólicasalternativas; se han i<strong>de</strong>ntificados más <strong>de</strong> 80metabolitos distintos <strong>de</strong>l THC. Estos metabolitossufren diversos procesos <strong>de</strong> metabolizaciónque incluyen la conjugación con ácidosgrasos <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>na larga (oléico y esteárico).Los metabolitos <strong>de</strong>l THC se excretan principalmentepor la bilis y las heces (65-70%); elresto se elimina por la orina. La eliminaciónurinaria tiene mayor importancia en consumidorescrónicos, siendo los metabolitos urinariosfundamentalmente ácidos como el THC-COOH (Adams and Martin, 1996). Estasustancia se utiliza habitualmente como marcadorbiológico <strong>de</strong> consumo. Los cannabinoi<strong>de</strong>spue<strong>de</strong>n interferir con el metabolismo <strong>de</strong>otros medicamentos, porque tienen efectosinhibidores sobre enzimas <strong>de</strong>l grupo citocromoP450. La inhibición <strong>de</strong> estos enzimas porparte <strong>de</strong> THC produce un aumento <strong>de</strong> las concentracionesplasmáticas <strong>de</strong> algunos fármacos(Huestis et. Al., 1992).Los metabolitos <strong>de</strong>l THC tienen un elevadoperiodo <strong>de</strong> eliminación <strong>de</strong>bido a la alta liposolubilidad<strong>de</strong> estos compuestos y por su elevadovolumen <strong>de</strong> distribución. La semivida <strong>de</strong>las concentraciones plasmáticas <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s,tras la inhalación <strong>de</strong>l humo <strong>de</strong>lcigarrillo, es <strong>de</strong> 56 horas en individuos noconsumidores y 28 horas en consumidorescrónicos. Sin embargo es posible <strong>de</strong>tectarmetabolitos <strong>de</strong> THC en orina o heces <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> transcurrido un mes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el consumo.Se ha calculado que al cabo <strong>de</strong> unasemana se ha excretado un 50-70% <strong>de</strong> lasustancia absorbida. El THC y sus metabolitosse concentran en los tejidos con alto contenidolipídico, como el tejido adiposo, pulmones,riñones, hígado, corazón, bazo yglándula mamaria, que se comportan comoreservorios <strong>de</strong> THC y justifican la elevadaduración <strong>de</strong> estos compuestos en el organismo.Se ha implicado a la acumulación <strong>de</strong> THCen tejidos grasos en el fenómeno <strong>de</strong> la toleranciainversa, que se asocia al consumo crónico<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s. Este fenómeno consisteen el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una intoxicaciónaguda por cannabinoi<strong>de</strong>s en sujetos consumidoreshabituales en periodos <strong>de</strong> abstinenciatras la inhalación <strong>de</strong> dosis mínimas o trasperiodos <strong>de</strong> ayuno prolongado por liberación<strong>de</strong> sustancias activas a la sangre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> losreservorios en tejidos grasos.Aunque al igual que en el caso <strong>de</strong>l tabaco,existe la posibilidad <strong>de</strong> sufrir una exposiciónpasiva al humo <strong>de</strong>l cannabis, se consi<strong>de</strong>ra muydifícil que esta fuente <strong>de</strong> exposición produzcaconcentraciones plasmáticas o urinarias losuficientemente elevadas como las que se<strong>de</strong>tectan en los fumadores activos <strong>de</strong> cannabis.Este es un aspecto muy controvertido,que tiene importantes consecuencias médicolegales(Perez-Reyes et al 83; Cone et al 87).ANÁLISIS DE LABORATORIOEs posible <strong>de</strong>tectar el consumo <strong>de</strong> cannabisanalizando diversas muestras corporales.Balcells, M. 171


La <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s han <strong>de</strong> interpretarseen función <strong>de</strong> las circunstancias enque se realizó el consumo, el análisis y larecogida <strong>de</strong> la muestra. Un resultado positivo,una vez excluida una reacción falsa, indicanque ha habido exposición a cannabis. Sinembargo, como se <strong>de</strong>duce <strong>de</strong> las característicasfarmacocinéticas <strong>de</strong>l THC, en muy rarasocasiones será posible estimar la intensidad<strong>de</strong> la exposición. Por estos motivos un resultadopositivo en una prueba <strong>de</strong> <strong>de</strong>tección,únicamente indica la existencia <strong>de</strong> consumoo exposición previa. Existen diversos métodos<strong>de</strong> laboratorio para <strong>de</strong>mostrar la presencia<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s. Los diversos métodos<strong>de</strong> laboratorio se diferencian en su sensibilidad,especificidad, complejidad y coste. Laelección <strong>de</strong> un método <strong>de</strong> laboratorio <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><strong>de</strong> los objetivos <strong>de</strong> la prueba: control <strong>de</strong>un tratamiento <strong>de</strong>shabituador, selección <strong>de</strong>personal laboral, diagnóstico clínico, <strong>de</strong>terminaciónen acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> tráfico o <strong>de</strong>terminaciónen acci<strong>de</strong>ntes laborales.CromatografíaLa cromatografía consiste en la separación<strong>de</strong>l componente sólido y <strong>de</strong>l contenido líquido<strong>de</strong>l fluido que se examina. El sedimentosólido es tratado químicamente para extraerlos compuestos que contiene. Tras exposicióna diversos preparados, la presencia <strong>de</strong>una droga <strong>de</strong>terminada produce un cambio<strong>de</strong> color. Este cambio <strong>de</strong> coloración se interpretacomo un resultado positivo. La cromatografíaes un método sencillo y <strong>de</strong> bajocoste, que por estos motivos se emplea conmucha frecuencia para la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> diversasdrogas en orina. Sin embargo, esta técnicaes poco sensible para la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s.Para la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> unamuestra positiva se requieren concentraciones<strong>de</strong> 1000-2000 ng/ml, mientras que con elinmunoensayo bastan concentraciones <strong>de</strong> 20ng/ml. (Gold et al., 1987)InmunoensayoEste método se fundamenta en el uso <strong>de</strong> unanticuerpo dirigido contra los cannabinoi<strong>de</strong>s.Es un método sensible que se pue<strong>de</strong> emplearen forma <strong>de</strong> enzimo inmunoensayo (ELISA) oradio inmunoensayo (RIA). El principal inconveniente<strong>de</strong> este método es la presencia <strong>de</strong> reaccionescruzadas con otras sustancias, por loque pue<strong>de</strong> dar lugar a resultados que son falsospositivos. Así mismo, diversas sustanciasadulterantes, como por ejemplo cloro, cloruro<strong>de</strong> sodio o vinagre, pue<strong>de</strong>n dar lugar a falsosnegativos. Algunas compañías, que se anuncianen internet, ofrecen productos para negativizarlos resultados. La prueba <strong>de</strong> inmunoensayomás empleada es el EMIT (enzymemultiple immunoassay technique) y el EMITd.a.u..Esta prueba <strong>de</strong>tecta concentraciones <strong>de</strong>200 ng/ml. La fiabilidad <strong>de</strong>l EMIT es <strong>de</strong>l 95%.(Gold et al., 1987).Cromatografía <strong>de</strong> gases.Espectrometría <strong>de</strong> masasLa cromatografía <strong>de</strong> gases se basa encalentar la muestra orgánica hasta la ebullicióny analizar <strong>de</strong> mediante una columna <strong>de</strong>cromatografía que separa los componentesen función <strong>de</strong> sus características fisicoquímicas.Esta técnica se pue<strong>de</strong> complementarcon la espectrometría <strong>de</strong> masas que consigueuna precisión <strong>de</strong>l 100% y <strong>de</strong>tecta cantida<strong>de</strong>smuy pequeñas <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s.(Gold et al., 1987). El elevado coste <strong>de</strong> estaprueba, hace que se limite la realización <strong>de</strong>esta prueba a casos seleccionados en losque se precise confirmar el resultado.Detección <strong>de</strong> THC en sangreA diferencia <strong>de</strong> otras intoxicaciones, comola intoxicación etílica, no existe una buenacorrelación entre las concentraciones plasmáticas<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s en sangre y los efectospsicoactivos. A<strong>de</strong>más, los niveles <strong>de</strong> THCson muy bajos y <strong>de</strong>saparecen rápidamentetras el consumo. Por estos motivos no sesuele utilizar la sangre para <strong>de</strong>terminar la presenciacannabinoi<strong>de</strong>s. Este método pue<strong>de</strong>emplearse para el diagnóstico <strong>de</strong> la intoxicaciónaguda y en caso <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes en losque sólo se dispone muestras <strong>de</strong> sangre. Lasconcentraciones suelen ser in<strong>de</strong>tectables172Toxicología <strong>de</strong>l cannabis


<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 22 horas <strong>de</strong> haberse producido lainhalación. (Hall, W. And Solowij N., 1998).Detección <strong>de</strong> THC en orinaLa orina es el fluido biológico que seemplea con mayor frecuencia para el diagnóstico<strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> THC. Las concentraciones<strong>de</strong> THC en orina son bajas. Sin embargoes posible <strong>de</strong>tectar diversos metabolitos,como el 11-OH-THC, que se encuentra enconcentraciones elevadas. En el consumidoresporádico, la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s enmuestras <strong>de</strong> orina se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar hasta 6días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l consumo. En el consumidorcrónico la presencia <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s enorina se mantiene hasta 25 días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>lúltimo consumo.Detección <strong>de</strong> THC en otras muestrasAunque el THC no se secreta en saliva, supresencia pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectarse porque duranteel consumo pue<strong>de</strong> adherirse a la mucosaoral. Por lo tanto la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> THC en salivapue<strong>de</strong> ser útil para <strong>de</strong>tectar que se hafumado un cigarrillo que contiene cannabisdurante las últimas 12 horas. También esposible la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> THC en muestras <strong>de</strong>sudor, cabellos y uñas (Lemos et al, 1999).Aspectos médico-legalesLos dos motivos más frecuentes por losque se solicita la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sen muestras orgánicas son para el esclarecimiento<strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabisy para <strong>de</strong>terminar la imputabilidad legalen un caso <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>nte o agresión. En el primercaso una <strong>de</strong> las consi<strong>de</strong>raciones a teneren cuenta es la posibilidad <strong>de</strong> un resultadofalso positivo. En estos casos se pue<strong>de</strong> utilizarela técnica <strong>de</strong> cromatografía <strong>de</strong> gases/espectrometría <strong>de</strong> masas para confirmar losresultados. Otra posibilidad es que medianteel uso <strong>de</strong> técnicas <strong>de</strong> elevada sensibilidad se<strong>de</strong>tecten concentraciones <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>sque sean secundarias a una exposición pasiva.Aunque se ha <strong>de</strong>mostrado en diversosestudios, la posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar THC ensangre y orina tras exposición pasiva, las concentracionesque se alcanzan en esta circunstancia(


Dewey WL. Cannabinoid pharmacology. PharmacolRev (1986) 38:151-178.Gold MS., Bensinger PB. The Complete Gui<strong>de</strong> toDrug Testing (1987), Random House (NY)Hall W. And Solowij N. Adverse effects of cannabis.The Lancet (1998); 352: 1611-16.Harris S.L. and Martin W.D. Marijuana and the Cannabinoids.In Drug abuse and drug abuseresearch (1991) DHHS Publication No. (ADM)91-1704 pp131-144.Huestis M.A., Hennindfield J.E and Cone E.J.Blood cannabinoids: I. Absorption of THC andformation of 11-OH-THC and THCCOOH duringand after smoking marijuana. Journal ofanalytical Toxicology (1992), 16, 276-282.Martin BR. Cellular effects of cannabinoids. PharmacolRev (1986) 38:45-74.Lemos NP., An<strong>de</strong>rson RA. And Robertson JR. Nailanalysis for drug of abuse: extraction and<strong>de</strong>termination of cannabis in fingernails by RIAand GC-MS. Journal of Analytical Toxicology.(1999) 23(3): 147-52.Perez-Reyes M., Guiseppi SD., Mason AP. andDavis KH. Passive Inhalation of MarihuanaSmoke and Urinary excretion of Cannabinoids.Clin Pharmacol Ther (1983) 34: 36-41.Perez-Reyes M Hicks RE Blumberry J Jeffcoat ARand Cook CE. Interactions between Marihuanaand Ethanol: Effects on Psychomotor Performance.Alcoholism (NY) (1988) 12: 268-276.174Toxicología <strong>de</strong>l cannabis


Factores <strong>de</strong> riesgo y escalada cannabinoi<strong>de</strong>VAZQUEZ, F.; BECOÑA, E.Universidad <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> CompostelaEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: F.L. Vázquez. Universidad <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Compostela. Facultad <strong>de</strong> Psicología.Departamento <strong>de</strong> Psicología Clínica y Psicobiología. Campus Universitario Sur. 15702 Santiago <strong>de</strong> Compotela.ResumenEl objetivo <strong>de</strong> esta revisión es analizar los predictores<strong>de</strong> uso y abandono <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis, lahipótesis <strong>de</strong> la escalada, los conceptos <strong>de</strong> causalidady probabilidad y, especialmente, los factores <strong>de</strong> riesgorelacionados con la escalada cannabinoi<strong>de</strong>. Estudiosrealizados en distintos países han confirmadoque existe una relación significativa entre el consumo<strong>de</strong> sustancias legales, alcohol y tabaco, en consumidores<strong>de</strong> cannabis respecto a los que no consumen.También hay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l cannabis comouna sustancia que facilita la escalada para el abuso <strong>de</strong>drogas como la heroína o la cocaína. En el proceso<strong>de</strong> escalada intervienen también otros factores talescomo la personalidad, el estilo <strong>de</strong> vida y distintos factoresambientales. La iniciación al consumo <strong>de</strong> cannabis,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estar relacionado con el consumoprevio <strong>de</strong> alcohol y cigarrillos, está relacionado principalmentecon la edad <strong>de</strong>l joven, ser varón, baja satisfacciónescolar, bajo rendimiento académico, sentirseno querido por la familia, problemas <strong>de</strong> salud mental,no ser popular y formar parte <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> compañerosque consumen drogas.Palabras clave: cannabis, factor <strong>de</strong> riesgo, escalada.AbstractThe purpose of this review is to analyse cannabisconsumption and cessation predictors, the steppingstonehypothesis, the concepts of causality and probability,and, particularly, the risk factors related tocannabis escalation. The studies carried out in variouscountries confirm the existence of a significant relationshipbetween the consumption of legal substances(alcohol and tobacco) and cannabis consumption.There is also evi<strong>de</strong>nce of the role of cannabis in facilitatingthe escalation towards the abuse of otherdrugs like heroine of cocaine. Other factors intervenein the process of escalation such as personality, lifestyle,and other environmental factors. The initiating ofcannabis consumption, besi<strong>de</strong>s being related with aprior consumption of alcohol and cigarettes, is mainlyrelated to the young person’s age, being male, lowschool satisfaction, low aca<strong>de</strong>mic achievement, feelingunloved by family, mental health problems, lack ofpopularity, and belonging to a peer group that consumesdrugs.Key words: cannabis, risk factors, stepping-stonehypothesis.INTRODUCCIÓNEn la última encuesta nacional que se hahecho sobre el consumo <strong>de</strong> drogas enuna muestra representativa <strong>de</strong> lapoblación escolar <strong>de</strong> 14 a 18 años (PlanNacional sobre Drogas, 1997), se encontróque las eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inicio <strong>de</strong> las distintas sustanciasson <strong>de</strong> 13.3 años para el tabaco,13.7 para el alcohol, 14.9 para el éxtasis,15.0 para el cannabis, 15.4 para los alucinógenos,15.5 para las anfetaminas y 15.7 parala cocaína. Aunque <strong>de</strong> menor importanciacuantitativa, el inicio al consumo <strong>de</strong> las sustanciasvolátiles es más temprano, a los13.1 años. A<strong>de</strong>más, hay un incremento <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> tabaco, alcohol y otras sustanciasen función <strong>de</strong> la edad, especialmente apartir <strong>de</strong> los 13 años.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 175


En los jóvenes europeos que “salen <strong>de</strong>marcha”, la edad media <strong>de</strong> inicio para las distintasdrogas es <strong>de</strong> 14.6 años para el alcohol,14.8 para el tabaco, 16.0 para el cannabis,17.7 para las anfetaminas y el LSD, 18.4 parael éxtasis y 19.3 para la cocaína (Calafat et al.,1999).Los datos <strong>de</strong> estos dos estudios retrospectivos,así como los encontrados en otros <strong>de</strong>lmismo tipo (ej., O’Malley et al., 1999), indicanque la experiencia inicial con las sustanciasocurre <strong>de</strong> modo típico a la edad <strong>de</strong> 13 años,aunque no se <strong>de</strong>bería olvidar que una partecomienzan antes <strong>de</strong> dicha edad. En la adolescenciatardía, la prevalencia <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> algunassustancias es importante, mientras que el consumoexcesivo es consi<strong>de</strong>rablemente másbajo. De ello se infiere que un subgrupo <strong>de</strong>adolescentes se implica en un consumo intenso<strong>de</strong> sustancias, mientras que otros sólo seimplican en una mínima experimentación.El término “escalada” se utilizó como unsímil <strong>de</strong>l montañismo, que se aplicó al procesopor el cual quien se iniciaba en el consumo<strong>de</strong> drogas (en referencia, generalmente, a los<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l cannabis) progresaba secuencialmentehasta la heroína. El cada vez mayorconocimiento <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> las drogas permitióir matizando esta generalización. Hoy sesabe que no existe un enca<strong>de</strong>namiento bioquímicopor el que <strong>de</strong> unas sustancias se<strong>de</strong>ba ir pasando necesariamente a otras <strong>de</strong>mayor capacidad adictiva. Parece más razonablehablar <strong>de</strong> una relación <strong>de</strong> probabilida<strong>de</strong>ntre los distintos consumos (Becoña, 1999).Así, aquellos adolescentes que tengan unconsumo más intenso y precoz <strong>de</strong> alcohol ytabaco, tienen más probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> iniciarseen el consumo <strong>de</strong> cannabis. Así mismo, aquellaspersonas que, siguiendo este proceso, seinicien precozmente en el consumo <strong>de</strong> cannabis,es más probable que se impliquen en eluso <strong>de</strong> otras drogas ilegales.Actualmente los estudios longitudinalessugieren que un subgrupo <strong>de</strong> adolescenteses vulnerable al consumo <strong>de</strong> sustancias <strong>de</strong>forma escalada, siendo el cannabis la “puerta<strong>de</strong> entrada” a otras drogas ilegales (ej., heroína,cocaína). El consumo <strong>de</strong> cannabis formaparte <strong>de</strong> un continuo que incluye el consumoexperimental, ocasional, diario y crónico(Gold y Tullis, 1999). Dicha sustancia es generalmentela primera droga ilegal consumidapor la gente joven (Millman y Bee<strong>de</strong>r, 1997).El objetivo <strong>de</strong> esta revisión es analizar lospredictores <strong>de</strong> uso y <strong>de</strong> abandono <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis, la hipótesis <strong>de</strong> la escalada,los conceptos <strong>de</strong> causalidad y probabilidad ydistintos factores <strong>de</strong> riesgo relacionados conla escalada y el consumo <strong>de</strong> cannabis.PREDICTORES DE USO, ABUSO Y ABAN-DONO DEL CANNABISExisten distintos patrones <strong>de</strong> uso y abusoasociados con el cannabis. El nivel <strong>de</strong> abusoparece <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l país al que pertenece elindividuo, aunque hay algunas variables quese <strong>de</strong>berían consi<strong>de</strong>rar (Gold y Tullis, 1999): 1)<strong>de</strong>mográficas (edad, sexo, localización geográfica);2) factores sociales (factores multiculturales,estatus socioeconómico, influencia<strong>de</strong> los padres, nivel cultural); y, 3) factoresindividuales (estado psicológico, emocional yfisiológico).Se han estudiado numerosas variables paraexplicar el consumo <strong>de</strong>l cannabis en la adolescencia.Por ejemplo, los estudiantes <strong>de</strong> bachilleratoque obtienen buenos resultados académicos,que están implicados en activida<strong>de</strong>satléticas o <strong>de</strong> la escuela, que tienen importantescreencias religiosas, trabajan pocas horasfuera <strong>de</strong> la escuela y salen poco por las tar<strong>de</strong>sdurante la semana tienen menos probabilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> llegar a consumir cannabis (Gold yTullis, 1999). El consumo <strong>de</strong> cannabis estárelacionado con frecuencia con el contextosocial y la aceptación <strong>de</strong> esta sustancia porparte <strong>de</strong> los compañeros. Las interaccionescon drogas y usuarios <strong>de</strong> drogas también sonun factor <strong>de</strong> riesgo importante.Datos recientes sugieren que el uso <strong>de</strong>lcannabis y alcohol en los adolescentes seasocia con conductas <strong>de</strong> control <strong>de</strong> pesoina<strong>de</strong>cuadas (Neumark-Sztainer et al., 1998).Aunque los factores genéticos parecen tenerun mínimo efecto en la probabilidad <strong>de</strong> usar176Factores <strong>de</strong> riesgo y escalada cannabinoi<strong>de</strong>


cannabis, afectan a la probabilidad <strong>de</strong> abuso y<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (Gold y Tullis, 1999). Otra posiblerazón para el consumo podría estar relacionadacon la función <strong>de</strong>l tetrahidrocannabinol(THC) en modificar la función cerebral y la<strong>de</strong> distintas hormonas (Díaz, 1997; Martin,1999). El contenido en THC <strong>de</strong> la marihuanacontinúa cambiando y también pue<strong>de</strong> jugarun papel en el incremento <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>dicha sustancia en los adolescentes. A principios<strong>de</strong> los años 70, un cigarrillo <strong>de</strong> marihuanatenía aproximadamente una concentración<strong>de</strong>l 1 al 3% <strong>de</strong> THC, o lo que es lo mismo, <strong>de</strong>5 a 30 mg. En la actualidad, y <strong>de</strong>bido a lasmejoras en el tipo <strong>de</strong> planta cultivada, lariqueza en cannabinoi<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong> llegar aalcanzar hasta los 150 mg por cigarrillo, inclusoel doble si lo que se fuma es la resina(Cabrera y Torrecilla, 1998). En estudios controladosse ha <strong>de</strong>mostrado que a mayor contenidoen THC más usuarios lo prefieren y loautoadministran (Kelly et al., 1994). H a yotros factores que también pue<strong>de</strong>n tenerrelación con el consumo <strong>de</strong> cannabis talescomo una disminución en el coste, escasa<strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong>l consumo por parte <strong>de</strong> loscompañeros y baja percepción <strong>de</strong> riesgo(Bachman et al., 1997). Las experiencias positivascon una sustancia psicoactiva, o el reconocimiento<strong>de</strong> que la experiencia no es tanpeligrosa como han indicado los medios <strong>de</strong>comunicación o los padres, pue<strong>de</strong> alentar laexperimentación con otro tipo <strong>de</strong> drogas.Puesto que el consumo <strong>de</strong> cannabis es ilegale implica un comportamiento <strong>de</strong>sviado, cabeque se reduzcan las barreras para utilizarotras sustancias ilegales, que están más <strong>de</strong>saprovadaspor la autoridad convencional (Millmany Bee<strong>de</strong>r, 1997).En cuanto a los factores relacionados conel abandono, la edad es uno <strong>de</strong> los predictoresmás importantes. La madurez se asocia aintereses, necesida<strong>de</strong>s y actitu<strong>de</strong>s diferentes,incluyendo la disminución <strong>de</strong> la implicaciónen conductas <strong>de</strong> riesgo y en un incrementoen la conformidad. Las características<strong>de</strong> la adolescencia relacionadas con el uso <strong>de</strong>sustancias tales como realizar conductas <strong>de</strong>riesgo, activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas, baja religiosidad,<strong>de</strong>presión y baja autoestima son menosprobables que aparezcan en la adultez. Pareceser que hay una relativa incompatibilida<strong>de</strong>ntre el uso <strong>de</strong> drogas ilegales y la participaciónen los roles convencionales <strong>de</strong> la adultez(Chen y Kan<strong>de</strong>l, 1998).En el estudio reciente <strong>de</strong> Chen y Kan<strong>de</strong>l(1998) encontraron que los dos predictoresmás importantes para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> fumar marihuanafueron la frecuencia <strong>de</strong> uso y la edad.Los usuarios <strong>de</strong> poca frecuencia y aquellosque pasaban <strong>de</strong> los 20 años era más probableque <strong>de</strong>jaran <strong>de</strong> consumir marihuana. Losusuarios frecuentes eran más persistentesen su uso y muchos llegaban a ser <strong>de</strong>pendientes.El consumir por razones socialesaceleraba el abandono, mientras que el consumirpara intensificar los sentimientos positivosy para reducir los negativos se asociócon la persistencia <strong>de</strong>l consumo. Muchos <strong>de</strong>esos fumadores perdieron su costumbre <strong>de</strong>fumar como resultado <strong>de</strong> la madurez, formaruna familia, la educación y el empleo.LA HIPÓTESIS DE LA ESCALADAUno <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los más conocidos en elcampo <strong>de</strong> las drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias es el <strong>de</strong>Denise Kan<strong>de</strong>l. Este mo<strong>de</strong>lo se basa en queen el consumo <strong>de</strong> drogas hay unos pasossecuenciales, siendo el comienzo por las drogaslegales, las cuales facilitarían el posteriorconsumo <strong>de</strong> marihuana, que a su vez, sería la“puerta <strong>de</strong> entrada” para el consumo <strong>de</strong>otras drogas ilegales. Para Kan<strong>de</strong>l (1975) hayal menos cuatro estadios <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo en eluso <strong>de</strong> las drogas: 1) consumo <strong>de</strong> cerveza ovino; 2) cigarrillos o licores; 3) marihuana; y, 4)otras drogas ilegales (ej., heroína, cocaína).Por tanto, el consumo <strong>de</strong> drogas legales es elelemento intermedio entre el no consumo <strong>de</strong>ninguna sustancia y el consumo <strong>de</strong> marihuana,y éste, conduce o es la “puerta <strong>de</strong> entrada”,para un porcentaje significativo <strong>de</strong> susconsumidores <strong>de</strong> heroína o cocaína.La mayoría <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo<strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l trabajo que ha llevado a cabo por elequipo <strong>de</strong> investigación <strong>de</strong> la doctora Kan<strong>de</strong>lVázquez, F.; Becoña, E. 177


en las dos últimas décadas y, en particular,<strong>de</strong>l seguimiento longitudinal que se ha hechoa una cohorte <strong>de</strong> adolescentes durante 19años (hasta la cuarta década <strong>de</strong> la vida), el“New York State Cohort”. En 1971-72 sereclutó una muestra representativa <strong>de</strong> 1.222jóvenes estudiantes <strong>de</strong> 101 y 111 grado (equivalenteal 41 curso <strong>de</strong> la ESO y al 11 curso <strong>de</strong>bachillerato impartido en España actualmente)en las escuelas públicas <strong>de</strong> Nueva York.Los participantes fueron muestreados dosveces en el Instituto y se les volvió a entrevistaren 1980, en 1984 y en 1990. Los sujetosfueron reclutados cuando tenían 15-16años y se les siguió hasta los 34-35 años. Encada momento <strong>de</strong> la evaluación se llevaron acabo entrevistas personales estructuradas <strong>de</strong>aproximadamente dos horas <strong>de</strong> duración. Enellas evaluaron siete aspectos principales:variables <strong>de</strong>mográficas, historia familiar <strong>de</strong>trastornos psiquiátricos y problemas con elalcohol, relaciones y actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los padres,relación con los compañeros, participación enactivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas, síntomas psicológicosy variables relacionadas con las drogas. Encada informe se recogió información sobre lahistoria <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> 12 drogas o clases<strong>de</strong> drogas: dos legales (cigarrillos y alcohol),cuatro ilegales (marihuana, psicodélicas,cocaína y heroína) y seis clases <strong>de</strong> drogaspsicotrópicas <strong>de</strong> uso y no uso médico: metadona,tranquilizantes menores y mayores,sedantes, estimulantes, anti<strong>de</strong>presivos yotros opiáceos diferentes <strong>de</strong> la heroína.Los datos <strong>de</strong> este estudio permitieron aislardos tipos <strong>de</strong> predictores <strong>de</strong> la progresiónen la secuencia <strong>de</strong> implicación con las drogas:1) características conductuales <strong>de</strong> la historiaindividual con la droga; y, 2) predictorespsicológico-sociales. En el primer grupo seencontró que las variables más predictivasfueron la edad <strong>de</strong> comienzo <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>las drogas legales y el grado <strong>de</strong> implicacióncon el consumo <strong>de</strong> la misma. El comienzotemprano <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> alguna droga estabaasociado con una mayor implicación en eluso <strong>de</strong> todas las otras drogas (Kan<strong>de</strong>l y Yamaguchi,1985; Yu y Williford, 1992). Cuanto mástemprano se producía la experimentación conlas drogas legales, mayor probabilidad había<strong>de</strong> que el joven también experimentase condrogas ilegales y progresase a una implicaciónmayor con estas sustancias. En concreto,las proporciones <strong>de</strong> varones entre 34-35años que habían experimentado con la marihuanaoscilaron entre el 85% <strong>de</strong> los queinformaron que habían probado el alcohol olos cigarrillos por primera vez a los 14 años oantes, al 46% <strong>de</strong> los que habían probado elalcohol a los 18 años <strong>de</strong> edad. De modo similar,cuanto más temprano era el consumo <strong>de</strong>marihuana, había una mayor implicación yuna mayor probabilidad <strong>de</strong> progresar a otrasdrogas ilegales. Casi todos los hombres jóvenes(96%) que se iniciaron en el consumo <strong>de</strong>la marihuana a los 14 años o a eda<strong>de</strong>s mástempranas habían usado otra droga ilegaldiferente a los 29 años. La proporción <strong>de</strong>clinóal 66% entre los que habían probado por primeravez la marihuana a los 18 años <strong>de</strong> edady al 33% entre los que la probaron por primeravez a los 20 años; solamente el 6% habíanconsumido alguna droga ilegal distinta <strong>de</strong> lamarihuana sin haber usado ésta nunca. Lasproporciones entre las mujeres fueron 84%,46%, 43% y 9%, respectivamente.También se encontró que la progresión auna droga superior en la jerarquía estaba relacionadacon la intensidad <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> unadroga inferior en la jerarquía (Kan<strong>de</strong>l y Yamuchi,1985). De modo más específico, el 82%<strong>de</strong> los hombres y el 60% <strong>de</strong> las mujeres quehabían consumido marihuana 1.000 o másveces a las eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 24-25 años comenzarona usar otras drogas ilegales en lossiguientes cuatro años comparado con el18% y el 17%, respectivamente, <strong>de</strong> los quela habían consumido <strong>de</strong> 10 a 99 veces.En cuanto a los predictores psicológicosociales,se examinaron cuatro grupos <strong>de</strong>ellos (Kan<strong>de</strong>l y Davies, 1992): 1) las influencias<strong>de</strong> los padres; 2) las influencias <strong>de</strong> los compañeros;3) la implicación <strong>de</strong> los adolescentesen varias conductas; y, 4) las creencias y losvalores. La influencia <strong>de</strong> los compañeros pareceser más importante en ciertos puntos en elproceso <strong>de</strong> implicación con la ca<strong>de</strong>na adictiva;en ciertas eda<strong>de</strong>s, la conducta <strong>de</strong> los compa-178Factores <strong>de</strong> riesgo y escalada cannabinoi<strong>de</strong>


ñeros es especialmente importante en pre<strong>de</strong>cirel consumo <strong>de</strong> la marihuana y menosimportante para pre<strong>de</strong>cir el consumo <strong>de</strong> alcoholu otras drogas ilegales diferentes <strong>de</strong> lamarihuana. La influencia <strong>de</strong> los padres es másimportante para la progresión a otras drogasilegales diferentes <strong>de</strong> la marihuana. La gentejoven en riesgo <strong>de</strong> iniciar el consumo <strong>de</strong> marihuanarealizan más conductas <strong>de</strong>sviadas quesus compañeros. Por último, el uso <strong>de</strong> la marihuanaes más probable cuando la personaacepta una serie <strong>de</strong> creencias y valores favorablesal uso <strong>de</strong> la misma.Es más, en un estudio (Golub y Johnson,1994) se encontró que el alcohol está perdiendoimportancia como condición previapara la progresión a la marihuana, pero elpapel <strong>de</strong> la marihuana como “puerta <strong>de</strong>entrada” a otro tipo <strong>de</strong> drogas ilegales pareceque se está incrementando, y el consumo <strong>de</strong>marihuana casi siempre prece<strong>de</strong> al uso <strong>de</strong>sustancias relacionadas con actitu<strong>de</strong>s menosnormativas (ej., heroína).Se <strong>de</strong>bería hacer énfasis en que, aunquese ha i<strong>de</strong>ntificado una secuencia clara en el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la implicación con las drogas, elconsumo <strong>de</strong> una droga es un estadio particularen la secuencia, que no conduce siempreal uso <strong>de</strong> otras drogas que se encuentran enuna posición superior en la jerarquía <strong>de</strong> esasecuencia (Kan<strong>de</strong>l, Yamaguchi y Chen, 1992).Muchos jóvenes se quedan en un <strong>de</strong>terminadoestadio y no progresan a otros. La noción<strong>de</strong> estadios en la conducta <strong>de</strong> consumir drogasno implica que estos estadios sean obligatorioso universales (Kan<strong>de</strong>l y Yamaguchi,1999). El uso <strong>de</strong> una droga en un estadio inferiores necesario pero no suficiente para progresara un estadio superior en la jerarquía enel que se consuman otro tipo <strong>de</strong> drogas(O´Donnell y Clayton, 1982).CAUSALIDAD Y PROBABILIDADA menudo el fenómeno <strong>de</strong> la escalada se hainterpretado ina<strong>de</strong>cuadamente. Se ha partido<strong>de</strong> que todos los adolescentes que terminansiendo adictos a drogas ilegales han seguidosecuencialmente los pasos previos <strong>de</strong> laca<strong>de</strong>na. Este razonamiento es erróneo, seestán infiriendo relaciones <strong>de</strong> causalidad enlas variables <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo. Más <strong>de</strong> una vezse ha cometido el error <strong>de</strong> interpretar losresultados <strong>de</strong> un análisis <strong>de</strong> asociación entrevariables, dándole un significado que notiene. Una cosa es la existencia <strong>de</strong> una fuerteasociación o correlación entre dos o másvariables, y otra muy diferente, es la existencia<strong>de</strong> una relación causal entre las mismas.En el campo <strong>de</strong> la prevención <strong>de</strong> las drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasse ha <strong>de</strong>mostrado la existencia<strong>de</strong> asociación entre muchas variables, peropocas que tengan una relación causal. Solamentese pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar causalidad a través<strong>de</strong> una situación experimental (Hulley yCummings, 1988; Moore y McCabe, 1997). Eltipo <strong>de</strong> diseños que se pue<strong>de</strong>n utilizar paraprobar la hipótesis <strong>de</strong> la escalada sólo sirvenpara conocer si hay asociación o correlaciónentre el consumo <strong>de</strong> drogas legales e ilegalesen los jóvenes, pero no para concluir quehay causalidad. Aun así, aunque no se puedallevar a cabo un experimento, en algunas circunstanciasse podría llegar a inferir una relacióncausal <strong>de</strong> una asociación entre dos omás variables (Hulley y Cummings, 1988): 1)cuando los resultados son consistentes entreestudios que han utilizado diseños diferentes(ej., longitudinales, transversales). En estecaso es poco probable que el azar o algúntipo <strong>de</strong> sesgos sean los que expliquen la asociaciónentre las variables; 2) cuando seencuentra una fuerte asociación entre lasvariables, pues una fuerte asociación da másvalores p significativos, haciendo que el azarsea una explicación poco probable para larelación <strong>de</strong> las variables; 3) cuando la oddsratio es mayor que 2.5 es poco probable quevariables <strong>de</strong> confusión puedan explicar la asociación;4) la relación dosis-respuesta tambiénproporciona evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una posiblecausalidad; y, 5) se pue<strong>de</strong> hacer una inferenciacausal cuando hay una causa biológicaverosímil que pueda producir un efecto <strong>de</strong>terminado.Vázquez, F.; Becoña, E. 179


Por otro lado, cuando hablamos <strong>de</strong> unarelación <strong>de</strong> asociación o <strong>de</strong> causalidad tenemosque hablar en términos <strong>de</strong> probabilidad.Los valores <strong>de</strong> la probabilidad oscilan entre 1y 0 (Moore y McCabe, 1997). Un valor <strong>de</strong> 1equivale a certeza absoluta, y el 0 indica queno hay posibilidad <strong>de</strong> que ocurra el suceso.Existen muy pocas cuestiones en prevención<strong>de</strong> drogas, al igual que en la mayoría <strong>de</strong> loscampos <strong>de</strong>l conocimiento, <strong>de</strong> las que podamosestar completamente seguros, es <strong>de</strong>cir,asumir una probabilidad <strong>de</strong>l 100%. Por lotanto, la mayoría <strong>de</strong> lo que se estudia en prevencióno en relación con el tratamiento, tienenvalores <strong>de</strong> probabilidad <strong>de</strong> que ocurran,en algún punto entre 1 y 0. Si nosotros, porejemplo, llevamos a cabo un estudio sobre laconducta <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong> un adolescente,se pue<strong>de</strong>n plantear dos opciones:1) que pueda consumir droga; y, 2) que no laconsuma. La probabilidad teórica <strong>de</strong> la primeraopción es <strong>de</strong> 0.5. También es cierto que laprobabilidad <strong>de</strong> que se dé la segunda opciónes 0.5 (no nos interesa el caso en que hayafactores <strong>de</strong> protección o <strong>de</strong> riesgo que alterenestas probabilida<strong>de</strong>s). Obsérvese que lasuma <strong>de</strong> las dos probabilida<strong>de</strong>s es igual a 1.La probabilidad <strong>de</strong> que ocurra la primeropción vamos a <strong>de</strong>nominarla p y la probabilidad<strong>de</strong> que no ocurra vamos a llamarle q. Lasuma <strong>de</strong> p + q es siempre igual a 1. )Cuál esla probabilidad a la que nos estamos refiriendo?De acuerdo a las concepciones probabilísticas<strong>de</strong> causalidad, las causas incrementanlas probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus efectos. Esto es,significa que p (o la presencia <strong>de</strong>l factor X)incrementa la probabilidad <strong>de</strong> Y (o la presencia<strong>de</strong>l factor Y). Por lo tanto, esto aplicado ala hipótesis <strong>de</strong> la escalada significa que el uso<strong>de</strong> una droga previa no implica inevitablementepasar a ser consumidor <strong>de</strong> la siguiente.Más específicamente, en lo que se refiereal papel <strong>de</strong> la marihuana en el proceso <strong>de</strong>escalada, aquellos que consumen marihuanaes probable que hayan utilizado tabaco y alcohol,y aquellos que consuman otras drogasilegales, es probable que hayan usado previamentemarihuana.FACTORES DE RIESGO RELACIONADOSCON LA ESCALADA EN EL CONSUMO DESUSTANCIAS: PAPEL DEL CANNABISEstudios realizados en distintos países, entreellos en España (ej., Recio, 1995) han confirmadoque existe una relación significativaentre el consumo <strong>de</strong> sustancias legales, alcoholy tabaco, en consumidores <strong>de</strong> cannabisrespecto a los que no consumen. Tambiénhay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l cannabis comouna sustancia que facilita la escalada para elabuso <strong>de</strong> drogas como la heroína o la cocaína.Si se previene el consumo <strong>de</strong> tabaco yalcohol se reduce la probabilidad <strong>de</strong> consumo<strong>de</strong> cannabis y, viceversa, la prevención <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> cannabis previene el consumo<strong>de</strong> otras drogas ilegales (Becoña, 1999).En el proceso <strong>de</strong> escalada intervienenotros factores a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l propio consumo<strong>de</strong> la sustancia. El consumo <strong>de</strong> una drogaespecífica no sólo está relacionado con elconsumo previo <strong>de</strong> otras drogas, en función<strong>de</strong> la jerarquía propuesta por Denise Kan<strong>de</strong>l,sino que hay otros factores que intervienenen esa relación tales como la personalidad, elestilo <strong>de</strong> vida y distintos factores ambientales.La iniciación al consumo <strong>de</strong> cannabis,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estar relacionada con el consumoprevio <strong>de</strong> alcohol y cigarrillos, también estárelacionada con la edad <strong>de</strong>l joven, ser varón,baja satisfacción escolar, bajo rendimientoacadémico, sentirse no querido por la familia,no ser popular y formar parte <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong>compañeros que consumen drogas (Yamaguchiy Kan<strong>de</strong>l, 1985; Werch y Anzalone, 1995).Hay varios estudios relevantes que ejemplificanla importancia <strong>de</strong> estas otras variablesen el consumo <strong>de</strong>l cannabis. Kan<strong>de</strong>l yDavies (1992) hicieron un seguimiento <strong>de</strong> unamuestra <strong>de</strong> estudiantes <strong>de</strong> secundaria hastala adultez para comprobar la evolución en elconsumo <strong>de</strong> marihuana. Las variables másinfluyentes para llevar a cabo esta conductafueron el inicio temprano al consumo, tenercompañeros con conductas <strong>de</strong>sviadas, bajaparticipación religiosa, bajas expectativaseducativas y tener padres consumidores <strong>de</strong>sustancias.180Factores <strong>de</strong> riesgo y escalada cannabinoi<strong>de</strong>


Recio (1995) encuentra en su estudio quelas actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los padres hacia el hachís esel mejor predictor <strong>de</strong> la iniciación al uso <strong>de</strong>ltabaco <strong>de</strong> sus hijos, así como una actitud percibidacomo más tolerante por parte <strong>de</strong> lospadres. Sin embargo, para la iniciación <strong>de</strong>luso <strong>de</strong>l cannabis, las variables más predictivasson el uso <strong>de</strong>l cannabis por parte <strong>de</strong> losamigos y el rendimiento académico.Hammer y Vaglum (1990) llevaron a caboun estudio en Noruega con jóvenes entre 17 y20 años. Encontraron un mayor consumo <strong>de</strong>cannabis en los sujetos que vivían en la capital<strong>de</strong> Oslo, en los varones, en aquellos cuyospadres estaban divorciados o vivían con unsolo padre o sin sus padres biológicos, <strong>de</strong>jartempranamente la escuela, no tener empleo,hacer menos activida<strong>de</strong>s en el tiempo <strong>de</strong>ocio, hacer menos ejercicio, tener menos contactossociales con sus amigos y estar menosintegrados en el grupo y tener más problemas<strong>de</strong> salud (somáticos o psicológicos). Detodos estos factores, se encontró que los quetenían una mayor relación con el consumo <strong>de</strong>cannabis, por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> significación, fueron eltener problemas <strong>de</strong> salud mental, tenerpadres divorciados, abandonar tempranamentela escuela y no tener empleo.Stenbacka et al. (1993) analizaron en unamuestra <strong>de</strong> varones la relación que existíaentre el ofrecimiento <strong>de</strong> drogas, el consumo<strong>de</strong> cannabis y la progresión <strong>de</strong> esta sustanciaal abuso <strong>de</strong> drogas por vía intravenosa. Elestudio se llevó a cabo en Suecia, en losaños 1969-70, sobre una cohorte <strong>de</strong> 50.462jóvenes aptos para realizar el servicio militar,<strong>de</strong> los que se incluyeron en el estudio 23.482jóvenes. Se evaluaron variables <strong>de</strong>mográficas,familiares, adaptación escolar, relacionescon los amigos, consumo <strong>de</strong> alcohol, tabaco,narcóticos y solventes esnifados; igualmente,si utilizaban drogas <strong>de</strong> modo intravenoso.También se evaluaron variables psicológicas<strong>de</strong> control emocional, madurez social y funcionespsíquicas.Del total <strong>de</strong> la muestra, al 42% les habíanofrecido drogas ilegales y el 10.7% las probó.La droga más probada fue el cannabis, en el84% <strong>de</strong> los casos. De éstos, el 8% usabatambién drogas por vía intravenosas. Seencontró que el consumo <strong>de</strong> sustanciascomo el alcohol, el tabaco y solventes incrementabala probabilidad <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> marihuanay <strong>de</strong> drogas inyectadas. Se halló unanotable relación entre el cannabis y el abuso<strong>de</strong> drogas por vía intravenosa. Aquellos quehabían utilizado el cannabis más <strong>de</strong> 5 vecespresentaron una odds ratio <strong>de</strong> 15.9 en el análisisunivariado, mientras que para los que lousaron entre 1 y 4 veces fue <strong>de</strong> 1.0.Por otra parte, en aquellos que habían utilizadodrogas ilegales se <strong>de</strong>tectó una alta proporción<strong>de</strong> <strong>de</strong>sajuste social, bajo control emocional,abandono <strong>de</strong>l hogar, uso <strong>de</strong> solventesesnifados y problemas con la policía. Los factores<strong>de</strong> riesgo para el cannabis, por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>significación, fueron el abuso <strong>de</strong> solventes, elhaber abandonado el hogar, el fumar más <strong>de</strong>cinco cigarrillos diarios, problemas con la policíao con las autorida<strong>de</strong>s judiciales, hábito <strong>de</strong>consumo <strong>de</strong> alcohol <strong>de</strong>l padre, embriagarse,bajo control emocional y el tener una economíafamiliar muy mala. Los factores <strong>de</strong> riesgopara el abuso <strong>de</strong> sustancias por vía intravenosafueron semejantes, <strong>de</strong>stacando por eltamaño <strong>de</strong> la odds ratio, el abandono <strong>de</strong>lhogar y tener problemas con la policía.El estudio <strong>de</strong> Stenbacka et al. (1992) conuna muestra <strong>de</strong> 8.168 jóvenes suecos mostró,respecto al consumo <strong>de</strong> cannabis, que elabuso <strong>de</strong>l mismo en el pasado se asoció conun mayor riesgo <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> drogasactual (odds ratio = 3.6).Wills et al. (1997) analizaron el fenómeno<strong>de</strong> la escalada en una muestra <strong>de</strong> adolescentesa los que siguieron durante tres años. Alo largo <strong>de</strong> este período llevaron a cabo tresevaluaciones (en la primera evaluación laedad media <strong>de</strong> la muestra fue <strong>de</strong> 12.4 años),en base a las cuales pudieron i<strong>de</strong>ntificarvarios grupos, utilizando el análisis estadístico“cluster”: 1) no consumidores estables, queeran los que no habían consumido ningunasustancia a lo largo <strong>de</strong>l tiempo; 2) experimentadoresmínimos, aquellos que habían tenidoun consumo mínimo; 3) comienzo tardío, queeran los que experimentaban con las sustanciasen los grados 7º y 8º, pero lo incremen-Vázquez, F.; Becoña, E. 181


tan en el grado 9º (1º, 2º y 3º <strong>de</strong> la ESO enEspaña, respectivamente); 4) escalador 1,que eran aquellos que ya tenían un consumoelevado <strong>de</strong> sustancias cuando estaban cursandoel grado 71 y lo seguían incrementandoa lo largo <strong>de</strong>l tiempo; y, 5) escalador 2,aquellos que se habían iniciado muy tempranamenteal consumo y que lo habían incrementado<strong>de</strong> modo acusado a lo largo <strong>de</strong>ltiempo. Las sustancias que consumían erantabaco, alcohol y marihuana. Se encontró quelos escaladores tenían un gran número <strong>de</strong>factores <strong>de</strong> riesgo y escasos factores <strong>de</strong> protección.Los más significativos fueron elexperimentar un mayor estrés vital, el bajoapoyo parental, el mayor uso <strong>de</strong> sustanciaspor parte <strong>de</strong> los padres, tener actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sviadasy habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> afrontamiento <strong>de</strong>sadaptativas,bajas habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> autocontroly mayor afiliación con iguales que consumíansustancias, especialmente la marihuana.Otro importante factor <strong>de</strong> riesgo <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis se asocia con la vida recreativaactual y la normalización <strong>de</strong> los consumos<strong>de</strong> las llamadas drogas “recreativas”(Calafat et al., 1999), no viendo a estas comoun problema o que puedan causarles problemas,sino más bien como una ayuda eficazpara aguantar “la marcha”. El policonsumo sehace así un elemento más <strong>de</strong> “la marcha”,don<strong>de</strong> junto al tabaco y el alcohol están elcannabis, las drogas <strong>de</strong> síntesis y la cocaína.El entretenimiento se asocia con frecuenciaal uso <strong>de</strong> drogas, especialmente cuando hayque cambiar los horarios habituales y hay quetrasnochar muchas horas, sobre todo cuandola diversión dura hasta la mañana <strong>de</strong>l díasiguiente.CONCLUSIÓNLas personas implicadas en el consumo <strong>de</strong>drogas siguen una secuencia bien <strong>de</strong>finida(Kan<strong>de</strong>l y Yamaguchi, 1999). El alcohol y/o eltabaco, drogas que son legales para los adultos<strong>de</strong> nuestra sociedad, son las sustanciasque primero se consumen. El consumo <strong>de</strong>lcannabis rara vez tiene lugar sin haber consumidopreviamente alcohol o tabaco o ambasy, el consumo <strong>de</strong> drogas ilegales, que no seael cannabis, es raro en ausencia <strong>de</strong> una experimentaciónprevia con el mismo.Actualmente se consi<strong>de</strong>ra que hay algunosfactores <strong>de</strong> riesgo que pue<strong>de</strong>n intervenir enel fenómeno <strong>de</strong> la escalada, tal como hemosanalizado anteriormente. Como comentanHammer y Vaglun (1991), concretamentesobre el cannabis, la investigación <strong>de</strong>be dirigirsea analizar los factores <strong>de</strong> personalidad ylos procesos sociales que llevan a los jóvenesque viven en un contexto <strong>de</strong> alto riesgo a sercapaces <strong>de</strong> no llegar a consumir sustanciascomo el cannabis u otras. De las palabras <strong>de</strong>estos autores se infiere claramente que tenemosun conjunto clave <strong>de</strong> factores <strong>de</strong> riesgoque se asocian con el uso <strong>de</strong>l cannabis. Algunas<strong>de</strong> ellos los propusieron dichos autores:“Los factores principales que discriminanentre los adultos jóvenes que han consumidocannabis respecto a los que nunca lo hanhecho son residir en zona urbana, sexo(varón), tener padres divorciados, problemascon la educación, <strong>de</strong>sempleo, problemas <strong>de</strong>integración social y problemas <strong>de</strong> salud.Encontramos, sin embargo, que entre aquellosque sólo han experimentado con el cannabis,los problemas psicológicos no discriminanentre los que lo usan y los que no”(Hammer y Vauglum, 1991, pp. 905-906).Otros factores encontrados en diferentesestudios son el inicio temprano al consumo,tener compañeros con conductas <strong>de</strong>sviadas,tener padres consumidores <strong>de</strong> sustancias,salir frecuentemente <strong>de</strong> diversión, etc.El gran objetivo <strong>de</strong> la prevención es retrasarla iniciación <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> sustancias queson la “puerta <strong>de</strong> entrada” a otras drogas(Kaminer y Tarter, 1999). Si se previene elconsumo <strong>de</strong> tabaco y alcohol incrementamosla probabilidad <strong>de</strong> un menor consumo <strong>de</strong> cannabisy, al tiempo, la prevención <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis previene el consumo <strong>de</strong> heroínao cocaína (Pentz, 1999). Sin embargo, tambiénhay que tener en cuenta otras variablesa<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l propio consumo o la “sustancia”en sí. Por ello, se pue<strong>de</strong> concluir que: 1) existeuna relación significativa entre el consumo182Factores <strong>de</strong> riesgo y escalada cannabinoi<strong>de</strong>


<strong>de</strong> drogas legales (tabaco y alcohol) y el posteriorconsumo <strong>de</strong> cannabis, y entre el consumo<strong>de</strong> cannabis y el consumo posterior <strong>de</strong>heroína o cocaína; 2) aunque exista una relaciónno se <strong>de</strong>ben confundir los términos <strong>de</strong>asociación y causalidad; 3) existen otras variablesrelacionadas con el consumo <strong>de</strong> cannabisy con el consumo <strong>de</strong> la heroína o cocaína,que en muchos casos pue<strong>de</strong>n estarrelacionadas con el consumo previo <strong>de</strong> estassustancias, y que también pue<strong>de</strong>n estar asociadascon el fenómeno <strong>de</strong> la escalada; 4)aun así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva preventiva y<strong>de</strong> salud pública, hay que intervenir tantosobre el cannabis, como sobre las otras variablesque se relacionan con el consumo, tantolas sustancias previas en la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l consumo(ej., alcohol, tabaco), como en variables<strong>de</strong> tipo social (aceptación, disponibilidad), biológicas(predisposición) y psicológicas (ej.,rasgos <strong>de</strong> personalidad, aprendizaje); 5) laprevención <strong>de</strong>be, por tanto, centrarse tantoen poner en marcha acciones para frenar elconsumo <strong>de</strong> esas sustancias como paramodificar aquellas variables que se relacionencon el inicio, la progresión y el mantenimiento<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> las distintas sustanciascentrándose en las variables <strong>de</strong>l individuo (ej.,dotarlo <strong>de</strong> estrategias <strong>de</strong> afrontamiento) y <strong>de</strong>lsistema social (ej., que tenga oportunida<strong>de</strong>seducativas, laborales, etc.), así como en otrasconductas relacionadas con el consumo <strong>de</strong>drogas (predisposición, conductas <strong>de</strong>lictivas,baja autoestima, etc.).Finalmente, hay que reconocer que seaprecia una importante laguna en la realización<strong>de</strong> estudios que tienen por objetivo analizarlos factores <strong>de</strong> riesgo sobre el consumo<strong>de</strong> cannabis, a pesar <strong>de</strong> la clara importanciaque ello tiene para la posterior predicción <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> otras drogas como la cocaína,las drogas <strong>de</strong> síntesis o la heroína. Quizás lacausa <strong>de</strong> ello es la necesidad <strong>de</strong> tener quehacer estudios longitudinales <strong>de</strong> larga duración.No obstante, los resultados <strong>de</strong> laspocas investigaciones existentes, que confrecuencia han utilizado distintos tipos <strong>de</strong>diseños, son todos coinci<strong>de</strong>ntes entre sí, locual da robustez a los hallazgos <strong>de</strong> dichosestudios. Esto facilita po<strong>de</strong>r diseñar programaspreventivos para esta sustancia con unaa<strong>de</strong>cuada base empírica; esto es, basados enaquellos factores <strong>de</strong> riesgo y <strong>de</strong> protecciónque se han ido encontrando en los estudiosexistentes en la literatura científica.REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICASBachman, J.G., Wadsworth, K.N., O’Malley, P.M. etal. (1997). Smoking, drinking, and drug usein young adulthood:The impacts of new freedomsand new responsibilities. Mahwah,NJ: Lawrence Earlbaum Associates.Becoña, E. (1999). Bases teóricas que sustentanlos programas <strong>de</strong> prevención <strong>de</strong> drogas.Madrid: Plan Nacional sobre Drogas.Cabrera, R. y Torrecilla, J.M. (Coords.) (1998).Manual <strong>de</strong> drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias. Madrid:Cauce Editorial.Calafat, A., Bohrn, K., Juan, M. et al. (1999). Nightlife in Europe and recreative drugs use.SONAR 98. Palma <strong>de</strong> Mallorca: Irefrea, España.Chen, K. y Kan<strong>de</strong>l, D.B. (1998). Predictors of cessationof marihuana use: An event history analysis.Drug and Alcohol Depen<strong>de</strong>nce, 50, 109-121.Díaz, J. (1997). How drugs influence behavior.New Jersey: Prentice Hall.Gold, M.S. y Tullis, M. (1999). Cannabis. En Galanter,M. y Kleber, H.D. (Eds.), Textbook of substanceabuse treatment (2nd ed., pp. 165-181).Washington, DC: American Psychiatric Press.Golub, A. y Johnson, B.D. (1994). The shiftingimportance of alcohol and marijuana as gatewaysubstances among serious drug abusers.Journal of Studies on Alcohol, 55, 607-614.Hammer, T. y Vaglum, P. (1991). Users and nonuserswithin a high risk milieu of cannabis use. Ageneral population study. International Journalof Addictions, 26, 595-604.Hulley, S. y Cummings, S.R. (1988). Designing clinicalresearch. Baltimore: Williams & Wilkins.Kaminer, Y. y Tarter, R.E. (1999). Adolescent substanceabuse. En M. Galanter y H.D. Kleber(Eds.), Textbook of substance abuse treatment(2nd. ed., pp. 465-474). Washington, DC:American Psychiatric Press.Vázquez, F.; Becoña, E. 183


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Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabisGONZÁLEZ, M.P.*; SÁIZ, P.A.**; QUIRÓS, M.***; LÓPEZ, J.L.***** Prof. Titular Area <strong>de</strong> Psiquiatría – Universidad <strong>de</strong> Oviedo** Prof. Asociado Prof. Titular Area <strong>de</strong> Psiquiatría – Universidad <strong>de</strong> Oviedo*** Colaboradora <strong>de</strong> Honor Area <strong>de</strong> Psiquiatría – Universidad <strong>de</strong> Oviedo***** Prof. Asociado Area <strong>de</strong> Enfermería – Universidad <strong>de</strong> OviedoEnviar correspon<strong>de</strong>ncia a: MP González G-Portilla. Universidad <strong>de</strong> OviedoFac. Medicina - Area Psiquiatría. Julián Clavería, 6. 33006 OviedoResumenObjetivos: <strong>de</strong>terminar los rasgos <strong>de</strong> personalidadasociados al consumo <strong>de</strong> cannabis. Método: 3634reclutas y 2841estudiantes <strong>de</strong> secundaria cumplimentaronel EPQ-A y la Escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones.Cada muestra fue dividida en 3 grupos; G1:no consumidores <strong>de</strong> sustancias ilegales, G2: consumidores<strong>de</strong> cannabis, G3: consumidores <strong>de</strong> cannabismás otras sustancias ilegales. Resultados: Neuroticismo:reclutas: G3 puntuó significativamente más altoque los otros dos grupos; estudiantes mujeres: G1puntuó significativamente más bajo que los otros dosgrupos; estudiantes varones: sin diferencias entregrupos. Intro-extroversión: en las tres muestras G1puntuó significativamente más bajo que los otros dosgrupos. Psicoticismo: estudiantes: diferencias significativasentre los 3 grupos, G3 obtuvo las puntuacionesmás altas; reclutas: G3 puntuó significativamentemás alto que los otros dos grupos. Búsqueda <strong>de</strong> sensaciones:las tres muestras obtienen los mismosresultados que los estudiantes en psicoticismo. Conclusiones:existen diferencias <strong>de</strong> personalidad en función<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis.Palabras clave: neuroticismo, intro-extroversión, psicoticismo,búsqueda <strong>de</strong> sensaciones, cannabis.SummaryObjective: to <strong>de</strong>termine the personality traits associatedto cannabis consumption. Methods: 3634 militaryconscripts and 2847 secondary stu<strong>de</strong>nts filledupthe EPQ-A and the Sensation Seeking Scale. Eachsample was divi<strong>de</strong>d into three groups: G1: no consumptionof illegal substances; G2: consumption ofcannabis; G3: consumption of cannabis plus otherillegal substances. Results: Neuroticism: conscripts:G3 scored significantly higher than the other twogroups; female stu<strong>de</strong>nts: G1 scored significantlylower than the other two groups; male stu<strong>de</strong>nts: nosignificant differences across groups. Intro-extroversion:in all samples G1 scored significantly lowerthan the other two groups. Psychoticism: stu<strong>de</strong>nts:significant differences among the three groups, G3obtained the highest score; conscripts: G3 scoredsignificanly higher than the other two groups. Sensationseeking: the three samples obtained the sameresults as stu<strong>de</strong>nts did in pscyhoticism. Conclusions:consumption of cannabis is associated with specificpersonality traits.Key words: neuroticism, intro-extroversion, psychoticism,sensation seeking, cannabis, adolescents.INTRODUCCIÓNEl interés por la personalidad y el usoabuso<strong>de</strong> sustancias es ya antiguo.Des<strong>de</strong> los primeros estudios <strong>de</strong> Eysenckbuscando una relación entre el consumo <strong>de</strong>tabaco y la personalidad han sido muchos losinvestigadores que han <strong>de</strong>dicado sus esfuerzosa arrojar alguna luz sobre el respecto.Aunque se acepta que no existe una personalidadprototípica <strong>de</strong>l consumidor <strong>de</strong> sustanciasilegales, existe un elevado interés porVOL. 12. SUPLEMENTO 2 185


conocer el papel que juega la personalidad enel <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la adicción, especialmente <strong>de</strong>cara a la intervencióni.Uno <strong>de</strong> los factores <strong>de</strong> personalidad queha sido relacionado con la conducta <strong>de</strong> usoabuso<strong>de</strong> cannabis es la “búsqueda <strong>de</strong> sensaciones”2,3,4 . Este rasgo, <strong>de</strong>finido por Zuckerman2,5 se caracteriza por la búsqueda <strong>de</strong>experiencias y sensaciones intensas, novedosas,variadas y complejas, y por la voluntad<strong>de</strong> experimentar y participar en experienciasque comporten riesgos <strong>de</strong> diversos tipos (físico,social, legal, ...). En un estudio posterior,Zuckerman 6 amplia este rasgo <strong>de</strong> la personalidadpasándolo a <strong>de</strong>nominar “impulsividadno socializada/búsqueda <strong>de</strong> sensaciones” yconsi<strong>de</strong>rándolo integrador <strong>de</strong> los aspectosbásicos <strong>de</strong> la impulsividad <strong>de</strong> Gray y <strong>de</strong>l psicoticismo<strong>de</strong> Eysenck. A<strong>de</strong>más, diferencia enél 4 subdimensiones: búsqueda <strong>de</strong> emociones(aventuras, riesgos); búsqueda <strong>de</strong> excitación(experiencias); <strong>de</strong>sinhibición; y susceptibilidadal aburrimiento. Diversos autores 7,8,4 ,han <strong>de</strong>mostrado la especificidad <strong>de</strong> estassubdimensiones en cuanto al tipo <strong>de</strong> drogaconsumida; el uso <strong>de</strong> cannabis se asociabafuertemente a puntuaciones elevadas en laescala <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> excitación y mo<strong>de</strong>radamentea puntuaciones elevadas en la escala<strong>de</strong> <strong>de</strong>sinhibición.En un estudio prospectivo sobre personalidady uso <strong>de</strong> cannabis, Shedler y Blocki 9encontraron que ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia, los chicosque a los 18 años consumían cannabis almenos una vez a la semana y que habíanusado al menos otra drogas (“consumidoresfrecuentes”) se diferenciaban <strong>de</strong>l resto. A los7 años <strong>de</strong> edad los consumidores frecuentesse caracterizaban por presentar dificulta<strong>de</strong>spara planear, poca confianza en sí mismos,eran informales y se mostraban indiferentes alas cuestiones morales. A los 11 años erandistraídos, poco cooperadores, y vulnerablesal estrés. A los 18 se caracterizaban por serinseguros, impulsivos, poco formales, pococonsi<strong>de</strong>rados, autoindulgentes, e impre<strong>de</strong>ciblesen su humor y comportamiento. Ante lafrustración reaccionan <strong>de</strong> forma exagerada, yse sienten ina<strong>de</strong>cuados como personas, y víctimasy estafados. Serían, en <strong>de</strong>finitiva, adolescentesaislados emocionalemente, infelices,que expresan sus problemas adaptativosmediante conductas abiertamente antisociales.Por el contrario, los “abstinentes” (nohabían utilizado drogas ilegales) a los 7 añosfueron <strong>de</strong>scritos como inhibidos, convencionales,obedientes, y poco creativos. A los 11años eran tímidos, limpios y or<strong>de</strong>nados, y fáciles<strong>de</strong> contentar pero sin gracia, ni expresividad.A los 18 años eran supercontrolados,moralistas, ansiosos, y poco afectuosos. El“estado i<strong>de</strong>al” correspondía al grupo <strong>de</strong> los“experimentadores” (habían utilizado cannabisno más <strong>de</strong> una vez al mes y habían probadoal menos otra droga). Estos ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los 7años eran afectuosos, entusiastas, curiosos,abiertos, activos y alegres. Para estos autoresel mecanismo <strong>de</strong> la adicción al cannabis nosería tanto función <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s psicofarmacológicasintrínsecas <strong>de</strong>l cannabis como<strong>de</strong> la psicopatología subyacente.La relación entre la personalidad y el cannabisha sido estudiada también <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la otravertiente, no como causa <strong>de</strong> consumo sinocomo consecuencia <strong>de</strong>l mismo. Los efectossobre la salud <strong>de</strong>l uso prolongado <strong>de</strong>l cannabisno son <strong>de</strong>l todo claros. Ello se <strong>de</strong>be a laescasez <strong>de</strong> estudios epi<strong>de</strong>miológicos y a lasinterpretaciones encontradas <strong>de</strong> las escasasevi<strong>de</strong>ncias existentes, tanto epi<strong>de</strong>miológicascomo <strong>de</strong> laboratorio 10 . En este sentido, algunosautores han <strong>de</strong>scrito el “síndrome amotivacional”11 como el resultado <strong>de</strong>l consumoprolongolado <strong>de</strong> esta sustancia, que se manifestaríaespecialmente en individuos con trabajo<strong>de</strong> carácter intelectual 12 Los sujetos afectos<strong>de</strong> este síndrome pasarían a ser pasivos,sin objetivos en la vida, apáticos, poco comunicativos,y sin ambiciones. Des<strong>de</strong> un punto<strong>de</strong> vista fisiopatológico, los síntomas se explicaríanpor cambios hormonales, daño cerebral,sedación y <strong>de</strong>presión. Sin embargo, enla actualidad todavía no está claro que se<strong>de</strong>ba a las propieda<strong>de</strong>s inherentes <strong>de</strong> la sustanciaen vez <strong>de</strong> a mecanismos <strong>de</strong> adaptaciónsociocultural <strong>de</strong> los consumidores.Un hallazgo consistente en cuanto a losefectos sobre la salud es la existencia <strong>de</strong> una186Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabis


secuencia en la iniciación en el uso <strong>de</strong> drogas,en la cual el cannabis típicamente prece<strong>de</strong>a las drogas consi<strong>de</strong>radas como “másduras” como opiáceos y estimulantes 13,14 . Lasexplicaciones más plausibles 10 apuntan a queo bien se engancharían al cannabis los adolescentesinconformistas con propensión autilizar otras drogas ilícitas, o bien que, unavez enganchados al cannabis, la interacciónsocial con pares usuarios <strong>de</strong> drogas y elmayor acceso al mercado <strong>de</strong> drogas ilegalesaumentarían la probabilidad <strong>de</strong> usar otras drogasilícitas.Con el objeto <strong>de</strong> aclarar la relación entre lapersonalidad y el uso-abuso <strong>de</strong> sustancias ilegales,entre ellas el cannabis, en el Area <strong>de</strong>Psiquiatría <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Oviedo venimosrealizando, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1995, un seguimiento<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> sustancias en losjóvenes asturianos.MATERIAL Y MÉTODOSSujetosLos datos <strong>de</strong>l presente estudio se hanobtenido <strong>de</strong> dos poblaciones complementarias,por un lado los jóvenes que se incorporanal Servicio Militar y, por otro, jóvenesestudiantes.La muestra <strong>de</strong> los reclutas está constituidapor todos los que se incorporaron al RegimientoPríncipe <strong>de</strong> Asturias (Noreña) en losreemplazos habidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1995 al1999 (n= 3634). La muestra <strong>de</strong> los estudiantesla forman los alumnos <strong>de</strong> enseñanzasecundaria <strong>de</strong> los centros públicos <strong>de</strong> Oviedoque asistieron a clase el día <strong>de</strong> la encuesta–primavera <strong>de</strong> 1999– (n= 2841).La edad media <strong>de</strong> los reclutas era <strong>de</strong> 20.28(2.56) años y el 100% eran varones. En elcaso <strong>de</strong> los estudiantes, la edad media era <strong>de</strong>15.87 (1.47), sin que existiesen diferenciasestadísticamente significativas en función <strong>de</strong>lsexo (15.85 los hombres frente a 15.89 lasmujeres). El 50.9% eran hombres. En cuantoal nivel <strong>de</strong> estudios que estaban realizando, el28.4% estaba cursando 1º <strong>de</strong> bachiller, el6.1% 2º <strong>de</strong> la ESO, el 33.8% 3º <strong>de</strong> la ESO, el28.9% 4º <strong>de</strong> la ESO, y el 2.8% módulos <strong>de</strong>FP.Procedimiento e instrumentos <strong>de</strong> evaluaciónEn el caso <strong>de</strong> los reclutas, los cuestionariosse administraron, sin previo aviso y <strong>de</strong>acuerdo con los servicios médicos <strong>de</strong>l regimiento,un día <strong>de</strong> la 1ª semana <strong>de</strong> su incorporación.Tras una breve explicación <strong>de</strong> los objetivos<strong>de</strong>l estudio para los que solicitábamosTabla 1. Relación entre uso-abuso <strong>de</strong> sustancias ilegales alguna vez en la vida y puntuacionesmedias (<strong>de</strong>sviaciones estándar) en el EPQ-AGRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3(ninguna sustancia) (sólo cannabis) (cannabis + otras) p Grupos distintosNeuroticismo- reclutas 11.05 (5.69) 10.73 (5.80) 12.05 (5.91) .000 3 vs. 2,1- estudiantes varones 12.84 (4.73) 13.01 (5.21) 12.69 (5.22) n.s.- estudiantes mujeres 15.18 (4.88) 16.07 (4.95) 16.85 (4.74) .000 1 vs. 2,3Intro-extroversión- reclutas 13.63 (3.74) 14.34 (3.68) 14.04 (3.83) .000 1 vs. 2,3- estudiantes varones 14.51 (3.55) 15.45 (2.97) 15.72 (2.81) .000 1 vs. 2,3- estudiantes mujeres 14.31 (3.56) 15.13 (3.24) 15.58 (3.17) .000 1 vs. 2,3Psicoticismo- reclutas 3.64 (2.81) 3.94 (2.93) 6.16 (4.07) .000 3 vs. 2,1- estudiantes varones 4.65 (2.86) 5.26 (2.94) 7.38 (3.69) .000 3 vs. 2 vs. 1- estudiantes mujeres 3.33 (2.25) 3.95 (2.52) 5.45 (3.11) .000 3 vs. 2 vs. 1ANOVA (prueba post hoc: Duncan)González, M.P.; Sáiz, P.; Quirós, M.; López, J.L. 187


Tabla 2. Relación entre uso-abuso <strong>de</strong> sustancias ilegales alguna vez en la viday puntuaciones medias (<strong>de</strong>sviaciones estándar) en la escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong>Sensaciones (Forma V) <strong>de</strong> ZuckermanGRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 P GRUPOS DISTINTOS(ninguna sustancia) (sólo cannabis) (cannabis + otras)Búsqueda emociones (BEM)- reclutas 6.09 (2.83) 7.03 (2.47) 7.02 (2.51) .000 1 vs. 2,3- estudiantes varones 7.49 (2.43) 7.84 (2.05) 7.84 (2.08) .04- estudiantes mujeres 6.99 (2.47) 7.58 (2.05) 7.32 (2.32) .002 1 vs. 2Búsqueda excitación (BEX)- reclutas 4.32 (1.59) 5.50 (1.73) 6.26 (1.69) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 4.51 (1.50) 5.81 (1.76) 6.65 (1.72) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes mujeres 5.12 (1.49) 6.58 (1.48) 7.17 (1.51) .000 1 vs. 2 vs. 3Desinhibición (DES)- reclutas 5.83 (2.02) 7.06 (1.87) 7.80 (1.76) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 6.05 (1.98) 7.75 (1.57) 8.38 (1.50) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes mujeres 5.00 (2.10) 6.66 (1.96) 7.41 (1.64) .000 1 vs. 2 vs. 3Susceptibilidad aburrimiento (SAB)- reclutas 4.45 (2.10) 5.02 (2.19) 5.46 (2.00) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 5.28 (1.93) 5.56 (1.99) 6.28 (1.86) .000 3 vs. 1,2- estudiantes mujeres 4.92 (1.89) 5.48 (1.83) 6.01 (1.67) .000 1 vs. 2 vs. 3Total- reclutas 20.70 (5.92) 24.60 (5.51) 26.48 (5.34) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 23.35 (5.07) 26.97 (4.54) 29.13 (4.33) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes mujeres 22.07 (5.05) 26.30 (4.30) 27.93 (4.49) .000 1 vs. 2 vs. 3ANOVA (prueba post hoc: Duncan)su cooperación y <strong>de</strong> cómo habían <strong>de</strong> rellenarlas hojas <strong>de</strong> respuesta, se leían las preguntasen voz alta. Cada recluta contestaba <strong>de</strong> formaanónima en su hoja <strong>de</strong> respuestas. Se eligióesta forma <strong>de</strong> administración (lectura en vozalta) dada la magnitud <strong>de</strong> los reemplazos,especialmente en los primeros años.Con los estudiantes se siguió el mismoprocedimiento, aunque al ser las clases muyreducidas no se leyeron las preguntas sinoque a cada estudiante se le proporcionó elcua<strong>de</strong>rnillo <strong>de</strong> preguntas y la hoja <strong>de</strong> respuestaen la que <strong>de</strong>bían contestar.La encuesta incluía unos mínimos datossocio<strong>de</strong>mográficos (edad, sexo, estado civil,curso, y situación laboral) y las versionesespañolas <strong>de</strong>l Cuestionario <strong>de</strong> Consumo <strong>de</strong>Drogas <strong>de</strong> la OMS 15 , <strong>de</strong>l Cuestionario <strong>de</strong> Personalidad<strong>de</strong> Eysenck para Adultos (EPQ-A) 16 ,y <strong>de</strong> la Escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones(Forma V) <strong>de</strong> Zuckerman 17 .• La Escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones(Forma V) <strong>de</strong> ZuckermanSe trata <strong>de</strong> un cuestionario originariamente<strong>de</strong>sarrollado en inglés y adaptado a numerososidiomas, entre ellos el español, diseñadopara evaluar la dimensión <strong>de</strong> la personalidad<strong>de</strong>scrita por Zuckerman como “búsqueda <strong>de</strong>sensaciones”.Consta <strong>de</strong> un total <strong>de</strong> 40 items <strong>de</strong> respuestadicotómica sí-no que se agrupan en 4escalas que correspon<strong>de</strong>n a las 4 subdimensiones<strong>de</strong> este rasgo <strong>de</strong> personalidad: búsqueda<strong>de</strong> emociones (BEM), búsqueda <strong>de</strong>excitación (BEX), <strong>de</strong>sinhibición (DES), y susceptibilidadal aburrimiento (SAB). A<strong>de</strong>más,<strong>de</strong> puntuaciones en estas 4 subdimensionesse obtiene una puntuación global <strong>de</strong> ladimensión general <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> sensaciones.Obtienen puntuaciones elevadas en estaescala las siguientes poblaciones: <strong>de</strong>portistas<strong>de</strong> riesgo, policías, guardaespaldas, <strong>de</strong>lin-188Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabis


Tabla 3. Diferencias, expresadas en <strong>de</strong>sviaciones estándar, entre las puntuacionesobtenidas por las tres muestras en la escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones (Forma V) <strong>de</strong>Zuckerman y la población estudiantil española <strong>de</strong> referenciaGRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 TOTAL(ninguna sustancia) (sólo cannabis) (cannabis + otras)Búsqueda emociones (BEM)- reclutas -.2 0 0 -.1- estudiantes varones .2 .4 .4 .3- estudiantes mujeres .3 .6 .5 .4Búsqueda excitación (BEX)- reclutas -.6 0 .2 -.3- estudiantes varones -.5 0 .4 -.2- estudiantes mujeres -.1 .6 .9 .1Desinhibición (DES)- reclutas .2 .7 1 .5- estudiantes varones .3 1 1.3 .6- estudiantes mujeres 1 1.9 2.3 1.4Susceptibilidad aburrimiento (SAB)- reclutas .3 .6 .8 .5- estudiantes varones .7 .8 1.2 .8- estudiantes mujeres 1 1.3 1.5 1.1Total- reclutas 0 .5 .8 .2- estudiantes varones .3 .8 1.2 .5- estudiantes mujeres .8 1.6 1.9 1.1cuentes, consumidores <strong>de</strong> drogas, y sujetosa los que les gusta poner a prueba sus recursospersonales, entre otros.• El Cuestionario <strong>de</strong> Personalidad <strong>de</strong>Eysenck para AdultosAl igual que el anterior, se trata <strong>de</strong> un cuestionariooriganariamente <strong>de</strong>sarrollado eninglés que ha sido adaptado y validado envarios idiomas. El EPQ-A fue <strong>de</strong>sarrolladocomo fruto <strong>de</strong>l trabajo sobre otros cuestionariosprevios. Evalúa las siguientes tres dimensionesbásicas <strong>de</strong> la personalidad: Neuroticismo,Intro-extroversión, y Psicoticismo oDureza. A<strong>de</strong>más, posee una escala <strong>de</strong> sinceridadque intenta medir la ten<strong>de</strong>cia al disimulo<strong>de</strong> algunos sujetos para presentar un“buen aspecto” 16 . Consta <strong>de</strong> un total <strong>de</strong> 94ítems <strong>de</strong> respuesta dicotómica sí-no; 24ítems evalúan la dimensión <strong>de</strong> neuroticismo,20 la <strong>de</strong> extro-introversión, 24 la <strong>de</strong> dureza, y25 ítems evalúan la sinceridad.Análisis estadísticoEn la muestra <strong>de</strong> estudiantes, los datos seanalizaron <strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>pendiente en función<strong>de</strong>l sexo dadas las diferencias en cuanto apersonalidad. Por lo tanto, en este estudio sevan a presentar los resultados <strong>de</strong> personalidady uso-abuso <strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong> tres muestras:reclutas, estudiantes varones, y estudiantesmujeres. A su vez, cada muestra sedividió en tres grupos en función <strong>de</strong>l consumo:grupo 1 que no había consumido ningunasustancia ilegal; el grupo 2 que sólo habíaconsumido cannabis como sustancia ilegal; yel grupo 3 que había consumido cannabismás otras sustancias ilegales. Se presentanlos datos <strong>de</strong> las tres muestras y los tres grupos<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada muestra para únicamenteuna <strong>de</strong> las tres referencias temporales <strong>de</strong>consumo que explora el cuestionario <strong>de</strong> laOMS: alguna vez en la vida.A<strong>de</strong>más se analizó si existía alguna diferenciaen cuanto a personalidad entre los sujetesGonzález, M.P.; Sáiz, P.; Quirós, M.; López, J.L. 189


Tabla 4. Diferencias en el perfil EPQ-A entre los que nunca consumieron(abstinentes), los que probaron pero no continuaron (experimentadores), y losque habiendo probado continuaron consumiendo (reinci<strong>de</strong>ntes)ABSTINENTES (1) EXPERIMENTADORES (2) REINCIDENTES (3) p GRUPOS DISTINTOSNeuroticismo- reclutas 11.33 (5.71) 11.04 (5.92) 12.13 (5.73) .001 3 vs. 2,1- estudiantes varones 12.38 (4.82) 13.64 (5.15) 12.57 (5.13) .01 2 vs. 1,3- estudiantes mujeres 15.46 (4.87) 16.25 (4.90) 16.75 (4.72) .000 1 vs. 2,3Intro-extroversión- reclutas 13.63 (3.73) 14.19 (3.74) 14.13 (3.74) .000 1 vs. 2,3- estudiantes varones 14.60 (3.53) 14.92 (3.35) 15.89 (2.61) .000 3 vs. 1,2- estudiantes mujeres 14.34 (3.56) 15.40 (3.38) 15.22 (3.21) .000 1 vs. 2,3Psicoticismo- reclutas 3.79 (2.93) 4.39 (3.36) 6.22 (4.03) .000 3 vs. 2 vs. 1- estudiantes varones 4.92 (3.01) 5.85 (3.36) 6.75 (3.49) .000 3 vs. 2 vs. 1- estudiantes mujeres 3.43 (2.33) 4.34 (2.70) 4.82 (2.85) .000 3 vs. 2 vs. 1ANOVA (prueba post hoc: Duncan)que tras haber consumido alguna vez en suvida siguieron consumiendo (presentaban consumotambién en el último mes) y los que yano consumían (no había consumos en el últimomes). Para ello creamos una nueva variable,suma <strong>de</strong> consumo alguna vez en la vida y consumoen el último mes, en la que los sujetosse clasificaban en tres grupos: “abstinentes”(nunca consumo, ni alguna vez ni en el últimomes); “experimentadores” (consumo algunavez pero no en el último mes); y “reinci<strong>de</strong>ntes”(consumo alguna vez y en el último mes).Para <strong>de</strong>terminar la significación estadística<strong>de</strong> las diferencias en las puntuaciones en loscuestionarios <strong>de</strong> personalidad utilizamos elANOVA con la prueba Duncan <strong>de</strong> comparacionesmúltiples post hoc, la prueba t <strong>de</strong> Stu<strong>de</strong>nt,o el cálculo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviaciones estándarrespecto a la norma según fuese necesario.Para el contraste <strong>de</strong> proporciones se utilizaronlas pruebas Chi cuadrado o Z.RESULTADOSCaracterísticas <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis• Consumo <strong>de</strong> cannabis alguna vezContestaron afirmativamente a la pregunta¿Has consumido alguna vez cannabis (marihuana,hierba, haschisch o kif)? el 40.4% <strong>de</strong>los reclutas frente al 35.3% <strong>de</strong> los estudiantes(p .000) y al 36.6% <strong>de</strong> las estudiantes (p.01). Entre los estudiantes no había diferenciasen el consumo en función <strong>de</strong>l sexo.Al dividir cada una <strong>de</strong> las muestras en lostres grupos <strong>de</strong> consumo anteriormente <strong>de</strong>scritosobtuvimos los siguientes resultados:grupo 1 (ninguna sustancia ilegal) el 58.6%<strong>de</strong> los reclutas, el 63.3% <strong>de</strong> los estudiantes,y el 62.6% <strong>de</strong> las estudiantes; grupo 2 (sólocannabis): el 18.8% <strong>de</strong> los reclutas, el 17.1%<strong>de</strong> los estudiantes, y el 21.7% <strong>de</strong> las estudiantes;y grupo 3 (cannabis más otras sustanciasilegales) el 22.6%, el 19.6%, y el15.7% <strong>de</strong> los reclutas, estudiantes varones, yestudiantes mujeres respectivamente.• Persistencia <strong>de</strong>l consumo (consumo <strong>de</strong>cannabis alguna vez y en el último mes)Eran “abstinentes”, es <strong>de</strong>cir, no habían consumidocannabis ni alguna vez ni en el últimomes, el 60.7% <strong>de</strong> los reclutas, el 64.9% <strong>de</strong>los estudiantes, y el 64.3% <strong>de</strong> las estudiantes.Contestaron como “experimentadores”,consumo alguno vez pero no en el últimomes, el 21.6% <strong>de</strong> los reclutas, el 11.7% <strong>de</strong> losestudiantes, y el 16% <strong>de</strong> las estudiantes.Finalmente, fueron consi<strong>de</strong>rados “reinci<strong>de</strong>n-190Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabis


Tabla 5. Diferencias en la búsqueda <strong>de</strong> sensaciones entre los que nuncaconsumieron (abstinentes), los que probaron pero no continuaron (experimentadores),y los que habiendo probado continuaron consumiendo (reinci<strong>de</strong>ntes).ABSTINENTES EXPERIMENTADORES REINCIDENTES p GRUPOS(1) (2) (3) DISTINTOSBúsqueda emociones (BEM)- reclutas 6.09 (2.81) 6.98 (2.45) 7.05 (2.52) .000 1 vs. 2,3- estudiantes varones 7.48 (2.44) 8.00 (1.82) 7.80 (2.11) .007 1 vs. 2- estudiantes mujeres 6.93 (2.49) 7.35 (2.15) 7.55 (2.18) .000 1 vs. 2,3Búsqueda excitación (BEX)- reclutas 4.35 (1.61) 5.66 (1.79) 6.16 (1.67) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 4.56 (1.52) 5.80 (1.85) 6.57 (1.67) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes mujeres 5.17 (1.52) 6.63 (1.53) 7.04 (1.53) .000 1 vs. 2 vs. 3Desinhibición (DES)- reclutas 5.93 (2.06) 7.16 (1.90) 7.86 (1.69) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 6.17 (1.98) 7.59 (1.67) 8.39 (1.42) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes mujeres 5.12 (2.11) 6.69 (2.06) 7.27 (1.66) .000 1 vs. 2 vs. 3Susceptibilidad aburrimiento (SAB)- reclutas 4.54 (2.11) 5.14 (2.18) 5.41 (1.99) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 5.32 (1.96) 5.84 (2.03) 6.06 (1.92) .000 1 vs. 2,3- estudiantes mujeres 4.96 (1.90) 5.69 (1.77) 5.78 (1.75) .000 1 vs. 2,3Total- reclutas 20.92 (5.97) 24.92 (5.50) 26.43 (5.38) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes varones 23.53 (5.15) 27.35 (4.74) 28.76 (4.38) .000 1 vs. 2 vs. 3- estudiantes mujeres 22.22 (5.11) 26.39 (4.65) 27.63 (4.13) .000 1 vs. 2 vs. 3ANOVA (prueba post hoc: Duncan)tes” (consumos alguna vez y en el últimomes) el 17.7% <strong>de</strong> los reclutas, el 23.3% <strong>de</strong> losestudiantes, y el 19.7% <strong>de</strong> las estudiantes.Características <strong>de</strong> personalidad• Cuestionario <strong>de</strong> Personalidad <strong>de</strong> Eysenck(EPQ-A)La puntuación media obtenida por losreclutas en las 3 dimensiones <strong>de</strong>l EPQ-A fueron11.22 (5.77) en neuroticismo, 13.85 (3.76)en extroversión, y 4.26 (3.32) en psicoticismo.En el caso <strong>de</strong> los estudiantes varones laspuntuaciones fueron: 12.49 (4.91) en neuroticismo,14.90 (3.36) en extroversión, y 5.29(3.23) en psicoticismo. Los estudiantes puntuaronsignificativamente (p .0000) más altoque los reclutas en las tres dimensiones.Estas diferencias estadísticas, sin embargo,sólo tienen trascen<strong>de</strong>ncia clínica en el caso<strong>de</strong>l psicoticismo. Los estudiantes se sitúanen el rango <strong>de</strong> elevado psicoticismo (percentil85) mientras que los reclutas lo hacen enel <strong>de</strong> normalidad-alto (percentil 80). Las mujeresestudiantes obtuvieron las siguientespuntuaciones: 15.63 (4.91) en neuroticismo,14.69 (3.47) en extroversión, y 3.79 (2.58) enpsicoticismo. Clínicamente, en las tresdimensiones se sitúan en el rango <strong>de</strong> la normalidad.• Escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones(Forma V) <strong>de</strong> ZuckermanEn la escala <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> sensaciones<strong>de</strong> Zuckerman los reclutas obtuvieron lassiguientes puntuaciones: 6.47 (2.73) en búsqueda<strong>de</strong> emociones, 4.98 (1.84) en búsqueda<strong>de</strong> excitación, 6.51 (2.11) en <strong>de</strong>sinhibición,4.79 (2.13) en susceptibilidad al aburrimiento,y 22.74 (6.24) en total. Las puntuaciones <strong>de</strong>los estudiantes varones fueron: BEM 7.62(2.31), BEX 5.15 (1.82), DES 6.80 (2.08), SAB5.52 (1.96) y total 25.10 (5.40). Los estudiantesvarones puntuaron significativamentemás alto que los reclutas en las 4 escalas y,consecuentemente, en la puntuación total. Alcomparar las puntuaciones <strong>de</strong> estas dosGonzález, M.P.; Sáiz, P.; Quirós, M.; López, J.L. 191


Tabla 6. Diferencias, expresadas en <strong>de</strong>sviaciones estándar, entre las puntuacionesobtenidas por los “abstinentes”, “experimentadores”, y “reinci<strong>de</strong>ntes” <strong>de</strong> las tresmuestras en la escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones (Forma V) <strong>de</strong> Zuckerman y lapoblación estudiantil española <strong>de</strong> referencia.ABSTINENTES EXPERIMENTADORES REINCIDENTESBúsqueda emociones (BEM)- reclutas -.2 0 0- estudiantes varones .2 .4 .3- estudiantes mujeres .3 .5 .6Búsqueda excitación (BEX)- reclutas -.6 0 .2- estudiantes varones -.5 0 .4- estudiantes mujeres -.1 .6 .8Desinhibición (DES)- reclutas .3 .8 1.1- estudiantes varones .4 .9 1.3- estudiantes mujeres 1.1 1.9 2.2Susceptibilidad aburrimiento (SAB)- reclutas .4 .7 .8- estudiantes varones .7 1 1.1- estudiantes mujeres 1 1.4 1.4Total- reclutas 0 .5 .8- estudiantes varones .3 .9 1.1- estudiantes mujeres .8 1.6 1.8muestras con las <strong>de</strong> los valores <strong>de</strong> la población<strong>de</strong> estudiantes varones españoles <strong>de</strong>referencia 17 encontramos diferencias estadísticamentesignificativas en todas las escalas,excepto en la escala BEM en el caso <strong>de</strong> losreclutas. Cuando calculamos las diferenciasen términos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviación estándar, la <strong>de</strong>sviaciónmáxima fue <strong>de</strong> +0.87 en la escalaSAB en la muestra <strong>de</strong> estudiantes.Las puntuaciones que obtuvieron las mujeresestudiantes fueron: 7.17 (2.37) en la escalaBEM, 5.75 (1.71) en la BEX, 5.74 (2.24) en laDES, 5.21 (1.89) en la SAB, y 23.91 (5.39)como puntuación total. Comparadas con laspuntuaciones <strong>de</strong> las estudiantes españolas <strong>de</strong>referencia 17 , puntuaron significativamente másalto en todas las escalas y en la puntuacióntotal. Cuando traducimos estas diferenciasestadísticas en <strong>de</strong>sviaciones con respecto a lanorma encontramos que en tres escalas las<strong>de</strong>sviaciones fueron superiores a 1. En laescala DES nuestras estudiantes se encuentran1.44 <strong>de</strong>sviaciones estándar por encima<strong>de</strong> la norma; en la escala SAB se encuantran1.16 d.e. por encima; y en la puntuación totalen la escala 1.17 d.e. por encima.Consumo <strong>de</strong> cannabis alguna vez en la vida ypersonalidadLa tabla 1 muestra los resultados obtenidosen el análisis <strong>de</strong> la la asociación entreuso-abuso <strong>de</strong> sustancias alguna vez en lavida y el EPQ-A. Los resultados obtenidos enla dimensión <strong>de</strong> neuroticismo varían <strong>de</strong> unamuestra a otra: en la muestra <strong>de</strong> los reclutasel grupo 3 (e.d., consumidores alguna vez <strong>de</strong>cannabis y otras sustancias ilegales) obtuvopuntuaciones significativamente más elevadasque los otros dos grupos; en la muestra<strong>de</strong> estudiantes varones no se encontrarondiferencias estadísticamente significativasentre los tres grupos; y, finalmente, en lamuestra <strong>de</strong> estudiantes mujeres el grupo 1(no consumo <strong>de</strong> sustancias ilegales) obtuvopuntuaciones significativamente inferiores alas <strong>de</strong> los otros dos grupos.192Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabis


En la dimensión <strong>de</strong> intro-extroversión losresultados fueron unánimes: en las tresmuestras los sujetos que nunca consumieronsustancias ilegales obtuvieron puntuacionessignificativamente inferiores a las <strong>de</strong> los otrosdos grupos.Finalmente, en la dimensión <strong>de</strong> psicoticismoen las dos muestras <strong>de</strong> estudiantes (hombresy mujeres) los 3 grupos son significativamentedistintos entre sí, <strong>de</strong> tal manera que sepue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> un gradiente <strong>de</strong> psicoticismoen función <strong>de</strong>l consumo: a más sustanciasmayor puntuación en psicoticismo. En lamuestra <strong>de</strong> los reclutas los grupos 1 y 2 eraniguales, mientras que el grupo 3 puntuaba significativamentemás alto que los otros dos. Encualquier caso, el grupo 3 obtuvo puntuacionessignificativamente más altas que los otrosdos grupos en las tres muestras.Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista clínico, los resultadosen el EPQ-A sugieren que el hecho <strong>de</strong> noconsumir sustancias ilegales, consumir tansólo cannabis, o consumir cannabis más otrassustancias ilegales se asocia a diferencias <strong>de</strong>personalidad, <strong>de</strong> tal manera que a medida queel consumo es más importante aumentan losniveles <strong>de</strong> neuroticismo, extroversión, y psicoticismo.Sin embargo, es necesario señalar,que tan sólo la dimensión <strong>de</strong> psicoticismoadquiere trascen<strong>de</strong>ncia clínica, ya que es en laúnica en la que tanto los consumidores <strong>de</strong>sólo cannabis como los que a<strong>de</strong>más consumenotras sustancias se sitúan en rangosiguales o superiores al percentil 85.La relación entre el uso-abuso <strong>de</strong> sustanciasilegales alguna vez en la vida y la escala<strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> sensaciones <strong>de</strong> Zuckermanse reflejan en la tabla 2. En conjunto, sepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que en las tres muestras las puntuacionesaumentan significativamente enfunción <strong>de</strong>l consumo, <strong>de</strong> tal forma que sonmás bajas en el grupo que no consume sustanciasilegales y más altas en el grupo 3 queconsume cannabis más otras sustancias ilegales.Estas diferencias no se dan en la escala<strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> emociones. Esta escalaBEM se comporta <strong>de</strong> distinta forma en lastres muestras: en los reclutas el grupo 1 puntúasignificativamente menos que los otrosdos grupos; en los estudiantes varones nohay diferencias estadísticamente significativasentre los tres grupos; y en las estudiantesel grupo 1 puntúa significativamentemenos que el grupo 2.Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista clínico, este instrumentose comporta <strong>de</strong> igual modo que elanterior, mayor <strong>de</strong>sviación respecto a lanorma en función <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong>l consumo(tabla 3). No obstante, la trascen<strong>de</strong>nciaclínica es escasa: únicamente en la escala <strong>de</strong><strong>de</strong>sinhibición el grupo 3 <strong>de</strong> la muestra <strong>de</strong>estudiantes mujeres se diferencia <strong>de</strong> supoblación <strong>de</strong> referencia (estudiantes mujeresespañolas) 2 ó más <strong>de</strong>sviaciones estándar(2.3 d.e.).Persistencia en el consumo: Diferencias <strong>de</strong>personalidad entre los abstinentes, los experimentadores,y los reinci<strong>de</strong>ntesEn la tabla 4 se presentan las puntuacionesobtenidas en el EPQ-A por las tres muestrasestudiadas en función <strong>de</strong> la frecuencia <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> cannabis. Los resultados obtenidosson casi una réplica <strong>de</strong> los mostrados enla tabla 1 referentes a la asociación entre personalidady sustancias ilegales consumidas.En la dimensión <strong>de</strong> neuroticismo aunque nohay unanimidad en cuanto a qué grupos difieren<strong>de</strong> qué otros entre las tres muestras, loque se observa es una ten<strong>de</strong>ncia a que lossujetos reinci<strong>de</strong>ntes obtengan puntuacionessuperiores. En la dimensión <strong>de</strong> intro-extroversiónen las muestras <strong>de</strong> reclutas y <strong>de</strong> estudiantesmujeres el grupo 1 (abstinentes) essignificativamente más introvertido que losotros dos grupos, mientras que en la <strong>de</strong> estudiantesvarones el grupo <strong>de</strong> reinci<strong>de</strong>ntes essignificativamente más extrovertido que losotro dos grupos. Finalmente, existe unanimida<strong>de</strong>n los resultados en la dimensión <strong>de</strong> psicoticismo;en las tres muestras se observa ungradiente <strong>de</strong> tal modo que las puntuacionesaumentan significtivamente <strong>de</strong> un grupo aotro, siendo los abstinentes los que significativamentepuntúan más bajo y los reinci<strong>de</strong>nteslos que significativamente puntúan más alto.Nuevamente, estas diferencias estadísticastan sólo tienen significado clínico en la dimensión<strong>de</strong> psicoticismo; en las tres muestras losGonzález, M.P.; Sáiz, P.; Quirós, M.; López, J.L. 193


abstinentes se encuentran en percentiles <strong>de</strong>normalidad, los experimentadores en percentileslímite, y los reinci<strong>de</strong>ntes en percentilesclínicamente significativos (superiores a P85).Los resultados <strong>de</strong> la asociación entre labúsqueda <strong>de</strong> sensaciones y el seguir consumiendocannabis se muestran en la tabla 5.Las tres muestras, en las escalas búsqueda<strong>de</strong> excitación, <strong>de</strong>sinhibición, y puntuacióntotal, presentan <strong>de</strong> nuevo un gradiente en laspuntuaciones <strong>de</strong> tal modo que a mayor persistencia<strong>de</strong>l consumo mayores puntuaciones.En las otras dos escalas, con la excepción <strong>de</strong>los reclutas en la escala <strong>de</strong> susceptibilidad alaburrimiento, en las tres muestras el grupo <strong>de</strong>abstinente obtuvo puntuaciones significativamentemenores que los otros dos grupos,entre los cuales no existían diferencias significativas.Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista clínico (tabla 6),otra vez son las escalas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sinhibición ysusceptibilidad al aburrimiento las que mayores<strong>de</strong>sviaciones presentan respecto a lanorma, llegando a estar las estudiantes reinci<strong>de</strong>ntes2.24 <strong>de</strong>sviaciones estándar por encima<strong>de</strong> la norma en la escala DES.Sin embargo, en estos datos <strong>de</strong> personalidady persistencia en el consumo <strong>de</strong>l cannabises necesario tener en cuenta la presencia<strong>de</strong> una variable confusora: el consumo <strong>de</strong>otras sustancias. En los análisis anterioressobre consumo <strong>de</strong> sustancias alguna vez enla vida y personalidad, habíamos visto cómolos rasgos <strong>de</strong> personalidad se iban acentuandoen función <strong>de</strong> lo que consumían; nada,sólo cannabis, y cannabis más otras sustanciasilegales. Al tener en cuenta esta variable,hemos observado que, en las tres muestras,el grupo <strong>de</strong> reinci<strong>de</strong>ntes había consumidoalguna vez cannabis más otras sustancias ilegalessignificativamente en mayor proporciónque el grupo <strong>de</strong> los experimentadores (reclutas:75.4% vs 38.3%; estudiantes varones:59.1% vs 42.9%; estudiantes mujeres:48.5% vs 34.2%, p .000). Luego, pue<strong>de</strong> quelas diferencias <strong>de</strong> personalidad que en principiohemos encontrado asociadas a la persistencia<strong>de</strong>l consumo se <strong>de</strong>ban, al menos enparte, a que los sujetos <strong>de</strong>l grupo reinci<strong>de</strong>nteson los que consumen más sustancias.DISCUSIÓNLos resultados obtenidos en el presenteestudio indican la existencia <strong>de</strong> una asociaciónentre rasgos <strong>de</strong> personalidad y consumo <strong>de</strong>cannabis en los adolescentes. Así, encontramosque, a medida que se agrava cualitativa ycuantitativamente el consumo <strong>de</strong> sustanciasilegales progresivamente se acentúan los rasgos<strong>de</strong> personalidad, llegando incluso a alcanzarniveles clínicamente significativos, comoen el caso <strong>de</strong> la dimensión <strong>de</strong> psicoticismo.En el EPQ-A, los resultados varían en cadadimensión. En el neuroticismo es don<strong>de</strong> losresultados son menos claros. Así, mientrasque en los reclutas los consumidores <strong>de</strong> cannabismás otras sustancias son más neuróticosque los otros dos grupos que no se diferencianentre sí, en las estudiantes los queno consumen sustancias ilegales son menosneuróticos que los dos grupos que consumensustancias ilegales, y, finalmente, en losestudiantes no existen diferencias entre lostres grupos. En la dimensión <strong>de</strong> intro-extroversiónexiste unanimidad absoluta, los noconsumidores son más introvertidos que losotros dos grupos que no se diferencian entresí. Por último, en el psicoticismo, en los estudiantes(hombres y mujeres) los tres gruposdifieren entre sí: los no consumidores presentanpuntuaciones más bajas que los consumidores<strong>de</strong> cannabis, y éstos a su vezobtienen puntuaciones más bajas que losconsumidores <strong>de</strong> cannabis más otras sustancias.En los reclutas los consumidores <strong>de</strong>cannabis más otras sustancias son los que sediferencian <strong>de</strong> los otros dos grupos que soniguales entre sí.En la Escala <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensacionespodríamos <strong>de</strong>cir que a mayor gravedad <strong>de</strong>consumo mayor acentuación <strong>de</strong> este rasgo,resultado que cabría esperar ya que esterasgo <strong>de</strong> la personalidad está incorporado enla dimensión <strong>de</strong> psicoticismo <strong>de</strong> Eysenck 18 .Sin embargo, con respecto a estos resulta-194Personalidad y uso-abuso <strong>de</strong> cannabis


dos, consi<strong>de</strong>ramos necesario hacer lasiguiente consi<strong>de</strong>ración. Los datos <strong>de</strong> lapoblación <strong>de</strong> referencia utilizados, claves para<strong>de</strong>terminar la acentuación <strong>de</strong>l rasgo ya queésta es expresión <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sviación respecto ala norma, fueron publicados en el año 1985.Creemos que los cambios sociales ocurridosen el transcurso <strong>de</strong> al menos 14 años (<strong>de</strong>s<strong>de</strong>que fueron publicados hasta que administramoslos cuestionarios a nuestros alumnos)podrían influir <strong>de</strong> algún modo en magnitud <strong>de</strong>las <strong>de</strong>sviaciones con respecto a la norma.Incluso los estudiantes que nunca en su vidahan consumido ninguna sustancia ilegal presentan<strong>de</strong>sviaciones con respecto a la normaconsi<strong>de</strong>rables, especialmente en el caso <strong>de</strong>las mujeres. Por ejemplo, las estudiantes quenunca han consumido sustancias ilegalespresentan una <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> +.8 en la puntuacióntotal en esta escala. Claro está, porotra parte, que las estudiantes que han consumidocannabis más otras sustancias duplicanesta <strong>de</strong>sviación con respecto a la norma,ya que obtienen puntuacionese que representan+1.9 <strong>de</strong>sviaciones estándar. En conclusión,pensamos que sí existe una acentuación<strong>de</strong>l rasgo en función <strong>de</strong>l consumo perono <strong>de</strong> magnitud tan gran<strong>de</strong> como los datossugieren.La relación entre los rasgos <strong>de</strong> personalidad<strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo PEN <strong>de</strong> Eysenk y el uso <strong>de</strong>sustancias legales (tabaco) ha sido evi<strong>de</strong>nciadaen distintos estudios apuntando a mayoresniveles <strong>de</strong> neuroticismo y extroversión enlos fumadores 19,20,21,22 . Los sujetos con elevadosniveles <strong>de</strong> neuroticismo utilizarían eltabaco como un mecanismo para reducir suansiedad, especialmente en los sujetos introvertidos.Si a<strong>de</strong>más, este rasgo está presenteen el contexto ambiental <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>sustancias ilegales la evitación <strong>de</strong> estas conductasantinormativas sería pasiva, siendopor tanto un factor modulador <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> drogas 22 . Pensamos que estos mismosmecanismos podrían estar implicados la relaciónentre los elevados niveles <strong>de</strong> neuroticismoy el consumo <strong>de</strong> cannabis encontradosen este estudio y en un estudio previo 23 . Delmismo modo, la extroversión sería otra variableque mediaría el consumo a través <strong>de</strong> lafuerte necesidad que tienen estos sujetos <strong>de</strong>excitación. Sin embargo, el rasgo que pareceser el predictor más potente <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>sustancias ilegales es la búsqueda <strong>de</strong> sensaciones24,25 , siendo mejor predictor que laansiedad, el humor <strong>de</strong>presivo, que el MMPI oque el MCMI a la hora <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar a los noconsumidores, los consumidores experimentales,y los consumidores <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong>drogas.Los estudios específicos sobre rasgos <strong>de</strong>personalidad y consumo <strong>de</strong> cannabis sonescasos, y los existentes se centran más enel rasgo <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> sensaciones eimpulsividad, que como ya hemos comentadoanteriormente estarían representados porla dimensión <strong>de</strong> psicoticismo <strong>de</strong> Eysenck.Los estudios sobre este rasgo ponen <strong>de</strong>manifiesto una elevación <strong>de</strong> las subdimensiones<strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> excitación y <strong>de</strong>sinhibición8,7,4, así como un aumento <strong>de</strong> la impulsividad9 . En nuestro caso, las escalas que másdiferencia presentan respecto a la norma sonlas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sinhibición y la <strong>de</strong> susceptibilidad alaburrimiento. Sin embargo, volvemos a enfatizaren lo dicho al principio <strong>de</strong> este apartado.Si nos fijamos en la tabla 3, aunque los datosindiquen que la escala SAB está más alejada<strong>de</strong> la norma que la escala BEX, si hallamoslas diferencias que existen en cada una <strong>de</strong> lasdos escalas entre los tres grupos vemos queexiste una mayor acentuación <strong>de</strong> la subdimensiónBEX que <strong>de</strong> la subdimensión SABen función <strong>de</strong>l consumo. En la escala BEX elpertenecer al grupo 2 (sólo consumidores <strong>de</strong>cannabis) implica un aumento <strong>de</strong> 0.6 <strong>de</strong>sviacionesestándar en la muestra <strong>de</strong> los reclutas,<strong>de</strong> 0.5 d.e. en la muestra <strong>de</strong> los estudiantes,y <strong>de</strong> 0.7 en la <strong>de</strong> las estudiantes. Por elcontrario, en la escala SAP los incrementosson menores; 0.3 en los reclutas, 0.1 en losestudiantes, y 0.3 en las estudiantes. En elpaso entre el grupo 2 y el grupo 3 (consumircannabis más otras sustancias ilegales) lasdos escalas únicamente difieren en la muestra<strong>de</strong> las estudiantes, incrementándose ladiferencia con respecto a la norma en 0.3 d.e.en la escala BEX y en 0.2 en la escala SAB.González, M.P.; Sáiz, P.; Quirós, M.; López, J.L. 195


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Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabisen la vida recreativa*CALAFAT, A.; FERNÁNDEZ, C.; BECOÑA, E.;GIL, E.; JUAN, M.; TORRES, M.A.IREFREA (Instituto y Red Europeo para el Estado <strong>de</strong> los Factores <strong>de</strong> Riesgo).Dirigir correspon<strong>de</strong>ncia a: Amador Calafat. Irefrea. Rambla, 15,2º,3ª 07003 Palma <strong>de</strong> Mallorca. irefrea@irefrea.orgResumenPresentamos un estudio <strong>de</strong>scriptivo <strong>de</strong> 1341 jóvenesencuestados a finales <strong>de</strong>l año 1998 en los escenariosmás representativos <strong>de</strong> la vida recreativa nocturna<strong>de</strong> cinco ciuda<strong>de</strong>s españolas: Bilbao, Madrid, Palma <strong>de</strong>Mallorca, Valencia y Vigo. Diferenciamos cinco grupossegún la frecuencia actual <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los que no lo han probado hasta los que lo consumendiariamente o <strong>de</strong> forma habitual, entre los quei<strong>de</strong>ntificamos los que consumen a<strong>de</strong>más otras drogasilegales (policonsumidores) y los que no. Observamosque el consumo <strong>de</strong> cannabis en estos jóvenes usuarios<strong>de</strong> la vida recreativa es alta, y que una parte importante<strong>de</strong> ellos (más <strong>de</strong>l 30%) consumen habitualmentecannabis, sugiriendo una asociación entre consumo<strong>de</strong> cannabis y participación en la “vida recreativa nocturna”.A más consumo <strong>de</strong> cannabis mayor consumo<strong>de</strong> otras drogas legales o ilegales, mayor policonsumoy mayor participación en la vida nocturnaNormalmente el inicio <strong>de</strong>l cannabis viene precedidopor el <strong>de</strong> alcohol y tabaco pero para un grupo este inicioes prácticamente simultáneo, y ello da lugar a unoconsumidores con unas características <strong>de</strong>terminadas.Diversos datos <strong>de</strong>l estudio apuntan a que el consumo<strong>de</strong> cannabis genera <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en algunos consumidores,aunque no se pue<strong>de</strong> establecer su origen ynaturaleza. Se estudian las características específicas<strong>de</strong> los distintos grupos <strong>de</strong> acuerdo a diversas variables:algunas características socio<strong>de</strong>mográficas, patrones<strong>de</strong> iniciación e implicación en el consumo <strong>de</strong> drogaslegales e ilegales, participación en la vida recreativanocturna, <strong>de</strong>terminadas conductas <strong>de</strong> riesgo y percepción<strong>de</strong>l riesgo asociado al consumo <strong>de</strong> sustancias, yen Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones y Desviación Social.Palabras clave: Cannabis, marihuana, consumorecreativo, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, policonsumo, búsqueda<strong>de</strong> sensaciones, conductas <strong>de</strong> riesgo.SummaryWe are presenting a <strong>de</strong>scriptive study of 1341young people interviewed at the end of 1998 in themost representative settings of the recreational nightlifein five Spanish cities -Bilbao, Madrid, Palma <strong>de</strong>Mallorca, Valencia and Vigo. We differentiate fivegroups on the basis of the actual use of cannabis,from who have not tried it to those who use it daily orin a habitual way, and among whom we i<strong>de</strong>ntify thosewho use other illegal drugs (polyconsumers) andthose who do not. We observe that the use of cannabisamong these young people participating in recreationallife is high and that a significant number ofthem (more than 30%) habitually use cannabis, suggestingan association between cannabis use andparticipation in the “recreational nightlife”. The greaterthe use of cannabis, the greater the use of other legaland illegal drugs and the polyconsume, and also agreater participation in night life. Normally, initiationinto the use of cannabis is procee<strong>de</strong>d by initiation intoalcohol and tobacco but for one group this initiation ispractically simultaneous and this produces users with<strong>de</strong>termined characteristics. Diverse data in the studypoint to the use of cannabis generating <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncyin some users, although its origin and nature cannotbe established. The specific characteristics of the differentgroups are studied in accordance with diversevariables - certain socio<strong>de</strong>mographic characteristics,initiation patterns and involvement in the use of otherlegal and illegal drugs, participation in the recreationalnightlife, <strong>de</strong>termined risk behaviours and perceptionof risk associated with substance use, and in SensationSeeking and Social Deviance.Key words: cannabis, marijuana, recreative use ofdrugs, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce, polyconsume, sensationseeking, risk behaviors.* Estudio financiado a Irefrea por la Delegación <strong>de</strong>l Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 197


INTRODUCCIÓNDes<strong>de</strong> que inició su expansión durantelos años 60, el cannabis se ha convertidoen la droga ilegal más consumidaen los países occi<strong>de</strong>ntales. De acuerdo con elúltimo informe <strong>de</strong>l Observatorio Europeosobre las Drogas y las Toxicomanías (EMCD-DA, 1998) parecería que en Europa, tras elprimer incremento <strong>de</strong> los 60 y principios <strong>de</strong>los 70, se habría estabilizado su uso e inclusohabría disminuido en algunos países, peronuevamente se habría vuelto a presentar unincremento importante a finales <strong>de</strong> los 80 yprincipios <strong>de</strong> los 90. Actualmente, en líneasgenerales, asistiríamos a una cierta estabilización<strong>de</strong>l consumo a nivel europeo en aquellospaíses don<strong>de</strong> ya su uso es más elevado,mientras que todavía seguiría creciendo enaquellos don<strong>de</strong> este uso es menor. Datosactualizados <strong>de</strong> este uso a nivel europeo losencontramos en la página web <strong>de</strong> dicha institución.Según ellos, si se realiza una extrapolaciónconservadora <strong>de</strong> encuestas recienteshabría posiblemente más <strong>de</strong> 40 millones <strong>de</strong>personas que han probado el cannabis enEuropa, o sea, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 16% <strong>de</strong> la población<strong>de</strong> entre 15 y 64 años, y al menos 12millones, o sea un 5%, lo habrían consumidodurante los últimos 12 meses. Obviamenteestos porcentajes son más elevados si nosreferimos a los jóvenes. Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> uno <strong>de</strong>cada cinco adolescentes <strong>de</strong> entre 15 y 16años afirma haber consumido cannabis, proporciónque se eleva a uno <strong>de</strong> cada tres cuandonos referimos a jóvenes <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>25 años. En una comparación <strong>de</strong>l consumoentre escolares <strong>de</strong> 15-16 años España ocuparíael 4º lugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la UniónEuropea, tras el Reino Unido, Irlanda y losPaíses Bajos.Los últimos datos sobre las ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> cannabis en España están recogidosen sendos estudios <strong>de</strong>l Plan Nacional<strong>de</strong> Drogas. Unos <strong>de</strong> los estudios se refiere ala encuesta domiciliaria <strong>de</strong> 1999 (El País,2000) recientemente presentada don<strong>de</strong> seevi<strong>de</strong>ncia un cierto <strong>de</strong>scenso en la muestrarepresentativa <strong>de</strong> la población general don<strong>de</strong><strong>de</strong> un 7,5% que habrían probado el cannabisdurante el último año en 1.997 se pasaría a6,8% en 1.999. Estaríamos evi<strong>de</strong>ntementeante un dato positivo, que en parte tambiénvendría avalado por la Encuesta sobre drogasa la población escolar <strong>de</strong> 1998, publicada enel Informe número 3 <strong>de</strong>l Observatorio Españolsobre Drogas <strong>de</strong>l Plan Nacional sobreDrogas (2000). En esta última encuesta a lapoblación escolar 1998 se <strong>de</strong>tecta respecto ala misma encuesta <strong>de</strong> 1996 un estancamientoen alcohol, una ligera reducción <strong>de</strong>l tabaquismoy un <strong>de</strong>scenso notable en el uso ocasionaly habitual <strong>de</strong> éxtasis, alucinógenos yanfetaminas, sin embargo aumenta el porcentaje<strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> cocaína, <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong>l cannabis y sustancias volátiles, fundamentalmentecomo resultado <strong>de</strong> suexpansión entre los escolares más jóvenes(14 y 15 años). Entre la muestra <strong>de</strong> 20.918alumnos <strong>de</strong> 14 a 18 años que han intervenidoen el estudio, un 28,5% lo ha probado algunavez en su vida, un 25,1% lo ha probadodurante el último año y un 17,2% lo ha consumidoel último mes. Estos porcentajes sonevi<strong>de</strong>ntemente altos como prueba <strong>de</strong> laamplia extensión <strong>de</strong> estos usos. Por otro ladosuponen un crecimiento respecto a 1996, y loque es más llamativo es que es precisamenteentre los estudiantes más jóvenes don<strong>de</strong>se ha producido más incremento. Si a ellosañadimos que el nivel <strong>de</strong> rechazo y <strong>de</strong> riesgopercibido asociado al consumo <strong>de</strong> las distintasdrogas <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> en casi todas las sustanciasa excepción <strong>de</strong>l tabaco –que es precisamentela única sustancia que ha registradoun uso menor-, po<strong>de</strong>mos pensar que estamosa la puerta <strong>de</strong> mayores crecimientos enel consumo <strong>de</strong> cannabis si no se intervienea<strong>de</strong>cuadamente. Para el propósito <strong>de</strong>l presenteartículo estos datos permiten dibujar elambiente general <strong>de</strong> consumo existenteentre la juventud española. Una proporciónimportante <strong>de</strong> los jóvenes que salen <strong>de</strong> marcha<strong>de</strong> nuestro estudio son todavía estudiantes<strong>de</strong> primaria o <strong>de</strong> secundaria, o bien hacepoco que han abandonado estos estudiospara incorporarse a estudios superiores o altrabajo. La gente que sale <strong>de</strong> marcha no es<strong>de</strong> ningún modo una población marginal, sino198Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


que más bien pertenece a estratos socialesmedio-altos.También es interesante comentar que hayun 5,3% <strong>de</strong> personas que han sido admitidasa tratamiento por consumo <strong>de</strong> drogas ilegalesdurante 1998 por consumo <strong>de</strong> cannabiscomo principal sustancia (Plan Nacional sobreDrogas, 2000), existiendo una progresiónanual en este porcentaje. Ello indicaría, aúncuando seguramente muchos consumidores<strong>de</strong> cannabis utilizan otros recursos terapéuticosmenos estigmatizados que los <strong>de</strong> estared don<strong>de</strong> acu<strong>de</strong>n muchos heroinómanos,que es una realidad que la gente pue<strong>de</strong> tenerproblemas por el uso <strong>de</strong> esta sustancia, contraviniendoel estereotipo informativo <strong>de</strong> queestamos ante una droga inocua. Según losinformes anuales <strong>de</strong>l EMCDDA mencionados,basados en diversas estadísticas nacionales–que muchas veces utilizan distintasmetodologías y formas <strong>de</strong> medida- los usuariosactuales o recientes <strong>de</strong> cannabis seríansobre todo ocasionales o intermitentes, aunquehabría una minoría <strong>de</strong> ‘gran<strong>de</strong>s’ usuariosque incluso solicitarían ayuda a los serviciossociosanitarios, suponiendo entre el 2 y el10% <strong>de</strong> las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tratamiento, queen algunos países llegaría hasta el 16%. Setermina diciendo que en gran parte <strong>de</strong> laUnión Europea el consumo <strong>de</strong> cannabis estávinculado a muy diversos contextos.En este estudio vamos a abordar uno <strong>de</strong>los contextos que sin lugar a duda es clavepara enten<strong>de</strong>r la dinámica <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis,que es el contexto recreativo. Durantelos últimas dos décadas todo lo recreativo haexperimentado un auge inusitado en todaEuropa, que en el caso <strong>de</strong> los jóvenes po<strong>de</strong>mosconcretarlo en las salidas durante el fin<strong>de</strong> semana. Ha aumentado la cantidad y ladiversidad <strong>de</strong> la oferta recreativa en manos<strong>de</strong> la industria <strong>de</strong>l tiempo libre, apoyada por elauge <strong>de</strong> la industria turística, la mayor disponibilida<strong>de</strong>conómica <strong>de</strong> los jóvenes, horarios<strong>de</strong> apertura, por lo menos en la práctica, másamplios, menor control <strong>de</strong> la familia sobre lassalidas <strong>de</strong> los jóvenes y, todo ello junto conuna importante cultura juvenil fundamental ala hora <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> loscomportamientos <strong>de</strong> los jóvenes. Esta culturarecreativa se ha asociado con un importanteconsumo <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos llamar drogasrecreativas, que es una amalgama <strong>de</strong>drogas legales, como alcohol y tabaco, algunasdrogas ilegales antiguas como la cocaínay principalmente el cannabis, y otras ‘nuevas’drogas como el éxtasis. Irefrea, que es unared europea para la investigación <strong>de</strong> los factores<strong>de</strong> riesgo y la prevención, viene <strong>de</strong>sarrollandodurante los últimos años estudios <strong>de</strong>scriptivosy <strong>de</strong> análisis para explorar elconsumo <strong>de</strong> sustancias y su relación con elmundo recreativo rsas sustancias, a vecessimultáneamente y a veces <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>la hora <strong>de</strong> la noche y la actividad que se vienerealizando.El presente estudio tiene por objetivo <strong>de</strong>scribirlas características <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los usuarios <strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong>ocio <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> semana. El estudio estableceuna clasificación entre los consumidores <strong>de</strong>cannabis según su frecuencia <strong>de</strong> consumo eimplicación con esta sustancia. Finalmente,se presenta una <strong>de</strong>scripción funcional <strong>de</strong>estos diferentes grupos <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong>cannabis atendiendo a los patrones <strong>de</strong> iniciaciónen el consumo <strong>de</strong> cannabis y sustanciaslegales, frecuencia actual <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>sustancias, su implicación con el contexto <strong>de</strong>ocio <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> semana, y otras variables comportamentalesy subjetivas relativas a <strong>de</strong>terminadasconductas <strong>de</strong> riesgo y la búsqueda<strong>de</strong> sensaciones y la <strong>de</strong>sviación social.MATERIAL Y MÉTODODiseño.El estudio que proporciona los datos paraeste informe se <strong>de</strong>sarrolló simultáneamenteen cinco ciuda<strong>de</strong>s españolas (Bilbao, Madrid,Palma, Valencia y Vigo) durante los meses <strong>de</strong>Octubre a Diciembre <strong>de</strong> 1998. El objetivogeneral consistía en investigar el consumo <strong>de</strong>las diversas sustancias recreativas y su relacióncon las diferentes culturas juveniles encada ciudad y con la dinámica <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>noche.Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 199


Instrumento.La recogida <strong>de</strong> datos se realizó medianteun cuestionario compuesto <strong>de</strong> cincuenta preguntascerradas, algunas <strong>de</strong> una sola respuestay otras <strong>de</strong> respuestas múltiples. Esteinstrumento incluye información relativa a lascaracterísticas socio<strong>de</strong>mográficas <strong>de</strong>l entrevistado,cuestiones relativas a los hábitos <strong>de</strong>salir <strong>de</strong> noche, patrones <strong>de</strong> consumo e implicacióncon diferentes sustancias legales e ilegales.Adicionalmente, se incluyen cuestionesrelativas a algunas conductas <strong>de</strong> riesgo,percepción <strong>de</strong>l riesgo implícito en el consumo<strong>de</strong> sustancias y dos escalas breves: una<strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones y otra <strong>de</strong> DesviaciónSocial.Procedimiento <strong>de</strong> análisis.El apartado <strong>de</strong> análisis incluye resultados<strong>de</strong>scriptivos <strong>de</strong> los diferentes grupos <strong>de</strong>finidossegún la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis(frecuencias, porcentajes y estadísticos<strong>de</strong>scriptivos básicos). Los análisis comparativos<strong>de</strong> estos diferentes grupos se basan enlos estadísticos <strong>de</strong> contraste <strong>de</strong> la Chi cuadrado<strong>de</strong> Pearson, con el nivel <strong>de</strong> confianzabilateral para las variables nominales (cualitativas).Para la comparación <strong>de</strong> estos gruposen variables cuantitativas se utilizó el análisisunivariado <strong>de</strong> varianza con las pruebas <strong>de</strong>mínimas diferencias significativas para loscontrastes post-hoc. Finalmente se utilizó unanálisis Cluster para agrupar a los consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis en dos grupos, enfunción <strong>de</strong> que fuesen o no policonsumidores<strong>de</strong> otras sustancias ilegales a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>lcannabis. Los análisis estadísticos han sidorealizados con el paquete estadístico SPSS(v. 7.5.).Muestra.La población diana <strong>de</strong>l estudio está formadapor aquellos individuos que participan <strong>de</strong>la vida <strong>de</strong> noche <strong>de</strong> las cinco ciuda<strong>de</strong>s mencionadas.Es <strong>de</strong>cir, todos los usuarios <strong>de</strong> localesnocturnos y lugares <strong>de</strong> ocio relacionadoscon la noche y la diversión <strong>de</strong> estas 5 ciuda<strong>de</strong>s.No se trata <strong>de</strong> una muestra estadísticamenterepresentativa, pero creemos que laamplitud <strong>de</strong> la muestra y el cuidado que seha tenido en su selección, nos permite trazarcon bastante exactitud el panorama <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis asociado a la vida recreativa.Los sujetos participantes en el estudio nohan sido seleccionados aplicando un muestreoaleatorio sino inci<strong>de</strong>ntal, aunque se hanutilizado procedimientos para aumentar laaleatorización. Se acudió directamente a loslocales frecuentados por los grupos i<strong>de</strong>ntificadosdurante una fase cualitativa previa enla que se entrevistaron una serie <strong>de</strong> personasclave en cada ciudad, y se utilizó un métodoaleatorio <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> los individuos. Seseleccionaron varios locales nocturnos relacionadoscon cada uno <strong>de</strong> los ambientes ogrupos i<strong>de</strong>ntificados en cada ciudad. El tamañomuestral utilizado tampoco respon<strong>de</strong> a criterios<strong>de</strong> representatividad estadística. Portanto, no se trata evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong> unamuestra representativa <strong>de</strong> los jóvenes quesalen <strong>de</strong> marcha, aunque si <strong>de</strong> una muestraque aporta datos relevantes para un estudioexploratorio sobre el consumo <strong>de</strong> cannabisentre los usuarios <strong>de</strong> diversos contextosrecreativos en estas ciuda<strong>de</strong>s españolas.En la fase cualitativa previa <strong>de</strong>l estudio sehan i<strong>de</strong>ntificado cuatro tipologías <strong>de</strong> jóvenesque no se excluyen unas <strong>de</strong> otras pero querespon<strong>de</strong>n a espacios sociales en parte distintos.Estos cuatro grupos no serían representativos<strong>de</strong> todos los grupos que salen <strong>de</strong>noche, pero si creemos que representaríanuna mayoría sociológica importante. Parai<strong>de</strong>ntificar estos cuatro subgrupos se tuvo encuenta criterios como edad, estilos musicalesy formas <strong>de</strong> divertirse. Uno <strong>de</strong> los subgruposse diferencia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más claramente por elcriterio <strong>de</strong> la edad. Se trataría <strong>de</strong> los másjóvenes, es <strong>de</strong>cir los adolescentes, que compartenespacios hasta cierto punto diferenciadosen cada ciudad. Otro subgrupo es el <strong>de</strong>los jóvenes, que se refiere a un grupo <strong>de</strong>mayor edad que el anterior, sin distintivossociales o sociológicos remarcables, y quepor tanto habrían sido reclutados para laencuesta en los espacios don<strong>de</strong> participan la200Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


mayoría <strong>de</strong> jóvenes ‘normalizados’ que salen<strong>de</strong> marcha por la noche. Otro subgrupo escogidoes el <strong>de</strong> los alternativos, aquellos gruposque adoptan un discurso crítico o radical, loque les lleva a asociarse <strong>de</strong> alguna manera ya actuar en pro <strong>de</strong> alguna causa, ya sea ecológica,social o cultural. En el trabajo <strong>de</strong>observación participante también se ha<strong>de</strong>tectado que es entre los alternativosdon<strong>de</strong> también se promueve y se elabora lacultura <strong>de</strong>l cannabis. Un cuarto grupo es el <strong>de</strong>los ‘afters’, es <strong>de</strong>cir jóvenes reclutados en loslocales <strong>de</strong>nominados ‘after’, es <strong>de</strong>cir, los quesiguen <strong>de</strong> marcha <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> altas horas <strong>de</strong>la madrugada, cuando una buena parte <strong>de</strong> losjóvenes se han retirado ya a <strong>de</strong>scansar.En total, la muestra está formada por 1341sujetos. De estos, 360 fueron entrevistadosen Palma <strong>de</strong> Mallorca, 256 en Valencia, 245en Vigo y. 240 en Madrid y Bilbao.El prototipo <strong>de</strong> entrevistado es un varón <strong>de</strong>23 años, soltero, que cursa o ha completadoestudios en la universidad, que vive con susfamiliares <strong>de</strong> estatus socioeconómico <strong>de</strong>nivel medio. La tabla siguiente (tabla 1)muestra las características socio<strong>de</strong>mográficas<strong>de</strong> la muestra.La media <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> la muestra son 22,6años, con una <strong>de</strong>sviación estándar <strong>de</strong> 5 años.Los valores máximo y mínimo <strong>de</strong>l rango <strong>de</strong>eda<strong>de</strong>s son <strong>de</strong> 13 y 40 años respectivamente.RESULTADOSLa primera característica a <strong>de</strong>stacar <strong>de</strong> lamuestra es que se trata <strong>de</strong> un grupo compuestopor niveles relativamente altos encuanto al nivel <strong>de</strong> estudios y estatus socioeconómicofamiliar, si se compara con muestrasrepresentativas <strong>de</strong> la población generaljuvenil. Aunque se podría tratar <strong>de</strong> un sesgomuestral, el hecho <strong>de</strong> que las mismas característicaslas encontramos en los otros estudios<strong>de</strong> Irefrea realizados en otras ciuda<strong>de</strong>seuropeas, don<strong>de</strong> los subgrupos se han elegidosiguiendo otros criterios, así como la infor-Tabla 1: Características socio<strong>de</strong>mográficas <strong>de</strong> la muestraVARIABLE GRUPO FRECUENCIA n PORCENTAJE %SEXO Hombres 816 61Mujeres 524 39ESTADO CIVIL Soltero(a) 1231 92Casado(a) / pareja 81 6Separado(a) Divorciado(a) Viudo(a) 28 2ESTUDIOS Primarios 179 13Secundarios 579 43Superiores 582 44OCUPACIÓN Estudia 551 41Estudia y Trabaja 251 19Trabaja 462 35Parado 37 3Otros (S. Militar, ..) 40 3CONVIVENCIA Familia <strong>de</strong> origen 1028 77Pareja 87 7Amigos 85 6Solo 111 8Otros 29 2ESTATUS FAMILIAR Medio - Alto / Alto 451 34Medio 731 55Medio - Bajo / Bajo 159 12Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 201


mación recogida en la parte cualitativa <strong>de</strong>lestudio, nos llevan a pensar que el salir confrecuencia los fines <strong>de</strong> semana exige unbuen nivel económico.1. Clasificación y <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los grupos<strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> cannabis.Proce<strong>de</strong>mos a <strong>de</strong>scribir diversos grupos <strong>de</strong>consumidores <strong>de</strong> cannabis en los ambientesrecreativos en función <strong>de</strong> su frecuencia <strong>de</strong>consumo, pues es lógico pensar que existiráncaracterísticas diferenciales en función<strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> consumo.Las frecuencias <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis.Un individuo que no ha probado el cannabisserá consi<strong>de</strong>rado en a<strong>de</strong>lante comomiembro <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong>nominado “Nuncaconsumidor” <strong>de</strong> cannabis. Hay 281 sujetosen que afirman no haber probado nunca elcannabis (el 21,1%).De los que han consumido cannabis algunavez, algunos ya no lo consumen actualmente.Estos pue<strong>de</strong>n ser consumidoresexperimentales <strong>de</strong> cannabis (que consumieronpuntualmente una o varias veces) queprobaron la sustancia pero no siguieron consumiendo,o bien se trata <strong>de</strong> ex-consumidores(personas que llegaron a hacer un ciertouso y que actualmente no consumen cannabis).Por tanto, éste es un grupo mixto en elque caben tanto consumidores experimentalescomo verda<strong>de</strong>ros ex-consumidores y queserá <strong>de</strong>nominado en el informe como “Abstinente”.Este grupo mixto está formado por240 sujetos en total (18%).Consumidor “Ocasional” <strong>de</strong> cannabis esaquel que consume esta sustancia <strong>de</strong>s<strong>de</strong>menos <strong>de</strong> 12 veces al año hasta una vez almes. En la muestra hay 179 individuos quepertenecen a esta categoría (13,4%).El grupo “Recreativo” esta formado porlos que consumen cannabis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> más <strong>de</strong>una vez al mes hasta una vez por semana, yson 205 individuos (15,4%).Finalmente, <strong>de</strong>nominamos consumidor“Habitual” <strong>de</strong> cannabis a quien consume lasustancia más <strong>de</strong> un día por semana o diariamente.Este grupo lo componen 428 individuos(32,1%).Clasificación <strong>de</strong> los consumidores habituales<strong>de</strong> cannabis en “Puros” y “Policonsumidores”.Como vemos el porcentaje <strong>de</strong> consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis (personas queconsumen más <strong>de</strong> una vez por semana oincluso que hacen un consumo diario), esbastante elevado entre las personas <strong>de</strong> nuestramuestra que suelen salir <strong>de</strong> marcha losfines <strong>de</strong> semana. Consi<strong>de</strong>ramos importanteintroducir una clasificación basada en si dichoconsumo habitual <strong>de</strong> cannabis formaba parte<strong>de</strong> un policonsumo junto con otras drogas ilegaleso, por el contrario, podíamos consi<strong>de</strong>rarque dicho consumo <strong>de</strong> cannabis era másexclusivo. Podríamos haber incluido para proce<strong>de</strong>ra dicha clasificación a introducir otrasvariables como por ejemplo si el cannabis erasu droga preferida, pero optamos por unoscriterios más amplios para respetar estaimplantación tan general <strong>de</strong>l consumo entrelos jóvenes que salen los fines <strong>de</strong> semana.Se ha aplicado un procedimiento <strong>de</strong> agrupación(análisis Cluster) para formar dos grupos<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los consumidores habituales<strong>de</strong> cannabis. Las variables utilizadas en eseanálisis Cluster han sido la frecuencia <strong>de</strong> consumo<strong>de</strong> las siguientes sustancias ilegales:anfetaminas, cocaína, éxtasis y LSD. El resultado<strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> agrupación, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>eliminar unos pocos sujetos sin informaciónen alguna variable, es el siguiente:1. El primer grupo, <strong>de</strong>nominado ‘puro’, estáformado por 289 sujetos y se agrupa entorno a un “centro” <strong>de</strong>finido por un individuoque consume cannabis habitualmentey que no consume anfetaminas, cocaína,éxtasis ni LSD.2. El segundo grupo, que <strong>de</strong>nominamos ‘policonsumidor’,está formado por los 133sujetos restantes, y son individuos que,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> consumir cannabis habitualmenteconsume al menos esporádicamenteanfetaminas, cocaína, éxtasis y LSD.202Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Como veremos más a<strong>de</strong>lante se trata <strong>de</strong>dos grupos que, aún siendo ambos consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis, presentancaracterísticas propias y diferenciadas enalgunos aspectos.Características socio<strong>de</strong>mográficas <strong>de</strong> losdiferentes grupos <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> cannabis.Grupo “nunca consumidor”.El prototipo <strong>de</strong> sujeto que no ha llegado aprobar el cannabis es una mujer <strong>de</strong> 21 años,soltera, que actualmente cursa estudios superioresy se consi<strong>de</strong>ra una buena estudiante.Vive con su familia, que tiene un estatussocioeconómico medio y ha ejercido generalmenteun control mo<strong>de</strong>rado (entre escaso ynotable) sobre sus hábitos recreativos.Grupo “abstinente” (consumidores experimentalesy algunos ex - consumidores).Este grupo está representado típicamentepor un varón <strong>de</strong> 23 años, soltero, con estudiossuperiores que actualmente cursa y seconsi<strong>de</strong>ra un estudiante “regular” o medio.Vive con la familia <strong>de</strong> origen, <strong>de</strong> nivel medio yque ha ejercido un control mo<strong>de</strong>rado (entreescaso y notable) sobre sus hábitos recreativos.Se iniciaron en el uso <strong>de</strong>l cannabis a los16,6 años como edad promedio.Consumidores ocasionales <strong>de</strong> cannabisEl prototipo es también un varón <strong>de</strong> edadcercana a los 22 años, soltero, que cursaestudios superiores en los que se consi<strong>de</strong>raun estudiante “regular”. Vive con su familia <strong>de</strong>estatus medio que también ha ejercido uncontrol mo<strong>de</strong>rado (entre escaso y notable)sobre sus hábitos recreativos. Este grupo seinició en el consumo <strong>de</strong> cannabis a los 16,5años como promedio.Consumidores recreativos <strong>de</strong> cannabis.Son mayoritariamente varones con un promedio<strong>de</strong> 22 años <strong>de</strong> edad y solteros. El niveleducativo más frecuente son los estudiossecundarios, y son más los que actualmentesiguen estudiando, actividad en la cual seconsi<strong>de</strong>ran más frecuentemente como estudiantes“regulares”. Viven mayoritariamentecon sus familias <strong>de</strong> origen, <strong>de</strong> nivel medio,que han controlado poco o nada sus hábitosrecreativos. Se iniciaron en el cannabis enpromedio casi a los 16 años.Consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisSon mayoritariamente varones con unaedad promedio cercana a los 24 años, solterosy conviven con sus familiares. La ocupaciónestá distribuida <strong>de</strong> modo similar entrelas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> formación, laborales o mixtas,aunque es más frecuente que trabajen<strong>de</strong> modo temporal o permanente. Se consi<strong>de</strong>ranestudiantes “regulares”, y proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>familias <strong>de</strong> nivel medio que han ejercido uncontrol escaso o nulo sobre sus hábitosrecreativos. Se iniciaron en el cannabis a los15,2 años como edad promedio, es <strong>de</strong>cir,antes que todos los <strong>de</strong>más grupos.No hay diferencias significativas entre losconsumidores habituales que hemos <strong>de</strong>nominado“puros” y los “policonsumidores” encuanto al género, estado civil, ocupación, convivencia,estatus socioeconómico familiar ocontrol familiar percibido sobre los hábitosrecreativos. No obstante los consumidoreshabituales “puros” tienen un nivel <strong>de</strong> estudiossignificativamente más elevado, con mayorporcentaje <strong>de</strong> estudios superiores, y se consi<strong>de</strong>rantambién con una frecuencia significativamentemayor como estudiantes regulares obuenos que los policonsumidores. Tampocohay diferencias entre estos grupos en cuantoa la edad, sin embargo los “policonsumidores”se iniciaron en promedio en el consumo<strong>de</strong> cannabis a eda<strong>de</strong>s significativamente mástempranas que los “puros” (14,8 años versus15,5 años respectivamente).La tabla 2 resume la distribución <strong>de</strong> estasvariables socio<strong>de</strong>mográficas e históricas en eltotal <strong>de</strong> la muestra y en los grupos por separado.Algunas <strong>de</strong> estas variables <strong>de</strong>scriptivaspresentan distribuciones diferentes en losgrupos específicos (ver tabla 3). El análisis <strong>de</strong>las tablas <strong>de</strong> contingencia (Crosstabs) con losestadísticos <strong>de</strong> contraste basados en la Jicuadrado muestra los siguientes efectos:Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 203


Tabla nº 2: Características socio<strong>de</strong>mográficas e históricas <strong>de</strong> la muestra y <strong>de</strong> losdiferentes grupos <strong>de</strong>finidos según el consumo <strong>de</strong> cannabisEDAD:SEXO:E. CIVIL:ESTUDIOS:VARIABLE NC A CO CR CH TOTALMedia 21,3 23,1 21,6 22 23,8 22,6D.E. 4,3 5,1 4,5 4,9 5,4 5Hombres 47% 57,5% 56,4% 66,2% 71,3% 60,9%Mujeres 53% 42,5% 43,6% 33,8% 28,7% 39,1%Solteros/as 95,4% 91,3% 95% 93,1% 88% 91,9%Otros 4,6% 8,7% 5% 6,9% 12% 8,1%Primarios 7,5% 15% 8,4% 11,7% 18,7% 13,4%Secundarios 42,7% 39,2% 43,6% 49,8% 43,1% 43,2%Superiores 49,8% 45,8% 48% 38,5% 28,3% 43,4%ESTUDIOS (Autovaloración)Bueno/a 53,4% 42,5% 36,9% 33,3% 29,9% 38,6%Regular 35,6% 43,3% 48,6% 48% 43,2% 43,1%Malo/a 11% 14,2% 14,5% 18,6% 26,9% 18,4%OCUPACIÓNCONVIVENCIASTATUS FAMILIAREstudios 55,2% 37,9% 50,3% 43,9% 27,6% 41,1%Trabajo 26,3% 40,1% 20,7% 32,7% 43,7% 34,5%Mixta 15,7% 16,3% 25,7% 18,5% 19,6% 18,7%Otras 2,9% 5,9% 3,4% 4,9% 9,1% 5,7%Familia 86,8% 78,8% 84,8% 77,6% 65% 76,7%Pareja 3,2% 9,2% 4,5% 5,4% 8,6% 6,5%Otros 10% 12,1% 10,7% 16,1% 23,9% 16,8%Medio - Alto / Alto 36,3% 28,8% 40,2% 37,1% 30,4% 33,6%Medio 58,4% 61,7% 48,6% 51,7% 51,6% 54,5%Medio - Bajo / Bajo 5,3% 9,6% 11,2% 11,2% 18% 11,9%CONTROL FAMILIARNulo 17,8% 24,7% 21,5% 23,9% 31,6% 24,9%Bajo 43,8% 38,9% 47,5% 51,2% 46,4% 45,3%Notable 32,4% 31,8% 26% 21,5% 18,5% 25,2%Excesivo 6% 4,6% 5,1% 3,4% 3,5% 4,5%Sujetos (N) 281 240 179 205 428 1341NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = ConsumidoresOcasionales; CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales; D.E. = Desviación Estándar.Todas las variables <strong>de</strong>scriptivas “cualitativas”se distribuyen <strong>de</strong> modo estadísticamentediferente entre los grupos específicos,como se observa en la tabla siguiente.Asimismo, la edad también se distribuye<strong>de</strong> modo diferente entre estos grupos: F =14,8 (4 g.l.; p = .001). Los No consumidores,Ocasionales y Recreativos son más jóvenesque los ahora Abstinentes (los que hicieronen el pasado algún consumo experimental ocon mayor frecuencia) y los Consumidoreshabituales (diferencias mínimas significativasal nivel .05).Finalmente, la edad <strong>de</strong> inicio en el consumo<strong>de</strong> cannabis también es significativamentediferente en los diferentes grupos <strong>de</strong> consumi-204Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Tabla nº 3: Características socio<strong>de</strong>mográficas y diferentes niveles <strong>de</strong> consumo<strong>de</strong> cannabis: indicadores <strong>de</strong> contrasteVARIABLE JI CUADRADO g.l. P (CONTRASTE BILATERAL)SEXO 47,2 4 .001E. CIVIL 16,6 4 .002ESTUDIOSNivel 35,6 8 .001Autovaloración 61,8 8 .001OCUPACIÓN 100,9 12 .001CONVIVENCIA 63,4 8 .001STATUS FAMILIAR 36,6 8 .001CONTROL FAMILIAR 40,3 12 .001dores (F = 23,6; 3 g.l.; p = .001). Los Abstinentes(consumidores experimentales y ex - consumidores)y los consumidores ocasionales seiniciaron en el cannabis a eda<strong>de</strong>s significativamentemás tardías que los consumidoresrecreativos y habituales. Asimismo, los consumidoresrecreativos se iniciaron más significativamentemás tar<strong>de</strong> que los consumidoresocasionales. En resumen, la edad <strong>de</strong> inicio seencuentra negativa y significativamente correlacionadacon la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis: a edad más temprana <strong>de</strong> inicio conel cannabis correspon<strong>de</strong> mayor frecuenciaactual <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> esta sustancia.Vamos a completar esta informaciónhaciendo referencia a la relación entre elgrupo <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia la muestra y cada uno<strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis existentes(ver tabla nº 4). Recor<strong>de</strong>mos que seeligieron cuatro subgrupos en cada ciudadque <strong>de</strong>nominamos ‘adolescentes’, ‘jóvenes’,‘after’ y ‘alternativos’. Son, como hemoscomentado, gran<strong>de</strong>s grupos <strong>de</strong>finidos <strong>de</strong> unaforma muy amplia y suponemos que con uncierto solapamiento entre ellos. Pensamosque a través <strong>de</strong> ellos se refleja con cierta precisiónla realidad <strong>de</strong> los jóvenes que salen <strong>de</strong>marcha.Alguna <strong>de</strong> las conclusiones son:1. Los nunca consumidores <strong>de</strong> cannabis sonprincipalmente jóvenes ‘normalizados’ o‘adolescentes’ (42% y 40% respectivamente).2. Los sujetos abstinentes (consumidoresexperimentales y ex consumidores) sonmás frecuentemente jóvenes ‘normalizados’o ‘adolescentes’ (25% y 40% respectivamente).3. Lo mismo ocurre con los consumidoresocasionales, que son ‘normalizados’ (36%)o muy jóvenes (32%).4. Los consumidores recreativos <strong>de</strong> cannabisson más frecuentemente ‘adolescentes’(33%) y <strong>de</strong> modo semejante y relativamenteequilibrado ‘normalizados’ (24%),‘afters’ (21%) y ‘alternativos’ (22%).Tabla nº 4: Relación entre la frecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis y la proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la muestraGRUPO (% <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada grupo en los diferentes niveles <strong>de</strong> consumo)CONSUMO CANNABIS ADOLESCENTES NORMATIVO AFTER ALTERNATIVO TOTALNunca consumidor 118; (31,5%) 113; (29%) 27; (8,8%) 23; (8,8%) 281 (21,1%)Abstinente 59 (15,7%) 95 (24,4%) 45 (16,6%) 41 (15,8%) 240 (18%)Consumidor ocasional 57; (15,2%) 64; (16,4%) 31; (10,1%) 27; (10,4%) 179 (13,4%)Consumidor recreativo 68; (18,1%) 50; (12,8%) 43; (14%) 44; (16,9%) 205 (15,4%)Consumidor habitual 73; (19,5%) 68; (17,4%) 162; (48,1%) 125; (32,1%) 428 (32,1%)Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 205


5. Los que consumen habitualmente cannabisson con mayor probabilidad ‘afters’ (38%),o ‘alternativos’ (29%). Los ‘adolescentes’ y‘normalizados’ son más raros en este grupo(17,1% y 15,9% respectivamente).2. Iniciación, mantenimiento, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciay abandono <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis.La edad <strong>de</strong> inicio en el uso <strong>de</strong> las diferentessustancias nos proporciona información sobrelos procesos <strong>de</strong> iniciación en el consumo,indicando cómo el uso <strong>de</strong> algunas sustanciasantece<strong>de</strong> o sigue al uso <strong>de</strong> otras. Si incluimosla información relativa al inicio en el cannabis<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la iniciación al uso <strong>de</strong> otras drogas,esto proporciona una visión histórica <strong>de</strong>l uso<strong>de</strong>l cannabis en la historia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>drogas en diferentes individuos y grupos.La iniciación es en términos generales mástemprana en el alcohol y tabaco, produciéndoseen promedio antes <strong>de</strong> los 15 años. A los16 (en promedio, en general entre los 13,5 y18,5 años) se han iniciado en el cannabisquienes lo hayan hecho. Los que se inician enel uso <strong>de</strong> otras sustancias ilegales lo hacen(en términos <strong>de</strong> valor promedio) casi a los 18años (LSD y anfetaminas), o bien posteriormente(en otras sustancias ilegales: éxtasis,opiáceos, hongos, tranquilizantes).La edad <strong>de</strong> inicio en el consumo <strong>de</strong> cannabismuestra asociación con <strong>de</strong>terminadasvariables socio<strong>de</strong>mográficas e históricas <strong>de</strong>lindividuo:• Se inician en el uso <strong>de</strong> cannabis a eda<strong>de</strong>sligera y significativamente más tempranaslos varones: (15,8 vs. 16,1 años).• Los individuos que se autovaloran comomalos estudiantes se inician en el uso <strong>de</strong>lcannabis a eda<strong>de</strong>s significativamente mástempranas (15 años) que los regulares (16años) o buenos (16,2). Las diferenciasentre estos últimos no son significativas.• También se inician más temprano en el uso<strong>de</strong>l cannabis los que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> familias<strong>de</strong> estatus económico bajo o medio - bajo(15,2 años) que los que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> familiascon estatus medio (16 años) o alto omedio - alto (16 años). La edad <strong>de</strong> inicio noestá significativamente relacionada con lapercepción <strong>de</strong>l control parental sobre loshábitos <strong>de</strong> “salir <strong>de</strong> marcha”.• Finalmente, la edad <strong>de</strong> inicio está significativamenterelacionada con la frecuenciaactual <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis: los quehan consumido pero ya no lo hacen o quefueron consumidores experimentales sonlos que se iniciaron más tar<strong>de</strong> (16,6 años),con diferencias significativas respecto a losconsumidores recreativos (16 años) y habituales(15,2 años). Las diferencias entre losconsumidores ocasionales (16,5 años) ylos consumidores recreativos o habitualestambién son estadísticamente significativas,así como también lo son las diferenciasentre los consumidores recreativos yhabituales.Iniciación en el cannabis y las drogas legales(alcohol y tabaco):El gráfico nº 1 ilustra mediante un diagrama<strong>de</strong> árbol las vías y eda<strong>de</strong>s (en valormedio) <strong>de</strong> iniciación en el uso <strong>de</strong>l cannabis, ysu relación con la iniciación con las drogaslegales (alcohol y tabaco). Existen tres posibilida<strong>de</strong>sprincipales (don<strong>de</strong> se sitúan la mayoría<strong>de</strong> los sujetos).1. La mayoría <strong>de</strong> los individuos <strong>de</strong> la muestraque han consumido alguna vez cannabis,ya habían consumido alcohol y/o tabacoantes <strong>de</strong> iniciarse en esta sustancia. Esto<strong>de</strong>muestra que el consumo <strong>de</strong> cannabis seinicia muy frecuentemente en una faseposterior al uso <strong>de</strong> alcohol y tabaco, y quea menudo existe cierto “lapso temporal”entre uno y otro.2. La segunda posibilidad la representa ungrupo significativo <strong>de</strong> individuos que hanempezado a consumir cannabis a la mismaedad a la que se iniciaron con el alcohol oel tabaco, por lo que no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>terminarqué sustancia precedió a la otra.3. En la parte <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l gráfico también seobserva un grupo significativo <strong>de</strong> individuosque han consumido alcohol y/o tabaco yque no han llegado a consumir cannabis.Esto indica también la existencia <strong>de</strong> un cier-206Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 207Gráfico 1. Alcohol y tabaco en las vías hacia el cannabis.


to “escalón” entre los procesos <strong>de</strong>l inicioen el uso <strong>de</strong> sustancias legales y cannabis.4. Finalmente, se observa que son muy pocoslos sujetos que se iniciaron en el uso <strong>de</strong>lcannabis sin haber probado previamente nia la misma edad alcohol ni tabaco. Seobserva también que son también muypocos quienes consumen más tempranamentecannabis que alcohol o tabaco.El gráfico muestra que los diferentes procesoso vías para iniciarse en el uso <strong>de</strong> cannabistambién muestran algunas peculiarida<strong>de</strong>sen la edad <strong>de</strong> inicio en esta sustancia. Es<strong>de</strong>cir, parecen existir dos grupos o patronesimportantes en la iniciación en el alcohol ycannabis:1. Los que se inician antes en el alcohol queen el cannabis lo hacen en promedio casidos años y medio antes en el alcohol queen el cannabis.2. Quienes se inician a la vez en ambas inicianel consumo <strong>de</strong> cannabis a eda<strong>de</strong>smás tempranas que los anteriores, mientrasque se inician algo más tar<strong>de</strong> con elalcohol.Los que se iniciaron en el cannabis a lamisma edad que con el alcohol tienen másprobabilidad <strong>de</strong> llegar a consumir habitualmentecannabis que los que se iniciaron antescon el alcohol (50% vs. 38%). Esta diferenciaes aún mayor respecto a los que se iniciaroncon el cannabis antes que con el alcohol, quellegan a ser consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisen un 57% <strong>de</strong> los casos). La asociaciónentre la secuencia <strong>de</strong> iniciación alcohol - cannabisy frecuencia actual <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabises estadísticamente significativa (p =,001). A una coinci<strong>de</strong>ncia o anticipación <strong>de</strong>lcannabis respecto al alcohol correspon<strong>de</strong>mayor consumo actual <strong>de</strong> esta sustancia.Algo semejante ocurre con el tabaco y elcannabis: quienes se inician antes con eltabaco que con el cannabis se inician con elcannabis dos años más tar<strong>de</strong> en promedioque en el tabaco. Los que se inician en elmismo año con el tabaco y cannabis se inicianen el cannabis a eda<strong>de</strong>s más tempranasque los anteriores, mientras que los que seinician antes en el cannabis que en el tabacose inician en ambas sustancias a eda<strong>de</strong>s promediomás tardías que los otros dos grupos.Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> iniciarse antes conel tabaco o el cannabis no muestra asociaciónestadística alguna con la frecuenciaactual <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis, al contrario<strong>de</strong> lo que ocurría con el alcohol.Finalmente, en el gráfico también se observaque los que han consumido alcohol perono cannabis se iniciaron con el alcohol a eda<strong>de</strong>smás tardías que los que si consumieronalguna vez cannabis. Lo mismo ocurre con eltabaco salvo en un pequeño grupo: los quehan consumido tabaco pero no cannabis seiniciaron con el tabaco a eda<strong>de</strong>s más tardíasque los que si han consumido cannabis, salvosi han consumido antes cannabis que tabaco.Iniciación en otras drogas ilegales, elcannabis y las drogas legales (alcoholy tabaco):A continuación se muestra la relaciónentre la iniciación en el uso <strong>de</strong> drogas legales(alcohol y tabaco) y el cannabis con la iniciaciónen el uso <strong>de</strong> otras drogas ilegales. Seconsi<strong>de</strong>ra que un individuo ha llegado a consumiralguna otra sustancia ilegal cuando haconsumido alguna vez una o más <strong>de</strong> lassiguientes sustancias: anfetaminas, éxtasis,LSD, cocaína, hongos o heroína / opiáceos. Elgráfico nº 2 ilustra mediante un diagrama lasvías <strong>de</strong> iniciación en el uso otras drogas ilegalesdiferentes <strong>de</strong>l cannabis.Como en el caso anterior, el diagramamuestra que haber probado alguna sustanciailegal diferente <strong>de</strong>l cannabis implica casi siemprehaber consumido anteriormente o a lamisma edad otra sustancia, bien una sustancialegal (alcohol o tabaco), cannabis o ambas.La parte <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l diagrama tambiénmuestra que el hecho <strong>de</strong> haber llegado a consumiruna sustancia legal o cannabis no implicanecesariamente llegar a probar otra sustanciailegal. De nuevo se observa un “salto”cualitativo o escalada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el uso <strong>de</strong>l tabacoo alcohol y cannabis hacia el uso <strong>de</strong> estasotras sustancias ilegales diferentes.208Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 209Gráfico 2. Vías hacia otras sustancias ilegales.


El gráfico también representa a los diferentessectores <strong>de</strong> la muestra que han llegado aconsumir alcohol y tabaco, cannabis y otrasdrogas ilegales. Generalmente el uso <strong>de</strong> estostres tipos <strong>de</strong> sustancias se inicia en eda<strong>de</strong>sdiferentes en estos grupos específicos:1. Los que no consumieron ninguna droga ilegaly han consumido alguna vez alcohol otabaco se iniciaron en estas sustancias aeda<strong>de</strong>s más tardías que los que si han llegadoa probar alguna droga ilegal diferente<strong>de</strong>l cannabis.2. Los que no han consumido nunca drogasilegales y han consumido alguna vez cannabisy drogas legales se iniciaron en estastres sustancias a eda<strong>de</strong>s más tardías que lohallado en el total <strong>de</strong> la muestra y a eda<strong>de</strong>smás tempranas que los que han probadoalguna otra ilegal y que solamente habíanconsumido alguna vez drogas legales, aunquea eda<strong>de</strong>s más tardías que los que sihabían consumido alguna droga ilegal.3. Los que llegaron a probar alguna droga ilegalse iniciaron en el cannabis a eda<strong>de</strong>smás tempranas que los que no han llegadoa hacerlo.Variables socio<strong>de</strong>mográficas asociadas ala “iniciación” en el uso <strong>de</strong>l cannabis.A continuación se estudian algunos factoreshistóricos y socio<strong>de</strong>mográficos asociadosa la iniciación o no iniciación en el consumo<strong>de</strong>l cannabis. Se compara la distribución <strong>de</strong>estas variables entre los que no han llegado aprobar el cannabis y los <strong>de</strong>más que sí lo hanprobado alguna vez. Las variables socio<strong>de</strong>mográficase históricas estudiadas (ver tabla 5)como factores asociados a la iniciación en elconsumo <strong>de</strong> cannabis son: sexo, nivel <strong>de</strong>estudios alcanzado, autovaloración comoestudiante, estatus socioeconómico <strong>de</strong> lafamilia <strong>de</strong> origen y control percibido <strong>de</strong> lospadres sobre los hábitos recreativos durantela adolescencia.La tabla 5 muestra la distribución <strong>de</strong> lasvariables estudiadas entre los que han probadoy los que no han llegado a probar el cannabis,y los estadísticos <strong>de</strong> contraste basados enla ji cuadrado. La tabla muestra que, en nuestramuestra, el hecho <strong>de</strong> haber probado el cannabises más bien la norma que una excepción.Este hecho se observa en los diferentesgrupos <strong>de</strong>finidos en función <strong>de</strong>l género, nivelTabla nº 5: Iniciación en el cannabis y variables socio<strong>de</strong>mográficasVARIABLE HAN PROBADO NO HAN PROBADO CONTRASTESEXOχ 2 = 29,8 (1 g.l.)Hombres (811; 61%) 679 (83,7%) 132 (16,3%) p= ,000 (bilateral)Mujeres (521; 39%) 371 (71,2%) 150 (28,8%)ESTUDIOSχ 2 = 12,7 (1 g.l.)Primarios (176; 13,2%) 155 (88%) 21 (12%) p= ,002 (bilateral)Secundarios (578; 43,4%) 458 (79%) 120 (21%)Superiores (578; 43,4%) 437 (75,6%) 141 (24,4%)AUTOVALORACIÓNχ 2 = 36 (2 g.l.)Buen estudiante (514; 38,6%) 363 (70,6%) 151 (29,4%) p= ,000 (bilateral)Estudiante regular (574; 43%) 474 (82,6%) 100 (17,4%)Mal estudiante (244; 18,3%) 213 (87,3%) 31 (12,7%)STATUS FAMILIARχ 2 = 14,6 (2 g.l.)Medio-alto / Alto: 449 (33,7%) 347 (77%) 102 (23%) p= ,001 (bilateral)Medio: 726 (54,5%) 561 (77%) 165 (23%)Medio-bajo / Bajo: 158 (11,9%) 143 (90,5%) 15 (9,5%)CONTROL FAMILIARχ 2 = 16,5 (3 g.l.)Nulo (331; 25%) 281 (85%) 50 (15,1%) p= ,001 (bilateral)Escaso (603; 45,4%) 479 (79%) 124 (21%)Bastante (336; 25,3%) 245 (73%) 91 (27%)Excesivo (59; 4,4%) 42 (71%) 17 (29%)210Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


<strong>de</strong> estudios, la valoración que el sujeto hace<strong>de</strong> su propio rendimiento como estudiante, elestatus económico <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> origen y elgrado <strong>de</strong> control percibido proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> lospadres sobre los hábitos recreativos <strong>de</strong> lossujetos durante los fines <strong>de</strong> semana.Dentro <strong>de</strong> la norma <strong>de</strong> probar el cannabis,se observa que la frecuencia <strong>de</strong> esta conductaestá significativamente relacionada contodas las variables representadas en la tabla.El hecho <strong>de</strong> haber llegado a probar el cannabises estadísticamente más frecuente en losvarones, entre los que tienen niveles educativosmás bajos, los que consi<strong>de</strong>ran que hansido peores estudiante, entre quienes proce<strong>de</strong>n<strong>de</strong> familias con estatus económicomedio - bajo o bajo, y en quienes proce<strong>de</strong>n<strong>de</strong> familias que no han ejercido ningún controlen los hábitos <strong>de</strong> “salir <strong>de</strong> marcha”.Mantenimiento y abandono <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis.Una vez iniciado el consumo <strong>de</strong> cannabis,algunos sujetos <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> consumir estasustancia, tras un grado variable <strong>de</strong> implicacióncon este consumo (consumidores“experimentales” y algunos verda<strong>de</strong>ros ex -consumidores).La tabla 6 muestra los porcentajes <strong>de</strong> sujetosque han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> consumir las sustanciasmás frecuentemente consumidas, trashaberlas consumido alguna vez. Se observaque el cannabis se encuentra situado entrelas drogas legales (alcohol y tabaco) y otrasdrogas ilegales. Aproximadamente uno <strong>de</strong>cada cuatro sujetos que han probado el cannabisactualmente ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> consumirlo.El porcentaje <strong>de</strong> sujetos que han abandonadoel consumo <strong>de</strong> cannabis es significativamentemás bajo que el porcentaje <strong>de</strong> sujetosque han cesado <strong>de</strong> consumir otras drogas ilegalescomo las anfetaminas y el LSD, y tambiénmenor que el porcentaje <strong>de</strong> sujetos quehan cesado <strong>de</strong> consumir cocaína y éxtasis. Portanto, parece que en nuestra muestra el consumo<strong>de</strong> cannabis es el que más perdura unavez que se ha iniciado, entre las principales drogasilegales. Así pues, parece que el hecho <strong>de</strong>probar el cannabis implica una elevada probabilidad<strong>de</strong> seguir consumiendo esta sustancia.La tabla 7 muestra la distribución <strong>de</strong> lasvariables socio<strong>de</strong>mográficas e históricasestudiadas entre los que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> consumircannabis tras haberlo probado o consumidoy los que siguen consumiendo cannabis,y los estadísticos <strong>de</strong> contraste basadosen la ji cuadrado.Como pue<strong>de</strong> observarse, aunque <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>consumir cannabis una vez probado resultarelativamente poco frecuente en todos losgrupos <strong>de</strong>finidos según estas variables, resultaligera y significativamente más frecuenteentre las mujeres, quienes se perciben comobuenos estudiantes, que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> familias<strong>de</strong> clase media que han ejercido mayorcontrol sobre los hábitos recreativos <strong>de</strong> sushijos.Indicadores <strong>de</strong> abuso o <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>lcannabis“La dificultad <strong>de</strong> rebajar o eliminar el consumo<strong>de</strong> cannabis es un fenómeno real quesin embargo ha recibido sorpren<strong>de</strong>ntementepoca atención hasta hace poco” (Farrel,Tabla nº 6: Porcentaje <strong>de</strong> sujetos que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> consumir las diferentessustancias tras haberlas probadoSUSTANCIA PROBARON DEJARON DE CONSUMIR % DE INTERRUPCIÓNALCOHOL 1318 45 3TABACO 1143 155 14CANNABIS 1052 240 23COCAÍNA 595 201 34LSD 541 322 60ÉXTASIS 521 200 38ANFETAMINAS 410 244 60Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 211


Tabla nº 7: Dejar <strong>de</strong> consumir cannabis y variables socio<strong>de</strong>mográficasVARIABLE HAN DEJADO NO HAN DEJADO CONTRASTEDE CONSUMIR (%) DE CONSUMIR (%)SEXOESTUDIOSχ 2 = 6,9 (1 g.l.)Hombres 20 80 p= ,009 (bilateral)Mujeres 27 73χ 2 = 2,7 (1 g.l.)Primarios 23 77 p= ,26 (bilateral)Secundarios 21 79Superiores 25 75AUTOVALORACIÓNχ 2 = 11,5 (2 g.l.)Buen estudiante 28 72 p= ,003 (bilateral)Estudiante regular 22 78Mal estudiante 16 84ESTATUS FAMILIARχ 2 = 9,3 (2 g.l.)Medio - alto / Alto 20 80 p= ,009 (bilateral)Medio 26 74Medio - bajo / Bajo 16 84CONTROL FAMILIARχ 2 = 13,4 (3 g.l.)Nulo 21 79 p= ,004 (bilateral)Escaso 19 81Bastante 31 69Excesivo 26 741999). Esto forma parte <strong>de</strong> un gran <strong>de</strong>bateacerca <strong>de</strong> si el cannabis es una droga adictivay existen muchos intereses creados en unsentido y en el otro, pues <strong>de</strong> ello se cree quepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r su situación legal. No es elobjetivo <strong>de</strong>l presente estudio si existe un cuadro<strong>de</strong> abstinencia <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong>l cese en eluso <strong>de</strong>l cannabis o bien una discusión sobreel tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia que crea esta droga.Pero, si se pue<strong>de</strong> constatar con los datos disponiblesen el presente estudio que el consumohabitual o diario es muy frecuente entrelos usuarios <strong>de</strong> cannabis, hecho que sólo sesuele dar con pocas drogas recreativas aexcepción <strong>de</strong>l tabaco, pues encontramoscada vez menos consumidores diarios <strong>de</strong>alcohol. En el caso <strong>de</strong>l tabaco nos explicamosestos consumos diarios por su elevada capacidadadictiva, que no es el caso <strong>de</strong>l tetrahidrocannbinol,pero alguna explicación habráque encontrar sobre este consumo tan frecuentementehabitual. A continuación siguenotros datos que apuntan en esta mismadirección, es <strong>de</strong>cir, dificulta<strong>de</strong>s para abandonarel uso <strong>de</strong> cannabis.Dificultad en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar cannabis.La sustancia señalada como la que resultamás difícil <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar en nuestra muestraes el alcohol (45% <strong>de</strong> los sujetos), seguida <strong>de</strong>ltabaco (31%). Tras estas dos sustancias legalesse sitúa el cannabis (la sustancia más difícil<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar para un 16% <strong>de</strong> los entrevistados).Muy por <strong>de</strong>bajo se sitúan otras sustanciasilegales como la cocaína (3,5%), éxtasis(2,1%) o LSD (1,3%). Otros entrevistadosseñalan el cannabis como la segunda sustanciaque les costaría <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar, y <strong>de</strong> estos,casi en su totalidad (96%) señalaban el alcoholo el tabaco como las sustancias que les resultabanmás difíciles <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar que elcannabis. Finalmente, otros señalan el cannabiscomo la tercera en dificultad, casi todosellos (cerca <strong>de</strong>l 90%) señala el alcohol y tabacocomo más difíciles <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar en primer ysegundo lugar. Así pues, el cannabis resultaser claramente la sustancia ilegal más difícil <strong>de</strong><strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar para los entrevistados.En resumen, tenemos 259 sujetos sininformación en esta variable, 661 sujetos212Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


(61,1%) que no muestran dificultad por <strong>de</strong>jar<strong>de</strong> consumir cannabis (in<strong>de</strong>pendientemente<strong>de</strong> que hayan sido o sean o no sean consumidores<strong>de</strong> esta sustancia), 75 sujetos (6,9%)con un grado <strong>de</strong> dificultad mínimo par abandonarsu consumo (es <strong>de</strong>cir, en tercer lugartras otras sustancias generalmente legales),176 sujetos (16,3%) con una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia ogrado <strong>de</strong> dificultad en abandonar el consumo<strong>de</strong> esta sustancia por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otras, generalmentelegales, y 170 sujetos (15,7%) conla máxima dificultad para <strong>de</strong>jar el cannabis.Debemos interpretar estos resultadosteniendo en cuenta que se trata <strong>de</strong> una or<strong>de</strong>naciónrelativa <strong>de</strong> dificultad según la subjetividad<strong>de</strong>l sujeto, esto significa, entre otrascosas, que: (a) una sustancia or<strong>de</strong>nada en terceror<strong>de</strong>n pue<strong>de</strong> ser muy difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar parael sujeto, eso solo significa que las otras dosson aún más difíciles, no que la tercera no losea en absoluto; (b) al contrario, una sustanciapue<strong>de</strong> aparecer como la primera en dificultady al mismo tiempo el grado <strong>de</strong> dificultad subjetivopara <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar pue<strong>de</strong> ser bajo. Portanto, tenemos un indicador “relativo” <strong>de</strong> dificultad,no un indicador cuantitativo <strong>de</strong> dificultadpara <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar cannabis.A continuación se compara la dificultadrelativa <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir cannabis y otrassustancias ilegales. Para ello se compara la“dificultad relativa” informada por los entrevistadosque consumen al menos ocasionalmentelas dos sustancias (por ejemplo cannabisy cocaína; cannabis y tabaco). Lasiguiente tabla muestra, en cada fila, el porcentaje<strong>de</strong> sujetos que señala mayor dificultadrelativa para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar cannabis o laotra sustancia incluida en cada fila, teniendoen cuenta que consumen al menos ocasionalmentelas dos sustancias.En la tabla 8 se observa que, cuando unsujeto consume cannabis y otra sustancialegal (alcohol o tabaco), ésta última resultamás difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar que el cannabis.Sin embargo, cuando se trata <strong>de</strong> sujetos policonsumidores<strong>de</strong> cannabis y otra sustanciailegal (cocaína, anfetaminas, etc.), el cannabisno solamente resulta más difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar queesta otra sustancia ilegal, sino que tambiénresulta casi tan difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar como el alcoholy el tabaco, y en ocasiones más difícilincluso <strong>de</strong> abandonar que el tabaco. Solamentela heroína / opiáceos presenta unpatrón don<strong>de</strong> éstos y el alcohol son consi<strong>de</strong>radosclaramente como más difíciles <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarque el cannabis. En resumen, estos datossugieren que el cannabis pue<strong>de</strong> ser una sustanciageneradora <strong>de</strong> cierto grado <strong>de</strong> “<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia”para los consumidores.Tabla nº8: dificultad relativa para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir cannabis en comparacióncon otras sustancias, en sujetos que consumen ambasSUSTANCIAS COMPARADAS % DEL CANNABIS % OTRA SUSTANCIACannabis – Alcohol 18 40Cannabis – Tabaco 18 38Cannabis – Cocaína 22 (1) 10Cannabis – Anfetaminas 27 (2) 3Cannabis – Éxtasis 22 (3) 7Cannabis – LSD 24 (4) 6Cannabis – Opiáceos 10 (5) 251El 32% señalan el alcohol, el 29% el tabaco, sustancias también consumidas.4El 28% señalan el alcohol, el 26% el tabaco, sustancias también consumidas.2El 33% señalan el alcohol, el 23% el tabaco, sustancias también consumidas. 5El 45% señalan el alcohol, el 20% el tabaco, sustancias también consumidas.3El 34% señalan el alcohol, el 23% el tabaco, sustancias también consumidas.La tabla siguiente <strong>de</strong>scribe la sustancia osustancias que los sujetos consi<strong>de</strong>ran más difícil<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar, contemplándose si se eligeen primer lugar o en segundo, y ello <strong>de</strong> acuerdoa su pertenencia a los diferentes grupos<strong>de</strong>finidos en cuanto al consumo <strong>de</strong> cannabis.Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 213


Tabla nº 9: Dificultad relativa en abandonar el uso <strong>de</strong> una droga según la frecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabisNUNCA CONSUMIDOR ABSTINENTE OCASIONAL RECREATIVO HABITUALL C Ot. Ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile.1ª sustancia (%) 97 0 3 91 0 9 90 1 9 80 13 8 55 35 122ª sustancia (%) 88,6 0 11 73 7 20 53 29 19 42 46 12 38 44 18L = legales (alcohol / tabaco): C = Cannabis; Ot. ile. = Otras ilegales.La tabla muestra que:1. Nunca consumidores, Abstinentes (consumidoresexperimentales y ex - consumidores)y consumidores ocasionales <strong>de</strong> cannabisencuentran que las sustancias másdifíciles <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir son siempredrogas legales (alcohol / tabaco) y ello <strong>de</strong>una forma muy marcada. Casi la mitad <strong>de</strong>los consumidores ocasionales encuentranque la segunda sustancia más difícil <strong>de</strong><strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir es el cannabis u otradroga ilegal.2. También los consumidores recreativos yhabituales <strong>de</strong> cannabis consi<strong>de</strong>ran al alcoholo el tabaco como la sustancia más difícil<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar, no obstante unaparte importante <strong>de</strong> los últimos el cannabistambién parece serlo. En ambos grupos, elcannabis resulta ser la segunda sustanciamás difícil <strong>de</strong> abandonar.Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisque son ‘policonsumidores’ consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> unmodo significativamente más frecuente quelos ‘puros’ que la droga más difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>tomar es otra ilegal (22% frente al 5%). Losconsumidores habituales <strong>de</strong> cannabis ‘puros’ven más difícil que estos últimos el <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>consumir drogas legales y cannabis que lospoliconsumidores.Si analizamos la asociación entre las dificulta<strong>de</strong>spara <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tomar cannabis y lasvariables socio<strong>de</strong>mográficas e históricas seobserva que:1. Hay una asociación significativa con elgénero: es más frecuente entre las mujeres(69%) po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> fumar marihuanasin ninguna dificultad que entre los hombres(57%).2. No hay asociación entre el grado <strong>de</strong> dificultadrelativa para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir cannabisy el nivel <strong>de</strong> estudios alcanzado, ni conla autovaloración como estudiante.3. Se observa una asociación significativaentre la dificultad relativa para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>consumir cannabis y el nivel económico <strong>de</strong>la familia <strong>de</strong> origen: la dificultad nula esmás frecuente entre los <strong>de</strong>l máximo nivel(64%) y los <strong>de</strong>l nivel medio (62%) queentre las dos categorías inferiores agrupadas(50%). Como es <strong>de</strong> esperar, la dificultadmáxima para <strong>de</strong>jar el cannabis es másfrecuente entre los <strong>de</strong> nivel más bajo(28%) que entre los <strong>de</strong> nivel medio(16,6%) o superior (10%).4. También hay una asociación significativaentre la variable estudiada y el grado <strong>de</strong>control parental percibido, en lo relativo alos hábitos <strong>de</strong> “salir <strong>de</strong> marcha”. Se observaque la dificultad máxima para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>consumir cannabis es mucho más frecuenteentre los que perciben “nulo control”(32%) o “bajo control” (44%) que entre losque perciben “bastante control” (20%) ocontrol excesivo sobre sus hábitos <strong>de</strong> salida(4%).5. Existe asociación significativa entre elgrado <strong>de</strong> dificultad para <strong>de</strong>jar el cannabis yla edad <strong>de</strong> inicio en el consumo <strong>de</strong> estasustancia: los que no señalan ningún grado<strong>de</strong> dificultar relativa para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumircannabis se iniciaron en el consumo <strong>de</strong>esa sustancia a edad más tardía (16 años)que los que señalan que el cannabis es lasustancia más difícil <strong>de</strong> abandonar (15,4años).También se observa una asociación significativaentre esta dificultad y la antigüedad en214Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


el consumo <strong>de</strong> cannabis: los que señalan unadificultad nula para <strong>de</strong>jar el cannabis son consumidoresmenos antiguos que los que dicenque el cannabis es la segunda o primera sustanciamás difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir (6,7años, 7,7 años y 8 años respectivamente).Consumir cannabis a pesar <strong>de</strong> haber tenidoproblemas relacionados con su uso.Tenemos 425 sujetos (33% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> lamuestra) que informan <strong>de</strong> que han continuadoconsumiendo alguna sustancia tras habertenido problemas <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> dicho consumo.La tabla siguiente <strong>de</strong>scribe los porcentajes<strong>de</strong> sujetos en los diferentes grupos que:a) no han tenido problemas o no han seguidoconsumiendo sustancia alguna tras habertenido problemas asociados; b) han continuadoconsumiendo cannabis tras problemasasociados a su consumo, y c) han continuadoconsumiendo otras sustancias tras dichosproblemas asociados. Son en total 98 (7,7%<strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la muestra) los sujetos que manifiestanhaber tenido problemas con el consumo<strong>de</strong> cannabis y que a pesar <strong>de</strong> ello no haninterrumpido su consumo. Desconocemos aque tipo <strong>de</strong> problemas se refieren pues laencuesta no recogía tal información.Tabla nº 10: Persistir en el consumo <strong>de</strong> una droga a pesar <strong>de</strong> haber tenido problemascon ella, según la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabisVARIABLE NC A CO CR CHSin consumo “problemático” 78,2% 76,6% 72,4% 69,9% 50,4%Consumo “problemático” <strong>de</strong> cannabis 0% 2,6% 5,7% 7,1% 16,6%Consumo “problemático” <strong>de</strong> otra sustancia 21,8% 20,8% 21,8% 23% 33NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = ConsumidoresOcasionales; CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales;En resumen, a medida que aumenta la frecuencia<strong>de</strong> consumo actual <strong>de</strong> cannabisaumenta también la probabilidad <strong>de</strong> habermantenido algún consumo problemático <strong>de</strong>alguna sustancia, bien sea el cannabis u otra.La mitad <strong>de</strong> los consumidores habituales <strong>de</strong>cannabis y uno <strong>de</strong> cada tres consumidoresrecreativos han mantenido algún consumo“problemático” <strong>de</strong> sustancias. Esta variableestá asociada significativamente a la frecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis (Chi cuadrado =112,4; 8 g.l.; p bilateral = .001).El consumo problemático <strong>de</strong> alguna sustanciaes estadísticamente más frecuenteentre los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisque son ‘policonsumidores’ que en los‘puros’, (46% versus 27%). También es estadísticamentemás frecuente el consumo problemático<strong>de</strong> otras drogas diferentes <strong>de</strong>l cannabis(29% vs. 10% respectivamente),aunque no el consumo problemático <strong>de</strong> estasustancia (en torno al 17% en ambos casos).Es <strong>de</strong>cir, tal como es <strong>de</strong> esperar, no hay diferenciasen la prevalencia <strong>de</strong> problemas asociadosal uso <strong>de</strong>l cannabis ya que ambos gruposconsumen habitualmente esta sustancia,pero si asociados a otras sustancias <strong>de</strong> consumomás frecuente entre los “policonsumidores”.Esta variable indicadora <strong>de</strong> abuso está significativamenteasociada con la edad <strong>de</strong> inicioen el consumo <strong>de</strong> cannabis y con la antigüedad<strong>de</strong> inicio en el consumo <strong>de</strong> esta sustancia:los que no informan <strong>de</strong> ese consumo problemáticose iniciaron en el cannabis mástar<strong>de</strong> (16,2 años) que los que informan <strong>de</strong>consumo problemático <strong>de</strong> alguna sustancia(15,4 años) o consumo problemático <strong>de</strong> cannabis(15,1 años), sin diferencias entre estosdos últimos grupos. Del mismo modo, losque no informan <strong>de</strong> consumo problemático<strong>de</strong> ninguna sustancia son consumidoresmenos antiguos <strong>de</strong> cannabis (6,7 años) quelos que informan <strong>de</strong> consumo problemático<strong>de</strong> alguna sustancia en general (7,9 años),aunque no específicamente con el cannabis.Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 215


Recibir aviso <strong>de</strong> familiares o amigos acerca<strong>de</strong> un uso abusivo <strong>de</strong> cannabis.De modo similar, algunos sujetos informan<strong>de</strong> que personas cercanas (familiares o amigos)les han advertido <strong>de</strong> que estaban abusando<strong>de</strong> alguna sustancia. No cabe dudaque éste es un indicador totalmente subjetivoy la alarma que pue<strong>de</strong> generar en un padreo madre el consumo <strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong> un hijo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> claramente <strong>de</strong> muchas cuestionesaleatorias. En total 489 sujetos (36,9%) admitenhaber recibido algún aviso <strong>de</strong> familiares oamigos acerca <strong>de</strong>l consumo abusivo o problemático<strong>de</strong> alguna sustancia. Aproximadamenteuna cuarta parte <strong>de</strong> ellos, 123 sujetos, indicanque la droga en cuestión es el cannabis.En la tabla siguiente se <strong>de</strong>scriben los porcentajes<strong>de</strong> sujetos <strong>de</strong> acuerdo a las diferentesfrecuencias <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis: a) nohan recibido avisos <strong>de</strong> este tipo; b) han recibidoavisos relativos al abuso <strong>de</strong> cannabis, y c)han recibido avisos por abusar <strong>de</strong> otras sustanciasdiferentes <strong>de</strong>l cannabis.Tabla nº 11: Recibir advertencias <strong>de</strong> familiares o amigos relativos al abuso <strong>de</strong>sustancias, según la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabisVARIABLE NC A CO CR CHSin avisos por abuso <strong>de</strong> sustancia alguna 86% 62% 68,2% 61,8% 47,4%Recibieron avisos por abusar <strong>de</strong>l cannabis 0% 5,9% 1,7% 7,8% 21%Recibieron avisos por abusar <strong>de</strong> otra sustancia 14% 32,1% 30,2% 30,4% 31,5%NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = ConsumidoresOcasionales; CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales.Al igual que en el caso anterior, esta variableestá asociada significativamente a la frecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis (Chi cuadrado= 166,6; 8 g.l.; p bilateral = .001).La gran mayoría <strong>de</strong> los que no consumencannabis no han recibido aviso alguno porabusar <strong>de</strong> ninguna sustancia. Inversamente,más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> los consumidores habitualessí han recibido algún aviso <strong>de</strong> estanaturaleza.Los avisos <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> sustancias engeneral no son más frecuentes entre los consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis ‘policonsumidores’que entre los ‘puros’. Sin embargo,entre los últimos son más frecuentes los avisosrelativos al cannabis que entre los ‘policonsumidores’,mientras que en estos últimosson más frecuentes que en aquellos losavisos relativos a otras sustancias ilegales.El recibir avisos <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> cannabis o <strong>de</strong>drogas en general es estadísticamente (aunqueligeramente) más frecuente entre losvarones, entre los que han alcanzado nivelesprimarios o secundarios más frecuentementeque entre los que han alcanzado estudiossuperiores, entre los que se valoran comomalos estudiantes. No hay relación con elestatus económico familiar ni con el controlparental percibido sobre los hábitos <strong>de</strong> “salir<strong>de</strong> marcha”.Finalmente, el recibir avisos <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong>drogas en general o <strong>de</strong> cannabis en particulartambién está significativamente asociado a laedad <strong>de</strong> inicio y a la antigüedad en el consumo<strong>de</strong> cannabis: Los que no informan <strong>de</strong> ningúnaviso <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong> sustancias se iniciaron en elcannabis a eda<strong>de</strong>s más tardías que los quehan recibido avisos por abuso <strong>de</strong> cualquierdroga y que los que han recibido avisos específicospor abuso <strong>de</strong> cannabis en particular.3. Preferencia y popularidad <strong>de</strong>l cannabisfrente a otras drogasDroga preferida según forma <strong>de</strong> usar elcannabis.La siguiente tabla <strong>de</strong>scribe las preferenciaspor las diferentes sustancias según los grupos<strong>de</strong>finidos en relación con la frecuencia <strong>de</strong>uso <strong>de</strong>l cannabis. En total, son 261 sujetosque eligen en primera opción el cannabiscomo la sustancia preferida.216Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Tabla nº12: sustancia preferida en los diferentes niveles <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>l cannabisNUNCA CONSUMIDOR ABSTINENTE OCASIONAL RECREATIVO HABITUALL C Ot. Ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile.1ª elección 96% 0% 4% 76% 5% 18% 60% 17% 23% 38% 30% 32% 17% 38% 45%L = legales (alcohol / tabaco): C = Cannabis; Ot. ile. = Otras ilegales.Se observa que:1. A medida que aumenta la frecuencia <strong>de</strong>luso <strong>de</strong> cannabis disminuye la preferenciapor las drogas legales y aumenta la preferenciapor el cannabis y por otras drogasilegales.2. En los consumidores recreativos las drogas<strong>de</strong> primera elección son casi por iguallas legales, el cannabis y otras ilegales.3. En los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis,en cambio, las drogas <strong>de</strong> primera elecciónsuelen ser otras drogas ilegales y ensegundo lugar el cannabis, mientras quelas drogas legales son raramente las preferidaspor este grupo.Hay diferencias claras y estadísticamentesignificativas entre los consumidores habituales<strong>de</strong> cannabis que son relativamente ‘puros’y los policonsumidores en cuanto a la sustancia<strong>de</strong> elección. Los primeros eligen el cannabismás frecuentemente como sustancia preferidaque los segundos (44% frente al 24%),mientras que los últimos eligen otras drogasilegales generalmente (67% frente al 36%).Las mujeres tien<strong>de</strong>n a elegir las drogas legalescomo primera elección mas frecuentementeque los hombres (11 puntos <strong>de</strong> % <strong>de</strong> diferencia),pero no hay apenas diferencias en loque se refiere al cannabis como primera elección,mientras que los varones eligen otras ilegalescomo primera sustancia más frecuentementeque las mujeres (31,6% vs. 23%).Las drogas legales son menos valoradascomo primera elección por los sujetos conestudios primarios que por los <strong>de</strong> estudiosmedios, y por estos menos que por los sujetoscon estudios superiores (33,5%, 47,3% y58,7% respectivamente). En la valoración <strong>de</strong>lcannabis como primera sustancia se observandiferencias muy ligeras entre estos tresgrupos (21,6%, 23,8% y 18,9% respectivamente).Las otras ilegales son más valoradascomo primera sustancia más por los <strong>de</strong> nivelprimario (44,9%) que por los <strong>de</strong> estudiosmedios (28,8%) y por estos más que por los<strong>de</strong> estudios superiores (22,3%). Estas diferenciastambién se observan en lo referido ala segunda sustancia preferida.Las sustancias legales son más elegidascomo preferidas por los que se autocalificancomo estudiantes buenos (58,4%) y regulares(49%) que por los malos estudiantes (37,6%).En el cannabis hay muy pocas diferencias yen las otras ilegales ocurre a la inversa.Las sustancias legales son elegidas comosustancias <strong>de</strong> primera elección más frecuentementepor los que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> familiascon nivel económico medio-alto o alto(53,2%) o <strong>de</strong> nivel medio (50,5%) que por lossujetos que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> familias con nivelmedio-bajo o bajo (42%). El cannabis aumentacomo primera sustancia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un 17,6%en las <strong>de</strong> mayor nivel hasta el 23% en los <strong>de</strong>nivel intermedio y 25,3% en los <strong>de</strong> nivel másbajo. Las otras ilegales son primera eleccióncasi por igual en los <strong>de</strong> mayor nivel económicofamiliar (29,3%), intermedio (26,7%) einferior (32,7%).Las sustancias legales son más elegidascomo primera sustancia por quienes afirmanhaber sido muy o excesivamente controladosen sus “salidas <strong>de</strong> marcha” por sus padres(59%) que por los poco (49%) o nada controlados(44%). Con el cannabis ocurre lo contrario(14%, 18%, 23% y 23% respectivamente).Las otras ilegales tien<strong>de</strong>n a ser máselegidas por los <strong>de</strong> “nulo control” (34%) másque por los <strong>de</strong> escaso y excesivo (28%) obastante control (24%).Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 217


Droga “<strong>de</strong> moda” en el ambiente recreativo<strong>de</strong>l sujeto.Tenemos información <strong>de</strong> 1251 sujetosacerca <strong>de</strong> cual es la droga más <strong>de</strong> moda ensu ambiente. Como primera sustancia, 305señalan el alcohol, 37 el tabaco, 427 señalanel cannabis, 242 la cocaína, 156 el éxtasis ycon menor importancia relativa las otras sustanciasilegales.La tabla 13 <strong>de</strong>scribe las sustancias queestán más <strong>de</strong> moda en los ambientes recreativos<strong>de</strong> los sujetos, en función <strong>de</strong> los grupos<strong>de</strong>finidos en relación con el consumo <strong>de</strong> cannabis.Tabla nº 13: sustancia más <strong>de</strong> moda en los diferentes niveles <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>l cannabisNUNCA CONSUMIDOR ABSTINENTE OCASIONAL RECREATIVO HABITUALL C Ot. Ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile. L C Ot. ile.Moda (%) 49,6 28,6 21,8 32,6 26,7 40,7 30,4 33,3 36,3 20,6 41,2 38,2 14,2 38,3 47,5L = legales (alcohol / tabaco): C = Cannabis; Ot. ile. = Otras ilegales.En total, las drogas legales son las más <strong>de</strong>moda para un 27% <strong>de</strong> los entrevistados, elcannabis es la sustancia <strong>de</strong> moda en elambiente <strong>de</strong>l 34% y otra ilegal (anfetaminas,cocaína, éxtasis o LSD) en el 39% restante<strong>de</strong> los casos. En resumen, el cannabis por sisolo resulta ser la sustancia <strong>de</strong> moda en elambiente recreativo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> cada tresentrevistados, casi tan popular como todaslas <strong>de</strong>más ilegales conjuntamente y más quelas drogas legales también conjuntamente.Las drogas legales son las que están más<strong>de</strong> moda únicamente en los ambientes quefrecuentan los “Nunca consumidores” <strong>de</strong>cannabis. El cannabis es únicamente la drogamás <strong>de</strong> moda en el ambiente <strong>de</strong> los consumidoresrecreativos <strong>de</strong> cannabis, mientras quelas <strong>de</strong>más sustancia ilegales son las queestán más <strong>de</strong> moda en los ambientes frecuentadospor los actualmente “Abstinentes”y consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis.Los consumidores habituales “puros” <strong>de</strong>cannabis se i<strong>de</strong>ntifican <strong>de</strong> un modo significativamentemás frecuente que los que son policonsumidorescon un ambiente don<strong>de</strong> la sustancia<strong>de</strong> moda es el cannabis (46% frente al21%), mientras que estos últimos se i<strong>de</strong>ntificanmás frecuentemente que aquellos conambientes don<strong>de</strong> las sustancias <strong>de</strong> moda sonotras drogas ilegales (71% frente al 37%).Droga <strong>de</strong> moda y droga preferida según elsubgrupo <strong>de</strong> la muestra.Recordamos que los individuos <strong>de</strong> lamuestra fueron encuestados en cuatroambientes distintos, aunque seguramentehay un importante solapamiento entre ellos.Está el ambiente <strong>de</strong> los ‘adolescentes’, el <strong>de</strong>los jóvenes ‘normativos’, el <strong>de</strong> los alternativosy el <strong>de</strong> los jóvenes reclutados en los ‘after’.Consi<strong>de</strong>ramos que pue<strong>de</strong> tener interés verque lugar ocupa el cannabis entre las preferencias<strong>de</strong> los asiduos a cada uno <strong>de</strong> estosambientes y al mismo tiempo cual es ladroga que ellos consi<strong>de</strong>ran que está más <strong>de</strong>moda en dicho ambiente. Los resultados sonlos siguientes:1. Los ‘adolescentes’ prefieren las drogaslegales, aunque la droga más <strong>de</strong> moda ensu ambiente es, según ellos, el cannabis.2. Los ‘jóvenes normativos’ prefieren las drogaslegales, que también resultan ser lasmás <strong>de</strong> moda en su ambiente.3. Entre los ‘after’ el cannabis resulta ser ladroga menos preferida <strong>de</strong> las tres posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> respuesta existentes y estámucho menos <strong>de</strong> moda que otras ilegales.4. Entre los ‘alternativos’ el cannabis es ladroga <strong>de</strong> moda, aunque las drogas <strong>de</strong> elecciónresultan ser preferentemente las legales(básicamente el alcohol).218Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


4. Policonsumo.Patrones <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> otras sustanciasen los diferentes grupos <strong>de</strong> consumidores<strong>de</strong> cannabis.Es un hecho claramente establecido quelos jóvenes, adolescentes y seguramentetambién adultos que salen para divertirse losfines <strong>de</strong> semana tien<strong>de</strong>n a consumir diversasdrogas al mismo tiempo o correlativamente.La tabla 14 muestra las frecuencias <strong>de</strong> consumoactual <strong>de</strong> otras sustancias entre losdiferentes grupos <strong>de</strong>l presente estudio <strong>de</strong>finidossegún el consumo <strong>de</strong> cannabis.Tabla nº 14: Consumo <strong>de</strong> otras sustancias en los diferentes grupos <strong>de</strong>finidos según elconsumo <strong>de</strong> cannabisSUSTANCIA NC A CO CR CHALCOHOLNo consume 10,8% 6,7% 0% 2% 2,6%Esporádico 28,3% 11,3% 12,3% 11,2% 8,2%Frecuente o Diario 60,9% 82,1% 87,7% 86,9% 89,2%TABACONo consume 58,4% 31,1% 14,6% 14,6% 9,9%Esporádico 6,1% 2,9% 10,1% 4,4% 1,9%Frecuente o Diario 35,5% 66% 75,3% 81% 88,2%ANFETAMINASNo consume 99,3% 94,6% 94,4% 85,2% 74%Esporádico 0,7% 5% 5,6% 14,3% 24,4%Frecuente o Diario 0% 0,4% 0% 0,5% 1,6%LSDNo consume 97,5% 90,3% 94,4% 82,9% 65,8%Esporádico 2,5% 8% 5,6% 16,6% 31,4%Frecuente o Diario 0% 1,7% 0% 0,5% 2,8%COCAÍNANo consume 97,9% 82,4% 80,4% 72,7% 39,9%Esporádico 1,8% 15,5% 18,4% 26,8% 54,9%Frecuente o Diario 0,4% 2,1% 1,1% 0,5% 5,2%ÉXTASISNo consume 97,2% 83,7% 89,4% 74% 52,2%Esporádico 2,5% 15,5% 8,9% 25% 43,3%Frecuente o Diario 0,4% 0,8% 1,7% 1% 4,4%NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = Consumidores Ocasionales;CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales;Como muestra la siguiente tabla, el consumo<strong>de</strong> alcohol, tabaco, anfetaminas, LSD,cocaína y éxtasis se distribuye <strong>de</strong> modo estadísticamentediferente entre los grupos <strong>de</strong>consumidores <strong>de</strong> cannabis:Como es <strong>de</strong> esperar <strong>de</strong>bido al criterio aplicadopara la formación <strong>de</strong> los subgruposentre los consumidores habituales, el consumo<strong>de</strong> anfetaminas, cocaína, éxtasis y LSDes mucho más frecuente (y significativo esta-Tabla nº 15: Diferentes niveles <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis y consumo <strong>de</strong> otrassustancias: indicadores <strong>de</strong> contrasteSUSTANCIA JI CUADRADO G.L. P (CONTRASTE BILATERAL)ALCOHOL 151,2 12 .001TABACO 304,8 12 .001ANFETAMINAS 127,5 8 .001COCAÍNA 319,8 8 .001LSD 162,9 8 .001ÉXTASIS 228,1 8 .001Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 219


dísticamente al nivel .001) en el grupo <strong>de</strong>consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis queson también policonsumidores que entre los“puros”. No hay diferencias significativasentre estos dos grupos en cuanto a la frecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> tabaco. Si hay diferenciassignificativas en la frecuencia <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> alcohol: el consumo “frecuente” seobserva con mayor frecuencia en los ‘puros’,mientras el consumo diario <strong>de</strong> alcohol esmás frecuente en los consumidores habituales<strong>de</strong> cannabis que tien<strong>de</strong>n a ser también“policonsumidores”.Policonsumo - Uso combinado <strong>de</strong> sustancias.A la pregunta <strong>de</strong> si consumen más <strong>de</strong> unasustancia en la misma noche, 811 (61,3% <strong>de</strong>ltotal <strong>de</strong> la muestra) sujetos respon<strong>de</strong>n afirmativamente,<strong>de</strong> los que 803 informan a<strong>de</strong>más<strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> al menos una combinación<strong>de</strong> sustancias. Se ha procedido a codificar lasdiferentes combinaciones <strong>de</strong> sustancias en 5tipos <strong>de</strong> combinaciones: (a) solo sustanciaslegales (alcohol y tabaco); (b) sustancias legales+ cannabis; (c) sustancias legales y otrasilegales sin incluir cannabis; (d) legales, cannabisy otras ilegales, (e) cannabis y otras ilegales.En total, tenemos información sobre1.242 combinaciones <strong>de</strong> sustancias que nuestros803 informantes afirman combinar enocasiones en una misma noche.Tabla nº 16: Tipos <strong>de</strong> combinaciones observadas y combinaciones en las que entra elcannabis, según el número <strong>de</strong> combinaciones informadas y en la muestra totalCOMBINACIÓN DE SUSTANCIAS 1 COMBINACIÓN 2 COMBINACIONES 3 COMBINACIONES TOTALSustancias legales (alcohol y tabaco) 69 (13,9%) 15 (4,2%) 5 (1,3%) 89 (7,2%)Legales + cannabis 278 (56,2) 103 (29,1%) 72 (18,3%) 453 (36,5%)Legales + otras ilegales (no cannabis) 54 (10,9%) 107 (30,2%) 119 (30,3%) 280 (22,5%)Legales + cannabis + otras ilegales. 83 (16,8%) 110 (31,1%) 165 (42%) 358 (28,8%)Cannabis + otras ilegales 8 (1,6%) 15 (4,2%) 22 (5,6%) 45 (3,6%)Otras ilegales 3 (0,6) 4 (1,1%) 10 (2,5%) 17 (1,4%)Porcentaje <strong>de</strong> combinacionescon cannabis 369/495; (74,5%) 228/354 (64,4%) 259/393 (65,9%) 856/1242 (68,9%)Se observa que, tanto en los que informansobre una, dos o tres combinaciones habituales<strong>de</strong> sustancias, el cannabis entra a formarparte <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> las combinacionesexistentes. Otras conclusiones son:En el grupo total (incluyendo los que informan<strong>de</strong> 1, 2 o 3 combinaciones habituales <strong>de</strong>sustancias), el cannabis participa en la mayoría<strong>de</strong> las combinaciones habituales <strong>de</strong> sustancias(68,9%). De hecho, los dos tipos <strong>de</strong>combinaciones más frecuentes son (a) elcannabis + drogas legales, y (b) cannabis +drogas legales + otras drogas ilegales.Las combinaciones simples <strong>de</strong> sustanciaslegales disminuyen drásticamente a medidaque el sujeto realiza más combinaciones <strong>de</strong>sustancias. Esto también ocurre con las combinaciones<strong>de</strong> cannabis + drogas legales. Encambio, aumentan las frecuencias <strong>de</strong> combinacionesdon<strong>de</strong> entran otras drogas ilegales(con o sin cannabis).Otros resultados relevantes, no representadosen la tabla son:1. La conducta <strong>de</strong> consumir <strong>de</strong> modo combinadodos o más sustancias habitualmenteen una misma noche aumenta linealmenteal aumentar la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis. Ambas variables están asociadasestadísticamente (Chi cuadrado = 608,4: 4g.l.; p bilateral = .001).2. Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisinforman <strong>de</strong> un mayor número <strong>de</strong> combinacioneshabituales <strong>de</strong> dos o más sustanciasen una misma noche que los otrosgrupos.220Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Los consumidores ocasionales <strong>de</strong> cannabis:De los 179 consumidores ocasionales <strong>de</strong>cannabis, 103 nos informan <strong>de</strong> una combinaciónhabitual <strong>de</strong> sustancias, 24 nos informan<strong>de</strong> dos combinaciones habituales y 10 nos<strong>de</strong>scriben 3 combinaciones <strong>de</strong> sustanciasque suelen tomar cada noche <strong>de</strong> marcha. Entotal, 137 combinaciones habituales <strong>de</strong> sustancias.Algo más <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> cada tres <strong>de</strong> estos (66sujetos) combinan el cannabis con alcohol oalcohol y tabaco en una misma noche, siendoesta la combinación <strong>de</strong> sustancias más habitual.Algo más <strong>de</strong> una quinta parte (38, 21%)combinan las drogas legales con otras drogasilegales diferentes <strong>de</strong>l cannabis en unamisma noche. La décima parte aproximadamenterealiza combinaciones simples <strong>de</strong> drogaslegales, un 6% aproximadamente combinaen una misma noche cannabis + drogaslegales + otras ilegales y son muy poco frecuenteslas combinaciones <strong>de</strong> cannabis +otras ilegales o combinaciones <strong>de</strong> otras ilegalessin cannabis ni drogas legales.Los consumidores recreativos <strong>de</strong> cannabis:Más <strong>de</strong> la mitad (133 sujetos; 65%) <strong>de</strong> losconsumidores recreativos <strong>de</strong> cannabis combinanen una misma noche cannabis con drogaslegales (principalmente alcohol). Otroporcentaje importante (58 sujetos; 28%)combina con cierta frecuencia también drogaslegales y otras ilegales en una mismanoche recreativa, o bien una combinaciónmúltiple <strong>de</strong> drogas legales + cannabis + otrasdrogas ilegales (41 sujetos; 20%).Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis:La mayoría <strong>de</strong> los consumidores habituales<strong>de</strong> cannabis (299; casi el 70%) suelen combinaren una misma noche recreativa sustanciaslegales, cannabis y otras ilegales. Lasegunda combinación más frecuente es elconsumo combinado <strong>de</strong> cannabis y drogaslegales (239 sujetos; casi el 56%). La cuartaparte también combina en ocasiones las drogaslegales con otras ilegales diferentes <strong>de</strong>lcannabis. Son muy poco frecuentes (39 sujetos,9%) ya en este grupo las combinaciones<strong>de</strong> cannabis con otras drogas ilegales (sinalcohol o tabaco) y casi inexistentes las combinaciones<strong>de</strong> otras drogas ilegales solamenteo drogas legales solamente.Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis,sean “puros” o “policonsumidores combinancasi siempre dos o más sustancias en unamisma noche. La combinación <strong>de</strong> sustanciasprincipal si es estadísticamente diferente enesos grupos. Mientras que los ‘puros’ combinan<strong>de</strong> un modo más frecuente el cannabiscon drogas legales que los ‘policonsumidores’(62% frente al 28%), estos últimos aña<strong>de</strong>n<strong>de</strong> modo más frecuente otras drogas ilegalesque los ‘puros’ (53% frente al 30%).Finalmente, los consumidores habituales‘puros’ <strong>de</strong> cannabis informan más frecuentemente<strong>de</strong> una única combinación habitual(61% <strong>de</strong> los casos frente al 33% <strong>de</strong> los policonsumidores),mientras que muchos <strong>de</strong>estos últimos informan <strong>de</strong> hasta tres combinacionesdiferentes <strong>de</strong> sustancias en unamisma noche (43% frente al 15% <strong>de</strong> los primeros).5. Consumo <strong>de</strong> cannabis y variables <strong>de</strong>personalidad y comportamentales asociadasal riesgo.Muchos estudios muestran que el consumo<strong>de</strong> una droga no sólo está frecuentementeasociado al uso <strong>de</strong> otras sustancias, sinoque también lo encontramos frecuentementeasociado a otras conductas <strong>de</strong> riesgo. A continuaciónexploramos algunas <strong>de</strong> estas conductas<strong>de</strong> riesgo más frecuentes, así comotambién exploraremos algunas variables <strong>de</strong>personalidad que con bastante frecuenciatambién están en conexión con el consumo<strong>de</strong> drogas y otras conductas <strong>de</strong>sviantes comoson la búsqueda <strong>de</strong> sensaciones o la conductaantisocial. Diversas revisiones sobre losfactores <strong>de</strong> riesgo (Hawkins 1992, Petraitis Jet al. 1998) encuentran una amplia baseempírica sobre que la posesión <strong>de</strong> valoresCalafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 221


socialmente poco convencionales están relacionadoscon el consumo. Se refieren a larebeldía, alienación <strong>de</strong> los valores dominantes<strong>de</strong> la sociedad, poca religiosidad, alta toleranciahacia la <strong>de</strong>sviación, pérdida <strong>de</strong> autoridad<strong>de</strong> los padres, una fuerte necesidad <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,conducta antisocial, búsqueda <strong>de</strong>sensaciones,...En otros estudios anterioreshemos podido ya verificar la existencia <strong>de</strong>estas conexiones en consumidores <strong>de</strong>ambientes recreativos (Calafat, 1998, 1999).Una conducta <strong>de</strong> riesgo es evi<strong>de</strong>ntementela embriaguez. En efecto encontramos que amás consumo <strong>de</strong> cannabis mayor frecuencia<strong>de</strong> embriagueces durante el mes anterior a laencuesta. Los consumidores habituales <strong>de</strong>cannabis son los que con más frecuencia seemborracharon más <strong>de</strong> una vez por semana.Los consumidores ocasionales y recreativos<strong>de</strong> cannabis son los que con más frecuenciase han emborrachado más <strong>de</strong> una vez al mesy menos <strong>de</strong> varias veces por semana duranteel mes anterior. Los que no han probado elcannabis y los que ya no lo consumen son losque con mayor probabilidad no se han emborrachadonunca durante el mes anterior.Tabla nº 17: Frecuencia <strong>de</strong> embriagueces durante el mes anterior según frecuencia<strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabisFrecuencia <strong>de</strong>l consumo excesivo<strong>de</strong> alcohol en el mes anterior NC A CO CR CHNo 46,4% 37,9% 24,6% 17,6% 24,3%Una vez 14,3% 13,3% 13,4% 10,7% 11%Alguna vez 23,6% 24,2% 27,4% 33,7% 18,2%Una vez por semana 10,4% 14,2% 21,2% 22% 19,6%Alguna vez por semana / diariamente 5,4% 10,4% 12,8% 16,1% 26,8%Habituales “puros” <strong>de</strong> cannabis Habituales y “policonsumidores”No 27% 19%Una vez 13% 7%Alguna vez 21% 14%Una vez por semana 20% 19%Alguna vez por semana / diariamente 19% 41%NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = Consumidores Ocasionales;CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales.La frecuencia <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> cannabis está significativamenteasociada a la frecuencia <strong>de</strong>las embriagueces durante el mes anterior(Chi cuadrado = 140,4; 20 g.l., p. bilateral =.001). También la embriaguez es estadísticamentemás frecuente entre los habituales <strong>de</strong>lcannabis que son también policonsumidoresque entre los que solo consumen cannabiscomo droga ilegal (Chi cuadrado = 30,3; 5g.l.; p = .001).Conductas <strong>de</strong> riesgo asociadas a la conducción<strong>de</strong> vehículosUna <strong>de</strong> las conductas más frecuentementeasociadas al riesgo entre los jóvenes losfines <strong>de</strong> semana es la conducción bajo losefectos <strong>de</strong>l alcohol. Exploraremos a continuaciónla asociación que se pue<strong>de</strong> establecerentre este comportamiento <strong>de</strong> riesgo y lamayor o menor frecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>cannabis (ver tabla 18). También exploraremosel haber conducido bajo la influencia <strong>de</strong>otras drogas, así como el haber tenido acci<strong>de</strong>ntes,o haber sido multado o <strong>de</strong>tenido porconducir bajo los efectos <strong>de</strong>l alcohol. Todasestas variables asociadas al riesgo en la conducción<strong>de</strong> vehículos están significativamenteasociadas a la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis. La segunda columna <strong>de</strong> la tablamuestra el nivel <strong>de</strong> probabilidad para el contrastebilateral, basado en los estadísticos <strong>de</strong>la Chi cuadrado.222Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


Tabla nº 18: Conductas <strong>de</strong> riesgo asociadas a la conducción <strong>de</strong> vehículos segúnfrecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabisVARIABLE P. NC A CO CR CHHa conducido bajo los efectos <strong>de</strong>l alcohol .001 31,5% 54,2% 49,7% 48,8% 63,3%Ha conducido bajo los efectos <strong>de</strong> otras drogas .001 4,7% 21,3% 27,8% 42,4% 67,8%Ha sido multado por conducir bajo el alcohol .001 1,8% 9,4% 7,9% 7,6% 12,9%Ha sido <strong>de</strong>tenido por conducir bajo el alcohol .024 2,3% 6,1% 4% 2,3% 7,3%Ha tenido acci<strong>de</strong>ntes por conducir bajo el alcohol .001 4,5% 8,5% 9,3% 6,9% 14,3%VARIABLE HABITUALES ‘PUROS’ HABITUALES ‘POLICONSUMIDORES’Ha conducido bajo los efectos <strong>de</strong>l alcohol 61% 71%Ha conducido bajo los efectos <strong>de</strong> otras drogas 66% 74%Ha sido multado por conducir bajo el alcohol 11,6% 15,4%Ha sido <strong>de</strong>tenido por conducir bajo el alcohol 5,6% 11%Ha tenido acci<strong>de</strong>ntes por conducir bajo el alcohol 13% 17%NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = ConsumidoresOcasionales; CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales.El conducir bajo los efectos <strong>de</strong>l alcohol essignificativamente más frecuente entre losconsumidores habituales que hemos <strong>de</strong>nominado‘policonsumidores’ que entre los consumidoreshabituales ‘puros’ <strong>de</strong> cannabis, perono hay diferencias significativas entre ambosgrupos en las otras 4 conductas.Percepción <strong>de</strong>l riesgo asociado al consumo<strong>de</strong> sustanciasEn general, a mayor frecuencia <strong>de</strong> consumo<strong>de</strong> cannabis correspon<strong>de</strong> una menor percepción<strong>de</strong>l riesgo asociado al consumo <strong>de</strong>diferentes sustancias. La tabla siguiente(tabla 19) muestra el grado <strong>de</strong> asociaciónentre dichas percepciones <strong>de</strong> riesgo y losniveles <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis. La segundacolumna muestra el nivel <strong>de</strong> probabilidad parael contraste <strong>de</strong> la asociación entre la percepción<strong>de</strong>l riesgo asociado a la conducta y la frecuencia<strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis, indicandoel nivel <strong>de</strong> probabilidad para las diferenciasentre grupos, basada en los estadísticos <strong>de</strong> laChi cuadrado. La tabla muestra los porcentajes<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada grupo <strong>de</strong> sujetos que con-Tabla nº 19: Percepción <strong>de</strong>l riesgo asociado al consumo <strong>de</strong> algunas sustanciassegún frecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabisVARIABLE P. NC A CO CR CHUn paquete <strong>de</strong> cigarrillos diario ,17 35% 33% 37% 42% 40%Fumar marihuana regularmente ,000 24% 46% 47% 72% 78%Consumir éxtasis cada fin <strong>de</strong> semana ,000 7% 8% 9% 13% 21%Consumir LSD mensualmente ,000 13% 11% 15% 25% 32%Tomar 2 bebidas alcohólicas diariamente ,000 48% 53% 54% 71% 67%Tomar 4 bebidas alcohólicas en una ocasión ,000 47% 63% 64% 77% 69%VARIABLE HABITUALES ‘PUROS’ ‘POLICONSUMIDORES’Un paquete <strong>de</strong> cigarrillos diario ,056 37% 47%Fumar marihuana regularmente ,073 76% 84%Consumir éxtasis cada fin <strong>de</strong> semana ,000 13% 37%Consumir LSD mensualmente ,000 25% 47%Tomar 2 bebidas alcohólicas diariamente ,14 65% 72%Tomar 4 bebidas alcohólicas en una ocasión ,047 66% 75%NC = “Nunca Consumidor”; A= Abstinentes (Antiguos consumidores experimentales y ex - consumidores); CO = ConsumidoresOcasionales; CR = Consumidores Recreativos; CH = Consumidores Habituales.Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 223


si<strong>de</strong>ran que la conducta en cuestión es “nadao poco peligrosa”.Todas las conductas <strong>de</strong> consumo salvo unpaquete <strong>de</strong> cigarrillos diario son percibidascon diferentes grados <strong>de</strong> peligrosidad por losdiferentes grupos <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> cannabis.Los consumidores recreativos y habituales<strong>de</strong> cannabis perciben menos peligrosen estas conductas <strong>de</strong> consumo.Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis‘policonsumidores’ muestran una percepción<strong>de</strong>l riesgo ligeramente menor que los ‘puros’en lo referido al consumo <strong>de</strong> un paquete diario<strong>de</strong> tabaco, y significativamente menor enlo relativo al consumo <strong>de</strong> éxtasis cada fin <strong>de</strong>semana, consumo <strong>de</strong> LSD cada mes y consumo<strong>de</strong> cuatro bebidas alcohólicas en unamisma ocasión. No hay diferencias en lo relativoa la percepción <strong>de</strong>l riesgo asociado alconsumo regular <strong>de</strong> marihuana o al consumo<strong>de</strong> dos bebidas alcohólicas al día.1. El análisis univariado <strong>de</strong> la varianza muestraque la puntuación en Búsqueda <strong>de</strong> Sensacionesestá significativamente asociadaa la frecuencia <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis (F =31,4; 4 grados <strong>de</strong> libertad; p = ,000).2. Los que no han consumido nunca cannabisy los que actualmente lo han <strong>de</strong>jado puntúansignificativamente más bajo que los queconsumen ocasional, recreativa o habitualmenteesta sustancia. Los que consumenocasionalmente cannabis puntúan significativamentemás bajo que “ocasionales” y“habituales”; y los “recreativos” significativamentemenos que los “habituales”, (diferenciastodas significativas al nivel ,05).3. Los consumidores habituales “puros” <strong>de</strong>cannabis puntúan en Búsqueda <strong>de</strong> Sensacionessignificativamente más bajo que losconsumidores habituales <strong>de</strong> esta sustanciaque son también “policonsumidores” (F =20,1; p = ,000).Búsqueda <strong>de</strong> sensacionesLos tres ítems <strong>de</strong> Búsqueda <strong>de</strong> Sensaciones1 utilizados forman una escala, pertenecena un cuestionario más amplio (Arthur M,Hawkins JD y Catalano R, 1997). Resulta queesta escala está significativamente asociadaa la frecuencia <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis, <strong>de</strong>modo que los consumidores habituales yrecreativos <strong>de</strong> cannabis informan <strong>de</strong> unamayor frecuencia <strong>de</strong> estas conductas que losno consumidores <strong>de</strong> cannabis. Los tres ítems<strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> sensaciones también muestranrespuestas afirmativas significativamentemás frecuentes entre los consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis que son también policonsumidoresque entre los consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis que tien<strong>de</strong>n a ser“puros”.Consi<strong>de</strong>rando la puntuación global en laescala que agrupa las respuestas a estos tresítems, los resultados son los siguientes:Escala <strong>de</strong> Desviación Social (Conductasantisociales y <strong>de</strong>lictivas)Finalmente, una serie <strong>de</strong> conductas antisocialesy <strong>de</strong>lictivas (Conducir vehículos sinlicencia, Vandalismo, Hurtos e Implicación enpeleas) también resultan ser significativamentemás frecuentes en los consumidores<strong>de</strong> cannabis que en los no consumidores, yen los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabismás que en los <strong>de</strong>más.El vandalismo y la implicación en peleas sonsignificativamente más frecuentes entre losconsumidores habituales <strong>de</strong> cannabis que sonpoliconsumidores que entre los “puros”. Nohay diferencias estadísticamente significativasen el conducir sin licencia ni en los hurtos.Consi<strong>de</strong>rando una puntuación global enuna escala que sume las respuestas a losítems <strong>de</strong> Desviación Social, los resultadosrelativos a su asociación con el consumo <strong>de</strong>cannabis son los siguientes:1La escala está constituida por las tres preguntas 1) Hago lo que me da la gana no importa el que, 2) He hecho algo peligroso porque alguienme <strong>de</strong>safió a hacerlo y 3) Hago cosas locas incluso aunque sean un poco peligrosas224Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


1. El análisis univariado <strong>de</strong> la varianza muestraque la puntuación en Desviación Socialestá significativamente asociada a la frecuencia<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis (F = 30,2; 4grados <strong>de</strong> libertad; p = ,000).2. Los que no han consumido nunca cannabispuntúan significativamente más bajo quetodos los <strong>de</strong>más grupos. Los que actualmentelo han <strong>de</strong>jado puntúan significativamentemás bajo que los que consumenhabitualmente esta sustancia. Los queconsumen ocasionalmente o recreativamentecannabis puntúan significativamentemás bajo que “habituales”; sindiferencias entre sí, (diferencias todassignificativas al nivel ,05).3. Los consumidores habituales “puros” <strong>de</strong>cannabis puntúan en Desviación Social significativamentemás bajo que los consumidoreshabituales <strong>de</strong> esta sustancia que sontambién “policonsumidores” (F = 7,6; p =,000).6. Participación en la vida recreativa nocturnaLa frecuencia con que los jóvenes salenlos fines <strong>de</strong> semana es alta en España. Acontinuación exploraremos la relación queexiste entre el consumo <strong>de</strong> cannabis y la“amplitud” <strong>de</strong> la vida recreativa <strong>de</strong>l sujeto ylos “motivos” o impulsos que acompañandicha vida recreativa.Vida recreativa.Frecuencia <strong>de</strong> visita a los diferentes lugares<strong>de</strong> diversión.A mayor frecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabismayor frecuencia <strong>de</strong> bares (49,4; 12 g.l.; p= .001), clubes (46; 12 g.l.; p = .001), locales“after hours” (152; 12 g.l.; p = .001) y fiestas“raves” ((119; 12 g.l.; p = .001). No hay diferenciasestadísticamente significativas encuanto a la frecuencia <strong>de</strong> visitas a discos,pubs o cafés.En cuanto a la comparación entre consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis que son más omenos “puros” o policonsumidores <strong>de</strong> otrassustancias ilegales, la comparación en estasvariables muestra que no hay diferencias significativasen la frecuencia <strong>de</strong> ir <strong>de</strong> bares,cafés o clubes. Los policonsumidores vancon más frecuencia a discotecas que losotros (51; 3 g.l.; p = .001), y lo mismo ocurrecon los Pubs; (17,4; 3 g.l.; p = .001), locales“afters”; (56; 3 g.l.; p = .001), y con las raves(53; 3 g.l.; p = .001).Fines <strong>de</strong> semana “<strong>de</strong> marcha” al mes.La mayoría <strong>de</strong> los sujetos salen 3-4 fines<strong>de</strong> semana al mes. No hay diferencias significativasentre los grupos <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong>cannabis. Tampoco hay diferencias significativasentre los consumidores habituales <strong>de</strong>cannabis puros y los policonsumidores enesta variable.Número <strong>de</strong> noches por fin <strong>de</strong> semana.Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabissalen tres noches cada fin <strong>de</strong> semana másfrecuentemente que los <strong>de</strong>más (36; 8 g.l.; p= .001).Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisque son también policonsumidores <strong>de</strong> otrasdrogas ilegales salen con mayor frecuenciatres noches por fin <strong>de</strong> semana que los consumidoreshabituales “puros”, es <strong>de</strong>cir los queno suelen consumir al mismo tiempo otrasdrogas ilegales (38% versus 9% respectivamente);mientras éstos salen más frecuentementedos noches que aquellos (62% versus39%); (53,5; 2 grados <strong>de</strong> libertad; p = .001).Durante la semana.El porcentaje <strong>de</strong> sujetos que salen durantela semana en los diferentes grupos es <strong>de</strong>l19%, 23%, 24%, 32% y 52% respectivamente(<strong>de</strong> menor a mayor consumo <strong>de</strong> cannabis).Las diferencias son estadísticamentesignificativas (108; 4 grados <strong>de</strong> libertad, .001).Los que salen más veces durante la semanason los habituales, seguidos por los nuncaCalafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 225


consumidores y abstinentes (consumidoresexperimentales y ex - consumidores). Lasdiferencias son estadísticamente significativasentre los habituales y todos los <strong>de</strong>másexcepto los nunca consumidores.Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabispoliconsumidores también salen durante lasemana con mayor probabilidad que los“puros” (61% versus 47%; Chi = 6,6, 1 g.l.;.01). El número medio <strong>de</strong> noches durante lasemana también es estadísticamente superioren aquellos (F = 7; 1 grado <strong>de</strong> libertad; p= .008).Duración <strong>de</strong> la “marcha”.La duración <strong>de</strong> una noche “<strong>de</strong> marcha”también está asociada significativamente alnivel <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis (F = 20,5; 4g.l.; .001). La “noche” es más larga para losconsumidores habituales <strong>de</strong> cannabis (9,8horas en promedio), seguidos <strong>de</strong> los recreativos(8,6 horas), ocasionales, abstinentes(experimentales y ex - consumidores con unas7,7 horas) y nunca consumidores (6,9 horas).Las diferencias son significativas entre losnunca consumidores y todos los <strong>de</strong>más grupos.Otras diferencias significativas seencuentran entre los abstinentes frente arecreativos y habituales; entre los ocasionalesy habituales y entre recreativos y habituales(estos últimos les ganan a todos).Las diferencias también son muy clarasentre los habituales <strong>de</strong>l cannabis puros y policonsumidores,en “favor” <strong>de</strong> estos últimos(8,5 horas versus 12,6 horas; F = 49; 1 g.l.;.001).Número <strong>de</strong> lugares.El número <strong>de</strong> lugares visitados duranteuna noche “<strong>de</strong> marcha” también está asociadasignificativamente al nivel <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis (F = 3,2; 4 g.l.; .014). Los que máslugares visitan son los recreativos, seguidos<strong>de</strong> abstinentes, habituales, ocasionales ynunca consumidores.También los habituales <strong>de</strong>l cannabis “policonsumidores”visitan un mayor número <strong>de</strong>lugares cuando salen que los “puros” (F =7,9; 1 g.l.; .005).Número <strong>de</strong> amigos que salen.Los nunca consumidores <strong>de</strong> cannabis yocasionales tienen algo menos frecuentementea todos sus amigos “marchosos” quelos recreativos, habituales y abstinentes.Los habituales <strong>de</strong>l cannabis que son policonsumidorestambién tienen más frecuentementea todos o casi todos sus amigos quesalen <strong>de</strong> marcha que los que no lo son (16; 3g.l.; .001).Largas distancias en una noche <strong>de</strong> marcha.El porcentaje <strong>de</strong> sujetos que recorren largasdistancias durante una noche <strong>de</strong> marchaen los diferentes grupos es <strong>de</strong>l 20%, 20%,26%, 32% y 39% respectivamente (<strong>de</strong>menor a mayor consumo <strong>de</strong> cannabis). Lasdiferencias son estadísticamente significativas(42; 4 grados <strong>de</strong> libertad, .001).Los habituales <strong>de</strong>l cannabis y policonsumidorestambién recorren largas distanciasdurante una noche <strong>de</strong> marcha con mayor probabilidadque los “puros” (52% versus 32%respectivamente; 14,3; 1 g.l.; .001).Factores motivadores <strong>de</strong> la vida recreativa.Importancia <strong>de</strong> diferentes razones parasalir <strong>de</strong> marcha.Los diferentes grupos <strong>de</strong>finidos según elconsumo <strong>de</strong> cannabis muestran entre si algunasdiferencias relativas a la importancia <strong>de</strong>algunos motivos para “salir <strong>de</strong> marcha”. Labúsqueda <strong>de</strong> “sexo” y la posibilidad <strong>de</strong> tomardrogas son razones que aumentan significativamentesu importancia relativa en los consumidores“recreativos” y “habituales” <strong>de</strong>cannabis respecto a los que no han consumidonunca, quienes han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> consumir oquienes consumen ocasionalmente.No hay diferencias importantes en laimportancia relativa otorgada por estos gruposa razones para salir tales como bailar,226Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


encontrarse con amigos, buscar pareja, escucharmúsica o <strong>de</strong>sconectar <strong>de</strong> la rutina diaria.Los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabisque son a la vez policonsumidores <strong>de</strong> otrassustancias ilegales otorgan una importanciasignificativamente mayor que los consumidoreshabituales más o menos “puros” <strong>de</strong> cannabisa razones como bailar, buscar sexo,buscar pareja y tomar drogas.CONCLUSIONESAunque nuestro estudio no ha aplicado unmuestreo aleatorio, enten<strong>de</strong>mos que lamuestra estudiada pue<strong>de</strong> ser bastante útiltanto por su amplitud como por la forma enque ha sido seleccionada, para avanzar algunascaracterísticas <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabisentre los usuarios <strong>de</strong> la vida recreativa nocturna<strong>de</strong> algunas ciuda<strong>de</strong>s españolas. Sinlugar a dudas hay colectivos <strong>de</strong> usuarios <strong>de</strong>cannabis que no están representados <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> la muestra estudiada, como pue<strong>de</strong> ser elcolectivo <strong>de</strong> más edad que sale menos losfines <strong>de</strong> semana. Lo primero que llama laatención entre los datos es la amplitud <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la muestra estudiada,sobre todo en lo que se refiere a consumohabitual. Solo uno <strong>de</strong> cada cinco entrevistadosaproximadamente no ha llegado a probarel cannabis, y entre los consumidores recreativosy habituales <strong>de</strong> cannabis suman casi lamitad <strong>de</strong> la muestra. Entre estos consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis, uno <strong>de</strong> cada tresaproximadamente es también policonsumidor<strong>de</strong> otras drogas ilegales. Estos resultadossugieren que el uso <strong>de</strong> cannabis y <strong>de</strong>rivadosestá significativamente presente entre losusuarios <strong>de</strong> la vida recreativa nocturna en lascuatro ciuda<strong>de</strong>s incluidas en el estudio.La estrecha relación <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> marihuanacon otras drogas y con otras conductas<strong>de</strong>sviantes, ha hecho pensar a diversosinvestigadores que existe en algunos jóvenesuna progresiva implicación en el consumo <strong>de</strong>drogas comenzando por las legales, siguiendoluego con el cannabis y con un posibleascenso para algunos a otras drogas ilegalescomo éxtasis, cocaína, etc (Kan<strong>de</strong>l DB et al1992; Kan<strong>de</strong>l DB, Yamaguchi K, 1993). ndríanmás propensión a beber, fumar, iniciarse enel sexo antes, interesarse menos por laescuela, llevarse peor con sus padres y consumirdrogas ilegales. Es lo que se <strong>de</strong>nomina‘teoría <strong>de</strong>l síndrome común’ o ‘teoría <strong>de</strong>l problemacomportamental’ (Jessor R et al, 1980)por la que existiría un factor único en estosadolescentes que explicaría porque se metenen diversos problemas. La secuencia vendríadada porque a medida que crecen aumentanlas oportunida<strong>de</strong>s, pero no porque un comportamiento‘lleve’ al otro. Se trata <strong>de</strong> doshipótesis que no son excluyentes entre sí y,nuestra posición es precisamente que ambasposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ben ser tenidas en la práctica.Al no tratarse esta investigación <strong>de</strong> unestudio longitudinal no po<strong>de</strong>mos aportardatos <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n sobre esta polémica.Po<strong>de</strong>mos observar sin embargo dos tipos <strong>de</strong>situaciones: la iniciación en el consumo <strong>de</strong>cannabis está precedida históricamente conel consumo <strong>de</strong> drogas legales, o bien, coinci<strong>de</strong>nen el mismo año la iniciación en las drogaslegales y el cannabis. Una iniciaciónsimultánea en el cannabis y alcohol, suelesuponer por un lado una iniciación más tempranaen el uso <strong>de</strong>l cannabis, pero a<strong>de</strong>más vaasociada a mayor probabilidad <strong>de</strong> consumohabitual <strong>de</strong> cannabis en la actualidad. Sondatos por tanto que apuntan a que hay ungrupo <strong>de</strong> jóvenes que presentan una mayornecesidad o urgencia <strong>de</strong> pasar al consumo <strong>de</strong>diversas drogas. Ello, como <strong>de</strong>cíamos, no essin embargo seguramente contrario a quepara muchos la suma <strong>de</strong> diversos comportamientosfacilita el paso a consumos más elevadoso prepare el terreno a consumo <strong>de</strong>otras drogas. No estamos hablando <strong>de</strong> un<strong>de</strong>terminismo, sino <strong>de</strong> un posibilismo y nocabe duda que para muchos consumidoresexiste la capacidad <strong>de</strong> gestionar sus consumos.El inicio en el consumo <strong>de</strong>l cannabis escomo media en esta muestra alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>los 16 años, y como más temprano haya sidoeste inicio más posibilida<strong>de</strong>s hay <strong>de</strong> que seCalafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 227


consuma en la actualidad con una mayor frecuencia,lo cual es coherente con que el iniciotemprano es uno <strong>de</strong> los factores <strong>de</strong> riesgoque mejor predicen un futuro uso y abuso<strong>de</strong> dicha droga (Hawkins et al, 1992). Aunquela prevalencia <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis es alto entodos los grupos socio<strong>de</strong>mográficos, la probabilidad<strong>de</strong> inicio y mantenimiento <strong>de</strong>l uso<strong>de</strong>l cannabis es superior entre los varones,con un nivel <strong>de</strong> estudios más bajo, que seautovaloran como peores estudiantes, proce<strong>de</strong>ntes<strong>de</strong> familias con menor estatus socioeconómicoque ejercen menor control sobrelos hábitos recreativos nocturnos. Creemosque alguno <strong>de</strong> estos hallazgos pue<strong>de</strong> tenerposibilida<strong>de</strong>s preventivas. En todo caso no<strong>de</strong>bemos olvidar que en líneas generales lapoblación que sale <strong>de</strong> marcha tiene un statussocial medio alto y muchos <strong>de</strong> ellos son buenosestudiantes. Es <strong>de</strong>cir que aunque esestadísticamente significativo que los peoresestudiantes y los niveles sociales menosaltos se inician y consumen más, ello no<strong>de</strong>be impedir ver que existe un gran porcentaje<strong>de</strong> buenos estudiantes <strong>de</strong> familia bienentre los que usan y abusan <strong>de</strong>l cannabis y<strong>de</strong> otras drogas.El consumo <strong>de</strong> alcohol, tabaco, anfetaminas,éxtasis y LSD es más frecuente a medidaque el consumo <strong>de</strong> cannabis se hace másfrecuente, así como también el policonsumo(representado por la frecuencia <strong>de</strong> consumocombinado <strong>de</strong> diversas sustancias en unamisma noche). Con el aumento en la frecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis tambiénaumenta la probabilidad <strong>de</strong> preferencia personalpor otras drogas ilegales diferentes <strong>de</strong>lcannabis y la pertenencia a ambientes recreativosdon<strong>de</strong> otras drogas ilegales están más“<strong>de</strong> moda”. Si bien es evi<strong>de</strong>nte que a mayorimplicación con una droga, en este caso elcannabis, hay una mayor implicación en eluso <strong>de</strong> otras drogas, en este estudio hemosencontrado dos tipos <strong>de</strong> consumidores habituales,los que preferentemente sólo utilizancannabis y los que son más policonsumidores.Existen una serie <strong>de</strong> características diferencialesentre ambos grupos que en el caso<strong>de</strong> los no policonsumidores po<strong>de</strong>mos ver quetienen un mayor nivel <strong>de</strong> estudios, son tambiénmejores estudiantes, se iniciaron en elconsumo más tardíamente, tienen obviamentemenos problemas en el consumo <strong>de</strong> sustancias,así como conducen con menos frecuenciabajo los efectos <strong>de</strong>l alcohol. Seconstata por otra parte que significativamentelos consumidores habituales <strong>de</strong> cannabissean más o menos puros o policonsumidorestienen características diferenciales con losque consumen menos o no consumen. Esmuy posible que algunos grupos <strong>de</strong> consumidoreshabituales <strong>de</strong> cannabis puros salganmenos <strong>de</strong> marcha y por tanto no hayan podidoser captados por este estudio. No obstantesi creemos que los policonsumidores siestarán bien representados.Sin que sea el propósito <strong>de</strong> esta investigaciónestudiar los aspectos problemáticos <strong>de</strong>luso <strong>de</strong>l cannabis, sin embargo si queremos<strong>de</strong>stacar que aparecen claramente o se insinúanalguno <strong>de</strong> ellos. A mayor frecuencia <strong>de</strong>consumo <strong>de</strong> cannabis se asocia también unamayor probabilidad <strong>de</strong> uso problemático yabuso <strong>de</strong> sustancias en general y cannabisen particular, y una mayor dificultad subjetivapara <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir cannabis. A unamayor frecuencia <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cannabis vaa asociada también una mayor probabilidad<strong>de</strong> abuso <strong>de</strong>l alcohol, realizar diversas conductas<strong>de</strong> riesgo asociadas a la conducción<strong>de</strong> vehículos y una menor percepción subjetiva<strong>de</strong>l riesgo asociado al uso <strong>de</strong> algunas sustanciasilegales. Asimismo, también seencuentra una asociación positiva entre la frecuencia<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis y la frecuencia<strong>de</strong> conductas <strong>de</strong>sviadas socialmentey rasgos asociados a la búsqueda <strong>de</strong> sensaciones.Hay diversas informaciones recogidas eneste estudio que apuntan hacia que se generauna cierta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l uso<strong>de</strong>l cannabis. Pue<strong>de</strong> que esta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasea más psicológica o cultural que biológica.No lo sabemos. Pero si po<strong>de</strong>mos comprobarque el uso diario <strong>de</strong> cannabis (15,8%) másque dobla el uso diario <strong>de</strong> alcohol (6,5%).Una proporción nada <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable (16,6%) <strong>de</strong>los consumidores habituales <strong>de</strong> cannabis228Consumo y consumidores <strong>de</strong> cannabis en la vida recreativa


admite seguir consumiendo dicha sustanciaa pesar <strong>de</strong> haber tenido problemas con ella.Es frecuente que hayan recibido comentarios<strong>de</strong> advertencia sobre un uso excesivo porparte <strong>de</strong> familiares o amigos. Un 16% <strong>de</strong>toda la muestra indica que el cannabis lessería la sustancia más difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>tomar. Los medios <strong>de</strong> comunicación o algunosgrupos muchas veces transmiten acerca<strong>de</strong> la inocuidad o falta <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia haciaesta sustancia. Más allá <strong>de</strong> cuestiones i<strong>de</strong>ológicassiempre presentes en estas afirmacionestanto en un sentido como en otro,creemos que falta la visión estadística y clínicapara aclarar estos aspectos. La experienciainmediata <strong>de</strong> mucha gente es que hanvisto fumadores en situaciones normales yaparentemente sin problemas, pero cuandose maneja más cantidad <strong>de</strong> información y setiene la ocasión <strong>de</strong> preguntar a mucha gentelas cosas son a veces algo distintas. En unestudio (Ingold R, Toussirt M, 1998) realizadoen Francia durante 1996 con una muestra <strong>de</strong>1.087 usuarios <strong>de</strong> cannabis localizados a través<strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> bola <strong>de</strong> nieve nos encontramoscon que un 77% <strong>de</strong> los sujetos admitenhaber sido <strong>de</strong>pendientes a algunasustancia en algún momento <strong>de</strong> su vida y un61% consi<strong>de</strong>ran que todavía lo son actualmente.El producto más citado <strong>de</strong>l cual elloshan sentido <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en el pasado es eltabaco (86%), seguido <strong>de</strong>l cannabis (26%),<strong>de</strong>l alcohol (15%) y <strong>de</strong> la heroína (9%). Sipasamos a sus <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias actuales estasen general han disminuido excepto para elcannabis que pasa <strong>de</strong>l 26% ya citado a un23%, mientras que para el alcohol habríabajado hasta el 9% y para la heroína al 0%.Los autores señalan que existe una gran subjetivida<strong>de</strong>n esta auto<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> sentirse ono <strong>de</strong>pendientes, pues personas con consumossimilares pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse a si mismos<strong>de</strong>pendientes o no. Interesante tambiénes la paradoja <strong>de</strong> que si bien muchos consumidoresadmiten la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y que elconsumo <strong>de</strong>l producto pue<strong>de</strong> dar lugar a consecuenciasnegativas, sin embargo al mismotiempo participan <strong>de</strong> la representación socialcontraria frecuente en la sociedad <strong>de</strong> drogasin problemas que todo el mundo fuma, quenunca ha hecho daño a nadie y que cuandomenos <strong>de</strong>bería ser <strong>de</strong>spenalizada (en Franciael consumo está prohibido). Datos similarmentepreocupantes sobre la estabilidad enel consumo <strong>de</strong>l cannabis a lo largo <strong>de</strong>l tiempovienen dadas también en un estudio (Perkonigget al 1999) longitudinal reciente conuna muestra <strong>de</strong> 1228 jóvenes alemanesrepresentativa <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Munich, queson entrevistados por primera vez entre los14 y 17 años. Sorpren<strong>de</strong> a los autores que encontra <strong>de</strong> la visión <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>l cannabiscomo algo ‘experimental típico <strong>de</strong> la adolescencia’se encuentran con un alto grado <strong>de</strong>estabilidad en el consumo a lo largo <strong>de</strong>l tiempo.Sólo un 26% <strong>de</strong> los consumidores queconsumieron repetidamente <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> consumircompletamente, mientras que lamayoría progresaron hacia un uso ‘regular’,un 19% hacia un uso ‘consi<strong>de</strong>rable’ y un15% hacia un uso ‘heavy’. Los datos <strong>de</strong>lestudio van en contra <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a corriente <strong>de</strong>que el consumo <strong>de</strong> cannabis es sobre todo<strong>de</strong> tipo experimental y transitorio. Seguramenteen estos momentos el grado <strong>de</strong> distorsión<strong>de</strong> las informaciones y el nivel <strong>de</strong><strong>de</strong>sinformación sobre el cannabis es muyimportante, por lo que consi<strong>de</strong>ramos que se<strong>de</strong>bería actuar sobre ello, para que la gentetome sus <strong>de</strong>cisiones con conocimiento <strong>de</strong>causa.Finalmente, a una mayor frecuencia <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> cannabis va asociado un patrónespecífico <strong>de</strong> implicación en la vida recreativanocturna. Este patrón se caracteriza por unamayor participación en la “marcha”. Seguramentehay diversos elementos culturales queapoyan y soportan el uso <strong>de</strong>l cannabis. Eneste estudio po<strong>de</strong>mos observar la importancia<strong>de</strong> la cultura recreativa, y el lugar centralque ocupa el cannabis <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta cultura,mucho más importante que el éxtasis, aunquemenos que el alcohol y tabaco. Existeotra cultura <strong>de</strong>l cannabis más ligada a cuestionesalternativas, here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l legado <strong>de</strong>l68 y que tiene en la actualidad un notableauge. Sin lugar a dudas se establecenmuchos puntos <strong>de</strong> conexión entre ambas culturas.Calafat, A.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Becoña, E.; Gil, E.; Juan, M.; Torres, M.A. 229


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Estrategias y organización <strong>de</strong> lacultura pro-cannabis*CALAFAT, A.; JUAN, M.; BECOÑA, E.; FERNÁNDEZ C.;GIL, E.; LLOPIS, J.J.IREFREA (Instituto y Red Europea para el Estudio <strong>de</strong> los Factores <strong>de</strong> Riesgo).Dirigir correspon<strong>de</strong>ncia a: Amador Calafat. Irefrea. Rambla, 15,2º,3ª 07003 Palma <strong>de</strong> Mallorca. irefrea@irefrea.orgResumenEn España se ha <strong>de</strong>sarrollado un movimiento socialen <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis, a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong>los noventa, que está logrando ser influyente comocolectivo que participa en la <strong>de</strong>finición social <strong>de</strong> estasustancia. El movimiento lo forman asociaciones, profesionalesy medios <strong>de</strong> comunicación que se encargan<strong>de</strong> dar a conocer los argumentos y las estrategiasen pro <strong>de</strong> legalizar y legitimar socialmente su consumo.En este artículo se presentan los diferentes actores<strong>de</strong>l movimiento, clasificados según el papel quejuegan en el proceso: profetas, sacerdotes, técnicos,asociaciones y consumidores, así como los discursosque elaboran, sus acciones y los principales argumentosen que basan la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis. El colectivopro cannabis está logrando crear un entramado culturalestructurado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> distintas disciplinas, que <strong>de</strong>finenesta droga como una sustancia buena y positiva,apropiándose simbólicamente <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales como elecologismo, la salud, la lucha por la tolerancia, la justicia,la interculturalidad, así como <strong>de</strong> la religión. Al analizarlas estrategias, han surgido también las contradicciones,mostrando que se trata <strong>de</strong> una dinámicacultural promovida y ligada a los valores <strong>de</strong> un sectorconcreto <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> mediana edad, alejado <strong>de</strong>las condiciones culturales y motivaciones <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong> los más jóvenes. Esta estrategiasirve a<strong>de</strong>más para abrir nuevos espacios comerciales,profesionales y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.Palabras clave: cannabis, cultura, etnografía, política,asociaciones, control social.SummaryThroughout the nineties, a social movement <strong>de</strong>velopedin <strong>de</strong>fence of cannabis in Spain and other westerncountries, and it is now becoming influential as acollective that participates in the social <strong>de</strong>finition ofthis substance. The movement comprises associations,professionals and the media and they are responsiblefor raising awareness of the arguments andthe strategies in support of legalising and socially legitimisingits use. This article presents the differentactors in the movement, classified according to therole they play in the process – prophets, high priests,experts, associations, and users- as well as their reasoning,their actions and the principle arguments onwhich they base their <strong>de</strong>fence of cannabis. The procannabiscollective is achieving the creation of a culturalnetwork, structured by different disciplines, <strong>de</strong>finingthis drugs as a good and positive substance,appropriating symbolically i<strong>de</strong>als of other movementsas ecologism, health, the battle for tolerance, justice,cultural exchange or even religion. In setting out theirstrategies, they have also <strong>de</strong>monstrated its contradictions.Basically the problem is that it fits basically witha cultural dynamic promoted by a sector of the middleage population, faraway from the cultural conditionsthat support the young people cannabis use. This strategyis also used with the intention to open new commercial,professional and even political spaces.Key words: cannabis, culture, ethnography, policies,social control, associations.*Estudio subvencionado por el Plan Nacional <strong>de</strong> Drogas.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 231


“Se atribuye tal carácter benéfico a la acción <strong>de</strong> los estupefacientes en la lucha enpro <strong>de</strong> la felicidad y <strong>de</strong> la prevención <strong>de</strong> la miseria, que tanto los individuos comolos pueblos les han reservado un lugar permanente en su economía libidinal”FREUD“La cucaracha, la cucaracha ya no pue<strong>de</strong> caminar,porque no tiene, porque le falta marihuana pa fumar”.INTRODUCCIÓNEl cannabis, como sustancia psicoactiva,ha sido consumido y utilizado <strong>de</strong> diversasformas a lo largo <strong>de</strong> la historia (Junquera1992, Herer 1999). Sin embargo, locierto es que ha pasado bastante <strong>de</strong>sapercibidopara la mayoría <strong>de</strong> la población comosustancia <strong>de</strong> interés especial y protagonista<strong>de</strong> controversias. Incluso cuando a principios<strong>de</strong>l siglo XX se inicia una política prohibicionistaa escala internacional, en España el cannabises una sustancia marginal con poco significadosocial, a diferencia <strong>de</strong> otras drogascomo el opio y la cocaína (Usó 1996). 1 Apesar <strong>de</strong> la prohibición, la presencia social <strong>de</strong>lcannabis es mínima y poco conflictiva, y continúasiendo una sustancia fácil <strong>de</strong> adquirirpara los escasos colectivos que la consumen.Esa situación se mantiene a lo largo <strong>de</strong>l sigloXX, hasta que en los años sesenta empieza aadquirir un protagonismo cada vez mayor, ytermina convirtiéndose a finales <strong>de</strong> losnoventa en la sustancia más polémica y quemás se consume <strong>de</strong> toda la lista <strong>de</strong> drogasilegales, así como en ban<strong>de</strong>ra y estandarteindiscutible <strong>de</strong> un complejo movimientosocial.Con anterioridad a estas fechas, el cannabissólo tiene prácticamente presencia entreel colectivo <strong>de</strong> legionarios (González Duro1979, Romaní 1986, Usó 1996). Para ellosfumar cannabis en forma <strong>de</strong> grifa es parte <strong>de</strong>un ritual propio y específico <strong>de</strong> su grupo, queles da cohesión como grupo y se convierteen un elemento <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad (González Duro1979, Romaní 1986). 2 Pero los nuevos protagonistas<strong>de</strong> esta historia van a ser los jóvenesespañoles que, al igual que los <strong>de</strong>l resto<strong>de</strong> Europa y Norteamérica, inician un movimientocrítico hacia una sociedad <strong>de</strong>finida entérminos <strong>de</strong> consumismo, competencia ytecnocracia, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> carente <strong>de</strong> valoreséticos y utópicos. Las drogas, al igual queocurre con los jóvenes norteamericanos,pasan a convertirse en las ‘aliadas’ <strong>de</strong> esosinconformistas proce<strong>de</strong>ntes en gran medida<strong>de</strong> las clases medias. En esta rebelión contralos valores sociales dominantes, la búsqueda<strong>de</strong> cambios internos (un mejor conocimiento<strong>de</strong> sí mismos, experimentación <strong>de</strong> nuevassensaciones...), ocupa también un importantelugar en el que las drogas constituyen unelemento relevante. Sin embargo, los jóvenes<strong>de</strong>scubren con estas sustancias algomás que una tecnología muy eficaz que lespermite transformar fácilmente su estado <strong>de</strong>ánimo: logran una mayor cohesión <strong>de</strong> grupo,una seña <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad que les vincula a otrosindividuos con quienes comparten interesessociales. Las drogas se convierten para ellosen un primer estadio <strong>de</strong> transgresión, al igualque la indumentaria y otros elementos estéticos.Este fenómeno surge en los añossesenta y va acompañado <strong>de</strong> políticas gubernamentalesalgo más activas, aunque excepcionales,<strong>de</strong> persecución <strong>de</strong>l cannabis 3 . El1J. C. Usó en Drogas y cultura <strong>de</strong> masas analiza el proceso histórico en el que se regulan las drogas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados hasta finales <strong>de</strong>l sigloXX. Según su estudio, la política prohibicionista se inicia en España al firmar en 1912 el tratado <strong>de</strong> la Haya, en el que el cannabis no está incluido;más a<strong>de</strong>lante, a partir <strong>de</strong>l Convenio Internacional <strong>de</strong> Ginebra <strong>de</strong> 1925, el cannabis será consi<strong>de</strong>rado ilegal por influencia <strong>de</strong> los interesescolonialistas ingleses.2Para los legionarios lo que ahora se llama porro lo llamaban petardo. En la biografía <strong>de</strong>l ‘Botas’ <strong>de</strong> Oriol Romaní pue<strong>de</strong> leerse cómo ha idocambiando el significado, la <strong>de</strong>nominación y las formas <strong>de</strong> fumar cannabis (Romaní 1986)3El bar Tokio fue el primer local público cerrado en España a causa <strong>de</strong> las drogas, hecho ocurrido en 1967. El público <strong>de</strong> ese bar pertenecía aclases sociales muy diferentes; uno <strong>de</strong> los grupos importantes eran los grifotas (Usó 1996: 200).232Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


nuevo tipo <strong>de</strong> consumidor ha sido <strong>de</strong>scritopor el historiador J. C. Usó:“En el amplio espectro sociológico que conformabanlos nuevos jóvenes drogados <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrolloencontramos <strong>de</strong> todo: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> universitarios<strong>de</strong>scontentos e izquierdistas agotados o <strong>de</strong>sencantados,hasta clientes habituales <strong>de</strong>l Tokio y losprimeros roqueros y melenudos, pasando poralgún que otro extranjero peregrinante e hijos <strong>de</strong>papá engolfados” (Usó 1996: 201).Durante algún tiempo, dos colectivos casiopuestos coinci<strong>de</strong>n en su interés por el cannabis:los legionarios y los estudiantes rebel<strong>de</strong>sal régimen. Los primeros son <strong>de</strong> origenhumil<strong>de</strong>, forman parte <strong>de</strong> la imagen represiva<strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong> aquel momento y se hallanmuy vinculados al lado oscuro <strong>de</strong>l régimenfranquista. Los segundos son jóvenes <strong>de</strong>clase media que tratan <strong>de</strong> elaborar un nuevoproyecto social alternativo al <strong>de</strong> la dictadura.A pesar <strong>de</strong> sus diferencias, ambos colectivoscomparten el cannabis durante un corto período<strong>de</strong> tiempo, mientras va produciéndoseuna especie <strong>de</strong> traspase <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> significado,los nuevos “progres” le confieren unanueva carga simbólica relacionada con losintentos <strong>de</strong> cambio social y político <strong>de</strong> losque se sienten protagonistas.“Cuando empecé a tomar drogas yo ya estabaen la transgresión. Con la misma gente queme drogaba lo que hacíamos en realidad eraterrorismo contra Franco. Era la rebelión, en elsentido <strong>de</strong> no aceptar las normas; puesto quelas drogas eran algo prohibido, formaban parte<strong>de</strong> algo con lo que había que estar, <strong>de</strong> igualmodo que el anarquismo siempre ha apoyado la<strong>de</strong>lincuencia, contemplando al <strong>de</strong>lincuentecomo a un rebel<strong>de</strong> social. El consumir drogas esuna no aceptación, una forma <strong>de</strong> protesta” (consumidor<strong>de</strong> 60 años)Esta afirmación es <strong>de</strong> un fumador <strong>de</strong> cannabis<strong>de</strong> la generación <strong>de</strong>l 68. Su legitimación<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> drogas y, en concreto, <strong>de</strong>lcannabis es política. Para él, consumir drogases una forma <strong>de</strong> actuar contra un sistemaque <strong>de</strong>sea cambiar. La juventud españolamás alternativa <strong>de</strong> los años setenta se empapa<strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as renovadoras proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>Europa y América, mira hacia la cultura hippyy hacia las revueltas <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong>l 68, viaja ycontempla con envidia otros mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong>Estado, y algunos <strong>de</strong> sus integrantes apren<strong>de</strong>na consumir drogas. De esa juventud surgenmuchos <strong>de</strong> los protagonistas <strong>de</strong> la transición,protagonistas victoriosos <strong>de</strong> un procesohistórico que les llevará a ocupar posiciones<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la transición <strong>de</strong>mocrática.Sin embargo, tras esos años <strong>de</strong> rápidaascensión, el interés por el cannabis parece<strong>de</strong>caer tanto en España como en otros países.La crisis <strong>de</strong>l movimiento hippy, que ensu momento se atribuyó en gran medida alconsumo <strong>de</strong> heroína, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otras preocupaciones<strong>de</strong> la sociedad, hicieron que quedasenaparcados muchos <strong>de</strong> los referentesque sostenían aquel movimiento juvenil,incluido el consumo <strong>de</strong> cannabis.Es a finales <strong>de</strong> los ochenta y a lo largo <strong>de</strong>los noventa cuando vuelve a surgir con fuerzael interés <strong>de</strong> los jóvenes, tanto españolescomo extranjeros, por la cultura <strong>de</strong>l cannabis. Yse unen a ellos un cierto número <strong>de</strong> adultospara los que el cannabis mantiene esa cargasimbólica <strong>de</strong> ilusión y <strong>de</strong> cambio que formabaparte <strong>de</strong> sus rituales <strong>de</strong> juventud; esa carga <strong>de</strong>transgresión con la que <strong>de</strong> jóvenes se iniciaronen la rebeldía, no solo en el sentido ‘guerrero’<strong>de</strong> la lucha política, sino también <strong>de</strong>scubriendoy explorando nuevas formas <strong>de</strong> diversión -como una apertura hacia la promiscuidadsexual sin prece<strong>de</strong>ntes hasta entonces-, y queles hizo sentir que eran un grupo activo queinventaba o <strong>de</strong>scubría nuevas formas <strong>de</strong> hacercosas. Y todo ese simbolismo se traspasa a lasnuevas generaciones actuales.El cannabis empieza a ser <strong>de</strong>finido con laetiqueta <strong>de</strong> sustancia antisistema, muy reforzadapor su estatus <strong>de</strong> ilegalidad, a la que seotorga simbólicamente el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ser aliadaen la lucha política. Cuando los jóvenes <strong>de</strong>laño 2000 consumen cannabis son ya parte<strong>de</strong> otro fenómeno, pero han conseguido reelaboraro recuperar muchos <strong>de</strong> los antiguossimbolismos y adaptarlos a su realidad, a susnecesida<strong>de</strong>s y a su experiencia.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 233


2. OBJETIVOS Y MÉTODO DEL ESTUDIOEstamos asistiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los años 60 auna importancia cada vez mayor <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabis. Aunque esta progresión no hasido lineal, e incluso ha habido momentos <strong>de</strong>recesión, actualmente se ha convertido en lasustancia ilegal más consumida, sin que nadaindique que su crecimiento esté contenido(Plan Nacional sobre Drogas, 2000). A<strong>de</strong>más,esta situación <strong>de</strong> elevado consumo vieneacompañada <strong>de</strong> un movimiento social que<strong>de</strong>nominamos cultura <strong>de</strong>l cannabis que apoyay legitima su consumo y que está calandohondamente en la población española, fenómenoque también ocurre en otros países.Un reciente estudio sobre las representacionessociales <strong>de</strong> las drogas en España dirigidopor Eusebio Megías (1999) -en el quetambién han participado reconocidos investigadoresen el terreno <strong>de</strong> las drogas comoson D. Comas, J. Navarro, O. Romaní y J.Elzo- concluye diciendo que el cannabis ha<strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser una sustancia temida y etiquetadamuy negativamente para convertirse enuna <strong>de</strong> las drogas más toleradas por la opiniónpública e incluso valorada como beneficiosa.4 El nivel <strong>de</strong> peligrosidad que la poblaciónotorga al cannabis es el más bajo <strong>de</strong>todas las drogas ilegales y está muy cercanoal alcohol y al tabaco. Dicho estudio se centraen la importancia <strong>de</strong> las representacionessegún cohortes socializadas <strong>de</strong> forma diferencialcon respecto a las drogas, y trata <strong>de</strong>mostrar que los grupos <strong>de</strong> más edad han elaboradouna imagen negativa <strong>de</strong>l cannabiscomo consecuencia <strong>de</strong> un discurso socialnegativo que ha sido asimilado, lo que explicasu reacción contraria a esa sustancia.Pero lo que a nosotros más nos llama laatención no es ese grupo social <strong>de</strong> adultossino las condiciones culturales que han llevadoal colectivo <strong>de</strong> 15 a 34 años a ser más permisivoscon las drogas y a apostar por sulegalización. La pregunta crucial aquí sería:¿Qué está ocurriendo para que los más jóvenestransformen el significado que dan alcannabis? ¿Por qué se ha convertido en unadroga buena y positiva? ¿Con qué nuevo discursoy bagaje simbólico se está elaborandouna nueva representación social <strong>de</strong>l cannabis?Todo ello nos lleva al objetivo <strong>de</strong> este estudioque consistirá en aportar informaciónacerca <strong>de</strong> cómo se está gestando en laactualidad la construcción social <strong>de</strong> la cultura<strong>de</strong>l cannabis. El análisis se <strong>de</strong>limita a los queparticipan con sus esfuerzos y conocimientosen <strong>de</strong>finir y presentar al cannabis con unaimagen social positiva; cómo lo hacen, quéestrategias utilizan, cuáles son las principalescontroversias en qué se implican y, en <strong>de</strong>finitiva,con qué elementos se está elaborandouna nueva mitología.La intención es analizar la ‘cultura <strong>de</strong>l cannabis’en especial en lo que concierne a laposible promoción que hace dicha cultura <strong>de</strong>esa sustancia. Ello parte <strong>de</strong>l interés en compren<strong>de</strong>rel aumento <strong>de</strong>l consumo que se estáexperimentando entre los jóvenes así comosu creciente popularidad, lo que creemos queestá en relación con la consolidación <strong>de</strong> unabuena imagen elaborada por distintos colectivos<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta ‘cultura <strong>de</strong>l cannabis’. Esevi<strong>de</strong>nte asimismo que existen grupos organizadosopuestos al consumo <strong>de</strong> cannabisque actúan como <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong> la imagensocial <strong>de</strong> la sustancia. De hecho, el cannabises una sustancia que formalmente es ilegalaunque bastante tolerada. Esos grupos contrariostambién actúan, que duda cabe, comoun grupo <strong>de</strong> presión interesado en mantenerel cannabis en una situación <strong>de</strong> ilegalidad.Unos y otros contribuyen a <strong>de</strong>finir una cultura<strong>de</strong>l cannabis con imágenes distintas y enfrentadas.Sin embargo, el aumento en el consumoentre los jóvenes, su expansión a distintoscolectivos, así como la tolerancia generalque se está otorgando a esa sustancia es lo4El 53,1% se muestra a favor <strong>de</strong> la prohibición <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis y el 55,2% <strong>de</strong> la penalización <strong>de</strong> su venta. Ello significa que un grupoimportante, aunque minoritario -el 39% en relación con el consumo y el 37,6%, con la venta-, está a favor <strong>de</strong> la legalización <strong>de</strong> dicha sustancia.234Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


que consi<strong>de</strong>ramos <strong>de</strong> interés crucial para seranalizado como un fenómeno muy actual ennuestra sociedad. Por ello, el análisis se va acentrar en las estrategias y discursos <strong>de</strong> quienespromocionan el cannabis, para <strong>de</strong>sgranarla lógica que le está otorgando una posiciónprestigiosa en la sociedad española, así comoconvirtiendose en ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> lucha y transformaciónpara muchos jóvenes.La cultura <strong>de</strong>l cannabis es un fenómenosocial <strong>de</strong> tal riqueza en el seno <strong>de</strong> muchassocieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, que consigue aglutinardiversos colectivos, cuyos mensajes vansiendo conocidos e incluso adoptados poramplias capas <strong>de</strong> la sociedad, todo lo cual vaevi<strong>de</strong>ntemente más allá <strong>de</strong>l simple consumo<strong>de</strong> una sustancia. Al indagar en esa culturapara compren<strong>de</strong>r un poco mejor sus diferentesdimensiones. Pue<strong>de</strong> verse en qué medidael colectivo pro-cannabis trata <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>ra algunas <strong>de</strong> las carencias que se estánproduciendo en una sociedad altamente tecnificaday muy compleja. Otro <strong>de</strong> nuestrospropósitos es mostrar la capacidad <strong>de</strong> convivencia<strong>de</strong> grupos con practicas diversascomo son los consumidores y los no consumidores<strong>de</strong> cannabis; ambos grupos, diferenciadospor su relación con el cannabis, nosolo conviven entre sí sino que contribuyen aelaborar un discurso entretejido con argumentosopuestos, dando lugar a un diálogoque se va construyendo y que nos permiteindagar en los valores y también en las contradiccionescon los cuales construimosnuestra sociedad.De hecho lo que adquiere un significadocentral en el análisis es el contexto socioculturalcomo <strong>de</strong>finidor <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> la sustancia,y creador <strong>de</strong> representaciones sociales.Por tanto, la sustancia: el cannabis, elporro o la marihuana tiene un interés parcial,solo como objeto sobre el que se plasma ladinámica social que lo <strong>de</strong>fine. Siguiendo eldiscurso <strong>de</strong> Funes (2.000) el consumo <strong>de</strong>drogas entre los adolescentes tiene más quever con las expectativas <strong>de</strong> efectos que conlos efectos en sí. Por ello “con frecuencia laprevención comienza por <strong>de</strong>scubrir qué lesatrae, en qué esán <strong>de</strong>positando sus ansias <strong>de</strong>felicidad, en qué confían para obtenerla. Nadaatrae más que aquello <strong>de</strong> lo que se esperamucho” (Funes 2000: 145). Y <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis se están creando gran<strong>de</strong>s expectativas.Una hipótesis importante <strong>de</strong> este estudioes que se están creando las condiciones paraque importantes elementos <strong>de</strong> la cultura y <strong>de</strong>la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis estén en proceso <strong>de</strong>convertirse en parte <strong>de</strong> los valores dominantesen la España actual, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> ser laacción marginal <strong>de</strong> un grupo aislado o <strong>de</strong> unasubcultura para transformarse en parte <strong>de</strong> lacultura <strong>de</strong> masas y <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> amplioscolectivos sociales. Ello se <strong>de</strong>mostrarátomando en consi<strong>de</strong>ración diferentes factores,tales como el aumento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong>consumidores, el apoyo <strong>de</strong> grupos profesionalesy científicos que con su beneplácitoestán contribuyendo a crear los argumentoslegitimadores necesarios, la promoción <strong>de</strong>lcannabis a través <strong>de</strong> la música y <strong>de</strong> conocidasfirmas comerciales, la acción <strong>de</strong> sólidasorganizaciones que actúan exclusivamenteen <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis y, finalmente, aunquesu importancia no sea menor, los vínculosque se están creando con valores positivos-la salud, la ecología, la diversión, lalibertad...- y las alianzas con otros grupossociales -grupos <strong>de</strong> activistas (ecologistas,okupas, insumisos...) o partidos políticos.El compren<strong>de</strong>r las razones por las que seconsumen drogas es uno <strong>de</strong> los retos <strong>de</strong> lasinvestigaciones actuales. Según algunosautores, “hasta hace siglo y medio, aproximadamente,las drogas eran utilizadas con finesmágicos, religiosos o médicos; es a partir <strong>de</strong>ese momento cuando empieza el consumo,la toma <strong>de</strong> drogas sin utilidad práctica...”(Rodríguez y Paíno 1997:129). El comentarioes significativo por lo que tiene <strong>de</strong> erróneo;no es cierto que el consumo actual no tengautilidad práctica, puesto que sí la tiene, y a<strong>de</strong>máscontinúa siendo un elemento ritual concomponentes mágicos. Sin embargo, resultaevi<strong>de</strong>nte que se han producido cambios tantoen el significado como en las pautas <strong>de</strong> consumo.Las drogas actuales son un productoque adquiere su lógica en la sociedad <strong>de</strong>Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 235


nuestros días, están integradas en el mercadoy una parte importante <strong>de</strong> la población lasnecesita para satisfacer algunas necesida<strong>de</strong>s,ya sea para divertirse, para relacionarse, pararelajarse, para estar más activos, etc... Así,pues, nuestra sociedad ha creado y está creandola necesidad <strong>de</strong> consumir drogas. Éstasson un producto (una tecnología) que seinserta en la sociedad por vía <strong>de</strong>l mercado y<strong>de</strong>l consumo, aunque tengan un estatuto ilegal,por lo que entran en competencia conotras opciones y otros artículos como lamejor solución para satisfacer algunas <strong>de</strong>esas necesida<strong>de</strong>s.La neutralidad científica. Derecha o izquierda.Resulta difícil crear un discurso neutral yobjetivo ante las drogas por ser un tema polémicoque ha dado lugar a posiciones dogmáticasen dos bandos. Todo parece indicar quelas cosas tampoco serán simples en un futuro.Suponemos que por un lado, se seguirámanteniendo la confrontación, más agudizadasi cabe, mientras que por otro, se ampliaráesa complicidad entre posturas que ya seha iniciado. Es, por ello, fundamental <strong>de</strong>sarrollarelementos críticos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l campo<strong>de</strong> batalla, alejándose <strong>de</strong> los dogmas; y esaes la posición <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> preten<strong>de</strong>mos realizareste estudio, lo que significa tomar distanciacultural, en la medida <strong>de</strong> lo posible,para arrojar luz y fortalecer los vínculos <strong>de</strong>ldiálogo y los elementos <strong>de</strong> la controversiaTal como se ha mencionado, la posiciónante el cannabis divi<strong>de</strong> a la sociedad en dosposturas encontradas. Esas dos actitu<strong>de</strong>shan creado estereotipos que como sueleocurrir al confrontarlos con la realidad nosiempre respon<strong>de</strong>n a la etiqueta. A los <strong>de</strong>fensores<strong>de</strong>l cannabis se les i<strong>de</strong>ntifica normalmentecon la izquierda o el ‘progresismo’,mientras que a los críticos con ese consumose les suele alinear en el bando <strong>de</strong> los conservadores.Este simplismo reduccionista esdistorsionador para quienes intentan compren<strong>de</strong>rmejor cómo se construye la imagen<strong>de</strong>l cannabis, así como el uso que se hace <strong>de</strong>lmismo.Mirar lo que ocurre en otros países o enotras épocas <strong>de</strong> la historia ayuda a compren<strong>de</strong>rla complejidad <strong>de</strong> una situación, y ellopue<strong>de</strong> ser un buen ro<strong>de</strong>o para analizar la realidadactual <strong>de</strong> la cual somos protagonistas ysobre la que <strong>de</strong>bemos elaborar un discursocrítico rompiendo con los dogmas y los estereotipos.En ese sentido Howell (1998), alanalizar la polémica ante el cannabis en EstadosUnidos, se sorpren<strong>de</strong> por el acuerdoalcanzado entre distintos grupos <strong>de</strong> izquierday <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha para terminar con la prohibición;si bien unos y otros tienen argumentos diferentes,terminan llegando a idénticas conclusiones.Lo que interesa <strong>de</strong>stacar aquí es quépersonajes y qué grupos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha estadouni<strong>de</strong>nseinvierten importantes medioseconómicos en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la legalización. Laprestigiosa revista inglesa The Economist <strong>de</strong>ten<strong>de</strong>ncia económica liberal también tieneuna línea <strong>de</strong>fensora <strong>de</strong> la liberalización <strong>de</strong>lcannabis. Des<strong>de</strong> la izquierda, la legalizaciónse presenta como una forma <strong>de</strong> terminar conel narcotráfico y con la criminalidad que éstegenera. Des<strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha ultraliberal, las razonesson en parte i<strong>de</strong>ológicas, y les llevan aadoptar una posición contraria a un gobiernopaternalista que controle la conducta <strong>de</strong> losciudadanos. Los ultraliberales consi<strong>de</strong>ran que“cada uno tiene <strong>de</strong>recho a ir al infierno conlos medios que elija, siempre y cuando paguepor ellos” (Howell 1998). Según Howell, laizquierda teme que ese interés que muestranalgunos grupos <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha por legalizar lasdrogas y que cada uno haga lo que le parezca,sea el caballo <strong>de</strong> Troya para más tar<strong>de</strong> retirarel soporte económico que se da a los programas<strong>de</strong> atención social o médica a losdrogadictos. Vemos así que abogar por lalegalización <strong>de</strong> las drogas no es una patenteexclusiva <strong>de</strong> un partido u orientación política.Para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r cualquier causa, es importanteencontrar compañeros <strong>de</strong> camino quenos sirvan <strong>de</strong> ayuda en las diversas vicisitu<strong>de</strong>s.Y esas alianzas, aunque puedan parecerextrañas y contradictorias, con el paso <strong>de</strong>ltiempo dan lugar a coyunturas políticas máseficaces. Recor<strong>de</strong>mos, en este sentido, lassuspicacias que hace unos años levantaba236Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


entre la izquierda española el ecologismo,consi<strong>de</strong>rado un movimiento sospechosamente<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechas, cuando actualmente se haconvertido en uno <strong>de</strong> sus principales aliadosestratégicos en el espacio político. Esos cambios,que en principio son dinámicas <strong>de</strong> unasociedad que se renueva y madura, <strong>de</strong>benasimismo mostrar que es necesaria la perspectivahistórica y la mirada transcultural,pues ello contribuye a dar la relatividad necesariaa los discursos y es el mejor antídotocontra las posturas dogmáticas, que únicamenteconducen a la manipulación.El vínculo entre el consumo <strong>de</strong> cannabis yuna actitud rebel<strong>de</strong> y transformadora <strong>de</strong>bepresentarse como una <strong>de</strong> esas manipulacionesy engaños que se han generado, dandoorigen a un entramado i<strong>de</strong>ológico que, al sercontemplado con una cierta perspectiva históricay cultural y contrastado con la realidad,se resquebraja. De igual modo que es unamanipulación satanizar las drogas y hacerlasculpables <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>sajustes personaleso sociales, como ocurrió hace unos años enla ‘guerra contra las drogas’ <strong>de</strong>l Gobiernoamericano, también lo es beatificarlas y <strong>de</strong>finirlascomo salvadoras <strong>de</strong> la humanidad.Actualmente, existen suficientes elementospara analizar el consumo <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong>s<strong>de</strong>coor<strong>de</strong>nadas sociales. Sabemos que, hoy endía, consumir drogas es parte <strong>de</strong> una necesidadconsumista. En nuestra sociedad, lasdrogas son un producto más entre los logros<strong>de</strong> la tecnociencia que ayuda a adaptarse alas premisas <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> manera más eficaz,rápida y mo<strong>de</strong>rna (Hottois 1991). Des<strong>de</strong>la comprensión científica no hay que <strong>de</strong>monizarni santificar los productos sociales sino<strong>de</strong>snudarlos <strong>de</strong> sus etiquetas, separarlos <strong>de</strong>los grupos <strong>de</strong> interés que se forman alre<strong>de</strong>dory contribuir con ello al <strong>de</strong>bate social. Antelas drogas es cada vez más necesario un<strong>de</strong>bate social <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todas las dimensiones.Con esa perspectiva e ilusión se orienta elpresente trabajo.Recogida <strong>de</strong> información. Muestras utilizadas.Hemos utilizado para nuestro análisis lametodología habitual en los estudios cualitativos:captar información cualitativa, social ycultural mediante la realización <strong>de</strong> entrevistasa personas clave, y analizar los discursosrecogidos en revistas, folletos, prensa, etc.Se ha entrevistado a distintos tipos <strong>de</strong> informantes:1) Consumidores <strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong>diversas ciuda<strong>de</strong>s españolas (Barcelona, Bilbao,Madrid, Palma <strong>de</strong> Mallorca y Vigo), <strong>de</strong>ambos sexos, en plena juventud o madurez.2) Personas implicadas en la promoción <strong>de</strong> lacultura pro-cannabis, es <strong>de</strong>cir representantes<strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las casi cincuenta asociacionespro-cannabis que existen en nuestro país. 3)Profesionales <strong>de</strong> centros relacionados condrogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias. Asimismo, hemos tenidoen cuenta la difusión y comunicación quelos partidarios <strong>de</strong>l cannabis realizan a través<strong>de</strong> internet; sin olvidar la abundante literaturaque existe sobre esta sustancia, no sólo porla importante información histórica que aportay que permite valorar la historia social <strong>de</strong>lcannabis, sino también por constituir un datosignificativo en sí mismo, como un hechoque muestra el creciente protagonismo <strong>de</strong>esta droga, activado por todo un colectivo <strong>de</strong>profesionales capaces <strong>de</strong> investigar, publicary fomentar el <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong> la pertinenciao no <strong>de</strong> su consumo.3. LA NORMATIVIDAD SOCIAL Y LA NOR-MATIVA LEGAL.Normatividad social.Tanto en España como en el resto <strong>de</strong> Europa,el cannabis continúa siendo una sustanciailegal en el año 2000. A pesar <strong>de</strong> ello, su consumoes consi<strong>de</strong>rable. El Observatorio Europeosobre Drogas confirma que “más <strong>de</strong> 40millones <strong>de</strong> personas <strong>de</strong> la UE han consumidocannabis en alguna ocasión”. Por lo querespecta a nuestro país, y según la EncuestaDomiciliaria, sólo el 6,8% <strong>de</strong> la población haconsumido cannabis en el último año (PNSD2000), pero entre la población más joven elporcentaje es mayor. Según la última EncuestaEscolar realizada en 1998 a jóvenes escolarizados<strong>de</strong> entre 14 y 18 años, el 28,5% haCalafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 237


probado en alguna ocasión cannabis y el17,2% lo ha consumido en los últimos 30días. La edad media <strong>de</strong> inicio ha <strong>de</strong>scendidoa los 14,8 años (PNSD 2000). En los estudiosque hemos venido realizando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> IRE-FREA (Calafat 1999, 2000) vemos que el cannabises una droga muy extendida en la escenarecreativa <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> semana, y que supopularidad no ha sufrido menoscabo con laaparición <strong>de</strong> las llamadas nuevas drogas odrogas <strong>de</strong> diseño.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todo ello, la práctica <strong>de</strong> consumircannabis no es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la utilización<strong>de</strong> otras drogas. En nuestro país, elpoliconsumo <strong>de</strong> sustancias psicoactivas esuna realidad indiscutible. “Entre los consumidoresactuales <strong>de</strong> cannabis, un 89% bebetambién alcohol, un 85% fuma tabaco, un15,3% consume cocaína, un 5% alucinógenos,un 4,8% éxtasis y un 2,1 heroína”(PNSD 1998: 28). Cuánto mayor es la implicaciónen el consumo <strong>de</strong> cannabis, mayoresson las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> consumir otras drogas(Calafat, 2000), lo que evi<strong>de</strong>ncia la graninterconexión existente entre todas estassustancias. Ello tiene una relación directa conel significado <strong>de</strong>l consumo global <strong>de</strong> drogas,que ha ido evolucionando y adaptándose auna nueva <strong>de</strong>manda social. Para los másjóvenes, el policonsumo es parte <strong>de</strong>l procesoexperimental con el que se inician en el consumo<strong>de</strong> drogas:“Mi madre sabe que fumo, pero en casafumo pocas veces; a ella no le gusta. Ahora ya loacepta más, porque sabe que no tengo necesidad<strong>de</strong> los petas, que los fumo porque quiero;aunque yo consuma otras drogas, que eso mimadre no lo sabe. He probado las pastillas, elLSD, la cocaína, el tabaco y el alcohol, pero sólo<strong>de</strong> vez en cuando” (consumidora <strong>de</strong> 18 años)La entrada en el mundo <strong>de</strong> las drogas ilegalesanima a ir probando las diferentes sustanciasdurante una época <strong>de</strong> experimentaciónen la que se mezclan, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>lestado <strong>de</strong> ánimo que se pretenda buscar y,sobre todo, <strong>de</strong> las ocasiones que se presentan.Pue<strong>de</strong> afirmarse que los jóvenes siguenuna carrera <strong>de</strong> consumo con unas pautasmás o menos establecidas:“Antes <strong>de</strong> empezar a trabajar, mientras aúnestaba en el instituto, la siguiente cosa queprobé [tras los porros], y a eso le di a saco, fueronlos tripis. Entonces sabía que los porros ylos tripis eran ilegales, pero yo estaba <strong>de</strong> putamadre; <strong>de</strong> hecho cuando mejor me sentía eracuando consumía esto, porque estaba con losamigos, <strong>de</strong> marcha, y me sentía muy bien. Pasédos años bastante metido con los tripis, luegopasé a las pastillas y me gustaron mucho también,tenía 18 años (...). Al <strong>de</strong>jar eso, probé lacoca en una fiesta en la que alguien me ofrecióuna raya; pero con la coca nunca me he metidoa fondo porque ya sé lo que es engancharse ypasarlo mal...La heroína la probé una vez fumada,fue asqueroso. Lo peor que me ha pasadoen mi vida. Ahora solo consumo porros, peroeso sí, todos los días, aunque <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l dineroque tenga. Creo que me fumo una media <strong>de</strong>seis, pero los fines <strong>de</strong> semana más. A veces meentran ganas <strong>de</strong> comerme un tripi otra vez, perono es algo que me <strong>de</strong>sespere, y ahora estoy alejado<strong>de</strong> ese mundillo. Yo con mis porros estoytranquilo y me va muy bien. De todas formas loque más me gusta es la coca. Yo puedo vivirtranquilamente con los porros, pero la coca es lareina” (consumidor <strong>de</strong> 21 años).Es bastante frecuente que los consumidoresentrevistados <strong>de</strong> más larga evolución enel consumo <strong>de</strong> drogas acaben <strong>de</strong>sechandootras sustancias, casi siempre por una cuestión<strong>de</strong> autoprotección. Perciben cómo lesafectan las <strong>de</strong>más drogas, no sólo a ellosmismos sino también a sus amigos, y consi<strong>de</strong>ranque el cannabis no es una sustanciapeligrosa o, por lo menos, les hace sentir quepue<strong>de</strong>n controlar su consumo. El cannabis seconvierte así en la sustancia preferida y consumidapor una amplia gama <strong>de</strong> personas, endistintas eda<strong>de</strong>s y circunstancias“Creo que los porros son una droga <strong>de</strong> adolescente,porque su consumo empieza en laadolescencia... pero el hábito se mantiene cuandonos hacemos mayores. Otras drogas comolos tripis o las pastillas son más <strong>de</strong>l momento,<strong>de</strong> cierta edad, un signo <strong>de</strong> rebeldía, pero seacaban <strong>de</strong>jando; los porros, sin embargo, es unhábito que se mantiene” (consumidor <strong>de</strong> 25años).238Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


Normativa legal.Sabemos que en muchos países no hayuna correspon<strong>de</strong>ncia entre las normas legalesy su aplicación, <strong>de</strong> tal forma que aunque unasustancia como el cannabis esté prohibida oficialmente,sus consumidores pue<strong>de</strong>n funcionarcomo si en la práctica no fuese así. Sinembargo, a pesar <strong>de</strong> ello, no cabe duda <strong>de</strong>que la prohibición legal funciona como unimpedimento sobre todo en lo que se refiereal tráfico. A principios <strong>de</strong>l siglo XX, el cannabisse convirtió en una sustancia prohibida enEstados Unidos y, posteriormente, en Europa.En 1968 la OMS la <strong>de</strong>fine como una sustanciaque induce a la fármaco<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Sinembargo, en algunos países como Holanda seha permitido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1978 su venta en pequeñasdosis y su consumo <strong>de</strong> manera controlada,lo que ha convertido a ese país en unemblema para los consumidores <strong>de</strong> cannabisy en un oasis don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r adquirir librementemercancía <strong>de</strong> calidad controlada, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>las semillas y el aparataje necesario para elcultivo <strong>de</strong> distintos tipos <strong>de</strong> marihuana.La polémica sobre la legalización <strong>de</strong>l cannabisadquiere verda<strong>de</strong>ra fuerza en esta últimadécada. En 1992 llegó al ParlamentoEuropeo, que se pronunció a favor <strong>de</strong> mantenersu ilegalidad, cuestionando el hecho <strong>de</strong>que Holanda se posicionara al margen <strong>de</strong> laprohibición. Hace algunos años se inició unproceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>spenalización muy limitado ausos médicos en algunos estados norteamericanos,como Nueva York y California. En elámbito científico, el cannabis se ha convertidoen una sustancia a investigar, así como enel centro <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s controversias entre gruposopuestos. Todo ello ha abierto un <strong>de</strong>bateen los países europeos acerca <strong>de</strong> la situación<strong>de</strong> ilegalidad <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis(Cabrera 1999). Los avances científicos sonrápidamente asimilados y coaptados a susintereses por uno <strong>de</strong> los dos frentes: los prohibicionistaso los legalizadores. La presentación<strong>de</strong> los grupos activos en dos bandoshace invisible el trabajo y la intervención <strong>de</strong>un grupo importante situado entre ambasposturas, y que no tiene una posición claramente<strong>de</strong>finida ante la prohibición.En España nunca ha estado penalizado elconsumo <strong>de</strong> drogas y la ley <strong>de</strong> 25 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>1983 <strong>de</strong>spenaliza la tenencia <strong>de</strong> drogas parael propio consumo a<strong>de</strong>lantándose con ellolegalmente a muchos países <strong>de</strong> nuestroentorno. Incluso en Holanda, muchos <strong>de</strong> losavances que se han hecho en sentido liberalizador,más que cuestiones refrendadas legalmente,son acuerdos sociales más o menosexplícitos, como el <strong>de</strong> que la policía no consi<strong>de</strong>reuna ‘prioridad’ proce<strong>de</strong>r a la persecución<strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong>lito. No obstante, estasituación <strong>de</strong> privilegio para el consumidorespañol sufrió un importante revés en Españacon la Ley 1/1992 sobre Protección <strong>de</strong> laSeguridad Ciudadana, conocida como la ‘LeyCorcuera’, que pasa a ser el marco legal queregula tanto la tenencia y el consumo <strong>de</strong> drogasen lugares públicos. Según esta Ley,cuando el consumo o la tenencia es en elámbito público se pue<strong>de</strong> aplicar una sanciónadministrativa por consi<strong>de</strong>rarse una infraccióngrave, siempre que la cantidad no levantela sospecha <strong>de</strong> que se está traficando, encuyo caso ya se entraría en una cuestiónpenal. La multa pue<strong>de</strong> oscilar entre 50.001 y5 millones <strong>de</strong> pesetas, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> lacantidad requisada. Tan solo se sanciona a losmayores <strong>de</strong> 16 años; en caso <strong>de</strong> que seanmenores el procedimiento que se sigue esinformar a los padres, sin abrirles expedienteni multarles. Esta Ley tiene un efecto realsobre los consumidores <strong>de</strong> cannabis y <strong>de</strong>otras drogas, pues en el año 1998 hubo enEspaña un total <strong>de</strong> 47.877 sanciones. Lasmayores tasas <strong>de</strong> sanción por cada 10.000habitantes correspon<strong>de</strong>n a Canarias, Baleares,La Comunidad Valenciana y La Rioja.Entre 1992 y 1998 se han iniciado un total <strong>de</strong>232.762 sanciones a personas por posesión<strong>de</strong> drogas, y 3.173 sanciones a locales públicospor tolerar el consumo. 5El Real Decreto 1079/93 (BOE 172 <strong>de</strong> 20<strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1993) establece una alternativa ala multa: ponerse en tratamiento en un cen-5Datos elaborados por J.C. Usó, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Subdirección General <strong>de</strong> Política Interior y Protección Electoral. Se adjuntan a un documentoque la asociación ARSEC presenta al Sindic <strong>de</strong> Greuges en 1999.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 239


tro <strong>de</strong> rehabilitación acreditado. Existen centrosterapéuticos en todas las Comunida<strong>de</strong>sAutónomas, tanto públicos como privados.Según algunos profesionales <strong>de</strong> los mismos,esa alternativa resulta un tanto ambigua en lapráctica, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> impracticable en el caso<strong>de</strong>l cannabis. Las personas sancionadas seencuentran con la posibilidad <strong>de</strong> seguir untratamiento largo en uno <strong>de</strong> esos centros quese han ido <strong>de</strong>sarrollando para hacer frente asituaciones <strong>de</strong> adicción a la heroína, al alcoholy, en menor medida, a otras drogas. Los jóvenessancionados por tenencia <strong>de</strong> cannabis nosuelen respon<strong>de</strong>r a esos criterios, ni se sientenadictos, ni siquiera creen haber cometidoun acto ilegal.De ese modo, los sancionados se sientenvíctimas <strong>de</strong> una injusticia, aunque la mayoríatien<strong>de</strong> a pagar la multa para quitarse <strong>de</strong> encimael problema lo antes posible. Pero esaminoría que tiene problemas para pagar y sedirige a un centro <strong>de</strong> tratamiento no sueleencontrar una respuesta fácil. Algunos profesionales<strong>de</strong> esos centros encuentran injustala sanción y animan a los sancionados aactuar y a manifiestar su oposición a la Ley,poniendo en contacto a los sancionados conlas asociaciones pro-cannabis, don<strong>de</strong> suelehaber asesoría jurídica. La explicación que dala psicóloga <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los centros <strong>de</strong> tratamientoes la siguiente:“Cuando los jóvenes llegan aquí están <strong>de</strong>sesperadosporque no quieren pagar las cincuentamil pesetas. Hay centros que les hacen unasesión grupal y les dan información, haciéndoloconstar como tratamiento. Nosotros les <strong>de</strong>cimosque si quieren someterse a tratamiento<strong>de</strong>ben seguir el que está estipulado, porque laDelegación <strong>de</strong>l Gobierno pi<strong>de</strong> cada equis tiempoun informe. Si consi<strong>de</strong>ran que la sanción administrativay la ley es injusta, que hagan una reclamaciónlegal; les envío a la asociación <strong>de</strong> cannabisy también a un centro <strong>de</strong> asistencia jurídicadon<strong>de</strong> les ayudan a hacer los papeles. (...) Sabemospor la asociación que hacer alegaciones oreclamaciones no conduce <strong>de</strong> momento a nada,pero a mí ése me parece un camino para actuarporque si la ley no está clara hay que cambiarla.Si los servicios hemos <strong>de</strong> adaptarnos bajo manoa lo que dice la ley para que ésta que<strong>de</strong> justificada,las cosas van a seguir igual” (profesional <strong>de</strong>un centro <strong>de</strong> tratamiento).Muy pocos centros han creado un programaespecífico y a medida para los sancionadospor tenencia y consumo <strong>de</strong> cannabis.Uno <strong>de</strong> ellos es el Programa Municipal <strong>de</strong>Drogas <strong>de</strong>l Ayuntamiento <strong>de</strong> Majadahonda enMadrid 6 . El objetivo general <strong>de</strong>l programa noestá orientado a la <strong>de</strong>sintoxicación sino aacciones educativas que impliquen la toma<strong>de</strong> conciencia sobre lo que significa el uso yabuso <strong>de</strong> esa sustancia. Las acciones consistenen realizar entrevistas individuales y grupales,aportar información sobre las drogas eimplicar a la familia en aspectos <strong>de</strong> prevención.La aceptación y el seguimiento <strong>de</strong>l programaparecen ser altos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su creaciónen 1996.A pesar <strong>de</strong> los indudables inconvenientesque presenta dicha Ley, especialmente paralos que ya han sido sancionados, en la prácticalos fumadores <strong>de</strong> cannabis, no tienengran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s para encontrar espaciospúblicos y privados don<strong>de</strong> consumir. Diversoscolectivos han criticado la mencionadaLey, y es probable que el manifiesto elaboradopor un grupo <strong>de</strong> juristas <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>nsea el ejemplo más importante <strong>de</strong> ello. 7 Elpunto principal <strong>de</strong> su propuesta es que lasdrogas actualmente ilícitas pasen a estarreguladas por la Ley <strong>de</strong>l medicamento, loque significaría que su venta y producciónseguiría la misma normativa que los medicamentosy los adultos podrían comprarlaslibremente en las farmacias, en dosis únicas.Con respecto al cannabis, se prevé una difusiónpor el sistema estanco -como el tabacooalgo similar.6I<strong>de</strong>a Prevención nº 167El manifiesto está firmado por un centenar <strong>de</strong> magistrados, profesores y catedráticos <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho Penal. Está reproducido como apéndice en ellibro <strong>de</strong> Escohotado La cuestión <strong>de</strong>l Cáñamo.240Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


4. LOS ACTORES DEL MOVIMIENTO PRO-CANNABIS.El movimiento pro-cannabis se inició <strong>de</strong>manera más organizada en España hace aproximadamenteuna década, cuando un colectivo<strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n organizarse yactuar en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la sustancia y su consumo8 . Los precursores han sido, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>consumidores <strong>de</strong> cannabis, profesionalesdotados <strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>s sociales suficientescomo para consolidar y expandir una organización,elaborar un discurso sólido y complejo, ybuscar aliados prestigiosos en distintos ámbitossociales. En pocos años, el movimientopro-cannabis ha crecido <strong>de</strong> forma espectaculary es muy probable que actualmente Españasea uno <strong>de</strong> los países don<strong>de</strong> ha cobradomayor fuerza y se muestra más activo.Como toda actividad que afecta a muchaspersonas, pue<strong>de</strong> hablarse <strong>de</strong> una ‘jerarquía’ y<strong>de</strong> un distinto nivel <strong>de</strong> participación en elmovimiento. Se trata <strong>de</strong> una red <strong>de</strong> aparienciainformal que, sin embargo, en la prácticasupone una organización que está lograndouna buena cohesión <strong>de</strong> individuos y <strong>de</strong> gruposque participan en la <strong>de</strong>finición y promoción<strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>l cannabis. Pue<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarseuna gama <strong>de</strong> actores que cumplendiversas funciones en la creación y difusión<strong>de</strong> esa cultura. Existe un núcleo más activoque crea los elementos discursivos que utilizany asimilan los consumidores <strong>de</strong> cannabise incluso la población no consumidora que se<strong>de</strong>fine favorable a su legalidad. En esa redpo<strong>de</strong>mos i<strong>de</strong>ntificar, al igual que en otrosmovimientos sociales, a los profetas, personajes<strong>de</strong> renombre que actúan como personas<strong>de</strong> referencia, a los sacerdotes creadores<strong>de</strong>l discurso, a los técnicos que con su trabajocotidiano crean una acción más aplicada antecada una <strong>de</strong> las problemáticas que surgen -como la médica o judicial-, y a los activistas,que muchas veces son los encargados <strong>de</strong>difundir y <strong>de</strong> realizar acciones <strong>de</strong> promoción ypresión política. En las asociaciones tambiénhay técnicos, que con su habilidad <strong>de</strong> expertosabren o <strong>de</strong>sarrollan distintos campos (jurídico,ecológico, botánico, filosófico, religioso,médico, político, etc.) don<strong>de</strong> actuarLos profetasLos/las profetas están en la cúspi<strong>de</strong> <strong>de</strong> lajerarquía, cumpliendo una misión básicamentesimbólica, y sirven <strong>de</strong> punto <strong>de</strong> referencia<strong>de</strong>l movimiento. Son aquéllos que anunciaroncon anterioridad la buena nueva. Son algunos<strong>de</strong> nuestros ancestros que tuvieron la virtud<strong>de</strong> triunfar en alguna faceta <strong>de</strong> la actividadhumana, <strong>de</strong> consumir cannabis y <strong>de</strong> hablarsin miedo <strong>de</strong> ello. Ahora han sido rescatadospara engrosar las filas <strong>de</strong> un movimiento quejamás pudieron imaginar llegaría a existir.Otros son personajes vivos aún, ya ancianos,que se han convertido en ídolos, en popes <strong>de</strong>ese movimiento, con la ayuda <strong>de</strong> sus canas,<strong>de</strong> su éxito profesional y <strong>de</strong> su jovialidad. Lareciente y pujante actividad editorial <strong>de</strong>l movimientopro-cannabis permite reconocer, ver,leer y admirar a esos profetas.Uno <strong>de</strong> los elementos claves <strong>de</strong> todomovimiento es su capacidad <strong>de</strong> coaptación<strong>de</strong> distintas disciplinas a su engranaje y ladifusión <strong>de</strong> sus materiales, lo que ayuda aconformar un andamio cultural y político, adarle cohesión y a proporcionar soli<strong>de</strong>z al discurso.Las publicaciones recientes son unejemplo que permiten dar a conocer personajescélebres <strong>de</strong>scubriendo sus facetas cannábicas.Es el caso <strong>de</strong> Walter Benjamin 9 , quienen su obra autobiográfica narra sus experienciascon el cannabis y cita a muchos otros8En Sociología se ha <strong>de</strong>sarrollado un amplio campo <strong>de</strong> estudio para aplicarlo a los nuevos movimientos sociales (Laraña y Gusfield 1994). Losanalistas diferencian entre los movimientos formales y organizados típicos <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XX y los movimientos actuales entrelos que pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse los movimientos relacionados con la música, la fiesta y la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> nuevos espacios <strong>de</strong> diversión, don<strong>de</strong> lasdrogas juegan un papel importante. Gusfield propone un marco conceptual en el que integrar ese tipo <strong>de</strong> acción, lo llama ‘movimiento fluido’para diferenciarlo <strong>de</strong>l movimiento lineal, organizado, con objetivos bien <strong>de</strong>terminados y orientado racionalmente hacia el logro <strong>de</strong> sus metas(1994). En esos nuevos movimientos los aspectos <strong>de</strong> la vida íntima y personal adquieren centralidad convirtiendo lo privado en colectivo y locolectivo adquiere carácter político. Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que el movimiento pro-cannabis que aquí se analiza está a caballo entre esas dos formas,es aun parte <strong>de</strong> un movimiento social fluido que tien<strong>de</strong> a convertirse en lineal y formar una organización compleja.9Walter Benjamin (1995) Haschish (Madrid: Miraguano)Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 241


personajes, uno <strong>de</strong> ellos el historiador ErnstBloch, como compañero en la aventura. Losdos amigos fueron víctimas <strong>de</strong>l nazismo alemán,lo que los convierte en símbolos po<strong>de</strong>rosos<strong>de</strong> la antirrepresión. La coaptación <strong>de</strong>esos personajes al movimiento pro-cáñamoes interesado puesto que se <strong>de</strong>sconoce laimportancia que adquirió el cannabis en susvidas; sólo se sabe que en un período <strong>de</strong>tiempo más bien corto experimentaron conél. Y aún se sabe menos <strong>de</strong> la influencia <strong>de</strong>lcannabis en sus aportaciones filosóficas ehistóricas, lo que no impi<strong>de</strong> crear una conexiónque redunda en beneficio <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> esta sustancia que será difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañarpara muchos lectores.Otra publicación, El club <strong>de</strong>l hachís, presentael contacto que tuvieron con el cannabisalgunos <strong>de</strong> nuestros míticos ancestroscomo Herodoto, Marco Polo, Gautier, Bau<strong>de</strong>laire,Nerval, Dumas, Rimbaud. 10 Las mujerestambién han participado en la cultura <strong>de</strong> lasdrogas, lo que queda <strong>de</strong> manifiesto en larecopilación <strong>de</strong> escritos y testimonios realizadospor <strong>de</strong>stacadas mujeres a lo largo <strong>de</strong> lahistoria (Palmer y Horowitz, 1999). La lista <strong>de</strong>consumidores famosos <strong>de</strong>l cannabis se vecontinuamente engrosada por nuevos personajes<strong>de</strong>l presente y <strong>de</strong>l pasado, convertidosasí en aliados <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>l cannabis.En esta labor genealógica <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong>antepasados que avalen el movimiento resulta<strong>de</strong> gran ayuda encontrar aliados re<strong>de</strong>finiendonuestro campo <strong>de</strong> acción. Éste es el sentido<strong>de</strong> calificar la marihuana como drogaenteógena 11 (Ferigcla 1999, 2000), lo quelleva a heredar automáticamente un nuevocolectivo <strong>de</strong> profetas, <strong>de</strong> hombres sabios,que conocen los secretos <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>sustancias mágicas o divinas. La lista eslarga; la encabezan científicos y artístas comoGinsberg, Alexandre Shulguin y Albert Hofmann(el <strong>de</strong>scubridor <strong>de</strong>l LSD), el filósofoErnst Jünger, el psiquiatra Thomas Tsasz, elescritor Burroughs y unas cuantas celebrida<strong>de</strong>smás. Queda claro, pues, que una bazaimportante <strong>de</strong> la estrategia <strong>de</strong>l movimientopro-cannabis consiste en ganar credibilidadconstruyendo una galería <strong>de</strong> celebrida<strong>de</strong>sque, <strong>de</strong> una forma u otra, avalan aparentementeel uso <strong>de</strong>l cannabis y el resto <strong>de</strong> principios<strong>de</strong>fendidos por el movimiento.Los sacerdotesLos sacerdotes surgen, básicamente, <strong>de</strong>ámbitos académicos y científicos. La mayoríaformaron parte <strong>de</strong> la generación <strong>de</strong>l 68 ysiguen i<strong>de</strong>ntificándose y <strong>de</strong>fendiendo activamentelos valores sociales e i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> aquellostiempos en los que el consumo <strong>de</strong> drogasocupaba evi<strong>de</strong>ntemente un lugari<strong>de</strong>alizado. Muchos <strong>de</strong> ellos han logrado crearseun espacio profesional y público graciasal estudio <strong>de</strong> las drogas y a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> suconsumo, y participan activamente en la difusión<strong>de</strong> estas i<strong>de</strong>as a través <strong>de</strong> sus escritos y<strong>de</strong> sus conferencias en foros públicos; elloles ha hecho convertirse en importantes puntos<strong>de</strong> referencia para la población cannábica.Uno <strong>de</strong> los sacerdotes más conocidos esJack Herer, un californiano que ha <strong>de</strong>dicadosu vida al cultivo y al conocimiento <strong>de</strong> la marihuana,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> luchar contra su prohibicióna través <strong>de</strong> su organización HEMP (HelpEnd Marijuana Prohibition). Su libro traducidorecientemente al español El emperador está<strong>de</strong>snudo (Herer 1999) es un compendio histórico<strong>de</strong> la marihuana, su uso y la lógica quemantiene la prohibición, explicada a través <strong>de</strong>la metáfora <strong>de</strong>l emperador <strong>de</strong>snudo comosímbolo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spotismo, <strong>de</strong> la hipocresía y <strong>de</strong>la ignorancia con que actúa el po<strong>de</strong>r en estascuestiones 12 .En España, la persona quizás más reconocidaen estas funciones es Antonio Escohota-10José J. Fuente <strong>de</strong>l pilar (1999) El club <strong>de</strong>l Hachís (Madrid: Miraguano ediciones)11J. M. Ferigla, tiene dos artículos en los cuales pue<strong>de</strong> leerse la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> “droga enteógena” así cómo la historia <strong>de</strong> ese concepto y <strong>de</strong> otrosque van apareciendo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> un nuevo espectáculo o disciplina: el <strong>de</strong> la modificación <strong>de</strong> la conciencia. Esos artículos seencuentran en las revistas Ajoblanco especial marihuana (1999) y Cáñamo especial 2000.12Jack Herer, el cáñamo y la conspiración <strong>de</strong> la marihuana. El emperador está <strong>de</strong>snudo (Cádiz: Castellarte 1999) La edición española incluye unprólogo <strong>de</strong> Antonio Escohotado y un anexo <strong>de</strong> Alfonso <strong>de</strong> la Figuera: La situación actual <strong>de</strong>l cáñamo en nuestra sociedad”242Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


do, autor <strong>de</strong> distintas publicaciones en lasque presenta su visión filosófica y social <strong>de</strong>lpapel que juegan las drogas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> criticarabiertamente su prohibición. Uno <strong>de</strong> susúltimos escritos, La cuestión <strong>de</strong>l cáñamo.Una propuesta constructiva sobre hachís ymarihuana (1997), es un compendio crítico <strong>de</strong>la dinámica socio política que mantiene esasustancia en situación <strong>de</strong> ilegalidad. Otrosmuchos autores se han convertido tambiénen sacerdotes para los feligreses <strong>de</strong>fensores<strong>de</strong>l cannabis como son el antropólogo OriolRomaní y el historiador Juan Carlos Usó.Los técnicos.Los técnicos (o mediadores) ocupan elplano inmediatamente inferior en la jerarquía,aunque su labor es fundamental en la estructura<strong>de</strong> apoyo. Se trata básicamente <strong>de</strong> profesionalesen áreas cercanas al consumo <strong>de</strong>drogas: psicólogos, biólogos, médicos, juristas,sociólogos, antropólogos, etc... Dentro<strong>de</strong> esos colectivos, algunos profesionalesaportan los elementos técnicos y el conocimientoque permite engrosar la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>la sustancia cannabis, así como su efecto enlos individuos. No hay duda <strong>de</strong> que son quienesmás participan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las institucionesy <strong>de</strong> los colectivos sociales a la hora <strong>de</strong> crearlas condiciones para la integración social <strong>de</strong>esa sustancia, quienes crean el discurso y losespacios <strong>de</strong> difusión. Es obvio que tambiénocurre algo similar en el bando opuesto,entre los <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong>l cannabis, quienestambién se amparan en conocimientos técnicospara mantener la imagen negativa <strong>de</strong> lasustancia. Ello no es más que un reflejo <strong>de</strong>lpeso fundamental <strong>de</strong> los colectivos profesionalesen la tarea <strong>de</strong> integrar o legitimar unasustancia o una actividad en nuestra sociedad.La implicación favorable <strong>de</strong> estos grupospue<strong>de</strong> servir <strong>de</strong> barómetro para medir la toleranciay la aceptación social <strong>de</strong>l cannabis,más allá <strong>de</strong> su consumo (Derber 1992).Los juristas son el colectivo que probablementeha expresado con más contun<strong>de</strong>nciaen nuestro país su solidaridad con la <strong>de</strong>fensa<strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> estatus legal <strong>de</strong> las drogas enel manifiesto “Propuestas alternativas a laactual política criminal sobre drogas, y <strong>de</strong>claraciónprogramática <strong>de</strong>l Grupo <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong>Política Criminal”, firmada en 1991 por un centenar<strong>de</strong> juristas. Jueces para la Democraciaes otro ejemplo <strong>de</strong> organización profesionalque apoya activamente la causa. En algunospaíses hay médicos implicados en el movimientoa través <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong>l potencial terapéutico<strong>de</strong>l cannabis. Asimismo, en España,una serie <strong>de</strong> profesionales orientan en esesentido sus aportaciones; un ejemplo <strong>de</strong> elloes la reciente publicación <strong>de</strong> la Universidad<strong>de</strong> Deusto. 13 En el terreno <strong>de</strong> la psicoterapiatambién surgen nuevas áreas <strong>de</strong> tratamientoy colectivos como el que se forma alre<strong>de</strong>dor<strong>de</strong> la psicología transpersonal. En el terrenopolítico, según Escohotado (1998), unos 160eurodiputados <strong>de</strong> la anterior legislatura apostabana favor <strong>de</strong> un cambio legislativo queotorgara al cannabis el estatus <strong>de</strong> fármaco.Otros profesionales y personajes públicosprestan su apoyo moral apareciendo en losmedios <strong>de</strong> comunicación como <strong>de</strong>fensores<strong>de</strong> la causa. En el número 7 <strong>de</strong> la revistaCáñamo dos psiquiatras, un escritor y un psicólogodan su apoyo a la legalización <strong>de</strong> lamarihuana y critican la con<strong>de</strong>na que imponeel Tribunal Constitucional a ARSEC (asociaciónpro-cannabis catalana) por haber organizadouna plantación.Los activistas. Las asociaciones.Las asociaciones son las entida<strong>de</strong>s y loscolectivos que asimilan los mensajes elaboradospor los grupos anteriores (profetas,sacerdotes y técnicos), los difun<strong>de</strong>n y los reelaboranen sus activida<strong>de</strong>s. Las asociacionesson entes difusores y educadores <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>la cultura <strong>de</strong>l cannabis, y no sólo son los centros<strong>de</strong> encuentro <strong>de</strong> las personas que formanparte <strong>de</strong>l movimiento, sino también loslugares don<strong>de</strong> se informa a las personas <strong>de</strong>svinculadasy con curiosidad. En el seno <strong>de</strong> las13Derivados <strong>de</strong>l cannabis: ¿Drogas o medicamentos? (1998) Edición a cargo <strong>de</strong> J.J. Meana y L. Pantoja, Bilbao: Universidad <strong>de</strong> DeustoCalafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 243


asociaciones se hacen <strong>de</strong>bates, se difun<strong>de</strong>npublicaciones; es allí don<strong>de</strong> surgen iniciativas<strong>de</strong> acciones <strong>de</strong> promoción, don<strong>de</strong> acu<strong>de</strong>n losconsumidores a informarse o a pedir consejojurídico, don<strong>de</strong> se enseña a cultivar la marihuanaen las casas. Son las entida<strong>de</strong>s máscercanas a la población. Los miembros queforman las asociaciones son, básicamente,consumidores <strong>de</strong> cannabis que han <strong>de</strong>cididoadoptar una posición activa en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>algo en lo que creen. Hay gran<strong>de</strong>s diferenciasentre unas y otras en cuanto a su número <strong>de</strong>integrantes y a su actividad.“Hay socios <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los 18a los 70. La gente más activa tiene entre 20 y 45años. En cuanto a estudios y profesiones, tambiénhay <strong>de</strong> todo. Cuando hacemos reunionesnos juntamos una fauna <strong>de</strong> lo más variopinta:algún empresario, algún médico, algún profesor<strong>de</strong> universidad, una administrativa, algún ocupaque hace artesanía, estudiantes, algún albañil,tenemos hasta un carpintero checo. Hasta hacepoco venía uno con cresta pero vestido con corbata.No hay un perfil único; hay gente que vivesola, otros son casados y con hijos, las situacionesson muy variadas... La mayoría son heterosexuales,pero también acu<strong>de</strong>n homosexuales. Loque sí tenemos todos en común es la preocupaciónpor la situación <strong>de</strong>l cannabis (responsable <strong>de</strong>una asociación).Las asociaciones son muy importantes<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> toda la estrategia, pues proporcionanla estabilidad y los medios para la acción.Abren espacios para la actuación <strong>de</strong> lossacerdotes, técnicos y profesionales; traducenlos argumentos e i<strong>de</strong>as académicas enun lenguaje y con unos criterios más concretosy comprensibles. En el seno <strong>de</strong> las asociacionesse encuentra un colectivo muydiverso con un objetivo común: transmitir alresto <strong>de</strong>l mundo su verdad sobre el cannabispara contribuir a su expansión y obtenerapoyo social.En 1991 nace en Barcelona la primera asociación,ARSEC (<strong>Asociación</strong> Ramón Santos<strong>de</strong> Estudios sobre el Cannabis), que terminaconvirtiéndose en lí<strong>de</strong>r y consejera <strong>de</strong> todaslas que surgen posteriormente, y que cuentaen la actualidad con unos 3.600 asociados.Se creó por iniciativa <strong>de</strong> un colectivo <strong>de</strong> personasque se inspiraron en la figura <strong>de</strong>Ramón Santos, un abogado <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> lamarihuana.“Ramón Santos era un abogado amigo nuestro,mucho mayor que nosotros, que venía todoslos días a comer con nosotros cuando acababaen los juzgados. En la sobremesa nos contabatodos los casos. Nos <strong>de</strong>cía que los consumidoresestamos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Ley, que somos legales,que somos ciudadanos y <strong>de</strong>bemos ser tratadoscomo tales, con todos los <strong>de</strong>rechos, porque elconsumo no es <strong>de</strong>lito” (responsable <strong>de</strong> una asociación).“Un político catalán muy conocido fue quiennos explicó la fórmula, el camino político, paralegalizar la marihuana. Nos dijo que <strong>de</strong>bíamoshacer un lobby, una especie <strong>de</strong> organización paraunificar la masa <strong>de</strong> los seguidores. Luego, hacerla coordinadora <strong>de</strong> todas las asociaciones, y conesa base formada <strong>de</strong>bíamos ir a ver a los políticospara que nos incluyeran en sus programas, alPlan nacional y al Parlamento” (responsable <strong>de</strong>una asociación).Las asociaciones i<strong>de</strong>an distintas actuacionespara provocar la intervención <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s,con el fin <strong>de</strong> llamar la atención públicay mostrar las contradicciones <strong>de</strong>l sistemalegal, lo que les permite reclamar cambioslegislativos. La acción más popular <strong>de</strong> lasasociaciones, la que les ha llevado a apareceren los medios <strong>de</strong> comunicación, lograr nuevoscontactos con grupos e individuos interesadosy, por tanto, ampliar el movimiento, hasido su lucha por las plantaciones <strong>de</strong> marihuana.En 1993, cuatro miembros <strong>de</strong> ARSECson llevados a juicio por plantar marihuana enTarragona.“Los partidos políticos pasaban <strong>de</strong> nosotros;por otro lado, los médicos estaban también encontra. Entonces no había los libros y los estudiosque hay ahora, que nos dan la razón, entonces loteníamos todo en contra y solo nos quedaba eldiálogo con la administración <strong>de</strong> justicia...que sólosabe dialogar con sentencias..., así que teníamosque cometer un <strong>de</strong>lito para que nos juzgaran ycon la sentencia nos aclararan si estábamos <strong>de</strong>ntroo fuera <strong>de</strong> la ley por activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> consumo.El fiscal nos dijo que si hacíamos una plantaciónpara consumo propio no sería <strong>de</strong>lito. Con esacarta hicimos una plantación en un pueblecito <strong>de</strong>244Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


Tarragona en 1993, pero vinieron la Guardia civil,los Mossos d’Escuadra y salimos en la prensa. Araíz <strong>de</strong> eso se empezaron a crear las otras asociacionesen toda España (responsable <strong>de</strong> la asociación)En 1997 la asociación madrileña AMECorganizó un concurso <strong>de</strong> cata <strong>de</strong> marihuanaentre cultivadores para <strong>de</strong>cidir cuál era lamejor; en aquella ocasión <strong>de</strong>tuvieron a suvicepresi<strong>de</strong>nte 14 . Otra acción similar <strong>de</strong> apoyose llevó a cabo en el País Vasco, promovidapor Kalamudia con el lema: “Contra la prohibición,me planto”.“Kalamudia empezó con la campaña <strong>de</strong> plantaciónpública reivindicando el autoconsumo. Lacampaña se llamaba “Contra la prohibición meplanto”. Era para apoyar una iniciativa <strong>de</strong> la asociacióncatalana. En nuestro caso cuidamos algunos<strong>de</strong>talles <strong>de</strong> tipo legal. (...) En la plantación participóun parlamentario <strong>de</strong> IU, concejales <strong>de</strong> variospartidos, gente <strong>de</strong> organizaciones juveniles, profesores<strong>de</strong> la Universidad, algún actor, sindicalistas,cantantes y gente corriente, hubo <strong>de</strong> todo unpoco. Al final se archivó, la fiscalía no recurrió,recogimos la cosecha, nos la repartimos y un díahicimos otro acto público <strong>de</strong> reparto. Había queacudir con el DNI, dar el nombre y una personaque cortaba la plantita daba el lote que tocaba yya está”. (responsable <strong>de</strong> una asociación)En un período <strong>de</strong> tiempo relativamenteescaso se han creado un total <strong>de</strong> al menoscuarenta y cinco asociaciones, en todas lasautonomías españolas a excepción <strong>de</strong> Extremadura.Muchas <strong>de</strong> ellas se encuentran vinculadasa otros grupos, y el número <strong>de</strong>miembros activos suele ser bastante pequeño.El asesoramiento profesional y político esesencial en la formación <strong>de</strong> las asociacionescomo grupo <strong>de</strong> presión. Ese vínculo no solose mantendrá sino que irá en aumento amedida que la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis se vayaconsolidando. El incremento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong>consumidores <strong>de</strong> cannabis es otro <strong>de</strong> losmotivos que legitima su <strong>de</strong>fensa y convierteesa práctica en un hecho social cotidiano.Todo ello forma parte <strong>de</strong> los argumentos querefuerzan a las asociaciones.Éstas no son homogéneas. Algunas centransu <strong>de</strong>fensa en la legalización <strong>de</strong> la marihuanay otras en las drogas en general. Algunas<strong>de</strong> esas asociaciones establecen vínculos<strong>de</strong> colaboración con partidos políticos generalmente<strong>de</strong> izquierda, a favor <strong>de</strong> la legalización,mientras que otras se mantienen apartadas<strong>de</strong> la vía política convencional <strong>de</strong>bido asu espíritu más anarquista.Junto con las asociaciones pro-cannabissurgen otros colectivos con un objetivo antiprohibicionistamás amplio: el <strong>de</strong> legalizartodas las drogas. En 1991 se crea una plataformaen el País Vasco, en 1994 surge la <strong>Asociación</strong>Libre Antiprohibicionista en Cataluñay, finalmente, en 1998 nace la Fe<strong>de</strong>raciónIbérica Antiprohibicionista.“Hace unos tres años, en contacto con otroscolectivos <strong>de</strong> mayor índole cannábico comoARSEC en Barcelona, pensamos hacer máscosas con las personas consumidoras y centrarnosen el tema <strong>de</strong>l cannabis por ser la sustanciamás consumida, la que tiene menos estigmasocial, el eslabón más débil <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na, allídon<strong>de</strong> las contradicciones se ponen más <strong>de</strong>manifiesto”. (responsable <strong>de</strong> una asociación).Para algunas <strong>de</strong> estas organizaciones, la<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis es sólo un primer eslabón.Las asociaciones, en su conjunto, creanun complejo entramado nacional e internacionalque colabora para intervenir en la toma <strong>de</strong><strong>de</strong>cisiones políticas sobre el tema <strong>de</strong> las drogas.En 1996 se creó una Coordinadora Estatal<strong>de</strong> Organizaciones para la normalización<strong>de</strong>l cannabis que reúne al conjunto <strong>de</strong> asociaciones<strong>de</strong> todas las comunida<strong>de</strong>s. Másrecientemente aparece la Coordinadora EuropeaEcco (European Consumer CannabisOrganization) con se<strong>de</strong> en Amsterdam. Laplataforma ENCOD es una Coalición Internacional<strong>de</strong> ONG’s para una política justa y eficaz<strong>de</strong> drogas. El manifiesto presentado a lasNaciones Unidas por ENCOD en 1998 estáfirmado por diversos tipos <strong>de</strong> asociaciones,14Diario 16, 26 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1997Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 245


todas ellas con una voluntad antiprohibicionistaante cualquier clase <strong>de</strong> droga. En totalson 86 organizaciones, siendo España el paísmás representado con un total <strong>de</strong> 19, seguida<strong>de</strong> Alemania con 14, Holanda con 7 eInglaterra con 6. Esos niveles macro <strong>de</strong> laorganización sirven para realizar una intervenciónpolítica más incisiva a nivel mundial.Las estrategias <strong>de</strong> comunicación.Las asociaciones realizan otras activida<strong>de</strong>sa<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las reivindicativas. Una <strong>de</strong> las másimportantes es la informativa. Por lo general,crean un punto <strong>de</strong> encuentro <strong>de</strong> las personasque se sienten vinculadas al consumo <strong>de</strong>cannabis y a su <strong>de</strong>fensa, participan en sesionesinformativas en escuelas, organizan charlasy tertulias, etc...“Cada mes vamos a dar charlas o conferenciasallí don<strong>de</strong> nos llaman, normalmente institutos ycolegios. Suele ir un abogado que les explica quéocurre con la ley, un médico que les dice quépasa con la salud y un botánico que les <strong>de</strong>scribecómo se pue<strong>de</strong> cultivar el cannabis. Las madreslo entien<strong>de</strong>n enseguida porque saben que sushijos <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> gastarse dos mil pesetas a lasemana si ellos se cultivan la maría”. (responsable<strong>de</strong> una asociación)La red <strong>de</strong> internet, en clara expansión, esuno <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> difusión más utilizados;las revistas son otro <strong>de</strong> los sistemas que másse está consolidando. En España, y siguiendolos pasos <strong>de</strong> la revista High Times estadouni<strong>de</strong>nse,surgen Cáñamo y otras publicaciones.Cáñamo, que actualmente tiene una periodicidadmensual, adopta una clara vocaciónorganizadora <strong>de</strong>l movimiento pro cannabis<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que aparece en 1997. En su <strong>de</strong>claración<strong>de</strong> principios <strong>de</strong>ja bien patente que“Cáñamo preten<strong>de</strong> dar voz a todo el movimientoantiprohibicionista representado enEspaña por la Coordinadora <strong>de</strong> Organizacionespor la Normalización <strong>de</strong>l Cannabis”. Larevista Cáñamo es mo<strong>de</strong>rna, está bien editaday cuenta con diversas colaboraciones <strong>de</strong>profesionales entusiastas y vinculados a diferentesfacetas <strong>de</strong> la amplia cultura juvenil,como la música, el cine, los espectáculos,etc... A<strong>de</strong>más, es la difusora <strong>de</strong> cualquieracontecimiento relacionado con el cannabis yotras drogas, así como <strong>de</strong> una amplia gama<strong>de</strong> productos elaborados con cáñamo o etiquetadoscomo ecológicos y naturales.Otras publicaciones se han hecho eco <strong>de</strong>lcreciente interés que <strong>de</strong>spierta el cannabis,convirtiéndose en precursoras <strong>de</strong> su causa.En España la revista Ajoblanco ha <strong>de</strong>dicadovarios monográficos al tema. También Archipiélagoha consagrado un número a las drogas,y recientemente ha hecho su apariciónUlíses, una revista <strong>de</strong> viajes interiores. Laspublicaciones cuentan siempre con la colaboración<strong>de</strong> los profetas y <strong>de</strong> los sacerdotes <strong>de</strong>la causa Hofmann, Ott, Shulgin, Escohotado,Usó...-, pero también hay nuevos personajesque proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> colectivos <strong>de</strong> profesionales—médicos, juristas, músicos...-. Entre todosgeneran una amplia gama <strong>de</strong> productos culturalesen forma <strong>de</strong> imágenes, palabras, elementos<strong>de</strong>corativos, etc... El discurso giraalre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la legitimación <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis, elaborando una doctrina <strong>de</strong> apoyobien estructurada con la que se hace frente ala prohibición. El movimiento ha logrado acrecentarla controversia sobre el significado que<strong>de</strong>be otorgarse al cannabis en sus distintasfunciones, como droga, como medicamento,como alimento y, en <strong>de</strong>finitiva, como un productosocial más.Los consumidores y simpatizantesEl movimiento pro-cannabis ha logrado vinculara un grupo importante <strong>de</strong> consumidoresy no consumidores que simpatizan con lacausa. La asesoría jurídica y la botánica sonlos dos servicios que probablemente hayanatraído más público al interior <strong>de</strong> las asociaciones.Sin embargo, la mayoría <strong>de</strong> los consumidoresni están vinculados a las asociacionesni participan en dicho movimiento, selimitan a ser consumidores <strong>de</strong> cannabis; algunos<strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>sconocen la existencia <strong>de</strong>estas asociaciones y ni siquiera se han planteadola menor reivindicación. Otros sonreceptores <strong>de</strong>l discurso porque se informan,leen las revistas y captan los mensajes quese elaboran en las asociaciones. Así, pues,algunos consumidores son activos en el246Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


movimiento, pero la mayoría <strong>de</strong> ellos están almárgen; unos son receptores <strong>de</strong>l discurso yotros, la mayoría, simplemente consumidores.Este apartado se ha elaborado a partir <strong>de</strong>las entrevistas realizadas a un grupo <strong>de</strong> consumidores<strong>de</strong> cannabis, jóvenes y adultos -entre 15 y 60 años-, <strong>de</strong> ambos sexos. Entreellos hay, al menos, dos generaciones queforman dos colectivos bien diferenciados, porla edad, por las condiciones <strong>de</strong> vida, por elsignificado que dan al cannabis, pero sobretodo por las distintas consecuencias que eseconsumo tiene en sus vidas.Dos generaciones.Para los adultos, que tienen la vida organizada,una posición y un recorrido vital máslargo, fumar cannabis pue<strong>de</strong> ser un sibaritismomás con el que logran hacer la vida cotidianamás relajada e interesante. El porro lo<strong>de</strong>finen como un antídoto para escapar <strong>de</strong>“estar todo el día escopeteado” y lograr másfácilmente unos momentos <strong>de</strong> calma. Paraellos, el hecho <strong>de</strong> fumar porros es tambiénun punto <strong>de</strong> enlace con los más jóvenes, unnexo que les crea complicidad y les hace revivirsu juventud.Es entre el colectivo <strong>de</strong> adultos don<strong>de</strong> semantiene una batalla más dura a favor o encontra <strong>de</strong> las drogas, especialmente <strong>de</strong>l cannabis.El siguiente ejemplo resulta muy gráfico:“Yo he trabajado en varias compañías teatrales,y en ese ambiente puedo <strong>de</strong>cir que hay unaminoría que no se droga y una mayoría que sí lohace. En una <strong>de</strong> las compañías, el padre, que erael director <strong>de</strong> orquesta, perseguía con ensañamientoal hijo, que era utillero. El padre estabaparanoico contra los que nos drogábamos, porqueestaba convencido <strong>de</strong> que éramos los másviejos los que pervertíamos a su hijo, cuando enrealidad su hijo era el que nos hacía <strong>de</strong> camello.Si eres aficionado a las drogas y quieres estarbien provisto tienes que estar cerca <strong>de</strong> los jóvenes”(consumidor <strong>de</strong> 54 años).Ocurre a veces que los jóvenes que se haniniciado encuentran en otros adultos cercanos,que no son sus padres, sus ídolos ycompañeros <strong>de</strong> transgresión. La posibilidad<strong>de</strong> compartir porros pue<strong>de</strong> crear nexos <strong>de</strong>unión entre generaciones o pue<strong>de</strong> abrir brechasque cuestionan la autoridad <strong>de</strong> lospadres y sus valores. La conexión <strong>de</strong> losmayores con los jóvenes no sólo es simbólica,también tiene un componente práctico.Algunos <strong>de</strong> estos mayores necesitan <strong>de</strong> losjóvenes para conseguir comprar cannabis enel mercado negro:“(Gracias a la asociación) he podido apren<strong>de</strong>r acultivar plantas, lo cual es importante para mí,pues antes tenía que pedirles a mis hijos que melo comprasen, y eso era un rollo, pues no es suproblema” (consumidora <strong>de</strong> 52 años).“Algunos <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> consumir porque no estándispuestos a hacer lo que hay que hacer para procurarseel hachís, y no porque lo quieran <strong>de</strong>jarverda<strong>de</strong>ramente. Hay gente a la que le cuestamucho ir a buscar la droga, pues ello suponeimplicarse a fondo. Los consumidores crónicosnecesitamos un sistema para conseguirlo, lo fundamentales estar en contacto con jóvenes; si nosabes dón<strong>de</strong> encontrar hachís y tienes un sobrino<strong>de</strong> 17 o 18 años, pregúntale a él” (consumidor <strong>de</strong>60 años).Los jóvenes viven <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unos ambientesmás tolerantes, han sido socializados enuna cultura don<strong>de</strong> el consumo <strong>de</strong> drogas esun elemento más, están más cercanos al tráfico,se mueven en lugares don<strong>de</strong> el consumoestá normalizado, no tienen que disimularante sus compañeros, crean relaciones <strong>de</strong>solidaridad si surgen problemas, etc... Paralos adultos, el porro continúa siendo un tabúsuperado sólo a medias, que los aleja <strong>de</strong>estar plenamente cómodos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> losdiversos ambientes que frecuentan. Elsiguiente comentario es <strong>de</strong> un adulto queestá a medio camino entre dos culturas:“Habitualmente no me relaciono con genteque no fuma. Mi mujer tiene amigos que no lohacen y cuando salimos con ellos, lo que intentohacer lo menos posible, me escapo a fumar unporro y llega un punto en el que estoy todo relajado,mientras los otros dan botes como locos”(consumidor <strong>de</strong> 35 años).Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 247


La relación <strong>de</strong> convivencia y exclusiónentre consumidores y no consumidores esun hecho; en la vida cotidiana se combinanlas dos situaciones: al tiempo que se convive,hay momentos en los que los consumidoresse excluyen, “se escapan” y forman un grupoaparte.Una constante entre los jóvenes es la educaciónliberal que han recibido, ya sea por lospadres o por el contexto. Algunos jóvenesconsumidores <strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong>finen así la relacióncon su madre y con su padre:[Refiriéndose a la madre] “Yo creo que me diouna educación que te cagas, lo que pasa es queella no se da cuenta <strong>de</strong> lo bien que lo ha hecho.Ella me ha dado libertad <strong>de</strong> salir... y en cuanto apensar, sobre todo en cuanto a pensar; me hadicho toda la vida que tengo que tener mi propiafilosofía, pero ahora que la tengo no le gustanada” (consumidora <strong>de</strong> 17 años)[En relación a los padres] “En mi vida siemprehe tomado yo las <strong>de</strong>cisiones, mis padres consi<strong>de</strong>rabanque era yo quien <strong>de</strong>bía hacerlo... nisiquiera me bautizaron para que yo eligiera mipropia religión. Así que lo <strong>de</strong> no estudiar fue porqueyo quise, claro que mi padre me presionópara no abandonara mis estudios. Yo he sido sufrustración...” (consumidor <strong>de</strong> 21años)“Mi madre me advierte, me dice que vaya concuidado y que controle, y <strong>de</strong> vez en cuando mepregunta si fumo mucho. Ella tiene tres hermanosque fuman... y amigos... y ha visto que no lespasa nada. Ellos nos respetan y confían en nosotros”(consumidora <strong>de</strong> 22 años)La transmisión <strong>de</strong> criterios, <strong>de</strong> valores y <strong>de</strong>pautas <strong>de</strong> conducta a los jóvenes ha <strong>de</strong>ponerse en relación con los cambios más globalesque están aconteciendo en nuestrasociedad. Los jóvenes son here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> losvalores e i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> los adultos y, al mismotiempo, transformadores <strong>de</strong> éstos. Ello significaque son here<strong>de</strong>ros activos, no pasivos.Se apropian <strong>de</strong> lo que consi<strong>de</strong>ran valioso,pero lo adaptan y lo utilizan en función <strong>de</strong> surealidad y <strong>de</strong> su experiencia <strong>de</strong> la realidad.Las i<strong>de</strong>as liberales que los adultos han creadocomo mecanismo <strong>de</strong> cambio social en laépoca <strong>de</strong> la transición, y que ya forman parte<strong>de</strong> los valores dominantes, hacen posiblementeque el hecho <strong>de</strong> consumir cannabissea consi<strong>de</strong>rado una cuestión no <strong>de</strong>masiadotransgresora y pueda ser vivido o interpretadocomo una especie <strong>de</strong> continuidad <strong>de</strong> todoun proceso <strong>de</strong> reivindicación <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>s<strong>de</strong>l individuo iniciado unas décadas atrás.Para muchos padres resulta sin embargo chocanteque este proceso <strong>de</strong> conquista <strong>de</strong> liberta<strong>de</strong>sindividuales y colectivas haya podidollevar a un sector <strong>de</strong> jóvenes a consumir drogascomo parte <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s cotidianas.“Yo supe que existía el cannabis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> quenací, mi madre fuma. Lo que pasa es que fumauno cada mil años y siempre <strong>de</strong> una manera muydiscreta, en casa, vamos que yo sabía que existía,pero a mi madre no le gusta que fume. En esesentido tiene una visión un poco hipócrita. Ella alo mejor cree que no me entero cuando va a pillarcosto a mis amigos y luego a mí no me <strong>de</strong>jafumar. En ese sentido mi madre es muy hipocritilla”(consumidora <strong>de</strong> 17 años).“Conseguir hachís es super fácil. A mí me llevaronun día y .... yo sabía que mi madre tenía uncarácter abierto, había visto en mi casa, en comidasfamiliares, unas piedrecitas marrones ycomentarios como: “Mira que piedrecita me hanregalado”. Yo no sabía qué era, pero veía que sereían mucho y pensaba: “Jo<strong>de</strong>r, ¿por qué no lopaso tan bien como los <strong>de</strong>más?”. Así que yo yasabía que mi madre lo toleraba” (consumidor <strong>de</strong>21 años).La proce<strong>de</strong>ncia social <strong>de</strong> los jóvenes fumadores<strong>de</strong> cannabis es muy diversa; sin embargo,un número muy elevado <strong>de</strong> ellos son <strong>de</strong>clase media y media-alta. Según el últimoinforme <strong>de</strong>l PNSD, entre las personas admitidasa tratamiento por consumo <strong>de</strong> cannabisen 1998 en España, 2.879 en total, el 30,2%tienen estudios <strong>de</strong> BUP y superiores, y el40,6% están trabajando, se hallan insertadosen el mundo laboral (PNSD 2000). Esos datosconfirman una vez más que el fumar porrosimplica también a jóvenes bien integrados, opor lo menos dotados <strong>de</strong> capital social parapo<strong>de</strong>r elegir; incluso podríamos <strong>de</strong>cir quemuchos fumadores son <strong>de</strong> “buena familia”.Yo creo que fuman todos, lo que pasa es que,entre los adultos, cuanto más alto es el estatusmás tratan <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>rlo. Tengo un amigo queven<strong>de</strong> y sus clientes son <strong>de</strong> mucho dinero. En elmundo <strong>de</strong>l arte, <strong>de</strong>l cine, el periodismo, todos248Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


fuman. Yo creo que hay más hachís entre la gente<strong>de</strong> izquierdas, pero eso ya ha trascendido, ahorafuman todos. El clásico pijo sevillano medio fachatambién fuma (consumidor <strong>de</strong> 30 años).Y, por supuesto, también se fuma porrosen grupos marginales, <strong>de</strong> clase baja, e inclusoentre colectivos radicales o profesionalesque por i<strong>de</strong>ología podrían estar en contra. Deeso se queja un miembro <strong>de</strong> una asociación:“Los skins, por ejemplo, también fumanporros como nosotros y se drogan, también lapolicía y los médicos, <strong>de</strong> hecho el consumo estánormalizado” (miembro <strong>de</strong> una asociación)Esa normalización es un logro <strong>de</strong> los másjóvenes. Para los adultos el fumar porros eray es una cosa <strong>de</strong> una cierta ‘elite’ o <strong>de</strong>momentos muy especiales. Para algunos elfumar es cosa <strong>de</strong> una minoría <strong>de</strong> iniciados,para otros es parte <strong>de</strong> momentos especialescompartidos con amigos como para reforzarun guiño <strong>de</strong> complicidad o rememorar losmomentos jóvenes. Sin embargo, el colectivo<strong>de</strong> adultos que se apropió <strong>de</strong>l cannabis <strong>de</strong> loslegionarios en los años 70 no ha llegado anormalizar el consumo, eso está siendo obra<strong>de</strong> los jóvenes actuales. Para ellos el porro esuna sustancia cotidiana, visible y próxima.No es nada fácil hacer <strong>de</strong> padre o madre <strong>de</strong>los adolescentes actuales en lo que se refiereal consumo <strong>de</strong> drogas propias <strong>de</strong> esta edad.El papel <strong>de</strong> los adultos, y en especial <strong>de</strong> lospadres, a estas eda<strong>de</strong>s ha cedido muchopeso a la socialización a través <strong>de</strong> los pares. 15En este sentido, la actitud ambigua, positiva onegativa <strong>de</strong> algunos padres y madres ante elporro, aunque influyente, pue<strong>de</strong> ser neutralizadapor otras influencias, la <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong>pares, la <strong>de</strong> otros adultos cercanos, la <strong>de</strong> losmedios <strong>de</strong> comunicación, etc...El conflicto entre generaciones es sustancialen el <strong>de</strong>bate <strong>de</strong>l cannabis y su análisis nova a quedar saturado en este artículo, pero síes importante subrayar en qué consiste suimportancia: para la mayoría <strong>de</strong> los adultos, elcannabis es una sustancia controlable en susvidas, lo que les permite hacer un uso controladoy sibarita <strong>de</strong> él. Y eso es lo que más seacerca a ese uso inteligente que proponenlos <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l cannabis, consistente enfumar en ciertas ocasiones, en ciertosmomentos <strong>de</strong>l día o circunstancias, algosemejante al ritual <strong>de</strong> beber un buen vino o<strong>de</strong> disfrutar <strong>de</strong> un programa <strong>de</strong> televisión. Sinembargo, no es ése el uso que hacen <strong>de</strong>lcannabis la mayoría <strong>de</strong> los jóvenes, sino otromucho más compulsivo. Entre los jóveneshay un hambre voraz <strong>de</strong> símbolos, <strong>de</strong> encontrarsignificados a la realidad, <strong>de</strong> abrirse anuevas experiencias, <strong>de</strong> comunicación... y nohay duda <strong>de</strong> que el porro -al igual que otrasdrogas- se está convirtiendo en un instrumentoeficaz como amuleto y/o fetichemediador en la satisfacción <strong>de</strong> esas necesida<strong>de</strong>s.Motivos <strong>de</strong> los adolescentes para el consumo.La edad <strong>de</strong> inicio en el consumo <strong>de</strong> cannabisestá <strong>de</strong>scendiendo. En la última EncuestaEscolar <strong>de</strong> 1998 se sitúa en los 14,8 años(PNSD 2000). A esa edad, el grupo <strong>de</strong> amigoscobra una importancia vital y es en sunúcleo don<strong>de</strong> suele iniciarse el consumo. Losespacios <strong>de</strong> ocio son importantes, pero essorpren<strong>de</strong>nte ver hasta qué punto los centroseducativos, don<strong>de</strong> los jóvenes pasan lamayor parte <strong>de</strong> su tiempo, resultan lugaresprivilegiados para tener una primera experienciacon las drogas:“A los dieciséis años me cambiaron <strong>de</strong> colegioy allí hice nuevos amigos que ya fumaban. EmpecéCOU y lo que hacíamos era sentarnos por ahíy hacer unos porros... a esa edad buscábamosalgo diferente, hablábamos <strong>de</strong>l día a día, <strong>de</strong> música,<strong>de</strong> lo que nos gustaba, a uno le encantaba elsurf y hablábamos horas y horas <strong>de</strong> surf; tambiénplaneábamos las cosas que nos gustaría hacer...siempre planeábamos cosas, que si una salida,una excursión, un sitio don<strong>de</strong> ir <strong>de</strong> marcha, etc...Entre todos juntábamos algo <strong>de</strong> dinero e íbamosa buscar costo. De todas formas yo nunca he ido15Hay un buen análisis <strong>de</strong> cómo ha ido cambiando la socialización <strong>de</strong> las nuevas generaciones en el estudio Jóvenes Españoles 99, realizadopor Juan González-Anleo (1999: 144-151).Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 249


a comprar, siempre lo han hecho los amigos, yoponía el dinero y otro se encargaba <strong>de</strong> comprar”(consumidora <strong>de</strong> 21 años)“Tenía un compañero <strong>de</strong> clase que ya estabametido en ese rollo <strong>de</strong> fumar porros pero nosabía liarlos, entonces yo me hice el guay y ledije: yo controlo que te cagas, yo fumo <strong>de</strong>s<strong>de</strong>hace mogollón. La verdad es que nunca habíafumado antes, pero me dio el material y me hiceun porro...,claro que no el mejor que me hehecho en mi vida, porque no tenía práctica, perome salió bastante bien para ser la primera vez. Allínos lo fumamos, en el instituto a las diez y media<strong>de</strong> la mañana, y cogimos un pedo que no sabía nidón<strong>de</strong> estaba. Tuve una bajada <strong>de</strong> tensión radical,me quedé agilipollao, me reía <strong>de</strong> todo, no recuerdomuy bien la sensación” (consumidor <strong>de</strong> 21años).“... yo tenía 13 años y me preguntó [una amiga]si lo había probado, ella tenía 17 o 18 años, éramostres y me gustó la sensación. Yo tenía prejuiciosen cuanto a las drogas, creía que te alienaban,pero ahora estoy totalmente en contra <strong>de</strong>eso, ahora sé que sigues siendo tú mismo, lo quepasa es que son partes <strong>de</strong> ti que no conocías.(...)Después <strong>de</strong> la primera vez no volví a fumarhasta al cabo <strong>de</strong> un mes. Las tres primeras vecessiempre te invitan. Luego se lo dije a un amigo, lepedí que me pillara un talego porque me iba <strong>de</strong>excursión con los <strong>de</strong> mi clase. Les inicié a todos,y no por ello me sentí mal, ni corrupta, ni nada,me sentí muy bien.” (consumidora <strong>de</strong> 16 años).Para el varón, empezar a fumar porros esmuchas veces una cuestión <strong>de</strong> orgullo y <strong>de</strong>virilidad, muy parecido a lo que pueda significariniciarse en las relaciones sexuales. No sepue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir a un colega que aún se es virgen.Su hombría pasa por <strong>de</strong>mostrar conocimientoy dominio <strong>de</strong> la situación. Para lasmujeres, por el contrario, se trata más <strong>de</strong> unacuestión experimental, más vinculada al compañerismo:hay una transmisión <strong>de</strong> conocimientosy <strong>de</strong> afecto que se consolida a través<strong>de</strong>l porro. Hay una cultura <strong>de</strong>l porro que <strong>de</strong>fineposiciones en el grupo y, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella, elconseguir el hachís tiene un significado especial.Uno <strong>de</strong> los consumidores ya experimentadolo <strong>de</strong>scribe <strong>de</strong> forma muy gráfica:“Algunos <strong>de</strong> los consumidores nunca handado el paso transgresor <strong>de</strong> ir a buscar la droga.Ocurre que en los grupos o en las parejas hayuna cierta especialización. Hay uno que se encarga<strong>de</strong> conseguir, otro que lo paga, pero no tienesiempre que ser el mismo. Surge el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>que el que lo compra no paga su parte, es <strong>de</strong>cirque entre los amigos se roban. Es una cosa muysutil que no pue<strong>de</strong> reducirse a un mo<strong>de</strong>lo. Haygente a quien le encanta que le invites, que lescompren y les <strong>de</strong>n” (consumidor <strong>de</strong> 60 años).Esas diferentes posiciones tienen que vercon el papel social que cada uno acepta jugar.Entre los jóvenes varones pue<strong>de</strong> significaruna forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar su valor, pero tambiénes una forma <strong>de</strong> ahorrar en la compra.Las relaciones <strong>de</strong> solidaridad no están nadaclaras en ese trámite, en ninguna <strong>de</strong> las dosposiciones, ni en el que compra y cobra mása sus amigos <strong>de</strong> lo que ha pagado, ni en losque consumen aceptando que sean otros losque corran el riesgo <strong>de</strong> ir a buscar la mercancía.Las mujeres no se sienten motivadas porel acto <strong>de</strong> comprar la sustancia, y por normageneral suelen encargárselo a un amigo obuscar un mecanismo más seguro <strong>de</strong> aprovisionarse.Quizá ésa sea la explicación <strong>de</strong> quemás <strong>de</strong>l 90% <strong>de</strong> las sanciones administrativasy <strong>de</strong> las <strong>de</strong>tenciones se realicen a varones.La relación <strong>de</strong> las mujeres con el porroestá menos vinculada a la <strong>de</strong>mostraciónpública <strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>s y valentía, lo que lespermite expresar sus temores y adoptar conductasprotectoras. Ello también explica eldiferente significado que se otorga al porro.Las mujeres enfatizan más la sociabilidad y labúsqueda <strong>de</strong> sensaciones, el porro les refuerzay potencia esas habilida<strong>de</strong>s. En los varones,el porro más que un potenciador es ungenerador, les abre la puerta <strong>de</strong> la sociabilidady las sensaciones, habilida<strong>de</strong>s que, sinun estímulo, muchos mantienen reprimidas.Los varones amplían el espacio en que fumanal conjunto <strong>de</strong> situaciones en las que necesitanser sociables y receptivos, las mujeresseleccionan más esos momentos. Los varones,más que las mujeres, necesitan exhibirque son fumadores como una <strong>de</strong>mostración<strong>de</strong> valentía. Algunos ejemplos pue<strong>de</strong>n verseen los siguientes testimonios, don<strong>de</strong> se pre-250Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


sentan las razones y las circunstancias en lasque apetece fumarse un porro:“El hachís es una droga que se adapta a todaslas situaciones <strong>de</strong> la vida, aunque normalmenteempiezas en los bares. Después te preguntasqué pue<strong>de</strong> pasar si te lo fumas sola, y me dicuenta que fumar en el balcón <strong>de</strong> mi casa oyendomúsica era muy gratificante ... pero en generalsólo fumo cuando salgo en plan tranquilo. Sisalgo a bailar no, porque no aguanto. Es muy intelectuallo <strong>de</strong> los petas, te apetece conversar, reírte,hablar <strong>de</strong> algo transcen<strong>de</strong>ntal” (consumidora<strong>de</strong> 16 años)“Cuando tenía tiempo libre y no tenía nadaque hacer era cuando fumaba, <strong>de</strong> hecho, para mífumar porros ha estado siempre vinculado al ocioy al tiempo libre. No se me ocurriría nunca fumarmeun porro por la mañana antes <strong>de</strong> ir a trabajar,pero sí un sábado que no tengo nada que hacer.Yo ahora fumo a diario, pero cuando estoy conamigos. Suelo fumar entre dos y seis al día compartidoscon otra gente, los fines <strong>de</strong> semana escuando más fumo. A veces estoy relajada y sola,y me apetece fumarme un porro... entonces melo hago, pero con medio que fume ya tengo bastante.Para mí fumar porros tiene que ver conrelajarse, estar a gusto”. (consumidora <strong>de</strong> 21años)“Para mí el mejor momento para fumar unporro es cuando me apetece. A mí me sientamuy bien <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comer, en vez <strong>de</strong> hacer uncigarro, hacer un porro. También me gusta parairme <strong>de</strong> marcha, cuando no tengo ninguna obligación,ni he <strong>de</strong> estar presentable, ni quedar biencon nadie... entonces es cuando me gusta. Tambiénme encanta fumarme un porro para tocar laguitarra, no ponerme ciego sino con un toque, sime paso, como cualquier exceso, es malo, y si nome paso disfruto más. Con un porro me sueltomás, normalmente soy bastante parado, másbien tímido y con un porro me vuelvo más atrevidoy estoy más sensible. (consumidor, 21 años)En esos comentarios están casi todas lasrazones que alegan los consumidores parafumar porros: se fuma para ser más sensiblea la música, para estar en ‘plan tranquilo’, enlos momentos <strong>de</strong> ocio, con los amigos, pararelajarse, o simplemente porque apetece.Hay otras razones que se irán viendo en lostestimonios <strong>de</strong> los consumidores, pero éstasson, por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> alguna forma, las más típicasy las más tópicas, aunque, como veremosa continuación, tienen poco que ver conla línea argumental oficial <strong>de</strong>l movimientopro-cannabis.5. EL DISCURSO LEGITIMADOR Y SUSCONTRADICCIONESLa <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis se sustenta en unentramado <strong>de</strong> argumentos que tienen comofunción principal presentar los beneficiossociales <strong>de</strong> esta sustancia y las incoherencias<strong>de</strong>l sistema que la mantiene prohibida. Laelaboración <strong>de</strong> un discurso legitimador haacompañado también la inserción social <strong>de</strong>las llamadas ‘nuevas drogas’ o ‘drogas <strong>de</strong>diseño’ como el éxtasis (Kokoreff y Mignon1994, Calafat 1998). Los argumentos que seelaboran son una construcción cultural basada,en principio, en algunas <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>s,científicas o no, con que se etiquetan las sustancias.Estas estrategias que legitiman elconsumo se nos presentan como símbolosque dan i<strong>de</strong>ntidad a las sustancias, en estecaso al cannabis, i<strong>de</strong>ntidad que se transfierea sus consumidores en el acto mismo <strong>de</strong>lconsumo y <strong>de</strong> su <strong>de</strong>fensa. Pero tambiénesos argumentos tienen suma importanciaen el plano <strong>de</strong> lo social, pues hacen referenciaa dogmas y a valores actuales que nuestrasociedad <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> y sin los cuales esediscurso legitimador <strong>de</strong> las drogas no seríafuncional, y exigiría la construcción <strong>de</strong> otromuy diferente.El análisis que viene a continuación se haefectuado a partir <strong>de</strong> diversas fuentes: <strong>de</strong> lainformación escrita que aparece en revistas,folletos, postales e Internet, y <strong>de</strong> las entrevistasrealizadas a diferentes miembros <strong>de</strong> lasasociaciones españolas en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis,y a otros consumidores. Es un análisis<strong>de</strong> discursos en el que se han tratado <strong>de</strong> captarlos criterios que <strong>de</strong>finen el consumo <strong>de</strong>cannabis y la sustancia misma, con la intención<strong>de</strong> analizar la construcción <strong>de</strong> todo elentramado y sus contradicciones.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 251


Cáñamo y cannabis como experiencia ecológica.Esta estrategia contiene diversos argumentos.Uno <strong>de</strong> ellos es buscar la asociaciónentre el cannabis y la planta cáñamo, que hasido, al parecer, injustamente perseguida porintereses comerciales; otro, reivindicar elcannabis por ser un producto natural, unregalo <strong>de</strong> la naturaleza a los seres humanos.Una línea estratégica es la promoción <strong>de</strong>lautocultivo, una forma <strong>de</strong> tener un productocontrolado y <strong>de</strong> luchar contra el narcotráfico yla adulteración.El cáñamo (Cannabis sativa) es el nombreque recibe una planta muy utilizada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laantigüedad. Sus granos tienen propieda<strong>de</strong>salimenticias y sirve <strong>de</strong> materia prima en lafabricación <strong>de</strong> productos muy variados: papel,materia textil, objetos diversos... Últimamentese utiliza para producir isocáñamo, unmaterial para la construcción 16 . Las numerosasposibilida<strong>de</strong>s que ofrece el cáñamo lohan convertido en una sustancia muy <strong>de</strong>fendible<strong>de</strong>s<strong>de</strong> criterios ecológicos, por la facilidad<strong>de</strong> su cultivo en diversos tipos <strong>de</strong> paisajes,por ser un cultivo no contaminante queno requiere insecticidas y crece con facilidad-lo que permite la biodiversidad- y por ser unamateria prima que ha ido perdiendo espacio afavor <strong>de</strong> otras como los tejidos sintéticos o lama<strong>de</strong>ra. El cultivo <strong>de</strong>l cáñamo se mantieneen casi toda Europa, siendo Francia y Españalos principales productores 17 . La Unión Europeapromociona actualmente su cultivo otorgandosubvenciones, lo que viene a <strong>de</strong>mostrarque el argumento <strong>de</strong> sustanciaperseguida no funciona, al menos en Europa,don<strong>de</strong> su cultivo está en fase <strong>de</strong> expansión.Dependiendo <strong>de</strong> la variedad <strong>de</strong> cáñamo o,fundamentalmente, <strong>de</strong>l clima en el que secultiva se obtienen plantas con mayor (<strong>de</strong>l 2al 6%) o menor (< <strong>de</strong> 0,25%) contenido <strong>de</strong>tetrahidrocannabinol (THC), que es el componentecon efectos psicoactivos, que a<strong>de</strong>másse produce en relación inversa a la fibra quees la que tiene intereses industriales. En estesentido, el cáñamo que se cultiva en Europapara fines industriales tiene mucha fibra ycarece prácticamente <strong>de</strong> efectos psicoactivos.Por ese motivo, aunque hablamos genéricamente<strong>de</strong> la misma planta, tanto al referirnosa la que se utiliza con fines industrialescomo a la que se utiliza para obtener marihuanao hachís, en la práctica no tienen nadaque ver, puesto que o sirve para la industriaen cuyo caso no tiene efectos psicotropos oviceversa. Así, pues, ¿por qué meterlo todoen el mismo saco? ¿De dón<strong>de</strong> surge eseinterés repentino <strong>de</strong> algunos consumidores<strong>de</strong> marihuana por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r una planta utilizadaen la industria?Podría pensarse que <strong>de</strong>fendiendo losaspectos ecológicos <strong>de</strong>l cáñamo, una plantatan injustamente perseguida -aunque no enEuropa- como el cannabis, <strong>de</strong>l que se obtienela marihuana y el hachís, se lograría que esteúltimo fuera visto con los mismos ojos. Esa<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis a través <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa<strong>de</strong>l cáñamo da a la reivindicación un tonomás genérico y amplio, lo que permite situarla problemática a un nivel <strong>de</strong> intereses económicosinternacionales y monopolísticos.Uno <strong>de</strong> los argumentos es que los interesescreados en la producción <strong>de</strong> fibras sintéticasy <strong>de</strong> algodón (producto cultivado mediante unsistema muy poco ecológico) impi<strong>de</strong>n que seproduzca cáñamo porque éste resultaríacompetitivo en el mercado (Herer 1998). Deesa manera, los productos <strong>de</strong> cáñamo simbolizadospor la hoja <strong>de</strong> marihuana se reproducencomo símbolos <strong>de</strong> grupos alternativos,<strong>de</strong> personas críticas al sistema, <strong>de</strong> grupos <strong>de</strong>“izquierda”, ecológicos, etc... El mensaje quese acaba creando es que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el cáñamo,un producto ecológico injustamente perseguido,y fumarse un porro y luchar por sulegalización son distintas vertientes <strong>de</strong> unamisma contienda.“El cannabis es una forma <strong>de</strong> vida. Cada vezes más una forma <strong>de</strong> vida, hay ropa <strong>de</strong> cáñamo,16La obra <strong>de</strong> Jack Herer recientemente traducida al español El cáñamo y la conspiración <strong>de</strong> la marihuana. El emperador está <strong>de</strong>snudo es unbuen compendio <strong>de</strong> los diferentes usos que se han hecho <strong>de</strong>l cáñamo a lo largo <strong>de</strong> la historia.17Cáñamo, enero <strong>de</strong>l 2000: 70-72252Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


comidas <strong>de</strong> cáñamo, papel <strong>de</strong> cáñamo y hasta lapropia Adidas tiene unas playeras <strong>de</strong> cáñamo quete cuestan doce mil pelas y son preciosas. Hayuna cultura total. En la asociación hay gente quevive para el hachís, ven<strong>de</strong>n su ropa, son especialistasen el tema hidropónico, cosas <strong>de</strong>l cultivo <strong>de</strong>interior y exterior, y eso es una forma <strong>de</strong> vida. Siel cannabis se legalizara, a mí me encantaríamontar un coffe-shop con zumos maravillosos ymarihuana” (consumidor <strong>de</strong> 30 años).Una vez conseguida esta etiqueta ecológicaresulta fácil para la marihuana encontrarlealianzas, que funcionan mejor cuando haya<strong>de</strong>más intereses comerciales. En una manifestaciónorganizada en Londres en 1998 porel periódico The In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nt on Sundaypudieron verse las alianzas entre el ecologismoy las multinacionales, haciendo propio elinterés antiprohibicionista y aliándose con los<strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la marihuana. Al hablar <strong>de</strong> lanoticia, el periodista afirmaba:“Este mismo diario organizó el pasado 28 <strong>de</strong>marzo una gran manifestación antiprohibicionistaen Londres, a la que asistieron el grupo Virgin,cuyo presi<strong>de</strong>nte, Richard Branson, <strong>de</strong>claró hacetiempo que comercializaría porros si fueran legales,así como The Body Shop, que se dio a conocerpor sus cosméticos no testados sobre animales,y que ha lanzado una línea <strong>de</strong> productos <strong>de</strong>cáñamo” (Cáñamo 7: 18)Asimismo, los que trabajan con el cáñamose benefician <strong>de</strong> todo este movimiento procannabisy sus productos llevan como distintivolas hojas <strong>de</strong> marihuana que simbolizan lacultura <strong>de</strong>l cannabis. Lo simbólico cobra unaimportancia enorme en todo ese marketingque adorna los productos <strong>de</strong> cáñamo. Así,resulta sumamente atractivo el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> sustancia“natural”, sinónimo <strong>de</strong> una sustanciabuena y positiva que nos regala la madrenaturaleza. La etiqueta <strong>de</strong> ecológico ven<strong>de</strong> yes una seña <strong>de</strong> distinción para un gruposocial <strong>de</strong> importante capacidad adquisitiva.Pero ese ecologismo mercantilizado no estáexento <strong>de</strong> contradicciones, pues, a pesar <strong>de</strong>su etiqueta, no es ajeno al principal problemaecológico <strong>de</strong>l planeta: el exceso <strong>de</strong> consumo.El simbolismo <strong>de</strong> la ‘naturaleza’ siempre hatenido una gran fuerza. En un pasaje <strong>de</strong> la<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> la revista Cáñamose afirma:“Hay cosas que cabe recordar y aclarar <strong>de</strong>buen principio aunque parezcan obvias. Por lotanto, aclaremos: las leyes son pasajeras, pero elcannabis sativa es, ha sido y será. La marihuanaha sobrevivido la represión arbitraria <strong>de</strong> las culturashumanas durante milenios, como sobreviviráa la ‘guerra contra las drogas’” 18el significado que se otorga a la planta,como parte <strong>de</strong> la naturaleza, es el <strong>de</strong> unpo<strong>de</strong>r existencial mayor que las normas creadaspor los seres humanos, que no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong>ser transitorias. No es una i<strong>de</strong>a original: estáimpresa en las raíces <strong>de</strong> nuestro sistema cultural<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace siglos. Ya el dogma central<strong>de</strong> la Iglesia Cristiana se basó en el po<strong>de</strong>romnipotente <strong>de</strong> Dios, expresado en las leyesinmutables <strong>de</strong> la naturaleza. Según la Iglesia,la naturaleza es inmutable, y sólo Dios pue<strong>de</strong>alterar sus condiciones mediante los milagros.Siguiendo esta premisa, la Iglesia hapuesto barreras al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la ciencia endistintos ámbitos, pues ello supondría transgredirla Ley divina. Vemos así como el ecologismose convierte en un nuevo aliado <strong>de</strong>lparadigma católico más tradicional.Asimismo, la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis comoproducto <strong>de</strong> la naturaleza, y por tanto legitimado,se ampara en esa creencia, en lasupremacía <strong>de</strong> lo natural y en lo nefasto <strong>de</strong>cualquier intervención humana. Como ha<strong>de</strong>mostrado Bruno Latour el recurrir a la naturalezacomo argumentación última invalida elargumento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> premisas científicas(Latour 1992). Mas esa visión interesada <strong>de</strong>la naturaleza niega una <strong>de</strong> las aportacionesmás audaces y críticas que han impregnadoel mundo científico en el siglo XX: la miradahumana <strong>de</strong> la naturaleza siempre es subjetiva,lo material existe interpretado <strong>de</strong>s<strong>de</strong>nuestro bagaje cultural (woolgar). No existe lanaturaleza fuera <strong>de</strong> la cultura que la <strong>de</strong>fine, oen palabra <strong>de</strong> Hawkins, un físico reconocido,18Recogido por internet en la página <strong>de</strong> cáñamo: www.canamo.netCalafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 253


el principio antrópico afirma que “vemos eluniverso en la forma que es porque nosotrosexistimos”. Por tanto, el hachís, la marihuanao los porros son elementos <strong>de</strong>finidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la subjetividad que por supuesto es cultural,tienen un uso social y son artefactos a losque se da una finalidad <strong>de</strong>terminada por elcontexto.El cultivo en casa.El cultivo casero <strong>de</strong>l cannabis es una <strong>de</strong> lasestrategias más importantes en esta alianzacon el ecologismo. La planta es símbolo ymetáfora <strong>de</strong> la naturaleza. ¿A quién se le ocurriríapensar que algo que crece en una maceta<strong>de</strong>l balcón <strong>de</strong> casa o <strong>de</strong>l jardín pue<strong>de</strong> seruna droga? Es mucho más fácil estableceruna conexión con el cultivo <strong>de</strong> tomates u hortalizaspara el autoconsumo. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> esaforma también se consigue aumentar el compromiso<strong>de</strong>l individuo con la causa (Ingold yToussirt 1998).En el entramado ecológico, la promoción<strong>de</strong>l cultivo casero <strong>de</strong> la marihuana se ha convertidoen una nueva moda que está creandoun espacio muy dinámico <strong>de</strong>dicado al aprendizaje<strong>de</strong>l cultivo y la botánica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lasasociaciones:“Los jóvenes vienen porque se aficionan a cultivarla planta, eso les llena, crean una relacióncon la planta <strong>de</strong>l día a día, que si regar, podar,espulgar... y vienen aquí a ver al biólogo, para queles explique qué <strong>de</strong>ben hacer para matar algúninsecto o plaga, cómo sacar los machos, y en eseproceso sí que van viniendo y se implican connosotros. Cada vez hay más jóvenes aficionadosporque cuando prueban la marihuana se dancuenta <strong>de</strong> que no tiene nada que ver con elhachís que ven<strong>de</strong>n en la calle. A<strong>de</strong>más es gratisporque ellos la han creado. El Mendiluce dice quepue<strong>de</strong> utilizarse como tratamiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sintoxicación,como terapia ocupacional, por lo <strong>de</strong> cuidartus plantas, porque es muy compensatorio, sonseis meses <strong>de</strong> ocupación y al final llega la cosecha.Hay un americano que dice que la marihuanano crea adicción, lo que sí crea adicción es su cultivo.Eso lleva a una relación con la planta que seamplía a otras plantas, al mundo vegetal, a la ecología,a la naturaleza, a la vida... El paso <strong>de</strong> llegar auna visión <strong>de</strong>l mundo más acor<strong>de</strong> con las necesida<strong>de</strong>secológicas pue<strong>de</strong> empezar por esa relacióncon la plantita” (miembro <strong>de</strong> una asociación).La marihuana se convierte, así, en un formatomás <strong>de</strong>fendible que el hachís; su cultivoes una alternativa a participar en el narcotráficoy permite crear nuevos criterios positivosen su <strong>de</strong>fensa. A<strong>de</strong>más, con la marihuana sepue<strong>de</strong> controlar lo que se toma, lo cual noslleva a una crítica <strong>de</strong>l hachís como productosusceptible <strong>de</strong> adulteración. La promoción<strong>de</strong>l cultivo casero está empezando, la marihuanacontinúa siendo un bien escaso y seconsi<strong>de</strong>ra un privilegio po<strong>de</strong>rla consumir.Como alternativa tenemos el hachís, que proce<strong>de</strong>básicamente <strong>de</strong> Marruecos. Todo lleva acrear una cierta mística alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la marihuana.Así <strong>de</strong>scriben los consumidores lasdiferencias entre marihuana y hachís:“El hachís es más accesible y lo fumas conmás regularidad, tiene otro tipo <strong>de</strong> sabor, produceuna sensación totalmente diferente. El hachís esmás tranquilo y menos creativo, también te abreun poco la mente y da mucha hambre. La marihuanalo que tiene mejor es que es más creativa.A mí me gusta mucho actuar y con la marihuanase me ocurren muchísimas más cosas. Si ahorahubiera fumado marihuana estaría dando saltos,pegando gritos, haciendo alguna representación...con el hachís te lo tomas <strong>de</strong> otra manera.Con la marihuana te sientes obligado a sacar todolo que llevas <strong>de</strong>ntro” (consumidora <strong>de</strong> 17 años)Algunas asociaciones tienen un espacio <strong>de</strong>venta <strong>de</strong> productos y libros relacionados conesa afición botánica. A través <strong>de</strong> Internet esposible comprar todo lo necesario para realizarun cultivo casero eficaz y científicamentecontrolado, e incluso lograr semillas manipuladasgenéticamente que garantizan unacosecha “<strong>de</strong> calidad”. La revista Cáñamo <strong>de</strong>dicaen cada uno <strong>de</strong> sus números un espacioimportante al cultivo. La i<strong>de</strong>a que trasmite esque conseguir así “buena” marihuana es unatarea muy compleja, difícil y propia <strong>de</strong> expertos.“La genética <strong>de</strong> la semilla es el principal factorque influye en la potencia <strong>de</strong> la marihuana. Si lagenética no es buena, la maría no será potente(...) ¿Qué tienen las semillas <strong>de</strong> los bancos holan<strong>de</strong>ses?-se preguntan muchos cultivadores. Prin-254Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


cipalmente, estabilidad y potencia. Los bancos <strong>de</strong>semillas llevan a cabo una labor <strong>de</strong> selección <strong>de</strong>las mejores plantas. Estabilizan las varieda<strong>de</strong>s ylas hibridan. Las semillas <strong>de</strong> varieda<strong>de</strong>s holan<strong>de</strong>sassuelen dar lugar a plantas semejantes entresí. Maduran más o menos a la vez y prácticamentetodas las semillas dan lugar a buenas plantas”(Cáñamo 20: 56)El cultivo casero <strong>de</strong> marihuana, segúnadvierten los conocedores <strong>de</strong>l tema, no estarea fácil ni pue<strong>de</strong> hacerse <strong>de</strong> manera autónomasin el consejo <strong>de</strong> algún experto, y sintener materiales básicos o acceso a semillas<strong>de</strong> calidad. Es difícil no ver en ello un nuevotipo <strong>de</strong> mercado, tanto <strong>de</strong> profesionalescomo <strong>de</strong> productos, que ya está abierto enHolanda y que se encuentra en vías <strong>de</strong>expansión. 19 En ese discurso <strong>de</strong> selección <strong>de</strong>las semillas pue<strong>de</strong> observarse otra <strong>de</strong> lascontradicciones. Cultivar marihuana se convierteen un acto natural que, a<strong>de</strong>más, conectacon la tradición i<strong>de</strong>alizada <strong>de</strong>l mundo rural.Sin embargo, para obtener marihuana <strong>de</strong> calidadhay que recurrir a complejos mecanismos<strong>de</strong> selección genética (o bien simplificarla operación comprándola por internet a losholan<strong>de</strong>ses, quienes se han encargado <strong>de</strong>conseguir semillas <strong>de</strong> todo el mundo, seleccionarlasy hacer un bonito catálogo). Portanto, cultivar marihuana no significa sólo“poner una planta en tu vida”, sino tambiénentrar en un complejo sistema especializadoen lograr plantas <strong>de</strong> calidad. La manipulación<strong>de</strong> las semillas tiene como finalidad lograrque éstas produzcan más THC, con el fin <strong>de</strong>obtener mayor efecto psicotrópico. Todo esemontaje queda lejos <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar hacer ala “madre naturaleza” y parece más bien aplicarla tecnociencia más actual. La dialécticaentre tradición y mo<strong>de</strong>rnidad entra en el discursoen <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la marihuana y es muyefectiva en el marketing <strong>de</strong> promoción <strong>de</strong> lassemillas holan<strong>de</strong>sas.El cultivo casero <strong>de</strong> marihuana requiere<strong>de</strong>dicación y estímulos. Por ese motivo, lasasociaciones han empezado a organizar concursosen la época <strong>de</strong> la cosecha. El másfamoso es el “Cannabis cup”, organizado porla revista estadouni<strong>de</strong>nse High Times. EnEspaña, los concursos tienen un caráctermás simbólico y se hacen con cautela paraguardar las formas legales. Ello no impi<strong>de</strong>que se anuncien <strong>de</strong> forma pública y que causenuna cierta expectación entre los jóvenes,aunque en general no exista un gran rechazoinstitucional.“Este año [1999] hemos organizado un concursoen el que sólo podían participar socios. Sehan presentado treinta y seis cultivadores. EnMadrid llevan tres ediciones y en Andalucía, dos.Este año hemos empezado aquí (País Vasco) y enValencia. Para ser la primera experiencia fue muybien, hubo normalidad absoluta. Lo hicimos público,sacamos carteles con el titular: “Primer concurso<strong>de</strong> marihuana <strong>de</strong> Euskalerria”, don<strong>de</strong> explicábamosel programa en el que el concurso erauna parte <strong>de</strong> los actos. El premio fue una chapelacon una hoja <strong>de</strong> maría bordada” (Miembro <strong>de</strong> unaasociación)La salud, la adicción y el uso médico.En los últimos años, se ha hecho pública laexistencia <strong>de</strong> serios <strong>de</strong>bates científicos sobrelas cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cannabis. La polémica seha centrado en dos aspectos:1. Si el cannabis pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado unmedicamento.2. Si el consumo <strong>de</strong> cannabis es perjudicialpara la salud y crea adicción.El <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong>l cannabis como medicamentosalió a la luz cuando en 1995 lapublicación científica The Lancet resaltó losposibles usos terapéuticos <strong>de</strong>l THC, abriendonuevas vías <strong>de</strong> investigación sobre estadroga. Des<strong>de</strong> entonces, unos estudios hanmantenido la línea terapéutica (Meana y Pantoja1998, Grinspoon 1998), mientras otros sehan posicionado claramente en contra (Farrell1999, Pertwee 1999). El <strong>de</strong>bate se mantieneabierto; entretanto, la afirmación <strong>de</strong> que elcannabis pue<strong>de</strong> ser un medicamento resulta19La revista Cáñamo hace publicidad <strong>de</strong> toda una gran gama <strong>de</strong> productos elaborados con cáñamo, así como <strong>de</strong> las direcciones don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong>nconseguirse. La mayoría son empresas holan<strong>de</strong>sas, aunque también hay algunas españolas.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 255


una línea argumental muy po<strong>de</strong>rosa. La salu<strong>de</strong>s una <strong>de</strong> las mejores etiquetas legitimadoras;por esa razón, es la más utilizada por lapropia medicina cuando se abren nuevoscampos que crean algún tipo <strong>de</strong> controversiasocial. La salud está <strong>de</strong> moda y resulta unargumento infalible para legitimar nuevas formas<strong>de</strong> intervención médica. Si se logra reafirmarla marihuana como una sustancia quetiene una función curativa y que contribuye ala mejora <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> vida, su legitimaciónestá asegurada. Por ello, los <strong>de</strong>fensores<strong>de</strong>l cannabis se acogen con fuerza a esaposibilidad, potenciando todas las publicacionesorientadas a presentar el cannabis comomedicamento.Nuevamente la estrategia <strong>de</strong> la cultura procannabises consi<strong>de</strong>rar que las posibilida<strong>de</strong>sterapéuticas <strong>de</strong>l cannabis son postergadas<strong>de</strong>bido a la combinación <strong>de</strong> los intereses políticosy económicos <strong>de</strong> la industria farmacéutica,para los cuales el cannabis aparececomo un competidor. La industria farmacéuticaes consi<strong>de</strong>rada como uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>sopositores a la legalidad <strong>de</strong> la marihuana. La<strong>de</strong>nuncia se orienta a que soborna indirectamentea médicos e instituciones. Ello pue<strong>de</strong>ser o no cierto, pero se ampara en el hechoreal <strong>de</strong> que la industria farmacéutica es po<strong>de</strong>rosay tiene verda<strong>de</strong>ra capacidad <strong>de</strong> influenciapolítica (Navarro 1978). Sin embargo, tambiénes cierto que el recurso <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>marihuana como medicamento es un subterfugiopara lograr el consumo legal <strong>de</strong> estasustancia por la puerta <strong>de</strong> atrás. El concepto<strong>de</strong> salud es tan amplio y flexible que una vezque la marihuana esté legitimada como medicamento,lo estará para cualquier otro fin quese <strong>de</strong>see. El punto débil <strong>de</strong> la argumentaciónes que, nuevamente, hay una confusión interesadaentre marihuana o cannabis y uno <strong>de</strong>sus productos activos, el THC, y que <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s terapéuticas muchasveces no es suficiente o necesario fumarmarihuana para conseguir los efectos 20 .Estrategias similares en las que se buscalegitimar una droga a partir <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>sterapéuticas las siguen los grupos <strong>de</strong>interés económico que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l alcoholy <strong>de</strong>l tabaco. Con esta última sustancia se haquerido <strong>de</strong>mostrar que prevenía la <strong>de</strong>menciasenil -cuestión que últimamente se ha <strong>de</strong>sechadocon un amplio estudio con médicosvarones - y la enfermedad <strong>de</strong> Parkinson, perose ha <strong>de</strong>mostrado que los posibles beneficiosen este caso vendrían anulados porquela gente se moriría antes <strong>de</strong> cáncer <strong>de</strong> pulmón(Fagerström, 1994).El cannabis no perjudica ni crea adicción.La otra batalla a favor <strong>de</strong>l cannabis está enconvencer que el consumo <strong>de</strong> cannabis esinocuo para la salud. Escohotado <strong>de</strong>dica unaspáginas en su último libro a explicar los beneficios<strong>de</strong> consumir marihuana si se hacecorrectamente, e incluso argumenta que sino se hace correctamente no tiene ningúnriesgo, ni crea adicción ni toxicidad (1997: 50-67). De hecho, Escohotado propone un consumointeligente e idílico que no tiene encuenta las condiciones reales <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>la mayoría <strong>de</strong> los consumidores <strong>de</strong> cannabisactuales, especialmente los jóvenes. Existebastante literatura, por el contrario, que aportadatos que nos alejan <strong>de</strong> esa visión tan idílica(Quiroga, 2000), al igual que ocurre siescuchamos a los propios consumidores,cuya forma <strong>de</strong> uso nos recuerda en ocasionesa la automedicación <strong>de</strong> las amas <strong>de</strong> casay <strong>de</strong> los ejecutivos.“Como otra persona se pue<strong>de</strong> tomar un café ouna valeriana yo me fumo un porrito. Es un poquitínpara cortar un mal estado <strong>de</strong> ánimo o para unfin <strong>de</strong> semana comunicarte mejor. Si un día estoyenloquecida o me sobrepasa un problema <strong>de</strong> trabajome tomo uno, me calma y me ayuda mucho.Igual me lo tomo para cosas aburridas que mefastidian mucho, para sobrellevarlos. Si, por ejemplo,tengo que estar dos horas en el or<strong>de</strong>nador,20Como dice Manuel Guzmán <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong> Biología Molecular a raíz <strong>de</strong> sus investigaciones sobre el tratamiento <strong>de</strong>l glioblstoma conTHC: “Cuando la marihuana se fuma, el THC y otros 60 compuestos que hay en la planta tienen que llegar a la sangre, una parte muy pequeña<strong>de</strong>l THC llegaría al cerebro y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l tejido cerebral la proporción <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s que se insertaría en las células tumorales sería ínfima”Revista Interviu nº 1.245, pág.40 (2.000)256Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


me ayuda y tomo distancia” (consumidora <strong>de</strong> 52años).“La única cosa que consumo regularmente esmarihuana. Con eso no me siento en peligro, esla droga más tranquila <strong>de</strong>l mundo. Como todaslas drogas es corrosiva, el único peligro que veoes la memoria, llevo un <strong>de</strong>spiste encima que nome aclaro, se me olvida todo. Yo ya soy <strong>de</strong>spistada<strong>de</strong> nacimiento pero con los porros se meacentúa más. Normalmente fumo poco porqueenseguida me afecta. A<strong>de</strong>más soy una personacon ansiedad física, eso es porque soy muy nerviosa.Los porros no es que me <strong>de</strong>n ansiedadpero me la acentúan. Eso es lo único que lesencuentro <strong>de</strong> negativo.” (consumidora <strong>de</strong> 17años).Quizá el efecto más apremiante <strong>de</strong>l cannabishaya que verlo en el uso que hace <strong>de</strong> él lapoblación más joven, que se enfrenta a unaserie <strong>de</strong> cambios en su proceso <strong>de</strong> crecimiento.La comodidad <strong>de</strong> colocarse conporros, evadirse <strong>de</strong> sus ansieda<strong>de</strong>s y creerque el mundo les es adverso no es precisamentela actitud más saludable para estimulara los jóvenes a que potencien todas suscapacida<strong>de</strong>s, habilida<strong>de</strong>s sociales y autonomíapersonal. El comentario siguiente no esaislado y se está haciendo muy común entrelos consumidores <strong>de</strong> cannabis:“Siento que el instituto no me aporta nada,me aburro, odio el latín. No tengo la sensación <strong>de</strong>que me aporte nada. Aun la biología me molaalgo, yo necesito que las asignaturas tengan sentido.Necesito apren<strong>de</strong>r a estudiar. Si apruebo esporque tengo suerte, porque yo no estudio. Losprofesores no me gustan, aunque pueda interesarmela asignatura, los profesores son unosnazis y unos imbéciles, así que falto mucho aclase. A<strong>de</strong>más cuando voy a clase me duermo,siempre tengo sueño” (consumidor <strong>de</strong> 18 años).Buena parte <strong>de</strong> los consumidores son adolescentes,están en plena formación académicay social, y en ese proceso el consumo<strong>de</strong> cannabis les crea una relación negativacon el aprendizaje y les hace sentir apatía porel mundo externo.“Yo he tardado en sacarme una carrera eldoble <strong>de</strong> tiempo. Yo sabía que podía aprobar unacarrera y fumar al mismo tiempo, que era lo queme gustaba. Si hubiera tenido que elegir entreuna cosa u otra, a los veinte años, igual mehubiera quedado con los porros y hubiera <strong>de</strong>jadolos estudios. A esa edad te engaña cualquiera”(consumidor varón <strong>de</strong> 35 años).Aunque en los mensajes difundidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la cultura pro-cannabis suele haber una ten<strong>de</strong>nciaa <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la inocuidad <strong>de</strong> esta sustancia,en cualquier contexto <strong>de</strong> discusiónmedianamente serio, existe un consenso a lahora <strong>de</strong> reconocer algunos <strong>de</strong> los efectosnegativos <strong>de</strong>l cannabis: esa informaciónpue<strong>de</strong> encontrarse en los materiales <strong>de</strong> difusión,en el material preventivo, o incluso enpáginas web <strong>de</strong>fensoras <strong>de</strong>l cannabis 21 . Elconsumo que hacen los jóvenes está muyalejado <strong>de</strong>l planteamiento i<strong>de</strong>alista elaboradopor las asociaciones pro-cannabis. El consumointeligente y selecto es propio <strong>de</strong> élites y<strong>de</strong> individuos que tienen una buena capacidad<strong>de</strong> gestión <strong>de</strong> sus riesgos. Pero eso noocurre con la mayoría <strong>de</strong> la población, ymenos aún con los jóvenes o los adolescentes,que están en proceso <strong>de</strong> formación,madurando como individuos y sujetos sociales.La adicción.La adicción es otro efecto en discusiónante el cannabis. Al no haber un cuadro <strong>de</strong>abstinencia como el producido por los opiáceos,existe un amplio <strong>de</strong>bate sobre el tema.En un estudio reciente (Calafat 2000), realizadoentre 2.662 jóvenes europeos y 1.340españoles entrevistados en sus zonas <strong>de</strong>diversión durante el fin <strong>de</strong> semana, resultóque un 13% admitían haber tenido problemascon la marihuana y afirmaban que, a pesar <strong>de</strong>ello, la seguían utilizando. También se aportabanotros datos, que sin aclarar la naturaleza<strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, hacían pensar que el consumo<strong>de</strong> cannabis era un hábito arraigado y21Existen varias direcciones web don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> encontrarse información sobre el cannabis. En algunas <strong>de</strong> ellas se presentan sus efectos. EnHerer (1998) viene un listado <strong>de</strong> las direcciones web. En la página www.erowid.org pue<strong>de</strong> encontrarse amplia información sobre los efectospositivos y negativos <strong>de</strong>l cannabis.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 257


difícil <strong>de</strong> abandonar para muchos jóvenes. Adiferencia <strong>de</strong> otras sustancias, los síntomaspor <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consumir cannabis pue<strong>de</strong>n producirsea más largo plazo y en un formatomenos reconocible (Lundqvist 1998). El testimonio<strong>de</strong> un consumidor lo explica:“Te explico como funciona el mono <strong>de</strong> hachís:Para mí el segundo día <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> fumar te sientesmás aliviado <strong>de</strong> cabeza, los otros tres o cuatrodías restantes también. Por la noche cuesta unpoco dormir, pero bueno. Después <strong>de</strong> una semanael cuerpo vuelve a pedir. Yo soy nervioso cuandono fumo y pienso más, por eso el fumar mesienta genial, me relaja. Cuando llevo una semanasin fumar el cuerpo me lo pi<strong>de</strong>, tengo lamente <strong>de</strong>masiado clara. La primera vez que <strong>de</strong>jé<strong>de</strong> fumar a pelo me fui al monte sin llevarmenada, fueron cuarenta días y el último día teníauna pelota <strong>de</strong> ansiedad y aun me dolía la cabeza.Claro que fumaba unas cantida<strong>de</strong>s...” (consumidor<strong>de</strong> 35 años)La adicción causada por la marihuanaforma parte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate científico, a pesar <strong>de</strong>que hasta los propios consumidores la reconocen.En un interesante estudio realizado enFrancia con una muestra <strong>de</strong> 1.087 consumidores<strong>de</strong> cannabis (consi<strong>de</strong>rándose comotales aquellos que hacían un consumo actualsin prejuzgar la frecuencia), reclutados por elsistema <strong>de</strong> ‘bola <strong>de</strong> nieve’, se recoge la enormeimportancia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>ese colectivo. El 86% se ha consi<strong>de</strong>rado a símismo <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l tabaco, el 26% alcannabis, el 15% al alcohol y el 9% a la heroína.En lo que concierne a las <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasactuales, el 89% cita el tabaco, el 23% elcannabis y el 9% el alcohol, habiendo <strong>de</strong>saparecidola heroína. Como vemos, a excepción<strong>de</strong>l tabaco, ha existido una evoluciónmínima en lo que se refiere a la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong>l cannabis, que ha pasado <strong>de</strong> un 26% a un23% (Ingold y Toussirt, 1998).El problema, sobre todo para los más jóvenes,está en que no es fácil reconocer la adicciónni admitirla si no está <strong>de</strong>scrita ni legitimada.Para algunos, confesar que tienenproblemas con el cannabis y buscar ayudapue<strong>de</strong> significar una traición a la causa, lo quetambién pue<strong>de</strong> dificultarles el tomar concienciay actuar. El siguiente testimonio es el <strong>de</strong>un consumidor que conoce bien por experiencialos efectos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.“Llevo más <strong>de</strong> quince años haciendo consumoabusivo. El hachís engancha bastante, peroes una droga que la pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jar. Hay épocas enlas que sólo fumo chocolate, sin tabaco; si algúndía no fumo ya lo creo que se nota, doy vueltasen la cama, sudo como un cosaco, me entra unaansiedad que te cagas, pero es lleva<strong>de</strong>ra. Eresconsciente <strong>de</strong> por qué pasa, te encuentras mal ynotas que te falta algo, pero sabes por qué es”(consumidor <strong>de</strong> 30 años)En <strong>de</strong>finitiva, sí hay problemas ligados alconsumo <strong>de</strong> cannabis. No es misión <strong>de</strong> esteestudio <strong>de</strong>batir si los problemas producidospor el cannabis son menores que los <strong>de</strong>l alcohol,o si justifican o no su prohibición. Pero sícreemos importante <strong>de</strong>stacar que la falta <strong>de</strong>información veraz lleva a muchos adolescentesa no tener la menor percepción <strong>de</strong> riesgorespecto al consumo <strong>de</strong> cannabis; en unestudio nuestro anteriormente mencionado,el riesgo que percibían los jóvenes que salían<strong>de</strong> marcha en relación con el consumo habitual<strong>de</strong> cannabis era idéntico al <strong>de</strong>l tabaco(Calafat, 1999), lo cual los hace proclives alconsumo, tal como está ocurriendo en nuestropaís don<strong>de</strong> la edad <strong>de</strong> inicio es cada vezmás baja.Cannabis, la droga <strong>de</strong> la tolerancia y <strong>de</strong> ladiversidad.En la construcción social <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>lcannabis se crea un cierto parentesco con elLSD y el éxtasis. Todas ellas son sustanciasque forman parte <strong>de</strong> movimientos musicalesy culturales, que se hayan vinculadas a situacionesíntimas <strong>de</strong> experiencia grupal, <strong>de</strong>transmisión <strong>de</strong> afecto, <strong>de</strong> búsqueda mística y<strong>de</strong> acto creador (Kokoref y Mignon 1994). Larevista Cáñamo <strong>de</strong>dica un espacio importantea la música, en especial a aquellos gruposo estilos que tienen cierta relación con el cannabis.Ésta pue<strong>de</strong> ser muy diversa: <strong>de</strong>s<strong>de</strong>letras <strong>de</strong> canciones que <strong>de</strong>fiendan abiertamentela causa <strong>de</strong> esta droga hasta posiblesafinida<strong>de</strong>s entre el estilo musical y la cultura<strong>de</strong>l cannabis. El número 20 <strong>de</strong> la revistaCáñamo habla <strong>de</strong> todos y cada uno <strong>de</strong> los258Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


intérpretes y lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l festival SONAR celebradoen Barcelona, así como <strong>de</strong> su apoyo ala marihuana. En el festival se concentran loslí<strong>de</strong>res musicales más actuales, alternativos ynovedosos. La imagen que se transmite es la<strong>de</strong> un espacio en el que la diversidad culturaly racial se fusionan con la ayuda <strong>de</strong> un catalizadorque se llama cannabis, y que da lugar ala aparición <strong>de</strong> nuevos estilos musicales yvalores. Es difícil no ver en ello una nuevaforma <strong>de</strong> apropiación folklórica, estética y cultural<strong>de</strong> grupos exóticos y <strong>de</strong>l tercer mundo,siguiendo las mismas estrategias <strong>de</strong> siempre,separando los elementos culturales <strong>de</strong> larealidad <strong>de</strong> los pueblos don<strong>de</strong> se originan.Esa apropiación que se repite una vez más enla historia adopta la máscara <strong>de</strong> la solidaridada través <strong>de</strong> la música.En la construcción <strong>de</strong> la realidad se pue<strong>de</strong>ncrear vínculos abstractos muy elaborados ycoherentes mientras no se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> contrastarloscon la realidad. Un ejemplo <strong>de</strong> esas construccioneses la pretendida asociación entreel flamenco y la música árabe con el cannabis.Esa asociación es <strong>de</strong>fendida por la revistaCáñamo en un homenaje especial al flamenco,presentado como un estilo enraizadoen el consumo <strong>de</strong> marihuana:“aunque no son exactamente lo mismo, tantoen el flamenco como en la música árabe pareceque está claro que el kif ayuda a reencontrarsecon uno mismo y exacerba aquella sensación queBau<strong>de</strong>laire <strong>de</strong>finió como ‘spleen’, una jonduranostálgica, una especie <strong>de</strong> melancolía placentera,unas ganas <strong>de</strong> no hacer nada, una pereza creativa...”(Cáñamo 20:44)La maniobra llega a su cenit cuando se <strong>de</strong>scribecómo en la <strong>de</strong>cada <strong>de</strong> los setenta se diouna simbiosis entre unos cuantos hippies yunos cuantos gitanos <strong>de</strong> Triana, hermanadospor su conexión con unos valores ancestrales,y que dio lugar a una eclosión artística:De ese hermanamiento hippy-gitano, surgióla introducción en ambientes jóvenes y no tanjóvenes <strong>de</strong> la marihuana y <strong>de</strong> sus allegados.También surgió una música a caballo entre lasformas flamencas y las sonorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l rock”(Cáñamo 20: 46)Según la interpretación que se hace <strong>de</strong> lahistoria, los gitanos aportaron su arte y loshippies, la marihuana y el rock. Esa conexióni<strong>de</strong>alista, en la que la marihuana era el nexo<strong>de</strong> unión intercultural, podría convertirse enun bonito cuento <strong>de</strong> hadas si no fuera porquesu final resultó bastante menos idílico. En laactualidad, los jóvenes hippies <strong>de</strong> los añossetenta forman parte <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r:son profesionales, políticos o ejecutivos que,<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> unos años <strong>de</strong> experimentaciónfuera <strong>de</strong> las normas dominantes en su gruposocial, lucharon por ocupar posiciones cómodastanto en la escala <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r como en laeconómica. Por el contrario, los gitanossiguen, en su mayoría, formando parte <strong>de</strong> laescala social más baja, continúan viviendo encondiciones paupérrimas, muchos <strong>de</strong> susartistas han sido víctimas mortales <strong>de</strong> lasdrogas y sus valores ancestrales son aunconsi<strong>de</strong>rados verda<strong>de</strong>ros lastres que lesimpi<strong>de</strong>n adaptarse a la mo<strong>de</strong>rnidad.Al igual que ocurre con los gitanos enEspaña, la apropiación por parte <strong>de</strong> los gruposdominantes <strong>de</strong> elementos culturales propios<strong>de</strong> otros grupos menos po<strong>de</strong>rosos esuna constante; mas ello no <strong>de</strong>be ser interpretadocomo un intercambio cultural sino comouna apropiación (Bonfil Batalla 1987, GuzmánBökler 1986). Las culturas africanas y americanashan sido fuente constante <strong>de</strong> inspiraciónen el arte y en la música europeos, peroello poco o nada ha beneficiado a sus poblaciones.Sólo en ocasiones, una élite local seha visto beneficiada. Los músicos famosos<strong>de</strong> jazz entre la población negra norteamericanason un ejemplo, pero resulta evi<strong>de</strong>nteque ello no ha repercutido en mejorar el estatus<strong>de</strong> la población negra en USA. Quizás poresa razón Louis Armstrong, “el rey <strong>de</strong> losfumetas”, necesitaba fumar, para po<strong>de</strong>r tocary olvidarse <strong>de</strong> quienes se aprovechaban <strong>de</strong>su arte 22 . Es una lectura <strong>de</strong> la realidad muydistinta a la que hace el artículo <strong>de</strong> Cáñamo22Así lo <strong>de</strong>fine en la publicación Cáñamo, especial 2000: 52 al utilizarlo como ejemplo <strong>de</strong> persona sabía y artista fumador <strong>de</strong> porros.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 259


que presenta a Armstrong como otro ejemplo<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la causa.Potenciador <strong>de</strong> la solidaridad.Otro mito, otra etiqueta, en la promoción<strong>de</strong>l cannabis es el convertirlo en nexo entreculturas y potenciador <strong>de</strong> la solidaridad.Como afirma un consumidor <strong>de</strong> 22 años, “lomejor <strong>de</strong> fumar cannabis es compartir”; yeso que sin duda es cierto para buena parte<strong>de</strong> los consumidores (aunque no para su totalidad)trascien<strong>de</strong> en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabiscomo garantía <strong>de</strong> actitud solidaria a granescala. Quizás se <strong>de</strong>bería ser más cauto yresponsable a la hora <strong>de</strong> promover esa clase<strong>de</strong> vínculos. Cuando Mendiluce, lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lasolidaridad, afirma en el prólogo <strong>de</strong> un libroque el cannabis es la droga <strong>de</strong> la toleranciano hay duda <strong>de</strong> que está abusando <strong>de</strong>l símbolo.23 “Si he encontrado una constante lúdica, alre<strong>de</strong>dor<strong>de</strong> la cual se socializa y comunica, se ríe,se hacen amigos, a pesar <strong>de</strong> las distintas lenguasy <strong>de</strong> las distancias sociales, en torno a unahoguera o una chimenea, caminando por la playao sentados en una hamaca, ha sido la marihuana:antídoto <strong>de</strong> la intolerancia “.Mendiluce da una trascen<strong>de</strong>ncia al cannabisque no se correspon<strong>de</strong> con la realidad.Esta sustancia, por <strong>de</strong>sgracia, no es la pipa<strong>de</strong> la paz ni la solución mágica al gran problema<strong>de</strong> la intolerancia. Los países árabes,don<strong>de</strong> la producción y el consumo <strong>de</strong> cannabises alto, son ejemplos <strong>de</strong> hasta dón<strong>de</strong>pue<strong>de</strong> llegar la intolerancia. Posiblemente, lamarihuana ayuda a Mendiluce a soñar con unmundo mejor y más solidario, y lo cierto esque <strong>de</strong>sconocemos en qué medida facilitasus actuaciones. Pero sí po<strong>de</strong>mos afirmarque el consumo cotidiano que hacen tantosjóvenes en nuestro medio no está amparadoen esos sueños solidarios. En todo caso, elcompartir la china o un estado <strong>de</strong> ánimopue<strong>de</strong> crear vínculos y complicida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> lamisma forma que crea criterios <strong>de</strong> exclusión:“Cuando estoy con mis amigos que sí fumanes perfecto. Hablamos <strong>de</strong> todo. A<strong>de</strong>más es gentepreparada, el uno tiene una librería, el otro es profesor...Si tienes que elegir entre dos, eliges a losque sí fuman. Los fumadores sí formamos ungrupo más compacto. En un grupo don<strong>de</strong> hay <strong>de</strong>todo, ves que los fumadores hablan menos y poreso mismo meten menos la pata, no dicen tantastonterías. A los que no fuman y beben se les va lalengua. Todo es más tranquilo entre gente fumada,por eso me gusta” (consumidor <strong>de</strong> 35 años).La relación <strong>de</strong> vínculo y exclusión son dosefectos entre los que sí comparten. En lajerga cotidiana el cannabis ha logrado reafirmarsecomo una droga social que ayuda alindividuo a exteriorizar sensaciones amistosasy cordiales. Por eso es consi<strong>de</strong>rada unasustancia positiva que ayuda a sentir emocionespositivas <strong>de</strong> forma más intensa. Pero laetiqueta que incorpora Mendiluce al cannabis,“es un antídoto contra la intolerancia”, leviene gran<strong>de</strong>. La apología <strong>de</strong> la tolerancia enla promoción <strong>de</strong>l cannabis es un oportunismoque se ampara en una <strong>de</strong> las escenas másdramáticas <strong>de</strong>l mundo actual, un problemaque requiere soluciones muy complejas <strong>de</strong>ingeniería sociocultural, <strong>de</strong> herramientas queno son tan simplistas como fumar unos cuantosporros.Defensa <strong>de</strong>l consumo como <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>lindividuo.“Nosotros, los marihuaneros luchamos porquequeremos fumar gratis y queremos fumar libremente”(consumidor <strong>de</strong> 30 años)“El argumento es muy sencillo: nos apetececonsumir cannabis y es nuestro problema elhacerlo o no, en tanto que personas adultas y ciudadanoscon <strong>de</strong>rechos. Creemos que tenemostodo el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l mundo a <strong>de</strong>cidir, conociendolas consecuencias positivas y negativas <strong>de</strong> nuestraconducta. Eso es lo que no nos <strong>de</strong>jan. (Miembro<strong>de</strong> una asociación)Ésa es una afirmación ética que parece, <strong>de</strong>entrada, difícilmente rebatible. “Que cadaadulto haga lo que quiera sin imponer nada anadie; que las autorida<strong>de</strong>s sanitarias infor-23El párrafo está extraido <strong>de</strong>l prólogo al libro <strong>de</strong> Grinspoon y Bakalar (1997) Marihuana, la medicina prohibida.260Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


men objetivamente y sin coacción y que elacceso al cannabis se regule <strong>de</strong>l mismomodo que el alcohol y el tabaco” (Cáñamo20: 23). Este argumento liberal, que surge <strong>de</strong>los postulados teóricos <strong>de</strong> autores como ThomasSzasz, es propio <strong>de</strong> una sociedad utópicagobernada por el liberalismo extremo, quesienta como premisa que el individuo es elúnico responsable <strong>de</strong> su conducta, <strong>de</strong> su viday <strong>de</strong> su salud. En ese tipo <strong>de</strong> sociedad, lasformas colectivas <strong>de</strong> protección y <strong>de</strong> solución<strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>berían ser mínimas,dado que cualquier entidad que proteja tambiénejerce control. Según Szasz, el Estado<strong>de</strong>bería permitir prácticas como el consumo<strong>de</strong> drogas o la tenencia <strong>de</strong> armas, siendo responsabilidad<strong>de</strong> cada uno su acción y financiación,tanto <strong>de</strong>l hecho en sí como <strong>de</strong> lasconsecuencias: “las personas <strong>de</strong>ben crecer yapren<strong>de</strong>r a protegerse a sí mismas, o sufrirlas consecuencias” (Szasz 1980: 222). Creemosque el tipo <strong>de</strong> sociedad que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>nSzasz o los liberales no ha sido comprendidaen profundidad por la mayoría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores<strong>de</strong>l cannabis que adoptan esos planteamientos.En ese tipo <strong>de</strong> sociedad, el individuoes la medida <strong>de</strong> todas las cosas y elEstado apenas interviene en las <strong>de</strong>cisionesque toma. Pero se trata <strong>de</strong> un Estado incompatiblecon las políticas <strong>de</strong> salud pública promovidaspor el estado <strong>de</strong>l bienestar, tancaracterístico <strong>de</strong> los países europeos. Es unEstado que permite la tenencia <strong>de</strong> armas,puesto que la auto<strong>de</strong>fensa es un <strong>de</strong>rechoinalienable <strong>de</strong>l individuo. Es un Estado don<strong>de</strong>cada individuo <strong>de</strong>be solucionar todas y cadauna <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s: educación, salud oatención en la vejez. Y como ya sabemos porexperiencia histórica, en ese tipo <strong>de</strong> Estadoel dinero y el po<strong>de</strong>r es el que ofrece la posibilidad<strong>de</strong> comprar las soluciones. Esa doctrinaliberal es característica <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha másradical en países como Estados Unidos(Howell 1998) y también en Europa, lo quehace difícilmente comprensible que grupos<strong>de</strong> izquierda se apropien <strong>de</strong> elementos típicos<strong>de</strong> un pensamiento ultra liberal.Si se toma como contexto la socieda<strong>de</strong>spañola actual, no resulta fácil imaginar lasrepercusiones <strong>de</strong> esa política. En España seconsi<strong>de</strong>ra un importante logro social que elEstado asuma la protección <strong>de</strong> sus ciudadanosen algunas cuestiones como la salud,mediante un sistema público gratuito y otrasregulaciones. Des<strong>de</strong> ese punto <strong>de</strong> vista, lasalud es un bien colectivo, lo que permite alEstado regular el consumo <strong>de</strong> tabaco enlugares públicos o prohibir la venta <strong>de</strong> tabacoy alcohol a menores. Es lógico pensar, pues,que las cuestiones relacionadas con la salud,sin <strong>de</strong>jar a un lado al individuo, <strong>de</strong>beríansometerse a un consenso colectivo, ya quese trata <strong>de</strong> un bien común que, a<strong>de</strong>más, sesubvenciona con dinero público.La premisa <strong>de</strong> que “cada ciudadano adultohaga lo que quiera” niega la esencia <strong>de</strong>l hombrecomo especie social y daría lugar a unretroceso importante en políticas sociales. Laresponsabilidad individual como argumentoante la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones tiene como contrapartidala búsqueda también individual <strong>de</strong> lassoluciones a los problemas. En este sentidolas drogas son sustancias con efectos sobre lasalud, en el amplio margen en el que la OMSla <strong>de</strong>fine, con dimensiones físicas, psíquicas ysociales. Por ese motivo, la sociedad <strong>de</strong>legaen el Estado y en sus expertos la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>legitimar, <strong>de</strong>finir y regular el uso que <strong>de</strong>behacerse <strong>de</strong> dichas sustancias. La legalidad <strong>de</strong>las drogas requiere un <strong>de</strong>bate colectivo en elque se midan verda<strong>de</strong>ramente todas sus consecuencias.Si <strong>de</strong> forma colectiva se apuestapor la legalización, hemos <strong>de</strong> asumir que lasociedad <strong>de</strong>berá hacer frente a los problemasque <strong>de</strong> ello <strong>de</strong>vengan. Lo contrario es un disparate,un retroceso en los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> lamayoría y un paso a<strong>de</strong>lante hacia un individualismodarwinista o willsoniano.Consumo <strong>de</strong> cannabis como acción política.“Durante los últimos diez años han tenidolugar cambios revolucionarios en los valoresmorales <strong>de</strong> la juventud. El materialismo vacío <strong>de</strong>los años 50 y el i<strong>de</strong>alismo liberal <strong>de</strong> los 60 hansido arrinconados por una revaluación pragmática<strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong> la estructura política. Estoresulta en gran parte <strong>de</strong>bido al extenso uso <strong>de</strong> lasCalafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 261


hierbas y las drogas psicoactivas que aparecieronen 1967. (....) La marihuana, la más popular <strong>de</strong> lashiervas psicoactivas, ha ayudado a miles <strong>de</strong> personasa compren<strong>de</strong>rse mejor. Es precisamentepor esta razón que los gobiernos <strong>de</strong> todas partes<strong>de</strong>l mundo la consi<strong>de</strong>ran una droga peligrosa.¿Cómo se pue<strong>de</strong> gobernar a un pueblo si éste seda cuenta <strong>de</strong> las hipocresía e intereses <strong>de</strong> lasacciones <strong>de</strong> sus lí<strong>de</strong>res?....” (Ed Rosenthal 1978) 24El carácter revolucionario y transformadorque los activistas otorgan a la marihuanaqueda bien dibujado en la cita previa <strong>de</strong>Rosenthal, otro <strong>de</strong> los profetas <strong>de</strong>l movimiento.El argumento clave es que la marihuanaayuda a la población a compren<strong>de</strong>rse mejorpor lo que resulta un peligro para el po<strong>de</strong>r.Rosenthal se apropia <strong>de</strong>l mito bíblico <strong>de</strong> laTorre <strong>de</strong> Babel para coaptarlo a su causa. Lospueblos <strong>de</strong>l mundo se unieron para construirla Torre <strong>de</strong> Babel y alcanzar el cielo. Esa uniónfue posible gracias a que todos los puebloshablaban una sola lengua. Por esa osadíaDios castiga a los humanos a estar divididosy a hablar diferentes lenguas. Rosenthal presentala marihuana como la nueva vía <strong>de</strong>comunicación que pue<strong>de</strong> unir a la humanidady alcanzar el cielo, pero <strong>de</strong> nuevo los gobiernos(representantes terrenales <strong>de</strong> Dios) nopue<strong>de</strong>n permitir tal osadía a su po<strong>de</strong>r. El lenguajemitológico es muy didáctico y por elloatractivo, pero sabemos que los mitos noreflejan la realidad sino que la interpretan ycomo siempre ocurre son interpretacionesinteresadas, encaminada hacía algún fin. Elmito <strong>de</strong> la torre <strong>de</strong> Babel es una forma <strong>de</strong>legitimar la omnipotencia divina y su capacidad<strong>de</strong> castigar a la humanidad. Sin embargo,la ciencia tiene muchas otras formas <strong>de</strong> explicarla diferenciación lingüística y cultural <strong>de</strong>los seres humanos, así como <strong>de</strong> interpretarese hecho como una <strong>de</strong> las riquezas <strong>de</strong> lahumanidad. El mito <strong>de</strong> Rosenthal tampoco esun reflejo <strong>de</strong> la realidad puesto que ni losjóvenes <strong>de</strong> los años setenta han mejorado elmundo, ni los pueblos se compren<strong>de</strong>n mejor,ni los gobiernos temen que eso ocurra. Sinembargo, el mito es bonito, idílico y atractivocomo una <strong>de</strong> esas imágenes <strong>de</strong> marketingpara ven<strong>de</strong>r mejor.El papel <strong>de</strong>l cannabis en el terreno políticose fundamentan en tres premisas a consi<strong>de</strong>rar:1. El cannabis se presenta como una sustancia-víctima<strong>de</strong> fuerzas malignas que dominannuestra sociedad. 2. La población nopiensa, se <strong>de</strong>ja engañar y está dominada porlos valores que imponen las mafias y otrospo<strong>de</strong>res fácticos, y 3. Consumiendo cannabisse lucha contra la injusticia, la hipocresíasocial, las prohibiciones contraproducentes,las mafias y la corrupción. Con ese discursose potencia, en primer lugar, la construcción<strong>de</strong>l cannabis como sustancia perseguidainjustamente <strong>de</strong>bido a los intereses <strong>de</strong> lasmafias. La corrupción imperante en las institucionescrea <strong>de</strong> nuevo un discurso victimistaque se aleja <strong>de</strong>l núcleo <strong>de</strong>l problema señalandoenemigos externos. Es así como los<strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la causa pro-cannabis explicanel mantenimiento <strong>de</strong> la prohibición:“El problema que se ha generado alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>las drogas es <strong>de</strong>bido a que hay intereses económicosgigantescos, hay gente que recibe dinero<strong>de</strong>l mercado negro, hay una enorme corrupcióninstitucional, hay intereses militares geoestratégicosunidos al tema <strong>de</strong> las drogas, es una fuente<strong>de</strong> ingresos sin justificar para operaciones comopagar confi<strong>de</strong>ntes y esas cosas, es una moneda<strong>de</strong> cambio muy buena.” (miembro <strong>de</strong> una asociación).Sin embargo, en esa visión hay un olvidosignificativo: quienes alimentan las mafiasson también los compradores <strong>de</strong> hachís ¿Porqué a ellos se les libera <strong>de</strong> responsabilidad enla ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l narcotráfico, se les exculpa yconvierte en víctimas? Por otro lado, el hecho<strong>de</strong> que la mayoría <strong>de</strong> la población continúeoponiéndose a la legalización es interpretadocomo un fenómeno <strong>de</strong> manipulación políticay mediática 25 . Según los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l can-24Este párrafo está extraído <strong>de</strong>l prólogo con que Rosenthal presenta su Manual para el cultivo <strong>de</strong> Marihuana. Rosenthal junto con Jack Hererhan sido reconocidos lí<strong>de</strong>res en el activismo a favor <strong>de</strong> la legalización <strong>de</strong> la marihuana.25Si nos atenemos a las encuestas oficiales que existen hasta el momento, sólo el 25,9% <strong>de</strong> los españoles entre 15 y 65 años dan su apoyo ala legalización <strong>de</strong>l hachís y <strong>de</strong> la marihuana (PNSD 1998: 28). Ello indica que la mayoría <strong>de</strong> la población es contraria a que estas sustancias seinserten en nuestra sociedad en condiciones <strong>de</strong> legalidad, tal como ocurre con el alcohol y con el tabaco.262Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


nabis, muchas personas son favorables a laprohibición <strong>de</strong>bido a la carencia <strong>de</strong> conocimientos“reales” sobre sus propieda<strong>de</strong>s yefectos, y a la insistente publicidad negativa yengañosa creada por los <strong>de</strong>tractores sobreesa sustancia,<strong>de</strong> esa sustancia; dicen así:“...siendo objeto <strong>de</strong> satanización por parte <strong>de</strong>una opinión pública tergiversada, mediatizada yburlada por unos medios <strong>de</strong> comunicación que,lejos <strong>de</strong> haber digerido la caída <strong>de</strong> históricosmuros, siguen necesitando enemigos, reales oimaginarios, sobre los que volcar tinteros”. 26Sin embargo, no se consi<strong>de</strong>ran como‘publicidad negativa y engañosa’ los importantesartilugios que actualmente moviliza lacultura pro-cannabis. En nuestros días, laprensa <strong>de</strong> más audiencia, representantes <strong>de</strong>lpanorama musical juvenil, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lasrevistas que han nacido expresamente coneste objetivo, <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n abiertamente lalegalización <strong>de</strong>l cannabis, empleando con frecuenciaestrategias y argumentos poco onada éticos. El discurso pro-cananbis se mantiene<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las claves <strong>de</strong> la <strong>de</strong>magogia,utilizan discursos manipuladores e interesados,tanto como lo han hecho los <strong>de</strong>tractores<strong>de</strong>l cannabis. Por ello, <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el cannabisviene a significar mantenerse en la mismaórbita <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> control. Una <strong>de</strong> las cancionesmás conocidas <strong>de</strong>l grupo Ska-p llevapor título “Cannabis”, y es uno <strong>de</strong> esos temasque provocan el entusiasmo <strong>de</strong>l público conmensajes oportunistas sobre la realidadsocial y los problemas que viven los jóvenes.“Ver un concierto <strong>de</strong> SKA-P significa, también,estar escuchando que la policía te maltrata enuna mani, que el curro está chungo... Pero loestás escuchando con música, <strong>de</strong> buen rollo conlos amigos, estás en una fiesta. Eso sí, sales <strong>de</strong>allí pensando: ¡Jo<strong>de</strong>r, qué razón tiene esta letra!”(así <strong>de</strong>fine el grupo musical madrileño SKA-P elefecto <strong>de</strong> su letra entre sus seguidores, Cáñamo7: 32)Como ya se ha mencionado, la discusiónante el estatus social y legal <strong>de</strong>l cannabisestá creando dos frentes: todos aquellos queforman parte <strong>de</strong>l movimiento pro-cannabisconsi<strong>de</strong>ran que el consumo <strong>de</strong> cannabis -o<strong>de</strong> cualquier otra droga- <strong>de</strong>be ser una acciónlibre y <strong>de</strong> responsabilidad individual; en elbando contrario se alinean los que creen quesu venta <strong>de</strong>be estar prohibida. Los que estánen el espacio pro-liberalización se consi<strong>de</strong>rana sí mismos como un grupo marginal quepa<strong>de</strong>ce una cierta persecución:“...Vivimos tiempos <strong>de</strong> control y sospecha enque el cannabis es una <strong>de</strong> tantas víctimas <strong>de</strong> estemal que nos corroe. Se prohibió –y sigue prohibido-por razones que apenas tienen que ver con laplanta en sí, sino con el control sobre ciertos sectores<strong>de</strong> la sociedad que la usan” 27Esa división maniquea <strong>de</strong>l mundo entrebuenos y malos no es obra exclusiva <strong>de</strong> los<strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l cannabis, sino parte integrada<strong>de</strong> los discursos proselitistas y <strong>de</strong>magógicosutilizados por muchos sectores. Lo sorpren<strong>de</strong>nteo, al menos, cuestionable es que los<strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l cannabis que se presentancomo críticos al sistema utilicen idénticasestrategia para los mismos propósitos. Así,fortalecen la i<strong>de</strong>a ya presentada <strong>de</strong> que lasacciones a favor <strong>de</strong>l cannabis van a mejorar elmundo y a curarle <strong>de</strong> sus graves problemas.Para ello, tal como se ha visto con anterioridad,se recurre a una serie <strong>de</strong> manidos sloganspublicitarios, como el <strong>de</strong>l dicho rastafari<strong>de</strong> que el cannabis es “la salud <strong>de</strong> las naciones”o el eslogan <strong>de</strong> “¡necesitamos cultivarcáñamo para limpiar y salvar el mundo!” (<strong>de</strong>la casa <strong>de</strong> Cibercáñamo), y otras afirmacionesafines.La imagen maléfica y asesina <strong>de</strong>l cannabis<strong>de</strong> hace una década ha sido prácticamentesustituida en la mente <strong>de</strong> los jóvenes actualespor otra en la que el cannabis es beneficiosopara los instintos, refuerza las relaciones,es eficaz como medicamento y unaforma <strong>de</strong> lucha política contra el Estado controlador.Los jóvenes reciben mensajes positivos<strong>de</strong> esta sustancia, ya sea por transmi-26Ese comentario está extraído <strong>de</strong>l primer párrafo <strong>de</strong> un folleto <strong>de</strong> presentación <strong>de</strong> ARSEC, una <strong>de</strong> las asociaciones más activas a favor <strong>de</strong> lalegalización <strong>de</strong>l cannabis.27Segundo párrafo <strong>de</strong> la Declaración <strong>de</strong> Principios <strong>de</strong> Cáñamo, la revista <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>l cannabis.Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 263


sión oral <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su contexto o por lo queles llega a través <strong>de</strong> las campañas pro-cannabis.El cannabis está <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> ser hoy unfetiche <strong>de</strong>l mal para convertirse en un fetiche<strong>de</strong>l bien. Ello conduce al alejamiento <strong>de</strong> losparámetros <strong>de</strong> protección y a la no prevención<strong>de</strong> las situaciones <strong>de</strong> riesgo. La nueva<strong>de</strong>finición social <strong>de</strong>l cannabis da lugar acomentarios tan ingenuos como el siguiente:“Los porros son la única droga que me hacesentir bien, la que más se acerca a ti; si eres untrozo <strong>de</strong> pan, aún lo eres más, no aumenta tuego, sólo intensifica tus cualida<strong>de</strong>s” (consumidor<strong>de</strong> 24 años)Creemos firmemente que la legalización ono <strong>de</strong>l cannabis es una <strong>de</strong>cisión que <strong>de</strong>bentomar los ciudadanos, a la vista <strong>de</strong> sus propiascreencias y <strong>de</strong> los datos aportados <strong>de</strong>distinta índole por los técnicos. No obstante,es competencia <strong>de</strong> estos últimos alertarsobre las influencias que tiene en el consumo,especialmente entre los más jóvenes,así como insistir en la baja percepción <strong>de</strong>riesgo que en la actualidad se asocia al consumo<strong>de</strong> esta sustancia, a lo que seguramentecontribuyen estas polémicas siempre queno exista un elemento corrector educativo.Parece lógico pensar que si se crea un climafavorable al consumo <strong>de</strong>l cannabis, el consumo<strong>de</strong> esta sustancia aumente al igual queha ocurrido con el tabaco en décadas anteriores.Y viceversa, si se quiere <strong>de</strong> alguna formacontener el ascenso que ha experimentado elconsumo <strong>de</strong> cannabis durante la última décadahabría que pensar en fórmulas que cambienesta percepción positiva <strong>de</strong>l fenómeno yque actúen sobre el ambiente <strong>de</strong> toleranciasocial. Según lo que se crea o <strong>de</strong>see, sepue<strong>de</strong> hacer presión en uno u otro sentido, yjustamente ése parece ser uno <strong>de</strong> los objetivos<strong>de</strong> la cultura pro-cannabis.En la oposición estarían, por ejemplo, laJunta Internacional <strong>de</strong> Fiscalización <strong>de</strong> Estupefacientes(JIFE) o el ‘International NarcoticControl Board’, grupos encargados <strong>de</strong> redactardocumentos para las Naciones Unidas. Enun informe (www.undcp.org.at/incb/) <strong>de</strong> esteúltimo grupo <strong>de</strong> trabajo, se advierte que laprevención <strong>de</strong> las drogas se está volviendouna tarea cada vez más difícil, <strong>de</strong>bido enparte a la rápida y creciente expansión <strong>de</strong>mensajes en el ambiente que promueve eluso <strong>de</strong> estas sustancias. Advierte que el artículo3 <strong>de</strong>l Convenio <strong>de</strong> las Naciones Unidas<strong>de</strong> 1988 hace referencia a la “incitación públicao inducción a otros por cualquier medio...a la utilización ilícita <strong>de</strong> drogas”, solicitando alos partidos políticos que luchen por conseguirque dicha conducta sea consi<strong>de</strong>rada criminalbajo sus leyes nacionales. Asimismo,señala que incluso candidatos al parlamentoeuropeo <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n la legalización <strong>de</strong> las drogas,mencionando otras líneas estratégicasempleadas en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis. Concluyediciendo que “estas campañas políticas<strong>de</strong>ben ser contrastadas con argumentosracionales y con un lenguaje sin ambigüeda<strong>de</strong>sque evi<strong>de</strong>ncie los múltiples problemasque pue<strong>de</strong>n surgir <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scriminalización ylegalización <strong>de</strong> las drogas”. Contra este tipo<strong>de</strong> afirmaciones se alza lógicamente el colectivopro-cannabis. En la revista Cáñamo (20)aparece un artículo titulado “Los guardianes<strong>de</strong> la prohibición” que repasa la biografía <strong>de</strong>cinco miembros <strong>de</strong> la Junta Internacional <strong>de</strong>Fiscalización <strong>de</strong> Estupefacientes (JIFE). El<strong>de</strong>lito que han cometido estos individuos espertenecer al ámbito policial o al ejército, pertenecera países <strong>de</strong> mala reputación y colaboraro haberse formado en alguna organizaciónestadouni<strong>de</strong>nse. Tal como se indica en eltexto en mayúsculas: “Ninguno <strong>de</strong> susmiembros proviene <strong>de</strong> ámbitos técnicos oacadémicos fuera <strong>de</strong> las fuerzas políticas”. ElPaís (10 marzo 1998) también reacciona contraeste informe en un artículo “La ONU <strong>de</strong>safina”,utilizando información <strong>de</strong> los gruposrockeros españoles cuyas letras son <strong>de</strong>fensoras<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> drogas.Todos esos argumentos reproducen estereotipos<strong>de</strong>valuadores que tienen que ver conel país o la profesión <strong>de</strong> pertenencia. Seguirviendo a la policía como “los malos” y a lostécnicos-científicos como los “buenos” nosólo es absurdo sino irreal. En nuestros paísesno existe en la actualidad una frontera nítidaque divida esas dos, digamos, formas <strong>de</strong>actuar en la sociedad. La policía también está264Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


formada por técnicos y científicos, que juntocon profesionales <strong>de</strong> otros ámbitos (juristas,sanitarios, académicos, ...) actúan en mantenery reproducir el control <strong>de</strong>l Estado sobre lapoblación, tanto y más eficazmente <strong>de</strong> lo quelo hace los agentes <strong>de</strong> policía. Pero lo másimportante es que la policía y el ejercito <strong>de</strong> unpaís <strong>de</strong>mocrático respon<strong>de</strong> a ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>quienes ostenta cargos políticos, quienessuelen ser profesionales que nada tienen quever con la institución militar. Todo ello muestraque ese discurso en que se empareja lo policialcon la represión, aislando la responsabilidad<strong>de</strong>l contexto político y social es simplista,<strong>de</strong>magógico, interesado y obsoleto.Sería necesario revisar cada una <strong>de</strong> esaspremisas en el discurso pro-cannabis, si elobjetivo es un diálogo constructivo libre <strong>de</strong><strong>de</strong>magogia. Ni existen fuerzas malignas, ni lapoblación es tan estúpida, ni fumando porrosse arreglan los graves problemas <strong>de</strong> nuestromundo. Es cierto que existen grupos <strong>de</strong> interésque presionan, pero existen en los dosbandos; es cierto que la población es influenciable,pero también es capaz <strong>de</strong> pensar, evaluary tomar <strong>de</strong>cisiones; a<strong>de</strong>más, hay un datofundamental que no <strong>de</strong>bemos olvidar: tantolos consumidores <strong>de</strong> cannabis como los traficantesparticipan y alimentan las mafias y lacorrupción. La criminalidad no sólo existe porquehay prohibición, existe sobre todo por quehay consumo y ese se hace a cualquier precio.El potencial <strong>de</strong>l movimiento pro-cáñamoentre los jóvenes está empezando a ser coaptadopor algunos partidos políticos que hastahace muy poco estaban alejados <strong>de</strong> esacausa. El partido radical italiano es un ejemplo,cuyos lí<strong>de</strong>res a menudo han hecho campañadirectamente a favor <strong>de</strong> la legalización<strong>de</strong>l cannabis. El vínculo con los partidos ver<strong>de</strong>so ecologistas resulta hasta cierto puntológico por ese espacio <strong>de</strong> solapamiento creadopor el etiquetaje <strong>de</strong>l cannabis como sustancianatural y como parte <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>lcáñamo. En los partidos <strong>de</strong> izquierda parececobrar cada vez mayor fuerza ese discurso enel que la prohibición es parte <strong>de</strong> las estrategias<strong>de</strong> las multinacionales o <strong>de</strong> las mafias, <strong>de</strong>la corrupción y <strong>de</strong> los intereses económicoscapitalistas. También se crean vínculos conotras organizaciones sociales por ese etiquetaje<strong>de</strong> solidaridad con el tercer mundo; y lomismo ocurre con <strong>de</strong>terminados gruposnacionalistas, <strong>de</strong>bido a la posición antisistemay antiestado que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l discursoliberalista para legitimar la responsabilidadindividual ante el consumo <strong>de</strong> drogas y paracriticar el control que ejerce el Estado sobrelos individuos. Todos esos nexos crean unentramado <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> solidaridad que fortalecela <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis, aunque, almismo tiempo, la banaliza y corrompe.La dimensión religiosa <strong>de</strong>l cannabis.En una sociedad mo<strong>de</strong>rna eminentementematerialista, en la que los valores éticos sonpoco sólidos y en la que el catolicismo oficialha perdido gran parte <strong>de</strong> su influencia, existeun caldo <strong>de</strong> cultivo inmejorable para la búsqueday el encuentro <strong>de</strong> nuevas dimensionesespirituales y <strong>de</strong> nuevos dioses. Esa situaciónanómica, ese vacío espiritual, es resuelto porcada individuo <strong>de</strong> forma diferente, pero nocabe duda que ocupan un lugar importanteen esta solución cuestiones como el <strong>de</strong>porte,y en especial entre nosotros el fútbol, elnacionalismo, el esoterismo y las religioneslejanas. Dentro <strong>de</strong> esa misma dinámica también<strong>de</strong>bemos consi<strong>de</strong>rar las drogas, puessin duda resultan un camino fácil para numerosaspersonas a la hora <strong>de</strong> buscar una solucióntanto a situaciones internas como externas.Algunos han querido plantear esecamino en positivo. Para ellos, tomar drogasno es alienarse ni buscar caminos artificiales,sino que, dando la vuelta al asunto, planteanjustamente la necesidad <strong>de</strong> utilizar drogaspara encontrar lo que anhelan. Así, pasan ahablar <strong>de</strong> drogas enteógenas 28 , psicodélicas,psicotrópicas.... Se trata <strong>de</strong> plantas y <strong>de</strong> hon-28Para ser exactos, el término enteógeno se utiliza para <strong>de</strong>finir un tipo <strong>de</strong> sustancias con ciertos po<strong>de</strong>res. El término lo proponen Hofmann, Otty Ruck en 1976 para referirse a plantas que “<strong>de</strong>spiertan a dios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> uno”. Así lo explica Fericgla, como precursor <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> movimientoen España (Cáñamo 2000: 110).Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 265


gos que pue<strong>de</strong>n transformar el estado <strong>de</strong> laconsciencia. Son sustancias como el peyote,la ayahuasca, el beleño, algunos hongos, osustancias <strong>de</strong> laboratorio como el LSD. Todasellas se han convertido en aliadas <strong>de</strong> nuevosgrupos en la búsqueda <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s cósmicas,<strong>de</strong> nuevas formas <strong>de</strong> conocimiento. Lamarihuana forma parte <strong>de</strong> esa familia, aunquesea consi<strong>de</strong>rada la más humil<strong>de</strong> por su débilpo<strong>de</strong>r psicotrópico.Ingold y Toussirt (1998) atribuyen el <strong>de</strong>scubrimiento<strong>de</strong> la experiencia alucinógena porparte <strong>de</strong> jóvenes europeos y norteamericanosal LSD, que se vinculó a un movimientocultural hippie y pop, en el que el viaje (trip)interior era un ingrediente importante. Laforma en que algunos pueblos primitivos utilizabanesas plantas en sus rituales ha reforzadoel misticismo y el componente mágicoque las ro<strong>de</strong>a. Los antropólogos estudiosos<strong>de</strong> las religiones y, en especial, la obra <strong>de</strong>Carlos Castaneda han <strong>de</strong>spertado un enormeentusiasmo en la búsqueda <strong>de</strong> esas dimensionesespirituales que algunos sabios como“Don Juan” eran capaces <strong>de</strong> alcanzar. Deigual modo que para algunos funciona el i<strong>de</strong>al<strong>de</strong> ser rico, <strong>de</strong> tener mucho dinero, <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rconsumir y poseer cosas, para otros, encontrarsentido a la existencia más allá <strong>de</strong> lomaterial es una búsqueda muy perseguida ycodiciada. Nos encontramos ante <strong>de</strong>seos ynecesida<strong>de</strong>s profundas, fácilmente manipulablespor personas o grupos. La fusión <strong>de</strong>esos dos intereses pue<strong>de</strong> dar lugar a nuevasformas <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y a espacios lucrativos.La posesión <strong>de</strong> las sustancias totémicasque fomentan la dimensión espiritual es unpotente instrumento <strong>de</strong> control que pue<strong>de</strong>ampliar (y <strong>de</strong> hecho ya lo está haciendo) nuevosespacios profesionales. De momento<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las medicinas alternativas, <strong>de</strong> lapsicología y <strong>de</strong> la antropología, disciplinasdon<strong>de</strong> se promueve el uso <strong>de</strong> sustanciasenteógenas como terapia. Ya existe un grupo<strong>de</strong> ‘psiconautas` 29 , expertos en ‘excursionespsíquicas’, que reclaman esas sustanciascomo una forma <strong>de</strong> sobrevivir en una sociedadque en muchos aspectos les repele. Aparecennuevos términos que se alejan <strong>de</strong> conceptostradicionales como el <strong>de</strong> religión,creencia o fe. Eufemismos como “terapiatranspersonal”, ‘excursión psíquica’ ‘sustanciasenteógenas’ ‘psique<strong>de</strong>lia’, ‘psiconautas’,etc... son la muestra <strong>de</strong> una nueva dimensiónen la que se está legitimando una religión<strong>de</strong>sconocida hasta ahora, una forma <strong>de</strong> chamanismoque incorpora el consumo <strong>de</strong> drogas.Dentro <strong>de</strong> esa nueva faceta <strong>de</strong> estética‘new age’ se busca, a<strong>de</strong>más, una dimensiónavalada por el interés académico y científico<strong>de</strong> sus actores, así como el vínculo con otroscampos profesionales ya consolidados, comoel <strong>de</strong> las medicinas alternativas. Ello quedareflejado en unas cuantas publicaciones <strong>de</strong>reciente aparición. 30“Hay drogas que atontan y otras que espabilan,que te abren los ojos, y cuando lo haces yaes para siempre, ves la realidad <strong>de</strong> otra manera,te preguntas qué hay fuera <strong>de</strong> ti y qué hay <strong>de</strong>ntro.Hay técnicas antiguas como el yoga o lameditación trascen<strong>de</strong>ntal que son una forma <strong>de</strong>introspección; ahora tenemos estas herramientasa las que llamamos drogas, y que en una sociedadi<strong>de</strong>al serían herramientas para el autoconocimientoy <strong>de</strong> cohesión social. Si todo un grupo lopractica en colectivo y lo hace bien, da fuerza algrupo. Es el caso <strong>de</strong> los jíbaros con la ayahuasca,allí en la selva; ante los peligros <strong>de</strong> diseminación<strong>de</strong>l grupo, lo que les da fuerza y unidad es el ritualcolectivo con la ayahuasca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que son niñoshasta que son ancianos. Los jíbaros incluso creenque el mundo <strong>de</strong> los sueños provocados por laayahuasca es la realidad y cuando están en estemundo es una pesadilla. Ellos buscan en su realidadque se cumpla el futuro, po<strong>de</strong>r cuidar a losenfermos, solucionar los problemas y así son felices”(representante <strong>de</strong> una asociación)29Existen muchos neologismos relacionados con los efectos y usos <strong>de</strong> las drogas, lo que es un indicativo más <strong>de</strong> la rapi<strong>de</strong>z con que se está creandoesa cultura y su popularidad. El término psiconauta parece proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jünger.30La publicación Ulises, revista <strong>de</strong> viajes interiores, es un ejemplo. En ella hay un artículo <strong>de</strong> M. Solé (1999) que relaciona la función <strong>de</strong> las sustanciasenteógenas con la terapia. Otro ejemplo son las Jornadas Internacionales sobre Enteógenes que se celebra en Barcelona, organizadaspor la Sociedad <strong>de</strong> Etnopsicología Aplicada, y que han alcanzado ya la IV edición; en ellas participan profesionales <strong>de</strong> distintas disciplinas,especialmente antropólogos, psicólogos y psiquiatras, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> músicos, pintores y expertos en el mundo <strong>de</strong>l arte.266Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


Las drogas enteógenas son presentadascomo sustancias que permiten alcanzar lasabiduría y la felicidad robadas por una sociedadmaterialista y consumista orientada haciala competencia. La cultura pro-cannabis tambiénasume que la marihuana es una sustanciare<strong>de</strong>ntora que ayuda a recuperar la tradiciónsoñada, un pasado idílico con el cualconstruir el presente“No se trata tanto <strong>de</strong> una religión porquesabemos que dios es una proyección <strong>de</strong> nuestraespiritualidad y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Nietzsche sabemos quedios no existe, somos nosotros y lo que andamosbuscando. La religión es provocada, nosotros loque hacemos es quitar la careta a la Iglesia porqueellos lo que dan es un placebo, la hostia consagradano coloca, pero en origen, en ese ritual,sí que se daba algo que colocaba, y eso es lo quese perdió. Cada cultura tenía un ritual, una liturgia,con un sacramento enteógeno. Cuando intervinola Iglesia cambió el sacramento auténtico por unplacebo que es un acto <strong>de</strong> fe, y ya no funcionanada. La hostia consagrada sustituye a un enteógenoque sí colocaba” (representante <strong>de</strong> unaasociación)En esa promoción <strong>de</strong> las sustancias enteógenas,entre las que sitúan al cannabis, volvemosa encontrar la misma maniobra <strong>de</strong> apropiación<strong>de</strong> los valores <strong>de</strong> otras culturas, hay<strong>de</strong> nuevo un uso, en provecho propio, <strong>de</strong> sustanciasajenas. Al igual que ocurre con lamúsica, con la artesanía o con la indumentaria,se incorporan las sustancias mágicas vinculadasa la religión. El peyote, la ayahuasca,etc... poseen un significado ritual y religiosopara los pueblos indígenas <strong>de</strong> otros continentesque tiene que ver con el conjunto <strong>de</strong> sucultura, <strong>de</strong> sus creencias y <strong>de</strong> sus relacionessociales; alejados <strong>de</strong> ese contexto, pier<strong>de</strong>nese significado y adquieren otro muy distinto.¿Acaso los miles <strong>de</strong> jóvenes que un fin <strong>de</strong>semana toman LSD, psilocibina o cannabisintentan un proceso <strong>de</strong> búsqueda interna?¿No estaremos más bien ante una sustanciamás <strong>de</strong> consumo que permite alucinar comouna forma <strong>de</strong> diversión? Cuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la culturaactual <strong>de</strong>l cannabis se habla <strong>de</strong> aumentarel conocimiento interno a través <strong>de</strong> las drogas,¿están pensando en los miles <strong>de</strong> jóvenesque utilizan drogas los fines <strong>de</strong> semana otienen en mente una visión i<strong>de</strong>alizada <strong>de</strong> ciertasculturas indígenas que utilizan sustancias<strong>de</strong> forma puntual <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> rituales muy <strong>de</strong>finidos?De nuevo hay que plantearse estacuestión como una forma diferente <strong>de</strong> apropiación<strong>de</strong> las riquezas <strong>de</strong> otras culturas, eneste caso <strong>de</strong> sus sustancias sagradas, creyendoque así nos adueñamos <strong>de</strong> valorestrascen<strong>de</strong>ntes mucho más complejos. Entretanto,los pueblos que han dado un significadosocial y ritual al peyote o a la ayahuasca semantienen alejados <strong>de</strong> nuestro interés solidarioreal.Yo también me pregunto por qué ahora sefuma más cannabis, intento analizarlo y aunqueparezca chorra creo que ahora están resurgiendocosas, la música, la moda, los gays. Yo creo quehay tal falta <strong>de</strong> futuro que se crea una necesidad<strong>de</strong> vivir lo que hay ahora porque no sabes lo quete viene encima. La política está caduca y soloqueda lo creativo, el arte. (...) Hay un resurgir conel tema ese <strong>de</strong> la nueva era (new age), lo <strong>de</strong>l2000, cosas alternativas que van contra la religión.La religión no convence, la política no convence,<strong>de</strong> repente eso <strong>de</strong>l chamanismo es unnuevo camino que viene <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Castaneda peroque se ha renovado. Para ellos no hay ni bien nimal. A mí me sirvió <strong>de</strong> mucho. Es como unarenovación, porque occi<strong>de</strong>nte se ha quedadocaduco. (consumidor <strong>de</strong> 30 años)Debe valorarse positivamente la búsquedahonesta <strong>de</strong> nuevas dimensiones personales,así como los esfuerzos por explorar otras culturasy analizar la sabiduría que contienen,pero ¿es lícito incluir el cannabis <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>ese esfuerzo transcultural? El hecho <strong>de</strong> quealgunas personas piensen que esta sustanciales ayuda en el viaje interno, al igual que ocurrecon otras drogas en otras culturas, no<strong>de</strong>bería impedirles ver el modo alienante enque los jóvenes utilizan normalmente el cannabis<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su policonsumo <strong>de</strong> fin <strong>de</strong>semana. Negarse a ver así las cosas, metertodas las formas <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>lmismo saco -o al menos no <strong>de</strong>nunciar explícitamenteel uso alienante y consumista quese hace normalmente <strong>de</strong> esta droga- y quererdotar urbis et orbi a la marihuana <strong>de</strong> un papelcultural transcen<strong>de</strong>ntal como sustancia ente-Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 267


ógena, no es sino el reflejo, en nuestra opinión,<strong>de</strong> una manipulación interesada.Conclusiones y discusión.La reciente divulgación mediática y propagandística<strong>de</strong>l cannabis tiene un marcadoacento liberalizador y está ganando aliados ysimpatizantes en todos los ámbitos sociales,especialmente entre los jóvenes y los colectivosprofesionales, que se encargan <strong>de</strong> abrirnuevos espacios. El discurso legitimador <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> cannabis va acompañado <strong>de</strong> undiscurso global sobre la sociedad. Hay unareelaboración <strong>de</strong>l pasado, <strong>de</strong>l presente y <strong>de</strong>lfuturo, configurados para explicar los efectospositivos <strong>de</strong>l cannabis, las razones perversaspor las que se ha prohibido y la utopía <strong>de</strong> unasociedad en la que el consumo <strong>de</strong> cannabissería lícito. En esa sociedad utópica, cadaindividuo <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> su propia suerte, la ecologíaes un producto más <strong>de</strong>l mercado, la salud yel bienestar es alcanzable gracias al uso <strong>de</strong> latecnología, la medicación y las drogas. En lautopía, las drogas son un medicamento másque controla el estado <strong>de</strong> ánimo y la conciencia,y acerca al individuo al Dios <strong>de</strong> la felicidad.El movimiento en el que se elabora lacultura <strong>de</strong>l cannabis está creando una especie<strong>de</strong> doctrina que cada vez tiene más seguidores,y está en vías <strong>de</strong> convertirse en unimportante fenómeno con capacidad <strong>de</strong> re<strong>de</strong>finirel discurso <strong>de</strong>l papel social <strong>de</strong> las drogas.En las últimas décadas en España, el consumo<strong>de</strong> cannabis ha estado asociado a gruposcontraculturales, alternativos y contestatarios,enfrentados a los valores <strong>de</strong> unasociedad tradicional y conservadora. Esosgrupos etiquetados en su momento comohippies, bohemios, ecologistas, progres, tribusurbanas, etc... nacieron y actuaron hacemás <strong>de</strong> dos décadas y han terminado convirtiéndoseen lí<strong>de</strong>res y mitos <strong>de</strong> muchos jóvenesactuales. Algunos <strong>de</strong> esos integrantes <strong>de</strong>la contracultura <strong>de</strong> hace veinte años ocupanahora posiciones influyentes en la estructura<strong>de</strong> nuestra sociedad, son profesionales yhacen cuanto está en sus manos por lograrque sus i<strong>de</strong>ales formen parte <strong>de</strong> los valoresdominantes, como sondominantes; <strong>de</strong> ahísurgen algunas <strong>de</strong> las propuestas <strong>de</strong>l ecologismo,<strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> la estética y <strong>de</strong>l arte, <strong>de</strong>la política social y también <strong>de</strong> las drogas.Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que esos adultos han vuelto aponer <strong>de</strong> moda la contracultura, lograndoabrir un amplio mercado <strong>de</strong> productos alternativos.Ese vínculo <strong>de</strong>l cannabis con una contraculturafabricada, integrada en el mercado yen el espacio social dominante es, posiblemente,lo que le permite ser una sustanciabastante tolerada y aceptada en la sociedad,a pesar, insistimos, <strong>de</strong> su ilegalidad. Cabepensar que tanto la tolerancia social como lalegitimación que se está dando a su uso hanhecho disminuir la percepción <strong>de</strong>l riesgo asociadoa su consumo, lo cual explicaría, enparte, el hecho <strong>de</strong> que éste aumente sincesar, y <strong>de</strong> que se haya convertido en símbolo<strong>de</strong> juventud y sana rebeldía para una éliteadulta que lo ha transformado en una sustanciamuy apetecible y llena <strong>de</strong> prestigio entrelos jóvenes. El cannabis está cargado <strong>de</strong> elementossimbólicos que crean en el imaginario<strong>de</strong>l consumidor la ilusión <strong>de</strong> que fumandoporros se convierte en un agente <strong>de</strong> cambiosocial, en alguien con una actitud alternativaque actúa a favor <strong>de</strong> una sociedad más justa.Se trata <strong>de</strong> un fenómeno similar al ocurridoen la transición con el consumo <strong>de</strong> tabacoentre la población femenina joven.En la construcción <strong>de</strong> un nuevo imaginariosobre el cannabis participan distintos actoressociales, la mayoría <strong>de</strong> ellos vinculados a lasasociaciones como centro neurálgico. En lasasociaciones es don<strong>de</strong> se elaboran el discurso,los mensajes y las acciones <strong>de</strong> presión.Se trata <strong>de</strong> grupos constituidos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>organizaciones nacionales e internacionalesen las que colaboran profesionales y expertos.El movimiento asociativo pro-cannabis hapasado <strong>de</strong> ser muy minoritario y marginal enlos primeros años <strong>de</strong> los 90 a convertirse enun colectivo con una importante presenciasocial. Ello ha ocurrido en muy pocos años, loque <strong>de</strong>muestra hasta qué punto la <strong>de</strong>fensa<strong>de</strong>l cannabis convoca y hace participar a unaparte significativa <strong>de</strong> la sociedad,significativano sólo por la cantidad <strong>de</strong> gente que moviliza268Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


sino también por la importancia <strong>de</strong> la posiciónsocial que ocupan sus seguidores, como profesionalesy políticos. No <strong>de</strong>bemos olvidarque los colectivos profesionales son muypo<strong>de</strong>rosos en la sociedad española actual(Rodríguez 1999), y son ellos quienes hacenadquirir a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis un potencialsocial y cultural que permite su crecimientoy abre nuevos espacios tanto en elmercado como en el campo profesional. Alpresentar los intereses existentes y loscolectivos que persiguen la legitimación <strong>de</strong>lcannabis hemos tratado <strong>de</strong> mostrar la dinámicaque lleva a la hipótesis central <strong>de</strong> este análisis:la cultura <strong>de</strong>l cannabis está en vías <strong>de</strong>ocupar una posición dominante en el sistema<strong>de</strong> valores <strong>de</strong> la sociedad española.La nueva representación social <strong>de</strong>l cannabisle otorga propieda<strong>de</strong>s casi milagrosas. Elcannabis es presentado como una drogasegura, con efectos positivos tanto para elindividuo como para la sociedad, sin hacernunca referencia a problemas que han sidoen mayor o menor medida <strong>de</strong>mostrados. Conesta sustancia se recupera una tradición perdida-y muy valiosa- <strong>de</strong> relación con la naturaleza,<strong>de</strong> ritual y <strong>de</strong> alimento <strong>de</strong>l espíritu; ellanos permite contribuir a la solución <strong>de</strong> losproblemas ecológicos, mejorar las relacionesinterculturales entre los pueblos <strong>de</strong> la tierra,terminar con los problemas <strong>de</strong>l narcotráfico,<strong>de</strong> la corrupción y <strong>de</strong> las mafias. Sin embargo,la mejor etiqueta que se ha colocado alcannabis es su cualidad <strong>de</strong> sustancia enteógena,propiedad que permite la recuperación<strong>de</strong> un nuevo dios adaptado a los valores laicos,un dios <strong>de</strong> la felicidad que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>aportar sabiduría, hace que sus creyentes sesientan parte <strong>de</strong>l cosmos.El nuevo discurso sobre el cannabis estácreando una especie <strong>de</strong> doctrina que setransmite a través <strong>de</strong> publicaciones, revistas,internet, charlas <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> las asociaciones.Como toda doctrina tiene un símbolo,la hoja <strong>de</strong> marihuana, que sirve <strong>de</strong> etiqueta anumerosos productos que se ven<strong>de</strong>n en elmercado. Ello supone una banalización <strong>de</strong>lproducto, pero también un incremento <strong>de</strong>simpatizantes. Asimismo, como toda doctrinatiene sus profetas y sus sacerdotes, hombrescon apariencia <strong>de</strong> sabios que predican laverdad con un marcado espíritu misionero,como si trataran <strong>de</strong> salvar a la humanidad.Por todo ello, consumir cannabis significamucho más que consumir una simple sustanciapsicoactiva para aquellos colectivos queactúan en su <strong>de</strong>fensa: es ante todo unaacción política. El cannabis está vinculadosimbólicamente a discursos, reivindicacionesy valores que giran en torno a la organizaciónsocial, a las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, a los valoreséticos; su consumo, especialmente, pue<strong>de</strong>estar ligado a una añoranza, a una búsqueda<strong>de</strong> comunicación y <strong>de</strong> sociabilidad que parecendifíciles <strong>de</strong> alcanzar en una sociedadcomo la española en los albores <strong>de</strong>l siglo XXI.La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l cannabis cobra cada vezmayor fuerza <strong>de</strong>bido a la capacidad <strong>de</strong> susactivistas <strong>de</strong> elaborar una utopía, lo que nohace sino reflejar una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s carenciasy <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestra sociedad: lanecesidad <strong>de</strong> utopías, <strong>de</strong> proyectos <strong>de</strong> futuro,<strong>de</strong> ilusión y <strong>de</strong> nuevos caminos para arreglarel mundo. En la utopía <strong>de</strong> la marihuanaaparecen algunos <strong>de</strong> los principales puntosdébiles que preocupan a la sociedad: el ecologismo,la interculturalidad, la corrupciónpolítica, la relación entre el individuo y elEstado, la justicia, la salud, la espiritualidad,etc... Todos ellos son problemas o carenciasreales que afectan la vida cotidiana, y respectoa los cuales es necesario elaborar criterios.Los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l cannabis hacen una granlabor social al sacarlos a la luz y analizarlos,pero eso se pervierte cuando el discurso sebanaliza y presenta como solución mágicaplantar marihuana, consumirla y colocarse.En otra dimensión están los consumidores.Se trata <strong>de</strong> un grupo muy heterogéneo ydisperso, cuyo consumo respon<strong>de</strong> a razonesmuy diferentes, siendo las más frecuenteslas puramente recreativas, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un policonsumo<strong>de</strong> otras drogas. Pero la cultura <strong>de</strong>lcannabis parece que no presta atención arealidad <strong>de</strong> jóvenes que se emborrachan confrecuencia los fines <strong>de</strong> semana, que a<strong>de</strong>másson gran<strong>de</strong>s fumadores <strong>de</strong> tabaco y <strong>de</strong> cannabis,y cuyo consumo simultanean a menu-Calafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 269


do con otras drogas como el éxtasis o lacocaína... Para la cultura pro-cannabis existeuna visión interesadamente i<strong>de</strong>alizada <strong>de</strong> losconsumidores como personas que formanvínculos compactos a través <strong>de</strong>l cannabis,que se sienten parte <strong>de</strong> un colectivo iniciado,que tienen la confianza que otorga el sentirque ellos tienen la verdad, que se atreven asaltarse las prohibiciones, que conocen lossecretos <strong>de</strong>l conocimiento prohibido, factorque une, que crea unos lazos muy especiales.Fumar porros es parte <strong>de</strong> la vida cotidiana.El cannabis, como cualquier producto social,está muy relacionado con la necesidad que <strong>de</strong>él se genere, y esa necesidad es tambiénsocialmente construida. En los años sesenta,prácticamente nadie fumaba porros en España,al igual que pocas familias tenían teléfonoo televisión en sus casas. Ello no significa quela población se socializara menos o peor, simplementeque sus mecanismos pasaban porotras vías. Actualmente, fumar porros esparte <strong>de</strong> la vida social <strong>de</strong> muchos jóvenes, <strong>de</strong>la comunicación con uno mismo, <strong>de</strong> losmomentos elegidos por algunos para relajarse;también es un elemento <strong>de</strong> prestigio parajóvenes que quieren <strong>de</strong>mostrar a sus igualessu atrevimiento al comprar costo a algún traficante;es parte <strong>de</strong> la vida escolar <strong>de</strong> los adolescentes,<strong>de</strong>l alejamiento <strong>de</strong> la vida académica,<strong>de</strong> la <strong>de</strong>svinculación <strong>de</strong> responsabilida<strong>de</strong>s;es útil para mantener controladas las frustracionesen lugar <strong>de</strong> enfrentarse a ellas y superarlas,es parte <strong>de</strong> un sinfín <strong>de</strong> situaciones. Yello hace que nos planteemos: ¿Cómo se halogrado convertir en una necesidad el fumarporros? ¿Qué nuevas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias crea esehábito? ¿Quiénes salen beneficiados?La <strong>de</strong>construcción <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>l cannabispermite analizar los valores simbólicoscon los que se <strong>de</strong>fine un producto, relaciónsin duda muy cuestionable. Consumir cannabises consumir una merca<strong>de</strong>ría más, aunquesu objetivo sea lograr un cambio en las percepciones.Con ello, los consumidores participan<strong>de</strong>l mercado, legal o ilegal. Es posibleque cuando los porretas fuman cannabislogren un estado <strong>de</strong> ánimo más placentero,se sientan más próximos a sus colegas,mejoren la calidad <strong>de</strong> su vida sexual, tenganmás apetito, o logren <strong>de</strong>sconectar <strong>de</strong> susproblemas, pero no vemos por qué regla <strong>de</strong>tres pue<strong>de</strong>n conseguir, a<strong>de</strong>más, participar <strong>de</strong>todas las bonanzas que predica la cultura <strong>de</strong>lcannabis. Por el simple hecho <strong>de</strong> fumar novan a entablar unas relaciones más solidariascon el tercer mundo, ni van a convertirse encreadores o artistas, ni están participando enninguna acción ecológica, ni van a estar mássanos, ni van a <strong>de</strong>scubrir a nuevos dioses oi<strong>de</strong>ales. Todo eso se logra con otras estrategiasy requiere un esfuerzo mayor que limitarsea fumar porros. Ni siquiera los propiosconsumidores preten<strong>de</strong>n eso cuando fuman,aunque cada vez utilicen más esos argumentospara legitimarse.Un sentimiento unánime en la cultura procannabises la protesta contra la prohibición.La sociedad, según afirman, utiliza esa prohibicióncomo un instrumento <strong>de</strong> control social,lo cual, sin duda alguna, es cierto. Podríamosdiscutir si limitar el acceso al consumo <strong>de</strong> losmenores es una acción lícita <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unasociedad y hasta qué punto se pue<strong>de</strong> coartarque un adulto adquiera drogas. Pero jamás semenciona el hecho <strong>de</strong> que consumir drogases también un elemento <strong>de</strong> control social, aligual que lo es el consumo excesivo quehace nuestra sociedad <strong>de</strong> benzodiacepinas o<strong>de</strong> alcohol. El cannabis es una po<strong>de</strong>rosaherramienta <strong>de</strong> control social, lo que se vislumbracon toda claridad en las entrevistas alos usuarios <strong>de</strong> esta sustancia. Como bienexplican los propios consumidores, los porretasno causan problemas, son pacíficos,están fuera <strong>de</strong> la realidad, no se enfrentan alos problemas. La <strong>de</strong>fensa que hace un consumidor<strong>de</strong>l cannabis frente a las <strong>de</strong>más drogasresulta <strong>de</strong> lo más esclarecedora paracompren<strong>de</strong>r una <strong>de</strong> las funciones sociales <strong>de</strong>lcannabis:“Cuando sales a la calle a mí me da más tranquilida<strong>de</strong>star ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> porreros que <strong>de</strong> genteborracha, yo nunca he visto a un porrero agresivo,pero sí a borrachos, el alcohol siempre trae problemas.Entras en un bar don<strong>de</strong> todos estánfumados y el ambiente es <strong>de</strong> encefalograma270Estrategias y organización <strong>de</strong> la cultura pro-cannabis


plano, no ves un <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> agresividad. Yo prefieroese ambiente que el <strong>de</strong>l alcohol, pastillas ococaína que están <strong>de</strong>sencajados (consumidorvarón <strong>de</strong> 35 años).El efecto “encefalograma plano” es muygráfico. El comentario es <strong>de</strong> un consumidor<strong>de</strong> cannabis que no hace uso <strong>de</strong> ninguna otradroga. Cada sustancia tiene sus efectos, queocupan un lugar <strong>de</strong>terminado en el entramado<strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s que satisfacen. El cannabises la sustancia <strong>de</strong> la paz, <strong>de</strong>l relax y <strong>de</strong>lcontrol <strong>de</strong> la conciencia.Todo ello adquiere una importancia relevanteal analizar el efecto diferencial <strong>de</strong>l porroentre adultos y adolescentes (entre los que elconsumo <strong>de</strong> porros se está expandiendo). Lacapacidad <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong>l consumo tambiénes diferente: los adultos tienen una mayorcapacidad <strong>de</strong> control que los adolescentes olos jóvenes, quienes tienen menos habilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> gestión y entran en una dinámica máscompulsiva. Consi<strong>de</strong>ramos especialmentepreocupante el consumo <strong>de</strong> cannabis entrelos adolescentes y los jóvenes. Los <strong>de</strong>fensores<strong>de</strong>l cannabis harían una gran contribuciónsocial si ayudaran a crear los criterios <strong>de</strong> prevenciónque nuestra sociedad necesita, conel fin <strong>de</strong> impedir el aumento <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis entre individuos que aún están enproceso <strong>de</strong> formación.La cultura pro-cannabis juega a menudocon la confusión existente entre cáñamo(planta que tiene diversos usos industriales) /cannabis (marihuana y hachís) / THC (tetrahidrocannabinol,principio activo <strong>de</strong>l cannabiscon efectos psíquicos entre los consumidores<strong>de</strong> cannabis y que ha sido utilizado comomedicamento). En la relación que se estableceentre cannabis y ecología hay que cuestionarsequé conexión pue<strong>de</strong> haber entrefumarse un porro y la ecología. Ese vínculose ha establecido asociando el cáñamo, cuyouso industrial es conocido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la antigüedad,con aquellas plantas <strong>de</strong> cáñamo utilizadaspor los consumidores <strong>de</strong> marihuana ohachís por su alto contenido en THC. Que<strong>de</strong>ba <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse el cáñamo como un productonatural, que su cultivo y su uso resultenmás coherentes con una dinámica ecológicaque otros productos más extendidos, no convierteautomáticamente al que fuma marihuanaen ecologista. De igual modo, que el THCtenga propieda<strong>de</strong>s curativas sobre algunasenfermeda<strong>de</strong>s tampoco comporta la bondad<strong>de</strong> fumar marihuana. Pero la cultura <strong>de</strong>l cannabisexplota interesadamente estas confusiones.Lo más curioso es que nadie parece quererplantearse qué tiene <strong>de</strong> ecológico crearnuevas necesida<strong>de</strong>s y tomar sustancias paracambiar el estado <strong>de</strong> ánimo. ¿Qué tiene <strong>de</strong>ecológico fumarse un porro para estar mejorcon los amigos, o para salir <strong>de</strong> marcha por lanoche y pasarlo mejor, o antes <strong>de</strong>l actosexual para acrecentar (¿ecológicamente?)las sensaciones, o antes <strong>de</strong> dormir para caermás apaciblemente en brazos <strong>de</strong> Morfeo? Lacrítica a la expansión <strong>de</strong> la medicalización a laque está sometida la sociedad planteada porautores como Foucault (1990) y Menén<strong>de</strong>z(1990) adquiere una nueva dimensión con lasdrogas, pero quizás ya no sea el Estado laentidad que ejerce el control sino, en todocaso, nuevas vías <strong>de</strong>l mercado y grupos profesionalesque presionan para abrir nuevosespacios <strong>de</strong> intervención.El discurso que se está creando alre<strong>de</strong>dor<strong>de</strong>l porro, cada vez tiene que ver menos conel porro en sí o con las condiciones y los interesesreales <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> fumadores. Seestá originando una ‘construcción social’ muycompleja con argumentos ‘prestados’ <strong>de</strong>otros colectivos. Pero ¿cuáles son esos propósitos?¿Fumar porros, quizás? ¿Fumarporros en libertad? Parece <strong>de</strong>masiado esfuerzopara conseguir algo que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo,la mayoría <strong>de</strong> los fumadores consiguen hacersin <strong>de</strong>masiados problemas y con bastantecomodidad:“El otro día me di cuenta <strong>de</strong> lo hipócrita <strong>de</strong> lasituación. En un garito <strong>de</strong> Madrid, ponen músicamuy buena y la gente va puesta, o se toman suséxtasis o se fuman sus porritos en el chillout.Ahora se pue<strong>de</strong> fumar en cualquier garito. A diezmetros, en la misma acera, está la comisaria <strong>de</strong>policía. Me quedé pasmado viendo a la gente <strong>de</strong>lgarito, que no había ni uno que estuviera bien, atodos se les veía colocados, al mismo tiempoCalafat, A.; Juan, M.; Becoña, E.; Fernán<strong>de</strong>z, C.; Gil, E.; Llopis, J.J. 271


veías a la policía pasando por <strong>de</strong>lante” (consumidor<strong>de</strong> 30 años).La mayoría <strong>de</strong> los consumidores <strong>de</strong> cannabislo único que persiguen es pasarlo bienfumando un porro. Sin embargo, los que setoman el tema en serio y <strong>de</strong>dican muchasenergías a la causa parecen <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a través<strong>de</strong>l porro una concepción <strong>de</strong>terminada <strong>de</strong> lacultura, <strong>de</strong> la sociedad... Pero ¿cuál es exactamente?Hay algunos elementos que nossirven <strong>de</strong> pista: podría pensarse que al apoyarel porro se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> ese espíritu i<strong>de</strong>alizado<strong>de</strong>l 68, y, <strong>de</strong> hecho, los principales actores seadscriben a él. Hay quizás una añoranza enesa <strong>de</strong>fensa, un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> renovar viejostiempos, <strong>de</strong> recuperar lo perdido. Los ingredientesbásicos se concretan en una visiónalternativa <strong>de</strong> la vida, en un cierto inconformismofrente a los valores generales <strong>de</strong> lasociedad, en una especie <strong>de</strong> antimo<strong>de</strong>rnismo,en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> relación másespontánea entre las personas, etc... Pero lapregunta vuelve a surgir en nuestra mente: yen todo ello, ¿qué pinta el porro? ¿Por qué esel símbolo <strong>de</strong> una nueva utopía? ¿Se trata <strong>de</strong>lnexo <strong>de</strong> unión entre generaciones? ¿Es unapropuesta realmente alternativa o más bienreaccionaria, al estilo <strong>de</strong> Lampedusa cuandoafirmaba “es necesario que todo cambie paraque todo siga igual”?BIBLIOGRAFÍAAntúnez, A. 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Vieja historia <strong>de</strong>l cannabis y recientesprácticas preventivas en EuropaMERINO, P.P.European Monitoring Centre for drugs and drug addictionAdministradora científica.Correspon<strong>de</strong>ncia a: Petra Paula Merino EMCDDA. Rua Cruz <strong>de</strong> Santa Apolonia, 23.1100 Lisboa (Portugal) e-mail: Petra.Paula.Merino@emcdda.orgResumenSe analiza las informaciones facilitadas por los puntosfocales <strong>de</strong>l European Monitoring Centre for drugsand drug addiction (EMCDDA) en cada uno <strong>de</strong> los estadosmiembros <strong>de</strong> la UE. La información hace referenciaa los <strong>de</strong>sarrollos recientes en los programas <strong>de</strong> prevención<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> cannabis. Incluye también unareflexión histórica acerca <strong>de</strong> los usos <strong>de</strong> esta substancia.El texto señala que en el ámbito <strong>de</strong>l cannabis laprevención no es el <strong>de</strong>bate principal en Europa. Estees también el caso para el tratamiento <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>cannabis. Llama la atención sobre el impulso que lasmedidas alternativas a la prisión para los consumidoresy poseedores <strong>de</strong> cannabis están tomando en los estadosmiembros <strong>de</strong> la Unión Europea.AbstractThe paper analyses the information provi<strong>de</strong>d to theEMCDDA by Reitox Focal Points. The information relatesto recent <strong>de</strong>velopments in drugs prevention programmesfor cannabis consumption. It also inclu<strong>de</strong>san historical perspective on the use of the substance.The text points out that in the cannabis arena preventionis not the principal <strong>de</strong>bate in Europe. This is alsothe case for the treatment of cannabis consumption.The paper highlights a common trend in the contextof the criminal justice systems. This trend is an increasein alternative measures to prison for cannabisconsumers in the EU Member states.Key words: Prevention, treatment, cannabis, <strong>de</strong>lta9-tetrahydro cannabinol, Europe.Palabras clave: Prevención, tratamiento, cannabis,<strong>de</strong>lta9-tetrahydro cannabinol, Europa.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICALas modas pue<strong>de</strong>n hacer refrescar afinida<strong>de</strong>sestéticas que se manifiestan endiferentes consumos, por supuesto queno hablo solo <strong>de</strong>l <strong>de</strong> drogas, todos ellos girandoen torno a un <strong>de</strong>seable y mutante estilo<strong>de</strong> vida. Los gustos por viejas usanzas sehacen eco generalmente <strong>de</strong> modas con lasque las recientes generaciones ya han convivido,así que a los padres les resulta familiarlo que sus hijos comienzan a <strong>de</strong>scubrir. Unosy otros pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong>sconozcan lo viejas,pero viejas, que las modas son. Si en algunadroga tiene sentido hablar <strong>de</strong> la perspectivahistórica esta es sin duda el cannabis. Nosolo las utilida<strong>de</strong>s remotas que se le atribuyen,sino la variedad <strong>de</strong> ellas, y su popularidada lo ancho y largo <strong>de</strong>l Planeta, hacen <strong>de</strong>él un objeto cuanto menos “ curioso ”.Los usos textiles, médicos y eufóricos <strong>de</strong>lcannabis se remontan a la era anterior a lanuestra. Planta usada en la antigüedad, losexpertos antropólogos le calculan una edad<strong>de</strong> 6000 años, pasó a formar parte <strong>de</strong>l repertorio<strong>de</strong> remedios <strong>de</strong> los ya muy avanzadosmédicos chinos, quienes la usaban en el alivio<strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s tan comunes como laVOL. 12. SUPLEMENTO 2 275


malaria o el reumatismo. La memoria musical,tan relevante en la reciente historia <strong>de</strong> lasdrogas, y me refiero a la historia <strong>de</strong> las generacionescon las que nos ha tocado convivir,nos trae a la memoria el uso que <strong>de</strong>l cannabisse hacia en los años 50 en la escena <strong>de</strong> jazzeuropea. En los años 60 y 70, el uso <strong>de</strong>l cannabiscomo substancia euforizante se <strong>de</strong>sarrollaparalelamente a la cultura hippie. Suconsumo pasó a estabilizarse en algunos paíseshasta su resurgimiento en los finales <strong>de</strong>los 80 en un amplio espectro geográfico ysocial. En Europa el uso <strong>de</strong>l cannabis seextien<strong>de</strong> como nunca anteriormente.Esta extensión en el uso respon<strong>de</strong> al efectoacumulativo <strong>de</strong> poblaciones <strong>de</strong> individuosque iniciaron hace varios años su consumo,dón<strong>de</strong> parece que su evolución se caracterizapor largos períodos <strong>de</strong> abstinencia total, aceleracionesy enlentecimientos. Este grupo <strong>de</strong>“viejos” consumidores sería heterogéneo.No obstante <strong>de</strong>l incremento reciente en suconsumo podríamos aproximarnos a un fenómeno<strong>de</strong> subcultura perteneciente a las culturasjóvenes. Las subculturas, estando en losmárgenes <strong>de</strong> la industria cultural al otro extremo<strong>de</strong> la <strong>de</strong>nominada industria <strong>de</strong>l ocio,generarían la creación <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>trabajo, como parte <strong>de</strong> un sector <strong>de</strong> la economíamarginal, indocumentada por <strong>de</strong>finición.La compra, venta y producción <strong>de</strong> cannabisen este contexto no tendrían lugar en elvacío, sino que estarían íntimamente conectadasa un estilo <strong>de</strong> vida. Este es pues otro<strong>de</strong> los aspectos a tener en cuenta en las políticaspreventivas.abiertos, el interés se sitúa en su estatutolegal y en los usos terapéuticos que se le atribuyen.Hablar <strong>de</strong> prevención en relación alcannabis no es hablar <strong>de</strong> los aspectos más<strong>de</strong>batidos. El más manido es sin duda el tratamientolegal <strong>de</strong> esta substancia. Este dalugar a un colorido mapa Europeo <strong>de</strong>l cannabis.En efecto, se da una amplia gradación enel tratamiento legal <strong>de</strong> la posesión y consumoy cannabis, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tolerancia, hasta laaplicación <strong>de</strong> sanciones administrativas openales más o menos severas.En cuanto a los usos médicos en la UniónEuropea, Alemania es el único país que haavanzado en la dirección <strong>de</strong> permitir el uso <strong>de</strong>cannabis para tales fines. Efectivamente, en1988 un cambio en la ley <strong>de</strong> narcóticos diópaso a el permiso <strong>de</strong> usar THC con fines terapéuticos.En Holanda se consi<strong>de</strong>ra la posibilidadpor parte <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> crear una agenciaque controle el cultivo y el procesamiento<strong>de</strong>l cannabis con fines científicos. En UK unsubcomité <strong>de</strong> la Cámara <strong>de</strong> los Lores lanzóuna investigación en 1997 acerca <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>lcannabis con fines médicos y reacreacionales.El sucomité lanzo su informe en noviembre<strong>de</strong> 1998 concluyendo que existía suficienteevi<strong>de</strong>ncia clínica y anecdótica acerca <strong>de</strong>lvalor médico <strong>de</strong>l cannabis y recomendó quelos médicos podrían recetarlo a fin <strong>de</strong> aliviarel dolor y los síntomas <strong>de</strong> la esclerosis múltiple.En los que se refiere al uso recreacional,el subcomité no se mostró favorable a reprimirsu uso. El gobierno rechazó las recomendacionesbasándose en la falta <strong>de</strong> ensayosclínicos. Un nuevo estudio clínico comenzóen 1999, los resultados se esperan para2004.2. DEBATE SOBRE EL CANNABIS EN LA UEEl Observatorio Europea <strong>de</strong> las Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias(EMCDDA) ha <strong>de</strong>dicado este añoun capítulo especial al cannabis. La actualidad<strong>de</strong>l tema no está en relación con el hecho <strong>de</strong>que el cannabis sea la droga ilícita mascomún en Europa (1), que es cierto, tampococon la novedad <strong>de</strong> la substancia, que comoha quedado claro no lo es. En los <strong>de</strong>bates3. CARACTERÍSTICAS DE LOS CONSUMI-DORES EUROPEOSSe tiene constancia <strong>de</strong> varios tipos <strong>de</strong> usodiferenciado, no obstante el mas común seaproximaría a este patrón: consumo rutinarioresultado <strong>de</strong> un cierto aprendizaje <strong>de</strong>l productoy <strong>de</strong> sus efectos. Dentro <strong>de</strong> la categoría276Vieja historia <strong>de</strong>l cannabis y recientes prácticas preventivas en Europa


general <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> substancias ilícitas,el grupo <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> cannabisse caracteriza diferencialmente <strong>de</strong> aquel queconstituido por los que solicitan asistencia o<strong>de</strong> los que entran en prisión. La norma es laintegración social, diversificada eso sí, caracterizadapor la ausencia <strong>de</strong> estigmas severos<strong>de</strong> carácter médico - legal y la rareza <strong>de</strong> situacionesadictivas. Esta <strong>de</strong>scripción nos sitúafrente al hecho <strong>de</strong> que en la mayor parte <strong>de</strong>la Union Europea el cannabis no se asocie aun contexto social o recreacional exclusivamente.Las percepción más generalizada enla población tien<strong>de</strong> a consi<strong>de</strong>rar el consumo<strong>de</strong>l cannabis como una acto mundano y no<strong>de</strong>sviado. El cannabis no ha <strong>de</strong>spertado loque la autora británica Angela Mcrobbie<strong>de</strong>nomina “pánico moral”, como lo habría provocadoel éxtasis a través <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong>comunicación social. El consumo <strong>de</strong> cannabisse sitúa en la esfera privada, lo que hace queno sean el vínculo que podría hacer aproximarsea grupos muy diferenciados socialmente,como es le caso <strong>de</strong> la heroína, porejemplo, en el que el consumo callejero. EnHolanda, Cohen y Sas (1997), el cannabisgeneralmente se encuentra en la historia <strong>de</strong>consumo precediendo el uso <strong>de</strong> otras drogas.No obstante, la gran mayoría <strong>de</strong> personasque han usado alguna vez cannabisnunca han experimentado con otras drogas.4. RIESGOS DEL CONSUMO DE CANNA-BISEl consumo <strong>de</strong> cannabis ha sido escasamente<strong>de</strong>scrito como aquel que dará lugar aproblemas <strong>de</strong> salud. Cuando tales consecuenciasson evocadas, se trata generalmente<strong>de</strong> problemas que siguen inmediatamentea un consumo preciso.Según Ingold y Toussirt (6), como riesgosse han señalado la posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>scompensación<strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s psiquiátricas y laexistencia <strong>de</strong> conductas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Lassegundas afectarían sobre todo a jóvenes ensituación <strong>de</strong> sufrimiento social o psicológico.El sujeto se concentraría sobre activida<strong>de</strong>sque giran obsesivamente en torno al cannabis,consumo frecuente, ro<strong>de</strong>arse sólo <strong>de</strong>otros consumidores, reventa. Estos consumos<strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser recreativos y pasan a ser<strong>de</strong> ser un objeto <strong>de</strong> investimiento total, elúnico lugar social que une al individuo a losotros.En relación a la asociación, causal o no,entre cannabis y patologías mentales existiríansegún Hall (3) dos hipótesis centrales. Laprimera sería que un uso repetitivo <strong>de</strong> cannabispue<strong>de</strong> causar la <strong>de</strong>nominada “psicosis <strong>de</strong>cannabis” – psicosis que nunca apareceríasin el uso <strong>de</strong> la substancia, los síntomas estaríanprecedidos por un intenso uso <strong>de</strong>l cannabisy remitirían cuando se produce la abstinencia.La segunda hipótesis es que el uso<strong>de</strong> cannabis pue<strong>de</strong> precipitar la esquizofrenia,o exacerbar sus síntomas. Parece existiralgún apoyo clínico en relación a la primerahipótesis. Si bien estos <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes existenparecen ser no habituales, pues requierenaltas dosis <strong>de</strong> THC, el uso prolongado <strong>de</strong> formas<strong>de</strong> cannabis altamente potente, o unacierta vulnerabilidad. Existe mayor apoyo a lasegunda hipótesis. Un amplio estudio prospectivoha mostrado una relación linear entrela frecuencia con que el cannabis ha sidousado por jóvenes <strong>de</strong> 18 anos y los riesgosque a lo largo <strong>de</strong> los 15 anos siguientes unaesquizofrenia pueda ser diagnosticada. Siguesiendo poco claro en que momento esto significaque el uso <strong>de</strong> cannabis precipitaría laesquizofrenia o es una forma <strong>de</strong> auto-medicacion,o si la asociación se <strong>de</strong>be al uso <strong>de</strong>otras drogas, tales como las anfetaminas,que con frecuencia son consumidas por consumidoresintensos <strong>de</strong> cannabis. Existe unaevi<strong>de</strong>ncia más clara <strong>de</strong> que el cannabis puedaexacerbar los síntomas <strong>de</strong> la esquizofrenia.Una implicación clara para los servicios <strong>de</strong>prevención que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> lasanteriores constataciones es que los servicios<strong>de</strong> salud mental <strong>de</strong>berían ser capaces <strong>de</strong>i<strong>de</strong>ntificar pacientes con esquizofrenia queusan alcohol, cannabis y otras drogas y recordarlesque se abstengan o que reduzcan con-Merino, P.P. 277


Comparación <strong>de</strong> los efectos adversos sobre la salud en los usuarios habituales<strong>de</strong> las sustancias más frecuentesMARIHUANA ALCOHOL TABACO HEROÍNAAcci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> trafico y otros X XX XViolencia y suicidioXXMuerte por sobredosis X XXHIV X XXCirrosisXXInfarto X XXEnfermeda<strong>de</strong>s respiratorias X XXCánceres X X XXEnfermeda<strong>de</strong>s mentales X XXDepen<strong>de</strong>ncia/adición XX XX XX XXEfectos en el feto X XX X X(fuente: Wayne Hall, Robin Room y Susan Bondy, Comparing the health and psychological risk of alcohol, cannabis, nicotine and opiate use)si<strong>de</strong>rablemente su uso <strong>de</strong> substancias psicoactivas.De acuerdo con Hall y otros (5 ), <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laperspectiva <strong>de</strong>l individuo los problemas masintensos <strong>de</strong> salud se asociarían al uso diario ycontinuado a lo largo <strong>de</strong> los años. La prevalencia<strong>de</strong> tales problemas correspon<strong>de</strong>ría a lasecuencia <strong>de</strong>creciente siguiente: <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> síndrome <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>bronquitis crónica, implicación en un acci<strong>de</strong>nte<strong>de</strong> trafico bajo los efectos <strong>de</strong> las substancia.En cualquiera <strong>de</strong> estos casos el riesgo severía aumentado si el cannabis se combinacon alcohol o tabaco, o ambos. El riesgo masprobable para un usuario ocasional sería el <strong>de</strong>un acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> carretera, especialmente sisu ingestión se combina con el alcohol.5. DEMANDAS DE ASISTENCIA Y SUS IM-PLICACIONES PARA LA PREVENCIÓNEl recurso a los servicios <strong>de</strong> salud ligados aal consumo <strong>de</strong> cannabis en la mayoría <strong>de</strong> lospaíses <strong>de</strong> la UE son raros. Se produce generalmenteen el cuadro <strong>de</strong> intervencionesfamiliares o en aquellas ligadas al medioescolástico. Pue<strong>de</strong>n asimismo tener lugar enel marco <strong>de</strong> una <strong>de</strong>cisión judicial, a través <strong>de</strong>las medidas <strong>de</strong> asistencia terapéutica or<strong>de</strong>nadaspor un juez. Otra circunstancia que seencuentra es la <strong>de</strong> un consumo <strong>de</strong> cannabisque viene a enmascarar, o poner en evi<strong>de</strong>ncia,una patología mental o el consumo <strong>de</strong>otros productos. En general los usuarios <strong>de</strong>cannabis no <strong>de</strong>sarrollan problemas relevantesque les hagan acudir a los servicios. No obstanteen los últimos anos se ha producido unaumento en el numero <strong>de</strong> clientes que acu<strong>de</strong>na tales servicios. La mayoría son jóvenes,algunos <strong>de</strong> ellos con múltiples consumos,generalmente éxtasis y otras drogas, ycuya droga primaria referida es el cannabis.No obstante el cannabis es registrado <strong>de</strong>manera mas común como droga secundariaen aquellas personas que entran en tratamiento.El OEDT no dispone <strong>de</strong> información <strong>de</strong>talladaacerca <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> los usuarios<strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> apoyo a jóvenes o <strong>de</strong>aquellos enmarcados en la asistencia sanitariaprimaria. En su mayoría los datos correspon<strong>de</strong>na los centros <strong>de</strong> tratamiento especializados.A fin <strong>de</strong> diseñar medidas preventivasa<strong>de</strong>cuadas sería aconsejable una mejor comprensiónacerca <strong>de</strong> la extensión y características<strong>de</strong> los problemas relacionados con elcannabis y <strong>de</strong> un dibujo más claro acerca <strong>de</strong>la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> tratamiento. En relación aesto, estas serían algunas <strong>de</strong> las preguntasque el OEDT propone para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>medidas <strong>de</strong> prevención en el ámbito <strong>de</strong> laUE: ¿Los problemas son causados principalmentepor el cannabis, o existen otras drogasimplicadas incluyendo el alcohol?, ¿es el can-278Vieja historia <strong>de</strong>l cannabis y recientes prácticas preventivas en Europa


nabis una etiqueta aconsejable para englobarun conjunto <strong>de</strong> patologías <strong>de</strong> salud mental,incluyendo los suicidios, que están creciendoentre adolescentes y jóvenes?, ¿hasta quepunto el aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> tratamientorefleja un aumento en la prevalencia,frecuencia <strong>de</strong> uso y la potencia <strong>de</strong> la substancia?,¿se han producido cambios en los serviciosorientados a la prevención secundariaque puedan acoger este tipo <strong>de</strong> fenómenos?¿ha afectado a los usuarios <strong>de</strong> cannabis laaplicación <strong>de</strong> medidas terapéuticas o medidasalternativas a la prosecución y a la prisión?6. CARACTERÍSTICAS DE LAS PRÁCTICASPREVENTIVAS EN RELACIÓN AL CAN-NABIS EN LA UELas prácticas preventivas no reflejan untratamiento especial para el cannabis. Enefecto, <strong>de</strong> los programas <strong>de</strong> prevención i<strong>de</strong>ntificadospor el Observatorio Europeo tansólo una escasa minoría van dirigidos exclusivamentea la prevención <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l cannabis.En su mayoría se dirigen a prevenir el usoexcesivo y sólo en última instancia persiguenla abstinencia total. Los materiales informativosque se editan incluyendo las drogas másusadas suelen incluir el cannabis. La modalidadinformativa que constituyen las líneas <strong>de</strong>apoyo telefónico también ofrecen asistenciaen relación al cannabis. No se ha encontrado,no obstante, ninguna <strong>de</strong> tales líneas que se<strong>de</strong>dique en exclusiva a los usuarios <strong>de</strong>l cannabis.Los profesionales <strong>de</strong>baten la pertinenciao no <strong>de</strong> crear programas específicos, lamisma cuestión se plantea en los servicios<strong>de</strong> tratamiento don<strong>de</strong> se consi<strong>de</strong>ra la posibilidad<strong>de</strong> ofrecer asistencia en el marco <strong>de</strong>otras intervenciones no específicas.En general, la política <strong>de</strong> drogas en laUnión Europea pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse un balanceentre la represión y la tolerancia. Por unlado se intentan controlar los efectos dañinos<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> drogas, y por otro se trata <strong>de</strong>controlar la oferta y disponibilidad <strong>de</strong> drogas através <strong>de</strong> medidas legales y represivas, sibien la introducción <strong>de</strong> medidas alternativas ala represión es una práctica que se ha venido<strong>de</strong>sarrollando en los últimos tiempos. Enefecto, las medidas alternativas a la prisiónen casos <strong>de</strong> posesión y consumo <strong>de</strong> cannabis,es una <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias comunes másclaramente marcadas en los estados miembros<strong>de</strong> la Unión Europea. Este hecho se produceparalelamente al incremento <strong>de</strong> arrestospoliciales en relación a la posesión yconsumo <strong>de</strong> cannabis. En este contexto convienecitar que el cannabis pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>tectadoen la orina dos semanas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> suuso, incluso durante un periodo mas largo enel caso <strong>de</strong> consumidores crónicos. Esteperiodo es consi<strong>de</strong>rablemente mayor para elcannabis que para otras drogas, dón<strong>de</strong> generalmenteel tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>tección en orina es<strong>de</strong> uno a tres días. El Observatorio Europeoaún no ha analizado suficientemente como lapolítica <strong>de</strong> drogas se aplica en la práctica enrelación al cannabis, para ello se necesitaríanllevar a cabo estudios que analizaran datosreferidos a la policía y al sistema judicial másen <strong>de</strong>talle. Teniendo en cuenta que la entradapor vez primera en la prisión aumenta para unindividuo consi<strong>de</strong>rablemente las posibilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> iniciar el circulo prisión-libertad-prisión,estas medidas pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse benéficasen términos preventivos globales y conun impacto positivo en la salud pública.7. ALGUNOS PROGRAMAS DE PREVEN-CIÓN DEL CONSUMO DE CANNABIS YRIESGOS ASOCIADOS EN LA UEEl informe annual <strong>de</strong>l OEDT <strong>de</strong> 1999 hacereferencia a varios programas <strong>de</strong> prevención.Los citamos aquí <strong>de</strong> manera yuxtapuesta porla utilidad que para algún lector pueda suponerla i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> prácticas sobre elterreno.En la Comunidad flamenca <strong>de</strong> Bélgica fuecreado en 1997 un grupo <strong>de</strong> autayuda paraconsumidores <strong>de</strong> cannabis.Merino, P.P. 279


En 1997 en Dinamarca se editó materialescolar para jóvenes escolarizados entre 13 y16 anos. Dicho material incluye folletos informativos,libros, casetes <strong>de</strong> ví<strong>de</strong>o para quienes<strong>de</strong>sean conocer más acerca <strong>de</strong> la drogao para aquellos que experimentan problemascon ella. Uno <strong>de</strong> los folletos informativos está<strong>de</strong>stinado a los padres y resuelve dudas acerca<strong>de</strong> las características <strong>de</strong> esta substancia.En Luxemburgo se han organizado unaserie <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s formativas, entre las quese encuentra un seminario sobre el cannabis<strong>de</strong>stinado trabajadores sociales y otros agentesen el campo <strong>de</strong> las drogas.En Holanda, las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> prevenciónse han dirigido a grupos específicos a riesgoy se han centrado en el cannabis. Dos campañasmas media fueron lanzadas en 1996 y1997, una dirigida a los padres y la otra a losjóvenes. El mensaje central en la campaña alos padres fue infórmese usted mismo, y fuediseminada en un amplio sector <strong>de</strong> medios<strong>de</strong> comunicación. La campaña fue reestructuradapara los jóvenes al año siguiente y seconectó con otras activida<strong>de</strong>s a nivel local yregional.En España se han lanzado programas <strong>de</strong>prevención en escuelas dirigidos a jóvenes<strong>de</strong> 12 a 16 anos, implicando, ONGs y complementadascon campañas a nivel nacional enlas que se usaron folletos, anuncios televisadosy carteles. Los programas <strong>de</strong> formaciónfueron ofrecidos a profesores, voluntarios <strong>de</strong>ONGs y otros grupos profesionales a fin <strong>de</strong>po<strong>de</strong>r trabajar en el campo <strong>de</strong>l cannabis.Durante algunos años, en Suecia se havenido publicando el Libro <strong>de</strong>l hashish, queha siso distribuido a los padres <strong>de</strong> adolescentes.En 1998, fue reemplazado por el libro Thebook of drugs, que cubre todas las drogasincluyendo alcohol y tabaco.BIBLIOGRAFIA1. Amador Calafat, Karl Bohrn, Montserrat Juan etal. Night life in Europe and recreative drug use.SONAR 98. Irefrea & European Commission.Palma <strong>de</strong> Mallorca 1999.2. Exten<strong>de</strong>d annual report on the state of the drugsproblem in the European Union. EMCDDA. Lisbon.1999.3. Wayne Hall. Cannabis Use and Psychosis.NationalDrug and Alcohol Research Centre. Sydneypeper presented at: Problematic Alcohol &Drug Use & Mental Illness Melbourne,February 1998.ISBN: 0947229884 CopyrightNDARC 19884. Angela Mcrobbie. Postmo<strong>de</strong>rnism and popularculture. Routledge. London. 1998.5. Harold Kalant, Willian A Corrigal, Wayne Hall etal. The Health effect of cannabis. The addictionresaerch foundation. Toronto. 19996. Rodolphe Ingold, Mohamed Toussirt. Le cannabisen France. Paris. Anthropos. 1998.7. Kleanthis Grivas. Cannabis: marihuana – hashish.Minerva press. London. 1997.280Vieja historia <strong>de</strong>l cannabis y recientes prácticas preventivas en Europa


Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong>cannabis y problemas asociadosAMENGUAL MUNAR, M.Cap <strong>de</strong>ls Serveis <strong>de</strong> Joventut.Conselleria <strong>de</strong> Benestar Social. Govern <strong>de</strong> les Illes BalearsCorrespon<strong>de</strong>ncia: Miquel Amengual Munar. Pl. Obispo Berenguer <strong>de</strong> Palou, 10. 07003 Palma <strong>de</strong> MallorcaTel. 971 17 74 40 Fax 971 17 64 67 E-mail: ameng004@correo.cop.esResumenDel análisis <strong>de</strong> los datos disponibles se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>que, como criterios generales preventivos: 1) la prevención<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis no pue<strong>de</strong> plantearse<strong>de</strong> manera aislada a la <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> otras drogas;2) la prevención <strong>de</strong>be incluir como primerobjetivo la reducción <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> alcoholy tabaco; 3) es necesaria la reducción <strong>de</strong> la disponibilidad<strong>de</strong> cannabis, combatir la tolerancia social y familiarhacia su consumo, y contrarrestar la presión culturaly económica que sostiene y estimula el consumo;4) en el nivel <strong>de</strong> las personas y grupos es necesarioreforzar las competencias y habilida<strong>de</strong>s para hacerfrente a las presiones a favor <strong>de</strong>l consumo, cambiar lapercepción normativa y la percepción <strong>de</strong>l riesgo respecto<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis.Se analizan diversos programas e intervenciones, yrevisiones <strong>de</strong> programas, con los siguientes resultados:a) los programas universales más eficaces sonlos que no se centran <strong>de</strong> manera exclusiva en el cannabisy que, a<strong>de</strong>más, apuntan a diversos componentes<strong>de</strong> la conducta, mientras que aquellos que sebasan exclusivamente en la transmisión <strong>de</strong> informaciónno reducen el consumo ni las prácticas <strong>de</strong> riesgo;b) no existen prácticamente programas selectivos,o dirigidos a grupos <strong>de</strong> riesgo, específicos sobrecannabis. En general, los programas existentes adolecen<strong>de</strong> la necesaria planificación, aparecen como respuestainmediata a necesida<strong>de</strong>s puntuales y nosiguen ningún procedimiento <strong>de</strong> evaluación fiableSummaryAnalysis of the data leads to the following preventivepropositions: 1) the prevention of cannabis usecannot be approached normally isolated from otherdrugs prevention; 2) a reduction in the level of alcoholand tobacco consumption must be inclu<strong>de</strong>d as a primaryobjective of cannabis prevention; 3) it could beuseful a reduction in cannabis availability, combatingsocial and family tolerance and counteracting the culturaland economical pressures that sustain and stimulateits use; 4) at the level of people and groups itsimportant reinforcing abilities and skills to face up tothe pressures, changing the social perception thatfacilitates its use.The most effective ‘universal’ prevention programmesare those that do not focus exclusively on cannabisand which, in addition, are aimed at diverse componentsof behaviour whereas those that are base<strong>de</strong>xclusively on the provision of information do notreduce use or harmful practices; there are few ‘selective’programmes directed at groups at risk that concentratespecifically on cannabis and, in addition, theydo not focus on the drug itself but on the modificationof a number of risk factors. In general terms all thisprevention programmes lack the necessary planningand evaluation.Key words: prevention, cannabis, programmes, evaluation,review.Palabras clave: Prevención, cannabis, programas preventivos,evaluación, revisión.VOL. 12. SUPLEMENTO 2 281


INTRODUCCIÓNEl cánnabis es la sustancia ilegal másfrecuentemente utilizada en los paísesocci<strong>de</strong>ntales. En Estados Unidos, segúnlos datos <strong>de</strong> 1997 (NIDA, 1999), el 80 %aproximadamente <strong>de</strong> los consumidores <strong>de</strong>drogas ilegales usan <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l cánnabis,siendo los varones <strong>de</strong> entre 18 y 25 años losque tienen mayores tasas <strong>de</strong> consumo. Enaquel país, entre 1996 y 1997, la tasa <strong>de</strong>incremento <strong>de</strong>l consumo fue consi<strong>de</strong>rablementemenor que la que se observó en añosanteriores. A<strong>de</strong>más, por primera vez en ladécada se registró un incremento en el grado<strong>de</strong> <strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong> la marihuana entre losjóvenes, pese a que no disminuyó su nivel <strong>de</strong>disponibilidad y facilidad <strong>de</strong> obtención. Sinembargo, hay datos que obligan a mo<strong>de</strong>rar eloptimismo: aumentaron las intervenciones<strong>de</strong> urgencia relacionadas con los efectosadversos <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l cánnabis,creció el porcentaje <strong>de</strong> inicios <strong>de</strong> tratamientopor uso <strong>de</strong> cánnabis, y esta sustanciaya supera a la cocaína como droga más<strong>de</strong>tectada en orina entre los <strong>de</strong>tenidos porcualquier causa.En Europa la situación es parecida. El informe<strong>de</strong> 1999 <strong>de</strong>l Observatorio Europeo <strong>de</strong> lasDrogas y las Toxicomanías indica que el cánnabises la sustancia ilegal más frecuentementeutilizada en todos los países (EMCD-DA, 1999). Pese a las diferencias entrepaíses, se observa una ten<strong>de</strong>ncia a la convergencia:en los países <strong>de</strong> prevalencia más elevada,el consumo tien<strong>de</strong> a estabilizarse o a<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r, mientras que en los <strong>de</strong> prevalenciamás baja, el nivel <strong>de</strong> consumo está creciendo.Por otra parte, el consumo <strong>de</strong> cánnabisno está vinculado a ningún contextoespecífico social o <strong>de</strong> ocio, ni a ningún grupoconcreto, lo que da i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> normalidad<strong>de</strong> esta práctica y <strong>de</strong> su nivel <strong>de</strong>penetración en nuestra sociedad. Según losdiferentes países, alcanza porcentajes <strong>de</strong> utilización<strong>de</strong>l 10-30 % entre los adultos, <strong>de</strong>l 5-40 % entre los jóvenes <strong>de</strong> 15 a 16 años, y <strong>de</strong>l16-40% entre los jóvenes <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 25años. A<strong>de</strong>más, aunque la proporción <strong>de</strong> admisionesa tratamiento más elevada sigue siendola correspondiente a los opiáceos, estádisminuyendo al tiempo que aumenta enalgunos países la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> tratamientopor cánnabis, que es la principal droga <strong>de</strong>consumo <strong>de</strong>l 2-10 % <strong>de</strong> pacientes, sobretodo en los consumidores más jóvenes.En España, las últimas encuestas <strong>de</strong> ámbitoestatal disponibles indican que el cánnabissigue siendo la droga ilegal <strong>de</strong> consumo másextendido. Según la Encuesta Domiciliaria <strong>de</strong>1997 aproximadamente uno <strong>de</strong> cada cincoespañoles ha probado estas sustancias(21,7%). Se observa un incremento respecto<strong>de</strong> 1995 y, aunque esto no signifique necesariamenteque asistimos a un aumento <strong>de</strong>lconsumo en la población general, parece quese confirma la expansión en la población juvenily adolescente que evi<strong>de</strong>nció la EncuestaEscolar <strong>de</strong> 1996. En esta población se incrementantodos los indicadores <strong>de</strong> consumoque alcanzan un 15% en el último año y un7% en el último mes. Un 2,6% <strong>de</strong> los españoles<strong>de</strong> 15-65 años pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse queson consumidores habituales <strong>de</strong> cánnabis(Observatorio Español sobre Drogas, 1999).En una línea concordante son los datos <strong>de</strong>lestudio comparativo <strong>de</strong> la vida nocturna y usorecreativo <strong>de</strong> drogas en diversas ciuda<strong>de</strong>seuropeas (Calafat y otros, 1999). Según esteestudio, el 11,3% <strong>de</strong> los jóvenes utilizan cánnabisvarias veces a la semana, y un 10% loconsumen cada día. Cuando se consumemás <strong>de</strong> una sustancia tóxica, en el 88,1% <strong>de</strong>las combinaciones está presente el cánnabis,y la mitad <strong>de</strong> los policonsumos incluyen alcoholy cánnabis. A<strong>de</strong>más, el 24,2% <strong>de</strong> losusuarios <strong>de</strong> cánnabis creen que les sería muydifícil renunciar a su consumo.La situación <strong>de</strong>scrita no apunta ningunaseñal <strong>de</strong> cambio significativo, por lo menos enel sentido <strong>de</strong> que a medio plazo se produzcauna reducción sensible <strong>de</strong>l consumo. Sinduda, las drogas satisfacen una necesidadsocial para la que nuestra sociedad no disponeningún otro producto ni actividad alternativos.Sólo cabe plantearse su reducción en la medidaen que seamos capaces <strong>de</strong> generar uncambio importante en las formas <strong>de</strong> satisfacer282Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


las necesida<strong>de</strong>s personales y sociales <strong>de</strong> unaparte cada vez mayor <strong>de</strong> la población, lo quenos introduce <strong>de</strong> lleno en la prevención.Esta es una tarea tanto más urgente porcuanto <strong>de</strong> cada vez más se confirman lassospechas <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong>l THC sobrediversas estructuras cerebrales, sobre el sistemaendocrino y sobre el sistema inmunológico,con las consiguientes repercusionessobre las funciones cognitivas, <strong>de</strong> memoria,manejo <strong>de</strong> emociones y afectos, sistemamotivacional y <strong>de</strong> conducta en general, y suinevitable impacto en el nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñoen diversos aspectos <strong>de</strong> la vida individual,familiar, comunitaria y social.2. REQUISITOS GENERALES DE LAPREVENCIÓN2.1. La prevención como tarea sistematizada.El significado corriente <strong>de</strong> la palabra prevenciónes bastante claro. Se trata <strong>de</strong> unaopinión, generalmente <strong>de</strong>sfavorable, acerca<strong>de</strong> alguien o algo. En consecuencia, prevenires informar o avisar <strong>de</strong> un riesgo, con laintención <strong>de</strong> influir o predisponer a una personacontra algo.Esta palabra, trasladada sin más al discursopolítico, técnico e incluso científico, cuandose refiere al consumo <strong>de</strong> drogas, se convierteen uno <strong>de</strong> los comodines y recursosmás ambiguos que se conocen. En su aplicaciónpráctica, eso que se llama hacer prevención,pue<strong>de</strong> llegar a significar casi cualquiercosa. Demasiado a menudo se conserva susignificación popular y se i<strong>de</strong>ntifican prevencióne información, a pesar <strong>de</strong> que hay sobradasevi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> que la información, siendoun componente importante <strong>de</strong> la prevención,no agota todo su significado. Por eso no esextraño que, incluso en reuniones <strong>de</strong> expertossobre drogas, se puedan escuchar manifestaciones<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza hacia la prevenciónu opiniones como que la prevención no<strong>de</strong>be hacerse a eda<strong>de</strong>s muy tempranas porquepodrían incitar al consumo. Tales manifestaciones<strong>de</strong>notan un manejo <strong>de</strong>l concepto<strong>de</strong> prevención totalmente ajeno al discursopreventivo, y un asombroso <strong>de</strong>sconocimiento<strong>de</strong> los avances hechos en este campo durantelos últimos veinte años.Porque también pue<strong>de</strong> haber un discursocientífico <strong>de</strong> la prevención. Para ese discurso,la prevención es un concepto que va más allá<strong>de</strong>l significado común <strong>de</strong> esta palabra o, porlo menos, no se limita a su concepción puramenteinformativa.Ya en 1981 el grupo <strong>de</strong> expertos reunidospor el Comité Europeo <strong>de</strong> Salud Pública seafirmaba en su informe final: “una acción <strong>de</strong>prevención primaria tanto en lo que conciernea la educación para la salud como a la intervenciónen el ecosistema, necesita un conocimientoapropiado <strong>de</strong> los elementos etiológicos:es <strong>de</strong>cir, los factores <strong>de</strong> riesgo y losfactores para la <strong>de</strong>fensa y protección. Exigeigualmente un conocimiento y una verificaciónexperimental <strong>de</strong> la metodología en prevenciónprimaria. En tercer lugar, toda intervenciónimplica igualmente un procedimiento<strong>de</strong> evaluación permanente” (Comité Européen<strong>de</strong> Santé Publique, 1981).Cuando hablamos <strong>de</strong> prevención nos referimos,por tanto, a un conjunto sistemático yorganizado <strong>de</strong> actuaciones ten<strong>de</strong>ntes a evitaro reducir la manifestación <strong>de</strong> un problema o<strong>de</strong> sus consecuencias.Esta sistematización requiere:a) Una <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l problema que se quiereprevenir, <strong>de</strong> su dimensión y <strong>de</strong> las personasque están expuestas a pa<strong>de</strong>cerlo. Deesta manera podrán establecerse lasmetas, es <strong>de</strong>cir, los objetivos generales oefectos (outputs) genéricos <strong>de</strong> la prevenciónque se va a empren<strong>de</strong>r, los recursos yservicios que se <strong>de</strong>berán movilizar o implementar,las poblaciones <strong>de</strong>stinatarias y losindicadores para la evaluación.b) Un marco teórico que dé cuenta <strong>de</strong> los factoresque contribuyen o evitan la aparición<strong>de</strong>l problema <strong>de</strong>finido, y <strong>de</strong> los mecanismosque favorecen o que disminuyen elriesgo. De esta manera se podrán <strong>de</strong>finirAmengual, M. 283


los cambios específicos que se van a perseguiry en qué grupos <strong>de</strong>terminados <strong>de</strong> lapoblación, y mediante qué organización <strong>de</strong>servicios.c) Una estrategia <strong>de</strong> intervención, es <strong>de</strong>cir,un conjunto <strong>de</strong> acciones que modifiquenaquellos factores, lo que también implicaun conocimiento <strong>de</strong> los procedimientos através <strong>de</strong> los cuales es posible produciralgún cambio favorable en los comportamientosindividuales y sociales <strong>de</strong>terminantes<strong>de</strong>l problema. De esta manerapodremos <strong>de</strong>terminar quienes van a intervenir,la secuencia <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que han<strong>de</strong> llevar a cabo y los objetivos operativos oresultados (outcomes) concretos que sehan <strong>de</strong> producir con cada una <strong>de</strong> ellas.d) Finalmente, la evaluación. Porque, al hablar<strong>de</strong> prevención hablamos <strong>de</strong> tentativas máso menos logradas, ya que la intencionalidadpreventiva no se verifica en todos loscasos. La eficacia preventiva <strong>de</strong> un programasólo pue<strong>de</strong> establecerse con posterioridad,a través <strong>de</strong> una cuidadosa evaluación.Esta evaluación permitirá, en primerlugar, comprobar si se han conseguido losresultados esperados; en segundo lugar,comprobar si la estrategia diseñada, lastécnicas utilizadas, los mediadores implicados,etc. son útiles para la prevención;finalmente, comprobar si la teoría quehabíamos elaborado, y en la que se basabael programa, tiene algún valor.2.2. La necesidad <strong>de</strong> planificación.Los cuatro pasos que se acaban <strong>de</strong> señalar,recogen los rudimentos <strong>de</strong> la planificación.La planificación no es sólo una quimera <strong>de</strong>mentes cuadriculadas y personalida<strong>de</strong>s obsesivas,cuya finalidad es acabar con lo quetiene <strong>de</strong> vivo la experiencia. Es cierto que enalgunos casos la planificación pue<strong>de</strong> limitar yanular la capacidad <strong>de</strong> intervención y la creatividad,y que a veces substituye la intervencióno la retrasa, y se convierte en una excusapara no hacer nada. Pero cualquier actividadrequiere un mínimo <strong>de</strong> planificación, ya seaconsciente o inconsciente.La falta <strong>de</strong> planificación en lo que conciernea la prevención lleva a confundir los niveles, aperseguir objetivos poco realistas, al fracaso yal <strong>de</strong>scrédito general <strong>de</strong> la prevención.No hay una prevención única y general.Aunque pue<strong>de</strong> haber una finalidad últimapara la prevención que pueda ser compartidapor los distintos enfoques, como es la promoción<strong>de</strong> estilos <strong>de</strong> vida y comportamientossaludables, lo que esto signifique tambiénpue<strong>de</strong> ser muy variable. No es lo mismo prevenirel inicio que intentar un uso razonable oevitar consecuencias adversas <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> drogas. Cada uno <strong>de</strong> estos objetivos sedirige a individuos diferentes, en contextosdistintos y con métodos diferentes.En un segundo nivel, también es importantedistinguir, por ejemplo, entre comportamientos<strong>de</strong> inicio o que pue<strong>de</strong>n llevar al inicio<strong>de</strong>l consumo, uso ocasional <strong>de</strong> drogas, usoregular o frecuente y abuso <strong>de</strong> drogas. Cadauna <strong>de</strong> estas conductas se establece a través<strong>de</strong> distintos caminos, genera dinámicas particularesen el sujeto y en su entorno, pue<strong>de</strong>tener consecuencias diferentes y requiereestrategias <strong>de</strong> intervención específicas, porlo que es necesario adoptar unos objetivosclaros que orienten nuestra intervención.La prevención no significará nada si no se<strong>de</strong>fine qué es lo que se quiere prevenir. Peroello requiere una gradación <strong>de</strong> objetivos. Poreso es importante establecer unas metasque orientarán la tarea. Pero estas gran<strong>de</strong>smetas no pue<strong>de</strong>n ser los objetivos <strong>de</strong> los programasni <strong>de</strong> la intervención.2.3. Metas generales.La mayoría <strong>de</strong> los programas preventivosasumen al menos una <strong>de</strong> las cinco concepcionesclásicas <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>be perseguirsecon la prevención (Hawkins, Lishner y Catalano,1985):1. Lo que se <strong>de</strong>be prevenir es el abuso <strong>de</strong>drogas, entendido como patrón <strong>de</strong> usopatológico. La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> uso patológicose basa en distintos criterios, como, porejemplo, los que establece el DSM-IV.284Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


2. Un segundo tipo <strong>de</strong> conducta que sepodría prevenir es el uso regular <strong>de</strong> drogas,in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> si este uso es ono causa <strong>de</strong> otros problemas en las distintasáreas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong>l sujeto. Esteplanteamiento se justifica por las consecuencias<strong>de</strong>sfavorables para la salud quese ha podido comprobar que tiene el uso<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas drogas. De ello tambiénse <strong>de</strong>riva que la intervención preventivasólo estará justificada en la medida en queel tipo <strong>de</strong> uso que se quiere evitar es unacausa conocida <strong>de</strong> un problema <strong>de</strong> salud.3. Des<strong>de</strong> otro punto <strong>de</strong> vista, po<strong>de</strong>mos intentarprevenir cualquier uso <strong>de</strong> drogas en laadolescencia, y cualquiera que sea su frecuenciae in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> los problemasque ocasione. Es un objetivo razonablesi enten<strong>de</strong>mos que el uso <strong>de</strong> drogasen la adolescencia pue<strong>de</strong> tener un impactonegativo en los procesos <strong>de</strong> cambio quecaracterizan este período. A<strong>de</strong>más, el riesgo<strong>de</strong> uso <strong>de</strong> drogas parece incrementarsedurante la adolescencia y no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scartarque para muchos adolescentes laexperimentación con drogas cumpla algúnpapel, en unos casos favoreciendo y enotros estorbando su tarea <strong>de</strong> separación<strong>de</strong>l adulto y formación <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad. Sinembargo, la meta <strong>de</strong> prevenir el uso adolescente<strong>de</strong> drogas es <strong>de</strong>masiado ambiguay pue<strong>de</strong> llevar a planteamientos bastanteopuestos, por lo que <strong>de</strong>be matizarsemediante otras consi<strong>de</strong>raciones que permitan<strong>de</strong>terminar los objetivos y las estrategias.Por ejemplo, según el tipo <strong>de</strong> drogay las consecuencias que se le atribuyan,sería posible preconizar tanto el uso responsablecomo la abstinencia <strong>de</strong> drogas.4. Otra finalidad posible es retrasar la edad <strong>de</strong>inicio. Parece una meta limitada que, a<strong>de</strong>más,da por supuesto que el uso <strong>de</strong> drogases inevitable. Sin embargo, es un planteamientorealista y <strong>de</strong> gran importanciapreventiva. Según se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> losestudios epi<strong>de</strong>miológicos, el inicio temprano<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> una droga es uno <strong>de</strong>los mejores predictores <strong>de</strong>l abuso posterior<strong>de</strong> esta y <strong>de</strong> otras drogas. Existe abundanteinformación sobre este punto a partir<strong>de</strong> los estudios clásicos <strong>de</strong> Kan<strong>de</strong>l(1978, 1982). De hecho, hay acuerdo enconsi<strong>de</strong>rar que cuanto antes se inicie elconsumo será más difícil mantenerlo <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> unos márgenes razonables. Por otraparte, la mayor implicación en el consumo<strong>de</strong> una droga se convierte en un factor <strong>de</strong>riesgo para el uso <strong>de</strong> otras drogas, lo quenos lleva al quinto tipo <strong>de</strong> objetivos.5. Un grupo interesante <strong>de</strong> objetivos es el queconsi<strong>de</strong>ra prioritaria la prevención <strong>de</strong> drogasespecíficas y, <strong>de</strong> manera más concreta,plantea centrarse en algunas drogas comoel tabaco, el alcohol y los <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l cánnabis,unánimemente consi<strong>de</strong>radas substancias<strong>de</strong> inicio al consumo <strong>de</strong> otras drogas.Se ha comprobado que el uso <strong>de</strong> unadroga habitualmente se establece a partir<strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado consumo previo <strong>de</strong> otrasubstancia. Así, el consumo <strong>de</strong> alcohol o <strong>de</strong>tabaco prece<strong>de</strong> al consumo <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong> cánnabis, los cuales a su vez prece<strong>de</strong>nel consumo <strong>de</strong> otras drogas ilegales (Kan<strong>de</strong>l,1978). A<strong>de</strong>más, cuanto mayor sea elconsumo <strong>de</strong> alcohol o <strong>de</strong> tabaco, mayorserá la probabilidad <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> cánnabis;<strong>de</strong> la misma manera, cuanto mayor seael consumo <strong>de</strong> cánnabis, también serámayor la probabilidad <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> otradroga <strong>de</strong>l siguiente nivel, etc. (Calafat,Amengual, Farrés y Monserrat, 1983; Calafat,Amengual, Mejías y Borrás, 1989;Amengual, Calafat y Palmer, 1993). En cualquiercaso, es importante elegir cuál será ladroga (o drogas) sobre la que se centraránlos esfuerzos preventivos, y <strong>de</strong>cidir si elobjetivo será retrasar su inicio, la experimentación,el uso regular o el abuso.Posteriormente Hawkins y colaboradores 1han añadido dos nuevos objetivos posibles.6. Los esfuerzos preventivos <strong>de</strong>berían dirigirsea controlar las circunstancias que impli-1Citado por Gilchrist (1991).Amengual, M. 285


can un riesgo personal o <strong>de</strong> terceras personascomo consecuencia <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> drogas. Se citan, como ejemplo, conduciro mantener relaciones sexuales bajo losefectos <strong>de</strong>l alcohol. Se trata, en <strong>de</strong>finitiva,<strong>de</strong> evitar las conductas dañinas que sepue<strong>de</strong>n producir bajo los efectos <strong>de</strong> lasdrogas, o <strong>de</strong> minimizar algunos <strong>de</strong> los posiblesefectos adversos <strong>de</strong>l consumo.7. Finalmente, otra <strong>de</strong> las metas será comenzarla prevención cuanto antes, en la primerainfancia, para neutralizar los precursores<strong>de</strong>l consumo. No obstante, losobjetivos específicos que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n<strong>de</strong> este enfoque todavía no se sustentanen evi<strong>de</strong>ncias empíricas, sino más bien enmo<strong>de</strong>los teóricos que establecen relacionesentre <strong>de</strong>terminadas situaciones psicológicaso sociales, algunos comportamientosinadaptados y el consumo <strong>de</strong> drogas.Parece evi<strong>de</strong>nte que la adopción <strong>de</strong> unas uotras <strong>de</strong> estas metas guiará tanto el tipo <strong>de</strong>estudios etiológicos que se emprendan para<strong>de</strong>finir los objetivos específicos, como para laselección <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stinatarios y <strong>de</strong> las estrategias<strong>de</strong> la prevención.2.4. Para <strong>de</strong>finir los objetivos.Establecidas las metas, es necesario <strong>de</strong>finirunos objetivos precisos.Mientras que las metas pue<strong>de</strong>n enten<strong>de</strong>rsecomo objetivos generales o efectos genéricosque <strong>de</strong>be perseguir la prevención, losobjetivos específicos son aquellos efectosque <strong>de</strong>ben alcanzarse como resultado <strong>de</strong> unproceso planificado <strong>de</strong> intervenciones, enunas situaciones concretas <strong>de</strong> necesidad quese particularizan en unos colectivos ymomentos bien <strong>de</strong>finidos. A su vez, cadaintervención <strong>de</strong>berá alcanzar unos resultadosinmediatos, acor<strong>de</strong>s con los objetivos específicos.Los objetivos se suelen <strong>de</strong>finir a partir <strong>de</strong>observaciones <strong>de</strong> la clínica y <strong>de</strong> los estudiosepi<strong>de</strong>miológicos. Unas y otros nos informan<strong>de</strong> factores antece<strong>de</strong>ntes, características <strong>de</strong>lconsumo y riesgos asociados al mismo quees necesario modificar para alcanzar lasmetas señaladas.La elección <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong>observación no es indiferente. La clínica,puesto que extrae sus datos a partir <strong>de</strong> laspersonas que aparecen con el problema,plantea la dificultad <strong>de</strong> establecer si las característicasobservadas son antece<strong>de</strong>ntes orealmente una consecuencia <strong>de</strong>l consumo y<strong>de</strong> la dinámica que genera. Por eso mismo,los datos <strong>de</strong> la clínica nos proporcionan informaciónsobre consecuencias evitables <strong>de</strong>lconsumo, y <strong>de</strong> las secuencias con que semanifiestan.En cuanto a los estudios sociales y epi<strong>de</strong>miológicos,muchas veces se limitan a <strong>de</strong>scribircantida<strong>de</strong>s consumidas y frecuencias, ysus relaciones con variables socio<strong>de</strong>mográficas.Aunque su contribución al conocimiento<strong>de</strong>l problema es interesante, su interés preventivoes más bien limitado. Muchas <strong>de</strong>estas variables no son modificables, y sólopermiten afinar en la selección <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stinatarios(por ejemplo, sexo y grupos <strong>de</strong>edad). Mayor interés tienen los estudios que<strong>de</strong>scriben características <strong>de</strong>l comportamiento,relaciones o actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> consumidores yno consumidores y su entorno. Cuando losestudios son longitudinales, el análisis <strong>de</strong>estos componentes permite <strong>de</strong>terminarsecuencias en la progresión, factores antece<strong>de</strong>ntes,etc. Estos factores se suelen <strong>de</strong>nominar<strong>de</strong> riesgo y <strong>de</strong> protección.El interés por los factores <strong>de</strong> riesgo proce<strong>de</strong><strong>de</strong> una <strong>de</strong> las últimas evoluciones <strong>de</strong> laepi<strong>de</strong>miología, que extendió su objeto <strong>de</strong>estudio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la enfermedada los factores que influyen en la misma.El análisis <strong>de</strong> estos factores y <strong>de</strong> su evoluciónconstituye hoy uno <strong>de</strong> los objetos <strong>de</strong> estudiomás importantes para el control <strong>de</strong> las enfermeda<strong>de</strong>s,y su metodología ha trascendido elcampo puramente sanitario para alcanzar alconjunto <strong>de</strong> los comportamientos humanos.Por lo que concierne al consumo <strong>de</strong> drogas,se han i<strong>de</strong>ntificado numerosos factores<strong>de</strong> riesgo. Algunos <strong>de</strong> ellos aparecen <strong>de</strong>manera insistente en la mayor parte <strong>de</strong> losestudios y parecen bien establecidos. Otros286Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


<strong>de</strong> esos factores no parecen tan consistentes,en los diferentes estudios tienen comportamientosdistintos, o incluso contradictorios,y quizá están sujetos a la influencia <strong>de</strong>otras variables (como la edad o el sexo) oestán condicionados por otros factores queactúan antes. El lector interesado pue<strong>de</strong>encontrar excelentes resúmenes <strong>de</strong> esos factores,or<strong>de</strong>nados por áreas <strong>de</strong> influencia(Hawkins, Catalano y Miller, 1992; Peterson,Hawkins y Catalano 1992; Moncada, 1997).2.5. Cómo integrar los objetivos: elpapel <strong>de</strong> la teoría.Los programas con expectativas muy concretasy <strong>de</strong> alcance limitado, pese a un evi<strong>de</strong>ntepotencial preventivo, <strong>de</strong>bido a la falta<strong>de</strong> una teoría integradora, se <strong>de</strong>tienen en unabordaje <strong>de</strong>masiado parcial <strong>de</strong>l problema. Deesta manera, el impacto que tienen comoconjunto es más bien escaso. Secuenciar losobjetivos en una teoría integradora permitiríaintroducir en el programa otros componentesque abordarían cada uno unos objetivos<strong>de</strong>s<strong>de</strong> distintos ámbitos y a través <strong>de</strong> múltiplesintervenciones.Sin embargo, en su visión <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>la prevención, Hansen (1996) distingue tresperíodos según el tipo <strong>de</strong> factores la han dirigido:intuición, teoría y datos. El períodoorientado por la intuición ha dado lugar a programas<strong>de</strong>l tipo DARE que han tenido escasoo nulo efecto. El período <strong>de</strong> los programasbasados en la teoría ha sido más fructífero,pero, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su perspectiva, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>la ciencia <strong>de</strong> la prevención requiere el abandono<strong>de</strong> la orientación teórica y basarse sóloen la evi<strong>de</strong>ncia empírica sobre las variablesrelacionadas con el uso <strong>de</strong> drogas. Concluyeque la prevención ya <strong>de</strong>bería abandonar losmétodos que preten<strong>de</strong>n modificar variablesque tienen una débil relación estadística conel uso <strong>de</strong> drogas.Una posición semejante po<strong>de</strong>mos encontraren Gorman (1998), para quien la mayorparte <strong>de</strong> programas y sus evaluaciones no sebasan en la evi<strong>de</strong>ncia empírica, e incluso estaevi<strong>de</strong>ncia es modificada según los intereses<strong>de</strong> los promotores <strong>de</strong> los programas.Tal vez no hace falta llevar la crítica tanlejos. Es evi<strong>de</strong>nte que la teoría no pue<strong>de</strong>estar al margen <strong>de</strong> los datos y proponer objetivosinútiles. Pero, como se ha visto, el problemano es este. La dificultad no está enque los objetivos sean irrelevantes, sino enque sólo alimentan un proceso que noencuentra continuidad y coherencia confases posteriores (Martín, 1995).De ahí el papel que todavía correspon<strong>de</strong> ala teoría, entendida como conjunto <strong>de</strong> postuladoscoherentes entre sí, que <strong>de</strong>scriben lasrelaciones entre variables y explican las causas<strong>de</strong> estas relaciones.Los datos <strong>de</strong> observación sólo adquierensentido a través <strong>de</strong> su interpretación. Es lateoría lo que confiere ese sentido, por lo quetambién es a partir <strong>de</strong> la teoría que po<strong>de</strong>mosdiscriminar qué datos son pertinentes y cuálesno, y la teoría orienta <strong>de</strong> esta manera laobservación. También es la teoría lo que nospermite arriesgar hipótesis sobre el comportamientofuturo <strong>de</strong> algún aspecto <strong>de</strong> la realidad.Por eso, la teoría <strong>de</strong>bería tener un papelmás central en el campo <strong>de</strong> las drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasy guiar tanto la observación como lasintervenciones preventivas y terapéuticas.Que muchos programas preventivos carezcan<strong>de</strong> base teórica no es por falta <strong>de</strong> teorías.En una reciente revisión (Becoña, 1999 a)aparecen <strong>de</strong>scritas veintiuna teorías y mo<strong>de</strong>los<strong>de</strong> complejidad diversa, seleccionadas porsu actualidad, relevancia y apoyo empírico.Disponer <strong>de</strong> programas basados en la teoríacomporta ventajas tanto para el propioprograma como para su evaluación (Becoña,1999 b).2.6. El diseño <strong>de</strong> las intervenciones.Un elemento fundamental en el diseño <strong>de</strong>las intervenciones preventivas es la elección<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>stinatarios.Amengual, M. 287


En el contexto <strong>de</strong> la prevención primaria sehan ensayado taxonomías diversas. Catalanoy Dooley (1982) distinguen entre prevenciónprimaria proactiva y reactiva.• Proactiva: estrategias <strong>de</strong> acción que intentanprevenir la ocurrencia <strong>de</strong> factores <strong>de</strong>riesgo.• Reactiva: estrategias <strong>de</strong> acción que intentanpreparar al sujeto para reaccionar <strong>de</strong>forma efectiva en las situaciones <strong>de</strong> riesgo.Cowen (1985) distingue entre:• Prevención primaria en el ámbito <strong>de</strong> lossistemas: se dirige a reducir las fuentes ofactores <strong>de</strong> riesgo, e incrementar las oportunida<strong>de</strong>spara vivir <strong>de</strong> forma a<strong>de</strong>cuada enun contexto social dado.• Prevención primaria centrada en la persona:un objetivo es aumentar la capacidad<strong>de</strong> las personas para afrontar eventos ysituaciones <strong>de</strong> riesgo. Esta prevenciónpue<strong>de</strong> estar:- Focalizada en la situación: centrada enlas personas que sufren situacionesconflictivas y <strong>de</strong> riesgo, para reducir laprobabilidad <strong>de</strong> que tengan consecuenciasnegativas.- Focalizada en el fortalecimiento <strong>de</strong> lascompetencias: intenta dotar a grupostodavía no afectados <strong>de</strong> las competenciasy habilida<strong>de</strong>s que refuerzan sus propiascapacida<strong>de</strong>s adaptativas.Un programa preventivo <strong>de</strong>bería incluirestrategias complementarias para modificarel conjunto <strong>de</strong> factores implicados y alcanzara la totalidad <strong>de</strong> la población según sus riesgosrespectivos.3. OBJETIVOS RESPECTO DEL CONSUMODE CÁNNABIS Y SUS CONSECUENCIASLa prevención <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> drogas nopue<strong>de</strong> plantearse <strong>de</strong> forma aislada.El cánnabis es la substancia ilegal usadacon más frecuencia. Su consumo se ha estabilizadoen las frecuencias altas. Es tambiénla droga que aparece con mayor frecuenciaen el policonsumo (ver tabla 1).Tabla 1. Frecuencias <strong>de</strong> policonsumo <strong>de</strong>cánnabis con otras substanciasCombinaciones %Con alcohol 50.6Con alcohol y éxtasis 8.4Con alcohol, éxtasis y cocaína 7,8Con alcohol y cocaína 2.0(Calafat y otros, 1999)Llama la atención el 8,4% que lo consumecon éxtasis, combinación que parece extrañay <strong>de</strong> la que no se habla mucho.Los datos indican que no parece justificadoempren<strong>de</strong>r programas <strong>de</strong> prevención específica<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cánnabis, aislados <strong>de</strong> lasotras drogas. Los consumidores <strong>de</strong> cánnabisno poseen características que les diferencien<strong>de</strong> los consumidores <strong>de</strong> otras drogas, almenos en las primeras etapas <strong>de</strong>l consumo.No parece que exista un riesgo específicoque predisponga al consumo <strong>de</strong> cánnabis.Mientras no dispongamos <strong>de</strong> otras evi<strong>de</strong>ncias,hay que pensar que existe un riesgogeneral <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> drogas que se orientahacia una u otra droga en función <strong>de</strong> la disponibilidad<strong>de</strong> cada substancia y <strong>de</strong> la experienciaprevia con otras substancias.En cualquier caso, lo que sí parece quesería importante es incidir en los riesgos <strong>de</strong>lpoliconsumo.2) El primer objetivo es la reducción <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> alcohol y tabaco.El inicio <strong>de</strong>l consumo generalmente seestablece con el alcohol o el tabaco. Cuantoantes se empieza con estas drogas, el riesgo<strong>de</strong> uso <strong>de</strong> otras substancias es mayor y, a<strong>de</strong>más,se incrementa la probabilidad <strong>de</strong> alcanzarniveles elevados <strong>de</strong> adicción.Según muestran los datos, la siguientedroga que hace su aparición es el cánnabis, ybastante más tar<strong>de</strong> las diversas <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>las anfetaminas y <strong>de</strong> las que se <strong>de</strong>nominan,más propia o impropiamente, drogas <strong>de</strong> diseño.288Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


Tabla 2. Eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inicio <strong>de</strong> consumoMÍNIMO MÁXIMO MEDIAAlcohol 13,3 15,9 14,6Tabaco 14,1 16,0 14,8Cánnabis 15,2 17,1 16,0Anfetaminas 16,2 19,2 17,7LSD 16,3 20,6 17,7Éxtasis 16,5 19,9 18,4Cocaína 17,7 20,7 19,3Heroína 17,8 21,1 19,4(Calafat y otros, 1999)En un seguimiento <strong>de</strong> adolescentes a unaño y a cuatro años se ha visto que el nivel<strong>de</strong> uso <strong>de</strong> tabaco pue<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir el uso <strong>de</strong>alcohol un año <strong>de</strong>spués, y que aquellos queincrementan su consumo <strong>de</strong> tabaco tambiénaumentan el <strong>de</strong> alcohol durante los siguientescuatro años. Pero el uso <strong>de</strong> tabaco esmejor predictor <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> cánnabis que <strong>de</strong>alcohol; los mayores fumadores <strong>de</strong> tabaco nosólo se manifiestan más fácilmente comoconsumidores <strong>de</strong> cánnabis al cabo <strong>de</strong> un año,sino que también aumentan más rápidamentesu consumo <strong>de</strong> cánnabis en los siguientescuatro años (Duncan, Duncan y Hops, 1998).Estos hallazgos son coherentes con la teoríasecuencial que sostenemos, basada en elmo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> carreras <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> Becker(1963): las conductas <strong>de</strong>sviadas se <strong>de</strong>sarrollanen una secuencia <strong>de</strong> etapas que se constituyencomo itinerarios o carreras <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviaciónprogresiva.Para la mayor parte <strong>de</strong> adolescentes, la disponibilidad<strong>de</strong> una droga aumenta la probabilidad<strong>de</strong>l primer consumo; la probabilidad <strong>de</strong>repetir el consumo <strong>de</strong> una droga <strong>de</strong>terminadaes más elevada <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un primer consumoexperimental: el uso frecuente <strong>de</strong> unadroga <strong>de</strong> bajo nivel <strong>de</strong> riesgo percibido (comolas drogas legales) aumenta la probabilidad<strong>de</strong> recibir incitaciones para usar drogas <strong>de</strong>lsiguiente nivel y la repetición <strong>de</strong> incitacionesaumenta la probabilidad <strong>de</strong>l primer consumo;la probabilidad <strong>de</strong> repetir el consumo <strong>de</strong> unadroga <strong>de</strong>terminada es más elevada <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> un primer consumo experimental; el usofrecuente <strong>de</strong> una droga <strong>de</strong> bajo nivel <strong>de</strong> riesgopercibido (como son las drogas legales)aumenta la probabilidad <strong>de</strong> recibir incitacionespara usar drogas <strong>de</strong>l siguiente nivel; larepetición <strong>de</strong> estas incitaciones aumenta laprobabilidad <strong>de</strong> que se acepte, etc. (Calafat,Amengual, Monserrat y Farrés, 1983; Calafat,Amengual, Mejías y Borrás, 1989; Amengual,Calafat y Palmer, 1993).Una primera conclusión útil para la prevención,es que la prevención <strong>de</strong>be empezar porlas drogas legales o, por lo menos, por aquellasque los <strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong>l programa esténmás próximos a consumir.Pero, a<strong>de</strong>más, estos datos merecen otrasreflexiones.Es notorio que el consumo <strong>de</strong> drogasempieza con el alcohol y tabaco, que son drogaslegales e institucionalizadas, a unas eda<strong>de</strong>sen que está prohibida su venta a los jóvenes.No es, por tanto, el caso <strong>de</strong> un comercioilegal y clan<strong>de</strong>stino, sino una práctica que llevana cabo ciudadanos a los que no se lesconoce ningún interés en producir perjuicio alos jóvenes.Lo que esto pone <strong>de</strong> manifiesto es queexiste un <strong>de</strong>terminado grado <strong>de</strong> toleranciafamiliar y social cuya modificación pue<strong>de</strong>constituir un importante objetivo preventivo,ya sea mediante medidas <strong>de</strong> refuerzo <strong>de</strong> lanormativa y <strong>de</strong> vigilancia <strong>de</strong> un cumplimiento,<strong>de</strong> apoyo a la función <strong>de</strong> control familiar, o <strong>de</strong>fomento <strong>de</strong> alternativas <strong>de</strong> uso <strong>de</strong> tiempolibre y <strong>de</strong> consumo por parte <strong>de</strong> los jóvenes.Por otra parte, un somero análisis <strong>de</strong> lasestrategias publicitarias para incitar al consumo<strong>de</strong> alcohol y <strong>de</strong> tabaco nos pue<strong>de</strong> enseñarel papel simbólico que representan en elimaginario colectivo, y el tipo <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>sque supuestamente están <strong>de</strong>stinadas acubrir. De esta manera podríamos <strong>de</strong>finir untercer grupo <strong>de</strong> objetivos relacionados conlos déficits personales que afectan en mayoro menor medida a todas las personas.3) También conviene explorar el contexto <strong>de</strong>lconsumo. A partir <strong>de</strong> los datos sobre lugares<strong>de</strong> reunión <strong>de</strong> los jóvenes, se observa quelos usuarios <strong>de</strong> cánnabis (como los <strong>de</strong> alco-Amengual, M. 289


hol) tien<strong>de</strong>n a reunirse significativamentemás a menudo en bares, mientras que losconsumidores <strong>de</strong> éxtasis prefieren las discotecas.De esta manera, los programas <strong>de</strong> reducción<strong>de</strong> riesgos tienen mayor probabilidad <strong>de</strong>alcanzar a su público si se <strong>de</strong>spliegan enestos lugares.Por otra parte, la motivación principal <strong>de</strong>los jóvenes para salir <strong>de</strong> su casa es paraencontrarse con los amigos o para escucharmúsica.Se <strong>de</strong>duce, en primer lugar, la importanciaprimordial <strong>de</strong>l grupo como lugar <strong>de</strong> intercambio,<strong>de</strong> socialización, <strong>de</strong> incorporación <strong>de</strong>valores y <strong>de</strong> hábitos diversos. Y esto tieneuna importancia tanto para los objetivoscomo para las estrategias.No pue<strong>de</strong> esperarse <strong>de</strong> un programa preventivoapartar al joven <strong>de</strong> lo que es unmedio para la formación <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad. Losprogramas que preten<strong>de</strong>n hacer <strong>de</strong>l joven unindividuo al margen <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> ungrupo <strong>de</strong> referencia están con<strong>de</strong>nados al fracaso.De lo que se trata, tal vez, es <strong>de</strong> intentarcambiar la referencia normativa <strong>de</strong>l grupo.Y siempre, aprovechar las fuerzas que poneen funcionamiento la dinámica grupal, a favor<strong>de</strong> los objetivos preventivos.Téngase en cuenta, a<strong>de</strong>más, que en el ranking<strong>de</strong> drogas preferidas el cánnabis es lasegunda (21,2%), por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l alcohol(38,2%) y muy por encima <strong>de</strong>l éxtasis(11,0%) y las otras drogas, y según su percepción,es la droga <strong>de</strong> moda en Europa(Calafat y otros, 1999)..El atractivo <strong>de</strong>l cánnabis es importante.Pero también sabemos <strong>de</strong> qué manera arrastrael <strong>de</strong>seo percibido. El valor que conferimosa un objeto aumenta cuando creemosque los <strong>de</strong>más lo valoran. Este efecto es bienconocido tanto en economía como en psicologíasocial (el fenómeno <strong>de</strong> la universalización).El riesgo <strong>de</strong>l consumo no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> sólo<strong>de</strong> las características <strong>de</strong> la substancia. También<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la significación psíquica ysocial que se le atribuya.Ya Béjerot (1981) <strong>de</strong>finió la probabilidad <strong>de</strong>contagio <strong>de</strong> la conducta como la suma <strong>de</strong> losfactores <strong>de</strong> susceptibilidad personal y <strong>de</strong>exposición ambiental. Cuando la exposiciónes elevada (disponibilidad, ambiente, presióngrupal), no es necesario ser <strong>de</strong>masiado susceptible.Cuando una conducta es adoptadapor un número suficiente <strong>de</strong> personas (o secree que es así), pasa a ser la conductavigente.La disponibilidad <strong>de</strong> una droga, por suparte, ejerce un importante papel: consi<strong>de</strong>randosólo a los que han usado alguna droga,entre la primera oportunidad u ofrecimiento<strong>de</strong> consumo y la primera vez que probaronesa droga, transcurrió menos <strong>de</strong> una año(Van Etten y Anthony, 1999).Esto nos lleva, por otro camino, el cambio<strong>de</strong> la percepción normativa como objetivopara la prevenciónTambién cabe <strong>de</strong>stacar, en este apartado,el papel <strong>de</strong> la música como lazo <strong>de</strong> uniónentre los jóvenes, al tiempo que cada estilomusical permite una i<strong>de</strong>ntificación particularcon un grupo y diferenciarse <strong>de</strong>l resto.No se ha explorado la posible eficacia <strong>de</strong>los mensajes musicales. Tal vez el recuerdo<strong>de</strong> la ñoñería <strong>de</strong> los curas, frailes y monjascantores que proliferó en los años sesenta,nos espanta. No obstante, sin caer en eseespectáculo lamentable, parece que unamúsica comprometida con los valores actuales,podría hacer algo más que promover elconsumo <strong>de</strong> cánnabis y otras drogas.Como se recoge en un artículo aquí mismo(Calafat y Juan, 2000), alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cánnabisexiste una cultura pretendidamente alternativa,que se basa en un conjunto <strong>de</strong> planteamientosi<strong>de</strong>ológicos y místicos <strong>de</strong> la másvariada proce<strong>de</strong>ncia. Este cultura sistemáticamentereinterpreta <strong>de</strong> manera interesada lahistoria y los datos científicos acerca <strong>de</strong> laplanta, sus <strong>de</strong>rivados y su consumo. Es difícilcalcular el potencial económico que la sostienea través <strong>de</strong>l comercio y la publicidad <strong>de</strong>gran<strong>de</strong>s empresas. Pero resulta evi<strong>de</strong>nte quenos enfrentamos a hechos muy parecidos alos que mantienen el consumo <strong>de</strong> alcohol y290Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


<strong>de</strong> tabaco en los niveles actuales. Cualquierprograma preventivo <strong>de</strong>bería tener entre susprincipales objetivos contrarrestar los efectos<strong>de</strong> esta presión al consumo.4) Las conductas <strong>de</strong> riesgo también pue<strong>de</strong>nconstituir una base para la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> objetivos.Ya se ha mencionado el policonsumo (particularmentecon alcohol y éxtasis) <strong>de</strong> losconsumidores <strong>de</strong> cánnabis. Pero hay más. Laprobabilidad <strong>de</strong> conducir un vehículo bajoinfluencia <strong>de</strong> las bebidas alcohólicas no afectasólo a los consumidores <strong>de</strong> alcohol. Tambiénes significativamente mayor entre losusuarios <strong>de</strong> cánnabis. Riesgo que se aña<strong>de</strong> alpropio <strong>de</strong> conducir <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>esa substancia.La prevención orientada a evitar el uso <strong>de</strong>vehículos bajo los efectos <strong>de</strong>l alcohol o <strong>de</strong>drogas es un objetivo prioritario. Máximecuando sabemos que el uso <strong>de</strong> drogas estáasociado al ocio y que a menudo el disfrute<strong>de</strong>l ocio significa el <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> unlugar a otro. Una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este riesgo esque la mayoría (65%), se <strong>de</strong>splazan a dos otres sitios durante la noche, y el 14% acu<strong>de</strong> amás <strong>de</strong> cuatro. Los <strong>de</strong>splazamientos se realizanen el propio vehículo (35,9%) o en el <strong>de</strong>un amigo (28,8%), siendo minoritario el uso<strong>de</strong> transporte público (Calafat y otros, 1999),que, a<strong>de</strong>más, en muchos lugares no está disponible<strong>de</strong> noche. Esta frecuencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamientoscombinada con el uso <strong>de</strong> alcohol ydrogas tiene un resultado: los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>tráfico son la primera causa <strong>de</strong> muerte entre15 y 24 años, y la segunda, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>lSIDA, entre los 25 y 34 años (Martínez y Llácer,1998).La percepción <strong>de</strong>l riesgo que implican<strong>de</strong>terminadas conductas disminuye significativamentea medida que el consumo se hacemás frecuente. Sin embargo, pese al <strong>de</strong>scrédito<strong>de</strong> las estrategias basadas en el miedo,se ha podido comprobar que la percepción<strong>de</strong>l riesgo pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>terminante para reducirla frecuencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados comportamientos,y la aceptación social <strong>de</strong> los mismos.La evi<strong>de</strong>ncia proce<strong>de</strong> tanto <strong>de</strong> los estudioslongitudinales, como <strong>de</strong>l seguimiento<strong>de</strong>l uso comunitario <strong>de</strong> drogas. No tenermiedo a las consecuencias <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> unasubstancia es un buen predictor <strong>de</strong>l uso posterior<strong>de</strong> la misma (Petraitis y otros, 1998).También se ha podido encontrar una clararelación entre la percepción <strong>de</strong> consecuenciasdañinas y <strong>de</strong> <strong>de</strong>saprobación social <strong>de</strong>lconsumo <strong>de</strong> cánnabis, y la disminución <strong>de</strong>todas sus frecuencias <strong>de</strong> uso (Bukoski,1991).5) El consumo <strong>de</strong> cánnabis, como el <strong>de</strong> otrasdrogas, está relacionado con <strong>de</strong>terminadasdisposiciones personales cuya modificaciónpue<strong>de</strong> constituir un importante objetivo preventivo.Los consumidores <strong>de</strong> frecuencias másaltas tienen también una puntuación significativamentemayor en la Escala <strong>de</strong> Búsqueda<strong>de</strong> Sensaciones <strong>de</strong> Zuckerman y una mayorprobabilidad <strong>de</strong> tener comportamientos asociales(Calafat y otros, 1999).En una revisión <strong>de</strong> estudios longitudinalesaparece una estrecha relación entre uso <strong>de</strong>substancias ilegales y la vinculación con compañerosque tienen conductas <strong>de</strong>sviadas y,en menor grado, <strong>de</strong>svinculación o rebelióncontra las instituciones encargadas <strong>de</strong> lasocialización, como pue<strong>de</strong>n ser la religión, laescuela y la familia (Petraitis y otros, 1998).En este or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas, también se sabeque la adolescencia representa el proyecto<strong>de</strong> hacerse adulto. Este proceso no siemprees fácil, y está marcado por diversos intentoso ensayos en el área <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> lai<strong>de</strong>ntidad, <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong> relaciones y<strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong> los distintos roles. La llamadacrisis adolescente y muchas <strong>de</strong> sus manifestaciones<strong>de</strong>ben situarse en este contexto.Pero hay factores que pue<strong>de</strong>n entorpecer elproceso. El uso <strong>de</strong> cánnabis, y posiblementeel uso <strong>de</strong> todas las drogas, incrementa elriesgo <strong>de</strong> adoptar roles marginales o, por lomenos, poco convencionales, como aplazamientoo inestabilidad <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong>pareja, tener hijos antes <strong>de</strong> asegurar las con-Amengual, M. 291


diciones para su sostenimiento y paro,subempleo o trabajo marginal. De esta manera,el uso precoz <strong>de</strong> cánnabis influye negativamenteen la capacidad para asumir losroles adultos y prolonga, así la duración <strong>de</strong> laadolescencia (Brook y otros, 1999).Según este último estudio, aquellos queasumen más temprano los roles adultos disminuyenel riesgo <strong>de</strong> uso posterior <strong>de</strong> cánnabis.Sin embargo, parece que tampoco esconveniente a<strong>de</strong>lantar <strong>de</strong>masiado el proceso.Implicarse en responsabilida<strong>de</strong>s adultas auna temprana edad en la adolescencia interfiereen la adquisición <strong>de</strong> las habilida<strong>de</strong>s psicosocialesnecesarias para el éxito posterioren esos roles (Newcomb, 1996).4. PROGRAMAS E INTERVENCIONESPara esta revisión se utiliza la nomenclaturapropuesta <strong>de</strong> Gordon (1987), adoptada porel Instituto <strong>de</strong> Medicina (1994) y el NIDA 2estadouni<strong>de</strong>nses, según la cual po<strong>de</strong>mos<strong>de</strong>sarrollar un continuo <strong>de</strong> actuaciones quellamaremos universales, selectivas e indicadaso prescritas según el riesgo relativo <strong>de</strong>los participantes.4.1. Universales.Las intervenciones <strong>de</strong> tipo universal están<strong>de</strong>stinadas a prevenir los precursores <strong>de</strong>l uso<strong>de</strong> drogas o la iniciación <strong>de</strong>l uso en poblacionesgenerales, como jóvenes y familias.Incluyen campañas en los medios <strong>de</strong>comunicación y otras técnicas <strong>de</strong> educaciónpública. Cuando se aplican en escuelas, se<strong>de</strong>stinan a todos los estudiantes <strong>de</strong> los cursosa los que van dirigidos. Se basan generalmenteen intervenciones cortas o poco intensivas(<strong>de</strong> 6 a 18 horas). Para su aplicación nosuele ser necesario un entrenamiento específicoporque se apoyan en materiales altamenteestructurados. No hace falta tampoco unpersonal especial. En las escuelas lo apren<strong>de</strong>na hacer los propios profesores.Su coste por participante es relativamentebajo, porque no requieren ninguna parafernaliaextra. Por eso se han convertido en elrecurso más utilizado, sobre todo en lasescuelas. A<strong>de</strong>más, suelen tener una buenarelación coste-eficacia.Uno <strong>de</strong> los principales problemas es que,en la escuela, aumentan la carga <strong>de</strong> trabajo<strong>de</strong>l profesorado. Sin embargo, el profesoradopue<strong>de</strong> percibir estos programas como unaayuda para mejorar un trabajo y para que laescuela alcance sus objetivos preventivos.Otro <strong>de</strong> sus inconvenientes es que susresultados son temporales e insuficientespara los jóvenes <strong>de</strong> algo riesgo y sus familias.En general, aunque tienen resultados positivos,no están a la altura <strong>de</strong> las expectativasque general, y <strong>de</strong> ninguna manera hay quepensar que este tipo <strong>de</strong> oferta cubra todaslas necesida<strong>de</strong>s preventivas.Como se ha mencionado antes, habitualmentese utilizan estrategias <strong>de</strong> este tipo enlos programas escolares y comunitarios,incluyendo las familias.Algunos programas sólo preten<strong>de</strong>n mejorarel nivel <strong>de</strong> conocimientos <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>stinatarios.Tal es, por ejemplo, uno <strong>de</strong> los escasosproyectos específicos sobre cánnabisque se ha <strong>de</strong>sarrollado en nuestro país, y queha mejorado significativamente la información<strong>de</strong> los participantes (Hazkun<strong>de</strong>, 1999).Lo habitual, sin embargo, es que los programasaspiren a evitar, reducir, <strong>de</strong>tener omodificar <strong>de</strong> alguna manera el consumo.Pero no todos son igualmente aptos paraello. La evi<strong>de</strong>ncia que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> larevisión <strong>de</strong> las evaluaciones muestra <strong>de</strong> unamanera muy consistente que los abordajesque se centran <strong>de</strong> manera exclusiva, o prioritaria,en la transmisión <strong>de</strong> información, nologran prevenir, reducir o disuadir <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> drogas (Botvin, Botvin y Ruchlin,2Ver, por ejemplo, el monográfico editado por Leukefeld y Bukoski (1991) en el que diversos capítulos ya utilizaban esta clasificación.292Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


1998). De ahí que, sin olvidar que la informacióntiene un papel importante, haya queensayar otros enfoques.Existe una gran diversidad: cognitivo yafectivo, <strong>de</strong> influencias sociales, <strong>de</strong> entrenamiento<strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>s personales y sociales,<strong>de</strong> acompañamiento, <strong>de</strong> cambio en el climaescolar, <strong>de</strong> participación comunitaria, y <strong>de</strong>implicación <strong>de</strong> padres.La mayoría <strong>de</strong> los programas escolaresque se utilizan en nuestro país pue<strong>de</strong>nencuadrarse en alguna <strong>de</strong> estas categorías.Así, entre los más utilizados tenemos el programaA tu salud (Programa <strong>de</strong> Prevención <strong>de</strong>Drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias, 1994) que se centra enlos riesgos <strong>de</strong> la adolescencia relacionadoscon la socialización secundaria; Plan Integral<strong>de</strong> Prevención Escolar (FAD, 1996), que adaptalos objetivos y las intervenciones a los quecorrespon<strong>de</strong>n a cada ciclo y etapa educativa;Entrenamiento en habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vida,ampliación y adaptación <strong>de</strong>l programa <strong>de</strong> Botvin(Luengo y otros, 1998); Tú <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s (Calafaty otros, 1999), cuyo objetivo final es elaprendizaje <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones en elcontexto psicosocial <strong>de</strong>l grupo y <strong>de</strong> la dinámicaadolescente.Según han mostrado repetidamente Toblery su equipo (1986, 1992, 1997), el tamaño <strong>de</strong>lefecto <strong>de</strong> los programas escolares está<strong>de</strong>terminado en primer lugar por la metodologíautilizada. La mayor diferencia apareceentre programas interactivos y no interactivos.Los primeros muestra una eficaciamucho mayor que los segundos.Cabe recordar que los programas interactivosincluyen activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> grupo entre lastécnicas para promover la adquisición <strong>de</strong>habilida<strong>de</strong>s. En ellos, los participantes ponenen juego sus creencias, actitu<strong>de</strong>s y habilida<strong>de</strong>s,y reciben un feed-back a<strong>de</strong>cuado en unaatmósfera <strong>de</strong> colaboración.Los programas no interactivos, que muestranescaso o nulo efecto, tienen la forma <strong>de</strong>enseñanza tradicional, don<strong>de</strong> el profesorimparte sus lecciones <strong>de</strong> manera unidireccional,y sólo eventualmente los alumnos participanen discusiones organizadas.Los programas interactivos suelen tenerun enfoque sobre la competencia personal,en vez <strong>de</strong> sobre los conocimientos. El <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> la competencia personal es una <strong>de</strong>las tareas que <strong>de</strong>be realizar el adolescente, yhabitualmente realiza el aprendizaje a través<strong>de</strong> la interacción con los <strong>de</strong>más, en el seno<strong>de</strong> uno o varios grupos. Las metodologíasque utilizan las técnicas grupales, en la medidaque aprovechan los mecanismos quegenera el grupo y que favorecen los aprendizajes,muestran resultados superiores.A<strong>de</strong>más, los adolescentes suelen teneruna percepción exagerada <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong>los <strong>de</strong>más. Los programas interactivos corrigenesta percepción mediante la confrontaciónentre iguales, y al <strong>de</strong>sarrollar una percepciónmás realista, sus ansieda<strong>de</strong>s, lapresión a la uniformidad, etc. pue<strong>de</strong>n mo<strong>de</strong>rarse.De esta manera también se modifica la<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la norma, en el doble sentido <strong>de</strong>norma estadística y <strong>de</strong> norma <strong>de</strong> conducta.Los programas no interactivos no utilizaneste potencial y se limitan a una enseñanzaque es recibida pasivamente y no tiene capacidadpara modificar ni las creencias, ni lasactitu<strong>de</strong>s, ni los comportamientos.Algunos programas han intentado superaresta limitación mediante el uso <strong>de</strong> técnicasaudiovisuales. No es el momento <strong>de</strong> discutirla eficacia educativa <strong>de</strong> estas tecnologías. Enlo que concierne a la prevención <strong>de</strong> drogas,un estudio reciente ha mostrado que las técnicasen vivo son significativamente másatractivas que el ví<strong>de</strong>o, y sugiere que para laenseñanza secundaria sería más efectiva lainteracción en vivo que la utilización <strong>de</strong> ví<strong>de</strong>os(Miller, Hecht y Stiff, 1998).Por otra parte, los programas <strong>de</strong> contenidomás amplio son más eficaces que los programaslimitados. Los programas que incluyenmás <strong>de</strong> un componente son significativamentemás eficaces.Esta multiplicidad <strong>de</strong> componentes incluye<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una diversidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stinatarios:(padres y profesores y entorno comunitariopróximo, más que jóvenes solos) a una gradación<strong>de</strong> objetivos interrelacionados (conoci-Amengual, M. 293


mientos, influencias sociales, habilida<strong>de</strong>ssociales <strong>de</strong> rechazo y genéricas, y cambio orefuerzo <strong>de</strong> normas).Tabla 3. Efecto relativo <strong>de</strong> los distintosprogramasFinalmente, es conveniente saber que losprogramas genéricos suelen ser más eficacesque los que toman una sola droga comoobjeto, con la excepción <strong>de</strong> los programassobre tabaco que se realizan en grupospequeños. Los programas genéricos incluyenalcohol, tabaco, cánnabis y otras drogas, y sueficacia para cualquiera <strong>de</strong> ellas es muy superiorcon los programas interactivos.4.2. Selectivos.POSITIVO NEUTRO NEGATIVOInformación/clarificación<strong>de</strong> valores 30% 40% 30%Educación afectiva 42% 25% 33%Influencia social(Por ej.: habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> resistencia,establecimiento <strong>de</strong> normas,habilida<strong>de</strong>s sociales o <strong>de</strong> vida) 63% 26% 11%Multicomponentes 72% 28% 0%(Hansen, 1992)Los programas selectivos están dirigidossólo a los grupos <strong>de</strong> riesgo, lo que incluyetanto a los jóvenes como a sus familias.Podrían ser, por ejemplo, los hijos <strong>de</strong> alcohólicoso <strong>de</strong> <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> drogas; los niños<strong>de</strong> ambientes con importantes carencias económicaso culturales, muchas veces minoríase inmigrantes; o también los alumnos quehan <strong>de</strong>bido cambiar <strong>de</strong> escuela, a causa <strong>de</strong> lamovilidad <strong>de</strong> sus familias; e incluso se pue<strong>de</strong>contemplar el uso <strong>de</strong> anabolizantes entre losatletas.Para ser eficaces, estos programas <strong>de</strong>benser más largos e intensivos, y han <strong>de</strong> incluiractivida<strong>de</strong>s específicamente dirigidos a reducirlos riesgos i<strong>de</strong>ntificados y a reforzar losfactores <strong>de</strong> protección que pudieran estarpresentes.Puesto que sólo participan aquellos que lonecesitan, esta clase <strong>de</strong> programas pue<strong>de</strong>hacer un uso más eficiente <strong>de</strong> los escasosrecursos especializados en prevención.Comparativamente, esta clase <strong>de</strong> programastiene efectos superiores a los programasuniversales, pero <strong>de</strong>bido a su alcance másreducido no pue<strong>de</strong>n llegar a ser la elecciónúnica <strong>de</strong> una política preventiva.También estos programas tienen sus dificulta<strong>de</strong>s.Por ejemplo, i<strong>de</strong>ntificar, reclutar ymantener a los jóvenes en el programa esmucho más difícil que en los programas universales.A<strong>de</strong>más, los criterios <strong>de</strong> selecciónpue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>rivar en el etiquetado <strong>de</strong> los participantes,lo que pue<strong>de</strong> tener un efecto negativoen los mismos y en su entorno.En estos programas también se utilizantécnicas <strong>de</strong> entrenamiento <strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>ssociales. Véase, por ejemplo, el programaDiscover, recientemente adaptado en nuestropaís (Díez y otros, 1998). Según un análisis<strong>de</strong> 75 programas <strong>de</strong> este tipo realizado enEstados Unidos (Office of Substance AbusePrevention, 1992), el 84% ofrecen entrenamientoen habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vida, 81% habilida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> comunicación, y el 69% ofrecenentrenamiento en habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> resistenciaa la influencia social y <strong>de</strong> los compañeros.Sin embargo, mientras que los programasuniversales se basan en principios bien establecidosexperimentalmente, los programasselectivos todavía carecen <strong>de</strong> la suficientebase teórica. Aún así, parece que hay algunaevi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que estos programas <strong>de</strong>benincluir:- Educación especial, apoyo y entrenamiento<strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>s sociales y <strong>de</strong> la resiliencia(palabra que hemos incorporado innecesariamentea nuestro idioma, cuando podríamosllamarlo simplemente plasticidad)para los jóvenes sometidos a situacionespersonales y sociales más vulnerables.- Ofrecimiento <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s alternativaspara que aquellos que tienen un uso pobre<strong>de</strong> su tiempo libre o están <strong>de</strong>socupados.- Implicación y participación en proyectoscomunitarios y cooperativos.- Tutorías y refuerzo escolar para los quecorren riesgo o han sufrido fracaso escolar.294Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


- Activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> refuerzo <strong>de</strong> las culturasminoritarias, y <strong>de</strong> intercambio multiculturalpara inmigrantes y sus entornos <strong>de</strong> acogida.- Programas <strong>de</strong> rituales <strong>de</strong> paso, <strong>de</strong> apoyoentre iguales o <strong>de</strong> asesoramiento <strong>de</strong> jóvenespara incrementar la responsabilidad yel control interno.- Entrenamiento en habilida<strong>de</strong>s parentalespara familias con baja implicación y supervisión,o <strong>de</strong>sbordadas por las dificulta<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus hijos.Desgraciadamente, hay poco que <strong>de</strong>cirsobre la eficacia <strong>de</strong> estos programas. Enparte, por su historia reciente, y en parte porquela mayoría <strong>de</strong> los mismos se <strong>de</strong>sarrollanmediante diseños no experimentales y comorespuesta inmediata y no programada a lasnecesida<strong>de</strong>s que aparecen. Pero, dado elinterés que <strong>de</strong>spiertan entre los profesionalesy entre los responsables locales <strong>de</strong> laspolíticas sociales, es <strong>de</strong> prever un incrementonotable. Hay que <strong>de</strong>sear lo que en su diseñoincorporen los necesarios enfoques teóricosque justifiquen los objetivos que sepersigan, y las previsiones necesarias para suevaluación, sin lo cual poco avanzaremos.4.3. Indicados.Los programas indicados o prescritos (enel sentido <strong>de</strong> recetados) están <strong>de</strong>stinados alas personas que manifiestan <strong>de</strong>terminadosfactores <strong>de</strong> riesgo i<strong>de</strong>ntificados: malos resultadosescolares, abandono <strong>de</strong> la escuela,asociación con compañeros que tienen conductasantisociales, o agresividad y trastornos<strong>de</strong> la conducta.En general, po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar <strong>de</strong> altoriesgo a las personas expuestas a muchosriesgos, o que manifiestan un elevado nivelen un solo riesgo.Estos programas no están <strong>de</strong>stinados sóloa adolescentes y jóvenes. También pue<strong>de</strong>nser convenientes para <strong>de</strong>terminados alumnos<strong>de</strong> la escuela primaria, según el factor <strong>de</strong>riesgo que consi<strong>de</strong>remos. Se sabe que unmismo factor pue<strong>de</strong> tener distintos efectossegún la etapa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sujeto. Porejemplo, la relación con compañeros que tienenconductas antisociales es un factor <strong>de</strong>riesgo en la etapa <strong>de</strong> transición <strong>de</strong> la infanciaa la adolescencia, pero no durante la adolescenciamisma. Al mismo tiempo, el rechazo<strong>de</strong> los compañeros, las conductas agresivasy un bajo control familiar en la infanciaaumenta la probabilidad <strong>de</strong> que en la pubertadse elijan compañeros con conductas <strong>de</strong>sviadas(Dishion, 1990).Según este ejemplo, la prevención <strong>de</strong> laconducta antisocial en la adolescencia requeriráactuar sobre un tipo <strong>de</strong> objetivos en lainfancia, y sobre otros en la pubertad. A<strong>de</strong>más,no todos los objetivos <strong>de</strong> modificación<strong>de</strong> los factores <strong>de</strong> riesgo implicados pue<strong>de</strong>nalcanzarse con intervenciones aisladas o<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un solo sector o en un solo ámbito.Los factores <strong>de</strong> riesgo o <strong>de</strong> protección individuales,familiares, escolares, <strong>de</strong> relacionessociales y <strong>de</strong>l entorno comunitario son inter<strong>de</strong>pendientes.Por eso la estrategia preventivasólo se pue<strong>de</strong> plantear como una multiplicidad<strong>de</strong> intervenciones sobre cada factor<strong>de</strong>tectado, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva multisectorial<strong>de</strong> integración (o por lo menos coordinación)<strong>de</strong> servicios.Catalano y colaboradores (1998) planteandos cuestiones que hay que consi<strong>de</strong>rar antes<strong>de</strong> intervenir con poblaciones <strong>de</strong> alto riesgo.La primera es cómo llegar a los individuosen riesgo. Una manera es tomar poblacionesenteras, en las que convivirán personas conbajo y alto riesgo en proporciones variables(como en las intervenciones <strong>de</strong> tipo universal).Otra manera es seleccionar a los individuosque tienen ese riesgo particular, lo queentraña un posible etiquetado <strong>de</strong> esas personasque les resulte perjudicial a medio o largoplazo. Este peligro queda minimizado cuandoel riesgo constituye un problema en sí mismoque requiere tratamiento: fracaso escolar,familias conflictivas, abusos o negligenciasfamiliares, etc.También pue<strong>de</strong>n seleccionarse zonas geográficas<strong>de</strong>finidas como <strong>de</strong> alto riesgo, y utilizaren ellas procedimientos <strong>de</strong>l tipo universal.Amengual, M. 295


En estos casos se pue<strong>de</strong>n beneficiar <strong>de</strong> laintervención tanto los sujetos <strong>de</strong> bajo como<strong>de</strong> alto riesgo (Hawkins y otros, 1992). Sinembargo, hay evi<strong>de</strong>ncias contradictorias queinvitan a tomar precauciones.En una intervención con adolescentes<strong>de</strong>lincuentes 3 se comparó la eficacia <strong>de</strong>lgrupo <strong>de</strong> <strong>de</strong>lincuentes solos con la <strong>de</strong> ungrupo mixto. El grupo <strong>de</strong> <strong>de</strong>lincuentes y no<strong>de</strong>lincuentes juntos resultó ser más eficazpara prevenir reinci<strong>de</strong>ncias que el grupo <strong>de</strong><strong>de</strong>lincuentes solos. A<strong>de</strong>más, los no <strong>de</strong>lincuentesno se viero a penas afectados por suexposición a mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong>lincuentes.Como contrapartida, Dishion y Andrews(1995) informan <strong>de</strong> que en los grupos mixtos,si el conductor <strong>de</strong>l grupo carece <strong>de</strong> entrenamientosuficiente en el manejo <strong>de</strong> las normasy conductas grupales, se da un efecto <strong>de</strong>contagio, es <strong>de</strong>cir, se provocan efectos contraproducenteso se reduce la eficacia <strong>de</strong> laintervención. Por eso es necesario que losprofesionales que <strong>de</strong>ban enfrentarse a gruposmixtos, <strong>de</strong> bajo y alto riesgo, tengan unaamplia formación y experiencia en el trabajogrupal, y cuenten a<strong>de</strong>más con una buenasupervisión.La segunda consi<strong>de</strong>ración es que los factores<strong>de</strong> riesgo se pue<strong>de</strong>n usar sólo para seleccionara los sujetos <strong>de</strong> alto riesgo, o tambiéncomo objetivo <strong>de</strong> la intervención. Usarlossólo como criterio <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> los sujetosincrementa la probabilidad <strong>de</strong> ocasionar nuevosproblemas al grupo a causa <strong>de</strong>l etiquetado.Por eso es aconsejable que los factores<strong>de</strong> riesgo constituyan también un objetivo <strong>de</strong>la intervención, es <strong>de</strong>cir, sólo se <strong>de</strong>beríanconstituir grupos formados a partir <strong>de</strong> unosfactores <strong>de</strong> riesgo <strong>de</strong>terminados cuandoestos factores requieran una intervenciónespecífica.Dentro <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> programas po<strong>de</strong>mosencuadrar las intervenciones que tienencomo objetivo la reducción <strong>de</strong>l daño. Estasintervenciones, dirigidas a los usuarios <strong>de</strong>drogas, preten<strong>de</strong>n minimizar algunas <strong>de</strong> lasconsecuencias adversas <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> drogas:policonsumo, conducción <strong>de</strong> vehículos,sobredosis, reacciones negativas, etc.Algunos tienen como <strong>de</strong>stinatarios a losusuarios <strong>de</strong> discotecas y centros <strong>de</strong> diversión,a grupos informales que se reúnen en lacalle, absentistas escolares, etc. Su objetivoes claramente informativo y no persiguen enabsoluto otras modificaciones <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s ycomportamientos más difíciles <strong>de</strong> alcanzar enestos grupos.La dificultad mayor estriba en que el mensajellegue a sus <strong>de</strong>stinatarios. Se han ensayadolos procedimientos más variopintos,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> folletos, a la acción directa <strong>de</strong> compañerosinformadores. Casi siempre se incluyeun teléfono <strong>de</strong> información o <strong>de</strong> emergencia.Últimamente, a<strong>de</strong>más, se ofrece informacióno intercambios a través <strong>de</strong> internet.Puesto que el objetivo es persuadir a los<strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong> que adopten <strong>de</strong>terminadasprecauciones, lógicamente <strong>de</strong>ben utilizarsetécnicas <strong>de</strong> marketing social, don<strong>de</strong> losmedios, la brevedad y claridad <strong>de</strong>l mensaje, yel atractivo estético son esenciales.Tampoco en este tipo <strong>de</strong> programas hayevaluaciones <strong>de</strong> eficacia, si exceptuamosmedidas indirectas como la evolución <strong>de</strong> lascifras <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes que queremos evitar. Esmás frecuente el recuento <strong>de</strong> material distribuidoy el feed-back que se recoge a través<strong>de</strong> los contactos y las llamadas a los teléfonos<strong>de</strong> información.5. A MODO DE CONCLUSIÓN. ALGO MÁSSOBRE LA EFICACIAA lo largo <strong>de</strong> este artículo se ha pretendidomostrar un esbozo <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bería constituirun programa preventivo y <strong>de</strong> los objetivosque <strong>de</strong>bería perseguir.3Feldman, R.A. y Caplinger, T.E. “The St.Louis Experiment: Treatment of antisocial youths in prosocial peer groups”. Ponencia presentada a la AmericanSociety of Criminology, Toronto, 6 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1982 (citado por Catalano y otros, 1998).296Enfoques preventivos <strong>de</strong>l uso y abuso <strong>de</strong> cannabis y problemas asociados


Debemos reconocer que hoy por hoy losresultados generales <strong>de</strong> la prevención son,en su conjunto, bastante <strong>de</strong>cepcionantes. Siexceptuamos algunos años a finales <strong>de</strong> ladécada <strong>de</strong> los ochenta y principios <strong>de</strong> losnoventa, el consumo <strong>de</strong> drogas, y especialmente<strong>de</strong> cánnabis, no ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> aumentar.Eso ha ocurrido, paradójicamente, cuandose <strong>de</strong>stinan a la prevención más recursos quenunca.Se pue<strong>de</strong> argumentar que los recursostodavía no son suficientes y que se <strong>de</strong>beríanaumentar. También po<strong>de</strong>mos creer que laprevención <strong>de</strong>be redoblarse, porque cada díase aña<strong>de</strong>n nuevos factores que incitan al consumo.Todo eso es, posiblemente, cierto. Perotambién es preciso admitir que algunasveces los programas preventivos no se basanen ninguna evi<strong>de</strong>ncia empírica, tampoco proce<strong>de</strong>n<strong>de</strong> ninguna reflexión teórica, ni tienenuna planificación a<strong>de</strong>cuada.Los programas que funcionan no sonnecesariamente los más aceptados. Comose ha pretendido mostrar en estas páginas,los mejores programas suelen ser aquellosque se basan en una metodología experimental,que seleccionan un conjunto amplio ycoherente <strong>de</strong> objetivos, y que movilizan diversosrecursos en un plan <strong>de</strong> intervención quese mantiene en el tiempo. Esto significa integraractuaciones y servicios en la escuela, enla familia y necesariamente también en todoslos ámbitos comunitarios (asociacionismo,tiempo libre, servicios personales, etc.). Sólo<strong>de</strong> esta manera se pue<strong>de</strong> conseguir que laintervención alcance a la mayor parte <strong>de</strong> losfactores <strong>de</strong> riesgo y <strong>de</strong> protección.Pero eso no se pue<strong>de</strong> lograr <strong>de</strong> maneraaislada. Los que trabajamos en prevención<strong>de</strong>beríamos asumir que nuestro trabajoforma parte <strong>de</strong> un esfuerzo conjunto y en unmarco teórico <strong>de</strong>terminado. Aunque es necesarioque cualquier programa se adapte acada contexto en que se vaya a aplicar, tambiénse pue<strong>de</strong> advertir que la actual dispersiónno se correspon<strong>de</strong> siempre con estanecesidad.Quizá ya ha pasado el tiempo <strong>de</strong> diseñarintervenciones aisladas y limitadas. Seríamás fructífero que cada nueva actividad, <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> la pertinente evaluación, se pudieseintegrar en un discurso teórico compartido, yformar parte <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s eintervenciones que constituyen los programasmás amplios.Para ello es necesaria una informaciónabierta y accesible, y promover un <strong>de</strong>bateamplio sobre los principios generales <strong>de</strong> laprevención y <strong>de</strong> su aplicación concreta. Quecada uno pueda saber en qué están los<strong>de</strong>más, y ofrecerles a su vez los propioshallazgos. Quizá <strong>de</strong> esta manera se lograríauna mejora sustancial <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> losprogramas, se rentabilizarían los recursos yse alcanzarían mejores resultados.BIBLIOGRAFÍAAmengual, M.; Calafat, A. y Palmer, A. (1993). Alcohol,tabaco y drogas en enseñanza media.1981-1988-1992. Adicciones 5 (2), pp. 141-161.Becoña, E. (1999 a). Bases teóricas que sustentanlos programas <strong>de</strong> prevención <strong>de</strong> drogas. PlanNacional sobre Drogas. Madrid.Becoña, E. (1999 b). Teorías y mo<strong>de</strong>los explicativosen la prevención <strong>de</strong> las drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias.I<strong>de</strong>a-Prevención, 19, pp. 62-80.Becker, H. (1963). Outsi<strong>de</strong>rs. MacMillan. New York.Botvin, G.J.; Botvin, E.M. y Ruchlin, H. (1998).School-based approaches to drug abuse prevention:evi<strong>de</strong>nce for effectiveness and suggestionsfor <strong>de</strong>termining cost-effectiveness.En: Bukoski, W.J y Evans, R.I. (eds.). Costbenefit/cost-effectivenessresearch of drugabuse prevention: implications for programmingand policy. National Institute on DrugAbuse. Rockville. pp. 59-82.Brook, J.; Richter, L.; Whiteman, M. y Cohen, P.(1999). Consequences of adolescent marihuanause: incompatibility with the assumption ofadult roles. Genet Soc Gen Psychol Monogr,125 (2), pp. 193-207.Bukoski, W.J. (1991). A framework for drug abuseprevention research. En: Leukefeld, C.G. yBukoski, W.J. (eds.). Drug abuse preventionAmengual, M. 297


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Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábicoSOLÉ PUIG, J.Psiquiatra, Cruz Roja, Universidad <strong>de</strong> Barcelona.Correspon<strong>de</strong>ncia: Dr. Josep Solé. Creu Roja Toxicomanies. c/ Junta <strong>de</strong> Comerç 10. 08034 Barcelonatel. 933181218 8956 jsp@comb.esResumenSe ofrece el tratamiento sintomático <strong>de</strong> las consecuenciaspsiquiátricas <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis, eltratamiento <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito, y la significación<strong>de</strong> los controles <strong>de</strong> orina. Sobre el tratamiento sintomáticose compara la semivida <strong>de</strong> eliminación <strong>de</strong> loscannabinoi<strong>de</strong>s y la <strong>de</strong> algunos antipsicóticos. Por vezprimera, al menos en español, se sistematiza la terapia<strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito cannábico, teniendo comoreferencia su homóloga <strong>de</strong>l hábito tabáquico. Sealu<strong>de</strong> al contexto <strong>de</strong> uso recreativo, a la importancia<strong>de</strong>l ambiente <strong>de</strong> consumo, y a las interacciones farmacológicas<strong>de</strong>seadas por los policonsumidores. Se<strong>de</strong>fine la cesación <strong>de</strong>l hábito cannábico como terapiapsicológica ambulatoria basada en el counselling.Compren<strong>de</strong> los abordajes individual, grupal y familiar.En este último se distingue entre intervención informativae intervención terapéutica. Por último, se consi<strong>de</strong>rala significación <strong>de</strong> los controles <strong>de</strong> orina en elproceso terapéutico. Las conclusiones son: que a<strong>de</strong>más<strong>de</strong> ofrecer tratamiento psiquiátrico sintomáticohay que ofrecer tratamiento <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito.Que este último requiere competencias profesionales<strong>de</strong> tipo counselling e incluso psicoterapia, y que loscontroles <strong>de</strong> orina son válidos como complementocon fines terapéuticos, pero nunca fiscalizadores porla lenta eliminación <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.Palabras clave: cannabis, tratamiento, interrupción,controles <strong>de</strong> orina.SummaryThe symptomatic psychiatric treatment of cannabisabuse, the cessation treatment of the habit, and thesignificance of urinalysis are <strong>de</strong>scribed. The respectiveelimination half-lifes of both cannabinoids andsome antipsychotics are compared. At least in Spanish,this is the first time when the cessation treatmentof the cannabis habit is proposed and systematised.The reference is clearly its homologous intobaccoism. Context factors as recreative use, relevanceof the setting in which cannabis use takesplace, and the <strong>de</strong>sired drug interactions of polyusersare consi<strong>de</strong>red. Cannabis habit cessation treatment is<strong>de</strong>fined as psychological outpatient therapy technicallybased on counselling. Individual, group andfamily approaches are <strong>de</strong>scribed. The latter inclu<strong>de</strong>sinformation and/or therapy interventions. The significanceof urinalysis in the treatment process is consi<strong>de</strong>red.Conclusions are: besi<strong>de</strong>s psychiatric treatmentof the symptoms caused by cannabis abuse, cessationtreatment of the cannabis habit must be offered.The latter requires as well specific professional competence,to be <strong>de</strong>fined as counselling or even psychotherapy.Urinalysis controls are useful as a complementarytreatment instrument, but given the slowelimination of cannabionids they are not indicated forsurveillance purposes.Key words: cannabis, treatment, cessation, urinalysiscontrol.INTRODUCCIÓNAl alba <strong>de</strong>l tercer milenio, el <strong>de</strong>batesobre las drogas parece centrarse endos productos que se fuman: el tabacoy el cannabis (Solé Puig, 2000a). La prohibiciónestadouni<strong>de</strong>nse está acabando allí conel hábito nicotínico y se lo está poniendocada vez más difícil al fumador europeo. Tambiénen España, y pese a la alta prevalenciaVOL. 12. SUPLEMENTO 2 301


<strong>de</strong> tabaquismo, la sensibilidad antitabaco vaabriéndose camino. En contraste, el cannabises objeto <strong>de</strong> una campaña permanente <strong>de</strong>promoción social en ambas riberas <strong>de</strong>l Atlántico.Des<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong> la droga, los cigarrillos<strong>de</strong> tabaco siguen siendo, con diferencia,la sustancia <strong>de</strong> abuso más consumida <strong>de</strong>lmundo, y los cigarrillos o porros <strong>de</strong> marihuanao <strong>de</strong> hachís siguen representando lomismo en el campo ilegal. En términos <strong>de</strong>mercado, los primeros parece que irán amenos en el futuro, y los segundos quizásean más tolerados socialmente, por lomenos en Europa. Estamos, pues, ante dosconsumos que se fuman, que son masivos,pandémicos, y cuyo status social-legal sediría que está en trance <strong>de</strong> aproximarse paraquizá acabar convergiendo.Cannabis y tabaco se hallan, por tanto, enun campo <strong>de</strong> fuerzas marcado por el antagonismoexistente –lo cual es típico en drogasentrela legalidad o la tolerancia y la prohibición.La prohibición como método <strong>de</strong> prevenciónpor contención legal frente a los psicotropospotencialmente peligrosos tiene suparadigma, concretado en el alcohol, en laprohibición estadouni<strong>de</strong>nse entre los años1919 y 1934. Quince años <strong>de</strong> prohibición <strong>de</strong>lalcohol supusieron menor tasa <strong>de</strong> fallecimientospor cirrosis hepática y mayor alarmasocial ante el gangsterismo. Tres años <strong>de</strong>spués,en 1937, los americanos pusieron envigor la Marijuana Tax Act, que transfería laprohibición al cannabis. Des<strong>de</strong> entonces, lospaíses occi<strong>de</strong>ntales asumieron esta prohibición,aunque con matices. Así, en los propiosEstados Unidos hay once estados, Californiay Nueva York entre ellos, en don<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong>1976 el consumo se halla <strong>de</strong>spenalizado.Europa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posguerra, hizo suya la prohibiciónamericana. En 1992, el ParlamentoEuropeo se pronunció contra la legalización<strong>de</strong> psicotropos distintos <strong>de</strong>l tabaco, el alcoholy los psicofármacos adictivos (barbitúricos,benzodiacepinas). De los Países Bajosse <strong>de</strong>nunció su carácter <strong>de</strong> oasis <strong>de</strong> la droga,y se les instó a alinearse con en la políticageneral prohibicionista. En Holanda y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>1978 está permitida la posesión <strong>de</strong> hastatreinta gramos <strong>de</strong> cannabis para uso personal.Hay allí unas dos mil coffe-shops don<strong>de</strong>se ven<strong>de</strong> y se consume marihuana. En España,fumar porros goza <strong>de</strong> una toleranciasocial indiscutible. Es notoria, también, lamilitancia antiprohibicionista <strong>de</strong>l lingüistaNoam Chomsky y <strong>de</strong>l Premio Nobel MiltonFriedman, fundador <strong>de</strong> la Drug Policy Foundationy para el cual las únicas leyes a lasque <strong>de</strong>bieran someterse todo tipo <strong>de</strong> drogasson las <strong>de</strong>l mercado.Hay, por tanto, sobrados ejemplos enEuropa y Estados Unidos <strong>de</strong> la masiva coexistencia<strong>de</strong> fumar tabaco y fumar cannabis.Des<strong>de</strong> esta perspectiva sorpren<strong>de</strong> que dispongamos<strong>de</strong> un amplio caudal <strong>de</strong> informacióntécnica para ayudar al nicotin<strong>de</strong>pendientea que <strong>de</strong>je <strong>de</strong> fumar y que no sucedalo mismo para el caso <strong>de</strong>l hábito cannábico.Más allá <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate sobre si consumir cannabisgenera <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia física o no, hayconsumidores <strong>de</strong> porros necesitados <strong>de</strong>ayuda para abandonar su hábito; es evi<strong>de</strong>nteque este tipo <strong>de</strong> ayuda técnica sólo está disponiblepara quienes <strong>de</strong>sean abandonar eltabaquismo. En este trabajo, que preten<strong>de</strong>ser consecuentemente holista, revisamos eltratamiento sintomático que suelen recibirlas secuelas psiquiátricas por abuso <strong>de</strong> cannabisy nos centramos en la propuesta <strong>de</strong>tratamiento <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito cannábico.Esto último es novedoso y la i<strong>de</strong>a es que<strong>de</strong>bería ser ofertado en los ambientes asistencialesespecializados en drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias.Finalmente, intentamos situar el papelque tienen los controles <strong>de</strong> <strong>de</strong>tección <strong>de</strong>cannabinoi<strong>de</strong>s en orina a lo largo <strong>de</strong>l procesoterapéutico y <strong>de</strong>saconsejamos dichosanálisis <strong>de</strong> orina cuando se hacen con finesfiscalizadores, y ello en razón <strong>de</strong> la lentacinética <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s. La discusióninci<strong>de</strong> en la naturaleza ambivalente <strong>de</strong>l cannabisy <strong>de</strong> todas las sustancias <strong>de</strong> abuso, unconocimiento que es básico y que todo terapeuta<strong>de</strong>bería tener siempre presentedurante el proceso <strong>de</strong> ayuda al consumidor.Las conclusiones recapitulan las aportaciones<strong>de</strong>l trabajo.302Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


1.TRATAMIENTO SINTOMÁTICOEn los países <strong>de</strong> nuestro entorno se consi<strong>de</strong>raque el consumo <strong>de</strong> cannabis, por simismo, no requiere ningún tratamiento específico.La razón estriba en que el síndrome <strong>de</strong>abstinencia, si existe, no interfiere significativamentela vida cotidiana <strong>de</strong>l usuario. La<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia física, si existe, no da problemas.Por ello no suele haber necesidad <strong>de</strong>prescribir medicamentos <strong>de</strong> tolerancia cruzadacon el THC. Incluso se consi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>saconsejablesi <strong>de</strong>seamos que el paciente aprendaa afrontar las consecuencias <strong>de</strong> sus actos sintener que refugiarse en soluciones farmacológicas.En cambio, sí que <strong>de</strong>be conocerse el tratamiento<strong>de</strong> los cuadros psicopatológicos porconsumo cannábico, para cuya evaluaciónnos valdremos <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong> referenciadiagnósticos DSM-IV (cuadro 1 y 2) o la CIE-10 (cuadro 3 y 4).En caso <strong>de</strong> psicosis <strong>de</strong>ben prescribirseneurolépticos. De primera intención quizáoptemos por los <strong>de</strong> última generación comola risperidona, la olanzapina o el flupentixol,por el plus <strong>de</strong> tolerabilidad <strong>de</strong> que puedangozar. Sin embargo, también recomendamosla clorpormacina en dosis alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 75mg/dia, pues presenta una semivida <strong>de</strong> eliminación(t1/2) lenta, unas 30 horas, siendotodavía el patrón <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> los antipsicóticos.Se obtienen también excelentesresultados con tioridazina (t1/2 también <strong>de</strong>unas 30 horas) y levomepromazina (t1/2 entre16 y 77 horas). Ello es extensible también alCuadro 1. Criterios diagnósticos <strong>de</strong>l DSM-IV para F12.00: Intoxicación cannábicaA) CONSUMO RECIENTE DE CANNABISB) IMPORTANTES CAMBIOS DESADAPTIVOS CONDUCTUALES O PSICOLÓGICOS (por ej. coordinaciónmotora alterada, euforia, ansiedad, sensación <strong>de</strong> tiempo enlentecido, juicio alterado, retraimiento social)DESARROLLADOS DURANTE EL, O TRAS POCO TIEMPO DE, CONSUMO DE CANNABIS.C) DOS (O MÁS) DE LOS SIGNOS SIGUIENTES, <strong>de</strong>sarrollados <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las2 horas posteriores al uso <strong>de</strong>cannabis:1. INYECCIÓN CONJUNTIVAL2. APETITO AUMENTADO3. BOCA SECA4. TAQUICARDIAD) LOS SÍNTOMAS NO SE DEBEN A UNA CONDICIÓN MÉDICA GENERAL NI PUEDEN EXPLICARSE MEJORMEDIANTE OTRO TRANSTORNO MENTAL.*especificar si: F12.04 con alteraciones perceptivasCuadro 2. Criterios diagnósticos <strong>de</strong>l DSM-IV. Trastornos relacionados con cannabisTRASTORNOS POR CONSUMO DE CANNABISF12.2X Depen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cannabisF12.1 Abuso <strong>de</strong> cannabisTRASTORNOS POR CONSUMO DE CANNABISF12.00 Intoxicación por cannabisF12.04 intoxicación por cannabis, con alteraciones perceptivasF12.03 <strong>de</strong>lirium por intoxicación con cannabisF12.XX Trastorno psicótico inducido por cannabis.51 con i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>lirantes, <strong>de</strong> inocio durante la intoxicación.52 con alucinaciones, <strong>de</strong> inicio durante la intoxicaciónF12.8 trastorno <strong>de</strong> ansiedad inducido por cannabisF12.9 trastorno relacionado con cannabis no especificadoSolé, J. 303


Cuadro 3. Criterios diagnósticos CIE-10 <strong>de</strong> investigación para la intoxicación cannábicaA)SATISFACER LOS CRITERIOS GENERALES DE INTOXICACIÓN AGUDAB) PARA QUE EXISTA INTOXICACIÓN CANNÁBICA, DEBE HABER COMPORTAMIENTO ALTERADOO ANORMALIDADES PERCEPTIVAS, INCLUYÉNDOSE ALGUNO DE LOS SIGUIENTES SÍNTOMAS:11. EUFORIA Y DESHINIBICIÓN12. ANSIEDAD O AGITACIÓN13. SUSPICACIA O IDEACIÓN PARANOIDE14. ENLENTECIMIENTO TEMPORAL, ES DECIR, SENSACIÓN DE QUE EL TIEMPO PASA MUY DESPACIO111.Y7O EXPERIENCIA DE UN RÁPIDO FLUJO DE IDEAS15. JUICIO ALTERADO16. DETERIORO DE LA ATENCIÓN17. DETERIORO DEL TIEMPO DE REACCIÓN18. ILUSIONES AUDITIVAS, VISUALES O TÁCTILES19. ALUCINACIONES CON LA ORIENTACIÓN CONSERVADA10. DESPERSONALIZACIÓN11. DESREALIZACIÓN12. INTERFERENCIA EN EL FUNCIONAMIENTO PERSONALC)AL MENOS UNO DE LOS SIGUIENTES SIGNOS DEBE ESTAR PRESENTE:1. Apetito aumentado2. sequedad <strong>de</strong> boca3. Congestión conjuntival4. TaquicardiaCuadro 4. CIE-10 versus DSM-IVF.12.03 INTOXICACIÓN CANNÁBICA CON DELIRIUMEl DSM-IV INCLUYE EL DELIRIUM POR INTOXICACIÓN CANNÁBICA CON CRITERIOS GENÉRICOS PARATODAS LAS SUSTANCIASF.12.3 SÍNDROME DE ABSTINENCIA (SÓLO CIE-10)EL DSM-IV INCLUYE EL SÍNDROME DE ABSTINENCIA CANNÁBICOhaloperidol, con una t1/2 algo menor, <strong>de</strong> unas18 horas. La t1/2 <strong>de</strong> la 9-hidroxi-risperidona,el metabolito activo <strong>de</strong> la risperidona, es <strong>de</strong>unas 24 horas, suficiente también para neutralizarel efecto psicotomimético <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.En la tabla 1 comparamos lasemivida <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s y la <strong>de</strong> tresneurolépticos.Tabla 1. Ejemplos <strong>de</strong> semivida (t1/2) <strong>de</strong> eliminación en horasCannabinoi<strong>de</strong>s Clorpromazina Tioridacina Haloperidol14 a 40 30 (+/- 7) 26-35 18 (+/- 6)Dada la lenta semivida <strong>de</strong> eliminación <strong>de</strong>los cannabinoi<strong>de</strong>s parece preferible <strong>de</strong>cantarsepor neurolépticos <strong>de</strong> farmacocinética similar,que a<strong>de</strong>más son los más utilizados. Noobstante, la psicotomímesis cannábica semanifiesta durante las primeras horassiguientes a la inhalación o ingesta. Luego lapersistencia prolongada <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s ensangre <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener significación comportamentalo subjetiva. De ahí que también neurolépticos<strong>de</strong> vida media más breve, como laperfenacina, loxapina, y clozapina, con t1/2que no rebasan las 12 horas, se adapten bienal periodo a cubrir y <strong>de</strong>n una buena respuestaantipsicótica. En la práctica todos los neurolépticospue<strong>de</strong>n ser indicados. Lo importantees que el médico prescriba el neurolépticocon el que se halle más familiarizado. En elmomento <strong>de</strong> salir a la luz esta monografíason <strong>de</strong> primera elección los antipsicóticos304Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


olanzapina, risperidona y flupentixol, por unperfil <strong>de</strong> toleranacia acor<strong>de</strong> con los estándaresactuales.El diagnóstico <strong>de</strong> <strong>de</strong>lírium cannábico, raroo quizá inexistente, aconsejaría la monitorizaciónhidroelectrolítica <strong>de</strong>l enfermo, si bien elriesgo en este sentido sería claramentemenor que en caso <strong>de</strong> un <strong>de</strong>lírium tremens.El tratamiento <strong>de</strong> urgencia pue<strong>de</strong> ser la administraciónintramuscular <strong>de</strong> 25-50 mg <strong>de</strong> clorpromacinao <strong>de</strong> 5-10 mg <strong>de</strong> haloperidol, aunquetambién <strong>de</strong> 10 mg <strong>de</strong> diacepán o 50 <strong>de</strong>clorazepato si se juzga que la pronta y simpleansiolisis ha <strong>de</strong> bastar.Pue<strong>de</strong> estar indicado administrar tambiénantipsicóticos en el discutido síndrome <strong>de</strong>abstinencia por cannabinoi<strong>de</strong>s, pues hayveces que aparecen síntomas <strong>de</strong> la serie psicóticay entonces vale la pena prevenir complicacionesen este sentido. De primeraintención no suele emplearse anti<strong>de</strong>presivos,aunque se ha <strong>de</strong>scrito el uso <strong>de</strong> tricíclicoscomo la <strong>de</strong>sipramina (Tennant, 1986) tricíclicoinhibidor <strong>de</strong> la recaptación <strong>de</strong>noradrenalina. La <strong>de</strong>sipramina no se hallacomercializada en España, pero al ser unmetabolito <strong>de</strong> la imipramina, pue<strong>de</strong> utilizarseésta a todos los efectos. De todos modos,actualmente es recomendable prescribir <strong>de</strong>primera intención inhibidores selectivos <strong>de</strong> larecaptación <strong>de</strong> serotonina como fluoxetina,paroxetina, fluvoxamina, sertralina y citalopram,por su mayor tolerancia. Aunque apenasse dispone <strong>de</strong> experiencia con venlafaxina,nefazodona y mirtazapina, su uso enmedicina <strong>de</strong> la adicción también parece prometedor.En cuanto a las reacciones adversas,ansiosas, por intoxicación cannábica aguda,o sea los “malos viajes” (bad trips), siguesiendo válido el consejo <strong>de</strong> Smith (1968) ensu trabajo ya clásico, cuando proponía administraruna pequeña dosis <strong>de</strong> tranquilizantevia oral y simultáneamente seguir el método<strong>de</strong> la charla (talk down) relajada con elpaciente, sin otro propósito que calmarle laangustia. Sólo en algún caso habrá <strong>de</strong> recurrirsea la administración <strong>de</strong> benzodiacepinas.2. CESACIÓN DEL HÁBITO CANNÁBICOLa adicción a la marihuana y al hachís conllevaalteraciones en las esferas cognitiva,emocional (estado <strong>de</strong> ánimo) y psicosocial(Solowij, 1998) beneficiarias <strong>de</strong> diagnóstico ytratamiento y con una evolución clínica pre<strong>de</strong>cible.También con el cannabis, y tal comosiempre ocurre en caso <strong>de</strong> problemas porconsumo <strong>de</strong> sustancias, la conceptualización<strong>de</strong> enfermedad pue<strong>de</strong> conducir a malpraxis sino se abordan las condiciones psicosociales,interpersonales y <strong>de</strong> rol, que contextualizan elconsumo, abuso, o <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> dichasustancia.El cannabis se asocia comúnmente al usorecreativo (cuadro 5 ). Se ha <strong>de</strong>mostrado queel ambiente (setting) en que el consumotiene lugar va a <strong>de</strong>terminar en gran manerasus posibles efectos. Existe escasa literaturaacerca <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong>l cannabis en la conductasocial, lo que se explicaría por las dificulta<strong>de</strong>smetodológicas que comporta dichoanálisis. Para ello sería necesario recrear invitro el entorno en que se <strong>de</strong>sarrolla el uso,con sujetos voluntarios que consumierancannabis y en dosis estrictamente controladas.En la práctica, dichos estudios se hanbasado en cuestionarios o entrevistassemiestructuradas, con sujetos que en elmomento <strong>de</strong> la evaluación estaban, o parecíanestar, abstinentes. No había, por tanto, unentorno similar al <strong>de</strong>l consumo y tampocohabía un grupo control. Dichas <strong>de</strong>ficienciastécnicas hacen que sea muy difícil la extrapolación<strong>de</strong> los resultados obtenidos.Cuando se han creado las condiciones a<strong>de</strong>cuadascontrolándose las distintas variablesque intervienen, se ha observado que losefectos farmacológicos <strong>de</strong> las preparacionescannábicas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n en gran medida <strong>de</strong>variaciones situacionales, que los efectos <strong>de</strong>dosis relevantes <strong>de</strong> la droga no siguen unpatrón lineal ,y que una misma cantidad <strong>de</strong> lasustancia pue<strong>de</strong> presentar efectos muy diferentes,en función <strong>de</strong> si se toma en un lugarfamiliar o extraño, en compañía <strong>de</strong> amigos o<strong>de</strong>sconocidos, y si se asocia o no a consumos<strong>de</strong> alcohol y <strong>de</strong>más psicotropos (cuadro 6 ).Solé, J. 305


Cuadro 5. Terapia <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito cannábicoCannabismo1) CONCEPTUALIZACIÓN COMO ENFERMEDAD2) USO RECREATIVO• Escasos estudios sobre los efectos <strong>de</strong>l cannabis en la conducta social• Importancia SETTING <strong>de</strong> consumo• Expectativa <strong>de</strong>l sujeto* Dosis relevantes no siguen un patrón linealCuadro 6. Contexto <strong>de</strong>l consumo cannábicoStatus <strong>de</strong> prohibición/minimizaciónINTERACCIONES FARMACOLÓGICAS DESEADAS2) USO RECREATIVO• PARA NEUTRALIZAR EFECTOS: cannabinoi<strong>de</strong>s, heroína, alcohol o benzodiacepinas tras consumo <strong>de</strong> cocaínao anfetaminas.• PARA PROLONGAR LOS EFECTOS: cannabinoi<strong>de</strong>s <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> heroína.• PARA POTENCIAR LA SENSACIÓN DE EMBRIAGUEZ: cannabinoi<strong>de</strong>s y alcohol.Al margen <strong>de</strong> estas consi<strong>de</strong>raciones previas,que nos ayudan a resituar el tema <strong>de</strong>s<strong>de</strong>una perspectiva más amplia, aquí nos centraremosen los aspectos terapéuticos <strong>de</strong> estetipo <strong>de</strong> consumo. En primer lugar, cabe <strong>de</strong>cirque una cosa es tratar las secuelas próximaso remotas <strong>de</strong>l cannabismo, y otra es tratar elhábito <strong>de</strong> fumar porros <strong>de</strong> hachís o marihuana.Esto último es precisamente la terapia <strong>de</strong>cesación anticannábica, que presenta unanotable dificultad psicológica, perfectamenteparangonable a la propia <strong>de</strong> la terapia antitabáquica.En este sentido, son <strong>de</strong> sobrasconocidos los obstáculos motivacionales queun <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> nicotina <strong>de</strong>be salvar, tantosi <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> cesar <strong>de</strong> fumar con asistencia técnicao por si solo.Las estadísticas acerca <strong>de</strong> los hábitos <strong>de</strong>consumo <strong>de</strong> la población general nos muestranque, en su historia natural, el consumo<strong>de</strong> cannabis <strong>de</strong>crece con la edad (cuadro 7).Esto parece cumplirse menos en los casosen que el consumo cannábico haya supuestoel primer peldaño en la toma <strong>de</strong> contacto conotras sustancias ilegales. En efecto, nos estamosrefiriendo al clásico, aunque siemprepolémico, concepto <strong>de</strong> escalada en el consumo<strong>de</strong> drogas, en la que <strong>de</strong> forma clara intervieneuna presión grupal ten<strong>de</strong>nte a menospreciarel riesgo <strong>de</strong> posibles <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasposteriores.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estos dos factores reforzantes<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis, es <strong>de</strong>cir, la sustanciaen si misma (refuerzo primario) y el climagrupal inductor (refuerzo secundario), en elcaso <strong>de</strong>l hábito cannábico hay que añadir unobstáculo más, quizá el principal: que quienfuma cigarrillos cannábicos o porros no suelesentir la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hacerlo. Aunen el caso <strong>de</strong> que el fumador <strong>de</strong> cannabisCuadro 7. Tratamiento <strong>de</strong>l cannabismo (1)• Secuelas <strong>de</strong>l cannabis.• Hábito <strong>de</strong> fumar cannabis:TERAPIA DE CESACIÓN CANNÁBICAA)CONSIDERACIONES PREVIAS:• El consumo <strong>de</strong>crece con la edad• La mayoría abandona el hábito sin someterse a ningún tratamiento306Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


aqueje molestias y refiera síntomas, normalmenteno lo relacionará con su consumo. Ellosuce<strong>de</strong> porque, en un contexto <strong>de</strong> uso múltiple<strong>de</strong> psicotropos, los cannabinoi<strong>de</strong>s casinunca se incluyen entre las principales drogasnocivas. Pero el consumo cannábico pue<strong>de</strong>conllevar adversida<strong>de</strong>s. La negación <strong>de</strong> lasmismas por parte <strong>de</strong> quien las sufre es simplementeun ejemplo más <strong>de</strong> la distorsiónatributiva que típicamente muestra cualquierconsumidor <strong>de</strong> sustancias <strong>de</strong> abuso: nicotina,alcohol, heroína, cocaína, etc. (cuadro 8).Cuadro 8. Tratamiento <strong>de</strong>l cannabismo (2)B) DIFICULTADES• REFUERZO PRIMARIO (SUSTANCIA)• REFUERZO SECUNDARIO (SETTING GRUPAL INDUCTOR)• OBSTÁCULOS MOTIVACIONALES: DISTORSIÓN ATRIBUTIVAC)CARACTERÍSTICAS DE LA INTERVENCIÓN1. TERAPIA PSICOLÓGICA EN RÉGIMEN AMBULATORIO2. POBLACIÓN DIANA: ADOLESCENTES Y ADULTOS JÓVENES PREVENCIÓN SECUNDARIA3. ESTILO TERAPÉUTICO NO DIRECTIVO: MÉTODOS INDIRECTOS, ACTITUD DE TOLERANTE ESPERA¿Es entonces posible la terapia <strong>de</strong> cesación<strong>de</strong> fumar cannabinoi<strong>de</strong>s? Sí, a condición<strong>de</strong> dotar <strong>de</strong> suficiente contenido psicopedagógicoa la intervención terapéutica, consi<strong>de</strong>randoa priori que la mayoría <strong>de</strong> los consumidorespue<strong>de</strong>n abandonar el hábito sinsometerse a ningún tipo <strong>de</strong> tratamiento. Sóloaquéllos que han <strong>de</strong>cidido abandonar la sustanciay no lo han conseguido por sus propiosmedios serán los que realizarán algún tipo <strong>de</strong><strong>de</strong>manda, normalmente en centros públicosespecializados o bien en gabinetes privados.En general, si la implicación con la drogano es muy profunda y se cuenta con un mínimo<strong>de</strong> recursos personales, lo más aconsejablees optar, <strong>de</strong> entrada, por modalida<strong>de</strong>spoco intrusivas como el tratamiento ambulatorioo bien la participación en grupos <strong>de</strong>autoayuda para cesación <strong>de</strong> cannabismo, siéstos existen. Sólo en caso <strong>de</strong> consumosparalelos <strong>de</strong> otro tipo <strong>de</strong> drogas, o bien siaparece sintomatología psiquiátrica, habría <strong>de</strong>plantearse otro tipo <strong>de</strong> intervención. Laopción preferible en estos supestos sería la<strong>de</strong> la asistencia en régimen cerrado, esto es,un recurso <strong>de</strong> tipo resi<strong>de</strong>ncial que dotara <strong>de</strong>mayores garantías al proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>shabituación,por lo menos en sus inicios (USDHHS,1998).Existen diferentes abordajes terapeúticospara tratar este tipo <strong>de</strong> drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,pero cualquier tipo <strong>de</strong> intervención orientadaal cambio <strong>de</strong>bería partir <strong>de</strong> las siguiente premisas:1) El abandono <strong>de</strong>l hábito cannábico provendrá<strong>de</strong> una terapia principalmente psicosocial,en régimen ambulatorio, similar a laterapia <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito tabáquico.2) Se centrará en pacientes adolescentes yadultos jóvenes, los principales afectados,como forma <strong>de</strong> prevención secundaria.Aunque es evi<strong>de</strong>nte que tendrá en cuentacualquier franja <strong>de</strong> edad.3) Los terapeutas <strong>de</strong>berán evitar dar pie a quelos pacientes adolescentes les i<strong>de</strong>ntifiquenautomáticamente con los padres. Si éstos<strong>de</strong>sean intervenir o necesitan ayuda, esmejor <strong>de</strong>rivarlos a otro equipo terapéutico.4) Los terapeutas han <strong>de</strong> ser concretos enlos contenidos. La interacción gestual,complementaria <strong>de</strong> la verbal, es importante.El estilo <strong>de</strong> interacción terapeuta/paciente no <strong>de</strong>be ser sólo vertical, perotampoco falsamente horizontal. Si es factible,cabe echar mano <strong>de</strong> juego <strong>de</strong> roles,manualida<strong>de</strong>s, instrumentos musicales,dibujos, collages, etc. Cuanta mejor formaciónpsicoterapéutica tenga el profesionalconcernido, tanto más beneficiado resultaráel paciente (Solé Puig, 1995).5) El objetivo es, también aquí, la responsabilización<strong>de</strong>l fumador <strong>de</strong> cannabis en relacióna sí mismo y a los <strong>de</strong>más. Es meta <strong>de</strong>Solé, J. 307


la terapia psicosocial <strong>de</strong>sactivar prejuicios yfalsas atribuciones, así como clarificar elcampo motivacional <strong>de</strong> cada paciente paraque sus intenciones <strong>de</strong> salud se conviertanen realizaciones concretas.6) El aquí y ahora <strong>de</strong>l paciente importa másque su pasado. Siempre es meta <strong>de</strong> laterapia <strong>de</strong>spertar expectativas <strong>de</strong> futuro enel paciente, tratando <strong>de</strong> activar sus propiosrecursos personales.La terapia <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito cannábico,como la <strong>de</strong>l tabaquismo, requiere un estiloterapéutico no directivo. Al principio, elterapeuta opta por una pasividad aparente,omitiendo hacer preguntas y planes. Quienconsume cannabis no suele expresar quejasal respecto o no es consciente <strong>de</strong> ellas. Deahí que no suela haber <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> ayudapara <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> fumar porros. Esta realidad, tandistinta <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l heroinómano que urgevehementemente la asistencia, le impone alterapeuta <strong>de</strong>l hábito cannábico una actitudreceptiva y <strong>de</strong> tolerancia, sin plazos previos nifases formalizadas.La terapia <strong>de</strong> cesación anticannábica quejuzgamos posible, en la práctica únicamenteindicada si hay fuerte consumo diario duranteaños y que <strong>de</strong> hecho sólo implementamos enlas escasas ocasiones que se solicita, pue<strong>de</strong>esquematizarse como sigue.El programa comienza con la <strong>de</strong>sintoxicaciónambulatoria <strong>de</strong>l paciente, cosa que significaabstinencia <strong>de</strong> preparaciones cannábicasy eventual administración <strong>de</strong> ansiolíticos . Seaprovecha así la tolerancia cruzada entre cannabinoi<strong>de</strong>sy benzodiacepinas para fines terapéuticos.Aunque en cesación antitabáquicatambién pue<strong>de</strong>n prescribirse benzodiacepinasa pequeñas dosis, ahí el efecto beneficioso no<strong>de</strong>scansa en la tolerancia cruzada, sino en laneutralización en sistema nervioso central <strong>de</strong>lefecto estimulante <strong>de</strong> la nicotina (cuadro 9).D)FASES DEL PROGRAMA:1ª.DESINTOXICACIÓN AMBULATORIA:• ANTICIPACIÓN ACONTECIMIENTOS• POSIBLE USO DE BENZODIACEPINAS2ª.DESHABITUACIÓN: (1)A. TERAPIA INDIVIDUAL:Cuadro 9. Tratamiento <strong>de</strong>l cannabismo (3)OBJETIVOS:TÉCNICAS:- aumento conciencia <strong>de</strong> problema- <strong>de</strong>sactivar prejuicios y falsas creencias- generar expectativas <strong>de</strong> futuro- counseling- entrenamiento en habilida<strong>de</strong>s sociales- prevención <strong>de</strong> recaídas- refuerzo cts., alternativas: sist. incentivosLlegados a este punto hay que recordarque en algunos casos es posible la utilizacióninicial <strong>de</strong> técnicas aversivas, para apoyar losprimeros momentos <strong>de</strong> la interrupción <strong>de</strong>lcannabis. Entre las más conocidas mencionaremosla técnica <strong>de</strong> fumar <strong>de</strong> forma rápida,también utilizada en el tratamiento <strong>de</strong>l tabaquismo.Entre los inconvenientes <strong>de</strong> esta técnicase señalan las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mantenimiento<strong>de</strong> sus resultados. Ello se <strong>de</strong>be a queel objetivo inicial es meramente el <strong>de</strong> la interrupcióno disminución <strong>de</strong> la conducta problemay no la instauración <strong>de</strong> nuevas formasalternativas <strong>de</strong> conducta. Por eso, con el fin<strong>de</strong> lograr buenos resultados tales técnicasaversivas <strong>de</strong>berían asociarse a otro tipo <strong>de</strong>intervenciones, <strong>de</strong> tipo individual o grupal,que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una vertiente positiva <strong>de</strong> activación<strong>de</strong> los propios recursos personales <strong>de</strong>cada paciente, modificara las atribuciones <strong>de</strong>lsujeto a los efectos <strong>de</strong> la sustancia. En lapráctica, una vez más, rigen los mismos prin-308Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


cipios que en cesación <strong>de</strong>l tabaquismo, por loque las técnicas aversivas serán una indicaciónsecundaria o incluso <strong>de</strong>sechada. Si hay<strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l paciente en dicho sentido <strong>de</strong>berávalorarse su idoneidad en cada caso.Durante las dos o tres primeras semanas<strong>de</strong> <strong>de</strong>sintoxicación, el cliente <strong>de</strong>berá acudir, adiario si es posible, o cuanto más frecuentementemejor. Es obvio que la ansiolisis farmacológicasólo tiene sentido mientras hayaansiedad . El médico no <strong>de</strong>be dilatar el periodo<strong>de</strong> prescripción <strong>de</strong> benzodiacepinas por elconocido problema <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, potencialmentegrave. Sin embargo, tampoco<strong>de</strong>berá acortarlo por exceso <strong>de</strong> alarma antedicha yatrogenia, pues entonces podría quedarcomprometido ya <strong>de</strong> entrada el éxito <strong>de</strong>ltratamiento.En cada sesión, si ello es factible, se tomarámuestra <strong>de</strong> orina para <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> THC yotros metabolitos, con el doble propósito <strong>de</strong>comprobar si efectivamente hay abstinenciay, más que nada, alentar (refuerzo social ) alpaciente. Como los cannabinoi<strong>de</strong>s se metabolizan<strong>de</strong> forma lenta , el paciente pue<strong>de</strong>comprobar que tras muchos días <strong>de</strong> habercesado <strong>de</strong> fumar porros su organismo todavíaes portador <strong>de</strong> metabolitos cannabinoi<strong>de</strong>s.En realidad el THC carboxílico será <strong>de</strong>tectablehasta transcurrido tres semanas e inclusomás <strong>de</strong> un mes. Este hecho suele impresionar<strong>de</strong>sagradablemente al fumador, animándolea que prosiga en la dirección <strong>de</strong> mantenerestable la abstinencia .El terapeuta, a<strong>de</strong>más, pue<strong>de</strong> anticiparacontecimientos al paciente, diciéndole porejemplo que tras la interrupción <strong>de</strong>l hábitocannábico es normal sufrir insomnio. Es untipo <strong>de</strong> información que conviene dar paraque el paciente reciba un mensaje <strong>de</strong> dominiotécnico que le tranquilice, y que se afianceasí su sentido <strong>de</strong> seguridad en una abstinenciasólo muy recientemente adquirida.Más tar<strong>de</strong>, llegado el momento en que secomprueba que la orina está limpia (drugfree) <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s, incluso hay muestras<strong>de</strong> alborozo en el grupo terapéutico, por laexpectación generada ante la lenta farmacocinética<strong>de</strong>l THC y <strong>de</strong>más metabolitos cannabioni<strong>de</strong>s.Superada esta primera etapa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sintoxicación,la monitorización <strong>de</strong>be prolongarsetodo el tiempo necesario. Como referenciasugerimos un año, tiempo durante el cual seaplicarán técnicas <strong>de</strong> carácter psicológico, <strong>de</strong>cara a po<strong>de</strong>r favorecer el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>shabituación.2.1. Abordaje individualEs probablemente la parte más importante<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l abordaje <strong>de</strong>stinado a la <strong>de</strong>shabituación,<strong>de</strong>biéndose consi<strong>de</strong>rar los aspectosgenerales anteriormente comentados. Dentro<strong>de</strong> las diferentes escuelas psicológicasexistentes, nos centraremos en las cognitivoconductuales,las interpersonales, y las psicodinámicas.Según sea la formación <strong>de</strong>l psiquiatrao <strong>de</strong>l psicólogo clínico que hace laterapia, las técnicas <strong>de</strong> dichas escuelas seaplicarán <strong>de</strong> forma separada o integrada. Laten<strong>de</strong>ncia actual es a integrar las psicoterapias.La psicoterapia se orientará hacia elaumento <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> problema, normalmentebaja, así como a incrementar lamotivación, usualmente también escasa, porabandonar <strong>de</strong>finitivamente el consumo. Lostratamientos eficaces incluyen aconsejamientoy orientación, enseñanza <strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>sa<strong>de</strong>cuadas, y refuerzo <strong>de</strong> la conducta alternativaapropiada (USDHHS, 1997).El psicoterapeuta pue<strong>de</strong> organizar un sistema<strong>de</strong> incentivos: pagar <strong>de</strong>udas, que lospadres asignen algún dinero en pago <strong>de</strong> prestaciones,etc. De esta manera se intenta neutralizarla inercia <strong>de</strong> pasividad que todavíamuestra el paciente, llevándole a avanzar enel programa <strong>de</strong> rehabilitación . En esta planificación<strong>de</strong> incentivos ocuparán un lugar clavelos allegados. Si éstos no existen, es el equipoterapéutico quien se erige en familia sucedánea,y los mensajes <strong>de</strong> aprobación/<strong>de</strong>saprobaciónlogran tener alguna fuerzamoduladora en la manera <strong>de</strong> conducirse elpaciente.Solé, J. 309


Dentro <strong>de</strong> este marco psicoterapéutico nopue<strong>de</strong> omitirse hablar <strong>de</strong>l llamado síndromeamotivacional que clásicamente se ha asociadoa los consumidores crónicos <strong>de</strong> cannabispero que probablemente es inespecífico. Suscaracterísticas pue<strong>de</strong>n resumirse en lassiguientes: pasividad, disminución <strong>de</strong> lasmotivaciones cotidianas, y <strong>de</strong>sinterés general.A pesar <strong>de</strong> que la práctica clínica corroboraríasu existencia, hay que señalar que larelación <strong>de</strong> causa-efecto entre dicho consumoy estos patrones <strong>de</strong> conducta está lejos<strong>de</strong> haberse clarificado. Hay que tener presenteque algo tan vago como la sintomatologíaamotivacional podría estar mediatizado pormúltiples variables intermedias. A<strong>de</strong>más, lapropia <strong>de</strong>finición DSM-IV o CIE-10 <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciase fundamenta en la priorización <strong>de</strong>lconsumo por encima <strong>de</strong> todo lo <strong>de</strong>más. Estoequivale a <strong>de</strong>cir que el drogo<strong>de</strong>pendienteestá casi exclusivamente motivado por perpetuarsu hábito y, por tanto, <strong>de</strong>smotivado/amotivado para el resto <strong>de</strong> los intereses cotidianos.En esta línea, el síndrome amotivacionalno sería otra cosa que un sinónimo <strong>de</strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia cannábica.Es más, los cambios generales <strong>de</strong> comportamientoo actitudinales podrían <strong>de</strong>berse afactores distintos <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> cannabis,como la propia adolescencia, que conllevamanifestaciones <strong>de</strong> indolencia (se ha hablado<strong>de</strong> letargo puberal), o bien los rasgos <strong>de</strong> personalidadya existentes, los diversos factoressocioculturales que puedan favorecer la pasividad,así como el consumo concomitante <strong>de</strong>otros psicofármacos. A su vez, podría plantearsela hipótesis <strong>de</strong> que los consumidoresamotivados presentan una mayor ten<strong>de</strong>ncia arecurrir al uso <strong>de</strong> la marihuana precisamenteporque se sienten apáticos y fracasados,hecho que explicaría que diferentes estudiosno hayan encontrado diferencias significativasentre los adolescentes universitarios queconsumen cannabis y los que no lo hacen.Al margen <strong>de</strong> la posible etiología <strong>de</strong> estesíndrome amotivacional, si es que existe, larealidad clínica nos presenta a un grupo <strong>de</strong>personas con gran dificultad para <strong>de</strong>sarrollaruna vida diaria lo suficientemente gratificantecomo para no reiniciar el consumo, sobretodo cuanto menor es su edad <strong>de</strong> inicio. Elcannabis normalmente dificulta el proceso <strong>de</strong>maduración <strong>de</strong>l individuo, sobre todo cuandoel consumo ha comenzado en la adolescencia,que es la etapa vital en la que el individuoapren<strong>de</strong> a adoptar una conducta activa antelos problemas. Des<strong>de</strong> esta perspectiva seexplica el hecho <strong>de</strong> que los consumidoreshabituales puedan presentar dificulta<strong>de</strong>s paraplantearse objetivos, quizá por menor autoestimaque la <strong>de</strong> los no consumidores.Para concluir, cuando la asistencia <strong>de</strong>lpaciente se vuelve intermitente y con escasamotivación para proseguir con el tratamiento,se aconseja una actitud <strong>de</strong> aceptación <strong>de</strong>lhecho. Dicha aceptación implica mostrarsedisponible para recuperar la relación si elusuario <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> su reinicio. Aunque la inmensamayoría <strong>de</strong> los pacientes <strong>de</strong>shabituados vuelvena fumar cannabis -en nuestra experienciaprácticamente todos-, se espera <strong>de</strong> ellos queno lo hagan con tanta intensidad, es <strong>de</strong>cir,que pasen a ser consumidores sobrios .2.2. Abordaje grupalEl consumo <strong>de</strong> marihuana o <strong>de</strong> hachís,como el <strong>de</strong> tabaco, suele iniciarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>lpropio grupo <strong>de</strong> pares, en eda<strong>de</strong>s tempranasy con un escaso conocimiento <strong>de</strong> las posiblesconsecuencias negativas que pue<strong>de</strong>entrañar a medio o largo plazo. Cabría hablar,por tanto, <strong>de</strong> un típico ejemplo <strong>de</strong> presióngrupal, que suele acentuarse cuando el grupoes un referente más importante para el jovenque la propia familia (cuadro 10).Las sesiones terapéuticas grupales ofrecenun marco muy a<strong>de</strong>cuado para el entrenamientoen técnicas <strong>de</strong> relajación así comopara la prevención <strong>de</strong> otras posibles drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciasy la prevención <strong>de</strong> recaídas,puesto que rentabilizan las intervenciones yfavorecen la adquisición <strong>de</strong> habilida<strong>de</strong>s socialesque <strong>de</strong>spués se extrapolarán a otro tipo<strong>de</strong> situaciones (Liddle, 1998).Las intervenciones grupales <strong>de</strong>berían partir,en teoría, <strong>de</strong> una a<strong>de</strong>cuada selección <strong>de</strong>310Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


B) TERAPIA GRUPALCuadro 10. Tratamiento <strong>de</strong>l cannabismo (4)VENTAJAS- EN LA ADOLESCENCIA EL GRUPO DE PARES PUEDE SER UN REFERENTE MÁS ADECUADO QUE LA PRO-PIA FAMILIA.- RENTABILIZACIÓN DE LAS INTERVENCIONES.- EDADES HOMOGÉNEAS- NO CONSUMO DE OTRAS DROGAS- EXCLUSIÓN PSICOPATOLÓGICa INCAPACITANTECRITERIOS DE SELECCIÓNPROBLEMAS- FALTA DE SUJETOS, EN UN NÚMERO SUFICIENTE Y ESTABLE, QUE PRESENTEN ESTE TIPO DE DEMANDA*Grupos <strong>de</strong> autoayuda(Experiencia en países anglosajones)sus participantes, adoptando los criteriosmás a<strong>de</strong>cuados en función <strong>de</strong> los objetivosperseguidos. He aquí tres criterios <strong>de</strong> selecciónexigentes:1) Exclusión <strong>de</strong> psicopatologías incapacitantes.En caso <strong>de</strong> diagnósticos duales (abuso<strong>de</strong> sustancias junto con trastornos psíquicos)se prioriza el seguimiento individualizado.El equipo terapéutico siempre haráuna valoración personal <strong>de</strong> cada caso.2) Eda<strong>de</strong>s homogéneas: sujetos con un altohistorial <strong>de</strong> consumo no <strong>de</strong>berían coincidircon adolescentes recién iniciados, puestoque las problemáticas asociadas tienenpocos puntos en común y por posible riesgo<strong>de</strong> resultados contraterapéuticos.3) Ausencia <strong>de</strong> consumos asociados <strong>de</strong> otrasdrogas ilegales, pero no <strong>de</strong> tabaco y alcohol.En la práctica, como suce<strong>de</strong> en los gruposterapéuticos con pacientes alcohólicos otabaquistas, hay autoselección, tanto espontánea<strong>de</strong>l paciente como orientada por elterapeuta que lleva el grupo.Al margen <strong>de</strong> los grupos terapéuticos <strong>de</strong>carácter estructurado y que suelen estar dirigidospor un profesional, también existengrupos <strong>de</strong> autoayuda para consumidores <strong>de</strong>cannabis en los países anglosajones. Ennuestro entorno no tenemos noticia <strong>de</strong> ninguno.Los grupos <strong>de</strong> autoayuda se han <strong>de</strong>sarrolladoa partir <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> los yaclásicos grupos <strong>de</strong> Alcohólicos Anónimos. Sebasan en el principio <strong>de</strong>l apoyo mutuo entrepersonas con un mismo problema, e inci<strong>de</strong>nmucho en los aspectos emocionales <strong>de</strong> larelación persona-sustancia.2.3. Abordaje familiarCuando un profesional <strong>de</strong> la salud sospechaque un menor <strong>de</strong> edad está utilizandomarihuana o hachís, <strong>de</strong>bería confirmar eldiagnóstico y valorar los resultados tanto conel posible consumidor como con sus padres.Debería utilizar un discurso firme, <strong>de</strong> apoyo, ypor supuesto <strong>de</strong> índole no judicial. La intervención<strong>de</strong>bería aportar referentes apropiadospara la rehabilitación, así como propiciarun seguimiento posterior <strong>de</strong>l caso (cuadro11).La educación global a la familia acerca <strong>de</strong>lo que representa el consumo <strong>de</strong> tóxicos ysus riesgos, y la monitorización clínica <strong>de</strong>lpaciente en aras <strong>de</strong> la consecución <strong>de</strong> la abstinenciacannábica son los primeros pasospara po<strong>de</strong>r concluir con éxito el proceso <strong>de</strong>rehabilitación. Gran parte <strong>de</strong> las reglas <strong>de</strong>lsistema familiar especifican la manera en queel joven y allegados <strong>de</strong>ben actuar, puesto quela familia mo<strong>de</strong>la, canaliza y <strong>de</strong>limita la conducta<strong>de</strong>l joven (CSAT, 1998).Solé, J. 311


Cuadro 11. tratamiento <strong>de</strong>l cannabismo (5)C) INTERVENCIÓN FAMILIAR1. ASESORAMIENTO-INFORMACIÓN• ELEVADO NÚMERO DE DEMANDAS EN LOS SERVICIOS DE INFORMACIÓN• OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN:• contextualización y <strong>de</strong>sdramatización <strong>de</strong>l hecho• análisis cambios comportamentales• evitar actitu<strong>de</strong>s pseudo-<strong>de</strong>tectivas• evitar exceso <strong>de</strong> información• si elevado nivel <strong>de</strong> ansiedad; 2ª intervención• orientación <strong>de</strong>l caso2. INTERVENCIÓN FAMILIARFamilia. red <strong>de</strong> apoyo social básicaPAUTAS ESPECÍFICAS DE INTERACCIÓN FAMILIAR:1. Normas coherentes entre distintos miembros2. Entrenamiento habilida<strong>de</strong>s comunicación3. Contrato contingencias entre las partes afectadasPosible utilización <strong>de</strong> las analíticas <strong>de</strong> orina como:• forma objetiva <strong>de</strong> control• medio restablecer la confianzaDentro <strong>de</strong>l amplio espectro <strong>de</strong> intervencionescon o para la familia que se <strong>de</strong>sarrollanen un servicio para drogo<strong>de</strong>pendientes, enlos casos <strong>de</strong> fuerte consumo <strong>de</strong> cannabishay, como mínimo, dos niveles diferentes <strong>de</strong>actuación: por un lado, el asesoramiento a lafamilia, y por otro, mucho más complejo, laintegración <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l tratamiento<strong>de</strong>l consumidor. Veamos cada uno <strong>de</strong> ellos:2.3.1. Intervención informativa:No son pocas las <strong>de</strong>mandas generadas porpadres u otros familiares en relación a la posiblesospecha o falta <strong>de</strong> información sobre unposible consumo <strong>de</strong> porros por parte <strong>de</strong>lhijo/a, normalmente adolescente. La consultasuele iniciarse con los siguientes términos:“encontré una barrita envuelta en papel <strong>de</strong>plata en el bolsillo <strong>de</strong>l pantalón”, “llegó a casacon los ojos enrojecidos”, “va con amigos quefuman porros”, etc.En esta situación, el primer objetivo es el<strong>de</strong> lograr, en la medida <strong>de</strong> lo posible, una <strong>de</strong>sdramatización<strong>de</strong>l hecho, valorando si se hanproducido o no cambios relevantes en la conducta<strong>de</strong>l paciente potencial. Areas importantesa analizar son: nuevas amista<strong>de</strong>s, rendimientoescolar y/o laboral, actitu<strong>de</strong>s con lafamilia, incrementos en el gasto <strong>de</strong> dinero,cambios <strong>de</strong> la imagen externa y <strong>de</strong>l carácter,cambio en los horarios, etc.En caso afirmativo en uno o varios <strong>de</strong>estos ítems, las sospechas iniciales <strong>de</strong>beránindagarse con mayor profundidad. Sin embargo,hay que insistir en el hecho <strong>de</strong> que lospadres <strong>de</strong>ben actuar como tales y no comopseudo<strong>de</strong>tectives, partiendo <strong>de</strong> que una posiciónexcesivamente represiva o inquisidorapue<strong>de</strong> producir el efecto contrario al <strong>de</strong>seado.En muchas ocasiones es convenientereconducir a los padres a otras posibles vías<strong>de</strong> exploración, dirigiéndolos a los profesoreso a los amigos <strong>de</strong>l hijo, los cuales tien<strong>de</strong>n apresentar una visión más objetiva <strong>de</strong> la situaciónpor no llevar la carga emocional propia<strong>de</strong> los progenitores.En el primer contacto, si la familia lo solicita,habrán <strong>de</strong> abordarse las posibles consecuencias,a corto y medio plazo, <strong>de</strong>l consumo<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s, ofreciendo una alternativa<strong>de</strong> tratamiento para el afectado, en caso <strong>de</strong>que sea necesario. En este punto hay quevalorar los pros y los contras <strong>de</strong> la intervencióno no en un servicio <strong>de</strong> drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias.Por supuesto, hay que <strong>de</strong>scartar previamenteque el consumo sólo haya sido unhecho esporádico en la vida <strong>de</strong>l sujeto, sinotras consecuencias asociadas, ya que entonceses ridículo intervenir.312Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


Lo que nunca <strong>de</strong>be hacerse es sobrecargara los allegados con una cantidad mayor <strong>de</strong>información <strong>de</strong> la que éstos puedan asimilar.Queda claro que en circunstancias comoéstas no es bueno ofrecer clases magistrales.En un primer contacto siempre será preferibleprogramar una segunda intervención a<strong>de</strong>jarse llevar por la ansiedad <strong>de</strong> los padres,que tien<strong>de</strong>n a querer arreglarlo todo milagrosamente<strong>de</strong> una sola vez. El profesional <strong>de</strong> laterapia no <strong>de</strong>be correr el riesgo <strong>de</strong> hablar enexceso y proferir juicios precipitados.2.2.3. Intervención terapéutica:La familia juega un papel importante en el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la motivación <strong>de</strong>l paciente:constituye su red <strong>de</strong> apoyo social básica. Porello, será preciso establecer <strong>de</strong> forma conjuntapautas específicas <strong>de</strong> interacción familiarque favorezcan la buena marcha <strong>de</strong>l proceso<strong>de</strong> recuperación. Entre ellas <strong>de</strong>stacan:1) normas <strong>de</strong> actuación familiar, que <strong>de</strong>benser coherentes entre los distintos miembros<strong>de</strong> la familia;2) entrenamiento en habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comunicación,que suelen distorsionarse duranteel tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; y3) contrato <strong>de</strong> contingencias o acuerdosentre las partes afectadas, para lo cualpue<strong>de</strong>n utilizarse las analíticas <strong>de</strong> orinacomo forma objetiva <strong>de</strong> control y <strong>de</strong> ir restableciendola confianza <strong>de</strong> la familia en elpaciente (NIDA, 1998).3. CONTROLES DE ORINAEn el organismo, la lenta farmacocinética<strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s nos lleva a una importanteconclusión: que los controles <strong>de</strong> orina ourinálisis para <strong>de</strong>tectar estos metabolitosofrecen una significación muy relativa. Siantes veíamos que po<strong>de</strong>mos adaptarnos aella con fines terapéuticos, con fines fiscalizadoreslos controles <strong>de</strong> orina para <strong>de</strong>tección<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s apenas sirven.En efecto, que un sujeto dé positivo a cannabinoi<strong>de</strong>snada nos dice sobre si el consumotuvo lugar recientemente o hace variosdías e incluso semanas. Por lo tanto, es bastantediscutible plantear la necesidad <strong>de</strong> unaestrategia <strong>de</strong> control en términos preventivoso <strong>de</strong> disuasión. Esto ha sido propuesto en elpuesto <strong>de</strong> trabajo, en tareas <strong>de</strong> riesgo comopilotar aviones, conducción <strong>de</strong> trenes y autobuses,etc. Dicha necesidad quedaría doblementerefutada. En primer lugar porque unpositivo <strong>de</strong> cannabis pue<strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r aun uso pretérito, tal como se ha visto. Ensegundo lugar, porque un resultado negativo<strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s en orina no es ningunagarantía <strong>de</strong> que no se produzca un flashbacko episodio <strong>de</strong> reviviscencia en pleno trabajo,con el eventual riesgo, por muy improbableque esto sea. Por tanto, monitorizar cannabinoi<strong>de</strong>scon repetidos urinálisis constituye unaindicación racional solamente si los fines sonterapéuticos.En la práctica, pues, nunca <strong>de</strong>bemos olvidarque un único consumo pue<strong>de</strong> causar cannabinolemiapersistente incluso tras más <strong>de</strong>dos semanas <strong>de</strong> dicha autoadministraciónaguda, y que el usuario crónico pue<strong>de</strong> darpositivo pasado un mes o incluso más <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> haber interrumpido el consumo. Hayque poner en duda, pues, la utilidad <strong>de</strong> ciertosprotocolos <strong>de</strong> control como los preconizadospor algunas aerolíneas con sus trabajadores:test al alta laboral, en la visita anual, trasacci<strong>de</strong>ntes laborales, tras ausencias no breves-más <strong>de</strong> 21 días, por ejemplo-, y <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> ausencias repetidas.Al margen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>batido status jurídico <strong>de</strong> laimposición <strong>de</strong> un control, es evi<strong>de</strong>nte que losurinálisis no se adaptan bien al cannabis,pues la <strong>de</strong>tección no se circunscribe al consumoinmediato. La <strong>de</strong>tección queda innecesariamenteampliada a un consumo remotoque no hay porqué juzgar en relación a lo quemotiva el control (a menos que haya habidoun compromiso previo en dicho sentido). Encambio, para otras drogas como alcohol, benzodiacepinas,heroína, o cocaína, hay mayora<strong>de</strong>cuación farmacocinética entre estos controlesy las sustancias a <strong>de</strong>tectar.Solé, J. 313


Por último, es evi<strong>de</strong>nte que en los centros<strong>de</strong> nuestro país especializados en toxicomanías,tanto ambulatorios como hospitalarios,la <strong>de</strong>tección sistemática <strong>de</strong> cannabinoi<strong>de</strong>s yotras drogas <strong>de</strong> abuso ha <strong>de</strong> ser rutinaria. Enun marco clínico general, este screening ocribado sólo tendría sentido, como máximo,en drogo<strong>de</strong>pendientes, <strong>de</strong>más enfermos psiquiátricos,y pacientes <strong>de</strong> difícil diagnóstico,en especial entre adolescentes y adultosjóvenes.A efectos prácticos, la monitorización <strong>de</strong>lpaciente cannábico suele realizarse con tecnologíaaceptablemente sensible, pero notodo lo específica que quisiéramos, pueshabitualmente no se distingue entre cannabinoi<strong>de</strong>s<strong>de</strong> distinta farmacocinética.CONCLUSIONESEl tratamiento <strong>de</strong>l paciente consumidor <strong>de</strong>cannabis no se circunscribe al tratamiento <strong>de</strong>las secuelas psiquiátricas (ansiedad, psicosis)que ya se viene haciendo, sino que <strong>de</strong>beríaincluir el tratamiento <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito.Las técnicas <strong>de</strong> cesación <strong>de</strong>l hábito tabáquicohan <strong>de</strong> ser convenientemente adaptadas yson <strong>de</strong> elección en quienes <strong>de</strong>mandan estaayuda concreta; hallan cabida en este trabajo.Se justifica porque: nicotina y cannabinoi<strong>de</strong>sson sustancias <strong>de</strong> abuso masivamente fumadas,su respectivo status social va aproximándose,están sujetas a la misma ambivalenciaatractiva-aversiva <strong>de</strong> todo fármaco/droga y alcorrespondiente antagonismo social prohibición-tolerancia,y sobre todo porque la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciaque potencialmente generan requiereuna oferta asistencial completa y continuadacomo proceso terapéutico que incluya el tratamientopsicosocial <strong>de</strong>l hábito. Los controles<strong>de</strong> orina tienen indicación terapéutica endicho proceso, pero no fiscalizadora por lalenta cinética <strong>de</strong> los cannabinoi<strong>de</strong>s.BIBLIOGRAFÍACIE-10 (1992) Clasificación Internacional <strong>de</strong> lasEnfermeda<strong>de</strong>s, Organización Mundial <strong>de</strong> laSalud, 10ª revisión, Meditor, Madrid.CSAT (1998) Center for Substance Abuse Treatment:Adolescent substance abuse. Assessmentand treatment, Treatment ImprovementProtocol Series (TIPS), National Institute onDrug Abuse, Rockville (Md).DSM-IV (1995) Diagnostic and Statistical Manual ofMental Disor<strong>de</strong>rs, forth edition, AmericanPsychiatric Association, 1994. Manual diagnósticoy estadístico <strong>de</strong> los trastornos mentales, 4ªedición, Masson, Barcelona.Becoña, E (1998) Tratamiento <strong>de</strong>l tabaquismo, enCaballo VE (dir.) Manual para el tratamientocognitivo-conductual <strong>de</strong> los trastornos psicológicosvol. 2, Siglo XXI, Madrid.Liddle HA (1998) Multidimensional family therapytreatment manual, Center for Treatment Researchon Adolescent Drug Abuse, University ofMiami School of MedicineNIDA (1998) National Institute on Drug Abuse: TherapyManual for Drug Addiction, Rockville (Md).Smith DE (1968) Acute and chronic toxicity in marijuana,Journal for Psyche<strong>de</strong>lic Drugs 2.Solé Puig, J (2000 a) Drogas, leyes y Platón (I),Jano 4-10 febrero vol 53, núm 1330Solé Puig, J (2000 b) Drogas, leyes y Platón (II),Jano 11-17 febrero vol 53, núm 1331Solowij N (1998): Cannabis and cognitive functioning,Cambridge University Press, Cambridge(Ma).Tennant FS (1986) The clinical syndrome of marijuana<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nce, Psychiatric Annals 16, 225-232.USDHHS, U.S. Department of Health and HumanServices (1997) Marijuana, información para losadolescentes. NIH publication number 95-4037,Rockville (Md).USDHHS, U.S. Department of Health and HumanServices (1998) La marijuana: lo que los padres<strong>de</strong>ben saber.314Tratamiento <strong>de</strong>l paciente cannábico


El cannabis y sus <strong>de</strong>rivados en el<strong>de</strong>recho penal españolHERRERO ALVAREZ, S.AbogadoDirigir correspon<strong>de</strong>ncia: Sergio Herrero Alvarez . c/Pintor Mariano Moré 22, 3º A. 33206 GijónResumenEste artículo examina la regulación <strong>de</strong> las drogas enel <strong>de</strong>recho español, para lo cual estudia el CódigoPenal <strong>de</strong> 1995, actualmente vigente, y las sentencias<strong>de</strong>l Tribunal Supremo sobre esta materia. Éstas últimasresultan muy importantes ante la falta <strong>de</strong> precisiónlegal en algunos aspectos. España consi<strong>de</strong>racomo drogas ilícitas las sustancias catalogadas en lostratados internacionales existentes, entre las que seincluyen el cannabis y todos sus <strong>de</strong>rivados. El consumo<strong>de</strong> drogas ilegales es sancionable administrativamentecon multas, pero no constituye <strong>de</strong>lito. Tampocoes <strong>de</strong>lito la tenencia <strong>de</strong> drogas para el consumo propio.El tráfico <strong>de</strong> drogas es <strong>de</strong>lito penado con prisión,cuya duración <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>, en parte, <strong>de</strong> la nocividad <strong>de</strong> lasustancia y, en parte, <strong>de</strong> la gravedad <strong>de</strong> la conducta<strong>de</strong>lictiva. El Código Penal distingue entre drogas“duras” y “blandas”, en función <strong>de</strong>l peligro que la sustanciasuponga para la salud <strong>de</strong> sus consumidores. Elcannabis y sus <strong>de</strong>rivados se incluyen en la categoríalegal menos grave, y su tráfico se sanciona con penamínima <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> prisión y pena máxima quepue<strong>de</strong> llegar a seis años y nueve meses <strong>de</strong> prisión.Palabras clave: Código penal, cannabis, jurispru<strong>de</strong>ncia,penas, trafico <strong>de</strong> drogas, autoconsumo,España.SummaryA review of the regulations of the use and abuse ofcannabis un<strong>de</strong>r Spanish Penal Co<strong>de</strong> from 1995 andthe sentences given by the Supreme Court. Cannabisand its <strong>de</strong>rivatives are catalogued and consi<strong>de</strong>red tobe illicit drugs as in the majority of other Europeancountries.Consumption and possession of cannabis is permittedby law. Trafficking and dissemination, on theother hand, are not permitted. Punishment of traffickingand dissemination <strong>de</strong>pends on the risk to generalhealth status, toxicity, the addictive power andseverity of the <strong>de</strong>linquent behaviour.The Spanish Penal Co<strong>de</strong> (1995) distinguishes clearlybetween “soft” and “hard” drugs, based on therisk of these substances for the health of the consumer.Cannabis and its <strong>de</strong>rivatives are inclu<strong>de</strong>d in thecategory of less serious drug-related crimes and thetrafficking of such is punishable with a minimum ofone year and the maximum of 6 years and 9 monthsin prison.Key words: Cannabis, Penal Co<strong>de</strong>, Jurispru<strong>de</strong>nce,punishment, illicit traffic, self-consumption,Spain.1. INTRODUCCIÓNLa regulación que cualquier or<strong>de</strong>namientojurídico adopte sobre las drogas ha<strong>de</strong> incluir, en primer lugar, la propia <strong>de</strong>finicióny <strong>de</strong>limitación precisa <strong>de</strong> las sustanciasque englobamos en ese concepto legal<strong>de</strong> “droga”. Una vez acotado el mismo, elEstado ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir la legalidad o ilegalidad<strong>de</strong> la distribución <strong>de</strong> esas sustancias. Deoptarse por la ilegalidad, el tráfico o suministro<strong>de</strong> esos productos pue<strong>de</strong> ser sancionadoVOL. 12. SUPLEMENTO 2 315


administrativamente o mediante la aplicación<strong>de</strong> penas. En cualquiera <strong>de</strong> los casos, pue<strong>de</strong>establecerse una sanción o pena única paracualquier conducta <strong>de</strong> tráfico ilegal <strong>de</strong> drogaso castigarse más gravemente ciertas actuaciones.A su vez, esa diferente gravedad <strong>de</strong>algunas acciones pue<strong>de</strong> relacionarse con eltipo <strong>de</strong> drogas objeto <strong>de</strong>l tráfico, si se consi<strong>de</strong>ranalgunas <strong>de</strong> ellas como más nocivasque otras, en cuyo caso habrá que distinguirlegalmente dos o más categorías <strong>de</strong> drogas.La solución <strong>de</strong> las cuestiones expuestasen el or<strong>de</strong>namiento jurídico español, en lorelativo al cannabis y sus <strong>de</strong>rivados, constituyeel objeto <strong>de</strong>l presente capítulo, en el cualanalizaremos el tratamiento <strong>de</strong> las sustanciasque se consi<strong>de</strong>ran como drogas en nuestro<strong>de</strong>recho, las sanciones penales correspondientesy los criterios <strong>de</strong> graduación <strong>de</strong> lagravedad <strong>de</strong> las mismas, así como los principalesproblemas interpretativos y probatoriossurgidos en la práxis <strong>de</strong> los tribunales.Como veremos, España, en cumplimiento<strong>de</strong> los tratados internacionales suscritos, castigapenalmente el tráfico ilícito <strong>de</strong> drogas,entre las que se encuentran todos los <strong>de</strong>rivadoscannábicos con efectos psicoactivos, sibien la ley española diferencia dos tipos <strong>de</strong>drogas, “duras” y “blandas”, en función <strong>de</strong>lpeligro que la sustancia suponga para la salud<strong>de</strong> sus consumidores.La regulación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos relativos al tráficoilícito <strong>de</strong> drogas se encuentra, en la legislaciónespañola, en los artículos 368 ysiguientes <strong>de</strong>l Código Penal <strong>de</strong> 1995, en vigor<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día 25 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1996.El artículo 368 <strong>de</strong>l Código, eje <strong>de</strong> toda laregulación examinada, sanciona a quienes“ejecuten actos <strong>de</strong> cultivo, elaboración o tráfico,o <strong>de</strong> otro modo promuevan, favorezcan ofaciliten el consumo ilegal <strong>de</strong> drogas tóxicas,estupefacientes o sustancias psicotrópicas, olas posean con aquellos fines”. La penacorrespondiente a los responsables <strong>de</strong> esos<strong>de</strong>litos oscilará entre tres y nueve años <strong>de</strong>prisión, cuando la droga objeto <strong>de</strong> tráfico seauna sustancia o producto “que causen gravedaño a la salud”, y se mantendrá entre uno ytres años <strong>de</strong> prisión en los <strong>de</strong>más casos, es<strong>de</strong>cir, cuando la droga <strong>de</strong> que se trate no seagravemente dañina. A<strong>de</strong>más, en todos lossupuestos, la pena privativa <strong>de</strong> libertad iráacompañada <strong>de</strong> otra pena <strong>de</strong> multa, cuyacuantía <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> la droga,suponiendo entre el tanto y el triplo <strong>de</strong> dichovalor, si se trata <strong>de</strong> sustancias gravementedañinas, y entre el tanto y el duplo cuando setrafique con otras sustancias.Por otra parte, el artículo 369 <strong>de</strong>l CódigoPenal tipifica nueve supuestos distintos enlos que las penas <strong>de</strong> prisión que han <strong>de</strong> imponerseserán las superiores en un grado a lasestablecidas en el artículo 368. Finalmente, elartículo 370 crea unos tipos <strong>de</strong>lictivos superagravados,en los que las penas <strong>de</strong> prisión aimponer son las superiores en dos grados alas penas básicas <strong>de</strong>l primer artículo citado. Atodo ello ha <strong>de</strong> añadirse la existencia, juntocon las penas <strong>de</strong> prisión indicadas y las multascorrespondientes en cada caso, <strong>de</strong> diversaspenas <strong>de</strong> inhabilitación <strong>de</strong>talladas en elartículo 372.Del conjunto <strong>de</strong> preceptos mencionados, y<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más relativos al tráfico ilícito <strong>de</strong> drogas,nacen las cuestiones que a continuaciónvamos a estudiar. Es <strong>de</strong> advertir que, porencima <strong>de</strong>l interés que pudieran presentaralgunas tesis doctrinales, lo relevante, objetivay prácticamente, tanto para el jurista comopara los profesionales <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> la salud,es conocer en cada extremo cual sea la jurispru<strong>de</strong>nciaal respecto, dado que, ante la in<strong>de</strong>finiciónlegal en algunos aspectos, ha sido elTribunal Supremo quien ha tenido la última y<strong>de</strong>cisiva palabra.2. CONCEPTO DE DROGA ILEGALLa mera lectura <strong>de</strong>l artículo 368 <strong>de</strong>l CódigoPenal (en a<strong>de</strong>lante CP) permite comprobarque este cuerpo legal no <strong>de</strong>fine el objetomaterial <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito <strong>de</strong>scrito. La ley penal noofrece un concepto <strong>de</strong> droga ilegal, limitándosea consi<strong>de</strong>rar como tales, las sustanciastóxicas, estupefacientes y psicotrópicas, massin enumerarlas ni <strong>de</strong>finir sus características.316El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


CUADRO 1. ARTÍCULO 368 CÓDIGO PENALLos que ejecuten actos <strong>de</strong> cultivo, elaboración o tráfico, o <strong>de</strong> otro modo promuevan,favorezcan o faciliten el consumo ilegal <strong>de</strong> drogas tóxicas, estupefacientes o sustanciaspsicotrópicas, o las posean con aquellos fines, serán castigados con las penas <strong>de</strong> prisión<strong>de</strong> tres a nueve años y multa <strong>de</strong>l tanto al triplo <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> la droga objeto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito sise tratare <strong>de</strong> sustancias o productos que causen grave daño a la salud, y <strong>de</strong> prisión <strong>de</strong>uno a tres años y multa <strong>de</strong>l tanto al duplo en los <strong>de</strong>más casos.Se trata <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>nomina una leypenal en blanco, es <strong>de</strong>cir, una norma penalincompleta en la que la conducta sancionableno se encuentra totalmente <strong>de</strong>scrita en ella,<strong>de</strong>biendo acudirse, para su integración a otranorma distinta, <strong>de</strong> naturaleza extrapenal, concuyo indispensable complemento resulta suficientementeprecisada cual es la actuaciónpunible. La constitucionalidad <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong>construcciones normativas ha sido admitidapor el Tribunal Constitucional español, fundamentalmenteen sus sentencias (en a<strong>de</strong>lanteSTC) 62/1982, 122/1987 y 127/1990.El Tribunal Supremo ha mantenido reiteradamentela consi<strong>de</strong>ración como norma penalen blanco <strong>de</strong>l anterior artículo 344 <strong>de</strong>l CódigoPenal <strong>de</strong> 1973, <strong>de</strong>rogado por el actualmentevigente pero textualmente coinci<strong>de</strong>nte eneste aspecto con el nuevo artículo 368 CP. Ental dirección se pronuncia, entre muchasotras, en sus sentencias (STS, en a<strong>de</strong>lante)<strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1974, 22 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>1981, 25 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1982, 4 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong>1984, 7 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1984, 15 <strong>de</strong> noviembre<strong>de</strong> 1984, 19 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1985, 15 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong>1985, 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1988, 12 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong>1990, 24 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1992, 28 <strong>de</strong> abril<strong>de</strong> 1994, 25 <strong>de</strong> mayo 1994, 27 <strong>de</strong> setiembre<strong>de</strong> 1995, 5 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1996, 18 <strong>de</strong> marzo<strong>de</strong> 1996 y 11 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1996). En esemismo sentido se inclina la doctrina penalmayoritaria.El artículo 368 <strong>de</strong>l Código, consi<strong>de</strong>radopues como ley penal en blanco, <strong>de</strong>berá sercompletado con la legislación administrativarelativa a las drogas ilegales. La Ley <strong>de</strong> 8 <strong>de</strong>abril <strong>de</strong> 1967 sobre estupefacientes remite asu vez a los listados <strong>de</strong> sustancias contenidosen los Convenios internacionales <strong>de</strong> losque España es parte, <strong>de</strong> forma que la inclusióno no <strong>de</strong> una sustancia <strong>de</strong>terminada enesos listas internacionales, periódicamenteactualizadas, lo que <strong>de</strong>termine su consi<strong>de</strong>raciónlegal como droga a efectos penales ennuestro or<strong>de</strong>namiento jurídico, y la consecuentepersecución <strong>de</strong> su posible tráfico.El llamado Convenio Único sobre estupefacientes,<strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1961, ratificadopor España el 3 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1.966, esel primero <strong>de</strong> los tratados internacionales quecomplementan y concretan la ley española.Su texto engloba como anexos cuatro listas<strong>de</strong> sustancias. La lista I compren<strong>de</strong>, entreotros productos, el opio, la heroína, la morfina,la metadona, la cocaína y el cannabis. La listaII incluye la co<strong>de</strong>ína y el <strong>de</strong>xtropropoxifeno. Lalista III se refiere a preparados que no seprestan a uso in<strong>de</strong>bido y, finalmente, la listaIV se <strong>de</strong>dica a las mezclas o preparados, sólidoso líquidos, que contengan las sustancias<strong>de</strong> las dos primeras listas. La citada Ley española<strong>de</strong> 8 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1.967 dispone, en su artículo2, que se consi<strong>de</strong>ran estupefacientes lassustancias incluidas en las listas I, II y IV <strong>de</strong>lConvenio Único, así como también, en losucesivo, aquellas otras que se incorporen alConvenio en el ámbito internacional, o en elámbito nacional por el procedimiento reglamentarioque se establece, que se ha ido ejecutandoposteriormente y hasta el momentoa través <strong>de</strong> diversas ór<strong>de</strong>nes ministeriales.El otro texto internacional relativo a estasmaterias, que merece siquiera una sucintamención, es el Convenio <strong>de</strong> Viena sobre sustanciaspsicotrópicas <strong>de</strong> 21 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong>1971, que cuenta con dos anexos, el primerocon cuatro listas <strong>de</strong> sustancias psicotrópicas,referidas respectivamente a alucinógenosHerrero, S. 317


(LSD, THC, DMT, STP, DOM y otros), anfetaminas,barbitúricos y otras sustancias (talescomo la anfepramona, el meprobamato y lametacualona). Por su parte el segundo anexo<strong>de</strong>l Convenio compren<strong>de</strong> y relaciona sustanciasque, no siendo propiamente psicotrópicas,se consi<strong>de</strong>ran asimilables a ellas: entreotras sustancias, las benzodiazepinas, el fenproporexy la etilanfetamina. Al igual que ocurrecon el Convenio sobre estupefacientes,también éste sobre psicotrópicos contieneun mecanismo <strong>de</strong> actualización periódica <strong>de</strong>las sustancias incluidas en sus listas anexas.Recopilando la clara doctrina jurispru<strong>de</strong>ncialexistente, es especialmente ilustrativa laSTS <strong>de</strong> 8 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1995 que afirma,refiriéndose al anterior artículo 344 <strong>de</strong>l CódigoPenal <strong>de</strong> 1973, lo que sigue:“Si bien nuestro art. 344 no <strong>de</strong>fine que<strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse por sustancia estupefaciente,ello se encuentra en la propia normativa,en el Convenio Único <strong>de</strong> las Naciones Unidas<strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1961, que fue ratificadopor España, mediante instrumento <strong>de</strong> 3 <strong>de</strong>febrero <strong>de</strong> 1966, prescribiendo este en suapartado J <strong>de</strong> su art. 1º que se reputan estupefacientesa cualquiera <strong>de</strong> las sustanciasque se insertan en las listas 1 y 2 <strong>de</strong>l Anexo,añadiendo el art. 2º que asimismo las <strong>de</strong>másque adquieran tal consi<strong>de</strong>ración en el ámbitointernacional con relación a dicho Convenio yen el nacional por la reglamentación que seestablezca y también se reputan las incluidasen la lista 4 - sentencia <strong>de</strong> 18 <strong>de</strong> diciembre<strong>de</strong> 1981 -. Pero la Convención Única <strong>de</strong> 1961fue enmendada por el Protocolo <strong>de</strong> la Modificación<strong>de</strong> tal Convención <strong>de</strong> 25 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>1972, cuyo texto <strong>de</strong> 8 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1975 fueacogido por España y publicado en el BOE <strong>de</strong>4 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1981, que en su art. 1ºcontiene las distintas <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong> los conceptosusadas en el Tratado, en su apartadob) dice que por cannabis se entien<strong>de</strong>n lassumieda<strong>de</strong>s (las partes más altas) florales ocon frutos <strong>de</strong> la planta <strong>de</strong> la cannabis, aexcepción <strong>de</strong> las semillas y las hojas, en suapartado c) dice que por planta cannabis seentien<strong>de</strong> toda planta <strong>de</strong> genero cannabis, ensu apartado d) que por resina <strong>de</strong> cannabis seentien<strong>de</strong> la resina separada <strong>de</strong>l fruto o purificada.La lista I contiene entre los estupefacientes“la cannabis y sus resinas y losextractos o tintura <strong>de</strong> la cannabis”, tambiénincluido en la lista IV “cannabis y sus resinas”.Por ello pudieron <strong>de</strong>cir, con perfectarazón y a<strong>de</strong>cuación a esta normativa, las sentencias<strong>de</strong> 27 <strong>de</strong> enero, 9 y 13 <strong>de</strong> junio y 6 <strong>de</strong>julio <strong>de</strong> 1983, que tanto la propia planta natural,mientras no se haya extraído sus sustanciasy resinas, como éstas y sus preparados,constituyen el objeto <strong>de</strong>l tráfico ilícito comoestupefacientes, que el Convenio preten<strong>de</strong>combatir, añadiendo que entre las <strong>de</strong>nominacionesvulgares <strong>de</strong> la cannabis, distintas encada región o nación, es también conocidacomo hachís.”A la vista <strong>de</strong> todo lo anterior, resulta indiscutiblela consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l cannabis y todossus <strong>de</strong>rivados, en cualquiera <strong>de</strong> sus formas<strong>de</strong> preparación o presentación, como drogas<strong>de</strong> tráfico ilícito en el <strong>de</strong>recho penal español.3. CATEGORÍAS LEGALES EN FUNCIÓN DELA NOCIVIDAD DE LA DROGALa ley penal española divi<strong>de</strong> las drogas ilegalesen dos categorías, atendiendo a lamayor o menor nocividad <strong>de</strong> las sustancias.La distinción fue introducida en la reforma <strong>de</strong>lCódigo Penal <strong>de</strong>l año 1983 y aplaudida por lamayoría <strong>de</strong> la doctrina penal. Se sancionamás gravemente el <strong>de</strong>lito cuando tiene porobjeto “sustancias que causan grave daño ala salud”, siendo menores las penas cuando eltráfico se produce con otras drogas “blandas”no tan nocivas. Sin embargo, el Códigono específica ni <strong>de</strong>talla cuales son las sustanciasconcretas consi<strong>de</strong>radas legalmentecomo especialmente dañinas. Ha tenido queser pues la jurispru<strong>de</strong>ncia la que clasificara enuna u otra categoría cada una <strong>de</strong> las drogasilegales contenidas en los tratados internacionalesya mencionados.La sustancia objeto <strong>de</strong> esta obra ha sidosiempre calificada por el Tribunal Supremocomo droga que no causa grave daño a la318El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


salud, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su forma <strong>de</strong> presentacióno grado <strong>de</strong> concentración en THC.Hachis, marihuana, grifa y aceite <strong>de</strong> hachishan sido siempre catalogados jurispru<strong>de</strong>ncialmentecomo drogas blandas, entre cientosmás <strong>de</strong> resoluciones, en las STS <strong>de</strong> 4 <strong>de</strong>setiembre <strong>de</strong> 1983, 20 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1984, 3<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1984, 24 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1991, 15<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1991, 24 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>1993 y 8 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1995 y 17 <strong>de</strong> octubre<strong>de</strong> 1996.En la misma categoría <strong>de</strong> drogas escasamentedañosas se sitúan por la jurispru<strong>de</strong>nciala metacualona (STS <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1994),el <strong>de</strong>xtropropoxifeno (STS <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> febrero<strong>de</strong> 1991 y 29 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1993), el alprazolam(STS <strong>de</strong> 21 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1995, 5 <strong>de</strong>julio <strong>de</strong> 1997 y 1 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1999) y,recientemente, el flunitrazepam (STS <strong>de</strong> 18<strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1998, 20 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1998).Como drogas causantes <strong>de</strong> grave daño a lasalud se consi<strong>de</strong>ran la heroína (STS <strong>de</strong> 17 <strong>de</strong>febrero <strong>de</strong> 1984, 23 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1984, 12<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1984, 10 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1987, 18<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1991 y 23 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1992), lacocaína (STS <strong>de</strong> 25 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1983, 8 <strong>de</strong>febrero <strong>de</strong> 1984, 29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1985, 18 <strong>de</strong>noviembre <strong>de</strong> 1987 y 12 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1990), elLSD (STS <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1983, 8 <strong>de</strong>febrero <strong>de</strong> 1984, 11 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1984, 1 <strong>de</strong>junio <strong>de</strong> 1984, 15 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1988, 31 <strong>de</strong>marzo <strong>de</strong> 1990 y 28 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1992),las anfetaminas (STS <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1996,19 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1996, 16 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1997, 1<strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1997 y 3 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1998) y lassustancias <strong>de</strong> diseño, MDMA (STS <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong>octubre <strong>de</strong> 1993, 24 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1994, 31 <strong>de</strong>enero <strong>de</strong> 1994, 1 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1994, 25 <strong>de</strong>junio <strong>de</strong> 1994, 15 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1994, 12<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1994, 10 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1995,15 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1995, 3 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1995, 6<strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1995, 17 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1995, 18 <strong>de</strong>mayo <strong>de</strong> 1995, 27 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1995, 14<strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1996 y 11 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>1996), MDA (STS <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1996 y25 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1996) y MDEA (STS <strong>de</strong> 27 <strong>de</strong>setiembre <strong>de</strong> 1994 y 1 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1996).En relación con la distinción entre drogasmás y menos nocivas, recientemente la jurispru<strong>de</strong>nciaha advertido que la inclusión <strong>de</strong> lasustancia en una u otra categoría legal <strong>de</strong>beser alegada y justificada en cada procesopenal por la parte acusadora. Por ello, si laacusación se formula únicamente por <strong>de</strong>lito<strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas blandas, no pue<strong>de</strong> el tribunalsentenciador con<strong>de</strong>nar por tráfico <strong>de</strong>sustancias gravemente dañosas, dado que sevulneraría el <strong>de</strong>nominado técnicamente principioacusatorio (STS <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1999).4.TENENCIA Y CONSUMO DE HACHISEl artículo 368 CP consi<strong>de</strong>ra autores <strong>de</strong>l<strong>de</strong>lito <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas a quienes “ejecutenactos <strong>de</strong> cultivo, elaboración o tráfico, o<strong>de</strong> otro modo promuevan, favorezcan o facilitenel consumo ilegal <strong>de</strong> drogas tóxicas, estupefacienteso sustancias psicotrópicas o lasposean con aquellos fines”. Ello supone unaextraordinaria amplitud <strong>de</strong> la conducta típicasancionable. Prácticamente cualquier actuaciónque propicie o permita el consumo <strong>de</strong>otra persona va a reputarse <strong>de</strong>lictiva. Tan sóloquedan fuera <strong>de</strong>l tipo penal el autoconsumoindividual o colectivo <strong>de</strong> la sustancia y latenencia previa necesaria para ese consumopropio.El consumo <strong>de</strong> droga ni es actualmente niha sido nunca objeto <strong>de</strong> sanción penal enEspaña, y lo mismo pue<strong>de</strong> afirmarse <strong>de</strong> latenencia previa al consumo. La redacción <strong>de</strong>lartículo 344 CP dada por la Ley 44/1971 <strong>de</strong> 15<strong>de</strong> noviembre, que estuvo vigente hasta lareforma operada por la Ley Orgánica 8/1983<strong>de</strong> 25 <strong>de</strong> junio, incluía en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> lasacciones típicas <strong>de</strong>lictivas la ejecución “ilegítimamente”<strong>de</strong> actos <strong>de</strong> tenencia <strong>de</strong> drogas,pero tal expresión siempre fue interpretadajurispru<strong>de</strong>ncialmente en el sentido <strong>de</strong> restringirlaa la tenencia preor<strong>de</strong>nada a la distribuciónposterior <strong>de</strong> la sustancia ilícita (STS <strong>de</strong> 6<strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1973, 5 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1975 y 24 <strong>de</strong>noviembre <strong>de</strong> 1975, entre otras), advirtiendonuestro Tribunal Supremo que “como el consumo<strong>de</strong> drogas o estupefacientes es atípico,para que la mera tenencia se repute <strong>de</strong>lictiva,Herrero, S. 319


es menester que que<strong>de</strong> acreditado que laposeída no se hallaba <strong>de</strong>stinada al propioconsumo” (STS 20 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1980). A partir<strong>de</strong> la reforma <strong>de</strong>l Código <strong>de</strong> 1983, <strong>de</strong>sapareciócualquier posible duda interpretativa, aleliminarse <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong>l artículo la referencia ala “tenencia” <strong>de</strong> droga.Conviene aquí precisar que la atipicidadpenal <strong>de</strong> una conducta, tal como el autoconsumoy la tenencia <strong>de</strong> droga para ello, noobsta para que sea castigada en el ámbitoadministrativo, con multas y otras posiblessanciones no privativas <strong>de</strong> libertad. La LeyOrgánica 1/1992 <strong>de</strong> 21 <strong>de</strong> febrero, sobre Protección<strong>de</strong> la Seguridad Ciudadana, conocidapopularmente como “Ley Corcuera”, calificacomo infracciones administrativas, sin rango<strong>de</strong>lictivo, las conductas que <strong>de</strong>scribe su artículo25-1º, consistentes en “el consumo enlugares, vías, establecimientos o transportespúblicos, así como la tenencia ilícita, aunqueno estuviera <strong>de</strong>stinada al tráfico, <strong>de</strong> drogastóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas,siempre que no constituya infracciónpenal, así como el abandono en los sitiosmencionados <strong>de</strong> útiles o instrumentos utilizadospara su consumo”. Esas conductas secalifican como infracciones graves a la seguridadciudadana y se sancionan administrativamentecon multa <strong>de</strong> importe comprendidoentre cincuenta mil una pesetas y cinco millones<strong>de</strong> pesetas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> con otras sancionesno pecuniarias, según establece el artículo28 <strong>de</strong> la Ley, cuyo análisis <strong>de</strong>tallado seapartaría <strong>de</strong> la presente revisión <strong>de</strong> la legislaciónpenal española sobre el cannabis y sus<strong>de</strong>rivados.Si la tenencia <strong>de</strong> droga resulta impunecuando está <strong>de</strong>stinada únicamente al autoconsumo,y <strong>de</strong>lictiva cuando, al contrario, sepreor<strong>de</strong>na a fines <strong>de</strong> distribución <strong>de</strong> la sustanciaa otras personas, <strong>de</strong>terminar cual <strong>de</strong>esas dos intenciones animaba en cada casoal poseedor <strong>de</strong> la droga va a resultar crucialen múltiples procesos penales, en los que seencuentra probada la tenencia <strong>de</strong> la sustanciapero sin acreditación directa <strong>de</strong> ningún acto<strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> la misma. Ha <strong>de</strong> realizarseentonces una valoración judicial <strong>de</strong>l conjunto<strong>de</strong> pruebas disponibles para inferir el <strong>de</strong>stinofinal <strong>de</strong> la droga poseída. Y en esa labor valorativael Tribunal Supremo viene señalandocomo indicios fundamentales a examinar lossiguientes:a) condición o no <strong>de</strong> consumidor <strong>de</strong>l portador<strong>de</strong> la droga y la acreditación <strong>de</strong> la cantidadhabitualmente consumida por el mismob) cantidad <strong>de</strong> droga poseídac) distribución <strong>de</strong> la droga en dosis listas parasu posible venta y presentadas en la formahabitual en el mercado ilegald) tenencia <strong>de</strong> productos utilizados habitualmentepara adulterar la drogae) tenencia <strong>de</strong> instrumentos utilizados habitualmentepara dividir la droga en dosis,tales como balanzas <strong>de</strong> precisión, cuchilloscon señales <strong>de</strong> haber sido calentados paracortar mejor hachis, pajitas <strong>de</strong> plástico paracontener cocaína, pequeños recortes <strong>de</strong>plástico para confeccionar bolsitas termoselladascon heroína, speed o cocaína,etcéteraf) circunstancias <strong>de</strong>l hallazgo policial <strong>de</strong> lasustancia, lugar <strong>de</strong> aprehensión y razones<strong>de</strong>l poseedor <strong>de</strong> la droga para encontrarseallíg) incautación <strong>de</strong> cantida<strong>de</strong>s notables <strong>de</strong>dinero sin proce<strong>de</strong>ncia lícita justificableh) existencia en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l poseedor <strong>de</strong> ladroga o en su domicilio <strong>de</strong> notas o contabilida<strong>de</strong>smanuscritas indicativas <strong>de</strong> ventas<strong>de</strong> drogasi) grabaciones, con autorización judicial, <strong>de</strong>conversaciones telefónicas <strong>de</strong> esa personarelativas a operaciones <strong>de</strong> compraventa <strong>de</strong>drogasj) trasiego continuo <strong>de</strong> consumidores <strong>de</strong> drogasen el domicilio <strong>de</strong> la persona a la quese le ocupa la sustancia, con visitas muybreves, como indicio <strong>de</strong> posibles operaciones<strong>de</strong> venta al menu<strong>de</strong>oDel examen <strong>de</strong>tenido <strong>de</strong> todo el materialprobatorio existente en cada caso ha <strong>de</strong> surgir,motivadamente, la convicción y <strong>de</strong>cisiónjudicial sobre el <strong>de</strong>stino o no al tráfico ilegal<strong>de</strong> la droga poseída.320El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


La alegación por la persona en posesión<strong>de</strong> la misma sobre su <strong>de</strong>stino exclusivo alconsumo propio habrá <strong>de</strong> ir acompañada <strong>de</strong>la <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> consumidor<strong>de</strong> esa sustancia (STS <strong>de</strong> 2 <strong>de</strong> febrero<strong>de</strong> 1994 y 24 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1996, entremuchas otras), mediante las oportunas pruebasdocumentales (historia clínica, enfermeda<strong>de</strong>so pa<strong>de</strong>cimientos concomitantes o<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la drogo<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, atenciónrecibida en unida<strong>de</strong>s o centros especializados<strong>de</strong> <strong>de</strong>shabituación, etc) y periciales(informe <strong>de</strong>l médico forense u otros especialistas).A ser posible, convendrá también laacreditación, al menos <strong>de</strong> forma aproximada,<strong>de</strong> la cantidad habitualmente consumida porel sujeto.Existencia <strong>de</strong>l consumo y cantidad objeto<strong>de</strong>l mismo serán, pues, dos extremos a probarpara po<strong>de</strong>r mostrar el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> una sustanciaal autoconsumo penalmente no sancionable,variando enormemente, en cadacaso, la cantidad que cada persona puedatener almacenada con esa finalidad. Sinembargo, el Tribunal Supremo ha establecidoun límite cuantitativo, a partir <strong>de</strong>l cual, comocriterio general, se consi<strong>de</strong>ra que la cantidad<strong>de</strong> la droga indica ya su <strong>de</strong>stino al tráfico, porexce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lo que un consumidor mediopue<strong>de</strong> razonablemente tener en su po<strong>de</strong>r enprevisión <strong>de</strong> futuros consumos por su parte.Se afirma por la jurispru<strong>de</strong>ncia que “hayánimo <strong>de</strong> traficar si se trata <strong>de</strong> una cantidadque exce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la que razonablemente está<strong>de</strong>stinada al propio consumo, y que estáobjetivamente preor<strong>de</strong>nada al tráfico, porexce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las previsiones <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong>un drogadicto” (STS <strong>de</strong> 2 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1998),y una corriente jurispru<strong>de</strong>ncial viene manteniendoque ha <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>rse a la cantidad quepueda consumirse en cinco días como máximaadmisible para el autoconsumo atípico,aplicando para cada día la dosis media ordinaria,según la droga concreta <strong>de</strong> que se trateen cada caso (STS <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1997 y 16<strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1997).Con referencia al hachis la jurispru<strong>de</strong>nciaconsi<strong>de</strong>ra como posiblemente <strong>de</strong>dicadas, enprincipio, al propio consumo tenencias <strong>de</strong>hasta 50 gramos <strong>de</strong> esta droga (STS <strong>de</strong> 17 <strong>de</strong>enero <strong>de</strong> 1986, 4 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1987, 9 <strong>de</strong>julio <strong>de</strong> 1988, 10 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1993, 19<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1995 y 20 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1997), sibien no faltan algunas resoluciones queabsolvieron a personas acusadas tenedoras<strong>de</strong> cantida<strong>de</strong>s superiores. En concreto, laSTS <strong>de</strong> 8 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1991 consi<strong>de</strong>rócomo <strong>de</strong>stinados al autoconsumo 133 gramos<strong>de</strong> hachis, la STS <strong>de</strong> 26 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1993absolvió al poseedor <strong>de</strong> 98 gramos <strong>de</strong> ladroga y la STS <strong>de</strong> 12 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1996 lo hizocon un acusado en posesión <strong>de</strong> 241 gramos<strong>de</strong> la misma sustancia. Obviamente, se trataba<strong>de</strong> tres casos en los que no existía indicioninguno complementario, <strong>de</strong> los antesexpuestos, <strong>de</strong> posible <strong>de</strong>stino al tráfico <strong>de</strong>lhachis incautado.Aunque con valor meramente anecdótico,merece cita la reciente sentencia <strong>de</strong> 27 <strong>de</strong>diciembre <strong>de</strong> 1999 dictada por el Juzgado <strong>de</strong>lo Penal 17 <strong>de</strong> Barcelona que <strong>de</strong>cretó la absolución<strong>de</strong> un ciudadano austriaco, <strong>de</strong>tenidopor la policía en el aeropuerto <strong>de</strong> la ciudad,cuando embarcaba en un vuelo con <strong>de</strong>stino asu patria, en posesión <strong>de</strong> 1.927 gramos <strong>de</strong>hachís, distribuido en ocho tabletas. Este acusadohabía sufrido cinco años antes la extirpaciónquirúrgica <strong>de</strong> un melanóma en laregión umbilical, y al año siguiente unasegunda operación para intervenirle un cáncer<strong>de</strong> estómago, siguiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entoncesun tratamiento con quimioterapia. La sentenciadictada consi<strong>de</strong>ró acreditado que el sujetotomaba habitualmente 50 gramos semanales<strong>de</strong> hachís con el objeto “terapéutico” <strong>de</strong> aliviarel malestar sufrido a consecuencia <strong>de</strong> laquimioterapia, y entien<strong>de</strong> que no existe ningúnindicio <strong>de</strong> que la droga, pese a la elevadacantidad poseída, estuviese dirigida al tráficoilegal. Admite pues que se encontraba <strong>de</strong>stinadaúnicamente al consumo propio <strong>de</strong> suposeedor y absuelve al mismo <strong>de</strong> la acusaciónformulada. La resolución está, en elmomento <strong>de</strong> concluir estas líneas, en enero<strong>de</strong> 2000, recurrida en apelación por el ministeriofiscal ante la Audiencia Provincial <strong>de</strong> Barcelona,que habrá <strong>de</strong> dictar la sentencia <strong>de</strong>finitivasobre el caso.Herrero, S. 321


5. CULTIVO DE CANNABISEl artículo 368 CP <strong>de</strong>scribe con extraordinariaamplitud el ámbito <strong>de</strong> conductas típicasen el <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas. La promoción,el favorecimiento o la facilitación, <strong>de</strong>cualquier modo, <strong>de</strong>l consumo ilegal <strong>de</strong> drogaspor otra persona, resulta, en principio,suficiente para subsumir esa conducta en eltipo penal. Quedan pues incluidos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>ltipo penal, inicialmente, todos los actos quesupongan cultivo, fabricación, venta, transmisióno donación <strong>de</strong> alguna sustancia consi<strong>de</strong>radacomo droga, así como el transporte y lamera tenencia <strong>de</strong> esa droga si se realizan confinalidad ulterior <strong>de</strong> trafico.El cultivo <strong>de</strong> la planta <strong>de</strong> cannabis es típicopenalmente cuando se realiza con la intención<strong>de</strong> <strong>de</strong>stinar posteriormente el productoobtenido a su difusión, venta o entrega aotras personas, <strong>de</strong> forma que el cultivo dirigidoexclusivamente a proveer <strong>de</strong> droga parasu consumo al propio cultivador resulta nopunible (STS <strong>de</strong> 12 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1990 y 17<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1994).Un caso peculiar tuvo lugar en Tarragona,don<strong>de</strong> una asociación partidaria <strong>de</strong> la legalización<strong>de</strong>l cannabis, organizó en el año 1993 laplantación colectiva <strong>de</strong> cáñamo para su posteriorrecolección y consumo <strong>de</strong> la droga porlos noventa y siete socios que participabanen la acción. Esta se ejecutó <strong>de</strong> forma públicapor el grupo, legalmente constituido bajola <strong>de</strong>nominación <strong>Asociación</strong> Ramón Santospara el Estudio <strong>de</strong>l Cannabis, y fue inclusoobjeto <strong>de</strong> información periodística. Seguido elprocedimiento penal por el hecho, el mismomereció sentencia absolutoria <strong>de</strong> la AudienciaProvincial <strong>de</strong> Tarragona. Recurrida por elministerio fiscal en casación ante el TribunalSupremo, este la revocó y con<strong>de</strong>nó a losdirectivos <strong>de</strong> la asociación como organizadores<strong>de</strong> la plantación <strong>de</strong> la droga, con una fundamentaciónestrictamente técnico-jurídica,resaltando la naturaleza <strong>de</strong>l tráfico <strong>de</strong> drogascomo <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> peligro abstracto, que noexige ni la lesión efectiva ni, siquiera, el riesgoconcreto <strong>de</strong>l bien jurídico tutelado. Resultapues irrelevante el posible error <strong>de</strong> subsuncióntípica <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> la conducta, error quesería siempre irrelevante a los efectos <strong>de</strong>ldolo. Concluye el Tribunal Supremo que “esclaro que los acusados sabían lo que hacían ypor lo tanto conocían los elementos <strong>de</strong>l tipo,pues en su memoria explicativa <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la asociación expusieron su actividad<strong>de</strong> plantación <strong>de</strong> cáñamo índico en lafinca <strong>de</strong> Riu<strong>de</strong>coms, como consta en loshechos probados. Quienes saben que cultivancáñamo índico saben todo lo necesariopara obrar con dolo en relación al art. 344 CP,a pesar <strong>de</strong> que puedan haber pensado queesta conducta no era la <strong>de</strong>finida en el tipopenal como prohibida” (STS <strong>de</strong> 17 <strong>de</strong> noviembre<strong>de</strong> 1997).6. ACTOS DE TRAFICOTras el cultivo y recogida <strong>de</strong>l producto <strong>de</strong>lcannabis, son actos <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> la drogacualesquiera que supongan entrega <strong>de</strong> lasustancia a otras personas. Examinaremos acontinuación algunas cuestiones problemáticas.Sobre el concepto <strong>de</strong> tráfico afirma la STS<strong>de</strong> 16 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1987 que “tráfico equivale atransmisión <strong>de</strong> una cosa a otra u otras personas,es <strong>de</strong>cir, a traslación <strong>de</strong> la propiedad oposesión <strong>de</strong> las mismas, gratuita u onerosamente,total o parcialmente, directa o indirectamente,siempre y cuando, claro está, latransferencia implique promoción o favorecimiento<strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong> drogas tóxicas, estupefacienteso psicotrópicas”.El mero transporte <strong>de</strong> la droga, incluso sininterés económico por el transportista, constituyetambién acto típico penalmente, dadoque contribuye a propiciar el consumo ilegal<strong>de</strong> la droga transportada por sus <strong>de</strong>stinatariosfinales. En tal sentido, afirma la STS <strong>de</strong> 30 <strong>de</strong>setiembre <strong>de</strong> 1997, que “asumir el encargo<strong>de</strong> transportar una cantidad <strong>de</strong> droga hastauna discoteca es poner una condición necesariapara cerrar el círculo <strong>de</strong> distribución <strong>de</strong>tal mercancía, y en su acto <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong>l quese respon<strong>de</strong> como autor”. En el mismo senti-322El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


do, STS <strong>de</strong> 21 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1998 y 21 <strong>de</strong>febrero <strong>de</strong> 1998.Los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas no requieren,en ningún supuesto, el ánimo <strong>de</strong> lucroen su autor. Por ello, la donación <strong>de</strong> droga hasido consi<strong>de</strong>rada siempre como <strong>de</strong>lictiva porla jurispru<strong>de</strong>ncia (STS <strong>de</strong> 6 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1989,19 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1989, 22 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1990,4 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1991, 3 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1991, 25<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1992, 14 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1993, 26<strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1994 y 6 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1997).Sin embargo, hay casos especiales <strong>de</strong> entrega<strong>de</strong> drogas que el Tribunal Supremo ha consi<strong>de</strong>radono sancionables penalmente. Engeneral, se trata <strong>de</strong> la transmisión <strong>de</strong> dosismínimas y gratuitamente a una persona queya es previamente adicta a la sustancia, porparte <strong>de</strong> un familiar o persona allegada adicho consumidor y con la intención <strong>de</strong> evitarlelos sufrimientos <strong>de</strong>l síndrome <strong>de</strong> abstinenciao <strong>de</strong> ayudarle a intentar una paulatina <strong>de</strong>sintoxicaciònmediante el consumo <strong>de</strong> dosis<strong>de</strong>crecientes (STS 2 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1992,18 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1992, 29 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong>1993, 15 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1993, 16 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>1993, 6 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1993, 16 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>1994, 8 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1994, 27 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong>1994, 11 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1997, 14 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1997y 22 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1998). Hay que advertir queen la casi totalidad <strong>de</strong> los casos examinadospor la jurispru<strong>de</strong>ncia, lo entregado habían sidocantida<strong>de</strong>s muy pequeñas <strong>de</strong> heroína o cocaína,y no <strong>de</strong> hachís.El consumo compartido <strong>de</strong> una drogaentre usuarios habituales <strong>de</strong> la misma vienesiendo también consi<strong>de</strong>rado no <strong>de</strong>lictivo (STS<strong>de</strong> 12 julio <strong>de</strong> 1984, 6 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1989, 23 <strong>de</strong>marzo <strong>de</strong> 1991, 2 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1992, 25<strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1993, 27 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1993,7 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1994, 18 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>1997 y 3 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1997). El TribunalSupremo reputa igualmente atípicos losactos <strong>de</strong> compra colectiva <strong>de</strong> droga <strong>de</strong>stinadaal consumo <strong>de</strong> los que la adquieren (STS25 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1981, 11 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>1992 y 27 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1995), e incluso, lacompra por encargo <strong>de</strong> un grupo, <strong>de</strong>l cualforma parte el encargado adquirente <strong>de</strong> ladroga y <strong>de</strong>stinando ésta al consumo <strong>de</strong> esepropio grupo (STS 18 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1992, 4<strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1993, 18 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1993 y3 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1994).Conviene <strong>de</strong>stacar que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la problemáticaprobatoria al respecto, se planteacon frecuencia la valoración penal <strong>de</strong> la actuación<strong>de</strong> quien convive en el mismo domiciliocon el autor directo <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong>drogas. La jurispru<strong>de</strong>ncia es, en este punto,especialmente clara: la mera convivenciadomiciliaria ni es, en si misma, un acto <strong>de</strong>cooperación con el traficante ni sirve <strong>de</strong> prueba<strong>de</strong> participación en los actos <strong>de</strong> tráfico.La STS <strong>de</strong> 26 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1993 ya proclamabaque “el hecho <strong>de</strong> la unión matrimonial y eldato <strong>de</strong> viajar juntos no pue<strong>de</strong>n ser, por sísolos <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la inferencia <strong>de</strong> laparticipación <strong>de</strong> la esposa” en el tráfico ilícitollevado a cabo por el varón, sorprendido conla droga en el automóvil don<strong>de</strong> se hallabanambos.La STS <strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1993 afirmaque “bajo la fuerza <strong>de</strong> los principios constitucionales,no pue<strong>de</strong> admitirse ningún tipo <strong>de</strong>presunciones <strong>de</strong> participación. No es correctoni ortodoxo en forma alguna atribuir alhombre el tráfico por el hecho <strong>de</strong> llevarlo acabo la mujer o viceversa, por la circunstancia<strong>de</strong> la convivencia <strong>de</strong> ambos en el mismo pisoo vivienda y el mayor o menor conocimientoque uno <strong>de</strong> ellos tenga <strong>de</strong>l tráfico que realizael otro. No se pue<strong>de</strong>, por ello, atribuir la posesión<strong>de</strong> la droga para su venta o el tráfico <strong>de</strong>la misma indiscriminadamente a los dos. Hayque probar, fehacientemente y por mediosplenos <strong>de</strong> aptitud incriminatoria o <strong>de</strong> cargo,que uno y otro llevaron a cabo actos que ellegislador incorpora al núcleo <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong>los tipos en alguna <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>participación”.En el mismo sentido se ha pronunciado enbastantes más ocasiones la jurispru<strong>de</strong>ncia.Incluso conociendo uno <strong>de</strong> los convivientesel tráfico <strong>de</strong>sarrollado por otro en el domicilio,ello no le convierte en partícipe si no se<strong>de</strong>muestra una contribución concreta alhecho <strong>de</strong>lictivo (STS <strong>de</strong> 13 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong>1994, 14 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1994, 20 <strong>de</strong> setiem-Herrero, S. 323


e <strong>de</strong> 1995, 28 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1997 y 6<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1998).7. PENAS APLICABLESEl <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas que no causangrave daño a la salud, entre ellas todoslos <strong>de</strong>rivados cannábicos, se castiga en elartículo 368 CP con pena <strong>de</strong> prisión <strong>de</strong> duracióncomprendida entre uno y tres años y,a<strong>de</strong>más, con pena <strong>de</strong> multa, cuyo importe<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> la droga objeto <strong>de</strong>l<strong>de</strong>lito: una vez calculado, se impondrá unamulta <strong>de</strong> cuantía comprendida entre esa cifray el doble <strong>de</strong> la misma. Ahora bien, el artículo377 CP indica que a estos efectos ese valor<strong>de</strong> la droga “será el precio final <strong>de</strong>l productoo, en su caso, la recompensa o gananciaobtenida por el reo, o que hubiera podidoobtener”.En la práctica judicial son tenidos en cuenta,como medio probatorio fundamental, losinformes que elabora semestralmente la OficinaCentral Nacional <strong>de</strong> Estupefacientes,<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>l Interior, relativosal precio medio <strong>de</strong> las drogas en el mercadoilícito. El último informe hasta la fecha<strong>de</strong> esta obra es el referido al segundo semestre<strong>de</strong> 1999 y en el mismo se indican, comoprecios medios en el mercado ilegal españollos siguientes:• Grifa comprada por gramos: 420 pesetas/gramo.• Grifa comprada por kilos: 185.000 pesetas/kilogramo• Hachís comprado por gramos: 640 pesetas/gramo• Hachís comprado por kilos: 250.000 pesetas/kilogramo• Aceite <strong>de</strong> hachís comprado por gramos:2.000 pesetas/gramo• Aceite <strong>de</strong> hachís comprado por kilos:475.000 pesetas/kilogramoA las penas <strong>de</strong> prisión y multa que seimpongan en cada caso, ha <strong>de</strong> añadirse otrapena cuando el <strong>de</strong>lito haya sido cometido porempresario, intermediario en el sector financiero,facultativo, funcionario público, trabajadorsocial, docente o educador, en el ejercicio<strong>de</strong> sus respectivos cargos o profesiones. Enestos casos, el artículo 372 CP, or<strong>de</strong>na imponer,a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las penas correspondientesordinariamente al <strong>de</strong>lito, la <strong>de</strong> “inhabilitaciónespecial para empleo o cargo público, profesiónu oficio, industria o comercio, <strong>de</strong> tres adiez años”. A los efectos <strong>de</strong> este precepto, seconsi<strong>de</strong>ran facultativos a los médicos, psicólogos,personas en posesión <strong>de</strong> título sanitario,veterinarios, farmacéuticos y sus <strong>de</strong>pendientes.Como supuesto todavía más grave, seimpondrá, junto con la pena <strong>de</strong> prisión y la <strong>de</strong>multa, la pena <strong>de</strong> inhabilitación absoluta <strong>de</strong>diez a veinte años cuando el <strong>de</strong>lito fuere realizadopor una autoridad, o un agente <strong>de</strong> laautoridad, en el ejercicio <strong>de</strong> su cargo.La con<strong>de</strong>na por <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogasconllevará, a tenor <strong>de</strong> lo dispuesto en el artí-CUADRO 2. PENAS APLICABLES EN EL DELITO DE TRAFICO DE CANNABISPenas TIPO BASICO TIPOS AGRAVADOS TIPOS ULTRAGRAVESART. 368 CP ART. 369 CP ART. 370 CPPRISION mínimo: 1 año o mín.: 3 años mín.: 4 años y 6 mesesmáximo: 3 años máx.: 4 años y 6 meses máx.: 6 años y 9 mesesMULTA tanto al duplo tanto al cuádruplo tanto al séxtuplovalor droga valor droga valor drogaINHABILITACION ESPECIALINHABILITACION ABSOLUTA(para empleo o cargo público, profesión o comercio)3 a 10 años(si el hecho lo comete la autoridad en ejercicio <strong>de</strong> su cargo)10 a 20 años324El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


culo 374 CP, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las penas señaladas,el comiso <strong>de</strong> las sustancias ilícitas, que seránposteriormente <strong>de</strong>struidas con arreglo al procedimientoreglamentariamente establecido.También serán objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>comiso los equiposy materiales utilizados para la elaboración<strong>de</strong> la droga y, en general, los vehículos,buques, aeronaves y otros posibles bienes yefectos <strong>de</strong> cualquier naturaleza que hayanservido <strong>de</strong> instrumento para la comisión <strong>de</strong>l<strong>de</strong>lito. Por último, serán igualmente <strong>de</strong>comisadostodos los bienes provenientes <strong>de</strong>l tráficoy las ganancias obtenidas con ellos, cualesquieraque sean las transformaciones quehayan podido experimentar.Se exceptúan <strong>de</strong>l comiso los bienes e instrumentos<strong>de</strong> lícita posesión que pertenezcana un tercero <strong>de</strong> buena fe no responsable <strong>de</strong>l<strong>de</strong>lito, por ejemplo, el titular <strong>de</strong>l vehículo quelo ce<strong>de</strong> o alquila al autor <strong>de</strong>l tráfico sin conocerque va a ser utilizado para la comisión <strong>de</strong>lmismo.CUADRO 3. ARTÍCULO 369 CÓDIGO PENAL ESPAÑOLSe impondrán las penas privativas <strong>de</strong> libertad superiores en grado a las respectivamenteseñaladas en el artículo anterior y multa <strong>de</strong>l tanto al cuádruplo cuando:1º.Las drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas se faciliten a menores <strong>de</strong>dieciocho años o disminuidos psíquicos, o se introduzcan o difundan en centros docentes,en centros, establecimientos y unida<strong>de</strong>s militares, en establecimientos penitenciarios o encentros asistenciales.2º.Los hechos fueren realizados en establecimientos abiertos al público por los responsableso empleados <strong>de</strong> los mismos.3º.Fueren <strong>de</strong> notoria importancia la cantidad <strong>de</strong> drogas tóxicas, estupefacientes o sustanciaspsicotrópicas objeto <strong>de</strong> las conductas a que se refiere el artículo anterior.4º.Las citadas sustancias o productos que faciliten a personas sometidas a tratamiento <strong>de</strong><strong>de</strong>shabituación o rehabilitación.5º.Las referidas sustancias o productos se adulteren, manipulen o mezclen entre si o conotros, incrementando el posible daño a la salud.6º.El culpable perteneciere a una organización o asociación, incluso <strong>de</strong> carácter transitorio,que tuviere como finalidad difundir tales sustancias o productos aun <strong>de</strong> modo ocasional.7º.El culpable participare en otras activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas organizadas o cuya ejecución se veafacilitada por la comisión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito.8º.El culpable fuere autoridad, facultativo, funcionario público, trabajador social, docente oeducador y obrase con abuso <strong>de</strong> profesión, oficio o cargo.9º.Se utilice a menores <strong>de</strong> dieciséis años para cometer estos <strong>de</strong>litos.Dispone también el Código Penal la posibilidad<strong>de</strong> que los bienes, efectos e instrumentosobjeto <strong>de</strong>l comiso puedan ser aprehendidosy puestos en <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primermomento <strong>de</strong>l proceso penal por la autoridadjudicial, con el fin <strong>de</strong> garantizar la efectividad<strong>de</strong>l comiso. Incluso pue<strong>de</strong> acordar el juez quedurante la tramitación <strong>de</strong>l procedimiento esosbienes puedan ser utilizados provisionalmentepor la policía, con las <strong>de</strong>bidas garantías parasu conservación. Una vez sea <strong>de</strong>finitivo elcomiso, alcanzada la firmeza <strong>de</strong> la sentenciacon<strong>de</strong>natoria en que se haya acordado, losbienes quedan adjudicados al Estado.8. TIPOS AGRAVADOS DE TRAFICO DEDROGASA<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la distinción que efectúa el artículo368 CP entre drogas “duras” y “blandas”,el artículo 369 CP establece otra importantediferencia entre conductas básicas <strong>de</strong>tráfico <strong>de</strong> drogas y actuaciones especialmentegraves. Al tipo básico <strong>de</strong> tráfico ilícito <strong>de</strong>cannabis le correspon<strong>de</strong>n las penas ya examinadas.En los supuestos <strong>de</strong> tráfico especialmentegrave las penas a imponer serán la <strong>de</strong>prisión con duración comprendida entre tresaños y cuatro años y seis meses, y a<strong>de</strong>más laHerrero, S. 325


<strong>de</strong> multa <strong>de</strong> cuantía entre el valor <strong>de</strong> la drogay el cuádruplo <strong>de</strong>l mismo.Existen en el Código Penal nueve supuestosdistintos <strong>de</strong> tráfico especialmente grave,recogidos en el citado artículo 369, <strong>de</strong> loscuales el que mayor problema interpretativosuscita es el <strong>de</strong> su apartado 3º, relativo a loscasos en que “fuere <strong>de</strong> notoria importanciala cantidad <strong>de</strong> drogas tóxicas, estupefacienteso sustancias psicotrópicas objeto <strong>de</strong> lasconductas a que se refiere el artículo anterior”.Nos <strong>de</strong>tendremos en su análisis.El texto legal no se pronuncia sobre la cantidad<strong>de</strong> droga a partir <strong>de</strong> la cual se puedaconsi<strong>de</strong>rar <strong>de</strong> notoria importancia, <strong>de</strong>jandopues su concreción a la labor jurispru<strong>de</strong>ncial,que la ha situado en la cantidad que supondrían200 dosis medias <strong>de</strong> cada tipo <strong>de</strong> droga.Con ese criterio, ha afirmado que la cantidad<strong>de</strong> notoria importancia sería la superior a1.000 gramos <strong>de</strong> hachís (STS 8 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>1984, 6 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1986, 23 <strong>de</strong> febrero<strong>de</strong> 1989, 28 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1990, 8 <strong>de</strong> octubre<strong>de</strong> 1991, 22 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1992, 28 <strong>de</strong>setiembre <strong>de</strong> 1995, 21 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1996,23 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1997).El límite señalado jurispru<strong>de</strong>ncialmentepara el hachís varía para otros <strong>de</strong>rivados cannábicos,ya que, como resume la STS <strong>de</strong> 12<strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1997 “para la apreciación <strong>de</strong>la agravación específica <strong>de</strong> notoria importanciaen las sustancias <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> la cannabissativa ha <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>rse a la modalidad <strong>de</strong> ladroga <strong>de</strong> que se trate, cifrándose aproximadamenteen cinco kilogramos para la griffa omarihuana, un kilo para el hachís y 200 gramospara el aceite <strong>de</strong> hachís, pon<strong>de</strong>rando lascircunstancias <strong>de</strong> cada caso”. En igual sentidose pronunciaron las STS <strong>de</strong> 17 <strong>de</strong> setiembre<strong>de</strong> 1993, 28 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1995, 8 <strong>de</strong> noviembre<strong>de</strong> 1995, 1 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1996 y 17 <strong>de</strong> octubre<strong>de</strong> 1996.La cuestión anterior se conecta con laposibilidad <strong>de</strong> tener en cuenta el grado <strong>de</strong>concentración o presencia <strong>de</strong> THC en la sustancia<strong>de</strong> que se trate para aplicar o no laagravación por la notoria importancia. Hayque recordar que en drogas como la heroínao la cocaína, lo que se tiene en cuenta paracomprobar si se ha superado el tope jurispru<strong>de</strong>ncial<strong>de</strong> la notoria importancia no es elpeso total <strong>de</strong> la sustancia incautada sino laparte <strong>de</strong> ese peso correspondiente a drogapura, <strong>de</strong>scontando la parte que correspondaa adulterantes o excipientes. De esa forma,<strong>de</strong> un alijo, por ejemplo, <strong>de</strong> 200 gramos <strong>de</strong>cocaína, con una pureza <strong>de</strong>l 55%, se computaránsólo los 110 gramos <strong>de</strong> sustancia pura,con lo que no se aplicará el tipo agravado, yaque este se inicia con los 120 gramos <strong>de</strong> esadroga, según reiterada jurispru<strong>de</strong>ncia.En el caso <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rivados cannábicos “elprincipio activo tetrahidrocannabinol (THC) esrelevante en referencia a la notoria importancia<strong>de</strong> la droga, porque según sea el porcentaje<strong>de</strong> dicho principio, será mayor o menor elpeso <strong>de</strong> la sustancia aprehendida a partir <strong>de</strong>lcual pesará la agravación <strong>de</strong> notoria importancia,pero siempre referido al peso bruto <strong>de</strong> lasustancia, y por tanto no es el porcentaje <strong>de</strong>THC el que hay que tomar como base para<strong>de</strong>terminar el peso neto y a partir <strong>de</strong> esareducción aplicar a dicho peso el subtipoagravado” (STS <strong>de</strong> 3 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1999).La STS <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1997 ponía<strong>de</strong> relieve que “a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurrecon la cocaína y la heroína, que son sustanciasque se consiguen en estado <strong>de</strong> purezapor procedimientos químicos, los <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong>l cáñamo índico o cannabis sativa, son productosvegetales que se obtienen <strong>de</strong> la propiaplanta sin proceso químico alguno, por loque la sustancia activa tetrahidrocannabinolen estado puro nunca se contiene en sutotalidad en las plantas o <strong>de</strong>rivados. La concentraciónes diversa en cada una <strong>de</strong> lasmodalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> presentación (marihuana,hachís y aceite) y por ello esta Sala ha optadopor establecer el límite mínimo para laapreciación <strong>de</strong> la agravante específica, no enconsi<strong>de</strong>ración a la sustancia activa, sino enrelación con las diversas modalida<strong>de</strong>s yamencionadas. En cualquier caso no es el porcentaje<strong>de</strong> THC el que hay que tomar comobase para <strong>de</strong>terminar si el hachís alcanza o noel kilogramos que marca la línea divisoria,sino el peso bruto <strong>de</strong> la sustancia aprehendida,cualquiera que fuese su grado <strong>de</strong> concen-326El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


tración”. En igual sentido se habían pronunciadolas STS <strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1995 y 6<strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1995.A modo <strong>de</strong> resumen, la STS <strong>de</strong> 12 <strong>de</strong> julio<strong>de</strong> 1999 concluye que “con relación a la marihuana,y a sus equivalentes la griffa o el kiffimarroquí, el principio activo THC se encuentraalre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 0,5 y el 2%, y es en atencióna esta escasa concentración que jurispru<strong>de</strong>ncialmentese estima que el subtipo <strong>de</strong>notoria importancia operará a partir <strong>de</strong> cantida<strong>de</strong>ssuperiores a 5 kilos por estimarse que,por lo general, el componente activo es cincoveces inferior al hachís; con relación al hachís,cuya concentración en principio activo sueleestar entre el 4% y el 12%, la aplicación <strong>de</strong>lsubtipo agravado será operativa <strong>de</strong> ordinarioa partir <strong>de</strong> cantida<strong>de</strong>s superiores al kilo y tratándose<strong>de</strong> aceite <strong>de</strong> hachís, cuya concentración<strong>de</strong> principio activo es superior al 12%, lacantidad para la notoria importancia seráinversamente proporcional”.La doctrina jurispru<strong>de</strong>ncial sobre la fronteracuantitativa <strong>de</strong> la notoria importancia fue configurándosedurante la vigencia <strong>de</strong>l CódigoPenal <strong>de</strong> 1973, en cuyo antiguo artículo 344bis a) 3º se establecía el tipo agravado a quenos venimos refiriendo. Al producirse laentrada en vigor <strong>de</strong>l nuevo Código <strong>de</strong> 1995,que elevó, en general, las penas imponiblesen los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas, se planteóla posibilidad <strong>de</strong> elevar, correlativamente, loslímites jurispru<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> la notoria importancia.Sin embargo, el Tribunal Supremo haoptado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mes <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1999,por mantener el criterio ya asentado sobrelos topes <strong>de</strong> cada sustancia a partir <strong>de</strong> loscuales ha <strong>de</strong> aplicarse el tipo <strong>de</strong>lictivo agravado(STS <strong>de</strong> 18 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1999, 17 <strong>de</strong>marzo <strong>de</strong> 1999 y 12 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1999).9.TIPOS ULTRA AGRAVADOS DE TRAFICOExiste un tipo ultraagravado <strong>de</strong> tráfico, contempladoen el artículo 370 CP, castigado conpena <strong>de</strong> prisión <strong>de</strong> duración mínima <strong>de</strong> cuatroaños y seis meses, y máxima <strong>de</strong> seis años ynueve meses, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> multa con cuantíacomprendida entre el valor <strong>de</strong> la droga y suséxtuplo. Este tipo especialmente grave seaplica en dos supuestos: cuando las conductas<strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> encajaren algún tipo agravado <strong>de</strong>l artículo 369 CP,revistan extrema gravedad, y cuando los reoshayan actuado como jefes <strong>de</strong> organizaciones<strong>de</strong>lictivas <strong>de</strong>dicadas al tráfico.Hay que advertir que el texto legal no ofreceningún <strong>de</strong>talle sobre el concepto jurídicoin<strong>de</strong>terminado “conductas <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong>extrema gravedad”, en otra laguna más queha <strong>de</strong>bido cubrir la jurispru<strong>de</strong>ncia. En algunasocasiones, el Tribunal Supremo ha señaladoque para consi<strong>de</strong>rar la conducta <strong>de</strong> extremagravedad ha <strong>de</strong> existir una cantidad elevadísima<strong>de</strong> droga, que sea al menos 100 veces ellímite <strong>de</strong> la notoria importancia. Aunque entales ocasiones la droga en cuestión eracocaína o heroína, la generalización <strong>de</strong>lmismo criterio permite establecer que, en elcaso <strong>de</strong>l hachís, se requeriría, en todo caso,al menos 100 kilos <strong>de</strong> la droga. Sin embargo,ese único dato cuantitativo no permite apreciarel tipo ultra-agravado si no va unido aotros datos, tales como la existencia <strong>de</strong> unaorganización criminal bien estructurada y lautilización <strong>de</strong> medios o métodos especialmentesofisticados o aptos para ejecutarimpunemente el <strong>de</strong>lito, entre ellos, comoejemplo más característico, “el uso <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>selementos <strong>de</strong> transporte especialmentepreparados para el tráfico ilícito, como fletaje<strong>de</strong> barcos, camiones <strong>de</strong> un cierto tonelaje,etc” (STS <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1999).Afirma la STS <strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1997 que“a partir <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> notoria importanciase ha <strong>de</strong> agregar alguna otra circunstanciaobjetiva y subjetiva que, según la experiencia,permita <strong>de</strong>ducir un especial merecimiento <strong>de</strong>pena superior a la imponible por la simpleaplicación <strong>de</strong> la notoria importancia”. En estecaso se trataba <strong>de</strong>l transporte por barco <strong>de</strong>cuatro toneladas <strong>de</strong> hachís y se aplicó el tipoultra agravado.La STS <strong>de</strong> 6 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1997 aplicó estetipo ultra grave en un caso <strong>de</strong> transporte <strong>de</strong>900 kilos <strong>de</strong> hachís, señalando que “la extre-Herrero, S. 327


CUADRO 4. ARTÍCULO 370 CÓDIGO PENALLos Jueces o Tribunales impondrán las penas privativas <strong>de</strong> libertad superiores en gradoa las señaladas en el artículo anterior y multa <strong>de</strong>l tanto al séxtuplo cuando las cuandolas conductas en él <strong>de</strong>finidas sean <strong>de</strong> extrema gravedad, o cuando se trate <strong>de</strong> los jefes,administradores o encargados <strong>de</strong> las organizaciones o asociaciones mencionadas en sunúmero 6.º. En este último caso, así como cuando concurra el supuesto previsto en elnúmero 2.º <strong>de</strong>l mencionado artículo, la autoridad judicial podrá <strong>de</strong>cretar, a<strong>de</strong>más, alguna<strong>de</strong> las medidas siguientes:Disolución <strong>de</strong> la organización o asociación o clausura <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> sus locales o <strong>de</strong> losestablecimientos abiertos al público.Suspensión <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la organización o asociación, o clausura <strong>de</strong> los establecimientosabiertos al público por tiempo no superior a cinco años.Prohibición a las mismas <strong>de</strong> realizar aquellas activida<strong>de</strong>s, operaciones mercantiles onegocios, en cuyo ejercicio se haya facilitado o encubierto el <strong>de</strong>lito, por tiempo no superiora cinco años.ma gravedad por la notoria importancia <strong>de</strong>beríaapoyarse en otros fundamentos distintos<strong>de</strong>l puramente cuantitativo, aunque indirectamentesiempre estén relacionados con elconcepto cantidad. Tales pue<strong>de</strong>n ser a) laconcurrencia <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> los supuestos <strong>de</strong>lartículo 344 bis-a antiguo o art. 369 nuevo; b)la utilización <strong>de</strong> especiales métodos previamentepreparados para el ilícito tráfico, comoen el caso <strong>de</strong> ahora pudiera ser la sofisticadamanera con la que los fardos fueron arrojadosal mar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la patera, con un motor fueraborda <strong>de</strong> 40 cm. cúbicos, que los acusadosllevaban; c) la posibilidad <strong>de</strong> que la cantidadintervenida afecte a un número muy alto <strong>de</strong>consumidores, como ahora acontece, auncuando no se oculte que tal dato irá siemprein<strong>de</strong>fectiblemente unido a la cantidad, lo queigualmente acontece ante la posibilidad <strong>de</strong>que el género estuviere <strong>de</strong>stinado a constituiruna fuente <strong>de</strong> suministro <strong>de</strong> larga duración”.Últimamente, la STS <strong>de</strong> 10 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong>1999 excluyó la aplicación <strong>de</strong> este subtipoultra agravado en un caso en que lo poseídoeran 1.550 kilos <strong>de</strong> hachís. Señala, con caráctergeneral, esta resolución, refiriéndose a laextrema gravedad, que “tal concepto jurídicoin<strong>de</strong>terminado exige una aplicación restrictivay una minuciosa observación <strong>de</strong> las circunstancias<strong>de</strong>l caso. Des<strong>de</strong> luego no es bastantesólo el criterio <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> droga objeto<strong>de</strong>l ilícito tráfico, porque se corre el riesgo <strong>de</strong>apreciar repetidamente la agravación ya citada<strong>de</strong> notoria importancia, aunque, claro es,que una cantidad que rebasara en mucho lasimple notoriedad <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> drogapueda ser una base correcta para apreciar laextrema gravedad, siempre que, a<strong>de</strong>más, elvolumen <strong>de</strong> la sustancia objeto <strong>de</strong> ilícito tráficosobre el mercado pudiera alterar o altere,<strong>de</strong>sbordándolo, lo que pudiera consi<strong>de</strong>rarseun abastecimiento normal agravando hastaextremos extraordinarios la gravedad para lasalud pública, y cuando se acompañara, a<strong>de</strong>más,<strong>de</strong> elementos <strong>de</strong> transporte relevantesy especialmente dispuestos para este tráficoque facilitaran una mayor eficacia <strong>de</strong>l tráficoque se realice”. Después <strong>de</strong> sentar esos criteriosgenerales, en términos a nuestro juiciono muy precisos, <strong>de</strong>scarta la aplicación <strong>de</strong> laagravación en el supuesto concreto, porquela cantidad <strong>de</strong> hachís aprehendida, aunqueelevada, no lo fue tanto como en los casos<strong>de</strong> otras sentencias “sin que pueda afirmarsecon certeza que pudiera haber <strong>de</strong>terminado<strong>de</strong> forma excepcional al mercado ilícito <strong>de</strong>una droga <strong>de</strong> consumo bastante extendidosocialmente como es el hachís y, <strong>de</strong> otrolado, aunque se utilizaron para transportarlapateras dotadas <strong>de</strong> potentes motores fueraborda<strong>de</strong> 60 y 75 caballos <strong>de</strong> fuerza, al final<strong>de</strong> la operación toda la droga se llevaba porun solo tripulante en una sola <strong>de</strong> ellas aunquefuera la <strong>de</strong> motor más potente”.328El cannanis y sus <strong>de</strong>rivados en el <strong>de</strong>recho penal español


10. CONCLUSIONESEl examen efectuado <strong>de</strong> la regulación en el<strong>de</strong>recho penal español y <strong>de</strong> la producciónjurispru<strong>de</strong>ncial sobre el cannabis y sus <strong>de</strong>rivadosnos permite alcanzar las siguientes conclusiones:a) El <strong>de</strong>recho español consi<strong>de</strong>ra como drogasilícitas las sustancias <strong>de</strong>finidas como talesen los Convenios internacionales sobre lamateria, entre las que se incluyen el cannabisy todos sus <strong>de</strong>rivados y preparacionescon efectos psicoactivos.b) El consumo <strong>de</strong> las drogas mencionadas esilegal en España, por lo que pue<strong>de</strong> ser sancionadoadministrativamente con multas,sin embargo, no constituye <strong>de</strong>lito. Tampocoes <strong>de</strong>lito la tenencia <strong>de</strong> dichas sustancias<strong>de</strong>stinada al autoconsumo <strong>de</strong> su poseedory sin ánimo <strong>de</strong> transmisión a otraspersonas, pero esa intención <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong>la sustancia se presume cuando se trata<strong>de</strong> más <strong>de</strong> 50 gramos <strong>de</strong> hachís.c) Se entien<strong>de</strong> por tráfico <strong>de</strong> drogas cualquieracción <strong>de</strong> difusión, distribución o entrega<strong>de</strong> la sustancia a otras personas, o <strong>de</strong> favorecimiento<strong>de</strong>l consumo ilegal por ellas. Eltráfico <strong>de</strong> drogas se califica como <strong>de</strong>lito yse castiga con penas <strong>de</strong> prisión y multas,cuya severidad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>, en parte, <strong>de</strong> lanocividad <strong>de</strong> la sustancia y, en parte, <strong>de</strong> lagravedad <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong>lictiva. El CódigoPenal distingue entre drogas “duras”gravemente dañosas para la salud y drogas“blandas” que no causan ese grave daño.Por otro lado, diferencia las conductas básicas<strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong> otras actuacionesmás graves.d) El cannabis y sus <strong>de</strong>rivados se incluyen enla categoría legal <strong>de</strong> sustancia no causante<strong>de</strong> grave daño a la salud, y su tráfico sesanciona con penas <strong>de</strong> prisión <strong>de</strong> duracióncomprendida, en principio, entre uno y tresaños, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> multa y otras posiblespenas accesorias <strong>de</strong> menor entidad.e) Los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> cannabis se sancionanmás gravemente cuando la cantidad<strong>de</strong> sustancia objeto <strong>de</strong>l tráfico exce<strong>de</strong><strong>de</strong> un kilogramo <strong>de</strong> hachís, en cuyo caso lapena a imponer va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tres años hastacuatro años y medio <strong>de</strong> prisión. En casosexcepcionales <strong>de</strong> tráfico a gran escala porparte <strong>de</strong> bandas organizadas, la pena máximaque pue<strong>de</strong> aplicarse llega a los seisaños y nueve meses <strong>de</strong> prisión.Herrero, S. 329

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