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Las mujeres indígenas ante la justicia comunitaria - Ciesas

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<strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> <strong>ante</strong> <strong>la</strong> <strong>justicia</strong><strong>comunitaria</strong>Perspectivas desde <strong>la</strong> interculturalidady los derechos*María Teresa Sierra<strong>Las</strong> nuevas experiencias de <strong>justicia</strong> indígena en contextos de globalización legal y de reforma del Estadoque se observan en México están abriendo nuevas opciones a <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> para defendersus derechos, discutir sus costumbres y repensar <strong>la</strong>s formas tradicionales del ser mujer. En esteartículo retomo <strong>la</strong> perspectiva de <strong>la</strong> interculturalidad para cuestionar los dualismos conceptualesen torno al derecho y <strong>la</strong> cultura indígena, que han tendido a naturalizar <strong>la</strong> desigualdad de género,y como referente para formu<strong>la</strong>r propuestas que apoyen el rec<strong>la</strong>mo de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> y susesfuerzos organizativos, poniendo en juego <strong>la</strong> diversidad cultural y <strong>la</strong> diferencia colonial.Pa<strong>la</strong>bras c<strong>la</strong>ve: <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>, <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong>, derechos, interculturalidad, género4 73Indigenous Women before Community Justice: an Interculturality and RightsPerspectiveThe new experiences of indigenous justice, within the context of legal globalization and State reformthat takes p<strong>la</strong>ce in Mexico, are creating new options for women to defend their rights, discusstheir customs and rethink the traditional roles of women. The author of this paper uses aninterculturality perspective to question the conceptual dualisms that surround the <strong>la</strong>w and indigenousculture, which tend to justify gender inequality as a natural condition, and as a useful referenceto generate proposals that support indigenous women’s c<strong>la</strong>ims and organizational efforts, usingcultural diversity and colonial differences.Key Words: indigenous women, community justice, rights, interculturality, genderMaría Teresa Sierra: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Distrito Federal, México.mtsierrac@hotmail.com*Este artículo se e<strong>la</strong>bora dentro del marco del proyecto Conacyt “Globalización, derechos <strong>indígenas</strong> y <strong>justicia</strong> desdeuna perspectiva de género y poder: un enfoque comparativo” (U51240-S).Desacatos, núm. 31, septiembre-diciembre 2009, pp. 73-88Recepción: 6 de febrero de 2009 / Aceptación: 23 de marzo de 2009


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razonesRachel SiederTaller de Devolución del Diagnóstico Participativo con <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> de <strong>la</strong> Policía Comunitaria, febrero de 2009. Buenavista, San LuisAcatlán, Guerrero.4 75listas del derecho y <strong>la</strong> cultura, y refuerzan los esencialismosculturales con fuertes implicaciones para descalifi car<strong>la</strong> diferencia y victimizar a <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>. Estrategiassimi<strong>la</strong>res, instrumentadas con el fin de relegar a <strong>la</strong>sculturas que “inferiorizan” a <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> a partir de <strong>la</strong>construcción de visiones culturales compactas, sin considerarsu heterogeneidad y dinamismo, han sido analizadasen otros contextos (Merry, 2003, 2006).Si bien es cierto que <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> se enfrentana poderosas ideologías de género arraigadas en el discursode <strong>la</strong> tradición, que obstaculizan su participación políticaen cargos públicos y favorecen su exclusión de <strong>la</strong> toma dedecisiones que involucran a <strong>la</strong> comunidad, también escierto que, en los últimos tiempos, <strong>mujeres</strong> organizadashan desarrol<strong>la</strong>do estrategias para discutir <strong>la</strong>s tradicionesy abrir espacios en <strong>la</strong>s instituciones <strong>comunitaria</strong>s, y <strong>la</strong>s hanllevado a cabo con ritmos y maneras diferenciadas (cfr.Hernández, 2008). La construcción de <strong>la</strong> equidad de génerodesde <strong>la</strong> diversidad cultural se convierte, por ello, enuno de los principales retos prácticos y políticos que enfrentan<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> para construir propuestasliberadoras que les permitan reinventar sus identidadesétnicas y de género, redefiniendo el derecho indígena, sintener que encerrarse en el discurso fijo de <strong>la</strong> tradición. Másque una negación de los usos y costumbres, en general<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> están buscando su redefinición para incorporarsus miradas y rec<strong>la</strong>mos en <strong>la</strong>s dinámicas <strong>comunitaria</strong>s.En este proceso, <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> están ape<strong>la</strong>ndo a discursos externosque legitiman sus reivindicaciones como <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong> al mismo tiempo que buscan renovar el derechocomunitario. Es en este contexto que <strong>la</strong> perspectiva de<strong>la</strong> interculturalidad resulta relev<strong>ante</strong> para cuestionar losdualismos conceptuales del derecho y <strong>la</strong> cultura indígenay para formu<strong>la</strong>r nuevas apuestas que apoyen el rec<strong>la</strong>mode <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> y sus esfuerzos organizativos.En este texto me interesa abordar esta problemática des-


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razonescales sus visiones en torno al deber ser como <strong>mujeres</strong>, almismo tiempo que discuten sus obligaciones en el marcode los espacios domésticos y comunitarios 9 . La referencia alo colectivo, como espacio identitario y organizativo, resultafundamental para repensar el género desde <strong>la</strong> di ver si dadcultural. Por esto mismo, es import<strong>ante</strong> que <strong>la</strong> perspectivade <strong>la</strong> interculturalidad, además de repl<strong>ante</strong>ar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ciónentre culturas, se abra a <strong>la</strong> discusión de <strong>la</strong> di ver si daddesde <strong>la</strong> diversidad (Young, 2004), lo cual, has ta ahora, noha sido pl<strong>ante</strong>ado por los teóricos de <strong>la</strong> intercul turalidad.Al no cuestionar el discurso mismo de <strong>la</strong> diver sidad implícitoen <strong>la</strong> diferencia colonial se corre el riesgo de reproducirvisiones esencialistas de <strong>la</strong> cultura y, con ello, jus tificar<strong>la</strong>s subordinaciones de género al interior de <strong>la</strong>s sociedades<strong>indígenas</strong>, como parte del deber ser comunita rio, sinreconocer el espacio de su contestación. Por eso, re pensar<strong>la</strong> interculturalidad desde el género implica también unaapues ta política para <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> y <strong>la</strong> necesidadde trastocar el orden instituido dentro de sus propias comunidadesy organizaciones.En suma, el concepto de interculturalidad desde el puntode vista arriba pl<strong>ante</strong>ado puede ampliarse para incluir<strong>la</strong>s vo ces críticas de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> y recuperar unavisión de <strong>la</strong> diversidad cultural que reconozca en sí mismalos colonialismos discursivos y que se abra a apuestasdialógicas entre culturas y al interior de <strong>la</strong>s mismas. Estoimplica <strong>la</strong> posibilidad de alimentar el discurso de génerodesde <strong>la</strong> diversidad cultural, recurriendo tanto a <strong>la</strong>s propiastradiciones y visiones del mundo como a los nuevoslenguajes de derechos. Tal es el esfuerzo práctico y teóricoque realizan <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> organizadas en diferentescontextos.<strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> y su luchapor <strong>la</strong> equidad de género en losespacios de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong>Para <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>, lograr el acceso a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> delEstado y de sus comunidades ha sido una prueba difícil9 En un trabajo reciente, Sally Merry ha documentado procesos simi<strong>la</strong>resen torno a <strong>la</strong> localización de discursos globales de los derechosde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en contextos étnicos diversos (cfr. Merry, 2006).dado el peso privilegiado de <strong>la</strong>s ideologías de género quejustifican el papel subordinado de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>ante</strong> los designiosmasculinos. Así como en <strong>la</strong>s leyes estatales se instituyeuna visión patriarcal, contra <strong>la</strong> cual <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> handebido luchar, en <strong>la</strong>s costumbres y normas <strong>indígenas</strong> prevalecentambién valores patriarcales que <strong>la</strong>s subordinan(Molineux y Razavi, 2002; Baitenmann, Chenaut y Varley,2007). Estudios en regiones <strong>indígenas</strong> han documentado<strong>la</strong>s condiciones de desventaja, racismo y exclusiónde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>ante</strong> <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> del Estado y <strong>la</strong>s dificultadesque enfrentan <strong>ante</strong> sus propias autoridades al buscar quese les haga <strong>justicia</strong> (Martínez y Mejía, 1997; Hernández,2002; Barragán y Solís, en prensa; Chenaut, 2007; Sierra,2004a y 2004b). Por ello, diferentes organizaciones de <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong> se han preocupado por generar alternativasque enfrenten <strong>la</strong>s visiones patriarcales de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> yconfronten <strong>la</strong> violencia de género. En distintas partes delpaís, como <strong>la</strong> Sierra Norte de Pueb<strong>la</strong> y en <strong>la</strong> Costa-Mon tañade Guerrero, observamos procesos organizativos comprometidosen impulsar y promover los derechos de <strong>la</strong>s<strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> para incidir en los espacios institucionalesde <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> dentro y fuera de <strong>la</strong>s comunidades.En <strong>la</strong> coyuntura actual de renovación de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong>,como producto de <strong>la</strong>s reformas legales multiculturalesque reconocen derechos <strong>indígenas</strong> 10 , <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>están propiciando indirectamente una discusión sobreel derecho indígena y <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> tradicional, así como acercade <strong>la</strong>s alternativas para potenciar <strong>la</strong>s jurisdicciones<strong>indígenas</strong>. Esto <strong>la</strong>s ha llevado a buscar formu<strong>la</strong>ciones adecuadaspara enfrentar los asuntos recurrentes que tradicionalmentehan situado a <strong>la</strong> mujer en una condición desubordinación que obliga a aceptar el maltrato, el abusosexual, el abandono de <strong>la</strong> pareja, el no reconocimiento delos hijos, entre muchos otros aspectos que salen a relucircuando <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> acuden a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong>. Noes fácil hab<strong>la</strong>r de derechos en contextos donde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>han crecido bajo modelos sexo-génericos que <strong>la</strong>s subordi-10 Tanto en México como en América Latina un referente central de<strong>la</strong>s reformas en materia indígena es el campo de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> y el derechoindígena, y aunque si bien prevalece el alcance de dicho reconocimiento,éste cambia de acuerdo con el contexto de cada país. En el ca sode México se observa un fuerte impulso en <strong>la</strong> creación de juzgados<strong>indígenas</strong> en los niveles municipales (cfr. Sieder, 2006; Sierra, 2007b;Terven, 2005 y en curso )4 77


saberes y razones Desacatos septiembre-diciembre 2009Casa de <strong>la</strong> Mujer Indígena78 3Mujeres nahuas de Cuetza<strong>la</strong>n, Pueb<strong>la</strong>.nan, en los que no tienen acceso a <strong>la</strong> toma de decisiones ypermanecen bajo <strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia de sus familias y sus hombres,sometidas a sus deseos; tal es lo que reve<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s his toriasque <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> cuentan cuando se sienten en con fianzay con ganas de compartir. Esta situación se agrava cuandoel contexto comunitario refuerza esos valores en aras de undiscurso de <strong>la</strong> armonía, que para muchas <strong>mujeres</strong> significatener que aceptar los roles previstos como algo que vade sí. Sin embargo, muchas de el<strong>la</strong>s han decidido buscarapoyo para enfrentar sus problemas y por ello acuden a <strong>la</strong><strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong>, y en algunos casos también a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>estatal, como hemos podido documentar en otros trabajos(cfr. Sierra, 2004a; véase también Che naut, 2004).Por eso los espacios de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> son muy relev<strong>ante</strong>s pa ramostrar cómo se ponen en juego dichos va lores y <strong>la</strong>s normasque los regu<strong>la</strong>n, y para documentar <strong>la</strong>s actuacionesde <strong>la</strong>s autoridades <strong>indígenas</strong> y mestizas.En varias regiones <strong>indígenas</strong> de México observamos que<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> no sólo están acudiendo a presentar sus quejas<strong>ante</strong> <strong>la</strong>s autoridades sino también, con más o menos intensidad,están ape<strong>la</strong>ndo a un discurso de derechos paraconseguir mejores arreglos. Por sí mismos, estos discursosno bastan para cambiar <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones estructurales depoder y <strong>la</strong>s arraigadas ideologías de género, pero sí estánabriendo alternativas que <strong>la</strong>s mismas autoridades empiezana considerar.Lo interes<strong>ante</strong> es que <strong>mujeres</strong> organizadas en distintasregiones han iniciado ya un camino para repensar de unamanera diferente sus re<strong>la</strong>ciones de género, sus deberes yobligaciones como <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>, sin por ello renegarde su cultura. En este proceso, el discurso de los derechosles ha abierto nuevas perspectivas para imaginar manerasde vida que no justifiquen <strong>la</strong> opresión y <strong>la</strong> exclusión de género.Sin duda, los nuevos espacios de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong>ofrecen marcos que algunas <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> estánaprovechando para construir alternativas más adecuadaspara <strong>la</strong> vida en comunidad. Se trata de una oportunidadque les permite legitimar sus demandas y transformar miradasarraigadas sobre los roles de género. El proceso, sinembargo, ha sido lento y complejo y no puede generalizarse.<strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> se enfrentan a fuertes resistencias porparte de <strong>la</strong>s autoridades y vecinos de <strong>la</strong>s comunidades, e


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razones11 Problemas simi<strong>la</strong>res enfrentan <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> mapuches en Chile al verseobligadas a silenciar sus opiniones <strong>ante</strong> <strong>la</strong> exigencia de sus compa ñerosde no generar división en <strong>la</strong>s comunidades y no introducir discursosajenos a <strong>la</strong> cultura indígena basada en el modelo de <strong>la</strong> “com ple mentariedad”entre hombres y <strong>mujeres</strong> (cfr. Painemal y Richards, 2006).12 Véase, por ejemplo, el decreto de <strong>la</strong> nueva Ley General de Accesode <strong>la</strong>s Mujeres a una Vida Libre de Violencia, expedida el jueves 1° defebrero de 2007 en el Diario Oficial.incluso de sus propios compañeros de organización, yaque necesariamente trastocan intereses (cfr. Sánchez Néstor,2005), pero sobre todo se enfrentan a inercias culturalesque impiden legitimar el discurso de los derechos de<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> al interior de sus comunidades, como sucedetambién con <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> en otras <strong>la</strong>titudes 11 . Talesrespuestas muchas veces tienen que ver con los poderesin volucrados y no tanto con <strong>la</strong> defensa a ultranza de <strong>la</strong>tradición, como lo ha mostrado Aili Mary Tripp en otroscontextos (Tripp, 2002).<strong>Las</strong> experiencias de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> son, sin embargo, diversasy hay que comprender <strong>la</strong>s dinámicas locales y políticasdonde se insertan los discursos de género y de derechos paraevitar descalificar situaciones en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> finalmentese subordinan a los designios de los colectivos,a pesar incluso de su propia convicción (Painemal y Richards,2006); o bien, casos en que <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> decididamenteconsideran que lo colectivo es lo prioritario y, portanto, <strong>la</strong>s demandas de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> pueden esperar, especialmentesi esto provoca protagonismos entre <strong>la</strong>s propias<strong>mujeres</strong> que propician “divisionismos internos”, según reve<strong>la</strong>Speed (2006, 2008) con <strong>mujeres</strong> de comunidades zapatistasen Chiapas.Observamos asimismo <strong>la</strong> vigencia de un clima culturalque legitima el discurso de los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>,y especialmente los de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>, en locual ha influido <strong>la</strong> legitimación de un discurso de géneroen <strong>la</strong>s políticas públicas del Estado, en los medios de comunicacióny en el discurso mismo de <strong>la</strong>s organizacionesno gubernamentales (ONG) de derechos humanos quetrabajan en <strong>la</strong>s regiones <strong>indígenas</strong>. Estos discursos sonreforzados también por <strong>la</strong>s propias organizaciones de <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong> (cfr. Sánchez Néstor, 2005; Cunningham,2003). De esta manera, <strong>la</strong>s nuevas leyes que penalizan <strong>la</strong>violencia contra <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> a nivel nacional 12 y estatal, asícomo <strong>la</strong>s leyes que propician su participación en los espaciospúblicos, están legitimando <strong>la</strong>s demandas de <strong>la</strong>smu jeres <strong>indígenas</strong>; sin embargo, también están generandootros problemas al no siempre acompañar su difusióndesde una mirada propia de <strong>la</strong>s mismas <strong>mujeres</strong>, y esto esjustamente uno de los grandes retos que enfrentan <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>organizadas interesadas en incorporar el lenguajede los derechos en los espacios comunitarios. Si bien talesleyes y dec<strong>la</strong>raciones ofrecen un paraguas discursivo paralegitimar <strong>la</strong>s demandas de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>, son insuficientessi no son apropiadas y traducidas a sus propioscontextos culturales y sociales. En este sentido, <strong>la</strong> Ley Revolucionariade <strong>la</strong>s Mujeres Zapatistas constituye uno delos principales referentes propios generados por <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong>.La referencia a <strong>la</strong>s experiencias analizadas permitirá destacarlos contrastes, <strong>la</strong>s dificultades y los retos que estánmarcando <strong>la</strong> disputa por los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> ysu acceso a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> en dos regiones <strong>indígenas</strong> de Méxicodon de se desarrol<strong>la</strong>n import<strong>ante</strong>s experiencias de renova ción de <strong>justicia</strong>s indígena y <strong>comunitaria</strong>: el JuzgadoIndíge na de Cuetza<strong>la</strong>n y <strong>la</strong> Coordinadora Regional de AutoridadesComunitarias (CRAC), mejor conocida como<strong>la</strong> Policía Comunitaria de Guerrero.En ambas regiones encontramos procesos innovadoresen lo que respecta a <strong>la</strong>s nuevas formas de <strong>justicia</strong> indígena.Si bien se trata de dos casos extremos respecto al alcancey posibilidades de <strong>la</strong>s jurisdicciones <strong>indígenas</strong>, representana su vez dos modalidades para analizar <strong>la</strong>s respuestasde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>. Lo complejo del proceso no se correspondecon una mayor apertura en términos de género. La PolicíaComunitaria es, sin duda, una de <strong>la</strong>s experiencias de <strong>justicia</strong><strong>comunitaria</strong> con mayor alcance y fuerza en el país.No obst<strong>ante</strong>, <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en los espaciosy prácticas de <strong>justicia</strong> es apenas inicial, lo que no niega<strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong> “Comunitaria” para sus vidas. Encontraste, <strong>la</strong> experiencia del Juzgado Indígena de Cuetza<strong>la</strong>nes limitada en cuanto a su alcance y jurisdicción —esen sí mismo resultado de un proceso de oficializaciónde <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena—, pero se ha gestado en el marco defuertes procesos organizativos de <strong>mujeres</strong> nahuas, quieneshan logrado incidir en sus dinámicas y apostar por una<strong>justicia</strong> indígena intercultural con equidad de género (Terven,2009; Mejía y Cruz, 2006).4 79


saberes y razones Desacatos septiembre-diciembre 200980 3La construcción de una <strong>justicia</strong> intercultural conequidad de género. La experiencia del JuzgadoIndígena de Cuetza<strong>la</strong>nEn el caso de Cuetza<strong>la</strong>n, el campo de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> se transformóa partir de <strong>la</strong> insta<strong>la</strong>ción del Juzgado Indígena enel año 2003. Si bien el juzgado fue producto de <strong>la</strong> decisióndel Tribunal Superior de Justicia del estado de Pueb<strong>la</strong> conel fin de implementar <strong>la</strong> “<strong>justicia</strong> indígena”, constituyó finalmenteun catalizador import<strong>ante</strong> que permitió aglutinara <strong>la</strong>s organizaciones <strong>indígenas</strong> y de derechos humanoscon <strong>la</strong>rga experiencia de trabajo en <strong>la</strong> región para disputarlos alcances de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena frente al Estado, apropiándosede su regu<strong>la</strong>ción. La paciencia y el estilo negociadorde <strong>la</strong>s autoridades nahuas del Juzgado han permitidoque en los hechos sean ellos, con el apoyo del Consejo delJuzgado 13 , quienes definan los alcances y modalidades de<strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena (cfr. Terven, 2005). Una particu<strong>la</strong>ridadde <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena que se desarrol<strong>la</strong> en el Juzgado hasido <strong>la</strong> presencia significativa de <strong>mujeres</strong> nahuas en el Consejodel Juzgado, en tanto que miembros de organizaciones<strong>indígenas</strong> que llevan años trabajando en <strong>la</strong> región. Juntocon el discurso de los derechos humanos y los derechos<strong>indígenas</strong>, el discurso de los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> esun referente continuo en los debates del Consejo y en lostalleres y pláticas que suelen darse a <strong>la</strong>s autoridades <strong>indígenas</strong>.En este proceso, <strong>la</strong> Casa de <strong>la</strong> Mujer Indígena (elCami) ha desempeñado un papel c<strong>la</strong>ve al apoyar el seguimientode casos en el Juzgado en los que están involucradas<strong>mujeres</strong>, pero también al impulsar un proyecto propio deintervención para atender casos de violencia doméstica.Además de continuar con sus tareas en el campo de <strong>la</strong> saludy <strong>la</strong> educación, el Cami, apoyado por asesoras mestizasque trabajan en <strong>la</strong> zona desde hace más de veinte años 14 ,13 Nueva institución creada por <strong>la</strong>s organizaciones <strong>indígenas</strong> y de de rechoshumanos inspirándose en <strong>la</strong>s formas de los consejos de ancianos.14 <strong>Las</strong> asesoras mestizas son ya parte de <strong>la</strong>s dinámicas locales y actorasc<strong>la</strong>ves en <strong>la</strong> defensa de los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en <strong>la</strong> región. Formaronuna asociación civil, el Centro de Asesoría y Desarrollo entreMujeres (CADEM), desde <strong>la</strong> cual apoyan capacitaciones y procesos alternativospara discutir con <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> nahuas sus propias concepcionessobre el género y los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>. Además de apoyaral Cami, han conseguido insta<strong>la</strong>r un albergue para atender a <strong>mujeres</strong>maltratadas (cfr. Mejía y Cruz, 2006).ha privilegiado un trabajo sobre <strong>la</strong> defensa legal y el apoyoemocional a <strong>mujeres</strong> víctimas de violencia doméstica(Mejía y Cruz, 2006). Como miembros activos del Consejodel Juzgado Indígena, <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> del Cami discuten<strong>la</strong> <strong>justicia</strong> que aplican <strong>la</strong>s autoridades del Juzgado, buscandosensibilizar<strong>la</strong>s a una mirada distinta que contemple <strong>la</strong>equidad de género y los derechos humanos. <strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong>del Cami y <strong>la</strong>s asesoras mestizas han e<strong>la</strong>borado una visiónpropia de los derechos desde <strong>la</strong>s necesidades de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>nahuas, y en este sentido han hecho un gran esfuerzo porconstruir propuestas para repensar el ser mujer que respetensus valores y tradiciones culturales, identificando aquel<strong>la</strong>scostumbres que desean cambiar y aquel<strong>la</strong>s que resultanindispensables para sus vidas (cfr. Mejía, 2008). En este procesohan influido los discursos de otras <strong>mujeres</strong>, especialmentede <strong>la</strong>s zapatistas, y de dife rentes colectivos de <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong> nacionales e interna cionales, en los cua les tambiénparticipan (Coordinadora Nacional de Mu jeres In dígenas, En<strong>la</strong>ce Continental, etcétera).El proceso de incidir en un campo tan particu<strong>la</strong>r comolo es <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena, espacio masculino por excelencia,no ha sido fácil porque implica intervenir en <strong>la</strong>s mane rastradicionales de resolver los conflictos y en el ejercicio de <strong>la</strong>autoridad y, por tanto, en sus procedimientos y en los sistemasnormativos. Tal es el sentido de los acuerdos quecaracterizan <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong> basados en <strong>la</strong> conciliación:en muchas ocasiones, en aras de llegar a un acuerdo,se violentan los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, ya que se tiendea reproducir jerarquías de género cuando, por ejemplo,una mujer que sufre violencia doméstica se ve obligada aregresar con el esposo bajo el simple compromiso de que“ya se portará bien”; o tiene que aceptar que <strong>la</strong> suegra sequede con el hijo cuando <strong>la</strong> pareja decide separarse y conellos se separa también a los hijos. En estudios <strong>ante</strong>rioresen <strong>la</strong> misma región de Cuetza<strong>la</strong>n pudimos documentarvarios casos simi<strong>la</strong>res que <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> tuvieronque enfrentar <strong>ante</strong> <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong> y <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> estataldel municipio y del distrito judicial de <strong>la</strong> región (cfr.Sierra, 2004b; y Vallejo, 2004).<strong>Las</strong> ideologías que tienden a naturalizar <strong>la</strong> su b ordinaciónde género son parte constitutiva del sentido comúnhegemónico de <strong>la</strong>s comunidades —compartido, generalmente,por hombres y <strong>mujeres</strong> (situación no muy distin-


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razonesta en los espacios regionales mestizos)— y funcionanco mo diques que impiden cuestionar lo que tra dicio nalmentese ha considerado razonable (Sierra, 2007a). Tambiénes cierto que <strong>la</strong>s autoridades del Juzgado Indígena,con el apoyo de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> del Cami, han hecho un import<strong>ante</strong> esfuerzo por hacer una <strong>justicia</strong> diferente quecontemple el punto de vista de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>; el problemaes que estos esfuerzos no son suficientes si no se trabajacontinuamente en ellos. En este sentido se promueve, demanera respetuosa, que <strong>la</strong>s autoridades soliciten el apoyode <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> del Consejo del Juzgado para interveniren casos considerados complicados o graves. Se trata de unproceso prolongado que implica un <strong>la</strong>rgo camino por andar,el cual constituye un reto para conseguir una <strong>justicia</strong>más adecuada para <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> 15 .Después de cuatro años de funcionamiento y de <strong>la</strong>bor dehormiga con los miembros del Juzgado, <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>del Cami y sus compañeras mestizas del CADEMhan obtenido algunos logros en pos de <strong>la</strong> legitimación delos derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, al menos en el discurso, y hanconseguido promover que los jueces (el juez indígena y susuplente, el agente mediador) se abran a comentar <strong>la</strong> problemáticay a recibir pláticas; mantienen de esta mane rauna mirada vigil<strong>ante</strong> <strong>ante</strong> <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>. Pero también sabenque no basta con defender <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena si no se trabajacon <strong>la</strong>s otras instancias judiciales oficiales en <strong>la</strong>s queterminan los casos de mayor violencia para <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, ysi no se afianza <strong>la</strong> legitimidad del Juzgado Indígena <strong>ante</strong>los juzgados de paz de <strong>la</strong>s comunidades donde suelen presentarse<strong>la</strong> mayor parte de los casos que llevan <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>a <strong>la</strong>s autoridades 16 . Los esfuerzos no siempre se vencoronados con salidas adecuadas para el<strong>la</strong>s, lo cual reve<strong>la</strong>lo difícil que es enfrentarse a <strong>la</strong>s ideologías de género (Sierra,2007b). Tal es también lo que muestran algunos de loscasos analizados por Adriana Terven, quien ha dado seguimientoa <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> involucradas en disputas <strong>ante</strong>el Juzgado Indígena de Cuetza<strong>la</strong>n y cuyas trayectorias15 En su tesis de doctorado, Adriana Terven (2009), da segui miento aeste proceso de renovación de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena y sus retos para considerarel punto de vista de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>.16 C<strong>la</strong>udia Chávez analiza <strong>la</strong> incidencia del nuevo Juzgado Indígenaen <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> de paz de <strong>la</strong>s juntas auxiliares del municipio de Cuetza<strong>la</strong>n,todas el<strong>la</strong>s comunidades nahuas (Chávez, 2008).muestran <strong>la</strong>s dificultades que enfrentan <strong>la</strong>s autoridades<strong>indígenas</strong> para ir más allá de los modelos tradicionales degénero bajo los cuales han estado acostumbrados a hacer<strong>justicia</strong> (cfr. Terven, 2009).Aun así, <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> nahuas de Cuetza<strong>la</strong>n no cejan ensu decisión de construir formas más adecuadas de <strong>justicia</strong>,sin encerrarse en sus contextos ni en sus valores culturales.Sin duda, <strong>la</strong> oportunidad de incidir en un espacio co moel Juzgado Indígena constituye un reto para <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong> organizadas, quienes desde hace varios años hanestado comprometidas en construir una propuesta propiapara enfrentar <strong>la</strong> violencia de género y promover los derechosde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, haciendo import<strong>ante</strong>s aportes sobreel tema (cfr. Mejía y Cruz, 2006; Mejía, 2008). La nueva instanciadel Juzgado Indígena de Cuetza<strong>la</strong>n ha abierto unaoportunidad para avanzar desde <strong>la</strong> práctica en una propuesta en <strong>la</strong> que <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> puedan tener acceso a una <strong>justicia</strong>más adecuada a sus necesidades y, al mismo tiempo,defender un espacio propio de jurisdicción indígena. Eneste sentido, están conscientes de que el Juzgado Indígenaes un lugar c<strong>la</strong>ve para potenciar un proceso de transformaciónen <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de género con profundo respetoa <strong>la</strong>s maneras propias de ver el mundo, por lo que no se tratasimplemente de descalificar <strong>la</strong>s costumbres que excluyena <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, sino de entender que es posible buscarsalidas más adecuadas que no <strong>la</strong>s pongan en desventaja.Para esto es fundamental el trabajo conjunto con <strong>la</strong>s autoridades<strong>indígenas</strong>, con el Consejo del Juzgado Indígenay con <strong>la</strong>s mismas <strong>mujeres</strong> que buscan el apoyo del Cami.Pero estas <strong>mujeres</strong> también tienen muy c<strong>la</strong>ro que resultacentral apoyar el fortalecimiento del Juzgado Indígena ysu defensa <strong>ante</strong> el Estado que ha buscado minimizarlo parareducir su impacto. Asimismo, saben que para defendera <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, en ocasiones, hay que ir más allá de <strong>la</strong>scostumbres y recurrir a un discurso legal que pueda beneficiar<strong>la</strong>s,como por ejemplo <strong>la</strong> demanda de reconocimientode nombre para el hijo, o <strong>la</strong> búsqueda de pensiónalimenticia. En este sentido, coinciden con otras <strong>mujeres</strong>en el reto de apostar a construir una <strong>justicia</strong> interculturalcon equidad de género que pueda alimentarse del derechoindígena, pero también del derecho del Estado y delos avances en el derecho internacional (cfr. FIMI, 2007).Tal pl<strong>ante</strong>amiento <strong>la</strong>s ha llevado a confrontar, desde <strong>la</strong>4 81


saberes y razones Desacatos septiembre-diciembre 200982 3práctica, visiones esencialistas de <strong>la</strong> cultura y del derechoindígena para propiciar nuevas maneras para pensar una<strong>justicia</strong> indígena plural y abierta al cambio que contemple<strong>la</strong> mirada de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> 17 .No ha sido fácil, sin embargo, cambiar <strong>la</strong>s maneras tradicionalesde pensar de <strong>la</strong>s autoridades del Juzgado y delos miembros del Consejo a pesar de los grandes esfuerzosde estas <strong>mujeres</strong> por estar vigil<strong>ante</strong>s. No obst<strong>ante</strong>, setrata de un proceso que va dejando huel<strong>la</strong> en los hombresy <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> de <strong>la</strong> región. Se ha contribuido así aconstruir un clima cultural en el que hab<strong>la</strong>r de derechosde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> no es algo ajeno a los discursos que cotidianamentese producen en <strong>la</strong> radio indigenista local; porello, muchas <strong>mujeres</strong>, así como ape<strong>la</strong>n a los derechos humanos(Sierra, 2000), también se refieren a los derechosde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>.Los retos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> de <strong>la</strong> Policía Comunitaria<strong>Las</strong> condiciones en <strong>la</strong>s que surge <strong>la</strong> Policía Comunitaria deGuerrero, así como los retos que enfrenta por representaruna experiencia regional de seguridad y <strong>justicia</strong> que rebasalos marcos legales instituidos, han implicado una continuavigi<strong>la</strong>ncia y hostigamiento por parte del Estado que,sin embargo, se ha visto obligado a tolerar su existencia.<strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> han participado, de maneras diversas, desde<strong>la</strong> fundación de <strong>la</strong> “Comunitaria” y, sin duda, han sido unade sus principales motivaciones; sin el<strong>la</strong>s, ésta no hubierapodido crearse, como lo reconocen los mismos dirigentes.Pero, sobre todo, han resultado ser <strong>la</strong>s más beneficiadaspor <strong>la</strong> nueva estructura de seguridad <strong>comunitaria</strong> queles garantiza que ahora puedan salir en los transportes colectivosy tras<strong>la</strong>darse por los caminos sin el temor a servio<strong>la</strong>das o asaltadas. Como el<strong>la</strong>s dicen, “<strong>la</strong> Comunitariales cambió <strong>la</strong> vida”, a el<strong>la</strong>s y también a sus compañeros.<strong>Las</strong> historias de violencia e inseguridad que caracterizaban<strong>la</strong> zona hace apenas 13 años dan cuenta de lo que esta institución<strong>comunitaria</strong> ha significado para los habit<strong>ante</strong>s17 L<strong>la</strong>man <strong>la</strong> atención pl<strong>ante</strong>amientos simi<strong>la</strong>res que <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>están haciendo en otras partes del mundo (cfr. informe del FIMI,2007).de <strong>la</strong> región, incluyendo a los mestizos. Como han comentado<strong>la</strong>s mismas autoridades estatales, se reconoce que <strong>la</strong>Policía Comunitaria ha conseguido reducir <strong>la</strong> delincuenciaen 95% 18 , por lo que los caminos de <strong>la</strong> Montaña sonaho ra los más seguros de Guerrero, lo cual no es una metáfora.Tal es lo que reve<strong>la</strong>n los testimonios de hombres ymu je res que recuerdan los tiempos cuando salir de <strong>la</strong>scomunidades en “colectivas” significaba exponerse a servio len tados, según dan cuenta dramáticamente <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>brasde don Ge<strong>la</strong>sio Barreda, uno de los fundadores de <strong>la</strong>Policía Comunitaria:[…] nos dieron en <strong>la</strong> madre esa gente [los delincuentes],nos quitaba y sin lástima […] y muchos hombres fueronen <strong>la</strong> carretera, amarrados los tiraron en <strong>la</strong> carretera, ahíque lo terminaban, lo pateaban, lo metían patada… y quiénno se va a enojar, que venga otro cabrón, te tira en <strong>la</strong> carretera,te pone el pie encima y no te mueves, como en esetiempo en tantos pueblos así los agarra, los para <strong>la</strong> camionetapara quitarles <strong>la</strong>s cosas que llevan […] muchos hombresfueron vio<strong>la</strong>das sus esposas, del<strong>ante</strong> de ellos… agarrana <strong>la</strong>s esposas, los amarran […] y encima de ellos ponían asus esposas y ahí <strong>la</strong>s vio<strong>la</strong>ban, ¡que coraje! 19A pesar de sus import<strong>ante</strong>s logros, que no es el caso documentaraquí 20 , <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong> sigue siendo una<strong>justicia</strong> que no contemp<strong>la</strong> en <strong>la</strong> práctica los derechos de<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>. En los últimos años se observan varios intentospor enfrentar esta situación, abrir espacios a <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>y reconocer <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad de sus rec<strong>la</strong>mos en elcampo de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>. Es así que desde 1998, cuando surge elorganismo propio de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> regional, <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada CoordinadoraRegional de Autoridades Comunitarias (CRAC) 21 ,18 Información de Cirino Plácido Valerio, uno de los dirigentes his tóricosde <strong>la</strong> organización, quien comenta que el secretario de Gobiernore conoció explícitamente <strong>la</strong> eficacia de <strong>la</strong> Comunitaria (abril de 2008).19 Entrevista a Ge<strong>la</strong>sio Barreda, ex comand<strong>ante</strong> regional de <strong>la</strong> Policía Comunitaria(1996) y miembro fundador de <strong>la</strong> misma (mayo de 2007).20 Para más información sobre <strong>la</strong> Policía Comunitaria, sus trayectoriasorganizativas y <strong>la</strong>s prácticas de <strong>justicia</strong> véase Sánchez Serrano,2006; Flores, 2007; Sandoval, 2005; Sierra, 2007b, entre otros textos.21 En un principio se creó <strong>la</strong> Policía Comunitaria como órgano de vigi<strong>la</strong>nciay seguridad de los caminos (1995). Los male<strong>ante</strong>s eran detenidos y entregados a <strong>la</strong>s autoridades judiciales del estado. No obst<strong>ante</strong>,<strong>ante</strong> <strong>la</strong> falta de voluntad del estado para juzgarlos, decidieron crear <strong>la</strong>Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) (1998),como órgano especializado en aplicar <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>.


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razonesse nombró una comisión de <strong>mujeres</strong> con el fin de apoyarasuntos en los que se vieran involucradas <strong>mujeres</strong>, si biendespués esta comisión no siguió actuando. Más adel<strong>ante</strong>,dur<strong>ante</strong> el X Aniversario de <strong>la</strong> CRAC, en Pueblo Hidalgo,municipio de San Luis Acatlán (octubre de 2005), se volvióa integrar una comisión de <strong>mujeres</strong>, lo cual fue el impulsopara elegir posteriormente a <strong>mujeres</strong> como auto rida desde <strong>la</strong> CRAC, en 2006. Un año después, en 2007, vol vieron aelegir a coordinadoras <strong>mujeres</strong>. Tales hechos son una respuestaa <strong>la</strong> necesidad de incorporar <strong>la</strong> mirada de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>a <strong>la</strong> práctica de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>, frente a <strong>la</strong> gran cantidad deasuntos que llegan a <strong>la</strong>s autoridades regionales; algunosde ellos de gran complejidad, como los “infanticidios” 22 .Si bien <strong>la</strong> presencia de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en <strong>la</strong> institución, en <strong>la</strong>Co misión de Mujeres o como coordinadoras, no es suficiente para garantizar una <strong>justicia</strong> más adecuada, sí im plicael reconocimiento de que <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong> tieneuna deuda pendiente con el<strong>la</strong>s. No obst<strong>ante</strong>, <strong>la</strong> participaciónde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> no ha sido sostenida ni tampoco ha recibidoel apoyo suficiente para e<strong>la</strong>borar una visión propiaque apunte a re<strong>la</strong>ciones más justas entre hombres y <strong>mujeres</strong>,ni sobre sus derechos. Se trata de una tarea complejaque constituye una demanda muy import<strong>ante</strong> para <strong>la</strong>s<strong>mujeres</strong> de <strong>la</strong> Comunitaria.A pesar de ser una necesidad explícita pl<strong>ante</strong>ada continuamenteen <strong>la</strong>s asambleas regionales, <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> quehan tenido acceso a cargos en <strong>la</strong> CRAC han sido con frecuenciacriticadas y vigi<strong>la</strong>das. Sus compañeros <strong>la</strong>s acusande no saber actuar como autoridad al involucrarse en pequeñasdisputas y chismes entre <strong>mujeres</strong>, dejando de <strong>la</strong>dolos ob je tivos comunes, a <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo. Al igual que en otroscon tex tos, cuando <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> han asumido puestos deautoridad (cfr. Velázquez, 2003), en este caso en <strong>la</strong> Comunitaria,sus errores son duramente cuestionados y sus esfuerzosy logros minimizados de manera más enfática queen el ca so de los hombres. Por ejemplo, me tocó ob ser var enuna Asamblea Regional, máximo órgano de autori dad de<strong>la</strong> Co munitaria, cuando dos coordinadoras regionales,miembros de <strong>la</strong> CRAC, fueron fuertemente cuestionadas22 Algunos de estos delitos fueron cometidos por <strong>mujeres</strong> jóvenes ysolteras que ocultaron su embarazo y decidieron deshacerse de su hijo<strong>ante</strong> <strong>la</strong> desesperación de confrontar <strong>la</strong> situación <strong>ante</strong> su familia.Rachel SiederTaller de Devolución del Diagnóstico Participativo con <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>de <strong>la</strong> Policía Comunitaria en <strong>la</strong> sede de <strong>la</strong> CRAC, febrero de2009. San Luis Acatlán, Guerrero.y obligadas a dejar su cargo debido a difamaciones en sucontra, acusaciones que nunca se probaron pero que, noobst<strong>ante</strong>, afectaron de manera particu<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> y,en menor medida, a uno de los coordinadores. El hechoconstituyó un duro golpe a <strong>la</strong> au toestima de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> yal proceso que con tanto esfuer zo han ido construyendo,como lo reve<strong>la</strong> Carmen en su testimonio al referirse a esaexperiencia:Ay, cómo me dolió, ay dios mío por qué tenía que pasartodo eso… Dijera ya me retiré, ¡¡pero llego con <strong>la</strong>s lágrimas!!Yo no podía conso<strong>la</strong>rme, nomás me acordaba…nomás lo triste que me dolió que viendo mi dinero juntopues iba a poner mi negocio, ya estaba trabajando bien,nomás porque el pueblo me nombró [como autoridaden <strong>la</strong> CRAC] regreso a tirar mi dinero, eso es lo que más medolió […] Yo puedo estar <strong>la</strong>s veces que quiera [en <strong>la</strong> Comunitaria],yo no robé, no maté, no me fui por esto…mas sin embargo no les voy a cumplir el gusto, aquí voy aseguir estando 23 .23 Carmen fue una de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> coordinadoras de <strong>la</strong> CRAC y aportó elpoco dinero que tenía para apoyar los trabajos de <strong>la</strong> Comunitaria (co-4 83


saberes y razones Desacatos septiembre-diciembre 200984 3No es el caso analizar aquí esta situación; me interesaso<strong>la</strong>mente enfatizar el contexto de fragilidad en el que viven<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> cuando asumen cargos comunitarios y regionales,lo cual amerita reflexión por parte de el<strong>la</strong>s mis mas,y hace evidente <strong>la</strong> prevalencia de <strong>la</strong> autoridad masculinasobre sus derechos de participación.En el caso de <strong>la</strong> Comunitaria, a diferencia de Cuetza<strong>la</strong>n,no encontramos un proceso arraigado que apoye <strong>la</strong> capacitaciónde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en torno a sus derechos ni una formaciónadecuada para discutir una visión propia de lo quesignificaría una <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong> con visión de gé nero.Existe, sin embargo, mucho interés en avanzar en estadirección <strong>ante</strong> <strong>la</strong> constatación y el reconocimiento de <strong>la</strong>sautoridades regionales de que a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> <strong>comunitaria</strong> lefalta incorporar “a <strong>la</strong> media naranja” 24 . Si bien es ta opiniónno es compartida por todas <strong>la</strong>s autoridades de <strong>la</strong> Comunitaria, poco a poco va encontrando eco en varios de loscomisarios, coordinadores regionales y consejeros, quienes,al menos en el discurso, reconocen <strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong>par ticipación de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>. El reto, efectivamente, es enorme,ya que más allá de los discursos, significa poner enduda el poder masculino y <strong>la</strong>s tradiciones arraigadas quedificultan <strong>la</strong> participación y <strong>la</strong> organización de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>para rec<strong>la</strong>mar sus derechos. El discurso mismo de losderechos es todavía ajeno para una mayoría de hombresy <strong>mujeres</strong> que reproducen una visión que naturaliza <strong>la</strong>su bordinación de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> como parte de <strong>la</strong>s costumbres.Es de esperarse, sin embargo, que pau<strong>la</strong>tinamente seavan ce en este camino <strong>ante</strong> <strong>la</strong> creciente demanda en <strong>la</strong> Comunitaria para impulsar <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong>s mu jeres.Lo que sí es c<strong>la</strong>ro es que, necesariamente, un discursoque pretenda arraigar en <strong>la</strong> región en torno a los derechosde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> tiene que partir de <strong>la</strong> diversidadcultural para discutir <strong>la</strong> violencia y los roles de género, ysu posible transformación, y al respecto resulta sugerentereflexionar sobre <strong>la</strong>s buenas y ma<strong>la</strong>s costumbres, comomida, gasolina y demás gastos) cuando le tocó ser autoridad, lo que reve<strong>la</strong>una de <strong>la</strong>s dificultades centrales que enfrenta <strong>la</strong> institución parafuncionar: <strong>la</strong> falta de recursos. <strong>Las</strong> pa<strong>la</strong>bras muestran también el fuer tecompromiso de Carmen al ser nombrada por el pueblo para asumirel cargo y lo que para el<strong>la</strong> significa ser parte de <strong>la</strong> Comunitaria, a pesarde <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> experiencia que vivió.24 Opinión de Cirino Plácido, dirigente histórico de <strong>la</strong> Comunitaria.lo han expresado <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> zapatistas en diferentes momentos25 . Resulta también import<strong>ante</strong> apoyar un procesode reflexión en torno a <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de género y al significadoque <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> dan al concepto mismo de derechosy a <strong>la</strong>s maneras en que éste es apropiado localmente. Éstees justamente uno de los temas que estamos trabajandorecientemente con algunas <strong>mujeres</strong> de <strong>la</strong> Comunita ria interesadasen promover su organización y el conocimientode sus derechos 26 . No es fácil discutir sobre los derechos de<strong>la</strong> mujer a una vida libre de violencia en un contextode grandes limitaciones económicas, en el que <strong>la</strong> marginación,el alcoholismo, <strong>la</strong> migración y <strong>la</strong> exclusión marcan<strong>la</strong> vida de <strong>la</strong>s comunidades y, en gran medida, provocan <strong>la</strong>violencia misma. No obst<strong>ante</strong>, son <strong>la</strong>s propias <strong>mujeres</strong>quie nes buscan en los nuevos lenguajes de derechos referentesque les ayuden a enfrentar su realidad y les den <strong>la</strong>fuerza para legitimar <strong>ante</strong> sus compañeros sus demandasde construir re<strong>la</strong>ciones más adecuadas, de complementariedady apoyo mutuo. Me he encontrado así a <strong>mujeres</strong>valientes, <strong>la</strong> mayoría de el<strong>la</strong>s solteras o viudas, generalmenteabandonadas —aunque también algunas casadas—,que consiguieron sacar adel<strong>ante</strong> a sus hijos y que mantienen<strong>la</strong> decisión de seguir luchando a pesar de los grandesobstáculos que enfrentan. Son estas <strong>mujeres</strong> que quierentambién ser policía <strong>comunitaria</strong> para asumir una fun ciónde vigi<strong>la</strong>ncia en su comunidad, si bien de manera distintaa los hombres, porque “no se trata de hacer lo mismoque los hombres. Hay cosas que nosotras como <strong>mujeres</strong>podemos hacer para ayudar en <strong>la</strong> seguridad. Tampoco setrata de andar con ellos en los caminos, si no, luego vienen<strong>la</strong>s calumnias”, como lo seña<strong>la</strong> Pau<strong>la</strong>, actual tesorera de <strong>la</strong>CRAC; o bien quieren ser comisarias o coordinadoras, osimplemente apoyar <strong>la</strong> organización de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> y promoverlos derechos. Por encima de todo, quieren encontrar25 El discurso de <strong>la</strong> comand<strong>ante</strong> Esther <strong>ante</strong> el Congreso de <strong>la</strong> Uniónen abril de 2001 y <strong>la</strong> Ley Revolucionaria de <strong>la</strong>s Mujeres Zapatistas sehan convertido en referentes centrales para otras <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>que buscan conocer y defender sus derechos.26 Se trata de un proyecto en curso sobre “Mujeres <strong>indígenas</strong>, dere chosy acceso a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>”, que pretende promover un proceso reflexivo sobre<strong>la</strong>s problemáticas de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en <strong>la</strong>s comunidades con el fin degenerar algunas propuestas que apoyen el proceso organizativo deéstas y <strong>la</strong> exigibilidad de sus derechos <strong>ante</strong> <strong>la</strong>s autoridades y sus familias.Proyecto apoyado por <strong>la</strong> Fundación Angélica-Tides, junto conel CIESAS.


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razonesmaneras para defenderse de <strong>la</strong> violencia, de los abusos delos hombres, que no se les limite o excluya por ser <strong>mujeres</strong>y que se les apoye en su participación, pero también lesinteresa que <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> contemple sus necesidades como<strong>mujeres</strong>.En suma, a pesar de sus diferencias, en ambos casos eldiscurso sobre derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> está marcandonuevos rumbos y retos para pensar <strong>la</strong> diversidad étnica,<strong>la</strong> de género y el acceso a <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>, y en esto han intervenidoprocesos organizativos propios, pero también <strong>la</strong>re <strong>la</strong> ción con instituciones gubernamentales y ONG dede rechos humanos. Me interesa destacar <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong>s<strong>mujeres</strong> in dígenas para cuestionar algunas tradiciones ycostumbres que justifican su exclusión y opresión, almismo tiempo que buscan generar alternativas para enfrentar<strong>la</strong> violencia sin por ello romper con su cultura, aligual que lo están haciendo otras <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> en elpaís, por ejemplo, en Oaxaca y en Chiapas (cfr. Hernández,2008). En este proceso se valoran los saberes propiosen tanto que <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> y se discuten nuevas propuestasque van redefiniendo el sentido de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> ydel derecho indígena en diálogo con diversos actores. Setrata, efectivamente, de dinámicas innovadoras que apuntana transformar concepciones naturalizadas sobre losroles de género para cons truir una nueva institucionalidad.En este proceso, discursos globales sobre los derechoshumanos y los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> están moldeandolos horizontes a los que apun tan <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> organizadasal rec<strong>la</strong>mar sus derechos, quienes buscan discutirlosdesde los propios marcos culturales. Se convier tenasí en potentes armas usa das por el<strong>la</strong>s en los espacios localesy regionales para propi ciar cambios en sus propiascomunidades y organizaciones.<strong>Las</strong> apuestas interculturales de <strong>la</strong><strong>justicia</strong> y los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong><strong>Las</strong> nuevas experiencias de <strong>justicia</strong> indígena en contextosde globalización y de reforma del Estado están abriendonuevas opciones a <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> para defendersus derechos, discutir sus costumbres y para repensar <strong>la</strong>sformas tradicionales del ser mujer. <strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>se enfrentan al gran reto de legitimar el discurso sobre losderechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> en espacios tradicionalmente dominadospor normas patriarcales y miradas masculinas,como es el caso de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>. El proceso no ha sido nadafácil; sin embargo, observamos cambios import<strong>ante</strong>s enexperiencias locales que están marcando <strong>la</strong> pauta de unatransformación en los modelos culturales de <strong>la</strong>s sociedades<strong>indígenas</strong>.La construcción de un discurso de género desde <strong>la</strong> miradade <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> está siendo alimentada pordebates internacionales, en foros transnacionales, en losque participan <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> de diferentes <strong>la</strong>titudes,pero también por <strong>la</strong> propia experiencia de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> quedesde sus espacios locales de organización están generandoalternativas para confrontar <strong>la</strong> violencia de género y <strong>la</strong>subordinación. En este proceso, el discurso global de losderechos humanos y en contra de <strong>la</strong> violencia de géneroestá siendo redefinido por <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> des de suslenguajes. El impacto en <strong>la</strong> práctica es, no obst<strong>ante</strong>, limitadodado el peso de <strong>la</strong>s ideologías de gé nero que cons tituyenpoderosos muros de contención al cambio social.Pero a pesar de los obstáculos encontramos <strong>mujeres</strong> decididasa buscar <strong>la</strong> manera de enfrentar situaciones que justifican<strong>la</strong> desigualdad social, y es en ese sen tido que <strong>mujeres</strong>de diferentes <strong>la</strong>titudes no dejan de luchar por nuevos espaciosde reconocimiento.La interculturalidad resulta ser un referente útil paraapo yar <strong>la</strong> construcción de discursos críticos que, al mismotiempo que hacen valer <strong>la</strong> diferencia cultural, apuestan aconstruir diálogos entre valores y normas culturales, paraevitar que prevalezcan discursos cerrados justificadosen <strong>la</strong> tradición que impidan o descalifiquen <strong>la</strong> transformaciónsocial. Desde <strong>la</strong> perspectiva de <strong>la</strong> interculturalidad queretomamos, no se trata, sin embargo, de copiar los dis cursoslegitimados por el discurso internacional y nacional delos derechos humanos y los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, sinode encontrar los puentes para construir versiones más adecuadasa <strong>la</strong>s realidades e historias de los pueblos que, almismo tiempo que permitan fortalecer <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>cio nes y valorescomu nitarios, ofrezcan nuevas opciones para <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> y para cuestionar su subordinación.Sin duda, los ejemplos más import<strong>ante</strong>s en este sentido loshan dado <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> zapatistas, quienes, de manera sen-4 85


saberes y razones Desacatos septiembre-diciembre 200986 3cil<strong>la</strong>, han conseguido construir un discurso propio en tornoa los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, sin negar su cultura, yco mo parte central de <strong>la</strong>s luchas de sus pueblos (Hernández,2006; Millán, 2007). También es el caso de <strong>mujeres</strong> mayasde Guatema<strong>la</strong> que reflexionan sobre <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones degénero desde <strong>la</strong> mirada de <strong>la</strong> cosmovisión (Macleod, 2007).Por eso estos ejemplos siguen siendo vistos como referentesa seguir por otras <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> que, al igual queel<strong>la</strong>s, quieren modificar aspectos de sus costumbres sinre negar de sus identidades, como sucede en los casos analizados.Hoy en día, <strong>ante</strong> <strong>la</strong> apertura de nuevos espacios de <strong>justicia</strong><strong>comunitaria</strong> y el fortalecimiento de <strong>la</strong>s identidadesét nicas, <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong> se enfrentan al reto de innovarsus propias tradiciones jurídicas luchando para que éstasincluyan una visión de equidad de género, sin por ellocuestionar <strong>la</strong>s lógicas colectivas. <strong>Las</strong> <strong>mujeres</strong> nahuas deCuetza<strong>la</strong>n han hecho import<strong>ante</strong>s avances, mucho másque otras <strong>mujeres</strong>, para aprovechar <strong>la</strong>s nuevas instanciasde <strong>justicia</strong>, como el Juzgado Indígena; para incidir, desdelos propios ritmos culturales, en <strong>la</strong>s dinámicas de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>,y lo están haciendo de manera persistente y original(Mejía y Cruz, 2006; Terven, 2009). Asimismo, están conscientesde <strong>la</strong> importancia de usar <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción estatal e internacionalpara defender los derechos de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> enlos espacios de <strong>la</strong> <strong>justicia</strong> indígena y en <strong>la</strong>s instancias judicialesdel Estado. Van incluso más allá de <strong>la</strong>s leyes oficialesal impulsar acciones de apoyo emocional y de refugiopara <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> víctimas de violencia doméstica. Vemosasí que están poniendo en práctica sus apuestas para construiruna <strong>justicia</strong> intercultural con equidad de género, apesar de los avances y retrocesos que esto ha significado.En el caso de <strong>la</strong> Policía Comunitaria de Guerrero, <strong>la</strong> par ticipaciónde <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> es aún muy reciente, y si bien el<strong>la</strong>shan sido parte import<strong>ante</strong> de <strong>la</strong> organización y se han beneficiadode <strong>la</strong>s nuevas condiciones de seguridad que lesgarantiza su institución, es aún poco lo que han avanzadoen <strong>la</strong> construcción de una <strong>justicia</strong> con equidad de género.Dada <strong>la</strong> importancia de un proyecto como el de <strong>la</strong> PolicíaComunitaria, debido a los alcances de una instituciónque ejerce gobierno y <strong>justicia</strong> con autoridades regionalesen un territorio que abarca a 80 comunidades —más de250 000 personas—, los avances de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> <strong>indígenas</strong>en este espacio son, sin duda, relev<strong>ante</strong>s. También es ciertoque <strong>la</strong> misma complejidad de <strong>la</strong> institución <strong>comunitaria</strong>y <strong>la</strong>s continuas confrontaciones que vive con el Estado hacenque, en determinados momentos, los asuntos de <strong>la</strong>s<strong>mujeres</strong> queden relegados. Pero, a pesar de todo, <strong>la</strong> semil<strong>la</strong>se ha sembrado y <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> están dispuestas a seguirabonando el camino.En todas estas experiencias, y seguramente en muchasotras, lo que queda c<strong>la</strong>ro es que el discurso de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong><strong>indígenas</strong> por sus derechos y su búsqueda por construiruna propuesta propia implica dos procesos: por un <strong>la</strong>do,el cuestionamiento a visiones arraigadas de <strong>la</strong> tradición y<strong>la</strong> cultura en torno a los modelos del ser mujer como referentesconsiderados naturales que no pueden transformarse;por el otro, <strong>la</strong> apropiación pau<strong>la</strong>tina de un discursode derechos que con más o menos fuerza les permite formu<strong>la</strong>rideas para confrontar <strong>la</strong> violencia de género y <strong>la</strong>sexclusiones, dentro y fuera de <strong>la</strong>s comunidades. De estamanera, desde <strong>la</strong> práctica, <strong>mujeres</strong> como <strong>la</strong>s de Cuetza<strong>la</strong>nestán contribuyendo con propuestas concretas a imaginarmaneras diferentes de ejercer <strong>la</strong> <strong>justicia</strong>, una en <strong>la</strong>que <strong>la</strong> voz de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> no se subordine a los designiosmasculinos y en que se consigan acuerdos negociados másconvenientes para ambas partes. Se está co<strong>la</strong>borando, así,a construir conceptualizaciones que ayuden a repensar elgénero desde <strong>la</strong> perspectiva de <strong>la</strong> interculturalidad, y queen esta medida contribuyan a teorizar desde sus propiasrealidades. Se trata de procesos de muy <strong>la</strong>rga duración enlos cuales incide el contexto de pobreza estructural, violenciapolítica y globalización neoliberal que afecta <strong>la</strong>s posibilidadesde legitimar <strong>la</strong>s demandas de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, quienessuelen subordinarse a demandas colectivas conside radasde mayor importancia para <strong>la</strong> sobrevivencia y <strong>la</strong> de fensa delos pueblos.La lucha de Eufrosina Cruz, al disputar sus espacios departicipación política y aceptar el apoyo del Estado, parecequedarse en un solo <strong>la</strong>do del proceso, pues únicamentedescalifica <strong>la</strong>s instituciones <strong>comunitaria</strong>s sin dar cuentade <strong>la</strong>s transformaciones que marcan <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>en los pueblos y <strong>la</strong> lentitud con <strong>la</strong> que estos cambios se desarrol<strong>la</strong>n.No es <strong>la</strong> descalificación externa <strong>la</strong> que provocaráque <strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong> sean reconocidas en sus derechos, si <strong>la</strong>lucha no se acompaña de un trabajo desde adentro con


septiembre-diciembre 2009 Desacatos saberes y razoneslos hombres y <strong>mujeres</strong> de <strong>la</strong>s comunidades. También escierto que poco a poco <strong>la</strong>s autoridades <strong>comunitaria</strong>s se enfrentanal nuevo reto de tener que compartir el poder con<strong>la</strong>s <strong>mujeres</strong>, y eso es un proceso que llevará tiempo digerir.BibliografíaBaitenmann, Helga, Victoria Chenaut y Ann Varley, 2007, DecodingGender. 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