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Una visión sobre la etnografía educativa a través del caso de unos ...

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<strong>Una</strong> visión <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> etnografía <strong>educativa</strong> através <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>caso</strong> <strong>de</strong> <strong>unos</strong> alumnos <strong><strong>de</strong>l</strong> etnógrafoque sustituía a <strong>la</strong> maestraRafael Á. Pulido MoyanoUniversidad <strong>de</strong> AlmeríaMi intención con este trabajo es doble. En primer lugar, y comomotivo principal, pretendo mostrar mi manera <strong>de</strong> concebir <strong>la</strong>investigación etnográfica <strong>de</strong> los procesos educativos (o simplemente"etnografía <strong>educativa</strong>"). En segundo lugar, pretendo sugerir que losestudios etnográficos pue<strong>de</strong>n ser especialmente útiles para iluminar<strong>la</strong>s penumbras <strong>de</strong> eso que l<strong>la</strong>mamos currículo oculto y ponerse alservicio <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra pedagogía crítica. En esta doble tareautilizaré dos recursos principales, a saber, a) una metáfora musical<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> cual presentaré al etnógrafo -usaré siempre el masculinoaunque me refiero indistintamente a hombres y mujeres- como unintérprete y a <strong>la</strong> vez un compositor <strong>de</strong> un tipo muy especial <strong>de</strong>"partituras", y b) un ejemplo concreto <strong>de</strong> texto etnográfico, nuncapublicado con anterioridad, que adoptará <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> una "partitura"en tres movimientos que se entre<strong>la</strong>zan con el texto central.1. PresentaciónNo pretendo <strong>de</strong>cir o dar a enten<strong>de</strong>r que el modo <strong>de</strong> concebir <strong>la</strong>etnografía <strong>educativa</strong> que aquí presento sea el mejor, el más útil, el másinteresante o algo por el estilo. Se trata, simplemente, <strong><strong>de</strong>l</strong> modo en que ami me gusta concebir <strong>la</strong> etnografía <strong>educativa</strong> (en línea con trabajosanteriores, como Pulido 1990, 1995 y 1999), con el que me encuentro máscómodo a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> trabajar y el que me ha reportado mayoressatisfacciones. O sea, sólo puedo ofrecer razones personales y subjetivaspara recomendar a los lectores <strong>de</strong> este trabajo que entiendan <strong>la</strong>etnografía <strong><strong>de</strong>l</strong> modo aquí propuesto.


Si tengo que realizar un estudio acerca <strong>de</strong> cualquier fenómenore<strong>la</strong>cionado con <strong>la</strong> organización esco<strong>la</strong>r, <strong>la</strong> vida <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong> o <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>cionesentre los centros esco<strong>la</strong>res y los entornos socioculturales, siempre apuestopor <strong>la</strong> etnografía. No dudo <strong>de</strong> que haya otras formas <strong>de</strong> hacerinvestigación, o sea, <strong>de</strong> producir conocimientos que sirvan paracompren<strong>de</strong>r y transformar <strong>la</strong> realidad, pero <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s y los procesos queen el<strong>la</strong>s acontecen son especialmente propicios para el quehaceretnográfico, y éste es especialmente útil -cuando se utiliza correctamenteparalos intereses explicativos o transformadores <strong>de</strong> quienes hacen <strong>la</strong>investigación y <strong>de</strong> quienes son investigados, y mucho más todavía cuando<strong>unos</strong> y otros son los mismos.Voy a mostrar una visión <strong>de</strong> <strong>la</strong> investigación etnográfica eneducación (en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, IEE). Hay otras maneras <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r<strong>la</strong> ypresentar<strong>la</strong> que merecen mi respeto, como por ejemplo <strong>la</strong>s queencontramos en Woods (1987), Hammersley y Atkinson (1994) y, por encima<strong>de</strong> todas, entre autores hispanohab<strong>la</strong>ntes, Ve<strong>la</strong>sco y Díaz <strong>de</strong> Rada (1994) yVe<strong>la</strong>sco, García Castaño y Díaz <strong>de</strong> Rada (1994). No intento competir conesas otras formas <strong>de</strong> mostrar qué es <strong>la</strong> IEE, aunque esto no impi<strong>de</strong> que unotenga sus preferencias o critique alg<strong>unos</strong> aspectos <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. Debo seña<strong>la</strong>rque en asuntos <strong>de</strong> etnografía en general y etnografía <strong>educativa</strong> enparticu<strong>la</strong>r, mi punto <strong>de</strong> referencia y guía <strong>de</strong> mis concepciones lo constituye<strong>la</strong> obra <strong>de</strong> Harry F. Wolcott. No he encontrado nada que <strong>la</strong> iguale enprofundidad, perspicacia, c<strong>la</strong>ridad y capacidad <strong>de</strong> entretener al tiempoque hacer pensar (me refiero especialmente a Wolcott 1990, 1994, 1995 y1999).La imagen que voy a presentar <strong>de</strong> <strong>la</strong> IEE se basa en <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>raciónpreliminar <strong>de</strong> que el término "etnografía" <strong>de</strong>signa dos cosas distintas, asaber, un proceso metodológico y un producto textual o informe final <strong>de</strong>una investigación. Como hemos ac<strong>la</strong>rado en otro lugar:En el primer sentido, una etnografía es una sucesión <strong>de</strong>activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> investigación que se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>n a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> unperíodo <strong>de</strong> tiempo re<strong>la</strong>tivamente prolongado. Dicha sucesiónrara vez es lineal; al contrario, se forman bucles, dispersiones, idasy venidas enmarañadas. En líneas generales, todo eso en suconjunto es hacer etnografía. (Pulido y Prados 1999: 362)Decíamos en ese trabajo citado que se pue<strong>de</strong> "hacer etnografía" sintener que acabar escribiendo"una etnografía", pero no a <strong>la</strong> inversa. Hoyquisiera matizar esa apreciación, pues sostengo -como intentaré mostrar eneste trabajo- que hacer etnografía exige cubrir ambos significados <strong><strong>de</strong>l</strong>término, es <strong>de</strong>cir, el proceso y el producto, <strong>de</strong> manera que no se pue<strong>de</strong><strong>de</strong>cir que uno ha realizado etnografía hasta que no haya escrito un textocon unas características <strong>de</strong>terminadas.


El proceso etnográfico: buscando <strong>la</strong> inspiraciónEl proceso etnográfico, ese quehacer investigador que<strong>de</strong>sembocará en un texto final (o informe <strong>de</strong> investigación), equivale, en <strong>la</strong>metáfora que aquí propongo, a <strong>la</strong> etapa <strong>de</strong> inspiración en <strong>la</strong> que elcompositor se <strong>de</strong>ja influir, busca estímulos, refina su sensibilidad y agita suinterior, evocando experiencias previas que conecta con <strong>la</strong>s que estáatravesando en el presente. Esta etapa, que también se conoce como"trabajo <strong>de</strong> campo", incluye tipos muy diversos <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s:A un primer nivel, el establecimiento <strong>de</strong> una red <strong>de</strong> re<strong>la</strong>cionespersonales <strong>de</strong>ntro y fuera <strong><strong>de</strong>l</strong> "campo" y entrenar ciertas habilida<strong>de</strong>scognitivas y sociales. A un segundo nivel, se incluyen <strong>la</strong> observación más omenos sistemática <strong>de</strong> personas que interactúan entre sí y con objetos<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas coor<strong>de</strong>nadas espaciales y temporales, <strong>la</strong>participación activa en algunas <strong>de</strong> esas interacciones, <strong>la</strong> realización <strong>de</strong>entrevistas más o menos formales y/o estructuradas y <strong>la</strong> recopi<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>artefactos producidos y/o manejados por <strong>la</strong>s personas a <strong>la</strong>s que se observay entrevista (documentos <strong>de</strong> todo tipo, herramientas, etc.).Todas esas activida<strong>de</strong>s llevan apareadas, a un tercer nivel, otras talescomo registrar lo observado, lo escuchado y, en <strong>de</strong>finitiva, lo sentido ypensado durante <strong>la</strong>s observaciones, <strong>la</strong>s entrevistas y <strong>la</strong> participación en <strong>la</strong>sinteracciones, así como transcribir, c<strong>la</strong>sificar y or<strong>de</strong>nar eso que l<strong>la</strong>mamos"datos". A un cuarto nivel, se incluyen activida<strong>de</strong>s como <strong>la</strong> triangu<strong>la</strong>ción -en sus diversas variantes- y, fundamentalmente, <strong>la</strong> interpretación, untérmino con el que <strong>de</strong>signamos un conjunto amplio y heterogéneo <strong>de</strong>operaciones inductivas, <strong>de</strong>ductivas, especu<strong>la</strong>tivas e intuitivas mediante <strong>la</strong>scuales, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestros intereses como investigadores, dotamos <strong>de</strong>significado a <strong>la</strong> realidad estudiada, lo que a menudo consiste en explicarpor qué esa realidad tiene o <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener un significado u otro paraquienes forman parte <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. Ese "dotar <strong>de</strong> significado", en el <strong>caso</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>etnografía, pasa por situar nuestras apreciaciones en algún contextoteórico <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia social, ya sea <strong>la</strong> antropología, <strong>la</strong> sociología, <strong>la</strong>pedagogía, <strong>la</strong> ciencia política, <strong>la</strong> economía o <strong>la</strong> geografía humana (Pulidoy Prados 1999: 362).Efectivamente, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>scribir el trabajo <strong>de</strong> campo etnográficocomo etapa <strong>de</strong> incubación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, y como tal pue<strong>de</strong> tener unaduración muy variable, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>unos</strong> cuantos días hasta años. Del mismomodo, <strong>la</strong> actitud y <strong>la</strong>s acciones <strong><strong>de</strong>l</strong> etnógrafo-compositor durante estaetapa pue<strong>de</strong>n ser muy diversas. Hay quienes gustan <strong>de</strong> navegar a <strong>la</strong> <strong>de</strong>riva<strong>de</strong> <strong>la</strong> intuición, avanzando a base <strong>de</strong> golpes <strong>de</strong> timón imprevistos ycasualida<strong>de</strong>s. Por el contrario, otros -<strong>la</strong> mayoría- preferimos cierta dosis <strong>de</strong>estructura y procedimiento sistemático en <strong>la</strong> etapa <strong>de</strong> inspiración, puespensamos que <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as llegan sólo cuando uno es disciplinado y seesfuerza en un trabajo constante y programado. En cualquier <strong>caso</strong>, no sonopciones excluyentes. Es más, siempre <strong>de</strong>ben combinarse. La opciónanárquica y puramente intuitiva difícilmente <strong>de</strong>sembocará en una obraseria, mientras que, por otro <strong>la</strong>do, un excesivo celo en el rigor sistemático


<strong><strong>de</strong>l</strong> trabajo que cierre <strong>la</strong>s puertas a <strong>la</strong> intuición sería <strong>la</strong> antesa<strong>la</strong> <strong>de</strong> una másque probable fría y aburrida obra.El producto etnográfico: escribiendo <strong>la</strong> partituraUn informe etnográfico es como una partitura musical. El compositor<strong>de</strong> <strong>la</strong> misma, el etnógrafo-autor, no pue<strong>de</strong> impedir que los intérpretes <strong>de</strong> <strong>la</strong>partitura -o sea, los lectores <strong><strong>de</strong>l</strong> texto final o informe- ejecuten <strong>la</strong> pieza <strong>de</strong>diversas maneras. Ni pue<strong>de</strong> impedirlo ni <strong>de</strong>bería impedirlo, <strong>caso</strong> <strong>de</strong> ser elloposible. Precisamente una gran virtud <strong>de</strong> los informes etnográficos resi<strong>de</strong> enel hecho <strong>de</strong> que suscitan interpretaciones distintas en lectores-intérpretesdistintos. Esto no es un síntoma <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad interna <strong><strong>de</strong>l</strong> informe, sino unaprueba <strong>de</strong> su riqueza y calidad.Espero que <strong>la</strong> "partitura" en tres movimientos que les presento acontinuación sea <strong>de</strong> su agrado y les sirva para enten<strong>de</strong>r alg<strong>unos</strong> aspectos<strong>de</strong> <strong>la</strong> vida en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s. Se trata <strong>de</strong> un <strong>caso</strong> <strong>de</strong> análisis microetnográficoacerca <strong>de</strong> <strong>unos</strong> "inci<strong>de</strong>ntes críticos" <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>. La composición ha sidorealizada a partir <strong>de</strong> ciertos acontecimientos que transcurrieron en apenashora y media en un au<strong>la</strong> <strong>de</strong> primer curso <strong>de</strong> primaria (cuando ocurrieron,se l<strong>la</strong>maba todavía E.G.B.). Cuando se hace investigación etnográfica enuna escue<strong>la</strong> uno se encuentra continuamente ante situaciones curiosas,incluso graciosas y en ocasiones comprometidas. Ello entra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lonormal, pero lo que nunca se espera es una situación que provoque enuno frustración y zozobra emocional profundas, juzgada como tal por unomismo, como <strong>la</strong> que me ocurrió una tar<strong>de</strong> en el C.P. Gaviota (un nombreficticio, como todos los nombres propios que aparezcan en esta partitura).En cualquier <strong>caso</strong>, <strong>la</strong> mera excepcionalidad <strong><strong>de</strong>l</strong> único ejemplo <strong>de</strong>este tipo que he vivido no justificaría su difusión pública. Aparte <strong>de</strong> susingu<strong>la</strong>ridad, <strong>la</strong> experiencia me sirvió para cuestionarme el significado <strong>de</strong> <strong>la</strong>escue<strong>la</strong> y <strong>la</strong> organización sociocognitiva <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia infantil. En otraspa<strong>la</strong>bras, aprendí mucho con lo que me ocurrió aquel día y con <strong>la</strong>sreflexiones a <strong>la</strong>s que me llevó, y eso es lo que me mueve a contarlo aquí. Enel PRIMER MOVIMIENTO predomina <strong>la</strong> intención <strong>de</strong>scriptiva, en el SEGUNDOMOVIMIENTO lo hace <strong>la</strong> intención analítica, y el TERCER MOVIMIENTO yúltimo está presidido por una intención interpretativa.Primer Movimiento• Preparando <strong>la</strong> Navidad. Se palpaba en el ambiente. Des<strong>de</strong> hacía variosdías todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses ensayaban vil<strong>la</strong>ncicos, y el olor a pegamento era másintenso, dada <strong>la</strong> producción acelerada <strong>de</strong> figuras <strong>de</strong> papel, cartón ycartulinas arracimadas en torno a los motivos navi<strong>de</strong>ños. Aquel trajínculminaría con el último día <strong>de</strong> asistencia al colegio antes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s vacaciones<strong>de</strong> Navidad, en el que <strong>unos</strong> representarían el Nacimiento


mientras otros cantarían, los niños nerviosos y ansiosos, <strong>la</strong>s madres <strong>de</strong> <strong>la</strong>Virgen y San José con <strong>la</strong> baba caída, otras haciendo fotos a suspastorcillos, los maestros con <strong>la</strong> satisfacción <strong>de</strong> <strong>la</strong> rutina cumplida. Paraéstos últimos quedaba otro día más, en el que celebrarían un ágape yatradicional y comentarían lo cerca que estuvo el gordo <strong>de</strong> Navidad.Por aquel entonces llevaba <strong>unos</strong> cuantos meses <strong>de</strong> asistencia regu<strong>la</strong>r alcentro, los suficientes como para que el director me pidiera con todaconfianza quedarme una tar<strong>de</strong> con el grupo <strong>de</strong> 1ºA -<strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua E.G.B.-,porque <strong>la</strong> maestra estaba con gripe en casa. Acepté sin pensarlo, pues nohabía nada que pensar. Hacía tiempo que había superado el síndrome <strong><strong>de</strong>l</strong>“trueque”, una especie <strong>de</strong> remordimiento <strong>de</strong> conciencia que sufren alg<strong>unos</strong>etnógrafos "externos al campo" cuando caen en <strong>la</strong> cuenta <strong>de</strong> quese <strong>de</strong>dican a observar y hab<strong>la</strong>r con gente que les ayuda en susinvestigaciones sin darles nada a cambio. A <strong>la</strong>s alturas en que sucedió loque voy a contar, cuando hacía un favor en el C.P. Gaviota <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> miacción estaba <strong>la</strong> amistad personal y no otro imperativo. Acepté sin vaci<strong>la</strong>r,a<strong>de</strong>más, porque sería una experiencia nueva, pues nunca antes habíatenido <strong>de</strong><strong>la</strong>nte un grupo <strong>de</strong> primero <strong>de</strong> E.G.B. Supongo que, casiinconscientemente, pensé: “bueno, qué dificultad hay en estar hora ymedia con veinte niños <strong>de</strong> seis años. Después <strong>de</strong> todo, hice unas prácticascon un grupo <strong>de</strong> quinto hace varios años, incluso he impartido algunasc<strong>la</strong>ses en <strong>la</strong> Universidad, he dado conferencias a públicos muy variados,etc. Qué es para mi una tar<strong>de</strong> con los <strong>de</strong> primero... coser y cantar.”Mi primer error, craso y fatal. Pocas cosas son más peligrosas quesubestimar <strong>la</strong>s fuerzas <strong><strong>de</strong>l</strong> enemigo. Pero eso ocurre en <strong>la</strong> guerra, y esto sóloes <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Aquí <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>cir que pocas cosas son máscontraproducentes que <strong>sobre</strong>valorar <strong>la</strong> competencia pedagógica propia.Expresarlo <strong>de</strong> esta segunda manera imprime corrección a mis i<strong>de</strong>as, perono quiero ser falsamente correcto, y me quedo con <strong>la</strong> guerra, porqueaquel<strong>la</strong> tar<strong>de</strong> libré una batal<strong>la</strong>, posiblemente contra mí mismos, eso sí,mediada por <strong>la</strong>s escaramuzas perpetradas por niños <strong>de</strong> seis años, niñosque estaban preparando <strong>la</strong> fiesta <strong>de</strong> Navidad.?Todo bajo control. Alguien les avisó <strong>de</strong> <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> un sustituto, puesmientras cruzaba el au<strong>la</strong> en dirección a <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra alg<strong>unos</strong> mepreguntaban “¿eres tú el que viene en vez <strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra?” Cuandoalcancé <strong>la</strong> mesa, dirigí unas pa<strong>la</strong>bras protoco<strong>la</strong>rias, algo así como “bueno,como <strong>la</strong> señorita está ma<strong>la</strong> he venido para estar con vosotros esta tar<strong>de</strong>,así que vamos a seguir con <strong>la</strong>s cosas que estábais haciendo con el<strong>la</strong>,¿vale?” En vez <strong>de</strong> otro “vale” cálido y cómplice, obtuve por respuesta otraspreguntas como “¿tú eres maestro <strong>de</strong> otra c<strong>la</strong>se?”, o “¿cuántos añostienes?”Aquellos niños estaban metiendo sus piececitos en el agua paracomprobar <strong>la</strong> temperatura, pero no me percaté, y respondía a todo con


sumo gusto. A todo esto, durante los primeros diez minutos me <strong>de</strong>diqué apasear entre los pupitres -agrupados <strong>de</strong> cuatro en cuatro- orientando <strong>sobre</strong><strong>la</strong> actividad en curso, cosas tales como recortar un dibujo <strong>de</strong> Melchor,pegar triángulos <strong>de</strong> cartulina para hacer una estrel<strong>la</strong>, colorear dibujos <strong>de</strong>animales, etc. Había un silencio agradable, se respiraba, como dicenalg<strong>unos</strong>, un ambiente <strong>de</strong> trabajo, y yo no hacía sino corroborar nuestrasexpectativas <strong>sobre</strong> el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una c<strong>la</strong>se con niños <strong>de</strong> primero. Lodicho, todo bajo control.?La ruptura. Después <strong>de</strong> <strong>unos</strong> cuantos paseos, me <strong>de</strong>tuve en <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong> <strong>la</strong>maestra, pero <strong>de</strong> pie, <strong>de</strong> modo que alg<strong>unos</strong> niños se levantaban y veníana pedirme ayuda para su actividad. <strong>Una</strong> niña -<strong>la</strong> l<strong>la</strong>maremos Charo- seacercó mientras hab<strong>la</strong>ba con un compañero suyo, y <strong>de</strong>bía estarimpaciente porque no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> solicitar mi atención: “maestro, maestro,mira esto, mira esto”, me <strong>de</strong>cía levantando un folio, y yo le <strong>de</strong>cía queesperase un momento, porque estaba tratando <strong>de</strong> explicar algo al otroniño. Charo seguía con su folio levantado, ahora acercándolo a mi cuerpo,casi golpeándome con él, requiriendo mi atención, y ocurrió lo que luegosería el <strong>de</strong>tonante <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sarrollo posterior <strong>de</strong> <strong>la</strong> escena. Justo cuandoterminé con el niño y éste se daba media vuelta, Charo golpeó <strong>la</strong> hebil<strong>la</strong><strong>de</strong> mi cinturón con su mano durante el hostigamiento con el dichoso folio.Su gesto se transformó y pasó, <strong>de</strong> cierta rabieta por <strong>la</strong> espera, a sorpresaante el inesperado roce con una superficie dura que el<strong>la</strong> no podía ver,pues mi rebeca caía por <strong>de</strong>bajo <strong><strong>de</strong>l</strong> cinturón. “¿Qué tienes ahí, maestro?”,preguntó <strong>la</strong> niña, y alcé <strong>la</strong> parte inferior <strong>de</strong> <strong>la</strong> rebeca para mostrar elcinturón y dije “nada, nada, que te has dado con el cinturón”. Ignoro si <strong>la</strong>niña llegó a fijar su vista en el cinturón, pero lo que es seguro -a tenor <strong>de</strong> losacontecimientos posteriores- es que sus ojos se centraron en una superficiesituada inmediatamente <strong>de</strong>bajo <strong><strong>de</strong>l</strong> cinturón.“Bueno, ¿qué es lo que querías <strong>de</strong>cirme?” -pregunté olvidando lo <strong>de</strong> <strong>la</strong>hebil<strong>la</strong>- y Charo me enseñó su folio y pidió mi consejo <strong>sobre</strong> qué coloresusar en el dibujo, <strong>de</strong> manera que le hice algún comentario y el<strong>la</strong> regresó asu pupitre. Como no había ningún niño que requiriera mi ayuda en esemomento, <strong>de</strong>cidí sentarme, pero apenas había disfrutado diez segundos<strong>de</strong> sillón cuando <strong>la</strong>s risotadas que procedían <strong><strong>de</strong>l</strong> grupo <strong>de</strong> pupitres don<strong>de</strong>se encontraba Charo me obligaron a intervenir. “¿Qué es lo que pasa?”,pregunté <strong><strong>de</strong>l</strong> modo más calmado, y <strong>la</strong> respuesta vino <strong><strong>de</strong>l</strong> niño sentadofrente a Charo en el grupo <strong>de</strong> cuatro, una vez pudo librarse <strong>de</strong> <strong>la</strong>s manos<strong>de</strong> el<strong>la</strong> que, tapándole <strong>la</strong> boca, le impedían hab<strong>la</strong>r. El niño dijo: “es que <strong>la</strong>Charo se pone: 'el maestro tiene <strong>la</strong> picha así <strong>de</strong> gorda'“ Mientras <strong>de</strong>cía “así<strong>de</strong> gorda”, el niño señaló una distancia <strong>de</strong> <strong>unos</strong> cuatro centímetrosseparando los <strong>de</strong>dos índice y pulgar <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>recha.Todos los niños soltaron carcajadas tremendas, y Charo una sonrisa algomás precavida, sabedora <strong>de</strong> que, en <strong>caso</strong> <strong>de</strong> una evolución problemática


<strong>de</strong> <strong>la</strong> situación, el<strong>la</strong> podría llevar <strong>la</strong> peor parte. No pu<strong>de</strong> ver nuestro gestoen ningún espejo, pero intenté expresar con mi cara <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que no mehabía afectado ese comentario, <strong>de</strong> que, en realidad, hasta me parecíagracioso, pero algo <strong>de</strong>bió fal<strong>la</strong>r en mi dispositivo gestual, y esos niños<strong>de</strong>bieron ver algo diferente a lo que intenté mostrar. El comentario <strong>de</strong>Charo era reproducido en cada pupitre, y este regocijo, como un eco,inundó el au<strong>la</strong> durante un par <strong>de</strong> minutos o así. Nunca sabré qué coloresadquirió mi cara en esos dos minutos, qué aumento <strong>de</strong> mis parpa<strong>de</strong>os seprodujo o cuántas veces tragué saliva, pero supongo que es en estosindicadores don<strong>de</strong> habría que buscar <strong>la</strong>s pistas que encontraron los niños yque les llevaron al convencimiento <strong>de</strong> que el maestro estaba tocado y seba<strong>la</strong>nceaba como un boxeador noqueado. Pero no tenía a quien tirara <strong>la</strong>toal<strong>la</strong>, y aquellos niños dominaban <strong>la</strong>s cuatro esquinas <strong>de</strong> ese ring conpizarra y pupitres. El combate acababa <strong>de</strong> comenzar.? Nada bajo control. Seguían <strong>la</strong>s risas, ya no tan generalizadas, puesalg<strong>unos</strong> niños parecían muy concentrados en sus tareas, como si yahubieran olvidado el inci<strong>de</strong>nte. Yo <strong>de</strong>ambu<strong>la</strong>ba cerca <strong>de</strong> un pupitre ycomenté que no sabía por qué se estaban riendo tanto <strong>de</strong> esa tontería. Enrealidad, <strong>de</strong>seaba encontrar una voz amiga que me dijese “es verdad,maestro, ¿a qué viene tanto alboroto?” o, por ejemplo, “sí, ya está bien,nos hemos reído pero vale ya, vamos a trabajar, que es lo nuestro”. Pero no<strong>la</strong> encontré. A lo sumo, alguna mirada compasiva en lo que yo leía un“pobrecito-lo-que-te-espera”, u otra diciendo “esto es lo que hay, y tienesque aguantar”. Des<strong>de</strong> otro grupo <strong>de</strong> pupitres surgieron <strong>de</strong> nuevocarcajadas histriónicas, acompañadas <strong>de</strong> esos movimientos con los que losactores expresan hi<strong>la</strong>ridad plena, así que volví a preguntar “¿qué pasaahí?”, esta vez con más recelo que calma.En esta ocasión, el niño que respondió no tuvo que librarse <strong>de</strong> ningunamano que tratara <strong>de</strong> tapar su boca, <strong>de</strong> modo que expresó con totaltranquilidad lo siguiente: “Nada, que éste -seña<strong>la</strong>ndo a otro- ha dicho ‘¿teimaginas al maestro fol<strong>la</strong>ndo?’” De nuevo <strong>la</strong>s carcajadas en cada pupitre,<strong>de</strong> nuevo un comentario público que no podía obviar, pero esta vezempleé otra estrategia. En vez <strong>de</strong> hacerme el tonto sin preocuparme por <strong>la</strong>l<strong>la</strong>ga, pondría el <strong>de</strong>do en el<strong>la</strong> precisamente haciéndome el tonto, a verqué pasaba, y pregunté: “¿fol<strong>la</strong>ndo? ¿qué es 'fol<strong>la</strong>ndo'?” Mi objetivo erainducir un estado generalizado <strong>de</strong> incomodidad y vergüenza, pero pareceser que en tales terrenos aquellos niños se movían como peces en el agua.Un niño respondió, con toda <strong>la</strong> naturalidad <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, que “fol<strong>la</strong>r erahacer el amor”, y otro concretó <strong>la</strong> explicación diciendo que “es lo que sehace cuando te bajas los pantalones y te echas encima <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer”. Por siel maestro tenía alguna duda, un tercero recordó que “es lo <strong>de</strong> <strong>la</strong>spelícu<strong>la</strong>s, lo <strong>de</strong> los dos en <strong>la</strong> cama”.Mi estrategia había fracasado estrepitosamente, y los niños se habíanapo<strong>de</strong>rado completamente <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación, si es que faltaba algún


esquicio <strong><strong>de</strong>l</strong> que apo<strong>de</strong>rarse. De nuevo los comentarios reproducidos, <strong>de</strong>nuevo <strong>la</strong>s carcajadas generalizadas. Aquí dos simu<strong>la</strong>n el acto sexual, allátres no paran <strong>de</strong> jugar con <strong>la</strong>s manos, metiendo y sacando frenéticamente<strong>de</strong>dos índices en círculos formados por índices y pulgares. En una esquina,otros tres no sólo no están sentados -a estas alturas pocos quedabansentados- sino que se habían <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zado varios metros, hasta los paneles<strong>de</strong> corcho <strong><strong>de</strong>l</strong> fondo <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>.Observé que otros hacían escapadas fugaces hacia ese punto, paraexplotar en carcajadas inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llegar a él. Allí pasabaalgo. Decidí acercarme, y pu<strong>de</strong> distinguir un dibujo pegado bajo lospaneles, así que me dirigí allí a verlo, pero un niño <strong>de</strong>tectó mi intención ysaltando literalmente <strong>de</strong> su pupitre lo arrancó <strong><strong>de</strong>l</strong> panel. Pero yo no podíaya andarme con chiquitas, así que aceleré mi paso, agarré <strong><strong>de</strong>l</strong> cuello alniño con una mano y con <strong>la</strong> otra le quité el dibujo. En éste se podía ver unafigura masculina con órganos sexuales <strong>de</strong> tamaño exagerado, y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>el<strong>la</strong>, escrito a lápiz ver<strong>de</strong>: “La picha <strong><strong>de</strong>l</strong> maestro”.Guardé el dibujo en mi bolsillo pues, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, era una pieza <strong>de</strong>excelente valor etnográfico, y seguí paseando entre los pupitres, como sinada. En medio <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> situación totalmente fuera <strong>de</strong> mi control, elúnico consuelo era comprobar que había cuatro o cinco niños que estabanhaciendo sus cosas, dibujando sus virgencitas, coloreando susniñojesuses, recortando melchores, gaspares y baltasares.?¿Final <strong>de</strong> <strong>la</strong> pesadil<strong>la</strong>? Comparaba a estos pocos niños buenos con elresto y me preguntaba si había alguna forma <strong>de</strong> contro<strong>la</strong>r a esta jauría. Enun momento <strong>de</strong>terminado pensé que era yo quien estaba sacando <strong>la</strong>scosas <strong>de</strong> quicio, que esos niños, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, eran eso, niños, seresinocentes a los que hay que tolerar ciertas cosil<strong>la</strong>s. “C<strong>la</strong>ro, hombre, ¿no tedas cuenta <strong>de</strong> que hay que usar <strong>la</strong> mano izquierda?”, me <strong>de</strong>cía a mímismo mientras intentaba encontrar una forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver <strong>la</strong> normalidadperdida al au<strong>la</strong>. Se me ocurrió entonces contar un re<strong>la</strong>to con cierto grado<strong>de</strong> misterio para atraer <strong>la</strong> atención <strong>de</strong> todos los niños, y <strong>de</strong> esta maneraempezar a recuperar el timón <strong>de</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se. Para hacerlo más atractivo, lopresenté como una historia real, que me había ocurrido no hacía muchotiempo, y empecé a contarles que encontré una cueva en lo alto <strong>de</strong> unamontaña. Comenzaron a hacer preguntas <strong>sobre</strong> <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> <strong>la</strong> historiaconforme <strong>la</strong> contaba, lo cual interpreté como un síntoma <strong>de</strong> que iba por elbuen camino, <strong>de</strong> que esas veinte ovejas <strong>de</strong>scarriadas estaban siendoreconducidas al corral <strong><strong>de</strong>l</strong> proceso pedagógico correcto. Nada más lejos<strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad. Uno preguntó cómo había llegado yo hasta lo alto <strong>de</strong> <strong>la</strong>montaña, y al contestarle que en bicicleta, <strong>unos</strong> cuantos se echaron a reirmurmurando “el maestro en bicicleta, como un niño”. Hice más intenso elre<strong>la</strong>to diciendo que escuché <strong>unos</strong> ruidos extraños <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> cueva, yotro niño inquirió: “maestro, ¿era un ruido como ñogui-ñogui?”, unapregunta que <strong>de</strong>sató por enésima vez <strong>la</strong>s carcajadas.


Después <strong>de</strong> esto abandoné <strong>de</strong>finitivamente <strong>la</strong> narración <strong><strong>de</strong>l</strong> re<strong>la</strong>to. Alg<strong>unos</strong>niños, los buenos, me animaban <strong>de</strong> buena fe a continuar: “no, maestro,cuéntanos lo que pasó <strong>de</strong>spués”, pero era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>, yo no podíaconsentir que una mayoría <strong>de</strong> barrabases siguieran mofándose <strong>de</strong> mí.Desanimado, volví a <strong>de</strong>ambu<strong>la</strong>r entre los pupitres ojeando aquellos estúpidostrabajos manuales, y poco <strong>de</strong>spués me dirigí hacia <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong> <strong>la</strong>maestra. ¿La mesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra? La maestra… ¡<strong>la</strong> maestra!, ¡c<strong>la</strong>ro, cómono había caído antes!, el<strong>la</strong> no estaba allí, pero podía recurrir a el<strong>la</strong> paraacabar <strong>de</strong> una vez por todas con aquel<strong>la</strong> situación insostenible. La manera<strong>de</strong> hacerlo era muy simple: <strong>la</strong> amenaza. Alcé <strong>la</strong> voz y dije: “en vista <strong>de</strong>cómo os habéis comportado, voy a contar a <strong>la</strong> señorita todo lo que habéishecho y dicho esta tar<strong>de</strong>, para que lo sepa”.La reacción <strong>de</strong> los niños fue, sencil<strong>la</strong>mente, increíble. En los primeros dos otres segundos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi amenaza, alg<strong>unos</strong> niños suplicaron “no,maestro, por favor no lo hagas”. Charo unió sus manos y me miróimplorando clemencia, mientras el que había colgado mi “retrato” mirabaa <strong>unos</strong> y a otros como diciendo: “se acabó el pastel”. Desconciertogeneralizado, temor y angustia patentes, ese era el panorama... durantedos o tres segundos, no más. Por arte <strong>de</strong> no sabemos qué birlibirloque, losrabos <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> estar entre <strong>la</strong>s piernas ipso facto, y aquel<strong>la</strong> caterva <strong>de</strong>facinerosos coordinó en cuestión <strong>de</strong> segundos un vocerío impresionantedirigido hacia mí: “¡chi-va-to, chi-va-to, chi-va-to!”. Recuerdo ahora cómoCharo repasaba visualmente todos los pupitres para asegurarse <strong>de</strong> que elgrito era unánime, pues un envalentonamiento <strong>de</strong> aquel calibre sólotendría éxito en su propósito si el grupo se mostraba unido.Y así fue, pues incluso aquellos a los que creí durante toda <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se comomis aliados -o sea, los que hacían sus tareas y no fabricaban los chistes- seadhirieron al c<strong>la</strong>mor. Tuvieron éxito, y apenas transcurridos tres o cuatro <strong>de</strong>esos “chi-va-tos” coreados, era yo el que escondía el rabo, suplicaba silencio-pues aquel ruido era c<strong>la</strong>ramente perceptible en otras au<strong>la</strong>s- yprometía no contar nada a <strong>la</strong> maestra. Volvió entonces <strong>la</strong> calma, y cadauno pasó los pocos minutos que faltaban para el final haciendo sus cosas.Cuando sonó el timbre, se levantaron apresurados, cogieron <strong>la</strong>s mochi<strong>la</strong>s y<strong>la</strong>s chaquetas, y se fueron diciéndome adiós. Permanecí algún tiempo enel au<strong>la</strong>, que ahora era un lugar más seguro.Fin <strong><strong>de</strong>l</strong> primer movimientoComo quiera que fuese, es evi<strong>de</strong>nte que el compositor siempre tiene enmente una <strong>de</strong>terminada interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra (su obra) y no otra. Porello se afana en construir un argumento, persuadiendo más queconvenciendo, haciendo sugerencias mediante recursos retóricos y


estilísticos con <strong>la</strong> misma fuerza que intenta establecer razones sólidas através <strong>de</strong> datos empíricos:… [un tipo <strong>de</strong> informes en los que] <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción, <strong>la</strong> explicaciónanalítica y <strong>la</strong> interpretación se suce<strong>de</strong>n o entre<strong>la</strong>zan en unformato narrativo no exento <strong>de</strong> cierta retórica y carga literaria.Un informe con estas características -y este sería el segundosentido <strong><strong>de</strong>l</strong> término- recibe el nombre <strong>de</strong> etnografía (i<strong>de</strong>m, p.363).Un buen informe etnográfico es, por lo tanto, una partitura que indica una<strong>de</strong>terminada manera <strong>de</strong> interpretar<strong>la</strong> -<strong>la</strong> forma pretendida por el autorperoque, al mismo tiempo, <strong>de</strong>ja <strong>la</strong> puerta abierta para otrasinterpretaciones. <strong>Una</strong> partitura etnográfica no sólo es polifónica, sinotambién polisémica.La metáfora se complicaComo es lógico, todo es más complicado <strong>de</strong> lo que parece a tenor <strong>de</strong>nuestra metáfora. En primer lugar, lo que he <strong>de</strong>nominado como "etapa <strong>de</strong>inspiración" y "etapa <strong>de</strong> composición" <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra etnográfica no estánseparadas en el tiempo. El etnógrafo inicia bien pronto <strong>la</strong> tareacompositora, conforme va avanzando <strong>la</strong> etapa <strong>de</strong> inspiración. Nadieespera a finalizar el acopio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as para comenzar a construir un texto. Ensegundo lugar, <strong>la</strong> escritura <strong><strong>de</strong>l</strong> informe etnográfico no es un procesomecánico. Antes <strong>de</strong> escribir es necesaria mucha inspiración y, una vez quese comienza a escribir, se necesita todavía más inspiración para avanzar yllegar a completar el texto. Y no sólo inspiración, pues para <strong>la</strong> tarea <strong>de</strong>escritura se requieren enormes dosis <strong>de</strong> autodisciplina y esfuerzo.He conocido a muchos investigadores <strong>de</strong> otras tradiciones metodológicasque se sorpren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que los etnógrafos tar<strong>de</strong>n más tiempo en escribir susinformes que en "hacer <strong>la</strong> investigación". C<strong>la</strong>ro, para quienes practicanesas tradiciones hay una línea c<strong>la</strong>ra y tajante que separa <strong>la</strong> realización <strong>de</strong><strong>la</strong> investigación <strong>de</strong> <strong>la</strong> redacción <strong><strong>de</strong>l</strong> informe o presentación <strong>de</strong> "resultados".Para los etnógrafos, escribir el informe sigue siendo una acción <strong>de</strong>investigación que exige tanta o más inspiración y disciplina que <strong>la</strong>sacciones previas "en el campo", y que duran tanto o -normalmente- mástiempo que éstas.A semejanza <strong>de</strong> lo que ocurre en el interior <strong>de</strong> esos objetos l<strong>la</strong>mados"fractales", los roles <strong>de</strong> intérprete y compositor se <strong>de</strong>spliegan y entre<strong>la</strong>zanen una suerte <strong>de</strong> bucles y retroacciones continuas durante <strong>la</strong> investigaciónetnográfica, tanto al realizar <strong>la</strong> etnografía-proceso como al escribir <strong>la</strong>etnografía-producto. Uno acabará siempre componiendo una obra queno será otra cosa que una invitación a <strong>la</strong> interpretación por parte <strong>de</strong> otros.Para po<strong>de</strong>r componer <strong>la</strong> obra, uno necesita, como hemos visto, inspiración.


Durante <strong>la</strong> etapa <strong>de</strong> inspiración el etnógrafo-compositor se <strong>de</strong>dicaprecisamente a interpretar otras "partituras", representadas por los discursos<strong>de</strong> los informantes y <strong>de</strong> los documentos recogidos y analizados, por loscomportamientos y prácticas observadas, registradas y analizadas, o porlos objetos <strong>de</strong> cualquier c<strong>la</strong>se encontrados en el "campo" durante elproceso. Todos ellos se convierten, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra posición comoinvestigadores, en materia a <strong>la</strong> que dotamos <strong>de</strong> sentido.Desentrañar el significado <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad <strong>educativa</strong> investigada o dotar<strong>la</strong><strong>de</strong> significado -se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> <strong>la</strong>s dos maneras <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> <strong>la</strong>sposturas ontológicas y epistemológicas que uno practique- consiste, a fin<strong>de</strong> cuentas, en un acto <strong>de</strong> interpretación. El etnógrafo <strong>de</strong> <strong>la</strong> educación,por lo tanto, es primeramente un intérprete <strong>de</strong> <strong>la</strong>s "partituras" <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad<strong>educativa</strong> con <strong>la</strong>s que se encuentra y a <strong>la</strong>s que busca concienzudamente.Con posterioridad, culmina su <strong>la</strong>bor con <strong>la</strong> composición <strong>de</strong> otra partitura.Quiénes y cuántos otros intérpretes encontrarán esta partitura, soncuestiones sujetas a <strong>la</strong> política <strong>de</strong> difusión <strong><strong>de</strong>l</strong> conocimiento en nuestrasociedad. Cómo <strong>la</strong> ejecutarán dichos intérpretes, es una cuestión a <strong>la</strong> queno se pue<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a priori.Análisis (es <strong>de</strong>cir, un posible análisis)Hay muchas formas <strong>de</strong> acometer el análisis <strong>de</strong> los acontecimientos queacabo <strong>de</strong> narrar en el PRIMER MOVIMIENTO, muchas lecturas posibles si seprefiere. La más obvia <strong>de</strong> estas últimas nos hab<strong>la</strong>ría <strong>de</strong> un individuo sinexperiencia sumido en una situación que le <strong>sobre</strong>pasa. No soy maestro, yaquel<strong>la</strong> tar<strong>de</strong> quedó patente mi total falta <strong>de</strong> recursos docentes paracontro<strong>la</strong>r el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> primero. Ni siquiera ahora, <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> una década, tengo <strong>la</strong> menor i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué cosas <strong>de</strong>bería haber hecho,qué medidas haber tomado, cuándo y cómo haber actuado para queaquel<strong>la</strong> tar<strong>de</strong> todo hubiera transcurrido por “cauces normales”. Esta es miúnica certidumbre, <strong>la</strong> <strong>de</strong> que aquello no fue “normal”, pero en vez <strong>de</strong>preocuparme por adquirir <strong>la</strong>s <strong>de</strong>strezas para que no me ocurra nunca más,me preocupo por analizar los acontecimientos para dotarles <strong>de</strong> sentido<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una explicación teórica.Esta divergencia <strong>de</strong> intereses <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> <strong>la</strong> diferencia entre ser maestro <strong>de</strong>esa escue<strong>la</strong> y ser un etnógrafo externo a el<strong>la</strong>, siendo el segundo el que hallevado a cabo el análisis siguiente. Sobre éste último <strong>de</strong>bo seña<strong>la</strong>r quecada segmento <strong>de</strong> comportamiento que pudiéramos i<strong>de</strong>ntificar está sujetoa varias interpretaciones posibles, por parte <strong><strong>de</strong>l</strong> resto <strong>de</strong> actores presentes -los alumnos- acerca <strong>de</strong> los motivos o los propósitos que <strong>la</strong> informan, <strong>de</strong>modo que cada una <strong>de</strong> los cortes seleccionados en <strong>la</strong> secuencia <strong>de</strong> horay media -ésa fue <strong>la</strong> duración real <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> c<strong>la</strong>se- se presta a un <strong>de</strong>smenuzamientomás fino, lo que conduciría a una <strong>de</strong>scripción más <strong>de</strong>nsa.


Para acometer el análisis <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>scrito en el PRIMER MOVIMIENTO voy aemplear herramientas prestadas. Más concretamente, voy a basarme en e<strong>la</strong>nálisis <strong>de</strong> marcos propuesto por Erving Goffman, y propondré unareorientación y una extensión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s perspectivas <strong>de</strong> dicho aparatoanalítico, mostrando <strong>la</strong> riqueza teórica potencial <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo, infravaloradapor el propio Goffman y en gran medida inadvertida por <strong>la</strong> ciencia socialdominante. En efecto, existe <strong>la</strong> creencia generalizada <strong>de</strong> que <strong>la</strong>perspectiva sociológica goffmaniana no es apta para <strong>la</strong> construcciónmacroteórica, sino tan sólo para <strong>la</strong> realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>tal<strong>la</strong>dase ingeniosas <strong>de</strong> los microprocesos <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción social. Sin duda alguna, elpropio Goffman es el principal responsable <strong>de</strong> que haya prevalecido dichacreencia, pues estaba convencido <strong>de</strong> que su trabajo no abordaba lostemas centrales <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría sociológica, sino únicamente cuestiones <strong>de</strong>segundo or<strong>de</strong>n. De hecho, refiriéndose al libro que voy a citar aquícontinuamente, Frame Analysis, Goffman seña<strong>la</strong> en <strong>la</strong> introducción (1986:13) que trata...... acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> organización <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia -algo que unactor individual pue<strong>de</strong> acoger en su mente- y no <strong>de</strong> <strong>la</strong>organización <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad. No afirmo en modo alguno estarhab<strong>la</strong>ndo <strong>sobre</strong> <strong>la</strong>s materias centrales <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociología -<strong>la</strong>organización social y <strong>la</strong> estructura social. Esas materias han sidobien estudiadas, y pue<strong>de</strong>n seguir siéndolo, sin referencia algunaal marco. No estoy abordando <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida social sino<strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia que los individuos tienen en unmomento <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> sus vidas sociales. Personalmente,consi<strong>de</strong>ro que <strong>la</strong> sociedad está por <strong>de</strong><strong>la</strong>nte en todo momento, y<strong>la</strong>s implicaciones actuales <strong><strong>de</strong>l</strong> individuo son secundarias; esteinforme trata sólo <strong>de</strong> materias que son secundarias.Si fuese cierto que el análisis <strong>de</strong> marcos no sirve para abordarcuestiones como <strong>la</strong> <strong>de</strong>sigualdad, el control social, <strong>la</strong> estructura social, <strong>la</strong>reproducción sociocultural o el po<strong>de</strong>r, entonces estaría justificada suposición marginal en <strong>la</strong> caja <strong>de</strong> herramientas <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia social. En lo querespecta al estudio <strong>de</strong> los fenómenos educativos, <strong>de</strong> ser ello cierto estaríajustificado el <strong>de</strong>sinterés o el <strong>de</strong>sconocimiento absolutos por parte <strong>de</strong> losinvestigadores “macro-orientados”, esto es, <strong>de</strong> aquellos cuyos enfoquespreten<strong>de</strong>n vincu<strong>la</strong>r dichos fenómenos con <strong>la</strong> economía política, con e<strong>la</strong>nálisis <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ses o con cualquier aparato teórico que tenga por objeto <strong>la</strong>dinámica global y/o transnacional <strong><strong>de</strong>l</strong> capital humano, monetario, políticoy cultural. Dicho <strong>de</strong>sinterés o ignorancia estarían mucho más justificadosaún en el <strong>caso</strong> <strong>de</strong> quienes conciben <strong>la</strong> investigación social como uninstrumento <strong>de</strong> crítica y cambio social. Goffman fue bastante explícito alrespecto cuando señaló lo siguiente (p.14):... el que quiera combatir <strong>la</strong> falsa conciencia y <strong>de</strong>spertar a <strong>la</strong>gente a sus verda<strong>de</strong>ros intereses tiene mucho por hacer, porque


el sueño es muy profundo. Y yo no intento aquí aportar una nanasino simplemente andar <strong>de</strong> puntil<strong>la</strong>s y mirar <strong>la</strong> forma en que <strong>la</strong>gente ronca.La reorientación <strong><strong>de</strong>l</strong> análisis <strong>de</strong> marcos que propondré más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nteconvierte a éste en algo más que un dispositivo para captar los “ronquidos”<strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción, mostrando que pue<strong>de</strong> ser válido, eficaz y fértil a <strong>la</strong> hora<strong>de</strong> abordar una cuestión central <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría social: el po<strong>de</strong>r. Si logro miobjetivo, <strong>de</strong>bería quedar patente que, aunque <strong>la</strong> organización social y <strong>la</strong>estructura social tradicionalmente han sido estudiadas sin referenciaalguna al "marco", no <strong>de</strong>ben seguir siéndolo si queremos que dichosestudios alberguen en su seno teórico <strong>la</strong> dimensión cognitiva <strong>de</strong> <strong>la</strong> acciónsocial, sin <strong>la</strong> cual toda teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad es un andamiaje conmuti<strong>la</strong>ciones congénitas.SEGUNDO MOVIMIENTOSi un maestro termina <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se con <strong>la</strong> sensación <strong>de</strong> que ésta ha sido unamás, con el convencimiento implícito <strong>de</strong> que todo lo sucedido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>el<strong>la</strong> entraba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo esperado, lo esperable, lo probable y/o loposible, entonces po<strong>de</strong>mos afirmar que, durante esa c<strong>la</strong>se, nada perturbóseriamente el marco <strong>de</strong> ese maestro re<strong>la</strong>tivo al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses.Toda situación social -y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se es una- es <strong>de</strong>finida <strong>de</strong> acuerdo con losprincipios <strong>de</strong> organización que gobiernan los acontecimientos que tienenlugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> el<strong>la</strong> y con los niveles <strong>de</strong> implicación subjetiva <strong>de</strong> los actoresen el<strong>la</strong>. Goffman se refiere a esos elementos cuando usa <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra'marco', y al estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong> organización <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia en esos términoscuando usa <strong>la</strong> expresión 'análisis <strong><strong>de</strong>l</strong> marco' (p.10-11). De acuerdo conGoffman, los marcos pue<strong>de</strong>n concebirse como esquemas interpretativosque nos proporcionan una comprensión <strong>de</strong> lo que está sucediendo a cadamomento. Pero que que<strong>de</strong> c<strong>la</strong>ro que los marcos...... no son cosas meramente mentales, sino que correspon<strong>de</strong>n encierto sentido a <strong>la</strong> forma en que se organiza un aspecto <strong>de</strong> <strong>la</strong>propia actividad -especialmente <strong>la</strong> actividad que implicadirectamente a actores sociales. Hay premisas organizativas implicadas,y éstas son algo a lo que <strong>la</strong> cognición llega, no algoque <strong>la</strong> cognición crea o genera. Dada su comprensión <strong>de</strong> qué eslo que está pasando, los individuos ajustan sus acciones a estacomprensión y normalmente encuentran que el mundo enmovimiento apoya este ajuste. A estas premisas organizativas -sostenidas tanto en <strong>la</strong> mente como en <strong>la</strong> actividad- <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>momarco <strong>de</strong> <strong>la</strong> actividad (p. 247).Po<strong>de</strong>mos concebir <strong>la</strong> experiencia esco<strong>la</strong>r como una constante sucesión <strong>de</strong>vivencias “enmarcadas”, esto es, <strong>de</strong> conjuntos formados por estados


anímicos, percepciones, operaciones cognitivas y acciones <strong>de</strong> maestros yalumnos, que están organizados por, o sujetos a marcos. Los marcos, lejos<strong>de</strong> poseer anc<strong>la</strong>jes férreos son estructuras lábiles que <strong>de</strong>jan <strong>la</strong> experienciaa merced <strong>de</strong> muchas y diversas vulnerabilida<strong>de</strong>s. Son algo que se pue<strong>de</strong>romper, algo que se pue<strong>de</strong> cambiar, algo con lo que se pue<strong>de</strong> jugar, y enesa dinámica <strong>de</strong> transformaciones <strong>la</strong> suerte no se reparte por igual entretodos los actores que participan en el au<strong>la</strong> o en cualquier situación social.Alg<strong>unos</strong> dirigen mientras otros acatan, alg<strong>unos</strong> disfrutan mientras otrossufren. Mucho <strong>de</strong> esto pue<strong>de</strong> verse en <strong>la</strong> narración <strong><strong>de</strong>l</strong> Primer Movimiento,por eso vamos a volver a el<strong>la</strong>, introduciendo nuevos conceptosgoffmanianos en re<strong>la</strong>ción al análisis <strong><strong>de</strong>l</strong> marco.Todo bajo control (II). El mero hecho <strong>de</strong> que los alumnos supieran que <strong>la</strong>maestra iba a faltar y vendría un sustituto, pudo predisponerles a accionesencaminadas a averiguar hasta qué punto esas noveda<strong>de</strong>s se reflejaríanen cambios sustanciales en el marco que poseen acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> situaciónc<strong>la</strong>se,<strong>de</strong> ahí <strong>la</strong>s preguntas que nos hicieron (“¿eres tú el que viene en vez<strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra?” “¿tú eres maestro <strong>de</strong> otra c<strong>la</strong>se?”, o “¿cuántos añostienes?”). Esas preguntas, estrictamente hab<strong>la</strong>ndo, están fuera <strong>de</strong> marco,pero eran pertinentes por el <strong>de</strong>sconocimiento que <strong>unos</strong> actores tenían<strong>sobre</strong> otro. El marco comienza a actuar cuando se produce el inicio <strong>de</strong> <strong>la</strong>situación, esto es, cuando se abre un paréntesis <strong>de</strong> actividad distinta a <strong>la</strong>anterior (en nuestro <strong>caso</strong>, juegos <strong>de</strong> patio antes <strong><strong>de</strong>l</strong> timbre). Goffmanseña<strong>la</strong> lo siguiente (p.466):Por lo general, parece cierto que mucha actividad social estáepisodiada por paréntesis, y que habrá una especie <strong>de</strong> período<strong>de</strong> bastidores antes <strong>de</strong> que <strong>la</strong> actividad comience y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>que ésta termine. No es que los individuos estén fuera <strong>de</strong> rol enesos momentos, pero no están lo alerta que estarán en cuantocomience <strong>la</strong> actividad propiamente dicha (subrayado nuestro).Y aña<strong>de</strong> que, para quienes <strong>de</strong>sean preparar un montaje para quedarsecon otros, es aconsejable empezar a manipu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> situación antes <strong>de</strong> queésta comience. En cualquier <strong>caso</strong>, nosotros dudamos mucho que aquellosniños <strong>de</strong> seis años estuvieran confabu<strong>la</strong>dos con ante<strong>la</strong>ción a nuestrallegada al au<strong>la</strong>.Mis pa<strong>la</strong>bras protoco<strong>la</strong>rias <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra son lo queGoffman l<strong>la</strong>ma “convenciones <strong>de</strong> episodiaje” [episoding conventions](p.253 y ss.), en este <strong>caso</strong> <strong>unos</strong> marcadores <strong>de</strong> tipo verbal con los que“queda inaugurada” <strong>la</strong> situación pero que, en el <strong>caso</strong> narrado, sirven aotro propósito estratégico como es <strong>la</strong> ratificación oficial <strong><strong>de</strong>l</strong> marco: elhecho <strong>de</strong> que yo no fuese <strong>la</strong> maestra no significa que nadie <strong>de</strong>ba alterar elmarco que posee acerca <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>rse <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se. Estabaconvencido <strong>de</strong> que no ocurriría, por lo que no interpreté sus preguntasiniciales como comprobaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> vali<strong>de</strong>z <strong><strong>de</strong>l</strong> marco. Mi actitud <strong>de</strong>


creencia ciega en el marco estaba apoyada a<strong>de</strong>más por <strong>la</strong> evi<strong>de</strong>nciaque proporcionaban <strong>unos</strong> primeros minutos <strong>de</strong> lo que Goffman l<strong>la</strong>ma“actividad recta” [straight activity] (p.301), o sea, actividad notransformada, sino acor<strong>de</strong> al marco.La ruptura (II). Mientras me mantuve paseando entre los pupitres <strong>la</strong>situación tenía <strong>la</strong>s siguientes características. En primer lugar, se reforzabaimplícitamente <strong>la</strong> posición estática <strong>de</strong> los niños en sus sil<strong>la</strong>s, pues era yoquien se <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zaba para aten<strong>de</strong>r a sus <strong>de</strong>mandas. En segundo lugar,dado que mis <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zamientos eran aleatorios cuando no había una manoalzada, en cada grupo <strong>de</strong> pupitres se albergaba <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a (¿temor?¿esperanza?) <strong>de</strong> que el maestro podía dirigirse allí en cualquier momento yver <strong>de</strong> cerca qué estaban haciendo. En tercer lugar, mi posición andandoentre los pupitres recortaba mi campo <strong>de</strong> visión <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>, unalimitación <strong>de</strong> <strong>la</strong> evi<strong>de</strong>ncia [evi<strong>de</strong>ntial boundary, p.215] disponible en unasituación y que es explotada por quienes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> el<strong>la</strong> maquinan una manipu<strong>la</strong>ción.Cuando abandoné mis paseos y regresé a <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra, <strong>la</strong>s cosascambiaron. Los niños comenzaron a levantarse y venir hacia mi, se disipóen cierto modo <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> una visita inesperada a un grupo <strong>de</strong>pupitres, y aumentó mi campo <strong>de</strong> visión, aunque en los pupitres <strong><strong>de</strong>l</strong> fondopodían estar ocurriendo pequeñas triquiñue<strong>la</strong>s que no podía percibir. Fueen estos momentos cuando ocurrió el inci<strong>de</strong>nte con Charo, cuyocomportamiento hostigador pue<strong>de</strong> interpretarse como un intento porponer a prueba <strong>la</strong>s cualida<strong>de</strong>s <strong><strong>de</strong>l</strong> maestro sustituto. Esta niña calibró mipaciencia antes <strong>de</strong> hacerlo con <strong>la</strong> anchura <strong><strong>de</strong>l</strong> trozo <strong>de</strong> tejido que cubría<strong>la</strong> cremallera <strong>de</strong> mi pantalón.Esto último supuso para el<strong>la</strong> una actividad fuera <strong>de</strong> marco, pues es algoque no pue<strong>de</strong> hacer con su maestra, pero yo no percibí este inicio <strong>de</strong> <strong>la</strong>ruptura, <strong>de</strong> modo que cuando preguntamos “Bueno, ¿qué es lo quequerías <strong>de</strong>cirme?”, no pretendía “<strong>de</strong>saten<strong>de</strong>r ningún canal secundario”(p.202), actuando como si no me hubiera dado cuenta, sino querealmente no presté importancia alguna al asunto <strong>de</strong> <strong>la</strong> hevil<strong>la</strong>. Charo, sinembargo, estaba experimentando <strong>la</strong> ruptura, aunque se <strong>la</strong>s arregló paramantener el marco preguntándome por los colores <strong><strong>de</strong>l</strong> dibujo. Se estaba“camuf<strong>la</strong>ndo”, un recurso <strong>de</strong> protección con el que <strong>la</strong> naturaleza hadotado a buena parte <strong><strong>de</strong>l</strong> reino animal (pp.103-104).Segundos <strong>de</strong>spués se produjeron <strong>la</strong>s risotadas en el grupo <strong>de</strong> pupitres <strong>de</strong>Charo, una perturbación sonora <strong><strong>de</strong>l</strong> marco no tolerable por quien estáencargado <strong>de</strong> ve<strong>la</strong>r por el normal discurrir <strong>de</strong> éste. De hecho, <strong>la</strong>salteraciones sonoras eran particu<strong>la</strong>rmente perseguidas en el C.P. Gaviota,y así encontré -anotados en el registro <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ntes <strong><strong>de</strong>l</strong> centro- <strong><strong>de</strong>l</strong>itoscontra el silencio como silbar, cantar, gritar, hab<strong>la</strong>r, pitar usando el capuchón<strong><strong>de</strong>l</strong> bolígrafo, hacer ruidos con diversos objetos, golpear <strong>la</strong>s mesas


en ausencia <strong><strong>de</strong>l</strong> profesor y armar jaleo durante <strong>la</strong> ausencia <strong><strong>de</strong>l</strong> profesor, unlistado que merece algún comentario.El <strong>de</strong>nominador común <strong>de</strong> esos inci<strong>de</strong>ntes -por cierto, <strong>de</strong>finirlos como talesequivale a consi<strong>de</strong>rarlos rupturas <strong><strong>de</strong>l</strong> marco- es un incremento <strong>de</strong><strong>de</strong>cibelios, pero eso no es suficiente, pues para su consi<strong>de</strong>ración comotales hacen falta agravantes como <strong>la</strong> ausencia <strong><strong>de</strong>l</strong> profesor o <strong>la</strong> no autorización<strong>de</strong> éste (<strong>de</strong> hecho, a veces se pue<strong>de</strong> y se <strong>de</strong>be hab<strong>la</strong>r y cantar<strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>). El marco que organiza <strong>la</strong>s situaciones <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong> excluyenormalmente <strong>la</strong> producción <strong>de</strong> sonido no articu<strong>la</strong>do verbalmente, <strong>de</strong> ahíque, a igualdad <strong>de</strong> otras condiciones, un silbido o un pitido con elcapuchón son más reprobables que un comentario en voz alta noautorizado.Al soltar <strong>la</strong>s carcajadas, los actores <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong> rompen el marco y sus niveles<strong>de</strong> implicación en <strong>la</strong> actividad se “<strong>de</strong>rraman” [flooding out] (p.350),liberándose durante algún tiempo <strong>de</strong> <strong>la</strong> tensión necesaria para elmantenimiento <strong>de</strong> dicha actividad. Ni que <strong>de</strong>cir tiene que el efecto <strong>de</strong>contagio está casi garantizado en esas circunstancias. Mi pregunta acerca<strong>de</strong> <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s risas es, en principio, una acción <strong>de</strong>stinada a restaurar elmarco, pero en este <strong>caso</strong> iba a conducir al <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> éste, cosa queconocían <strong>de</strong> sobra tanto el niño que me respondió (convencido <strong>de</strong> que<strong>sobre</strong> él no caería una posible culpa) como Charo, que <strong>de</strong>splegó unaconducta c<strong>la</strong>ramente fuera <strong>de</strong> marco (liarse a manotazos en <strong>la</strong> bocacontra el otro) con objeto <strong>de</strong> que éste no se rompiera aun más (mediante<strong>la</strong> proc<strong>la</strong>mación pública <strong>de</strong> un comentario altamente <strong>de</strong>sestabilizador).Las pa<strong>la</strong>bras <strong><strong>de</strong>l</strong> niño suponen una <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ración implícita <strong>de</strong> que el marcoestá siendo atacado o, si lo prefieren, una invitación a atacarlo.Es probable que durante décimas <strong>de</strong> segundo los niños barajaran <strong>la</strong>posibilidad <strong>de</strong> mostrar consternación ante el comentario en cuestión, loque habría significado ponerse <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>la</strong>do <strong><strong>de</strong>l</strong> maestro y abonar el terrenopara una sanción por parte <strong>de</strong> éste. En cualquier <strong>caso</strong>, creo que se hubieratratado <strong>de</strong> una consternación fingida que habría necesitado un esfuerzosuplementario en términos <strong>de</strong> economía emocional. Dadas <strong>la</strong>s características<strong><strong>de</strong>l</strong> maestro que tenían <strong>de</strong><strong>la</strong>nte, los niños <strong>de</strong>bieron pensar que novalía <strong>la</strong> pena semejante ejercicio teatral cuando el cuerpo te estápidiendo que te entregues a <strong>la</strong> carcajada.Y así lo hicieron. Mientras el comentario <strong>de</strong> Charo era reproducido en todoslos pupitres, alg<strong>unos</strong> niños centraban su atención en lo que normalmenteconstituye un canal accesorio -respecto al contenido principal <strong>de</strong> <strong>la</strong>actividad- como es el paralingüístico. El examen <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pistas que ofreceeste “canal direccional” [directional track, p.210 y ss.] -en este <strong>caso</strong>,representado por mi rostro- sirvió a los niños para conocer cuál era misituación respecto a <strong>la</strong> gobernabilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> marco, y su diagnóstico fue


astante preciso. Leamos estas pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Goffman (p.378-379) acerca<strong>de</strong> lo que ocurre cuando un marco se rompe:Las reservas que tuviera <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> actividad en curso se suspen<strong>de</strong>nsúbitamente y, al menos momentáneamente, es probable quepase a ocuparse intensamente <strong>de</strong> su apuro; se sume sin reservasen su fra<strong>caso</strong> a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> sostener un comportamientoapropiado y en <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> este fra<strong>caso</strong>. Sea cual fuese <strong>la</strong>distancia y <strong>la</strong> reserva que tuviera en re<strong>la</strong>ción a losacontecimientos anteriores, <strong>la</strong>s pier<strong>de</strong>, al menos momentáneamente,al igual que parte <strong><strong>de</strong>l</strong> control consciente quetuviera <strong>sobre</strong> lo que estaba ocurriendo. Es empujado <strong>de</strong>inmediato contra su apuro sin <strong>la</strong>s <strong>de</strong>fensas acostumbradas.Esperando ocupar una posición en un ámbito bien enmarcado,se encuentra con que no hay ningún marco particu<strong>la</strong>r que seaaplicable <strong>de</strong> inmediato, o que el marco que creía aplicableparece no serlo ya, o que no pue<strong>de</strong> adherirse al marco queaparentemente proce<strong>de</strong>. Se tambalea.El individuo cuya evolución cognitiva y emocional está <strong>de</strong>scribiendoGoffman es aquél “que rompe el marco y percibe que lo ha hecho”.Cuando <strong>la</strong>s risas inundaron el au<strong>la</strong> y nuestro rostro -suponemos- mostró esosindicios antes mencionados, si algo tenía c<strong>la</strong>ro era que yo no fui elcausante <strong>de</strong> <strong>la</strong> ruptura <strong><strong>de</strong>l</strong> marco, y por eso me resulta sorpren<strong>de</strong>nte vermereflejado en esa <strong>de</strong>scripción. Goffman atribuye esa zozobra al que rompeel marco en situaciones sociales, no a quienes le ro<strong>de</strong>an, y es evi<strong>de</strong>nte queéste no era el <strong>caso</strong> en aquel<strong>la</strong> au<strong>la</strong>, una prueba más <strong>de</strong> <strong>la</strong> especificidad<strong>de</strong> <strong>la</strong> situación-au<strong>la</strong>.Nada bajo control (II). Ciertamente yo era consciente <strong>de</strong> que mi control <strong>de</strong><strong>la</strong> situación era prácticamente nulo, <strong>de</strong> ahí que buscara apoyos quecorroborasen que el marco se sostenía todavía, son<strong>de</strong>ando <strong>la</strong>sposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ello entre alg<strong>unos</strong> niños. Pero no hubo tiempo paraacometer ese ejercicio <strong>de</strong> reconstrucción, pues pronto surgieron otrascarcajadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro grupo <strong>de</strong> pupitres. Y entonces se produjo <strong>la</strong>confirmación <strong>de</strong> que el marco había saltado por los aires <strong>de</strong>finitivamente,en <strong>la</strong> medida en que nadie hacía esfuerzos por ocultarlo. Hacerme el tontocon el objetivo <strong>de</strong> inducir un estado generalizado <strong>de</strong> incomodidad yvergüenza -o sea, preguntar “¿qué es 'fol<strong>la</strong>ndo'?”- fue, por mi parte, unmontaje que pretendía <strong>de</strong>sacreditar a los niños. Esta “fabricaciónexplotadora” [exploitive fabrication, p.105] no surtió efecto, es más, <strong>la</strong>estrategia se volvió contra mí. Las respuestas distendidas <strong>de</strong> varios niñospue<strong>de</strong>n concebirse, en este <strong>caso</strong>, como una maniobra <strong>de</strong>stinada a pagarcon <strong>la</strong> misma moneda, <strong>de</strong> manera que nuestro intento por <strong>de</strong>sacreditarlosnos estaba <strong>de</strong>sacreditando [“frame reversal”]:


El que preten<strong>de</strong> pil<strong>la</strong>r a otros es <strong>de</strong>scubierto en su intento, sin queél lo sepa, y <strong>la</strong>s que venían siendo sus víctimas optan por ocultarel <strong>de</strong>scubrimiento y contro<strong>la</strong>n a <strong>la</strong> persona <strong>de</strong>scubierta (Goffman1986:180).Y bien que me habían <strong>de</strong>scubierto. No sólo eso, sino que muchoscomenzaban a jugar conmigo, <strong>de</strong>spreciando cualquier pizca <strong>de</strong> autoridadque me quedara. A alg<strong>unos</strong> no les preocupaba ya si sus actos caían<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los “límites evi<strong>de</strong>nciales” antes mencionados o fuera <strong>de</strong> ellos,pues habían <strong>de</strong>scartado toda posibilidad <strong>de</strong> ser pil<strong>la</strong>dos en un <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong>sus exhibiciones gestuales [inadvertent exposure, p.320], <strong>de</strong> ahí que dospudieran simu<strong>la</strong>r el acto sexual, o que otros tres metieran y sacaran los<strong>de</strong>dos índices en círculos formados por índices y pulgares, ambos <strong>la</strong>ncesmirando al tendido.Tras esto, lo <strong><strong>de</strong>l</strong> dibujo, un inci<strong>de</strong>nte que sí provocó una reacción físicacontun<strong>de</strong>nte por mi parte (agarré <strong><strong>de</strong>l</strong> cuello al niño que quería ocultar el“cuerpo <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong>ito”), seguida <strong><strong>de</strong>l</strong> enésimo intento por actuar como si elmarco continuara intacto, esto es, mis paseos entre los pupitres y mismiradas hacia los cuatro o cinco niños que estaban haciendo sus cosas.¿Final <strong>de</strong> <strong>la</strong> pesadil<strong>la</strong>? (II). Bien entrada <strong>la</strong> “c<strong>la</strong>se”, y quizá tras unavaloración <strong>de</strong> lo acontecido hasta el momento, llegué a dudar <strong>de</strong> <strong>la</strong>vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> mi interpretación <strong>de</strong> los hechos, los cuales adquirieron <strong>de</strong>repente un tinte <strong>de</strong> ambigüedad (p.302):La preocupación, antes bien, es <strong>la</strong> duda especial que pue<strong>de</strong>surgir acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación, una duda a <strong>la</strong> quecon propiedad po<strong>de</strong>mos l<strong>la</strong>mar extrañamiento, pues estápresente cierta expectativa <strong>de</strong> que el mundo no <strong>de</strong>beríamostrarse opaco en ese punto. Y en <strong>la</strong> medida en que elindividuo se vea movido a <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r algún tipo <strong>de</strong> acción -unaposibilidad muy usual- <strong>la</strong> ambigüedad se traducirá en sensación<strong>de</strong> incertidumbre y vaci<strong>la</strong>ción.En efecto, me ví en <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r alguna acción, que eneste <strong>caso</strong> no estuvo <strong>de</strong>stinada a ac<strong>la</strong>rar qué era lo que estaba pasandoallí -algo que yo creía tener c<strong>la</strong>ro- sino a retomar el rumbo <strong>de</strong> losacontecimientos, haciéndoles encajar en un esquema <strong>de</strong>seado, esto es,en el marco que -a mi juicio- <strong>de</strong>bería estar prevaleciendo allí. De maneraque opté por contar <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> <strong>la</strong> cueva en <strong>la</strong> montaña, una <strong>de</strong>cisiónque constituye una “fabricación benigna” (benign fabrication, p.87 y ss.)<strong>de</strong> tipo estratégico (p.102), o sea, un montaje pensado por el bien <strong>de</strong> losniños (<strong>de</strong> ahí su presunta benignidad) que no provoca preocupacionesmorales en quien lo diseña, siendo <strong>la</strong> viabilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo lo único queconcentra <strong>la</strong> atención. Ciertamente <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> <strong>la</strong> cueva fue unafabricación benigna, pero cabe preguntarse si su benignidad no radicaba


en que fue pensada por el bien <strong><strong>de</strong>l</strong> "maestro" y <strong>de</strong> <strong>la</strong> integridad <strong>de</strong> suposición privilegiada <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>, antes que por el bien <strong>de</strong> los niños.Pero, una vez más, el que fue a por <strong>la</strong>na salió trasqui<strong>la</strong>do, y alg<strong>unos</strong> niñoscomenzaron a hacer preguntas capciosas, una conducta que podríamosinterpretar como “fabricación para diversión” [p<strong>la</strong>yful fabrication, p.87 yss.], o sea, un intento por hacernos creer que están interesados en minarración cuando lo único que quieren es un poco <strong>de</strong> cachon<strong>de</strong>o a costa<strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma. También, por qué no <strong>de</strong>cirlo, esa conductapue<strong>de</strong> interpretarse como orientada a dinamitar mi intento <strong>de</strong>recuperación <strong><strong>de</strong>l</strong> marco. Dependiendo <strong>de</strong> qué grados <strong>de</strong> conciencia y/op<strong>la</strong>nificación atribuyamos a los actores implicados, caracterizaremos <strong>de</strong>una manera u otra <strong>la</strong> dinámica <strong>de</strong> gato y ratón en <strong>la</strong> que habíamosentrado, una especie <strong>de</strong> competición <strong>de</strong> engaños mutuos [containmentcompetition], “en <strong>la</strong> que dos bandos intentan quedarse el uno con el otro,sabiendo cada uno que el otro lo intenta con él... (p.180)”.El que alg<strong>unos</strong> me animaran “<strong>de</strong> buena fe” a continuar <strong>la</strong> narración podríaser un indicio <strong>de</strong> que, a pesar <strong>de</strong> todo lo ocurrido, había niños que estabanpor <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor <strong>de</strong> restaurar el marco, niños que, llegado el <strong>caso</strong>, podríanhaberse enzarzado con los otros en una lucha por <strong>la</strong> <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> <strong>la</strong>situación [frame dispute, p.321 y ss.], y que habrían intentado convencerme<strong>de</strong> que, a pesar <strong>de</strong> todo, había quien me escuchaba yrespetaba mi autoridad, <strong>de</strong> que aquello era una c<strong>la</strong>se y no unaagrupación <strong>de</strong> pandil<strong>la</strong>s riéndose a costa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.En esto llegó mi amenaza, que pue<strong>de</strong> ser vista como una “fabricaciónexplotadora <strong>de</strong> carácter intimidatorio” (p.104), un recurso mezquino -loadmito- y síntoma inequívoco <strong>de</strong> que aquél<strong>la</strong> era una situación límite. Porun momento -muy breve bien es cierto- el recurso pareció funcionar, y el<strong>de</strong>sconcierto, el temor y <strong>la</strong> angustia generalizados que <strong>de</strong>tecté parecíanindicarme que quedaban esperanzas <strong>de</strong> restaurar el marco, al menos suspropieda<strong>de</strong>s coercitivas. Pero se trataba <strong>de</strong> una ilusión que condujo, unavez más, a <strong>la</strong> situación <strong>de</strong> cazador cazado, ahora más patente, dado e<strong>la</strong>ltercado sonoro que se produjo, más sorpren<strong>de</strong>nte dada <strong>la</strong> rapi<strong>de</strong>z conque se organizó el griterío y más contun<strong>de</strong>nte dado que todos -sinexcepción- participaban, incluso los niños buenos.La amenaza <strong>de</strong> contárselo todo a <strong>la</strong> maestra era un torpedo en <strong>la</strong> línea <strong>de</strong>flotación emocional <strong>de</strong> aquellos alumnos, un ataque que exigía <strong>la</strong> mejor<strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>de</strong>fensas, o sea, otro ataque igualmente frontal. La unanimidad <strong><strong>de</strong>l</strong>mismo pudo <strong>de</strong>berse al temor <strong>de</strong> alg<strong>unos</strong> -los buenos- a <strong>la</strong>s represalias, y enesa dirección podríamos interpretar <strong>la</strong> forma en que Charo repasó con sumirada el comportamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s huestes en campaña. Otro análisisseña<strong>la</strong>ría que incluso los niños buenos habían perdido por completo elrespeto al sucedáneo <strong>de</strong> maestro que tenían <strong>de</strong><strong>la</strong>nte, un ser in<strong>de</strong>fenso que


c<strong>la</strong>udicó <strong>de</strong> inmediato ante los gritos y que pedía a los cielos se apiadaran<strong>de</strong> él, haciendo sonar el timbre cuanto antes.FIN DEL SEGUNDO MOVIMIENTO**********¿Pue<strong>de</strong> obtenerse algún provecho <strong>de</strong> <strong>la</strong> traducción etnográfica <strong>de</strong> miexperiencia -reflejada todavía <strong>de</strong> modo incompleto en los dos primerosmovimientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> partitura-<strong>de</strong> cara a <strong>la</strong> crítica <strong>de</strong> <strong>la</strong> educación y <strong>la</strong>transformación <strong>de</strong> ésta? Mi <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong> etnografía no olvida susasignaturas pendientes, entre <strong>la</strong>s que <strong>de</strong>staca, <strong>de</strong> cara a los intereses <strong>de</strong>aplicación práctica para una mejora <strong><strong>de</strong>l</strong> proceso educativo, <strong>la</strong> seña<strong>la</strong>dapor Contreras en estos términos:Los alumnos, como productores <strong>de</strong> su vida en el au<strong>la</strong>, no sólohan aprendido a <strong>de</strong>senvolverse socialmente en el<strong>la</strong>, sino quepara <strong>sobre</strong>vivir en ese ambiente se requiere ser capaz <strong>de</strong> realizar<strong>de</strong>terminados aprendizajes académicos. Pues bien, <strong>la</strong>sinvestigaciones etnográficas se han quedado aquí: es <strong>de</strong>cir, hanllegado a analizar el significado social que tienen <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>sacadémicas, esto es, cómo <strong>la</strong> realización a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> <strong>la</strong>sactivida<strong>de</strong>s esco<strong>la</strong>res requiere <strong>de</strong> <strong>la</strong> interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong><strong>la</strong> c<strong>la</strong>se. Sin embargo, no han estudiado cuáles son <strong>la</strong>sconsecuencias cognitivas que esto tiene, ni cómo ha afectado<strong>la</strong> calidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tareas académicas y los distintos contenidoscurricu<strong>la</strong>res a <strong>la</strong>s formas <strong>de</strong> participación y los significadossociales en el au<strong>la</strong>. De <strong>la</strong> misma manera que <strong>la</strong> mediacióncognitiva se olvidó <strong>de</strong> <strong>la</strong> mediación social, ahora parece que es<strong>la</strong> mediación social <strong>la</strong> que se olvida <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognitiva (1990: 164).Creo que mi pequeña incursión etnográfica aborda, por usar <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<strong>de</strong> Contreras, el significado social que tienen <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>s académicasy, <strong>de</strong> un modo u otro, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que penetra <strong>de</strong> lleno en <strong>la</strong>interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s. Pero, ¿estoy en condiciones <strong>de</strong> darun salto hacia "<strong>la</strong>s consecuencias cognitivas que esto tiene"? Es todo un<strong>de</strong>safío que merece realizar un intento preliminar.TERCER MOVIMIENTODebo indicar <strong>de</strong> entrada que pasaron un par <strong>de</strong> meses antes <strong>de</strong> quecontara lo que me sucedió en aquel<strong>la</strong> au<strong>la</strong>. A <strong>la</strong> vuelta <strong>de</strong> aquél<strong>la</strong>svacaciones <strong>de</strong> navidad, <strong>la</strong> maestra a <strong>la</strong> que sustituí me preguntó qué talme fue con sus niños, y yo le respondí que muy bien, que sin problema alguno,que eran un encanto y se habían portado <strong>de</strong> maravil<strong>la</strong>. Eso es lo queGoffman l<strong>la</strong>ma “construcción paternalista” [paternal construction, pp.99-100], una mentira piadosa -ejemplo <strong>de</strong> tacto si se prefiere- con <strong>la</strong> que creía


evitarle a <strong>la</strong> maestra un malestar innecesario. <strong>Una</strong> noche conté todo a tresmaestros <strong><strong>de</strong>l</strong> C.P. Gaviota, entre un güisqui y otro, y rieron a mandíbu<strong>la</strong>batiente. Me sorprendió su reacción ante los sucesos narrados, a los queencontraron algo fuera <strong>de</strong> lo común pero no excesivamente a<strong>la</strong>rmantes nidignos <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncia. Es más, revelé <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad <strong><strong>de</strong>l</strong> que dijo lo <strong>de</strong> “<strong>la</strong> picha<strong><strong>de</strong>l</strong> maestro”, que era hijo <strong>de</strong> otra <strong>de</strong> <strong>la</strong>s maestras <strong><strong>de</strong>l</strong> centro, y uno <strong>de</strong> miscontertulios sugirió que se lo dijésemos a el<strong>la</strong>, “porque se alegrará <strong>de</strong> verque su hijo está más <strong>de</strong>spabi<strong>la</strong>do <strong>de</strong> lo que el<strong>la</strong> imagina”.El güisqui, <strong>la</strong> guasa, o lo que fuese, el <strong>caso</strong> es que los sucesos contenidos enmi narración parecían encajar <strong>de</strong>ntro otro marco, a saber, aquél queorganiza <strong>la</strong>s expectativas <strong>sobre</strong> maestros novatos e ingenuos, un marcorespecto al cual dichos sucesos no eran anormales. Pero obsérvese que nohablo <strong><strong>de</strong>l</strong> marco que estaría manejando el individuo afectado (el maestronovato) sino <strong>de</strong> otro marco <strong>de</strong> segundo or<strong>de</strong>n manejado por unaaudiencia (los maestros veteranos) en el que <strong>la</strong> ruptura reiterada <strong><strong>de</strong>l</strong> marco<strong><strong>de</strong>l</strong> novato no constituye algo anormal, es más, lo extraño sería que nohubiese rupturas allí. Este extremo nos hace ver <strong>la</strong> re<strong>la</strong>tividad <strong>de</strong> los marcos,o sea, <strong>la</strong> fluctuación, alteración o inversión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s expectativas quegeneran, una característica que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> <strong>la</strong> peculiar arquitectura con quese <strong>de</strong>spliegan en <strong>la</strong> sociedad, cada uno incrustado o incrustable en todoslos <strong>de</strong>más.Arriba y abajo. Los sucesos narrados constituyen en su conjunto lo queGoffman l<strong>la</strong>ma un ataque al marco “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo” [attacks from below,422 y ss.]. “Abajo” están los alumnos, y “arriba” estaría el maestro comodirector <strong>de</strong> escena, contro<strong>la</strong>ndo el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una secuencia <strong>de</strong>activida<strong>de</strong>s presuntamente p<strong>la</strong>nificada por él mismo. La mayoría <strong>de</strong> losmarcos existentes en el tráfico <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción social en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> contienenun apartado, explícito o implícito, que especifica cómo está repartidaentre los participantes en el<strong>la</strong> <strong>la</strong> autoría y <strong>la</strong> responsabilidad en materia <strong>de</strong>control, mantenimiento y restauración -llegado el <strong>caso</strong>- <strong>de</strong> <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>sen curso. Goffman hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> “los que están arriba” (los “supraordinados”,los que dirigen <strong>la</strong> función) y <strong>de</strong> “los que están abajo”, para referirse aquienes están situados a uno y otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong> frontera imaginaria quesepara a los agraciados <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sfavorecidos en el reparto antesseña<strong>la</strong>do.La estabilidad permanente <strong>de</strong> los marcos no sólo es imposible sinocontraproducente para quienes <strong>de</strong>sean mantenerlos -empezando por losjefes <strong>de</strong> estudio más tozudos-, o sea, quienes <strong>de</strong>sean mantenerse en elloscon una posición privilegiada, por lo que también existen “ataques <strong>de</strong>s<strong>de</strong>arriba” <strong>de</strong> impacto previamente calcu<strong>la</strong>do, ataques manejables (p. 432).También pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse como ataques <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba a los que,viniendo <strong>de</strong> abajo, son consentidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba en <strong>la</strong> medida en que suimpacto está bajo control. Por ejemplo, una maestra pue<strong>de</strong> permitir que un


niño proteste airadamente porque le ha tocado <strong>la</strong> caja <strong>de</strong> lápices más<strong>de</strong>teriorada, o que una niña no quiera dibujar el perro porque a el<strong>la</strong> legustan más los gatos.Esas situaciones pue<strong>de</strong>n llevar a discusión, negociación e incluso a que el<strong>de</strong> abajo se salga con <strong>la</strong> suya, pero no ponen en peligro <strong>la</strong> integridad <strong><strong>de</strong>l</strong>marco que <strong>la</strong>s subsume, cosa que sí ocurriría si los niños dudaranpúblicamente <strong>de</strong> <strong>la</strong> salud mental <strong>de</strong> <strong>la</strong> maestra y su solvencia paraconducir <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se, o si intentaran <strong>de</strong>dicar el tiempo <strong>de</strong> c<strong>la</strong>se a fumarcannabis. A otro nivel, <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> pue<strong>de</strong> tolerar que un niñotestigo <strong>de</strong> Jehová salga <strong>de</strong> c<strong>la</strong>se en <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> religión, y permanezca en<strong>la</strong> sa<strong>la</strong> <strong>de</strong> profesores, o que <strong>la</strong> asociación <strong>de</strong> padres <strong>de</strong>dique <strong>de</strong>masiadodinero al taller <strong>de</strong> bordado y costura, pues estas acciones no atentancontra <strong>la</strong> integridad <strong><strong>de</strong>l</strong> marco en el que se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>n, como ocurriría si elniño pretendiera salir libremente <strong><strong>de</strong>l</strong> colegio durante esa hora, o si <strong>la</strong>asociación <strong>de</strong> padres impulsara <strong>la</strong> creación <strong>de</strong> un comité para evaluar <strong>la</strong>calidad docente y expulsar a quien no cumpliera <strong>unos</strong> mínimos.Estos ejemplos nos llevan a <strong>la</strong> cuestión <strong>de</strong> <strong>la</strong> arquitectura con que losmarcos se <strong>de</strong>spliegan en <strong>la</strong> sociedad en general y en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s enparticu<strong>la</strong>r. Todo marco contiene a otros y está contenido en otros, <strong>de</strong>manera que quien está en <strong>la</strong> posición <strong>de</strong> arriba respecto a un marcointentará dotar a éste <strong>de</strong> cierta capacidad para amortiguar <strong>la</strong>sconvulsiones que se produzcan en los marcos que contiene, con objeto <strong>de</strong>que nunca le afecten globalmente y supongan un riesgo para <strong>la</strong>estabilidad <strong>de</strong> marcos <strong>de</strong> superior rango.Nivel informativo, literalidad y <strong>la</strong>minación en <strong>la</strong> actividad social cotidianaImaginemos que vemos a dos niños <strong>de</strong> quinto <strong>de</strong> primaria revolcándose<strong>sobre</strong> el patio <strong>de</strong> recreo, cada uno intentando inmovilizar al otro; estecomportamiento pue<strong>de</strong> ser interpretado literalmente como unaconfrontación física violenta, un ejercicio <strong>de</strong> agresión pero, al fijarnos conmás <strong>de</strong>tenimiento, captamos ciertos indicadores en dicha actividad ycaemos en <strong>la</strong> cuenta <strong>de</strong> que hay que leer<strong>la</strong> en c<strong>la</strong>ve <strong>de</strong> juego. Los niñosno estaban pegándose sino jugando, convirtiendo una secuenciaoriginariamente violenta en una diversión, esto es, cambiando su c<strong>la</strong>ve[key, p.43 y ss.]. Paco, el conserje <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, los observa atento ycontinua su camino esbozando una sonrisa, quizá recordando sus añosmozos. Tendríamos otra situación distinta si esos dos niños, pensando encómo pasarlo bien, se proponen hacer creer a Paco que se estánpegando <strong>de</strong> verdad, lo cual constituiría una “fabricación para diversión”[‘p<strong>la</strong>yful fabrication’, en términos <strong>de</strong> Goffman], para lo cual posiblementeexagerarían sus movimientos, intercambiando insultos y emitiendo gritos <strong>de</strong>dolor. Paco podría dirigirse hacia ellos <strong>de</strong>cidido a separarlos, momento enel que nuestros golfillos se levantarían y echarían a correr con un gesto<strong>de</strong>scompuesto por <strong>la</strong> carcajada.


<strong>Una</strong> tercera situación sería aquel<strong>la</strong> en <strong>la</strong> que nuestros dos niños intentanesa fabricación anterior pero ahora no por propia <strong>de</strong>cisión, sino que lohacen a petición <strong>de</strong> otro -l<strong>la</strong>mémosle Manolo-, un muchacho <strong>de</strong> másedad -que está en primero <strong>de</strong> E.S.O., en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda p<strong>la</strong>nta, osea, otro mundo- que les convence para ello a cambio <strong>de</strong> un par <strong>de</strong> euros,con objeto <strong>de</strong> lucirse ante su novia -C<strong>la</strong>ra- mostrando sus dotespacificadoras separando <strong>la</strong> pelea. Los niños actúan como si se pelearan,Manolo actúa como si los separase y C<strong>la</strong>ra admira realmente a Manolo.Imaginemos una cuarta escena en <strong>la</strong> que uno <strong>de</strong> los niños “contratados” lecuenta a su hermano mayor -Álvaro- el numerito que van a montar paraque Manolo se luzca ante C<strong>la</strong>ra. Álvaro está co<strong>la</strong>do por C<strong>la</strong>ra e intentachafar el invento <strong>de</strong> Manolo, contándole a C<strong>la</strong>ra lo que Manolo hapreparado para impresionar<strong>la</strong>. Pero C<strong>la</strong>ra no le da mayor importancia, ycuando al día siguiente paseaba con Manolo y vió <strong>la</strong> pelea y <strong>la</strong>separación, C<strong>la</strong>ra actúa como si estuviera impresionada por elcomportamiento ejemp<strong>la</strong>r <strong>de</strong> Manolo, y éste cree realmente que C<strong>la</strong>ra seha quedado fascinada.En <strong>la</strong> primera escena encontramos una variación <strong>de</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve, lo queGoffman l<strong>la</strong>ma c<strong>la</strong>veaje [keying, p.44 y ss.], que consiste en <strong>la</strong>transformación <strong>de</strong> una actividad -<strong>de</strong> antemano significativa en los términos<strong>de</strong> algún marco primario- en algo que <strong>la</strong> adopta como patrón, como currecon una pelea cuando sirve <strong>de</strong> mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o para un juego, o con unaoperación quirúrgica cuando es ensayada <strong>sobre</strong> un muñeco <strong>de</strong> goma.Estas dos activida<strong>de</strong>s se nos presentan formadas por dos capas, una capainterna que correspon<strong>de</strong> a <strong>la</strong> actividad <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> que están basadas (enestos ejemplos, <strong>la</strong> pelea y <strong>la</strong> operación quirúrgica), y una capa externarepresentada por <strong>la</strong> transformación (el juego y el entrenamiento médico).Ésta última es el bor<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> marco [the rim of the frame, p.82], y nos indica elestatuto que <strong>la</strong> actividad posee en el mundo ante los ojos <strong>de</strong> quienesparticipan en el<strong>la</strong>.En cada una <strong>de</strong> otras tres escenas encontramos lo que Goffman l<strong>la</strong>mafabricaciones, que no son sino esfuerzos intencionados, por parte <strong>de</strong> uno ovarios individuos participantes en una actividad, por manipu<strong>la</strong>r ésta conobjeto <strong>de</strong> inducir en uno o más <strong><strong>de</strong>l</strong> resto <strong>de</strong> participantes una creenciafalsa acerca <strong>de</strong> qué es lo que está pasando (p.83). En una fabricación losparticipantes poseen diferentes niveles informativos acerca <strong>de</strong> lo que estásucediendo, <strong>de</strong> manera que cada uno disfruta <strong>de</strong> una perspectivadiferente a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> leer los acontecimientos en curso.Primer eje <strong>de</strong> <strong>la</strong>minacionesEn un mundo masivamente literal, en el que no existieran ni <strong>la</strong>s variaciones<strong>de</strong> c<strong>la</strong>ve ni <strong>la</strong>s fabricaciones, sus pob<strong>la</strong>dores interactuarían con unatransparencia <strong>de</strong> intenciones y conocimiento absoluta. En simi<strong>la</strong>r jung<strong>la</strong> <strong>de</strong>


autistas no habría lugar para los chistes, <strong>la</strong>s fiestas sorpresa, muchasceremonias, el póker o programas como Gran Hermano, y tampoco paraninguna estructura <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r tal como <strong>la</strong>s concebimos. Imagino que seríaun mundo aburridísimo. Pero nuestro mundo no es así, porque quienes lopob<strong>la</strong>mos estamos genéticamente predispuestos a <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ciónintencional <strong>de</strong> los niveles informativos <strong>de</strong> quienes nos ro<strong>de</strong>an, y a <strong>la</strong>vulnerabilidad <strong>de</strong> los nuestros, así como culturalmente adiestrados paraejercer dicha manipu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> manera competente y para proteger dichavulnerabilidad con eficacia.Sabedores <strong>de</strong> <strong>la</strong> no literalidad <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>s en que nosvemos inmersos, maestros yalumnos revisan continuamente -aunque nosiempre conscientemente- el ca<strong>la</strong>do <strong>la</strong>minar <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mismas, con objeto <strong>de</strong>precisar nuestra posición respecto a <strong>la</strong>s capas que nos envuelven. La líneaimaginaria que se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sujeto actor -ya sea el maestro o e<strong>la</strong>lumno- hasta <strong>la</strong> capa más interna <strong>de</strong> <strong>la</strong> actividad en curso en <strong>la</strong> que estáimplicado constituye un primer eje expuesto a <strong>la</strong>minaciones, y po<strong>de</strong>mosutilizar <strong>la</strong> expresión <strong>la</strong>minación experiencial-subjetiva para referir esteespacio don<strong>de</strong> tienen lugar <strong>la</strong>s variaciones <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ve y <strong>la</strong>s fabricacionesseña<strong>la</strong>das por Goffman, este espacio <strong>de</strong> <strong>la</strong> cognición situada, <strong><strong>de</strong>l</strong>razonamiento práctico cotidiano volcado en <strong>la</strong> coordinación <strong>de</strong> re<strong>la</strong>cionesintersubjetivas, el espacio <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos l<strong>la</strong>mar “marcos <strong>de</strong>interacción”.Segundo eje <strong>de</strong> <strong>la</strong>minacionesEl <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuatro escenas antes esbozadas pue<strong>de</strong>ser observado en vivo y en directo, pero también podría ser exhibido enuna pelícu<strong>la</strong>, narrado <strong>sobre</strong> papel -como así ha ocurrido en este trabajo-,soñado, representado en una pieza teatral, contado en <strong>la</strong>s noticias <strong>de</strong> <strong>la</strong>radio o comentado como un chisme <strong>de</strong> pandil<strong>la</strong>. También pue<strong>de</strong> ocurrirque varias <strong>de</strong> estas posibilida<strong>de</strong>s se incrusten unas en otras, por ejemplo:(a) contarle a los amigos <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> que has visto acerca <strong>de</strong> una historia <strong>de</strong>niños y adolescentes; (b) ver una pelícu<strong>la</strong> en <strong>la</strong> que un personaje le cuentaa su hermana <strong>la</strong> escena <strong>de</strong> <strong>unos</strong> niños juguetones que ha presenciado en<strong>la</strong> calle; o (c) leer en el periódico que un hombre l<strong>la</strong>mó por teléfono a unprograma <strong>de</strong> radio en directo para <strong>de</strong>nunciar <strong>la</strong> poca vergüenza <strong>de</strong> <strong>unos</strong>jóvenes que se rieron <strong>de</strong> él haciendo como que se peleaban.Ese proceso <strong>de</strong> incrustamiento progresivo (<strong>de</strong> yuxtaposición ysubordinación <strong>de</strong> marcos) pue<strong>de</strong> hacerse más complejo, <strong>de</strong> modo que,por ejemplo, en vez <strong>de</strong> contarle a los amigos <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> que has vistoacerca <strong>de</strong> una historia <strong>de</strong> niños y adolescentes, uno pue<strong>de</strong> soñar que lecuentas a los amigos <strong>la</strong> escena, o contarle a los amigos que has soñado <strong>la</strong>escena o, en un <strong>caso</strong> extremo, contarle a los amigos que has soñado queprotagonizabas una pelícu<strong>la</strong> en <strong>la</strong> que estabas leyendo acerca <strong>de</strong> unhombre que l<strong>la</strong>mó por teléfono a un programa <strong>de</strong> radio en directo para


<strong>de</strong>nunciar <strong>la</strong> poca vergüenza <strong>de</strong> <strong>unos</strong> jóvenes que se rieron <strong>de</strong> él haciendocomo que se peleaban.La línea imaginaria que se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sujeto espectador (porejemplo, el alumno oyente, vi<strong>de</strong>nte o receptor que forma parte <strong>de</strong> esaaudiencia o público que constituye el grupo-au<strong>la</strong>) hasta <strong>la</strong> capa másinterna <strong>de</strong> <strong>la</strong> actividad a cuya representación presta atención constituye elsegundo eje expuesto a <strong>la</strong>minaciones, y po<strong>de</strong>mos utilizar <strong>la</strong> expresión<strong>la</strong>minación expresivo-narrativa al hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> este espacio don<strong>de</strong> tienenlugar <strong>la</strong>s manipu<strong>la</strong>ciones retóricas y estéticas -frecuentemente en manos<strong>de</strong> los maestros-, este espacio <strong>de</strong> los lenguajes, los discursos y <strong>la</strong>srepresentaciones, el espacio <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos l<strong>la</strong>mar “marcosexpresivos”.Tercer eje <strong>de</strong> <strong>la</strong>minacionesComo acabamos <strong>de</strong> seña<strong>la</strong>r, tanto el maestro como el alumno son sujetosactoresy sujetos-espectadores, o sea, sujetos que se involucrancognitivamente en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s interactivas y que atien<strong>de</strong>na representaciones con diversos formatos expresivos, pero también sonalgo más: cada uno <strong>de</strong> ellos es capaz <strong>de</strong> teorizar -y <strong>de</strong> hecho teorizacontinuamente- <strong>sobre</strong> <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>s y <strong>la</strong>s representaciones, es <strong>de</strong>cir,cada uno <strong>de</strong> ellos posee explicaciones -ya sean causales, funcionales oteleológicas- más o menos refinadas y más o menos compartidas acerca<strong>de</strong> <strong>la</strong>s activida<strong>de</strong>s y <strong>la</strong>s representaciones. Como seña<strong>la</strong>ba Gid<strong>de</strong>ns (1984:5), los actores "mantienen una 'comprensión teórica' <strong>de</strong> los terrenos <strong>de</strong> suactividad". Y, si bien "[p]ue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse con propiedad que todos los actoressociales son teóricos sociales...", yo tendría dificulta<strong>de</strong>s en admitir "...quealteran sus teorías a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> sus experiencias y son receptivos a <strong>la</strong>información entrante que pue<strong>de</strong>n adquirir al hacerlo" (Gid<strong>de</strong>ns, id.:335).Como dice Heritage (1987) en su revisión <strong><strong>de</strong>l</strong> programa etnometodológico,el conocimiento tipificado en cuyos términos los actores analizan el mundosocial es aproximado y revisable, pero “<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> actitud cotidiana en <strong>la</strong>que los constructos sirven como recursos pragmáticos para <strong>la</strong> organización<strong>de</strong> <strong>la</strong> acción, cualquier duda general <strong>sobre</strong> su vali<strong>de</strong>z y utilidad queda ensuspenso” (p. 230).Esa racionalización <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción, como l<strong>la</strong>ma Gid<strong>de</strong>ns a <strong>la</strong> comprensiónteórica que sostienen los actores, no rebosa homogeneidad ni coherencia,puesto que generalmente no está gobernada por intereses científicos sinopor aspiraciones prácticas en virtud <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuales el mundo se extien<strong>de</strong>ante el sujeto como "estratificado en diferentes capas <strong>de</strong> relevancia, cadauna <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuales requiere un diferente grado <strong>de</strong> conocimiento" (Schutz1971: 33). Usando una metáfora cartográfica <strong>de</strong> enorme fertilidad, Schutzhab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong> "contornos isográficos <strong>de</strong> relevancia" en referencia a cómo elsujeto distribuye <strong>de</strong>sigualmente sus esfuerzos cognitivos, produciendo un


conocimiento cuyos grados <strong>de</strong> homogeneidad, coherencia y consistenciavarían en función <strong>de</strong> a qué áreas <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo esté orientado.En <strong>la</strong> medida en que aceptemos <strong>la</strong> imagen que sugiere Schutz, esto es, <strong>la</strong><strong><strong>de</strong>l</strong> mundo visto como un territorio <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción cognitivamentecartografiado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tantos centros <strong>de</strong> referencia como individuos lohabitan, podremos entrever <strong>la</strong> línea imaginaria que se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elsujeto teorizador hasta el contorno más alejado <strong>de</strong> su mundo <strong>sobre</strong> el queposee algún tipo <strong>de</strong> conocimiento. Dicha línea constituye un tercer ejeexpuesto a <strong>la</strong>minaciones, y propongo utilizar <strong>la</strong> expresión <strong>la</strong>minaciónteórica al hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> este espacio don<strong>de</strong> conjeturas, prejuicios, asunciones ycreencias se entremezc<strong>la</strong>n formando mo<strong><strong>de</strong>l</strong>os culturales, i<strong>de</strong>ologías,cosmovisiones, el espacio <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos l<strong>la</strong>mar "marcos <strong>de</strong>conocimiento teórico".Cuarto eje <strong>de</strong> <strong>la</strong>minacionesTodavía nos falta mencionar una dimensión más en nuestro dibujo <strong>de</strong> <strong>la</strong>complejidad <strong>de</strong> lo organización <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia social en general y <strong>la</strong>esco<strong>la</strong>r en particu<strong>la</strong>r. La capacidad que tienen los individuos para<strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s <strong>la</strong>minaciones anteriores y operar <strong>sobre</strong> el<strong>la</strong>s es limitada. ¿Quées lo que <strong>la</strong> limita? Mi respuesta sigue este argumento: hay que tener encuenta, en primer lugar, que para <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s <strong>la</strong>minaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción,<strong>la</strong> expresión y <strong>la</strong> teorización son necesarios recursos <strong>de</strong> diferente tipo(habilida<strong>de</strong>s motoras, perceptivas, cognitivas, comunicativas, intenciones,espacio, tiempo y objetos); y en segundo lugar, que cada individuo afectaa otros y es afectado por otros...(básicamente: favoreciendo o inhibiendo<strong>la</strong> producción <strong>de</strong> éstos y alterando más o menos <strong>la</strong> forma y/o el contenido<strong>de</strong> éstos).Un sistema educativo no es sino <strong>la</strong> organización <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong>distribución diferencial y adquisición (aprendizaje, <strong>de</strong>scubrimiento) <strong>de</strong> losrecursos citados. Esto equivale a dar por sentada <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> lo queconocemos como socialización y control social, y me lleva a afirmar que <strong>la</strong>explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s limitaciones <strong>de</strong> nuestra capacidad para <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong>stres <strong>la</strong>minaciones anteriores hay que buscar<strong>la</strong> en dichos procesos ymecanismos. Éstos forman, en su <strong>de</strong>spliegue en <strong>la</strong> sociedad, lo quepropongo <strong>de</strong>nominar como <strong>la</strong>minación estructural-objetiva, el espacio <strong><strong>de</strong>l</strong>o que po<strong>de</strong>mos l<strong>la</strong>mar "marcos <strong>de</strong> manipu<strong>la</strong>ción sociopolítica a granesca<strong>la</strong>".FIN**********Nota final


A mi juicio, <strong>la</strong> investigación etnográfica <strong>de</strong>bería inscribirse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unaciencia <strong>educativa</strong> crítica cuyas tareas “no pue<strong>de</strong>n divorciarse <strong>de</strong> <strong>la</strong>srealida<strong>de</strong>s prácticas <strong>de</strong> <strong>la</strong> educación en unas escue<strong>la</strong>s y unas c<strong>la</strong>sesconcretas, como tampoco <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad política <strong>de</strong> que <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>smismas son expresiones históricas concretas <strong>de</strong> <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre educacióny sociedad” (Carr y Kemmis 1988: 171). Tanto en el au<strong>la</strong> <strong>de</strong> una pequeñaescue<strong>la</strong> como en el espacio político-i<strong>de</strong>ológico internacional a granesca<strong>la</strong>, diversos mecanismos aseguran <strong>la</strong> estabilidad <strong>de</strong> los marcosestablecidos. Entre estos mecanismos <strong>de</strong>staca <strong>la</strong> fuerza bruta (en suexpresión física, externa, observable y directa), ya se trate <strong>de</strong> un maestronovato que agarra por el cuello a un niño <strong>de</strong> seis años o <strong>de</strong> <strong>la</strong> intervenciónarmada contra manifestaciones obreras. Todos los <strong>de</strong>más, o sea, los que noson físicamente violentos y directos, no son sino diferentes combinaciones<strong>de</strong> persuasión, coacción y adoctrinamiento cuyo <strong>de</strong>nominador común, yal mismo tiempo su principio activo, es <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> los estados <strong>de</strong>información -el contenido y <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> éstos- que manejan losagentes sociales. Goffman no se percató <strong>de</strong> que mirando <strong>de</strong>tenidamente<strong>la</strong> forma en que ronca <strong>la</strong> gente po<strong>de</strong>mos i<strong>de</strong>ntificar <strong>la</strong> naturaleza <strong><strong>de</strong>l</strong>somnífero.El principio antes apuntado según el cual quienes contro<strong>la</strong>n un marcosuelen dotar a éste <strong>de</strong> cierta capacidad <strong>de</strong> absorción o amortiguación <strong>de</strong>ataques “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo”, parece regir a cualquier nivel <strong>de</strong> abstracción conel que estemos abordando los fenómenos sociales, como ejemplifica e<strong>la</strong>nálisis <strong>de</strong> Miliband (1987: 337):Pues <strong>la</strong> <strong>de</strong>mocracia capitalista, en los cientos <strong>de</strong> años o así en losque se ha <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do en los países capitalistas avanzados, se hamostrado como un sistema <strong>de</strong> extraordinaria flexibilidad,resistencia y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> absorción, y ha jugado un papelfundamental en <strong>la</strong> contención y apagamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> presiónproce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> abajo. Mucho antes que <strong>de</strong> cualquier otra cosa,<strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>mocracia capitalista ha asegurado quequienes buscaban ejercer presión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo no sintieran engeneral que tenían que mirar más allá <strong><strong>de</strong>l</strong> sistema constitucionaly político existente para lograr sus propósitos.Los maestros <strong>de</strong>berían ser más conscientes tanto <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r que se ejerce<strong>sobre</strong> ellos como <strong><strong>de</strong>l</strong> que ellos ejercen <strong>sobre</strong> el alumnado. Después <strong>de</strong>todo, van dando forma a <strong>la</strong> mente <strong>de</strong> <strong>la</strong>s nuevas generaciones <strong>de</strong>ciudadanos durante diez mil horas <strong>de</strong> esco<strong>la</strong>ridad obligatoria. Que losmaestros ejercen el po<strong>de</strong>r significa, por utilizar los términos <strong>de</strong> Van Dijk(1993), que manipu<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s cogniciones sociales <strong>de</strong> los alumnos, o sea, <strong>la</strong>screencias <strong>de</strong> éstos acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong>s disposiciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad, los grupos y<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones sociales, cogniciones sociales que -siguiendo el argumento<strong>de</strong> Van Dijk- cristalizarán en i<strong>de</strong>ologías.


Aquellos niños <strong>de</strong> seis años que preparaban <strong>la</strong> Navidad realizaron unejercicio <strong>de</strong> subversión. Pusieron a prueba <strong>la</strong> fortaleza <strong>de</strong> una <strong>de</strong> <strong>la</strong>sestructuras <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s que se <strong>de</strong>senvolvían sus vidas. ¿O estoydiciendo algo completamente absurdo? Es una posibilidad. Quizá <strong>de</strong>beríahaberme <strong>de</strong>tenido en el PRIMER MOVIMIENTO, al que presenté comoeminentemente <strong>de</strong>scriptivo, pero que sin duda alguna enmascara unaserie <strong>de</strong> apreciaciones analíticas y está preñado <strong>de</strong> interpretacionessubjetivas. ¿Y qué me dicen <strong><strong>de</strong>l</strong> uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> terminología <strong>de</strong> Goffman?¿A<strong>caso</strong> no parece que hice un listado <strong>de</strong> conceptos (los que seconcentran en el SEGUNDO MOVIMIENTO) y luego me <strong>de</strong>diqué a construiruna narración que encajara con los fenómenos a los que Goffmanaplicaba esos conceptos? La verdad es que no puedo <strong>de</strong>mostrar queempecé <strong>la</strong> casa por los cimientos. El or<strong>de</strong>n fue el siguiente:- A mediados <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1993: viví los acontecimientos <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong><strong>de</strong>scritos en este trabajo.- Febrero <strong>de</strong> 1994: escribí un re<strong>la</strong>to a partir <strong>de</strong> esos acontecimientos,respetando fielmente <strong>la</strong> secuencia <strong>de</strong> los episodios más significativos,y lo hice sin aditivos, aunque con varios conservantes y colorantes,creo que todos ellos autorizados. Lo escribí en dos o tres noches, con<strong>la</strong> intención <strong>de</strong> incluirlo en una comunicación a un congreso,aunque nunca lo presenté ni asistí al congreso.-Verano <strong>de</strong> 1994: Dediqué dos semanas a <strong>la</strong> lectura <strong>de</strong> Frame Analysis, ellibro <strong>de</strong> Goffman, para comparar sus i<strong>de</strong>as con <strong>la</strong> <strong>de</strong> Cicourel y otrosetnometodólogos, en quienes buscaba respaldo para <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as queyo quería <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>sobre</strong> cómo piensan los niños en su vidacotidiana.- A finales <strong>de</strong> 1994: empecé a encontrar correspon<strong>de</strong>ncias entre losconceptos analíticos <strong>de</strong> Goffman y los sucesos <strong>de</strong> mi re<strong>la</strong>to. Laprimera fue casual, se trató <strong>de</strong> "fabrication", esos montajes paraengañar, quizá porque ya creía por entonces -igual que ahora- que<strong>la</strong> experiencia esco<strong>la</strong>r tiene mucho <strong>de</strong> fingimiento, <strong>de</strong> simu<strong>la</strong>r ydisimu<strong>la</strong>r, y utilizo metáforas teatrales continuamente para <strong>de</strong>scribir yexplicar los fenómenos <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>. Luego me volví más sistemático enesa búsqueda <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>ncias.- De mayo a diciembre <strong>de</strong> 1996: Redactaba el grueso <strong>de</strong> mi tesis doctoral(Pulido 1997), que en principio no tenía nada que ver con los asuntos<strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong> ni con Goffman, pero yo estaba empeñado en conectar mitratamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> contexto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as infantiles <strong>sobre</strong> los extranjeros(el tema <strong>de</strong> <strong>la</strong> tesis) con <strong>la</strong>s cuestiones <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> sociedad, asíque, en un ejercicio <strong>de</strong> vuelo teórico -excesivo o ajustado, según semire-, intenté arrastrar el análisis <strong>de</strong> Goffman, con el que ya andabayo muy familizarizado, al terreno <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r como tema sociológicopor excelencia.Si nos atenemos a <strong>la</strong> ortodoxia académica y los cánones establecidos en <strong>la</strong>ciencia social, <strong>de</strong>bo reconocer que, muy probablemente, el vuelo fue


excesivo. Pues excesivo parece el <strong>de</strong>scribir con ojos <strong>de</strong> etnógrafo <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>,analizar con manos prestadas <strong>de</strong> sociólogo <strong>de</strong> <strong>la</strong> interacción cotidiana, einterpretar con <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> un aprendiz <strong>de</strong> politólogo. Demasiado. Perosiempre me queda <strong>la</strong> excusa <strong>de</strong> que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, con este trabajo yopretendía fundamentalmente ofrecer una visión <strong>de</strong> <strong>la</strong> etnografía comoenfoque más a<strong>de</strong>cuado para investigar <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> experiencia esco<strong>la</strong>r. Elre<strong>la</strong>to <strong><strong>de</strong>l</strong> au<strong>la</strong>, el análisis goffmaniano y <strong>la</strong> conexión con <strong>la</strong>s cuestiones <strong><strong>de</strong>l</strong>po<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> sociedad eran meros ejemplos, sin gran pretensión <strong>de</strong> rigor. Nolo tomen muy en serio. Aunque, como creo haber seña<strong>la</strong>do antes, no haymanera <strong>de</strong> anticipar a priori cómo ejecutarán uste<strong>de</strong>s esta partitura, entanto intérpretes <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma.Referencias bibliográficasCARR, W. y S. KEMMIS (1988): Teoría crítica <strong>de</strong> <strong>la</strong> enseñanza. La investigaciónacciónen <strong>la</strong> formación <strong><strong>de</strong>l</strong> profesorado. Barcelona, Martínez Roca.CONTRERAS, J. (1990): Enseñanza, curriculum y profesorado. Madrid, Akal.GIDDENS, A. (1984): The constitution of society. Berkeley, University of CaliforniaPress.GOFFMAN, E. (1986): Frame analysis. An essay on the organization ofexperience. Nueva Cork, Northeastern University Press.HAMMERSLEY, M. y P. ATKINSON (1994): Etnografía. Barcelona, Paidós.HERITAGE, J.C. (1987): «Ethnomethodology», en GIDDENS, A. y TURNER, J. (Eds.):Social theory today. Stanford, Stanford University Press; 224-272.MILIBAND (1987): «C<strong>la</strong>ss analysis», en GIDDENS, A. y TURNER, J. (Eds.): Socialtheory today. Stanford,Stanford University Press; 325-346.PULIDO, R. A. (1990): «<strong>Una</strong> muestra significativa <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>bate actual <strong>de</strong> <strong>la</strong>aplicación etnográfica», en Martínez, J.B. (Ed.): Hacia un enfoqueinterpretativo <strong>de</strong> <strong>la</strong> enseñanza. Granada, Universidad <strong>de</strong> Granada; 127-144.PULIDO, R. A. (1995): «Etnografia i investigació <strong>educativa</strong>: concepcionsesbiaixa<strong>de</strong>s, re<strong>la</strong>cions malenteses», en Temps <strong>de</strong> Educació, 14; 11-31.PULIDO, R. A. (1997): Los extranjeros en <strong>la</strong> mente <strong>de</strong> los niños. Discurso ycontexto en <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong> <strong>la</strong> alteridad. Tesis Doctoral, Departamento <strong>de</strong>Antropología Social y Trabajo Social (Universidad <strong>de</strong> Granada).PULIDO, R. A. y E. PRADOS (1999): «La investigación etnográfica comoherramienta para compren<strong>de</strong>r y transformar <strong>la</strong> acción psicopedagógica», enFERNÁNDEZ, J. (Ed.) Acción psiopedagógica en educación secundaria:Reorientando <strong>la</strong> orientación. Má<strong>la</strong>ga, Aljibe; 361-377.SCHULTZ, A. (1971): «The stranger: an essay in social psychology», en COSIN, R.DALE, G.M. ESLAND y D.F. SWIFT (Eds.): School and society. London, Routledge& Kegan Paul (pp. 32-38).VAN DIJK, T. (1993): Communicating racism. Londres, SAGE.


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