30.07.2015 Views

el-arbol-del-relampago-patrick-rothfuss1

el-arbol-del-relampago-patrick-rothfuss1

el-arbol-del-relampago-patrick-rothfuss1

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

PATRICK ROTHFUSScamisa desgarrada parezca que está entera. La mayoría de <strong>el</strong>los tienen,por lo menos, una porción de ese arte. Lo suficiente como para poderocultarse a sí mismos de ojos mortales. Si su p<strong>el</strong>o fuera de un blancoplateado, su glamoria podría hacerlo parecer negro como la noche.El rostro de Kostr<strong>el</strong> estaba perdido en <strong>el</strong> asombro de nuevo. Pero nolucía estúpido ni boquiabierto como antes, ahora era un asombromeditado. Un asombro perspicaz, curioso y hambriento. Era la clase defascinación que conduciría a un niño a iniciar una pregunta queempezase con un “cómo”.Bast podía ver la forma de estas cosas moviéndose en los oscuros ojosd<strong>el</strong> chico. Sus endemoniadamente int<strong>el</strong>igentes ojos.Demasiado int<strong>el</strong>igentes, y por mucho. Pronto esas vagas ansias por sabercristalizarían en preguntas d<strong>el</strong> tipo “¿cómo hacen su glamoria?”, o aúnpeor “¿cómo un joven muchacho podría romperlo?”¿Y qué pasaría entonces, con una pregunta como esa flotando en <strong>el</strong> aire?Nada bueno resultaría de <strong>el</strong>lo. Romper una promesa hechahonradamente y mentir descaradamente era retrógrada e iba en contra desus deseos. Además, era incluso peor hacerlo en este sitio. Sería muchomás fácil decir la verdad, y luego asegurarse de que algo le pasara alniño…Pero, sinceramente, le agradaba <strong>el</strong> chico. No era aburrido, ni simple.Tampoco mezquino o vulgar. Te devolvía <strong>el</strong> empujón. Era gracioso,encarnizado, estaba hambriento por saber… y más vivo de lo que trespersonas d<strong>el</strong> pueblo juntas podrían estarlo. Era brillante como <strong>el</strong> cristalroto y lo suficientemente afilado como para cortarse a sí mismo. Y Basttambién lo era, aparentemente.Bast se frotó la cara. Esto nunca solía ocurrirle. Nunca había estado enEl Árbol d<strong>el</strong> R<strong>el</strong>ámpago Página 25

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!